cademia

Una mirada al impacto,

reacciones emocionales y
estilos de afrontamiento de los
pacientes con cáncer
A view about the emotional reactions and styles
of confrontation of the patients with cancer
Diana Nobles Montoya*
Beatriz Brunal Vergara**
Recibido: 19 de febrero de 2009 Aprobado: 26 de marzo de 2009

Resumen
El cáncer conlleva una perturbación del funcionamiento
cotidiano de una persona y tiende, además, a cronificarse.
Es un fenómeno más complejo, donde la vida o la muerte
dependen de muchos factores, entre los que, por supuesto,
no se pueden excluir, los psicológicos. Por todo ello, resulta
interesante conocer los estados emocionales y los estilos de
afrontamiento de los pacientes con esta enfermedad, mirar si
se sienten apoyados por sus familiares y cómo se relacionan
estos factores con el estado emocional y psicológico de los
pacientes. Existen elementos importantes a tener en cuenta
en la evolución de estos pacientes: el apoyo social con que
cuentan, los estados emocionales y el estilo de afrontamiento
que habitualmente han exhibido en su vida ante eventos
importantes, así como el manejo integral y multidisciplinario
que exige una optimización en la eficacia y eficiencia de las
intervenciones.
Palabras clave: cáncer, reacciones emocionales, estilos de
afrontamiento
A b s t ra c t
The cancer bears an interference of the daily operation of
a person and it spreads, also, to cronificarse. It is a more
complex phenomenon, where the life or the death depend
on many factors, among those that of course, they cannot
be excluded, the psychological ones. For everything it, is
interesting to know the emotional states and the styles of
the patients’ confrontation with this illness, to look if they
are supported by their relatives and how they are related
these factors with the emotional and psychological state
of the patients. Important elements exist to keep in mind
in the evolution of these patients: the social support with
which they count, the emotional states and the confronta-
tion style that habitually have exhibited in their life before
important events, likewise, as the integral handling that it
demands an optimization in the effectiveness and efficiency
of the interventions.

Keywords: cancer, emotional reactions, styles of confron-

tation

*
Psicóloga, Especialista en Docencia Universitaria. Docente de la Universidad Cooperativa de Colombia, seccional Montería. Correo electrónico: dnobles26@gmail.com
**
Psicóloga, Especialista en Gestión Pública. Docente de la Universidad Cooperativa de Colombia, seccional Montería. Correo electrónico: bbrunal@gmail.com

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Diana Nobles Montoya y Beatriz Brunal Vergara
Introducción
El cáncer se ha convertido en una palabra temida
para los que no lo tienen e impronunciable para los
que lo padecen. Esta enfermedad tumoral maligna
y por ende de difícil e imposible curación (Gallar,
2006), es el resultado de un proceso evolutivo que
sigue una serie de pasos sucesivos basados en la
existencia de un largo periodo entre la exposición
a un carcinógeno y el desarrollo de una neoplasia
(Oblitas, 2004). Este proceso, que se origina a par-
tir de cualquier tipo de célula que se puede multi-
plicar en desorden desde los diferentes tejidos del
organismo, no es una enfermedad única, sino un
conjunto de enfermedades con manifestaciones y
curso clínico muy variables en función del lugar y
órgano que afecte la célula de origen. Ésta puede
variar de una persona a otra y el no tratamiento
puede conllevar a la muerte de manera inminente,
cobrando la vida de seres humanos desde cual-
quier etapa del ciclo vital.
Según los últimos estudios de la Organización
Mundial de la Salud (oms), el cáncer se ha conver-
tido en una de las causas principales de mortalidad
en todo el mundo, y calcula que 84 millones de
personas morirán de cáncer entre 2005 y 2015. En
su informe anual de Estadísticas Sanitarias Mun-
diales del 2008, publicado el 19 de mayo del mis-
mo año, presenta las estadísticas de los 193 Esta-
dos miembros de la oms, prediciendo que a escala
mundial, las muertes causadas por cáncer aumen-
tarán de 7,4 millones en 2004 a 11,8 millones en
2030 (oms, 2009), las tendencias implican a países
en desarrollo en donde no está exento Colom-
bia, bajo la presunción de que lo que sucede en el
mundo en desarrollo con crecimiento económico,
seguirá trayectorias similares a lo que ha sucedido
en la mayoría de los países desarrollados durante
los últimos 50 años. Dentro de las enfermedades
consideradas como problemas de salud pública a
escala mundial, el cáncer de cuello uterino es una
de las más importantes, por las altas cifras de inci-
dencia. Estadísticamente es el segundo cáncer más
frecuente en el mundo con 500 mil casos nuevos
en el año y 274 mil muertes anuales, precedido
por el cáncer de mama en la población femenina
(oms, 2009). En Colombia, según estadísticas del
Instituto Nacional de Cancerología (inc) 2007, se
reportan que esta enfermedad 529 casos nuevos, lo
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que lo convierte en la primera causa de incidencia
y mortalidad entre nuestras mujeres (oms, 2009).
