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Identificación de indicadores cinemáticos en geología estructural

Por: Luis Ayala / l.ayala@explorock.com


www.explorock.com

Los indicadores cinemáticos son las evidencias físicas de campo que


permiten conocer la cinemática (movimiento) de una falla. De manera
clásica, se han utilizado desde poco antes de la primera mitad del siglo XX
para poder entender la evolución de cordilleras y la generación de zonas de cizalla. En sí, corresponden a una
serie de evidencias tangibles que suelen aparecer a lo largo de cualquier superficie donde haya ocurrido algún
tipo de desplazamiento tectónico.
De hecho, la aparición de los indicadores cinemáticos es muy independiente del sentido de movimiento
de una falla, además de que pueden aparecer tanto en ambientes frágiles como en dúctiles. Una de las ventajas
más interesantes de su uso en temas de cartografiado geológico es que pueden encontrarse en casi toda
ubicación geográfica, de forma que sirven como buen soporte para el mapeo estructural. Probablemente, sus
mejores ejemplos no se encuentren en los libros sino más bien en papers de
journals especializados y/o trabajos aplicados. Por lo que a continuación se
explicará cómo es que pueden identificarse además de que se mencionarán
sus principales características por medio de trabajos indexados y otras
evidencias obtenidas en los estudios de campo de Explorock Soluciones
Geológicas.
En estricto, y tal como dice su nombre, el indicador cinemático permite
determinar el movimiento de una falla. Para entender a cabalidad esto,
primero es necesario conocer cómo es que se genera una falla, para esto se
recurrirá al modelo de ruptura clásico de un macizo rocoso (Fig. 1). Aquí es
posible ver que una falla no corresponde a un plano 100% uniforme que corta a una roca, sino que realidad
está compuesta por una serie de fracturas con cinemáticas propias que pueden llegar a interconectarse dando
lugar a la falla en sí. Observando un poco más de cerca, dichas fracturas, conocidas como del tipo riedel,
tienen relaciones geométricas bien definidas según ángulos oblicuos respecto a la traza de la falla principal.
De este modo, por ejemplo en el modelo de riedel (Cloos, 1928; Riedel, 1929) se plantea que el sentido del
movimiento del bloque que no alberga a los ángulos oblicuos es el mismo hacia donde estos ángulos están
inclinados (Fig. 2).

Figura 1. Modelo de ruptura ideal para un macizo rocoso a lo


largo de un plano de falla sinestral según los trabajos de Cloos
(1928) y Riedel (1929). Gráfico tomado de Van Der Pluijm y
Marshak (2004).

Figura 2. Sentido del movimiento (según las flechas en rojo) que está determinado de acuerdo a la relación
geométrica oblicua entre la superficie de falla y el plano de riedel. Gráfico tomado de Allmendinger (1987).
Convenientemente, las relaciones geométricas del modelo de riedel son bastante frecuentes en afloramientos
rocosos de reología frágil. Es más, las fracturas tipo riedel (representadas por R) se forman durante la
generación y evolución de la falla. Aparecen de forma “escalonada” o “en-echelon”, es decir que ocurren de
forma repetida y paralela; así como poseen la misma cinemática que la falla principal. Entonces, para la
correcta determinación cinemática de una falla es imprescindible que las relaciones geométricas entre la falla
y los riedels lleguen validarse en campo para luego verificar su comportamiento según el modelo de cizalla de
Ramsay (1967) (Fig. 3). Así, un buen ejemplo de estas aseveraciones puede verse en la figura 4.
Figura 3. Vista en planta del modelo de cizalla de Ramsay (1967) en el que se aprecia entre las relaciones
geométricas de los planos de riedel (R) y el fallamiento principal de cinemática dextral. Nótese que según este
mecanismo de deformación es posible tener diferentes tipos de movimientos tectónicos para un mismo
tiempo, además que las fracturas tipo riedel y el fallamiento principal comparten el mismo tipo de cinemática
(dextral).

