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Universidad de Guadalajara

Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades

División de Estudios Históricos y Humanos

Departamento de Historia

“La luz del alba, el alimento de alma”. Biografía sociocultural de


las revistas Eos y Pan

Tesis profesional para obtener el grado de


Licenciado en Historia
Presenta:
Francisco Joel Guzmán Anguiano
Directora de Tesis:
Dra. Rebeca Vanesa García Corzo

Guadalajara, Jalisco, Febrero 2016.


-1-
A Ixtlahuaxochitl, una flor que nunca maduró como quisimos,
pero que en la raíz encontró lo más importante…

-2-
Índice General

Agradecimientos……………………………………………………………………...p. 7
Introducción……………………………………………………………………….….p. 9

Capítulo I. La conformación del campo literario posrevolucionario (1920-


1940)………………………………………………………...………………………p. 32
I.1. Un largo camino: la consolidación del Estado
posrevolucionario………………………………………………………………..p. 33
I.1.1 El nuevo Estado posrevolucionario (1920-1930)………………..……p. 34
I.1.2 Radicalización y un nuevo viraje (1930-1940)……………..…………p. 41
I.1.3 Jalisco ante la posrevolución (1920-1940)……………………………p. 46
I.2. Cambio y evolución del campo literario nacional…………………………..p. 56
I.3. La situación del campo literario tapatío……………………………...……...p. 66
I.4. Conclusiones del capítulo…………………………………………………...p. 78

Capítulo II. Del campo al “Campo”: productores culturales y sus experiencias de


vida (1905-1946)........................................................................................................p. 80
II.1. El entorno de origen: local y familiar………………………………………p. 82
II.2. Crecer a la sombra de las eventualidades………………………………..…p. 87
II.3. Adolescencia, juventud y su integración al campo literario……………..…p. 95
II.4. “Acostumbrarte al aire”. La vida en la ciudad……………...……………..p. 107
II.5 Conclusiones del capítulo………………………………………………….p. 116

Capítulo III. Cafés, farmacia y librerías: Lugares, formas y contenidos de las


prácticas de sociabilidad (1942-1946)……………………………………………p. 117
III.1. Lugares de sociabilidad, sitios cotidianos………………………………..p. 118
III.1.1.- Lugares de sociabilidad en Guadalajara………………………….p. 119
III.1.1.1. Cafés………………………………………………………….p. 122
III.1.1.2. La Casa de la Democracia Española……………………...…..p. 124
III.1.1.3. El Cine Colón………………………………………………...p. 125
III.1.1.4. Escuela de Bellas Artes…………………………………..…..p. 126
III.1.1.5. Teatro Degollado…………………………………………..…p. 127
III.1.1.6. Librerías de Guadalajara……………………………………...p. 127
III.1.1.7. El Occidental…………………………………………………p. 131
III.1.1.8. Vivienda de Juan Rulfo y Juan José Arreola, lugar de trabajo de
Juan Rulfo y Farmacia Rex…………………….……………………....p. 131
III.1.2. ¿Y quiénes se encontraron en dichos sitios?....................................p. 132
III.2. La forma: práctica sociable en acción…………………………………....p. 134
III.2.1. Prácticas laborales………………………………………………....p. 135

-3-
III.2.2. Prácticas de ocio…………………………………………………...p. 138
III.2.3. Prácticas de formación (política y cultural) y docencia interna…...p. 143
III.2.4. Prácticas públicas y privadas………………………………………p. 146
III.2.5. Escalafones y vínculos socio afectivos……………………………p. 150
III.3. El Contenido: temáticas y circuitos………………………………………p. 152
III.3.1. Las asociaciones voluntarias y la creación de vínculos socio afectivos:
aportaciones al contenido………………………………………………….p. 153
III.3.2. Circuitos de oferta y consumo: libros y conocimientos…………...p. 157
III.3.3. El contenido y las representaciones literarias y políticas………….p. 160
III.4. Conclusiones del capítulo………………………………………………...p. 164

Capítulo IV. Las revistas Eos y Pan. Convergencia de relaciones entre individuos y
el campo literario………………………………………………………………….p. 166
IV.1. Proceso de las revistas: una visión panorámica de su historia………...…p. 167
IV.1.1.- Eos: revista interlocutora con limitaciones comerciales………….p. 167
IV.1.2.- Pan: proyecto de dos consolidado en grupo……………………...p. 174
IV.2. El Contenido presente: análisis temático de las revistas………………....p. 179
IV.2.1.- Eos: preocupaciones por la cultura y la producción local………..p. 180
IV.2.2.- El concepto de la zozobra y la disputa por su interpretación….....p. 184
IV.2.3.- Pan: Cosmopolita con toques de su tierra………………………..p. 189
IV.3. Formas de proyectar una revista: vínculos de colaboración, circulación,
reconocimiento y financiamiento………….…………………………………...p. 193
IV.3.1.- De financiamiento y mecenazgo: formas de sustentar materialmente a
una revista……………………………………………………………...….p. 195
IV.3.2. El motor para generar y difundir: colaboradores y circulación…...p. 201
IV.3.3. El reconocimiento entre pares: reseñas, recepción, reconocimiento
(publicación de colaboraciones) y vínculos……………………………….p. 207
IV.4. Conclusiones del capítulo………………………………………………..p. 216

Consideraciones finales……………………………………………………………p. 218


Acervos…….......…………………………………………………………………..p. 223
Bibliografía……………………………………………………………………..….p. 225
Anexos………………………………………………………………….……….….p. 233

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Índice de Imágenes

Imagen 1. Revista Bandera de Provincias………………………………………………p. 69

Imagen 2. Revista Índice………………………………………………………………...p. 76

Imagen 3. Revista Pauta……………………………………………………………...…p. 97

Imagen 4. Revista Los Cuatro Puntos………………………………………………….p. 100

Imagen 5. Anuncio Café “Nápoles”…………………………………………………....p. 110

Imagen 6. Relaciones entre los productores, colaboradores y personajes relacionados a las


revistas Eos y Pan……………………………………………………………………...p. 115

Imagen 7. Plano Relieve de la Ciudad de Guadalajara en 1943 con delimitación de la zona


abordada en la siguiente imagen……………………………………………………….p. 120

Imagen 8. Ubicación de los sitios de reunión del grupo de las revistas Eos y Pan (1943-
1945)…………………………………………………………………………………...p. 121

Imagen 9. Anuncio de la Librería “Font”………………………………………………p. 129

Imagen 10. Anuncio de la Farmacia “REX”…………………………………………...p. 132

Imagen 11. Sitios de reunión en el periodo de la revista Eos y escritores que los
frecuentaban (1943)……………………………………………………………………p. 133

Imagen 12. Sitios de reunión en el periodo de la revista Pan y escritores que los
frecuentaban (1944-1945)……………………………………………………………...p. 134

Imagen 13. Revista Eos, julio de 1943…………………………..…………….……….p. 169

Imagen 14. Colofón del libro El concepto de la zozobra de Arturo Rivas Sainz…..….p. 173

Imagen 15. Logo de la Revista Pan………………………………………………..…..p. 178

Imagen 16. Portada de El Concepto de la Zozobra de Arturo Rivas Sainz……………p. 188

Imagen 17. Revista Pan, junio de 1945………………………………………………...p. 197

Imagen 18. Revista Pan, enero-febrero de 1946……………………………………….p. 200

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Índice de anexos

Anexo 1 Escritores que pertenecieron al grupo de las revistas Eos y Pan (1943-
1946)…………………………………………………………………………………...p. 233

Anexo 2 Lugares de Guadalajara en los cuales se desarrollaban las dinámicas de


sociabilidad del grupo de las revistas Eos y Pan. (1943-1946)……………………..p. 234

Anexo 3 Colaboraciones que aparecieron en los primeros cuatro números de la


Revista Eos (1943)…………………………………………………………………….p. 235

Anexo 4 Colaboraciones que aparecieron en los 7 números de la revista Pan (1945-


1946)……………………………………………………………………………...……p. 238

-6-
Agradecimientos

Son muchas las personas y poco el espacio para agradecer sus aportaciones y
contribuciones a lo largo de este proceso que significó los estudios universitarios, ya que
todas las personas (a su manera) con las cuales conviví a lo largo de estos cinco años
dejaron algo, ya sea un aprendizaje, una experiencia o una amistad. De antemano gracias a
todos.
Pero ya en forma quisiera agradecer a mí directora de tesis, la Dra. Rebeca García
Corzo, por su gran dedicación, paciencia y comprensión, pues me hizo reflexionar de
manera detenida, guardando la calma en momentos de ansiedad, además de que sus
observaciones, correcciones y comentarios me fueron vitales para el desarrollo de esta
investigación. De la manera más humilde le estoy muy agradecido.
También quisiera agradecer a quienes estuvieron conmigo a lo largo de esta
investigación: a la Dra. Celina Becerra, Dra. Rosa Alicia de la Torre, Dr. Federico de la
Torre, Dra. Pilar Gutiérrez Lorenzo, Dra. Leticia Ruano, Dra. Rosa López Taylor y Dr.
Robert Curley, quienes a través de comentarios en seminarios así como lecturas a
borradores fueron enriqueciendo con su punto de vista a este trabajo. Mérito aparte merecen
el Arq. Víctor Jiménez y el Mtro. Adrián Gerardo Rodríguez, quienes a iniciar este
proyecto me otorgaron herramientas de gran importancia para su desarrollo.
A la Dra. Laura Alarcón Menchaca por permitirme poner en práctica lo aprehendido
a lo largo de estos años y seguir enriqueciéndome de nuevos conocimientos. A los docentes
a quienes siempre molesté con dudas y siempre tuvieron la mejor disposición para
orientarme: al Dr. David Carbajal, Mtro. Alejandro Solís Matías, Mtra. Concepción
Barrientos, Mtro. Cristóbal Durán, Dra. Anabel Castillón, Dra. Claudia Gamiño y Lic.
Alfredo Don Olivera.
A los amigos de la generación, donde tuve la oportunidad de encontrar gente a la
que valoro y que tienen gran relevancia para mí. A Túpac Gutiérrez, Mario de la Luz,
Víctor González, Ulises Rodríguez, Anahí Chagollán, Iván Segura, Fausto Molinar, David
Moreno y David Hernández. A ellos habría que sumar personas que me fui “topando” a lo
largo de la carrera, como Teresa Buendía, Alam Castillo, Omar Mora, Carlos González,

-7-
Ulises Rodríguez (DF), Bere Escobar, Caro Gálvez, Pedro Cervantes o Héctor Peña. A los
compañeros y amigos de trabajo, sobre todo de la Biblioteca Pública y de El Colegio de
Jalisco, con quienes compartí grandes momentos a lo largo de estos años. A los amigos que
con los años siguen formando parte de mi vida, aun cuando no nos frecuentamos como
quisiéramos, hacemos un esfuerzo por seguir ahí. A Edmundo Navarro, Jesús Vázquez,
José Zamarripa, Alonso Lomelí, Adrián Barranco, Brenda Martínez y Jorge Murillo
Chávez. Mención aparte merecen Aldo Fierros y Lupita Candelas, “Los perrillos”, con
quienes pase grandes momentos “camioneros” a lo largo de estos años.
Un agradecimiento especial a mi familia, por su apoyo y ánimo a lo largo de este
proceso, ya que sin ellos no habría podido cumplir este camino. A mis papás, mis hermanos
Mariana, Rafa, Lupita y Juan Pablo, a mis abuelos y a mis tíos, a todos ellos muchas
gracias por permanecer a mi lado durante estos años. Reconocimiento especial merece la
comunidad Salesiana de Tlaquepaque, ya que han formado parte del proceso y han llegado
a ser como de la familia.
Con el fin de no extenderme y a falta de nombrar a muchas personas, dedico de
manera general estas páginas a los que están, a los que ya no están y a los que llevo en la
memoria, ayer, hoy y siempre, simplemente muchas gracias.

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Introducción

La presente tesis aborda la biografía sociocultural1 de dos revistas literarias surgidas en la


ciudad de Guadalajara en la década de 1940, durante el contexto de consolidación e
institucionalización del estado posrevolucionario: las revistas Eos y Pan. Dicha biografía se
limita a los primeros momentos de las revistas, explorando cuáles son sus orígenes y la
forma en que se crearon. La revista Eos. Revista jalisciense de literatura surgió en el año de
1943 a iniciativa de los escritores Arturo Rivas Sainz y Juan José Arreola; en el lapso de
julio a diciembre de dicho año se editaron un total de seis números además de un libro, El
concepto de la zozobra de Arturo Rivas Sainz, bajo el sello de la revista. Por su parte Pan
surgió en 1945 a iniciativa de Juan José Arreola y Antonio Alatorre; con el paso del tiempo
se sumarían al proyecto Juan Rulfo y Adalberto Navarro Sánchez, editándose un total de 7
números entre junio de 1945 y febrero de 1946. Estas revistas fueron creadas por estos
escritores debido a la percepción que tenían del panorama literario de Guadalajara, en el
cual, durante la primera mitad de la década de 1940, creían que existía una escasez de
publicaciones literarias, situación que se propusieron revertir. Pero además de dicha
situación, esta iniciativa propició el surgimiento de un medio a través del cual estos autores
dieron a conocer su obra escrita y con ello trataron de ganar reconocimiento dentro del
mundo literario.
El título de este trabajo hace referencia a los nombres traducidos Eos, que del griego
trasladado al español hace referencia al amanacer, el alba, el origen de un nuevo día. Por su
parte el significado de Pan juega una doble intencionalidad, pues conjuga tanto la
referencia al alimento como a la deida mitológica griega relacionada con los pastores y la
fertilidad. La importancia de estudiar el caso de estas dos revistas literarias se debe a varios
factores que conjugan tanto relevancia como coyuntura. En primer lugar Eos y Pan son
consideradas, junto a Bandera de Provincias, como las revistas literarias de mayor

1
Partiendo de la definición que realiza Igor Kopytoff sobre las biografías culturales de las cosas, a las que se
refiere en el sentido de “lo que convierte a una biografía en una biografía cultural no es su tema, sino cómo y
desde qué perspectiva se aborda el tópico en cuestión. Igor Kopytoff, “La biografía cultural de las cosas: La
mercantilización como proceso”, en La vida social de las cosas. Perspectiva cultural de las mercancías, ed.
Arjun Appandurai (México: Conaculta/Grijalbo, 1991), 94. Es por ello que más allá de la temática aterrizada
a las revistas literarias Eos y Pan, es por la forma en que abordo el estudio de estas revistas por lo que me
atrevo a considerar este estudio como biografía sociocultural.

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importancia de Guadalajara de la primera mitad del siglo XX.2 También dichas
publicaciones serían el lugar en donde escritores e investigadores de gran relevancia para la
literatura nacional, como Juan José Arreola, Juan Rulfo, Antonio Alatorre y Alfonso de
Alba, entre otros más, publicaron sus primeros escritos. Otro aspecto de gran interés en este
caso es la forma como surgieron las revistas, pues siendo aún jóvenes la mayoría de los
escritores que participaron en ellas, estos proyectos editoriales sirvieron como lugares de
formación profesional en los que recurrieron a toda clase de recursos a su alcance con el
objetivo de desarrollar las revistas literarias, hecho que impregna a las publicaciones de una
gran carga simbólica y cultural.
Ciertamente, las investigaciones históricas acerca de revistas literarias y culturales
han proliferado particularmente desde finales de 1980, recurriendo a abordajes desde
perspectivas de estudios con base en metodologías propias de la crítica literaria y el análisis
ideológico del contenido. Ante la enorme cantidad de trabajos existente, decidí estructurar
un estado de la cuestión panorámico con la intención ofrecer una visión generalizada acerca
de cuáles han sido las formas en que han sido abordadas y realizar una comparación entre
ellas. Para ello lo he organizado a través de espacios geográficos, limitándome a estudios
enfocados a América Latina, México o Jalisco y cuyos casos de estudio correspondan al
siglo XX.
En el contexto latinoamericano se encuentran varios trabajos que tienen como eje
temático el estudio de agrupaciones que dieron origen a revistas culturales y cómo dichas
publicaciones resultaron vehículos en los cuales difundieron sus ideas. Es el caso de la obra
de Ricardo Arias Trujillo, titulada Los Leopardos. Una historia intelectual de los años
1920.3 Este trabajo se pretende ofrecer una visión acerca de la conformación del grupo de
Los Leopardos, intelectuales conservadores que encontraron eco en diversas publicaciones
de la década de 1920 en Bogotá, entre las que se encontraban Los Nuevos y Universidad.
En dichas publicaciones se difundieron ideas católicas y debates acerca de cuál debería ser
el papel y perfil del católico militante. Para analizar dicho caso, el autor parte del análisis
de la estructura existente dentro del contexto católico y las clases sociales colombianas,

2
Véase Pedro Valderrama Villanueva, El perímetro de la hoja. Las revistas literarias de Guadalajara (1991-
2000) (Guadalajara: Ediciones Arlequín/Secretaría de Cultura-Jalisco/Conaculta, 2007), 26.
3
Ricardo Arias Trujillo, Los Leopardos. Una historia intelectual de los años 1920 (Bogotá: Universidad de
los Andes, 2013).

- 10 -
tratando de explicar desde ahí como surgió dicha agrupación y la revista. En otro caso,
aplicando el enfoque y la metodología de las redes sociales se encuentra el trabajo de
Alexandra Pita que lleva por título La Unión Latino americana y el Boletín Renovación.
Redes intelectuales y revistas culturales en la década de 1920.4 Esta investigación se centra
en la sociedad intelectual argentina formalmente constituida como “Unión Latinoamérica”
y el boletín Renovación, que como órgano oficial de dicho grupo, sirvió como medio de
difusión de sus ideas y permitió estructurar una red internacional de apoyo intelectual ante
los posicionamientos antiimperialista y pro latinoamericano que sustentaba la Unión. En el
trabajo la autora propone que empatando el grupo (partiendo de la figura de José
Ingenieros) y la revista en un mismo nivel de análisis es posible observar las
transformaciones que sufren las propuestas y el discurso ideológico grupal.
Otro estudio que se enfoca al análisis de un grupo y una revista es el capítulo de
libro “Sur. Una minoría cosmopolita en la periferia occidental”, de la autoría de María
Teresa Gramuglio. Este trabajo tiene una perspectiva de redes sociales en la constitución de
un grupo literario en torno a la revista, tanto en Argentina como a nivel internacional. A su
vez la presencia de diversas ideas referentes a una “visión universal”, llevó a la autora del
artículo a explorar el sentido “cosmopolita” que tenían los miembros de dicho grupo
literario.5 También acerca de la revista Sur se realizó la tesis titulada Sur: Una revista en la
tormenta. Los años de la formación: 1931-1944, cuya autora es Alba Nora Rosenfeld. La
autora trata de hacer una reconstrucción de los primeros años de Sur, tratando de prestar
especial atención a las perspectivas ideológicas que los miembros del comité editorial y los
colaboradores imprimían en sus artículos y publicaciones. Para ello centra especial atención
en las perspectivas del americanismo, las ideas cristianas, el conflicto civil español y la
Segunda Guerra Mundial, tópicos que resultan esenciales para entender los debates y las
ideas circulantes en dicha revista.6 Es notable que con la revisión de los trabajos anteriores
la consideración de la estructura, las redes sociales o las ideas resultan los puntos de partida
más recurridos para el estudio de un grupo de productores culturales y las revistas que

4
Alexandra Pita, La Unión Latinoamericana y el Boletín Renovación. Redes intelectuales y revistas
culturales en la década de 1920 (México: El Colegio de México/Universidad de Colima, 2009).
5
María Teresa Gramuglio, “Sur. Una minoría cosmopolita en la periferia occidental”, en Historia de los
intelectuales en América Latina. II Los avatares de la “ciudad letrada” en el siglo XX. Dir. Carlos
Altamirano (Buenos Aires: Katz editores, 2010).
6
Alba Nora Rosenfeld, “Sur: Una revista en la tormenta. Los años de formación: 1931-1944” (Tesis de
Doctorado, El Colegio de México, 2001).

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crearon, dejando marginadas en cierta medida factores como la historia de vida de cada
personaje o las prácticas de sociabilidad que desarrollaron como grupo.
Por su parte también abundan los trabajos que centran su atención en el estudio de
revistas como difusoras de determinadas ideas, como pueden ser el panamericanismo, el
socialismo o el capitalismo. Es el caso del libro realizado por Kristine Vanden Berghe que
lleva por título Intelectuales y anticomunismo: la revista Cuadernos Brasileiros. (1959-
1970). En este trabajo se plantea la revisión del discurso manejado por un círculo
intelectual brasileño a través de su órgano de difusión, la revista Cuadernos Brasileiros, en
el contexto latinoamericano existente durante la década de 1960, en donde imperaba un
ambiente tenso provocado por la guerra fría. Por medio de un análisis de la revista (que
abarcó desde su estructura y diseño editorial hasta los autores y medios de distribución con
los que se sustentaba el medio impreso) y adoptando la perspectiva del “campo intelectual”
propuesta por Bourdieu, la autora logró dar una imagen sobre cómo se desarrollaban las
discusiones intelectuales alrededor del anticomunismo, pero con la peculiaridad de que
también se sustentaban en un posicionamiento antiimperialista y antiautoritario. 7
Otro trabajo que encauza dicha preocupación es “Amauta: vanguardia y revolución”
elaborado por Oscar Terán, que se dedica al análisis de esta publicación peruana que
encabezó el teórico José Carlos Mariátegui. En dicho trabajo Terán trata de mostrar cómo
Amauta se convirtió en un órgano renovador de las discusiones teóricas existentes alrededor
del socialismo en América Latina, además de ser unos de los canales por los cuales se
introdujeron las ideas de la vanguardia artística y literaria al Perú.8 Otro texto de tenor
similar es “Casa de las Américas (1960-1971): un esplendor en dos tiempos”, de Claudia
Gilman. En él se percibe dicha publicación como un medio para la legitimación política y
cultural del régimen castrista ante los intelectuales latinoamericanos y así enfrentar el
aislacionismo que sufrió la isla después de la Revolución Cubana. A su vez reflexiona en
torno a la revista como medio constituyente de una red de colaboración intelectual en torno

7
Kristine Vanden Berghe, Intelectuales y comunismo. La revista “Cuadernos Brasileiros” (1959-1970)
(Leuven: Leuven University Press, 1997).
8
Oscar Terán, “Amauta: vanguardia y revolución”, en Historia de los intelectuales en América Latina. II Los
avatares de la “ciudad letrada” en el siglo XX. Dir. Carlos Altamirano (Buenos Aires: Katz editores, 2010).

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a un programa político basado en la experiencia cubana.9 Aunque con una perspectiva un
tanto diferente, pero también resaltando la concurrencia en torno al debate de una idea se
encuentra el trabajo “Marcha del Uruguay: hacía América Latina por el Río de la Plata”,
realizado por Ximena Espeche. En él la autora plantea que la revista, hasta su desaparición
con la dictadura militar, fue el órgano cultural de mayor importancia en Uruguay y que su
eje de crítica y debates latinoamericanistas la convirtieron en un punto de referencia de la
intelectualidad latinoamericana en las décadas de 1960 y 1970.10 Como se ve, los estudios
enfocados al análisis de la revista como difusora de ideas han priorizado tanto los debates
que se efectuaron a través de las páginas de la publicación como la legitimación política
que realizaban con la exaltación de determinadas ideas, el fortalecimiento y expansión de
ideas al igual que el combate de otras. Estos estudios han privilegiado para tales propósitos
la aplicación de metodologías como el análisis de redes sociales o la penetración en el
campo literario y político, lo que muestra que autores como Pierre Bourdieu o José María
Imízcoz tienen gran relevancia a la hora de articular un trabajo de dichas características.
Aterrizando en el México del siglo XX, es posible encontrar algunos trabajos
referentes enfocados en diversos aspectos de publicaciones mexicanas, entre los que cabe
destacar la existencia de una tradición para la reproducción y difusión de los contenidos de
las revistas, consistente en una especie de facsimilares expandidos, ya que cuentan con
estudios introductorios y testimonios que ayudan a enriquecer la comprensión de las
revistas. Dentro de esta corriente se destaca una colección de ediciones facsimilares
emprendida por el Fondo de Cultura Económica en la década de 1980 con el nombre de
Revistas Literarias Mexicanas Modernas, bajo la dirección de José Luis Martínez, y cuyo
propósito era el difundir en colección completa a las revistas literarias mexicanas más
importantes de la primera mitad del siglo XX, como El Hijo Prodigo, Letras de México,
Contemporáneos, Barandal, Monterrey y Rueca, entre otras.
Respecto a estudios más extensos, también es posible encontrar la perspectiva de
análisis del grupo creador de la revista, ya sea a través de un personaje o desde la

9
Claudia Gilman, “Casa de las Américas (1960-1971): un esplendor en dos tiempos”, en Historia de los
intelectuales en América Latina. II Los avatares de la “ciudad letrada” en el siglo XX. Dir. Carlos
Altamirano (Buenos Aires: Katz editores, 2010).
10
Ximena Espeche, “Marcha de Uruguay: hacia América Latina por el Río de la Plata”, en Historia de los
intelectuales en América Latina. II Los avatares de la “ciudad letrada” en el siglo XX. Dir. Carlos
Altamirano (Buenos Aires: Katz editores, 2010).

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colectividad. En dicho sentido se articula el trabajo “La Revista Mexicana de Literatura:
territorio de la nueva élite intelectual (1955-1965)”, realizado por Ricardo Pozas
Horcasitas. Desde la perspectiva del autor, esta publicación se convirtió en el medio por el
cual una nueva generación de escritores mexicanos jóvenes, reclamaban un espacio al
interior del campo literario, además de rechazar la cultura oficialista (el nacionalismo
revolucionario) y pugnar por una visión más universal de la cultura. Este espacio se
convertiría en el espejo desde el cual se auto-describía la nueva élite de la literatura
mexicana.11 Otro estudio de la misma revista es la tesis de doctorado realizada por
Alejandro Iván Pérez Daniel bajo el título Autonomía, universalismo y renovación: La
primera época de la Revista Mexicana de Literatura (1955-1957). En dicho trabajo, Pérez
Daniel explora los terrenos desde los cuales se afianzó la generación de medio siglo,
encabezada por personajes como Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Juan José Arreola, Emmanuel
Carballo y Rosario Castellanos, entre otros más. Aunque más enfocado al análisis literario,
dicho trabajo tiene la premisa de que en la primera época de la revista, de 1955 a 1957, es
posible rastrear los elementos que permitieron la renovación del campo literario mexicano,
tanto en el aspecto literario como estético, profundizando en cierto sentido en los orígenes y
la difusión de dichas perspectivas.12
Otro autor que también dedica un estudio de un grupo literario y su publicación es
Tarsicio Herrera Zapién, quien en su artículo “El grupo de Ábside y los humanistas
levíticos de México” trata de hacer un análisis de la conformación socio ideológica del
grupo que estuvo detrás de las páginas de Ábside, entre los que se encontraban los
hermanos (Gabriel y Alfonso) Méndez Plancarte, Octaviano Valdés, Ángel María Garibay
y Alfonso Junco, entre otros más. Es interesante resaltar que de dicho grupo, la mayor parte
de sus miembros compartía las características de tener grandes conocimientos en culturas
clásicas o ser un clérigo católico.13 A partir de la revisión de estos trabajos es posible
distinguir que las perspectivas de estudio sobre los grupos literarios detrás de una revista
han permitido comprender su conformación ideológica, su papel en la renovación del

11
Ricardo Pozas Horcasitas, “La Revista Mexicana de Literatura: territorio de la nueva élite intelectual
(1955-1965)”, en Historia de los intelectuales en América Latina. II Los avatares de la “ciudad letrada” en
el siglo XX. Dir. Carlos Altamirano, (Buenos Aires: Katz editores, 2010).
12
Alejandro Iván Pérez Daniel, 2008. “Autonomía, universalismo y renovación: la primera época de la
Revista Mexicana de Literatura (1955-1957)” (Tesis de Doctorado., El Colegio de México, 2008).
13
Tarsicio Herrera Zapién, “El grupo de Ábside y los humanistas levíticos de México,” Nova Tellus: Anuario
del Centro de Estudios Clásicos 17 (1999): 157-187.

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panorama literario e intelectual, además de propiciar el entendimiento del surgimiento de
nuevos actores al interior del campo literario, casi siempre predominando la perspectiva
propuesta por Pierre Bourdieu.
Otro punto de vista que también ha permeado las investigaciones de publicaciones
mexicanas han sido el estudio del papel de las revistas en la difusión de ideas y en la
realización de polémicas literarias. Es el caso del libro Malas palabras: Jorge Cuesta y la
revista Examen, de Guillermo Sheridan. En dicho trabajo el autor analiza el desarrollo de
una polémica literaria suscitada en torno al sentido político de la literatura, repercutiendo
directamente en la revista Examen encabezada por Jorge Cuesta y publicada en 1932. En
esta obra es posible encontrar cómo la revista jugó posicionamientos respecto a esta
polémica y cómo ello tuvo como costo el seguir saliendo a la luz. 14 El texto “Cuadernos
Americanos: la política editorial como política cultural”, realizado por Liliana Weinberg,
plantea un análisis de cómo este proyecto editorial fue utilizado como una respuesta desde
América Latina a la política del panamericanismo estadounidense de la Segunda Guerra
Mundial, en donde México se “situaba” a la vanguardia de dicha identidad latinoamericana.
Por medio de la exploración de los tópicos presentes en la publicación y en el examen de
las redes de colaboradores que se crearon alrededor de dicha empresa cultural, la autora da
razón para responder a su hipótesis.15 El historiador que se ha volcado al estudio de esta
perspectiva es Iván Mora Muro, quien con sus artículos “El catolicismo frente a la
modernidad. Gabriel Méndez Plancarte y la revista Ábside” y “Entre la universalidad y la
región. La revista Occidente, 1944-1945” trata de explorar cómo desde las visiones
políticas e ideológicas de sus creadores se articulan los proyectos editoriales de las revistas
(aunque en este caso centrándose en un actor: Agustín Yáñez con la revista Occidente y
Gabriel Méndez Placarte en el caso de Ábside), convirtiéndose en una forma de hacer
propaganda ideológica.16 Es posible distinguir que los estudios sobre revistas como

14
Guillermo Sheridan, Malas Palabras: Jorge Cuesta y la revista Examen (México: Editorial Siglo XXI.
2011).
15
Liliana Weinberg, (2010). “Cuadernos Americanos: la política editorial como política cultural,” en Historia
de los intelectuales en América Latina. II Los avatares de la “ciudad letrada” en el siglo XX, Dir. Carlos
Altamirano (Buenos Aires: Katz editores, 2010).
16
Jesús Iván Mora Muro, “El catolicismo frente a la modernidad. Gabriel Méndez Plancarte y la revista
“Ábside”,” Relaciones. Estudios de historia y sociedad 126 (primavera 2011): 139-170; “Entre la
universalidad y la región. La revista “Occidente” 1944-1945”, Signos Históricos 29 (enero-junio 2013): 64-
99.

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difusores de ideas en México centran su atención en ideas que afectan o parten de un actor,
además de que la relación entre lo político y lo literario en ocasiones no se puede separar.
Fijando la lupa en el ámbito jalisciense, las investigaciones acerca de revistas
literarias y culturales del siglo XX resultan escasas, limitándose a unos cuantos artículos o
libros cuyo mayor centro de atención es la revista tapatía Bandera de Provincias, trabajada
en el artículo de Luz Palomera Ugarte “La noción de cultura a través de los textos
publicados en la revista Bandera de Provincias (1929-1930)”, donde la autora plantea una
revisión de todo lo publicado en la revista y su perspectiva ideológica acerca de la
definición de cultura, rastreando sus rasgos a la tradición occidental católica y su
admiración por las culturas clásicas;17 o el artículo periodístico “Bandera de Provincias:
una primera aproximación”, de María Palomar, en donde se hace una reflexión del perfil
católico que poseía dicha publicación y sus colaboradores.18 Además existe una versión
facsimilar de la revista publicada dentro de la colección Revistas Literarias Mexicanas
Modernas.19
Obras de características más generales, que pretenden una revisión total de una serie
de publicaciones ajustadas a una temporalidad determinada son las realizadas por Celia del
Palacio en su trabajo “La literatura en la prensa periódica de Guadalajara durante la
Revolución”, el cual se plantea una revisión tanto de prensa como de revistas y gacetas del
periodo que va de 1910 a 1940;20 o la recopilación que realizó Adalberto Navarro Sánchez
con su capítulo “Narrativa literaria”, centrándose en el periodo que va de 1940 a 1980;21
ambos trabajos se editaron en la colección Jalisco desde la Revolución, coordinado por
Mario Aldana Rendón. En el mismo caso es posible ajustar el trabajo de Pedro Valderrama
Villanueva, titulado El perímetro de la hoja. Las revistas literarias de Guadalajara (1991-
2000), que contempla las publicaciones que surgieron en la ciudad durante la última década

17
Luz Palomera Ugarte, “La noción de cultura a través de los textos publicados en la revista Bandera de
Provincias (1929-1930),” Estudios Sociales 1 (julio 2007):37-52.
18
María Palomar, “Bandera de Provincias: una primera aproximación,” Boletín Eclesiástico de la
Arquidiócesis de Guadalajara 4 (abril del 2014): 32-50.
19
José Luis Martínez, Dir., Revistas literarias mexicanas modernas: Bandera de Provincias (México: Fondo
de Cultura Económica., 1986).
20
Celia Del Palacio, “La literatura en la prensa periódica en Guadalajara durante la Revolución (1910-1940),”
en Jalisco desde la Revolución. T. VIII Literatura y prensa 1910-1940 (Guadalajara: Gobierno del Estado de
Jalisco/Universidad de Guadalajara, 1988).
21
Adalberto Navarro Sánchez, “Narrativa Literaria”, en Jalisco desde la Revolución. T. XII Narrativa
literaria y pintura 1940-1980 (Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco/Universidad de Guadalajara,
1988).

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del siglo XX, presentado tanto testimonios de sus creadores como las características
generales de cada obra.22 Hecha esta revisión de los trabajos enfocados a Jalisco, es posible
visualizar que el estudio de las revistas locales ha sido un campo poco abordado por la
investigación histórica y literaria, ya que abundan los trabajos que presentan un panorama
general, sin particularizar suficientemente en el análisis de casos más concretos que
contribuyan a conocer de manera más detenida tanto las publicaciones como sus creadores
y el contexto en el cual surgen.
Respecto a lo que se ha escrito sobre las revistas Eos y Pan, salvo menciones
esporádicas en obras, monografías, reseñas o biografías que hablen de manera general sobre
Juan Rulfo, Juan José Arreola, Arturo Rivas Sainz, Antonio Alatorre, Adalberto Navarro
Sánchez o Alfonso de Alba, no existe un estudio concreto que pretenda un análisis
meticuloso y articulado de tales proyectos editoriales. Los textos que los abordan de manera
más profunda son: la biografía sobre Juan Rulfo realizada por Alberto Vital, en donde se
pretende un pequeño análisis de la revista Pan en paralelo a la revista América, lugares en
los que Rulfo publicó sus primeros cuentos;23 la reseña que aparece sobre Eos y Pan en el
trabajo panorámico de Adalberto Navarro Sánchez sobre la literatura posrevolucionaria,
mencionada con anterioridad en esta revisión bibliográfica;24 por último, y tal vez el mejor
análisis que se ha realizado sobre dichas publicaciones hasta el momento, es el publicado
por Sergio López Mena en su texto “Así nacieron El Llano en Llamas y Pedro Páramo”,
donde realiza una revisión número por número del proceso de las revistas.25 Cabe
mencionar que, al igual que Bandera de Provincias, Eos y Pan fueron editadas dentro de la
colección Revistas Literarias Mexicanas Modernas, siendo las únicas tres publicaciones de
Jalisco que aparecieron dentro de dicha colección,26 lo que resulta indicativo de su
relevancia a pesar de la poca literatura existente sobre ellas.
Es visible, ante esta revisión, que las revistas han sido un tópico recurrente en la
investigación histórica y que han significado un punto de partida para la comprensión de las

22
Valderrama Villanueva, El perímetro de la hoja.
23
Alberto Vital, Noticias sobre Juan Rulfo (Tokio: Universidad de Guadalajara/Editorial RM, 2004), 110-
111.
24
Navarro Sánchez, “Narrativa Literaria”, 95-98.
25
Sergio López Mena, “Así nacieron El llano en llamas y Pedro Paramo,” en Toda la obra escrita por Juan
Rulfo. Dir. Claude Fell (San José: Universidad de Costa Rica, 1996).
26
José Luis Martínez, Dir., Revistas literarias mexicanas modernas: Eos, Pan (México: Fondo de Cultura
Económica, 1985).

- 17 -
formas en que se difunden ideas y corrientes de pensamiento, la forma en que se desarrollan
las dinámicas del campo literario e intelectual, además de facilitar el entendimiento de
grupos literarios y políticos como actores sociales. Estas perspectivas han esclarecido una
serie de interrogantes pero también han abierto nuevas vetas de investigación y
cuestionamientos que requieren atención. Uno de ellas es el discernir la manera en que
surgen este tipo de revistas y a raíz de qué es posible concebir sus orígenes.
Visualizando que el estudio de publicaciones desde una perspectiva biografía no ha
sido acometido con suficiencia y observando que el caso de las revistas Eos y Pan no ha
sido convenientemente abordado, creo que resulta viable estructurar una investigación que
cumpla con dichas características, pues es por medio de la biografía de un objeto cultural
que es posible explicar cómo se interrelaciona el objeto con el individuo y la sociedad en la
cual surge. Dicho producto cultural nace a partir de la constitución de relaciones entre
diversos individuos, las cuales se estructuran con base en el marco social en el que se ven
inmersos y en elementos como intereses mutuos, lazos socio-afectivos, propósitos en
común, etc., lo que facilita el desarrollo de dinámicas entre individuos que permiten la
constitución de un grupo social. Dichas dinámicas grupales propician la creación de
proyectos en común afines a sus intereses. Es a partir de estos proyectos que surgen objetos
culturales como pueden ser revistas, iniciativas, productos, etc.; en ellos es posible rastrear
los elementos que dieron origen a la unión entre los individuos, a manera de huellas; a su
vez el bagaje que cada individuo ha adquirido a lo largo de su vida queda plasmado en
dicho objeto cultural, pues su visión también influye en el desarrollo de este.
Al retomar las revistas Eos y Pan como objeto de estudio, es necesario tomar en
consideración como actores de primera importancia a los escritores que crearon y
desarrollaron dicha empresa editorial, pues sin estos no existían dichas publicaciones. Son
muchos los escritores que concibieron, colaboraron o ayudaron en las revistas, pero entre
ellos destacan Juan José Arreola, Arturo Rivas Sainz, Alfonso de Alba, Juan Rulfo,
Antonio Alatorre, Adalberto Navarro Sánchez, Octavio G. Barreda, Efraín González Luna
y Alí Chumacero. Es en esta situación que el espacio geográfico de Guadalajara resulta un
eje espacial que permite la articulación de las revistas, pues la convergencia de escritores en
la ciudad a causa de fenómenos como la migración, propició la convivencia y
estrechamientos de vínculos entre estos productores culturales. A su vez Guadalajara se

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enlaza al contexto nacional e internacional, situaciones que influyen en los rumbos que
toman las publicaciones. Respecto a la temporalidad del objeto de estudio, estas revistas se
ubican en la coyuntura del impacto de la Segunda Guerra Mundial en México, de 1942 a
1946. Pero los escritores y el contexto que influye en el desarrollo27 de las revistas
trascienden dichos límites temporales, remontándose varias décadas hacia atrás, a finales de
la Revolución Mexicana y el surgimiento del Estado posrevolucionario, entre 1916 y 1924.
Como punto de partida para esta investigación formulé las preguntas ¿De qué
manera se originaron estas revistas literarias y hasta qué punto las relaciones entre los
individuos tuvieron un papel para la conformación de dichos proyectos? y ¿Es posible
palpar la presencia de factores como el campo literario, sucesos contextuales y las
experiencias individuales en la conformación y desarrollo de las revistas? Para responder a
estas interrogantes planteé la hipótesis de que Eos y Pan son publicaciones que reúnen y
conciben las experiencia de vida de sus creadores culturales, ya que surgen y se desarrollan
a causa del estrechamiento de los vínculos socio afectivos que propiciaron las prácticas de
sociabilidad. En el desarrollo de los lazos sociales intervinieron factores contextuales, el
campo literario y la experiencia de vida de cada productor, situación que propició un
panorama favorable para el surgimiento de las revistas. Pero las revistas también
respondieron a las necesidades de desarrollo que tenían estos jóvenes escritores, sirviendo
como herramientas con las cuales darse a conocer y que representan la inserción plena de
dichos sujetos en el campo literario mexicano.
Al emprender la investigación me topé con diversas problemáticas de índole
metodológica, teórica y de fuentes primarias. En el caso de la problemática metodológica se
resolvió privilegiando una perspectiva biográfica de objeto cultural, donde se resalta la
constitución de relaciones sociales entre sus creadores como eje articulador para explicar el
surgimiento y proceso de dichas revistas. Para dicha opción metodológica se recurrieron a
enfoques propios de la historia social, historia cultural, historia intelectual, historia de la

27
Cabe aclarar que al referirme al contexto lo concibo como una fuerza de carácter histórico que juega una
influencia importante en el desarrollo de los fenómenos sociales. Dicha influencia no resulta del todo
determinante, ya que factores como el individuo y los grupos sociales tienen cierto margen de acción, donde
influyen las decisiones que toman frente a las problemáticas que afrontan. Pero es necesario reconocer que el
contexto influye en la manera en que actúan estos sujetos, reconociéndolos como figuras propias de su
tiempo, donde las decisiones tomadas son entendibles dentro del marco de referencia que significa el espacio
y tiempo en el cual se desenvuelve la eventualidad, sin que esto signifique una apología al actuar de dichos
personajes.

- 19 -
literatura, sociología cultural y la psicología colectiva, dando como resultado una historia
sociocultural acerca de la manera en que se conjugan visiones individuales y colectivas
inmersas en el proceso de la institucionalización posrevolucionaria. Esto arrojó como
resultado un objeto cultural que reúne y concibe las experiencias de vida de sus creadores,
además de que son la manifestación de la inserción plena de dichos sujetos en el campo
literario mexicano.
Para sustentar esta investigación recurrí a elementos interpretativos de varios
teóricos sociales, los cuales permiten comprender la interrelación entre individuo-sociedad
y cómo esta relación deja su huella en la constitución de un objeto cultural. Pese a ello,
reafirmo que esta tesis no es un estudio de sociología histórica, sino que sigue un modelo
basado en historia sociocultural.28 La perspectiva de sociología histórica trata de
implementar, a través de casos históricos, modelos de explicaciones que puedan ajustarse
de manera general a diversas realidades, sin importar espacio o tiempo. Por su parte la
historia sociocultural retoma estos modelos sociológicos y con base en ellos realiza una
interpretación de un fenómeno social ubicado en un espacio y tiempo determinado,
teniendo en consideración que el contexto y los actores que intervienen en la problemática
propician el surgimiento de particularidades que convierten a dicho proceso social en único
e irrepetible.29 Es por ello que en este caso, a pesar de retomar modelos provenientes de la
sociología cultural que ayudan a explicar la forma en que se desarrolla el fenómeno social,
el contexto y los autores aportan sus experiencias y circunstancias para tratar de constatar
que en el caso de las revistas Eos y Pan, estos tienen un rol preponderante para su
surgimiento.
La investigación recorrió un largo camino, tratando de procurar un sentido
unificador entre la idea de la cual se parte y una interpretación basada propuestas
procedentes de teóricos sociales. Por dicho camino cruzaron la posibilidad de utilizar

28
Antoine Prost establece que al realizar un estudio de historia cultural es imposible separar la raíz social del
fenómeno, es por ello que insisto en llamar este estudio de carácter sociocultural, pues trato de tomar en
consideración tanto los factores sociales como culturales que dieron origen a las revistas Eos y Pan. Véase
Antoine Prost, “Social y cultural, indisociablemente,” en Para una historia cultural. Dirs. Jean-Pierre Rioux y
Jean-François Sirinelli (México: Taurus, 1999).
29
Óscar Hernández considera que el estudio a través de fuentes primarias, la narrativa y la inducción
propician los elementos para que en la historia la particularidad adquiera relevancia. Oscar Hernández
Chinarro, “Historia y sociología. Un largo debate,” en Clío 38 (2012). A estos elementos, habría que sumar en
mayor relevancia (en mi opinión) el contexto en el cual se desarrolló el fenómeno histórico y las experiencias
y perspectivas de los actores que participaron en él.

- 20 -
conceptualizaciones complejas como “generación”, “intelectual”, “centro-periferia” y
“provincia”, entre otras más, que en su momento dieron dirección y coherencia a lo que se
quería plantear, pero conforme el trabajo fue madurando, dichas ideas fueron perdiendo
sentido de explicación y tuvieron que ser descartadas para conformar un trabajo redondo y
bien estructurado. En todo caso el entramado teórico queda en deuda con pensadores y
teóricos como Georg Simmel, Pierre Bourdieu y Raymond Williams.
En primer lugar, para analizar el surgimiento y existencia de un objeto cultural
como las revistas literarias es necesario explicar quiénes fueron sus creadores, para lo que
recurro al concepto de “productores culturales” propuesto por Raymond Williams. En dicha
propuesta, Williams reconoce en él algo abstracto pero neutral,30 que permite definirlos a
partir de la concepción de cultura como un sistema significante con el cual un orden social
se comunica, pero prestando especial atención en algunos sentidos a la tradición de la
cultura como desarrollo del conocimiento, designándola sobre todo para las actividades
artísticas e intelectuales.31 Con ello la categoría de “productor cultural” designa a toda
aquella persona que interviene en los procesos y dinámicas de producción y reproducción
cultural. Williams realiza la consideración de que en dichos procesos culturales intervienen
aspectos sociales generales, negando la perspectiva de que la cultura es un campo
autónomo de toda una realidad, sino que forma parte un complejo entramado social.32
Consciente de la dificultad de empatar categorías de análisis sociológico en estudios
históricos, la conceptualización de “productores culturales”, permite para este caso un
juego dinámico con la temporalidad y el espacio físico-social sobre el cual se está
estudiando, además de propiciar un entendimiento de que los escritores que participaron en
los proyectos de las revistas Eos y Pan no actuaron como “tradicionalmente” se considera a
un escritor (cuya tarea se limita a la producción de texto escritos) sino que también ejercen
el papel de editores, difusores, impresores, correctores, divulgadores y docentes, ampliando
su perspectiva profesional. Dicha conceptualización abona para la constitución de la
30
Esto se debe al contraste que realiza con el termino intelectual, pues según él, resulta problemático su
utilización teoría por sus imprecisiones respecto a quienes son los que entran en dicha categoría pues
categoriza de manera injusta a un sector de los productos culturales y extiende de manera injusta un tipo de
formación cultural a una categoría social general. Raymond Williams, Sociología de la cultura (Barcelona:
Editorial Paidós.1994), 200-202. Además la conceptualización de intelectual conlleva una carga conceptual
respecto a las figuras que participan en las discusiones y debates públicos, con un perfil de participación
política.
31
Williams, Sociología de la cultura, 11-13.
32
Williams, Sociología de la cultura, 200-203.

- 21 -
biografía del objeto cultural en el sentido de que permite categorizar a los creadores de las
revistas y con ello tratar de posicionarlos dentro de un sector de la sociedad, con sus
propias dinámicas y experiencias, lo cual se complementa con las propuestas de los otros
autores.
Para este trabajo se concibe que en la existencia de todo objeto cultural es necesaria
considerar la relación entre el factor social e individual como elementos constitutivos y de
transformación. Para aterrizar esta idea a un eje interpretativo dentro del mundo “cultural”
recurro a las ideas de dos teóricos que tienen gran interés por explicar a los grupos sociales
participantes en las dinámicas artísticas e intelectuales: Pierre Bourdieu y Georg Simmel.
Hasta cierto punto las visiones de estos dos científicos sociales difieren en gran medida,
pero también existen puntos de convergencia que permiten conciliar las dos
interpretaciones y optar por “dialogar” entre ellas para tratar de construir lazos en común.
La manera en que se desarrollan las relaciones entre individuo y sociedad se
convierte en un proceso dialectico, ya que a través de la convivencia cotidiana entre
individuos se logra construir la articulación de los grupos sociales y las colectividades,33 a
la vez de que las colectividades influyen en el desarrollo del individuo. La manera en que
dicha dialéctica se desarrolla difiere en los planteamientos de Georg Simmel y Pierre
Bourdieu, ya que para Simmel la constitución de la convivencia individuo-sociedad se
articula a través de la libertad del individuo por elegir con qué otros individuos
relacionarse, todo con el fin de satisfacer necesidades en diversos sentidos; por su parte
Bourdieu considera que las relaciones entre los individuos se fijan de acuerdo a las
dinámicas propias del campo en el cual se desarrollan, con el objetivo de detentar las
diversas formas de capital que existe así como los patrones ético-estéticos y de consumo.
Esto hace que las actitudes y las formas de actuar sean aprendidas de acuerdo a los
parámetros del campo para estar inmersos en el “juego”. Como reitero, a pesar de las
diferencias es posible encontrar elementos en común entre los dos autores que permiten
entablar un “dialogo” teórico y “avanzar” en una propuesta interpretativa que concilie las
dos posturas. Para ello retomo elementos de cada autor de la siguiente manera.