En este sentido, Pardo et ál. (2002) afirman
que en Colombia el comportamiento del cáncer es
similar al de países industrializados y ha aumen-
tado en los últimos años diagnósticos de cáncer
de cuello uterino 16%, mama 11,9%; piel 8,7%;
estómago 7,8% y sistema hematopoyético 6,9%
para un total de 53,9% de casos. La prevalencia
en mujeres es de cáncer de cuello uterino y para
los hombres cáncer de estómago, en los niños es
frecuente la leucemia, linfomas y neoplasias reti-
culoendoteliales.
El impacto psicológico y emocional de
cáncer
El impacto psicológico que causa el diagnóstico
de cáncer puede ser considerado de manera gene-
ral, como un evento vital estresante que afectará
no sólo a la persona que lo recibe, sino que tam-
bién tendrá incidencia en su entorno familiar y so-
cial más directo. Como todo suceso estresante, el
cáncer no produce el mismo impacto en todos los
individuos. Algunos autores relacionan estas dife-
rencias con las reacciones emocionales variables
ante el diagnóstico de cáncer, que podrían estar
en función de factores personales como edad, sexo,
recursos y habilidades individuales, entre otros
(Cano, 2005). Igualmente, se destacan factores
relacionados con la enfermedad como el tipo de
cáncer y su localización, condiciones físicas, seve-
ridad de los síntomas y factores medioambientales
como la eficacia de redes de apoyo social, actitudes
de la comunidad y los cuidadores (Hipkins et ál.,
2004).
Cabe recordar que la situación de padecer un
cáncer puede producir un gran impacto emocio-
nal en el paciente, el cual frecuentemente genera
una serie de reacciones psicológicas en este, sien-
do producto de las diferentes dificultades objetivas
que tienen que ver con la enfermedad en sí (como
son los síntomas, tratamientos, las pruebas médi-
cas, etc.), así como de sus vivencias subjetivas ante
ésta (el significado que tiene la situación de tener
cáncer, que influye a su vez en su comportamiento
e interacción con los demás), sus experiencias pre-
vias con situaciones similares, la reacción de otras
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Una mirada al impacto, reacciones emocionales y estilos de afrontamiento de los pacientes con cáncer

personas, etc. Ahora bien, en relación con estas Cáncer como una crisis vital y estilos
ideas, Acevedo (1985) afirma que la reacción psi- de su afrontamiento
cológica del enfermo surge de la interacción entre
El interés por el afrontamiento ante una enferme-
diferentes condicionantes externos (circunstan-
dad como el cáncer, entendida ésta como estresor,
cias) y la respuesta que la persona les da en función
comenzaron a desarrollarse sobre la década de los
de su visión del mundo.
sesenta y setenta, destacando la importancia que
Entonces, durante la observación en la consulta
tienen las actitudes de un individuo ante un pro-
privada, es claro que la expresión emocional es un
blema y, por extensión, las actitudes de un enfer-
determinante de la evolución positiva en la con-
mo hacia la enfermedad. En el caso del cáncer el
ducta del enfermo ante la enfermedad de cáncer,
afrontamiento se refiere a las respuestas cogniti-
teniendo en cuenta que los pacientes que mani-
vas y conductuales de los pacientes ante el cán-
fiestan especialmente sus temores desarrollan rá-
cer, comprendiendo la valoración (significado del
pidamente mecanismos de ajuste psicológico que
cáncer para el individuo) y las reacciones subsi-
se van desencadenando a lo largo del proceso de
guientes (lo que el individuo piensa y hace para
afrontamiento de la ésta, y les provee de cierta es-
reducir la amenaza que supone el cáncer) (Watson
tabilidad en general, notándose ésto en la presen-
y Greer, 1998).
tación de pocos cambios en la alimentación, el de-
En la literatura se encuentran algunas referen-
sarrollo del trabajo, la convivencia con la familia,
cias a los procesos de resistencia al cáncer, como,
y otros aspectos que hacen parte del día a día del
por ejemplo, lo planteado por Moorey y Greer
desarrollo del paciente (Lipowskiz, 1969).