Figura 4. Afloramiento de lutitas de la Formación La Herradura (Cretáceo inferior) que está afectado por una
falla subvertical inclinada hacia la derecha en la localidad del Morro Solar en Lima-Perú. La cinemática de la
falla puede determinarse según la relación geométrica oblicua entre la falla (F) y las fracturas tipo riedel (R)
las que de acuerdo al modelo de riedel expuesto en la figura 2 indican que esta falla es del tipo normal.
Por otro lado, se tiene a las foliaciones tectónicas. Las cuales se les pueden reconocer de manera similar que
a las fracturas tipo riedel. Se hace énfasis en la descripción de foliación “tectónica” para poder diferenciarlas
de las que se forman en procesos volcánicos tal como sucede por ejemplo en la intrusión de domos o
formación de diatremas. La diferencia más resaltante de las foliaciones con respecto a las fracturas tipo riedel
es que las primeras poseen superficies flexionadas mientras que las segundas son rectas. Por lo que el resto de
relaciones geométricas entre los riedels y fallas son también aplicables para las foliaciones (Fig. 5).
Figura 5. Planos de foliaciones tectónicas (señaladas por las flechas en blanco) que tienen superficies
flexionadas y que son oblicuas al plano de movimiento principal (main slip plane) de cinemática dextral
dentro de las rocas de la Formación Pisco (Mioceno) en Ica-Perú. Imagen tomada de Rustichelli et al. (2016).
Las fibras de recristalización o conocidas también en inglés como slickenfibers son fibras de mineral de
origen tectónico. El tipo de mineral en estos casos puede ser de cualquier tipo, aunque los ejemplos más
ideales se presentan en calcitas. Un detalle a tomar en cuenta sobre tales fibras es que aparte de aparecer sobre
la misma falla también ocurren sobre planos de recristalización que son oblicuos a ella. Así, las relaciones
geométricas pueden asemejarse a las descritas para el ejemplo de los riedels; sin embargo, en este caso la
determinación cinemática es en sentido opuesto. Es decir que el movimiento del bloque que no alberga a los
ángulos oblicuos es en sentido contrario respecto a la dirección de inclinación de los ángulos oblicuos
formados entre los planos de recristalización y la falla (Fig. 6). En la Cordillera Occidental del centro del
Perú, las calizas de la Formación Jumasha exhiben excelentes ejemplos de fibras y planos de recristalización
tectónica (Fig. 7).

Figura 6. Gráfico esquemático de fibras y planos de recristalización. Nótese que la relación geométrica entre
el plano de recristalización y la superficie de la falla también es según un ángulo oblicuo. Aunque a diferencia
de lo que sucede con la determinación cinemática utilizando planos de riedel, en este caso el sentido del
movimiento es en 180º respecto a la dirección de inclinación de los planos de recristalización. Tomado de
Allmendinger (1987).

Figura 7. Afloramiento de caliza de la Formación Jumasha (Cretáceo superior) en los alrededores de


Uchucchacua en la Cordillera Occidental del centro del Perú. Aquí se aprecia una superficie de falla sinestral
representada por las fracturas subverticales que corresponden a planos de recristalización. Asimismo, los
lineamientos de ángulo bajo corresponden a fibras tectónicas de calcita.
Las estructuras S-C o S-C fabrics son zonas de cizalla que pueden desarrollar algún tipo de desplazamiento
neto por lo que a veces es posible observarlas como fallas propiamente dichas. La zona de cizalla principal
donde ocurre el movimiento se le conoce como “C”, mientras que las estructuras “S” corresponden a las
esquistosidades que yacen dentro y a lo largo de las trazas de C. Es importante recalcar que la relación
geométrica entre C y S suele ser bastante notoria (Fig. 8). De modo que no es posible que su identificación sea
confundida con otras relaciones geométricas que puedan parecer similares tal como es el caso de fracturas tipo
riedel y/o foliaciones respecto a la zona de cizalla principal. Así, la regla establece (Allmendinger, 1987;
McClay, 1987) que la traza de las esquistosidades (S) tiende a ser perpendicular a la dirección de compresión
máxima (sigma 1), siendo esta última oblicua respecto a C por lo que este tipo de convergencia determina el
sentido del movimiento según sea el caso (Fig. 9).

