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Comunidad de Emmanuel

Fraternidad de Jesús

Usos y Costumbres
Tercera edición

Regla de vida
de los célibes por el Reino
Primera edición

Junio 2012

Ediciones del Emmanuel


Comunidad de Emmanuel
Fraternidad de Jesús

Usos y Costumbres

Regla de vida
de los célibes por el Reino

Junio 2012

Ediciones del Emmanuel


Prólogo

He aquí, la tercera edición del libro de Usos y Costumbres de la Comunidad de Emmanuel y de la


Fraternidad de Jesús.

Esta nueva edición sigue las ediciones de 1999 y 2002 y comprende numerosas novedades, y adap-
taciones, relacionadas con la vida y el crecimiento de la Comunidad y de la Fraternidad, actual-
mente presente en unos sesenta países, en todos los continentes, contando con casi 10.000
miembros.

Desde la versión precedente la Comunidad ha vivido varios acontecimientos importantes que dan
testimonio de su dinamismo. En primer lugar, el 20 de junio de 2009, la Comunidad de Emmanuel
fue erigida en Asociación Publica Internacional de Fieles, por decisión del Consejo Pontificio para
los Laicos. Esta modificación da testimonio de un reconocimiento y de una confianza eclesial más
grande. Este reconocimiento ha permitido particularmente una trasparencia jurídica según la legis-
lación de ciertos países.

Este nuevo Estatuto abre la Comunidad hacia nuevas perspectivas misioneras. Ella puede así, verse
confiar la tutela (es decir la animación) de un establecimiento escolar1.
Otra marca de confianza de la Iglesia: la causa de canonización de Pierre Goursat, nuestro fun-
dador, se introdujo oficialmente en enero de 2010.
Luego, el 3 de febrero de 2011, la audiencia acordada por el Santo Padre al consejo internacional, a
los responsables de grandes servicios y a los obispos salidos de la Comunidad. Benedicto XVI nos
ha recordado con fuerza y dulzura que nuestra “comunión fraterna es ya un anuncio del mundo
nuevo que Cristo vino a instaurar”. Encontraréis la integralidad de su discurso en el Anexo.

Podréis profundizar en esta nueva edición la puesta a punto de varios proyectos llevados a cabo
por el consejo internacional, concerniente a la vida comunitaria. Entre otros, se especifican las con-
secuencias prácticas de lo que se llama “la apertura” de la Comunidad, que permite actualmente
una mayor flexibilidad del camino inicial, al tiempo que valoriza el compromiso. Esta reflexión nos
ha llevado de manera coherente a profundizar el sentido de nuestro camino en la Fraternidad de
Jesús, en el corazón de la Comunidad, para dar testimonio de esta llamada con mayor claridad.

Quiero también llamar vuestra atención sobre el hecho que hemos suprimido a título experimental
el estatuto de amigo de la Comunidad, prefiriendo el de miembro asociado, ya utilizado en nuestros
Estatutos pero con una noción más restringida. El término amigo se utilizará desde ahora más
ampliamente, sin corresponder a una etapa en el seno de la Comunidad.

Las modificaciones y mejoras, como lo señalaba ya mi predecesor Dominique Vermersch en la


versión de 2002, “Estas son la manifestación de que la vida de la Comunidad continúa aclarando
la comprensión que tenemos del carisma que hemos recibido. Ellas ilustran también el hecho de
que este documento continúa a siendo un instrumento de trabajo, susceptible siempre de adapta-
ciones”.

El preámbulo presentando la Fraternidad de Jesús, los capítulos sobre el camino y las etapas en la
Comunidad y la Fraternidad, los clérigos, los célibes por el Reino han sido ampliamente modifi-
cados. Aparecen nuevos capítulos: los jóvenes, los permanentes, las misiones a largo plazo “ad

1
Canon 803

3
gentes”.

Esta nueva versión del libro de Usos y Costumbres podrá evidentemente ser modificado de nuevo
en el futuro según las necesidades de la vida y el gobierno de la Comunidad y según las modali-
dades ya anunciadas por mis predecesores.

Recuerdo también que el libro de Usos y Costumbres no debe tomarse como un conjunto de leyes a
seguir escrupulosamente. Constituye más bien una presentación de lo que se vive hoy en la Comu-
nidad y la manera de comprender nuestro carisma.

Este documento debe estar al servicio de nuestra inventiva y creatividad misionera. En ningún caso
debe impedirnos el adaptarnos - en colaboración con el consejo y los delegados de zona - a las rea-
lidades locales y culturales tan ricas y complementarias de una región a otra y de un país a otro.

Esta tercera edición del libro de Usos y Costumbres fue sometida al comité consultivo del 19 y 20
de marzo de 2011, y el 17 y 18 marzo de 2012 y aprobada por el Consejo internacional de la Co-
munidad y el Consejo de la Fraternidad de Jesús, bajo mi responsabilidad.

Se harán diferentes traducciones, pero en todo caso, la versión de referencia seguirá siendo la ver-
sión francesa.

En el presente documento encontraréis también la primera edición de la Regla de Vida de las mu-
jeres célibes por el Reino2. Esta publicación marca una etapa importante de la vida de nuestra Co-
munidad para la comprensión y el crecimiento del Celibato por el Reino en su seno. Señalemos que
este texto no tiene el mismo estatuto canónico que el libro de Usos y Costumbres y se editará tam-
bién separadamente. Está previsto por los Estatutos de la Comunidad y de la Fraternidad (nº 31).

Esta regla de vida fue aprobada con unanimidad por ambos Consejos en febrero de 2012. Nos
pareció que era importante permitir a la gran mayoría el acceso fácilmente, es por eso que la adjun-
tamos a esta edición del libro de Usos y Costumbres.

La publicación del libro de Usos y Costumbres y de la Regla de Vida de los célibes por el Reino
sostendrá la Comunidad y la Fraternidad en su difusión, favoreciendo así las fundaciones locales y
la unidad del conjunto.

En este año jubilar, confiemos la Comunidad y la Fraternidad a la oración de María, y ofrezcamos


nuestra disponibilidad al Espíritu Santo que hace nuevas todas las cosas.

Laurent Landete
Moderador de la Comunidad de Emmanuel
y de la Fraternidad de Jesús
a 15 de junio de 2012,
en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús

2
La Regla de vida de los hombres célibes por el Reino se está redactando.
5
Indice
Prólogo Erreur ! Signet non défini.
Índice Erreur ! Signet non défini.

Parte I
Usos y Costumbres de la Comunidad de Emmanuel y de la
Fraternidad de Jesús

1. Preámbulo Erreur ! Signet non défini.


1. La Comunidad de Emmanuel ......................................................................... Erreur ! Signet non défini.
1.A. Emmanuel, Dios con nosotros ........................................................................Erreur ! Signet non défini.
1.B. La gracia de la Comunidad ...............................................................................Erreur ! Signet non défini.
2. La Fraternidad de Jesús .................................................................................... Erreur ! Signet non défini.
2. El camino en la Comunidad y la Fraternidad Erreur ! Signet non défini.
1.- Las etapas en la Comunidad...................................................................................Erreur ! Signet non défini.
2.- Les etapas en la Fraternidad de Jesús................................................................Erreur ! Signet non défini.
3. La vida comunitaria : Las maisonnées Erreur ! Signet non défini.
4. La vida comunitaria : Encuentros comunitarios, misión y servicios Erreur !
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1. Los encuentros comunitarios o « fines de semana comunitarios »..........Erreur ! Signet non défini.
2. Los servicios y la misión................................................................................................................................................ 33
5. La vida comunitaria : El acompañamiento Erreur ! Signet non défini.
1. Presentación general ...................................................................................................Erreur ! Signet non défini.
2. La organización del acompañamiento..................................................................Erreur ! Signet non défini.
3. Las bases objetivas del acompañamiento en la Comunidad .......................Erreur ! Signet non défini.
4. Cuestiones particulares relativas al acompañamiento..................................Erreur ! Signet non défini.
6. La formación Erreur ! Signet non défini.
1. La formación comunitaria inicial............................................................................Erreur ! Signet non défini.
2. La formación comunitaria contínua ......................................................................Erreur ! Signet non défini.
3. Las formaciones apostólicas especializadas ......................................................Erreur ! Signet non défini.
4. Formación a la responsabilidad..............................................................................Erreur ! Signet non défini.
5. La formación en la Fraternidad...............................................................................Erreur ! Signet non défini.
7. Los clérigos en la Comunidad: Los sacerdotes y los diáconos permanentes
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Los sacerdotes de la Comunidad de Emmanuel............................................ Erreur ! Signet non défini.
I - La llamada en la Comunidad de Emmanuel y la Fraternidad de Jesús.............Erreur ! Signet non
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II– Estatuto de un sacerdote de la Comunidad en la Iglesia ......................Erreur ! Signet non défini.
III – La vida práctica de los sacerdotes................................................................Erreur ! Signet non défini.
a- La oración ...................................................................................................................Erreur ! Signet non défini.
b- Los sacramentos ......................................................................................................Erreur ! Signet non défini.
c- Acompañamiento comunitario y dirección espiritual..............................Erreur ! Signet non défini.
d- Encuentros y retiros...............................................................................................Erreur ! Signet non défini.
Préambulo

e- La formación contínua del sacerdote ..............................................................Erreur ! Signet non défini.


f- Un justo descanso.....................................................................................................Erreur ! Signet non défini.
g- La relación con la autoridad en la diócesis y la Comunidad ..................Erreur ! Signet non défini.
a- Organización del lugar de vida ..........................................................................Erreur ! Signet non défini.
b- Alabanza comunitaria y oficio común (voir 7.27) .....................................Erreur ! Signet non défini.
c- Los tiempos de compartir ....................................................................................Erreur ! Signet non défini.
d- Adoración comunitaria ............................................................................................................................................ 56
e- La vida y la sumisión fraterna ............................................................................Erreur ! Signet non défini.
IV – Algunas actitudes fundamentales.................................................................Erreur ! Signet non défini.
V – Referencias para la misión en parroquia ....................................................Erreur ! Signet non défini.
VI. El camino de los seminaristas y los sacerdotes.........................................Erreur ! Signet non défini.

Los diáconos permanentes de la Comunidad de Emmanuel.................... Erreur ! Signet non défini.


Generalidades sobre el diaconado permanente en la Comunidad...........Erreur ! Signet non défini.
En vistas de un problable camino..........................................................................Erreur ! Signet non défini.
Programa comunitario de discernimiento y de formación inicial............Erreur ! Signet non défini.
Durante la formación diocesana en vistas al diaconado ..............................Erreur ! Signet non défini.
Relaciones con la diócesis .........................................................................................Erreur ! Signet non défini.
Nombramiento y seguimiento de la misión.......................................................Erreur ! Signet non défini.
Acogida y camino de los diáconos permanentes pidiendo entrar en la Comunidad de Emmanuel
..............................................................................................................................................Erreur ! Signet non défini.
8. El celibato por el Reino en la Comunidad y la Fraternidad Erreur ! Signet non
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La acogida de las vocaciones....................................................................................Erreur ! Signet non défini.
Una llamada para toda la Comunidad ..................................................................Erreur ! Signet non défini.
Una llamada común para los hombres y las mujeres ....................................Erreur ! Signet non défini.
Las mujeres célibes consagradas ...........................................................................Erreur ! Signet non défini.
Los hombres célibes por el Reino ..........................................................................Erreur ! Signet non défini.
9. Matrimonios y familias Erreur ! Signet non défini.
10. Los solteros Erreur ! Signet non défini.
11. Los jóvenes de Emmanuel Erreur ! Signet non défini.
Participación en las actividades apostólicas de la Comunidad de Emmanuel.........Erreur ! Signet non
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Proponer a un joven de ser actor y a menudo detonador de la llamada comunitaria . Erreur ! Signet
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El camino de un joven en la Comunidad de Emmanuel .....................................Erreur ! Signet non défini.
Coordinación de los jóvenes del Emmanuel y "lugares de vida y de misión"..........Erreur ! Signet non
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La vida residencial de los jóvenes...............................................................................Erreur ! Signet non défini.
Las vocaciones al sacerdocio y al celibato por el Reino.....................................Erreur ! Signet non défini.
12. Misiones específicas : Los permanentes del Emmanuel Erreur ! Signet non
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13. Misiones específicas : Los misioneros a largo plazo « ad gentes » Erreur ! Signet
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Una llamada específica en el seno de la Comunidad ...........................................Erreur ! Signet non défini.
El compromiso recíproco ...............................................................................................Erreur ! Signet non défini.
14. Misiones específicas : La Cruz Gloriosa Erreur ! Signet non défini.
15. El gobierno de la Comunidad y de la Fraternidad Erreur ! Signet non défini.
1. El gobierno general de la Comunidad...................................................................Erreur ! Signet non défini.
2. Gobierno de las Provincias comunitarias............................................................Erreur ! Signet non défini.
3. Las elecciones .................................................................................................................Erreur ! Signet non défini.

7
Préambulo

Parte II
Regla de vida de los célibes por el Reino
en el seno de la Comunidad de Emmanuel
y de la Fraternidad de Jesús

Preámbulo Erreur ! Signet non défini.


I. Fundamentos del celibato por el Reino Erreur ! Signet non défini.
El celibato por el Reino en el carisma de la Comunidad de Emmanuel y de la Frateridad de Jesús
..............................................................................................................................................Erreur ! Signet non défini.
El compromiso al celibato por el Reino...............................................................Erreur ! Signet non défini.
en la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús ....................Erreur ! Signet non défini.
El celibato por el Reino vivido en una vida seglar ..........................................Erreur ! Signet non défini.
La práctica de los consejos evangélicos en la Comunidad de Emmanuel.............Erreur ! Signet non
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II. Disposiciones particulares para las mujeres célibes por el Reino Erreur ! Signet
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La vida de unión con Dios .........................................................................................Erreur ! Signet non défini.
La vida comunitaria.....................................................................................................Erreur ! Signet non défini.
La vida misionera .........................................................................................................Erreur ! Signet non défini.
El gobierno ......................................................................................................................Erreur ! Signet non défini.
Los bienes temporales................................................................................................Erreur ! Signet non défini.
La formación y el camino...........................................................................................Erreur ! Signet non défini.
III. Modificación de la Regla de vida Erreur ! Signet non défini.

Anexos
Anexo 1 : Audiencia de Benedicto XVI con el Consejo Erreur ! Signet non défini.
Anexo 2 : Paray-le-Monial y la Comunidad de Emmanuel Erreur ! Signet non défini.
Anexo 3 : Rito de compromiso para el celibato por el Reino Erreur ! Signet non défini.

1. Rito de entrada en la etapa de acogida en vistas del celibato por el Reino..........Erreur ! Signet non
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2. Rito de entrada en formación en vistas del celibato por el Reino.............Erreur ! Signet non défini.
3. Rito del compromiso en el celibato por el Reino ............................................Erreur ! Signet non défini.
Primer compromiso.....................................................................................................Erreur ! Signet non défini.
Compromiso definitivo...............................................................................................Erreur ! Signet non défini.

9
Parte I

Usos y Costumbres
de la
Comunidad de Emmanuel
y de la
Fraternidad de Jesús
1. Preámbulo

1. La Comunidad de Emmanuel

1.1. La Comunidad de Emmanuel «reúne a fieles (Christi fideles) de todos los estados de vida que
desean comprometerse juntos en una vida a la vez contemplativa y apostólica en el seno de la
Iglesia Católica.» (Estatutos n°1). Es una comunidad de vida: sus miembros entran en ella
para, responder a una llamada de Dios: estar juntos para progresar en la santidad, servir y
anunciar a Cristo. Esta llamada es autentificada por el reconocimiento pontificio como aso-
ciación3 pública4 internacional de fieles.

1.2. La Comunidad de Emmanuel se inscribe en la corriente de la Renovación Carismática Cató-


lica así como en la corriente misionera de principios del siglo XX que vio numerosos movi-
mientos de laicos movilizarse para la evangelización y la renovación de la vida cristiana. La
Renovación Carismática Católica se caracteriza por la experiencia de la efusión del Espíritu
Santo5.

1. A. Emmanuel, Dios con nosotros

1.3. « Ved que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel» (Is 7,
14 y Mt 1, 23).
En ese nombre “Emmanuel”, Dios con nosotros, está inscrita enteramente la vocación de la
Comunidad. Para traer la salvación a los hombres Cristo-Emmanuel vino al mundo, se hizo
cercano, se encarnó. Para los miembros de la Comunidad, “ser Emmanuel” a imagen de
Cristo significa vivir la unión con Dios (cf. 1.4) en el mundo (cf. 1.5), ser apóstoles y testigos
de la misericordia (cf. 1.7), aceptar llevar una vida sencilla en un espíritu de pobreza (cf. 1.8 y
1.9), acoger a María (cf. 1.10).

1.4. Cristo llama a todos los hombres a la santidad: « Sed santos como mi Padre del cielo es
santo » (Mt 5, 48). La Comunidad de Emmanuel se presenta ante todo como un camino de
santificación, de unión con Dios para sus miembros6. Todo lo que propone a sus miembros,
tanto a nivel espiritual (adoración, compasión, evangelización, frecuencia de los
sacramentos7, ofrenda de si, acogida de la Virgen María…) como a nivel de los medios con-
cretos (acompañamiento, maisonnée, compartir material y espiritual, vida fraterna, cuaderno
de santificación…), está orientado a la santificación de cada uno para la salvación del
mundo. La llamada a la santidad y el deseo de evangelizar por amor son el motor profundo de
todo compromiso comunitario.

3
En un primer tiempo la Comunidad fue reconocida como asociación privada internacional de fieles de derecho pontificio, el 8 de
diciembre de 1992. Más tarde fue erigida en asociación pública, por decisión del Consejo pontificio para los laicos, el 8 de junio de
2009.
4
Cf Canon 116 del derecho Canónico: Son personas jurídicas públicas las corporaciones y fundaciones constituidas por la autoridad
eclesiástica competente para que, dentro de los límites que se les señalan, cumplan en nombre de la Iglesia, a tenor de las prescripcio-
nes del derecho, la misión que se les confía mirando al bien público; las demás personas jurídicas son privadas.
5
Cf. Por ejemplo Deis Biju Duval, la efusión del Espíritu Santo, Ed del Emmanuel y Mns Albert-Marie de Monleon Dad testimonio,
la Renovación carismática católica, Ed. Mame.
6
Ella se sitúa así en la línea del Concilio Vaticano II que ha recordado la vocación universal a la santidad (cf. Lumen Gentium, capí-
tulo V). Ver también en relación a este propósito Novo Millenio Ineunte § 30-31.
7
Eucaristía y sacramento de reconciliación (cf 1.20 y 1.21)
• En el mundo sin ser del mundo

1.5. Imitar a Cristo en su encarnación consiste para los miembros del Emmanuel en vivir como
misioneros en el lugar donde Dios les ha colocado (ver 1.25): en el mundo sin ser del
mundo. Se trata de vivir las gracias del bautismo en la vida seglar (familia, sociedad, cul-
tura, trabajo…) con el fin de llevar allí a Cristo y ser signos del Emmanuel para los demás
«El resplandor de la Comunidad en numerosas diócesis y países de diversos continentes,
confirmada por los obispos, permite reconocer que contribuye a enriquecer la vida de la
Iglesia, convirtiéndose cada vez más en el signo de que Dios está con nosotros” (Decreto de
aprobación de los Estatutos de 1992).

1.6. La Comunidad de Emmanuel es profundamente seglar. Sus miembros se comprometen


plenamente en la sociedad y la sirven lo mejor posible según sus medios, sus cualidades, sus
talentos. No buscan – por ejemplo para estar más disponibles para la misión- huir del mundo
o reducir al mínimo su vida de trabajo, de familia o el servicio a los demás. Es en el corazón
de este compromiso sin reservas donde desean vivir como testigos de Cristo « en el mundo
sin ser del mundo » según los valores evangélicos y sus consecuentes elecciones.

• Apóstoles del amor de Dios y testigos de la misericordia.

1.7. Los miembros del Emmanuel anuncian, de palabra y con hechos, el amor que Dios tiene por
los hombres y su misericordia por los pecadores. Esta misericordia que se manifiesta por la
muerte de Cristo en su Corazón traspasado (cf. Jn 19,34), hace a la Comunidad particular-
mente cercana al mensaje de Paray-le-Monial:8 « He aquí este Corazón que tanto ha amado
a los hombres ». Anunciando este amor, los miembros del Emmanuel abren las puertas a la
esperanza:
«No hay nadie, tan perverso y tan culpable que, si verdaderamente está arrepentido de sus
pecados, no pueda contar con la esperanza cierta de perdón. Cristo, que ha muerto por todos
los hombres, quiere que, en su Iglesia, estén siempre abiertas las puertas del perdón a
cualquiera que vuelva del pecado» (Catecismo de la Iglesia Católica § 982).
Ser apóstol del amor y testigo de la misericordia, es también ser fuente de reconciliación entre
los hombres y artesanos de paz.

• Una vida sencilla y un espíritu de pobreza

1.8. El Emmanuel vino al mundo como un pobre entre los pobres... Siguiéndole a El, toda la
Comunidad está llamada a llevar, en medio del mundo, una vida sencilla en espíritu de po-
breza.

1.9. La sencillez de vida forma parte de la vocación de los miembros de la Comunidad en su


conjunto. Ella implica dimensiones tanto materiales y humanas como espirituales.
• El espíritu de pobreza se expresa por elecciones de vida más sencilla y de empobrecimiento
voluntario para dar paso a lo esencial y asemejarse a Cristo que se hizo pobre. El diezmo (ver
Estatutos nº 21, y también 5.23 y 15.38) es uno de los medios que propone la Comunidad para
vivir ese empobrecimiento, abriéndose a la vez a un compartir justo. La ayuda mutua y la
solidaridad, el don generoso de su propio tiempo (ocio, vacaciones, etc.) para el servicio de la
Iglesia y la misión, son otros medios.
• Esta llamada a una vida sencilla y a un espíritu de pobreza, se comprende y se vive
siguiendo el ejemplo del camino de infancia espiritual, tal como lo vivió Santa Teresa del
Niño Jesús.
• En la vida comunitaria, es aceptar las pobrezas de los demás (enfermedad, debilidades,
defectos…) y solidariamente llevarlas juntos.

8
Ver anexo 3
El camino en la Comunidad y en la Fraternidad

• María, madre de Emmanuel

1.10. Como María en la Anunciación, los miembros del Emmanuel quieren abrirse al don del Espí-
ritu para acoger a Jesús, el Verbo de Dios, a fin de darlo al mundo a través de la
evangelización.

1.11. Con Jesús y con los apóstoles, aprenden a vivir cotidianamente con María, madre de
Emmanuel. Ella es el modelo de santidad y de evangelización puesto que dio al mundo a
Aquél que debía salvarlo. Es también la protectora de los compromisos de cada uno y la
garante de su fidelidad: “El amor a María, madre de Emmanuel, que fue la primera que le
trajo al mundo, asegura la fidelidad a la gracia de la primera llamada” ( Decreto de apro-
bación de los Estatutos, 8 de diciembre de 1992 ).
Por eso los miembros del Emmanuel se confían diariamente a la intercesión de la Virgen Ma-
ría y se complacen en recitar, unidos a los miembros de la Fraternidad de Jesús, (cf 1.49) la
oración de consagración a Jesús por medio de María, según san Luis-María Grignion de
Montfort

1. B. La gracia de la Comunidad

1.12. «La gracia profunda de la Comunidad viene de la adoración eucarística al Dios realmente
presente en medio de nosotros: “Emmanuel”. De esta adoración nace la compasión por
todos los hombres que mueren de hambre, material y espiritualmente. De esta compasión
nace la sed de evangelizar en el mundo entero y particularmente a los más pobres. El aban-
dono al Espíritu Santo, la Palabra de Dios, la intercesión de María Madre de Dios, los
sacramentos y la liturgia, enraízan la vida comunitaria y apostólica en la vida misma de la
Iglesia» (Estatutos Preámbulo I) Pierre Goursat9, el fundador de la Comunidad de
Emmanuel, vivió en concreto esta gracia y la enseñó a los miembros de la Comunidad.

• La efusión del Espíritu

1.13. La efusión del Espíritu es una apertura de corazón al Espíritu Santo al cual damos totalmente
la vida para que sea El quien la conduzca. Corresponde ante todo a una iniciativa de Dios a
través de la cual se manifiesta de una manera especial como una persona viva y cercana. Las
personas renovadas por esta experiencia descubren o redescubren el sentido de su bautismo y
de su confirmación. Responden con una conversión, un cambio de vida que les permite, de
manera progresiva, poner a Dios en el centro de su vida.

1.14. Entre los frutos de esta experiencia citaremos :


• El gusto por la Palabra de Dios, recibida como actual, viva y eficaz. Por eso los miembros
del Emmanuel tienen la costumbre de anotarla para favorecer la meditación y su puesta en
práctica. “Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica” (Lc 11, 28).

• La vida de oración en todas sus dimensiones: personal y comunitaria, alabanza e


intercesión…
• La práctica de los sacramentos que alimentan y mantienen una auténtica vida en el Espíritu
Santo.

9
Para un mayor conocimiento de Pierre Goursat, , ver el libro de Bernard Peyrous y Hervé-Marie Catta,El fuego y la
Esperanza; Pierre Goursat Palabras de Martine Catta; de Francis Kohn, Orar 15 días con Pierre Goursat, fundador de
la Comunidad de Emmanuel Ed Nouvelle Cité.

13
• El deseo de vida comunitaria10.
• El celo por anunciar la Buena Nueva.
• La profundización de la vida cristiana fundamentada en las virtudes teologales.
• El amor de la Iglesia y la confianza en su Magisterio.

1.15. Los carismas, « manifestaciones del Espíritu para provecho común» (cf. 1 Co 12, 7), son
distribuidos en su diversidad para acompañar el camino de conversión de las personas y a la
evangelización a la que están llamadas siguiendo a Cristo.

• La alabanza

1.16 La efusión del Espíritu permite a la alabanza desarrollarse en la vida de la persona. Respon-
diendo a la llamada del Señor a estar «siempre alegres [...] y a dar gracias a Dios por todo»
(1 Tes 5,16-18), los miembros de la Comunidad experimentan la realidad de la presencia de
Dios en su vida cotidiana y dan testimonio de ello en el mundo. Se comprometen a «una ora-
ción diaria de alabanza celebrada gozosamente y comunitariamente siempre que sea posi-
ble”» (Estatutos nº15).

1.17 En la Comunidad se vive la alabanza en múltiples ocasiones: en familia, en maisonnée, en el


curso de los encuentros comunitarios, en los servicios...
La alabanza no se limita sin embargo a un conjunto de prácticas comunitarias o personales.
Los miembros del Emmanuel desean vivir cada instante de su día en la alabanza. La oración
contínua a la que el Señor los llama, es en primer lugar, la oración de alabanza. Descubren
que en todo acontecimiento de la vida diaria, ya sea alegre o difícil, hay motivo para glorificar
a Dios en la certidumbre de que «todo concurre al bien de los que le aman» (cf. Rm 8,28). La
alabanza transforma su mirada sobre lo cotidiano, refuerza su fe y les permite vivir la con-
fianza y el abandono gozoso al Señor en el instante presente.

1.18 Para los miembros del Emmanuel, la alabanza es un modo de vivir que les construye como
personas y edifica también a la Comunidad. Les desvía de sí mismos, les incita a descubrir la
caridad y a escuchar a los hermanos. Es evangelizadora.

• La liturgia

1.19 Es en esta gracia de alabanza, adoración y escucha de la Palabra de Dios que la Comunidad
recibe y vive la Liturgia de la Iglesia. Su celebración alimenta la vida comunitaria y su belleza
emociona a los corazones en la evangelización. Los miembros de la Comunidad cuidan vivir
este don de Dios. Desean desarrollarlo dedicando tiempos de preparación, formación, también
a través de la composición y el aprendizaje de cantos.

• Los sacramentos: eucaristía y reconciliación

1.20 La Eucaristía ocupa un lugar central en la vida de la Comunidad y en la de sus miembros.


«Los miembros de la Comunidad de Emmanuel se comprometen en la medida de lo posible
[...] a la participación diaria de la Eucaristía» (Estatutos nº15). Esta participación diaria es
vital para todos ellos. Les permite «reconocer a Jesús como el centro de su vida» (Estatutos ─
Preámbulo I) y recibirlo como alimento (cf. Jn 6,55). Refuerza su unidad en la caridad. La

10
La Comunidad nace de esta experiencia del Espíritu: “Por su misma naturaleza, los carismas son comunicativos y
engendran una “afinidad espiritual particular entre numerosas personas”. (Christefideles laici , 24) así que es de una
amistad en Cristo, de donde nacen los movimientos” (Juan Pablo II, discurso en la Vigilia de Pentecostés 1998).
El camino en la Comunidad y en la Fraternidad

Eucaristía es la fuente que les convierte en adoradores en el corazón del mundo. Enraíza cada
uno de sus actos en la contemplación y les abre a la compasión misma de Jesús.
Como lo explica el Decreto de aprobación de los Estatutos (8 de diciembre de 1992), las
gracias de adoración, de compasión y de evangelización fluyen de la Eucaristía: «Los
miembros de la Comunidad desean vivir en espíritu de adoración, de compasión y de evan-
gelización, la realidad de Emmanuel, Dios con nosotros en la vida cotidiana. La celebración
y la adoración eucarística, así como la contemplación en el corazón del mundo, abren a la
compasión con Jesús para amar y servir a los pobres, evangelizar y llevar la luz de Cristo a
las culturas y a las sociedades».

1.21 «Los miembros de la Comunidad de Emmanuel se comprometen, en la medida de lo posible,


[…] a frecuentar regularmente11 el sacramento de la reconciliación» (Estatutos n° 15) a tra-
vés del cual experimentan la misericordia inagotable de Dios para con ellos y sacan nuevas
fuerzas para avanzar por el camino de la santidad. Esta experiencia les conduce naturalmente
a llegar a ser ellos mismos testigos de la misericordia (cf. 1.7).

• Adoración, compasión, evangelización

1.22 La adoración, la compasión, la evangelización son el fundamento del carisma del Emmanuel.

1.23 «Los miembros de la Comunidad de Emmanuel se comprometen en la medida de lo posible a


un largo tiempo de adoración cada día (adoración del Santísimo Sacramento cuando esto sea
posible)» (Estatutos nº15). Al hacerla, contemplan a Cristo presente en su eucaristía, que
entrega su vida por amor para la salvación de todos los hombres. Le adoran no solamente por
sí mismos, sino por todos los hombres. Abren su corazón al amor infinito de Dios para que es-
te amor de misericordia se derrame sobre el mundo. Se ofrecen a sí mismos para responder a
la sed de amor que Cristo expresó en la cruz (Jn 19,28).

1.24 “La contemplación nos enseña a verlo todo a la luz de la compasión” (Catecismo de la Iglesia
Católica, nº 2715). La adoración vivida día tras día conduce pues a los miembros del
Emmanuel a compartir los sentimientos del mismo Cristo hacia todos los hombres: así es la
compasión hacia aquellos “que mueren de hambre, material y espiritualmente” (Estatutos -
Preámbulo I). Esta se expresa muy concretamente en su comportamiento y a través de
diferentes obras comunitarias. Jesús se da a querer en el pobre y en el que sufre (cf. Mt
25,40).
La adoración conduce a los miembros del Emmanuel a darse cuenta de que la mayor miseria,
el sufrimiento más profundo es no conocer a Dios o estar separado de El por el pecado. Les
hace comulgar con la compasión misma de Jesús que encontró su expresión última en la cruz:
“Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único [...] para que el mundo se salve por El”
(Jn 3,16-17). La verdadera compasión de Jesús es salvar a los hombres creados por el Padre.
Ser discípulo del Emmanuel es arder de deseos de contribuir con Él a que todos los hombres
se salven.

1.25 La adoración y la compasión conducen a la evangelización, vocación de la Comunidad,


como lo confirma el Decreto de aprobación de los Estatutos (8 de diciembre de 1992): «La
llamada del Santo Padre a la nueva evangelización no hace más que confirmar la vocación
de la Comunidad de Emmanuel de participar en el cumplimiento de la misión de la Iglesia en
el mundo actual».
Los miembros del Emmanuel comparten los gozos y las esperanzas, las tristezas y las

11
Se aconseja un ritmo mensual.

15
angustias de los hombres, sobretodo de los pobres y de todos aquellos que sufren
(cf. Gaudium et Spes nº 1).
Impulsados por el Espíritu Santo, quieren humildemente ponerse a su servicio y compartir
con ellos la esperanza de la salvación.
1- La evangelización concierne en primer lugar a la persona que evangeliza. Ella es la
primera en dejarse evangelizar y transformar por el Señor.
2- Se manifiesta primero y ante todo por actos individuales en los círculos de conocidos de
cada cual: familia, amigos, trabajo... Cada miembro de la Comunidad es misionero ahí
donde vive, estimulado y apoyado por los demás.
3- Implica también la participación en las obras apostólicas iniciadas por la Comunidad,
respondiendo a nuevas situaciones en las realidades sociales económicas, políticas y
culturales12: evangelización directa (calle, puerta a puerta…) evangelización de las
familias, de las personas en la vida activa, de los jóvenes, etc…
4- Se expresa por el compromiso en las actividades de la Iglesia local o universal.
5- Se encarna finalmente en las misiones confiadas explícitamente por la Iglesia a la
Comunidad.

1.26 A ejemplo de Teresa de Lisieux, patrona de las misiones, los miembros del Emmanuel viven
también su llamada misionera a través de la ofrenda de los pequeños sacrificios, las contrarie-
dades de la vida diaria y toda clase de dificultades (pruebas, enfermedades, minusvalías…)

• Todos los estados de vida

1.27 La Comunidad de Emmanuel está dirigida a la santificación y a la misión, que es la vocación


común del pueblo de Dios (cf. Lumen Gentium §11). Los medios que propone para ello son
accesibles para todos los bautizados y confirmados. La Comunidad ha reunido, desde el
comienzo, a todos los estados de vida: laicos (casados y solteros), laicos comprometidos en
el celibato y clérigos (sacerdotes y diáconos). Este deseo, relativamente reciente en la
Iglesia, de una vida fraterna reuniendo todos los estados de vida ha encontrado su formali-
zación canónica con la aparición, en 1983 del nuevo Código de Derecho Canónico, como
uno de los frutos del Concilio Vaticano II.
Juntos, como bautizados, los miembros de la Comunidad se sostienen en su llamada a vivir
el sacerdocio común de los fieles y a participar a la función real y profética de Cristo (cf.
Lumen Gentium n°10-13).

1.28 La presencia de todos los estados de vida en la Comunidad es constitutiva de la llamada al


Emmanuel. Es necesaria tanto para la evangelización como para la santificación de todos. La
experiencia muestra como el trabajo en común da fruto para la misión. La fidelidad de cada
uno a su vocación propia participa a la santificación de todos.

• Una llamada universal

1.29 Desde el inicio la Comunidad de Emmanuel se extendió fuera de las fronteras de Francia,
donde nació. Actualmente está presente en numerosos países en todos los continentes. Esta
dimensión internacional del Emmanuel, con su diversidad de culturas y lenguas, es un reto y
una llamada a vivir en comunión en la riqueza de las diferentes complementariedades entre
las naciones. En cada lugar, el carisma del Emmanuel a una vida contemplativa y misionera
en el mundo está llamado a adaptarse a la cultura, al idioma y a la realidad local, en la
comunión de todos.

La mística del Emmanuel

12
Ver en relación a este propósito la exhortación apostólica de Juan Pablo II “Los Fieles Laicos” § 3.
El camino en la Comunidad y en la Fraternidad

1.30 Santificación y evangelización son indisociables. El hecho de poder responder, juntos en la


Iglesia, a su llamada a la santidad y a la misión en el corazón del mundo es un don de Dios.
Pierre Goursat llamaba a esta vida diaria de unión a Cristo «la mística del Emmanuel»… A
la escucha del Espíritu Santo, en la adoración, el amor fraterno, la alabanza.

2. La Fraternidad de Jesús

Una llamada particular

1.31 La Fraternidad de Jesús es una llamada particular de Dios en el corazón de la


Comunidad de Emmanuel13 .
« Entre los miembros católicos de la Comunidad de Emmanuel, algunos pueden recibir una
llamada más radical. En el corazón mismo de la Comunidad, la Fraternidad de Jesús
propone una entrega de sí mismo por medio de una consagración, un compromiso más
determinado de fidelidad a la Iglesia y de disponibilidad para la misión en el contexto
comunitario» (Estatutos — Preámbulo II b).

1.32 Esta llamada se expresa por medio de una consagración que es « una renovación voluntaria
de la consagración de los bautizados (Lumen Gentium § 10) como un don total de sí para un
compromiso de disponibilidad con el Señor, con su Iglesia, con la evangelización ».
( Estatutos — Preámbulo II d).
Las personas de todos los estados de vida, que reciben de Dios esta vocación particular, están
llamadas a un don total y definitivo de sí mismas al servicio del Señor y de la misión. Ellas
reconocen en la Comunidad de Emmanuel el lugar ordinario y privilegiado para vivir
esta llamada. Sea cual sea su estado de vida o actividad profesional.

1.33 Los miembros de la Fraternidad viven esta consagración juntos como hermanos y hermanas
de Jesús.
El camino en la Fraternidad de Jesús implica una comunión fraterna concreta, el don de sí
los unos por los otros y el servicio recíproco de la santidad de los hermanos.

1.34 La Fraternidad de Jesús es depositaria de la vocación del Emmanuel y de la fidelidad


a su carisma. Es el corazón de la Comunidad. Todos los miembros de la Comunidad están
llamados a la santidad según el carisma propio del Emmanuel. Aquellos que caminan en
la Fraternidad de Jesús están llamados juntos a llevar la Comunidad entera por un
don total de ellos mismos sin reserva y definitivo.
Los miembros de la Comunidad que caminan en la Fraternidad de Jesús viven esta llamada
en el corazón del mundo, en sus actividades profesionales, sociales o culturales. Algunos
pueden, en nombre de esta llamada, por un tiempo, más o menos largo, estar disponibles
como «permanentes» (ver capitulo 12) para los servicios y las obras misioneras de la
Comunidad.

1.35 La consagración en la Fraternidad de Jesús corresponde a una ofrenda de toda la vida, en el


seguimiento de Cristo en la Comunidad, los miembros de la Fraternidad aceptan de ofrecer
las dificultades de todo orden para participar con Cristo a la salvación de los hombres (cf Col
1,24). Procurarán vivir esta dimensión en lo concreto de su vida diaria.

13
Excepcionalmente, los Estatutos prevén que “ Algunas personas no miembros de la Comunidad de Emmanuel, pero
católicos comprometidos en comunidades de espíritu análogo, pueden ser admitidas en la Fraternidad de Jesús”
(Preámbulo IIc)

17
1.36 Porque es una ofrenda sin reserva de ellos mismos al Señor, la consagración en la Frater-
nidad es espiritualmente un compromiso de por vida, en el respeto de la libertad que dejan a
las personas las disposiciones canónicas y estatutarias.
Es la razón por la cual un discernimiento particular es necesario para admitir a las personas
en la Fraternidad de Jesús, vigilando especialmente que hayan recibido su llamada como
una verdadera vocación y no como la expresión de una disponibilidad momentánea al
servicio de la misión (ver 2.29 y siguientes).

1.37 Cada año, como todos los miembros de la Comunidad de Emmanuel y para expresar
la fidelidad de su respuesta a la llamada de Dios, los consagrados en la Fraternidad de
Jesús renuevan su compromiso en la Comunidad (cf 2.17).
En efecto, el carácter definitivo de la consagración en la Fraternidad de Jesús no altera en
nada la libertad y la voluntad propia de aquel que ha dado el paso.
Renovando su compromiso en la Comunidad de Emmanuel, la persona consagrada en la Fra-
ternidad de Jesús renueva así en el secreto de su corazón, la ofrenda de toda su vida a Cristo
y la disponibilidad para la misión que manifestó el día de su consagración.
Para una persona consagrada en la Fraternidad de Jesús, la renovación de su compro-
miso en la Comunidad no está desconectado del paso de consagración hecho en el
pasado.

Fidelidad a la Iglesia

1.38 La consagración en la Fraternidad expresa igualmente “un compromiso más determinado de


fidelidad a la Iglesia” (cf Estatutos – Preámbulo II b).

Disponibilidad para la misión

1.39 El camino en la Fraternidad de Jesús comporta un paso de disponibilidad para la misión.


Esta disponibilidad es un principio de vida en la Fraternidad. Se vive cotidianamente en la
Comunidad (cf 1.32). Orienta toda la Comunidad hacia la evangelización.

1.40 La disponibilidad para la misión se vive como un don de sí mismo, para la construcción de
la Iglesia, en la vida cotidiana, las maisonnées, las misiones comunitarias locales inclusive
las más sencillas…Comporta también una apertura a la posibilidad de ser enviado a una mi-
sión lejana o cercana, por un corto tiempo, o por un período más largo (ver capitulo 13).

1.41 La disponibilidad para la misión no contradice jamás los compromisos humanos y cristianos
a los cuales una persona ha sido llamada. Como expresión del don total de sí misma, com-
porta sin embargo rupturas. Estas pueden afectar diferentes puntos. Pueden implicar
grandes cambios (opciones familiares, cambios de domicilio, reorientaciones
profesionales…) o pequeños sacrificios diarios (don de su tiempo, aceptación de servicios
humildes…).

1.42 El misionero es un enviado. No escoge su misión, la recibe. La disponibilidad para la misión


puede trastornar los proyectos personales, pero es siempre fuente de gozo14.

1.43 La disponibilidad no es del orden del activismo. Puede y debe vivirse siempre como una
ofrenda de amor, incluso cuando las acciones misioneras sobre el terreno son difíciles, por
ejemplo por razones de edad o de salud.

14
Fue el caso de los peregrinos de Emaús (Lc 24, 18-35). En camino, escuchando a Jesús explicarles las Escrituras,
recibieron una efusión del Espíritu que les hacia decir: “¿No ardía nuestro corazón mientras lo escuchábamos?”
(v.32).Después de haber reconocido a Jesús en la fracción del pan, la Eucaristía, el Espíritu les empuja a abandonar sus
propios proyectos para regresar a Jerusalén. Se vuelven disponibles para ser misioneros y testigos de la resurrección con
los apóstoles.
El camino en la Comunidad y en la Fraternidad

1.44 La disponibilidad para la misión supone para cada uno de otorgar su confianza al gobierno
local e internacional de la Comunidad y de la Fraternidad. Este cuida por no proponer
misiones que, por su naturaleza o por su extensión, serían incompatibles con los deberes de
estado fundamentales de las personas (conyugales, parentales, sacerdotales, etc.). En todos
los casos la libertad de la persona es respetada.
Sólo el Moderador asistido por su Consejo está autorizado a proponer, en nombre de la
disponibilidad, misiones que impliquen grandes rupturas de vida: cambio de trabajo, cambio
de domicilio, misiones lejanas, etc.