(1989), quienes consideran que a la hora de en-
El cáncer puede considerarse como una situa-
frentar esta enfermedad son decisivos aspectos
ción que se convierte en una experiencia única que
como la capacidad de adaptación, la respues-
afecta a la persona en su totalidad y a todo su cír-
ta emocional, y los estilos de afrontamiento que
culo de relaciones interpersonales por el estrés que
ponen en marcha los pacientes oncológicos a la
genera (Lipowskiz, 1969).
hora de conocer su diagnóstico o el estado de su
Ahora bien, la forma como estos individuos
enfermedad.
viven su experiencia asociada al cáncer está liga-
Los autores destacan el espíritu de lucha como
da a psicobiografía y al contexto personal y social
elemento decisivo para un exitoso proceso de
en que se encuentra el paciente al sobrevenir la
afrontamiento de la enfermedad. Este espíritu de
enfermedad. Igualmente, la experiencia subjetiva
lucha se revela en acciones como la búsqueda ac-
de la enfermedad está condicionada por los tra-
tiva de información; la evitación positiva, es decir,
tamientos posibles, por las creencias sociales con
percibir la enfermedad como una situación real y
respecto al cáncer en general y al tipo de cáncer
no como una amenaza; búsqueda de apoyo y con-
en particular.
sideración de alternativas de tratamientos; mani-
La vivencia del cáncer es altamente estresante,
festación de esperanza y construcción de proyecto
debido a que obliga a la persona a enfrentarse con
de vida.
temas tan amplios como la muerte, el sufrimiento,
Al mismo tiempo, los autores enfatizan en
el dolor, el deterioro, la transcendencia, temas en
algunos aspectos del comportamiento de los pa-
los cuales cada una de las personas afectadas debe
cientes que no facilitan precisamente un proceso
encontrar la respuesta y un sentido personal. Para
positivo de afrontamiento de la enfermedad. En-
esto debe integrar la enfermedad a su identidad y
tre éstos se destacan, por ejemplo, la negación de la
redefinir su sus relaciones consigo mismo, con los
enfermedad, la cual aunque procura cierta estabili-
otros y con el entorno, y finalmente con el senti-
dad al sistema cognitivo y emocional del paciente
do mismo de su existencia. Según Spencer (1998),
en un primer momento, no permite afrontar de
más que un acontecimiento estresante aislado, el
una manera realista el curso del tratamiento y evo-
tener cáncer implica padecer una serie de aconte-
lución de la enfermedad; el fatalismo que se in-
cimientos estresantes interconectados.
terpreta como una resignación pasiva y la percep-
ción de la enfermedad como pérdida y derrota; la

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Diana Nobles Montoya y Beatriz Brunal Vergara
preocupación ansiosa que está relacionada con la
incertidumbre sobre el control de las posibilida-
des futuras y la posibilidad de continuar con su
proyecto de vida; y el desvalimiento-desesperanza
e indefensión, el cual es el resultado de la falta de
control sobre la enfermedad (Moorey y Greer,
1989).
De esta manera, las personas que padecen cán-
cer pueden vivirlo como una crisis vital que pone
a prueba la capacidad de adaptación del enfermo
tanto ante la nueva situación que le ha tocado vi-
vir, como en relación a todos los condicionantes
que la acompañan (Urkuyo, 2005).
Asimismo, los pacientes interpretan nor-
malmente la situación como una amenaza para
diferentes aspectos de su existencia: su vida, su in-
tegridad corporal, sus capacidades. También se dan
varias circunstancias, que resultan difíciles para los
pacientes, como la posibilidad de sufrir dolor físi-
co, la necesidad de enfrentarse con sentimientos
como la cólera, el tener que modificar roles sociales
y profesionales, la posible separación de la familia,
las hospitalizaciones y pruebas diagnósticas, los tra-
tamientos, la necesidad de comprender una nueva
terminología médica, tener que tomar decisiones
en momentos de estrés, la necesidad de depender
de otros, la posibilidad de tener que modificar su
concepto del tiempo, perder intimidad física y psi-
cológica, entre otros (Matías, 1995).