Figura 8. Esquema de una estructura S-C dentro de un contexto de convergencia oblicua que da lugar a una
zona de cizalla sinestral. Gráfico tomado de Allmendinger (1987).

Figura 9. Vista de una estructura S-C, nótese que la compresión principal máxima (sigma 1) tiende a ser
perpendicular a la traza de la esquistosidad (S). Tomado de Geology slides.
Los stepovers o jogs son estructuras que se forman a lo largo de zonas de cizalla dextrales o sinestrales. De
forma general, como producto de una compresión o extensión a una escala más restringida respecto a la escala
en la que se produce la cinemática correspondiente a la zona de cizalla principal. Por ello es que durante su
formación desarrollan formas romboédricas muy definidas que bien pueden estar abiertas o rellenadas por
mineral. Para esta descripción, se hará hincapié en cómo luce un stepover formado por extensión. Donde en
un inicio, dos de los cuatro lados del romboedro son oblicuos respecto a la zona de cizalla subvertical. A la
vez que son paralelos al sigma 1 por lo que actuaron como fallas normales que dieron lugar a la apertura de la
estructura romboédrica (Figs. 10 y 11).
Figura 10. Stepover extensional visto en los alrededores de Balmorhea-Texas. Nótese que la cinemática
extensional se corrobora a partir del salto y rechazo de la capa delgada que yace directamente encima de la
estructura romboédrica ubicada en el centro de la imagen. Tomado del Southwest Research Institute SwRI®.