1.45 La disponibilidad se vive también en la vida apostólica normal de cada provincia. Los
consagrados en la Fraternidad reciben y disciernen las proposiciones de servicios y misiones
de sus responsables locales con la actitud de apertura de corazón que caracteriza la disponi-
bilidad para la misión.

1.46 La disponibilidad se expresa tanto en la aceptación de nuevas misiones como en el desapego


hacia las antiguas misiones.

Solidaridad entre los miembros de la Fraternidad

1.47 La consagración en la Fraternidad abarca una dimensión de apoyo mutuo entre los miembros
y entre los diferentes estados de vida: “implica una solidaridad comunitaria más profunda,
un amor y una caridad más especial entre nosotros” (Estatutos-Preámbulo II e).
La inquietud por la conversión, por el don de sí mismo, por la fidelidad a la enseñanza de la
Iglesia, por la adoración que sostiene cada miembro de la Fraternidad constituye el terreno
de confianza mutua, de creatividad y de disponibilidad en el cual se enraíza la llamada co-
mún. Es también lo que funda la solidaridad que une a todos los miembros de la fraterni-
dad.
Esta particular solidaridad se manifiesta primero por un espíritu de caridad, un apoyo a los
hermanos tanto material como espiritual y una puesta en común lo más amplia posible de los
medios de cada uno para la misión.

1.48 Es porque los miembros de la Fraternidad de Jesús se dan juntos que cada uno puede darse
totalmente.

María, modelo de consagración

1.49. La Virgen María es modelo de consagración y disponibilidad. Por su sí en la Anunciación,


dió un Salvador al mundo. Por su sí al pie de la cruz, es madre de todos los hombres. Por eso
los miembros de la Fraternidad rezan diariamente la consagración a Jesús por las manos de
María según san Luis María Griñón de Montfort.
“Te elegimos hoy, María, en presencia de todos los santos, como nuestra Madre y nuestra
Reina. Te entregamos y consagramos, con toda sumisión y amor, nuestro cuerpo y nuestra
alma, nuestros bienes interiores y exteriores, y hasta el valor de nuestras buenas acciones
pasadas, presentes y futuras. Dejándote completo y pleno derecho para disponer de
nosotros y de todo lo nuestro, sin excepción, según tu beneplácito, para la mayor gloria de
Dios ahora y por la eternidad”.

19
2. Camino
en la Comunidad y la Fraternidad
2.1. Las etapas en la Comunidad de Emmanuel y la Fraternidad de Jesús se inscriben en una di-
námica que une la llamada que Dios dirige a una persona y la respuesta progresiva de ésta.
Estas etapas no son un objetivo en sí mismas, corresponden a una entrega cada vez mayor a
Cristo en el seno de la Comunidad y de la Fraternidad. El discernimiento de esta llamada se
realiza conjuntamente por ambas partes: la persona que hace la solicitud y la Comunidad o la
Fraternidad que evalúa la objetividad de la llamada.

1.- Las etapas en la Comunidad

2.2. Los estatutos prevén un camino en dos etapas: el tiempo de probación y el compromiso. “Al
compromiso le precede un período de probación de dos años como mínimo, que comprende
etapas fijadas por la costumbre, o, si llega el caso, por un reglamento interior, uno y otro
aprobados por el consejo” (estatutos nº 11).
Desde 2004, el tiempo de probación es llamado etapa de acogida y discernimiento.

Descubrimiento de la Comunidad

2.3. A la etapa de acogida y de discernimiento, le precede normalmente un primer contacto


informal con la Comunidad durante el cual las personas interesadas pueden participar en
diferentes actividades o encuentros comunitarios (maisonnées abiertas, fines de semanas
comunitarios, misiones, etc.). Este primer contacto tiene una duración variable según las per-
sonas, su ritmo, su manera de acercarse a la Comunidad. Si la persona no lo ha hecho, se les
propone vivir la experiencia de la efusión del Espíritu, gracia fundadora de la Comunidad.
En cada región, el responsable local velará a que cada “observador” beneficie de un segui-
miento apropiado y determinará con la persona un tiempo preciso para ese tiempo de des-
cubrimiento. Al final de este tiempo, el responsable hará un balance con la persona con el fin
de determinar su entrada en la etapa de acogida y discernimiento o para dejar de participar
en la vida comunitaria.

La etapa de acogida y discernimiento

2.4. Si una persona lo desea y el acuerdo es dado previo encuentro con los responsables locales o
sus delegados, ésta entra en la etapa de acogida y discernimiento. La entrada en esta etapa se
hace con sencillez15, rodeado por la oración de los hermanos por fórmula siguiente: “Yo,
([N], entro en etapa de acogida y discernimiento en la Comunidad de Emmanuel.”
Este paso se desarrolla normalmente en los encuentros comunitarios o, con el acuerdo del
responsable de provincia o sector, en maisonnéee, en el grupo de oración, sesiones….

2.5. La etapa de acogida y de discernimiento es en primer lugar un tiempo de discernimiento de


la llamada comunitaria. La Comunidad se compromete a apoyar a la persona acogida y le
ayuda a confirmar la realidad de su llamada a través de su camino en la vida de la comuni-
taria: participación a los encuentros comunitarios, maisonnée, acompañamiento, formación
(cf estatutos nº 22 y 6.1) servicios (compasión o evangelización,)…Con el fin de adaptarse al

15
La etapa de acogida y discernimiento no es necesaria hacerla delante del Santísimo Sacramento
El camino en la Comunidad y en la Fraternidad

camino personal de los nuevos miembros, el responsable local precisa con la persona aco-
gida las modalidades concretas de esta etapa para permitirle progresivamente16:
- una comprensión profunda de las gracias de la Comunidad,
- un discernimiento de la llamada de Dios,
- una preparación al don de sí mismo para el servicio de Dios y de la Iglesia.

2.6. La etapa de acogida y de discernimiento tiene una duración variable en función de las per-
sonas. Estatutariamente, dura al menos dos años (cf Estatutos nº 11) y es bueno que no dure
más de cuatro años.

2.7. Durante la etapa de acogida y discernimiento, un seguimiento personal es fundamental. Es


proporcionado por el acompañamiento17 lo antes posible, así por los responsables o por las
personas que estos delegan. Constituye una ayuda para el discernimiento. Ayuda a la persona
a acoger y a poner en práctica poco a poco los compromisos comunitarios; la oración
personal, la alabanza, la participación a la eucaristía, el servicio, la adhesión al Magisterio de
la Iglesia…Es empezando a vivir estas gracias que la persona acogida podrá autentificar
poco a poco su llamada al compromiso en la Comunidad de Emmanuel.

2.8. Las provincias toman a su cargo la formación de las persona en etapa de acogida y discerni-
miento (cf capitulo 6).
Siempre que sea posible, la Comunidad aconseja organizar para estas personas18
maisonnées de formación (ver también 6.9) permitiendo dispensar la formación de manera
progresiva y contínua durante dos años.

2.9. La formación comprende también una importante dimensión práctica: el aprendizaje progre-
sivo del servicio en la caridad, el descubrimiento de la vida en el Espíritu Santo y el ejercicio
de los carismas. Se trata de descubrir las diferentes actividades de la Comunidad, participar
en ellas y tomar compromisos para conocerla mejor, y descubrir también los carismas perso-
nales.
Al término de la etapa de acogida y discernimiento, la persona puede comprometerse si ha
reconocido para ella la llamada comunitaria y que la Comunidad autentifica; si no, la
persona deja la Comunidad.

El compromiso en la Comunidad

2.10. Al comprometerse, la persona reconoce en la Comunidad de Emmanuel, sus gracias y sus


exigencias, el lugar privilegiado para vivir la llamada a la santidad :
- con los otros miembros de la Comunidad
- en la apertura al Espíritu Santo
- para el servicio de la Iglesia.
Ella se convierte en miembro de pleno derecho de la Comunidad y acepta vivir según los
Estatutos de la Comunidad.

16
El carácter progresivo de la puesta en práctica de las gracias y los compromisos comunitarios es esencial durante la
etapa de acogida y discernimiento. Los responsables velarán por ellos, sobre todo en lo que concierne a los jóvenes.
17
Según las posibilidades locales
18
Podemos incluso considerar la inserción en la maisonnée de formación (1er año) de los observadores, desde el
momento que aceptan el principio de formarse.

21
Discernimiento del compromiso

2.11. Los elementos objetivos presentados más abajo sostendrán a la persona en su camino y sus
elecciones. Se tendrán también en cuenta en el discernimiento operado por los responsables.
Estos criterios deben entenderse en espíritu de progresión y gradualidad19:
1. Unión personal con Cristo:
- La experiencia de una relación personal con Cristo.
- La vida en el Espíritu (1.13 a 1.15).
- La formación comunitaria (ver capitulo 6).
- El amor a la Iglesia y la adhesión al Magisterio (cf 2.15).
- La vida sacramental.
- El amor a la Virgen María (cf 1.10 y 1.11).
2. Vida y caridad fraterna:
- La fidelidad a los compromisos (cf 2.13).
- El don de sí juntos en el servicio.
- Un espíritu de benevolencia hacia las personas con la determinación de no criticar (cf3.2).
3. Don de sí en la compasión y la evangelización.
Todo ello se va profundizando con el tiempo.

2.12 La Unión con Cristo es el corazón del compromiso comunitario. Pasa por la puesta en prác-
tica progresiva de una vida de oración que comprende cotidianamente la alabanza matutina
(cf 1.16 a 1.18) como un largo20 tiempo de oración, en adoración delante del Santísimo Sa-
cramento “cuando sea posible” (estatutos nº 15). Esta vida de oración está llamada a ser una
prioridad para los miembros del Emmanuel. Para algunos, cansados por la edad, la enferme-
dad o un hándicap, la vida oración puede representar el signo concreto de su compromiso.
La unión con Cristo se manifiesta también por la frecuencia asidua al sacramento de la
reconciliación y la participación cotidiana en la Eucaristía “en la medida de lo posible” (Es-
tatutos nº 15). En el caso que la participación cotidiana en la misa sea difícil, por razones
prácticas y objetivas (alejamiento geográfico, ritmo de trabajo, estado de salud), es sin
embargo deseable que nazca este deseo de la Eucaristía y sea vivido en unión espiritual a la
misa diaria (por ejemplo, orar con los textos de la misa del día).
La alabanza diaria y la vida en el Espíritu Santo permiten a los miembros del Emmanuel
vivir cada día más unidos al Señor.

2.13 La fidelidad es también un compromiso y se vive:


- por la presencia en los encuentros comunitarios, en la maisonnée, en el acompañamiento,
- en un servicio comunitario (incluso pequeño)
- en un servicio apostólico (incluso pequeño).
Participar cada año en un servicio durante una de las sesiones es una dimensión fundamental
del compromiso.
La fidelidad en el servicio se construye progresivamente y se desarrolla en el corazón mismo
del compromiso en la Comunidad, según el estado y las etapas de la vida de cada uno. Es a
través del servicio común que se aprende concretamente el don de sí. Es un elemento esen-
cial para el crecimiento de la caridad fraterna y la construcción comunitaria. Este pasa tam-
bién por el diezmo, participación material concreta en la vida comunitaria (cf Estatutos nº
21)

19
La vida comunitaria se adapta a la vida cotidiana normal en el mundo activo, y en las circunstancias en las cuales
cada miembro puede encontrar personalmente” (estatutos nº 16). No se trata, pues, de “seguir una regla” o de validar
estos criterios como un “catálogo”, pero de entrar en esta “escuela de libertad y de santidad” que es la Comunidad de
Emmanuel.
20
La noción de « un largo tiempo» es relativa al estado de vida, a las obligaciones profesionales y familiares y al
camino humano y espiritual de cada uno.
El camino en la Comunidad y en la Fraternidad

2.14 La vida fraterna es la expresión de la comunidad de vida vivida en el Emmanuel (cf 1.1). El
compromiso en la Comunidad se hace en vistas de amar y aprender a amar. Los miembros
del Emmanuel están llamados a sostenerse los unos a los otros, tener la preocupación de su
mutua santidad, a mantener relaciones fraternas gratuitas, a vivir y ejercer la compasión
entre ellos “los miembros de la Comunidad Emmanuel se comprometen a una vida comuni-
taria susceptible de favorecer el espíritu de adoración, de compasión y de evangelización.”
(Estatutos nº 16)

2.15 El amor de la Iglesia “la sumisión llena de confianza al Magisterio y en la adhesión a la fe


de la Iglesia” (Estatutos nº 3) forman parte de la vida de los miembros del Emmanuel.
Tienen el deseo de poner en práctica la enseñanza de la Iglesia. Les anima una benevolente
confianza hacia sus pastores (papa y obispos). Esta fidelidad se manifiesta por el deseo de
conocer el Magisterio y adherirse a él. Comporta también una firme voluntad de abstenerse
de toda crítica hacia la Iglesia, reconocida como misterio de comunión y Cuerpo de Cristo
(cf Lumen Gentium nº 7).

2.16 Los compromisos están sometidos al discernimiento del Consejo y del Moderador ( cf Esta-
tutos nº 45) y tratados de manera ordinaria por los delegados del Moderador por una zona
(llamados también delegados de zona, cf 15.13). La persona en etapa de acogida y de discer-
nimiento que desea comprometerse se reúne con su responsable de provincia o delegado para
compartir su motivación. La persona escribe una carta pidiendo el compromiso dirigida al
Moderador. El responsable de provincia, una vez se ha informado sobre la persona a través
de aquellos que la conocen mejor, transmite la petición, acompañada de su parecer al dele-
gado de zona.
En su carta de petición de compromiso, la persona cuidará de presentar su situación
personal, su camino espiritual y comunitario. Compartir los frutos humanos y espirituales de
sus años en etapa de acogida y discernimiento, así como las razones que la llevan a pedir el
compromiso. En el caso de un matrimonio que desea comprometerse, cada uno de los cón-
yuges escribe su propia carta.

2.17 El paso de compromiso se hace delante del Santísimo Sacramento expuesto. Rodeado de
los hermanos y hermanas de la provincia o del sector, la persona expresa libremente su com-
promiso al Señor. En su oración, enuncia la formula siguiente: “Yo, [N], me comprometo en
la Comunidad de Emmanuel;”
El compromiso es anual (cf Estatutos nº 13). Se invita a cada comprometido a renovarlo pú-
blicamente cada año, durante un encuentro comunitario. Si una persona no puede estar pre-
sente, esta previene al responsable local y le significa su voluntad de renovar su compromi-
so.
Este paso es la ocasión para el comprometido de actualizar y profundizar su “sí” inicial
poniéndose cada año delante de los criterios objetivos de su llamada (cf 2.11). Permite
también, tomar en cuenta las situaciones personales que pueden evolucionar.
La renovación del compromiso se hace delante del Santísimo Sacramento con la siguiente
fórmula: “Yo, [N], renuevo mi compromiso en la Comunidad de Emmanuel.”

La no renovación del compromiso o retirada temporal o definitiva de la Comunidad

2.18 Los miembros de la Comunidad son libres de dejarla en cualquier momento. Si están com-
prometidos, se les pide que hagan llegar por escrito al Moderador los motivos que les han
impulsado a tomar esta decisión.

23
Recordemos que los estatutos prevén que “la no renovación anual del compromiso en la
Comunidad de Emmanuel comporta la salida de la Comunidad e igualmente de la
Fraternidad si se era miembro de ella” (nº 51)

2.19 Cuando una persona comprometida decide dejar la Comunidad, su retirada es considerada
como definitiva. En el caso en que quisiera reintegrar la Comunidad, solo puede hacerlo con
el acuerdo del Moderador o su delegado. La persona empieza de nuevo su camino en la
Comunidad por un tiempo de probación determinado según cada caso.

2.20 Los Estatutos de la Comunidad prevén: “En caso de incompatibilidad o de dificultad grave
con relación a los compromisos de la Comunidad de Emmanuel, el Moderador, de acuerdo
con el Consejo, puede invitar a un miembro a dejar la Comunidad, o proceder a su despido,
después de haber escuchado sus explicaciones. Se procede de manera análoga en la Frater-
nidad de Jesús” (nº 51).

2.21 Ciertas circunstancias pueden motivar a un miembro comprometido a tomar, por un tiempo
determinado, un alejamiento con respeto a la Comunidad.
Una vez terminado el tiempo previsto, previo encuentro con su responsable, el hermano po-
drá reintegrar la Comunidad en la fase de compromiso que era el suyo antes de su retirada
temporal.
La imposibilidad de participar a las actividades comunitarias (maisonnée, encuentros, servi-
cios…) por razones de enfermedad o vejez no constituyen una razón de retirada. El deseo de
estos hermanos de responder a la llamada del Señor y vivir las gracias comunitarias los man-
tiene en la comunión con el conjunto de sus hermanos.

Los amigos de la Comunidad

2.22 El estatuto de amigo de la Comunidad (cf. Estatutos nº 10) es remplazado ad experimentum


por el de “miembro asociado” (ver 2.24).

2.23 La expresión “amigos de la Comunidad” desde ahora se utiliza en sentido más amplio para
aquellos que, sin ser miembros, se sienten cercanos a ellos (benefactores de las obras del
Emmanuel, personas que participan regularmente a las actividades apostólicas, etc.)

El estatuto de miembro asociado

2.24 Los Estatutos prevén la existencia de miembros asociados, por ejemplo en el caso de “reli-
giosos o personas comprometidas en la vida consagrada en el sentido de los artículos 573 a
746 del Código de Derecho Canónico” (estatutos nº 8). Estas personas “pueden comprome-
terse como asociadas […] en la Comunidad de Emmanuel en el respeto de las obligaciones
propias a su Instituto, y con el consentimiento de sus superiores manifestado por escrito”
(ibid).
Este estatuto conviene, también a las personas casadas caminando en la Comunidad sin su
cónyuge. Este estatuto excepcional, - por una persona casada, el compromiso en la Comu-
nidad se vive normalmente en pareja – permite respetar la primacía del sacramento del ma-
trimonio. El camino es aceptado según cada caso, después de un discernimiento de los res-
ponsables locales y sometido al previo acuerdo del delegado de zona (cf 15.13). Este discer-
nimiento se basa en los siguientes puntos:
- Pertenencia de corazón de la persona a la Comunidad y su compromiso real en su vida:
en ningún caso se trata de vivir un compromiso a la “carta” pero de determinar las mo-
dalidades de compromiso adaptadas para vivirlas fielmente.
El camino en la Comunidad y en la Fraternidad

- Confirmar que el deseo de la persona de caminar en la Comunidad no es una huída en


primer lugar de su llamada y de su deber de estado.
- Reunirse con el cónyuge de la persona que desea comprometerse como miembro aso-
ciado y asegurarse de su consentimiento.

2.25 Con el acuerdo de los responsables locales y también el del cónyuge (o de su superior en el
caso de un religioso), la persona que desea caminar como miembro asociado entra en etapa
de acogida y discernimiento, pronunciando la siguiente fórmula: “Yo [N], entro en etapa de
acogida y discernimiento en vista de ser miembro asociado de la Comunidad de Emmanuel”.
Al final de ese tiempo de probación, y con el acuerdo del consejo, la persona puede com-
prometerse como miembro asociado. Este compromiso se hace delante del Santísimo Sa-
cramento, rodeado por la oración de los hermanos de la provincia o del sector, pronunciando
la siguiente fórmula: “Yo [N], me comprometo como miembro asociado de la Comunidad de
Emmanuel.” El compromiso se renueva cada año.

Los hermanos asociados

2.26 Los estatutos prevén que “Los bautizados no católicos no pueden ser admitidos al compro-
miso ordinario en la Comunidad. Sin embargo, pueden participar como “hermanos aso-
ciados” en la vida y en las gracias de la Comunidad en la medida en que:
• reconocen en la Comunidad una llamada de Dios para ellos,
• se declaran dispuestos a respetar a la Iglesia Católica en su Misterio, su identidad, su en-
señanza, su práctica sacramental,
• pueden participar significativamente en las gracias de la Comunidad, en su vida y sus
exigencias de manera compatible con el respeto y la lealtad debidos a la Iglesia a la cual
pertenecen.” (n° 9)
El camino de los bautizados no católicos que desean ser “hermanos asociados” es parecido
al de las personas que caminan hacia el compromiso, pero necesita el previo acuerdo del de-
legado de zona. Recordemos, al final de su tiempo de probación, estas personas: “Después
de la aprobación del Moderador y del Consejo, hacen un compromiso particular que especi-
fica su participación en la vida comunitaria y el respeto de los lazos con su Iglesia” ( Esta-
tutos n° 9).

Camino y acompañamiento

2.27 En el camino de cada persona, el acompañamiento desempeña un papel importante. Durante


la etapa de acogida y de discernimiento, el acompañante tiene la labor de sostener a la per-
sona en el discernimiento de su llamada, ayudándola a poner en práctica, a su ritmo, los
compromisos de la Comunidad. Cuida por ayudar a su acompañado a integrar concretamente
en su vida diaria los compromisos recibidos en la formación comunitaria.

2.28 Cuando el acompañado contempla una etapa en la Comunidad (o en la Fraternidad), es


normal que lo hable con su acompañante. Este puede ayudarle a discernir la oportunidad de
dicho paso. Si el acompañante cree percibir algún obstáculo, está obligado a señalarlo a su
acompañado. Si este desea perseverar en su decisión, es bueno, que con rectitud, confianza y
sencillez, las comunique él mismo a los responsables. Estos, por su parte, se impiden in-
terrogar directamente al acompañante, en nombre de la confidencialidad absoluta. (cf 4.3)

25
2.- Las etapas en la Fraternidad de Jesús
2.29 El camino en la Fraternidad de Jesús es una llamada particular en el corazón de la
Comunidad de Emmanuel (cf1.30) . Por eso toma cuerpo en el compromiso y la vida comu-
nitaria diaria. Se nutre por la participación en los retiros de Fraternidad. Esta llamada a la
consagración en la Fraternidad es discernida en el transcurso de un tiempo de probación.

2.30 La primera participación en un retiro de Fraternidad es por invitación del Moderador. El


discernimiento de las invitaciones es hecho por los responsables de provincia y los
delegados de zona a partir de los siguientes criterios:
- estar comprometido en la Comunidad o afianzado en la llamada comunitaria;
Una persona en etapa de acogida y discernimiento en la Comunidad podrá ser eventualmente
invitado a un retiro de Fraternidad como observador.
- Manifestar una radicalidad particular, expresándose por el fuego para la evangelización
del mundo según su estado de vida, el don de sí mismo en la vida comunitaria, la vida de
oración y el servicio.
- No dejarse llevar por un espíritu de critica (cf 3.2).
- Tener un buen equilibrio humano y psicológico.
- Para los matrimonios, avanzar juntos
La primera invitación no compromete a la Fraternidad para los retiros siguientes.

2.31 Si después de la primera invitación, es discernido que la persona puede tener una llamada a
la Fraternidad, se le propone entrar en probación en vistas a la consagración en la Fra-
ternidad de Jesús y a la disponibilidad para la misión. Esta etapa tiene como objetivo
verificar la disponibilidad de la persona para la misión y de permitir un tiempo de formación
y camino. Por esta razón, la etapa de probación dura al menos 3 años.

2.32 Además de los criterios enumerados por la primera invitación (cf 2.30), la entrada en
probación en la Fraternidad de Jesús supone :
- Estar comprometido en la Comunidad21 .
- Desear explícitamente avanzar hacia una consagración total de sí mismo “en vistas a un
compromiso de disponibilidad para con el Señor, su Iglesia, la evangelización” ( Estatu-
tos – Preámbulo II d).
- Estar dispuesto a vivir, durante el tiempo de probación, la disponibilidad para la misión
tal como lo describen los artículos 1.38.
- Comprometerse en la medida de lo posible a participar fielmente en los retiros de Frater-
nidad de Jesús, en todo caso al menos una vez al año22.

2.33 Al final de su tiempo de probación, la persona puede pedir la consagración. El paso de con-
sagración supone que se hayan verificado varias condiciones:
- Confirmar su deseo de vivir una ofrenda de sí mismo para servir al carisma misionero del
Emmanuel a través de la disponibilidad para la misión vivida durante el tiempo de pro-
bación (disponibilidad vivida en el seno de la Comunidad, presencia a los retiros de Fra-
ternidad, etc…)
- Aceptar los desapegos más o menos importantes que esta llamada puede implicar.
- Vivir una verdadera confianza hacia el gobierno de la Comunidad y la Fraternidad.

21
Para las personas miembros del Emmanuel, ver 2.36
22
Evidentemente pueden haber razones objetivas que pueden impedir el ejercicio de esta fidelidad, por ejemplo el hecho
que no haya cada año un retiro accesible. Pero si hay un retiro accesible, las personas que no puedan participar, están
invitadas a hablarlo explícitamente con su acompañante.
El camino en la Comunidad y en la Fraternidad

2.34 Las personas que desean dar un paso en la Fraternidad (probación o consagración) lo hablan
con su acompañante (cf 5.53). Para el paso de probación, dirigen su petición por escrito al
delegado de zona, este pide a los responsables de provincia su opinión.
Para la consagración, dirigen su petición por escrito al Moderador. Este pide la opinión al
responsable de provincia, del delegado de zona y del Consejo de la Fraternidad. Antes de la
consagración, se propone a demás un encuentro personal con uno de los miembros del Con-
sejo de la Fraternidad o un delegado.

2.35 Los pasos en la Fraternidad de Jesús se efectúan delante del Santísimo Sacramento expuesto,
rodeado de la oración de los hermanos, en el transcurso de un retiro.
Para entrar en probación, la persona dice la siguiente frase: “Yo, [N], entro en probación en
vistas de la consagración en la Fraternidad de Jesús y la disponibilidad para la misión.”
Para la consagración, la persona dice: “Yo, [N), me consagro en la Fraternidad de Jesús y me
declaro disponible para la misión.”

2.36 Ciertas personas que no son miembros de la Comunidad pueden ser invitadas a caminar en la
Fraternidad (ver Estatutos – Preámbulo II c) En ese caso su invitación y su camino dependen
directamente de la autoridad y del discernimiento del Moderador, asistido por el Consejo de
la Fraternidad.

27
3. La vida comunitaria :
Las maisonnées23

3.1. La Comunidad de Emmanuel es una comunidad de vida porque reúne a personas que com-
parten una llamada común que compromete toda su vida, a imagen de los primeros
creyentes que no tenían «sino un sólo corazón y una sola alma» (Hch 4,32). La unidad de
los miembros del Emmanuel se expresa en su vida fraterna, es decir, los encuentros comuni-
tarios, las maisonnées, el acompañamiento, la compasión y la evangelización vividas todos
juntos… El ejercicio de una caridad auténtica y profunda, así como la atención cotidiana al
otro, son un testimonio que manifiesta la presencia de Cristo en medio de ellos, y les hace
partícipes en la obra de anuncio de la Buena Nueva. « La comunión fraterna ya es un
anuncio de un mundo nuevo que Cristo vino a instaurar» (Benedicto XVI audiencia con la
Comunidad, el 3 de febrero de 2011, ver anexo 1).

3.2. Esta caridad y este amor fraternos llevan a los miembros de la Comunidad a rechazar todo
espíritu de crítica que hiere el Cuerpo de Cristo: no criticar jamás, ni siquiera en broma.
Pierre Goursat insistía mucho sobre esta regla. Nunca quiso impedir el ejercicio de un espí-
ritu crítico sano, pero quería que la caridad estuviese siempre en el primer lugar.
Los miembros del Emmanuel velan también en vivir sus relaciones fraternas en una justa
discreción a fin de favorecer la libertad de cada cual y la unicidad de su caminar.
«No juzguéis, para que no seáis juzgados» (Mt 7,1).

La maisonnée, primer lugar de vida comunitaria

3.3. Para apoyar y dinamizar el compromiso de cada uno de los miembros de la Comunidad de
Emmanuel a vivir en un espíritu de adoración, de compasión y de evangelización, los Esta-
tutos prevén « maisonnées, residenciales o no, según los casos» (n° 16). « En las maison
nées el acento se pone en el compartir fraterno, la santificación, la vida apostólica» (ibid).

3.4. Las maisonnées son el primer lugar de vida comunitaria. Son ─con el acompañamiento─ un
lugar privilegiado de solidaridad comunitaria para la santificación y la evangelización.
Cada miembro de la Comunidad está rodeado y sostenido por hermanos para responder
fielmente a la llamada de Dios a través de la Comunidad.

3.5. La maisonnée es un lugar de edificación.


Compartiendo con sencillez como Dios actúa en él, cada uno de los miembros de la
maisonnée edifica a los demás y al mismo tiempo construye la Comunidad. Da testimonio
de la misericordia de Dios en su vida diaria y anima a los demás a ser fieles a la llamada
recibida y al don renovado de ellos mismos. Manifiesta como el poder de Dios se desarrolla
en la debilidad (2 Co 12,9).
El compartir en maisonnée se hace en un clima de caridad y de misericordia donde cada uno
acepta al otro tal como es, lo respeta en su camino y guarda la discreción en lo que
concierne a su compartir.

3.6 La maisonnée constituye un apoyo fraterno para vivir fielmente los compromisos de la

23
Parar las maisonnées residenciales, ver capitulo sobre los jóvenes.
Les maisonnées

Comunidad: adoración, compasión y evangelización. En maisonnée cada cual, es el


guardián de la fidelidad de su hermano por la oración, el testimonio y el compartir.

3.7 La oración es el centro de la vida de maisonnée .


Cada reunión empieza por una alabanza alegre donde los carismas pueden ejercerse libre-
mente.
Luego sigue un tiempo de compartir fraterno donde cada uno comparte la Palabra (ver 3.8)
y, si lo desea, sus acciones apostólicas personales (ver 3.11).
La maisonnée es también el lugar para:
- confiar intenciones de oración personal que los miembros podrán guardar en su oración
diaria,
- pedir la oración de los hermanos.
Los testimonios abundan sobre la fuerza de esta oración de intercesión en maisonnée.

3.8 Jesús afirmó «Mi madre y mis hermanos, son aquellos que escuchan la Palabra y la ponen
en práctica » (Lc 8, 21).Compartir la palabra en maisonnée no consiste únicamente en el
enunciado de una palabra que podría conmovernos. Se trata de compartir como cada uno
vive la unión con Cristo diariamente, de que manera trata de poner la Palabra en práctica (cf
Mt 7,24-25) y que cambios induce en su vida. Se trata de compartir como uno se esfuerza en
cumplir la voluntad del Padre, anunciar su amor y darlo a los hombres de nuestro tiempo.
Este compartir es el fruto de la oración y de la meditación diaria de la Palabra. A fin de fa-
vorecer la profundidad del compartir, se pide a cada miembro de la maisonnée que prepare
su compartir antes de la reunión, por ejemplo ayudándose del cuaderno de la palabra24o del
cuaderno de santificación25.

3.9 El compartir en maisonnée se enraíza en la vida de oración de sus miembros y necesita una
escucha discreta y respetuosa.
La maisonnée no es la estructura apropiada para dar consejos espirituales o de otra natura-
leza. Es por eso que cada uno puede compartir con toda confianza, con la certeza que no se-
rá ni juzgado ni criticado (ver 3.2).

3.10 Si un acontecimiento de la vida ha podido ser interpretado como una "palabra” de Dios, la
persona que lo ha vivido puede compartirlo con el mismo espíritu que se reseña más arriba
(cf 3.8).
- ¿Qué es lo que el Señor quiere decirme a través de este acontecimiento?
- ¿Cómo ponerlo en práctica?
- ¿Qué debo cambiar para conseguirlo?
El compartir en maisonnée edifica aquel que comparte y aquellos que escuchan. En efecto,
el hecho de ser testigos de la obra de Dios en tal o cual ámbito de la vida de sus hermanos
constituye para ellos una estimulación que les incita a abrirse aun más a la gracia de Dios.
Se evitan cuidadosamente las discusiones o anécdotas superficiales.

3.11 Además de compartir la Palabra, la maisonnée es igualmente un lugar de estímulo para


ejercer la compasión y vivir la evangelización.
Después de compartir la Palabra, cada uno puede testimoniar sobre los actos de compasión
o de evangelización que ha podido practicar desde la última reunión y cuáles son sus
proyectos en ese campo para la semana siguiente.
Estos testimonios estimulan así a cada uno a la fidelidad a las gracias comunitarias.

24
Cuaderno en el cual se anotan las Palabras recibidas día a día en la oración personal.
25
Ver anexo 2

29
3.12 Pueden organizarse acciones de evangelización en la maisonnée. No se trata de sustituir las
reuniones habituales por acciones de evangelización sino de actuar juntos, en ciertos mo-
mentos, al servicio de la misión. Por ejemplo, después discernimiento, invitando a la mai-
sonnée, a los amigos de cada uno para conocer algunas actividades de la Comunidad (como
las sesiones de Paray-le-Monial). En otros casos, se tratará de servir en maisonnée en un
proyecto apostólico comunitario.
En general es bueno, dar a las maisonnées una proyección apostólica cada vez que sea
posible.

3.13 La maisonnée es también un lugar de mutua ayuda fraterna donde cada uno puede aprender
a vivir la caridad concretamente. Si un hermano está necesitado, ¿quién mejor que sus her-
manos y hermanas de maisonnée para descubrirlo? Sostenerle en la prueba es una manera
sencilla y auténtica de vivir la compasión en el interior de la Comunidad.

3.14 Es bueno que las maisonnées como lugar de vida comunitaria den importancia a la convi-
vencia y al ocio.

Maisonnées abiertas y maisonnée apostólicas

3.15 En ciertos casos, personas que estén interesadas por la Comunidad pero que no han comen-
zado aún un camino, pueden participar durante un tiempo (cf 2.3) en la vida de una maison-
née. En ese caso se habla de “maisonnée abierta”. Para algunos, es un excelente medio pa-
ra descubrir las gracias de la vida comunitaria antes, tal vez, de entrar en ella plenamente.
La invitación a una maisonnée abierta es hecha por el responsable de provincia o sector, si
es posible previo encuentro con las personas invitadas para explicarles los objetivos y fijar
con ellas las condiciones de su participación como observadores. Su participación es de un
año, a partir del cual se invita a la persona a tomar una decisión: entrar en etapa de acogida
y discernimiento o dejar la maisonnée y su camino con la Comunidad.
Las maionnées abiertas pueden ser también, maisonnées de formación.

3.16 Ciertas maisonnées están constituidas en torno a un proyecto apostólico. Estas reúnen a
miembros de la Comunidad que, por un tiempo, han aceptado participar juntos en una u otra
misión. Así pueden llevarla mejor en común, en la oración y en la caridad, y vivir así una
auténtica experiencia comunitaria.
En esta “maisonnée apostólica”, se estará atento para que la preocupación legítima de la
misión no impida de vivir las dimensiones habituales de la vida de maisonné .
Las maisonnées apostólicas pueden ser abiertas.

Cuestiones prácticas sobre las maisonnées

3.17 Incumbe a los responsables de provincia o sector organizar la vida de las maisonnées.
Deben particularmente discernir (sin sistematizar) la oportunidad de constituir maisonnées
abiertas o apostólicas o formación. Determinan la composición de las maisonnées, general-
mente fijadas por uno o dos años.
Para todos, los cambios de maisonnée permiten de descubrir nuevos hermanos, de
ensanchar los lazos fraternos en el seno de la Comunidad y favorecer la disponibilidad de
cada uno, sabiendo que lo propio de un hermano es de ser recibido y no escogido. Esta
costumbre se vivirá con flexibilidad en función del bien de las personas.

3.18 Para que una maisonnée dé el máximo de frutos, el ritmo de reuniones ha de ser constante,
una vez por semana o dos veces al mes, si el ritmo general de la vida comunitaria y de la
misión lo necesita.
Les maisonnées

Las reuniones tienen lugar cuando es posible en casa de los miembros de la maisonnée.

3.19 Se procurará, en la medida de lo posible, la mezcla de estados de vida en las maisonnées no


residenciales. Es efectivamente un enriquecimiento para cada uno de descubrir el carácter
específico de cada llamada de los diferentes estados y de vivir una sana emulación hacia la
santidad.

La función del responsable de maisonnée

3.20 Los responsables son designados por el responsable de provincia o sector entre los
miembros más ancianos o experimentados de la Comunidad. Una formación específica les
es dada y son seguidos regularmente por el responsable o sus delegados.

3.21 La responsabilidad de la maisonnée es una auténtica carga pastoral. El responsable anima,


sostiene, corrige fraternalmente si es necesario. Está atento a proponer la oración fraterna.
Corta en seco toda crítica que es destructiva de la vida comunitaria. Intercede muy espe-
cialmente por sus hermanos y hermanas de maisonnée en su oración personal. Pueda
encontrarlos regularmente de forma personal, sin substituirse al acompañamiento.
Se le puede pedir su opinión para una petición de entrar en etapa de acogida y de discer-
nimiento o de compromiso concerniendo a uno de los miembros de la maisonnée.

3.22 El responsable de maisonnée está encargado del buen desarrollo de las reuniones: cuidarse
de la alabanza (animarla o hacerla animar), facilitar el compartir de manera que cada uno
pueda hablar permaneciendo fiel, a los objetivos de la maisonnée.
Es responsable igualmente del calendario de las reuniones y velará por la fidelidad y la
puntualidad de cada uno.

Conclusión

3.23 La piedra angular de la vida de maisonnée es Cristo. Por eso la relación personal de cada
uno con Jesús, Emmanuel, es tan importante para el funcionamiento armonioso de la mai-
sonnée. La vida de oración, personal (la adoración) y comunitaria (la alabanza), reviste
pues una importancia particular para la buena marcha de toda maisonnée y, de manera
general, la mayor fidelidad posible a los diferentes compromisos comunitarios.

31
4. La vida comunitaria :
Los encuentros comunitarios
(o “fines de semana comunitarios”)

4.1. Cada miembro de la Comunidad «participa una vez al mes en las grandes reuniones comu-
nitarias (por ejemplo sábado por la tarde y domingo)» (Estatutos nº16). Se convocan por
provincia o por sector, según el discernimiento del responsable de provincia. En el caso en
que una provincia esté dividida en sectores, la costumbre es reunir si es posible al conjunto
de la provincia para un encuentro comunitario al menos una vez al año. Los encuentros
pueden ser residenciales o no. Son un lugar privilegiado de vida fraterna a través de la aco-
gida, la oración, las celebraciones litúrgicas, la formación, el compartir, el servicio.
A veces pueden ser tiempos de misión o retiros.

4.2. Los fines de semana comunitarios son uno de los lugares de visibilidad del Emmanuel. Los
nuevos pueden descubrir que están llamados a seguir al Señor en la Comunidad. Un tiempo
de acogida les es reservado particularmente para informarles sobre la Comunidad, sus
gracias y sus objetivos.

4.3. Los encuentros comunitarios son un lugar de oración y de celebración. Comienzan habi-
tualmente con un tiempo de alabanza y de escucha de la Palabra. Comprenden largos
tiempos de adoración en común. La Eucaristía es celebrada como el centro de la vida comu-
nitaria. En algunos casos se proponen oraciones más litúrgicas, como, por ejemplo, las vís-
peras. Esto hace de los encuentros comunitarios son también un lugar donde se ejerce y de-
sarrolla la gracia litúrgica de la Comunidad.

4.4. Los responsables de provincia cuidan de que los encuentros comunitarios tengan en cuenta
las necesidades de formación de cada uno (cf. Capitulo 6). Esta formación se imparte a tra-
vés de las enseñanzas y de testimonios. Ambos pueden dirigirse, según las necesidades, a
todos los participantes o ser dados según las etapas en el camino comunitario. La elección
de los temas y de los ponentes corresponde a los responsables de provincia o de sector.
Tienen en cuenta las orientaciones del Consejo en la materia.

4.5. La vida fraterna y el compartir son otros elementos constitutivos de los encuentros comuni-
tarios. Las comidas las toman todos juntos, cuando es posible. Hay momentos apropiados,
reservados a compartir en pequeños grupos, que permiten profundizar la formación dada, y
conocerse mejor, orando los unos por los otros.

4.6. La acogida de los niños es un aspecto importante de los encuentros comunitarios. Es nece-
saria para la integración de las familias y contribuye a la evangelización de los niños. Estos
encuentros son para ellos un lugar de amistad y para avanzar en la fe. En la medida de lo
posible reorganiza una “misión niños” vivida en la complementariedad de los estados de
L’accompagnement

vida. Eso permite una plena participación de los padres a la vida comunitaria.

4.7. El funcionamiento de un encuentro comunitario se apoya sobre un cierto número de


servicios. La coordinación, la acogida, la sacristía, la librería, la limpieza...
El conjunto de estos servicios está a cargo de la autoridad del coordinador de provincia o de
sector que es el encargado de velar a que funcionen armoniosamente.
Los servicios contribuyen a la integración de las personas en la vida de la Comunidad y los
conducen a asemejarse al Emmanuel «que no ha venido a ser servido sino a servir» (Mt
20,28). Es importante que cada uno pueda servir. Participa de esta manera en la edificación
mutua a través del ejercicio de una caridad en actos, signo de la presencia de Cristo en
medio de su pueblo: «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor
los unos a los otros» (Jn 13,35).

4.8. La expresión de la vida fraterna se manifiesta también compartiendo las comidas, tiempos
de ocio o actividades deportivas…que contribuyen a estrechar los lazos que unen a todos los
miembros.

4.9. El compartir noticias relativas a la vida y al apostolado de la Comunidad aviva el celo evan-
gelizador de todos.

Aspectos específicos a los jóvenes

4.10. En el transcurso de los encuentros comunitarios de sector o provincia, la acogida de los jó-
venes es muy importante. Se aconseja tener tiempos específicos adaptados a sus necesida-
des y expectativas (deporte, enseñanzas adaptadas, talleres, misiones, tiempos de ocio y en-
cuentro, programas en las veladas. (cf. capítulo 11)

4.11. En cada provincia, según las posibilidades locales, es bueno que haya encuentros comuni-
tarios específicos para los jóvenes del Emmanuel. Eso les permite desarrollar un dinamismo
propio, tener un lugar de acogida para sus amigos y recibir una formación adaptada.