33
Concibo una diferencia entre grupo y colectividad. Para mí el grupo es la constitución de un ente social a
partir de la cohesión acordada entre varios individuos, razón que da para la construcción de identidades e
ideas en común. A su vez la colectividad es la convivencia entre individuos que se da de manera coyuntural y
que no necesariamente conlleva una comunicación directa entre individuos.

- 22 -
En la visión de la constitución social recurro a la propuesta de los campos que
realiza Pierre Bourdieu. En ella concibe la idea de que un grupo o sector social que
comparte la existencia de un capital en común,34 que están inmersos en una lucha por la
apropiación de dicho capital35 y que permite una jerarquización entre quienes lo poseen y
quienes no es lo que constituye un campo.36 Las diferenciaciones adquieren realce de
acuerdo a la constitución de prácticas e ideas propias de un campo, que marquen un
delineamiento frente a otros campos y que los constituya de manera autónoma, a lo que
Bourdieu llama habitus.37 Dichas diferenciaciones generan una ilusión de “autonomía” en
las interacciones frente a los otros campos, cosa que es solamente eso, una ilusión, ya que
los campos se influyen entre sí.38 Aun así la existencia de los campos es dinámica, negando
su característica estática.39 Esta propuesta interpretativa contribuye a la biografía del objeto
cultural en el sentido de que permite situar en un marco social específico el desarrollo de
las relaciones entre los productores culturales, de las cuales nacen las revistas literarias
anteriormente mencionadas. Dicho marco social es el campo literario propuesto por
Bourdieu, el cual a través de la disputa por los diversos capitales (sobre todo el cultural y el
simbólico) y la existencia del habitus, influye la manera en que se desarrollan dichas
relaciones sociales, propiciando que actúen de acuerdo a cierta lógica y que se desarrollen
según ciertas dinámicas.
En la teoría de Pierre Bourdieu la idea de condicionamiento social presente en el
habitus parece una premisa de estructura determinante;40 es aquí donde no coincido con

34
Pierre Bourdieu, Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo literario (Barcelona: Anagrama.
1997), 319-334.
35
Bourdieu, Las reglas del arte, 375-380.
36
Bourdieu, Las reglas del arte, 347-353, 384-387.
37
Bourdieu, Las reglas del arte, 387-393.
38
Bourdieu, Las reglas del arte, 400-405.
39
Retomo la perspectiva de campo literario de Pierre Bourdieu dotándola de una interpretación propia, en
donde concibo la existencia de una lucha por la adquisición de ciertos valores que representan el poder al
interior del campo, como en este caso son el prestigio y el reconocimiento representados a través de la
adquisición del capital cultural y simbólico. En esta lucha se desarrollan una serie de dinámicas propias del
campo, con sus reglas y formas, pero es necesario señalar que también considero que el individuo y la
organización de varios a través de los grupos literarios son capaces de transformar y reinterpretar dichas
dinámicas, reglas y formas, tratando de que con ello las cosas se inclinen a su favor en la lucha por la
adquisición de dichos capitales.
40
Exponiendo los aspectos de la anterior nota al pie, considero que al interior del campo en cierto sentido si
es posible encontrar un habitus propio del campo, marcando cierto estándar respecto a las prácticas y a la
exaltación de ciertos valores dentro de las dinámicas del campo. Retomo esta idea para explicar el arraigo de
ciertas prácticas dentro del campo literario, como lo son las tertulias o reuniones literarias; pero también

- 23 -
algunos de sus planteamientos. Bourdieu limita la participación del individuo y el marco de
su libertad de acción a una idea de dualidad de oposición, en donde son solamente una cosa
o todo lo contrario. A su vez concibe que la libertad de acción del individuo se concentra
solamente en las decisiones de cómo actuar respecto a las dinámicas del campo,
condicionado por la posición en la que se encuentre al interior del campo. Coincido en parte
con esto último, pero descartar al individuo como una de las fuerzas de mutación social es
algo que no comparto. Ahí es donde recurro a la propuesta realizada por el sociólogo Georg
Simmel. Simmel establece que en toda interacción social intervienen tanto factores
provenientes de la realidad social como de la perspectiva individual, elementos que ayudan
en la construcción de una perspectiva colectiva. Para ello considera la fuerza del elemento
social como un factor determinante en la constitución del individuo, pero también reconoce
las facultades de este sujeto social para re significar los elementos determinantes de la
sociedad de acuerdo a su experiencia de vida. Es ahí donde la particularidad individual
recobra su posición, a la par del elemento social, como fuerza constructora de una
colectividad inmersa en la realidad social.41
A su vez, en la propuesta que establece respecto a las prácticas de sociabilidad42
como categoría para el análisis de las relaciones sociales, Simmel retoma los elementos
desarrollados en su interpretación de la sociedad, resaltando la intervención de factores
como los lugares, la forma y el contenido43 que se desarrolla en las prácticas.
Adicionalmente, brinda importancia a factores como la constitución de vínculos de amistad
entre diversas personas y la satisfacción del placer como elementos centrales para el
desarrollo de la sociabilidad. Es notable la presencia del componente de acción individual,

considero que los actores son capaces de apropiarse y reinterpretar dichas prácticas asociadas al habitus,
dotándolas de un sentido propio y transformándolas incluso en la forma en que se desarrollan.
41
Georg Simmel, Cuestiones fundamentales de sociología (Barcelona: Gedisa, 2003), 29-42.
42
Simmel las define como las prácticas o interrelaciones entre individuos que se establecen de manera libre y
con conexiones fuerte, cuyo objetivo no es más que el satisfacer intereses que podrían parecer secundarios,
como la amistad y que tiene como fin ella misma. Simmel, Cuestiones fundamentales, 82-84. Javier Navarro
señala que entre las problemáticas que enfrentan los estudios históricos enfocados en la sociabilidad se
encuentran la poliédrica definición de sociabilidad, su multiplicidad temática, su ambigüedad en cuanto a
metodología, así como su confusión conceptual con el “asociacionismo”. Javier Navarro Navarro,
“Sociabilidad e historiografía: trayectorias, perspectivas y retos”, Saitabi 56 (2006). Para el caso de
investigación trato de enfrentar dicha problemática conceptual por medio de la complementación teórica con
Pierre Bourdieu y Raymond Williams.
43
Simmel establece el concepto de contenido a los conocimientos que utiliza el individuo para la sociabilidad.
Por su parte la forma son aquellas características que adquiere la manera en que se desenvuelve la práctica de
sociabilidad. Simmel, Cuestiones fundamentales, 79-83. Por su parte es necesaria la consideración del espacio
como elemento que influye en el desenvolvimiento de las prácticas de sociabilidad.

- 24 -
además del colectivo, en la propuesta de sociabilidad de Simmel, englobados en la
consideración del umbral de sociabilidad, idea con la que designa las diferenciaciones de
cada práctica de sociabilidad de acuerdo a las contribuciones tanto de la realidad social
como del individuo.44 La propuesta que retomo de Georg Simmel contribuye para la
elaboración de la biografía del objeto cultural en el reconocimiento que hace de la relación
dicotómica y dialéctica entre el individuo y la sociedad a la hora de la construcción de la
sociabilidad, a la vez que otorga valor a la libertad del individuo por decidir la manera en
que construye sus relaciones sociales y cómo esta libertad se convierte en facultad para la
reconstrucción y reinterpretación de su realidad individual y social.
La sociología de Simmel tiene muchos aspectos de utilidad para la elaborar mi
modelo interpretativo, pero también existen algunos en que no concuerdo con el autor. Uno
de ellos es la consideración de que no juegan un rol de importancia a la hora del desarrollo
de la sociabilidad elementos como la posición social, las capacidades intelectuales o
aspectos similares respecto a la constitución de intereses, ya que para él la sociabilidad es
un fin propio en el caso de las relaciones sociales, lo que provoca que estas estén libres de
dichos elementos.45 Si bien en algunos casos concibo que pueda resultar adecuada dicha
premisa, creo que el ignorar elementos como la posición social o el perfil de un sujeto a la
hora de explicar las prácticas de sociabilidad limita las metas del desarrollo de la
sociabilidad a simples objetivos cercanos al hedonismo.
Es por estas divergencias entre Pierre Bourdieu y Georg Simmel que creo
conveniente una conciliación entre sus perspectivas teóricas, siendo consciente de las
limitaciones que percibo en cada modelo y tratando de estructurar una propuesta cimentada
en las aportaciones que cada autor pueda otorgar a la interpretación que elaboré
anteriormente para comprender el proceso biográfico de las revistas literarias. A partir de la
dialéctica sociedad-individuo a la hora de construirse las relaciones sociales y que a raíz de
estas relaciones puedan surgir productos culturales como las revistas literarias, reconozco lo
siguiente:
1.- Que el contexto socio histórico en el que se sitúan los productores culturales a lo
largo de su vida se convierte en un elemento de gran influencia en el proceso de

44
Simmel, Cuestiones fundamentales, 87.
45
Simmel, Cuestiones fundamentales, 89.

- 25 -
conformación del individuo y de los estratos sociales; pero también es necesario reconocer
la capacidad de cambio del individuo, que con base en su experiencia de vida, reinterpreta y
reconfigura su propia personalidad, contribuyendo a su vez con dicha capacidad, junto a
otros sujetos, a la construcción y cambio de una agrupación o colectividad.
2.- Que las relaciones sociales de estos productores culturales se desarrollan en
cierta medida de acuerdo a la lógica del campo literario propuesta por Pierre Bourdieu,
prestando importancia a la disputa por los capitales y al impacto del habitus en el desarrollo
de estas relaciones. Pero también es necesario recalcar que la experiencia de vida, la
capacidad de reconfiguración del individuo y el establecimiento del marco de libertad que
propone Georg Simmel permiten que estas relaciones sociales se constituyan también con
base en una serie de elementos como vínculos socio-afectivos o afinidades culturales.
3.- Insertas en las relaciones sociales se desarrollan varias dinámicas, que en este
caso califico como prácticas de sociabilidad. Dichas prácticas si bien se ven influenciadas
por el habitus en aspectos como la existencia de una tradición de tertulias o el desarrollo
temático de dichas tertulias, también es necesario considerar la propuesta que realiza
Simmel de que el individuo, con los elementos que consideramos en los puntos anteriores,
contribuye al desarrollo de dichas prácticas de sociabilidad en aspectos como el “lugar”, la
“forma” y el “contenido” de dichas prácticas, permitiendo el surgimiento de
particularidades y cambios al interior del campo.
4.- Que las revistas Eos y Pan son productos de la dicotomía de individuo-sociedad,
siendo objetos culturales que responde a ciertas necesidades de los productores culturales
de acuerdo con la lógica del campo literario, pero que se convierten en productos únicos,
resultado de la interrelación de diversos individuos, quienes con sus visiones en constante
dialogo y colaboración, construyeron los objetos culturales en los que es posible encontrar
las huellas tanto del individuo como de lo colectivo.
En torno al sentido de las fuentes primarias que permitieron cimentar y construir
esta investigación de grado, su dificultad radicaba en la amplitud tipológica de fuentes con
las cuales se contaba para trabajar. Periódicos, revistas literarias y culturales,
correspondencia personal, memorias, autobiográficas y biografías, bibliotecas personales,
entrevistas y conversaciones, además de mapotecas y archivos institucionales fueron parte
del trajinar diario en búsqueda de información con la cual ir construyendo los párrafos y

- 26 -
capítulos de este trabajo. En un sentido amplio las fuentes de mayor importancia para esta
investigación se pueden separar en dos tipos: las fuentes hemerográficas (periódicos y
revistas) y las auto testimoniales. De las primeras, la búsqueda de información llevó a la
consulta de diversos acervos hemerográficos localizados principalmente en Guadalajara y
la Ciudad de México, donde destacan, en la primera ciudad, la Hemeroteca Histórica y el
fondo “Álvarez del Castillo” de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco, el fondo
“Teatro Degollado” del Centro Documental de las Artes de Jalisco de la Secretaría de
Cultura del Estado, y de la biblioteca particular de Agustín Yáñez, localizada en El Colegio
de Jalisco; y en la segunda, los fondos “José Luis Martínez” y “Alí Chumacero” de la
Biblioteca de México “José Vasconcelos”. De las búsquedas en dichos acervos emergió
más de una veintena de publicaciones tanto locales como nacionales que dieron gran aporte
informativo para la investigación, entre las que destacan los periódicos El Informador y El
Occidental además de revistas como Bandera de Provincias, Campo, Índice, Cosmopolis,
Eos, Pan, Letras de México, Revista de Revistas, entre otras más.
Por su parte otra fuente de gran información fueron los testimonios de carácter
biográfico o autobiográfico, en donde incluyo elementos como entrevistas, memorias,
escritos, reflexiones, ensayos, curricula vitae, recopilaciones de correspondencia o estudios
académicos acerca de los personajes. Entre las fuentes más destacables dentro de dicha
categorización se encuentra la correspondencia recopilada entre Efraín González Luna y
Manuel Gómez Morín, testimonios que dieron claridad respecto a la manera en que se
constituyó la revista Pan; la correspondencia de Juan José Arreola con varios de sus
familiares, la cual permitió un acercamiento respecto a la dinámicas existentes respecto a
los proyectos editoriales; así como las memorias realizadas por Juan José Arreola y
Antonio Alatorre en diversas entrevistas o escritos, información que resultó vital para la
reconstrucción del proceso de las revistas. A pesar de que dicha información es valiosísima,
es necesaria la consideración de que gran parte de los escritos testimoniales fueron
realizados posteriormente a la época de producción de las revistas (la década de 1940)
sobre todo durante los decenios de 1980 y 1990, momentos en los que Juan Rulfo, Arturo
Rivas Sainz y Adalberto Navarro Sánchez habían fallecido, así como Antonio Alatorre y
Juan José Arreola se habían convertido en auto promotores de sus figuras.

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Para realizar la crítica de fuentes documentales en esta investigación fue necesaria
la conformación de un corpus documental que proporcionara información que ayudara a
cuestionar algunas de las afirmaciones que realizaron investigadores y los propios
escritores en sus testimonios autobiográficos o memoriales; este último tipo de fuentes, por
ser los recuerdos de personajes considerados como destacados, son construidos para la
posterioridad, como un discurso por medio del cual ellos se pretenden legitimar frente a
decisiones o hechos que consideran cruciales en su vida, exaltando cierta información e
ignorando otra. Es por ello que lo afirmado en esta clase de documentos tuvo que ser
contrastado con otro tipo de fuentes de carácter más general, en donde los contenidos
fueran en cierta medida involuntarios, o que dataran de la época, situación que provocaba
que la intencionalidad fuera diferente a la que se vierte en las memorias, entrevistas y
autobiografías. Fue el caso de revistas, periódicos, libros, bibliotecas y correspondencia de
estos personajes, con lo que se obtuvo información que cuestionó en algunos puntos las
versiones que daban Juan José Arreola, Antonio Alatorre o Miguel Rodríguez Puga, por
mencionar algunos.
Por último, hubo fuentes que debido al tiempo o a la imposibilidad de su consulta
fueron marginadas o subutilizadas para su estudio, pero que debido a sus potencialidades
temáticas y de información pueden aclarar grandes lagunas y claroscuros que existen en
este trabajo. Es por ello que si existiere algún interesado en el estudio de las publicaciones
periódicas de Guadalajara durante la primera mitad del siglo XX o en temáticas relativas a
la literatura jalisciense de dicha época, no puede dejar de consultar la biblioteca particular
de Arturo Rivas Sainz, localizada en la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco, y los
archivos particulares de Juan Rulfo, Juan José Arreola y Efraín González Luna, los cuales
están en posesión de la Fundación Juan Rulfo y los familiares de los personajes,
respectivamente, pero que representan un conjunto de información de gran valía para la
historia de la literatura y de la cultura en Jalisco y México.
En torno a la estructura del trabajo, esta tesis consta de cuatro capítulos, cada uno
con propósitos y planteamientos diversos, pero con el objetivo común de contribuir a la
biografía de la primera etapa de las revistas Eos y Pan. Así, en cada uno se explotan
aspectos diferentes de las fuentes documentales y la narrativa trata de realizarse en una
forma ágil, persiguiendo la conjugación de descripción, análisis e interpretación. En el

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primer capítulo se pretende explicar la conformación del campo literario (tanto nacional
como tapatío) posterior a la Revolución Mexicana. Para ello se analiza el contexto en el que
surge el campo literario, donde es visible una confrontación entre diversos grupos que
entraron en conflicto por consolidarse como el grupo dominante, cada uno con visiones de
nación diferentes. A su vez se hilan las confrontaciones al interior del campo entre grupos y
corrientes literarias con dinámicas propias del campo, como la conformación de grupos y
publicaciones desde donde los productores culturales defendían o atacaban concepciones
culturales y literarias, caso del nacionalismo cultural emanado del régimen
posrevolucionario. Por último se reconstruye (a través de las revistas culturales y literarias)
el campo literario tapatío, mostrando su evolución y sus dinámicas, resultando en algunas
particularidades propias de la ciudad. Dicho capítulo se desarrolla con el propósito de
comprender cómo es el campo literario en el que se ven insertas las relaciones entre los
productores culturales y el desarrollo de las revistas literarias, al tratar de detectar
elementos y dinámicas que estuvieron presentes en la formación de las revistas.
En el segundo capítulo se realiza un esbozo de biografía colectiva de los
productores culturales que dieron origen y colaboraron en Eos y Pan, partiendo de la
contribución de la experiencia de vida de cada individuo para la creación de una vocación
literaria con características propias y cómo ello lo fue integrando al campo literario,
situación que ayudaría al desarrollo de las relaciones sociales entre dichos personajes una
vez que convergieron todos en Guadalajara a principios de la década de 1940. Esto es una
muestra de la dialéctica individuo-sociedad, de la influencia del contexto sufrida por el
individuo y cómo éste es capaz de re significar dichas experiencias para forjar una visión
propia. Para lograr estos propósitos, en un primer término se analiza cuáles son los
antecedentes familiares y del lugar de origen, y la forma en que estos dos elementos
guardan cierta relación con el desarrollo literario de estos escritores. En el segundo
apartado se revisan sus primeros años, enfocándome en indagar de qué manera se fueron
acercando al mundo de las letras, ya sea a través de la escuela u otras experiencias. El tercer
subtema abordó sus años de adolescencia y juventud, tratando de vincular al contexto con
su acercamiento a las letras y sus primeras experiencias dentro del campo literario. Por
último observo de manera general su experiencia de vida una vez que convergieron en
Guadalajara en 1942.

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Para el tercer capítulo pretendo elaborar una interpretación del desarrollo de las
relaciones sociales que cimentaron el origen de Eos y Pan. Para ello parto de los elementos
interpretativos propuestos por Simmel para el caso de las prácticas de sociabilidad, quien
retoma aspectos como el “lugar” en el que se desenvuelven, la “forma” en que se realizan y
el “contenido” que se desarrolla. Teniendo en consideración la experiencia y perspectiva de
cada individuo, pero también aspectos del campo literario propuestos por Bourdieu, como
la apropiación del capital cultural, trato de ver de qué manera se desenvolvieron estas
relaciones y cómo contribuyeron para el surgimiento de Eos y Pan. Para explicar esto
realizo un análisis de los espacios en los cuales se realizaban dichas prácticas, entre los que
destacan los cafés “Apolo” y “Nápoles” o las librerías “Font” y de Fortino Jaime. También
efectúo un examen de las “formas” en que se desenvolvían las prácticas, resultando en una
categorización de dichas dinámicas de acuerdo con su propósito, ya sean de carácter
laboral, preparación cultural o simple ocio; además de esto es posible visualizar la
formación de una serie de estratificaciones y escalafones al interior de las relaciones
sociales según el espacio donde se desarrollaban (público o privado) y el capital cultural
que tenía cada productor. Por último exploro el “contenido” de dichas prácticas, donde es
posible observar contenidos propios del campo literario posrevolucionario, además de las
experiencias individuales que propician la conformación de vínculos en común. Para
entender estos vínculos analizo los canales de consumo cultural, particularmente los
circuitos de oferta y consumo de libros, su principal instrumento de formación, además de
revisar cuáles fueron las representaciones construidas a partir de la formación de vínculos
en común.
En el último capítulo pretendo explicar cómo las revistas se formaron a partir de las
relaciones sociales entre los productores culturales, dejando una profunda marca en el
contenido y forma de estas publicaciones; además analizo de qué manera estos objetos
culturales sirvieron a sus productores como un medio con el cual tratar de posicionarse al
interior del campo literario, sobre todo en la disputa por el capital cultural y simbólico. Para
explicar dicho proceso realizo un análisis en diversos aspectos de Eos y Pan. Primeramente
esbozo el proceso origen y devenir de dichas revistas, tratando de aclarar el panorama para
los siguientes apartados. En un segundo punto realizo una relación entre los contenidos de
Eos y Pan y las temáticas que se desenvolvieron en las dinámicas de sociabilidad,

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observando que, a partir de los actores y de estas últimas, es posible explicar el desarrollo
de los contenidos en Eos y Pan. Por último estudio desde la perspectiva del campo literario,
cuáles fueron las estrategias a las que recurrieron los escritores para sustentar a Eos y Pan,
tanto en aspecto material como de contenido, además de visualizarlas como herramientas
que les permitieron la creación de capital social, cultural y simbólico con el cual
posicionarse al interior del campo literario.
Ante todo esto que acabo de explicar, no queda más que proseguir con el hilo
narrativo de la investigación.

- 31 -
Capítulo I

La conformación del campo literario posrevolucionario (1920-1940)

Con el establecimiento de una nueva estructura de gobierno con la Constitución Política del
5 de febrero de 1917 así como la creación de nuevas instituciones que se ajustaran a las
necesidades y proyectos del naciente estado posrevolucionario, México sufrió una serie de
irrupciones y cambios profundos que transformaron de manera definitiva las diversas
estructuras existentes en el país. Uno de esos elementos que sufrió una gran transformación
fue el llamado campo literario mexicano, ya que significó el ingreso de nuevos actores e
ideas a dicho espacio, mismas que anteriormente habían sido marginados o menospreciados
por los grupos y tendencias dominantes heredadas del Porfiriato pero que ahora, con una
nueva estructura dominante, tomaban un rol protagónico que permitiera una renovación y
restructuración tanto de las formas literarias como de las ideas estéticas que se
desarrollaban en la época.
Pero el campo literario posrevolucionario no fue un espacio libre de disputas, ya que
la existencia de una gran variedad de corrientes y actores que pugnaban por la hegemonía
del campo provocó una serie de confrontaciones entre diversos grupos y publicaciones,
situaciones que marcaron rupturas, continuidades y cambios en la manera en que se
desenvolvía el campo. A su vez el contexto permeó en diversas ocasiones al campo,
propiciando su renovación con base en las características que moldeaba la irrupción de la
eventualidad.
Las tendencias que se manifestaban en el campo literario nacional también cobraron
vigencia en el de la ciudad de Guadalajara, aunque con las particularidades propias de la
región y sujeto a las eventualidades locales. Esto hizo que se desarrollaran grupos de poder
propios de la ciudad, así como la existencia de pugnas particulares e incluso de ideas
originales o adaptadas a la realidad citadina. Con ello se propició el desarrollo de dinámicas
locales tanto en espacios y publicaciones como en formas de convivencia que marcarían el
desarrollo de diversos personajes que tuvieron sus primeras experiencias literarias en dicho
campo.

- 32 -
Para explicar de manera más profunda y detallada la situación de la cual se acaba de
hablar, me permito dividir este capítulo en tres apartados, con el objetivo de facilitar la
comprensión de cómo se estructuró el campo literario posrevolucionario. Para ello en el
primer apartado abordaré de manera un tanto general la situación del Estado
posrevolucionario, tanto a nivel nacional como local, priorizando explicar la manera en que
configuró su poder a través de una serie de estrategias, las situaciones por las que atravesó
en dicho camino así como la convivencia con grupos opositores a las medidas emprendidas
por los nuevos gobiernos emanados de las facciones vencedoras de la Revolución. En la
segunda parte del capítulo hablaré de manera general acerca de la conformación del campo
literario posrevolucionario a nivel nacional, entre la década de 1920 a principios de 1940.
En dicho segmento priorizaré el abordaje de aspectos relevantes para entender las
dinámicas del campo literario, como lo son los grupos literarios, las disputas y pugnas entre
grupos, las revistas literarias y culturales como vehículos para la propagación de los
postulados o de estilos literarios así como las dinámicas en que se desarrollaron los
diversos actores participantes en el campo. Para un tercer momento, concretaré mi atención
en el estudio del campo literario posrevolucionario, pero ahora en el caso de Guadalajara.
Este espacio al ser más pequeño implicaba una menor cantidad de actores, pero a su vez
estas limitaciones significaban una mayor flexibilidad a la hora de establecer alianzas entre
perspectivas literarias diferentes. Es por ello que también centraré la atención en las revistas
literarias y culturales como un medio con el cual estudiar las corrientes, los grupos y
actores participantes dentro del campo así como las prácticas que realizaban de manera
cotidiana. Todo esto se congrega con el propósito de mostrar las condiciones en las cuales
se insertaron los productores culturales que dieron origen a las revistas Eos y Pan en la
década de 1940. En todo ello se presentan diversos elementos como personajes y dinámicas
propias del campo literario que resultarán de gran importancia para comprender el proceso
de las revistas literarias y su estudio desde el enfoque de biografía de un objeto cultural,
hilándose al contenido de los próximos capítulos.

I.1. Un largo camino: la consolidación del Estado posrevolucionario


Después de haber finalizado la Revolución Mexicana con la proclamación de la
Constitución Política el 5 de febrero de 1917, la tarea del nuevo Estado posrevolucionario

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fue dotar de una nueva estructura de gobernabilidad al país, tratando de reconstruir las
instituciones que se habían convertido en entes inoperantes en diversos momentos del
conflicto, o construyendo nuevas instituciones que cubrieran las nuevas necesidades de la
nación; todos estos puntos tenían como objetivo la restauración de la estabilidad social,
política, económica y cultural para la frágil nación. A pesar de dicho esfuerzo, la
estabilidad total del país fue una meta inalcanzable durante los primeros 20 años de
existencia del régimen posrevolucionario, ya que debido a conflictos entre las facciones
vencedoras de la Revolución, o con las facciones perdedoras, generaron inestabilidad en la
década de 1920. A su vez los conflictos religiosos y las problemáticas de orden
internacional como el crack de la bolsa en 1929, impidieron que se lograra alcanzar tal
estabilidad.
Ya para la década de 1930, con el fortalecimiento de la estructura gubernamental
por medio de la corporativización de los sectores obreros y campesinos se logró una mayor
estabilidad social, pero aun así no surtió del todo efecto, ya que la misma radicalidad de los
gobiernos del periodo del Maximato o del sexenio de Lázaro Cárdenas causaron que
sectores de la sociedad con una orientación conservadora o con apego por la religión
católica se inconformaran antes las medidas emprendidas por dichos gobiernos y se
organizaran, ya fuera por agrupaciones de corte radical, como el Movimiento Nacional
Sinarquista, o por la vía institucional, como el Partido Acción Nacional. A pesar de dicha
inconformidad, es notable un paulatino decrecimiento de los conflictos armados durante
esta década, además de una tendencia a moderar las políticas gubernamentales durante los
últimos años del cardenismo con el objetivo de encauzar al país a un proceso de
industrialización y de capitalización extranjera. Esta tendencia se fortaleció con la llegada
de Manuel Ávila Camacho a la presidencia en 1940, lo que contribuiría al fortalecimiento
con la llamada “política de unidad nacional”.

I.1.1 El nuevo Estado posrevolucionario (1920-1930)


Después de la caída del gobierno de Venustiano Carranza a raíz del Plan de Agua
Prieta, en mayo de 1920, ascendió al poder la llamada facción sonorense, encabezada por
Álvaro Obregón y que entre sus filas se encontraba Plutarco Elías Calleas, Adolfo de la
Huerta y otros más, y la cual dominaría el escenario del poder político durante la década de

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1920.46 En un primer momento quien encabezó la presidencia de manera interina fue
Adolfo de la Huerta entre junio y noviembre de 1920; en sucesión iría Álvaro Obregón
durante el periodo que va de 1921 a 1924 y le seguiría Plutarco Elías Calles en el periodo
que va de 1924 a 1928.47 A raíz del asesinato de Álvaro Obregón en 1928, Emilio Portes
Gil tomaría posesión como presidente interino de México, concluyendo su periodo hasta
1930.48 Durante esta década la tarea del naciente sistema de gobierno estuvo enfocada en
diversas acciones, pero todas con miras a lograr una fortaleza institucional que diera la
imagen tanto interior como exterior de estabilidad y prosperidad basada en los principios
emanados del proceso revolucionario, lo cual legitimaría al nuevo régimen en el poder.
México se encontraba en una situación de gran deterioro a raíz de la duración por
más de una década del conflicto armado, razón por la cual se registró un gran descenso en
la población del país; mientras en el censo de 1910 se registraron alrededor de 15.1
millones de pobladores, en 1921 se anotó un descenso a 14.3 millones, cuya mayoría se
localizaba en poblaciones rurales.49 Otro elemento que dificultaba la pacificación del país
era la gran movilización social que se registró a raíz de la conclusión de la lucha entre
facciones. Muchas agrupaciones armadas se negaban a dejar las armas hasta no ver los
beneficios prometidos por los líderes revolucionarios, además diversos sectores sociales,
anteriormente marginados de la participación política y social, se organizaron con el
objetivo de alzar sus reclamos.50 Esto, a la vez que representaba un gran obstáculo para

46
Hay que tener en consideración que las relaciones y posturas al interior de la llamada “facción” eran
diversas. Muestra de ello es la rebelión Delahuertista, acción militar fracasada realizada en 1923 y encabezada
por Adolfo de la Huerta, en la lucha por la sucesión presidencial, en donde el favorito era Plutarco Elías
Calleas. Luis Aboites y Engracia Loyo, “La construcción del Nuevo Estado, 1920-1945,” en Nueva Historia
General de México (México: El Colegio de México, 2010), 603-604.
47
Cabe mencionar que la influencia política de Calles una vez dejado el poder fue tan fuerte, que llegó a
influir de manera directa en algunas de las decisiones políticas que realizaron los siguientes presidentes,
además de controlar una serie de organismo que le ayudaron para mantener el control del poder de dicha
manera. Dicho periodo fue conocido como Maximato, del cual hablaremos más adelante.
48
Álvaro Obregón trató de hacerse con el poder una vez concluido el periodo de Calles, pero antes de tomar
el poder fue asesinado, marcando el fin de las reelecciones presidenciales en México durante todo el siglo
XX.
49
Según datos que ofrece Luis Aboites y Engracia Loyo, para 1920 menos del 15% de la población podía
caracterizarse como urbana, ya que solo existían dos ciudades con más de 100,000 habitantes: la Ciudad de
México (615,00) y Guadalajara (143,000). Por su parte existían 18 núcleos urbanos de más de 30,000
habitantes: Monterrey, Torreón, Mérida, Puebla, San Luís Potosí, Tacubaya, Veracruz, León, Chihuahua,
Tampico, Saltillo, Durango, Aguascalientes, Pachuca, Orizaba, Toluca, Morelia y Querétaro. Aboites, “La
construcción del Nuevo Estado”, 598.
50
Los movimientos sindicalistas, obreros, campesinos, populares y de facciones militares son el mejor
ejemplo de ello. Aboites, “La construcción del Nuevo Estado”, 595.

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lograr una mayor estabilidad, significó una oportunidad para los grupos en el poder de ir
sumando fuerzas bajo el liderazgo de una figura fuerte, con el objetivo de adherir sectores y
bases sociales con los cuales sentar su poder. Paulatinamente, con el correr de la década,
dichos liderazgos, con todo y sus bases sociales, irían aproximándose al Estado en un
proceso de corporativización (aunque no por completo y de manera diversas de acuerdo a la
realidad regional) que paulatinamente permitiría ir gozando de una mayor fortaleza estatal y
que permitiría el licenciamiento de gran parte de las facciones armadas que aun existían.51
Otras medidas que surtieron efecto para el apaciguamiento de algunos sectores
sociales fue la implementación de ciertas políticas de corte popular que contribuyeron a
mitigar algunas de las problemáticas y reclamos sociales. Dichas disposiciones
implementadas, tanto en materia laboral como económica, educativa y agraria, fueron de
impacto diverso, pero marcarían la tendencia para décadas posteriores respecto a la
implementación de políticas públicas enfocadas al control popular así como procurar la
estabilidad social, siempre bajo la tutela del Estado paternalista. La política que mejor
ejemplifica dichas tendencia fue la del reparto agrario. Los grupos en el poder limitarían en
un principio la política del reparto agrario a los campesinos sin tierra, ya que la tenencia de
la tierra posterior al proceso revolucionario recayó en gran medida sobre algunos de los
militares de alto rango que participaron en la lucha, además de establecer alianzas con
viejos terratenientes para el control de la tierra. Las repartición de tierras para la
conformación de ejidos durante los gobiernos de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles
fue hecha mayoritariamente con miras a satisfacer intereses políticos y apaciguar ciertos
conflictos para que no desembocaran en eventualidades mayores.52

51
Dicho fenómeno de incorporación tanto de fuerzas civiles como militares bajo un solo mando durante la
década de 1920 se dio a raíz del conflicto sucedido con la sucesión presidencial de 1928, razón por la cual se
fundó el Partido Nacional Revolucionario (PNR), con el objetivo de que, por medio del ring político, se
resolvieran los conflictos de poder que anteriormente resultaban en rebeliones o levantamientos armados. Si
bien el PNR no cumplió del todo dicha premisa, ya que siguieron presentándose dichos fenómenos, si
contribuyó a su disminución y al fortalecimiento de la estructura gobernante por medio de dicho organismo,
llegando en las próximas décadas a mezclarse y fusionarse, llegando en ocasiones a confundirse el uno con el
otro. Lorenzo Meyer, “La institucionalización del nuevo régimen,” Historia General de México, edición 2000
(México: El Colegio de México, 2008), 832-834.
52
Lorenzo Meyer señala que durante la década de 1920 se repartieron alrededor de cuatro millones y medio
de hectáreas con alrededor de medio millón de ejidatarios beneficiados. Esto contrasta con lo que se vería en
la década siguiente, sobre todo con el gobierno Cardenista, el cual llegó a repartir más de 18 millones de
hectáreas por sí solo, beneficiando a más de un millón de ejidatarios con una mayor dotación de tierra por
individuo. Lorenzo Meyer, “La encrucijada,” en Historia general de México. T. IV. (México: El Colegio de
México, 1976), 132-140.

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Pero aun cuando fuerzas sociales se fueron sumando a la estructura del Estado en
busca de espacios de los que obtener beneficios, otras decidieron mantenerse al margen,
fueron ignoradas o entraron en conflicto con él debido a la incompatibilidad de posturas
ideológicas y por la violación de algunos de los principios que consideraban elementales
para su modo de vida.53 Fue el caso del conflicto religioso con los católicos, vigente
durante dicha década a raíz de la legislación de carácter anticlerical emanada de la
Constitución Política de 1917. Los sectores católicos fueron marginados de la participación
política, pero la efervescencia que se vivía debido a la vigencia del pensamiento católico
social hizo que fueran uno de los grupos sociales mejor organizados, teniendo como
referencia a los sindicatos y sociedades mutualistas católicas, así como a asociaciones de
carácter laico como la Acción Católica Juvenil de México (ACJM). Las tenciones
existentes entre las limitaciones impuestas por el gobierno y las actividades políticas y
sociales de los católicos estuvieron vigentes durante la primera mitad de la década, pero ya
en la segunda mitad se fueron agravando debido a la política anticlerical impulsada por el
gobierno de Plutarco Elías Calles así como a la intransigencia de algunos sectores del
catolicismo. Todo ello desembocó en el cierre de los templos por parte de la Iglesia así
como el conflicto cristero que, de 1926 a 1929 representó la confrontación armada directa
del Estado mexicano con sectores populares que defendían las posturas católicas, causando
la muerte de un gran número de personas y la inestabilidad social en diversas regiones del
país, sobre todo en el occidente de México.54

53
Frente a la perspectiva del proceso de la consolidación del Estado posrevolucionario, en una reflexión
hecha por Nicolás Cárdenas y Enrique Guerra señalan que los estudios históricos han arrojado datos diversos
respecto a la forma en que se realizó dicha consolidación. Mientras que en los estudios de carácter nacional se
presenta el paulatino fortalecimiento del Estado dentro de un proceso de centralización y sometimiento de las
diversas regiones, así como una corporativización de sectores sociales, en los estudios de carácter regional se
ofrecen, por lo general, una visión de la debilidad del Estad frente a actores diversos así como la diversidad de
prácticas que se utilizaron para lograr la convivencia social. Nicolás Cárdenas y Enrique Guerra Manzo.
“Poderes locales y mediación política en el México posrevolucionario,” en Integrados y marginados en el
México posrevolucionario. Los juegos de poder local y sus nexos con la política nacional. Coords. Nicolás
Cárdenas García y Enrique Guerra Manzo (México: Universidad Autónoma Metropolitana/ Editorial Miguel
Ángel Porrúa, 2009), 7-32. Para el caso de este trabajo se intenta hacer una conciliación de las dos posturas,
retomando el modelo de consolidación centralizada del cual hablan dichos autores, pero teniendo en
consideración la realidad posrevolucionaria palpable de los estudios regionales una vez que aterrizamos en el
Estado de Jalisco.
54
Aboites, “La construcción del Nuevo Estado”, 607-609. Si bien en este caso las fuerzas católicas fueron
derrotadas en la lucha cristera y que ello significó un debilitamiento de su estructura de acción social, ello no
representó un obstáculo para que siguieran siendo un actor de importancia dentro del escenario político y
público. Muestra de ello sería el rol que jugarían como fuerza de oposición durante el gobierno cardenista,
durante finales de la década de 1930. Para el caso de los productores culturales que abordó en esta

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Un aspecto con el cual se pretendió fortalecer la estructura del nuevo Estado
posrevolucionario fue por medio de la creación de una serie de instituciones que atendieran
las problemáticas que enfrentaba el país en diversos escenarios. Para la creación de estas
nuevas instituciones fue necesaria la elaboración de un nuevo marco jurídico y legislativo
que dotara de facultades a dichas instituciones, así como la obtención de recursos con los
cuales realizar dicha tarea. Muestras de ello fueron la reconstrucción y transformación que
sufrieron las instituciones económicas, de relaciones internacionales y educativas durante la
década de 1920 y de las cuales hablaré de manera más detallada a continuación.
En el ámbito económico, el régimen posrevolucionario durante su primera década
no tuvo un gran crecimiento debido en gran parte a los daños que sufrió la infraestructura
del transporte de mercancías como el ferrocarril y los caminos, además de la situación que
representó a escala global la crisis económica desencadenada a partir del crack de la bolsa
en 1929;55 así, el Estado se esforzó en crear instituciones con las cuales regular la economía
o fomentar las actividades productivas. Dichos esfuerzos se pueden ver reflejados en la
creación del Banco de México en 1925 o el Banco Nacional de Crédito Agrícola en 1926,
la primera de esas instituciones contribuyó al fortalecimiento del sistema económico
mexicano además de regularizar la emisión y circulación de la moneda nacional; la segunda
significó un impulso a la actividad agrícola por medio del otorgamiento de créditos con los
cuales se fomentara la producción y el trabajo de las tierras laborables. Pero también gran
parte del trabajo económico que realizó el nuevo Estado posrevolucionario se concentró en
la renegociación de la deuda externa en lo que tuvo gran relevancia el desarrollo de las
relaciones exteriores del régimen.
México después de haber concluido la Primera Guerra Mundial quedó dentro del
marco de influencia directo de los Estados Unidos, hecho que marcó el desarrollo de las
relaciones exteriores mexicanas. Debido a la inestabilidad política y al surgimiento de un
nuevo gobierno, buena parte de las naciones no reconocían al gobierno de los sonorenses.
Es por ello que Adolfo de la Huerta se preocupó por estructurar las bases del sistema
mexicano de relaciones exteriores, buscando con ello el reconocimiento de Estados Unidos

investigación, el conflicto de la Cristiada tuvo impacto diverso en sus vidas, siendo durante su juventud que
sucedió dicho conflicto. Este aspecto lo abordaré de manera amplia en el segundo capítulo.
55
El gran motor de la económica mexicana siguió siendo la producción agrícola y las actividades extractivas,
como la minería o la actividad petrolera. Gran parte del capital extranjero invertido en México se encontraban
en estas actividades. Meyer, “La institucionalización del nuevo régimen”, 835-837.

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y con ello un respaldo dentro del escenario internacional. Pero para dicho marco, el
gobierno estadounidense determinó la celebración de un tratado donde se especificara la
negociación de la deuda externa. Este factor siguió siendo recurrente en las relaciones entre
Estados Unidos y México durante toda la década.56
Respecto a la política educativa, el gobierno posrevolucionario fortaleció a la recién
creada Secretaría de Educación Pública que, con José Vasconcelos a la cabeza durante el
periodo de 1921 a 1924, y su sucesor Bernardo Gastélum, impulsó una campaña educativa
de gran alcance, pretendiendo alfabetizar a toda la población independiente de sus
condiciones sociales, geográficas o de vida. Para ello se emprendió la realización de
campañas de alfabetización rural y citadina, la preparación de maestros con la fundación de
Escuelas Normales y Normales rurales, la reforma del sistema educativo, la edición de
libros de texto o de publicaciones especializadas para la preparación de los docentes como
El Maestro, además de las reconocidas misiones culturales que estaban conformadas tanto
por maestros como por artistas e intelectuales. 57 A su vez se impulsó el fomento a la lectura
por medio de la edición de obras clásicas de la literatura en tirajes populares, conocidos
como libros verdes a la vez que se propició el fortalecimiento del sistema de bibliotecas.58
Todas estas acciones en el sentido educativo tenían un trasfondo de mayor
relevancia para la tarea de la Revolución, que era implementar una nueva idea de la cultura
nacional. Basados en la exaltación del carácter popular de la nación mexicana así como en
el pasado indígena de naturaleza prehispánica, las medidas implementadas por el régimen
revolucionario pretendían crear un “nacionalismo cultural” con el cual dar un sentido de
unidad y homogeneidad al país entero.59 Apoyados en ideas estéticas y movimientos
artísticos promocionados por los gobiernos revolucionarios, caso del movimiento
muralista,60 se pretendía forjar un arte al alcance de todos los estratos sociales, en un

56
Meyer, “La institucionalización del nuevo régimen”, 846-852.
57
Aboites, “La construcción del Nuevo Estado”, 601-602.
58
Para una revisión más profunda acerca de la campaña de fomento de la lectura emprendida por Vasconcelos
durante su periodo como Secretario de Educación, véase Javier Garciadiego, “Vasconcelos y los libros: editor
y bibliotecario,”. en Autores, editoriales, instituciones y libros. Estudios de historia intelectual (México: El
Colegio de México, 2015).
59
Aboites, “La construcción del Nuevo Estado”, 602.
60
El muralismo fue un movimiento pictórico nacido a principios de la década de 1920, pero que tiene su
semilla en la Academia de San Carlos a principios de 1911. Inspirados en las vanguardias pictóricas
desarrolladas a finales del siglo XIX y principios del XX, los muralistas (encabezados por Diego Rivera, José
Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros) viajarían por Europa becados por el gobierno para conocer dichas
corrientes. A su regreso encontrarían en la realidad mexicana y su historia su principal temática para pintar.

- 39 -
esfuerzo similar al realizado por los evangelizadores del siglo XVI, quienes por medio de
imágenes adoctrinaron a los indígenas, solamente que en esta ocasión sería el Estado el
encargado de dicho proceso.
El espectro del nacionalismo cultural permeó en gran medida diversas
manifestaciones de las artes mexicanas posrevolucionarias, ya que fueron varias las
corrientes que se vieron involucradas en dichos procesos, como por ejemplo la corriente
arquitectónica neocolonial e indigenista61 o la literatura; con ejemplos de magnas obras de
la novela revolucionaria como Los de abajo de Mariano Azuela o La sombra del caudillo y
El águila y la serpiente de Martín Luis Guzmán se enriquecieron la política y el
nacionalismo cultural.62 A su vez hubo otros movimientos artísticos que se vieron
beneficiados por los grupos en el poder y que no comprometieron del todo sus postulados
artísticos en la legitimación del proyecto del nacionalismo cultural o trataron de dotarlos de
otra visión. Ejemplo de ellos son el movimiento “Estridentista”63 o el grupo literario de los
Contemporáneos.64 Por último nos encontramos a las corrientes artísticas que fueron
ignoradas o marginadas por las esferas del poder debido a que no compartían la visión que
querían proyectar sobre México, además de presentar incompatibilidad con el proyecto de
nación. A pesar de ello, dichas corrientes contaron con un público y con medios con los
cuales lograron sobrevivir y dar testimonio de que no todo era miel sobre hojuelas en el
régimen posrevolucionario. Un ejemplo de dichas corrientes puede ser encontrado en la
ignorada literatura “provinciana”65 o en las muestras de la literatura colonialista.66

Protegidos primeramente por José Vasconcelos en la Secretaria de Educación Pública, encontrarían en los
muros de los edificios públicos los espacios para plasmar su arte. José Alberto Manrique, “El proceso de las
artes, 1910-1970,” en Historia general de México. T. II. (México: El Colegio de México, 1986), 1359-1371.
Según Martín Almádez, el muralismo se caracteriza principalmente por los siguientes puntos: El toque
indigenista como centro estético; Un trazo desenfadado con una perspectiva definida; Formar parte de la vida
cotidiana, localizándose en lugares de acceso público; El elemento arquitectónico dominó la escala, la
composición y la temática; Lo popular se mezcló con lo indígena y lo colonial. Martín Almádez, “El
muralismo y los artistas de Jalisco 1920-1950,” Estudios Jaliscienses 81 (Agosto de 2010): 10-12.
61
Manrique, “El proceso de las artes”, 1369-1370.
62
Carlos Monsiváis, Historia mínima: La cultura mexicana en el siglo XX (México: El Colegio de México,
2010), 69-73.
63
Monsiváis, Historia mínima, 136-139
64
Monsiváis, Historia mínima, 169-190.
65
Monsiváis, Historia mínima, 80-81. Dicha corriente literaria tendría un papel especial en las prácticas
desarrolladas por el grupo de productores culturales, sobre todo en la figura de Alfonso de Alba, de lo cual
hablaremos en el tercer capítulo.
66
Monsiváis, Historia mínima, 224-225.

- 40 -
I.1.2 Radicalización y un nuevo viraje (1930-1940)
Con la llegada de Pascual Ortiz Rubio al poder en el año de 1930 se consolida el
llamado Maximato en el poder, el cual duró hasta 1934, tras el ascenso de Lázaro Cárdenas
del Río a la presidencia, quien consigue librar la influencia que todavía ejercía Plutarco
Elías Calles y lograr implementar una serie de medidas que acrecentarían el poder de la
figura presidencial.67 A pesar del conflicto por el poder, la década de 1930 estuvo
caracterizada por la implementación de decisiones de corte radical que llevaron a sus
límites las políticas emanadas de la Revolución Mexicana, ocasionando diversas pugnas
entre los círculos de poder y sectores conservadores de la sociedad y el Estado, el cual
estuvo apoyado por diversas agrupaciones que simpatizaban con las innovaciones del
gobierno.
El contexto mundial estuvo plagado por el aumento de las tensiones internacionales
surgidas a partir de la debacle económica del sistema capitalista sufrida a raíz de “la gran
depresión”.68 Sumado a este factor se dio el fortalecimiento de los estados socialistas con la
Unión Soviética a la cabeza; dicho modelo lograría un desarrollo económico y social
enorme, llegando a desarrollarse como una potencia mundial al lado de países como
Estados Unidos, Reino Unido o Francia. A su vez también dicha década fue testigo del
ascenso al poder y el fortalecimiento de la ideología fascista en Alemania, que junto a Italia
y otros países de adscripción similar, obtendría un gran crecimiento económico en poco
tiempo. La adopción de dichos modelos ocasionó una pugna ideológica de grandes
proporciones ya que al representar modelos antagónicos de desarrollo frente al capitalismo,
representarían una mutua amenazada para sus intereses económicos, sociales y políticos.
Dicha muestra del aumento de las tensiones se vería demostrada en el enfrentamiento
armado desarrollado en España, mejor conocido como la Guerra Civil Española, que entre
1936 y 1939 dio lugar a la confrontación directa entre el modelo fascista, ejemplificado del
lado nacionalista, que con Francisco Franco a la cabeza y con el apoyo de Alemania e Italia
67
Dicho rompimiento con la influencia de Plutarco Elías Calles en el poder se debió principalmente a la
estrategia de basar su poder en la utilización de agrupaciones populares a través de movimientos sindicalistas
y agraristas que fijaron su base de trabajo y a los cuales incorporó al Estado por medio de organizaciones
como la Confederación de Trabajadores de México (CTM) o la Confederación Nacional Campesina, que sería
el punto cumbre de la corporativización social del Estado mexicano. Aboites, “La construcción del Nuevo
Estado”, 626-629.
68
Según Luis Aboites, a partir del crack de la bolsa de 1929 y la posterior crisis económica es posible
visualizar la aparición de un mundo más interconectado, haciendo que los fenómenos globales tengan un
impacto notable en las realidades nacionales. Aboites, “La construcción del Nuevo Estado”, 616-617.