Figura 11. Stepover extensional cuya zona de cizalla es subvertical y de inclinación hacia la derecha. La
estructura romboédrica posee dos bordes que tienden a ser paralelos al sigma 1 los cuales también coinciden
con el área de apertura del stepover.
Asimismo, podemos hacer una breve lista con los criterios más relevantes que se necesitan tener en mente al
momento de realizar la identificación de indicadores cinemáticos:
-Suelen aparecer sobre cualquier tipo de falla, independientemente de la cinemática y la escala de
fallamiento. A diferencia de otras discontinuidades como las diaclasas, la ocurrencia de los indicadores
cinemáticos se da bien dentro o cerca del núcleo de la falla más no en sitios alejados de ella; por supuesto,
esto puede ser variable en función de la complejidad tectónica del sitio que se esté observando.
-La escala de observación a la que se les puede apreciar es bastante asequible cuya identificación y análisis
dependerá de la experiencia del observador.
-Su identificación no debe ser subestimada. Es decir, que en la mayor parte de ejemplos reales no es posible
determinar la cinemática a partir de “escalones”, “cuñas” ni mucho menos según el criterio de rugosidad-
suavidad de la superficie frontal de la falla (Billings, 1942). Esto es así debido a que la parte frontal de una
falla suele ser más propensa a erosionarse/alterarse lo que genera ambigüedad en el reconocimiento del
sentido de la cinemática. Por lo que para determinar el tipo de movimiento es más recomendable realizar una
vista en perfil de la falla para lograr observar la relación geométrica entre ésta y el indicador cinemático de
turno.
-De manera fiable hacen conocer el tipo de cinemática de una falla para un tiempo de deformación en
específico. Por esta razón, es que también permiten determinar criterios de reactivación tectónica. Sobre todo
en superficies donde la cinemática no sólo puede estar reconocida por el desplazamiento de niveles
estratigráficos/diques o tal como sucede en el uso del criterio de bloques younger-on-older y viceversa.
-Los indicadores cinemáticos más comunes son las fracturas tipo riedel y/o las foliaciones tectónicas. En
casos más excepcionales es posible encontrar un conjunto de riedels asociados a fibras de recristalización o a
estructuras S-C. Pero es muy difícil apreciar todos los indicadores sobre una misma superficie de falla.
-Son elementos necesarios para la toma de datos microestructurales y por supuesto, para el análisis
poblacional de fallas.
En conclusión, muy aparte de que la identificación de indicadores cinemáticos pueda parecer una tarea
sencilla, es imprescindible tener en cuenta que en la mayor parte de situaciones reales no se presentarán de
forma ideal. Para contrarrestar esta dificultad es válido recomendar que una buena metodología de
identificación siempre comienza por el conocimiento teórico y luego va sujeta a (1) la observación minuciosa
de campo, (2) la toma de rumbos y buzamientos para el establecimiento de las debidas relaciones geométricas
entre fallas (o zonas de cizalla) y los indicadores cinemáticos, (3) la correcta determinación cinemática de
cada estructura en particular y (4) la asociación geométrica-cinemática de la estructura observada con respecto
a otras que afloren cerca de ella. De esta manera, cualquier mapeo geológico estructural podrá quedar bien
establecido independientemente del área geográfica que se pretenda estudiar.
Referencias:
-ALLMENDINGER, R.W. (1987). Técnicas Modernas de Análisis Estructural. Asociación Geológica
Argentina. Serie B: Didáctica y Complementaria Nº16. 90p.
-BILLINGS, M.P. (1942). Structural Geology. Prentice-Hall, New York, NY, 473 pp.
-CLOOS, H. (1928). Experimenten zur inneren Tektonic. Centralblatt fur Mineralogie und Paleontologie B,
609.
-MCCLAY, K.R. (1987). The Mapping of Geological Structures. Geological Society of London Handbook.
John Wiley & Sons, 161p.
-RAMSAY, J.G. (1967). Folding and Fracturing of Rocks. New York, McGraw-Hill, 567p.
-RIEDEL, W. (1929). Zur Mechanik Geologischer Brucherscheinungen. Zentral-blatt fur Mineralogie,
Geologie und Paleontologie B, 354-368.
-RUSTICHELLI, A., DI CELMA, C., TONDI, E., BIANUCCI, G. (2016). Deformation within the Pisco
Basin sedimentary record (southern Peru): Stratabound ortogonal vein sets and their impact on fault
development. Journal of South American Earth Sciences. Manuscript Draft SAMES-D-15-00160.
-VAN DER PLUIJM, B. Y MARSHAK, S. (2004). Earth Structure, An Introduction to Structural Geology
and Tectonics. Second Edition. W.W. Norton & Company. 656p.
Fuentes web:
-Geology slides
http://myweb.facstaff.wwu.edu/talbot/cdgeol/Structure/Mylonite/Mylonite.html
-Southwest Research Institute SwRI®
https://www.swri.org/sites/default/files/brochures/geoscience-services-for-the-oil-and-gas-
industry_0.pdf
Geología estructural: historia y objeto de estudio
Por
Marco Ibarra

La geología estructural es la rama de la geología que se encarga de estudiar las relaciones geométricas de las
rocas y las características geológicas (del globo terráqueo) en general. Esta rama de las ciencias geológicas
abarca una gran cantidad de objetos de estudio.

El estudio de la deformación de las rocas puede incluir un análisis a gran o a pequeña escala. Además, esta
ciencia permite conocer información correspondiente a posibles problemas que podrían derivar de la
modificación de la estructura de las rocas. En muchos casos, los estudios se realizan junto a la aplicación de
otras ramas de la geología.



Fuente: es.wikipedia.org
Entre los análisis que pueden derivar de la geología estructural, se encuentran los posibles riesgos
relacionados con los fenómenos naturales, como lo son los terremotos y los derrumbes.

El estudio de esta ciencia tiende a aplicar dos metodologías. La primera es a gran escala; esta da la posibilidad
de trabajar con una pequeña muestra de forma manual, a través del uso de microscopios. La segunda
metodología es a pequeña escala y requiere un trabajo de campo más extenso.
Índice [Ocultar]
 1 Historia
o 1.1 Siglo XVIII, cuando las bases se establecen
o 1.2 Siglo XIX, la era de la especialización
 2 Objeto de estudio
o 2.1 Importancia de la ciencia
o 2.2 Métodos de estudio a pequeña escala
o 2.3 Métodos de estudio a gran escala
 3 Referencias

Historia

Siglo XVIII, cuando las bases se establecen

Las bases de la geología estructural como ciencia comenzaron a desarrollarse en el siglo XVIII. En este siglo,
el médico y naturalista suizo Johannes Scheuchzer presentó en 1708 una representación paisajística del lago
Uri, ubicado en el centro de Suiza.