Se ha considerado que, en general, los pacientes
con cáncer son individuos normales (sin más alte-
raciones psíquicas que la población general) que
reaccionan ante el estrés que supone la situación
de su enfermedad y los factores relacionados con
ésta (Andreu & Galdón, 1989; Rowland, 1989).
Así, las reacciones al estrés pueden estar relaciona-
das con tipos de personalidad que se manifiestan
un mayor o menor grado en cada persona.
Considerando que el padecimiento de cáncer
representa una situación altamente estresante para
los pacientes, algunos autores relacionan tipos de
personalidad y estilos de afrontamiento afines con
éstos con diferentes reacciones que presentan los
pacientes afectados por cáncer.
Según Oblitas (2004), las reacciones emocio-
nales frente al hecho de padecer cáncer, están in-
fluidas por una constelación de rasgos y estilos de
afrontamiento relacionados con diferentes tipos de
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personalidad. Por ejemplo, el hecho de que un pa-
ciente con cáncer muestra rasgos de personalidad
tipo c, que se caracteriza por la inhibición y nega-
ción de reacciones emocionales negativas como la
ansiedad, agresividad e ira, puede repercutir en la
forma como este paciente afronta su enfermedad.
Este tipo de personalidad se identifica por la ex-
presión acentuada de emociones y conductas con-
sideradas positivas y deseables socialmente, como
excesiva tolerancia, extrema paciencia, aceptación
estoica de los problemas y actitudes de conformis-
mo en general, en todos los ámbitos de la vida; en
últimas son personas que evitan propiciar conflic-
tos (Oblitas, 2004).
Los rasgos centrales que influencian la perso-
nalidad tipo c, como la no expresión o no expe-
riencia de emociones negativas, especialmente la
ira y la cólera, indican que son personas con baja
hostilidad, poca ansiedad y neuroticismo, de emo-
cionalidad blanda y constreñida, muy racionales,
distantes y antiemocionales. Asimismo, exhiben
un estilo represivo de afrontamiento, cuyas ca-
racterísticas dominantes son: 1) bajos niveles de
comunicación de las emociones negativas como
ansiedad, ira e impulsos hostiles; 2) defensividad
en procesos atencionales frente a estímulos ansió-
genos; 3) déficit de memoria para recuerdos emo-
cionales negativos; 4) intentos de evitar dar una
impresión de perturbación psicológica; y 5) poca
descripción de la experiencia emocional (Oblitas,
2004).
Considerando que existen algunos indicios al
respecto de que la expresión de emociones como
la ira, la cólera y la presentación de actitudes de es-
píritu de lucha y de ganas de vivir, han ayudado en
el proceso de enfrentamiento de cáncer y que, en
caso contrario, las personas que aceptan estoica-
mente la enfermedad y manifiestan conductas de
resignación y de inhibición de emociones, sin es-
tallar emocionalmente y sin presentar explosiones
afectivas, han acelerado el proceso neoplásico y ha
sido imposible su recuperación (Oblitas, 2004); se
puede extrapolar que los pacientes que manifies-
tan los rasgos predominantes de la personalidad
tipo c, tendrán más dificultades en su proceso de
afrontamiento de la enfermedad.
Tomando en cuenta lo anterior, se hace ne-
cesario replantear la situación que acompañe el
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Una mirada al impacto, reacciones emocionales y estilos de afrontamiento de los pacientes con cáncer
momento de dar un diagnóstico de cáncer, siendo
éste un momento importante tanto para la reac-
ción emocional y psicología inicial frente al hecho,
como para el posterior enfrentamiento del curso de
la enfermedad. Además, es necesario llevar a cabo
una evaluación integral del paciente que incluye la
valoración de su personalidad, estilos de afronta-
miento, estado emocional, entre otros. Estos datos
permiten diseñar un proceso de acompañamiento
individualizado para cada caso particular, permi-
tiendo de esta manera una mayor movilización de
recursos psicológicos de cada paciente en su lucha
con la enfermedad.