- 41 -
vencerían al bando republicano, el cual con el apoyo de la Unión Soviética y de las
llamadas “brigadas internacionales”, simpatizarían con las diversas corrientes del modelo
socialista. La confrontación en España sería preámbulo de las confrontaciones que se
desarrollarían a lo largo de las próximas décadas.69
Dicho impacto de la crisis global en el campo económico mexicano fue profundo,
ya que en los primeros años de la década de 1930 el producto interno bruto se contrajo
cerca de 0.6 %, además de que se registró la perdida de alrededor 350,000 empleos, el
desplome de los ingresos gubernamentales y la caída del comercio internacional del país en
cerca de la mitad de capacidad.70 Estos factores propiciaron el aumento de las demandas
obreras y el fortalecimiento de los movimientos sindicales. Ya durante el sexenio cardenista
la economía no se incrementaba a los pasos esperados. El sector agropecuario crecía
lentamente, debido en buena parte a las medidas del reparto agrario adoptadas por el
gobierno. A su vez el sector comercial creció, pero para el año de 1937 y 1938, con las
políticas de la nacionalización petrolera, la balanza comercial cayó. Al mismo tiempo, la
política del gobierno fue la utilización del gasto público como herramienta para estimular el
desarrollo económico y social del país, adoptando un nuevo modelo de desarrollo
estatista.71
En este contexto los diversos gobiernos mexicanos emprendieron una serie de
políticas que se caracterizarían por su alto impacto en la sociedad, ya sea por la
transformación de la propiedad en el país o por el favoritismo hacia los obreros y
campesinos en la resolución de conflictos. Es notable en este caso el sexenio de Lázaro
Cárdenas, durante el cual se dio un nuevo impulso al reparto de tierras y la creación de
ejidos que repartieron alrededor de 20 millones de hectáreas de tierra fértil; entre ellas
entre los territorios de La Laguna, porción de tierra entre los estados de Durango y
Coahuila caracterizados por ser altamente productivos sobre todo para la siembra de
Algodón.72 Durante ningún periodo presidencial se igualaría el territorio repartido durante
el gobierno de Lázaro Cárdenas, llevándolo a su punto más álgido. Adicionalmente se dio
un impulso al movimiento obrero con medidas como el apoyo a la generalización de

69
Aboites, “La construcción del Nuevo Estado”, 634-636.
70
Aboites, “La construcción del Nuevo Estado”, 619-621.
71
Aguilar Camín, Héctor y Lorenzo Meyer, A la sombra de la Revolución Mexicana, (México: Editorial Cal y
Arena, 1994), 157-161.
72
Aguilar Camín y Meyer, A la sombra de la Revolución Mexicana, 167-170.

- 42 -
contratos colectivos, el rechazo a los sindicatos blancos, la creación de la cláusula de
exclusión, la permisividad a la hora de la realización de huelgas así como la preferencia de
los obreros en la resolución de conflictos dentro de los tribunales de conciliación y
arbitraje.73 Otro elemento característico de la política cardenista fue la resolución de
conflictos con empresarios extranjeros en favor de los intereses mexicanos. El punto más
destacado de dicha política fue la expropiación y nacionalización de la industria petrolera,
la cual permanecía en su totalidad en manos extranjeras.74
Pero tal vez la medida que mayor revuelo y controversia causó entre la sociedad
mexicana fue la implementación de la educación socialista como la única oficial. Para
lograr este objetivo, se llevó a cabo la reforma del artículo 3° Constitucional en 1934, en
donde se estipulaba que la intención de la educación era la creación de una juventud
racional, basada en los principios y modelos sociales. Dicha medida seguía el proyecto de
alfabetización emprendido durante la década anterior, pero ahora con la particularidad de
perseguir la “desfanatización” de la población mexicana, la cual, según la perspectiva
gubernamental, se encontraba controlada por la Iglesia Católica que manipulaba sus
mentes.75 Todas estas acciones causaron gran molestia y una confrontación social de gran
magnitud.
Las medidas radicales implementadas por los gobiernos de esta década causaron un
gran impacto y malestar en diversos sectores de la población, entre ellos los grupos
perjudicados por las políticas estatales, grupos empresariales, sectores de la clase media
conservadora o allegados a la jerarquía católica. Diversas fueron las acciones y los
propósitos en los que se manifestó la inconformidad de estos sectores sociales frente a las
medidas gubernamentales, como los movimientos universitarios que rechazaron la
implementación de una educación dogmática, como consideraban la socialista, y realizaban

73
Aguilar Camín y Meyer, A la sombra de la Revolución Mexicana, 162-66.
74
La expropiación petrolera se debió a una serie de conflictos entre el gobierno mexicano y los empresarios
petroleros extranjeros que se remontaban a los tiempos del Porfiriato, pero que durante el sexenio cardenista
se fueron agravando. El conflicto se encontraba en que el gobierno esgrimía el argumento de que el petróleo
pertenecía a la nación y no veían ningún beneficio económico por su extracción, mientras que las petroleras
argumentaban que su derecho de explotación era anterior a la constitución de 1917. Pero lo que realmente
motivó la expropiación fue un conflicto de carácter sindical, que fue aumentando de escala hasta convertirse
en político. Ante dichas tensiones el gobierno de Lázaro Cárdenas decretó la expropiación de la industria
petrolera en 1938 y los gobiernos extranjeros promovieron un boicot contra la industria petrolera nacional.
Aguilar Camín y Meyer, A la sombra de la Revolución Mexicana, 175-180.
75
Monsiváis, Historia mínima, 201-204.

- 43 -
una defensa de la libertad de cátedra y de la autonomía universitaria.76 Otra muestra fue el
surgimiento de una segunda Cristiada, aunque de menor intensidad que la anterior, cuyo
principal reclamo era el rechazo a la implementación de la educación socialista. Otra
reacción fue el surgimiento de diversos movimientos sociales cuyas posturas eran cercanas
al fascismo. Muestra de ello fue el grupo Las Camisas Doradas77 o el Movimiento
Nacional Sinarquista, cuya fortaleza trascendió por su poder de convocatoria y su gran
arraigo entre los sectores campesinos del Bajío y del Occidente de México.78 Por último
también se organizaron los sectores inconformes de manera política, entrando a la arena
partidista dentro del terreno de la oposición, siendo el caso del Partido Acción Nacional el
ejemplo más destacado por su relevancia y por su longevidad.79
La política exterior de la época estuvo marcada por la política de no intervención en
asuntos extranjeros desarrollada por el gobierno mexicano justificada por la defensa de la
autonomía de las naciones extranjeras. Dicha postura los llevó a condenar la intervención
italiana en Etiopía en 1935, a la Unión Soviética cuando invadió Finlandia en 1938 o a
Alemania cuando se anexó Austria y los Sudetes Checoslovacos.80 La relación con Estados
Unidos fue oscilante, llegando a ser tensa en ocasiones debido a medidas como la
nacionalización de la industria petrolera, pero conforme se avecinaba el conflicto mundial y
debido a las políticas de “buen vecino” emprendidas por el gobierno de Franklin D.

76
Un caso relevante fue el conflicto universitario que sucedió en la Universidad de Guadalajara a mediados
de la década y que conllevó a la fundación de la Universidad de Occidente (antecedente de la Universidad
Autónoma de Guadalajara) y la clausura (y posterior reapertura) de la Universidad de Guadalajara. De todo
ello hablaremos más adelante. Otro ejemplo fue el movimiento por la autonomía emprendido en la
Universidad Nacional. Para mayor información al respecto véase Javier Garciadiego, “La oposición de las
clases medias al cardenismo: contexto en el que nace Acción Nacional,” en Cultura y política en el México
posrevolucionario (México: INEHRM, 2006).
77
Organización cuyo nombre oficial era Acción Revolucionaria Mexicana y cuyo nombre de camisas
doradas se debía a que una buena parte de sus miembros provenía de veteranos de la revolución que habían
sido villistas, además de las similitudes que guardaban con las Camisas Negras italianas o las Camisas
Pardas alemanas. No ocultaban su simpatía con la ideología fascista, ya que se declaraban antisemitas,
anticomunistas y contarios a la radicalidad cardenista. Garciadiego, “La oposición de las clases medias al
cardenismo”, 425.
78
Para una perspectiva acerca de la magnitud del movimiento, véase Jean Meyer, El sinarquismo, el
cardenismo y la Iglesia. 1937-1947 (México: Editorial Tusquets, 2003).
79
Para mayor información al respecto véase Garciadiego, “La oposición de las clases medias al cardenismo”.
80
Resulta contrastante estos posicionamientos frente a las medidas del gobierno cardenista de comerciar
petróleo con el régimen alemán una vez desencadenada la Segunda Guerra Mundial. Aunque esto es
explicable debido al boicot internacional emprendido contra la producción petrolera mexicana y a la
necesidad del Estado mexicano de mercar la producción de petróleo nacional, encontrando en Alemania un
cliente acorde a la situación internacional, ya que también muchos países no querían vender su petróleo a
dicha nación. Véase Juan Alberto Cedillo, Los Nazis en México (México: Editorial Debolsillo, 2013).

- 44 -
Roosevelt, las relaciones se hicieron más cercanas. A su vez el gobierno cardenista abrió la
puerta a diversos refugiados y perseguidos en el mundo.81 Tal vez el ejemplo más
destacado sea el apoyo diplomático y logístico que realizó en favor de refugiados
españoles, en su mayoría simpatizantes de la República, quienes encontraron en México un
espacio donde salvaguardarse y poder desarrollarse, convirtiéndose en lugar de residencia
permanente de algunos de ellos.82
Es ante este panorama que la cultura mexicana también es tierra fértil para las
confrontaciones manifiestas en la sociedad. Se fundaron grupos simpatizantes de las
medidas del gobierno cardenista como la Liga de Escritores y Aristas Revolucionarios
(LEAR) o el Taller de Gráfico Popular, partidarios del pensamiento marxista y socialista
pero a su vez refrendadores del nacionalismo cultural, que utilizaban sus manifestaciones
artísticas para realizar una defensa de las medidas del gobierno así como concientizar al
pueblo.83 Al mismo tiempo, la manifestación del nacionalismo cultural quedó expuesta en
todas las corrientes artísticas, desde la música con obras como Huapango de José Pablo
Moncayo hasta producciones fílmicas como Allá en el Rancho Grande.84 Los sectores que
se declaraban ajenos a la postura nacionalista y que trataban de virar hacia las corrientes
que surgían en el extranjero, eran acusados de traidores y de “malinchistas”. Fue el caso de
la polémica suscitada en torno al grupo de los Contemporáneos y las acusaciones que
recibieron de extranjerizantes y traidores a la patria.85 Por su parte, otros grupos cercanos a
posturas católicas o conservadoras solían ser marginados de los espacios oficiales e
ignorados por la crítica literaria y artística dominante. Es por ello que se vieron en la
81
Aboites, “La construcción del Nuevo Estado”, 634-636.
82
El proceso del exilio español en México fue una migración forzada de alrededor de cien mil españoles, en
su mayoría simpatizantes o militantes de la República Española, bando derrotado en la guerra civil. A través
de facilidades con el otorgamiento de salvoconductos o de barcos para que se transportaran a tierras
mexicanas, el gobierno cardenista reaccionó de dicha manera. Un sector significativo de los transterrados
españoles eran académicos, intelectuales, poetas, artistas, profesionistas o científicos que encontraron
acogimiento en lugares como la UNAM, el IPN, el Fondo de Cultura Económica, universidades del interior
del país o instituciones creadas exprofeso para acogerlos, como sería La Casa de España, que posteriormente
se transformaría en El Colegio de México. Pero así como una buena parte de los exiliados eran profesionistas,
los sectores obreros o populares no encontraron refugio tan fácil, siendo casos excepcionales las personas que
perteneciendo a dichos estratos sociales lograban trasladarse a tierras mexicanas. Monsiváis, Historia mínima,
146-148. El desarrollo de la guerra civil española y las actividades que realizaron los simpatizantes y
exiliados que llegaron a México sería un aspecto de consideración dentro de las revistas, sobre todo en Eos.
Dicho aspecto lo abordaré en extenso en los capítulos 3 y 4.
83
Aboites, “La construcción del Nuevo Estado”, 637-638.
84
Aboites, “La construcción del Nuevo Estado”, 638.
85
Sobre la polémica nacionalista que giró en torno a los Contemporáneos en 1932 hablare con mayor
profundidad en el siguiente apartado, cuando aborde la conformación del campo literario posrevolucionario.

- 45 -
necesidad de formar sus propios espacios de expresión. Sería el caso de la revista Ábside,
administrada por los hermanos Gabriel y Alfonso Méndez Plancarte, quienes desde 1936
dieron espacio a las principales plumas católicas en sus páginas.86
A partir de 1939 es notable un descenso en la radicalidad de las posturas y políticas
emprendidas por el gobierno cardenista y el inicio de un repliegue hacia posturas más
moderadas y conciliadoras. Dicho comportamiento puede ser explicado por varios factores,
entre los que destacan la división social que había generado las políticas gubernamentales,
el desgaste del panorama global ante la inminente confrontación mundial y un acercamiento
político y económico con los Estados Unidos.87 Incluso las elecciones presidenciales de
1940 fueron una muestra de la división imperante en la sociedad mexicana, ya que el
candidato opositor, José Andrew Almazán causó gran popularidad entre los estratos
conservadores y de clase media. La derrota de Almazán ante el candidato oficial, Manuel
Ávila Camacho, conllevó acusaciones de fraude y un llamado a boicot y desobediencia civil
por parte de sus simpatizantes. Al tomar el poder Ávila Camacho, entre las primeras
medidas de su gobierno estuvo hacer pública su devoción católica y exhortar a la unidad
nacional con el fin de iniciar un proceso de reconciliación en la sociedad mexicana.88

I.1.3 Jalisco ante la posrevolución (1920-1940)


En las dos décadas posteriores a la Revolución, el Estado de Jalisco y su capital, la
ciudad de Guadalajara, sufrieron una serie de transformaciones que impactaron de manera
profunda en la sociedad, en la política y en la cultura de la región, renovando con ello los
modos de vida y el desenvolvimiento de la cotidianidad jalisciense. En primer término la
transformación demográfica a lo largo de estas dos décadas fue evidente. Para 1920 Jalisco
contaba con alrededor de 1´191,000 habitantes de los cuales 390,000 se caracterizaban
como urbanos y 818,000 eran de naturaleza rural. En cambio, para 1940 la población del
estado se acercaba a 1´420,000 habitantes, siendo de ellos 580,000 de zonas conurbadas y

86
Para conocer más acerca de esta publicación, véase los trabajos de Herrera Zapién, “El grupo de Ábside y
los humanistas”. Y Mora Muro, “El catolicismo frente a la modernidad”.
87
Aboites, “La construcción del Nuevo Estado”, 641, 644-647.
88
Aboites, “La construcción del Nuevo Estado”, 642-644.

- 46 -
830,000 de zonas rurales.89 Es notable que en estas dos décadas el proceso de crecimiento
poblacional indica un ascenso en la población urbana del estado, ya que mientras lo rural
crece de manera apenas notable, la población urbana se expande en cerca de 200,000
habitantes; gran parte de ella se concentra en la ciudad de Guadalajara. En 1920
Guadalajara contaba con alrededor de 143, 746, aumentando en 1930 a 179, 556. Ya para
principios de 1940 la población había aumentado a 229, 235 habitantes.90 Esta duplicación
de la población tapatía puede ser explicada por diversos sucesos de naturaleza política,
económica y social transcurridos a lo largo de estas dos décadas.
Al igual que el gobierno posrevolucionario nacional, la preocupación de los
gobiernos jaliscienses de las décadas de 1920 y 1930 fue tratar de consolidar la estructura
del poder gubernamental como el único hegemónico a la vez de construir un proyecto de
gobierno de acuerdo a los interés de las esferas del poder local. Pero a diferencia de un
idealizado proceso de institucionalización y fortalecimiento nacional, en el plano local el
gobierno jalisciense atravesó por diversas dificultades de índole política y social que
limitarían sus objetivos por llegar a la consolidación de la estructura gubernamental. Dichos
obstáculos provinieron de diversos estratos sociales, en donde una confrontación de
intereses ocasionó la disputa por espacios de poder e influencia. Dichos actores (la Iglesia
católica y el gobierno federal entre otros más) provocarían turbulencia social y política,
ocasionando la sucesión cotidiana de gobiernos estatales de manera interina a lo largo de
los decenios 1920 y 1930.91
Durante la década de 1920 las disputas por el poder entre las diversas facciones
triunfadoras de la Revolución en el contexto jalisciense provocaron inestabilidad social y

89
Beatriz Núñez Miranda, “Asentamientos y vivienda en Jalisco,” en Jalisco en un siglo. Población,
poblamiento, vivienda y patrimonio. 1895-2005, Coord. María Alicia Peredo Merlo (Guadalajara: El Colegio
de Jalisco, 2010) 163.
90
Águeda Jiménez Pelayo, Jaime Olveda y Beatriz Núñez Miranda, El crecimiento urbano de Guadalajara
(Guadalajara: Colegio de Jalisco/Ayuntamiento de Guadalajara/ Conacyt, 1995), 255-256.
91
Entre dichas décadas estuvieron en la gubernatura del Estado las siguientes personas en orden cronológico:
Luis Castellanos Tapia 1919-1920; Francisco Ruíz 1920; Ignacio Ramos Praslow 1920; Francisco Labastida
Izquierdo 1920-1921; Basilio Vadillo 1921-1922; Antonio Valadez Ramírez 1922-1923; José Barba Anaya
1923; José Guadalupe Zuno 1923; Francisco Tolentino 1923-1924; Aurelio Sepúlveda 1924; José Guadalupe
Zuno 1924-1926; Clemente Sepúlveda 1926; Silvano Barba González 1926-1927; Luis R. Castillo 1927;
Esteban Loera 1927; Enrique Cuervo 1927; Daniel R. Benítez 1927; Margarito Ramírez 1927-1929; José
Manuel Chávez 1929; Juan García 1929; José María Cuellar 1929-1930; Ruperto García de Alba 1930-1931;
Ignacio de la Mora 1931; Juan de Dios Robledo 1931; José María Ceballos 1931; Juan de Dios Robledo
1931-1932; Sebastián Allende 1932-1935; Everardo Topete 1935-1939; Ignacio Jacobo 1939; Juan Aviña
López 1939; Clemente Sepúlveda 1939; Miguel Guevara 1939; y Silvano Barba González 1939-1943.

- 47 -
constantes cambios en la estructura del poder estatal. Las corrientes identificadas con los
caudillos revolucionarios Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta
encontraron en el estado un territorio politizado propicio para sentar un gobierno afín, que
contribuyeran con posiciones de poder con las cuales poder asentar su eje de influencia y
extender sus redes de poder.92 A su vez los gobernantes locales aprovechaban sus
relaciones con los caudillos revolución para incrementar su poder sobre el espacio local. El
obregonismo, quien tenía a José Guadalupe Zuno a la cabeza y el callismo, con personajes
cercanos como Alfredo Romo o José María Cuellar, disputaron los diversos espacios de
poder a lo largo de la década.93
Durante estos periodos de pugnas también es perceptible un paulatino descenso en
la autonomía de toma de decisiones por parte del gobierno estatal frente al gobierno federal.
Dicho fenómeno resulta explicable en la disputa por el poder entre los diversos grupos
políticos, pues cuando el grupo dominante estatal, en este caso el zunismo, no era afín al
grupo político en el poder federal, en este caso el callismo, el primero se encontrara bajo
constante asedio por parte del segundo, limitando sus esferas de influencia en los
organismos nacionales y poniendo trabas en las decisiones de carácter estatal por medio de
personas afines al grupo en el poder nacional.
Pero la inestabilidad no se limitó al terreno de los grupos políticos afines al
gobierno revolucionario, sino que la confrontación entre la Iglesia católica y la estructura
gubernamental también fue de grandes dimensiones, ocasionando la división de la sociedad
jalisciense y mayor turbulencia para los diversos estratos sociales. Dicha pugna, que si bien
tiene una raíz profunda en el estado y que se fortaleció con la lucha revolucionaria, se avivó
a causa de las confrontaciones que se dieron entre los promotores del catolicismo social y

92
Los caudillos posrevolucionarios aprovecharon sus relaciones con diversos políticos y militares asentados
en los diversos estados del país, con los cuales, en la mayoría de los casos, habían sido compañeros de armas
durante el conflicto armado, como una manera de fortalecer su imagen así como acrecentar su influencia
política y sus redes de poder. En el caso de Jalisco resulta entendible lo que argumenta Jaime Tamayo, al
explicar que el Zunismo (encabezado por José Guadalupe Zuno) fuera una sucursal del Obregonismo en el
Estado, ya que al estar cobijado por el caudillo sonorense implicaba su permanencia en el poder estatal a la
vez que un marco de acción para la realización de sus proyectos y políticas. Jaime Tamayo, Jalisco desde la
Revolución, Vol. II La conformación del estado moderno y los conflictos políticos 1917-1929 (Guadalajara:
Gobierno del Estado de Jalisco/Universidad de Guadalajara, 1988), 198-200.
93
Para una visión general acerca de las pugnas por el poder en Jalisco durante la década de 1920 recomiendo
ver el texto de Jaime Tamayo, La conformación del estado moderno. Si bien la perspectiva histórica de dicho
trabajo se enfoca en gran medida en resaltar la pugna entre el poder estatal y el poder federal a través de la
lucha entre el Zunismo y el Callismo, resulta ilustrador para comprender las luchas entre los diversos grupos
de poder.

- 48 -
agrupaciones contrarias a dichos principios. A su vez las medidas emprendidas por los
gobernadores, en especial durante el periodo de José Guadalupe Zuno, contribuyeron a
aumentar los conflictos entre las dos posiciones.94 El punto álgido de la confrontación se
desencadenó en 1926 con el inicio del conflicto cristero, mismo que se prolongó hasta
1929. Durante dicho periodo, todo el territorio jalisciense se vio convulsionado por los
enfrentamientos armados entre el ejército y los alzados, provocando una el desplazamiento
de la población rural hacia núcleos urbanos en busca de seguridad y condiciones idóneas
para la vida. A su vez el conflicto causó un gran desabasto alimenticio y la propagación del
bandidaje, sobre todo en los sectores rurales. El conflicto cristero puso en jaque la
estabilidad del gobierno estatal debido a la fortaleza de las fuerzas cristeras, sobre todo en
la zona de los altos de Jalisco, provocando en ocasiones un reemplazo del poder en las
zonas controladas por los alzados.95
Los movimientos agrarios y sindicalistas también fueron objeto de disputa entre los
diversos grupos de poder y en el conflicto entre el Estado y la Iglesia católica. En el terreno
agrario la confrontación ideológica y social entre el Estado y los sectores católicos, pues la
postura del estado de Jalisco era la gestión para la creación de ejidos con territorios
comunales a raíz del reparto agrario; por su parte sectores de la Iglesia condenaban dicha
redistribución de las tierras por entrar en perjuicio de la propiedad privada, razón por la que
se hizo un llamado a los campesinos para que rechazaran las tierras que les fueran dadas y
buscaran la implementación de la pequeña propiedad como el núcleo de la tenencia de la
tierra. Este conflicto tendría una gran repercusión para la participación popular en la Guerra
Cristera.96 Por su parte los movimientos sindicalistas fueron ejes de confrontaciones entre

94
El periodo de Guadalupe Zuno estuvo caracterizado por la implementación de medidas con características
cercanas al socialismo, además por la aplicación férrea de las leyes normativas de la actividad clerical.
Francisco Barbosa Guzmán, Jalisco desde la Revolución. Vol. VI, La Iglesia y el Gobierno Civil
(Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco/Universidad de Guadalajara, 1988), 271-291.
95
Sobre los orígenes y manifestaciones del conflicto entre el Gobierno Estatal y la Iglesia Católica durante la
década de 1920, así como el impacto del conflicto cristero en Jalisco, véase el trabajo de Barbosa Guzmán,
1988.
96
Barbosa Guzmán, La Iglesia y el Gobierno Civil, 275-287.

- 49 -
diversos grupos de poder,97 además de ser terreno de conflicto entre la perspectiva del
catolicismo social y el gobierno jalisciense.98
La economía jalisciense durante la década de 1920 vivió épocas convulsas,
potenciadas tanto por los conflictos sociales como el panorama desolador que había dejado
a su paso la Revolución. Es por ello que el comercio se convirtió en la principal actividad
económica, en miras de que sectores como la agricultura, la ganadería y la minería (sobre
todo en el centro y sur del Estado) se fortalecieran y lograran una estabilidad. A pesar de
estas esperanzas, los conflictos sociales y la Gran Depresión vinieron a postergar dichos
propósitos. Ante el auge del comercio como actividad económica, las autoridades locales
buscaron su regulación con miras a la obtención de recursos monetarios que engrosaran las
arcas fiscales.99
Las campañas educativas que se implementaron durante la década de 1920 también
tuvieron desarrollo en Jalisco. Para ello se creó la figura de Delegado estatal de educación
con el objetivo de propiciar la coordinación entre los niveles estatales y federal. 100A su vez
la realización de las misiones culturales y las campañas de alfabetismo rural en el estado
seguían los mismos principios rectores de la campaña vasconcelista.101 La naturaleza
ideológica del conflicto religioso hizo que la educación también sufriera su impacto, ya que
durante el periodo del conflicto cristero buena parte de la educación rural estuvo paralizada,
además de la constante condena por parte de la Iglesia hacia la educación oficial, y llegar a
recurrir a la educación religiosa de manera clandestina.102 Una preocupación latente del

97
El control por los sectores sindicalizados representó un territorio constante en la búsqueda del poder
político entre los diversos grupos de poder. El callismo, a través de la figura de Luis N. Morones y el control
de sindicatos es el ejemplo más notable en este caso.
98
La confrontación sindical se dio por medio de la existencia de diversos sindicatos y organizaciones
mutualistas creadas bajo el amparo de la jerarquía eclesiástica y en donde se realizaba una conciliación entre
los obreros y los patrones. Por su parte, por medio de medidas favorables a los obreros, el gobierno trataba de
mermar la influencia del sindicalismo católico entre los círculos laborales., José María Muriá, Dir., Historia
de Jalisco. Tomo IV, Desde la consolidación del Porfiriato hasta mediados del siglo XX (Guadalajara:
UNED, 1982), 415-421.
99
J. Abelino Torres Montes De Oca, Jalisco desde la Revolución, Vol. XIV El comercio y su conformación,
1940-1987 (Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco/Universidad de Guadalajara, 1988), 83-89.
100
Martínez Moya, Armando y Manuel Moreno Castañeda, Jalisco desde la Revolución. Vol. VII La escuela
de la Revolución. (Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco/ Universidad de Guadalajara, 1988), 88-96.
101
. Dichas campañas de educación en el estado, además de su propósito alfabetizador, en algunas ocasiones
fueron utilizadas como herramientas para la “desfanatización” de sectores de la población rural. Muriá,
Historia de Jalisco, 337-350.
102
Muriá, Historia de Jalisco, 343-346. Como veremos en el siguiente capítulo, las escuelas religiosas
siguieron operando de manera intermitente en las diversas regiones de Jalisco, pues varios de los productores
culturales de los que hablaré recibió su educación básica en escuelas de este tipo.

- 50 -
gobierno estatal fue ordenar y reestructurar la educación superior, es por ello que en 1925
se agrupan las diversas escuelas profesionales existentes en el estado para conformar la
Universidad de Guadalajara. Dicho proyecto de educación superior estuvo impregnado de
los principios del “nacionalismo cultural”.103
En el escenario artístico jalisciense las corrientes dominantes durante la década de
1920 estuvieron íntimamente ligadas al nacionalismo, aunque adquiriendo diversos matices
de acuerdo al campo de desarrollo. En primer lugar destacan en el aspecto arquitectónico el
desarrollo del neo indigenismo, con espacios como el Teatro Cuauhtémoc, o el neocolonial,
cuyo mejor ejemplo es la casa donde residía Guadalupe Zuno. 104 Al mismo tiempo surgía
una corriente arquitectónica local llamada “Escuela tapatía de arquitectura”, encabezada
por Luis Barragán y Pedro Castellanos con una profunda inspiración en la cultura local, en
la árabe y en principios de la doctrina católica.105 A su vez en las artes plásticas el
movimiento muralista con exponentes como Amado de la Cueva, José Clemente Orozco,
Carlos Orozco Romero, David Alfaro Siqueiros o los miembros del “Olimpo House”106
tomó fuerza en el ámbito local. Al mismo tiempo, los herederos del “Centro Bohemio”
serían quienes desarrollarían la pintura de pequeño formato,107 y la escritura encontró causa
a través de publicaciones como Bandera de Provincias o plumas como la de Agustín
Yáñez, José Cornejo Franco o Efraín González Luna.

103
Esto se debe a que quienes concibieron la idea de la Universidad fue el grupo cultural llamado “Centro
Bohemio”, el cual encabezaba el gobernador José Guadalupe Zuno. En dicho grupo, las ideas del
nacionalismo cultura adquirieron gran relevancia. Martínez Moya y Moreno Castañeda, La escuela de la
revolución, 143-163.
104
Daniel González Romero, Jalisco desde la Revolución, Vol. X Arquitectura y desarrollo urbano
(Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco/ Universidad de Guadalajara, 1988), 99-103.
105
Esta corriente retoma la utilización de materiales de carácter local como la teja, ladrillo y cerámica y lo
mezcla con los fundamentos de la escuela Funcionalista con una inspiración de las edificaciones árabes
localizadas en España. A su vez la espiritualidad del catolicismo queda manifiesto en el manejo de la
iluminación y de los espacios interiores; esta inspiración en la religión se debe a que todos los arquitectos que
desarrollaron dicha corriente eran profundamente católicos. Algunas edificaciones destacadas realizadas por
algunos de estos arquitectos serían la Casa González Luna (actual casa Iteso-Clavijero), la Casa Cristos
(actual sede del Colegio de Arquitectos) y la Casa Farah. Muriá, Historia de Jalisco, 675-677.
106
Grupo en el cual tuvieron una influencia las vanguardias europeas Este grupo integrado por José Parres
Arias, José de Jesús Guerrero Galván, Francisco Sánchez Flores, Mario Alfonso Medina, Alfonso Michel,
entre otros, y con León Muñiz a la cabeza, tendrían al Impresionismo como cabeza de grupo, pero pronto
evolucionarían al Neorrealismo y a los llamados “Falsos murales”, mismo que quedarían plasmados en el
“Olimpo House”, lugar localizado en la parte superior de la Biblioteca Iberoamericana y que era donde se
reunían. Fernando Martínez Réding, Enciclopedia temática de Jalisco. Vol. VII Arte (Guadalajara: Gobierno
del Estado de Jalisco, 1992), 23-25.
107
Pintores como Xavier Guerrero, José Guadalupe Zuno, Amado de la Cueva, Carlos Orozco Romero,
Alfonso Michel, José Luis Figueroa y Carlos Sthal.

- 51 -
Ya para la década de 1930 la situación en Jalisco siguió siendo tensa debido a los
remanentes del conflicto cristero que aún se vivían en diversos lugares del estado así como
relaciones conflictivas entre el gobierno estatal y la Iglesia católica, como la eventual
expulsión del arzobispo Francisco Orozco y Jiménez en 1932. Mientras, las disputas por el
poder entre diversos grupos locales hacían que la situación política siguiera siendo turbia,
llegando a ser más compleja en el terreno social que la década anterior. A comienzos de la
década con el ascenso de Sebastián Allende a la gubernatura, el callismo tomó pleno
control de Jalisco. Con la llegada de Lázaro Cárdenas a la presidencia en 1934 y la ruptura
con el grupo callista, fue al gobernador Everardo Topete a quien le tocó enfrentar dicha
disputa en el poder, llegando a buenos términos con el presidente Lázaro Cárdenas. En
1938 llegaría a la gubernatura Silvano Barba, político de filiación cardenista.108
Durante esta década el sector industrial jalisciense, concentrado principalmente en
Guadalajara, experimentó el inicio de un crecimiento industrial caracterizado por ser de
pequeña escala, como talleres o empresas de carácter familiar para la producción de
insumos de consumo inmediato, como ropa, alimentos o equipamiento de servicio. Este
proceso ocasionó que Guadalajara se convirtiera en el centro económico más importante de
la región debido a su fortaleza comercial y a su naciente industria productiva. También este
crecimiento industrial produjo un aumento en la población urbana, debido a la migración de
la población rural a Guadalajara en búsqueda de una mayor estabilidad frente a los
continuos conflictos sociales que se vivían en el campo, así como la obtención de empleos
con los cuales tratar de subsistir de manera decorosa.109
Después de la crisis social que significó la Cristiada, el sector empresarial logró una
mejora en las relaciones con el gobierno estatal por medio de la creación de organismos
como la Cámara Nacional de Comercio, Industria y Minería de Jalisco (CNCIMJ) o el

108
Para mayor información respecto a las disputas políticas de esa década, véase Muriá, Historia de Jalisco,
397-413.
109
Para el desarrollo de la industria jalisciense, concentrada en mayor medida en Guadalajara, fue
fundamental la capitalización a través del sector comercial. Esto motivó que diversos sectores de la población
tapatía, sobre todo aquellas comunidades extranjeras o descendientes de extranjeros, se convirtieran en los
principales capitalizadores de la industrialización jalisciense. Rogelio Luna Zamora, “Estado, industria y
economía (1930-1940),” en Jalisco desde la Revolución, Vol. XII Crecimiento industrial y manufacturero,
1940-1980, Rogelio Luna Zamora et al. (Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco/Universidad de
Guadalajara, 1988), 18-38. Este fenómeno migratorio impactó a los productos culturales, ya que todos
llegaron a Guadalajara provenientes de otras poblaciones de Jalisco. Profundizaré en las razones a las que se
debió dicha migración en el segundo capítulo.

- 52 -
fortalecimiento de otras como la Cámara de Comercio de Guadalajara. Esto propició que
los movimientos obreros fueran objetos de persecución, sobre todo aquellos de filiación
socialista. Ya durante la etapa cardenista los movimientos sindicales y agrarios también
vivieron el auge del radicalismo gubernamental, propiciando un aumento en los
movimientos sindicales y el apoyo por parte de importantes núcleos agrarios para la
implementación del reparto agrario y la creación de ejidos. La radicalización de dichos
movimientos se vio reflejada en la creación de instancias como el Comité Estatal de
Defensa Proletaria o la Federación de Trabajadores de Jalisco, organismos estatales
pertenecientes a la CTM. Por estos medios los obreros encontraron las formas para priorizar
sus demandas frente a las de los patrones, pero también significó un medio de control por
parte del gobierno estatal y federal sobre ellos.110
En el terreno educativo, la implementación de la educación socialista también tuvo
graves repercusiones en el estado, propiciando el reavivamiento de grupos armados,
mayoritariamente en sectores rurales aislados de Guadalajara, que se oponían por medio de
la violencia a la puesta en marcha de dicho proyecto educativo. Este alzamiento, conocido
popularmente como “la segunda Cristiada” con Lauro Rocha a la cabeza, trató de combatir
la llegada de maestros a las poblaciones rurales, los cuales proyectaban a las escuelas como
centros de reorganización social donde se generaran diversos proyectos que impactaran no
solo a la población más pequeña, sino que se propiciara un cambio en la estructura
comunitaria. Esto causa gran alboroto y rechazo entre diversos sectores de la Iglesia
católica, a la vez que en parte de la población rural se dio un gran descontento.111 En el
sector urbano la oposición a la educación socialista se dio a través de manifestaciones y
mítines en los que parte de la población externaban su descontento.112
Derivado de la educación socialista en el estado estalló otro conflicto que causó
gran impacto y división en la sociedad tapatía: la confrontación ideológica que se vivió al
interior de la Universidad de Guadalajara. A través de reformas a las leyes y reglamentos

110
Para mayor información véase Jaime Tamayo, “Los obreros,” en Jalisco desde la Revolución. Vol. V
Movimientos sociales 1929-1940. Coord. Laura Patricia Romero (Guadalajara: Gobierno del Estado de
Jalisco/Universidad de Guadalajara, 1988), 78-97.
111
Muriá, Historia de Jalisco, 619-621.
112
En Guadalajara la oposición recurrió a la impresión y difusión de panfletos que llamaban a la
desobediencia y a la huelga, además que se contaba con una red clandestina de escuelas privadas. El gobierno
por su parte trataba de identificar y clausurar a las escuelas clandestinas, además de fomentar brigadas
culturales y cooperativas para consolidar dicho modelo Muriá, Historia de Jalisco, 547-557.

- 53 -
internos se intentó empatar la visión universitaria con la educación socialista, situación que
causó la inconformidad de diversos núcleos en la universidad, entre los que se encontraban
estudiantes, administrativos y académicos de tendencia conservadoras así como personas
que vieron en dichas reformas una violación a la libertad de cátedra y a la autonomía
universitaria que asociaban a una “aproximación comunista” a la Universidad. La
Federación de Estudiantes de Jalisco (FEJ), encabezada por Carlos Cuesta Gallardo y
Ángel Leaño Álvarez del Castillo, serían protagonistas de dicha disputa.113 Por su parte, el
sector de la Universidad que se sentía identificado con las reformas, a la vez que las
apoyaban, se vio encabezado por la Federación de Estudiantes Universitarios (FESO). La
confrontación derivó en una serie de enfrentamientos entre estos dos sectores, a la vez que
se pronunció la huelga y una posterior clausura de la Universidad. Ante este escenario, el
sector conservador optó por estructurar una nueva institución, la Universidad Autónoma de
Occidente (posterior Universidad Autónoma de Guadalajara), que se convertiría en la
primera universidad privada del país, así como un fuerte núcleo de estructura
conservadora.114
Otro efecto de la radicalidad gubernamental en el estado fue la conformación de
diversos movimientos y agrupaciones (algunas de carácter secreto y clandestino) que se
manifestaron en contra de las medidas callistas y cardenistas. Uno de ellos fue el grupo
conocido como “Las Legiones”, conformadas por Manuel Romo de Alba, tenían el
propósito de derrocar la “dictadura callista y cardenista”. Si bien la jerarquía católica nunca
consintió el movimiento por ser de carácter violento los métodos empleados por la
estructura, su movimiento logró formar alrededor de 30,000 miembros a su interior.115 Otro

113
Muriá, Historia de Jalisco, 540-547. Este conflicto de carácter universitario afectó a algunos de los
productores culturales que abordo en este estudio, cuestión que profundizaré en el segundo capítulo.
114
Según Laura Alarcón Menchaca, diversos fueron los sectores que integraron en un primer momento la
Universidad Autónoma de Occidente (posterior UAG), pero con una predominancia de sectores católicos,
como los jesuitas o agrupaciones como la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC). A su vez, al
interior de dicha institución se forjó una de las sociedades secretas de mayor relevancia para los movimientos
ultraderechistas en décadas venideras: los Tecos. Encabezados por Cuesta Gallardo y Ángel Leaño; los
cuales, simpatizantes del fascismo, haciéndose con el control de la Universidad. Laura Alarcón Menchaca,
“Grupos conservadores en Jalisco. Mismo origen, distinto fin. 1930-1960,” en Proyectos de Nación en
Jalisco: Cien años de pugnas y pactos. Coord. María Alicia Peredo Merlo (Guadalajara: El Colegio de
Jalisco, 2010), 70-78.
115
Poco a poco sus posturas irían cambiando por preceptos más místicos y espirituales, debido a que sufrieron
la infiltración de jesuitas con posturas pacíficas, quienes se hicieron con el control de la organización poco
tiempo después. Estos preceptos místicos, al igual que la organización servirían de base para la formación del
Sinarquismo. Patricia Valles, “La derecha radical,” en Jalisco desde la Revolución, Vol. V Movimientos

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grupo que surgió de la estructura de “Las Legiones” fue el movimiento secreto conocido
como “La Base”, la cual sirvió de estructura conformadora del Sinarquismo. El movimiento
sinarquista se vio fortalecido en la zona de los Altos de Jalisco debido a la continua sequía
que había enfrentado la región durante gran parte de la década, a pesar de ello, su militancia
no fue significativa en el estado, sin poder rebasar los 21,000 integrantes para 1940.116 A su
vez también existieron movimientos radicales sin estar completamente ligados a motivos
religiosos. Fue el caso de la Asociación Revolucionaria Mexicana, la cual estaba
conformada por sectores de clase media urbana y se caracterizó por sus posturas
nacionalistas, xenófobas y antisemitas. En Guadalajara entraron en constante conflicto y
enfrentamiento con organizaciones como los sindicatos rojos sobrevivientes, la FESO y los
pequeños comerciantes, ya que las camisas doradas los extorsionaban como forma de
financiación.117
Por su parte en el mundo de las artes jaliscienses surgieron voces jóvenes que
debido a la aparición de nuevas ideas que renovarían los territorios artísticos durante las
próximas décadas. Muestra de ello es la formación del grupo conocido como Pintores
Jóvenes de Jalisco, que entre sus filas contaba con Raúl Anguiano, Mario Alfonso Medina,
Jesús Guerrero Galván, Carlos Villaseñor, Juan Soriano, entre otros. Algunos de ellos,
como Juan Soriano, Raúl Anguiano o Jesús Guerrero Galván se convertirían en exponentes
plásticos de relevancia nacional durante la década de 1940 y 1950. 118 Por su parte la huella
en la literatura jalisciense que dejó la revista Bandera de Provincias y del grupo Sin
número y sin nombre que la conformó siguió calando hondo a lo largo de la década, con
publicaciones como Campo o Índice. A su vez existieron diversos movimientos literarios
dispersos que no lograron constituirse como la corriente estética dominante. De todo esto
hablaré en el tercer apartado de este capítulo.119

sociales 1929-1940, Coord. Laura Patricia Romero (Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco/Universidad
de Guadalajara, 1988), 243-256.
116
Alarcón Menchaca, “Grupos conservadores en Jalisco”, 82-84.
117
Otra manera de obtener fondos era bajo el patrocinio de industriales y comerciantes simpatizantes de la
causa. Valles, “La derecha radical”, 256-260.
118
Martínez Réding, Arte, 24-25.
119
Muriá, Historia de Jalisco, 637-644.

- 55 -
I.2. Cambio y evolución del campo literario nacional
En el estudio del campo literario se le suele considerar como un espacio autónomo,
inmutable ante los acontecimientos externos y apenas preocupado por ellos, que no guarda
relación alguna con su contexto y solo ocasionalmente suele estrechar algún lazo con otros
campos. Para este trabajo trato de romper con dicha visión y establecer en el campo
literario el impacto de ciertas ideas y sucesos. Si bien es cierto que los campos poseen
autonomía respecto a la producción de objetos y capitales culturales y simbólicos propios,
así como la generación de dinámicas propias en las que la disputa por el poder entre los
diversos grupos al interior se basa en dichos objetos y capitales, es necesario también tener
en cuenta que en ocasiones sucesos externos al campo pueden lograr cambios en su
interior.120 Es por ello que me resulta esencial enfocarme en el estudio de los grupos, sus
ideas, sus pugnas contra otros grupos, las publicaciones periódicas que realizaron y las
prácticas que desarrollaron como una manera de distinguir la conformación del campo
literario posrevolucionario, con sus cambios y permanencias; donde las tensiones entre
actores e ideas son continuas y la disputa por el poder simbólico y cultural se convierte en
su motor de vida.
Para lograr entender la conformación de un campo literario posrevolucionario parto
de la idea propuesta por Pedro Ángel Palou acerca de que es posible visualizar su
convergencia a partir de 1920 con la publicación de la revista México Moderno, editada por
Enrique González Martínez. En su interior ya es visible la realización de debates acerca de
la cultura nacional además de la aparición de nuevos actores respecto a los viejos
protagonistas del campo literario porfiriano y revolucionario.121

120
En este sentido no estoy de acuerdo con Pedro Ángel Palou cuando se refiere a que “no son las condiciones
previas del sistema las que determinan los cambios que ocurren en éste [Campo literario]; que la tradición que
quería Eliot se mueve, es cierto, con la inclusión de obras nuevas que la rescriben entera, pero que obedecen a
una lógica distinta. Dentro del campo responden a ese espacio de los posibles virtuales que se mueve en el
lugar de las tomas de posición culturales y, sobre todo, dependen de las relaciones de fuerza simbólicas entre
los agentes y las instituciones […] Obligarnos como críticos a pensar en el campo de producción cultural
como un universo social autónomo nos permite liberarnos de las extrapolaciones fáciles en los textos de la
visión del mundo del escritor o de su grupo social al que pertenece o para el que escribe”. Pedro Ángel Palou,
La casa del silencio. Aproximaciones en tres tiempos a Contemporáneos (Zamora: El Colegio de Michoacán,
1997), 32-33. Si bien concibo que las dinámicas propias del campo literario son un factor de vital importancia
para explicar los cambios surgidos al interior de él, también considero la posibilidad de que factores
coyunturales externos al campo así como el actuar de ciertos individuos en su interior logran explicar ciertos
cambios de las dinámicas propias del espacio
121
Palou, La casa del silencio, 34-41.

- 56 -
Como mencionábamos, la revista México Moderno fue un punto de encuentro
intergeneracional, ya que con el advenimiento de la nueva década surgieron una serie de
voces encarnadas en jóvenes literatos que buscaban espacios en los cuales expresar sus
ideas respecto a la literatura y tratar de consolidar un renombre al interior del campo. Es
por ello que México Moderno sirvió como un espacio de convivencia entre las viejas
generaciones, como la modernista,122 con autores como Enrique González Martínez,
Salvador Díaz Mirón, José Juan Tablada, Amado Nervo y Manuel Gutiérrez Nájera, entre
otros más, quienes encarnan el sector porfirista aún vivo en el campo literario, tratando de
defender las pocas posiciones y el prestigio que todavía poseían a causa del movimiento
revolucionario. En la misma revista es posible encontrar también miembros de la
generación que maduró y se forjo con la Revolución, simbolizada de mejor forma con el
Ateneo de la Juventud --como Ramón López Velarde, Alfonso Cravioto y Ricardo Gómez
Robelo entre otros más-- siendo quienes estaban en pleno control del capital simbólico al
interior del campo. A su vez estarían presentes plumas de jóvenes inquietos como Salvador
Novo, Xavier Villaurrutia, José Gorostiza y Jaime Torres Bodet, quienes significaban los
nuevos contendientes en la búsqueda por el capital simbólico y cultural. La revista México
Moderno significó una ruptura dentro del campo literario mexicano, pues además de ser un
punto de encuentro, significaría el último momento en que se viviría la “paz
revolucionaria”, pues a partir de ahí las confrontaciones y polémicas literarias entre
diversos sectores serían continuas a causa de la llegada de las vanguardias literarias. 123 Al
concluir su edición en 1923, las disputas y polémicas entre diversos grupos y corrientes
serían problemática cotidiana al interior del campo literario posrevolucionario.
Durante estos años era común que literatos vivieran de puestos en la administración
pública siendo participes en los proyectos de reconstrucción nacional, ya sea en aquellos de
gran y mediana importancia (como Vasconcelos en la Secretaría de Educación o Manuel
Gómez Morín en la subsecretaria de Hacienda) o como administrativos que permitían el
funcionamiento del proyecto educativo vasconcelista mientras se configura la visión del

122
La literatura modernista, expresada sobre todo por medio de la poesía, vino a surgir como una respuesta al
romanticismo literario. Se caracteriza por la búsqueda de una expresión literaria libre de academicismos y
romanticismos, que permita la búsqueda de un amplio vocabulario con el cual jugar a realizar alegorías. Tiene
su auge en México a finales del siglo XIX y principios del XX, por medio de publicaciones como la Revista
Azul o la Revista Moderna, durante el apogeo del positivismo y el “progreso” porfirista. Monsiváis, Historia
mínima, 15-24.
123
Palou, La casa del silencio, 73-74.

- 57 -
nacionalismo cultural.124 En dicho contexto es que surgen diversos “grupos” literarios con
ideas e interpretaciones propias, pero todos ligados en cierta forma a la discusión acerca de
qué es lo mexicano y cómo debe ser su interpretación.125
El estridentismo fue el primero de ellos. Surgido a raíz del manifiesto publicado por
Manuel Maples Arce, se sumaron a esta corriente, tanto literaria como pictórica,126
escritores como Arqueles Vela, German List Arzubide, Luis Quintanilla (o Kintanilla como
él lo escribía) y Salvador Gallardo. Asentados en un comienzo en México, posteriormente
se trasladan a Xalapa (bautizada por ellos mismos como “Estridentopolis”) debido a que
eran protegidos por Heriberto Jara, gobernador de Veracruz a finales de la década de 1920.
Inspirados fuertemente por el dadaísmo, el futurismo y el unanimismo, pretendían superar
la coyuntura de la Revolución Mexicana en un intento por converger a la vanguardia de la
ideología radical; es por ello que condenan todo aquello que queda fuera de ellos, por
considerarlo convencional y obsoleto. A través de desplegados, manifiestos, adhesiones a
causas políticas y publicaciones trataron de difundir sus ideas estéticas y éticas, dando una
imagen de lo “moderno” encarnado en la máquina y lo industrial, a lo cual rendían un culto
ideológico cercano a la idea del “progreso”. Fueron sus publicaciones periódicas Horizonte,
Ser e Irradiador los medios por los cuales expresaron sus ideas y críticas al interior del
campo literario posrevolucionario.127
En otra tónica se encontraba el grupo de Contemporáneos, facción conformada por
los escritores y poetas Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Carlos Pellicer, Enrique
González Rojo, Bernardo Ortíz de Montellano, José Gorostiza, Jaime Torres Bodet,
Gilberto Owen, Celestino Gorostiza, Rubén Salazar Mallén y Jorge Cuesta entre algunos
más, casi todos miembros de la burocracia de la Secretaría de Educación durante la etapa de
Vasconcelos, Gastelum y Bassols. Dichos escritores cultivaron todas las expresiones de la

124
Palou, La casa del silencio, 75.
125
Dichos grupos literarios no eran siempre núcleos cerrados, sino que ocasionalmente se limitaban a
convergencias estéticas similares por cuya razón eran etiquetados como grupos o corrientes literarias. En otras
los grupos si eran núcleos cerrados de convivencia e ideas, llegando a desarrollar dinámicas propias. A su vez
es posible encontrar individuos que no encajan en ninguna corriente o grupo y que resaltan por sí mismos,
constructores de un estilo propio. Es por ello que se debe tener una interpretación heterogénea del término
grupo literario y concebir la circulación de actores interactuando con diversos núcleos al mismo tiempo,
tramando relaciones intergrupales y defendiendo a grupos que podrían ser considerados como ajenos.
126
De la facción pictórica del estridentismo no nos ocuparemos en esta ocasión. Quien desee más información
al respecto, remitirse a Monsiváis, Historia mínima, 136-139.
127
Monsiváis, Historia mínima, 136-139. José Luis Martínez, Literatura mexicana siglo XX. 1910-1949
(México: Conaculta, 2001), 42-43.