En su trabajo hizo una representación de los pliegues y fallas geológicas existentes en el lugar. La obra
permitió que varios científicos realizaran diversas publicaciones durante los años siguientes. Estas
representaron importantes aportes a la geología de la época.

Los análisis sobre plegamientos y fracturas geológicas de las montañas se realizaron como consecuencia del
desarrollo de la geología estructural. Esto permitió que en 1740 se desarrollara la teoría del desarrollo de las
montañas a nivel mundial.

Además, el estudio de los minerales del suelo fue otro de los trabajos más importantes de esta rama de la
geología. Las diversas investigaciones permitieron arrojar teorías sobre la formación de montañas y su
clasificación, el avance y retroceso de los mares, observaciones sobre rocas, entre otros aportes.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII, la geología estructural comenzó a contar con los aportes de
prominentes expertos en la geología, tales como Lehmann, Arduino, Ferber y Michell.

Siglo XIX, la era de la especialización

Durante el siglo XIX, aproximadamente un siglo después de que se sentaran las bases de la geología
estructural, expertos en el área establecieron concretamente cuáles estudios abarcaban esta rama geológica.
Esto fue posible gracias a las investigaciones previas realizadas por otros expertos.

Objeto de estudio

La geología estructural es la ciencia que se encarga del estudio de las relaciones geométricas de las rocas, así
como de las características geológicas en general. Esta rama de la ciencia estudia una variedad de fenómenos
naturales relacionados con las formaciones geológicas.

La geología estructural se encarga de hacer un estudio tridimensional de las rocas y de utilizar medidas de su
patrón geométrico para determinar el historial de su deformación. Este análisis se suele realizar a gran escala y
a pequeña escala.
La posibilidad de conocer dicha información permite crear una vinculación con eventos geológicos que
ocurrieron en el pasado. Esto da la posibilidad de comprender la evolución de la estructura de un área rocosa
determinada mediante el análisis de su formación.

Importancia de la ciencia

La geología estructural es de gran importancia para otras ramas de la ciencia. Influye directamente en la
económica y en la minera, debido a que los estudios que arroja esta ciencia permiten evaluar los yacimientos
que son generados por las fallas de la estructura de la roca.

Además, el estudio de las propiedades físicas y mecánicas de las rocas es fundamental para la aplicación de la
ingeniería en la geología. Las condiciones de las rocas pueden afectar la estructura de las obras que
desarrollan las personas, como las presas o los túneles.

La geología estructural, en combinación con la geomorfología (ciencia que estudia las formas de la superficie
terrestre), permite a los seres humanos realizar análisis sobre los riesgos existentes ocasionados por la
naturaleza. Por ejemplo, es posible estudiar por qué ocurre un terremoto.

Por otro lado, también permite analizar las posibilidades de que ocurran deslizamientos de tierra o derrumbes.

El estudio del efecto de la penetración del agua en los suelos también es posible gracias a esta ciencia en
conjunto con la hidrología ambiental. Esto permite identificar, entre otras cosas, la filtración de sustancias
tóxicas hacia las profundidades del suelo.

Métodos de estudio a pequeña escala

Los análisis realizados a pequeña escala permiten utilizar métodos de estudio que incluyen microscopios
electrónicos de transmisión. Este instrumento permite hacer una gran ampliación de la muestra a analizar.

La metodología aplicada a trabajos de pequeña escala también incluye estudios manuales de una muestra que
fue recolectada en el campo a analizar.

Métodos de estudio a gran escala

En aquellas investigaciones realizadas a gran escala, los estudios requieren de una investigación de campo.
Para esto, se suelen realizar mapas geológicos que permitan observar la distribución regional de las áreas
seleccionadas. Luego, las áreas de estudio son representadas en un mapa que es usado como guía.