En consecuencia, es importante resaltar que la
persona más indicada para hacerlo es el médico
oncólogo, que tratará en el futuro al paciente y
además está entrenado para ello. La claridad con
la que se expone la información tendrá un impacto
psicológico en el paciente y su familia, y, a la vez,
influirá en la decisión de afrontar o no la enferme-
dad del cáncer de manera activa o pasiva.
Según Gallar (2006), existen cinco reacciones
iniciales tras el diagnóstico de cáncer que sugieren
mecanismos de compensación para disminuir el
estrés, éstos son:
1. Negación: el paciente no cree en el diag-
nóstico que le han informado.
2. Evitación: evita hablar del cáncer.
3. Distorsión: distorsiona el diagnóstico au-
toconvenciéndose de que tiene otra enfer-
medad en lugar de cáncer.
4. Comparación positiva: el paciente asume
actitud de pensar con optimismo en los ca-
sos de curación.
5. Búsqueda de información: el desconoci-
miento del pronóstico y efectos secunda-
rios le genera incertidumbre y ansiedad.
Según las experiencias de acompañamiento
a numerosos pacientes con cáncer en la consulta
privada, “se observa que en su gran mayoría re-
accionan buscando un porque para su actual es-
tado, especialmente si nunca se había enfermado
antes”.1 Esta situación se percibe como algo ex-
traño y difícil de asimilar y aflora preguntas como:
¿por qué a mí?, ¿qué he hecho para merecer esto?,
1 3
Expresiones de los pacientes retomados desde la práctica privada de las autoras.
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no le deseo esta enfermedad ni a mi peor enemigo,
¿ésta es una maldición por ser pecadores?2 Y, asi-
mismo, suelen presentarse actitudes hostiles, de-
presivas, infantiles, represivas, de autocompasión
y de lucha por la vida al inicio, desarrollo y cierre
del proceso, observándose lo anterior dentro de la
misma consulta privada.
Cuando se analiza cada caso particular, es im-
portante indagar también acerca de los motivos
que animan a estos pacientes a afrontar la enfer-
medad y continuar viviendo, al igual como acer-
ca de las razones que originan la actitud firme y
activa que asumen muchos pacientes al asistir a
sus tratamientos diariamente y tomar decisiones
difíciles ante esta mortal enfermedad, como por
ejemplo, realizarse tratamientos tóxicos que dañan
las células buenas, someterse a una cirugía que
cambiará por el resto de su vida la imagen corpo-
ral, experimentar alopecia como efecto adverso y
malestares físicos como náuseas, fatiga, cefalea y
cambios psicológicos como ansiedad, depresión y
estrés.
La actitud de lucha y fortaleza frente a la enfer-
medad esta respaldada generalmente por los motivos
personales que permiten visualizar un particular
sentido de vida que otorga valor a la existencia. Se
logra observar en la consulta privada que entre los
motivos que mueven a los pacientes a afrontar los
tratamientos de quimioterapia, radioterapia y cirugía
se encuentran, en la gran mayoría de los casos, los
motivos familiares: “tengo una nieta de cinco años
que me necesita y ella no tiene a nadie más que la
cuide”; “mis hijos están pequeños y yo quiero dejarlos
organizados”; o los motivos personales de superación
y servicio a los demás: “quiero predicar las enseñan-
zas que Jesús nuestro señor nos ha dejado”; “quiero
contar mi testimonio de superación a otros que lo
necesiten”.3
Cuando se presenta la ausencia de motivos que
permiten proyectar el sentido de la vida hacia ade-
lante en el tiempo vital, se observa el fenómeno
de resignación y ausencia del nombrado anterior-
mente “espíritu de lucha”: “ya no sirvo para nada”,
“lo único que me queda es la muerte”, “ya no vol-
veré a ser el mismo de antes”, “esta es una prueba
de Dios”, “mi vida no tiene sentido”, “no me curaré,
2
Expresiones de los pacientes retomados desde la práctica privada de las autoras.
Expresiones de los pacientes retomados desde la práctica privada de las autoras.
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Diana Nobles Montoya y Beatriz Brunal Vergara
entonces para qué vivir”4. Las afirmaciones ante-
riores son el producto de la observación dentro de
la consulta privada.
Se logra entrever en las afirmaciones ante-
riores que hay personas significativas en la vida
del paciente que son en última instancia la ma-
yor fuente de motivación para hacer frente a di-
cha enfermedad y los extenuantes tratamientos.