Fiestas de la Comunidad

4.12. La fiesta y el tiempo de Navidad, celebración de la venida de « Dios entre nosotros»,


recuerdan a todos los miembros del Emmanuel su vocación profunda.

4.13. El 25 de marzo, fiesta de la Anunciación del Señor y aniversario de la muerte del fundador,
Pierre Goursat, es la ocasión de dar gracias por el don del Emmanuel. Esta fiesta se celebra
libremente en las diferentes provincias.

4.14. Cada año, a los miembros de la Comunidad les gusta reunirse en la fiesta de Pentecostés,
con el fin de acoger al Espíritu Santo de una manera siempre nueva e interceder juntos por
un nuevo Pentecostés en el mundo.

2. Los servicios y la misión

4.15. La vida comunitaria se encarna y se desarrolla también en la variedad de servicios vividos


conjuntamente para la misión del Emmanuel: animación de las maisonnées, acompaña-
miento, organización de encuentros comunitarios, responsabilidad de gobierno, animación
de sesiones, organización de evangelizaciones, servicios materiales, etc. La participación

33
generosa a los servicios forma parte del compromiso de los miembros de la Comunidad.

4.16. Los responsables disciernen y proponen a cada uno un servicio permitiéndole participar en
la vida de la Comunidad. Los miembros responden libremente en el espíritu de su compro-
miso.

4.17. Los responsables estarán atentos a que el servicio pedido esté adaptado a las capacidades de
las personas y les ayude a crecer humanamente y espiritualmente. Estarán particularmente
atentos a aquellos que han aceptado servicios más pesados con el fin que no estén sobrecar-
gados. El bien de la persona es prioritario al bien de la misión.

4.18. A excepción de los servicios que necesitan una continuidad en el tiempo (responsabilidad de
grandes servicios, responsables de provincia o sector, etc.) y para preservar la libertad, un
servicio es propuesto por un año.
5. La vida comunitaria :
El acompañamiento

1. Presentación general

5.1. Incumbe a la Comunidad el asumir hacia cada uno de sus miembros su responsabilidad de
seguimiento, apoyo, de solidaridad. Les ayuda a guardar su celo y a crecer en su unión a
Dios y en la fidelidad a las enseñanzas de la Iglesia. Por eso los estatutos prevén “que en su
caminar comunitario cada uno está ayudado por un acompañante” (Estatutos nº 20).
Es un acompañamiento humano, espiritual y fraterno, en la gracia de sencillez y
encarnación del Emmanuel, tiene como objetivo ayudar a cada uno de sus miembros a
responder a la llamada a la santidad.
El acompañamiento es uno de los pilares que estructura, solidifica y unifica la vida comuni-
taria. Recibido como un don de Dios, permite a la Comunidad de permanecer a la escucha
del conjunto de sus miembros, de percibir las alegrías y las dificultades que viven en sus
compromisos y en su vida diaria. Permiten una profundización contínua de la comprensión
y la realización de las gracias comunitarias.
El contenido del acompañamiento y la formación de los acompañantes están bajo la respon-
sabilidad del Consejo de la Fraternidad (Estatutos n° 47).

5.2. El acompañamiento ayuda a cada uno a vivir con coherencia su elección libre y responsable
de comprometerse en el Emmanuel. Tiene función de consejo y ayuda al acompañado a to-
mar el mismo sus propias decisiones.
Para las personas en periodo de probación el acompañamiento tiene por objetivo ayudarles a
discernir la llamada en la Comunidad y empezar a responder, en vistas al compromiso.

5.3. Con el acompañamiento, la Comunidad ofrece a cada uno de sus miembros un lugar donde
puede ser escuchado, seguido, acogido, aconsejado y donde puede compartir lo que vive con
toda confianza, incluso las eventuales dificultades sean de orden personal o relacionadas
con la Comunidad.

5.4. Todo lo que se dice en acompañamiento es confidencial. Esta confidencialidad solo puede
romperse en caso de absoluta necesidad: amenazas graves para las personas, riesgo de no
asistencia a personas en peligro.

5.5. El acompañamiento se hace siempre por una persona del mismo sexo, y los matrimonios
son acompañados por matrimonios, según el artículo 20 de los Estatutos : “Se debe ser
acompañado por alguien del mismo sexo” .

5.6. El acompañamiento es diferente de la función de autoridad o de gobierno que son ejer-


cidos por otras personas. Para garantizar esta separación entre gobierno y acompañamiento:
- El acompañado es libre de aceptar o rechazar al acompañante que se le propone,
y libre también de cambiar cuando lo desee (cf 5.28).
- El contenido del acompañamiento es estrictamente confidencial (cf 5.4).
- Las personas que ejercen una responsabilidad de gobierno no acompañan a las
personas que están bajo su responsabilidad (5.29).
- Las personas que ejercen una responsabilidad de gobierno no deben dar direc-
tivas a los acompañantes.

5.7. Porque permite a cada uno de situarse en relación al mismo carisma fundador a partir de las
reglas objetivas comunes a todos, el acompañamiento participa en la unidad de la
Comunidad. Es una ayuda preciosa para vivir la llamada comunitaria en las diferentes situa-
ciones y culturas.

5.8. El acompañamiento, finalmente, se define como un servicio de caridad en el que el acompa-


ñante, se pone al servicio de su hermano para manifestarle el amor del Señor y ser el testigo
privilegiado de la obra de Dios en su vida. Es un servicio que exige una gran humildad y
discreción para dejar al Señor actuar a su ritmo en la vida del acompañado.

2. La organización del acompañamiento

5.9. El Moderador y su Consejo nombran a un delegado internacional para el acompañamiento.


El delegado internacional para el acompañamiento forma un equipo, el « comité acompa-
ñamiento” para ayudarle en su tarea. El trabajo del delegado internacional consiste en asistir
a los delegados de zona, los responsables de provincia o su delegado local para:
- la puesta a punto del acompañamiento en general
- organizar la formación continua de los acompañantes y la formación para nuevos
acompañantes
- facilitar, si es posible, la coordinación de las provincias entre ellas para la afec-
tación de los acompañadores.

5.10. La lista de acompañantes la establece el responsable de provincia que garantiza la actuali-


zación de esta mediante la adición de nuevos acompañantes o la supresión de los antiguos
(cf. Estatutos n° 20). En todos los lugares donde sea posible, para permitir la separación de
las estructuras de gobierno y de consejo (cf 5.29) el responsable de provincia escoge a un
delegado para velar por el acompañamiento. El delegado local podrá si es necesario
mantener contacto con el comité acompañamiento.

5.11. El delegado local para el acompañamiento de una provincia obra por delegación.
Para una comprensión flexible y un armonioso funcionamiento de la delegación y la subsi-
diaridad, conforme a los estatutos de la Comunidad, se velara por evitar dos dificultades:
En el espíritu de la subsidiaridad, y conforme a los Estatutos de la Comunidad, se evitará
que esta delegación sea una responsabilidad independiente, en nombre de la separación
entre gobierno y acompañamiento, y que el responsable de provincia no pueda intervenir.
También se evitara que el responsable de provincia no imponga los acompañantes elegidos
por él.
En caso de litigio, se consultará al delegado de zona y al delegado del acompañamiento
nombrado por el Moderador.
L’accompagnement

3. Las bases objetivas del acompañamiento en la Comunidad.

5.12. El acompañamiento descansa sobre dos bases objetivas :


• Una buena compresión de lo que es la Comunidad de Emmanuel.
• El conjunto de los compromisos que cada miembro asume con respecto al Señor en
la Comunidad.
El acompañamiento toma en cuenta el hecho de que el acompañado es una persona única.

Une buena comprensión de la Comunidad de Emmanuel

5.13. La experiencia de la efusión del Espíritu es fundamental para los miembros de la Comu-
nidad de Emmanuel (ver 1.2 y 1.13 a 1.15).
El acompañado abordará con su acompañante las cuestiones relativas a su relación con el
Espíritu Santo: qué lugar ocupa en su vida y cómo: “Si vivimos según el Espíritu, obremos
también según el Espíritu” (cf. Gal 5, 25).

5.14. Uno de los frutos de la efusión del Espíritu es un amor más grande por la Iglesia que se ex-
presa naturalmente para los miembros de la Comunidad por una fidelidad a ella y a sus en-
señanzas.
El acompañamiento aborda pues naturalmente la manera concreta de vivir esta fidelidad así
como las cuestiones relativas a la necesaria coherencia de vida con las enseñanzas del evan-
gelio. Asimismo favorecerá la progresión de la comprensión de estas enseñanzas y su puesta
en práctica.

5.15. Otro fundamento de la vida comunitaria, reside en las gracias de adoración, compasión y de
evangelización (Cf. Estatutos nº 16 y también 1.22 a 1.26).
Abordará las siguientes cuestiones: ¿Cómo alimenta adoración su llamada comunitaria y
misionera? ¿Cómo le habla Dios en la oración, la lectura y meditación de su Palabra? ¿Có-
mo la llamada a amar a sus hermanos hace de él un misionero? ¿Cómo se pone a la escucha
del Espíritu Santo? ¿Cómo vive el enraizamiento de la evangelización en la adoración y la
compasión? ¿Qué significa para él ser misionero?
El acompañamiento no puede pues limitarse a preguntas exteriores y formalistas del género
siguiente: ¿el acompañado toma un tiempo de adoración, cuanto tiempo, vive la compasión,
la evangelización? Etc…
Compartir sobre las gracias fundadoras de la Comunidad puede alimentar el acompaña-
miento durante toda una vida.

5.16. La Comunidad de Emmanuel reúne a todos los estados de vida: sacerdotes, diáconos, céli-
bes consagrados, laicos, casados o solteros (cf 1.27). “Se reconocen mutuamente como her-
manos en Cristo, con una misma llamada a la santidad y al anuncio del Evangelio”. (Esta-
tutos nº 1). El acompañado puede abordar el tema de la relación con los demás estados de
vida, como vivir y servir juntos, como sostenerse mutuamente, etc…

5.17. Vivir en el Emmanuel, es « estar en el mundo sin ser del mundo”.


En algunos casos, es bueno preguntarse si el compromiso comunitario no es vivido como
una huída del mundo. En otros, si el compromiso en el mundo no se sobrepone a las
rupturas necesarias que comporta toda vida cristiana.
El acompañamiento ayuda a conyugar, en la alegría y la esperanza, una vida plenamente
comprometida en el mundo y dada a Dios.

37
5.18. La Comunidad es lugar de vida fraterna y de ejercicio de la caridad ya sea a través de los
servicios o en donde la caridad exija la atención cotidiana al otro, especialmente cuando
está confrontado a pruebas (enfermedades, falta de trabajo, etc.).

5.19. El cometido del acompañante es ayudar a su acompañado a entrar en una comprensión pro-
funda de los compromisos que propone la Comunidad. Estos no son reglas formales que la
Comunidad impone a sus miembros, sino que corresponden a las gracias recibidas, como
respuesta a una llamada. Una buena comprensión de esta llamada permitirá pues al acompa-
ñado posicionarse en verdad en relación a su deber de estado y a los compromisos que
libremente decidió de poner en práctica.

Algunos ejemplos de estos compromisos:

La vida de oración personal

5.20. Los Estatutos prevén que « los miembros de la Comunidad de Emmanuel se comprometen,
en la mayor medida de lo posible, a un largo tiempo de adoración diaria (adoración del
Santísimo Sacramento cuando esto sea posible) (Estatutos nº 15).
El acompañante velará a ayudar a su acompañado a establecer un ritmo de oración regular, a
ayudarlo a atravesar las dificultades (cambios de ritmo de vida…), y en general, a profun-
dizar su relación con Dios.

La Eucaristía

5.21. Los Estatutos prevén que « Los miembros de la Comunidad de Emmanuel se comprometen
en la mayor medida de lo posible […]a la participación diaria en la Eucaristía, para los
sacerdotes, la celebración diaria» (Estatutos nº 15) .
El acompañamiento será pues un lugar donde el acompañado pueda profundizar el sentido y
el lugar de la Eucaristía “fuente y cumbre de toda vida cristiana” (Lumen Gentium nº 11) e
integrarla cada vez más en su vida.

La Alabanza

5.22. Los Estatutos prevén también que « Los miembros de la Comunidad de Emmanuel se com-
prometen en la mayor medida de lo posible […]a una oración diaria de alabanza cele-
brada gozosamente y comunitariamente cuando sea posible » (Estatutos nº 15).
Se trata de entrar en una comprensión profunda de la gracia de alabanza que el Señor ha
dado al Emmanuel, su relevancia en la vida de sus miembros, de la manera en que se en-
raíza en una relación de intimidad con Dios, su función en la conversión de dichos
miembros, día tras día, su importancia en la evangelización…

El diezmo

5.23. « En función de sus posibilidades y de las necesidades de su familia, cada cual entrega un
justo diezmo26, fijado por él de acuerdo con la Comunidad» (Estatutos n°21). Este diezmo
permite a la Comunidad de realizar su misión de evangelización en el mundo.
El acompañamiento ayudará a descubrir el sentido espiritual de este paso: ¿Qué es un
diezmo justo? ¿Su generosidad es discernida y esclarecida? ¿Es excesivo o insuficiente? A
todas estas respuestas, el acompañado no tiene la obligación de responder explícitamente a

26
Recordemos que la palabra « diezmo » se utiliza aquí en el sentido de una contribución financiera libre y no en el
sentido jurídico de compartir la décima parte de sus ingresos.
L’accompagnement

su acompañante, pero es bueno que éste se las plantee para permitirle situarse en verdad y
libremente frente a su compromiso.

Los servicios

5.24. Los miembros de la Comunidad están llamados a servir y a darse juntos (cf 1.1). Es normal
pues que aborden las cuestiones sobre el servicio en el acompañamiento: como responder a
la llamada de Dios en el don de sí mismo; como asociar el deber de estado y vocación a
servir con los hermanos; como responder cuando nos piden un servicio, cambio de servicio,
etc.
Como siempre, el acompañante velará por permanecer en su rol de consejo (cf 5.2) Ayudará
a la persona para que discierna por ella misma a través de qué decisiones responderá mejor a
la llamada del Señor en las elecciones que puedan presentarse: elección de los servicios,
aceptación de misiones fuera de la Comunidad, deber de estado (profesional, familiar,
social…)

El acompañamiento lugar de libertad y de esperanza

5.25. Los puntos 5.12 a 5.24 expuestos más arriba determina el marco del acompañamiento. Al
interior de este marco, puede vivirse un intercambio de gran profundidad y riqueza.
El acompañado escoge libremente los temas que desea compartir. Es en la apertura y la
confianza que el acompañamiento puede dar todos sus frutos.

5.26. El acompañado es libre de abordar temas personales. En este caso, el acompañante procura-
rá a no excederse en su cometido y, si llega el caso, enviará al acompañado a consultar a
personas competentes (cf 5.32).
En cualquier caso, se velará por ayudar a la persona a crecer en una verdadera libertad y
coherencia de vida.

5.27. El acompañamiento es también el lugar de una formidable esperanza, porque el Espíritu


Santo actúa sin cesar. Acompañante y acompañado se ponen juntos a su escucha. El acom-
pañamiento es un lugar privilegiado para ser conscientes de lo que avanza, de lo que fun-
ciona, de lo que se descubre. Es también el lugar donde se comparten las dificultades para
vivir el compromiso comunitario sobre tal o cual punto con el fin de progresar concreta-
mente. Así es una ocasión privilegiada de descubrir la misericordia de Dios: la persona
experimenta que pertenecer a la Comunidad no consiste a conformarse a un conjunto de
reglas, sino que es una gracia que se recibe día a día, para colaborar en la verdadera libertad
de los hijos de Dios.

4. Cuestiones particulares relativas al acompañamiento.

¿Quién escoge al acompañante?

5.28. El acompañado puede manifestar su deseo sobre la elección de su acompañante. Si la


Comunidad no puede responder a su deseo, se le hará otra proposición. La persona es libre
de aceptar o no.
Para los hermanos y hermanas que caminan hacia un celibato por el Reino, los seminaristas
o los clérigos, el delegado del acompañamiento de la provincia pide la opinión del respon-
sable de las cuestiones específicas a su estado de vida.
En todo momento, un acompañado puede pedir cambiar de acompañante. Para favorecer
esta libertad, se aconseja a los acompañantes proponer a sus acompañados un cambio even-

39
tual una vez al año, por ejemplo al final del año escolar.

5.29. Los estatutos prevén que el acompañante es “distinto en principio del responsable de mai-
sonnée o de servicio” (Estatutos n°20). Mas generalmente para favorecer la libertad de las
personas, se pide que se separen las estructuras de gobierno y consejo personal (cf 5.2). Por
esto la regla es que el acompañante no sea ni el responsable de provincia ni de sector.
En ciertos casos, cuando las circunstancias locales lo necesitan (por ejemplo las comuni-
dades pequeñas), excepcionalmente se puede derogar por un límite de tiempo esta regla.

5.30. El acompañante se elige siempre entre los miembros de la Comunidad puesto que el acom-
pañamiento es una de las gracias comunitarias.

Cometido del acompañante

5.31. Su cometido es un cometido de escucha y consejo, como « un hermano que camina con un
hermano » en presencia del Señor (cf. los discípulos de Emaús, Lc 24,13-32) .
La relación con el acompañante no implica ningún vínculo de obediencia. En ningún caso el
acompañante toma las decisiones en lugar de su acompañado, en ningún dominio de su
vida. Por contrario el acompañante, está ahí para ayudar a su acompañado a tomar él
mismo, en la oración y la reflexión, decisiones adultas y responsables.

5.32. El acompañante sostiene igualmente a su acompañado a través de la oración, cotidiana si es


posible.

5.33. Cuando en el acompañamiento se abordan cuestiones que sobrepasan el cometido del acom-
pañante, este aconseja a su acompañado que encuentre a una persona cuya competencia o
carisma son reconocidos en ese dominio.
De todas formas el acompañado es libre para consultar cualquier persona de su elección.

5.34. El acompañamiento no es el lugar de un camino de “sanación interior”27. En el caso en que


se manifieste, el acompañante orientara al acompañado hacia otra persona competente,
previa consulta eventual y anónima, al delegado local para el acompañamiento.

Actitudes requeridas para ser acompañante

5.35. Los acompañantes son elegidos según los siguientes criterios :


• amar la Comunidad y haber entrado en una comprensión profunda de su carisma
• amar a las personas y desear lo mejor para ellas, es decir su santidad, sabiendo
respetar su propio camino y libertad
• estar disponible, aceptar de dar su tiempo al acompañado
• tener sentido común
• poseer capacidad de escucha
• ser discreto, sólo la garantía de la confidencialidad puede ofrecer al acompañado la
posibilidad de abrirse en profundidad – si lo desea
• ser libre en relación a su propia historia pero también en relación al acompañado
(como vínculos familiares)
• haber renunciado a la crítica.

Actitudes que deben ser desarrolladas por el acompañante

27
Puede beneficiarse en este caso de las proposiciones hechas por la Comunidad (Misericordia y camino de vida) u
otras.
L’accompagnement

5.36. Todas ellas se fundan en el deseo del crecimiento en la santidad del acompañado y la
caridad fraterna. Esto significa:
• animar a profundizar las gracias comunitarias en lo concreto de la vida
• respetar la autonomía y el camino de la persona
• confianza y admiración en la gracia de Dios: de los cuales resultan la paciencia y una
mirada positiva, se aprende a esperar el tiempo de Dios
Tener compasión y esperanza con el acompañado que necesita para el acompañante
entrar en una verdadera reconciliación con él mismo: “Amarás al prójimo como a ti
mismo”
(Lc 10, 27)
• no ser directivo y evitar los juicios.

Frecuencia y desarrollo de los acompañamientos

5.37. Es deseable que cada persona se encuentre con su acompañante alrededor de una vez al mes
y si es posible cada tres semanas durante la etapa de acogida y discernimiento. La expe-
riencia muestra que en realidad que un tiempo más largo entre los encuentros disminuye el
fruto de este servicio.
Como regla general, y después de haber preparado el encuentro, el acompañado va a casa
del acompañante o a otro lugar fijado por este. El acompañamiento no debe sobrepasar una
hora. Para favorecer la regularidad, se cuidará de no despedirse sin haber tomado cita para
el acompañamiento siguiente.

Acompañamiento en los lugares donde la Comunidad cuenta con pocos miembros

5.38. No es siempre fácil llevar a la práctica el acompañamiento en ciertos lugares por razones de
número, distancia, dificultad de comunicación o falta de experiencia de las personas que
inician su camino en la Comunidad.
En la medida de lo posible, se propondrá un acompañamiento por carta, por correo electró-
nico o teléfono, sabiendo que nada puede reemplazar un acompañamiento con alguien que
esté cerca. Se pedirá entonces, a pesar de la lejanía, tanto al acompañado como al acompa-
ñante que respeten el ritmo del acompañamiento mensual.

Cuestiones relativas al acompañamiento de las parejas y novios

5.39. Las parejas


Una pareja está habitualmente acompañada por otra pareja. En este caso, el marido es
acompañado por el hombre y la esposa por la mujer.
El acompañamiento comporta tiempos de encuentro en pareja (los cuatro) y tiempos de en-
cuentros individuales. Se cuidará la dimensión esencialmente personal del acompaña-
miento.
Los temas abordados son los mismos que para todos los miembros de la Comunidad
desarrollados de 5.12 a 5.24 también los temas que conciernen el crecimiento del amor con-
yugal y familiar (ver capitulo 9).
La confidencialidad de lo que es evocado en el acompañamiento personal debe respetarse
igualmente entre los esposos acompañantes.
Hay otros puntos específicos de la vida de una pareja que pueden abordarse en acompaña-
miento. Se trata de apoyar el camino de los esposos en su llamada común a darse al servicio
del Señor en la Comunidad.

5.40. Este estado de vida pide una vigilancia en los siguientes ámbitos :
- la llamada comunitaria y la vida de pareja: ¿cómo ser una pareja en la comunidad?
41
- la llamada comunitaria y la vida de familia: ¿Cómo unificar la vida de la familia, el
bien de los hijos y la vida comunitaria?
- la llamada comunitaria y la inserción en la sociedad y las actividades profesionales.
Estos aspectos evoluciona con el tiempo: las cuestiones que se plantea una pareja joven en
cuanto a su compromiso comunitario difiere de las de una pareja de una edad más madura.
La articulación entre Comunidad y familia depende de la edad de los hijos y sus
necesidades específicas. En todos estos ámbitos, la experiencia y antigüedad de la pareja
acompañante pueden ser de gran ayuda.

5.41. Los novios


La preparación al matrimonio sale del marco del acompañamiento y está reservado a las
personas competentes, reconocidas por la Iglesia para este ministerio.
Los novios, si los dos son miembros de la Comunidad, no son necesariamente acompañados
por una pareja.
Sus acompañantes respectivos estarán atentos para animar a los novios a ser fieles a sus
compromisos comunitarios ayudándolos a adaptar las modalidades al tiempo que viven en
estos momentos. Particularmente velarán por su ritmo de vida.

Acompañamiento de los sacerdotes y diáconos

5.42. Los sacerdotes y los diáconos del Emmanuel se benefician del acompañamiento.
El acompañante de un sacerdote puede ser un laico, si tiene las cualidades requeridas (cf
5.35). El diácono casado se beneficia del acompañamiento previsto para las parejas. En todo
caso, el acompañante debe ser miembro de la Fraternidad de Jesús y haber recibido una
formación adaptada.

5.43. La misión específica del acompañante de un sacerdote o diácono es ayudarlos a vivir su


llamada y su ministerio según el carisma de la Comunidad y de la Fraternidad, reconocidos
como camino de santidad (ver capítulo 7). Este servicio comporta prioritariamente una di-
mensión de ayuda a la vida fraterna y comunitaria (cercanía y solidaridad concretamente vi-
vidas), pero puede comportar también una dimensión de consejo espiritual y escucha
pastoral.

Criterios para ser acompañante de un sacerdote o diácono

5.44. Además de los criterios ya evocados para los acompañantes en general (cf 5.35), en la
elección de los acompañantes de sacerdotes se cuidará de que :
• tengan una cierta formación y experiencia pastoral;
• comprendan bien de lo que es el sacerdocio;
• tengan un profundo sentido eclesial .
Estos criterios pueden también servir de base para una formación adaptada para los acom-
pañantes de sacerdotes o diáconos.

Acompañamiento de los seminaristas

5.45. Los aspectos específicos del acompañamiento de los seminaristas son similares a los de los
sacerdotes. Cuando es posible, es bueno que los acompañantes sean laicos. Recordemos que
el acompañamiento no es el lugar del discernimiento de la vocación sacerdotal. Sin
embargo, es importante para ayudar al seminarista a discernir la realidad de su llamada
comunitaria. El acompañante de un seminarista debe tener las cualidades requeridas (cf
5.35), ser miembro de la Fraternidad y recibir una formación adaptada.
L’accompagnement

Cuestiones particulares relativas al acompañamiento de los célibes consagrados

5.46. El acompañamiento de los célibes consagrados se vive como todo acompañamiento comuni-
tario (cf 5.12 a 5.24). Incumbe al acompañante ayudar y apoyar a su acompañado en su paso
de “darse por entero en el celibato por el Reino, para tener una disponibilidad más con-
creta para la adoración, la compasión y la evangelización” (Estatutos nº 29) en la Comu-
nidad y la Fraternidad.
Para ayudar mejor a la persona, es deseable que el acompañante conozca la Regla de vida
(cf capitulo 8).
Si surge una cuestión referente al estado de vida del acompañado, el acompañante podrá
orientarlo hacia aquel o aquella que este al cargo del seguimiento en la vida del célibe por el
Reino.
Recordemos que la responsabilidad del discernimiento de la vocación al celibato no es de la
incumbencia del acompañante. Se hace mediante un seguimiento específico durante todo el
tiempo de acogida y de formación (cf Regla de vida, anexo 5§1).

Criterios para ser acompañante de célibes consagrados

5.47. Los célibes consagrados son acompañados por miembros de la Fraternidad de Jesús cuya
experiencia y competencia han sido comprobadas par este servicio. Se velará particular-
mente para que sean personas de oración, que comprendan el celibato por el Reino. Durante
la etapa de formación, es preferible que el acompañante sea una persona consagrada siempre
que sea posible.

Cuestiones particulares relativas al acompañamiento de personas viviendo un celibato no esco-


gido

5.48. Se trata de acompañar a los solteros a vivir las exigencias que propias a su estado de vida y
a ser testigos de la esperanza.
El acompañante velará particularmente por sostenerlos y animarlos:
• A tener a la luz del Espíritu Santo, una mirada positiva sobre ellos mismos, su
pasado y su futuro.
• A reconocer cada día las múltiples atenciones del Señor, signos de su atento amor, y
hacer actos de confianza y de fe en la Providencia de Dios.
• A vivir la gracia de Dios que se da en el instante presente.
• A experimentar la realización personal en el don de ellos mismos.
• A animarlos a abrirse a los demás (miembros de la Comunidad o no, todos los
estados de vida juntos) y a vivir relaciones de amistad sanas.
Ciertos puntos concretos de su vida podrán evocarse: la vida social fuera de la Comunidad,
la vida afectiva, los eventuales cambios de orientación profesional, las vacaciones, tiempo
de ocio…

Cuestiones particulares relativas al acompañamiento de los jóvenes

5.49. Una necesidad específica de los jóvenes es aprender a acoger la gracia del bautismo y de la
confirmación en todas las dimensiones de su persona y de su vida. El acompañante estará
atento a ayudarles:
- a descubrir y ejercer una verdadera libertad, en particular en el aprendizaje de la
toma de decisiones
- a perseverar en sus compromisos
- a encontrar un equilibrio entre compromisos en los estudios o inicio de una vida
profesional, tiempo de ocio y tiempo de inserción en la vida comunitaria.
43
Naturalmente se abordaran las cuestiones relativas a su fututo: orientaciones profesionales y
o vocación personal.
Esto necesita una gran disponibilidad por parte de los acompañantes de jóvenes a fin de res-
ponder a su necesidad (por ejemplo encontrarlos con más frecuencia si se siente la
necesidad de ello). En ciertos casos, será bueno que el acompañante tome contacto con el
joven.

5.50. La cuestión del sector de estudios u orientación profesional es una fuente de preocupación
para muchos jóvenes. No es raro que tomen la iniciativa de evocar estos puntos en acompa-
ñamiento. En ese caso, el papel del acompañante es ayudar al joven a estructurarse para
tomar una decisión personal y libre e invitarlo a encontrar personas con un buen sentido
común comprometidos en la vida profesional.

5.51. El acompañamiento no es el lugar del discernimiento último de la vocación personal .


Para estas cuestiones el acompañante orienta hacia las personas competentes o los ciclos
previstos a tal efecto.

5.52. Algunos criterios para ser acompañante de jóvenes


- conocer y amar a los jóvenes;
- tener un real disponibilidad y flexibilidad;
- tener un sentido concreto de la pedagogía de la construcción de una libertad madura y
responsable;
- apoyar al joven en una perspectiva de construcción y aceptar el cometido del tiempo
en su camino

Cuestiones particulares relativas al acompañamiento de los miembros de la Fraternidad de Jesús

5.53. El acompañamiento ayuda a las personas en etapa de probación a prepararse a la


consagración en la Fraternidad de Jesús y, por los que ya están consagrados, a vivir la doci-
lidad al Espíritu Santo.
Para ello el acompañante velará particularmente por ayudar al acompañado a permanecer
determinado:
- A seguir a Cristo permaneciendo en el « mundo sin ser del mundo » (cf1.5).
- A permanecer fiel a los compromisos comunitarios, en espíritu se « solidaridad
comunitaria más profunda » (cf Estatutos, Preámbulo II e).
- A vivir en una fidelidad especial a la Iglesia » (cf. Estatutos, Preámbulo IIe).
- A estar disponibles para la misión (cf 1.39).

5.54. Es deseable que los miembros de la Fraternidad de Jesús sean acompañados por personas
que también caminen en la Fraternidad.
6. La formación

6.1 Cada cristiano es responsable de su formación para poder, en función de su situación en la vida y
de sus responsabilidades profesionales, ser testigo de la esperanza que vive en él.
Como asociación de fieles, La Comunidad de Emmanuel reconoce tener una responsabilidad par-
ticular en la formación intelectual, espiritual y humana de sus miembros. Pretende enraizarlos en
una autentica vida cristiana, ayudándolos a escoger un camino de santidad en el carisma del
Emmanuel. Busca también dar a cada uno los medios necesarios para responder a la llamada
misionera de Cristo y de la Iglesia a todo bautizado y confirmado, según su estado de vida.

6.2 Para los miembros de la Comunidad, la formación es sobre todo un estilo de vida, que alimenta
en cada uno su corazón y su inteligencia, con el fin de fortificar su adhesión personal a Cristo y a
la Iglesia.
La formación es una necesidad para la vida misionera ya que permite a cada uno profundizar la
comprensión de su fe y mejorar pues el anuncio del Evangelio en un diálogo autentico con las
personas que el Señor pone en nuestro camino.

6.3 La formación en la Comunidad de Emmanuel quiere responder a las necesidades de las personas
según su grado de compromiso, su vocación y los servicios a los que están llamadas a realizar. Se
pueden distinguir diferentes tipos de formación:
• Formación comunitaria inicial.
• Formación contínua.
• Formación apostólica especializada.
• Formación de los responsables.
• Formación de las personas que caminan en la Fraternidad de Jesús.

6.4 La formación depende del Moderador, asistido por el Consejo de la Fraternidad (cf. Estatutos
nº 47). Se lleva a cabo y está coordinada por un delegado para la formación, asistido del «depar-
tamento formación». Este incluye a los responsables para el seguimiento de los sacerdotes y con-
sagrados, los delegados de zona, los responsables de Amor y Verdad (ver 15.19) y otras personas
expertas en el campo de la formación. Localmente son los responsables de provincias los que lle-
van a cabo la aplicación de la formación (cf. 15.28).

1. La formación comunitaria inicial

6.5 La fiel participación en la vida comunitaria (encuentros comunitarios, maisonnées, acompaña-


miento, actividades de servicio y de evangelización de todas las maneras) es ya una formación.

6.6 Se propone la «formación comunitaria inicial» a los miembros en etapa de acogida y de discer-
nimiento28. Esta formación favorece la adhesión de la persona a Cristo y a la Iglesia. Es necesaria
para discernir la llamada en la Comunidad y el compromiso en la misma.

6.7 Esta formación se desarrolla en dos años, que corresponden al tiempo mínimo de probación antes
del compromiso. El primer año está consagrado a la explicación de las gracias comunitarias con el
fin de permitir que se lleven a cabo en la vida cotidiana. El segundo año en un recorrido de
formación catequística basado en el Catecismo de la Iglesia Católica.

6.8 Los responsables de provincias y de sectores están encargados de la puesta en práctica y del se-
guimiento de la formación comunitaria inicial. La situación es diferente dependiendo de los di-
versos lugares, la proximidad o no de los miembros, etc.
En algunos países, se organizan «maionnées generales» que reagrupan una vez al mes a todos los
miembros de la Comunidad para un tiempo de formación. En otros lugares, las enseñanzas de la
formación comunitaria inicial se dan en itinerario que reagrupa a todas las personas en etapa de
acogida y discernimiento. En otros se dan en maisonnée de formación. Del mismo modo, las
enseñanzas previstas en fin de semana, se pueden dar durante los encuentros comunitarios men-
suales.
La maisonnée de formation es una maisonnée normal en la cual un momento es dedicado
a la formación. Comienza por una tiempo breve de alabanza, una enseñanza y un compartir
fraterno. La enseñanza puede ser dada por DVD, CD audio o por los miembros más
antiguos de la maisonnee. El compartir fraterno comprende el compartir habitual de cada
semana (ver 0 a Erreur ! Source du renvoi introuvable.) como un intercambio sobre la
enseñanza dada en el encuentro anterior, viendo cel cómo poner en práctica lo aprendido
en la enseñanza.
Se cuidará que los intercambios sean breves, centrados en lo esencial, para que la maisonnée no
dure más de dos horas.
La maisonnée de formación está constituida por «ancianos» y las personas que están en etapa de
acogida y discernimiento. El papel de los ancianos es el de participar en la transmisión del
carisma comunitario. Son elegidos entre los hermanos que tienen un saber pastoral, una buena
experiencia de la vida comunitaria y el deseo de transmitirla. Se cuidará mucho el hecho de que
estas maisonnées no sean de más de 8 personas. Estas maisonnées están constituidas para que
duren dos años con el fin de asegurar una continuidad en la formación.

6.9 La formación comunitaria inicial de los miembros en etapa de acogida y discernimiento incluye
también:
- una experiencia de evangelización directa en Comunidad,
- un servicio a una sesión organizada por la Comunidad,
- un compromiso regular en un servicio apostólico o de compasión,
- la adquisición de una costumbre de lectura espiritual (cf. 6.15).

6.10 La formación específica de los matrimonios y de las familias monoparentales de


Emmanuel.
Los matrimonios de la Comunidad se benefician de la formación comunitaria general (cf capítulo
6). Reciben además una formación específica, humana y espiritual. Esta se apoya en los docu-
mentos del Magisterio que tratan de la vida de los matrimonios y de las familias29. Los ciclos de
tres fines de semana Amor y Verdad forman parte integrante de la formación de los matrimonios
en etapa de acogida y discernimiento. Es igual para las familias monoparentales con fines de se-
mana específicos. La Comunidad de Emmanuel se compromete a proponer esta formación a los
miembros interesados. Por su parte, los matrimonios y familias monoparentales comprometidos

28
Los que empiezan a ver lo que es la Comunidad y que desean formarse y comenzar a caminar en las gracias de
Emmanuel pueden también seguir esta formación, por ejemplo una maisonnée abierta (2.8 y 6.9).
29
Entre los cuales se puede citar: la constitución Gaudium et spes del Vaticano II, Humanae vitae, Familiaris Consor-
tio, Verittis splendor, Evangelium Vitae de Juan Pablo II.
Les diacres permanents de la Communauté de l’Emmanuel

en la Comunidad harán todo lo posible para beneficiarse de esta formación, y si no les es posible,
para que otros puedan beneficiarse.

6.11 La formación específica de los jóvenes de Emmanuel


La formación de los jóvenes tiene una especificidad liada a las necesidades de su edad:
• formación antropológica (la libertad, el cuerpo y la sexualidad, la amistad, la castidad), la
vocación en general (el hombre, la mujer, el matrimonio), las vocaciones específicas (sa-
cerdote y celibato por el Reino), la vida y el compromiso (bioética, los estudios, el
trabajo, la responsabilidad, el compromiso en la sociedad)
• la formación espiritual: oración, acompañamiento adaptado, experiencia de silencio y de
soledad retiro sobre el don de sí mismo.
La formación de los jóvenes incluye experiencias de compasión y de evangelización, basadas en
el voluntariado y la experiencia de responsabilidad. Los compromisos, incluso pequeños hacia
los pobres y las personas solas y que sufren ayudan a descubrir el sentido profundo de la vida y
de su propia vocación.
A los jóvenes que pueden se les anima a vivir importantes tiempos de formación orientados en la
solidaridad o la evangelización (ESM, Fidesco, Rocher, etc).

2. La formación contínua comunitaria

6.12 Después de la formación comunitaria inicial, la formación de los miembros de Emmanuel se pro-
longa durante todo su camino. Esta supone una vigilancia personal.
Los encuentros mensuales (cf 4.3 a 4.11), los retiros comunitarios son la ocasión de una
formación continua. Los sujetos abordaos en las enseñanzas están en función de las necesidades
específicas y los signos de los tiempos.

6.13 Entre los temas importantes se sugiere aquí, sin orden particular: profundizar en la Biblia, el mis-
terio de la Iglesia, la Eucaristía y la adoración, la vocación de los fieles laicos, la reevangeli-
zación y la misión, la espiritualidad de santa Teresa de Lisieux, el Corazón de Jesús, la Doctrina
social de la Iglesia, la ética sexual y familiar, las etapas de la vida espiritual, Pierre Goursat….
Esta lista no es ni exhaustiva ni obligatoria.
El Departamento Formación está a la disposición de los responsables de provincia que buscan
elementos para preparar las enseñanzas de los encuentros comunitarios.

6.14 Lectura espiritual


Se anima a los miembros de la Comunidad a practicar la lectura de la Santa Escritura y la lectura
espiritual.
El departamento de Formación está dispuesto a contribuir en la composición, en diferentes
idiomas, listas de libros útiles para los miembros de la Comunidad en las diferentes etapas de su
camino, para profundizar en el carisma de Emmanuel, de la llamada a la santidad y a la misión y
del legado espiritual de su país.

6.15 Las propuestas de formación especializada varían dependiendo de los idiomas y los países. En
función de las posibilidades locales, la Comunidad intenta desarrollar respuestas adaptadas a las
necesidades en los dominios espirituales, teológicos o humanos, para una mejor comprensión de
los problemas del hombre y de la cultura, en vistas a la evangelización.
Citemos por ejemplo, las semanas teológicas, el proceso Zaqueo sobre la Doctrina Social de la
Iglesia, los fines de semana sobre el Amor y la sexualidad, los procesos bioéticos, los procesos
sobre la historia de la Iglesia. Por otra parte, la Comunidad organiza coloquios (bioética, nueva
evangelización…) que incitan a la reflexión y al trabajo sobre temas esenciales.

47
3. Las formaciones apostólicas especializadas

6.16 Los miembros de Emmanuel se forman para la evangelización mediante una mejor comprensión
de la enseñanza de la Iglesia, de las cuestiones de nuestro tiempo y, sobre todo, la preparación y
la participación activas a las diferentes actividades apostólicas.
Se proponen formaciones particulares
• para las ramas apostólicas (Amor y Verdad, Presencia y Testimonio, Fidesco…);
• por la noche o en fines de semana en las escuelas de caridad y de misión para los jóvenes,
y en las escuelas de matrimonios;
• para los grupos de oración que ofrecen una formación de base sobre la vida cristiana y
preparan para la efusión del Espíritu Santo;
• en las parroquias animadas por la Comunidad.

6.17 La Comunidad anima también a sus miembros a comprometerse en programas de formación in-
tensivos que ella organiza:
- Para los jóvenes adultos, las escuelas de evangelización ESM30 (Emmanuel School of
Mission) en tiempo completo durante 9 meses;
- El certificado de estudios teológicos y pastorales31 en relación con el Instituto de Estudios
Teológicos (IET) en Bruselas, formación a distancia durante 2 años.

6.18 A los que tienen la posibilidad, se les anima a prolongar su formación en los institutos o univer-
sidades en las que están reconocidas las competencias teológicas y eclesiales. Se pueden
informar para ello en el Departamento formación (cf. 15.17) que podrá aconsejarlos y eventual-
mente orientarlos en sus elecciones.

6.19 Para las formaciones específicas correspondientes a las vocaciones sacerdotales y de


consagradas, ver el capítulo 7 y 8.

4. Formación para cargos de responsabilidad


6.20 El Consejo de la Comunidad es el que se ocupa de a formación para cargos de responsabilidad.
Está constituída por un módulo de formación de dos años vía Internet32 y de fines de semana.
La formación de los responsables (responsables de provincia, jefes de sector, corresponsales del
país33 etc) se organiza, dependiendo de las necesidades, en fines de semana o en semanas inten-
sivas. Se completa mediante el seguimiento de las personas encargadas de ayudarlos (delegados
de zona, corresponsales del país, etc).

6.21 La formación de los acompañantes


Comprende una formación inicial de los nuevos acompañantes y tiempos de reflexión con las
personas que tienen más experiencia.
Se recomienda que cada acompañante haga un análisis regular con las personas encargadas del
acompañamiento en la provincia (ver capítulo 4).
La formación de un acompañante se hace siendo el mismo acompañado periódicamente.

6.22 El responsable de provincia reúne periódicamente a los jefes de maisonnée para tratar sobre cues-
tiones relativas a su servicio. Se puede designar a una persona de la provincia con experiencia
para asegurar un seguimiento personalizado de los jefes de maisonnée y responder a sus necesi-

30
En francés, inglés y alemán.
31
Actualmente en francés solamente.
32
Actualmente en francés, inglés y español.
33
Ver nota del 15.14.
Les diacres permanents de la Communauté de l’Emmanuel

dades específicas.