De la misma forma, el mapeo también cuenta con detalles sobre la orientación de las características de la
estructura. Esto incluye fallas, pliegues y otros fenómenos geológicos.

Uno de los objetivos principales de este tipo de investigaciones es realizar una interpretación lo más certera
posible sobre la estructura que está a una profundidad determinada bajo la superficie terrestre.

Para realizar este trabajo, la información que puede aportar la superficie es de gran utilidad. A pesar de ello,
las perforaciones en el suelo o la apertura de minas pueden arrojar información más precisa sobre la estructura
de las rocas que están en el subsuelo.
Existen otros tipos de mapas que resultan de gran utilidad para realizar estudios a gran escala. Por ejemplo,
aquellos que permiten reflejar los alrededores de una elevación de capas terrestres con relación al nivel del
mar. También son de utilidad los mapas que permiten representar las variaciones del espesor de un área en
especial.

Referencias

1. Structural geology, editores de Encyclopedia Britannica, (n.d.). Tomado de britannica.com


2. Structural geology, Wikipedia in English, (n.d.). Tomado de wikipedia.org
3. Los Orígenes de la Geología Estructural, E. Martínez García, (n.d.). Tomado de dialnet.unirioja.es
4. Study Of The Structure Of The Earth, editores de Encyclopedia Britannica, (n.d.). Tomado de
britannica.com
5. Geología estructural, Wikipedia en español, (n.d.). Tomado de wikipedia.org

6. https://www.geovirtual2.cl/geologiageneral/ggcap11.htm
7. Contenido Geología General I. Introducción 1. Universo - La Tierra
2. Mineralogía 3. Ciclo geológico 4. Magmático 5. Sedimentario
6. Metamórfico 7. Deriva Continental
8. Geología Histórica 9. Geología Regional 10. Estratigrafía - perfil y mapa
► 11. Geología Estructural
12. La Atmósfera 13. Geología económica

Sucesión ecológica: la “evolución” de los ecosistemas

En mi anterior entrada expuse que la vida y los ecosistemas son inseparables, y por tanto, sería lógico
preguntarse si, al igual que las especies, los ecosistemas evolucionan. La respuesta es que en cierto modo;
desde luego, no es una evolución como tal, en los términos en los que se refiere a la evolución biológica de los
organismos. Pero sí sufren procesos de cambio comparables, aunque con importantes diferencias. A eso se
denomina sucesión ecológica.

La sucesión ecológica es un proceso de cambio en los ecosistemas que tiene lugar en el tiempo, y que
podemos observar tanto en el tiempo como en el espacio. Supone la sustitución de unas comunidades de
especies por otras, de manera que con el transcurso del tiempo el ecosistema se va volviendo más complejo,
aumentan los tipos de interacciones, y también suele aumentar la diversidad de organismos. Cuando algún
fenómeno impulsa al ecosistema a cambiar en sentido contrario, simplificándose, se dice que se produce
una regresión. Así pues tenemos a la sucesión ecológica y a la regresión como procesos opuestos.

Sucesión
ecológica en un ecosistema terrestre mediterráneo

Sucesión primaria

Vamos a ver primero cómo funciona la sucesión. Hay dos tipos, la sucesión primaria y la sucesión
secundaria. La sucesión primaria es aquella que comienza en un hábitat totalmente inhóspito, sin suelo y
sin banco de semillas. “Suelo” hace referencia a que haya al menos una cierta capa de tierra donde algunas
plantas puedan desarrollar raíces, y que además haya materia orgánica acumulada, con una comunidad de
organismos (bacterias, microfauna, etc.). El banco de semillas es el conjunto de semillas acumuladas en el
suelo en estado latente. Ejemplos de situaciones en las que se dan esas condiciones inhóspitas son los hábitats
de sustrato enteramente rocoso, cuando un volcán submarino crea una nueva isla, cuando una erupción
volcánica destruye todo lo que había previamente en un lugar y deja roca al solidificarse la lava, o cuando un
glaciar se retira dejando al descubierto tierra que tras miles de años ha quedado sin materia orgánica ni
semillas.
Sucesión
ecológica primaria

