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Los incendios forestales en cinco municipios de la Chiquitanía, que bordean las 500 mil hectáreas de bosque, han sido provocados, en
un 97 por ciento, por quemas ilegales. Pero dentro de las causas también figuran hechos fortuitos atribuibles a la sequía, así como la
política gubernamental de ampliación de la frontera agrícola y la falta de control.
Según el director de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT), Cliver Rocha, el 97 por ciento de las
quemas que provocaron los incendios son ilegales, de modo que, en un trabajo coordinado con la Fiscalía, se identificará y sancionará,
por vía administrativa o penal, a los infractores.
“Hoy estamos desplazados en los lugares y con seguridad que vamos a encontrar (a los responsables), inmediatamente los vamos a
poner ante las autoridades competentes”, dijo.
El jefe nacional de Fiscalización de la ABT, Javier Chávez, precisó que los incendios forestales obedecen a factores humanos o
fortuitos. El primer caso está relacionado con las quemas ilegales o que no fueron controladas por el usuario que pretendía usar el fuego
como herramienta de desmonte o limpieza de algún predio.
En lo que respecta a factores fortuitos, explicó que los incendios pueden ser generados por un cigarrillo que fue lanzado al monte o por
una fogata en el interior del monte que no fue apagada por cazadores. Agregó que la sequía y las fuertes ráfagas de viento coadyuvaron
a la propagación del fuego.
Sin embargo, la Coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas (Contiocap), a
través de un comunicado, responsabilizó al Gobierno nacional y a su política de ampliación de la frontera agrícola y pecuaria en alianza
con el sector ganadero, agroindustrial y colonizadores.
“Toda la devastación que se sale de control, y ya tiene características de un desastre ambiental y social, es fruto de una política
económica irracional de ampliación de monocultivos (soya y caña) y mayor extensión de ganadería”, señalan.
El 9 de julio, el presidente Evo Morales promulgó el Decreto Supremo 3973, un mes antes de que se descontrolaran los incendios
forestales en la Chiquitanía. La norma dio luz verde para que, en los departamentos de Santa Cruz y Beni, se autoricen el desmonte y la
quema “controlada” de bosques, para las actividades agropecuarias en tierras privadas y comunitarias.
Por su parte, el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, informó que este departamento, sobre todo los municipios de Roboré, Carmen
Ribero Tórrez, San Ignacio de Velasco y San José de Chiquito s, registraba ayer 7.246 focos de quema solamente en lo que va del mes
de agosto, puesto que desde enero el número de focos alcanzó a 17.107 y la superficie afectada, 654.105 hectáreas.
4.688 focos de quema es la media histórica registrada en los meses de agosto en Santa Cruz. Este año, el número alcanzó a
7.246 en sólo 19 días.
La comunidad agropecuaria campesina Juan Evo, ubicada en cercanías de la serranía de Tucabaca, en Roboré. | Josué
Hinojosa
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Aunque la población de los municipios que conforman la Chiquitanía han expresado su rechazo a la autorización de nuevos
asentamientos de comunidades campesinas e interculturales en esta región, actualmente golpeada por los incendios forestales, el
Gobierno nacional aseguró ayer que la dotación de tierras continuará.
El ministro de Desarrollo Rural y Tierras, César Cocarico, informó que los asentamientos deben continuar porque la conformación de
nuevas comunidades permite garantizar el abastecimiento de alimentos para el país.
“Tiene que seguir habiendo (asentamientos), porque de lo contrario nosotros no vamos a tener alimentos en el futuro. El 70 por ciento
de los alimentos que consumimos son producidos por las comunidades; no tener más comunidades significa no tener alimentos en el
país”, explicó la autoridad.
Sin embargo, el presidente del Comité Cívico de Roboré, Martín Carrillo, manifestó que el asentamiento de las comunidades en la
Chiquitanía es la causa de los incendios forestales, dado que ellas realizan desmontes y quemas con fines agropecuarios.
“Lamentablemente, esas quemas no han sido controladas y por eso estamos viviendo esta situación del fuego que hasta ahora no
podemos apagar”, dijo.
Carrillo señaló que las autorizaciones de nuevos asentamientos que otorga el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) deben ser
coordinadas con los Gobiernos municipales y con la institucionalidad cívica, puesto que los municipios son los que sufren las
consecuencias cuando los nuevos poblados demandan servicios básicos, salud y educación, y las alcaldías no tienen los recursos
suficientes.
En criterio del alcalde del municipio de San Rafael de Velasco, Julio Alvis, el INRA tiene la potestad de otorgar resoluciones de
asentamientos, pero lo debería hacer en coordinación con los Gobiernos locales para conocer el Plan de Uso de Suelo (PLUS) de los
predios, algo que —según él— no se ha respetado en los últimos años.