5. La formación en la Fraternidad

6.23 La formación de los miembros de la Fraternidad de Jesús se lleva a cabo por el Consejo de Fra-
ternidad durante los retiros o encuentros regionales. Los nuevos benefician de un seguimiento
personalizado.

49
7. Los clérigos en la Comunidad:
Los sacerdotes y los diáconos permanentes

Los sacerdotes de la Comunidad de Emmanuel


7.1. Los sacerdotes de la Comunidad de Emmanuel viven su llamada en conformidad con la
doctrina del sacerdocio ministerial tal y como está expuesta en los textos del Magisterio,
según el carisma particular de la Comunidad. Es así que están llamados a vivir plenamente
la vida comunitaria con los otros miembros, en la comunión de los estados de vida. Están
incardinados en las diócesis por el servicio de la misión universal de la Iglesia (ver Presby-
terorum Ordinis n° 10 y Estatutos n° 6 y n° 24-28).

I- La llamada en la Comunidad de Emmanuel y en la Fraternidad de Jesús

7.2. Los sacerdotes de la Comunidad comparten con los otros miembros el deseo de arder del
fuego de la caridad para anunciar el Evangelio a todos en medio del mundo. En esta llamada
se articulan concretamente el sacerdocio común de los bautizados y el sacerdocio minis-
terial.

a- El lazo fundador con la Comunidad Emmanuel y con la Fraternidad de Jesús

7.3 Ser sacerdote de la Comunidad significa compartir el carisma del Emmanuel con todos los
estados de vida, según las modalidades de la vida comunitaria: una espiritualidad fundada
sobre todo en la experiencia de la efusión del Espíritu, la adoración eucarística, la alabanza, la
compasión y la evangelización (cf. Preámbulo).

7.4 Para los sacerdotes, la Comunidad no es solamente una espiritualidad común o un simple
lugar donde retomar fuerzas. Es una llamada a una vida comunitaria y misionera recibida de
Dios y discernida. Abre a los mismos derechos y obligaciones que todos los otros miembros,
salvo las disposiciones particulares de los Estatutos concerniendo a los sacerdotes.

7.5 Esta llamada es vivida necesariamente en un caminar en la Fraternidad de Jesús, comprendien-


do consagración y la disponibilidad para la misión (cf. 1.39 à Erreur ! Source du renvoi
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b- Hermano y sacerdote: Sacerdocio común de los bautizados y sacerdocio ministerial

7.6. El concilio Vaticano II ha recordado “la vocación 'común' a la santidad” de todos los
fieles. “Esta vocación se enraíza en el bautismo, que define al sacerdote como un fiel
(Christifidelis), como “un hermano entre los hermanos”, inserto y unido al pueblo de Dios,
con el gozo de compartir los dones de la salvación (cf. Ef 4, 4-6) y en el esfuerzo común de
caminar “según el Espíritu”, siguiendo al único Maestro y Señor”34.

34
Juan Pablo II, Pastores Dabo Vobis n° 20
Les diacres permanents de la Communauté de l’Emmanuel

Estas afirmaciones dan una significación particular a la consagración en la Fraternidad de


Jesús, renovando voluntariamente la consagración bautismal35. Ella conduce al sacerdote de
la Comunidad a sumergir su vida y su ministerio en las fuentes de su bautismo, en
comunión con los miembros laicos de la Comunidad. Ella marca su sacerdocio de la fuerza
de la comunión fraterna en una misma disponibilidad para la misión según el carisma del
Emmanuel.
Su experiencia de vida fraterna en el seno del Emmanuel fortalece y enriquece la relación
que tiene con todos los fieles (Christefidelis) que encuentra en su ministerio.

7.7 La vocación común de los miembros de la Comunidad y de la Fraternidad respeta clara-


mente “la diferencia esencial” de los dos sacerdocios que se encuentran “ordenados uno a
otro” de una forma definida por el Concilio Vaticano II: “El que ha recibido el sacerdocio
ministerial goza de un poder sagrado para conducir y formar al pueblo sacerdotal”.36 Ejerce
este poder como “cooperador del orden episcopal”37 haciendo sacramentalmente presente a
Cristo como Pastor de su pueblo en el ministerio de la Palabra, de la santificación del
pueblo y en el servicio de la autoridad38.

7.8 El sacerdote de la Comunidad de Emmanuel ejerce su misión en unión con las orientaciones
del Consejo Internacional y los responsables locales de la Comunidad. Ejerce una verdadera
carga pastoral hacia los miembros de la Comunidad. Independientemente de sus responsabili-
dades inmediatas sobre uno u otro servicio, se preocupa de su caminar. Trata de dedicarles
realmente una parte de su tiempo.

7.9 El lugar central de la Eucaristía y de la liturgia en general en la vida de la Comunidad sitúa


al sacerdote en especificad de “ministro ordenado” y de pastor en medio de sus hermanos.

c- La vida fraterna entre sacerdotes

7.10 De forma habitual, los sacerdotes del Emmanuel están llamados a vivir en “fraternidad”
residencial en la que comparten el carisma de la Comunidad y se estimulan a vivir la
caridad, la solidaridad y la fidelidad en el don de sí mismos y la oración. La posibilidad de
vivir en fraternidad es buscada siempre activamente en el diálogo con las autoridades dioce-
sanas. Si, por razones pastorales o personales, un sacerdote de forma excepcional debe vivir
solo, esta decisión es tomada en el contexto de un discernimiento implicando a la Comu-
nidad.

II-Estatuto del sacerdote de la Comunidad en la Iglesia

a- Incardinación: relación con el obispo y la diócesis

7.11. Los sacerdotes del Emmanuel están incardinados en las diócesis (Estatutos n° 24). Viven su
ministerio bajo la autoridad del obispo y trabajan en comunión con los otros miembros del
presbiterio al que pertenecen.

35
En referencia a Lumen Gentium 10. Ver la nota de vocabulario en los Estatutos de la Comunidad, preámbulo (d).
36
El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico, aunque haya entre ellos una diferencia
esencial y no solamente de grado, están sin embargo ordenados el uno al otro ... (participan los dos) del unico sacer-
docio de Cristo. El que ha recibido el sacerdocio ministerial goza de un poder sagrado para conducir y formar al
pueblo sacerdotal.” (Lumen Gentium 10)
37
Presbyterorum Ordinis 2
38
Ibid. 4-6

51
7.12 Como lo prevén los Estatutos, la autoridad del obispo se ejerce conjuntamente con la Co-
munidad y sus responsables, lo que “supone que el obispo o el ordinario acepte expresa-
mente la presencia de la Comunidad en su diócesis aplicando los Estatutos” (Estatutos nº
24 y 28-2°). El sacerdote puede vivir plenamente su vocación y así poner el carisma de la
Comunidad al servicio de su diócesis y de la Iglesia.
El obispo consulta regularmente a la Comunidad, sobretodo antes de decidir el nombra-
miento de un sacerdote (Cf. Estatutos nº 8 § 3).

b- Relación con la Comunidad

7.13. La Comunidad marca la vida y el ministerio del sacerdote (Cf. Estatutos nº 15 y 28, 1°).
El sacerdote participa en las misiones de la Comunidad, en las diferentes formas previstas
por los Estatutos (Cf. 7.22). Recibe también el apoyo de la Comunidad local en su vida y en
su ministerio ordinario. Por ejemplo, cuando un obispo confía una parroquia a sacerdotes de
la Comunidad de Emmanuel, los miembros laicos participan igualmente en la animación de
la parroquia.

7.14. El responsable de provincia, vela por los sacerdotes de su provincia. Se preocupa de la forma
en la que participan en la vida y en el impulso misionero de la Comunidad. El responsable
participa también a las actividades que conciernen a los sacerdotes y que implican la Comu-
nidad, respetando la responsabilidad y la misión recibida de su obispo. Cada sacerdote de la
Comunidad tiene una relación personal y regular con su responsable de su región.

c- Unióncon el Magisterio de la Iglesia y lugar de la liturgia

7.15. El sacerdote apoya el arraigo de la Comunidad en la tradición viva de la Iglesia y a su fide-


lidad al Magisterio39.

7.16. La Comunidad concede un lugar central a la liturgia, fiel a la Tradición viva de la Iglesia
como se expresa en los textos del concilio Vaticano II. Ella sigue las normas litúrgicas de la
Iglesia. Estando particularmente atenta para que las celebraciones sean participativas y
orantes, sobre todo a través del repertorio de cantos, el clima espiritual y la actitud del (de
los) celebrante (s). En este marco, el sacerdote del Emmanuel velará a la calidad de las ce-
lebraciones.

7.17 Desde su fundación, la Comunidad celebra habitualmente según la forma ordinaria del rito
romano. . Podrá abrirse si es necesario a ciertos ritos orientales, según las modalidades que
validará el Consejo Internacional.

7.18 La unión con el Magisterio y el lugar de la liturgia forman parte de los elementos determi-
nantes de la formación de los seminaristas, de la formación contínua de los sacerdotes. La
Comunidad participa en estas formaciones en diversas modalidades según los lugares y en
relación con las diócesis (cf. 7.64 y 7.65).

d- Disponibilidad del sacerdote para la misión universal de la Iglesia y un tercio de tiempo


comunitario

7.19 Siendo incardinados en las diócesis, los sacerdotes del Emmanuel están disponibles por el
servicio de la Iglesia universal. “El don espiritual que recibieron los presbíteros en la orde-
39
La vida y las actividades de la Comunidad están “iluminadas por la enseñanza de la Iglesia en la sumisión confiante
al Magisterio y la adhesión a la fe de la Iglesia Católica” (Estatutos n° 3)
Les diacres permanents de la Communauté de l’Emmanuel

nación no los dispone para una misión limitada y restringida, sino para una misión amplísima
y universal de salvación "hasta los extremos de la tierra" (Act., 1, 8); porque cualquier minis-
terio sacerdotal participa de la misma amplitud universal de la misión confiada por Cristo a
los apóstoles. Revísense además las normas sobre la incardinación y excardinación, de forma
que, permaneciendo firme esta antigua disposición, respondan mejor a las necesidades pasto-
rales del tiempo. Y donde lo exija la consideración del apostolado, háganse más factibles, no
sólo la conveniente distribución de los presbíteros, sino también las obras pastorales pecu-
liares a los diversos grupos sociales que hay que llevar a cabo en alguna región o nación, o en
cualquier parte de la tierra”.40
“Los presbíteros incardinados en una Diócesis pero que están al servicio de algún movi-
miento eclesial aprobado por la Autoridad eclesiástica competente,(74) sean conscientes de
su pertenencia al presbiterio de la Diócesis en la que desarrollan su ministerio, y lleven a la
práctica el deber de colaborar sinceramente con él. El Obispo de incardinación, a su vez, ha
de respetar el estilo de vida requerido por el movimiento, y estará dispuesto — a norma del
derecho — a permitir que el presbítero pueda prestar su servicio en otras Iglesias, si esto es
parte del carisma del movimiento mismo”41.

7.20 Los Estatutos prevén42 que cualquier sacerdote de la Comunidad tiene una disponibilidad de
tiempo para apoyar los apostolados comunitarios que no derivan inmediatamente de su
nombramiento y pueden desarrollarse fuera del marco de su ministerio. Estos mismos Esta-
tutos mantienen el orden de grandeza de un tercio del tiempo, según modalidades diversas.
Este tercio del tiempo concierne a las actividades comunitarias variadas y a menudo “trans-
versales” (misiones, sesiones, retiros, instancias de coordinación y de gobierno…) forma
parte de la misión que el obispo reconoce acogiendo a un sacerdote de la Comunidad en su
diócesis.43

7.21 Son los mismos sacerdotes quienes en primer lugar deben poner en práctica este « tercio del
tiempo ». Cada párroco o responsable de equipo estará atento a que él mismo y sus colabo-
radores lo apliquen y les dará los medios para ello. La decisión y la evaluación anual de este
“tercio del tiempo” se hará con el responsable de los sacerdotes o su delegado, conjunta-
mente y estrechamente con el responsable local.

7.22 Si el Moderador lo pide, y según diversas modalidades, el obispo puede determinar que un
sacerdote del Emmanuel esté, por un periodo más o menos largo, a disposición completa de
la Comunidad (cf. Estatutos nº 28, 4°). Es el caso del sacerdote responsable de las cues-
tiones relativas a los clérigos y a los seminaristas, de los sacerdotes responsables de casas de
formación, o de los que son enviados a misiones lejanas...

7.23 Pertenecer realmente a la Comunidad y a una diócesis constituye una única llamada. Este
don de Dios es una riqueza para la misión de la Iglesia, aunque pueda comportar un parte de

40
Presbyterorum Ordinis
41
Congregación para el Clero. Directorio para el Ministerio y la Vida de los presbíteros. Enero de 1994.
42
De común acuerdo entre el Obispo y el Moderador, una parte del ministerio y del tiempo de cada sacerdote y diá-
cono se consagra, bajo la responsabilidad del Moderador, a las obras propias de la Comunidad.
Este tiempo se fija de la manera siguiente:
– el sacerdote puede ser destinado en alternancia, por un período dado, ya a la diócesis,
ya a las obras propias de la Comunidad;
– o bien el sacerdote puede ser destinado, a tiempo parcial, a una misión diocesana, quedando disponible el
tiempo restante para las obras propias de la Comunidad
En conjunto, se procurará respetar la proporción de una tercera parte para la Comunidad y dos terceras partes para la
diócesis. (n° 28, 4°)
43
Mas que una contabilidad de horas o de días, hay que poner en obra este tercio tiempo con matices e inteligencia
53
tensión. La unidad de la Iglesia en los “aspectos institucionales y carismáticos co-esenciales
a su constitución”44nos conduce a vivir esta tensión de manera positiva y fecunda.

III- La vida practica de los sacerdotes

1- Compromisos de los sacerdotes de la Comunidad

7.24. El sacerdote comparte los compromisos de todos los miembros de la Comunidad, recor-
dados en el preámbulo (cf. 1.1 a 1.30). Además, como sacerdote, tiene compromisos es-
pecíficos:

a- La oración

7.25 Adoración: Orar de forma fiel y regular permanece la exigencia fundamental. El sacer-
dote del Emmanuel vivirá este tiempo diario en un espíritu de gratuidad y de contempla-
ción Lo hará siempre que sea posible delante del Santísimo expuesto.
La alabanza: La alabanza matinal diaria es vivida con otros (sacerdotes o laicos) y podrá
integrarse con los Laudes.
La liturgia de las horas: El sacerdote debe celebrar la Liturgia de las horas con
fidelidad. Cuando las circunstancias lo permiten es deseable celebrar los oficios a varios,
entre sacerdotes o con laicos. Es a la vez un testimonio y una ayuda para la fidelidad.

b- Los sacramentos

7.26. La Eucaristía: La celebración de la Eucaristía es el corazón de la vida sacerdotal y co-


munitaria. El sacerdote de la Comunidad se compromete a celebrarla diariamente.(cf. Es-
tatutos nº 15)

7.27 El sacramento de la reconciliación: El sacerdote se compromete a recibir el sacramento


de la reconciliación de forma regular, (una vez al mes como mínimo), con su director
espiritual u otro sacerdote.

c- Acompañamiento comunitario y dirección espiritual

7.28. Cada sacerdote de la Comunidad recibe un acompañante (cf. capitulo acompañamiento).


Además, como lo pide la Iglesia elige libremente un director espiritual:
- O teniendo un director espiritual además del acompañante y discerniendo en los temas
abordados, lo que depende de uno o de otro.
- O bien pidiendo a su acompañante comunitario, si es sacerdote, asumir también este
papel.

7.29. Si un sacerdote no puede, momentáneamente tener un director espiritual, es deseable que


tenga como mínimo un confesor habitual.

7.30. Sean cuales sean las circunstancias, cada sacerdote debe poder recurrir alguien de buen
consejo en quien tenga confianza.

d- Encuentros y retiros

7.31. La participación fiel de los sacerdotes a una maisonnée no residencial, a los encuentros

44
43 Discursos Juan Pablo II, 30 mayo 1998, Roma.
Les diacres permanents de la Communauté de l’Emmanuel

comunitarios mensuales, y a un retiro de la Fraternidad de Jesús, es un compromiso


prioritario. Para los que tienen un ministerio en una parroquia, harán todo lo posible para
ser reemplazados o ir en alternancia.
El sacerdote participa a los encuentros comunitarios en primer lugar como hermano, en
una relación gratuita: no viene solo para celebrar la Eucaristía o respondiendo a una de-
manda. Como pastor de sus hermanos, está disponible también en ciertos momentos para
la escucha y la confesión Los responsables locales estarán atentos a un justo equilibrio
en este sentido.
Es deseable que los sacerdotes se integren en los fines de semana comunitarios, que se
interesen al contenido y puedan hablar de ello con los responsables. Particularmente,
deben preocuparse de la calidad y de la belleza de la liturgia y de la fidelidad de las pro-
posiciones comunitarias con la doctrina y con las orientaciones pastorales de la Iglesia.

7.32. Independientemente de los encuentros comunitarios, el sacerdote debe hacer un retiro


personal de al menos cinco días cada año, según el Derecho canónico. Es de desear que
hable del lugar y del contenido con su director espiritual y su acompañante.

7.33. Cuando se organizan encuentros internacionales o regionales de sacerdotes del


Emmnuel, es deseable que los sacerdotes se ayuden y hagan todo lo posible para parti-
cipar a los que puedan.

e- La formación continuada de los sacerdotes

7.34. La formación continuada del sacerdocio concierne a todos los sacerdotes. Tiene dife-
rentes formas que pueden evolucionar (sesiones para los párrocos, encuentros de sacerdo-
tes, de directores espirituales, etc.). Se realiza en la Comunidad en todos los sitios en
donde es posible. Esta formación continua esta principalmente orientada a la integración
de su llamada especifica y no hay competencia con otras formaciones propuestas por las
diócesis ni con otras formaciones comunitarias más generales.

7.35. La formación inicial de los sacerdotes durante los primeros años de ministerio reviste un
carácter particular y obligatorio El modo y el contenido se adaptaran a las diferentes
situaciones geográficas.

f- Un descanso justo

7.36 Cada uno debe estar atento para descansar de forma justa. La duración es de un día cada
semana y de un verdadero tiempo de vacaciones anual según las posibilidades. Cada uno
debe organizar estos tiempos según su propio, integrando también la dimensión fraterna,
y la disponibilidad misionera.

7.37. El sacerdote debe estar atento al contenido de sus tiempos de descanso. Existe siempre el
riesgo de de distraerse sin descansar. El tiempo de descanso es también un tiempo para
acercarse de Dios, una ocasión de leer, de rezar más. Tiene como objetivo reponer las
fuerzas de una manera simple y prudente, para darse mejor al ejemplo de Cristo Buen
Pastor.

g- La relación con la autoridad en la diócesis y en la Comunidad

7.38. Según los usos propios de las diferentes diócesis, es necesario que cada sacerdote esta-
blezca una relación personal y regular con su obispo y con sus colaboradores; que parti-
55
cipe en las actividades comunes de la diócesis, a los encuentros del presbiterado y a las
diferentes reuniones relacionadas con su función, colaborando con generosidad y rectitud,
y aportando el carisma del Emmanuel en la construcción común.

7.39. Cada sacerdote revisara la situación de su vida y de su ministerio al menos una vez al año
con el responsable de los sacerdotes de la Comunidad o su delegado. Particularmente
cuando un cambio de ministerio empieza a ser considerado.

7.40. En lo que concierne los nombramientos y cambios de ministerio, el sacerdote en cuestión


verificará el proceso de consultación del gobierno de la Comunidad por la diócesis con-
sulte al gobierno de la Comunidad, como prevén los Estatutos (nº 28, 3°). Cuando haya
nombramientos importantes, se reunirá a medida de lo posible con el Moderador, el dele-
gado de zona o el responsable local.

2- Para los lugares de vida común (parroquia, santuario, casa de formación...)

a- Acondicionamiento de los lugares

7.41. El acondicionamiento de los lugares ayuda a desarrollar la vida comunitaria y permite


igualmente durar en el tiempo. Se estará atento a que los lugares de vida común y de tra-
bajo estén limpios y sean agradables, sin ser lujosos.

7.42. Es deseable separar claramente el espacio de trabajo y de reuniones y el espacio de alo-


jamiento y de la vida privada. En este último, un lugar de acogedor - sala común, sa-
lón...- permitirá responder a la exigencia de la acogida y la vida fraterna.

7.43. Excepto si hay una imposibilidad mayor, el lugar de residencia contará con un oratorio
con la presencia del Santísimo Sacramento.

b- Alabanza comunitaria y oficio en común (ver 7.27)

c- Los tiempos de compartir

7.44 Tiempos fraternos de compartir fraterno y espiritual entre sacerdotes son necesarios para
todos. Son diferentes de las reuniones de trabajo y otros encuentros comunitarios (reuniones
de maisonnée…). En los lugares de vida común tienen lugar cada quince días.

d- Adoración comunitaria

7.45 Es deseable que los sacerdotes de un mismo equipo adoren juntos de manera regular (cada
semana o durante los quince días) o en ocasiones particulares.

e- La vida y sumisión fraterna

7.46 La vida fraterna está marcada por el respeto mutuo y el cuidado de unos y otros. Es indis-
pensable tener momentos de ocio gratuitos entre sacerdotes. Estos momentos fijados no
son facultativos, pero participan en la construcción de la fraternidad sacerdotal, de la
misma forma que los tiempos de oración o de trabajo comunes.

7.47 En un espíritu de libre transparencia, los sacerdotes se someten habitualmente su horario


incluso los tiempos de descanso y de vacaciones. Pueden así sostenerse y velar los unos
por los otros.
Les diacres permanents de la Communauté de l’Emmanuel

7.48 Cada párroco o responsable de equipo debe tener encuentros personales asiduos con sus
vicarios o colaboradores para evaluar su trabajo y la gestión de su tiempo. Una vez al mes
parecer ser un buen ritmo, pero puede ser con más frecuencia.

IV- Algunas actitudes fundamentales

7.49. La bondad y la vigilancia mutuas


Los sacerdotes del Emmanuel están invitados a cultivar entre ellos así como hacia todos
una mirada de bondad, de benevolencia y de estima recíproca, a valorizar a sus hermanos,
a alegrarse de sus cualidades, a animarlos, evitando cualquier forma de críticas, juicios,
en pensamientos o en palabras (ver 3.2).
Se ayudan unos a otros, y si uno de ellos se encuentra en una situación difícil, no dudarán
en hablarle y en sostenerlo con sencillez y delicadeza.

7.50. La relación con la diócesis


El sacerdote del Emmanuel vive en comunión con los otros sacerdotes de su diócesis bajo
la autoridad del obispo, eligiendo de vivir en la confianza y en la unidad. Vive su perte-
nencia a la Comunidad como una llamada de Dios, con sencillez y libertad.

7.51. La sobriedad de vida


El sacerdote se compromete a una vida sobria para guardar un corazón libre e indiviso,
para no ser una ocasión de escándalo para nadie, ni para los miembros laicos de la Co-
munidad, ni para los pobres. Debe cuestionarse con regularidad sobre su relación con los
bienes materiales y manifestará esta sobriedad en todas las facetas de su vida (ropa, alo-
jamiento, vacaciones...). Da el diezmo (cf 1.19) y a vivir concretamente la solidaridad
con los más desfavorecidos.

7.52. La disponibilidad misionera


Los sacerdotes viven la disponibilidad para la misión en su ministerio, en relación a la
Comunidad, con celo y entusiasmo, con un espíritu de servicio y de humildad.
La disponibilidad supone que cada uno esté preparado para recibir su misión, sea la que
sea y sus colaboradores, a condición que venga de la autoridad legítima, en dialogo con la
Comunidad, según las modalidades previstas en los Estatutos. También es legítimo que
pueda expresar sus deseos, particularmente cuando conciernen a su llamada comunitaria.

7.53. Trabajar juntos


El sacerdote de la Comunidad está llamado a trabajar con sus hermanos sacerdotes y con
los miembros laicos de la Comunidad.
La costumbre de trabajar juntos protege a la vez del orgullo y del desánimo. Evita
tomarse demasiado en serio y hace permanecer en la alegría.

V- Indicaciones para la misión en parroquia

7.54. Los sacerdotes de la Comunidad con un ministerio parroquial forman una fraternidad de
vida y de misión. La situación de un sacerdote de la Comunidad, nombrado solo en una
parroquia, es excepcional y transitoria. En todo caso, la dimensión comunitaria se vive
también con los miembros laicos de la Comunidad.

7.55. El párroco tiene un papel primordial en la articulación entre la diócesis y la Comunidad.


Le corresponde estar atento a la relación con obispo y con sus colaboradores (7.52); en
relación con el responsable de provincia o de sector (7.16); en la aplicación de la tercera

57
parte del tiempo para él y sus vicarios (7.23); en la vida de la fraternidad sacerdotal. Está
atento a la formación de sus vicarios en este sentido.
En el seno de la misión parroquial, el párroco favorece la fundación y el crecimiento de la
Comunidad de Emmanuel.

7.56. La disponibilidad de los sacerdotes tiene una incidencia sobre la vida y la misión de la
Comunidad local. También es esencial que las opciones misioneras operadas en el
contexto de la Comunidad por una parte y en la parroquia por la otra, sean el resultado de
una reflexión y de un acuerdo común.

7.57. El párroco dará cuentas a su obispo de la responsabilidad que le ha confiado. Es normal


que pueda compartir también con sus responsables comunitarios sobre su misión y con-
sultarlos cuando hay grandes decisiones que tomar.

7.58. Algunos principios sobre la articulación de las responsabilidades:


− El párroco es responsable de las personas y de las actividades de su parroquia. Si
desea pedir a miembros de la Comunidad de investirse en ciertos servicios, debe hablar
antes con el responsable comunitario local. Cuando pide a la Comunidad que realice un
servicio en su parroquia (grupo de oración, preparación al matrimonio, etc), respeta el
principio de subsidiaridad.
− El responsable de la Comunidad no toma iniciativas en la parroquia
independientemente del párroco. Si la Comunidad se integra en uno o varios servicios, la
decisión se tomara respetando las características de la parroquia y del carisma del
Emmanuel. Este mismo responsable velará particularmente para que la misión de la
Comunidad no se reduzca al servicio de la parroquia
− El responsable de la Comunidad toma en cuenta, en sus peticiones y deseos, de las
obligaciones propias del ministerio que los sacerdotes miembros de la Comunidad han
recibido del obispo. No solicita a un vicario sin el acuerdo previo del párroco. De la
misma forma, el vicario no acepta una misión comunitaria nueva sin la aprobación de su
párroco.

VI. El caminar de los seminaristas y de los sacerdotes

Los jóvenes que comienzan su caminar hacia el sacerdocio con la Comunidad

7.59. Para ayudar a los que se plantean la cuestión del sacerdocio en su seno, la Comunidad de
Emmanuel, además de las ayudas comunes a todos (acompañamiento y maisonnée), pro-
pone medios específicos, según los lugares y posibilidades locales. El objetivo es hacerles
descubrir el carisma de la Comunidad y la llamada especifica del sacerdote en este ca-
risma, y acompañarlos en un primer discernimiento. Para ello, cada uno se beneficia del
apoyo de la Comunidad local y si es posible de un seguimiento personal realizado por un
sacerdote miembro de la Comunidad.
En donde es posible, un ciclo de encuentros durante un año (ciclo Cura de Ars) permite
a los jóvenes vivir un cierto compromiso y reflexionar con otros sobre su vocación.

7.60. A los que se plantean concretamente la cuestión de la vocación sacerdotal en el seno de la


Comunidad de Emmanuel, se les pide un año de formación y de discernimiento llamado
“año San José”. Este año está bajo la responsabilidad de un sacerdote de la Comunidad,
asistido por un equipo que reúne si es posible todos los estados de vida. Año de
fundación espiritual y comunitaria, integra las características de una “propedéutica” vi-
vida en el carisma de la Comunidad. Al final de este año se realiza un discernimiento
sobre la vocación sacerdotal en el carisma de la Comunidad de Emmanuel y de la Frater-
nidad de Jesús.
Les diacres permanents de la Communauté de l’Emmanuel

El caminar y la formación del seminarista en la Comunidad

7.61. Al final del año San José, habiendo confirmado su llamada comunitaria y estando forta-
lecida su vocación al sacerdocio, el candidato reconoce su llamada a caminar en la Fra-
ternidad de Jesús. Su caminar no difiere de los otros miembros. Habitualmente, el com-
promiso en la Comunidad debe haberse realizado antes de la ordenación sacerdotal de
igual forma que la etapa de probación en la Fraternidad de Jesús. (cf. 2.2)

7.62. La formación del seminarista se realiza en instituciones en donde se respetan las


exigencias particulares relacionadas con el compromiso en la Comunidad45. En todo caso
es muy importante que los seminaristas puedan vivir el carisma de la Comunidad durante
todo el tiempo de la formación. Por ello la Comunidad está atenta, con los obispos con-
cernidos, a ofrecer los medios de una autentica vida comunitaria, a la vez al interior y al
exterior de los lugares de formación. En la medida de lo posible, una parte significativa
de la formación al sacerdocio se hará en un marco residencial propio a la Comunidad de
Emmanuel.

7.63. Para que el seminarista pueda responder libremente a la vocación sacerdotal en la gracia
del Emmanuel, los formadores le ayudaran a:
− vivir simplemente en el mundo sin ser del mundo (espíritu de pobreza);
− tener una actitud libre, equilibrada y respetuosa en relación a las otras personas
(espíritu de castidad);
− dar cuentas de su propia vida a los que el Señor les da como guías y pastores
(obediencia a sus superiores y comunión con el gobierno de la Comunidad);
− hacer un año de formación comunitaria especifica (en una casa San José);
− profundizar el conocimiento de la Comunidad a través de la participación habitual
a sus actividades y la fidelidad a las exigencias de su vida (alabanza diaria, maisonnées,
encuentros mensuales, acompañamiento, servicios, apostolado), conciliando lo mejor
posible este aspecto con los otros imperativos de su formación;
− descubrir la vocación del sacerdote del Emmanuel y discernir si es esta su llamada.
La capacidad del seminarista para trabajar con las personas de los otros estados de vida
constituye un punto de vigilancia necesario;
− comprender su compromiso en la Comunidad y pertenencia a un presbiterado
diocesano como una única llamada contribuyendo a un enriquecimiento mutuo;
− adquirir una experiencia pastoral, en el carisma de la Comunidad, a través de los
servicios y prácticas apostólicas.

Seminaristas en curso de formación que desean entrar en la Comunidad

7.64. Cuando un seminarista que ha comenzado ya su formación en una diócesis pide que se le
admita en la Comunidad, la legitimidad de su petición es discernida de acuerdo con su
obispo. La Comunidad no tomará ninguna decisión de acogida efectiva antes de haber
hecho un año San José. Al término del mismo, si la llamada del seminarista es confir-
mada, será necesario un acuerdo escrito del obispo para que sea acogido como miembro
de la Comunidad.
45
“La formación de los miembros de la Comunidad Emmanuel candidatos al sacerdocio se asegura conformemente a
los Cánones 232 al 264 y está bajo la responsabilidad última del Obispo o del Ordinario que lo incardina. Las con-
diciones y el lugar de formación se fijan de acuerdo con el Consejo de la Comunidad. Esta formación integra, desde
el principio, las exigencias particulares relacionadas con el compromiso en la Comunidad Emmanuel en sus aspectos
de vida comunitaria, de espiritualidad propia, de vida apostólica y misionera, junto con los laicos. Estos aspectos
constituyen el carisma propio de la Comunidad de Emmanuel y estas bajo su responsabilidad. (Estatutos n°26)
59
Sacerdotes que desean entrar en la Comunidad

7.65. La llamada al sacerdocio en la Comunidad Emmanuel y en la Fraternidad de Jesús se dis-


cierne con el tiempo, normalmente antes, e incluso durante los años de seminario. (cf.
7.64 y 7.65).
Para los sacerdotes que encuentran la Comunidad y piden entrar en ella, se propone un
protocolo de discernimiento:
1) Toma de contacto: consiste en participar a las actividades comunitarias (misiones,
fines de semana, maisonnée abierta). Cuando comienza a haber una participación regular,
el sacerdote informa a su obispo.
2) Primer paso: después de un año como mínimo de contactos frecuentes, el sacerdote
puede entrar en etapa de acogida y discernimiento si hay un acuerdo entre la Comunidad
y el Obispo. El acuerdo se obtiene según las modalidades siguientes:
* El responsable de los sacerdotes o su delegado verifica con los responsables locales que
el sacerdote ha comprendido las implicaciones de su paso.
* El mismo sacerdote pide el acuerdo de su obispo
* El responsable de los sacerdotes o su delegado se reúne con el obispo con el respon-
sable local y le expone la significación de esta etapa, las condiciones de las etapas
siguientes y las consecuencias para el sacerdote y su futuro ministerio.
* El obispo da su respuesta al sacerdote e informa a la Comunidad.
3) Compromiso en la Comunidad: antes de esta etapa, deben reunirse las siguientes
condiciones:
* El sacerdote, con el acuerdo de su obispo, ha vivido una experiencia46 de dos años
como mínimo en un contexto de vida y de misión comunitarias con otros sacerdotes de la
Comunidad, según los lugares y las posibilidades. Esta experiencia ha permitido verificar
concretamente la capacidad del sacerdote para concebir su vida y su ministerio en las
gracias del Emmanuel.
* A partir de la etapa de acogida y de discernimiento, se inicia el camino en la Frater-
nidad. El compromiso del sacerdote no podrá hacerse si el discernimiento de su llamada
en la Fraternidad no está suficientemente avanzado.
* Para el compromiso, el obispo da un acuerdo escrito incluyendo la perspectiva de un
ministerio que tenga en cuenta la pertenencia comunitaria.

Los diáconos permanentes


de la Comunidad de Emmanuel
Generalidades sobre el diaconado permanente en la Comunidad

7.66. Los Estatutos mencionan que los diáconos permanentes caminan y sirven con el
Emmanuel (cf. Estatutos n° 6; 24; 26; 28, 1.4.5). La Comunidad, en la que todos los
miembros están llamados a vivir y compartir la gracia del servicio de la misión, está
atenta a esta llamada especifica. Considera que la ordenación de algunos de sus miembros
al diaconado permanente enriquece su participación, según su carisma, a la misión apos-
tólica de la Iglesia.

7.67. Del hecho de la vocación de la Comunidad de Emmanuel, los que son, por un don gra-
tuito de Dios, llamados al diaconado permanente en su seno están llamados a darse con-

46
Esta puede hacerse fuera de la diócesis o incluso del país de incardinación si la situación lo justifica.
Les diacres permanents de la Communauté de l’Emmanuel

cretamente y radicalmente en la evangelización y la compasión y eso en una gran solida-


ridad con los otros estados de vida. Casados o solteros, estables e integrados en la vida de
la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús, y en quien la Comunidad ha re-
conocido la llamada a servir “in persona Christi” en el ministerio de la liturgia, la palabra
y la caridad (cf. Lumen Gentium n° 29), estos hombres buscan, a través de su vida y de
su ministerio hacer presente a Aquel que el Padre a enviado como servidor de la
salvación de sus hermanos.

7.68. Esta vocación debe tomar en cuenta la situación concreta de la persona: su estado de vida
de célibe o de casado (con su esposa y sus hijos), su profesión, su apostolado específico y
sus servicios en el Emmanuel (cf. Estatutos nº 28.5). Por ello la Comunidad acompaña a
aquellos miembros que piensan tener tal llamada, a avanzar en su discernimiento y a
seguir la formación necesaria, atendiendo los diversos aspectos de su vida y de sus com-
promisos.

En vistas de un posible camino

7.69. El diaconado permanente de un miembro del Emmanuel es una vocación específica


en el contexto de una asociación pública de fieles teniendo un carisma y unas exigencias
propias. Por ello se pide que el camino de un hermano comunitario hacia el diaconado
vaya acompañado del camino hacia el compromiso en la Comunidad y la consagración en
la Fraternidad de Jesús. Así puede integrar de manera unificada el diaconado y las
misiones relacionadas con él en los “campos” diocesano y comunitario.
Concretamente, la entrada en la etapa de acogida y discernimiento en la Comunidad de
Emmanuel y la Fraternidad de Jesús son previamente indispensables en el camino hacia
el diaconado. De la misma forma, la consagración en la Fraternidad de Jesús se hará
antes de la ordenación diaconal. Si el candidato es casado, se tomará en cuenta evidente-
mente el camino de su esposa y la llamada de la pareja como tal.
Por otra parte, la aceptación explícita de la Comunidad en la diócesis por el obispo47 debe
estar aprobada antes de todo compromiso definitivo del candidato al diaconado perma-
nente

7.70. Para facilitar estos discernimientos sucesivos y complementarios, ningún camino de dis-
cernimiento en vistas de una eventual llamada al diaconado, no debe comenzarse sin que
los responsables de la Comunidad lo sepan y mas precisamente del sacerdote responsable
de las cuestiones específicas del ministerio ordenado.

7.71. El “comité diaconado” (cf. 16.24) está constituído por personas designadas por el Mode-
rador en relación con el sacerdote delegado para las cuestiones relativas al ministerio or-
denado. Este asegura el seguimiento de los diáconos de la Comunidad, participa al dis-
cernimiento y en la formación. Reúne los elementos útiles de las opiniones expresadas en
nombre de la Comunidad. (cf. Estatutos n°27) y permite así una colaboración con los res-
ponsables diocesanos para la formación al diaconado permanente.

7.72 “Asociada a la formación, la Comunidad lo es también al discernimiento” (cf Estatutos


nº 27). Para ello, recordaremos los criterios utilizados por la Iglesia para ayudar al discer-
nimiento:
• Origen de la llamada.

47
“[...] los diáconos miembros de la Comunidad Emmanuel son incardinados por los obispos y ordinarios que acep-
tan expresamente la presencia de la Comunidad en su diócesis aplicando los presentes Estatutos.” (cf. Estatutos
n°24)
61
• Equilibrio personal.
• Enraizamiento en una vida espiritual habitualmente.
• Calidad del testimonio de vida cristiana.
• Equilibrio de la pareja y acuerdo de la esposa para el caminar, o capacidad y
……..disponibilidad para el celibato.
• Estabilidad familiar.
• Situación profesional estable.
• Aptitud para recibir la formación necesaria.
• Aptitud para vivir pacíficamente las tensiones inherentes a la perseverancia.
• Disponibilidad para el servicio en nombre de Cristo y de la Iglesia ( y más
especialmente capacidad para ejercer un ministerio de evangelización y /o a un
servicio de compasión).
• Capacidad para ejercer el ministerio en su dimensión litúrgica.
• Justa compresión de lo que es el diaconado en la Iglesia y particularmente en su
relación y en su complementariedad con las otras vocaciones y estados de vida.
• Capacidad para vivir la comunión y la obediencia en un verdadero espíritu eclesial.

7.73. Se considerará igualmente con atención el camino comunitario: etapas, servicios asu-
midos desde hace algún tiempo...
La opinión de la Comunidad toma también cuenta especialmente las dimensiones de
compasión y de evangelización vividas por el postulante al diaconado pues ellas son ex-
presiones especiales del carisma del Emmanuel.

7.74. La situación concreta de la Comunidad en la diócesis concernida es otro criterio de discer-


nimiento importante: presencia efectiva; posibilidades de colaboración entre la Comunidad
y la diócesis y de una misión diaconal en el carisma de la Comunidad...

7.75 El comité diáconos, después de haber examinado estos diversos elementos, da una opinión
sobre el camino de un miembro de la Comunidad en vistas al diaconado.
Si esta opinión es confirmada por el Consejo, la Comunidad apoya al candidato en su
petición en vistas al diaconado en su diócesis. Si no, el candidato no podrá llegar a ser
diácono siendo miembro de la Comunidad.

Programa comunitario de discernimiento y de la formación inicial.

7.76 Antes de presentar al candidato a la diócesis, la Comunidad prevé un tiempo de discerni-


miento y formación de dos años. Comporta enseñanzas específicas articuladas a los ele-
mentos teológicos (en particular eclesiales) y espirituales necesarios al discernimiento. Es-
tos encuentros de formación podrán tomar la forma de sesiones, fines de semana repartidos
durante esos dos años.
Durante todo este período, un seguimiento personal es establecido para sostener el proceso
de discernimiento.

Durante la formación diocesana en vistas del diaconado

7.77. Una vez presentados y aceptados como tales por la diócesis, la formación de los candi-
datos al diaconado, miembros del Emmanuel, está bajo la responsabilidad última del
obispo que incardina. “Las condiciones y el lugar de formación son fijadas de acuerdo
con el Consejo de la Comunidad” (cf. Estatutos nº 26). Bajo las formas previstas en 7.78,
incluye una contribución propia de la Comunidad.
Les diacres permanents de la Communauté de l’Emmanuel

7.78. Durante la formación, los candidatos continúan su vida comunitaria (maisonnée semanal,
encuentro comunitario mensual, apostolado regular con los miembros de la Comunidad,
retiro de la Fraternidad de Jesús) que es también un lugar de formación para su futuro
ministerio.
El acompañamiento comunitario conserva igualmente toda su importancia, incluso si
debe articularse con la dirección espiritual de la que se beneficia el candidato al diaco-
nado. Es deseable que el acompañante comunitario del candidato sea miembro de la
Fraternidad (cf. 4.28)
Se tendrá en cuenta para que el candidato al diaconado pueda recibir de la Comunidad la
formación y el seguimiento adaptado a su situación, ayudándole a articular su camino
hacia el diaconado con su vida y su compromiso en la Comunidad de Emmanuel y la Fra-
ternidad de Jesús.

Relaciones con la diócesis

7.79. Desde los primeros contactos del candidato con su diócesis, la Comunidad informa al
obispo sobre los compromisos de éste en el seno del Emmanuel y de la Fraternidad de Je-
sús y sobre las consecuencias que esto puede tener en su camino y en su misión futura.

Nombramiento y seguimiento de misión

7.80 Según los Estatutos (nº 28.3), el nombramiento del diácono es decidido por el obispo,
después de pedir la opinión al Moderador de la Comunidad de Emmanuel. Debe tener en
cuenta del carisma comunitario y de las posibilidades concretas de vida y apostolado.

7.81 Además de las relaciones regulares y directas que el diácono pueda tener con las autoridades
diocesanas de quien depende, es importante que haya contactos periódicos entre la
Comunidad (responsables locales y delegado por los ministros ordenados) y la diócesis.