El proceso más lento tiene lugar cuando no hay nada de tierra, solo roca, porque pocas especies pueden
asentarse en semejantes condiciones. Apenas algunos líquenes, musgos y poco más. Pero su presencia
comienza a modificar el hábitat, a crear suelo con materia orgánica y mayor profundidad, poco a poco, y se
van creando condiciones que facilitan el asentamiento de nuevas especies que antes no podían establecerse. Y
las nuevas especies continúan ese proceso de modificación del hábitat, facilitando a su vez que lleguen otras.
La llegada de nuevas especies, junto con el cambio de condiciones, provoca que las especies pioneras dejen de
ser las más competitivas, y muchas desaparecen. Así el ecosistema va cambiando, tanto en sus condiciones
abióticas, como en el conjunto de especies y sus abundancias relativas. Aunque es un proceso bastante
continuo, se pueden identificar varias fases. La primera sería la de las especies pioneras que inician la
sucesión, los líquenes (si nos centramos en la vegetación, que es lo habitual, al ser lo más evidente). Después
llegarían herbáceas anuales, a las cuales se irían incorporando herbáceas perennes hasta hacerse dominantes.
Tras las herbáceas irían estableciéndose matorrales. Y si transcurre suficiente tiempo llegan a establecerse
árboles, generando así primero bosques jóvenes, y posteriormente bosques maduros. La fase o etapa más
compleja que puede alcanzar un ecosistema se denomina etapa climácica, por ser el clímax de la sucesión.
Los cambios tienen lugar tanto en la vegetación como entre los microorganismos, los animales, y en definitiva
en todos los componentes del ecosistema en cada una de las fases de la sucesión.

Regresión y sucesión secundaria

Sucesión ecológica secundaria tras un incendio forestal


La regresión va en sentido opuesto, y suele ser mucho más rápida. Partiendo de cualquier fase, puede
degradarla a la fase anterior, o incluso a las etapas más tempranas. Esto puede suceder por incendios, por
deforestación, o por muchos otros motivos, gran parte de ellos generados hoy en día por el ser humano. Es un
proceso que forma parte de la naturaleza, pero como tantos, nosotros lo intensificamos excesivamente.

Un ecosistema que sufre una regresión que lo deja en condiciones de menor complejidad, pero que a partir de
ahí puede volver a desarrollar cambios para aumentar su complejidad, inicia entonces el proceso de sucesión
secundaria, la que parte de condiciones ya facilitadas para desarrollar el proceso; cuando hay suelo con
materia orgánica y banco de semillas. Puede ser también muy lenta, pero aun así tarda menos en llegar a las
etapas maduras respecto a lo que tarda la sucesión primaria, ya que la secundaria se ahorra gran parte del
proceso inicial.

La sucesión en el espacio

Este es un proceso que transcurre en cada lugar a lo largo del tiempo, pero comentaba antes que se puede
observar no solo en el transcurso del tiempo, sino también del espacio. Esto se debe a que con frecuencia las
diferentes fases se encuentran ordenadas en la naturaleza en bandas sucesivas, de manera que aunque en
cada banda estemos viendo un momento concreto de su propio proceso de sucesión ecológica, si nos
movemos por el espacio podemos ir pasando de unas fases a otras. Estaremos cambiando de unos procesos a
otros, que aunque se influyen y suelen seguir caminos muy similares solo que separados en el tiempo, son
diferentes fenómenos de sucesión. Pero viéndolos podemos tener la ilusión de que estamos recorriendo la
misma sucesión ecológica, y la realidad no dista mucho de ser así, de modo que es una manera de que
podamos observar un proceso que no podríamos ver completo a lo largo del tiempo por lo mucho que dura.