La autoridad aseveró que la Chiquitanía mayormente tiene vocación forestal y no agropecuaria. “No podemos de manera improvisada
otorgar resoluciones desde un escritorio sin hacer un análisis previo del lugar donde se van a asentar”, añadió.
Por su parte, Mauro Mendoza, presidente del Comité Cívico de Santiago de Chiquitos, localidad próxima a la reserva Tucabaca,
actualmente con focos de quema, señaló que la postura de la Chiquitanía es exigir una pausa en las autorizaciones de asentamiento, pero
lamentó que el INRA las continúe otorgando pese a la amenaza de un desastre ambiental en la zona.
Mendoza dijo que, si bien la política de dotación de tierras es legal, no se puede negar que el ingreso de nuevas comunidades daña el
medio ambiente en la zona.
Regionalismo
El ministro Cocarico aseguró que “mucha gente no quiere que gente del occidente venga al oriente” y que ello es peligroso porque se
pretende volver a escenarios del año 2008, cuando existían “miramientos regionales”.
La autoridad dijo que la idea de evitar la conformación de nuevas comunidades no va con la lógica del Gobierno nacional, puesto que
eso significaría privar a muchos campesinos el derecho a trabajar la tierra.
1.000 comunidades asentadas se registran en la Chiquitanía desde el año 2006, según el presidente del Bloque Cívico
Chiquitano, José Serrate.
DATOS
Roboré anuncia medidas. El Comité Cívico de Roboré exigirá al Gobierno la información sobre comunidades asentadas una
vez se logre extinguir el fuego.
Compromiso incumplido. El Gobierno nacional se comprometió en noviembre de 2018 a frenar las autorizaciones de
asentamiento, pero a la fecha éstas continúan.
Más tierra para Tupac Amaru. Un líder cívico de la Chiquitanía informó que esta comunidad, que fue retirada de la reserva El
Paquió ante la exigencia de la población de este municipios, fue reubicada en otro lugar con el doble de área.
EL GOBIERNO VE POLITIZACIÓN
El ministro de Desarrollo Rural y Tierras, César Cocarico, aseguró que el pedido de realizar una pausa ambiental frenando la
autorización de asentamientos humanos en tierras fiscales es política.
La autoridad dijo que el 60 por ciento de las comunidades conformadas son cruceñas, por lo que desvirtuó los reclamos en
relación a que el Gobierno beneficia con la dotación de tierras fiscales únicamente a comunidades del interior del país.
Dos efectivos de la Armada combaten lo que queda de un incendio en la Chiquitanía. Foto: Armada Boliviana
Hasta el mediodía de este jueves el Gobierno cifró en 744.711 hectáreas el total de la superficie afectada en la Chiquitanía
por los incendios forestales, ello en 35 comunidades de 11 municipios.
La cifra de familias afectadas y damnificadas también va en ascenso y ya se encuentra rumbo al país el avión Supertanker
que será usado desde este viernes para combatir los incendios más graves. En paralelo, se activó una brigada para salvar la
vida de los animales silvestres afectados.
“En total tenemos una superficie incendiada por este desastre de 744.711 hectáreas en la Chiquitanía y esto afecta a 35
comunidades de 11 municipios. Esta información la hemos verificado con los propios alcaldes”, informó el ministro de
Defensa, Javier Zavaleta.
Asimismo, indicó que existen 1.817 familias afectadas y ocho familias damnificadas, estas últimas perdieron sus medios de
supervivencia y, por lo tanto, requieren apoyo.
Explicó que el plan que encara el Gabinete de Emergencia Ambiental se denomina Tajibo y que no solo combate el fuego,
sino también la sequía que azota a varios municipios del oriente boliviano. Parte de él incluye la llegada del avión cisterna
Supertanker, que ya se encuentra rumbo al país según informó en su cuenta en Twitter el presidente Evo Morals.
Sequía y producción
“El problema principal que se tiene es la sequía”, apuntó a su turno el ministro de Desarrollo Rural y Tierras, César
Cocarico.
“Una de las causas del fuego es la sequía, está absolutamente confirmado. Más los vientos fuertes que ha habido en estos
últimos días ha propagado este incendio de manera extraordinaria”, apuntó.
Los personeros de Desarrollo Rural y Tierras han comenzado a hacer el recuento de los daños en cuanto a la producción.
Los pobladores de Roboré demandan agua y forraje principalmente.
De 44.000 bovinos, unos 17.000 están afectados. Se verificaron 94.000 cabezas de ganado afectadas y de ellas solo 12
perecieron.
Asimismo, se han cifrado 51.000 hectáreas afectadas en la Chiquitanía, de ellas 2.000 son de cultivos de maíz, frejol o yuca,
mientras que el remanente, unas 49.000 hectáreas, son de pastizales incinerados.