Acogida y camino de los diáconos permanentes pidiendo entrar en la Comunidad de Emmanuel

7.82 Antes de todo paso o proposición comunitaria, se advertirá al responsable de provincia y al


responsable de los ministros ordenados de la Comunidad. Con su acuerdo favorable, este
diácono podrá participar a la vida local de la Comunidad (maisonnée, encuentros comuni-
tarios, actividades de evangelización) durante un año, a caso dos. Durante este período, se
reunirá personalmente con un miembro del Comité diaconado permanente u otro delegado
del responsable. Podrá entonces ser invitado a las reuniones de los diáconos de la Comu-
nidad y, en algunos casos, discernidos con cuidado, a la Fraternidad de Navidad (en ge-
neral, no antes del segundo año), con el acuerdo del responsable de los ministros orde-
nados de la Comunidad.
A partir del momento en que le diacono participa regularmente a una actividad ( maison-
née o encuentros comunitarios), se le pide que hable con su obispo. El diacono permane-
ce en contacto con el comité diaconado y suficientemente informado de las condiciones
desarrolladas en el punto siguiente.
Si el diacono está casado, las diferentes etapas de su camino y discernimiento comuni-
tario se hará en pareja.

7.83 Si el diácono « observador » confirma su camino, pide empezar un tiempo de


- Los responsables de los ministros ordenados o un delegado se reúne con el diacono
“observador”. En el transcurso de dicha reunión, verifica que el candidato ha com-
prendido las implicaciones de este paso para su vida y su ministerio. Se le recordará,
particularmente, la necesidad de obtener el acuerdo de son obispo y un tiempo de vi-
63
da y de misiones comunitarias antes del paso del compromiso. A demás, deberá veri-
ficar su llamada en la Fraternidad de Jesús.
- El candidato se reúne de nuevo con su obispo.
Le informa de su petición de camino y discernimiento oficialmente con la
Comunidad y le explica lo que eso significa.
- Si el obispo está de acuerdo, el responsable de los ministros ordenados o su dele-
gado toma contacto con dicho obispo, con el fin de verificar que ha comprendido
bien la exigencias de este camino y se le pide la confirmación del acuerdo por
escrito.
Para empezar un discernimiento en el seno de la Fraternidad de Jesús:
- durante la etapa de acogida y discernimiento, se invitará al candidato a participar al
retiro anual.
- Desde el inicio su acompañamiento lo asegurará un miembro de la Fraternidad de Jesús.
El tiempo de la etapa de acogida y discernimiento viene condicionado por una experiencia
suficiente de vida y misión comunitaria y un primer discernimiento en el seno de la Frater-
nidad.
En efecto, una cosa es apreciar la comunidad a través de los encuentros puntuales (maison-
nées, encuentros comunitarios, sesiones de Paray, etc.); otra cosa es aceptar de cuestionarse
el propio estilo de vida y ministerio para vivirlas según el carisma propio de la Comunidad
de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús.

7.84 El compromiso se hace como para todos los miembros de la Comunidad.


Será necesario también:
- Un nuevo acuerdo escrito por el obispo,
- La perspectiva para el candidato, la Comunidad y el obispo concernido de un minis-
terio que tenga en cuenta la pertenencia comunitaria.
- La confirmación de su llamada en la Fraternidad de Jesús y al menos su determinación
para la etapa de probación.
8. El celibato para el Reino en la
Comunidad y la Fraternidad

8.1 Los Estatutos de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús prevén la posibi-


lidad para hombres y mujeres, miembros de la Comunidad y de la Fraternidad, de «recibir
la gracia de darse por entero en el celibato por el Reino, para tener una disponibilidad
personal más completa para la adoración, la compasión y la evangelización, según el ca-
risma propio de la Comunidad de Emmanuel. Este compromiso en el celibato comporta el
espíritu de los consejos evangélicos: espíritu de pobreza y de disponibilidad. Se hace en el
ámbito de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús». (Estatutos nº 29).

8.2 En la Comunidad y la Fraternidad, para designar a las personas que responden a esta
llamada y se comprometen en el celibato por el Reino, utilizamos habitualmente el término
de « célibes consagrados » (cf. Estatutos nº 32). Los Estatutos (nº 31) indican que una
regla de vida precisa las disposiciones particulares ligadas a este estado de vida, para
las mujeres por una parte y para los hombres por otra. Estas reglas de vida explicitan la
vocación y el modo de vida de las personas comprometidas en el celibato por el Reino en la
Comunidad de Emmanuel y en la Fraternidad de Jesús. Estos permiten a todos los
miembros de la Comunidad y de la Fraternidad comprender y apoyar a los que se
comprometen en este seguimiento de Cristo « Sequella Christi ». Por ello se recomienda a
todos leerlos (ver parte II).

8.3 La vocación al celibato por el Reino está presente en la Comunidad desde su fundación
por el testimonio de vida de Pierre Goursat que se comprometió en ella por un voto privado.
Este celibato vivido por algunos miembros de la Comunidad es una expresión fuerte del
carisma del Emmanuel y de la llamada comunitaria a un don de sí para la evangelización. A
través de sus vidas simples y gozosas y por el don especifico de sus vidas en el seguimiento
de Cristo , los hombres y las mujeres comprometidos en un celibato por el Reino anticipan
la vida del Reino que vendrá a la que están llamados todos los miembros de la Comunidad.

La acogida de vocaciones

8.4 Desde su fundación, por la gracia de Dios que llama a El a los y a las que El quiere (Mc 3,
13) y también por la vida de sus miembros y a través de sus misiones, la Comunidad de
Emmanuel es el terreno de esas vocaciones en el celibato por el Reino. Todos los miembros
de la Comunidad portan en sus oraciones aquellos y aquellas que desean responder a esta
llamada. Los responsables de este estado de vida y sus delegados proponen itinerarios
específicos para descubrir esta vocación, estos se desarrollan localmente en unión con los
responsables de provincia. Estos encuentros pueden conducir a la entrada en etapa de
acogida que es el primer paso para el discernimiento de la vocación (Regla de vida n° 62 al
67). Se requiere previamente el compromiso en la Comunidad para hacer esta primera
etapa.
Una llamada para toda la Comunidad

8.5 Una de las gracias fundamentales de la Comunidad es la complementariedad de las voca-


ciones. Los célibes por el Reino pronuncian su compromiso en el celibato en presencia de
los miembros de la Fraternidad de Jesús. En el curso de este compromiso todos los
miembros de la Fraternidad de Jesús expresan su voluntad de honorarlos y apoyarlos en su
vocación. Esto implica que intentan conocer y comprender cada vez más la vocación del ce-
libato por el Reino. Esta apreciación y este respeto mutuo de la vocación de cada uno son
una fuente de crecimiento en el camino de la santidad y fecundidad para la misión. El apoyo
implica también una solidaridad en la vida concreta según las necesidades y las
posibilidades de cada uno.

Una llamada común para los hombres y las mujeres

8.6. El compromiso en el celibato está enraizado en la vida y la misión de la Comunidad. Se vive


en un espíritu de comunión con todos los miembros de todos los estados de vida, y a través
de los medios de santificación disponibles para cada miembro de la Comunidad. En su « sí »
dado a Dios sin reservas y con alegría, la Virgen María, Madre del Emmanuel guarda a las
personas consagradas en el celibato por el Reino en la fidelidad a su llamada. (Regla de vida
nº 1 al 9).

8.7. El compromiso en el celibato está fundado en el don de sí común a los miembros de la


Fraternidad de Jesús que, consagrándose a Dios y estando disponibles para la misión,
reconocen una responsabilidad particular para servir el carisma del Emmanuel (Regla de
vida n° 10 al 12).

8.8. Se trata de un compromiso en la vida secular, para la transformación del mundo presente,
haciendo a Cristo -Emmanuel- cercano de los hombres y mujeres de nuestro tiempo (Regla
de vida nº 13 al 18)

8.9. El compromiso en el celibato por el Reino es una determinación a vivir los consejos
evangélicos de castidad, de pobreza y obediencia, en el carisma del Emmanuel, buscando
una vida cada vez más simple y la disponibilidad para la misión (Regla de vida nº 19 al 23).

Las mujeres célibes por el Reino

8.10. La primera y más importante disposición particular al celibato por el Reino concierne la
vida de unión con Dios que es el corazón de esta llamada. (Reglamento de vida nº 24 al
28). Las célibes consagradas reciben una misión particular de intercesión por la Comunidad,
la Iglesia y el mundo. En la gracia de adoración vivida con todos los miembros de la
Comunidad de Emmanuel, se comprometen a una oración cotidiana asidua y prolongada,
además de lo que se preconiza en los Estatutos (nº 15). Este « aumento de oración »
(Reglamento de vida nº 26) toma diversas formas: Lectio Divina, celebración de los oficios,
oración. Ellas se comprometen a vivir un retiro anual en silencio y tiempos de desierto
regulares.

8. 11 El corazón de sus llamadas es también la vida comunitaria que es la de todos los miembros
de la Comunidad y de la Fraternidad (Regla de vida nº 29 al 36). La vida residencial en
fraternidades su forma de vida ordinaria. Esta vida fraterna común es esencial en los
tiempos de formación y discernimiento. A lo largo de toda la vida, continúa siendo una
fuente de alegría y una escuela de santificación. Es un camino para responder fielmente a la
llamada de Dios. La presencia de « fraternidades » en el corazón del mundo da a toda la
Comunidad, a la Iglesia, y a los hombres de este tiempo, el testimonio de la comunión y del
amor fraterno a los cuales la humanidad aspira a veces incluso sin saberlo.
Les diacres permanents de la Communauté de l’Emmanuel

8. 12 La vida de las consagradas por el Reino es por esencia una vida misionera (Regla de vida
nº 37 al 39). La misión se vive cada día en su trabajo, su vida social, familiar, comunitaria.
Ellas participan a las diferentes misiones confiadas a la Comunidad y pueden a veces como
otros miembros de la Comunidad, « dedicarse todo el tiempo al apostolado » (Estatutos,
Preámbulo I).
En el transcurso de su camino, cuando entran en formación, reciben una cruz, signo del
amor de Dios por ellas y por el mundo. La llevan habitualmente de forma visible como
testimonio de su pertenencia a Cristo.
Además, como signo de comunión entre ellas y en el espíritu de sencillez y de castidad que
manifiesta su compromiso a vivir los consejos evangélicos, llevan un vestido adaptado a la
vida secular (Regla de vida nº 39). Según la costumbre, se compone de una blusa blanca,
según su elección y de una falda azul.

8.13. Las célibes consagradas aceptan someterse al gobierno de la Comunidad y de la Frater-


nidad de Jesús según sus Estatutos y se comprometen a seguir la Regla de su propio estado
de vida (Regla de vida nº 40 al 54).

8.14 Las célibes por el Reino aceptan dejarse empobrecer cada vez más llevando una vida
sencilla y gozosa según el Reglamento de vida (Regla de vida nº 55 al 60).

8.15 El camino en vistas al celibato por el Reino (Regla de vida nº 61 al 66) se compone de un
período de primer discernimiento (la etapa de acogida), un período de formación (la etapa de
formación) que en su conjunto duran alrededor de seis años. Se comprometen en el celibato por
un período estatutario de tres años, compromiso que puede, después, ser definitivo (cf.
Estatutos nº 30).

8.16. La regla de vida precisa igualmente el modo de separación y las condiciones en las cuales es
renovado (Regla de vida nº 67 al 70).

Los hombres célibes por el Reino

8.17. La vida consagrada masculina en la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús


tiene como referente a Pierre Goursat, su fundador, quien era también consagrado. De este
hecho, este estado de vida tiene un relieve particular y, de cierta manera, un lugar central en
la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús: es un signo radical y profético de
que sólo Dios basta.

8.18 La consagración en el celibato por el Reino se enraíza en el sacramento del bautismo. Se


desarrolla en las actividades y responsabilidades ordinarias ejercidas en el mundo, lo más a
menudo en la vida profesional. Se fortalece en la vida comunitaria y con el apoyo de los
miembros de la Comunidad.

8.19 Conquistados por Cristo, los hombres consagrados viven con El una fuerte y profunda
amistad, que abraza toda su vida. Ella les llama a escoger el celibato que el mismo Jesús
vive, para permanecer sin cesar a su lado, hasta llegar a ser íntimos y compañeros. El celi-
bato consagrado encuentra también su fundamento en el misterio de la vida escondida de
Jesús que, durante treinta años, vivió una vida sencilla en medio de sus contemporáneos,
ejerciendo un trabajo ordinario. A imagen suya, los hombres consagrados en el celibato
eligen una vida sencilla en el mundo.
La amistad que mantienen con Cristo, Hijo de Dios, los lleva a profundizar cada vez más su
67
relación con el Padre. Bajo la conducta del Espíritu Santo, atestan a través de su vida que es
posible para todo hombre acoger sin reserva el don del Padre.

8.20 La presencia de hombres consagrados en el celibato en el seno de la Fraternidad autentifica


y verifica, de manera privilegiada, la consagración que todos viven. Ella es el signo de la
consagración colectiva de sus miembros. Para vivir su vocación, el célibe consagrado se
apoya sobre los demás miembros de la Comunidad y de la Fraternidad de Jesús. Al mismo
tiempo, del hecho que se manifiesta por una disponibilidad particular, el celibato consa-
grado aclara, orienta, anima la unidad y la fecundidad de la Comunidad y de la Fraternidad.
Es como un fermento en su seno.

8.21 Habiendo hecho una experiencia particular de la amistad de Jesús hacia él, el hombre con-
sagrado entra en el deseo ardiente de Cristo que quiere salvar a todos los hombres. Lleva
este fuego ahí donde el Espíritu Santo le conduce para dar a conocer la Buena nueva de la
salvación.
El célibe consagrado es un hombre de adoración y compasión. La intimidad sencilla y diaria
que mantiene con Jesús le hace más sensible a la miseria de los hombres y las mujeres que
le rodean, especialmente aquellos y aquellas que no conocen al Señor. Les conduce también
a una mayor humildad: reconoce que toda la caridad viene de Dios y que solo El trasforma
sus capacidades, los impulsa a la misión, y la hace fecunda.

8.22 El hombre consagrado recibe una llamada particular a comprometer a sus hermanos y her-
manas de la Comunidad y de la Fraternidad para servir juntos. Su benevolencia y atención a
la caridad fraterna animan a toda la Comunidad.

8.23 Los célibes consagrados aceptan someterse al gobierno de la Comunidad y de la Fraternidad


de Jesús según sus Estatutos.
9. Parejas y familias

1. Las personas casadas en la Comunidad de Emmanuel

9.1. Las personas casadas48 que se comprometen en la Comunidad de Emmanuel viven las
mismas gracias que los miembros de los otros estados de vida (cf.). Viven en la Comunidad
su llamada a la santidad en el matrimonio cristiano, como que Dios lo ha querido y restau-
rado por Cristo, en la caridad y la fidelidad, la apertura a la vida y al mundo.

9.2. La vida comunitaria ofrece a las personas casadas medios concretos de vivir esta vocación
tanto en su dimensión interna (vida de pareja, de familia) que en la de apertura, de aposto-
lado y de la presencia en el mundo. Les ayuda a crecer en la unión con Cristo y a conservar
el celo por la misión teniendo en cuenta:
• la vida personal y profesional, la vida de pareja, la vida familiar con el fin de que
puedan desplegar su dimensión humana y cristiana;
• la presencia de hijos con el fin de que puedan encontrar en esta familia una comu-
nidad de vida y de amor abierta.

9.3. En el seno de la Comunidad de Emmanuel, las familias moran en sus propios alojamientos y
viven de forma autónoma.

9.4. Cada pareja, como cada persona, recibe de Dios una vocación particular y responde de
manera única a la llamada universal a la santidad.
En la Comunidad, los esposos son responsables de su vida de pareja, de su vida de familia,
de lo que eligen. Cada uno de ellos descubre y acoge la llamada de Dios para él, pues el ma-
trimonio no borra la dimensión personal y el misterio de la vocación de cada uno, como
hombre o mujer, esposo o esposa, padre o madre. No hay un modelo típico de esposo o de
pareja cristiana, sino el reconocimiento de las llamadas propias de cada una de las personas
y de cada una de las parejas. Esto lleva consigo la imagen de parejas muy diferentes. Esta
diversidad de historia, de culturas, de modelos querida por el Señor, es una riqueza que debe
preservarse.

48
Entre las personas casadas, el camino en la Comunidad de Emmanuel es posible, después del discernimiento
habitual, para:
- los bautizados católicos casados en la Iglesia Católica, bautizados casados de otra confesión cristiana y ad-
mitidos en la Iglesia Católica, personas casadas que más tarde fueron bautizados en la Iglesia Católica, vi-
viendo juntos en la fidelidad. En los países donde el matrimonio de costumbre existe, se pide a los esposos de
conformarse a las exigencias habituales de la Iglesia, por ejemplo, de empezar su vida común después de la ce-
lebración del sacramento del matrimonio.
- Los viudos y las viudas
- Las personas separadas o divorciadas y no casadas de nuevo. Se velará en su caso a aclarar con delicadeza su
situación exacta.
- Las personas casadas donde el cónyuge no desea participar a la vida comunitaria. Ellas pueden comprome-
terse excepcionalmente como miembros asociados con el acuerdo explícito de su conyuge (cf 2.23).
Como asociación pública de fieles, la Comunidad no puede aceptar como miembros las personas divorciadas y ca-
sadas de nuevo (o viviendo una nueva unión) cuya situación de vida impide el acceso a la comunión
(Código de Derecho Canónico, c. 915 et c. 316; Código de los Cánones de las Iglesias Orientales. 712 et c. 580).

(Code de Droit Canonique, c. 915 et c. 316 ; Code des Canons des Églises Orientales c. 712 et c. 580
69
La Comunidad ayuda a los esposos a encontrar un equilibrio justo entre vocación personal y
vocación de pareja: en su vida espiritual, familiar, y profesional, en sus talentos personales,
sus capacidades de evangelización, su vida social y sus otros compromisos.

9.5. La Comunidad anima e intenta ayudar a las parejas a ser fieles a la llamada de Cristo y a la
enseñanza de la Iglesia en el terreno de la castidad conyugal, como padres responsables, de
la regulación de los nacimientos y del respeto de la vida humana. A través de sus compro-
misos las parejas están llamadas a ser testigos del Evangelio en este terreno.

9.6. Sostenidos por la solidaridad comunitaria, la presencia de otras vocaciones y estados de


vida, se anima a los esposos a vivir de diferentes formas un amor de caridad y un don de
ellos mismos cada vez mas grandes a través de la acogida del otro en sus diferencias, sus
talentos, sus carismas personales...

9.7. Lugar de los niños en la Comunidad


El compromiso de los padres en la Comunidad no compromete a sus hijos. Sin embargo la
Comunidad considera la acogida de los niños como una misión prioritaria. Los niños
(también los adolescentes) son pues invitados y acogidos en ciertas actividades como los
encuentros comunitarios mensuales . Se benefician de una animación adaptada a sus eda-
des, ocasión también para ellos de crear relaciones de amistad con otros niños, de sostener-
se en el crecimiento de sus vidas tanto humana como cristiana. Los mayores pueden apren-
der como permanecer en la fe en su medio escolar así como en las diferentes actividades.
La educación de los hijos es un deber y un gozo para los padres en su vocación de la aco-
gida de la vida: ayudar a los hijos a crecer, a formarse en un nivel humano y cristiano para
llegar a ser capaces de vivir una vida autónoma y responsable y de responder libremente a la
llamada única que Dios tiene para cada uno de ellos.

9.8. La Comunidad anima y apoya a los padres en la educación de sus hijos. El objetivo de esta
educación es hacer de cada uno de ellos hombres y mujeres responsables y comprometidos
en la sociedad y en la Iglesia, según su propia llamada.
Es importante que los niños estén abiertos a diferentes formas de ser cristianos, de ser jó-
venes, de estar en el mundo con el fin de construir su propia vida. Para ello, los padres pro-
pondrán a sus hijos actividades que corresponden a sus necesidades, a sus edades, además
de las que propone la Comunidad.

La vida de pareja

9.9 Por el sacramento del matrimonio, el hombre y la mujer se comprometen a entrar en una co-
munión de amor cada vez más profunda, viviendo su relación en la fidelidad, la delicadeza y
el respeto mutuo, apoyándose en la virtud de la castidad. Vivida en el amor, las relaciones
sexuales son el gesto en donde el don total y la acogida del otro son plenamente posibles.
En el plan de amor de Dios, la expresión del amor conyugal y la transmisión de la vida son
indisociables. El don de los esposos bajo la mirada de Dios está abierto a la vida y a la aco-
gida de los niños (ver ).

9.10 Numerosas parejas y familias están confrontadas a situaciones delicadas (infertilidad, aco-
gida de una minusvalía, separaciones, duelos...). El apoyo de los miembros de la Comuni-
dad, el acompañamiento (ver el capitulo 4) y el consejo de personas competentes constitu-
yen un apoyo en la prueba y les permite encontrar en la enseñanza de la Iglesia pistas para
atravesar las dificultades.

9.11 La oración, lugar donde crece la comunión.


Les diacres permanents de la Communauté de l’Emmanuel

Como todo miembro de la Comunidad de Emmanuel, los esposos “se comprometen, dentro
de lo posible a un buen tiempo de adoración cotidiano...” (Estatutos n° 15).

9.12 Oración en pareja


Los cónyuges están particularmente invitados a orar cada dia un tiempo corto para
presentarse juntos ante el Senor, confiarle sus alegrías, sus penas, sus proyectos actuales,
sus intenciones, y para acoger cada día la gracia prometida en el sacramento del
matrimonio.

9.13 Orar en familia (padres e hijos)


La oración familiar puede tomar diferentes formas, variar con el tiempo en función de la
edad de los hijos, de los horarios escolares... respetando lo que cada uno elige y su
educación a la libertad. Puede ser una alabanza por la mañana, la bendición de las comidas
y/o una oración por la noche. Puede componerse de cantos, salmos, alabanzas libres y una
lectura de la Palabra de Dios (cf. Col 3, 16), el rosario. Puede ser la ocasión de intercambiar
las peticiones de perdón. Como por la oración de pareja, no se trata tanto del tiempo que
desanima como de la fidelidad y de la regularidad.
Muchas familias de la Comunidad reservan un lugar para la oración manifestando la
presencia de Dios en sus casas (rincón de oración u oratorio) .

9.14 Cuidar la pareja


Las parejas de la Comunidad utilizan medios para conservar y hacer crecer su amor a través
de un conjunto de decisiones concretas: prestarse atención a sí mismo, prestar atención a su
cónyuge, el tiempo en pareja, perdonar, pedir perdón, vivir la misericordia, establecer sanas
relaciones con la familia ampliada, actuar y decidir juntos.

9.15 Cuidar a su cónyuge significa servir a la felicidad del otro escuchando sus necesidades y
teniendo cuenta de sus limites y de sus fragilidades, y en particular elegir y adoptar una
mirada positiva y bondadosa en todas las circunstancias.

9.16 El “tiempo en pareja” es un tiempo particular que los esposos deciden tomar regularmente
para estar juntos, acogerse y festejarse. Este tiempo reservado es un elemento de equilibrio
en el conjunto de las actividades tanto familiares y profesionales como comunitarias.

2.2 Servir a la vida

9.17 Don de la vida y paternidad responsable


Cada pareja ejerce su responsabilidad discerniendo y dando su respuesta concreta a la
misión que Dios confia a los esposos de dar la vida.
Las parejas de la Comunidad de Emmanuel desean acoger los hijos, cuando es posible para
ellos, con generosidad y realismo, teniendo en cuenta sus límites.

9.18 Las parejas de la Comunidad están llamadas a ejercer una paternidad responsable respetando
la fisiología de cada uno de los esposos. Pueden, cuando es necesario, utilizar la alternancia
de períodos fecundos e infecundos del ciclo femenino. En este aspecto, las parejas de la
Comunidad son formadas por personas competentes. Para el aprendizaje y la puesta en
práctica progresiva de una regulación de la fecundidad lo más serenamente posible es
necesario un acompañamiento. El descubrimiento de este modo de vida y la profundización
del amor al que conduce llevan a las parejas de la Comunidad a testimoniar a los que los
rodean.

71
9.19 La tarea de la educación forma parte de la acogida de la vida. Es el deber y el gozo de los
padres, ayudar a sus hijos a crecer, a formarse a nivel humano y cristiano afín de llegar a ser
capaces de llevar una vida autónoma y responsable y responder libremente a la llamada
única de Dios por cada uno de ellos. Los padres son los primeros responsables de la
educación de los hijos y los abren a la luz de Cristo. Son ayudados por el testimonio de los
miembros de la Comunidad. Los hijos ven que las elecciones cristianas de sus padres son
compartidas por otros.

9.20 La educación exige una gran disponibilidad de cada uno de los padres y de los padres
juntos. Es bueno tomar regularmente un tiempo privilegiado con cada hijo y de poner en
práctica, cada semana si es posible, un tiempo familiar. Se trata de un tiempo festivo y
alegre en donde la familia se encuentra, se construye, donde cada uno se siente acogido y
amado.

9.21 La Comunidad anima y sostiene a las parejas en la educación cristiana de sus hijos cuidando
que los compromisos comunitarios y apostólicos no se realicen en detrimento de la vida de
familia que es prioritaria, sino que al contrario la preserven y enriquezcan.

2.3 Participar en el desarrollo de la sociedad

9.22 Las personas casadas de la Comunidad están llamadas a vivir la gracia de compasión :
“Animada y sostenida por el mandamiento del amor, la familia cristiana vive la acogida, el
respeto, los servicios de cada hombre, considerado siempre en su dignidad de persona y de
hijo de Dios”. (Familiaris Consortio 64).

9.23 La hospitalidad
Las parejas y las familias están llamadas a menudo a vivir la hospitalidad, en función de su
situación, de su historia, de sus talentos de su disponibilidad de tiempo. Estas relaciones
amicales y sociales gratuitas son importantes para la apertura al mundo, el ejercicio de la
caridad, y pueden ser nuevas ocasiones de evangelizar. Participan así en la construcción de
la Comunidad. Las familias son lugares de convivialidad alrededor de las cuales las
personas solas, en particular de la Comunidad, encuentran acogida y apoyo.

9.24 El trabajo y el compromiso en la ciudad


Trabajando con y por los otros, el hombre y la mujer están llamados a prolongar la obra de
la creación. Las personas casadas viven su trabajo, remunerado o no, como un lugar para
avanzar, de santificación y de evangelización.
La Comunidad estimula a los esposos y las familias a “ensanchar el espacio de su tienda”
(Is 54, 2) a las dimensiones del mundo. Esta apertura se realiza sobre todo a través del
compromiso profesional de los esposos, de las relaciones familiares y de amistad, de
compromisos sociales, de la lectura y el desarrollo personal, de la utilización responsable de
los medios de comunicación, etc. Permite a los hijos integrarse en la sociedad y a los padres
de conservar una vida social abierta al mundo en donde son llamados a ser testigos.
La vida comunitaria ofrece un lugar de apoyo y de compartir para ayudar a las parejas en
esta dimension importante de sus vidas.

2.4. Participar a la vida y a la misión de la Iglesia

9.25 Las personas casadas de la Comunidad están llamadas a participar, juntos y solidariamente
con los otros miembros, en “la misión apostólica general de la Iglesia” (Estatutos n° 3). A
través de sus vidas y sus compromisos en el mundo, aportan un testimonio irreemplazable
con todos los que tratan, testimoniando que la llamada y la gracia de Dios son para todos.

9.26 Uno de los aspectos específicos de testimonio de las personas casadas es sobre la buena
Les diacres permanents de la Communauté de l’Emmanuel

nueva del matrimonio. Este testimonio es dado, tanto por los esposos que tienen la suerte
de vivir juntos como por los viudos y viudas y por los que, casados, siguen fieles a su
sacramento del matrimonio a pesar de la separación.

9.27 Las parejas de la Comunidad de Emmanuel encuentran en sus compromisos y apostolados


comunitarios el lugar privilegiado donde darse al servicio de la Iglesia, respetando su deber
de estado. Participan naturalmente en la vida de su parroquia.
Los esposos pueden, según los casos, servir juntos según el carisma de cada uno o en
servicios diferentes según lo que elijen juntos.

9.28 En algunas situaciones, las parejas de la Comunidad ejercen responsabilidades pastorales en


actividades pastorales o en el marco del gobierno comunitario. Estas responsabilidades son
ejercidas lo mas a menudo por los dos esposos solidariamente o a veces por uno de ellos
con el pleno consentimiento del otro. Los esposos ponen así en obra su dignidad bautismal
común que los asocia a las responsabilidades de los sacerdotes o de consagrados en la
Iglesia49 .

3. La formación

9.29 Las personas casadas de la Comunidad se benefician de la formación comunitaria general


(cf. capitulo 6). Reciben además una formación especifica, humana y espiritual, fundada en
los documentos del Magisterio tratando de la vida de las personas casadas y de las
familias50.

9.30 Los ciclos Amor y Verdad (fines de semana, escuelas de parejas, etc.) forman parte de la
formación de las parejas de la Comunidad, si es posible durante la etapa de acogida y
discernimiento. Igualmente hay proposiciones para los padres solos.

4. Las parejas consagradas en la Fraternidad de Jesus

9.31 Las personas casadas pueden, en su estado de vida, recibir de Dios una llamada a la
Fraternidad de Jesus (cf. y siguientes). En ese caso viven un compromiso “más
determinado de fidelidad a la Iglesia”(cf. Estatutos – Preámbulo II b). En lo que concierne
a la disponibilidad para la misión, los responsables tendrán en cuenta que las parejas no
sean llevadas a realizar elecciones en contradicción con sus cargas familiares o su deber de
estado. Antes de tomar una decisión importante para la vida de la familia, se invita a las
parejas a hablar de ello con sus hijos y/o otras personas que piensen necesario consultar.

49
« En virtud de esta dignidad bautismal común, el fiel laico es corresponsable con todos los ministros ordenados y con
los religiosos de la misión de la Iglesia » (Christifideles laici n°15).
50
Entre los que podemos citar: la constitución Gaudium et spes de Vatican II, Humanae vitae, Familiaris Consortio,
Veritatis splendor, Evangelium Vitae de Juan Pablo II.

73
10. Los solteros

10.1 En el seno de la Comunidad de Emmanuel se comprometen igualmente miembros solteros,


hombres o mujeres, al lado de personas casadas, célibes consagrados y sacerdotes. No
tienen la seguridad que puede dar el cumplimiento de una vocación particular de la cual se
ha reconocido la llamada. Experimentan una falta, un despojo que los lleva a ser testigos de
la espera en la cual todo cristiano está llamado a vivir, sea cual sea su estado de vida. Su
única certeza actual – certeza de fe – es que están llamados a vivir para Cristo, a decirle un
“sí” sin reservas, y decirlo día tras día.

10.2. Para vivir esta esperanza en su situación de soledad y de pobreza más inmediata, los solteros
se apoyan en la gracia de la efusión del Espíritu (cf. 1.13 a 1.16): «La esperanza no decep-
ciona porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu
Santo que se nos ha sido dado» (Rm 5, 5). En la adoración, el Señor se une a ellos dándoles
una fuerza de intercesión particular para la venida del Reino sobre la cual la Comunidad
puede contar. Los solteros desarrollan así una profunda compasión por las innombrables
personas que sufren de todas las formas de soledad en el mundo.

10.3. Como todos los que se comprometen a seguir a Cristo, los solteros de la Comunidad están
llamados a vivir la castidad ligada a su situación de vida actual, es decir, en este caso, la
continencia. En una sociedad hedonista, la aceptación de éste estilo de vida es a la vez exi-
gente y profético. Su testimonio de pureza y de fidelidad en la espera, manifiesta la grande-
za y la hermosura del amor humano. Es un apoyo para los consagrados en el celibato y los
sacerdotes de la Comunidad y de igual manera para las parejas.
Todos los miembros de la Comunidad reconocen la belleza del testimonio de los solteros en
este terreno y se comprometen a su vez a sostenerlos particularmente en este camino.

10.4 Los solteros son igualmente signos particulares en la Comunidad de la llamada a la misión
en el mundo, por su actividad profesional y por sus compromisos en la vida social51,
asociativa, cultural, etc. El mundo es el lugar privilegiado donde, en sus diferentes
actividades, pueden desarrollar su fecundidad y el don de ellos mismos para la construcción
de la civilización del amor.
La libertad que los caracteriza les permite entrar en una real disponibilidad para la misión,
aceptar más riesgo por el Señor, vivir la audacia a la que nos llama el Evangelio. Pueden así
arrastrar a sus hermanos y hermanas en la locura de la caridad, de la generosidad y del don
de sí mismo. Testimonian así de la fecundidad a la que el Señor llama a todos los bauti-
zados.

10.5. Los solteros esperan mucho de la vida comunitaria y especialmente del compartir en el
acompañamiento y en la maisonnée. Las personas de los otros estados de vida pondrán
empeño en acogerlos, para ayudarles concretamente y compartir en profundidad con ellos
las gracias, las alegrías y las dificultades propias. Este apoyo fraterno concreto y contínuo es
una ayuda preciosa para que cada soltero viva lo mejor posible esta escuela de paciencia
que es el celibato, sin confrontarse al desánimo o a la soledad, y vivir plenamente su
llamada al don de sí mismo.
De igual forma la ayuda real aportada por los solteros a los otros estados de vida, y sobre

51
En el seno y fuera de la Comunidad.
Les diacres permanents de la Communauté de l’Emmanuel

todo, a las familias, manifiesta la solidaridad de la vida comunitaria.

10.6 Así, los solteros tienen una gracia particular de evangelización: en la pobreza de un estado de
vida no elegido, su alegría y su castidad nos remiten a la fuente de la alegría. Su testimonio
es un signo de contradicción para el mundo que concibe a menudo la felicidad con el
cumplimiento inmediato de todos los deseos. Manifestando la alegría en su situación de
espera, los solteros responden a la llamada del Emmanuel de vivir en el mundo sin ser del
mundo y testimonian que la alegría es ante todo un don de Dios: «Por tanto, que nos
tengan los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios…
Así que no juzguéis nada antes de tiempo hasta que venga el Señor. El iluminará los
secretos de las tinieblas y pondrá de manifiesto los designios de los corazones. Entonces
recibirá cada cual del Señor la alabanza que le corresponda» (I Cor 4, 1-5).

10.7 Camino de los solteros en la Fraternidad de Jesús.


El camino se hace según los mismos criterios y modalidades definidas para todos los
miembros de la Comunidad (ver 2.29 y ss).
Para aquellos o aquellas que empezaron una relación pudiendo llevarlos al matrimonio, es
preferible esperar y discernir la llamada a la consagración más tarde. Aquellos que desean
casarse pero que actualmente están solos, pueden consagrarse en la Fraternidad Jesús si
sienten la llamada y esta ha sido discernida. Si más tarde, tienen un proyecto concreto de
matrimonio, su prioridad será construir su matrimonio y su familia. En el caso en que el fu-
turo cónyuge no sea miembro de la Comunidad y no desee entrar en ella, vivirán su consa-
gración de otra manera.

75
11. Los jóvenes de Emmanuel

11.1 Los jóvenes se encuentran en el corazón de la vida y la misión de la Comunidad, que


hace suyas las palabras del beato Juan-Pablo II: “¡De vosotros depende el futuro de la
Iglesia, la evangelización del mundo en los próximos decenios depende de vosotros! ¡Sed
Iglesia! ¡Haced joven a la Iglesia, conservadla joven con vuestra fervorosa presencia![…]
Cristo os necesita para proclamar la verdad, para llevar el anuncio de la salvación por los
caminos del mundo, tiene necesidad de vuestro corazón generoso y disponible para mani-
festar a todos los hombres su amor infinito y misericordioso.[…] ¡Encended por doquier
la llama de la fe!” (Discurso a los jóvenes, octubre de 1985).

11.2 El apostolado de los jóvenes forma parte de las preocupaciones prioritarias de los
delegados de zona, los responsables de provincia, sostenidos por el equipo internacional
de jóvenes (cf. 15.26).No se trata simplemente de organizar actividades para los jóvenes,
se trata de abrirles un camino en la Comunidad con el fin que sea para la mayoría de
ellos un camino de santidad visible y accesible.

11.3 Por « Jóvenes de Emmanuel » entendemos los estudiantes y los que inician su vida profe-
sional, de 18 a 25 años, que participan regularmente en las actividades propuestas por la
Comunidad. Entre ellos, algunos pueden caminar en la Comunidad para después com-
prometerse en ella.

11.4 La juventud es la edad de las grandes elecciones (estudios, trabajo, vocación), de la cons-
trucción personal, en el plano humano y espiritual, de la creatividad. Por esas razones, el
joven necesita progresar de una manera adaptada a sus expectativas y a su ritmo de vida
(estudios, exámenes, prácticas, vacaciones…). Para un joven, particularmente, el segui-
miento y el acompañamiento son elementos determinantes en su camino.

Participación en las actividades de la Comunidad de Emmanuel

11.5 Esta participación puede comenzar en el ámbito de las actividades para adolescentes de la
Comunidad reunidos bajo la apelación Emmanuel Teens52, y proseguirse mediante las ac-
tividades propuestas a partir de los 18 años (grupo de oración, foros, Escuela de Caridad
y de Misión, ESM, JMJ, etc.).

11.6 A lo largo de estas actividades apostólicas de la Comunidad de Emmanuel, el joven está


invitado a tomar decisiones personales que le afirmen en su relación con Cristo (oración,
sacramentos, servicio a los demás, experiencia misionera, etc).
Compromisos puntuales o a medio término enseñan al joven a darse con otros, a tomar
responsabilidades a su medida53.
Proponer a un joven ser actor, a menudo es un detonador de la llamada comunitaria.

52
Emmanuel Teens es la rama apostólica de la Comunidad que se ocupa de la educación y la evangelización de los
adolescentes de 13 a 17 años. Reagrupa iniciativas nacidas en diferentes países, Avance au Large et Jump for Joy en
Francia, Daniel en Costa de Marfil, Stars de Jesús y de María en Rwanda, Jóvenes por Jesús en Nicaragua…
53
Por ejemplo en el marco de las sesiones, de los foros o de la preparación de las JMJ.
76
Les jeunes

El camino de los jóvenes en la Comunidad de Emmanuel

11.7. Apertura de la vida comunitaria a los jóvenes


Los jóvenes del Emmanuel que participan regularmente en una actividad apostólica y que
piensan que el Señor los llama a lo mejor a un camino en el seno de la Comunidad pueden
pedir o ser invitados a descubrir diferentes actividades o encuentros comunitarios (maison-
nées, fines de semana, misiones, etc...).
Con el fin de permitir una mejor acogida de los jóvenes en la Comunidad y con algunas va-
riaciones según las provincias, es bueno poner en marcha, si es posible, una maisonnée de
jóvenes, un lugar de vida y misión jóvenes, sin excluirlos de las actividades comunitarias
locales.

11.8 La participación a una maisonnée de jóvenes es la proposición más favorable a este ca-
mino. Si se trata de una maisonnée abierta (cf 3.15) estará compuesta por jóvenes que ca-
minan en la Comunidad de Emmanuel o ya en la etapa de acogida y de discernimiento (cf
11.10). Esta bajo la responsabilidad de un matrimonio o de jóvenes comprometidos en la
Comunidad. Estos son referencias en relación al compromiso en la Comunidad de
Emmanuel segun su carisma.
La participación en una maisonnée de jóvenes descansa sobre el compromiso del joven a la
fidelidad a los encuentros (al mínimo 2 veces al mes), y la fidelidad cada vez más grande a
la oración diaria y a una vida misionera concreta.
Es deseable que esta maisonnée de jóvenes no sea mixta.
Si no hay maisonnée de jóvenes del Emmanuel, los jóvenes podrán integrar una maisonnée
clásica .

11.9 En cada región, el coordinador local velará porque cada joven en maisonnée abierta se
beneficie de un seguimiento apropiado y determinará con la persona (siguiendo su ritmo y
su manera de acercarse de la Comunidad) un tiempo preciso para este tiempo de descubri-
miento (es bueno que este tiempo no sobrepase un año). Al cabo de este, hará un balance
con el fin de dejar la vida comunitaria o para entrar en la etapa de acogida y discerni-
miento.

11.10 La etapa de acogida y de discernimiento en la Comunidad de Emmanuel


La etapa de acogida y de discernimiento se puede llevar a cabo a partir de los 18 años con el
acuerdo del referente local de los jóvenes y del responsable de provincia o de sector. Debe
tener lugar en principio durante el segundo año de maisonnée54. El criterio es el deseo de
responder a una posible llamada del Señor para comprometerse en la Comunidad y así, a la
vocación bautismal a la santidad según el carisma y las gracias de la Comunidad de
Emmanuel. Como por toda persona que se cuestiona, el joven será acogido desde entonces
como un hermano por los miembros de la Comunidad, sostenido en su discernimiento por
su oración, su participación en la vida de la maisonnée, por el acompañamiento, por la
formación comunitaria.
A partir de esta etapa, el acompañamiento comunitario (ver capitulo 4) remplaza progresi-
vamente el seguimiento que beneficia el joven.

54
El paso de la etapa de acogida y discernimiento (cf.2.4) se desarrolla generalmente en los encuentros comunitarios o
eventualmente, con el acuerdo del responsable de provincia o de sector, en las maisonnées, en los grupos de oración,
en los foros… se velará para que este proceso se explique bien y vaya acompañado de la oración de los miembros de la
Comunidad.

77
11.11 El compromiso en la Comunidad de Emmanuel.
Después de la etapa de acogida y de discernimiento de una duración de dos años como mí-
nimo, verdadero tiempo de discernimiento al servicio del crecimiento espiritual y humano
del joven, este puede comprometerse libremente en la Comunidad. El compromiso se hace
según los criterios habituales (Estatuto nº 13 y 2.12 a 2.19), en presencia de la Comunidad
local.

11.12 El camino de un joven en la Fraternidad de Jesús es semejante a la de los otros


miembros (cf.2.29).
Los responsables de provincia pueden, con audacia, invitar a un retiro de la Fraternidad de
Jesús a los jóvenes que tienen un gran deseo de darse con sus hermanos y de estar dispo-
nibles para las misiones de la Comunidad.