- 58 -
literatura, desde la poesía, el ensayo, la crítica, la reseña, la crónica y la narrativa hasta la
dramaturgia, pero siempre con una perspectiva que se esforzaba en separar la práctica
literaria de todo los demás, tratando de dotarla de un significado propio pero con aspiración
a un sentido universalista y cosmopolita. Su obra adquirió gran relevancia a través de
publicaciones como La Falange, Ulises, Contemporáneos y Examen, las cuales se
convirtieron en referencias obligadas ya sea por la calidad de sus contenidos o por las
continuas polémicas literarias que se vivieron a través de sus páginas, ya que eran
constantes los ataques de grupos nacionalistas en contra de este grupo por su postura
ideológica.128
Un movimiento más, el cual tuvo sus orígenes en la década de 1920 pero viviría su
verdadero auge hasta principios de la década siguiente sería el Agorismo. A este
movimiento pertenecieron escritores como José María Benítez, Martín Paz, Alfredo
Álvarez García, Gustavo Ortíz Hernán, Gilberto Bosques, María del Mar, Luis Octavio
Madero, Manuel Gallardo, Alfredo Ortíz Vidales y Héctor Pérez Martínez, con objetivos
que trascendían la literatura al percibirla como herramienta que sirviera para la instrucción
de las masas, y al arte como un proyecto de alto grado humanizante. También se
posicionaban dentro de un profundo nacionalismo, considerando que las ideas extranjeras
se desajustaban a la realidad nacional. Sus principales acciones se centraron en la Ciudad
de México y poseyeron solamente dos revistas en las cuales difundían sus ideas al interior
del campo: la muy conocida Vértice y la breve Agorismo, de la cual se editó solamente un
número.129
Si bien no funcionaron como agrupaciones literarias, también existieron corrientes
literarias que contaron con diversos exponentes, pero que no respondían a una lógica
grupal. Algunas tenían sus antecedentes durante la época porfiriana y habían logrado
perdurar hasta la posrevolución, a causa de la cual se vieron fortalecidas de nueva cuenta;
otras, por el contrario, vieron sus luces con la época posrevolucionaria. Un ejemplo de lo
primero es la corriente literaria cercana al colonialismo. Esta corriente, encabezada por

128
La bibliografía acerca del grupo Contemporáneos es muy grande. Para mayor información sobre dicho
grupo en una crónica de año por año respecto a su conformación y evolución como grupo, véase Guillermo
Sheridan, Los Contemporáneos ayer (México: Fondo de Cultura Económica, 1993); para un análisis literario
acerca de sus obras y sus ideas estéticas véase Palou, La casa del silencio; y en caso de una reseña breve
acerca de sus características más importantes, véase Monsiváis, Historia mínima, 169-180.
129
Monsiváis, Historia mínima, 139-140.

- 59 -
escritores como Artemio del Valle-Arizpe, Julio Jiménez Rueda, Ermilo Abreu Gómez,
Genaro Estrada o Alfonso Cravioto, basaba sus principios temáticos en una remembranza
de la época colonial mexicana. Desde una perspectiva nacionalista, pero en contradicción
con el nacionalismo indigenista posrevolucionario, esta corriente estética rescataba la
llegada del español como punto inicial de lo mexicano, además de un ideal de nación que
parte del hispanismo y la tradición católico-española. Respecto a la narrativa, si bien
estaban afectados por los modelos desarrollados por escritores contemporáneos a ellos
como Gabriel D´Annunzio o Marcel Schwob, pretendían un barroquismo en la utilización
del lenguaje narrativo y poético.130
Una corriente que se vio completamente influida por el conflicto revolucionario fue
la narrativa revolucionaria o la novela de la revolución. Esta manifestación literaria con
origen durante la década de 1910, aún arrojaba resultados en la época posrevolucionaria.
Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán, José Vasconcelos, Rafael F. Muñoz o José Rubén
Romero enunciaban a través de sus plumas la violencia y los contrastes que se vivieron en
el conflicto revolucionario a la vez que expresaban la situación que se vivía respecto a las
disputas políticas una vez terminada la contienda.131 Por último también manifestaciones
inspiradas en la vida pueblerina tuvieron lugar en las corrientes literarias, caso de la
literatura provinciana. Esta corriente vivía las últimas expresiones de su estilo. Autores
como Alfredo R. Plasencia, Francisco González de León, Manuel Ponce y Concha Urquizo
concibieron la inspiración en las poblaciones de zonas como el Bajío o los Altos de Jalisco,
lugares en donde predominaban las creencias católicas y la idealización de la vida apacible
basada en los preceptos católicos, en contraste con los modos de vida frenéticos de las
urbes.132
Entre las prácticas que tomaron relevancia entre diversos grupos durante esta década
se encuentra la realización de talleres literarios como medio de interacción. Dichos talleres
literarios son el lugar en el cual se pone a discusión, se sugieren cambios, se debate y se
expone a la crítica, por lo cual se constituye en un espacio de importancia para el auge de

130
Martínez, Literatura mexicana siglo XX, 32-33. Monsiváis, Historia mínima, 224-225.
131
Martínez, Literatura mexicana siglo XX, 52-61. Monsiváis, Historia mínima, 61-75
132
Monsiváis, Historia mínima, 80-81. Para los productores culturales a los que nos referimos en este estudio,
el modelo de la literatura “provinciana” resultó un elemento cercano y cotidiano en su panorama literario,
siendo lecturas cotidianas para ellos, pero no llegando ser una gran influencia, salvo varios casos. A pesar de
ello, como mostraré en el cuarto capítulo, la literatura “provinciana” llegó a ser una presencia continua tanto
en Eos como en Pan, mostrando las razones de dicha presencia.

- 60 -
las vanguardias literarias y de las discusiones en torno al rol de la literatura en el
nacionalismo cultural.133 A la par del taller literario, perduraba la tradición de las tertulias
literarias, aunque ahora trasladadas a espacios de carácter público, como lo eran cafés o
restaurantes. Estos espacios, sitios de reunión cotidiana de diversos grupos literarios, se
empiezan a frecuentar apenas en esta década en concordancia con el advenimiento de las
vanguardias artísticas al país y sus pretensiones modernistas, aspecto que caló hondo en el
trasfondo de las prácticas del campo literario, pues se forjaría toda una tradición respecto a
frecuentar el café o restaurante como un espacio propio de la expresión del grupo literario y
una extensión de ellos mismos.134 El café Lady Baltimore o el café Sanborns, son lugares
en los cuales se reúne el círculo de Contemporáneos; por su parte los estridentistas se
apropian del café Europa al cual bautizan como “el café de nadie”, siendo además del
espacio en el cual se reúnen, una temática recurrente tanto en sus obras literarias como
pictóricas.135
Por su parte las polémicas y disputas literarias se convirtieron en una de las
manifestaciones comunes al interior del campo literario por las pugnas ideológicas, de
poder y de posesión del capital cultural y simbólico, formando parte del habitus literario
posrevolucionario. Las disputas de esta época giraron alrededor de la temática del estado de
la literatura respecto a la situación social del país y a su postura en torno al nacionalismo
cultural surgido con la institucionalización de la Revolución. Durante esta década fueron
varias las polémicas suscitadas, como los debates entre Manuel Gómez Morín y José
Vasconcelos por las políticas educativas en 1922, las discusiones de Antonio Caso con
Samuel Ramos respecto a la práctica de la filosofía en 1928, 136 pero tal vez la más
destacada de toda la década fue la que sucedió en 1925 y que giró alrededor de

133
Gabriela Mariel Espinosa, “Lugares de encuentro: el café y el taller literario en el México de los años
20`s,” Anclajes 8 (Diciembre de 2004): 109-114.
134
Mariel Espinosa, “Lugares de encuentro”, 105-109. Estas prácticas de reunión las pondrían en práctica en
el ámbito del campo literario tapatío los productores culturales de los que me ocupo en esta tesis. Para mayor
información sobre los orígenes y desarrollo de estas prácticas, véase el capítulo 3.
135
Testimonio de dicha apropiación es posible encontrarla en las propias palabras de un miembro del grupo
estridentista, Árqueles Vela, cuando se refiere al café como “somos los únicos que se encuentran bien en su
sopor y en su desatención. Somos los únicos parroquianos del Café. Los únicos que no tergiversan su espíritu.
Hemos ido evolucionando hasta llegar a ser ese nadie… para que sea nuestro y exclusivo…”. Para mayores
referencias sobre estas ideas véase Árqueles Vela, “La Tarde Estridentista: Historia del Café de Nadie”, El
Universal Ilustrado, 17 de abril de 1924, 37,57.
136
Aimer Granados, “La literatura mexicana durante la revolución: entre el nacionalismo y el
cosmopolitismo,” en Polémicas intelectuales del México moderno. Coords. Carlos Illades y Georg
Leidenberger (México: Universidad Autónoma Metropolitana/Conaculta, 2008), 164.

- 61 -
“afeminamiento” de la literatura mexicana. En esta confrontación, los jóvenes grupos de
corte un poco más radical impugnan a las viejas generaciones de escritores su
responsabilidad por “el afeminamiento” de la literatura, debido a su preocupación solo por
la estética y no por el contenido, al que concebían como un elemento necesario para
encauzar a la literatura dentro del terreno del compromiso y la realidad social. En este caso
fueron atacados escritores tanto viejos como jóvenes, como el grupo de Contemporáneos o
Alfonso Reyes.137
Ya para la década de 1930 el panorama literario ve cómo las generaciones que
aparecían en el campo en la década anterior logran su consolidación y madurez; las
corrientes literarias que vieron su esplendor durante los años 20´s siguen perdurando en el
campo literario, algunas con mayor suerte que otras, como el caso de la novela
revolucionaria que sigue sembrando frutos, aunque cada vez menores en calidad o cantidad,
o el caso de la literatura provinciana, que ve extinguirse a muchos de sus exponentes a lo
largo de esta década, con lo que casi desaparece del campo literario. De igual manera
surgen y llegan nuevos actores y agrupaciones que entran a las dinámicas del campo, a la
vez que se crean instituciones fundamentales para el desarrollo de la literatura nacional para
etapas posteriores del siglo XX.
Fueron varias las manifestaciones literarias que encontraron su cauce durante esta
década. Una de ellas fue fuertemente influida por las ideas políticas de la época, la
conocida como literatura de contenido social o “realismo social”. En esta corriente se
inscriben personajes como Mauricio Magdaleno, Josué Mirlo, Hernán Laborde, Enrique
Othón Díaz, Lorenzo Turrent Rozas, y autores posteriores como José Revueltas o José
Mancisador. Ligada fuertemente a grupos artísticos como el Taller de Gráfica Popular o la
Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), hacen un llamado a una literatura
con contenidos proletarios además de una participación política activa. Si bien fijaban
posturas en las cuales no simpatizaban con Plutarco Elías Calles o Lázaro Cárdenas,
apoyaron algunas de sus acciones de gobierno, entre las que se encontraba el apoyo a la
República Española en la Guerra Civil y al acogimiento de refugiados en su transcurso.

137
A la par de la pugna literaria se dio una pugna política, llegando a empalmarse en ciertos momentos las dos
polémicas. Para mayor información al respecto, véase Víctor Díaz Arciniegas, “1925: la revolución cierra
filas,” Revista Iberoamericana 150 (Enero-marzo 1990): 19-34. Del mismo autor Querella por la cultura
“revolucionaria” (1925) (México: fondo de Cultura Económica, 2010).

- 62 -
Varios de ellos como León Felipe, José Gaos y Joaquín Díez-Canedo se integrarían a las
filas del campo literario con roles diversos como académicos, editores, traductores,
etcétera.138 Entre las publicaciones periódicas que encauzarían sus páginas para la
circulación del realismo social se encontraban Crisol, Frente a frente y Ruta.139
Otra corriente que se vio influida en su temática por la situación del país fue la
literatura popular o folclorista. Esta literatura, que no necesariamente compartía el sentido
político del realismo social y que no obtuvo gran desarrollo hasta la década de 1940 con
libros como El Diosero o Juan Pérez Jolote, encontraba el punto de inspiración
fundamental en la “realidad” idealizada de los sectores más marginados y lejanos de la
capital del país, como poblaciones indígenas, campesinas o de estratos pobres. Centrados
en ensayos y narrativa, escritores como Ermilo Abreu Gómez, Luis Rosado Vega, José
Romero Flores y el viejo autor porfiriano Rubén M. Campos, son algunos ejemplos de los
exponentes de dicho estilo temático. 140
Otro estilo de literatura que se caracterizaba más por su temática que por el estilo o
las innovaciones que planteó es la llamada narrativa cristera. Marginada del campo literario
por su temática, este movimiento centraba su atención en plasmar los diversos capítulos del
conflicto cristero tanto desde el bando católico como el del gobierno. Según Carlos
Monsiváis “la derecha produce la novela cristera, en la que la moral del clero y los
hacendados y su rencor ante la nueva clase se transmutan en sombras leales y fanáticas, los
campesinos cristeros, silenciosos portadores del martirologio que, sin embargo, también
provienen de la resistencia al despojo”.141 Entre algunos de sus practicantes se encuentran
connotados militantes católicos, como Antonio Rius Facius, Fernando Robles, Jorge Gram,
René Capistrán Garza, etcétera. Pero también con dicha temática surge la novela anti
cristera, una respuesta contra el fanatismo religioso, con José Guadalupe de Anda, Aurelio
Robles Castillo y Jesús Goytortúa entre otros más.142
Durante esta década se van fortaleciendo la práctica de las tertulias y de los talleres
literarios, sobre todo en el café “París” de la Ciudad de México, epicentro de la actividad
literaria durante esta década. También surgen espacios en donde esa práctica se convierte

138
Monsiváis, Historia mínima, 140-148.
139
Martínez, Literatura mexicana siglo XX, 61-64.
140
Martínez, Literatura mexicana siglo XX, 67-71.
141
Monsiváis, Historia mínima, 75.
142
Monsiváis, Historia mínima, 75-76.

- 63 -
en actividad profesional de tiempo completo. Aunque estos espacios son sufragados por el
Estado mexicano, permiten el inicio del desarrollo profesional de la literatura, a la que se
sumarían posteriormente la actividad periodística143 y académica en diversas instituciones,
sin vinculación con puestos en entes burocráticos gubernamentales de manera directa. El
Fondo de Cultura Económica, surgido en 1934, fue uno de estos nichos donde las tareas
relacionadas con la edición y elaboración de libros, principalmente de economía y ciencias
sociales durante su primera etapa, contribuyeron a brindar espacios profesionales para la
vida del literato. A su vez, la formación de espacios de investigación como sería en un
primer término La Casa de España (dedicada exclusivamente a los exiliados españoles,
posteriormente convertida a El Colegio de México a principios de la siguiente década)
permitiría la formación de espacios para la investigación literaria de tiempo completo. 144
El terreno de las polémicas literarias siguió siendo fértil durante esta década,
provocando quizá uno de los episodios más trascedentes del campo literario
posrevolucionario y su respectiva relación con el campo político y del poder en México. En
esta polémica estuvieron como los principales imputados de nuevo el grupo de
Contemporáneos --caracterizado por sus actitudes cercanas al universalismo y
cosmopolitismo frente a todo el amplio espectro del campo literario-- con posturas
ultranacionalistas en sus diversas manifestaciones.
Esta polémica inició con el cuestionamiento de si la literatura de vanguardia se
encontraba en crisis. En un ir y venir de letras y tinta en medios como periódicos, revistas y
conferencias se muestran posturas alrededor de lo “europeizante” que resulta la tendencia
que practica Contemporáneos, ajenos a toda realidad existente en México. La discusión se
diversifica en varios aspectos y posturas respecto a la literatura de Contemporáneos, con el
punto en común de atacar al grupo, siendo personajes como Mariano Azuela o Alfonso
reyes quienes salen a su defensa. El conflicto llega incluso a situaciones legales,
impidiendo que se siga publicando la revista Examen y que se vean implicados en
problemas legales tanto Jorge Cuesta como Samuel Ramos, José Gorostiza, Carlos Pellicer,

143
Si bien el eje periodístico ya era una actividad cotidiana en el campo literario mexicano, no sería hasta la
década de 1950 que dicha actividad permitiría que los diversos escritores pudieran vivir decorosamente de
ella sin la necesidad de detentar algún puesto o cargo público o alguna otra actividad económica, como
durante la década de 1930 era común.
144
Monsiváis, Historia mínima, 356. Estas instituciones tendrían gran relevancia para algunos de los
productores culturales que abordo a lo largo de este trabajo, pero una vez que terminaron su etapa con las
revistas y emigraron a la Ciudad de México. Para mayor información véase el capítulo 4.

- 64 -
Xavier Villaurrutia y Rubén Salazar Mallén. Todo esto como ejemplo de las disputas
ideológicas, políticas y culturales que se vivieron al interior del campo literario en estas
décadas.145
Ya para finales de la década de 1930 se empiezan a posicionar de manera fuerte al
interior del campo literario posrevolucionario una serie de promociones literarias que
vieron sus primeras publicaciones al principio de la década en revistas como Barandal,
Cuadernos del Valle de México o Taller Poético. Caracterizados por la preeminencia de la
poesía, pero también con espacios para otros géneros literarios, estos grupúsculos del
mundo literario consolidarían publicaciones que traspasarían la barrera de la década de
1930 y llegarían hasta la de 1940. Publicaciones como Taller y Tierra Nueva encabezarían
a una generación que dejó de lado el esteticismo “cosmopolita”, sin perder su calidad en
este rubro, y también optó por la búsqueda de un compromiso social, aunque sin adentrarse
por completo en la explotación temática de dicha realidad. Por parte de la revista Taller
resaltarían Efraín Huerta, Octavio Paz, Alberto Quintero Álvarez, Mauricio Gómez
Mayorga, Rafael Vega Albela, Octavio Novaro, Rafael Solana, Salvador Toscano, Rafael
López Malo y Neftalí Beltrán. La revista Tierra Nueva146 destacaría a poetas como Alí
Chumacero, Jorge González Durán, Manuel Calvillo, Bernardo Casanueva Mazo y Alfredo
Cardona Peña, entre otros más.147 Varios de estos personajes se sumarían a otros miembros
de generaciones y grupos literarios pasados, como Octavio G. Barreda, al concebir una
publicación de gran importancia para el campo literario; al igual que la revista México
Moderno, sería un espacio de convergencia entre las distintas corrientes y generaciones
literarias, que permitió abrir espacios para escritores jóvenes provenientes de diversos
estados del país. Dicha revista inició en 1937 y se llamó Letras de México.148

145
Lo compleja y diversa que resultó esta polémica es ilustrada por varios trabajos al respecto. Para ver las
diversas partes y actores involucrados en el conflicto, además de darse seguimiento a los escritos con los
cuales se desarrolló la polémica, véase Guillermo Sheridan, México en 1932: La polémica nacionalista
(México: Fondo de Cultura Económica, 1999). Para ver el conflicto que se desarrolló en torno a la revista
Examen, véase Sheridan, Malas Palabras. Para observar una interpretación política del conflicto literario,
véase Granados, “La literatura mexicana durante la revolución”.
146
Dicha revista recibió el padrinazgo de un personaje de gran importancia para el campo literario pero que se
encontraba en el exilio: Alfonso Reyes. Sería a partir de este momento que Reyes, escritor cosmopolita se
asentaría de manera definitiva en México, empezando con un periodo de alta influencia de su figura en el
campo literario nacional.
147
Martínez, Literatura mexicana siglo XX, 88-92.
148
Entre estos escritores y poetas se encuentran algunos de los contactos que los productores culturales
generaron a lo largo de su vida previa a la etapa de las revistas Eos y Pan, jugando un papel relevante para el

- 65 -
I.3. La situación del campo literario tapatío
Para el caso del campo literario de Guadalajara, tras la conclusión del conflicto
revolucionario resulta un espacio de difícil estudio, ya que los actores que convergen en él
se caracterizan por una gran permeabilidad a la hora de establecer colaboraciones o fijar
posturas; al ser un espacio de reducido tamaño las relaciones entre productores culturales
resultaban más flexibles y ambiguas. Es por ello que una alternativa para comprender este
espacio caótico es ofrecida en las revistas literarias y culturales, ya que ahí es posible
establecer actores, agrupaciones y corrientes literarias. Igualmente, es posible rastrear
algunas de las dinámicas que se desarrollan al interior y caracterizan al campo. Un
elemento que se debe tomar en cuenta para el estudio del campo literario posrevolucionario
tapatío es lo permeable que resulta, pues era común que escritores de otras latitudes como
la Ciudad de México o del extranjero presentaran colaboraciones a diversas revistas
tapatías, convirtiéndose en una muestra de los lazos que en ocasiones forjaba algún escritor
al exterior de la capital jalisciense.
Para el caso de Guadalajara la transición al campo literario posrevolucionario se da
con la revista Ibis. Esta publicación significa la última expresión del grupo cultural que
vivió la Revolución y que posteriormente se convertiría en impulsor del arte oficial, el
llamado Centro Bohemio,149 pero en ella también convergen diversos escritores que
resultaban viejos conocidos como Carlos González Peña, Severo Díaz, Luis Castillo Ledón,
o nuevos prospectos en el campo como Agustín Basave, José Gutiérrez Hermosillo y
Manuel Martínez Valadez. Esta revista que resultaba interdisciplinaria, ya que se
publicaron imágenes de Carlos Orozco Romero, David Alfaro Siqueiros o Xavier Guerrero
(los tres connotados miembros del Centro Bohemio), pretendía, como explica en su
presentación “ampliar el campo de acción artístico local tan estrecho hasta hoy, ya porque
los artistas se empeñan poco en favor de esta idea, ya porque el público en su mayoría

desarrollo de sus vocaciones literarias y de proyectos como las revistas. Se profundizara acerca del contacto
entre estos escritores a lo largo de los próximos capítulos.
149
El Centro Bohemio, según lo especifica José Guadalupe Zuno, era una agrupación de jóvenes artistas y
políticos que se reunían de manera cotidiana durante la época del conflicto revolucionario, sobre todo de 1914
a 1919. Entre ellos se encontraba Amado de la Cueva, Xavier Guerrero, Carlos Sthal, José Guadalupe Zuno,
Joaquín Vidrio, Enrique Díaz de León, entre otros. En ellos convergían tanto académicos como escritores y
artistas, aunque el principal enfoque del grupo era la plástica. Dichas reuniones tenían como prioridad la
experimentación con las vanguardias europeas, que fueron introducidas por diversos artistas que venían de
estancias en Europa, como Sthal y Guerrero, así como la discusión literaria y política. José Guadalupe Zuno,
Anecdotario del Centro Bohemio (Guadalajara: S.E., 1964), 2-4.

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carece de la debida preparación (…)”.150 Este tipo de manifestaciones resultan recurrentes
en las posturas que muestran las revistas tapatías respecto a la situación del campo artístico
y literario de la ciudad.
La llegada de las vanguardias literarias al campo literario tapatío se dio a través de
varias publicaciones, siendo una de ellas Plus-Ultra. Esta revista, dirigida por Jesús Aguilar
Villaseñor, circuló por la ciudad entre 1921 y 1922. Dicha publicación si bien no fija una
postura determinada en cuanto a pertenecer a una vanguardia, se acerca a las posturas del
ultraísmo.151 En sus páginas aparecieron colaboraciones tanto de escritores jóvenes locales
como nacionales, ya sean Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Julio Acero o escritores más
viejos como José López Portillo y Rojas o Luis González Obregón. A su vez también
figuraron textos traducidos de autores internacionales como Anatole France y Gabriele
D´Annunzio. El mismo Jesús Aguilar Villaseñor crearía en el año de 1928 la revista Labor
Nueva, que posteriormente se convertiría, a partir de 1931, en El Mundo (que durante la
década de 1930 tiene una fuerte postura hacia el realismo social y la literatura proletaria,
propia de los tiempos de la educación socialista y del cardenismo).152 Dicha publicación, en
contraste con Plus-Ultra, significa una postura política frente a la situación social. Sin
abandonar la manifestación literaria, sus colaboraciones son exclusivamente poesía o prosa
de autores como Gabriela Mistral, Julio Acero, José Rolón, Alfonso Reyes o el mismo
Aguilar Villaseñor. Resulta ilustrativa para la postura política de la revista una carta de
1929 del escritor colombiano José María Vargas Vila dedicada a Plutarco Elías Calles,
donde se refiere al conflicto de la revolución cristera:
No felicito a usted por haber salvado la libertad, felicito a la libertad por haber
sido salvada por usted; era usted el único hombre digno de salvarla; porque ha sido el
único cuya espada no ha hecho nunca el gesto de degollarla […] es usted el único
vencedor al cual se puede felicitar sin adular. Hoy la revolución es usted.153

150
Citado por Del Palacio, “La literatura en la prensa periódica”, 325.
151
Del Palacio, “La literatura en la prensa periódica”, 327. El ultraísmo fue un movimiento literario que
pretendía desmarcarse de cualquier corriente política o ideológica existente, tratando de mantenerse al margen
de eventualidades o causas sociales. A su vez pretendía una renovación del estilo poético, tratando de hacerlo
más cercano al lenguaje figurativo.
Del Palacio, “La literatura en la prensa periódica”, 335-336. Los números de El Mundo que tuve la
posibilidad de revisar correspondían al año de 1941. En dicha temporalidad la revista se designaba como
“literaria-política-revolucionaria”. A su vez mostraba una franca postura nacionalista, con grandes
desplegados de alabanza hacia Manuel Ávila Camacho, presidente de la república en dicha temporalidad;
también son constantes las muestras de apoyo y admiración hacia los Estados Unidos y los ataques hacia la
ideología comunista. Para mayor información véase El Mundo, enero-diciembre 1941.
153
Citado por Del Palacio, “La literatura en la prensa periódica”, 331.

- 67 -
En 1926 se publicaría la revista Arte y artistas, de carácter cultural que se destaca
por ser la semilla de lo que más adelante sería Bandera de Provincias. Perteneciente a la
escuela Normal de Música, si bien estaba enfocada a las bellas artes en general (y en
particular a la música), presta un espacio destacable a las manifestaciones literarias. Entre
sus colaboradores se encontraban Agustín Basave, Francisco González de León, Alfonso
Junco, Raúl Quintero, Agustín Yáñez, Salvador Novo, Jaime Torres Bodet y Rubén
Agustín Leñero.154 Otra publicación que también sirvió de precedente para Bandera de
Provincias fue la revista Ibero-América, la cual apareció en 1928 (un año antes de Bandera
de Provincias) y que dirigió Emmanuel Palacios (quien también sería uno de los
colaboradores más importantes de Bandera de Provincias), donde colaborarían escritores
locales como Agustín Basave, Arturo Rivas Sainz, Raúl Quintero o Rafael López.155
Ya para mayo de 1929 comenzaría a circular por Guadalajara Bandera de
Provincias, la cual se convertiría en la revista literaria y cultural de mayor importancia en la
ciudad en las primeras dos décadas posteriores a la Revolución. Dirigida por Alfonso
Gutiérrez Hermosillo, tuvo como gerente fundador a Agustín Yáñez y su vigencia apenas
superó el año tendría (hasta abril de 1930), tiempo suficiente para trascender notablemente.
De formato cercano al tabloide y con apenas ocho páginas de extensión, Bandera de
Provincias156 contaría con colaboradores como Saúl Rodiles, José Cornejo Franco, Efraín
González Luna, Lola Vidrio, Agustín Basave, Ixca Farías, Carlos Sthal, Antonio Gómez
Robledo, Manuel Martínez Valadez, Vicente Echeverría del Prado, Francisco González
León, María Luisa Rolón, Luis Barragán, Pedro Castellanos Ulloa, Enrique Martínez Ulloa,
León Muñiz y Aurelio Hidalgo.157 Es de destacar que se forjó una relación sólida entre ellos
y el grupo de Contemporáneos.

154
Del Palacio, “La literatura en la prensa periódica”, 329.
155
Del Palacio, “La literatura en la prensa periódica”, 330.
156
Para una revisión a profundidad de lo que fue Bandera de Provincias, véase Palomera Ugarte, “La noción
de cultura”.
157
Véase “Adhesiones”, Bandera de provincias, Primera quincena de mayo 1929, 1. Para los creadores de
Pan, el grupo de la revista Bandera de provincias se convirtió en un referente en el panorama literario tapatío.
A su vez varios de los miembros de Sin número y sin nombre se convertirían en mecenas de Pan, lo cual
ampliaré con detalle en el capítulo 4.

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Imagen 1. Revista Bandera de Provincias. Primera quincena de mayo 1929, 1. Hemeroteca Histórica,
BPEJ.

Alrededor de Bandera de Provincias se articuló el llamado grupo sin número y sin


nombre, tal vez la colectividad de escritores más definida dentro del campo literario tapatío.
Dicha agrupación estuvo conformada por Emmanuel Palacios, Agustín Yáñez, Esteban A.
Cueva, Alfonso Gutiérrez Hermosillo y José G. Cardona Vera. Según Luz Palomera, los
colaboradores e integrantes de la revista Bandera de Provincias se pueden identificar por
ser intelectuales originarios de Jalisco pertenecientes a la pequeña burguesía provinciana
posrevolucionaria, mayoritariamente maestros y abogados dedicados, entre otras cosas, a
las artes, la literatura y la música.158 Por medio de un manifiesto redactado en estilo poético
y publicado en el primer número, fijaron sus posturas ético-estéticas, señalando su
intención de constituirse como un grupo realista, sin pretensiones romancista (en el sentido

158
Palomera Ugarte, “La noción de cultura”, 45. Cabe resaltar que la revista fue editada en el último año del
conflicto cristero y que varios de sus colaboradores como Agustín Yáñez o Efraín González Luna fueron
connotados militantes de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM). A pesar de ello, Bandera
de Provincias no se caracteriza por manejar un discurso eminentemente católico, pero de este perfil religioso
si es posible rastrear aspectos como la publicación de ciertos autores, lo que convirtió a la revista en un
órgano plural.

- 69 -
ideológico) pero conscientes de la posición política en la que se encontraban, de carácter
cosmopolita pero situados en su “provincia” pues como mencionan:

Grupo sin número y sino nombre. Sin residencia oficial. Ha nacido en Jalisco,
pero bien puede morir en cualquier parte. Por lo pronto el espacio queda en él abierto y
locuaz. Pero con tendencia. Aunque no blasonemos de novedad […] Saludamos a
todos. Nos universalizamos. Pontificamos nuestro amor y nos desprendemos de la
vanidad a pesar del elogio de Alfonso Reyes.159

Estos principios de universalismo y apertura también trascendieron de manera


general a la revista, convergiendo en ella una conciliación de las posturas vanguardistas de
la literatura de tradición universalista y cosmopolita a la vez que declaraban su pertenencia
a la “provincia” y que no se desentendían de ella mientras que reafirmaban su carácter
como mexicanos. Expresaban su interés no solo por la literatura, sino procurando espacios
para el análisis y la crítica de manifestaciones artísticas como el cine o la pintura, sobre
todo el movimiento muralista y nacionalista pictórico. Estas posturas son visibles en la
presentación que realizan de la revista cuando señalan:

[…] Se persiste en hacer el silencio alrededor de las provincias. Y las


provincias gritan. Para sí como los caracoles. Pero los caracoles son para adornar
ciertas ventanas cursilonas. No podemos, ya, ser caracoles. […] Nuestro programa ya
está: queremos abarcar las provincias de México. A todas y agitarlas –oriflama.
Trofeo: bandera. Se pide poco: el verdadero interés estético, el buceo, la inquietud, el
segundo plano, la simplicidad. Si esto no se entiende nos amolamos, como los
cuchillos. Para no servir nunca más. O para esperar mucho tiempo. Y entonces, no
podemos decir que los otros viven sin la curiosidad del ambiente en provincia, donde
debería vivir lo esencial, lo verdadero. Médula. Corazón. Lejos del francés y del inglés.
[…] Los jóvenes de México nos son conocidos. Pero ni siquiera los de México nos
conocen. Culpémoslos. Culpémonos. Más ya no será así. Vamos a gritarles un poco a
los oídos. Roto ya el caracol, dejará libre el mar para que lo capten con botes.
Abundantemente. Y nos den un lugar. Quiero decirles que es necesario que
merezcamos ese sitio. Debemos, pues, tener puños. ¡Muera la dispersión! La nuestra.
La de todas las provincias del país y la de sus valores desconocidos.
Vengan todos los que se crean con derecho al llamado. Se nos conocerá en
México. En Europa. En América del Sur. Del Norte. Y también en Tinguindín. Unidos
–puños y frente en alto- el espacio se abrirá ante nosotros sin límites, pero con
horizontes, rumbos y meta. Meta, rumbos y horizontes que irán extendiéndose:
vanguardia de nuestros pasos. 160

159
“Manifiesto del Grupo sin Número y sin Nombre”, Bandera de provincias, Primera quincena de mayo
1929, 1,6.
160
“Santo y Seña”, Bandera de provincias, Primera quincena de mayo 1929, 1.

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El programa y ejercicio de Bandera de Provincias puede ser resumido en cinco
puntos básicos, según Celia del Palacio, que consistían en: 1. Integración cultural de los
países latinoamericanos. 2. Promoción de la pintura mexicana contemporánea. 3. La
problemática provincial. 4. Una estimación de la cultura europea. 5. El reconocimiento a
los autores de provincia.161
A su vez, los miembros de Bandera de Provincias facilitaron una renovación de
algunas de las prácticas o dinámicas que se desarrollaban en el campo literario tapatío, ya
que en lo que corresponde a las formas de reunión e interacción entre los miembros del
campo, fueron los primeros que se reunían de manera pública. Así, extrajeron la tertulia
literaria del espacio privado que significaban las casas o los estudios artísticos, pues se
reunían de manera cotidiana en la Fonda Valentina, localizada en el popular barrio de San
Juan de Dios. Ahí mismo organizaban lo que ellos llamaban “Pollo de Bandera de
Provincias”, que eran una especie de lecturas y discusiones públicas en donde se
comentaban textos además de degustar la comida que se ofrecía en el lugar. Estos
encuentros a los que se cobraba la entrada (un peso) y se anunciaban en la misma revista,162
significaron lo mismo que los cafés y los talleres literarios en el campo literario nacional,
un espacio de “modernidad” en donde se ponían a discusión y exposición ante el público en
general tanto las manifestaciones literarias como los productores literarios. A pesar de la
corta duración de la revista, los miembros del Grupo sin Nombre y sin Número así como los
constantes colaboradores de Bandera de Provincias se convirtieron en parte fundamental de
campo literario tapatío, logrando con ello abrir a la literatura de la ciudad un panorama más
amplio a la vez que al grupo le redituó en el ejercicio del capital cultural y simbólico.163
Después de haber concluido la etapa de Bandera de Provincias varios de los
miembros del Grupo sin Número y sin Nombre y colaboradores de la revista crearon la
revista Campo, dirigida por Emmanuel Palacios y que tuvo una vigencia de noviembre de
1930 a abril de 1931, siendo de carácter bimestral. Entre sus colaboradores se encontraban
Agustín Yáñez, Alfonso Gutiérrez Hermosillo, Efraín González Luna, José Arriola Adame,
Joaquín Vidrio, además de los pintores José Guadalupe Zuno, Jesús Guerrero Galván y

161
Del Palacio, “La literatura en la prensa periódica”, 333-334.
162
Bandera de Provincias, Segunda quincena de Agosto 1929, 1.
163
En las siguientes décadas, los cafés tomarían relevancia como sitios para la realización de este tipo de
eventualidades. Veremos, en el capítulo 3, como fue la introducción en Guadalajara de las tertulias en los
cafés.

- 71 -
Rubén Gálvez.164 El mismo carácter sucesivo de Bandera de Provincias queda remarcado
por un artículo en Campo que funciona como presentación de la revista y señala:

[…] “Bandera de Provincias” murió de muerte natural en plena provincia, sin


haber resuelto su problema principal: reunir en aprisco a las provincias de México.
El esfuerzo no fue estéril. Fructificó en don enseñanzas: que dentro de la
lentitud y la modorra de la provincia, la conciencia es ineficaz sin el grito, sin el
acicate del grito y que, editar revistas y periódicos literarios es una tan artística como el
sport del poema, el análisis de la novela o la cirugía del drama. El turno correspondió
por hoy a “Campo”.165

Ante estas palabras también es perceptible la postura compartida con Bandera de


Provincias respecto de hablar sobre México desde las periferias, fijando una postura contra
la centralización cultural.
Una revista que le sucedió a Campo respecto a temporalidad y de inspiración
cosmopolita fue Cosmopolis, publicando dos números entre junio y octubre de 1932. Fue
dirigida por Manuel Gil Rodríguez y entre sus páginas circularon autores como Gabriel
Alfaro, Enrique Martínez Ulloa, Gilberto Rodd, Luis Madrigal Ortíz, Salvador Landazuri,
Victor de Maura, Antonio Muñoz Fernández o Salvador Romo. Si bien era una revista de
variedades, la atención que prestaba a la publicación de contenido literario era mucha. Sus
pretensiones y aspiraciones por la cultura occidental son notables desde el título, pero es en
la editorial de la revista donde se explayan libremente sobre sus tendencias pues:

Hemos fundado una REVISTA que será como un centro común de ideas y
energías.
COSMOPOLIS será la mariposa cuyas alas multicolores nos traigan misterios
de amor y cuentos de luz.
COSMOPOLIS será el ave que cante en el idioma indialéctico, pero sutil y
emocionante de la hora.
COSMOPOLIS será el Pegaso que vuele sobre los pretiles de todas las
edades, de todos los tiempos y de todas las naciones. […]
Por lo demás, no somos espejos de cultura ni de virtud; auscultamos la mirada
prolífica de los sabios; hurgaremos la veta magnifica y sonora del arte, y buscamos a la
Samaritana que apague nuestra sed… invocamos a Flérida, mientras hieren nuestros
oídos los dulces sones de la flauta de Pan!166

164
Del Palacio, “La literatura en la prensa periódica”, 334-335.
165
Campo, Noviembre-diciembre 1930, 75.
166
Manuel Gil Rodríguez, “Nuestro saludo a la prensa e intelectualidad de Jalisco”, Cosmopolis, junio de
1932.

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Poco tiempo después surgió la revista Arte, editada por el denominado grupo
“Radio”.167 Dirigida por Miguel Segovia, cubre el lapso entre abril de 1932 a agosto de
1933, siendo un espacio de convivencia plural entre los diversos productores culturales de
Guadalajara, pues alberga tanto a pintores y escritores de diversas temporalidades como al
grupo de Bandera de Provincias con colaboradores como Emmanuel Palacios o Antonio
Gómez Robledo, quienes rondaban entre los 30 y 40 años de edad; escritores más viejos
como Mariano Azuela o Severo Díaz, quienes sobrepasaban los 50 años de edad; o
escritores jóvenes en vías de consolidación, como Arturo Rivas Sainz o Adalberto Navarro
Sánchez.168
Una publicación de periodicidad mensual que transciende por su longevidad en
circulación sería la revista Cúspide. Fundada y dirigida por Miguel Segovia, se publicaría
de manera ininterrumpida desde febrero de 1934 hasta un número conjunto publicado en
junio de 1938. Diversas fueron las temáticas y los colaboradores que circularon por esta
publicación; su vocación cultural estuvo enfocada en la tarea literaria, incorporando toda
clase de géneros, desde el cuento y la poesía hasta el ensayo y la crónica. Fija su postura en
relación a la política y la religión declarándose plural y objetiva, declarando que las
polémicas al interior de sus páginas no serán bien vistas:

Nuestro terreno de acción será ilimitado dentro del orden científico literario.
Jamás daremos cabe a teorías que vengan a crear perturbaciones en ánimos de tal o
cual filiación, ya sea política o religiosa. Dejaremos el campo abierto para que propios
y extraños, dentro de un criterio de razón y justicia, expongan sus ideas: y esperamos
que con una ecuanimidad muy propia del medio donde se actúe, jamás se libren
batallas a base de desahogos, puesto que la razón se combate con la razón misma, y la
ciencia solo podrá ser destruida por la ciencia. Que nuestra labor no signifique por su
vaciedad, ni descienda a lugares indecorosos, para que andando el tiempo adquiera la
consistencia y duración que les está reservada a publicaciones serias.169

Los propósitos de trascendencia y pluralidad se cumplieron en cierto sentido, ya que


la duración de más de cuatro años en circulación resulta un fenómeno raro en el aspecto de
las revistas literarias de la primera mitad del siglo XX en Guadalajara; a su vez las plumas
167
De dicho grupo no me fue posible encontrar información salvo la referencia en la revista. Véase Arte,
Febrero de 1933.
168
Del Palacio, “La literatura en la prensa periódica”, 337. Estas revistas serían algunas de las primeras
experiencias que tendrían algunos de los productores culturales al interior del campo literario. Profundizaré
este aspecto en el segundo capítulo.
169
“Nuestros propósitos”, Cúspide, febrero de 1934, 1-2.

- 73 -
que escribieron ahí fueron muy variadas, siendo desde Arturo Rivas Sainz, Julio Acero,
José Cornejo Franco, Raúl Quintero, Saúl Rodiles, Alberto Terán, Agustín Basave, José
Arriola Adame, Mariano Azuela, Rafael Ponce de León, Esteban Cueva Brambila, Pedro de
Alba, M. Martínez Sotomayor, Alfonso Junco, entre otros más.
Otra que logró agrupar a un conjunto definido fue Vía, el órgano del grupo
Alicama.170 Publicada durante el año de 1936, esta revista fue dirigida por Arturo Rivas
Sainz , y consistió en el producto de una serie de relaciones entre un círculo de amigos, la
mayoría colaboradores de la misma, como Carmen Orozco, Ramiro Villaseñor, Pablo
Ascencio, Rebeca Uribe, Adalberto Navarro Sánchez, Francisco Espinoza y Agustín
Basave;171 esto mismo queda reflejado en la presentación del a revista, pues refieren “El
deseo de mejorar culturalmente nos agrupó en la reunión –alicama- que hoy abre su marcha
por el lomo colorado de esta vía”.172 A su vez, conciben la publicación como un espacio
moderno, si bien heredero de corrientes estéticas pasadas pero con preferencias a lo actual:
“En Arte, no renegamos del pasado, que en sus entrañas concibió la actualidad; preferimos,
empero, encariñarnos con aquél de los presentes que ya endereza sus gateos hacia el
futuro”.173
Al concluir el periodo de Vía, el mismo grupo ahora bajo el nombre de Índice,174
edita también en 1936 la revista homónima. Cuadernos de Cultura, de la cual aparecen

170
De dicho grupo, que era de carácter multidisciplinario ya que abarcaba ciencias sociales, literatura, música
y pintura, no existe una lista precisa de sus integrantes. Entre algunos de sus miembros confirmados se
encuentran Arturo Rivas Sainz, Adalberto Navarro Sánchez, Pablo Ascencio, Ramiro Villaseñor, Marcial
González, José Guillén, Miguel Pimentel, José Ramírez, Benito Castellanos, Quirino Delgado, Manuel
Eguiarte, Juventino Parra y Genaro Fernández. “Boletín No. 1”, Vía, julio de 1936, 2. Otros más que pudieron
estar dentro del grupo fueron Carmen Orozco, Ramiro Villaseñor, Pablo Ascencio, Rebeca Uribe, Adalberto
Navarro Sánchez, Francisco Espinoza, Agustín Basave. Del Palacio, “La literatura en la prensa periódica”,
339-340. Dicho grupo se convertiría a partir de esta revista en un referente continuo en las revistas literarias y
culturales de Guadalajara, siendo varios de sus miembros los promotores de dichas empresas editoriales.
Algunos de los productores culturales que abordo en este estudio formaron parte de este grupo, aspecto que
profundizaremos en el capítulo 2.
Del Palacio, “La literatura en la prensa periódica”, 339-340.
172
“De aquí…”, Vía, mayo 1936, 1.
173
“De aquí…”, Vía, mayo 1936, 1.
174
Durante esta etapa si es posible disponer de un listado completo de los miembros del grupo, donde nos
encontramos otra vez con un grupo interdisciplinario: José Arriola Adame, Agustín Basave, Franco Beas,
Roberto Beltrán y Puga, Oscar Bernache, Mario E. Bozzano, Benjamín D. Castillo, Alfonso M. Castañeda,
José Cornejo Franco, Manuel de la Cueva, Carlos G. Chabat, Arturo Chávez Hayhoe, Severo Díaz, Francisco
S. Espinoza, Rubén S. Espinoza, Bernabé Godoy, Ignacio Gómez Gallardo, Aurelio Hidalgo, Ixca Farías,
Alfredo Loreto, Alfonso Mario Medina, Francisco T. Maldonado, Jorge Martínez López, Miguel R. Michel,
Álvaro Matute, Rubén Mora Gálvez, José Adalberto Navarro Sánchez, Luis Paes Brohi, Enrique Pardo
Pulido, J. Manuel Ponce, Pedro Ramírez, Francisco Rodríguez, Francisco Sánchez Flores, Antonio Z. Servín,

- 74 -
solamente seis números, repartidos desde septiembre de 1936 a agosto de 1937, resultó una
revista de aparición muy irregular. Ella continuó siendo el lugar de encuentro de este grupo
artístico, aprovechando sus páginas para dar a conocer sus trabajos y sus posturas ético-
estéticas. Dichas pretensiones del grupo se enfocaban en resaltar a los planos nacionales un
diálogo entre la provincia y lo foráneo, pretendiendo “Homogeneizar lo heterogéneo,
fusionar mentalidades, integrando con elementos disímiles, cuya labor encomiable pero
aislada, prestigia a la provincia. […] El diálogo nos hará conocer lo que acontece y lo que
ha de suceder, preocupación constante de ésta y todas las épocas”.175 Pero dichas
preocupaciones no solo ocuparon páginas, sino que trataron de hacer públicas sus posturas
y compartirlas con la población en general por medio de conferencias, recitales y
exposiciones, lo que se comentaba en la misma revista:

INDICE se ha propuesto reunir a quienes en una forma o en otra se preocupan


por las actividades culturales, actitud acogedora que tiene en sí otro propósito: el de
llevarlos al público. Por eso organiza conferencias, recitales, exposiciones, y lanza con
regularidad su revista.- Lugar preferente tienen los jóvenes, los que se inician y muchas
veces no perseveran por falta de ayuda o de estímulo. 176

En la transición de las décadas de 1930 a 1940, justamente en 1940 aparece la


revista Prisma, publicación que significó una continuidad del proyecto realizado en Vía e
Índice, pero con la particularidad de su enfoque a la literatura y que ya no estuvo
respaldada por un grupo literario; compartió la problemática de la corta duración que tuvo
el proyecto, pues solo sobrevivió durante tres números aparecidos durante el periodo de
enero a abril de dicho año. Esta revista dirigida por José Adalberto Navarro Sánchez y
María Luisa Hidalgo (futuro matrimonio) tiene la particularidad de que presta gran atención
a las publicaciones periódicas tanto nacionales como extranjeras, apareciendo
continuamente publicidad de revistas como Letras de México, Taller, Tiempo, Del Uruguay
o Ábside. Además plantearon seguir con las actividades que habían desarrollado como
grupo en épocas pasadas, solamente que no fue posible llevarlas a cabo.177 A su vez

José Z. Servín, Francisco Sánchez del Castillo, Carlos Sthal, Joán R. Sosa, Alfredo Velasco, Ramiro
Villaseñor, Antonio Yáñez y Manuel Zepeda Castillo. Índice, septiembre de 1936, contraportada.
175
Índice, septiembre de 1936, 1.
176
Índice, noviembre de 1936.
177
Prisma, enero de 1940, 17.

- 75 -
colaboraron en esta revista escritores como Arturo Rivas Sainz, José Ramírez Flores,
Bernardo Ortiz de Montellanos, Joaquín del Castillo o Enrique García Ruíz.

Imagen 2. Revista Índice, noviembre de 1936. Hemeroteca Historia, BPEJ.