Consideremos el caso que comenté de la retirada de los glaciares. Como dije, cuando se retira un glaciar
dejando una parte del suelo disponible para comenzar el proceso de sucesión, se inicia la sucesión primaria.
El glaciar se sigue retirando lentamente, de modo que cada vez que bandas de terreno quedan libres en su
límite, se van iniciando sucesiones primarias en ellas. Con el paso de cientos o miles de años, si el glaciar ha
ido retirándose progresivamente, tendremos en los lugares cercanos al glaciar etapas tempranas de la sucesión,
y a medida que nos alejamos del glaciar iremos viendo zonas que llevan más tiempo despejadas y han
madurado más, mostrando etapas más maduras. Y todo de una forma gradual que, como decía, hace que en el
espacio veamos la ordenación temporal de las fases de la sucesión ecológica.
Pisos en
la vegetación del Moncayo (ladera norte)

Sucede algo similar en las laderas de las montañas lo suficientemente altas, en las que en las cumbres nos
encontramos las fases más tempranas de la sucesión, normalmente pastizales, y a medida que bajamos por la
ladera vamos encontrándonos etapas cada vez más maduras, pasando por matorrales, y llegando hasta
bosques. Aunque en este caso no se debe a que en cada zona esté avanzando la sucesión a diferentes tiempos.
Normalmente la sucesión ya ha alcanzado su etapa climácica en cada zona, que no es igual de madura, porque
cada zona tiene unos condicionantes ambientales que covarían con la altitud, de manera que al ascender
por la montaña las condiciones cada vez más duras hacen que no se pueda sostener una comunidad vegetal
muy compleja, y por tanto el máximo desarrollo de la sucesión que se puede alcanzar es menor al
aumentar la altitud.

La omnipresencia de la sucesión

Toda esta explicación sigue estando centrada en la vegetación en ecosistemas terrestres, aunque por supuesto
la sucesión ecológica es un fenómeno global, presente en todos los ecosistemas y para todos los organismos,
ya sea en bosques, desiertos, o las profundidades del océano, el proceso sigue las mismas pautas, adaptadas a
cada ecosistema.
Aunque es más complicado estudiar la sucesión en animales, hay campos en los que se ha estudiado muy
profundamente, como por ejemplo en la entomología forense. Un cadáver es un pequeño ecosistema que
sufre una serie de procesos, en los cuales participan diferentes organismos que acuden a alimentarse siguiendo
unos patrones de sucesión ecológica. Uno de los grupos más fáciles de estudiar son los insectos, y por eso el
estudio de la sucesión en cadáveres suele enfocarse a través de ellos. Los entomólogos forenses pueden
determinar el tiempo que lleva descomponiéndose un cadáver y las condiciones a las que ha estado sometido
estudiando el estado de la sucesión ecológica de los insectos sobre el cadáver, ya que estos van llegando
por grupos funcionales en determinadas etapas de la descomposición, y se les denomina escuadras de la
muerte.
Escuadras de la muerte Cubas de fermentación
alcohólica industrial

También podríamos fijarnos en los procesos de sucesión ecológica entre los microorganismos, como por
ejemplo los que tiene lugar en el proceso de fabricación de las bebidas alcohólicas. El proceso de
fermentación comienza con una fase temprana, en la que abundan los azúcares y el oxígeno, y apenas hay
etanol; es realizada por levaduras pertenecientes a los
géneros Hanseniaspora, Candida, Cryptococcus, Hansenula, Kluyveromyces, Metschnikowia, Pichia y Rhodo
torula.

Estas levaduras consumen parte de los azúcares y agotan el oxígeno, generando condiciones anaeróbicas y con
mayor concentración de etanol, (hasta un 4-5%), condiciones que esas levaduras no pueden resistir,
desapareciendo y siendo reemplazadas sobre todo por Saccharomyces cerevisiae, que aunque no es la única,
es la predominante en la fase media-tardía. Estas levaduras consiguen consumir aún más los azúcares,
elevando la concentración de etanol hasta un 12-15%, y algunas cepas
incluso hasta un 18% de etanol.

Así pues, la sucesión ecológica está presente también en las


investigaciones forenses o en la industria, y ya sea en un cadáver, en una
cubeta de fermentación alcohólica o en la superficie de nuestra piel, hay
ecosistemas a todas las escalas y en todas partes donde haya vida, y en todos ellos se produce el fenómeno de
la sucesión ecológica.

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https://bioteoria.wordpress.com/2015/10/18/ecological-succession/

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