Coordinación de los jóvenes de Emmanuel y «lugares de vida y de misión»

11.13 El coordinador local de los jóvenes


La responsabilidad del seguimiento de los jóvenes miembros de la Comunidad de
Emmanuel es asumida por los responsables de provincia. Este delega a un coordinador
local de los jóvenes, elegido en relación con el referente del equipo internacional de los jó-
venes, la responsabilidad de estos jóvenes y el seguimiento de sus actividades. La con-
fianza mutua en esta delegación es un importante punto de esta coordinación. El responsable
de los jóvenes tendrá una relación regular con el responsable de su provincia o de su sector,
podrá ser miembros o invitado al despacho. Tiene un corazón de pastor, un amor hacia los
jóvenes y un espíritu misionero.
Si no hay jóvenes en un sector, es conveniente tener al menos un referente para acoger a los
que vengan.

11.14 El equipo local de los jóvenes


Cuando los jóvenes y sus actividades tienen una cierta importancia, el coordinador de los
jóvenes constituye un equipo en relación con el responsable local. Es esencial que los
miembros de este equipo estén plenamente disponibles para vivir con los jóvenes. Esta es la
razón por la que este será su servicio comunitario principal.
En la medida de lo posible, el equipo local de los jóvenes integrará todos los estados de
vida. Los miembros de este equipo comparten la vida comunitaria y misionera de los jó-
venes. Participan a los encuentros comunitarios los meses en los que no tienen fines de se-
mana con los jóvenes.
El equipo se reúne regularmente, más o menos una vez al mes.

11.15 Los «lugares de vida y de misión» de jóvenes


En algunos sectores55, para permitir que la misión de los jóvenes se desarrolle, se establecen
«lugares de vida y de misión» comunitarios. Estos comprenden actividades específicas
(grupos de oración estudiantes, evangelizaciones organizadas por los jóvenes, fines de se-
mana, escuelas de caridad y de misión…), maisonnées de jóvenes y encuentros comuni-
tarios jóvenes.

11.16 Estos «lugares de vida y de misión» tienen una vida propia sin estar separados de la vida
comunitaria local. En relación con el responsable de provincia o de sector, el responsable de
los jóvenes y su equipo (cf. 11.13 y 11.14) se encargará de velar por su animación y por la
evolución de cada joven que participa en ellos.

55
Es el caso de grandes sectores que tienen un fuerte potencial misionero de jóvenes y también una gran diferencia de
edad.
Les jeunes

Los miembros del equipo jóvenes viven su misión y su vida comunitaria centrada en los
«lugares de vida y de misión» de jóvenes en donde están comprometidos.

11.17 A partir de los 25 años56 los jóvenes de Emmanuel se unen a la vida comunitaria ordinaria
de su sector o de su provincia. El responsable de los jóvenes acompaña esta transición.
Acogidos por los hermanos y el responsable local, se integran progresivamente en las mai-
sonnées ordinarias y en el ritmo de los encuentros comunitarios.

11.18 El responsable local de los jóvenes y su equipo ejercen su misión pastoral, ayudados por el
responsable de provincia o de sector. Esta comprende:
- La llamada y el seguimiento de los jóvenes en maisonnée, la constitución de las
maisonnées de jóvenes (cf. 11.7).
- La organización y el seguimiento de las actividades de los jóvenes y de los
adolescentes (Emmanuel Teens) en relación con el servicio Amor y Verdad.
- La elaboración del programa del año.
- El seguimiento de la formación de los jóvenes y su acompañamiento.

La vida residencial de los jóvenes

11.19 La vida residencial es un lugar privilegiado de formación humana y de evolución comuni-


taria. La Comunidad fomenta la creación de lugares de vida residencial: maisonnée resi-
dencial, residencia de estudiantes, colegio universitario. Se ayuda a los jóvenes a vivir las
prioridades de su vida cotidiana y están acompañados en la unificación de su vida, el don de
sí y su vocación. Un buen equipo de acompañamiento es esencial para que el proyecto pros-
pere. Cada uno se compromete a respetar la carta de vida que existe en estos lugares resi-
denciales. Los Estatutos precisan que «en todos los casos, no puede existir residencia co-
mún para los solteros de sexo diferente» (nº 18).

11.20 La residencia de estudiantes es un lugar de vida abierto a todos, propicio a los estudios y
al bienestar humano y espiritual. Es una proposición de educación y evangelización del
mundo estudiantil, centrada en los estudios y en sus exigencias. El responsable de provincia
nombra a un equipo comunitario de diferentes estados de vida que está al cargo de la resi-
dencia. La regla de vida propuesta descansa sobre cuatro pilares:

- Los estudios.
- La vida fraterna: comidas, veladas, servicios en equipo, fines de semana.
-La vida espiritual: oración (alabanza, adoración), eucaristía, formación y acom-
pañamiento.
- La responsabilidad: cada uno se compromete a respetar una carta de vida.

11.21 El colegio universitario se distingue de una residencia porque propone a los estudiantes los
medios para vivir en un espíritu en el que se comparten conocimientos y de diálogo entre la
fe y la razón. En el marco de una vida residencial, están apoyados por una tutoría inte-
lectual y encuentros regulares con profesores de diferentes disciplinas. Los estudiantes
pueden verse obligados a hacer exposiciones u otras comunicaciones sobre un tema dado
en función de su disciplina y nivel de estudios. Estos ejercicios permiten desarrollar entre
ellos una auténtica «caridad intelectual». Situado cerca de una universidad, contribuye a
operar la unidad entre los lugares de estudio y vida, entre los profesores y los estudiantes.

56
Se puede proponer a algunos jóvenes quedarse más tiempo por razones pastorales.

79
11.22 La maisonnée residencial se dirige a los jóvenes solteros que caminan en la Comunidad y
que explícitamente han escogido una vida común con el fin de estar más cerca del Señor y
de evangelizar. El hecho de estar reunidos bajo un mismo techo compartiendo la vida (ma-
terial y espiritualmente), de oración y de caridad, ayudan a la formación para amar a Cristo
y al prójimo a la vez que se vive en el mundo.
Un responsable de maisonnée coordina la vida de maisonnée residencial. Está encargado de
la organización material y práctica de la casa (distibución de servicios, etc). Cuida también
por la fidelidad de cada uno a los compromisos comunitarios (alabanza, apostolado…) y a
la calidad de la caridad fraterna. Procura integrar a todo el mundo, dialogar con los que
tienen dificultades, estimularlos. Ora particularmente por los hermanos o hermanas de mai-
sonnée y demuestra una atención particular hacia ellos.

Las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada

1. La atención a las vocaciones específicas

11.23 Durante el itinerario de un joven, se debe manifestar una atención particular a una eventual
vocación al sacerdocio o a la vida consagrada. La vida comunitaria (oración, sacramentos,
vida fraterna y misionera…) constituye un excelente lugar de despertar, acogida y acompa-
ñamiento de estas llamadas, y la Comunidad entera las acompaña con su oración. Por esta
razón, la presencia de cada estado de vida en las misiones y lugares de vida de los jóvenes
es esencial.

11.24 Para fomentar esta atención a las vocaciones específicas, se establecen equipos vocacio-
nales ocasionales57o no, bajo la vigilancia de los responsables de los diferentes estados de
vida y en concertación con los responsables locales.

11.25 Cuando un joven se plantea la cuestión de una vocación sacerdotal o consagrada en la Co-
munidad, se le propone hacer una experiencia de maisonnée y de acompañamiento comuni-
tario. El proceso de maduración de una vocación es progresivo:
• El tiempo de la disponibilidad al proyecto de Dios: durante las actividades de los
jóvenes de Emmanuel, estos reciben los medios para aprender a dejarse conducir por
el Espíritu Santo y a abrirse a una mayor disponibilidad al proyecto de Dios en sus
vidas.
• El tiempo de búsqueda y de discernimiento: se proporciona a los jóvenes los
medios para avanzar y discernir, que se proponen de manera separada si se trata del
sacerdocio, de la vida consagrada masculina o de la vida consagrada femenina (ver
7.61 y sobre la vida consagrada).
La experiencia de la vida comunitaria ordinaria forma parte de este tiempo de discer-
nimiento.
• El tiempo de la decisión. El joven en camino hacia el sacerdocio comienza con un
año de propedéutica en la casa San José (cf. 7.62). El joven o la joven cuya vocación
a la vida consagrada está confirmada, entra en etapa de acogida en la vida consagrada
(cf capítulo sobre la vida consagrada).

57
Por ejemplo durante grandes encuentros.
Les jeunes

12. Misiones específicas:


Los permanentes del Emmanuel

12.1. La mayoría de los miembros del Emmanuel viven en el corazón del mundo y ejercen su
profesión. Sin embargo la misión y la organización de la Comunidad necesitan en ciertos
casos un trabajo a tiempo completo o parcial. Es por ello que a título excepcional
personas, llamadas «permanentes», aceptan dejar su trabajo por un tiempo y ponerse al ser-
vicio de la Comunidad. Son empleados58 por ella o por una de sus identidades jurídicas59.

12.2. Algunas personas pueden ser también permanentes voluntarios. Es el caso de los recién ju-
bilados que desean poner sus competencias profesionales y su celo al servicio de la Comu-
nidad por un tiempo.

12.3. Los permanentes de la Comunidad responden a una llamada específica. Voluntario o em-
pleado, su trabajo siempre tiene una dimensión misionera ya sea directamente apostólico o
más administrativo (contabilidad, administración, servicio jurídico...). Para ello recibe una
carta de misión del Moderador o de su delegado.

12.4. Ser permanente es estar disponible por un tiempo limitado (en general 3 años eventualmente
renovable) al servicio de la Comunidad. Los permanentes miembros de la Fraternidad viven
su trabajo como una expresión de su disponibilidad por la misión.

12.5. Al final de cada término, el permanente entrega su misión. A menos que sea renovada
(después de una decisión explicita de ambas partes, por lo menos 6 meses antes del tér-
60
mino), la persona se reintegra en el mundo laboral .

12.6. Toda apertura o renovación de puesto de trabajo es sometido al Consejo, o por delegación a
uno de los Comités Ejecutivos (cf. 15.23). En todos los casos, antes de contratar a una per-
sona como permanente de la Comunidad, el responsable del servicio debe obtener el con-
sentimiento por escrito del Moderador o de su delegado.
Según los casos, el reclutamiento y el seguimiento de los permanentes están asegurados a
nivel local, de zona o a nivel de la sede internacional.

12.7. El Moderador designa a una persona para centralizar los temas relativos a los permanentes,
reclutamiento, aspectos administrativos, ayuda en la reorientación profesional… Trabaja en
relación con los delegados de zonas, los responsables de provincia y el ecónomo.

58
En ciertos casos excepcionales, por razones especificas relacionadas con la misión, la Comunidad puede autorizar en
pedir a alguien de ser permanente a largo plazo.
59
Cuando los permanentes son salariados, la Comunidad respeta el derecho del trabajo y las leyes en vigor en cada
país. Respeta también los principios de la Doctrina Social de la Iglesia
60
En algunos casos excepcionales, por razones especificas ligadas a la misión, la Comunidad puede autorizarse pedir a
una persona permanecer como permanente a largo plazo.
81
13. Misiones específicas :
Los misioneros a largo plazo del Emmanuel
Una llamada específica en el seno de la Comunidad

13.1. En el seno de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús, cuyos miembros


están comprometidos en una vida a la vez contemplativa y apostólica, algunos pueden re-
cibir, como lo prevén los estatutos61, una llamada específica a una vida dedicada por un
largo plazo a las obras de apostolado62.

13.2. Son llamados « misioneros a largo plazo del Emmanuel”, las personas que, además, reco-
nocen una llamada a dejar su cultura, su medio, a menudo su país y su trabajo, incluso su
carrera profesional, por una o varias misiones de carácter apostólico inscribiéndose en el
largo plazo (plazo superior a 6 años). Aceptan de vivir una ruptura, la mayoría de los casos,
un desapego en relación al lugar de vida comunitaria de origen. Ocupan, a menudo, puestos
de vanguardia en la misión, expuestos a una cierta soledad y conducidos a llevar una vida
más sencilla. La acumulación de varios criterios da sentido a esta llamada específica, la cual
no podrá reducirse a un mero “empleo” de más de 6 años en el seno de la Comunidad.

13.3. La misión a largo plazo se sitúa al servicio de la misión general de la Comunidad y la


Iglesia. Es necesaria, por ejemplo, para:
- Acompañar y formar a las comunidades locales, necesita un apoyo a largo plazo, expe-
riencia (contexto, idioma…) y cercanía.
- La formación de las vocaciones al sacerdocio y la vida consagrada.
- Participar a la misión ad gentes en el país, al gran reto misionero por el cual una llamada
comunitaria a sido discernida.
- La necesidad de una continuidad y sostenibilidad de los proyectos misioneros y de soli-
daridad llevados por la Comunidad.

13.4. Esta llamada misionera específica es discernida a lo largo de un camino progresivo, inclu-
yendo una o varias experiencias de misiones a corto plazo (por ejemplo Fidesco, ESM…)
así que la Consagración y la disponibilidad para la misión en la Fraternidad de Jesús. El dis-
cernimiento de esta llamada concierne a la propia persona, los responsables locales, el
Moderador y las personas delegadas para estas cuestiones, y en lo que concierne a los sacer-
dotes, al obispo y su diócesis.

13.5. Si la persona y la Comunidad confirman el discernimiento de la llamada misionera, la Co-


munidad se compromete con ella (ver 13.7 a 13.13). El Moderador, con el acuerdo del Con-
sejo reconoce por escrito esta llamada particular63. A demás se le remite una carta de
misión, que se renueva según las necesidades. La llamada misionera al largo plazo va unida
a una misión particular. Son pues las cartas de misión sucesivas las que autentifican la
misión a largo plazo.

61
“Para algunos, significa buscar la santificación en la vida ordinaria, familiar y celibato por el Reino; para otros aún,
en una vida dedicada a tiempo completo a las obras de apostolado” (Preámbulo de los Estatutos)
62
Esta llamada personal debe distinguirse del paso de disponibilidad para la misión en la Fraternidad de Jesús. Cierta-
mente, los consagrados de la Fraternidad que viven esta llamada a la misión a largo plazo lo hacen en nombre de su
consagración .
63
En el caso de los sacerdotes, el reconocimiento de la llamada a la misión a largo plazo solo puede realizarse con el
acuerdo explicito de su obispo.
Les jeunes

13.6. Las personas son siempre libres de dejar el estatuto de misioneros a largo plazo.

El compromiso recíproco

13.7. La Comunidad se compromete a proponer al misionero a largo plazo, nuevas misiones en


función de las necesidades y posibilidades. Por su lado, el misionero vive la misión a largo
plazo en nombre de su disponibilidad para la misión en el seno de la Fraternidad de Jesús
(cf 1.39): ser enviado en misión, aceptar nuevas misiones, aceptar de dejar las misiones o
responsabilidades, confiar en el gobierno de la Comunidad.

13.8. En el espíritu de entrega al servicio propio del Emmanuel y por el bien del mismo misio-
nero, las misiones son re-evaluadas cada 3 años con el responsable, para prever posibles o
deseables cambios.

13.9. El Moderador y su consejo designan a personas para el seguimiento de los misioneros a


largo plazo (gestión de las necesidades, evolución de la misión, renumeración, formación
específica, aspectos administrativos o jubilación según las costumbres del país de origen…),
cada misionero a largo plazo es responsable de las cuestiones de su vida presente y futura.

13.10. La misión a largo plazo puede tomar formas diversas, según las situaciones locales y
estados de vida (contratos locales, voluntariado, Fidei Donum, empleo por la Comunidad,
etc.)

13.11. Cuando un empresario o socio, no asume el aspecto financiero y material, las misiones son
tomadas a cargo por la Comunidad o sus organismos de envío.

13.12. En un espíritu de responsabilidad y según las situaciones, los misioneros participan en la


medida de lo posible en la búsqueda de los fondos necesarios (realización de informes, tes-
timonios, búsqueda de donadores o recursos locales…)

13.13. Cuando una persona de la Comunidad decide dejar la misión a largo plazo, a medida que un
retorno a la vida profesional se presenta difícil, continúa ejerciéndose la solidaridad comu-
nitaria: dispositivos de relectura de experiencia, competencias, apoyo para buscar un empleo
según las particularidades del país del propio país…

13.14. Para algunas misiones lejanas y difíciles, los responsables pueden proponer a los misioneros
un « tiempo sabático » a cargo de la Comunidad64entre dos misiones. Ese tiempo permite,
descanso, nueva toma de contacto con la Comunidad del propio país y eventualmente com-
plemento de formación.

64
Puede ser sencillamente vivir otra misión en el propio país con el fin de recuperar fuerzas.
83
14. Misiones específicas :
La Cruz Gloriosa

Testigos de la alegría y de la victoria de Cristo

14.1 La Cruz Gloriosa es una llamada a la alegría. Se dirige a las personas que están en un
camino bien confirmado en la Comunidad y si es posible en la Fraternidad de Jesús, que
viven sufrimientos y dificultades interiores o exteriores debido a una larga enfermedad o a
una minusvalía física que les concierne a ellos mismos o a sus familiares y que sienten una
llamada a transformarlos mediante la Cruz Gloriosa de Cristo afín de hacerlos resplandecer
de la alegría de la resurrección. Mediante el don de sus sufrimientos, aceptan estar asociados
a la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. Están llamados a ser, mediante una ala-
banza de fe, de esperanza y de caridad, una alabanza a la gloria de Dios. Ofreciéndose con
alegría y con Jesús, testimonian de su certeza de ser amados de Dios.

14.2 La Cruz Gloriosa es una llamada de Dios, una vocación particular a vivir el sufrimiento
como un testimonio dado a la victoria de la vida sobre la muerte, a la Cruz como fuente de
la salvación y de la alegría.

14.3 Aquellos que integran la Cruz Gloriosa no lo hacen solamente para su santificación per-
sonal, sino y sobre todo para ayudar y conducir a todos sus hermanos de Comunidad a vivir
sus pruebas y sufrimientos, pequeños o grandes, unidos al amor de Jesús y con la seguridad
de que estas son portadoras de vida en la alegría de la Resurrección.

14.4 Aceptan estar asociados de manera particular a la Pasión de Cristo y a la obra de Redención
que El lleva a cabo mediante su Cruz y su Resurrección. Al aceptar la Cruz Gloriosa, reco-
nocen una llamada a vivir en Comunidad la misión de evangelización «completando en su
carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia »
(cf Col 1, 24) y responden a ello con amor.

14.5 Son signo de la llamada común a todos los hermanos y en particular a los de la Fraternidad
de Jesús « a ofrecer toda su vida y sus dificultades para consolar a Jesús y participar con
El en la salvación de todos los hombres » (cf. 1. 36). Recuerdan que toda misión se lleva a
cabo en la Cruz y que todo bautizado está llamado a llevar su Cruz en seguimiento de Cristo
(Mt 16,24).

14.6 Con María al pie de la Cruz, acogen al Espíritu Santo que les da la fuerza para vivir su lla-
mada, testimonian la victoria de Cristo mediante su Cruz en todas las formas de muerte.
Sacan su fuerza, su alegría y su esperanza en su Resurrección.
Al aceptar libremente y por amor ser configurados con Cristo sufriente, son signo de su pre-
sencia salvadora en medio de su pueblo.

Una vida ofrecida para la misión


14.7 Al responder a una llamada personal, algunos miembros de la Comunidad escogen inte-
grarse a la Cruz Gloriosa, viven plenamente su vocación comunitaria, y de manera especial,
según sus posibilidades:

84
La Croix Glorieuse

- la oración y la adoración en la que experimentan la compasión de Jesús que los con-


suela y que carga con lo que es muy pesado para ellos, entran así en la compasión de
Jesús por el mundo hasta hacer suya la oración de Santo Domingo « ¿qué va a ser de
los pecadores? » y se unen a la ofrenda de Jesús al Padre para la salvación del
mundo;
- la alabanza (cf 12.1) y la alegría;
- la participación en la Eucaristía, de donde sacarán su fuerza interior, es el lugar en
donde se ofrecen ellos mismos y también todos los sufrimientos de los hombres que
no han sido aún ofrecidos;
- la apertura al mundo mediante el ofrecimiento de su vida por la Comunidad, sus mi-
siones y servicios, sus intenciones y sus miembros, y más ampliamente por la Iglesia
universal y el mundo;
- la oración de intercesión fruto de su compasión, fecunda por su ofrecimiento;
- la devoción a la Virgen María « que comparte la compasión de su Hijo por los peca-
dores y que ama a cada uno de sus hijos, y de una manera particular a aquellos que,
como su Hijo en su Pasión, son presa del sufrimiento »64 ;
- la evangelización (cf 12.8);
- el amor fraterno de los miembros de la Cruz Gloriosa y de toda la Comunidad: es el
« servicio del amor ».

14.8 A imagen de Teresa del Niño Jesús que afirmaba: « mi alegría consiste en luchar sin cesar
para traer al mundo a los elegidos », ellos evangelizan al vivir con amor las obligaciones y
los límites de cada día. Llevan mediante la oración y el ofrecimiento las diferentes misiones
de la Comunidad. También manifiestan que la evangelización no se limita a "actividades"
apostólicas sino que es fecunda mediante el sacrificio y la renuncia a uno mismo vividas por
amor a Cristo y a los hombres. En este sentido, los miembros de la Cruz Gloriosa tienen un
cometido primordial en el apostolado de la Comunidad.

La vida de oración

14.9 Igual que para todos los otros miembros de la Comunidad, la adoración y la meditación de
la Palabra de Dios son los pilares de la vida de oración de los hermanos y hermanas de la
Cruz Gloriosa, uno de sus aspectos más específicos es la unión a Jesús en la agonía de Get-
semaní y permanecer con El para consolarle, especialmente en cada vigilia del primer
viernes de mes (la Hora Santa). Por otra parte, cada viernes (si es posible a las 15h00), los
miembros de la Cruz Gloriosa están invitados a rezar juntos, allá donde estén, los misterios
dolorosos del Rosario, en unión los unos con los otros y por cada uno de ellos.

Una vida comunitaria adaptada

14.10 Los miembros de la Cruz Gloriosa participan en la medida de lo posible en la vida de la


Comunidad: fraternidad, acompañamiento, fines de semana comunitarios, y también a los
diferentes servicios de evangelización. Animados por los responsables de sector y de pro-
vincia, hacen prueba de imaginación para encontrar y proponer formas de vida comunitaria
y de servicios adaptados a sus capacidades.

14.11 Los miembros de la Cruz Gloriosa están agrupados en regiones en torno a un corresponsal
regional. Este es elegido por el(los) responsable(s) de la Cruz Gloriosa, de acuerdo con los
responsables de la provincia. Tiene como misión ayudar a los hermanos y hermanas de su
región a vivir su llamada y su misión específicas, y estar atento a sus necesidades. Mani-

64
Benedicto XVI en Lourdes el 15 de septiembre 2008.

85
fiesta una particular compasión hacia los miembros que sufren en la Comunidad y está
atento para discernir en ellos los signos de una posible llamada a unirse a la Cruz Gloriosa.
Está en relación con los responsable de los Sectores y de la Provincia y también con el(los)
responsable(s) de la Cruz Gloriosa al que informa regularmente de la vida de la región de la
que es responsable.

14.12 Varias veces al año, los miembros de la Cruz Gloriosa se reúnen por regiones y una vez al
año, todos juntos, un fin de semana en Paray le Monial.

Criterios de discernimiento

14.13 La Cruz Gloriosa se dirige a las personas con largas enfermedades o que tienen una disca-
pacidad física, que tienen una llamada confirmada en la Comunidad o en la Fraternidad.
El solo hecho de sufrir, estar enfermo, ser mayor, discapacitado o sufrir una prueba particu-
larmente difícil, no es un indicativo para integrar la Cruz Gloriosa, ya que este paso es una
respuesta a una llamada.
Los miembros de la familia cercana a los que sufren (marido o mujer, padre, madre) pueden
formar parte de la Cruz Gloriosa (cf.12.1) como miembros de la Comunidad que se sienten
llamados por amor para sostener a sus hermanos sufrientes.

14.14 Los hermanos y hermanas de la Cruz Gloriosa pueden vivir combates y rebeldías pasajeras,
sin embargo creen que el Señor les dará la fuerza necesaria para vivir estas pruebas. La cer-
teza de saber que su ofrenda tiene un gran valor en la comunión de los santos les ayuda a
abandonarse confiadamente a la voluntad del Padre sobre ellos.

14.15 El discernimiento de esta llamada se realiza por la propia persona, ayudada por los que están
encargados del seguimiento de la Cruz Gloriosa, en relación con los responsables locales de
la Comunidad.

Solidaridad de los miembros de la Comunidad

14.16 Los miembros de la Cruz Gloriosa, a causa de las pruebas por las que atraviesan, tienen ne-
cesidad de una ayuda particular. Los miembros de la Comunidad se preocuparán de estar de
manera especial cercanos, facilitándoles el acceso a la vida comunitaria y manifestándoles
una delicada compasión fraterna. Estarán atentos para descubrir los momentos en los que
estas personas probadas sufren los más grandes combates y se esforzarán para ayudarles en
estos momentos con un amor fraterno y con la oración. Con este fin, pueden poner en
marcha cadenas de oración.

14.17 Los responsables de sector o de provincia y los de diferentes ramas o misiones apostólicas,
no dudarán de proponerlos no solamente las intenciones de oración, sino una participación
activa en la vida comunitaria adaptada a sus limitaciones. Se preocuparán de testimoniarles
su apoyo en los contactos regulares.

14.18 Se debe tener una atención especial en el acompañamiento de los miembros de la Cruz Glo-
riosa que tienen necesidad de ser guiados, sostenidos y animados en su llamada específica.
Los responsables se asegurarán de que esta llamada está bien comprendida por sus acompa-
ñantes.

14.19 Los miembros de la Comunidad sostendrán igualmente a los hermanos y a las hermanas de
la Cruz Gloriosa uniéndose a ellos para vivir por amor, en un espíritu de ofrenda, los más
pequeños acontecimientos de la vida cotidiana (cf. 1.28).
Les élections

15. El gobierno de la Comunidad y de la Frater-


nidad
15.1. El gobierno está basado sobre la confianza recíproca, la solidaridad de todos en el servicio de
la vida y del apostolado de la Comunidad. Los miembros del Emmanuel sostienen con la
oración a los que están llamados a ejercer una responsabilidad para el bien de la totalidad.

1. El gobierno general de la Comunidad

El Consejo de la Comunidad

15.2. «La Comunidad de Emmanuel está gobernada por un Moderador, asistido por un Consejo
Internacional» (Estatutos nº 33). La función del Consejo de la Comunidad está definida por
los Estatutos en los párrafos 39, 45 y 46. Fija las orientaciones generales de la vida, el apos-
tolado, la formación de la Comunidad y la fidelidad a la gracia comunitaria. Asegura
también el seguimiento. Su aprobación es necesaria para las decisiones importantes que
comprometen la responsabilidad de la Comunidad (cf. Estatutos nº 45).

15.3. El Consejo ejerce igualmente una función de vigilancia: «escrutar los signos de los
tiempos»65 a analizar la situación del mundo contemporáneo, anticipar sus evoluciones, con
el fin de orientar en ese sentido lo mejor posible el desarrollo de las actividades misioneras
de la Comunidad.

15.4. Los Estatutos disponen que pueden ser miembros del Consejo las personas comprometidas
en la Comunidad y consagradas en la Fraternidad de Jesús (cf.nº 38). La misión de asesorar
requiere de personas que conocen y aman profundamente a la Comunidad y tienen, si es po-
sible, experiencia de su gobierno a nivel local o en sus estructuras transversales. Deben estar
disponibles para asumir su tarea y apreciados por su sabiduría y discernimiento.

El Consejo de la Fraternidad

15.5. «La formación, el acompañamiento, la profundización espiritual, la solidaridad comuni-


taria, la fidelidad a la Iglesia, a la Comunidad y a su carisma están bajo la autoridad del
Moderador de la Comunidad de Emmanuel, asistido por el Consejo de la Fraternidad »
(Estatutos nº 47). Este Consejo ayuda igualmente al Moderador a la organización y ani-
mación de los retiros de la Fraternidad en Paray-le-Monial y en el resto del mundo.

Responsabilidades estatutarias

15.6. El Moderador con el consentimiento del Consejo, designa al responsable en cuestión especí-
fica a los ministerios ordenados (Estatutos nº 25 al 41), los responsables de la vida consa-
grada masculina y femenina (Estatutos nº 32 al 42), el ecónomo (Estatutos nº 43) y a nivel
local, los responsables de provincia (Estatutos nº 35).

15.7. El responsable de los asuntos específicos a los ministerios ordenados asegura el segui-

65
Cf Gaudium et Spes n°4 y 11

87
miento regular de la vida y de la misión de los sacerdotes y diáconos del Emmanuel. Es
también responsable de la acogida y de la formación de los seminaristas, miembros de la
Comunidad. Coordina también la pastoral de las vocaciones al sacerdocio. Trabaja en es-
trecha colaboración con el Moderador y su Consejo, los delegados de zona y los respon-
sables de provincia.
Según los Estatutos (nº 26 y nº 28, §3 et §5), ejerce el conjunto de esta misión en comunión
con los obispos de las diócesis concernidas. En lo concerniente a los seminaristas de la
Comunidad, «permanece en contacto regular con el Director del seminario o de la casa de
formación» (Estatutos nº27).
En las diferentes tareas, es asistido por sacerdotes colaboradores a los que puede delegar el
ejercicio de su misión por ciertas zonas o el conjunto de provincias.

15.8. Los responsables de los asuntos específicos a los solteros consagrados (hombres y mu-
jeres) organizan el seguimiento de personas en este estado de vida: el discernimiento de su
vocación, formación a la vida consagrada y el apoyo de su vocación especifica a lo largo de
toda su vida. Trabajan en estrecha colaboración con el Moderador y su Consejo, los dele-
gados de zonas y los responsables de provincia.

15.9. El ecónomo asiste al Moderador para todos los asuntos materiales de la vida de la Comu-
nidad. Es el encargado de las finanzas (contabilidad, control de gestión, tesorería, presu-
puestos y presentación de informes), de los temas jurídicos, de la recaudación de fondos, de
la gestión inmobiliaria. El Moderador lo asocia, según las necesidades, a las reuniones de
los diversos comités que requieren de su presencia.

15.10. Los Estatutos designan que cada «provincia comunitaria está gobernada por un coordi-
nador de provincia nombrado por el Moderador con la aprobación del Consejo Interna-
cional. […]El coordinador de provincia trabaja con equipo de actividades y un comité
apostólico…» (nº 35).
El coordinador de provincia, llamado más bien, responsable de provincia, es nombrado por
3 años renovables (ver también 15.27).

El comité consultivo

15.11. El comité consultivo es un órgano previsto por los Estatutos (cf. nº 20 y 36) que reúne a
«los responsables de los grandes servicios apostólicos fundados por la Comunidad, los
coordinadores de provincia, los ancianos de la Comunidad considerados como útiles para
la profundización de su carisma y otros designados para asegurar una representación equi-
tativa y cualitativa de los estados de vida o de ciertas realidades comunitarias» (Estatutos
nº 36). El Moderador y los dos Consejos forman parte del comité consultivo que cuenta a lo
sumo 200 miembros titulares. La lista de sus miembros titulares es fijada anualmente por el
Consejo de la Comunidad.
«El comité consultivo es invitado por el Moderador a reflexionar con el Consejo sobre
asuntos concernientes a la vida y al futuro de la Comunidad. Con este objeto, da y recibe
informaciones, procede a los estudios que le son pedidos. No tiene ni poder deliberante, ni
autoridad» (cf. nº 36).

Delegación del gobierno internacional

15.12. El crecimiento de la Comunidad en el mundo y su internacionalización han llevado a los


moderadores y consejos sucesivos a organizar delegaciones para ayudarles en su tarea.
Relacionados con la situación de la Comunidad en un momento dado, pueden evolucionar
en función de sus necesidades.
Les élections

15.13. Los delegados del moderador por una zona


Una «zona» es un grupo de provincias comunitarias sobre una base geográfica. La
definición de las zonas está sometida a la aprobación del Consejo.En 2012, las zonas defi-
nidas son las siguientes: Francia, Europa, África, Asia, América y Oceanía.
Cada delegado del Moderador por una zona (llamado también delegado de zona) es nom-
brado por el Moderador con la aprobación del Consejo. Por delegación del Moderador, «su-
pervisa las provincias» (Estatutos nº 40).Esta encargado del desarrollo de la vida comuni-
taria y misionera de su zona en el respeto de la subsidiaridad. Siempre por delegación del
gobierno internacional, es «responsable del bien común de la Comunidad y de las personas,
y fundamentalmente del carisma del Emmanuel», «tiene la capacidad de intervenir en el
gobierno provincial cuando se trata del interés de las personas, de los asuntos apostólicos,
de las relaciones eclesiales, y de la puesta en práctica del carisma propio de la Comunidad
y en términos generales del dinamismo de la provincia en solidaridad con el conjunto »
(Estatutos nº35). Apoya a los responsables de provincia en el ejercicio de sus funciones,
asegura la relación entre ellos y el Moderador y su Consejo. Esta encargado de supervisar
las actividades y el presupuesto de su zona. Es asistido de un comité de zona, y en ciertos
casos, de corresponsales de país66.
Los delegados de zona trabajan estrechamente con el Moderador y su Consejo (despacho de
los delegados de zonas y de los estados de vida, comité ejecutivo internacional).

15.14 Los responsables de país


Cuando un país comprende varias provincias comunitarias67, puede ser oportuno que un de-
legado de zona, con el acuerdo del Consejo, nombre un responsable de país. Vela a la co-
munión, coordina la acción de los responsables de provincia (encuentros nacionales, misio-
nes trasversales, contactos con la conferencia episcopal del país, gestión de la asociación
que se ocupa del diezmo en el país…), bajo la responsabilidad del delegado de zona corres-
pondiente. No interviene en la responsabilidad que los Estatutos conceden al responsable de
provincia (cf. Estatutos n°34 y 35).

66
Estos lo asisten en función de las necesidades, para el seguimiento de la Comunidad y/o por el trabajo FIDESCO.
Por la Comunidad, asiste al delegado de zona en su misión de seguimiento, de apoyo y de formación de las comuni-
dades locales, en fidelidad al carisma fundador. Tiene un rol de consejo, de testimonio y de animar al responsable local.
Permite una relación regular entre los responsables del país o de la región del cual se ocupa y el gobierno de la Comu-
nidad por la unidad del conjunto. Vigila por que las informaciones circulen y la transmite a los responsables locales
todo lo que pueda ayudarles en el ejercicio de su responsabilidad.
Además del contacto a distancia, el corresponsal de país, visita regularmente el país para su correspondiente segui-
miento.
Está invitado a realizar por escrito un informe breve de los viajes y los contactos para favorecer la continuidad de la
misión y el flujo de la información. Este informe es enviado al delegado de zona.
El corresponsal del país establece con el delegado de zona, un presupuesto que comprende los gastos de viaje y de
comunicación, y según el caso, las ayudas que serán asignadas por el Moderador y su Consejo por el desarrollo de la
vida y el apostolado comunitario local.
Por Fidesco, el corresponsal del de este país, ayuda, en relación con el delegado de zona y el equipo permanente de
Fidesco, el seguimiento de los voluntarios en el terreno, la búsqueda de nuevos puestos, la coordinación con las priori-
dades comunitarias locales.

67
Francia está dividida en varias provincias desde hace mucho tiempo, pero a causa del gran número de hermanos,
Francia está considerada más como una zona que como un país. El delegado para Francia tiene a la vez el estatuto de
delegado de zona y el de responsable de país.

89
Servicios transversales

15.15. El Moderador nombra también a los coordinadores de grandes servicios transversales con
vocación internacional: formación, jóvenes, Amor y Verdad, Presencia y Testimonio,
liturgia, Fidesco, Emmanuel Solidaridad, etc…

15.16 El « coordinador internacional para la formación »es el encargado de las cuestiones re-
lativas a la formación comunitaria y a los diferentes cursos de formación que propone la
Comunidad. Anima el departamento de formación en relación con los delegados de zona
y asegura el seguimiento académico habitual de las personas en misión de estudios.

15.17. El « coordinador internacional de jóvenes» anima el apostolado de la Comunidad hacia


los jóvenes y apoya la vida comunitaria de los jóvenes de Emmanuel. Asegura la relación
con el Consejo haciendo parte de sus necesidades y sus expectativas. En estrecha relación
con los delegados de zona y responsables de provincia, coordina el trabajo de los jóvenes
responsables en las provincias comunitarias, así como la formación de los equipos locales
de jóvenes. Sigue particularmente el compromiso del Emmanuel en las Jornadas Mundiales
de la Juventud (JMJ) y las diferentes escuelas de evangelización (ESM).

15.18. La pareja « coordinador internacional de Amor y Verdad » es la encargada de apoyar la


pastoral de parejas y de las familias dentro de la Comunidad, así como de coordinar las acti-
vidades misioneras de Amor y Verdad (parejas, familias, niños, padres solos, divorciados
vueltos a casar, novios, bioética, enseñanza sobre los métodos naturales de regulación de
nacimientos, cursos de formación y otros). Para ayudarlos en su tarea, se han formado dife-
rentes comités.
Trabaja en estrecha relación con los responsables de provincia y los delegados de zona.

Ejercicio de delegación

15.19. Las personas que ejercen una responsabilidad por delegación del Moderador a nivel interna-
cional gozan de un poder ejecutivo real en el área que ha sido definida por el Moderador y
el Consejo. Sin embargo todas las decisiones sobre:
• las grandes opciones estratégicas,
• designación de responsables,
• recursos humanos y financieros
deberán ser validados por el Moderador y el Consejo antes de ser ejecutados.

15.20. En todos los casos de delegación de responsabilidades, las personas designadas tiene que
informar periódicamente de sus actividades y sus proyectos al Moderador y su Consejo. Lo
harán directamente al Moderador o a la persona elegida por él para el seguimiento particular
de su actividad. El Moderador es el último responsable de todas las actividades que realiza
la Comunidad y puede en todo momento, intervenir en la gestión de las mismas.

Los órganos ejecutivos internacionales

15.21. Para permitir en la subsidiaridad la aplicación de las orientaciones del Consejo y apoyar el
trabajo de los diferentes delegados, se crearon los órganos ejecutivos internacionales. Su
trabajo da lugar a los informes presentados al Consejo.
Los comités son: despacho de los delegados de zona y de estados de vida, comité ejecutivo,
Les élections

comité ejecutivo internacional, comité de sacerdotes, comité de seminaristas, comité de vo-


caciones, comité de vida consagrada femenina, comité de vida consagrada masculina, depar-
tamento de formación, comité de zona, comité internacional de jóvenes, diferentes comités
de Amor y Verdad, comité director de Fidesco, comité director de Emmanuel Solidaridad,
comité liturgia, etc…
No es posible presentarlos aquí en detalle. Nos limitamos a algunos entre ellos, sabiendo
que sus modalidades de funcionamiento son generalmente similares.

15.22. El Despacho de los delegados de zona y los estados de vida está en frente del Moderador
en su rol de gobierno ordinario. Lugar de reflexión, alimenta y prepara el trabajo de los
Consejos, a la luz de las diferentes realidades comunitarias en el mundo.

15.23. Los Comités Ejecutivos asisten al Moderador para la ejecución de las orientaciones deci-
didas por el Moderador y el Consejo. Dirigidas por el moderador, son un lugar de coordi-
nación entre las diferentes realidades comunitarias internacionales, según el caso: econo-
mato, servicio de personal, zonas, estados de vida, jóvenes, Amor y Verdad, Fidesco,
Emmanuel Solidaridad, comunicación, canto y liturgia…

15.24. Los Comités concernientes a los ministerios ordenados (comité vocacional, comité semi-
naristas, comité sacerdotes, comité diaconado) son compuestos de personas de diferentes es-
tados de vida, bajo la responsabilidad del sacerdote encargado de la cuestiones especificas a
los ministerios ordenados o de sus delegados. Tratan los siguientes asuntos:
• seguimiento de los jóvenes que piensan al sacerdocio en el seno de la comunidad de
Emmanuel (cf.7.61);
• organización y animación de los años propedéuticos San José (cf. 7.62);
• contactos con los obispos por los lugares de estudio de los seminaristas, las incardi-
naciones, las misiones confiadas a los sacerdotes;
• preparación de los nombramientos de acuerdo con los Estatutos (nº 28,3);
• seguimiento de los presupuestos y de la comunicación.

En términos generales, en relación con los delegados de zonas, proporcionan al Moderador


y al Consejo elementos necesarios para la reflexión y las decisiones previstas en los Esta-
tutos concerniendo a los Sacerdotes, a los diáconos y a los seminaristas.

15.25. Los Comités de la vida consagrada femenina y masculina son responsables por el Mo-
derador de ayudar por las cuestiones concernientes a los solteros consagrados de la Comu-
nidad. Estos comités, compuestos por personas de diferentes estados de vida, están bajo la
responsabilidad de las personas encargadas de las cuestiones específicas del celibato consa-
grado (Estatutos nº 32) tratan las siguientes cuestiones:
• acogida y discernimiento de las vocaciones
• seguimiento de las jóvenes que piensan en el celibato consagrado
• elaboración y ejecución de la formación a la vida consagrada
• reflexión sobre las misiones apostólicas confiadas a los célibes consagradas
• seguimiento del presupuesto

En términos generales, en relación con los delegados de zonas, proporcionan al Moderador


y al Consejo elementos necesarios para la reflexión y las decisiones previstas en los Esta-
tutos concernientes a los consagrados.

91
15.26. El Equipo Internacional de jóvenes
El coordinador de jóvenes a nivel internacional (ver 15.18) se rodea de un equipo que lo
ayuda en su tarea (referente de los jóvenes en las zonas comunitarias, directores de las
« Emmanuel School of Mission » (Escuelas de Misión Emmanuel), coordinador del
Emmanuel Teens (adolescentes), encargado del seguimiento de las vocaciones…

2. Gobierno de las Provincias comunitarias

15.27. Cada provincia es gobernada por un responsable de provincia. Su función está fijada por los
Estatutos (nº 35):
• animar la vida comunitaria en la provincia
• seguimiento de los miembros
• poner en práctica la formación
• suscitar y coordinar las actividades apostólicas
Trabaja en estrecha relación con el delegado de zona.
Cuando la responsabilidad de la provincia o de sector se ejerce por personas casadas, la misión es
confiada a la pareja.