Ya para terminar resulta interesante observar qué opinaban los productores


culturales, tanto viejos como jóvenes, de la situación en la que se encontraba el panorama
literario (y artístico en general) en Guadalajara a finales de la década de 1930. Por ejemplo
hubo sectores (sobre todo miembros de avanzada edad) dentro del campo literario tapatío
que manifestaron su inconformidad ante la situación en la que se encontraban las letras de
Guadalajara, las cuales consideraban en franca decadencia en comparación con años
anteriores. Un ejemplo de ello es el artículo que publicó Pedro Rodríguez Lomelí,
encargado de la sección literaria del diario El Informador,178 donde refirió:

178
Emmanuel Carballo refiere en una anécdota que un día durante su juventud acudieron a la oficina de Jesús
Álvarez del Castillo, director de El Informador, ofreciéndose para sustituir a Pedro Rodríguez Lomelí como el
encargado de la página literaria de dicho diario, ya que éste personaje “vive en el pasado, reduce la literatura a
la retórica y está arruinando el gusto literario de los lectores de su periódico”. Ante esto Álvarez del Castillo
se indignó y refirió que ellos estaban equivocados. Emmanuel Carballo, Ya nada es igual. Memorias (1929-
1953) (México: Fondo de Cultura Económica, 2004), 83.

- 76 -
Y bajo el signo del recuerdo nos estacionamos en el año de 1916 en el
CENTRO BOHEMIO y en su sucesión cariñosa surgieron […] Literatos y escritores
como Juan de Dios Roble, Luis Corro, Manuel Martínez Valadez, Enrique Díaz de
León, Jesús Soto. […] Y los poetas se formaban en las Aulas [en referencia al Museo
Regional]. Y Agustín Basave con su prodigiosa memoria y su apasionada fe en la
literatura y en el Arte nos descubría horizontes nuevos que resplandecía en su Aurora
Boreal […] Pero ahora Jalisco languidece en una anemia artística. La juventud divida
se preocupa más del vulgar partidarismo político y religioso, olvidando la
universalidad del sentimiento estético en cuyo seno se juntan todas las
espiritualidades.179

A su vez escritores jóvenes manifestaban su descontento por la situación en la que


vivían los aspirantes a dedicarse profesionalmente al mundo de las letras. Aunque ya para
la década de 1940 Emmanuel Carballo, quien apenas con alrededor de 22 años, nos ofrece
una imagen de lo que manifestaban los noveles aspirantes a escritores:

El horror de Guadalajara se debía a la certidumbre de no encontrar allí a nadie


que hablara nuestro idioma, pero en cambio nos condenaba a no pasar inadvertidos un
solo momento […] en Guadalajara [el escritor] era visto y juzgado en forma negativa.
Ni el gobierno del Estado ni la sociedad civil creían en él (el escritor) ni en su trabajo:
lo consideraban ocioso e improductivo.
El escritor que permanecía en Guadalajara y se le aceptaba socialmente era
aquél que había conquistado un título académico, practicaba un oficio (sobre todo el de
maestro) o vivía respaldado por el dinero de su familiar. Esa posición lo volvía
intocable, le daba un sitio único, modesto pero tangible. Lo aislaba, pero no lo
excluía.180

Estas diferencias de perspectivas se relacionan con las propias dinámicas que se


desarrollaban en el campo literario tapatío, ya que para los ancianos encarnados en la visión
de Pedro Rodríguez Lomelí, su acceso al capital cultural y simbólico resultaba ya limitado,
debido a que su postura significaba lo rancio y lo estéticamente viejo. Por su parte la
juventud, manifiesta en la visión de Carballo, se confronta a las dificultades de acceder y
hacerse de un espacio en un campo que les resulta agreste, pues no conocen sus dinámicas
ni sus prácticas. Es por ello que en los próximos capítulos indagaremos como un grupo de
jóvenes escritores dieron origen a las revistas Eos y Pan y cómo estas revistas significaron
su ingreso al campo literario.

179
Pedro Rodríguez Lomelí, “Decaimiento del arte en Jalisco”, El Informador, 4 de junio de 1939, 6, 12.
180
Carballo, Ya nada es igual, 56-57

- 77 -
I.4. Conclusiones del capítulo
La conformación del campo literario posterior al proceso revolucionario adquirió
una serie de caracterizaciones propias del contexto en el que se desarrolló, como la llegada
y surgimiento de diversas “vanguardias” literarias y artísticas que impactaron en la forma
en que ciertos productores concebían las artes y las letras; la implementación de una
campaña cultural por parte de los gobiernos posrevolucionarios, en donde se exaltaba de
manera agresiva la identidad nacional y la esencia de lo mexicano con el objetivo de
legitimarse políticamente en el poder, también tuvo un gran impacto en el campo literario
nacional, ya que buena parte de las polémicas y disputas que se dieron durante las décadas
de 1920 y 1930 giraron en torno a esta temática. A su vez las pugnas políticas y sociales no
quedaron marginadas de las manifestaciones del campo literario, pues escritores de perfil
católico fueron marginados (hasta cierta medida) de las publicaciones y discusiones dadas
durante estas décadas. Es por ello que el impacto del contexto queda reflejado en algunas
de las manifestaciones que se dieron en el campo literario posrevolucionario.
Pero en otro aspecto, el campo también adquirió sus propias particularidades
respecto a la forma en que se conformaban las publicaciones periódicas y la manera en que
se desarrollaban ciertas dinámicas propias. La introducción de prácticas como los talleres
literarios o las visitas a los cafés como sitios de reunión cotidiana trajo un cambio en la
forma de relacionarse entre productores así como una renovación en la manera de agruparse
en torno a las letras. De la misma manera, las revistas literarias fueron objeto de dicho
cambio, mostrándose con una mayor frecuencia como proyectos literarios propios de un
grupo, mostrando su visión y articulándose de manera cerrada, abriendo sus páginas y
espacios solo a literatos que creían dignos o que coincidían con sus ideas.
Resulta también contrastante que, si bien Guadalajara comparte similitudes con el
campo literario nacional como es el caso de la presencia de manifestaciones ético-estéticas
similares o la circulación de escritores entre estos dos espacios, aparecen diversos
elementos que diferencian las dinámicas del campo literario tapatío del nacional, como lo
es lo estrecho y pequeño de su espacio de desarrollo. Esta situación propicia una mayor
circulación y flexibilidad de sus actores para participar en proyectos de diversas índole, así
como una recurrente manifestación de exaltación de su espacio de vida o posicionarse
desde él para hablar sobre literatura sin necesidad de condicionarse a un regionalismo

- 78 -
cerrado. Es por este último factor que resulta necesario profundizar en los actores para ver
cómo su espacio de desarrollo los condiciona, ya sea limitándolos o brindándoles las
herramientas necesarias para acercarse al campo literario tapatío y la forma en que van
construyendo su sentido de la literatura.

- 79 -
Capítulo II

Del campo al “Campo”: productores culturales y sus experiencias de vida


(1905-1946)

Las revistas literarias Eos y Pan surgieron a partir de una serie de actores que confluyeron
en Guadalajara en el lapso abarca de 1942 a 1945, propiciando que a partir de sus
relaciones y prácticas de sociabilidad se conformaran los proyectos editoriales de los que
hablo en esta investigación. Pero antes de hablar cómo y en qué manera se desarrollaron
dichas relaciones, es necesario esclarecer quiénes eran dichos productores culturales y de
qué manera fue que sus experiencias de vida los acercaron hacia el mundo de las letras y
sus dinámicas. Son varias las fuentes que abordan quiénes eran los actores (escritores y
pintores sobre todo) que se reunían en diversos espacios de Guadalajara en la década de
1940,181 pero para esta ocasión me limitaré a hablar sobre las personas que participaron y
colaboraron en Eos y Pan para realizar la enumeración de los productores culturales de las
revistas.182 En dicho listado solamente están Juan José Arreola, Arturo Rivas Sainz, José

181
Dichos listados se centran en quienes se reunían en los cafés “Nápoles” y “Apolo”, lugares elementales
para concebir la constitución de las revistas Eos y Pan. En primer lugar se encuentra el listado de Manuel
Rodríguez Puga que surge de una entrevista sobre su vida, apareciendo los nombres de Adalberto Navarro
Sánchez, Arturo Rivas Sainz, Paula Alcocer y Emmanuel Carballo. Este listado puede ponerse en duda ya que
Emmanuel Carballo durante la época rondaba los 14 años, además de que Carballo relata en sus memorias
que se integraría a las tertulias de dichos cafés alrededor de 1948; por otro lado establece que le entregó a
Carballo el trabajo para que se publicara en la revista Pan, cuando Carballo no tuvo que ver con dicha
publicación El Informador, 27 de noviembre de 1988, Suplemente Cultural, 4. Por su parte Adalberto Navarro
Sánchez establece en su listado a personas como Antonio Alatorre, Juan José Arreola, Carlos Enrigue,
Joaquín Ríos, Arturo Rivas Sainz, Juan Rulfo, Alfonso de Alba y José del Río Acal (este último un librero
español). El Informador, 16 de febrero de 1986, Suplemento cultural, 4-5. En la versión de Antonio Alatorre
figuran entre los que frecuentaban en café Juan José Arreola, Arturo Rivas Sainz, Joaquín Ríos, Adalberto
Navarro Sánchez, Juan Rulfo y él. Por su parte también los frecuentaban gente que habitaba fuera de
Guadalajara, que eran Lupe Marín, Alí Chumacero y Octavio Barreda. Antonio Alatorre, “Presentación,” en
Eos, Pan. Revistas literarios modernas de México (México: Fondo de Cultura Económica, 1985), 223-224.
Juan José Arreola ofrece su propio listado, en donde hace una categorización de acuerdo a la manera en que lo
frecuentaban: en primer lugar se encuentran los habituales del café, al que pertenecen Juan José Arreola,
Arturo Rivas Sainz, Juan Rulfo, Antonio Alatorre, Ramón Rubín, Adalberto Navarro Sánchez, Alfonso de
Alba, Ramón Luquín, Joaquín Ríos y los pintores Rubén Mora Gálvez, Alfonso Mario Medina y José Inés
Casillas Fernández; en segundo lugar se encuentran los ocasionales, como Carlos Enrigue, Ricardo Serrano,
Miguel Rodríguez Puga y Alejandro Rangel Hidalgo; por último estaban los foráneos que cuando estaban en
la ciudad se reunían con el grupo en los cafés, donde entran Alí Chumacero, Quintila Báez, Edmundo Báez,
Guadalupe Marín, Octavio G. Barreda y Juan Noyola Vázquez. Orso Arreola, El último juglar. Memorias de
Juan José Arreola (México: Diana, 1998), 206-207
182
Dichas dinámicas quedarían reflejadas tanto en la edición como en colaboraciones para la revista. Tomo
como consideraciones para realizar dicho listado el que hayan publicado o pertenecido a puestos de la revista,

- 80 -
Adalberto Navarro Sánchez, Alfonso de Alba, Juan Rulfo, Antonio Alatorre, Miguel
Rodríguez Puga, Joaquín Ríos y Ricardo Serrano; pero de todos ellos las fuentes
documentales permiten abordar de manera adecuada solo a los primeros seis. Es por ello
que limitaré el estudio a esos escritores para este capítulo.
Es necesario aclarar en qué sentido retomo la concepción de productor cultural
aplicada para estos personajes. Como veremos en estas páginas, actores como Juan José
Arreola, Arturo Rivas Sainz y Antonio Alatorre adquieren contacto con el campo literario
no solamente como productores de escritos o narraciones literarias, sino que durante
momentos se convierten también en realizadores de espacios culturales tanto físicos como
simbólicos. Dicha construcción de espacios de expresión propios da sentido más profundo a
la tarea de productores culturales, propiciando que se entienda tanto en el sentido de
producción intelectual como física. En un principio, para la investigación parecía viable
calificar a estos personajes como simples productores intelectuales de obra narrativa, pero
al encontrarme con el hecho de que generaban sus propios espacios de expresión, dicho
calificativo quedó corto. Es por ello que hubo la necesidad de categorizarlos de una manera
más amplia, por lo que de productores culturales tomo pertinencia y relevancia.
Para explicar diversos elementos y etapas de la vida de estos escritores, dividiré este
capítulo en cuatro apartados. El primero de ellos está dedicado al estudio de los orígenes
familiares y al contexto local previo al nacimiento de los escritores, con el objetivo de
entender cómo estas personas o espacios propiciaron de alguna manera su acercamiento al
mundo de las letras. En un segundo momento exploraré los primeros años de los autores, en
los cuales sortearon una serie de sucesos que impactaron en sus vidas y que en cierta
manera los acercaron a aficionarse a la literatura. En el tercer inciso del capítulo exploraré
cómo durante la adolescencia y juventud fueron incorporándose a diversas dinámicas
relativas al campo literario, y cómo fue que fueron convergiendo en la ciudad de
Guadalajara. Por último me permito hacer un esbozo de cómo eran las vidas de estos
escritores en Guadalajara durante la década de 1940 con el objetivo de identificar espacios

que hayan vivido en Guadalajara entre 1942 a 1945 y que hayan participado en las diversas dinámicas de
sociabilidad que emprendió el grupo de. Un poco más adelante esclareceré el porqué de dichas
consideraciones, ya que si bien pudo haber personas que contribuyeron de alguna manera a estas revistas sin
necesariamente cumplir alguno de estos tres aspectos, dichas personas entrarían en otras categorías afines al
grupo de las revistas. A su vez también pudieron existir que pudieron formar parte de las dinámicas y
relaciones que desarrollaron dichos escritores en Guadalajara, pero que posiblemente su papel fue más bien
marginal o contextual, razón por la cual no las incluyo en dicho listado. Véase ANEXO 1.

- 81 -
y dinámicas comunes dentro del campo literario, tanto de manera individual como grupal,
para su estudio en el siguiente capítulo.

II.1. El entorno de origen: local y familiar


Los orígenes de estos escritores comparten aspectos en común, todos son del estado
de Jalisco y nacieron en un lapso menor a 20 años, entre 1905 y 1922, viviendo plenamente
los efectos del proceso revolucionario. El escritor Alfonso de Alba nació el 9 de septiembre
de 1921 en Lagos, Jalisco,183 al igual que José Adalberto Navarro Sánchez, solo que él
nació en 1918;184 Antonio Alatorre Chávez, de Autlán de la Grana, nació el 15 de julio de
1922;185 Arturo Rivas Sainz nació el 24 de abril de 1905 en Arandas, Jalisco;186 Juan
Nepomuceno Pérez Rulfo nació el 16 de mayo de 1917, aunque no se sabe con certeza de
qué lugar era originario;187 Juan José Arreola, originario de Zapotlán el Grande, nació el 21
de septiembre de 1918.188 Estos espacios de procedencia contaban con diversas
perspectivas entre las que se encontraban las literarias.
Ejemplo de ello es la zona de los Altos de Jalisco,189 de donde provienen Arturo
Rivas Sainz, José Adalberto Navarro Sánchez y Alfonso de Alba. Allí, a principios del
siglo XX es posible encontrar una tradición literaria muy fuerte, sobre todo en la ciudad de
Lagos de Moreno, donde se exaltaba el estilo de vida de lo que se considera como

183
José Luis Martínez, Ed., Semblanza de académicos: Antiguas, recientes y nuevas (México: Fondo de
Cultura Económica, 2004), 22.
184
Martínez, Semblanza de académicos, 363.
185
Antonio Alatorre, “Curriculum Vitae de Antonio Alatorre,”
http://www.colegionacional.org.mx/SACSCMS/XStatic/colegionacional/template/pdf/1981/15%20-
%20Antonio%20Alatorre_%20Curriculum%20vitae.pdf. (Consultado el 7 de octubre del 2014).
186
Sara Velasco, Escritores Jaliscienses. Vol. 2 (Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 1988), 190-191.
187
Existe una discusión sobre los probables lugares de nacimiento de Juan Rulfo, dando igualmente crédito a
San Gabriel, Sayula y la Hacienda de Apulco. Para esta investigación no hondaré en dicho debate, tomando
como única importancia que las tres se ubican en la parte sur de Jalisco. Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 15-
16.
188
Orso Arreola, Juan José Arreola. Vida y obra (Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco, 2003), 39.
189
La región conocida como Altos de Jalisco se localiza en el noreste del Estado de Jalisco. Está delimitada
por la región del Bajío guanajuatense al este, por el Estado de Aguascalientes al norte, por el Estado de
Zacatecas al oeste y por la zona central de Jalisco y la Ciénega de Chapala al sur. La extensión territorial de
dicha región es aproximadamente de 12 000 Km2 y está conformada de manera política-administrativa por los
siguientes municipios: Acatic, Arandas, Encarnación de Díaz, Jalostotitlán, Jesús María, Lagos de Moreno,
Ojuelos de Jalisco, San Diego de Alejandría, San Julián, San Miguel el Alto, Tepatitlán, Teocaltiche, San
Juan de los Lagos, La Unión de San Antonio, Valle de Guadalupe y Cañadas de Obregón. La geografía de los
Altos es dominada por una meseta de tierras altas, aproximadamente a 2000 metros de altura sobre el nivel del
mar, en las cuales se asientan algunos lomeríos y cañadas. Es una región árida, con un temporal de lluvias
inestable y una variabilidad de temperatura con cambios bruscos. Andrés Fábregas Puig, La formación
histórica de una región. Los Altos de Jalisco (México: CIESAS, 1986), 26-27.

- 82 -
“provincia”.190 Adquiriendo este sentido la tradición literaria se adopta, como vimos en el
capítulo anterior, una fuerte influencia del modernismo literario a través de figuras como
los poetas Francisco González de León, Alfredo R. Plasencia, Ramón López Velarde,
Manuel Martínez Valadez o Enrique Fernández Ledesma. Quizás no dentro de esta
corriente literaria, pero con un fuerte arraigo temático a la región de la cual salieron, se
encuentran figuras de gran renombre como Mariano Azuela, Carlos González Peña,
Agustín Yáñez191 o el propio Alfonso de Alba.
Por su parte en la zona Sur de Jalisco,192 de donde son originarios Juan José Arreola,
Antonio Alatorre y Juan Rulfo, la perspectiva literaria no es tan fácil de identificar. Según
Wolfgang Vogt, en el sur no es posible encontrar una tradición literaria tan importante,
pues “Ningún autor sureño del siglo pasado [en referencia al siglo XIX] figura en la historia
de la literatura nacional”; sería hasta el siglo XX cuando surgen algunas figuras de
relevancia como sería “Guillermo Jiménez, que en su época alcanza fama internacional con
la pequeña novela Constanza, en homenaje a su madre, editada en 1921 en Madrid”, o
también Basilio Vadillo, quien “publicó entre 1929 y 1932 una novela por entregas en El
Nacional”, titulada El Campanario.193 A estas figuras habría que sumar las que estamos

190
Según Alfonso de Alba en su obra La Provincia Oculta, el concepto de provincia puede derivarse en dos
sentidos: uno en sentido administrativo, que califica “cualquiera de las regiones de la República, salvo la
metrópoli”. El segundo, en un sentido más emotivo y sentimental, donde “el concepto de provincia está
íntimamente ligado al de “terruño”, entendiendo por tal el espacio de la tierra nativa, e sitio de donde el
hombre proviene: el escenario, las personas y el ambiente de su niñez”. Alfonso de Alba, Obras selectas de
Alfonso de Alba. Tomo I (Zapopan: El Colegio de Jalisco, 2012), 33-34. En este sentido emocional, la
provincia significa una representación del estilo de vida propio de los Altos de Jalisco, en donde la quietud, la
calma y la vida católica están idealizados como lo proverbial y significativo de la identidad y lo propio de la
“provincia”.
191
Si bien Yáñez no nació en la zona de los Altos de Jalisco (nació en Guadalajara, específicamente en el
barrio del Santuario), a lo largo de su vida pasó largas etapas en Yahualica, además de que gran parte de su
narrativa se ve desarrollada en una zona de gran similitud a los Altos, retratando las prácticas y costumbres
desarrolladas por los pobladores alteños.
192
El sur de Jalisco es una amplia zona localizada del territorio jalisciense localizada en las colindancias de
los Estados de Colima y Michoacán. José Lamieras describe a dicha región como “El Eje norte-sur de esa
superficie se extiende desde las sierras del Rosario y Tizapán, parte de la sierra del Tigre y barreras que la
separan del sur de la laguna de Chapala, hasta la sierra de Coacolmán, en la frontera con Michoacán. El eje
oriente-poniente va de la sierra del Tigre a la sierra de Tapalpa que se conecta al sur con el macizo del
Nevado y el Volcán de Colima. El sur parte de lo que algunos llaman el altiplano jalisciense y contiene las
sierras mencionadas, el Llano Grande o el Bajo donde se asientan San Gabriel y Tuscacuesco [Sic].”
JoséLameiras Olvera, El Tuxpan de Jalisco. Una identidad danzante (Zamora: El Colegio de Michoacán,
1990), 15. La zona cuenta con una amplia vegetación, desde los bosques en las zonas altas, como la Sierra del
Tigre, la Sierra de Tapalpa o en los alrededores de los Volcanes, hasta selva baja caducifolia en las laderas de
los montes que predominan en toda la región. Lameiras Olvera, El Tuxpan de Jalisco, 16.
193
Wolfgang Vogt, Juan Rulfo y el Sur de Jalisco (Guadalajara: Editorial Agata, 1994), 19-20.

- 83 -
abordando aquí, generando aspectos narrativos diversos, pero recobrando temáticas propias
de la región como La feria de Arreola o Pedro Páramo de Juan Rulfo.
Las raíces familiares también pueden proveer información respecto a cuestiones
como la condición social de la cual provenían los escritores, las actividades productivas y
económicas a que se dedicaba la familia para entender el desplazamiento y asentamiento en
una zona determinada, las posibilidades de desarrollo que poseía cada personaje en relación
con su familia y diversidad de sucesos que impactarían en las formas de vida familiares.
Estos aspectos propiciarían que estos productores culturales tuvieran su acercamiento al
mundo de las letras y su posterior integración a las dinámicas del campo literario mexicano,
Para este caso trataré de ahondar en los orígenes familiares de acuerdo a las posibilidades
que ofrecen las fuentes, siendo amplias en el caso de Juan José Arreola y Juan Rulfo, o
escasas en la situación de José Adalberto Navarro Sánchez o Alfonso de Alba.
Los orígenes familiares, como el caso de Arreola y de Rulfo, pueden resultar
remotos en la región. Los antecedentes familiares de Juan José Arreola se remontan a
migrantes de origen vasco bajo el apellido de Arriola, del que Arreola resulta una
derivación.194 Por lo dicho por Librado Arreola, según los recuerdos de Juan José Arreola,
Juan de Arriola llegó aproximadamente en 1820 a Zapotlán. De esta línea nacería el que
fuera abuelo de Juan José, Salvador Arriola Arias aproximadamente en 1840.195 El padre de
Juan José, Felipe Arriola Mendoza, nacería en 1888. Por su parte la raíz materna de Juan
José, de apellido Zúñiga, procede del poblado de Unión de Tula, en el cual nació su madre,
Victoria Zúñiga Chávez.196
La presencia de religiosos siempre fue algo habitual y de lo más común en la familia
Arreola. Librado Arreola y José María Arreola, hermanos del padre de Juan José, fueron
sacerdotes de amplia trayectoria y reconocimiento en Jalisco. Incluso el padre de Juan José,
Felipe, estudió en el Seminario Conciliar de Guadalajara, siendo compañero de generación
del primer Cardenal mexicano, José Garibi Rivera.197 El comercio sería la actividad
económica de la familia Arreola. Felipe Arriola a lo largo de su vida se dedicaría a varias
cosas con predominio de la actividad comercial, desde un comercio establecido hasta la

194
Arreola, Juan José Arreola, 27-28, 36.
195
Arreola, Juan José Arreola, 35.
196
Arreola, Juan José Arreola, 42-45.
197
Arreola, Juan José Arreola, 45.

- 84 -
venta de tuba en la ciudad de Manzanillo, como veremos más adelante.198 Felipe Arriola
contraería nupcias en 1913 con Victoria Zúñiga Chávez, de donde nacerían Juan José y sus
catorce hermanos.199
En el caso de la familia de Juan Rulfo, los Pérez Rulfo-Vizcaíno, también tienen un
arraigo en la zona del sur de Jalisco. La llegada de los Rulfo a lo que fuera la Nueva España
se dio aproximadamente a mediados del siglo XVIII con dos personajes de nombre Joseph
y Antonio Rulfo. Estos dos se asentarían en el pueblo de Tlalpujahua, Michoacán. Uno de
los hijos de Joseph, Juan Manuel Zenón Rulfo Bermúdez, sería el que diera origen a la raíz
familiar de los Rulfo en el sur de Jalisco, asentándose en Zapotlán el Grande
aproximadamente a finales del siglo XVIII.200 Si bien el apellido Rulfo se asentó en esta
región se difundió por diversas zonas del estado, pues los bisabuelos habían nacido en los
Altos de Jalisco.201 Los orígenes del apellido Vizcaíno en la región se pueden rastrear en la
Sierra de Tapalpa, lugar al cual llegaría a asentarse Lucas Vizcaíno, bisabuelo de Juan
Rulfo, aproximadamente a principios del siglo XIX.202 La familia Rulfo Vizcaíno tenía una
fuerte raigambre hacendada. Severiano Pérez Rulfo, abuelo paterno de Juan, ejerció
diversos cargos en Sayula, además de poseer la finca de San Pedro; su hijo, Carlos Pérez
Rulfo (padre de Juan), sería el administrador de dicha finca. Por su parte, Carlos Vizcaíno,
abuelo materno de Juan Rulfo, era propietario de la Hacienda de Apulco, de la de Zenzontla
y de Estancia de Piedras, entre otras. María Vizcaíno y Arias, hija de Carlos y madre de
Juan Rulfo, sería la heredera de la Hacienda de Apulco.203
La pareja de Carlos Pérez Rulfo y María Vizcaíno y Arias se casaría en el templo de
la Hacienda de Apulco el 31 de enero de 1914. La situación económica de la familia Pérez
Rulfo Vizcaíno en los años posteriores a la boda se vio marcada por dos sucesos: el
primero, la inestabilidad que vivía la región del sur de Jalisco a causa de la Revolución, con
la presencia de los ejércitos villista y constitucionalista, lo que ocasionó el continuó

198
Arreola, Juan José Arreola, 45.
199
Arreola, Juan José Arreola, 37.
200
María Guadalupe Paredes López, “Tras la huella de los Rulfo,” en Nuevos indicios sobre Juan Rulfo:
Genealogía, estudios, testimonios. Coord. Jorge Zepeda (México: Editorial Juan Pablos/Fundación Juan
Rulfo, 2010), 45.
201
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 4.
202
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 6.
203
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 4-7.

- 85 -
desplazamiento de la familia entre Sayula, Apulco, San Gabriel y San Pedro Toxin. 204 El
otro suceso sería la búsqueda de la independencia de Carlos Rulfo de la tutela paterna
respecto a la administración de los bienes familiares, tratando de procurarse un salario
seguro y propio.205
Respecto a los orígenes familiares de Arturo Rivas Sainz, Antonio Alatorre, o
Alfonso de Alba no existe mucha información, limitándose a algunos datos dispersos, lo
cual no permite establecer con claridad algunos aspectos como su origen en la zona o la
actividad económica a la que se dedicaban. Se habla de que Arturo Rivas Sainz provenía de
una adinerada familia de raigambre en la zona de Arandas, en la parte sur de los Altos de
Jalisco. Su padre, de nombre Agustín Rivera, era boticario, poseyendo un negocio de este
giro en el poblado anteriormente mencionado. Su madre, también de Arandas, se llamaba
Avelina Sainz.206 En el caso de, Alfonso de Alba, él provenía de una familia de gran
raigambre alteña, asentada en la zona de Lagos de Moreno. Hijo de Nicandro de Alba
Hernández y de María de Jesús Martín Campos, descendía de una familia de gran tradición
literaria, pues se estima que alrededor de trece de sus antepasados había ejercido alguna
actividad relacionada con las letras, siendo familiar lejano y cercano de escritores como
Amado J. de Alba, Pedro de Alba o José G. Moreno de Alba. 207 Los orígenes familiares de
Antonio Alatorre no se esclarecen con gran claridad, pero es posible determinar que
provenía de una familia establecida por lo menos dos generaciones en Autlán de Navarro,
de clase media y dedicada a la actividad comercial.208 Por último, de Adalberto Navarro
Sánchez es un poco más difícil esclarecer su origen familiar, ya que es de quien menos se
tiene material, lo único que se sabe es que fue hijo de Felipe Navarro y María Sánchez. Su

204
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 9.
205
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 14.
206
Pedro Valderrama Villanueva, “Prologo,” en Arturo Rivas Sainz. Crítica: ensayos y reseñas (Guadalajara:
CECA, 2006), 15.
207
Martínez Semblanza de académicos, 23.
208
Para hacer dichas aseveraciones me baso en la entrevista biográfica que le realizó Jean Meyer a Antonio
Alatorre. En ella Alatorre señala que su padre se era dueño de una tienda en Autlán llamada “El Triunfo”,
además por la descripción que hace de su casa, amplia para los estándares de edificaciones pueblerinas de ese
entonces, y la particularidad de que contó con una nana durante gran parte de su niñez. Para mayor
información véase Jean Meyer, “Palabras de vida: una conversación con Antonio Alatorre,” en Istor. Revista
de Historia Internacional 44 (primavera del 2011): 98-140.

- 86 -
padre murió a muy temprana edad y fue criado por su madre y su tío, el canónigo Cecilio
Sánchez.209
Estas características con las cuales contaban los espacios de nacimiento y las
familias de estos escritores contribuyeron en cierto aspecto para ir acercando a estos
productores culturales con su área de desenvolvimiento, mismas que son evidentes en los
primeros años de vida, etapa en la cual tienen sus primeras experiencias con el mundo de
las letras.

II.2. Crecer a la sombra de las eventualidades


Como vimos en el apartado anterior, el rango de nacimiento de estos productores
culturales es amplio, ya que Arturo Rivas Sainz nació en 1905 mientras que Antonio
Alatorre sería el más joven al llegar al mundo en 1922; este margen temporal propició que
la mayoría de estos productores culturales naciera a raíz de la Revolución mexicana y
crecieran a la par del conflicto religioso y la Guerra Cristera, sucesos que impactaron de
diversas formas en los primeros años de vida de cada escritor, lo que propició a la vez que
su acercamiento al mundo de las letras se diera de diferente manera. La educación en sus
primeros años sería para algunos la base de esa proximidad; para otros, además de esta,
habría otros factores que desembocarían en el desarrollo de una vocación literaria.
De Arturo Rivas Sainz no existen muchos datos acerca de su niñez, pero como
mencioné anteriormente nació en Arandas, Jalisco, localidad donde pasó sus primeros años
de vida. Pedro Valderrama señala que hizo sus estudios básicos en Arandas, sin especificar
en qué institución ni de qué tipo era. El mismo autor refiere que hay algunas anécdotas que
propiciaron la aproximación de Rivas Sainz al mundo de las letras; en primer término
estuvo disponer de una biblioteca en el hogar, propiedad de la familia, haciendo que
creciera en un entorno donde los libros eran comunes, propiciando cierta curiosidad acerca
de su contenido. Otra experiencia de su niñez y temprana juventud fue el coincidir en
Arandas con José González Martínez, un joven aspirante a filósofo, quien lo adentró en
aspectos generales de filosofía, literatura y algunos principios de latín, sentando las bases
del conocimiento y preparación que lo caracterizarían. Una vez concluidos sus estudios

Adalberto Navarro Hidalgo. “Adalberto Navarro Sánchez”. En Homenaje al Maestro Adalberto Navarro
209

Sánchez. Et Caetera 5 (Octubre-Diciembre 1986): 97-101.

- 87 -
primarios la familia Rivas Sainz decidió migrar a Guadalajara para brindar la posibilidad a
sus hijos de seguir estudiando.210 Al igual que de Rivas Sainz, no existen muchos datos
acerca de los primeros años de Adalberto Navarro Sánchez, constando solo la certidumbre
de que fue su tío, Cecilio Sánchez, quien lo encaminó al mundo de las letras por medio de
su biblioteca personal y la impartición de clases particulares. A su vez se sabe que vivió
algunos años en Techaluta, Jalisco, junto a su madre y su tío, antes de trasladarse a
Guadalajara.211 De Alfonso de Alba también es escasa la información que se conoce acerca
de esta etapa. Se sabe que estudió la primaria en Lagos de Moreno, en el Liceo Miguel
Leandro Guerra, a cuyo terminó emigró a Guadalajara para continuar con sus estudios,
aproximadamente en 1934.212
Por su parte acerca de Antonio Alatorre, Juan José Arreola y Juan Rulfo es posible
conocer un poco más sobre sus primeros años de vida. Antonio Alatorre creció en una
familia grande, pues fue el sexto de ocho hermanos. Ingresó a la escuela primaria a la edad
de cuatro años, tiempo en el que empezó a leer. Esta escuela era de carácter público, y en
ella Antonio menciona que aprendió un poco de todo: Historia, Geografía, Anatomía,
Música, Algebra, Oficios, Ciencias, etc. A su vez en la escuela contaban con un
equipamiento diverso: biblioteca, talleres de oficios, laboratorio y hasta museo.213 En dicho
establecimiento impartía clase un personaje que jugó gran relevancia para que Alatorre se
fuera acercando al mundo de las letras, María Mares. Ella habitaba, junto a sus hermanas,
frente a la casa de los Alatorre Chávez, lo que provocó que la convivencia entre los Mares y
los Alatorre fuera algo cotidiano, e incluso menciona: “La casa de las Mares fue mi
segunda casa, probablemente desde que yo tenía unos dos años.”214 Esto contribuyó a que
la educación no solo se hiciera patente en las aulas, sino también en el hogar y fuera de él.
La presencia de los libros en la niñez de Antonio Alatorre resultó relevante. Sumada
a la existencia de la biblioteca escolar estaba la aportación familiar: cada vez que sus padres
se trasladaban a Guadalajara volvían con un libro para Antonio.215 Si bien no eran muchos
los textos con los que contaba la familia (alrededor de 20 según Alatorre), sí eran libros de

210
Valderrama Villanueva, “Prologo”, 15. Sin tener certeza acerca de la fecha en que la familia Rivas Sainz
se trasladó a Guadalajara, yo estimo que dicho suceso se dio entre 1919 y 1921.
211
Navarro Hidalgo, “Adalberto Navarro Sánchez”, 97.
212
Gabriel García Agraz, Bibliografía de los escritores jaliscienses (México: UNAM, 1980), 191.
213
Meyer, “Palabras de vida”, 99-100, 103-104.
214
Meyer, “Palabras de vida”, 105.
215
Meyer, “Palabras de vida”, 102.

- 88 -
relevancia para él, de entre los cuales destacan: El Quijote, Genoveva de Bravante, Los
Viajes de Gulliver, Robison Crusoe de Defoe y Los Mártires de Chateaubriand.216 Otro
lugar de donde obtenía libros era un peculiar servicio de alquiler establecido en una
biblioteca privada. De este lugar, con costo de un centavo por día, Antonio Alatorre leyó a
autores como Juan A. Mateos, Manzoni o Eugenio Sue, o libros como Fabiola, Quo
Vadis?, Los Últimos Días de Pompeya, La Panadera y Los Novios. Al final, según
estimaciones de Alatorre, durante su infancia leyó alrededor de trescientas obras.217
También con las hermanas Mares la presencia de libros eran cotidiana, situación que
facilitó el acercamiento de Alatorre a las letras. Este autor recuerda que fue con las
hermanas Mares que logró ojear Tesoro de la juventud, enciclopedia ilustrada de alrededor
de 20 tomos, de donde tomo percepción del mundo que le rodeaba.218
La cuestión religiosa sería una constante en su vida, situación que le trajo constantes
conflictos morales a lo largo de su existencia debido a su tardío ateísmo a causa de su
estancia en el seminario. Pero antes de entrar a esta etapa de su vida, es necesario explicar
cómo fue la religión durante su niñez. Durante sus primeros años, la religión fue una fuerte
influencia debido a que la familia era de naturaleza religiosa, el padre de Antonio era
sumamente católico, mientras sus tías eran monjas, y durante la Guerra Cristera se
refugiaron en la casa de la familia Alatorre en Autlán, situación que impactaría de cierta
manera en su futuro.219 Antonio Alatorre manifestó interés por la vida religiosa, al grado de
llegar a monaguillo junto a su hermano Carlos, e integrar en sus juegos habituales el decir
misa y dar los sacramentos. Estos juegos fueron observados positivamente algunas veces
por la familia, incluso por las tías monjas.220 En 1934, al concluir la primaria y a causa de la
ruina económica de la familia, la continuidad de sus estudios se vio amenazada. Esta
situación conllevó que entrara al seminario de la Orden del Espíritu Santo en Tlalpan, a
sugerencia sus tías monjas motivada por lo pensaban era una vocación religiosa, y debido al
cansancio físico que enfrentaba la madre de Antonio. Fue obligado, al igual que todos los
hermanos, a repartirse entre orfanatos e internados administrados por dicha orden, de la

216
Meyer, “Palabras de vida”, 110-111.
217
Meyer, “Palabras de vida”, 111-112.
218
Meyer, “Palabras de vida”, 105.
219
Meyer, “Palabras de vida”, 113.
220
Meyer, “Palabras de vida”, 113-114.

- 89 -
cual sus tías eran miembros. Antonio Alatorre declara que resultó una decisión forzosa,
pues menciona que fue:

Mi papá quien hizo presión, fue él quien me forzó, aunque sin violencia.
Varias veces me sermoneó. Una vez me dijo más o menos: “Mira, ahora andas
diciendo que no quieres ser sacerdote, pero vas a ver cómo en cuanto comiences tus
estudios con los Misioneros, vas a descubrir que sí tenías vocación”. Y a esa
consideración añadió inmediatamente otra: “Además, tú ves que estoy arruinado; una
colegiatura [la de Carlos] la podré pagar, aunque con muchos sacrificios, pero dos ya
no”.221

Esta situación causo un gran malestar a este aspirante a escritor y ocasionaría que
abandonara el seminario, de lo que hablaré más adelante.
El caso de Juan José Arreola es un tanto diferente. Él permaneció durante toda su
niñez en Zapotlán el Grande, al interior de una familia numerosa. Su educación formal fue
de corta duración, ya que cursó hasta el 4º grado de primaria en el Colegio Renacimiento de
Zapotlán. Dicho colegio fue fundado por Gabino Aceves y su hijo José Ernesto Aceves, fue
el lugar de su primer acercamiento a las letras, a iniciativa de éste último. Durante el 4º
grado de primaria compartiría aula con el nativo de Atoyac y futuro estudioso de las letras
mexicanas, José Luis Martínez. A su vez, a lo largo de sus primeros años Arreola tuvo que
enfrentarse a diversas situaciones que interrumpieron su educación, siendo una de ellas la
cuestión de la religión. Al igual que Antonio Alatorre, Juan José provenía de una familia
profundamente católica, pues al interior de su árbol genealógico se encontraban religiosos.
Sus tíos Librador Arreola y José María Arreola fueron sacerdotes reputados en todo el
estado.
Está situación hizo que Juan José viviera en carne propia los efectos de la Guerra
Cristera, pues como declara: “Como casi todos los niños, yo también fui a la escuela. No
pude seguir en ella por razones que si vienen al caso pero que no puedo contar: mi infancia
transcurrió en medio del caos provinciano de la Revolución cristera. Cerradas las iglesias y
los colegios religiosos, yo, sobrino de señores curas y de monjas escondidas, no debía
ingresar a las aulas oficiales so pena de herejía”.222

Meyer, “Palabras de vida”, 114.


221

Juan José Arreola, “De memoria y olvido,” en Estas páginas mías (México: Fondo de Cultura Económica,
222

2004), 13.

- 90 -
A pesar de haber permanecido poco tiempo en la escuela, Arreola señala que en esa
etapa inició su etapa lectora, pues

En la escuela de los señores Aceves se leía mucho. Aparte de los libros


escolares, el profesor Aceves nos daba una sesión semanas a base de libros más
avanzados. Recuerdo con toda claridad la impresión que me produjo La canción de
Rolando […] La verdad es que entre los ocho y once años de edad, los muchachos de
entonces conocimos dos o tres docenas de escritores de primer orden. Cuando me
pongo a recordar nombres, considero que allí está el fundamento de mi formación
literaria: leíamos, y puedo demostrarlo, a Novalis, Stefan Georg, Baudelaire, Romain
Rollando, Silvio Pellico, Jean Lorrain, Ada Negri, Paul Fort, Goethe […] 223

A este tipo de literatura habría que sumar la de carácter religioso, que tuvo una fuerte
presencia en su niñez. Su adquisición, además de a su familia religiosa, se debió a otras
personas de Zapotlán, entre las que recuerda a unas vecinas de nombre Yuyú y Pepa
Dávalos, quienes:

Influyeron en mi vida. De esa época es el Catecismo ilustrado, los libros de


lectura de Mantilla, Rafaelita, Viaje de un niño alrededor del mundo, Rosas de la
infancia […]Leí también la publicación es que se llamaba el Católico mexicano y
naturalmente, no podía faltar, el poeta del hogar, Juan de Dios Peza. Descubrí lo que
era la maravilla de la versificación total en un libro grande, de una edición muy bella,
de Gaspar Núñez de Arce. Mi padre fue un buen lector de este poeta, y también de don
Ramón de Campoamor – de segundo apellido: y Campo Osorio-, al cual leíamos
juntos.224

El alejamiento temprano de la educación formal hizo que laborara desde temprana


edad en un sinfín de oficios, situación que perduraría por un amplio espacio de su vida,
pero que en ocasiones lo acercarían con el mundo de las letras y que contribuyeron a la
adquisición de conocimiento acerca del tema. Su primer trabajo fue dentro de un taller
librero e imprenta, pues como lo recuerda “a los doce años de edad entré como aprendiz al
taller de don José María Silva, maestro encuadernador, y luego a la imprenta del Chepo
Gutiérrez. De allí nace el gran amor que tengo a los libros en cuanto objetos manuales.”225

223
Fernando del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola (1920-1947) contada a Fernando del
Paso (México: Conaculta, 1994), 65-67.
224
Del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola, 49-53.
225
Arreola, “De memoria y olvido”, 13.

- 91 -
Otras influencias que contribuyeron a su vocación fue el habito de la lectura adquirido en la
escuela, a la vez desarrollado por sus familiares (entre ellas su hermana Elena y sus tíos
Librado y José María), pues a insistencia de ellos leyó tanto a autores tradicionales y
locales como a escritores contemporáneos e internacionales. Algunos de ellos (aparte de los
anteriormente mencionados) fueron Charles Dickens, Oscar Wilde, Jean de la Fontaine,
Charles Perrault, Hans Cristian Andersen, Esopo, José Rosas Moreno, José Joaquín de
Lizardi, etcétera.226
Además de estos factores, Juan José Arreola empezó a manifestar un gusto por la
teatralidad y la manifestación literaria pública, hechos que lo acercarían al teatro y al gusto
por la declamación. Para la realización de algún acto de carácter cívico formaba parte del
programa del evento ya sea con una declamación, o con una recitación,227un poema de
algún autor de su gusto (como Alfredo R. Plasencia, Ramón López Velarde, Enrique
González Martínez, Enrique González León y Manuel Acuña) o uno de su autoría.228A los
16 años, en 1934, se trasladaría a la ciudad de Guadalajara a radicar por primera vez fuera
de su entorno natal. Esta migración fue motivada por la precaria situación económica
familia y la búsqueda de mejores oportunidades laborales y desarrollo.229
Contrariamente, Juan Rulfo tuvo una niñez muy inestable, debido a constantes
desplazamientos y a la fragilidad de la situación social que se vivió en el sur de Jalisco una
vez concluida la Revolución y el desarrollo del conflicto religioso. En los primeros meses
de vida, su padre se encontraba en continuo tránsito entre Guadalajara y la zona sur,
atendiendo negocios o buscando mejores condiciones de vida, llegando a trasladar en
diversas ocasiones a toda la familia.230 La situación económica familiar durante esta época
fue precaria debido a la mala racha por las que atravesaban las haciendas de las cuales eran
dueños. Ante esta situación Cheno, el padre de Rulfo, tuvo que buscar diversas opciones de
ingresos económicos como tratar de vender la producción agrícola que tenía la hacienda o
buscando inversores infructuosamente frente al panorama de inestabilidad vigente. Ante tal

226
Del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola, 49-53.
227
Orso Arreola, Juan José Arreola. Vida y obra (Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco, 2003), 41.
228
“Se lleva a efecto una sencilla ceremonia al ser descubierto el monumento de D. Gordiano de Guzmán”, El
Informador, 15 de abril de 1932, 3; “Toma posesión la nueva mesa directiva de la sociedad mutualista
“alianza y amistad” de Ciudad Guzmán”, El Informador, 8 de agosto de 1932, 3;”Se llevará a cabo en breve el
cambio de nombre a la actual Calzada Reforma en Cd. Guzmán”, El Informador, 21 de enero de 1933, 4.
229
Arreola, Juan José Arreola. Vida y obra, 68.
230
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 19-22.

- 92 -
situación aceptó un trabajo en la Aduana en la ciudad fronteriza de Piedras Negras, a la cual
tuvo que trasladarse en búsqueda de un ingreso fijo que le permitiera una relativa
estabilidad económica en espera de mejores tiempos para trabajar la hacienda.
Permanecería hasta 1920, año en el cual regresaría San Gabriel para continuar con la
administración de la finca.231
La familia encontraría en San Gabriel un espacio adecuada para vivir conforme la
situación social se fuera estabilizando y tranquilizando. Sería en este lugar donde Juan
Rulfo a la edad de 5 años, en 1922, recibiría su primera instrucción, en un colegio de
monjas Josefinas que sería clausurado en 1925 como consecuencia de las medidas tomadas
por el gobierno respecto a los establecimiento educativos administrados por corporaciones
religiosas.232 Aquí fue donde Rulfo aprendió a leer y a escribir, además de obtener una
preparación de carácter básico.
A pesar de que las dificultades económicas seguían siendo una constante en la vida
familiar, procuraban dotar de conocimientos a sus jóvenes vástagos; el carácter religioso de
la familia Rulfo, en especial de la abuela materna de nombre Tiburcia Vizcaino, impidió
que los hijos de la familia Rulfo Vizcaíno continuaran su educación en una escuela laica de
San Gabriel, de tal forma que optarían por mudarse a Guadalajara para que continuaran con
sus estudios en una escuela acorde con sus creencias.233 También durante esta época del
conflicto religioso el cura Irineo Monroy se trasladaría a manera de refugiado clandestino a
la Hacienda de Apulco por insistencia de la abuela Tiburcia. El padre Monroy llevó a la
hacienda su biblioteca, a la cual tendría acceso Juan Rulfo y de donde enriquecería sus
lecturas, pues según él:

Tenía muchos libros porque él se decía censor eclesiástico y recogía de las


casas los libros de la gente que los tenía para ver si podía leerlos. Tenía el índex y con
ése los prohibía, pero lo que hacía en realidad era quedarse con ellos porque en su
biblioteca había muchos más libros profanos que religiosos, los mismos que yo me
senté a leer, las novelas de Alejandro Dumas, las de Víctor Hugo, Dick Turpin, Buffalo
Bill, Sitting Bull. Todo eso lo leí yo a los diez años, me pasaba todo el tiempo leyendo,
no podía salir a la calle porque te podía tocar un balazo. Yo oía muchos balazos.

231
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 22- 24.
232
Federico Munguía Cárdenas, Próceres y personajes ilustres de Sayula (Zapopan: El Colegio de Jalisco, 20
10), 208.
233
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 34.

- 93 -
Después de algún combate entre los federales y los cristeros había colgados en todos
los postes. Eso sí, tanto saqueaban los federales como los cristeros.234

El asesinato de su padre Cheno el 2 de junio de 1923 a raíz de un problema de


naturaleza agraria y el fallecimiento a los pocos meses de su abuelo Severiano impactarían
en el joven Juan Rulfo. Esto provocaría que se trasladara a Guadalajara en 1926. Al año
siguiente su madre fallecería debido a sus constantes enfermedades, no estando Rulfo
presente en su lecho de muerte.235 Ya situado en Guadalajara estudiaría en el Colegio Luis
Silva, al cual ingresó en 1927, en plena Guerra Cristera. A pesar de ser una escuela
confesional, el Colegio Luis Silva logró sortear las medidas emprendidas por el gobierno
para clausurar los establecimientos de este tipo. Durante su estancia en la institución Rulfo
empezó a practicar la escritura de cuentos como parte de los ejercicios que elaboraban en
los cursos. Asimismo la fotografía comenzó a ejercer una notable influencia en él.236
Al salir del Colegio Luis Silva, en 1932, a la edad de 15 años, y ante la insistencia
de la abuela Tiburcia, Rulfo se inscribió al Seminario Conciliar de Guadalajara. A pesar de
haber concluido el conflicto religioso, el seminario aun operaba de manera clandestina,
situación que ocasionó que fue inestable su localización. Ya dentro del Seminario, Rulfo
recibió clases de métrica latina y literatura, además de seguir con la práctica de la escritura.
Hasta este momento la educación que había recibido siempre fue de carácter católico, con
lo que careció de acercamientos con la educación laica. Rulfo saldría del seminario en
1934, a la edad 17 años, buscando opciones en las cuales continuar con sus estudios
profesionales.237
Como vimos, todos los productores culturales se movilizaron fuera de sus lugares de
origen hacia otras ciudades, como Guadalajara o la Ciudad de México con el objetivo de
buscar una mejor educación (en la mayoría de los casos) o de ampliar las oportunidades
económicas con las cuales tratar de desarrollarse. Pero esto no quiere decir que una vez que
llegarán a estas ciudades, permanecieran ahí de manera definitiva, sino que, como veremos
a continuación, lo común fue que peregrinaran a otra ciudad en constante búsqueda de
mejores oportunidades y un territorio más propicio para su desarrollo.

