Sei sulla pagina 1di 2

Enseñar matemáticas es como respirar

"Enseñar a niños a contar es bueno,


pero enseñarles lo que realmente cuenta
es mejor"
Bob Talbert

Para llegar al cerebro de un niño, primero hay que conquistar su corazón. Estoy
convencido de que los lazos afectivos entre maestro y estudiante cumplen un papel
decisivo en el proceso de enseñanza-aprendizaje de las matemáticas. Con mi
experiencia he confirmado que el afecto es un factor clave para lograr un mejor
desempeño de los estudiantes en el área. Los resultados exitosos obtenidos en los
últimos años me han demostrado que la didáctica de las matemáticas basada en
la pedagogía del afecto ha posibilitado que los niños despierten una alta
motivación y una predilección marcada hacia esa área de estudio.

Cuando he conquistado el corazón de los estudiantes como maestro, he


descubierto las numerosas conexiones que se manifiestan en su lenguaje verbal y
en sus expresiones hacia el interés por aprender matemáticas. Gradualmente se
empieza a percibir la confianza que desarrollan los niños en su maestro y en sí
mismos. Progresivamente, también se comienza a apreciar una actitud más
positiva hacia las matemáticas, generando un clima de seguridad en el grupo.
Después de conquistar el corazón de los niños, llega el reto para seducir la mente
de los estudiantes. Empieza mi tarea: comunicar las matemáticas en forma lúdica.

Tengo la plena conciencia que en el aprendizaje de las matemáticas la


motivación cumple un papel preponderante. La influencia que ejerce una
adecuada estimulación del pensamiento lógico matemático se manifiesta en
el alto desempeño de los estudiantes en esa disciplina. Si un maestro es capaz
de seducir a sus estudiantes con propuestas creativas en las clases, logrará atraer
el interés por aprender.

En la búsqueda permanente de innovar la didáctica en las clases de matemáticas,


incluyo el factor sorpresa para causar un impacto que genere en los alumnos una
actitud positiva frente al área. Para ellos cualquier elemento nuevo que se
introduce en la dinámica de la enseñanza rompe la rutina de las clases,
proporcionando experiencias que cautivan su interés por aprender. Pero más allá
de motivar a los estudiantes, el propósito fundamental de nuestra propuesta
metodológica es humanizar el saber matemático para hacerlo más asequible.

En diferentes contextos pedagógicos se habla mucho de la importancia de la


motivación de los estudiantes, pero se habla muy poco de la motivación del maestro.
Aquí radica la clave del éxito en la enseñanza de las matemáticas: la motivación
personal del profesor es tan importante como la motivación del alumno. Estoy
convencido que si un docente está motivado, sus discípulos también estarán
motivados. La motivación no se enseña, se contagia. Los estudiantes perciben
cuándo su maestro está motivado desde el mismo instante en que entra al salón
de clases.

Es así como mis alumnos han encontrado en su maestro a un hombre enamorado


de las matemáticas, que respira y transpira la pasión por los números. Este
apasionamiento ha logrado despertar la motivación por el área, la cual se ve
reflejada en la alegría que les invade cuando en el horario de estudio aparece la
clase de "matemágicas". Así hemos bautizado esta área de aprendizaje para
cambiar la concepción errónea y la actitud negativa acerca de las matemáticas con
las que llegan los alumnos al inicio del año escolar.

El vocablo ha calado en el lenguaje de los estudiantes de tal manera que cuando


por cualquier motivo me refiero a las "matemáticas", inmediatamente me corrigen,
expresando en coro: no se dice matemáticas sino "matemágicas". Para sustentar el
uso de la expresión en cuestión he logrado demostrarles a través de diversos
ejemplos cómo se puede encontrar la magia de los números en cualquier
situación de la vida cotidiana.

Álvaro Gómez Gómez


Docente Colegio UPB
alvaroelmatematico@gmail.com

Potrebbero piacerti anche