“Afortunadamente no es de grandes dimensiones como habíamos presumido, hay quemazón del bosque, pero en cuanto a
producción ganadera esta es la situación en la que nos encontramos”, explicó Cocarico.
Fuego
El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, precisó que "al sur de Roboré, hacia la frontera con Paraguay,
particularmente en el hito de Chovoreca, es una región que ayer tenía alta concentración de focos de calor, y hoy
afortunadamente eso se redujo drásticamente".
No obstante, apuntó que "el fenómeno de los incendios es un fenómeno muy variable" debido a las condiciones del clima,
por lo que se hará una nueva evaluación mañana. Preocupa la frontera con Paraguay.
Quintana asimismo detalló que la “Brigada de Defensores de Animales” está en marcha y operará entre el Mutún y Puerto
Busch para salvar las vidas de animales que se encuentran asediados por los incendios forestales.
Las cifras
2.439 personas de diferentes instituciones de los tres niveles del Estado se movilizan en la zona de los incendios.
6 aeronaves se usan para mitigar las quemas.
126 vehículos operan en las zonas del siniestro.
21 cisternas abastecen de agua.
8 ambulancias atienden a los pobladores enfermos.
17,5 toneladas de ayuda humanitaria, la mayoría alimentos, se enviaron a la zona.
500 kilos de medicamentos fueron repartidos en los centros de salud.
La contaminación ambiental en la Chiquitania oriental ha sobrepasado los 310 microgramos por metro
cúbico a causa del humo, cuando los límites permitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es
de 50 microgramos.
Según el reporte del diario Los Tiempos cinco reservas forestales se encuentran
afectadas por los incendios. Según reportes preliminares, en las reservas existen
más 554 especies de animales, y más de 55 plantas endémicas (que sólo crecen en
esos lugares), las mismas que resultaron afectadas por el incendio.
Según el ministro de Defensa, Javier Zavaleta, 1.817 familias fueron afectadas por
el incendio en la Chiquitania y se reportaron 8 viviendas destruidas, en 11
municipios de Santa Cruz, a tiempo de anunciar que 2.739 personas de varias
instituciones públicas, policiales y castrenses departamentales y nacionales,
trabajan contra reloj para detener el fuego.
Por su parte, el ministro de Desarrollo Rural y Tierras, César Cocarico, señaló
que dos mil hectáreas de cultivos de maíz y 49 mil de pastizales fueron
destruidas, por lo que anunció que se comprará mil rollos de forraje para los
ganaderos y productores.
Según el reporte del Sistema de Monitoreo y Alerta Temprana de Riesgos de Incendios Forestales a nivel
nacional se ha registrado en agosto más de 52 mil focos de calor.
DESASTRES ECOLÓGICOS
El impacto ambiental del incendio de la zona de la Chiquitania sólo se compara
con los desastres de 2010, cuando la helada, sequía y el fuego devastaron casi 6
millones de hectáreas, en todo el territorio nacional. Cabe resaltar que ese año
también resultó afectada la zona amazónica de Bolivia (Beni y Santa Cruz)
debido a las prácticas agrícolas que derivaron en incendios incontrolables de 1.5
millones de hectáreas.
De este total acumulado (32 millones de Has quemadas), el 30% (9,5 millones de
ha) sucedió en bosque; el restante 70% (22,4 millones de ha) comprometió
coberturas como sabanas naturales y áreas antrópicas.
En esta imagen, tomada por NOAA-20, se puede ver claramente el humo de estos incendios absorbe la luz
solar, no solo evitando que llegue al suelo, sino que enfría la superficie y calienta la atmósfera. Este
proceso puede suprimir la formación de nubes, destaca el sitio web del Laboratorio de Visualización
Ambiental de NOAA.
También resaltan que con el aumento de las sequías y del calentamiento global se
provocaría la disminución y encarecimiento de los alimentos a nivel global, el
aumento de la contaminación ambiental así como la frecuencia de fenómenos
climáticos como tormentas más intensas y fuera de temporada.
INCENDIOS TRASFRONTERIZOS
La Amazonia, el bosque tropical más grande del mundo y considerado el pulmón
del planeta por su trabajo de extracción de CO2 de la atmósfera en la fotosíntesis,
arde desde hace dos semanas. El fuego amenaza la vida de miles de especies de
fauna y flora. Además, las cenizas contaminan el agua dulce del lugar.
El IPAM recuerda también que el fuego normalmente se usa para limpiar los
terrenos después de la deforestación, abrir caminos y preparar las tierras para el
cultivo. A menudo, una mala práctica de esas quemas supuestamente controladas
hace que sin querer el fuego se propague a partes que no querían ser quemadas,
lo que provoca el incendio.
El fuego se combate de forma precaria.