234
Elena Poniatowska citada por Vital en Noticias sobre Juan Rulfo, 34-35.
235
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 26-35.
236
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 48-51.
237
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 51.

- 94 -
II.3. Adolescencia, juventud y su integración al campo literario
Durante su etapa de adolescencia y juventud, estos productores culturales vivieron
las que serían sus primeras experiencias al interior del campo literario, ya sea por haberse
relacionado con algún personaje que tuviera contacto al interior de éste, por eventualidades
propias de sus estudios o por curiosidad propia. Esto va fortaleciendo el desarrollo de su
vocación hacia el mundo de las letras, que se ve fortalecida con la búsqueda de una
educación formal ligada a la literatura o por iniciativa autodidacta, a partir de lecturas y
discusiones con gente conocedora del ámbito literario. A pesar de ello, la mayoría de estos
productores aún no están en posibilidades de dedicarse plenamente a la actividad literaria,
situación por la cual tienen que recurrir a ocupaciones alternas de las cuales obtener
recursos para vivir, pero dejando tiempo libre para dedicarlo al cultivo de su vocación.
Estas necesidades de buscar mejores entornos de desarrollo motivan que ocasionalmente se
trasladaran a otras ciudades donde creían que podían satisfacer de mejor forma dichas
carencias.
Arturo Rivas Sainz, como vimos en el apartado anterior, fue el primero en llegar a
Guadalajara, aproximadamente entre 1918 y 1921, con el objetivo de buscar una mejor
educación que la que su lugar de origen podía ofrecerle. Para ello, ingresó al Seminario
Conciliar de Guadalajara, lugar en el cual continuaría con su preparación básica bajo un
entorno religioso, lo cual contribuyó a que adquiriera conocimientos sobre latín y griego
que le ayudarían para sus conocimientos literarios. Pero al no poseer una vocación
religiosa, salió del seminario a solo dos años de haber ingresado, e ingresó a la Preparatoria
de Jalisco, donde concluyó sus estudios de bachillerato. Se incorporó a la Escuela Libre de
Derecho con el objetivo de prepararse profesionalmente en la carrera que detentaba la
mayoría de las personas que se dedicaban al mundo de las letras. También es durante esta
etapa que publica sus primeras colaboraciones en revistas y periódicos de carácter
estudiantil, como Themis, en 1928.238 Estas experiencias fueron las que le permitieron
integrarse al campo literario tapatío, al cual se dedicaría de lleno en la década de 1930.
Ya durante la década de 1930 era común su participación en festivales impartiendo
conferencias239 o como jurado en concursos sobre literatura.240 A su vez seguirían

238
Valderrama Villanueva, “Prologo”, 16.
239
“Festival en la Escuela Preparatoria”, El Informador, 31 de julio de 1932, 4.

- 95 -
apareciendo sus colaboraciones en distintas revistas literarias y culturales de Guadalajara y
la Ciudad de México, y a pesar de habitar en Guadalajara, estaba en constante tránsito con
Arandas. En la revista Arte se publicaron un poema bajo el título “Calendario” y un ensayo
con el nombre “No hay carácter”.241 En 1934 aparecería la revista Gesto. Revista mensual
jurídico social, como órgano estudiantil de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad
de Guadalajara; en su interior apareció un ensayo de la autoría de Arturo Rivas Sainz bajo
el título “Aes Et Venus” donde hace una reflexión de la justicia desde la literatura. 242
Durante esta época Rivas Sainz se desempeñó como docente en la Facultad de
Jurisprudencia de la Universidad de Guadalajara. Ese mismo año publicó el ensayo “La
claridad” en la revista cultural Cúspide, en el que realiza una reflexión sobre la naturaleza
de la obra artística.243 Un año muy productivo fue 1936, pues dirigió la revista Vía, su
primera aventura editorial, en colaboración con Ramiro Villaseñor y Pablo Ascencio.
Aunque solo tuvo cuatro números publicados irregularmente, en ella Rivas Sainz publicaría
el ensayo titulado “Sombra-luz”.244 Igualmente, durante este año comenzó a impartir clases
de literatura mexicana en la Preparatoria de Jalisco.245 En 1938 contraería nupcias con Ana
María Soto Carrillo, con quien tendría dos hijos, y a finales de la década ya había
establecido colaboración con revistas de gran importancia a nivel nacional, como Letras de
México.246
Durante los primeros años del decenio de 1940, Arturo Rivas Sainz lograría
consolidarse como una de las principales figuras literarias jóvenes de Guadalajara debido a
sus constantes colaboraciones y a su amplio conocimiento literario. Fue un participante
cotidiano en la revista Prisma, dirigida por Adalberto Navarro Sánchez y María Luisa
Hidalgo, como con el ensayo titulado “García Lorca y la Metáfora”. 247 A su vez colaboraría
con la efímera revista Alma Nueva, donde sería el encargado de elaborar las reseñas de

240
“Terminó el concurso de declamación abierto por la sociedad recreativa “Cultura”, El Informador, 25 de
abril de 1932, 2.
241
Arte, febrero de 1933, 222-223.
242
Gesto, junio de 1934, 9-10.
243
Cúspide, febrero de 1934, 18.
244
Vía, julio de 1936.
245
Ramiro Villaseñor, “Arturo Rivas Sainz, Poetas Modernos Jaliscienses”, Vía, julio de 1936, 30.
246
Para mayor información véase el tomo II y III de Letras de México en la colección Revistas Literarias
Mexicanas Modernas.
247
Prismas, abril de 1940, 43-49.

- 96 -
libros y revistas.248 Al mismo tiempo participaba de manera activa en diversas
organizaciones culturales de la ciudad, como la sección literaria del Ateneo Jalisciense de
Divulgación Cultural, de la cual era presidente249 o como miembro del comité organizador
de los juegos florales por el cuatricentenario de la fundación de Guadalajara.250 A ello se
sumaría su presencia en actividades culturales impartiendo conferencias respecto a
temáticas literarias.251 Fue a principios de 1941 cuando empieza a dirigir la Escuela de
Bellas Artes del Departamento de Cultura del gobierno estatal que edita el boletín Pauta,
órgano informativo de la escuela en el que colabora.252 A lo largo de estos años publica sus
primeros libros como Signo, ensueño, etcaetera. Disección y autopsia del poema, editado
en 1941 por la Edición Gráfica; Literatura. Técnica e histórica, editado en 1942 bajo el
sello del boletín Pauta; Novela de agua y hojas, en 1940 y Prehodiernia, 6 diámetros y 1
secante del círculo poético, en 1940, ambos bajo el sello de la revista Prisma.253

Imagen 3. Revista Pauta, octubre de 1941. Hemeroteca Histórica, BPEJ.

248
Alma Nueva, enero de 1940, 22.
249
“Nueva directiva”, El Informador, 2 de agosto de 1940, 2.
250
El Informador, 10 de octubre de 1941, 1,8.
251
El Informador, 15 de octubre de 1940, 7; 22 de enero de 1942, 8.
252
Véase Pauta, septiembre de 1941-julio de 1942.
253
Valderrama Villanueva, “Prologo”, 39. Para una revisión del libro Prehodiernia véase Oto Lear,
““Prehodiernia” un libro de Arturo Rivas Sainz”, El Informador, 29 de diciembre de 1940, 10.

- 97 -
Sobre Alfonso de Alba tampoco existen muchos datos acerca de sus años de
juventud, pero es conocido que una vez que se avecindó en Guadalajara, aproximadamente
en 1934, ingresó al Instituto de Ciencias, dirigido por los jesuitas, en donde estudió la
secundaria y la preparatoria, entre 1937 y 1941.254 Durante su estancia en dicha institución
comenzó su contacto con el campo literario, pues sería colaborador de Juventud, revista
orgánica del Instituto de Ciencias; es posible que estos contactos propiciaran que Alfonso
de Alba consumiera constantemente literatura católica, situación que sumada a su lugar de
origen fue orientando sus gustos hacia la denominada literatura “provinciana”. En ella sería
el encargado de las fotografías además de conocer a personas como Luis González y
González, futuro historiador, o Alejandro Rangel Hidalgo, el encargado de las caricaturas
en la revista y que posteriormente diseñaría el logo de la revista Pan.255 Egresado del
Instituto de Ciencias, ingresó a la Facultad de Leyes de la Universidad Autónoma de
Guadalajara, en donde editaría junto a José Pintado Rivera, Luis González y González y
Luis Pardinas Illames la revista Tribuna Jalisciense de Cultura, espacio de convergencia
con Antonio Alatorre aproximadamente a finales de 1943.256 Es posible que durante esta
época de Alba comenzó a tejer una serie de contactos al interior de sectores católicos que lo
llevarían en un futuro a colaborar en el diario El Occidental en sus primeros años.
El caso de Adalberto Navarro Sánchez no difiere mucho del de Alfonso de Alba
debido a la poca información existente. Una vez que llegó a Guadalajara aproximadamente
en 1932, ingresó al Seminario Conciliar, donde estudió la secundaria y la preparatoria,
permaneciendo varios años en él.257 Al egresar empezó su contacto con el campo literario
tapatío, pues sería secretario de la revista Índice, que dirigía José Cornejo Franco. Sería ahí
donde publicaría sus primeros poemas y algunos ensayos como “Mercado Ramírez y su

254
García Agraz, Bibliografía de los escritores jaliscienses, 191.
255
Véase Juventud, Noviembre de 1939-octubre de 1940.
256
Tribuna Jalisciense de Cultura fue una revista surgida en la comunidad estudiantil de la Facultad de
Derecho de la Universidad Autónoma de Guadalajara, específicamente en el “Círculo de Estudios culturales
de Guadalajara”. Si bien su origen no es del todo claro, es posible situarlo alrededor de 1941. De publicación
mensual, a excepción de los meses de julio y agosto por el calendario escolar, por sus páginas colaboraron de
manera asiduamente Alfonso de Alba, Antonio Alatorre, Luis González y González, José Pintado Rivera,
Jaime Castiello, entre otros. Posiblemente este haya sido el sitio en donde Alfonso de Alba y Antonio Alatorre
se hayan conocido. Por desgracia no pude acceder a la primera época de la revista, en la cual colaboro
Alatorre. Para mayor información véase Tribuna Jalisciense de Cultura, segunda época, diciembre de 1945-
abril de 1946.
257
Navarro Hidalgo, “Adalberto Navarro Sánchez”, 98.

- 98 -
poesía”.258 A finales de la década de 1930 publicaría sus primeros libros de poesía como
Humana resistencia y Voz de ave, aparecidos en 1937.259 En 1938 contrajo nupcias con
María Luisa Hidalgo, con quien compartiría futuros proyectos editoriales260 caso de la
revista Prismas, la cual editaría entre 1939 y1940 y donde aparecerían constantes poemas
de la autoría de Navarro Sánchez.261 De la misma revista se desprendió un proyecto
editorial que publicó libros de diversos autores, tanto locales como nacionales; entre los
autores que se editarían estaban tanto Adalberto Navarro Sánchez como María Luisa
Hidalgo, Arturo Rivas Sainz, Pedro Gómez Lomelí, Alfonso Gutiérrez Hermosillo o Fray
Luis del Palacio.262 Para esta época ya había formado una colaboración constante con
Arturo Rivas Sainz en proyectos de carácter cultural, pues también formó parte de la
sección literaria del Ateneo Jalisciense de Divulgación Cultural, participando como
Concejal,263 o las contribuciones que hizo a la revista Pauta, la cual era supervisada por
Rivas Sainz.264 Constantes fueron sus escritos para la revista Letras de México, lo que le
ayudaría, al igual que a Arturo Rivas Sainz, a tejer relaciones con el campo literario de
México.265 Ya para aproximadamente 1941 o 1942 Navarro Sánchez abriría un taller de
encuadernación en Contreras Medellín 634, en pleno centro de la ciudad de Guadalajara,
lugar desde donde dirigiría diversas publicaciones, como su futura revista Los Cuatro
Puntos o el último número de la revista Pan.266
Antonio Alatorre por su parte se enfrentó al encierro que significaba su estancia en
el seminario. Ingresó en 1934 a la Escuela Apostólica de los Misioneros del Espíritu Santo,
localizada en Tlalpan, Distrito Federal, a la edad de doce años. Durante su estancia en el
internado se encontró con un ambiente dedicado casi exclusivamente al estudio, aunque eso
sí, controlado y restringido a cosas que no tuvieran relación con el mundo de la religión
católica. Alatorre desarrollaría gran gusto a diversas clases, particularmente a las de

258
Índice, Cuadernos de cultura, octubre de 1936, 23-24.
259
Velasco, Escritores jalisciense, 195.
260
Navarro Hidalgo, “Adalberto Navarro Sánchez”, 98
261
Véase Prismas, enero 1940-abril 1940.
262
Navarro Hidalgo, “Adalberto Navarro Sánchez”, 99.
263
“Nueva directiva”, El Informador, 2 de agosto de 1940, 2.
264
“Tres sonetos de J. A. Navarro Sánchez”, Pauta, mayo de 1942, 62.
265
Para mayor información véase los tomos II, III y IV de Letras de México en la colección Revistas
Literarias Mexicanas Modernas.
266
“Publicidad”, Los Cuatro Puntos, septiembre de 1943, 2.

- 99 -
Historia.267 La enseñanza de lenguas y de música fue esencial para Alatorre durante su
estancia en la escuela. Aprendería lenguas clásicas como el latín y el griego, además de
dominar excelentemente el francés, conocimientos que lo ayudarían a desenvolverse
posteriormente en el campo literario y contribuirían a su vocación de filólogo. Por otro lado
la música fue algo que también aprendió durante la estancia en la Escuela Apostólica,
recibiendo clases de piano, lo cual contribuyó a que se enseñara a leer música. A su vez el
canto gregoriano también fue parte de la instrucción que recibió en la escuela del
seminario.268 La lectura fue otra actividad cotidiana, una lectura controlada de contenidos
que podrían ser considerados como inapropiados para la vida religiosa, limitando su ámbito
a una serie de preceptos morales relacionados con el catolicismo.

Imagen 4. Revista Los Cuatro Puntos. Septiembre de 1943. Hemeroteca Histórica, BPEJ.

267
Meyer, “Palabras de vida”, 116.
268
Meyer, “Palabras de vida”, 116-117.

- 100 -
Ante la situación de haber sido obligado al internado, Antonio Alatorre nunca se
sintió completamente llamado al camino religioso, pues como recuerda:

Mis compañeros siempre estaban diciendo, con sus palabras y su comportamiento, que
querían ser Misioneros del Espíritu Santo, y yo me sentía ajeno, aparte, como entre
paréntesis, cada vez que me comparaba con ellos. ¡Ellos sí que tenían vocación, ellos sí
que querían ser sacerdotes de Cristo! Yo imitaba su comportamiento, pero de una
manera mecánica, y cuando hablaba de “vocación” mis palabras no me salían de
dentro.269

La inquietud de que su vocación no era la religiosa se siguió manifestando en la


mente de Alatorre durante mucho tiempo, pues al concluir la Escuela Apostólica a los 16
años, en 1938, e ingresar al noviciado, se empezaron a manifestar las dudas sobre si ese era
su camino. Al concluir los dos años de rigor del noviciado, en 1940, Alatorre recuerda que
le manifestó a su superior sus inquietudes de la siguiente manera “le dije al maestro de
novicios: “Mire, padre, yo no puedo profesar, no puedo pronunciar esos votos; sería una
comedia”. Y él me dijo: “Bueno, bueno, no te desesperes; se te pueden conceder otros seis
meses de noviciado”.270 Alatorre se tomó los seis meses que le propuso el maestro de
novicios, pero se presentó la misma negativa de tomar los votos, a lo cual resolvieron que
siguiera sus estudios de filosofía en el Seminario Conciliar de Puebla, en espera de
“arreglo” de su negativa.
Alatorre describe esta etapa en Puebla como de mayor libertad respecto a lo que
vivió durante su estancia en Tlalpan, pues:

En comparación con la atmósfera del noviciado, tan reconcentrada, tan opresiva, la del
seminario de Puebla era de mucha libertad. Una cosa que me impresionó mucho fue oír
conversaciones en que mis compañeros decían con toda claridad que estaban allí
porque la profesión de cura era buena: ellos iban a salir de pobres, iban a ganar
dinerito, y todos los días iban a desayunarse con chocolate. (…) En Puebla había un
ambiente de cinismo atenuado, o simplemente de realismo.271

269
Meyer, “Palabras de vida”, 116.
270
Meyer, “Palabras de vida”, 120.
271
Meyer, “Palabras de vida”, 120.

- 101 -
No duraría mucho en el seminario poblano, pues a mediados de 1942 saldría de ahí
para comenzar de nuevo en el mundo exterior y mundano, después de permanecer cerca de
ocho años dentro de un entorno religioso.
Llegaría a Guadalajara ese mismo año con las intenciones de restablecerse en el
mundo exterior después de haber salido del seminario a la vez que buscaba hacia dónde
enfocar su vida. En esta búsqueda de estabilización encontró el apoyo de una tía que le
contactó con un sacerdote que consiguió un certificado fraudulento de secundaria debido a
que los estudios que realizó dentro del seminario no eran válidos oficialmente, lo dotó de
un espacio donde habitar y le ayudó a conseguir clases en una escuela marista.
Posteriormente impartió gramática y biología en una escuela de comercio y etimología en
una preparatoria para señoritas.272 Ya estabilizado en la ciudad, trataría de proseguir sus
estudios, para lo que se inscribió en la preparatoria de la Universidad Autónoma de
Guadalajara, donde cursó un año de materias y al siguiente realizó trámites para validación
por suficiencia. Una vez acreditada la preparatoria se inscribió a la Facultad de Derecho de
la Autónoma por ser la única carrera relacionada con las letras.273 En este entorno conocería
a Luis González y González y Alfonso de Alba, siendo este último el que lo invitaría a
colaborar en la revista Tribuna jalisciense de cultural y el que lo contactaría con Juan José
Arreola, situación que lo integraría por completo al campo literario tapatío.
Por su parte, en 1934 con 16 años cumplidos Juan José Arreola se trasladó a
Guadalajara a radicar por primera vez fuera de su ciudad natal. Dicha migración, como
vimos en el apartado anterior, fue motivada por la precaria situación familiar y la búsqueda
de mejores oportunidades laborales y económicas. Se instaló en la casa de asistencia que
pertenecía a sus tías, localizada en el portal Aldama, frente a plaza de Catedral, donde
conocería Jorge Dipp, en ese entonces estudiante de medicina y que más adelante tendría
un papel relevante en la vida de Arreola.274 Trabajaba gran parte del día en una abarrotera
del Mercado Corona, aprovechando los momentos de tiempo libre para diversos propósitos,
pero casi todos relacionados con la vida cultural que la ciudad ofrecía: asistía a conciertos
de música de la Academia Serratos, iba a las funciones de cine en el Teresa y Juárez y

272
Meyer, “Palabras de vida”, 121.
273
Meyer, “Palabras de vida”, 121-122.
274
Del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola, 61.

- 102 -
concurría a las corridas de toros.275 La lectura también fue otra actividad que Arreola
ejercitó en Guadalajara. Menciona que gracias a un huésped de la casa de asistencia de sus
tías conoció a Papini, uno de sus autores favoritos.276 Aprovechaba los acervos de la
Biblioteca Pública del Estado para leer toda clase de autores como Marcel Showb, Charles
Baudelaire, Silvio Pellico, Alessandro Manzoni, Giuseppe Giusti, Anatole France, Jean
Larrain, Walt Whitman, Gabriela Mistral además de los “Contemporáneos”.277 Arreola
permanecería en Guadalajara hasta finales de 1936, año en el que vuelve a Zapotlán el
Grande donde permaneció solamente un año trabajando en una tienda de ropa llamada “El
Puerto de Veracruz”.278
En 1937 migra de nuevo, esta vez a la Ciudad de México, con el objetivo de
estudiar teatro. Para dicho objetivo vendió todas las posesiones que tenía y con pocos
recursos se estableció en la capital. Esto suscitó que pasando hambres ocasionales y se
viera obligado a laborar en diversos ámbitos para sostenerse y a sea como abonero o como
empleado en una oficina;279 a pesar de ello ingresó, como era su objetivo, a la Escuela
Nacional de Teatro, dirigida en ese entonces por Fernando Wagner, personaje que sería su
maestro, le enseñaría los preceptos básicos del teatro y lo acercó a autores franceses, rusos
y alemanes.280 De ese contacto con el teatro datan algunas de sus primeras experiencias con
el campo literario mexicano.281 Mientras Arreola se dedicaba al trabajo y estudio, también
presentó, junto a compañeros de la Escuela de Teatro, sus primeras obras a iniciativa de
Fernando Wagner además que participaba en un programa de recitales de poesía
organizados por la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios en el Teatro Hidalgo.282 Es
durante esta etapa que para Arreola comienza un interés y simpatía por diversos
movimientos de “izquierda” sin necesidad de convertirse en un militante o tener una
ideología desarrollada. Dichas manifestaciones como su simpatía hacia la República

275
Arreola, Juan José Arreola. Vida y obra, 67-70.
276
Del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola, 52-53.
277
Marco Antonio Campos, “De viva voz,” en Arreola en Voz Alta, Efrén Rodríguez (México: Conaculta,
2002), 164.
278
Campos, “De viva voz”, 167.
279
Del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola, 25-26.
280
Arreola, El último juglar, 23-24.
281
Hay que tener en cuenta que si bien el teatro es otro ejercicio cultural aparte, mantiene relación con el
campo literario mexicano respecto a los dramaturgos, quienes al ser también escritores, suelen incluirse
dentro de las consideraciones del campo literario.
282
Arreola, El último juglar, 34.

- 103 -
española o la causa de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial fueron influidas por
diversos personajes como su padre, Fernando Wagner, Carlos Chávez, Nicolás Guillén,
entre otros más, pero siendo la mayoría personajes que conoció durante su primera
experiencia en la Ciudad de México.283
En 1938 Juan José Arreola conocería por medio de Manuel Calvillo a los hermanos
Edmundo y Quintila Báez quienes poseían una nevería. En dicho lugar se reunían de
manera cotidiana una serie de amigos entre los que se encontraban Francisco de la Maza,
Juan Soriano, Salvador Moreno y las hermanas Xóchitl y Guadalupe Díaz de León, quienes
habitaban en Guadalajara regularmente y cuando iban a México se reunían en dicho
espacio. Durante los encuentros eran comunes las pláticas que giraban en torno a temáticas
literarias o culturales a manera de tertulias. Este lugar junto a sus prácticas serían de gran
importancia para Arreola, ya que las personas que conocería ahí, además del desarrollo de
las tertulias, tendrían un papel de importancia durante su segunda etapa en Guadalajara.284
También en 1938 Fernando Wagner abandonó la dirección de la Escuela de Teatro y en su
lugar llegó Rodolfo Usigli. Junto a Usigli y otros dramaturgos como Xavier Villaurrutia
emprendería una serie de proyectos relacionados con el teatro, siendo uno de ellos la
compañía de teatro De la Media Noche, que, haciendo honor a su nombre, ofrecía
funciones de teatro a media noche; o una gira de teatro por Guanajuato, también dirigida
por Rodolfo Usigli, en la cual Juan José Arreola invirtió gran capital y que terminó siendo
un fracaso en la taquilla.285
A principios de 1940 comienza su experiencia como escritor, aunque en este caso
escribe una serie de pequeñas obras de teatro tituladas “La sombra de la sombra”, “Rojo y
negro” y “Tierra de Dios”.286 En agosto de 1940 Arreola se traslada de México a
Manzanillo debido a la pobreza en la que había quedado después de la aventura que
significó la gira teatral por Guanajuato. En Manzanillo se dedicó a la venta de tepache junto
a sus hermanos y padre, dentro del negocio familiar; pero nunca abandonó la lectura, siguió
consumiendo libros dentro de las posibilidades que le ofrecía la ciudad. Estuvo solamente

283
Del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola, 101-106.
284
Arreola, El último juglar, 83.
285
Para profundizar al respecto de este interesante capítulo del teatro mexicano, véase Arreola, El último
juglar, 96-105.
286
Del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola, 74-75.

- 104 -
tres meses en Manzanillo, de agosto a octubre de 1940; posteriormente regresaría a
Zapotlán. 287
Durante su estancia en Zapotlán, entre finales de 1940 y finales de 1942, Arreola
trabajaría como maestro en una primaria a la vez que conocería a Sara Sánchez, quien más
adelante sería su esposa. También se dio tiempo para participar en actividades ligadas a la
literatura, como declamador de poemas en festividades cívicas, que le brindaron la
288
oportunidad de conocer a Pablo Neruda. También durante su estancia en Zapotlán
publicaría su primer cuento en enero de 1941 bajo el título “Sueño de navidad”, en el
periódico Vigía.289 Si bien Arreola se estableció en Zapotlán, estuvo transitando de manera
continua entre Manzanillo, lugar en donde habitaban sus padres y parte de su familia, y
Guadalajara, lugar en donde moraba otra parte de su familia.290 Una vez comenzado un
noviazgo formal con Sara Sánchez, y ante las nuevas necesidades que representaba dicha
relación, a finales de 1942 decidió asentarse en Guadalajara para tener mejores
oportunidades laborales.
En cuanto Juan Rulfo salió del seminario, en 1934, trató de buscar un lugar donde
continuar con sus estudios, caracterizados por realizarse en instituciones eminentemente
religiosas. Consideró a la Universidad de Guadalajara como el lugar adecuado para
proseguir sus estudios en derecho, pero ante su clausura debido al conflicto ideológico que
se vivía en su interior con la implementación de planes de estudios y reformas para
emparentarla a la educación socialista, esta idea quedó descartada.291 Ante esta situación
Rulfo decidió emprender una etapa de viajes donde circulaba entre la hacienda de la familia
en Apulco, para visitar a su hermano Severiano; la ciudad de Guadalajara donde “habitaba”
formalmente; y la Ciudad de México, la cual comenzó a frecuentar porque ahí residía su tío
David Pérez Rulfo, militar miembro del Estado Mayor de la Secretaría de Guerra y Marina
bajo Manuel Ávila Camacho. Estos viajes fueron posibles debido a que heredó cierto dinero
tras la muerte de su abuela Tiburcia, contando con el capital suficiente para emprender una

287
Arreola, El último juglar, 109-113.
288
“Constituyó un éxito rotundo el concurso de bailes regionales de ciudad Guzmán”, El Informador, 25 de
octubre de 1940, 3; Arreola, El último juglar, 159-169.
289
Arreola, El último juglar, 113- 117.
290
Para sostener dicho punto, me baso en la correspondencia que Juan José Arreola le enviaba a Sara Sánchez
a lo largo de 1942, en cuyo origen aparecen estas tres ciudades. Véase Juan José Arreola, Sara más amarás,
Cartas a Sara (México: Joaquín Mortiz, 2011).
291
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 54.

- 105 -
serie de viajes que abarcarían desde finales de 1934 hasta 1936. En este transcurrir por el
país tendrían diversas estancias en la Hacienda de Apulco, en la cual retomaría el contacto
con la biblioteca del padre Irineo Monroy, abandonada desde la Guerra Cristera.292
Cuando se le terminó el dinero de la herencia se asentó en México, y con ayuda de
su tío David Pérez Rulfo, consiguió trabajo en la Secretaría de Gobernación, como
clasificador del Archivo de Gobernación. En dicho puesto disponía de tiempo libre que
ocupaba con múltiples lecturas. También en esta época aprovechaba sus ratos libres para
asistir de oyente y de manera irregular a clases que se daban en la Facultad de Filosofía y
Letras de la UNAM, localizada en la antigua Casa de los Mascarones. Allí Rulfo recibió
enseñanzas de personajes como Antonio Caso, Alfonso Caso, Vicente Lombardo Toledano
y Justino Fernández, entre otros más.293 La fotografía se convirtió en su interés para lo que
adquirió su primer equipo fotográfico. A su vez su amistad con Efrén Hernández, al cual
conoció en su lugar de trabajo, sería de lo más relevante durante estos años en la Ciudad de
México, pues sería fundamental para su preparación literaria. Hernández marcó en Rulfo
una lectura sistemática de autores de literatura anglosajona, italiana, nórdica, francesa,
alemana y en general europea, además de acercarlo a algunas experiencias dentro del
campo literario mexicano al invitarlo a asistir a su taller literario.294 Hernández lo motivó
para escribir su primera experiencia literaria, El hijo del desaliento, novela frustrada de la
cual solamente sobrevivió el fragmento titulado “Un pedazo de noche”.295
Juan Rulfo llegó a Guadalajara en 1940, después de haber pasado por la Ciudad de
México y de una temporada en Tampico. El motivo de sus traslados entre estos espacios y
Guadalajara fue su trabajo como agente de migración296 que le proporcionaba daba grandes
facilidades de tiempo libre, ya que su única labor era el registro de los escasos inmigrantes
que llegaban a la ciudad, ante el panorama de la Segunda Guerra Mundial. Esta
disponibilidad de tiempo hacia que Rulfo se dedicara a leer novelas en las oficinas de
Migración, entorno en el cual lo conocería Juan José Arreola alrededor de 1943.
Una vez que estos actores llegaron a Guadalajara y se insertaron dentro de las
dinámicas del campo literario tapatío comenzaron a tejerse una serie de relaciones que los

292
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 54-59.
293
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 55.
294
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 60-69.
295
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 71.
296
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 70.

- 106 -
llevaron a convivir entre ellos en una serie de prácticas de sociabilidad y de crear una serie
de dinámicas desarrolladas a partir de su vida en Guadalajara, de la cual hablaremos a
continuación.

II.4. “Acostumbrarte al aire”. La vida en la ciudad


Durante la década de 1940 Guadalajara ya sufría los efectos de las migraciones
efectuadas por personas que salían de poblaciones rurales hacia la ciudad con diversos
propósitos, entre los que predominaban el económico y el social. Al llegar a establecerse,
buscaban realizar actividades que les generaran ingresos para sobrevivir además de otros
aspectos que les dieran mayores facilidades para desarrollarse, con los cuales mejorar su
situación y tratar de sacar adelante sus proyectos. En el caso de los productores culturales
que hemos venido manejando la mayoría llegó a Guadalajara durante esta década, a
excepción de Adalberto Navarro Sánchez, Alfonso de Alba y Arturo Rivas Sainz. Si bien
anteriormente ya habían vivido en la ciudad, como el caso de Juan José Arreola o Juan
Rulfo, es durante esta etapa que tejen relaciones entre ellos. Esta fase inicia a finales de
1942, con la llegada de Arreola a la ciudad.
En noviembre de 1942, Juan José Arreola se desplazó a Guadalajara proveniente del
puerto de Manzanillo, Colima.297 Llegar a la ciudad era una idea que le había pasado por la
cabeza al menos desde septiembre del mismo año, ya que parte de su familia se había
asentado en la capital de Jalisco.298 Arreola se había trasladado con la esperanza de
encontrar un trabajo que le procurara cierta estabilidad económica, ya que en Manzanillo
debido a las condiciones que habían provocado la Segunda Guerra Mundial “No hay
movimiento de barcos mercantes, y falta trabajo en los muelles”.299 Al arribar a la capital
de Jalisco, Arreola se instaló en la casa que habitan su hermana Cristina y sus hermanos
menores. Así pasarían los días, hasta las fiestas decembrinas, cuando un primo de Arreola,
Enrique, le señala que lo llevaría con Jorge Dipp para que le proporcionara trabajo en el

297
Las memorias y escritos de Arreola que hablan sobre la época resultan confusos respecto a la fecha en la
que llega a Guadalajara. Tomo a noviembre como el mes de llegada de Arreola a Guadalajara, ya que es
durante este mes en que se fecha la primera carta que envía desde Guadalajara, la cual iba dirigida a Sara
Sánchez, su novia en ese momento. Carta de Juan José Arreola a Sara Sánchez del 6 de noviembre de 1942.
Arreola, Sara más amarás, 100-101
298
Carta de Juan José Arreola a Sara Sánchez del 30 de septiembre de 1942. Arreola, Sara más amarás, 83-
84.
299
Carta de Juan José Arreola a Sara Sánchez del 4 de septiembre de 1942. Arreola, Sara más amarás, 60-61.

- 107 -
diario que fundó y que administraba, El Occidental.300 Arreola ya había conocido
anteriormente a Dipp, que era estudiante de medicina cuando vivía en la casa de huéspedes
que administraban sus tías en Guadalajara durante su primera etapa en la ciudad, de 1934 a
1936.301
Antes de finalizar el año de 1942 ya contaba con empleo en El Occidental, como
Jefe de Circulación, puesto que le otorgó Dipp. Arreola no tenía experiencia en oficios
relacionados con el periodismo o a tareas vinculadas con la distribución de diarios,
situación que provocaba que el periódico no circulara de manera efectiva, ante lo que
afirmaba“(…) explicablemente, el periódico nunca circulaba a tiempo, aunque varias veces
cambiamos de director y de prensista”.302 Pese a ello este empleo le permitió pensar en
establecerse formalmente en Guadalajara, llegando a rechazar una oportunidad como
maestro de secundaria que le ofrecieron en Zapotlán el Grande al tiempo que le formulaba a
Sara Sánchez la propuesta de irse a vivir con él a la ciudad.303
En febrero o marzo de 1943 Arreola comenzó a buscar viejas amistades, ya sea las
que había hecho durante su primera etapa en Guadalajara o durante su estancia en la Ciudad
de México; es por ello que converge con las hermanas Guadalupe y Xóchitl Díaz de
León.304 Ellas eran propietarias de la “Farmacia Rex”, lugar que funcionaba como botica y
como sede de una tertulia literaria (similar a la que se desarrollaban los hermanos Báez en
la nevería de su propiedad) a la que acudían diversos personajes del ambiente literario y
cultural tapatío como Adalberto Navarro Sánchez, Arturo Rivas Sainz, Octavio G. Barreda,
Carlos Enrigue, Alfonso Mario Medina y Ricardo Serrano.305 La experiencia que había
tenido Juan José Arreola en el desarrollo de tertulias literarias durante su etapa en la Ciudad
de México contribuyó a que se integrara a las reuniones de las hermanas Díaz de León.
Sería a partir de dichas reuniones que Arturo Rivas Sainz se convertiría en maestro
y guía de Arreola; con él dialogaba y discutía sobre literatura, le prestaba libros, y a su vez
Arreola le daba a leer los textos que él escribía para que se los comentara o criticara. Sería
300
Arreola, “De memoria y olvido”, 9.
301
Arreola, “De memoria y olvido”, 9.
302
Arreola, “De memoria y olvido”, 9-10.
303
Carta de Juan José Arreola a Sara Sánchez del 31 de diciembre de 1942 y del 2 de enero de 1943. Arreola,
Sara más amarás, 141-142.
304
Sobrinas de Enrique Díaz de León, a las hermanas Díaz de León las había conocido en 1938 en la Ciudad
de México, en las reuniones que tenían lugar en la casa de los hermanos Báez Félix (Edmundo y Quintila), y a
las que acudían diversos literatos y pintores. Arreola, El último juglar, 82-83.
305
Arreola, El último juglar, 84.

- 108 -
por un relato que le entregó a leer, “Hizo el bien mientras vivió”, que Rivas Sainz le
propuso a Arreola comenzar una revista literaria, a la sazón Eos, Revista Jalisciense de
Literatura. También sería en este momento que por iniciativa de Rivas Sainz, Arreola daría
su primera conferencia en la Casa de la Democracia Española y conseguiría trabajo como
maestro de teatro en la reformada Escuela de Bellas Artes de la ciudad, de la cual Arturo
Rivas Sainz fue fundador y primer director.306 Este último continuaba con su activa vida
cultural, impartiendo conferencias307 o participando en reuniones y actos relacionados al
campo literario.308
Para Arreola, a partir de ese momento, el mundo se aceleraría por primera vez en
Guadalajara; describe aquella época como días frenéticos.309 En primer lugar frecuentaba la
tertulia de la farmacia de las hermanas Díaz de León, posteriormente se mudaría a los cafés
Apolo y Nápoles.310 A pesar de ello el contacto con Xóchitl y “Lupe” no dejo de ser
cotidiano y cariñoso. A las tertulias de los cafés se trasladaron quienes asistían a las de la
farmacia, y se sumaron Ramón Luquín, José Inés Casillas, Rubén Mora Gálvez, etc.311
El trabajo en la revista Eos ocupaba gran parte del tiempo de Arreola y Rivas Sainz,
aun así la publicación de la revista sufría retrasos, a lo que debería sumarse que la vida de
Arreola se convertía en vertiginosa. Él la describe de la siguiente manera:

Sucedieron luego otra vez y más que nunca los días desordenados y veloces
con itinerario invariable y múltiples horarios. ¿Cómo hacíamos para no perder el
trabajo o más bien qué clase de trabajo estábamos haciendo? De mi casa al Occidental,
a ver si ya había salido el periódico. Y eran las diez de la mañana. A las once, a casa de
Arturo y de allí a la imprenta a recoger galera por galera. Y de allí a la librería de Font,
no la fueran a cerrar.
Y después de comer, nueva y rápida visita al periódico. Y de allí otra vez a
casa de Arturo y a las librerías de viejo que correspondían a tal día de la semana, y a
visitar amigos comerciantes y profesionistas, industriales y banqueros, que nos habían
prometido un anuncio en forma de ayuda o una ayuda en forma de anuncio. Y que no
se nos haga tarde para estar siquiera una hora con las Díaz de León y con Carlos
Enrique y a ver con quien más. 312

306
Arreola, “De memoria y olvido”, 10.
307
El Informador, 1 de febrero de 1943, 2.
308
El Informador, 13 de febrero de 1943, 11; 24 de agosto de 1943, 10.
309
“Eran días felices, desordenados y veloces”. Arreola, “De memoria y olvido”, 10.
310
Arreola no ofrece una explicación sobre a qué se deba dicho cambio, pero califica a la Farmacia Rex como
un “lugar breve y estricto”. A pesar de ello, Arreola seguiría frecuentando a las Díaz de León, ya que la
amistad perduró. Arreola, “De memoria y olvido”, 10.
311
Arreola, El último juglar, 206-207.
312
Arreola, “De memoria y olvido”, 11-12.

- 109 -
A pesar de estos esfuerzos, solo salieron 6 números de la revista, entre julio a
diciembre de 1943. También salió publicado bajo el sello editorial Eos un libro de Arturo
Rivas Sainz bajo el titulo El concepto de la zozobra, un ensayo sobre la obra poética de
Ramón López Velarde. El libro estuvo bajo la edición de Juan José Arreola.313 A la par del
desarrollo de Eos, Adalberto Navarro Sánchez emprendió junto a su esposa la revista Los
Cuatro Puntos, de la cual solo apareció un número, en septiembre de 1943, y en la cual
también colaboró Arturo Rivas Sainz.314 Adicionalmente, durante dicha época comienza a
publicarse en El Occidental la página literaria, a cargo en momentos de Alfonso de Alba y
en otros de Juan José Arreola, apareciendo de manera irregular pero por lo general los
domingos. Mientras que Alfonso de Alba publicaba literatura relacionada con el ámbito
local y nacional mayormente bajo la corriente de la literatura “provinciana”, Arreola
publicaba casi exclusivamente autores franceses y literatura contemporánea.315 Ese sería el
lugar donde se conocieron estos dos escritores, relacionándose de manera cotidiana a partir
del ámbito laboral.

Imagen 5. Anuncio Café “Nápoles”. El Informador, 19 de febrero de 1939, 6. Hemeroteca en línea de El


Informador.

313
Arturo Rivas Sainz, El concepto de la zozobra (Guadalajara: Editorial Eos, 1943).
314
Los Cuatro Puntos, septiembre de 1943.
315
Sobre la página literaria de El Occidental profundizaré en el tercer y cuarto capítulo. Para mayor
información véase El Occidental del 4 de julio al 12 de septiembre de 1943 para el caso de Alfonso de Alba y
del 19 de septiembre al 31 de octubre de 1943 para el caso de Juan José Arreola.

- 110 -
Pasó el año de 1943 y llegó 1944, que presentaría novedades para la vida del grupo.
Las reuniones de los cafés Apolo y Nápoles continuaban de manera cotidiana, pero a la
ciudad llegarían Alejandro Rangel Hidalgo, Antonio Alatorre, Ramón Rubín316 y otros
quienes se integrarían a dichas dinámicas.317 Alejandro Rangel Hidalgo durante estos años
se encontraba en un constante tránsito entre Colima (su tierra natal), la Ciudad de México y
Guadalajara, en la cual habitaba. Frecuentaba a sus familiares en Colima, además
ocasionalmente trabajaba ahí.318 Pero Guadalajara era el lugar en el que residía y trabajaba,
ya que había ingresado como aprendiz al taller arquitectónico de Julio de la Peña, lugar en
el que aprendería diseño, arquitectura y un acabado más fino de su trabajo artístico. Es en
este lugar donde también conocería al arquitecto Ignacio Díaz Morales,319 maestro de
Rangel en la cuestión del dibujo preciso; además sería él quien lo contactaría con Efraín
González Luna y Manuel Gómez Morín para que realizara una serie de ilustraciones que
aparecerían en diversos libros de la editorial Jus.320
Rulfo por ese tiempo trabajaba como agente de migración321 en Guadalajara. Había
pedido su traslado desde México, otorgado en 1940. Habitó en una casa de la calle Morelos,
la cual, según descripciones de Navarro Sánchez, estaba muy ordenada y contaba con

316
Carballo, Ya nada es igual, 285-286. Esto me lleva a interpretar que Rubín no se integró a la tertulia hasta
después de 1946 o su participación era muy esporádica y sin gran relevancia durante esa época.
317
“Juan Rulfo entre silencios: entrevista con Adalberto Navarro Sánchez”, El Informador, 16 de febrero de
1986, Sección Cultural, 4-5.
318
Carta de Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín del 9 de abril de 1945. Ana María González Luna
Corvera, y Alejandra Gómez Morín Fuentes. Eds. Una amistad sin sombras. Correspondencia entre Manuel
Gómez Morín y Efraín González Luna. Tomo I. Primeras Luces. Volumen II. Consolidación del Proyecto
(1943-1946) (México: Fondo de Cultura Económica/Fundación Rafael Preciado Hernández, 2010), 922-923.
1132-1133.
319
Guillermo García Oropeza, Alejandro Rangel Hidalgo. Artista y cuentacuentos (Guadalajara: Gobierno de
Colima/Fomento Cultural Banamex/Conaculta/Secretaria de Cultura del Estado de Jalisco, 2002), 69-70.
320
Carta de Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín del 19 de noviembre de 1943. González Luna
Corvera, Una amistad sin sombras, 851-852.
321
Existe una polémica sobre cuál era la tarea que desempeñaba Rulfo en ese puesto. Según declaraciones del
escritor sayulense se encargaba de vigilar a todos los extranjeros de Guadalajara y que tuvieran sus papeles en
regla. Además señalaba que era el encargado de vigilar a varios prisioneros alemanes e italiano que tenían
como prisión Guadalajara y que les pasaba lista todas las tardes. Por su parte, Antonio Alatorre menciona que
si bien nunca conocieron con precisión cual era la tarea de Rulfo en la oficina de Migración (a la cual describe
como “desolada y destartalada oficina, especie de sucursal tapatía del Departamento de Migración de la
Secretaria de Gobernación”), disponía de una gran cantidad de tiempo libre el cual dedicaba a leer. Antonio
Alatorre, “La persona de Juan Rulfo,” en Estampas (México: El Colegio de México, 2010), 90-91. Es difícil
precisar cual información es más fidedigna, pero lo que tomo como relevante es que Rulfo se encontraba
trabajando como agente de migración en Guadalajara y tenía la disponibilidad de tiempo para leer aun durante
su jornada de trabajo.

- 111 -
diversos lujos que resultaban inalcanzables para otros miembros del grupo. Navarro
describe: “Allí Rulfo tenía su biblioteca, cuyos libros estaban perfectamente ordenados,
muy bien tratados (…) Coleccionaba discos de música clásica. Muchas fotografías. En ese
entonces llegaban revistas de Francia, de Inglaterra (…)”.322 En este tiempo Rulfo
conocería a la que sería su esposa, Clara Aparicio, procedente de la Ciudad de México. 323
Alatorre, una vez instalado en la ciudad y continuando con sus estudios en derecho
en la Universidad Autónoma de Guadalajara donde conocería a Alfonso de Alba y a Luis
González y González, emprendió el proyecto de la revista Tribuna jalisciense de cultura.324
A la par de estar estudiando, Alatorre trabajaba como docente. En su currículum aparecen
las referencias de la siguiente manera: “En 1943-1945 di clases de francés y de etimologías
griegas y latinas en la “sección femenina” de la Preparatoria de la Universidad Autónoma
de Guadalajara, y de español y biología (¡) en una academia de comercio.325 Aun cuando no
aparece en su hoja de vida, según Emmanuel Carballo Alatorre impartió clases en el
Colegio Cervantes. Carballo lo describe como un joven “asustado y tartamudo”, quien,
como maestro “no pasaba de regular”.326
Alatorre conoció a Arreola por intermediación de Alfonso de Alba. Un día de 1944
éste llevó a Alatorre a El Occidental, sería ahí donde se diera el encuentro.327A partir de ese
momento Juan José Arreola convivía de manera cotidiana con Alatorre; con el tiempo se
formaría un lazo muy estrecho de amistad. Este vínculo llegó a tal grado, que como
menciona Sara Sánchez en una conversación grabada por su nieto: “Desde antes de que tu
abuelo se fuera a Francia, Antonio Alatorre era íntimo amigo de nosotros, se la pasaba en la
casa, acababa de salir nada menos del seminario (…)”.328 Por su parte, parece que el
contacto entre Rulfo, Arreola y Alatorre resultó producto de una casualidad, ya que “Rulfo
trabajaba en algo vagamente relacionado con Aduanas, a pocos paso del periódico El
Occidental”.329 Esta coincidencia de domicilios pudo haber propiciado que se encontraran
por casualidad en alguna ocasión y comenzaran a conversar y relacionarse; esto queda a la
322
“Juan Rulfo entre silencios: entrevista con Adalberto Navarro Sánchez”, El Informador, 16 de febrero de
1986, Sección Cultural, 4.
323
Vital, 2004: 105-106.
324
Alatorre, “Curriculum Vitae de Antonio Alatorre”.
325
Alatorre, “Curriculum Vitae de Antonio Alatorre”.
326
Carballo, Ya nada es igual, 29.
327
Alatorre, “Presentación”, 231.
328
Conversación con Sara Sánchez. Arreola, Sara más amarás, 159.
329
Alatorre, “Presentación” 224.

- 112 -
imaginación, pero lo que resulta innegable es la consideración de que fue Juan José Arreola
quien llevó a Juan Rulfo a las reuniones en el café Apolo y Nápoles.330
Durante esta época los recorridos por las diversas librerías de la ciudad seguían
siendo un ritual cotidiano, las visitas al cine “Colón” también se realizaban de manera
frecuente y las reuniones en el café resultaban imprescindibles. Mientras, el trabajo tanto en
la revista Pan como en el diario El Occidental seguía siendo la principal ocupación de
algunos. Ocasionalmente se realizaba alguna pequeña reunión en casa de alguien.
A mediados de 1944 llegaría a la ciudad el actor de teatro francés Louis Jouvet con
toda su compañía histriónica. Permanecieron aproximadamente un mes y medio con el
propósito de presentar diversas obras en una temporada en el teatro Degollado y además
como una forma de escapar de la guerra en Europa. Durante esta estancia Arreola se
relacionaría con Jouvet, llegando a lograr una amistad y una promesa de ayudarle a
conseguir una beca para estudiar teatro en París una vez que finalizara la guerra.
Durante 1945 Antonio Alatorre y Juan José Arreola emprenden el proyecto de la
revista Pan bajo el patrocinio de diversas figuras literarias y culturales de Guadalajara. A
dicho proyecto se sumarían Juan Rulfo en reemplazo de Arreola y Adalberto Navarro
Sánchez, en reemplazo de Alatorre y Rulfo. Alfonso de Alba seguía haciéndose cargo de la
página literaria de El Occidental y de la publicación de la revista Tribuna, a la vez que
colaboraba de manera ocasional con Pan. Arturo Rivas Sainz se enfocaba en seguir
publicando en revistas como Letras de México u Occidente331 a la vez que colaboraba en
Pan; además preparaba un nuevo libro sobre poesía titulado Fenomenología de lo poético.
Las rutinas, salvo pequeños sobresaltos ocasionales, estarían vigentes hasta la última parte
de 1945, momento en el que se realizan diversos cambios que representan una ruptura para
las dinámicas de sociabilidad. Jouvet cumplió su promesa y le consiguió a Juan José
Arreola una beca para estudiar actuación en París, situación por la cual se trasladó a finales
de año. Al poco tiempo Antonio Alatorre y Juan Rulfo emigrarían a la Ciudad de México,
lo que dejaría la revista de Pan en manos de Adalberto Navarro Sánchez, con una vida
corta antes de que el proyecto cesara. En Guadalajara permanecieron Arturo Rivas Sainz,
Alfonso de Alba, Carlos Enrigue, etc., quienes seguían teniendo en los cafés Apolo y

330
“Juan Rulfo entre silencios: entrevista con Adalberto Navarro Sánchez”, El Informador, 16 de febrero de
1986, Sección Cultural, 4.
331
Occidente, Septiembre-octubre de 1945.