15.28. Cuando una provincia es muy extensa o comprende un importante número de miembros,
puede:
- estar dividida en sectores, división geográfica de la provincia, facilitando la vida
comunitaria (desplazamiento, etc.) y permitiendo un mejor seguimiento de los
miembros de la provincia;
- estar organizada en «lugares de vida y de misión» que reúnen a los miembros de la
Comunidad más cercanos geográficamente con el fin de favorecer el testimonio de
una vida comunitaria y misionera local.
La división en sectores, la creación de lugares de vida y de misión, la elección de sus res-
ponsables son hechos por el responsable de provincia con el acuerdo del delegado de zona.

En el caso en que una provincia tenga varios sectores, o lugares de vida y de misión, el res-
ponsable de provincia delega, según las necesidades, una parte de sus atribuciones a los res-
ponsables, conservando siempre la responsabilidad de la animación y la coordinación del
conjunto, por el bien de las personas y de la Comunidad.

15.29. Para la animación de la vida comunitaria, el responsable de provincia y/o de sector, asistido
por su equipo, cuidará de:
• la organización de las maisonnées así como de la elección y la formación de sus
responsables,
• la convocatoria y la animación de los encuentros comunitarios mensuales,
• la coordinación de todos los servicios necesarios para la vida de la Comunidad,
• la administración de las asociaciones jurídicas locales ligadas a la Comunidad y a
la gestión del diezmo (cuando la provincia corresponde a un país), en relación
con el economato.

15.30. Se pide a cada provincia


• de presentar cada año un presupuesto de funcionamiento de la provincia al
Moderador o al delegado de zona,
• que tenga al día una contabilidad accesible al ecónomo de la Comunidad (cf.
Estatutos nº 43).
Les élections

• Todas las actividades que se hallen bajo la responsabilidad de la Comunidad


se efectúen dentro de un marco jurídico adaptado y se beneficien de todos los
seguros necesarios.

15.31. Para el seguimiento de las personas, el responsable de provincia y/o sector, asistido por su
equipo, cuida de:
• la organización del acompañamiento y la formación de los acompañantes, en
relación con el comité de acompañamiento.
• Al camino de las personas, sabiendo que los compromisos se someten a la
aprobación del Consejo (cf. Estatutos nº 45).
• La primera invitación a los retiros de la Fraternidad, en relación con los delegados
de zona.
• La participación de cada uno según sus capacidades en los servicios comunitarios y
apostólicos.

La responsabilidad del responsable de provincia abarca por igual el seguimiento de todos


los estados de vida. Estará pues atento a las necesidades específicas de los laicos, los sacer-
dotes, los diáconos y los célibes consagrados que forman parte de su provincia y está aso-
ciado a las deliberaciones sobre sus misiones. Prestará atención a las vocaciones sacerdo-
tales y consagradas.

15.32. Para la puesta en práctica de la formación, el responsable de provincia y/o de sector, asistido
por su despacho, cuidará:
• la formación de los miembros tal como está prevista y concebida por el Consejo in-
ternacional (cf. Estatutos nº 35 y Capitulo 6),
• el contenido de las enseñanzas impartidas en los encuentros comunitarios
mensuales,
• y, en general, la formación de los diferentes responsables de servicio sobre los que
se apoya.
Se requiere en particular al responsable de provincia que forme a uno u otro miembro de la
Comunidad para las tareas de responsabilidad a fin de preparar su reemplazo en esa respon-
sabilidad.

15.33. Para la coordinación de las actividades apostólicas, el responsable de provincia y/o sector,
asistido por su despacho, cuidará de:
• estimular el celo evangelizador de todos los miembros de la Comunidad,
• al buen funcionamiento de las actividades apostólicas y al establecimiento de nuevos
programas de evangelización que respondan a las necesidades especificas locales,
• la organización de actividades de compasión.
En lo que concierne las relaciones del responsable de provincia con los párrocos encar-
gados de las parroquias confiadas a la Comunidad, se referirá a los puntos 7.57 al 7.60.

15.34. El responsable de provincia está también encargado por el Moderador de la relación con el o
los obispos ordinarios de la provincia (cf. Estatutos nº 35). Mantiene al Moderador y su
Consejo al corriente de todos los contactos que efectúa con ellos respetando lo que prevén
los Estatutos en este aspecto (cf. n° 45).

15.35. Como en todos los casos de delegación de responsabilidad (cf. 15.20), los responsables de
provincia están obligados a dar cuenta regularmente de su actividad y sus proyectos al go-
bierno central de la Comunidad. Lo hacen, de manera usual, al delegado de zona, que forma
parte de su provincia, o directamente al Moderador.

93
Como lo indican los Estatutos, «el Gobierno Internacional, Moderador y Consejos, respon-
sable del bien común de la Comunidad y de las personas, y fundamentalmente del carisma
del Emmanuel, tiene la capacidad de intervenir en el gobierno provincial cuando se trata
del interés de las personas, de las cuestiones apostólicas, de las relaciones eclesiales y de
la puesta en práctica del carisma propio de la Comunidad y en términos más generales del
dinamismo de la provincia en solidaridad con el conjunto» (nº 35).

Cualidades requeridas para ser responsable de provincia.

15.36. El responsable de provincia habrá integrado profundamente el carisma del Emmanuel y esta-
rá a medida de lo posible en la Fraternidad de Jesús. Pondrá empeño en ejercer su servicio
en la humildad y la escucha de los hermanos, buscará el bien de las personas. Será elegido
preferentemente entre los miembros originarios del país o donde la provincia está situada,
en función de su capacidad en hacer la unidad, de sus cualidades de discernimiento, de su
disponibilidad de tiempo y de su sentido de la organización.

La coordinación local de los jóvenes del Emmanuel

15.37. La coordinación local de los jóvenes del Emmanuel es asegurada por el equipo local de jó-
venes con el responsable de provincia o de sector en relación con el equipo internacional de
jóvenes (ver 15.27) que viene en apoyo de los dos primeros (ver 12.10 al 12.15). La buena
colaboración de estas tres instancias permitirá un seguimiento de calidad

Diezmo y finanzas

15.38. Los Estatutos (nº21) previenen que « en función de sus posibilidades y de las necesidades de
su familia, cada cual entrega un justo diezmo, fijado por él de acuerdo con la Comunidad».
El diezmo es un acto de generosidad, de confianza, de empobrecimiento y de apertura a la
voluntad de Dios que es discernida libremente68(ver Malaquías 3,10; 2Co9, 7 y 1.8 y 4.23).

15.39. En general, el diezmo se da a nivel local en cada país: es un recurso colectivo que pertenece
a toda la Comunidad. En función de las prioridades definidas por el Consejo Internacional
de la Comunidad, el diezmo sirve para el seguimiento de las comunidades nacientes en el
mundo, el funcionamiento del gobierno internacional de la Comunidad, en la formación de
los jóvenes (ESM, consagradas, seminaristas) y al lanzamiento de nuevas iniciativas apostó-
licas.

15.40. Cada comunidad contribuye por el diezmo a la vida y a la misión de la Comunidad en su


conjunto. Por eso da todo o una parte del dinero recaudado al gobierno internacional de la
Comunidad. El porcentaje es fijado de acuerdo con el delegado de zona, en regla general al
menos la tercera parte del total.

15.41. Bajo ciertas condiciones, los responsables de provincia pueden utilizar una parte del diezmo
para las actividades locales con el acuerdo explícito del delegado de zona.
Ninguna decisión importante que comprometa las finanzas de la Comunidad (contratación,
compra de bienes inmuebles, contratos de largo plazo, préstamos...) no pueden tomarse a
nivel local, sin el consentimiento del delegado de zona quien lo plantea al Comité Ejecutivo
Internacional.

68
El diezmo no consiste necesariamente la división de la décima parte de los ingresos de cada hogar.
Les élections

15.42. Una vez al año, el ecónomo de la Comunidad (cf. Estatutos nº 43) da cuenta de la situación
financiera en una reunión del Comité Consultivo. Asimismo, presenta el presupuesto anual
al Consejo.
De otra parte, el responsable de provincia es igualmente invitado a mantener anualmente a
los miembros de la Comunidad local, informados del uso del diezmo.

Recurso al Moderador

15.43. Todo miembro de la Comunidad puede pedir en cualquier momento un encuentro con Mo-
derador o a su delegado. Puede apelar a él cuando no esté de acuerdo con una decisión que
le concierne, por el responsable de provincia o cualquier otra persona que tenga autoridad
sobre él. En tal caso, la decisión final pertenece al Moderador, asistido por su Consejo.

95
Les élections

97
Parte II

Regla de vida
de las mujeres comprometidas
en el celibato por el Reino
en el seno de la
Comunidad de Emmanuel
y de la
Fraternidad de Jesús
Les élections

Prólogo

Como Asistente Eclesiástico de la Comunidad de Emmanuel, me alegro que se promulgue esta re-
gla de vida de las mujeres comprometidas en el celibato por el Reino en el seno de la Comunidad
de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús.

Después de la confirmación de los Estatutos por la Santa Sede, en junio de 2009, este documento es
un paso suplementario que marca el dinamismo de la Comunidad y el deseo de sus miembros de
responder mejor a la llamada universal a la santidad, en el marco dibujado por los carismas de la
Comunidad: anuncio y adoración de Dios presente en el corazón de la historia de los hombres, tes-
timonio de la comunión fraterna, y amor de los mas pobres y débiles.

Promulgando esta Regla, pido al Señor que este documento, preparado y elaborado en estrecha co-
laboración con los responsables, pueda ayudar a aquellas que Dios llama a discernir su vocación y
responder a ella y sostenga a las consagradas de la Comunidad para que vivan el don de su vida con
alegría y fecundidad.

Cardenal André Vingt-Trois


Arzobispo de París

99
Preámbulo
Los Estatutos de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús prevén la existencia de
un reglamento de vida indicando las disposiciones particulares al estado de vida del celibato por el
Reino (Estatutos nº 31).
Esta regla de vida, en el respeto de los Estatutos aplicados a todos los miembros de la Comunidad
de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús, precisa las modalidades específicas propias al celibato
por el Reino. Tiene como objetivo aclarar la expresión del carisma y ayudar a los miembros com-
prometidos en este estado de vida a acoger con agradecimiento el don que les es hecho a través de
esta llamada.
Esta regla de vida se aplica a los hombres y mujeres célibes por el Reino según las formas en vigor
en la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús. Es un documento de referencia para
todos los miembros de la Comunidad de Emmanuel, y de manera particular, para los miembros de
la Fraternidad de Jesús, primeros testigos de este compromiso en el celibato por el Reino, invitados
a honrarlo y sostenerlo de manera particular.

− Fundamentos del celibato por el Reino


en el seno de la Comunidad de Emmanuel
y de la Fraternidad de Jesús.

El celibato por el Reino en el carisma de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de


Jesús

14. La vocación al celibato por el Reino en el seno de la Comunidad de Emmanuel y de la


Fraternidad de Jesús se recibe inseparablemente del carisma de la Comunidad y de la
Fraternidad de Jesús.

15. La vocación de la Comunidad de Emmanuel es dada enteramente por su nombre,


Emmanuel, “Dios con nosotros”, que nos revela el misterio de la Encarnación. La
adoración, la compasión y la evangelización son los fundamentos del carisma de la
Comunidad.

16. Pierre Goursat, fundador de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús, era


un laico, que había ofrecido su vida a Dios en el celibato. Entregado al Espíritu Santo,
viviendo una caridad concreta y encarnada con su prójimo y dando testimonio de una
pobreza real, hizo la experiencia del amor de la Iglesia y de la Virgen María. Se consumió
en la adoración y se dejó arder por el amor de Dios, que mana del Corazón de Cristo.

17. En esta gracia de efusión del Espíritu vivida desde el origen de su fundación, los miembros
de la Comunidad y de la Fraternidad, reciben la compasión concreta por sus allegados y por
Règlement de vie des femmes engagées dans le célibat pour le Royaume

todos los hombres en la adoración eucarística. Impulsados por esta compasión, desean
anunciar el amor de Dios a todos aquellos que no lo conocen.
Así el carisma de la Comunidad es eminentemente misionero. Está alimentado por la
alabanza y la vida sacramental, particularmente por la Eucaristía y la Reconciliación

18. La Comunidad de Emmanuel se caracteriza por el hecho de ser una asociación de fieles de
Cristo que reciben una misma llamada a la santidad y al anuncio del Evangelio (Lumen
Gentium nº 5)69. Está compuesta por miembros laicos, algunos de los cuales se
comprometen en el celibato por el Reino, y clérigos70. Buscan vivir juntos una vida
contemplativa y apostólica en medio del mundo. La comunión profunda entre sacerdocio
común y sacerdocio ministerial, se sitúa en el corazón de la vida espiritual y fraterna de la
Comunidad.
La Comunidad de Emmanuel y la Fraternidad de Jesús son fundamentalmente seglares, sus
miembros están llamados a vivir en el mundo sin ser del mundo.

19. Viviendo la comunión fraterna a la cual están llamados, los miembros de la Comunidad de
Emmanuel experimentan lo que la tradición de la Iglesia llama el “sacramento de los
hermanos” (San Juan Crisóstomo), es decir que Dios se da a través de los hermanos. Es un
testimonio dado a Cristo delante de los hombres e implica una fidelidad a los compromisos
de la Comunidad (Estatutos, Preámbulo III, nº 14 a 16) y a su misión.

20. « En el corazón mismo de la Comunidad, la Fraternidad de Jesús propone una entrega de


sí mismo por medio de una consagración», que es una renovación voluntaria de la
consagración de los bautizados (Lumen Gentium, nº 10) como un don total de sí para un
compromiso de disponibilidad con el Señor, su Iglesia, la evangelización » (Estatutos,
Preámbulo II d).
Esta consagración71 vivida por todos los miembros de la Fraternidad de Jesús, es la
respuesta a la llamada a dejarse abrasar por el amor de Dios y hacerlo resplandecer
(Estatutos preámbulo II d y g). Se concretiza a través de la participación en la misión de la
Iglesia, expresada en un compromiso de disponibilidad para la misión. La comunión
fraterna que une entre ellos a todos los miembros de la Fraternidad de Jesús es el fruto de su
consagración: implica una solidaridad y un apoyo mutuo entre todos, sea cual sea su estado
de vida.

69
Estatutos, artículo 1: «Todos los miembros, laicos y clérigos, se reconocen mutuamente como hermanos en Cristo, con una misma
llamada a la santidad y al anuncio del Evangelio».
70
Estatutos, artículo 1: « La Comunidad reúne a fieles (Christi fideles) de todos los estados de vida que desean comprometerse
juntos en una vida a la vez contemplativa y apostólica en el seno de la Iglesia Católica. ».
71
El termino de consagración se toma aquí en el sentido de la consagración de los bautizados según la constitución Lumen Gentium,
del Concilio Vaticano II « Los bautizados, en efecto, son consagrados por la regeneración y la unción del Espíritu Santo como casa
espiritual y sacerdocio santo... » (Lumen Gentium nº 10)
101
21. La Virgen María, Madre del Emmanuel, es para todos los miembros de la Comunidad de
Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús, el modelo de la escucha humilde de la Palabra de
Dios, de la disponibilidad para el servicio, y del don de ellos mismos en la misión. « El
Amor a María, Madre del Emmanuel, la primera que lo ha llevado al mundo, asegura la
fidelidad a la gracia de la primera llamada» (Extracto del decreto del Consejo Pontificio
para los Laicos del 8 de diciembre de 1992, para la aprobación de los Estatutos de la
Comunidad).

22. La Comunidad de Emmanuel y la Fraternidad de Jesús están llamadas a anunciar al mundo


el gozo de la salvación, el gozo de vivir en presencia de Dios, Emmanuel, Dios con
nosotros, bajo la guía del Espíritu. Este gozo y esta esperanza de la salvación se manifiesta
en particular a través de la oración de alabanza.

El compromiso del celibato por el Reino


en la Comunidad de Emmanuel y la Fraternidad de Jesús

23. Hombres y mujeres, miembros de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de


Jesús, pueden recibir la gracia de darse por entero en el celibato por el Reino72 (Estatutos nº
29). Supone que la persona llamada haya pronunciado la consagración en la Fraternidad de
Jesús. Primero es temporal, antes de ser definitivo (Estatutos nº 30). Todos los miembros de
la Fraternidad de Jesús, laicos y clérigos, son los primeros testigos de este compromiso que
honran y sostienen en virtud de su propia consagración.

24. La consagración de vida de los célibes por el reino, es inseparable de su compromiso en la


Comunidad de Emmanuel y de su consagración en la Fraternidad de Jesús. Viven, con la
radicalidad que pide la práctica de los consejos evangélicos (nº 20 a 24), los compromisos
propuestos a los miembros de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús:
cada día, alabanza, un largo tiempo de oración personal si es posible delante del Santísimo
Sacramento, vida sacramental regular (Eucaristía diaria en la medida de lo posible), vida de
“maisonnée”, acompañamiento comunitario regular, fidelidad a los tiempos de encuentros
comunitarios, participación en el apostolado comunitario, disponibilidad para la misión y
fidelidad al magisterio de la Iglesia. A la escucha del Espíritu Santo y animados de un gran
amor por la Virgen María, están llamados a vivir estos compromisos con una intensidad
particular y sostienen a la Comunidad entera por su oración, su ejemplo y su testimonio.

25. Para las mujeres, el celibato por el Reino es la llamada a un amor esponsal73 y a un don total
de ellas mismas a la persona de Cristo. Responden a este amor por la ofrenda desinteresada
de su vida, y tienden, por la acción del Espíritu Santo, a convertirse en «un solo espíritu»
con Cristo esposo (1 Cor, 6,17), para acoger la voluntad del Padre. Por la entrega de ellas
mismas, manifiestan a todos que « sólo Dios basta» (Santa Teresa de Jesús). Como signo de
este amor esponsal, llevan una alianza que se les remite en el momento que realizan el
compromiso definitivo en el celibato por el Reino.

Como lo significa la cruz que ellas reciben al inicio de su camino, esta unión a Cristo es a la vez
la fuente y la fecundidad de toda su vida.
72
En este documento, las expresiones de celibato por el Reino y consagración de vida serán utilizadas para calificar el
celibato por el Reino en el seno de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús.
73
Exhortación apostólica Mulieris dignitatem §20.
Règlement de vie des femmes engagées dans le célibat pour le Royaume

26. Los hombres están llamados a vivir el celibato que Cristo mismo vivió. Buscan entrar en
los sentimientos de amor ardiente de Jesús por su Padre y por el mundo. Como El, quieren
pertenecer al Padre en un compromiso sin retorno y dar su vida para la salvación de todos
los hombres.
Al ejemplo de Juan Bautista, son los amigos del Esposo que están a su lado (Jn 3, 29-30);
como los servidores del Apocalipsis, «Siguen al cordero a donde quiera que vaya» (Ap 14,
4b).
Su celibato por el Reino va unido al misterio de la vida escondida en Nazaret. Los célibes
por el Reino se dejan educar por José, el hombre justo, para crecer en la vida interior y la
pureza de corazón.
Hijos amados de María, escuchan la Palabra de Dios y aprenden a decir sí a la voluntad del
Padre.
Al ejemplo de Cristo, llevan una vida que aparentemente no se distingue en nada de la de
sus contemporáneos. Como él, que « de condición divina, […] se despojó de sí mismo,
tomando la condición de siervo» (Flp 2, 5-11), buscan humildemente ponerse al servicio de
todos.

El celibato por el Reino vivido en una vida seglar

27. Los célibes por el Reino en la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús son
laicos. Su consagración de vida no modifica su estado de fiel laico, que es su condición
canónica propia en el seno del pueblo de Dios (Christi fideles laici nº 55-56).

28. En la forma de vida que es la suya, los consagrados en el celibato encuentran, aman, siguen
y anuncian al Emmanuel en las situaciones concretas de su vida, en sus compromisos
profesionales, sociales, familiares, en sus actividades apostólicas y en el cotidiano de su
vida fraterna. Viven en el mundo, buscando « estar en el mundo, sin ser del mundo» (Jn 17,
16) y comparten con los demás miembros de la Comunidad de Emmanuel y de la
Fraternidad de Jesús, las mismas preocupaciones y esperanzas. Por la fidelidad a la vida
casta, pobre y obediente que caracteriza su llamada a seguir a Cristo, viven radicalmente las
gracias de la Comunidad llevándolas al corazón del mundo para anunciar particularmente la
presencia del Emmanuel, Dios con nosotros (Gaudium et Spes nº 1).

29. De manera corriente, los miembros comprometidos en el celibato por el Reino ejercen una
actividad profesional. Desean realizar su trabajo con competencia y recibir una formación
adaptada, para el bien de todos y la gloria de Dios. Viven su actividad profesional en la
caridad evangélica y la vida de unión particular a Cristo que supone su compromiso en el
celibato por el Reino.

30. Como miembros de la Fraternidad de Jesús, en nombre de su disponibilidad para la misión


y de su celibato por el Reino, son invitados a considerar con un corazón abierto las
proposiciones que puedan ser hechas por sus responsables, de dejar temporalmente su
trabajo para dedicarse de manera más completa a las obras de apostolado.

103
31. Dan testimonio del Emmanuel, Dios con nosotros. Fueron seducidos por la hermosura y la
realidad del Reino y orientan su vida hacia la realización de su vocación: caminar
humildemente con Dios y hacer su voluntad74.

32. Su amor por Dios y por los hombres los lleva cada vez más a una vida de unión con Dios y
hace de ellos hombres y mujeres de adoración. « Me sedujiste Señor y me dejé seducir» (Jr
20,7). Desean vivir la vida en el Espíritu Santo y recibir el fuego del amor de Cristo.

La práctica de los consejos evangélicos en la Comunidad de Emmanuel

33. Todos los bautizados están llamados a la única santidad que consiste en caminar, bajo la
conducta del Espíritu, siguiendo a Cristo, pobre, humilde y cargado con su cruz, para ser
dignos de participar a su gloria. Entre los bautizados algunos reciben la gracia de
comprometerse en el celibato por el Reino para imitar más estrechamente la vida de Cristo
asumiendo los consejos de castidad, pobreza y obediencia que el Señor dió a sus discípulos
(Lumen Gentium § 41 et 42). Los célibes consagrados en la Comunidad de Emmanuel y la
Fraternidad de Jesús se comprometen, «en el espíritu de los consejos evangélicos»
(Estatutos nº 29), a asumir estos consejos de castidad, pobreza y obediencia, según el
carisma que le es propio. Esta consagración de vida, recibida como un don gratuito de Dios,
tiene como fruto una disponibilidad más completa para la adoración, la compasión y la
evangelización.

34. El consejo evangélico de castidad, que implica la continencia perfecta en el celibato,


asumida por causa del Reino, se desarrolla en la gracia de adoración, compasión y
evangelización de la Comunidad de Emmanuel. El amor por Cristo que habita en el corazón
del célibe por el Reino le conduce a la adoración del Padre en el Espíritu Santo. Dándose a
Cristo, el célibe por el Reino está llamado a guardar su corazón puro e indiviso para Dios y
a darse a todos los hombres con compasión y misericordia. Por su compromiso, de manera
profética, da testimonio de la realidad ya presente del Reino y manifiesta a todos los
hombres su vocación de hijo de Dios y la alegría de seguir al Señor en el camino de la
santidad.
Recíprocamente, la comunión fraterna vivida con los miembros casados, solteros y clérigos
de la Comunidad y de la Fraternidad de Jesús lo sostiene y lo fortalece en su llamada.

35. El consejo evangélico de pobreza, vivido a causa del Reino, en el seno de la Comunidad de
Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús se expresa por la voluntad de « dejarse empobrecer
cada vez más, llevando una vida sencilla y alegre» (Rito del compromiso definitivo). Se
desarrolla particularmente en una voluntad de imitar a Cristo, de declararse disponibles para
la misión y de estar atentos a los pobres: «Gratis lo recibísteis; dadlo gratis » (Mt 10, 8-10).
A causa de su vida seglar, los célibes por el Reino conservan la gestión y la propiedad de
sus bienes. Su llamada a la pobreza se traduce por la sobriedad de su vida (nº 56 a 61). La
coherencia manifestada en las elecciones y orientaciones de su existencia dan testimonio de
la llamada recibida, y ayuda a todos los miembros de la Comunidad y de la Fraternidad a
vivir de manera más justa su relación a los bienes temporales, poseyendo como si no se no
poseyera (1 Co 7,30).

74
Mi 6,8 ; Mc3, 35
Règlement de vie des femmes engagées dans le célibat pour le Royaume

36. El consejo evangélico de obediencia se basa en la llamada de Cristo dirigida a sus


discípulos: «Quien cumpla la voluntad de mi Padre, ése es mi hermano, mi hermana y mi
madre.» (Mc 3, 35). Esta palabra, de la cual la Fraternidad de Jesús toma su nombre, se
realiza concretamente en la vida de aquellos que, por una consagración de vida, deciden
remitir su propia voluntad a Cristo, en un espíritu de fe y de amor bajo la guía del Espíritu
Santo. En el seno de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús, el consejo
evangélico de obediencia se expresa en primer lugar, con todos los miembros de la
Fraternidad de Jesús, por la plena adhesión al Magisterio de la Iglesia y la comunión de sus
pastores. Toma más la forma de una sumisión fraterna, la cual implica un diálogo con los
responsables de la Comunidad, para discernir la voluntad de Dios. Esta sumisión fraterna75
se ejerce en el respeto de la libertad de decisión de la persona comprometida (nº 43).
La actitud profunda de humildad que caracteriza el consejo evangélico de obediencia es
para todos los miembros de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesus un
testimonio. Les ayuda a vivir mejor el conjunto de sus relaciones sociales y comunitarias,
ejerciendo la autoridad como un servicio para el bien de los hombres, y de la subordinacion
en la santa libertad de los hijos de Dios.
La práctica del consejo de obediencia se traduce por:
- La confianza en el gobierno de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de
Jesús;
- la adhesión a las orientaciones generales del gobierno de la Comunidad de
Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús, según los Estatutos, en el espíritu de
disponibilidad para la misión.
- el compromiso de vivir según la «regla de vida aprobada y revisada por el Con-
sejo» (Estatutos artículo 31 et nº 41-55).

37. La vida casta, pobre y obediente de los célibes por el Reino, irradia en la vida comunitaria
con los miembros de los otros estados de vida. La comunión fraterna que une a todos los
miembros de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús en el seno de la
misma llamada, es una ayuda mutua para que cada uno realice su vocación en el respeto de
su estado de vida.

75
Ef 5,21 « Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo»

105
− Disposiciones particulares para las mujeres
comprometidas en el celibato por el Reino en el seno de
la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de
Jesús

La vida de unión con Dios

38. La vida de unión con Dios, esencial para vivir el celibato por el Reino, nace de la efusión
del Espíritu Santo. Los célibes consagrados desean impregnar toda su vida del espíritu de
adoración de Cristo y de dejarse conducir por él a la oración continua. Así velan con
cuidado para perseverar en su vocación y para progresar sin cesar para la santidad de la
Iglesia y la gloria de Dios76. La vida de unión con Dios es fortalecida, de una manera
particular, por la vida sacramental, una vida de oración asidua y el ejercicio de la caridad.

39. En lo que concierne a la vida sacramental, las célibes por el Reino se comprometen, en la
medida de lo posible, como todo miembro de la Comunidad de Emmanuel77, a participar
diariamente en la Eucaristía. Se esfuerzan para adaptar la organización de su trabajo para
hacer que este compromiso sea posible y efectivo. Su vida sacramental se alimentará
también regularmente por el sacramento de la Reconciliación. Las célibes consagradas
escogen libremente a su confesor.

40. La vida de oración, tal y como prevén y expresan los Estatutos y la regla de vida, constituye
el camino privilegiado de su unión con Dios. Como todos los miembros de la Comunidad de
Emmanuel, se comprometen a un largo tiempo de oración diaria. Como miembros
comprometidos en el celibato por el Reino, ordenan su vida y su tiempo diario a la vida de
unión con Dios y a la intercesión por la Iglesia y por el mundo. Están llamadas a un mayor
tiempo de oración que es un impulso cada vez mayor hacia Dios. Su oración puede adquirir
diferentes modalidades: adoración prolongada del Santísimo Sacramento, oración, lectio
divina, etc. Viven un retiro anual personal y jornadas asiduas de desierto.

41. La alabanza ocupa un lugar esencial en sus vidas, particularmente por el ejercicio de la
alabanza matutina, vivida si es posible comunitariamente, pero también a cada momento de
la jornada. En este espíritu de alabanza continua, ellas pueden orar individualmente o en
común, una parte del oficio divino78.

42. La vida de unión con Dios se encarna también en la caridad concreta hacia el prójimo
«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.Y al
prójimo como a ti mismo» (Mt 22,37). Las mujeres célibes por el Reino están llamadas a

76
Lumen Gentium §47, Catecismo de la Iglesia Católica nº 931.
77
Estatutos, artículo 15.
78
Los padres conciliares nos recuerdan en efecto que “el oficio divino, por una antigua tradición cristiana, esta estructurado de tal
manera que la alabanza de Dios consagra el curso entero del día y de la noche” y recomiendan la recitación de este a los mismos
laicos, Concilio Vaticano II Sacro sanctum Concilium, § 84 y § 100. (Ver también: Jean Paul II, Carta Apostólica Novo millennio
ineunte, § 34).
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esta vida de intimidad con Cristo que se hizo cercano a todos los hombres: «cuanto hicisteis
a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis. » (Mt 22,37).

La vida comunitaria

43. La vida fraterna se expresa por la comunión con el conjunto de los miembros de la
Comunidad, para la santificación y la misión. En el respeto de la vocación de cada uno, esta
vida fraterna se realiza principalmente por la participación en los encuentros comunitarios,
en las reuniones de maisonnée, en la evangelización comunitaria, y también por la fidelidad
al acompañamiento comunitario. Esta vida fraterna se desarrolla también en el transcurso de
tiempos específicos de compartir entre ellas (sesiones, retiros) y por la vida fraterna (n° 31).
Signos del Reino que viene, están llamadas a una forma radical de vivir sin reservas la vida
fraterna y sus exigencias en el seno de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de
Jesús.

44. La vida en fraternidad es su modo de vida ordinario es decir una vida residencial común.
Viven en el mismo lugar y comparten una vida de oración (alabanza matinal, tiempos de
adoración al Santísimo Sacramento…) y una vida de caridad fraterna. Esta vida es vivida en
un espíritu familiar, cada una conservando sus actividades profesionales y apostólicas. Ellas
tratan de ajustar la elección del lugar y ritmo de su compromiso profesional a la vida en
fraternidad. Para apoyarse en la llamada a la adoración, una habitación es reservada para
conservar la Santa Eucaristía con el acuerdo del Ordinario del lugar. La presencia real del
Emmanuel, Dios con nosotros, es el corazón de la vida de la fraternidad.

45. Estas fraternidades están bajo la vigilancia de una responsable, ella misma célibe por el
Reino, nombrada por la responsable de las cuestiones específicas a este estado de vida. Es la
encargada de animar la vida de comunión fraterna entre los miembros de la fraternidad.
Velará particularmente a la vida de oración, la organización de los servicios, y del ritmo de
vida de cada una en la fraternidad. Ejerce su responsabilidad en unión con los coordinadores
de provincia. Juntos velarán para que las fraternidades estén instaladas en lugares propicios
y dispongan de habitaciones individuales y de una sala común permitiendo la apertura y la
acogida hacia el exterior.
La responsable de la fraternidad da cuentas asiduamente de su misión a la responsable de
las cuestiones específicas y al coordinador de provincia.

46. Cada año se revisa la composición de las fraternidades conjuntamente con el coordinador de
provincia y el Comité encargado del seguimiento de las cuestiones relativas al celibato por
el Reino, según los criterios de estabilidad, de camino, teniendo en cuenta la vida
profesional y las misiones de cada una.

47. La vida en fraternidad es una vida de caridad concreta, profundamente unida a la vocación
de la Comunidad y a su nombre Emmanuel, Dios con nosotros: Jesús, Verbo encarnado,
vivió todos los aspectos cotidianos de la vida de los hombres y en eso, se une a ellos
personalmente y les comunica su amor.

107
48. Los servicios de la vida diaria vividos en esta perspectiva, profundizan la relación con
Cristo y con el prójimo y abren al don concreto, generoso y gozoso de ellas mismas. Todas
las tareas habituales de una vida común (compras, preparación de comidas, limpieza…) son
compartidas y realizadas en un espíritu de ayuda mutua, de iniciativa, de autonomía y de
respeto de unas a otras.79

49. Estas relaciones fraternas están inspiradas por el espíritu de caridad, manifestado
concretamente por la escucha mutua, la discreción, la confianza, el respeto de las
situaciones personales, la benevolencia y delicadeza en el compartir, compartir el tiempo
gratuitamente, la disponibilidad a los imprevistos. Durante el tiempo de formación, una
atención particular es dada al aprendizaje de esta vida en común según el espíritu y el
carisma de la Comunidad (nº 64)

50. Por razones diversas, discernidas con la responsable de las cuestiones especificas al celibato
por el Reino y en concertación con el coordinador de provincia, la decisión de vivir sola por
un tiempo puede ser tomada (nº 49). Las célibes por el Reino permanecen unidas con la
fraternidad mas cercana geográficamente, para tiempos de compartir, de oración y de ocio,
y se comprometen a vivir intensamente la vida comunitaria con los miembros de la
Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús de su provincia.

La vida misionera

51. La vida de todos los miembros de la Comunidad de Emmanuel es una vida misionera en el
corazón del mundo. De una manera que les es propia, las mujeres comprometidas en el
celibato por el Reino están llamadas a desarrollar en su vida concreta, la triple dimensión
sacerdotal, profética y real de su bautismo, fuente de su consagración a Dios. En la ofrenda
diaria de sí mismas al Padre, interceden por el mundo y llevan la inquietud de la salvación
de las almas. A imagen de Cristo, por la elección de una vida pobre, casta y obediente, ellas
anuncian la realidad del Reino que viene. A la escucha del Espíritu Santo, por la fidelidad al
servicio humilde de sus hermanos en las tareas que les son confiadas, ellas cooperan a la
santificación del mundo. En este espíritu, en virtud de la naturaleza seglar de la Comunidad,
están llamadas a ejercer una actividad profesional, ya sea en el mundo, en la Comunidad o
en el marco de una misión eclesial.80

52. Puesto que la disponibilidad para la misión de las célibes por el Reino es una expresión
particular de su vocación, esta llamada se traduce también en el marco de misiones
eclesiales, «a través de tareas, servicios o misiones pedidas por el Moderador de la Comunidad
Emmanuel, para el servicio de los hermanos y de la Iglesia» (Preámbulo Estatutos, II.f). Su
estado de vida les confiere una disponibilidad particular para las misiones de la Comunidad,
principalmente para las misiones a largo plazo.
Las misiones son discernidas con los responsables de la Comunidad (nº 44-45)

79
Fil 2,4 « buscando cada cual no su propio interés sino el de los demás».
80
Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, §22
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53. Como signo de su consagración de vida, las célibes por el Reino llevan una cruz que
manifiesta la excelencia del amor de Dios por ellas y por el mundo. Llevan también un
vestido común, simple, femenino y esmerado, adaptado a la vida seglar. En signo de
comunión entre ellas, respetan los colores azul marino y blanco de su ropa y llevan una
falda. Cuando las circunstancias profesionales, apostólicas, culturales o políticas lo
requieren, la decisión de adaptar o de no seguir estos criterios es tomada previo dialogo con
la responsable de las cuestiones específicas del celibato por el Reino.

El gobierno

54. La autoridad del gobierno de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús es de


naturaleza asociativa. Esta reglamentada por el derecho universal de la Iglesia y de los
propios Estatutos de la Comunidad. La presente regla de vida precisa los aspectos que
conciernen a los célibes por el Reino.

55. Los Estatutos de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús prevén diferentes


instancias de gobierno: gobierno internacional, gobierno local, responsabilidad de las
cuestiones específicas al celibato por el Reino.

56. Los Estatutos prevén que « Cada uno de los miembros de la Comunidad se adhiere a las
orientaciones propuestas por el Moderador y el Consejo» (Estatutos nº 19).Los miembros
comprometidos en el celibato por el Reino aceptan expresamente «someterse al gobierno de
la Comunidad y de la Fraternidad según sus Estatutos». Se trata de una sumisión fraterna
voluntaria, que se ejerce en un diálogo con el responsable y el respeto de la libertad de
decisión de la persona comprometida.

57. Tratándose del gobierno internacional de la Comunidad, los Estatutos establecen que «La
Comunidad de Emmanuel está gobernada por un Moderador, asistido por un Consejo
Internacional» (Estatutos nº 33). Algunas cuestiones de fondo, están bajo la autoridad del
Moderador de la Comunidad de Emmanuel, asistido por el Consejo de la Fraternidad de
Jesús. (Estatutos nº 33 et 47).
Además de su función de gobierno general de la Comunidad (Estatutos nº 33), el papel del
Moderador está indicado en términos generales en los Estatutos: « El Moderador asegura
la buena marcha de la Comunidad. Anima en ella la santificación, coordina en ella la vida
y la evangelización. Representa a la Comunidad ante las autoridades religiosas y civiles.
Preside el Consejo Internacional. En unión con el Consejo Internacional supervisa las
provincias. » (Estatutos nº 40).

58. En lo concerniente al gobierno local de la Comunidad, los Estatutos prevén que las
provincias comunitarias sean definidas por el Consejo internacional y gobernadas por
coordinadores de provincia, nombrados por el Moderador con el acuerdo de dicho Consejo
(Estatutos nº 34-35). Puntualmente, el Moderador puede acordar una delegación expresa y
especial para el ejercicio de una responsabilidad determinada.
Los Estatutos disponen que el coordinador de provincia sea responsable de gobernar la
Comunidad a nivel local y afirma que tiene junto con los miembros de su despacho « la
misión de animar la vida comunitaria de la provincia. Tiene la responsabilidad del

109
seguimiento de las personas. Pone en práctica la formación tal como ha sido concebida por
el Consejo Internacional. Coordina las actividades apostólicas. » (Estatutos n° 35).

59. El Moderador, con el acuerdo del Consejo internacional, «designa una mujer y un hombre
responsables de las cuestiones específicas del estado de vida de los célibes por el Reino,
escogidos de entre estos célibes consagrados. La duración de este cargo es de tres años,
renovable. » (Estatutos n°32-V et 42).

60. La responsable de las cuestiones específicas del celibato por el Reino es asistida por un
Comité cuyos miembros son designados por el Moderador. Ella puede designar en las
provincias personas referentes para el seguimiento de las mujeres comprometidas en este
estado de vida.

61. Para cada fraternidad, una responsable es designada por la responsable de las cuestiones
específicas a este estado de vida. Ella ejerce su responsabilidad en unión con el coordinador
de provincia.

62. La autoridad del gobierno de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús


abarca tres áreas en la vida de las célibes por el Reino:
14.1 su camino, su formación y su consentimiento de los compromisos
14.2 su vida en fraternidad
14.3 sus misiones
Es necesario, en la presente regla de vida, de explicitar las áreas precisas sobre las cuales se
ejerce esta autoridad y describir el área de responsabilidad de cada instancia.

63. El gobierno de la Comunidad de Emmanuel debe ejercerse siempre en el dialogo, la unidad


y la comunión.

64. En lo que concierne a las mujeres comprometidas en el celibato por el Reino, el área de
responsabilidad del Moderador es la siguiente :
14.1 nombramiento de la responsable de las cuestiones específicas a este estado
de vida;
14.2 acogida y consentimiento, con el acuerdo del Consejo internacional, tanto del
primer compromiso como del compromiso definitivo (Estatutos nº 45);
14.3 determinación de las tareas, servicios y misiones en el marco del
compromiso de disponibilidad realizado en la Fraternidad de Jesús (Estatutos,
preámbulo, II f)
14.4 decisiones relativas a la formación en celibato por el Reino. Para estas
decisiones, el Moderador está asistido por el Consejo de la Fraternidad de Jesús y de
la responsable de las cuestiones específicas de este estado de vida (Estatutos nº 47).

65. El marco de responsabilidad que incumbe a la responsable de las cuestiones específicas del
celibato por el Reino es el siguiente :
14.1 Acogida y seguimiento de las candidatas a este estado de vida, en
concertación con los responsables de provincia;
14.2 seguimiento de las mujeres que han pronunciado su primer compromiso y el
compromiso definitivo;
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14.3 organización y elaboración del contenido de la formación en el celibato por


el Reino;
14.4 organización del seguimiento de las fraternidades, en concertación con los
coordinadores de provincia (nº 32 y 33);
14.5 nombramiento de las responsables de las fraternidades;
14.6 diálogo y discernimiento concerniendo la elección de la actividad
profesional, la cual releva de la libertad y de la responsabilidad de cada una pero
debe tender a ser compatible con los compromisos comunitarios (vida fraterna, vida
espiritual, misiones) y las exigencias que conllevan este estado de vida;
14.7 diálogo y discernimiento concerniendo las misiones de las célibes por el
Reino, incluyendo las decisiones personales que podrían tener consecuencias para su
disponibilidad (nº 56-61). Este diálogo es indispensable en lo que concierne a la
aceptación de una misión eclesial comprometiendo la responsabilidad de la
Comunidad. Como todos los demás miembros de la Fraternidad de Jesús, la célibe
por el Reino está abierta a examinar en conciencia una reflexión sobre su actividad
profesional en relación a la disponibilidad a la misión;
14.8 diálogo y discernimiento en lo que concierne la decisión de no seguir los
criterios vestimentarios cuando las circunstancias lo requieren (nº 40).

66. El marco de la responsabilidad del coordinador de provincia con respecto a los miembros
que caminan y están comprometidos en el celibato por el Reino en el seno de la provincia
de la cual es responsable es el siguiente:
14.1 Acogida de las personas que entran en las etapas de acogida y de formación,
con el acuerdo de la responsable de las cuestiones específicas a este estado de vida;
14.2 determinación de sus servicios apostólicos en el seno de la provincia,
después del acuerdo de la responsable de las cuestiones específicas a este estado de
vida;
14.3 seguimiento de su vida comunitaria: maisonnées, acompañamiento, servicios
(Estatutos nº 47);
14.4 dar su parecer al Consejo internacional de la Comunidad para el
consentimiento del primer compromiso y el compromiso definitivo.

67. La responsable de una fraternidad tiene como marco de responsabilidad propio la


organización y animación de la fraternidad y el cuidado de la comunión entre sus miembros.