Esto muestra que los grupos de apoyo primarios,
como la familia, son importantes para el proce-
so de afrontamiento de la enfermedad. En este
tipo de situaciones, que ponen a prueba todos
los recursos vitales del paciente, los parientes y
los amigos pueden convertirse en su aliento para
sobrellevar los efectos y el curso del proceso de
tratamiento, dándole a la persona una razón
para luchar y continuar viviendo. Por otro lado,
se presentan las situaciones donde emergen cog-
niciones fatalistas, negativas y de desesperanza,
asociadas a la presencia de estados depresivos con
angustia y ansiedad. En la mayoría de estos casos
se observa poca presencia de su grupo de apoyo
primario y social.
A modo de conclusión
Con este panorama nos podemos dar cuenta que
los seres humanos dotados de unas herramientas
para vivir afrontamos la pérdida de la salud de
diversas maneras, en especial cuando la cercanía
ante la muerte se convierte en algo casi que segu-
ro; de allí que podamos responder de maneras ac-
tivas, es decir, buscando información y alternativas
para continuar la vida o de manera pasiva resig-
nándonos a la preocupación ansiosa, desesperanza
y fatalismo esperando la inminente muerte.
Es mucho más fácil asumir una actitud de re-
signación y fatalismo que desarrollar una actitud
de espíritu de lucha, porque como dicen Lazarus
y Folkman (1986), el afrontamiento requiere de
esfuerzos cognitivos y conductuales que llevan a
cabo una persona para hacer frente o reducir la
adversidad de situaciones estresantes que se plan-
tean en un acontecer vital y restablecer el equili-
brio. Las dos funciones que cumple el proceso de
afrontamiento: regular las emociones y tratar de
cambiar la relación de la persona con el ambiente,
permiten sobrellevar la penosa enfermedad.
4
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De esta manera, el paciente que se ve a sí mis-
mo como alguien incapaz de efectuar cambios en
sí mismo y en el ambiente, y que trata de no invo-
lucrarse personalmente, manteniendo la distancia
emocional (lo cual puede ser percibido como ma-
lestar por el paciente y por su familia), será menos
capaz de afrontar una demanda exigente como lo
es el afrontamiento del cáncer.
Es importante resaltar que las características
personales influyen esencialmente en la capacidad
de afrontar no sólo el cáncer, sino también la vida
misma. En este aspecto el cáncer actúa en cierto
modo como un detonador de situaciones de crisis
en la vida de las personas. Estas situaciones llevan
a su vez a las personas a tomar diferentes posturas
existenciales frente a sí mismos y sus vidas.
Algunos, al encontrarse con esta enfermedad
dinamizan sus vidas, comienzan a vivir y actuar de
una manera más satisfactoria, reevaluando y me-
jorando sus proyectos de vida. En cambio, otros,
que aparentemente estaban bien adaptados a sus
vidas cotidianas y creían contar con un control de
su existencia, se desploman ante una enfermedad
como ésta, dejando a un lado sus proyectos de
vida, y se echan a la pena, esperando el final.
Teniendo en cuenta que existen múltiples fac-
tores psicológicos, emocionales y de personalidad
que determinan las maneras de actuar y enfren-
tar la enfermedad en los pacientes afectados por
cáncer, es imprescindible construir una visión más
integradora y multidimensional de esta enferme-
dad, en la que pueden ser considerados a la par con
los aspectos fisiológicos, los aspectos psicológicos
y emocionales. Esta visión integradora beneficia
más a los pacientes a la hora de evaluar y com-
prender cada caso particular, buscando una inter-
vención también integradora y multidimensional.
De lo anterior, cabe destacar el papel protagó-
nico de las entidades gubernamentales que orien-
tan la salud pública en cuanto a la instauración de
los mecanismos psicoeducativos, orientados hacia
la prevención, que permitan optimizar los hábi-
tos saludables, propiciar mayor calidad de vida y
prevenir enfermedades, en especial el cáncer, la
obesidad, el tabaquismo, el alcohol, y a la vez, pro-
mover la cultura del deporte y la recreación, para
que igualmente se convierta en interés de médicos
y pacientes.
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Una mirada al impacto, reacciones emocionales y estilos de afrontamiento de los pacientes con cáncer

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