- 113 -
Nápoles su punto de reunión, en lo que se podría considerar una segunda etapa, con nuevos
escritores que se irían sumando a su mesa conforme transcurría el tiempo.
Ante esta pequeña descripción del modo de vida, rutinas e itinerarios de los
productores culturales, es posible identificar diversas relaciones sociales que se crearon y
tejieron entre estos personajes y otros más. Los vínculos se vieron fortalecidos a partir de
las prácticas de sociabilidad donde dialogaban, interactuaban y entraban en conflicto pero
que permitieron concebir algunos proyectos en común, como el caso de las revistas Eos y
Pan. En estos casos, los creadores de las publicaciones aprovecharon la red de relaciones
que poseían, tanto en Guadalajara como en otros espacios geográficos, para poner en
marcha dicho proyecto.
De esta manera, el tejido de relaciones que se expone en la imagen de la siguiente
página hace una diferenciación de actores según la relación que tuvieron con el papel que
desarrollado a la hora de estructurar el proyecto de las revistas. En ella es posible observar
el rol de productor cultural, el de colaborador y el de personas relacionadas, siendo estas
últimas una situación especial, pues contribuyeron de manera indirecta a que Eos y Pan
salieran a la luz y se fueran fortaleciendo. A lo largo de los siguientes capítulos se irá
aclarando cómo se fueron reforzando dichas redes de relaciones sociales y por qué cada una
tomó un rol determinado.
También es posible observar una serie de espacios que frecuentaban, ya fuera por
ocio, trabajo o por tratar de establecer nuevas relaciones sociales; en dichos espacios
llevaban a cabo una serie de prácticas de sociabilidad que nos permiten entenderlos como
parte de un mismo grupo de escritores; en estas prácticas de sociabilidad intervenían
diversas afinidades socioculturales que les permitieron acrecentar su acervo cultural así
como estrechar vínculos. Todo esto trataré de abordarlo a lo largo del siguiente capítulo.

- 114 -
Figura 6. Relaciones entre los productores, colaboradores y personajes relacionados a las revistas Eos y
Pan. Elaboración propia a partir del trabajo con las fuentes documentales.

- 115 -
II.5. Conclusiones del capítulo
Diversos sucesos ocurridos a lo largo de su experiencia de vida fueron los que
acercaron al mundo de las letras y la literatura a estos productores culturales. Fueron
situaciones propiciadas en ocasiones por procesos sociales que les afectaron de manera
directa, como la Guerra Cristera o las problemáticas sociales por la implementación de la
educación socialista; sucesos generados por decisiones de las familias a las que pertenecían,
que en búsqueda de una mejor situación repercutieron en el desarrollo de todos los
miembros, como el traslado a una nueva ciudad; o decisiones de carácter personal que
fueron propiciando su acercamiento con el campo literario mexicano en varias de sus
manifestaciones. Por ello es posible observar cómo a lo largo de la niñez y juventud de
estos escritores, circunstancias contextuales, decisiones personales y familiares fueron
encaminando su incorporación al campo literario de Guadalajara. Todos estos elementos
ayudarían a conformar las relaciones sociales entre escritores un vez que convivieron en
Guadalajara y de cuya interrelación surgirían las revistas Eos y Pan.
Por su parte sus primeras experiencias al interior del campo literario tapatío
estuvieron muy relacionadas con la publicación de sus colaboraciones en revistas culturales
y periódicos de la ciudad, la impartición de conferencias y clases en instituciones o la
aparición de libros de su autoría de literatura o poesía. Pero una vez que converge un grupo
de literatos en un solo espacio, bajo dinámicas propias del campo literario, donde es posible
conjuntar a autores con experiencias y jóvenes que aún están buscando su espacio dentro
del campo, es posible observar como gran detenimiento cómo es que dichas relaciones
ayudaron a dar origen a las revistas anteriormente mencionadas. Todo esto lo veremos en el
siguiente capítulo.

- 116 -
Capítulo III

Cafés, farmacia y librerías: Lugares, formas y contenidos de las prácticas


de sociabilidad (1942-1946)

Las formas en que se establecen las relaciones humanas, los lugares en los cuales se
realizan dichas interacciones y las afinidades en las cuales se cimientan dichas relaciones
humanas son la argamasa y los tabiques temáticos para este tercer capítulo, ya que el
estudio de las relaciones humanas a través de las prácticas de sociabilidad y las formas en
que se llevaron a cabo dentro del grupo de escritores alrededor de las revistas Eos y Pan
permite entender como estas relaciones dieron origen a las publicaciones. Si bien algunas
de dichas prácticas tienen su origen dentro del habitus del campo literario de Guadalajara,
en esta situación sufren mutaciones de acuerdo a la forma en que desarrollaron las
prácticas.
A pesar de que dichos productores culturales llegaron a Guadalajara en diversos
momentos entre la década de 1920 y de 1940, es posible ver que a finales de 1942 y
principios de 1943, con el arribo de Juan José Arreola por segunda vez a la ciudad, se
empezaron a establecer lazos y dinámicas que permitieron crear relaciones a partir de las
cuales concibieron a las revistas Eos y Pan. Es necesario precisar que si bien las relaciones
entre algunos de los miembros ya existían, y que algunos de los espacios ya eran
frecuentados por dichas personas, a partir de la llegada de Arreola estas prácticas mutan y
facilitan la integración de nuevos escritores.
Este capítulo está conformado por tres apartados. En el primer subtema pretendo
adentrarme en la investigación del origen de los lugares que frecuentaban esos personajes y
categorizarlos de acuerdo a la naturaleza de la relación que se establecía en dicho espacio.
En el segundo apartado analizo de qué manera se desarrollaron las prácticas de sociabilidad
en relación con su espacio, contribuyendo a la creación de una serie de escalas y parámetros
dentro del grupo de productores culturales que posicionaban a dichos integrantes dentro de
él. El último inciso lo dedico a explicar y analizar el contenido y las afinidades
socioculturales presentes en las prácticas de sociabilidad y conectarlas con la experiencia de
vida de cada productor cultural y con el contexto que encontraron en Guadalajara, a la vez

- 117 -
de explicar la relevancia de dichas afinidades en las prácticas de sociabilidad.
Temporalmente llego hasta 1946, año en el cual se deja de publicar la revista Pan, ya que
algunos de sus editores migran y otros se concentraron en proyectos diferentes.

III.1. Lugares de sociabilidad, sitios cotidianos


Para entender de qué manera se constituyen y conforman las prácticas de
sociabilidad, primeramente es necesario comprender el lugar en que se desenvuelven. La
concepción de una localización física en la que se extienden dichas dinámicas sociales les
confiere una serie de características, ya que no es equiparable la condición de una
conversación en el pasillo de un centro comercial altamente concurrido a la de dicha acción
en la mesa del rincón más profundo de un café o en la intimidad de la casa de uno de sus
protagonistas. El espacio influye tanto en el contenido como en el desenvolvimiento de las
interacciones sociales. La idea de lugar suele ser usado a manera de sinónimo de palabras
como localidad332 o espacio,333 pero su carga conceptual resulta diferente. El concepto de
lugar, como lo define Kathrin Wildner, es el sitio de interacción de un grupo social
determinado.334 Ahora bien ¿de qué manera se produce la relación del lugar con la práctica
de sociabilidad? Las prácticas sociales tienen una gran dependencia con el espacio en el que
se desarrollan,335 ya que la perspectiva de situarse en un lugar público o privado ofrece una
serie de condicionantes sobre los aspectos a cubrir o las actividades a realizar. A su vez, la
fisonomía del espacio modifica las maneras en que se relaciona el individuo tanto con su
grupo social como con aquellos que le son ajenos; incluso deben considerarse los espacios
que Marc Auge llama como el “no lugar” o lugares de transición, los cuales, al servir de
transferencia para las personas, implican una serie de dinámicas que contrastan con las que
representan un lugar identitario.
Para el estudio de los lugares relacionados con las prácticas de sociabilidad es
posible recurrir a una serie de elementos interdisciplinarios que proveen diversas
332
El concepto de localidad está relacionado con la especificidad de un punto de referencia geográfico, el cual
ya se encuentra señalado con un nombre y con límites establecidos, lo cual conlleva también una carga de
identidad. Kathrin Wildner, “Espacio, lugar e identidad. Apuntes para una etnografía del espacio urbano,” en
Identidades urbanas. Coords. Sergio Tamayo y Kathrin Wildner (México: UAM, 2005), 205.
333
El concepto de espacio lo define como un punto de localización geográfica o superficial. Wildner,
“Espacio, lugar e identidad”, 205.
334
Wildner, “Espacio, lugar e identidad”, 205.
335
Jorge Uría, “Sociabilidad informal y semiótica de los espacios. Algunas reflexiones de método,” en Studia
histórica. Historia Contemporánea 26 (2008): 193.

- 118 -
herramientas para el análisis.336 Con la antropología, al partir del análisis de elementos
como los barrios, las zonas residenciales o sectores urbanos a manera de lugar, es posible
establecer diversas dinámicas sociales; la comprensión las redes que se construyen en estos
espacios facilita mecánicas de diversa índole (genero, posición económica, sexo, etc.) que
generan nuevas territorialidades en estos espacios.337 Para el caso de la sociología y su
empleo para la compresión de la relación entre lugares y prácticas de sociabilidad, además
de elementos anteriormente expuestos, como público o privado, acepciones como prácticas
“delanteras” o “traseras” son otras aportaciones a valorar en su aplicación a los estudios
históricos.338

III.1.1. Lugares de sociabilidad en Guadalajara


Con lo visto en el último inciso del capítulo anterior es posible identificar una serie
de lugares que eran frecuentados por los productores culturales, donde se reunían de
manera cotidiana o desarrollaban sus actividades del día a día. En dichos espacios es
posible situar el desarrollo de las formas de sociabilidad que propiciaron la formación de
asociaciones y vínculos socio-afectivos que permitirían dar cohesión al grupo de escritores y
dar origen a las revistas Eos y Pan. Estos sitios eran de naturaleza completamente
heterogénea, pues debido a su vocación implicaban ambientes y formas de interacción
social diferentes. Entre ellos se encontraban dos cafés, una farmacia, tres librerías, un cine,
un teatro, un centro cultural de filiación política, la sede de uno de los diarios de mayor
importancia de Guadalajara, una escuela de arte, una oficina de gobierno y tres viviendas.
Estos espacios, todos localizados en Guadalajara, estaban distribuidos en lo que
actualmente es el centro histórico de la ciudad, pero para la década de 1940 significaba al
menos gran parte del primer cuadro ésta.339 Fueron los lugares donde el círculo de
productores culturales discutía sobre literatura, intercambiaba y buscaba libros, disfrutaba
de espectáculos artísticos como cine o teatro, impartía clase, trabajaba en cuestiones
336
Como señala Jorge Uría: “Lo cierto es que para acometer de manera cabal un análisis solvente del espacio
o de los lugares de la sociabilidad, en tanto que realidades esencialmente sociales, probablemente debiera de
partirse de una mayor humildad teórica; definitivamente está claro que los historiadores de la sociabilidad
pueden exhibir un patrimonio más bien menguado en estos terrenos, y que, en consecuencia, la necesidad de
recurrir a otras disciplinas y abrir un diálogo franco con ellas constituye una necesidad imperiosa e
inaplazable. Uría, “Sociabilidad informal y semiótica de los espacios”, 197.
337
Uría, “Sociabilidad informal y semiótica de los espacios”, 207.
338
Uría, “Sociabilidad informal y semiótica de los espacios”, 210.
339
Véase el anexo 2 para un listado completo sobre los sitios en los que se reunían los productores culturales.

- 119 -
relacionadas con la burocracia o la prensa, daba conferencias sobre temáticas diversas,
vivía o simplemente se juntaba por el placer de la reunión. Pero no todos fueron
frecuentados en la misma época, sino que algunos jugaron como espacios de transición,
lugares de los cuales partían para trasladarse a otros.

Imagen 7. Plano Relieve de la Ciudad de Guadalajara en 1943 con delimitación de la zona abordada en
la siguiente imagen. Edición facsimilar, Mapoteca de la Biblioteca Central del Centro Universitario de
Ciencias Sociales y Humanidades.

Las reuniones de estos productores culturales en los espacios de sociabilidad


mencionados transcurrieron entre 1943 y 1946, teniendo una vigencia de tres años y medio,
ciclo de vida en el cual se desarrollan las revistas Eos y Pan. Estos espacios tenían
antecedentes tanto en la vida cotidiana como en la cultural tapatía, por lo que a
continuación abordaré sus orígenes y algunos rasgos espaciales que los caracterizaban. Para
categorizarlos y abordarlos de manera más ágil, retomaré el ramo de actividad primordial
de cada uno.

- 120 -
Figura 8. Ubicación de los sitios de reunión del grupo de las revistas Eos y Pan (1943-1945).
Elaboración propia a partir del mapa Plano Relieve de la Ciudad de Guadalajara en 1943, edición
facsimilar. MBCCUCSH

- 121 -
III.1.1.1. Cafés
El café es un establecimiento mercantil, similar a un restaurante o cantina, en donde
se ofrecen bebidas y alimentos, pero que se especializa en los diversos estilos de servir
café. Además de ello, se caracteriza por ser un punto de reunión social, lugar donde
confluyen toda clase de actores sociales y se realiza una amplia gama de actividades, desde
un simple encuentro de convivencia social hasta la elaboración de planes políticos. El
origen del café como establecimiento se remonta a los negocios persas y árabes en donde se
consumían bebidas elaboradas a base de café. El grano fue trasladado a Europa en el siglo
XVII por viajeros que se había acostumbrado a su ingesta. Durante el siglo XVIII se
popularizó abriéndose infinidad de centros de consumo por toda Europa340 lo que dio
origen a la llamada cultura del café.341
El grano llegó a América a mediados del siglo XVIII por medio de los franceses,
quienes aclimataron al arbusto del café para que se convirtiera en una productiva siembra
en la región de las Antillas Francesas.342 A la Nueva España se introdujo a finales del siglo
XVIII, sin una fecha exacta de entrada343 y su consumo rápidamente se extendió entre los
pobladores. Pero el establecimiento del primer café se produciría en la primera década del
siglo XIX, con negocios como el Café Manrique o el Café de Medina, localizados en las
céntricas calles de la Ciudad de México. Estos lugares, según explica Clementina Díaz,
desde sus orígenes eran puntos de reunión social, donde se comentaban desde las noticias
más nuevas traídas por las gacetillas desde la península ibérica hasta la elaboración de
conspiraciones políticas, al mismo tiempo que servían como lugar de refugio para toda
clase de personas, desde vagabundos hasta políticos y literatos.344

340
Clementina Díaz y de Ovando, Los cafés en México en el siglo XIX (México: Universidad Nacional
Autónoma de México, 2013), 7-12.
341
Esta cultura del café está asociada con la creencia de que es una bebida estimula las facultades
intelectuales del cerebro, en contraste con las bebidas embriagantes, que encendían las “pasiones brutales.
Esta idea fue reforzada por el establecimiento del Café Procope en París en 1689, el cual era el lugar donde se
reunían los asistentes y participantes en la comedia francesa, quienes celebraban tertulias en el Café. Esta
reputación de los cafés hizo que las tabernas cayeran en una desacreditación, por servir bebidas embriagantes.
Díaz y De Ovando, Los cafés en México en el siglo XIX, 11-12.
342
Díaz y De Ovando, Los cafés en México en el siglo XIX, 12.
343
Existen registro de una real ordenanza que data de 1792, en donde se exime de impuestos a los molinos de
café que se trajeran desde la metrópoli. Este es el registro más antiguo del cual se tenga existencia sobre el
café en la Nueva España. Díaz y De Ovando, Los cafés en México en el siglo XIX, 7.
344
Díaz y De Ovando, Los cafés en México en el siglo XIX, 13-14.

- 122 -
En el caso de Guadalajara si bien el consumo del café pudo ser cotidiano para la
sociedad, ya sea en la privacidad de su vivienda o bien en establecimientos públicos como
restaurantes o neverías,345 el primer negocio ya definido como café se dio hasta ya entrado
el siglo XX, siendo el Café Montparnasse el primero que se denominó propiamente como
tal.346 Sería hasta el final de la década de 1930 cuando se sumarían más cafés a la lista de
establecimientos de este tipo en Guadalajara. Respecto a los establecimientos que
conciernen a esta investigación, el Café Apolo y el Café Nápoles (anunciado como Nevería
y Restaurant) también tienen su propia historia; los datan a finales de la década de 1930, en
un periodo de surgimiento de varios cafés de la ciudad fomentados principalmente por
migrantes griegos.347 Los dueños del café Apolo eran un pareja de griegos, mientras que el
dueño del Nápoles era don Manuel Guerrero Manzano.348 El café Nápoles era llamado así
en alusión a la ciudad del mismo nombre localizada en Italia; 349 en su publicidad presumía
de ser la nevería que frecuentaban las “familias bien”. 350 Este café estaba al alcance de un
gran sector de la sociedad, ya que el precio por menú completo en 1939 era de $1.50 pesos
de entonces, en contraste de otros establecimientos como el restaurante del Hotel
Guadalajara, cuyo precio era de $2.50, o el restaurant del Hotel Roma, con costo de
$2.00.351

345
Era común que los diversos establecimientos de estos ramos en los menús que públicas a manera de
publicidad en los periódicos de la ciudad, estuviera presente el café.
346
El anuncio más antiguo que encontré del Café y Restaurant Montparnasse fue del día 24 de diciembre de
1933, anunciando el menú de la cena de noche buena. El anuncio también hace gala de la festividad, pues
anuncia que habrá una orquesta amenizando la noche. Cabe destacar dos cosas más: que a pesar de que se
presenta como café, aun comparte la denominación con restaurant; la segunda es que se denomina “el
restaurant de la gente bien”. El Informador, 24 de diciembre de 1933, 8. Anteriores a esa fecha no localicé
algún establecimiento que se haya denominado como café, más el café si estaba presente en los menús de
algunos restaurants. Esto queda reforzado con lo mencionado por Aurelio Cortés Díaz en sus memorias que
van de 1925 a 1945, mencionando que “Aquí los griegos fueron los primeros en poner restaurantes,
Montparnase en la esquina de Juárez y 16 de septiembre, con Eutimio al frente. La copa de Leche de don
Felipe Limberopulos, (…) Constantino Papas puso Acrópolis con doña Dora su esposa auditora, supervisora,
y guardián del buen orden, con mirada de lince tras sus gafas, cuidaba hasta el más íntimo detalle. También
Luis Rallis se hizo popular como “cafetero” pues leía el futuro tras de dos o tres pases mágicos a los residuos
del grano de café que quedaban en el fondo de la taza, primero estuvo junto al Hotel Guadalajara, después se
fue a la calle de Corona (…)”. Aurelio Cortés Díaz, Semblanzas tapatías 1925-1945 (Guadalajara: UNED,
1988), 90.
347
Cortés Díaz, Semblanzas tapatías, 90.
348
El Informador, 15 de septiembre de 1994, 5-A. Cortés Díaz, Semblanzas tapatías, 90.
349
En un anuncio localizado en el diario El Occidental del 9 de agosto de 1942 en la página 5, aparece una
fotografía de una campiña con un pie de imprenta señalando que dicho lugar se encuentra en Italia.
350
El Occidental, 11 de agosto de 1942, 4.
351
El Informador, 29 de enero de 1939, 7.

- 123 -
Estos sitios eran lugares de encuentro cotidianos para las llamadas “capillas” o
“peñas” que existían en la ciudad. Una de ellas era la de un conjunto de periodistas
especializados en deportes, los cuales se reunían para conversar sobre el tema y elaborar
críticas que posteriormente publicarían en los diarios de la ciudad. Pertenecían a ella gente
que se aficionaba por alguna práctica deportiva, se hacía llamar la “peña del Nápoles” y
entre los concurrentes estaban Aurelio Díaz Cortés, Manolo Fernández, Armando Damy,
José María Casullo, Luis Carniglia y Jorge Orth, entre otros.352 Otro grupo que se reunía era
la conocida como “peña del Apolo”, que estaba conformada por profesionistas interesados
en la política. Entre sus asistentes se menciona a Jaime Robles Martín del Campo, Carlos
Gómez Lomelí, Alfonso Rivas, José María Martínez y Joaquín Hubbe.353 A ellos se
sumaría el círculo de escritores pertenecientes a las revistas Pan, Eos y Los Cuatro Puntos.

III.1.1.2. La Casa de la Democracia Española


Con el inicio de la Guerra Civil Española y el paulatino comienzo de la migración
de exiliados españoles hacia México, se comenzó a formar una serie de organizaciones que
tenía como objetivo el acogimiento de los exiliados españoles que llegaban al país así como
concientizar a la población nacional de la significación del conflicto peninsular y del papel
en que deberían posicionarse. Estas organizaciones, conformadas entre españoles que ya
habían logrado establecerse en el país y simpatizantes de la República Española cumplían
tanto papeles políticos como sociales y culturales, ya que, por ejemplo, el Servicio de
Emigración para Refugiados Españoles (SERE) y la Junta de Auxilio a los Republicanos
Españoles (JARE) eran organizaciones que brindaban ayuda para los recién llegados al
país, pero solamente auxiliaban a los adheridos a su facción política. Estas disputas fueron
comunes entre dichas organizaciones. La tarea cultural la cumplían a través de la difusión
de las artes y la cultura española, ya fuera por medio de conferencias, exposiciones o
publicaciones periódicas.354 Para el caso de Guadalajara, una de esas organizaciones fue la
Casa de la Democracia Española.

352
Cortés Díaz, Semblanzas tapatías, 91.
353
Cortés Díaz, Semblanzas tapatías, 92.
354
Teresa Miaja de Lisci y Alfonso Maya Nava, “Creación de organismos, mutualidades, centros de reunión,
instituciones académicas,” en El Exilio Español en México. 1939-1982 (México: Salvat/Fondo de Cultura
Económica, 1983).

- 124 -
Organismo simpatizante de la República Española, trataba de hacer propaganda a
favor de ella por medio de tareas relacionadas a la difusión de la cultura española o actos
propagandísticos. Era común que se organizaran ciclos de conferencias con temáticas
relacionadas como la literatura del siglo de oro español355o temas más políticos como la
Guerra Mundial y la situación en España.356 Los encuentros no solo se realizaban en el
local de la casa, ubicado durante 1943 en la calle de Morelos 367, y ya en 1944 en 16 de
septiembre 127, sino que utilizaban el local del Cine “Colón” para realizar conferencias y
festivales con un mayor aforo. A estas reuniones asistieron personajes de importancia para
la época como el gobernador Marcelino García Barragán, José María Díaz de León, o el
mismo presidente de la Casa de la Democracia, Antonio Hierro Muriel.357
La realización de festejos como medio propagandístico y manera de conseguir
recursos también fue algo empleado por la Casa de la Democracia Española, como al
inaugurar su nueva sede en 16 de septiembre, evento que contó con la asistencia de diversos
personajes de la administración pública estatal y universitaria,358 o con el baile organizado
en honor a las madres mexicanas que adoptaron a un huérfano español.359A su vez la Casa
recibía el apoyo por parte del Gobernador del estado, Marcelino García Barragán, quien al
parecer era mecenas de la organización.360 La Casa de la Democracia tenía diversos
conflictos con organizaciones que eran de carácter más neutral o que eran pro-franquistas.
Estas disputas en ocasiones llegaron a eventualidades más graves, caso del acontecimiento
sucedido durante la época de carnaval de 1944, cuando una fiesta del Centro Español de
Guadalajara fue saboteada por la Casa de la Democracia por sospechar vínculos a favor de
la España de Francisco Franco.361

III.1.1.3. El Cine Colón


Entre los diversos cines que existían en Guadalajara durante la década de 1940, el
cine “Colón” funcionó como el sitio en el cual diversos miembros del círculo de

355
El Informador, 21 de mayo de 1943, 11.
356
El Informador, 4 de agosto de 1944, 2.
357
El Informador, 30 de septiembre de 1944, 10; 29 de septiembre de 1944, 1.
358
El Informador, 26 de julio de 1943,11.
359
El Informador, 13 de mayo de 1944, 6.
360
El Informador, 23 de octubre de 1944, 6.
361
Carta de Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín del 21 de febrero de 1944. González Luna Corvera
Una amistad sin sombras, 922-923.

- 125 -
productores culturales, como Juan José Arreola o Antonio Alatorre, consumían películas,
sobre todo estadounidenses o francesas. Localizado en la calle de Colón, en el número124,
se ubicaba a un costado de la conocida ferretería La Palma, con la que compartía edificio.
El Cine se inauguró el 5 de junio de 1935 con la exhibición de la película Roberta.362
Presumía de ser un lugar moderno, ya que contaba con una serie de comodidades que lo
dotaban de confort y lo posicionaban como uno de los recintos más actuales. Dotado de una
“moderna sencillez”, contaba con un vestíbulo así como con una amplia sala para albergar a
mil personas que estaba equipada con el instrumental sonoro Photophone de “High
Fidelity”.363

III.1.1.4. Escuela de Bellas Artes


En la ciudad no existía nada parecido a una escuela de artes donde se impartieran
clases desde danza y canto hasta escultura y pintura. Había algunas academias que se
dedicaban a una sola disciplina, pero no un lugar en donde se concentrara la enseñanza de
las diversas bellas artes. Esto cambió a iniciativa de Francisco Sánchez Flores y Francisco
Rodríguez “Caracalla”, quienes fundaron la primera Escuela de Bellas Artes, en un edificio
de la calle Pino Suárez en 1937.364 Sería hasta 1939 cuando obtendría el apoyo y
reconocimiento del gobierno del estado. A partir de este momento estuvo al frente de la
escuela la soprano Ada Mor. Entre los que formaron parte de la planta académica desde un
inicio estuvieron Arturo Rivas Sainz, 365 Ixca Farías, Alfonso Mario Medina, José G. Zuno
y Rubén Mora Gálvez.366 En 1940 Ixca Farías sería nombrado secretario de la misma
escuela.367 La organización de festivales donde alumnos y maestros ofrecían alguna
muestra de lo que realizaban en la escuela era común y estaba abiertos a todo el público.368
Para septiembre de 1940 sería designado como nuevo director el escritor Arturo
Rivas Sainz. Entre sus acciones estuvo fomentar una publicación de la escuela, la revista
Pauta,369 al igual que gestionar que la escuela se mudara a un nuevo edificio, ubicado en

362
El Informador, 5 de junio de 1935, 2.
363
El Informador, 5 de junio de 1935, 1.
364
Martínez Réding, Arte, 26.
365
El Informador, 19 de octubre de 1939, 1-2.
366
Martínez Réding, Arte, 26.
367
El Informador, 18 de enero de 1940, 2.
368
El Informador, 6 de febrero de 1940, 6.
369
Martínez Réding, Arte, 26.

- 126 -
Morelos 108. Entre los estudios que ofrecían se encontraban Historia del arte, Artes
plásticas, Música y Teatro, con matrícula gratuita.370 A su vez promovían un nuevo plan de
estudios y una planta docente aumentada.371

III.1.1.5. Teatro Degollado372


El Teatro Degollado para la década de 1940 era la “catedral” de las bellas artes
jaliscienses, ya que era el principal escenario con el cual contaba Guadalajara y el Estado
373
en general. Bajo la administración del gobierno del estado, era uno de los espacios más
activos culturalmente hablando, con una agenda constantemente bombardeada por nuevos
shows, espectáculos y presentaciones artísticas que iban desde la ópera y el ballet hasta el
teatro y la música clásica. Era el lugar en el cual se presentaban espectáculos traídos desde
el extranjero o de nivel nacional, y sería el lugar donde se presentaría Louis Jouvet con su
compañía de teatro por un lapso cercano a tres semanas. El teatro aún conservaba la estética
original bajo la que fue diseñado a excepción de los portales comerciales laterales,
derrumbados después de un incendio.374

III.1.1.6. Librerías de Guadalajara


La tradición librera existente en la ciudad durante la década de 1940 tenía sus
orígenes a principios de siglo, ya que las tres principales tiendas de libros que existían en
ese entonces (Librería Font, “El Árbol de Navidad” de Fortino Jaime y la Librería Moya de
Carlos Moya) surgieron en la década del conflicto revolucionario, entre 1910 y 1920.
La Librería Font es la más antigua de las tres, pues fue sus orígenes se remontan a
las postrimerías del Porfiriato. Localizada en la calle Colón, en el primer cuadro de la
ciudad entre las calles de Pedro Moreno y Morelos, sus dueños eran Manuel Velasco y

370
Eos, Agosto de 1943, 5.
371
Eos, Julio de 1943, 49.
372
No abundaré sobre el teatro Degollado, debido a que su historia es ampliamente conocida. Para una reseña
sobre la historia del teatro Degollado véase José Montes de Oca y Silva y Luis Páez Brotchie, El teatro
Degollado (Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco, 1964).
373
Esto puede ser rebatido, ya que según un texto de Pedro Gómez Lomelí, el teatro Degollado estaba en
franca decadencia. El sentido por el cual tomo a considerarlos como la “catedral” de las artes jaliscienses es
porque era el espacio artístico de mayor relevancia a nivel estatal, además de que la visión de Gómez Lomelí
es una visión fatalista de la realidad cultural de Guadalajara en ésa época. Pedro Gómez Lomelí,
“Decaimiento del Arte en Jalisco”, El Informador, 4 de junio de 1939, 11-12.
374
Montes De Oca Y Silva, El teatro Degollado, 149-153.

- 127 -
Leopoldo Font. A la muerte del primero, Font continuó con el negocio. Con el pasar de los
años cambiaría de dirección en la misma calle, pero ahora al número 44. La atención que
prestaba la librería a la publicidad era muy importante, ya que publicaban anuncios tanto en
los diarios de la ciudad, como en El Informador, o en revistas culturales como Bandera de
Provincias. En dichos anuncios que se ofrecían mensualmente aparecía la lista de
novedades editoriales, nacionales y extranjeras, que habían llegado a la librería,375 sobre
todo de editoriales españolas, argentinas, francesas y estadounidenses. La presencia de
estos avisos y listados de novedades da a entender que las posibilidades económicas de esta
librería eran mayores a las otras que había en la ciudad, de las cuales hablaré un poco más
adelante. La librería Font no solo se encargaba de proveer libros de consumo general, sino
que una de sus vetas más significativas eran los libros de texto y materiales escolares, tanto
de nivel básico como superior.376 Para la década de 1940 Emmanuel Carballo describe al
lugar como un sitio que se apresuraba a desaparecer, pues no “era ya la misma donde se
reunían en 1930 los escritores tapatíos a conversar y adquirir las novedades extranjeras y
nacionales: se deslizaba apresuradamente hacia la decadencia”.377

375
Salvo raros casos, en la publicidad de la librería Font estaba presente el listado de novedades editoriales. El
Informador, 1 de septiembre de 1919, 5. Bandera de Provincias, segunda quincena de julio 1929, 4
376
Guadalupe Gallardo, Dintel Provinciano (México: Imprenta de M. León Sánchez, 1955), 365-366.
377
Este proceso de decadencia puede ser algo simbólico en el aspecto del peso cultural e intelectual que
jugaba la librería en la Guadalajara de la década de 1930, pues en el sentido como negocio perduró hasta la
década de 1980. Carballo, Ya nada es igual, 321.

- 128 -
Imagen 9. Anuncio de la Librería “Font”. Bandera de Provincias, segunda quincena de marzo de 1930,
4. Hemeroteca histórica de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco.

La librería Moya pertenecía a Carlos Moya. Era un negocio ubicado en la calle de


Santa Mónica 9 en su cruce con Morelos, un sitio especializado en artículos religiosos
además de ofrecer libros principalmente de esta tipología, aunque no se limitaba a dicha
temática. En comparación con la librería Font, la Moya era de menores posibilidades
económicas, ya que sus anuncios eran de menor tamaño y de apariciones más esporádicas,
particularmente en las revistas culturales.378 El espacio en el que se ubicaba la librería
Moya no era apto para su función, pues la describen como “una especia de antro, oscuro,
estrecho y maloliente, (…) el mal olor venía de la humedad que había y de los libros usados
que vendían, (…) ese reducido cuartucho, que mal podría recibir el nombre de tienda
(…)”.379

378
Bandera de Provincias, segunda quincena de julio 1929, 4.
379
Gallardo, Dintel Provinciano, 365-366.

- 129 -
El último lugar del cual hablaré es de la librería de Fortino Jaime,380 mejor conocida
como “El Árbol de Navidad”. Este sitio, localizado durante la década de 1940 en la
Avenida Colón, tiene un papel peculiar en el mundo artístico e intelectual tapatío de la
primera mitad del siglo XX. El comercio se su origina en 1917, a iniciativa de Fortino
Jaime y Aurelio Cortés. Aurelio se separó pronto del negocio, quedando al frente solo
Fortino Jaime. Durante las siguientes dos décadas, en dicho espacio se desarrolló una serie
de negocios que iban desde librería, imprenta y publicaciones periódicas, como la revista
Azul y Anáhuac, hasta mercería, ultramarinos, ferretería, etc., todo ello al mismo tiempo y
en un solo espacio.381 En dicho sitio, durante las décadas de 1920 y 1930, se reunía una
tertulia que incluía a Severo Díaz, José Cornejo Franco, Enrique González Martínez,
Manuel Martínez Valadez, Agustín Yáñez, José Guadalupe Zuno y Enrique Díaz de León.
Estos personajes, conforme pasaba el tiempo, fueron muriendo, migrando u olvidándose de
Fortino Jaime, lo cual hizo (en parte) que cayera en un “estado de amargura”.382 Para la
década de 1940, ya estaba en franco proceso de declive, tanto su persona como su negocio.
Emmanuel Carballo califica al inmueble localizado en Morelos 487 como “un nido de
ratas”, debido a la decadencia en la que se encontraba.383
El giro principal de la librería de Fortino Jaime eran los libros usados, que adquiría
y distribuía a precios accesibles para los interesados. A pesar de que en las décadas de 1920
y principios de 1930 su negocio en general estuvo en auge y con grandes posibilidades
económicas (pues él mismo editó muchos libros, los imprimía y distribuía) Jaime era un
mal administrador, lo cual le generó una debacle monetaria para la década de 1940. A pesar
de contar con recursos en ciertos momentos, su publicidad siempre fue sencilla,
concentrándose en las publicaciones culturales para promocionar su librería384 y en los
diarios locales para otros ramos.385

380
Para una mejor reseña del personaje de Fortino Jaime, de su negocio y de su papel en el mundo cultural de
Guadalajara, véase Francisco Ayón Zester, Asuntos tapatíos (Guadalajara: Ayuntamiento de Guadalajara,
1987).
381
Ayón Zester, Asuntos tapatíos, 4-9.
382
Ayón Zester, Asuntos tapatíos, 10-13.
383
Carballo, Ya nada es igual, 319.
384
Bandera de Provincias, primera quincena de julio 1929, 4; segunda quincena de junio 1929, 5.
385
El Informador, 9 de julio de 1933, 4.

- 130 -
III.1.1.7. El Occidental
El diario El Occidental es tanto un lugar físico como un espacio empresarial. A
partir de las propuestas del Centro Patronal de Jalisco de formar un periódico que
compitiera con El Informador se empezó a estructurar la base de El Occidental. Con el
financiamiento de diversas personas, como el ya mencionado Jorge Dipp, Félix Díaz Garza,
Carlos Colignon y Carlos Dávalos, la gerencia de Rubén Villa Miches y la dirección de
Restituto Herrador y Calvo, El Occidental salió de prensa a finales de 1942. Durante esta
etapa, El Occidental mostraba una cierta simpatía por el Partido Acción Nacional y tenía
una tendencia católica matizada y moderada.386
Algo por lo que se caracterizaba este periódico durante esa época era por la poca
duración de sus directores en el cargo. El primero en ser cesado fue Restituto Herrador y
Calvo, reemplazado por José Pagés Llergo que permaneció pocos meses en el cargo, hasta
que llegó Francisco Díaz de Urdanivia y se quedaría hasta principios de 1944. Al irse
Urdanivia fue nombrado Pedro Vázquez Cisneros “Don Gaiferos” como director del diario,
quien sería el que ocupara el puesto por más tiempo hasta que la publicación fue adquirida
por José García Valseca en 1948. Otra problemática que enfrentaba comúnmente El
Occidental era el déficit económico que generaba, ya que ganancias no producía.387

III.1.1.8. Viviendas de Juan Rulfo y Juan José Arreola, lugar de trabajo de Juan
Rulfo y Farmacia Rex
Estos lugares son los que ha resultado más difíciles de rastrear, ya que no son
precisamente nodales en la vida cultural de Guadalajara, pero sí resultaron ser vitales para
la vida cotidiana de los miembros del círculo literario. La farmacia Rex pertenecía a las
hermanas Xóchitl y Guadalupe Díaz de León, sobrinas de Enrique Díaz de León y
hermanas de José María Díaz de León. Dicho lugar estaba ubicado en la calle de Pedro
Moreno, en su cruce con Tolsá; entre sus características estaba contar con servicio a
domicilio y dos líneas telefónicas.388

386
Gilberto Fregoso Peralta y Enrique E. Sánchez Ruíz, Prensa y poder en Guadalajara (Guadalajara:
Universidad de Guadalajara., 1993), 51-54. A El Occidental también se le atribuía una filiación pro germánica
dentro del contexto de la Segunda Guerra Mundial, en especial durante la dirección de José Pagés Llergo.
Cortés Díaz, Semblanzas tapatías 74-75.
387
Fregoso Peralta, Prensa y poder en Guadalajara, 57-58.
388
Eos, Agosto de 1943, No. 2, 3.

- 131 -
Imagen 10. Anuncio de la Farmacia “REX”. Eos, agosto de 1943, 3. Hemeroteca Histórica BPEJ.

El lugar en que trabajaba Juan Rulfo se localizaba enfrente de las oficinas del diario
El Occidental, lugar donde trabajan Juan José Arreola y Antonio Alatorre, la oficina
regional de Migración calificada por Antonio Alatorre como “desolada y destartalada”.389
El lugar donde habitaba Juan Rulfo contrastaba con el sitio anterior, ya que era un lugar
ordenado, con ciertos lujos que los miembros de círculo no se podían permitir., entre ellos,
una biblioteca en forma y un aparato de música.390
La casa de Juan José Arreola que se localizaba en Guadalajara no era de su
propiedad y en ella residía junto a su esposa, Sara Sánchez; era un lugar modesto con un
orden meticuloso. Posteriormente, cuando nació la primera hija de Arreola, Claudia,
permanecieron en el mismo lugar, pero con el traslado de Arreola a París, la casa dejó de
ser residencia de su esposa e hija.391

III.1.1.9. ¿Y quiénes se encontraron en dichos sitios?


Como vimos, fueron varios los espacios en los que se desarrollaron las prácticas de
sociabilidad, pero hay que tener en consideración que no todos los productores culturales
necesariamente se encontraban en los mismos sitios para su despliegue, pues de acuerdo a

389
Alatorre, Estampas, 90-91.
390
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 60.
391
Arreola, Sara más amarás, 127.

- 132 -
la época y al lugar en el cual se reunían eran las personas que tenían la posibilidad de
acceder a dichos sitios. En los dos esquemas que a continuación muestro se observa cómo
de acuerdo al espacio y a la etapa de la revista en curso, varían los actores que
interactuaban entre sí.

Imagen 11. Sitios de reunión en el periodo de la revista Eos y escritores que los frecuentaban (1943).
Elaboración propia a partir del trabajo con las fuentes documentales.

- 133 -
Imagen 12. Sitios de reunión en el periodo de la revista Pan y escritores que los frecuentaban (1944-
1945). Elaboración propia a partir del trabajo con fuentes documentales

Es notable cómo a pesar de la época hay algunos productores, como Juan José
Arreola, Arturo Rivas Sainz o Antonio Alatorre, que prácticamente se encuentran en casi
todos los sitios de reunión. Esto lo aclararé en el siguiente apartado, cuando explique las
formas de las prácticas de sociabilidad.

III.2. La forma: práctica sociable en acción


Cada práctica de sociabilidad tiene como elementos constitutivos el desarrollarse en
un lugar físico, el generar una serie de dinámicas propias y el tener como contenido una
serie de elementos temáticos de diversas naturalezas. Al conocer la naturaleza de los

- 134 -
espacios en los cuales se reunían y socializaban los productores de las revistas Eos y Pan,
así como las dinámicas desplegadas por ellos, me fue posible concebir una serie de
categorías que trataban de adecuarse a las características de las prácticas de sociabilidad
que se realizaban, a su contenido y a los mecanismos que entretejían. Estas
categorizaciones permiten entender de mejor manera la diversidad de perfiles que existían
al interior del grupo, pues el rol que jugaba cada integrante era diferente, contribuyendo a
enriquecer los conocimientos y estrategias desarrollados por los productores culturales.
Las prácticas laborales son las primeras que resaltan en esta sistematización. Si
bien no eran completamente formales (o institucionales) en cuanto a su esencia y tenían
momentos en los cuales se podía romper con la dinámica propia de la práctica, el
desenvolverse en un espacio de naturaleza laboral implicaba estar normado por una serie
hábitos y procedimientos sociales. Las prácticas de ocio son la contraparte de las laborales.
Despreocupadas y basadas en el establecimiento y desarrollo de ciertos vínculos sociales,
establecen prácticas de tipo informal sin que necesariamente desemboquen en el
establecimiento de situaciones formales. En tercer lugar se encuentran las dinámicas que
nombro como prácticas de formación y docencia interna, las cuales van de la mano de las
anteriores. En esta categorización, que incluye tanto las prácticas formales e informales, se
implica a los miembros del grupo en la adquisición de conocimientos con diversas
dinámicas; a su vez conlleva la comunicación de dichos saberes entre los miembros del
grupo, y en otras ocasiones, en personas ajenas a él, lo que establece una relación en dos
vías de formación/docencia.
Dentro de las divisiones anteriormente propuestas, además de los elementos que
retomo de Simmel, es posible identificar algunas dinámicas cuya base se encuentra en
elementos del campo literario y donde es evidente la existencia de una lucha por la
adquisición de capital cultural para convertirlo en capital simbólico, como en el
establecimiento de fenómenos público/privados así como las categorizaciones y
estratificaciones que existían al interior del grupo.

III.2.1. Prácticas laborales


Las relaciones sociales ubicadas en el contexto laboral guardan una estrecha
relación con las prácticas formales e institucionales, ya que el situarse con relación a una

- 135 -
empresa o institución implica sujetarse a una serie de normas que se acostumbran para
establecer la funcionalidad de la institución. A pesar de estas condicionantes, es posible
encontrar la ruptura con la práctica y observar fenómenos en los que las relaciones
informales y los lazos electivos salen a relucir. Es por ello que las prácticas laborales en
este contexto resultan polivalentes.
El espacio donde prevalecieron mayormente las prácticas laborales fue en el diario
El Occidental. Como anteriormente había mencionado, Arreola al llegar a Guadalajara en
1942 consiguió rápidamente empleo en dicho periódico debido a que conocía a Jorge Dipp,
uno de los accionistas mayoritarios. Ahí ocupó en un principio la jefatura de circulación.392
Por su parte Antonio Alatorre también era empleado del diario, entrando a principios de
1944 por intervención de Alfonso de Alba, un colaborador habitual.393 Él se encargaría de
la redacción de la “Página del agricultor” por encargo del entonces director, Pedro Vázquez
Cisneros. En este sitio sería donde Arreola conocería a Alatorre.
El Occidental fue lugar de encuentro para Alatorre, Arreola y de Alba, a la vez que
actuaba como una importante conexión con Rulfo, pues las oficinas en donde laboraba se
encontraban frente a las del diario, facilitando así la convivencia entre dichos personajes.
Fue breve el lapso de tiempo mientras convivían los miembros del grupo en dicho espacio
de principios de 1944 a finales de 1945, aunque hay que considerar que Arreola estuvo otro
lapso solo en el diario, durante el año de 1943.
En este periodo las actividades de Arreola se limitaban a establecer vías por los que
circulara el diario en tiempo y forma, tanto con los suscriptores como con los voceadores,
aunque él explica que debido a su inexperiencia nunca se realizó en forma.394 El puesto en
el que se encontraba Arreola le ofrecía ciertas libertades en cuanto a disposición de tiempo,
debido a que le era posible llevar a la par el proyecto de la revista Eos y ausentarse
frecuentemente del sitio de trabajo.395 Esta disponibilidad de tiempo da a entender que la
posición de Arreola dentro del diario le permitía romper en cierta medida con las normas
laborales, en parte debido a su relación con Jorge Dipp; aun así no le era posible

392
Arreola, “De memoria y olvido”, 9-10.
393
Antonio Alatorre, “Miradas de la memoria”, Los Universitarios, México, septiembre de 1996.
394
Arreola, “De memoria y olvido”, 10.
395
Arreola, “De memoria y olvido”, 12.

- 136 -
desentenderse totalmente, es por ello que tenía que regresar al lugar en diversas ocasiones a
lo largo del día.
Eran constantes los cambios de director que vivía por esos tiempos El Occidental;
de 1942, año de su fundación, hasta 1948, año de su venta, pasaron por el puesto Restituto
Hernández, José Pagés Llergo, Fernando de Urdanivia y Pedro Vázquez Cisneros, debido a
múltiples razones.396 Pedro Vázquez Cisneros, a quien apodaban de cariño “don Gaiferos”,
sería el personaje al interior del diario más significativo para los miembros, ya que les
brindaría apoyo para la impresión de la revista Pan en las prensas de El Occidental, además
de servir como posible contacto entre el grupo y mecenas para la publicación.397 Vázquez
Cisneros también otorgaba facilidades para el desarrollo de la revista en el aspecto laboral,
ya que mientras Alatorre se encargaba de la “Página del agricultor”, Arreola comenzó a
elaborar la página literaria “con base en números viejos de la publicación Revista de
revistas, de la cual sustraía con base en “tijeras y engrudo”.398 Tanto Arreola como
Alatorre, escapaban en momentos de sus labores para tratar aspectos de la revista, como
observar el progreso que se tenía en el linotipo o hacer las correcciones del texto.399
El Occidental, como anteriormente mencionaba, sirvió de enlace con el lugar donde
laboraba Juan Rulfo debido a su ubicación. En el sitio donde laboraba Rulfo, oficinas
burocráticas, se daban dos situaciones peculiares respecto al grupo: una era la convivencia
que existía en Antonio Alatorre, Juan José Arreola y Juan Rulfo, y la segunda era la que
desarrollaba Rulfo estando solo en su oficina. Rulfo en su historial como burócrata juntó
constantes retardos, inasistencias y justificaciones médicas, además de haber pedido
periodos sabáticos.400 A su traslado a Guadalajara, el nombramiento como inspector de
migración y la ausencia de alguna autoridad superior que lo estuviera vigilando en sus
labores le otorgaba las facilidades para contar con libertades en su propio ambiente laboral.
Esto permitía que tanto Arreola como Alatorre llegaran de manera cotidiana a reunirse con
él. En dichos encuentros, conversaban sobre diversas temáticas, siendo la literatura tal vez
396
Aurelio Cortés Díaz da como razones de dichos cambios el tratar de renovar la línea editorial, conflictos
ideológicos, cansancios, entre otras más. Cortés Díaz, Semblanzas tapatías, 74-75.
397
Esta situación es una hipótesis que abordaré para el siguiente capítulo, que es un análisis en diversas
direcciones de las revistas Eos y Pan.
398
Alatorre, “Miradas de la memoria”.
399
El Occidental fue un apoyo de gran importancia (como institución y como equipo) para la elaboración y
sustento de la revista Pan. Esto contrasta con la actitud que tomaría el Informador, cuestión de la que hablaré
en el siguiente capítulo. Alatorre, “Presentación”, 231-232.
400
Alatorre, Estampas, 79-80.

- 137 -
401
uno de los puntos referidos. Eso sí, Alatorre describe esas charlas con Rulfo como
cargadas de silencios.402
La Escuela de Bellas Artes resultó un importante espacio para la conformación de
lazos entre Arturo Rivas Sainz y pintores como Alfonso Mario Medina o Rubén Mora
Gálvez.403 Rivas Sainz, al ser director de la escuela se vinculó directamente con la plantilla
académica en la cual se encontraban dichos pintores. Ellos serían quienes contribuirían con
ilustraciones para la revista Eos, además de que Rivas Sainz aprovecharía la publicación
para promocionar la escuela y dar a conocer la renovación de sus planes de estudios y
estructuras.404
La colaboración laboral, además de darse en la escuela, dio pie a que se organizara
una exposición de los pintores en la Escuela de Bellas Artes, misma que fue publicitada en
las páginas de la revista de la siguiente manera: “Estamos organizando una exposición de
pintura, en la que participarán Alfonso Mario Medina, J. Inés Casillas, Francisco Rodríguez
(Caracalla), Guillermo Ley, Humberto Vargas, etc.”.405 Pero incluso esta relación entre
Rivas Sainz y varios pintores no quedó solamente en el ámbito laboral, sino que
trascendería a otros ámbitos de la vida cotidiana, como las prácticas de ocio y
esparcimiento.