68. Los responsables de maisonnée y servicios apostólicos ejercen su responsabilidad en el


marco de la vida comunitaria que les es confiada pero no tienen autoridad en lo que
concierne el camino, la formación y el seguimiento de las célibes por el Reino.

Los bienes temporales

69. Viviendo en el corazón del mundo, los miembros de la Comunidad de Emmanuel conservan
la propiedad y la gestión de sus bienes personales. Están llamados a administrarlos de
manera libre y responsable, según las exigencias de su estado de vida, y en coherencia con
el destino universal de bienes, el servicio de los pobres y las necesidades de la misión.

111
70. Como los demás miembros de la Comunidad, las célibes por el Reino, en virtud de la
secularización de su vocación, tienen la responsabilidad de sus bienes. Ellas viven de su
trabajo y administran sus recursos respetando una vida generosa, estrechamente unida a
Dios, su única riqueza. Este sentido de la responsabilidad les conduce a tomar las medidas
razonables que se imponen para su fututo, y a organizar el destino de sus bienes después de
su muerte, respetando las disposiciones del derecho civil en vigor.

71. La sobriedad de vida les da un corazón libre y lo abre a la generosidad. Esto condiciona
todos los aspectos de su vida diaria, el trabajo y el descanso, el servicio y la misión.

72. La vida de fraternidad, situada bajo el signo del compartir, sin embargo, no da lugar a una
puesta en común de los bienes.

73. Insertadas en el mundo y sensibles a los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias
de los hombres de nuestro tiempo (Gaudium et Spes n°1), ellas responden, con un
discernimiento libre y en confianza, a las necesidades de sus familias, de la Iglesia y del
mundo, particularmente de los pobres. Ponen empeño en anunciar el Reino a través de la
caridad de sus vidas.

74. Para crecer en esta administración responsable de sus bienes temporales, recurren con
confianza, a los medios propuestos a todos los miembros de la Comunidad de Emmanuel,
particularmente el diezmo, al apoyo de las misiones de la Comunidad y a la solidaridad
fraterna. Estos diferentes puntos son el objeto de un diálogo específico con su acompañante
comunitaria.
Las decisiones que puedan tener consecuencias sobre su disponibilidad y su movilidad para
la misión, principalmente las inversiones financieras importantes (por ejemplo: adquisición
o cesión inmobiliaria), son dialogadas con la responsable de las cuestiones específicas a este
estado de vida.

La formación y el camino

75. El camino que conduce al compromiso del celibato por el Reino en el seno de la
Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús comporta un tiempo probatorio de
una duración de cinco años, incluyendo una etapa de acogida (un año) y una etapa de
formación (cuatro años). Este tiempo de formación es también un tiempo de caminar hacia
la consagración en la Fraternidad de Jesús, paso previo al primer compromiso en el celibato
por el Reino. El primer compromiso es pronunciado por un periodo de tres años renovables,
seguido del compromiso definitivo.

76. La etapa de acogida:


En una actitud de escucha y acogida de la llamada de Dios, la persona se presenta delante de
Dios y delante de los miembros de la Comunidad con el deseo de caminar en el celibato por
el Reino. Este tiempo de discernimiento es vivido de manera habitual en el lugar
comunitario de origen. La vida residencial en fraternidad con otras célibes por el Reino
puede ser propuesta.
La petición para entrar en la etapa de acogida es dirigida a la responsable de las cuestiones
específicas al celibato por el Reino y a los coordinadores de provincia y es sometida a su
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discernimiento y a su acuerdo. El responsable de la comunidad local acoge esta petición en


el transcurso de una Eucaristía. Esta etapa, cuya duración es de un año, no comporta ningún
signo exterior de consagración de vida en el celibato por el Reino.
En el momento de entrar en la etapa de acogida y discernimiento, se propone un documento,
incluyendo la fidelidad a los compromisos comunes a todos los miembros de la Comunidad,
particularmente la alabanza y un largo tiempo de oración diaria, también los siguientes
puntos específicos:
− La participación en los encuentros y en los tiempos de formación específicos a su
camino;
− un encuentro regular con una célibe por el Reino designada a este efecto por el
Comité;
− una experiencia misionera vivida con otros miembros de la Comunidad;
− la invitación a entregarse diariamente al Espíritu Santo y a la Virgen María.
Al término del tiempo de acogida, la entrada en la etapa de formación al celibato por el
Reino es discernido por la responsable de las cuestiones específicas a este estado de vida,
juntamente con el coordinador de provincia.

77. La etapa de formación:


La entrada en la etapa de formación manifiesta la determinación a responder a la llamada
recibida. Tiene lugar en el marco de un encuentro de la comunidad local, en le transcurso de
la Eucaristía. El coordinador de provincia recibe en nombre de la Comunidad, la petición de
entrar en la etapa de formación, y remite una cruz, signo del amor de Dios.
Este tiempo de discernimiento empieza por dos años dedicados a tiempo completo a la
formación, a la vida común residencial, y a la formación humana, espiritual, intelectual y
pastoral. Se prosigue por dos años vividos conjuntamente en una vida profesional y una vida
residencial en fraternidad. Estos cuatro años de formación permiten verificar la madurez
humana y psicológica de la persona, su capacidad para durar en un compromiso, su
adhesión a la Comunidad y la comprensión justa de la vocación al celibato por el Reino en
la Comunidad de Emmanuel y la Fraternidad de Jesús.
Los principales lugares de verificación de la llamada al celibato por el Reino son la vida
ordinaria de la Comunidad según su carisma (maisonnées, servicios, misiones) y la vida
común (en la casa de formación y en fraternidad). Durante este tiempo de formación, se
prosigue co el seguimiento personal por una célibe por el Reino, y con el acompañamiento
comunitario.

78. El primer compromiso:


Después del tiempo de probación, y habiendo recibido la confirmación del Moderador y del
Consejo de la Comunidad, la joven llamada por Dios responde por el compromiso y el don
de ella misma en el celibato por el Reino por un período de tres años renovables.
El primer compromiso es pronunciado en el transcurso de una Eucaristía durante un retiro
de la Fraternidad de Jesús. Durante la celebración, el Moderador recibe el compromiso en
nombre de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús (Estatutos nº 45). Este
compromiso se expresa así: «Como respuesta a la llamada del Señor, yo [N], me entrego a
Cristo y a su amor misericordioso para la evangelización del mundo y al servicio de la
Iglesia. Me comprometo también por tres años en el celibato por el Reino en el seno de la
Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús»

113
Los miembros de la Fraternidad de Jesús son los primeros testigos de este compromiso
(Estatutos nº 30).
Durante el tiempo del primer compromiso, la acompañante comunitaria es de manera
habitual una célibe por el Reino comprometida definitivamente. A las personas en primer
compromiso, se les proponen encuentros anuales (formación, retiros). Participan en ellos
salvo en caso de fuerza mayor.

79. El compromiso definitivo :


El compromiso definitivo es pronunciado en el transcurso de una Eucaristía durante un
retiro de la Fraternidad de Jesús. Durante la celebración, el Moderador recibe el
compromiso en nombre de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús
(Estatutos nº 45). El compromiso se expresa de la siguiente forma: « Padre Santo, te doy
gracias por este don que tú me haces del celibato por el Reino en el seno de la Fraternidad
de Jesús. Unida a Jesús, yo me ofrezco a ti para hacer tu voluntad y me comprometo
definitivamente en el celibato por el Reino en el seno de la Comunidad de Emmanuel y de la
Fraternidad de Jesús ».
Los miembros de la Fraternidad de Jesús son los primeros testigos de este compromiso
(Estatutos nº 30). Cada año, en comunión con todos los miembros de la Comunidad de
Emmanuel y para expresar la fidelidad de su respuesta a la llamada de Dios, ellas renuevan
su compromiso en la Comunidad de Emmanuel (Estatutos nº 13)
Encuentros específicos a su estado de vida (formación, retiros) son propuestos. Participan a
ellos salvo en caso de fuerza mayor.

80. Al término de todo este camino, la célibe por el Reino sabe que por el don de su vida, ella
entra en una vida nueva: Dios le ha concedido la gracia de una llamada extraordinaria y sin
embargo, en cierto sentido, sólo es el principio. En efecto, el celibato por el Reino no es un
fin en sí mismo. Abre a la unión con Dios para la evangelización del mundo y el servicio de
la Iglesia, con todos los miembros de la Comunidad de Emmanuel y de la Fraternidad de
Jesús.

81. La persona comprometida en un proceso de discernimiento del celibato por el Reino, puede
dejarlo cuando ella lo desee. Seguirá entonces su camino en la Comunidad de Emmanuel y
de la Fraternidad de Jesús, si ésta es su llamada.

82. En el transcurso o al término del compromiso temporal, puede ocurrir que la persona desee
dejar su camino. Hará la petición al Moderador, previo diálogo con la responsable de las
cuestiones específicas a su estado de vida y los coordinadores de provincia. El Moderador,
asistido del Consejo internacional de la Comunidad y del Consejo de la Fraternidad,
determinará con ella, si las razones para dejarlo ponen en causa o no su pertenencia a la
Comunidad de Emmanuel y la Fraternidad de Jesús.

83. La persona comprometida definitivamente en el celibato por el Reino que desea dejarlo, en
conciencia delante de Dios y por razones graves, informará al Moderador previo diálogo
con la responsable de las cuestiones específicas a su estado de vida y los coordinadores de
provincia. El Moderador, asistido del Consejo internacional de la Comunidad y del Consejo
de la fraternidad, determinará con ella, si las razones para dejarlo ponen en causa o no su
pertenencia a la Comunidad de Emmanuel y la Fraternidad de Jesús.
Règlement de vie des femmes engagées dans le célibat pour le Royaume

84. En caso de incompatibilidad o de dificultad grave en relación al compromiso en el celibato


por el Reino, el Moderador, con el acuerdo del Consejo, puede invitar a un miembro a dejar
la Comunidad de Emmanuel o proceder a su despido, después de haberle pedido
explicaciones (Estatutos nº 52). El despido lleva ipso facto a la caducidad del compromiso
del celibato por el Reino.

− Modificación de la Regla de vida

85. La regla de vida está destinada a ser traducida. El texto de referencia permanece el texto
francés.

86. Las modificaciones del reglamento de vida son adoptadas por la mayoría de 4/5 de los
miembros de los Consejos de la Comunidad de Emmanuel y la Fraternidad de Jesús.

115
Anexos

116
Anexo 1
Audiencia de Benedicto XVI81
Con los Consejos
de la Comunidad y de la Fraternidad
Roma – jueves 3 de febrero de 2011

Queridos hermanos en el episcopado,


Queridos amigos:

Con mucha alegría os doy la bienvenida en estos momentos en los que la Comunidad del Emmanuel se prepara para
celebrar el vigésimo aniversario de la muerte de su fundador, Pierre Goursat, cuya causa de beatificación fue introduci-
da el año pasado. ¡Que el ejemplo de su vida de fe y el de su compromiso misionero os estimulen y sean para vosotros
un llamamiento constante a caminar hacia la santidad! En los próximos meses celebraréis también los treinta años de
servicio de Fidesco en los países más desfavorecidos, y después los cuarenta años de fundación de la Comunidad y los
veinte del reconocimiento de sus estatutos por parte del Consejo Pontificio para los Laicos. ¡Con vosotros doy gracias a
Dios por esta obra! A cada uno y cada una de vosotros, sacerdotes y laicos, os dirijo mi saludo cordial. Saludo en parti-
cular al moderador de la Comunidad, a quien le doy las gracias por las amables palabras que me ha dirigido, a los
miembros del Consejo internacional, a los responsables de los grandes servicios, así como a los obispos que han salido
de la Comunidad. ¡Que vuestra peregrinación a Roma a inicios del año jubilar sea la ocasión para renovar vuestro com-
promiso a seguir siendo ardientes discípulos de Cristo en la fidelidad a la Iglesia y a sus pastores!

Queridos amigos: la gracia profunda de vuestra Comunidad procede de la adoración eucarística. De esta adoración nace
la compasión por todos los hombres y de esta compasión nace la sed de evangelizar (cf. Estatutos, Preámbulo I). Según
el espíritu de vuestro carisma propio, os aliento por tanto a profundizar vuestra vida espiritual dando un lugar esencial
al encuentro personal con Cristo, el Emmanuel, Dios-con-nosotros, para que os dejéis transformar por él y hacer que
madure en vosotros el deseo apasionado de la misión. En la Eucaristía, encontráis la fuente de todos vuestros compro-
misos en el seguimiento de Cristo y en su adoración purificáis vuestra mirada sobre la vida del mundo. "No podemos
guardar para nosotros el amor que celebramos en el Sacramento. Éste exige por su naturaleza que sea comunicado a
todos. Lo que el mundo necesita es el amor de Dios, encontrar a Cristo y creer en Él" (exhortación apostólica postsino-
dal Sacramentum caritatis n. 84). Una vida auténticamente eucarística es una vida misionera. En un mundo con fre-
cuencia desorientado y en búsqueda de nuevas razones para vivir, hay que llevar a todos la luz de Cristo. ¡Sed en medio
de los hombres y mujeres de hoy ardientes misioneros del Evangelio, apoyados por una vida radicalmente anclada en
Cristo! ¡Tened sed de anunciar la Palabra de Dios!

Hoy día la urgencia de este anuncio se siente particularmente en las familias, con tanta frecuencia rota, en los jóvenes o
en los ambientes intelectuales. ¡Ofreced vuestra contribución a la renovación desde el interior del dinamismo apostólico
de las parroquias desarrollando sus orientaciones espirituales y misioneras! Os aliento además a prestar atención a las
personas que regresan a la Iglesia y que no han recibido una catequesis profunda. ¡Ayudadles a arraigar su fe en una
vida auténticamente teologal, sacramental y eclesial! El trabajo realizado en particular por Fidesco es testimonio tam-
bién de vuestro compromiso a favor de las poblaciones de los países desfavorecidos. ¡Que por doquier vuestra caridad
refleje el amor de Cristo y se convierta de este modo en una fuerza para la edificación de un mundo más justo y frater-
no!

Invito en particular a vuestra comunidad a vivir una auténtica comunión entre sus miembros. Esta comunión, que no es

81
À l’occasion du vingtième anniversaire de la mort de Pierre Goursat.
117
Anexo 2 – Paray le Monial y la Comunidad de Emmanuel

simple solidaridad humana entre miembros de una misma familia espiritual, se basa en vuestra relación con Cristo y en
un compromiso común para servirle. La vida comunitaria que queréis desarrollar, en el respeto del estado de vida de
cada quien, será entonces un testimonio vivo para la sociedad del amor fraterno que debe alentar todas las relaciones
humanas. La comunión fraterna es ya un anuncio del mundo nuevo que Cristo vino a instaurar.

Que esta misma comunión, que no significa replegarse sobre uno mismo, sea también efectiva con las Iglesias locales.
Cada carisma está en relación con el crecimiento de todo el Cuerpo de Cristo. La acción misionera debe por tanto adap-
tarse sin cesar a las realidades de la Iglesia local, con una preocupación permanente de acuerdo y de colaboración con
los pastores, bajo la autoridad del obispo. De hecho, el reconocimiento mutuo de la diversidad de vocaciones en la
Iglesia y de su contribución indispensable a la evangelización es un signo elocuente de la unidad de los discípulos de
Cristo y de la credibilidad de su testimonio.

La Virgen María, madre del Emmanuel, tiene un gran espacio en la espiritualidad de vuestra Comunidad. Llevadla "a
vuestra casa", como lo hizo el discípulo amado, para que sea verdaderamente la madre que os guía hacia su Hijo divino
y os ayude a permanecer fieles a él. Encomendándoos a su intercesión maternal, de todo corazón os imparto a cada uno
y a cada una de vosotros, así como a todos los miembros de la Comunidad del Emmanuel, la bendición apostólica.
Annexe 2 :
Paray-le-Monial
y la Comunidad de Emmanuel

1. Paray-le-Monial en la historia de la Iglesia

Paray-le-Monial es el lugar donde se ha dado a conocer, de una manera nueva, el Corazón de Jesús, en el curso de tres
grandes apariciones a santa Margarita María Alacoque:

· El 27 de diciembre de 1673:
Jesús hace reposar a Margarita María sobre su pecho. Le descubre las maravillas de su amor. La escoge para esparcir el
ardor de esta “ardiente caridad” y salvar las almas. Jesús sumerge el corazón de Margarita María en el seno, después se
lo devuelve completamente inflamado…
· Un primer viernes de 1674:
Jesús se aparece a Margarita María, que está adorando el Santísimo Sacramento. Le muestra sus llagas, brillantes como
soles, y su pecho, como un horno ardiente. Se plañe del poco amor que le testimonian los hombres, en retorno de todo
lo que Él ha llevado a cabo para salvarles… Pide dos actos de reparación: la comunión el primer viernes de cada mes y
la hora santa del jueves por la tarde en unión con su agonía en Getsemaní.
· La gran aparición de junio de 1675:
Jesús presenta su Corazón: «He aquí este Corazón que ha amado tanto a los hombres, que no hay nada que haya aho-
rrado, hasta el punto de agotarse y consumirse para testimoniar su amor. Y en reconocimiento no recibo, de la mayor
parte, si no ingratitudes por sus irreverencias y sacrilegios, y por las frialdades y menosprecios que tienen por mí en
este Sacramento de amor. Pero lo que me es todavía mas sensible es que son los corazones que me están consagrados
los que actúan así».

Jesús pide que, el viernes de la octava del Santísimo Sacramento, sea instituida una fiesta particular para honorar su
Corazón y para reparar los ultrajes que ha recibido en la Santa Eucaristía. Promete gracia s abundantes a los que le
rendirán este honor o procurarán que se ha rendido.

El mensaje de Paray se concentra en tres temas:


- Una declaración de amor de Jesús a los hombres en la línea del evangelio de san Juan.
- Una queja delante de la falta de respuesta de los hombres a este amor
- Una llamada a la amistad con Cristo, amistad que conduce a una suplica, a una reparación de los pe-
cados por la falta de amor, a consolar el Corazón de Jesús

El estatuto de Paray-le-Monial en la historia de la Iglesia en particular.

Es desde allá que se ha expandido por el mundo entero y el culto del Sagrado Corazón de Jesús después de las apari-
ciones de Cristo a Margarita María y gracias a las apariciones de Paray ha tomado una dimensión universal. El mensaje
de Paray ha sido animado por diferentes papas y ha sido objeto de numerosos textos por su parte (León XIII, Pío XI,
Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II)1 y Benedicto XVI

Paray –le-Monial es uno de los tres casos de apariciones privadas de Cristo, que han sido reconocidos por la Iglesia y
han dado lugar a la institución de una fiesta litúrgica. Antes de la fiesta del Sagrado Corazón, había habido la fiesta del

1
Ver en particular el Mensaje de Juan Pablo II a los peregrinos de Paray-le-Monial del 4 de junio de 1999 y el mensa-
je del Santo Padre en el Centenario de la Consagración del género humano al Corazón de Jesús dado en Varsovia el 11
de junio 1999

119
Anexo 2 – Paray le Monial y la Comunidad de Emmanuel

Santísimo Sacramento, que fue debida a las revelaciones a Julienne de Cornillon (Liège, Bélgica). Y después, el 30 de
abril de 2000, en ocasión de la canonización de sor Faustina, el papa Juan Pablo II ha instituido el domingo de la Mise-
ricordia, en línea con las revelaciones de Cristo a esta misma santa.

Notemos el lugar central de la adoración eucarística en el mensaje de Paray. Por un lado, la mayor parte de las apari-
ciones han tenido lugar delante del Santísimo Sacramento. Por otro lado, Jesús pide que la eucaristía sea honorada
mejor, en particular por sus almas consagradas…

En una época en que el rigorismo hacía estragos en la Iglesia, Dios viene a revelar que Él es amor y misericordia. Por
eso escoge el símbolo del corazón humano: la humanidad de Cristo nos revela la divinidad, el amor humano revela el
amor divino. Esto sitúa Paray-le-Monial en la perspectiva de la Encarnación: Dios se hace hombre… y «ha amado con
un corazón de hombre» (Gaudium et Spes n° 22 § 2).

Las apariciones, insistiendo sobre la reparación, ponen la cuestión de la profundidad y de la autenticidad de nuestra
propia vida eucarística: ¿cómo adoramos y recibimos nosotros a Jesús? Al mismo tiempo, nos lleva a tomar conciencia
de que, en la comunión de los santos y por nuestro amor podemos “consolar” el Corazón de Jesús… Éste es el sentido
de la Hora Santa: al principio, Jesús pide a Margarita María si ella quiere estar cerca de Él, en comunión con su angus-
tia, para que no esté solo en el jardín de Getsemaní. Es allá donde Él ha sufrido mas, dándose cuenta de que el don que
hace de si mismo, podría ser inútil porqué algunos no aceptarían ser salvados.

2. El lugar del mensaje de Paray-le-Monial en la Comunidad

Cuando Pierre Goursat dijo a Marthe Robin que Paray-le-Monial sería la sede del Emmanuel, Marthe le corrigió «¡ Di
mejor el corazón ¡».
No es pues por azar que la Comunidad ha sido conducida a Paray-le-Monial2 en el Corazón de Jesús. En efecto, como
ella misma ha ido descubriendo, poco a poco, esto sintetiza, de una cierta forma, la gracia de la Comunidad, tal como se
despliega en su dimensión de encarnación, en la Eucaristía; en la adoración, la compasión y la evangelización; en la
apertura al Espíritu Santo o en la vocación a ser testimonio de la misericordia.

La encarnación
En primer lugar, como se ha señalado mas arriba, el culto al Corazón de Jesús subraya el realismo de la Encarnación.
«En este culto, el creyente confirma y profundiza su acogida del misterio de la Encarnación, que ha hecho el Verbo
solidario con los hombres, testigo de la búsqueda del Padre bajo su mirada» (Juan Pablo II, Mensaje del Santo Padre en
el Centenario de la Consagración del género humano al Corazón Divino de Jesús). En este sentido, se puede decir que
la devoción al Corazón de Jesús no es una devoción en medio de otras. En el Corazón de Jesús se desvela el misterio
del Cristianismo, religión del Amor. La vocación de los miembros del Emmanuel es vivir de este amor para dar testi-
monio de él en el mundo.

La eucaristía
La llaga del Corazón abierto en la Cruz es la expresión del amor librado hasta el extremo del don total, don que Cristo
renueva sacramentalmente en cada eucaristía. Librando en este sacramento su carne y su sangre para la salvación del
mundo, manifiesta el amor infinito del Padre. «Toda la devoción al Corazón de Jesús en sus diversas manifestaciones
es profundamente eucarística: se expresa en ejercicios piadosos que estimulan a los fieles a vivir en sintonía con Cristo,
manso y humilde de corazón (Mt 11,29) y se profundiza en la adoración. Está arraigada y encuentra su culminación en
la participación en la santa misa […] en la que los creyentes,[…] aprenden a realizar con Cristo la entrega de sí y de
toda su vida, se alimentan del banquete pascual del Cuerpo y la Sangre del Redentor y, compartiendo plenamente el
amor que palpita en su Corazón, se esfuerzan por ser cada vez más evangelizadores y testigos de solidaridad y esperan-
za. » (Juan Pablo II, Mensaje del Santo Padre en el Centenario de la Consagración del género humano al Corazón
Divino de Jesús).

Adoración, compasión, evangelización


Tener una devoción al Corazón de Jesús implica siempre, de una manera u otra, revestirse de los sentimientos que están
en el Corazón de Jesús: « Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo » (Flp 2,5). ¿Cuáles son estos sen-
timientos? Un amor ardiente por su Padre y un amor de misericordia por todos los hombres:

El amor del Hijo por el Padre le lleva a estar en adoración perpetua: en esta adoración, Él recibe del Padre y Él se da.
Jesús, Hijo único de Dios, es el modelo de la adoración perfecta. A su imagen, somos invitados a entrar en la adoración.

El amor de misericordia infinita de Jesús por todos los hombres se expresa por la compasión y la evangelización: Él se

2
Para conocer la historia de la llegada de la Comunidad en Paray le Monial, ver el Fuego y la Esperanza.
Anexo – Ritual en vistas de los pasos al celibato por el Reino

hizo hombre para salvarnos pos amor. Descubrir el Corazón de Jesús, es descubrir con que amor somos amados y estar
ardientes de amor para atraer, a medida de lo posible, todos los hombres a Él. Pierre Goursat lo afirmaba con fuerza: «
Pidamos al Señor que nos haga arder de amor por los pecadores. Sabéis que santo Domingo pasaba sus noches di-
ciendo: “Pero Señor, ¿Qué será de los pecadores?” Esto facilita la oración, porqué en lugar de adormecernos o de
quedarnos en sequedad, cuando veis a la gente que sufre, ya no tenéis mas sequedad, decid: “ ten piedad, Señor, ten
piedad, te pido que me ayudes a sufrir por ellos, toma mis pequeños sacrificios para convertir a los pecadores; y esto
es una cuestión de hábito, ya que estos pequeños sacrificios engendran en nosotros una presencia del Señor y, poco a
poco, llegamos a la oración continua, es una oración concreta, ya no es una oración hecha de sentimientos, de impre-
siones, centrada en nosotros mismos… simplemente es amor. ¡Cuánto más se recibe, más se da! ¡Y esto se va a comu-
nicar! Si el Espíritu Santo es un fuego devorador, al mismo tiempo, es la paz, la docilidad que viene a nosotros y nos
da una fuerza apacible de abandono para que ardamos de amor por el Padre, el Hijo y los pecadores. Este amor no es
natural. Nos es dado ».

Tener compasión del pecador, es entrar en el Corazón de Jesús y amar al otro con el mismo amor de Jesús.

Se puede comparar la adoración, la compasión y la evangelización a dos movimientos del corazón humano:

- sístole: movimiento de contracción. Éste corresponde a la adoración, en la cual Dios nos comunica su Corazón y su
caridad divina.

- diástole: movimiento de dilatación, que corresponde a la compasión y la evangelización. Éste movimiento nos dirige
hacia el exterior, hacia los otros, para comunicarles lo que nosotros mismos hemos recibido gratuitamente… El amor
por el próximo, recibido en la adoración, es el motor de la verdadera evangelización. Como afirmaba Pierre Goursat: «
Nos hace falta encontrar este dinamismo del amor que nos da este gozo de ser emprendedores para salvar las almas.
Aquí estamos para salvar las almas y el Señor nos pedirá cuentas de ello…».

La diástole no es posible si no hay sístole. La evangelización es un movimiento de desbordamiento del corazón: La


abundancia del Amor que hemos recibido, y que no podemos contener, irradia a nuestro alrededor. Estamos ardientes
por la salvación de las almas… «Conviene pedir ser manso y humilde de corazón (decía Pierre Goursat) y, luego,
acercarnos al Corazón traspasado de Jesús, ardiente de amor por nosotros, herirnos de amor por Él y, desde allí,
dejarnos abrasar, llevar… ¡Sabéis, mis pequeños, es magnífico, y es tan sencillo! ».

Esta dulzura y esta humildad que evoca Pierre Goursat aquí, son las del Corazón de Jesús (cf. Mt 11,29). Proceden,
también de este doble movimiento de Dios hacia el hombre y del hombre hacia Dios. En la adoración, la dulzura del
Corazón de Jesús se nos revela y nos es dada. La adoración nos lleva, también, a crecer en humildad, haciendo que
seamos conscientes de nuestra condición de criatura delante del Creador de todo. En este doble movimiento, la caridad
divina se derrama hasta nosotros y, si así lo queremos, a través de nosotros hacia todos los hombres.

Como dice Margarita María, Jesús quiere unirnos a su Corazón, para que nosotros nos parezcamos a Él.
Cada miembro de la Comunidad de Emmanuel está llamado a dar a Jesús al mundo por la evangelización… pero más
profundamente pareciéndosele. Entrar en el Corazón de Jesús, es aceptar se conformado a Cristo, para pode decir con
san Pablo: « ¡Y no vivo yo sino que es Cristo quien vive en mi!» (Gal 2,20) « Por lo demas, sabemos que en todas las
cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio. Pues a los
que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogenito
entre muchos hermanos; » (Rm 8,28-29). Es lo que han hecho todos los santos: Teresa de Lisieux, patrona de las mi-
siones, llevaba en su corazón, día y noche la oración siguiente: « ¡Haz que yo me parezca a ti, Jesús!».

La efusión del Espíritu


El Corazón de Jesús es como el templo del Espíritu Santo. Cuando fue traspasado en la Cruz, brotó agua y sangre,
signos del don del Espíritu al mundo. No es pues asombroso que Paray-le-Monial sea también un lugar muy especial de
efusión del Espíritu Santo. Numerosas personas han recibido la efusión y han ido por todo el mundo para hacer conocer
la acción del Espíritu Santo.
No es pues extraordinario, de ninguna manera, constatar numerosos puntos en común entre la experiencia de la efusión
y aquella que ha hecho Margarita María3 manifestación del amor de Dios por nosotros, nuevo descubrimiento de la
salvación que aporta Jesús por amor a todos los hombres, envío en misión para participar en la salvación del mundo.

Testigos de la misericordia
Paray-le-Monial es el lugar del descubrimiento de la misericordia del Padre. Esta misericordia del Padre se ha encarna-

3
Ver a propósito el articulo La Comunidad de Emmanuel y el Corazo de Cristo en El Corazón de Cristo por un mundo
nuevo, Paris, Ediciones del Emmanuel 1998

121
Anexo 2 – Paray le Monial y la Comunidad de Emmanuel

do en Jesús, que manifiesta el amor del Padre: «Quien me ve ha visto Mi, ha visto al Padre…» (Jn 14, 9). «El Corazón
del Salvador nos invita a remontar hasta el amor del Padre, que es la fuente de todo amor auténtico: “En esto consiste
el Amor: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó…” (1Jn 4,10).
Su Corazón revela particularmente la generosidad de Dios hacia el hombre pecador. Dios, reaccionando al pecado,
no disminuye su amor, si no que lo extiende, en un impulso de misericordia que viene a se iniciativa de redención» (
Juan Pablo II, Mensaje del Santo Padre en el Centenario de la Consagración del género humano al Corazón Divino de
Jesús). Los que hacen la experiencia de este amor de misericordia del Padre por ellos mismos, llegan a ser, de una for-
ma natural, a su vez –si se dejan conducir por el Espíritu Santo- testigos del amor de Dios por todos los hombres.

Del Gran Jubileo al tercer milenio


Paray-le-Monial es pues un lugar trinitario, donde cada uno puede descubrir el amor del Padre, el don del Hijo y el
fuego del Espíritu. El mensaje de Paray-le-Monial está más que nunca adaptado a nuestro tiempo porqué, como lo ex-
plica Juan Pablo II, « del Corazón del Hijo de Dios, muerto en la cruz, ha brotado la fuente perenne de la vida que da
esperanza a todo hombre. Del Corazón de Cristo crucificado nace la nueva humanidad, redimida del pecado. El hombre
del año 2000 tiene necesidad del Corazón de Cristo para conocer a Dios y para conocerse a sí mismo; tiene necesidad
de él para construir la civilización del amor. ». (Audiencia general del 8 de junio de 1994 citada en el Mensaje del San-
to Padre en el Centenario de la Consagración del género humano al Corazón Divino de Jesús).
Annexe 3 : Ritual

Ritual de los pasos en la vida consagrada


en la Comunidad de Emmanuel y la Fraternidad de Jesús

1. Etapa de acogida:
La etapa de acogida tiene lugar en el curso de una misa celebrada en un encuentro comunitario del sector o del
polo al cual pertenecen los o las que van a hacer el paso.
Antes de la celebración, el responsable del polo o del sector anuncia que en el curso de la Eu-
caristía, habrá uno o varios pasos en el celibato por el Reino en el seno de la Comunidad. El
presenta la vida consagrada en la Comunidad según los Estatutos así como las diferentes eta-
pas: etapa de acogida, de formación, de primer compromiso con la posibilidad de renovación,
y compromiso definitivo.

Al inicio de la misa, después del saludo inicial:


El responsable de polo o sector: - Yo llamo ahora [N] y … que piden ser acogido(a)s con
vistas a un celibato consagrado en la Comunidad del Emmanuel.

Cada uno(a) se avanza y se pone de pie delante del altar (canto de ofrenda)

Formulación de cada uno(a): - Yo, [N], pido ser acogido(a) con vistas a un celibato consa-
grado en el seno de la Comunidad del Emmanuel.

El responsable de polo o sector acoge a los y las que acaban de hacer el paso en nombre de
toda la Comunidad e invita a los hermanos presentes a rezar por cada uno(a) y a dar gracias al
Señor.

Cada uno vuelve a su plaza mientras que la asamblea entona el “Gloria a Dios” (si la liturgia
lo prevé).

2. Etapa de formación

La entrada en etapa de formación tiene lugar en el curso de una misa celebrada en un encuen-
tro comunitario de la Provincia a la cual pertenece la que va a hacer el paso. La familia puede
ser invitada.
Antes de la celebración, el responsable de Provincia anuncia que en el curso de la Eucaristía,
[N] entrará en formación con vistas al celibato por el Reino en el seno de la Comunidad del
Emmanuel. El presenta la vida consagrada en la Comunidad según los Estatutos así como las
diferentes etapas: etapa de acogida, de formación, de primer compromiso con la posibilidad
de renovación, y compromiso definitivo.

Canto de apertura
Saludo del celebrante y anuncio del paso:
- En el curso de esta Eucaristía, nuestro hermano/hermana [N] va a hacer un paso con vistas
al celibato por el Reino en la Comunidad del Emmanuel y la Fraternidad de Jesús. Desde
ahora pidamos por él/ella.
123
Anexo 2 – Paray le Monial y la Comunidad de Emmanuel

Antes del ofertorio

El responsable de Provincia: - Llamo a [N] que va a entrar en formación con vistas al celi-
bato por el Reino en la Comunidad del Emmanuel y la Fraternidad de Jesús.

A la llamada de su nombre, el hermano o la hermana se pone de rodillas delante del altar: canto de ofrenda.

Formulación del paso: - Para responder a la llamada de Dios, yo, [N] entro en formación
con vistas al celibato por el Reino en la Comunidad del Emmanuel y la Fraternidad de Jesús.

El responsable de Provincia acoge su petición diciendo algunas palabras en nombre de toda


la Comunidad: - Has escogido responder a la llamada de Dios por un don total de ti misma a
la persona de Cristo; lleva la “tenue commune” (uniforme) ∗ (4) y la cruz, como signo de tu
pertenencia a Cristo.

Abrazo del responsable

El celebrante a toda la asamblea: - Demos gracias a Dios por el don que nos hace a través de
[N]

El hermano o la hermana vuelven a su lugar mientras que la asamblea entona un canto de


ofertorio.

3. Primer compromiso y compromiso definitivo:


En general tienen lugar durante un retiro de la Fraternidad.

Entrada
Canto de apertura
Saludo inicial del celebrante

El Moderador presenta entonces el ceremonial:


- En el curso de esta Eucaristía, varios de nuestros hermanos y hermanas van a hacer diferen-
tes pasos con vista al celibato por el Reino en el seno de la Fraternidad de Jesús. Desde ahora
oremos por ellos.

Liturgia
Rito penitencial
(Gloria y) oración
Liturgia de la Palabra
Homilía

3.1 Primer compromiso

Antes del Ofertorio: Llamada

La asamblea sigue sentada


4 Si es una hermana. Notemos que no es obligatorio que la hermana lleve la “tenue commune” en el momento
preciso de la entrada en formación: esto puede hacerse también más tarde, durante el tiempo de formación
Anexo – Ritual en vistas de los pasos al celibato por el Reino

El Moderador: - Llamad ahora a [N] y … que van a hacer el primer compromiso en un celi-
bato por el Reino en el seno de la Fraternidad de Jesús

Cada uno(a) se avanza según el orden de la llamada para responder a las preguntas del Mode-
rador

Canto de ofrenda

El Moderador: - El Señor os llama a vivir en el mundo sin ser del mundo, según el carisma
del Emmanuel, a dejaros empobrecer cada vez más, llevando una vida sencilla y alegre, a
vivir una disponibilidad personal más completa para la adoración, la compasión y la evange-
lización, a someteros al gobierno de la Comunidad del Emmanuel y de la Fraternidad de Je-
sús, según sus Estatutos, y a vivir según los principios de vida. Así seréis un signo radical del
amor de Dios para vuestros hermanos y hermanas y para el mundo.
¿Lo queréis?

- Sí, lo quiero. (expresado individualmente por cada uno(a))

La asamblea se levanta

El Moderador se vuelve hacia los hermanos y las hermanas de la Fraternidad de Jesús y les
pregunta:
- Hermanos y hermanas, en tanto que miembros de la Fraternidad, sois los primeros testigos
de este compromiso. ¿Queréis honrar y sostener nuestro (s) hermano (s) y nuestra (s) herma-
na (s) en su paso?

Todos: - Sí, queremos.


Las personas que hacen su primer compromiso se ponen de rodillas.

Canto al Espíritu Santo


Compromiso pronunciado por cada uno(a):
- Como respuesta a la llamada del Señor, yo [N], me entrego al amor misericordioso del Co-
razón de Jesús, para la evangelización del mundo y el servicio de la Iglesia, con mis herma-
nos y hermanas de la Comunidad del Emmanuel. También me comprometo por cinco años en
un celibato por el Reino en el seno de la Comunidad del Emmanuel y de la Fraternidad de
Jesús.

Bendición de cada uno (a) por el celebrante: (acompañado del diácono)

Después del abrazo del Moderador, se vuelven a su lugar durante un canto de alabanza.

3.2 Compromiso definitivo

La ceremonia es idéntica para los hermanos y las hermanas. Pero se desarrolla en dos tiempos distintos: primero
para las mujeres, y luego para los hombres.
Llamada

La asamblea se queda sentada.

El Moderador: - Ahora [N] y … van a hacer su compromiso definitivo.

El Celebrante: (el diácono sostiene el libro)

125
Anexo 2 – Paray le Monial y la Comunidad de Emmanuel

- El Señor os llama a seguirle en un celibato por el Reino en el seno de la Comunidad del


Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús. Avanzad a su encuentro:
- [N]

El hermano o la hermana avanza y responde:


- ¡Heme aquí Señor!
- [N]
El hermano o la hermana avanza y responde:
- ¡Heme aquí Señor!

Diálogo con el Moderador

El Moderador se dirige a los que o a las que van a hacer su compromiso definitivo ∗(5):
- Estáis llamados a vivir en el mundo sin ser del mundo. ¿Aceptáis ser un signo de la radica-
lidad del amor de Dios para vuestros hermanos y hermanas y para el mundo?

- Sí, lo acepto.

- ¿Aceptáis según el carisma del Emmanuel dejaros empobrecer cada vez más, llevando una
vida simple y alegre?

- Sí, lo acepto.

- La Comunidad del Emmanuel pide a los hermanos y hermanas que se comprometen en el


celibato por el Reino vivir según los principios de vida. ¿Los aceptáis?

- Sí, los acepto.

- Para ello ¿queréis entregaros al amor misericordioso del Corazón de Jesús para la evange-
lización del mundo y el servicio de la Iglesia en el seno de la Comunidad del Emmanuel y de
la Fraternidad de Jesús?

- Sí, lo quiero.
- Así, ¿aceptáis vivir una disponibilidad personal más completa para la adoración, la compasión y la evangeliza-
ción según el carisma propio de la Comunidad del Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús? ¿ Queréis someteros
al gobierno de la Comunidad y de la Fraternidad según sus estatutos?

- Sí, lo quiero.
La asamblea se levanta.

El Moderador se vuelve hacia los hermanos y las hermanas de la Fraternidad


- Hermanos y hermanas, sois los primeros testigos de este compromiso. ¿Queréis honrar y
sostener nuestro (s) hermano (s) y nuestra (s) hermana (s) en su paso?
Todos: - Sí, lo queremos

El celebrante introduce la letanía de Santos:


- Amados hermanos y hermanas, oremos a Dios nuestro Padre, fuente de todo bien, para que


5 Según el número de los compromisos, las respuestas son dadas por cada persona indivi-
dualmente o todos juntos.
Anexo – Ritual en vistas de los pasos al celibato por el Reino

consolide en los que/las que El ha elegido el proyecto de vida que El les ha inspirado en su
amor.

Los hermanos o las hermanas y la asamblea se ponen de rodillas


Letanía de los Santos

El celebrante concluye la Letanía de los Santos:

- Escucha Señor la oración de tu pueblo, y da tu gracia a nuestros/as hermanos/as: Que tu


Espíritu purifique de toda falta a los/las que Tu consagras a Ti. Que El los anime con Tu ca-
ridad. Por Jesucristo Nuestro Señor.
- Amén

La asamblea se levanta al signo del diácono.

Compromiso pronunciado por cada hermano, cada hermana:


- Padre Santo, te doy gracias por este don que tú me haces del celibato por el Reino en el
seno de la Fraternidad de Jesús. Yo, [N], me ofrezco a Ti para hacer Tu voluntad.

El celebrante:
- Delante de vuestros hermanos y hermanas de la Fraternidad de Jesús, os habéis comprome-
tido(a) a ofreceros a Dios para hacer Su voluntad. Permaneced fieles a este compromiso.

Entrega de la alianza (únicamente para las hermanas) y bendición

[N], se levanta, y se pone de rodillas delante del celebrante.


- [N], Cristo te ha elegido como esposa. Recibe esta alianza que es el signo de ello.
- Que el Padre de las Misericordias os guarde en su constante protección,
Que el Señor Jesús os atraiga sin cesar a Él,
Que el Espíritu Santo haga de vosotros un testimonio vivo de su amor,
Y que Dios Todopoderoso os bendiga…

Entrega de la alianza

Abrazo del Moderador


Consagración a María (introducida por el celebrante y recitada por todos)
Los hermanos y hermanas vuelven a su lugar durante el canto de alabanza.
Liturgia Eucarística

El celebrante inserta después«y todo el pueblo rescatado»: [a diversificar en función de la


Plegaria Eucarística elegida]
Dígnate aún a fortalecer el compromiso de nuestros hermanos y hermanas. Que sigan sin
descanso a Cristo y den así el testimonio de la vida evangélica y del amor fraterno.

Comunión bajo las dos especies


Oración final
Misión
Al final de la Misa, los hermanos y hermanas que han hecho el compromiso definitivo reciben su misión del
Moderador.
Bendición de la asamblea.
Canto final.

127
Anexo 2 – Paray le Monial y la Comunidad de Emmanuel

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