III.2.2. Prácticas de ocio


Como mencionaba anteriormente, las prácticas de ocio suelen basarse en relaciones
informales donde los lazos en común están cimentados por una serie de asociaciones
voluntarias y cuyo objetivo es el satisfacer las aficiones y los estados de ánimo de los
individuos en común, sin la necesidad de una formalización posterior de las relaciones.406

401
Antonio Alatorre menciona que los libros no era uno de sus temas de conversación con Rulfo en dichos
encuentros, pero es posible que hay sido una temática recurrente, pues además que se sorprendieron cuando
Rulfo les mencionó que escribía y les dio el texto “Nos han dado la tierra” para que lo publicaran en la revista
Pan, tanto Arreola como Alatorre describen que Rulfo aprovechaba la mayor parte del tiempo en dicho lugar
de trabajo para la lectura. Alatorre, Estampas, 90-91. Alatorre, “Presentación”, 224.
402
Otra actividad que Rulfo practicaba de manera cotidiana en su espacio laboral era la lectura de novelas.
Alatorre, “Presentación”, 244.
403
Existe la versión de que Arturo Rivas Sainz otorgó trabajo como profesor de teatro a Juan José Arreola en
1943, pero esta versión no ha sido posible constatarla. Arreola, “De memoria y olvido”, 10.
404
Eos, Revista Jalisciense de Literatura, julio de 1943, 49-50; agosto de 1943, 51-52.
405
Eos, Revista Jalisciense de Literatura, agosto de 1943, 51-52.
406
Afirmo esto retomando la conceptualización de Simmel respecto a sociabilidad, y criticando las
pretensiones de Agulhon cuando afirma que “Una evolución progresiva de la sociabilidad consistiría,

- 138 -
Para el grupo de las revistas fueron varias las prácticas de sociabilidad que estuvieron
basadas en el ocio, pero como veremos también más adelante, algunas de estas actividades
tuvieron una doble motivación.
La casa de Juan Rulfo funcionó como un punto de reunión en algunas ocasiones,
llegando a concurrir allí alrededor de 1945 Adalberto Navarro Sánchez, Antonio Alatorre y
Juan José Arreola. Como mencioné anteriormente, la casa de Rulfo estaba muy ordenada,
con una biblioteca de novelas del siglo XX bastante amplia, adornos como fotografías y
pinturas, y un tocadiscos. Estas cuestiones fueron atrayentes para los personajes, pues los
invitados por Rulfo “husmeaban” en su biblioteca a la vez que escuchaban música, sobre
todo música clásica como El mesías de Händel.407 Tras escuchar música, Rulfo y compañía
salían a deambular por las calles de Guadalajara sin un rumbo definido.408 Estas prácticas,
si bien no fueron comunes (ya que describe Alatorre que solo estuvo dos veces en el hogar
de Rulfo), resultan significativas para explicar la relación de Rulfo con el grupo.
Otro espacio de utilidad para las prácticas de ocio fue el Teatro Degollado. Juan
José Arreola y su educando, atraídos por la oportunidad de conocer a Louis Jouvet,
concurrieron a las presentaciones teatrales que ofrecieron dicho director y actor en
Guadalajara durante el mes de mayo de 1944.409 En su estancia presentó siete obras.
Arreola era muy aficionado a diversos actores franceses debido a su afición por el cine
francés, a la vez que era un amante de la literatura francesa, razón por la asistió a la
estación de trenes de San Francisco a recibir a Louis Jouvet.410Igualmente, Arreola tuvo la
oportunidad de comentar diversas obras para el diario El Occidental.411
A la vez que disfrutaba y reseñaba las obras, Arreola aprovechó la estancia de
Jouvet en Guadalajara para tratar de relacionarse con él. En diversas ocasiones lo esperó a

entonces, en la aparición de asociaciones voluntarios (…) y cada vez más numerosas y diversificadas y, por
otro lado, en el paso del estadio informal (…) al estadio formal. Maurice Agulhon, El círculo burgués. La
sociabilidad en Francia, 1810-1848 (Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2009), 39.
407
Alatorre, “Miradas de la memoria”.
408
Vicente Leñero, ¿Te acuerdas de Rulfo, Juan José Arreola? Entrevista en un acto (México: Universidad
de Guadalajara/Proceso, 1987), 123-124.
409
La estancia que realizó Jouvet y su compañía de teatro en la ciudad fue financiada por por el Gobierno del
Estado, la Universidad de Guadalajara, la Colonia Francesa y la Asociación “Amistad Franco-Mexicana”.
Centro Documental de las Artes de Jalisco, Acervo Teatro Degollado, Mayo 1944. Esta estancia en parte fue
posible por la situación de guerra en Francia, razón por la cual artistas en estas situaciones prolongaban lo
más posible sus giras o sus estancias en el extranjero por la imposibilidad o la resistencia de volver a Europa.
410
Alatorre, “Presentación”, 229. Arreola, El último juglar, 227.
411
Arreola, El último juglar, 229-233.

- 139 -
las afueras del teatro con el objetivo de hablarle. Ante tal insistencia Jouvet lo invitó en una
ocasión al Hotel del Parque, lugar en el que se hospedaba, para dialogar. Al cruzar el tema
del teatro y sus experiencias, Arreola logró atraer la atención del francés, situación que le
hizo prometer a Arreola que, una vez concluida la guerra, le ayudaría a conseguir una beca
para que estudiara teatro en París.412
Otra conexión con el mundo francés se dio a través del cine. Juan José Arreola, al
ser aficionado al cine francés y Antonio Alatorre, en su calidad de aprendiz de Arreola,
compartieron la oportunidad de asistir en diversas ocasiones al Cine Colón, lugar en el cual
–según declara Alatorre- habían quedado varadas decenas de películas francesas a causa de
la guerra.413 Este fue uno de los actos en los que Arreola instruyó a Alatorre en la cultura
francesa. Películas de actores como Louis Jouvet, Barrault, Michèle Morgan, Danielle
Darrieux, Arletty, Francoise Rosay, Marguerite Moreno, Harry Baur, Charles Dullin,
Michel Simon o Pierre Fresnay fueron las que consumieron dicho par. Por dicha afición es
que Arreola aprendió el francés, a partir de los diálogos que memorizaba. Alatorre, que
había aprendido el idioma durante su estancia en el seminario, se limitaba a disfrutar de las
películas.414
Las tertulias o reuniones en los cafés eran las actividades que involucraban a una
gran cantidad de personas, pertenecientes o no al núcleo de las revistas. Como mencioné
anteriormente, la actividad con la cual se inició la dinámica del grupo fueron las reuniones
en la Farmacia “Rex”, sitio en el cual a principios de 1943 las hermanas Xóchitl y
Guadalupe Díaz de León reunían a Arturo Rivas Sainz, Juan José Arreola, Adalberto
Navarro Sánchez, Carlos Enrigue y Alfonso Mario Medina. Ocasionalmente llegaban de
México Octavio G. Barreda y los hermanos Edmundo y Quintila Báez. Arreola calificaba al
grupo como “pequeño, pero muy selecto”.415 Si bien estas tertulias ya se realizaban antes de
la llegada de Juan José Arreola, sería hasta que éste se integrara que comenzaron a
presentarse una serie de cambios, como la transición a los cafés. El grupo se desplazaría416

412
Arreola, El último juglar, 228.
413
Alatorre, “Presentación”, 229.
414
Antonio Alatorre, “Perfil: Juan José Arreola”, Letras Libres, Octubre de 1999, 86.
415
Arreola, El último juglar, 179-180.
416
A pesar de este cambio, varios se seguían reuniendo en la casa de las hermanas Díaz de León, entre los que
se encontraba Carlos Enrigue, Alfonso Mario Medina y ocasionalmente Juan José Arreola.

- 140 -
a las mesas de los cafés “Apolo” y “Nápoles”, en donde se integrarían más personajes.417
Los encuentros en los cafés, según menciona Camilo Monje “pueden tener distintas
motivaciones. Algunos individuos acuden para matar el tiempo, otros para contemplar a las
bellas y jóvenes coperas. La mayoría, sin embargo, visita el café con el ánimo de reunirse
con sus pares (…)”.418 El ánimo de reunión es el principal motivo por el cual se congregaba
este grupo en dichos lugares.
Las tertulias en la farmacia y las reuniones cotidianas en los cafés resultaban una
práctica cotidiana para diversos miembros del grupo, ya que se juntaban a diario en un
horario definido. Ese era el caso de Arturo Rivas Sainz, Adalberto Navarro Sánchez y José
Ríos Acal, quienes día con día acudían al “Nápoles” puntualmente a las tres de la tarde a
tomarse un café y conversar. Estas conversaciones versaban sobre temas variados; la
literatura en sus diversas expresiones ideales y materiales jugaba un papel preponderante.419
En este tipo de encuentros es donde el grupo coincide por primera vez con Juan
Rulfo, invitado por Arreola. Me tomaré un momento para narrar y explicar un tanto los
hechos ya que me parece significativo dicho acontecimiento. Ante la solicitud de Arreola,
Rulfo asiste junto a él al café “Nápoles”, donde ya se encontraban Rivas Sainz, Navarro
Sánchez y Joaquín Ríos; al poco tiempo llegan Ríos Acal y Enrigue Villaseñor. Arreola no
era muy asiduo a las reuniones, aunque frecuentaba a los contertulios muy frecuentemente.
Arreola presenta a Rulfo frente al grupo, ante lo cual Rulfo se mantiene en silencio.
Mientras Arreola toma la palabra y empieza a conversar con los diversos miembros del
grupo, a Navarro Sánchez adquiere la impresión que Rulfo es una persona que se esmera en
su arreglo personal, idea que también compartiría Rivas Sainz. Ante los cuestionamientos
que le realizaban los diversos asistentes de la reunión, Rulfo se limitaba a emitir limitadas
palabras o a simplemente asentir con la cabeza. Al poco tiempo de haber llegado, Rulfo y
Arreola se retiraron de la reunión tal como llegaron, juntos. A los dos días Rulfo volvió

417
Como afirmaba al principio del capítulo, no existe con certeza la cantidad de personas quienes integraban
las reuniones que se celebraban en los cafés, por el momento he logrado determinar que además de los
miembros de la generación (Rivas Sainz, Arreola, Navarro Sánchez, Alatorre, Rulfo y de Alba) había otros
como Joaquín Ríos o Ramón Luquín quienes también formaban parte de los cotidianos en dichas reuniones.
Quienes frecuentaban las reuniones cuando se encontraban en la ciudad eran Alí Chumacero, Octavio G.
Barreda y Lupe Marín. Alatorre, “Presentación”, 223.
418
Camilo Andrés Monje Pulido, Los cafés de Bogotá (1948-1968) Historia de una sociabilidad (Bogotá:
Universidad de Rosario., 2011), 119.
419
“Juan Rulfo entre silencios: entrevista con Adalberto Navarro Sánchez”, El Informador, 16 de febrero de
1986, Sección Cultural, 4-5.

- 141 -
solo al café a reunirse con los tertulianos. A partir de ese momento él frecuentaría dicho
círculo.420
Esos encuentros cotidianos, en donde se conversaba y se intercambiaban puntos de
vista eran de gran importancia para el ocio y para el desarrollo de vínculos entre las
personas, sobre todo si el círculo resultaba nuevo y atrayente. Tal como afirma Sandra
Gayol:

Ellos se encuentran, toman la copa, se prometen un nuevo encuentro (…).


Estos breves momentos de interacción son una de las manifestaciones de la vida
urbana. El crecimiento urbano hacia posible que la gente se viera, se acerque, “entable
conversación” y ofrezca amistad entusiastamente (…). Por medio de estos contactos
muchos recién venidos empezaron a crear lazos y a poner en marcha una red social.421

Estos lugares no fueron solamente escenarios donde se realizaron las reuniones, sino
que también sirvieron para otras prácticas por parte de los miembros del grupo. Por ejemplo
Juan Rulfo conocería a la que sería su esposa, Clara Aparicio, en el café “Nápoles”
mientras ella disfrutaba de un plato de pozole.422 Rulfo se sentiría atraído por la
personalidad de Aparicio, razón por la cual la seguiría frecuentando hasta que se convertiría
en su novia. Otro escenario común se desarrolló en la Farmacia “Rex” entre Juan José
Arreola y Guadalupe Díaz de León, quien servía de confidente para Arreola en diversas
situaciones. Dicha relación tuvo como origen las tertulias literarias que se celebraban en la
nevería propiedad de los hermanos Báez en la Ciudad de México, a las cuales asistían
Arreola y las hermanas Díaz de León cuando se encontraban en la capital. La relación se
fortaleció una vez que Arreola se asentó en Guadalajara en 1942, sirviendo Guadalupe Díaz
de León como amiga y confidente de los problemas de Arreola.423 Uno de esos momentos
se produjo cuando Juan José terminó con la que sería su esposa, Sara Sánchez. Ante esta
situación, Guadalupe Díaz de León funcionó como paño de lágrimas y factor para seguir
adelante.424 Esto contrasta con la declaración de Sara Sánchez, que menciona que la

420
“Juan Rulfo entre silencios: entrevista con Adalberto Navarro Sánchez”. El Informador, Domingo 16 de
febrero de 1986, Sección Cultural, 4-5.
421
Gayol a través de Monje Pulido, Los cafés de Bogotá (1948-1968), 177.
422
Carta de Juan Rulfo a Clara Aparicio fechada el 19 de abril de 1947. Juan Rulfo, Cartas a Clara (México:
Editorial RM/Fundación Juan Rulfo, 2012), 74-76.
423
Arreola, “De memoria y olvido”, 12.
424
Arreola, El último juglar, 173-174.

- 142 -
Farmacia “Rex” era el lugar al cual mandaba las cartas que iban dirigidas a Arreola, una
muestra de la confianza que existía y del tiempo que pasaba ahí el escritor.425
Además de las funciones de ocio y sentimentales, estos lugares guardaban una
amplia polivalencia, por lo que también fungieron como lugares para albergar prácticas que
denomino de formación y docencia interna.

III.2.3. Prácticas de formación (política y cultural) y docencia interna


Las prácticas de formación y docencia interna son aquellas en donde el intercambio
y discusión de información diversa proporcionan nuevo conocimiento para quienes
participan en dichas prácticas; con ello continúan de manera informal su formación
profesional o personal. Este conocimiento a la vez que es generado al interior del círculo
participante, proporciona la oportunidad para aquel sujeto que detenta información
relevante de compartirla y de obtener un “estrado” en el cual toma el papel de docente y
contribuye a las dinámicas de discusión y conversaciones al interior del grupo.
En el caso del círculo de las revistas, fueron varias las prácticas y lugares en donde
se realizaron este tipo de prácticas, contribuyendo tanto a lo que más adelante explicaré
respecto a la estratificación y posicionamiento al interior del grupo como a la creación de
vínculos socio-afectivos entre algunos de los miembros de la agrupación. También hay que
tener en cuenta la polivalencia de los lugares, pues en sitios donde se realizaban prácticas
de ocio también tuvieron lugar prácticas de formación.
Como mencionaba en el apartado anterior, los cafés son algunos de esos espacios
polivalentes. A causa del flujo de la conversación, además de situarse en un lugar abierto al
público, el café “es el lugar ideal para ver y ser visto, pero, aún más importante en el caso
de un café literario, para oír y ser escuchado. Es en esta alteridad esencial de la palabra que
se construyen las conversaciones de café”.426 Las reuniones en la Farmacia “Rex” tienen un
tinte similar, pues son un espacio polivalente, con la particularidad de ser un espacio
privado.
Entre las pláticas y discusiones siempre hay alguien que cuenta con mejores
argumentos debido a su preparación, en el caso de este grupo Arturo Rivas Sainz era quien

425
Entrevista a Sara Sánchez, Arreola, Cartas a Clara, 69.
426
Monje Pulido, Los cafés de Bogotá (1948-1968), 132.

- 143 -
detentaba ese rol. Su preparación le había otorgado esa posibilidad. Juan José Arreola lo
califica de la siguiente manera: “Entre todos los gambusinos feroces sólo Arturo Rivas
Sainz, laborioso y paciente, descubría y compraba poco a poco libros capitales y de veras
los leía. Después nos iba dando también poco a poco y conserva dulzura los frutos de sus
nuevos amores y de sus nuevos conocimientos”.427 Este rol de encabezar las reuniones es
un fenómeno recurrente en este tipo de situaciones en donde la persona juega, “como si
fuera un maestro o un padre intelectual, que instruye a sus alumnos o a sus condiscípulos,
trasmitiéndoles su sabiduría.” Es por ello que las tertulias y los cafés son lugares “de
aprendizaje en donde se reúnen los alumnos, como poetas o estudiantes jóvenes recién
llegados a la capital, con los “verdaderos” maestros (…)”428 En esta diversidad de prácticas,
el café “se erige como un lugar de búsqueda y de encuentros. Búsqueda de trabajos o de
información literaria o artística, por un lado, y sitio de encuentro entre intelectuales, por
otro; un lugar de paso, además, de reconocimientos, de descubrimientos, de intercambio de
lecturas y de textos (…)”.429
Los cafés también sirvieron de enlace con otro espacio del que se alimentaban las
tertulias: las librerías de Guadalajara. Adalberto Navarro Sánchez comentaba: “Nuestras
conversaciones giraban en torno a las novedades que llegaban a la librería Font. En esos
años esta librería surtía bastantes libros y estaba muy actualizada”. 430 A partir de estas
declaraciones es posible entender la importancia que tenían estos negocios para su mundo.
Las librerías procuraban libros que resultaban vitales para estar en contacto con la cultura
de la cual se querían sentir parte al igual que los libros otorgaban las herramientas tanto
teóricas como narrativas con las cuales estos escritores, quienes en su mayoría eran de edad
joven, podían continuar su preparación literaria de manera informal; esto debido a la
inexistencia de una facultad filosofía y letras que les pudiera dar una preparación más
sólida en la materia. Es por ello que las librerías resultan lugares complementarios para
entender las prácticas de formación.
Eran constantes las visitas a las librerías, tanto de libros nuevos como de segunda
mano, en donde revisaban de manera ferviente los aparadores, libreros y estantes en

427
Arreola, “De memoria y olvido”, 11.
428
Monje Pulido, Los cafés de Bogotá (1948-1968), 130.
429
Monje Pulido, Los cafés de Bogotá (1948-1968), 132.
430
“Juan Rulfo entre silencios: entrevista con Adalberto Navarro Sánchez”. El Informador, Domingo 16 de
febrero de 1986, Sección Cultural, 4.

- 144 -
búsqueda de aquel libro que les complementara de momento.431 Era un espacio al cual se
acudía en grupo con el objetivo de que las recomendaciones fluyeran para complementar
sus conocimientos literarios. Alatorre refiere que junto a Juan José Arreola “espiábamos el
momento en que llegarían por fin a la librería modestísima de Fortino Jaime ciertos tesoros
largamente esperados, como el Ulises de Joyce (conocíamos, por supuesto, El artista
adolescente), o como el libro de Amado Alonso sobre Poesía y estilo de Pablo Neruda
(…)”.432
A pesar de que era un lugar para buscar libros, los “juegos” y las rivalidades en
cierta manera se hacían presentes durante las estancias en las librerías. Navarro Sánchez
recuerda al respecto lo siguiente:

Siempre que íbamos a la librería comprábamos algún libro. Y cuando no


teníamos dinero los escondíamos. Era un juego secreto en el que participábamos
Arreola, Rivas Sáinz (Sic) y yo. En una ocasión Arturo escondió un libro. Yo me di
cuenta. “Cállese, me dijo, éste me interesa y a usted no le sirve para nada”. Y,
efectivamente, a mí no me interesaba ese libro en ese entonces porque era un libro en
el cual se relacionaban las primicias del latín con las primicias del español. Pero donde
que Arreola lo descubrió y le ganó con el libro. Posteriormente, Arturo le pagaría con
la misma moneda.433

Resulta interesante cómo de nuevo es visible la aparición de las prácticas de ocio


junto a las prácticas de formación. Pero a su vez también resulta curioso como las
rivalidades por el conocimiento afloraran de igual manera.
La docencia no solo se dio de manera grupal, sino que era una actividad que se
realizó en forma personalizada, a manera de maestro-alumno. En este caso, la casa de Juan
José Arreola fue el escenario para tal práctica. Arreola tomó a Antonio Alatorre como su
pupilo después de haberlo conocido y la mayoría de las actividades tenían lugar en la casa
en donde habitaba Arreola junto a su esposa Sara y su hija recién nacida Claudia. Sara
Sánchez recuerda a Alatorre de la siguiente manera: “Antonio Alatorre era íntimo amigo de

431
“La Librería Font, superpoblada y flamante, era el escaparate cotidiano de la pesca milagrosa; ella y el
deposito aluvional de medio uso inexplicable y giratorio de don Fortino Jaime fueron los polos, las masas
continentales que encerraban todo el archipiélago de grandes y pequeños establecimientos donde llegamos a
comprar por veinticinco centavos ejemplares intonsos de la revista de Occidente.” Arreola, “De memoria y
olvido”, 11.
432
Alatorre, “Presentación”, 228.
433
“Juan Rulfo entre silencios: entrevista con Adalberto Navarro Sánchez”. El Informador, 16 de febrero de
1986, Sección Cultural, 4.

- 145 -
nosotros, se la pasaba en la casa, acababa de salir nada menos del seminario porque era
jesuita y se la pasaban hablando de literatura. Tu abuelo fue literato así en una forma…
siempre estaba con un libro”. 434 Estas estancias de Alatorre en la casa de Arreola sirvieron
para fomentar lo que más adelante explicaré respecto a la formación de vínculos socio-
afectivos.
Pero la formación no se restringía a las cuestiones literarias ni la docencia se
limitaba al interior del grupo, sino que en ocasiones la formación se vinculaba a ideales
políticos y se extendía al público en general. Estas situaciones se presentaron en la Casa de
la Democracia Española. En este espacio fundado por partidarios de la República Española
Arreola dio su primera conferencia a iniciativa de Arturo Rivas Sainz,435 simpatizante del
movimiento. Hablaron sobre la generación del 89, de la cual se desprenden personajes
como Ortega y Gasset o Miguel de Unamuno, con el propósito era acercar la realidad
española a la población para que tomara conciencia de la situación que estaban viviendo los
republicanos españoles, quienes vivían en el exilio o se encontraban al interior del régimen
franquista. Incluso las actividades que se realizaban en la Casa de la Democracia llegarían a
ser anunciadas en la revista Eos.436
Todas estas prácticas llevaban dinámicas diferentes de acuerdo al espacio en el que
se desarrollaban o la naturaleza a la que respondían, pero ninguna se mostró ajena al
fenómeno de lo público y lo privado, mismo que analizaremos a continuación.

III.2.4. Prácticas públicas y privadas


Como vimos, las prácticas de sociabilidad están relacionadas en diversos niveles
con los lugares en los cuales se llevan a cabo, impregnándoles múltiples significados,
maneras de desarrollarse y resultados; uno de esos niveles es la manera en que la práctica se
relaciona con la sociedad que es ajena (en cierta manera) a lo que sucede al interior de las
prácticas de un grupo determinado. En este sentido no es lo mismo que la sociabilidad se
lleve a cabo en un espacio completamente privado (como lo puede ser una mansión) a
como se desarrolla en un espacio público (una plaza o un café). Las maneras en que lo
público y lo privado se manifiestan juegan un rol importante a la hora de analizar las

434
Entrevista a Sara Sánchez. Arreola, Cartas a Clara, 159.
435
Arreola, “De memoria y olvido”, 10.
436
Eos, Revista Jalisciense de Literatura, julio de 1943, 49.

- 146 -
prácticas de sociabilidad. A su vez esta división no resulta tan absoluta, ya que la misma
polivalencia de las prácticas hace que los límites entre lo público y privado no sean del todo
claros y trasciendan las fronteras entre ambos. Esto conforma parte del cambio registrado
en las prácticas de sociabilidad.
Maurice Agulhon en su libro El Círculo Burgués. La sociabilidad en Francia, 1810-
1840, da una muestra de cómo se han registrado los cambios en las formas de sociabilidad
respecto a las mutaciones de las etapas históricas; su estudio se centró en las formas y
prácticas de sociabilidad en la transición entre el antiguo régimen y el advenimiento de la
sociedad moderna. Agulhon proyecta cómo los cambios en las formas de reunión de las
clases acomodadas francesas de principios del siglo XIX iban de acuerdo con la transición
entre una sociedad del antiguo régimen, en donde las prácticas aristocráticas de los salones
eran los puntos de reunión neurálgicos de dichas sociedad, a una sociedad democrática,
moderna y republicana, con prácticas de carácter burgués, como las reuniones en los clubes
y cafés, que desplazan a las formas de sociabilidad cortesanas. En este sentido da a
entender que una de las características de la transición en las formas de sociabilidad es el
pasar de prácticas rígidas estandarizadas a través de cuerpos sociales normados a dinámicas
totalmente libres y voluntarias;437 así, la exposición pública y la igualdad entre pares es una
forma de democratización de las prácticas de sociabilidad. Es durante el siglo XX que estas
divisiones entre lo público y privado se van relacionando con un paulatino proceso de
democratización social, aunque en el entendido de que dicho proceso no se vivió en la
misma forma en los diversos estratos sociales.438
La propuesta de Agulhon, sobre las relaciones que hay entre el surgimiento y
fortalecimiento de una sociedad (o grupos sociales) “moderna” respecto a los lugares en
donde se reúnen y las prácticas que desarrollan y simbolizan, ha sido aplicada al caso de los
círculos intelectuales en Latinoamérica por estudios como el realizado por Gabriela
Espinosa, quien ve a los cafés y los talleres literarios mexicanos como espacios de la
modernidad intelectual en la tercera década del siglo XX;439 o la investigación realizada por
Brigitte Köning sobre los cafés de Bogotá a inicios del siglo XX y su conversión en un sitio

437
Agulhon, El círculo burgués, 51-52.
438
Antoine Prost, “Fronteras y espacios de lo privado,” en Historia de la vida privada, T. V. De la primera
Guerra mundial a nuestros días. Dirs. Philippe Ariès, y Georges Duby (Madrid: Taurus, 1993), 17.
439
Véase Mariel Espinosa, “Lugares de encuentro”.

- 147 -
simbólico para las vanguardias literarias que llegaron durante esa época a la capital
Colombiana.440 En estas propuestas se observa cómo además de ser espacios de
“modernidad” y “vanguardia”, las prácticas explícitas de escritores y artistas dentro de
espacios públicos se hacen con el afán de adquirir notoriedad dentro de la sociedad, a partir
de sus reuniones en espacios públicos en los que montan una “teatralidad” con el fin de ser
percibidos.
Para el caso de las reuniones realizadas en la casa de las hermanas Díaz de León es
posible encontrar un sitio con características privadas que adquiere cierta exhibición
pública. La casa propiedad de las hermanas Xóchitl y Guadalupe Díaz de León, localizada
en la parte superior de la farmacia “Rex”, era el sitio donde se reunían diversos productores
en una tertulia literaria y donde nacería la revista Eos. Este lugar, que por naturaleza
resultaría de carácter privado, ya que en él habitaban personas, propiciaba en cierto sentido
una exhibición pública, como lo mostraré a continuación. Si bien las dinámicas de
sociabilidad del lugar eran de núcleo cerrado, debido a que solamente se podía acceder a las
reuniones siendo invitado por alguno de sus integrantes, pues, como describió Juan José
Arreola dichas tertulias eran “pequeñas y exclusivas”, también los encuentros eran dados a
conocer al público por medio de anuncios en las páginas de la revista Eos.441 En las notas se
comentaban las reuniones “Rex”, mostrando los autores y temáticas que se desarrollaban
con el objetivo de darse a conocer y adquirir notoriedad dentro del sector cultural tapatío.
En la transición entre las reuniones “Rex” y las de los cafés “Apolo” y “Nápoles” se
dieron algunos cambios respecto a la forma en que se desarrollaban las prácticas del campo
literario tapatío, pues la realización de tertulias literarias era algo común en espacios de
carácter privado como casas o clubes privados. Estos productores culturales retomaron en
cierto sentido lo que promovió el grupo de la revista Bandera de Provincias con la
realización del “pollo de Bandera de Provincias” con juntas en espacios públicos, a lo que
se sumaban experiencias como las de Juan José Arreola, en las reuniones dentro de la
nevería de los hermanos Báez durante su estancia en la Ciudad de México, o el constante
contacto de Arturo Rivas Sainz con escritores como Octavio G. Barreda u otros
colaboradores de Letras de México.

440
Véase Brigitte König, “El café literario en Colombia: símbolo de la vanguardia en el siglo XX”, Procesos
Históricos: revista de historia, arte y ciencias sociales 2 (Segunda mitad 2002).
441
Eos, Revista Jalisciense de Literatura, julio de 1943, 49.

- 148 -
La migración de un sitio privado a uno en esencia público cambia la forma en que
se desenvuelven los actores con relación a su espacio. Mariel Espinosa califica esta
“migración” del “espacio nido” a la “red pública” como una forma de convivir con lo
nuevo que llegaba a las ciudades, buscando horizontes provistos por las vanguardias
artísticas.442 Además de proveer el lugar para estar en contacto con las novedades artísticas
por medio de las discusiones “abiertas” entre los contertulios del café, según Monje Pulido,
dicho sitio “es el lugar ideal para ver y ser visto, pero, aún más importante en el caso de un
café literario, para oír y ser escuchado (…) un lugar escogido por los jóvenes intelectuales
para darse a conocer, y en donde viejos escritores los premian con trabajos o publicaciones
o los aniquilan con críticas feroces”.443 Tal exhibición pública, además de propiciar
elementos para adquirir relevancia y reconocimiento social, era una forma de legitimación
frente a otros grupos, pues el mostrarse en sitios públicos realizando actividades
relacionadas con la literatura exponía el ejercicio de una identidad, madurada a partir de
prácticas sociales y gustos culturales, la cual se reforzaba con la apropiación de un espacio
de carácter abierto y público, donde desarrollasen dichas actividades diferenciándolos de
otros sectores.
La distinción entre sectores provocaba que las dinámicas de sociabilidad, a pesar de
ejecutarse en un sitio público, adquirieran en ocasiones tintes privados. En el caso de los
cafés es notable, según la descripción que ofrece Aurelio Cortés Díaz respecto al café
Apolo y Nápoles, con la existencia de diversas Peñas cerradas donde se reunían grupos de
personas dependiendo su perfil profesional o sus intereses, ya fueran políticos, económicos
o culturales.444 Una de esas Peñas era la tertulia que efectuaban el grupo de las revistas.
Esta situación contrasta con la propuesta de Agulhon respecto a la democratización de los
espacios y la igualdad, ya que los cafés son “un lugar igualitario, podríamos decir, pero sin
olvidarnos de la exclusividad de las mesas y restricciones impuestas por las autoridades en
lo que tiene que ver con la diversidad de la clientela. Se trata de una suerte de igualitarismo,
en otras palabras, con algún grado de ambigüedad. Los cafés, en efecto, se mueven
constantemente entre las jerarquías y la aparente democracia entre sus miembros”. 445 La

442
Mariel Espinosa, “Lugares de encuentro”,103.
443
Monje Pulido, Los cafés de Bogotá (1948-1968), 132-133.
444
Cortés Díaz, Semblanzas tapatías, 89-92.
445
Monje Pulido, Los cafés de Bogotá (1948-1968), 133.

- 149 -
existencia de jerarquías entre los miembros del círculo da a entender que las prácticas
resultaban ambiguas, pero ¿en qué se basaban dichas jerarquías? La jerarquía que existía al
interior del grupo y cómo la existencia de vínculos socio afectivos ayudó a fortalecer dicho
escalafón es de lo que hablaré a continuación.

III.2.5. Escalafones y vínculos socio afectivos


La conformación de posicionamientos y escalas de prestigio al interior de un grupo
de escritores o artistas puede deberse a diversos factores: la experiencia y el reconocimiento
adquirido frente a un público consumidor, la técnica y las ideas por las cuales puede
resultar admirado o la conformación de un bagaje de conocimientos suficientes con los que
pueda ser considerado “maestro” y adquirir una resonancia dentro del círculo. Pero además
de estos factores la conformación de escalafones se debe a la existencia de vínculos socio-
afectivos, en donde la escala maestro-discípulo tiene un rol de importancia.
Cuando Juan José Arreola llegó por primera vez a las reuniones celebradas en la
casa de las hermanas Díaz de León y conoció a Arturo Rivas Sainz, se volvió un habitual de
las tertulias. Quedó impresionado por la personalidad de Rivas Sainz, que lo empezó a
considerar como su maestro:

Aprendí a escucharlo, me ingenié a comprenderlo, cuando me prestó libros


cuidadosa, precisamente subrayados en rojo. Líneas y entrelíneas rectísimas. Así era su
pensamiento y su reflexión de lector. Arturo Rivas, después de don Alfredo Velasco, y
antes de Jorge Luis Borges, son las tres personas que mejor me enseñaron a leer en voz
baja, después de mis superficiales y altas pretensiones de declamador pueblerino.446

Este proceso de enseñanza llevó a Arreola a que pretendiera que Rivas Sainz
evaluara su trabajo como escritor, lo que desembocó en la iniciativa de Rivas Sainz de
realizar una revista, que sería Eos: “Naturalmente quise tener un lector como Arturo y le
llevé mi primer cuento formal: “Hizo el bien mientras vivió.”(…) Poco después dijo:
“Usted y yo vamos a publicar una revista”.”447 Esta asociación entre Arturo Rivas Sainz y
Juan José Arreola llevó a conformar un vínculo de amistad que quedaría reflejado en cierta

446
Arreola, “De memoria y olvido”, 10.
447
Arreola, “De memoria y olvido”, 10.

- 150 -
medida en la revista Eos, además de que le permitió posicionar a Rivas Sainz como la
“cabeza magisterial” del grupo.
Este ubicación de Rivas Sainz como “maestro” frente al grupo se debía a ciertos
factores: primeramente era la persona con más edad al interior del grupo,448 lo que le
permitía poseer un mayor arsenal de conocimientos;449 durante esa época ya había
publicado diversos libros sobre estudios literarios y teoría de la literatura, lo cual le
permitía gozar de un cierto respaldo y estatus dentro del campo literario tapatío y nacional;
también había dirigido y publicado en varias revistas culturales, tanto locales como
nacionales, lo que le daba reconocimiento en otros grupos literarios. Estas consideraciones
llevaron a Alatorre a equipararlo al nivel de Octavio Barreda, director de revistas como
Letras de México o El Hijo Prodigo: “era en Guadalajara el hombre de experiencia literaria
más completa, más rica, mejor asentada: un verdadero profesional, muy metido en los finos
vericuetos de la teoría. El día que nos visitó Barreda, comprendí que el único interlocutor a
su altura era él”.450
El mismo fenómeno de maestro-discípulo se suscitó entre Juan José Arreola, ahora
en el papel de maestro, y Antonio Alatorre, quien había egresado recientemente del
seminario y se encontraba en una crisis de vocación. Al conocer a Arreola por intervención
de Alfonso de Alba, Alatorre quedó sujeto a Arreola, pues lo llevó a familiarizarse con
situaciones que ignoraba o a replantear su visión del mundo, pues para él, Arreola “en una
palabra, me abrió los ojos. Él me saco de Egipto”.451 Esto se debe a que la educación que
había adquirido en el seminario estaba muy relacionada con una visión tradicionalista y
religiosa del mundo, donde autores como Alfonso Junco o Hugo Wast e ideales como el
fascismo y el nazismo eran lo “correcto” para este mundo terrenal. Arreola fue quien
modificó estas ideas en Alatorre, acercándolo a autores tan diversos como Papini y Claudel
a otros como Baudelaire o Prost, y políticamente a la simpatía por la República Española y
a otras ideas de vigente corte social.452 Este vínculo entre Arreola y Alatorre sería muy

448
Nacido en Arandas, Jalisco en 1905, durante la época de 1943 a 1945 su edad rondaba los 37-39 años.
449
“Entre todos los gambusinos feroces sólo Arturo Rivas Sáinz, laborioso y paciente, descubría y compraba
poco a poco libros capitales y de veras los leía”. Arreola, “De memoria y olvido”, 11.
450
Alatorre, “Presentación”, 223-224.
451
Alatorre, “Perfil: Juan José Arreola”, 89.
452
Alatorre, “Presentación”, 220-221. Alatorre, “Perfil: Juan José Arreola”, 89.

- 151 -
importante para los dos, llegando a emprender una amistad que se postergaría hasta la
vejez, y que en parte fue responsable del origen de la revista Pan.
Ahora bien, el escalafón al interior del grupo en ocasiones era imaginado, pues
constaba más de una situación representativa o simbólica que un hecho. Es el caso de lo
que sentía Arreola frente a Alatorre y Rulfo respecto a su posicionamiento y su prestigio
durante esa época. Arreola recuerda: “(…) cuando los encuentro (A Rulfo y Alatorre) les
llevo una ventaja temporal de que ya publiqué en 43 y nada menos que en “Letras de
México” (…) Yo llevo una ventaja de publicación, digamos, ya de cierta nombradía,
porque en Guadalajara, y más que en Guadalajara, en México, se publicaron notas sobre
mis cuentos de Antonio Acevedo Escobedo y de José Luis Martínez (…)”. 453 Es notable
cómo las pretensiones de reconocimiento al interior del campo literario con base en las
publicaciones realizadas en alguna revista literaria pueden traducirse en un posicionamiento
tanto en el escalafón literario nacional o local como al interior del grupo.
La formación de estos vínculos y de estos escalafones, como vimos, se debió por
varios factores, siendo uno de ellos los conocimientos exhibidos (ya sea respecto de
literatura o de cuestiones políticas) durante las prácticas de sociabilidad. Estos aspectos son
el contenido de la sociabilidad, mismo que analizaré a continuación.

III.3. El Contenido: temáticas y circuitos


Siguiendo la propuesta realizada por Georg Simmel respecto a la sociabilidad y los
aspectos que la conforman, el contenido juega un papel relevante en el entramado de las
prácticas y en el planteamiento de la forma. El contenido es aquello que da materia temática
a la forma, lo que propicia el contacto y la interacción entre los participantes de la
sociabilidad. A la vez este contenido es resignificado, imaginado y simbolizado por los
participantes de la sociabilidad, lo que da pie para su apropiación.
Para el intercambio del contenido en las prácticas de sociabilidad es esencial el
proceso comunicativo en sus diversas modalidades, ya sea a través del lenguaje oral, de
señas, audiovisual, escrito, o cualquier otra de sus manifestaciones. En este intercambio de
información mutuo, el emisor y el receptor están en un constante proceso de significación y
resignificación de la información obtenida, propiciando el enriquecimiento y posterior

453
Leñero, ¿Te acuerdas de Rulfo, Juan José Arreola?, 120-121.

- 152 -
apropiación de la información intercambiada, aun cuando no se haya obtenido de una
fuente directa, como lo sería un libro, pues en el proceso de intercambio ya había sido
resignificada por el consumidor.
Como vimos en el apartado anterior, la formación de vínculos socio-afectivos está
relacionada con las asociaciones voluntarias que se establecen al interior de círculos
sociales, además de que las prácticas de sociabilidad propician la formación de tales nexos
mediante diversas dinámicas y formas de interacción. Pero, a su vez, en la creación de
vínculos socio-afectivos y en las prácticas de sociabilidad que ellos mismos propician
interviene de manera importante el contenido. Este contenido, en el caso de este círculo
literario, quedó plasmado en dos líneas temáticas: la literatura y la ideología política. Para
el caso de la literatura, se manifestó a través de una serie de escritores y estilos literarios
consumidos por los miembros del grupo, los cuales representarían una influencia para la
conformación de sus propios estilos. En el aspecto político, la simpatía con la causa de la
República Española fue una expresión enarbolada por diversos de sus miembros.
En el proceso de intercambio y propagación del contenido intervienen una serie de
interacciones y consumos que propician su enriquecimiento y ampliación. En ellos, la
circulación y el consumo de libros juegan un papel fundamental, pues al ser la literatura la
línea temática más fuerte del contenido, el libro es su principal respaldo material. Es por
eso que resulta necesario indagar de qué manera se estructuraba el circuito de circulación y
consumo de libros en Guadalajara y la relación que los miembros del grupo tenían con él,
sobre todo al considerar que el conflicto bélico de la Segunda Guerra Mundial alteró la
forma en que se distribuían y consumían libros durante la época. De la misma manera, las
recomendaciones realizadas entre los miembros del grupo sirvieron como elemento de
difusión del contenido.

III.3.1. Las asociaciones voluntarias y la creación de vínculos socio afectivos:


aportaciones al contenido
Como expuse en el apartado anterior, dentro del círculo de las revistas existía una
serie de asociaciones voluntarias que se formaron al calor de ciertas prácticas de
sociabilidad; a su vez estas prácticas de sociabilidad ayudaron a formar una serie de
vínculos socio afectivos que permitirían establecer las revistas como proyectos conjuntos.

- 153 -
Pero es necesario considerar que la formación de estas asociaciones y vínculos y el
desarrollo de las prácticas de sociabilidad llevaban en sí mismos una serie de contenidos
que se cimentaban en las afinidades literarias y políticas. Cada miembro del grupo de
productores aportó su propia visión y conocimiento, lo que contribuyó a fomentar la
creación de las asociaciones y los vínculos, aunque aclarando que esto no limitaba sus
conocimientos respecto a otro tipo de literatura o ideas.
En el caso de la perspectiva política, fueron Juan José Arreola y Arturo Rivas Sainz
los que ayudaron a fomentar una simpatía por las causas socialistas. En el caso de Arturo
Rivas Sainz su afinidad se remontaba a tiempo atrás, ya que había colaborado con la revista
Arte, cuyo contenido constantemente mostraba una fuerte simpatía socialista.454 A su vez él
fue quien acercó a Juan José Arreola a la Casa de la Democracia Española; y el mismo
Efraín González Luna lo admiraba, pero lamentaba que estuviera sufriendo “una
indigestión de las bellotas pretendidamente marxistas que produce en abundancia la
Universidad Socialista”.455 Juan José Arreola a su vez, como comentaba anteriormente, fue
el encargado de adentrar a Antonio Alatorre en la inclinación hacia la causa republicana,
pues salido del seminario concordaba con las ideas fascistas y franquistas.456
Posteriormente, cuando los dos trabajaron en el Fondo de Cultura Económica durante la
segunda mitad de la década de 1940, lo harían al lado de varios exiliados españoles, lo cual
fortalecería dicha afinidad.
En el aspecto literario, las pretensiones y aportes individuales fueron más diversos.
Cada uno de los productores tenía un gusto definido, que aportó a las pláticas y discusiones
de las reuniones. Juan Rulfo fue el caso del simpatizante por la literatura estadounidense,
aunque sus gustos no se limitaban a ella. Navarro Sánchez recuerda que Rulfo era quienes
los tenía al tanto de las novedades literarias americanas y que fue él introdujo a William
Faulkner a las reuniones del grupo.457 El mismo Rulfo confirma que en ese entonces leía
autores estadounidenses, pues en una carta a Clara Aparicio hace referencia a un poema de

454
Arte, Febrero-abril de 1936.
455
Carta de Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín del 8 de febrero de 1944. González Luna Corvera,
Una amistad sin sombras, 905-906.
456
Alatorre, “Perfil: Juan José Arreola”, 89.
457
“Juan Rulfo entre silencios: entrevista con Adalberto Navarro Sánchez”. El Informador, 16 de febrero de
1986, Sección Cultural, 4.

- 154 -
Walt Whitman.458A su vez Antonio Alatorre señala que fue Rulfo quien lo introdujo a la
novela estadounidense, con autores como John Dos Passos, de Willa Cather, de John
Steinbeck, de Hemingway,459 pero también recuerda que en su biblioteca personal había
autores como Herman Hesse, Dostoievski o Knut Hamsun.460
Alfonso de Alba fue un caso peculiar, ya que su visión de la literatura se remontaba
a lo considerado como “provinciano”, a una literatura de inspiración católica y en donde la
visión de la vida pacífica y emotiva de las pequeñas poblaciones alteñas era la visión de lo
idílico. Autores como Ramón López Velarde, Concha Urquizo, Alfredo R. Plasencia o
Francisco González León eran exponentes de esta corriente, y su capital cultural era Lagos
de Moreno. De Alba fue quien contribuyó con esta visión a las reuniones. Por ejemplo
recuerda Antonio Alatorre que De Alba le regalo un ejemplar de Campanas de la Tarde,
libro de poesía de Francisco González León.461 También De Alba fue quien ayudó a la
editorial Jus a conseguir los derechos de publicación de la obra de Francisco González
León,462 quien llevó a Antonio Alatorre a conocer a Francisco González León y el que
aportó los poemas del mismo autor o el considerado poema “inédito” de Ramón López
Velarde para su publicación en la revista Pan. A su vez dichas preferencias literarias
quedan manifiestas en lo que respecta a la página literaria de El Occidental cuando Alfonso
de Alba se hizo cargo de ella, pues llegaron a aparecer textos de autores internacionales
como Miguel de Unamuno, José Enrique Rodó, Giovanni Papini y Rubén Darío, entre otros
más; igualmente aparecieron textos de autores nacionales como Amado Nervo, Ángel del
Campo “Micros”, Alfonso Reyes y Julio Torri; pero también fueron muy recurrentes los
textos de autores identificados como “provincianos” o de la “provincia” mexicana, como
Francisco González León, José Rosas Moreno, Manuel Acuña, Rafael López y José G.
Montes de Oca.463 Con esto podemos observar que si bien sus gustos se reafirmaban en la
literatura “provinciana”, sus conocimientos y preferencias eran más extensos.

458
Carta de Juan Rulfo a Clara Aparicio del 10 de enero de 1945. Rulfo, Cartas a Clara, 29-30.
459
Alatorre, Estampas, 92-93.
460
Alatorre, “Miradas de la memoria”.
461
Alatorre, “Perfil: Juan José Arreola”, 86.
462
Carta de Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín del 27de septiembre de 1945. González Luna
Corvera, Una amistad sin sombras, 1239-1241.
463
Véase El Occidental en su sección “página de oro de la literatura” o “Artes y letras”, la cual apareció de
manera irregular entre 1943 y 1944, pero publicándose por lo general los domingos o lunes.

- 155 -
Antonio Alatorre, debido a sus conocimientos de idiomas, era quien facilitaba
traducciones o alguna aclaración en cuanto a terminología. Como anteriormente mencioné,
durante su estancia en el seminario aprendió a hablar latín, inglés, francés y algo de griego.
Es por ello que él tenía la ventaja de leer a los autores en su idioma original, sobre todo a
los autores franceses que Arreola le recomendaba. Así, él fue el encargado de realizar las
traducciones que se publicaron en la revista Pan.464
Arturo Rivas Sainz, además de ser el “padre intelectual” del grupo, junto a
Adalberto Navarro Sánchez resultaba un complemento en los aspectos teóricos y poéticos.
Rivas Sainz, como mencionaba anteriormente, era el hombre con mayor preparación y
conocimiento literario del grupo, cosa que propiciaba su aportación al respecto dentro de
las dinámicas del grupo. Este conocimiento queda demostrado en libros que había
publicado con anterioridad como El Concepto de la Zozobra o Prehodernia. Adalberto
Navarro Sánchez, por su parte, siempre fue especialista en la poesía, tanto en su teoría
como en la elaboración, además de que toda la obra que publicó en Pan es poesía.
Juan José Arreola era quien tenía una visión un tanto cosmopolita de la literatura,
aunque esto no le limitaba a consumir literatura nacional, ya que se relacionó durante su
etapa en la Ciudad de México con literatos como Rodolfo Usigli, José Luis Martínez y Alí
Chumacero, por lo tanto conocía la literatura mexicana contemporánea. Sus gustos
literarios quedaron plasmados en lo que transfirió a Antonio Alatorre durante esos años,
donde considera que: “Mi introductor a la lengua española (García Lorca, Neruda,
Gorostiza...) y a la francesa (Claudel, Cocteau, Duhamel...) fue Juan José Arreola”.465 Otros
autores que Arreola consumía eran Rimbaud, Baudelaire, Giovanni Papini y Marcel
Schowb.
Dicho carácter queda reforzado a partir de lo que publicó en la página literaria de El
Occidental mientras él fue su editor. Si bien como mencioné anteriormente Antonio
Alatorre señala que dicha sección era elaborada a base de “tijeras y engrudo” de recortes de
Revista de revistas, la selección fue realizada a partir de los gustos de Arreola. Durante la
etapa de Arreola aparecieron autores como Georges Duhamel, Baudelaire, José Ortega y
Gasset, Pablo Neruda, Henri Bergson, Rabindranath Tagore, Rainer Marie Rilke, Gustav

464
Alatorre, “Presentación”, 221, 228-229.
465
Alatorre, Estampas, 92-93.

- 156 -
Flaubert, Joseph Conrad , además de críticas a libros de Xavier Villaurrutia, Arturo Rivas
Sainz, José Revueltas, Rodolfo Usigli, etc.466
Pero ante todas estas perspectivas literarias e ideológicas es necesario considerar
cómo era que se hacían de ellas; el libro jugaba un papel predominante pero no el único. Es
por ello que resulta necesario analizar la manera en que circulaban dichas cuestiones.

III.3.2. Circuitos de oferta y consumo: libros y conocimientos


Después del proceso revolucionario, la industria librera mexicana era prácticamente
inexistente. Salvo empresas editoriales de gran magnitud emprendidas con el apoyo del
Estado mexicano, como el proyecto editorial de libros populares de José Vasconcelos
durante su gestión al frente de la Secretaría de Educación Pública, la mayor parte de la
industria editorial mexicana se limitaba a pequeños talleres e imprentas de reducida
escala.467 Ante esta situación la demanda interna se cubría con la importación de títulos
provenientes del extranjero, sobre todo de España (por la compatibilidad del idioma), de
Estados Unidos, de Francia y otros países europeos. Esta situación hacia que aquellos
autores hispanoamericanos que quisiera darse a conocer tenía que publicar en una editorial
extranjera, lo cual dificultaba dicha tarea.468 Editoriales como Espasa-Calpe, Gallimard,
Bourte, Gamier o Appleton eran las que distribuían libros en mayor cantidad en el mundo
latinoamericano. En los listados de novedades de la década aparecen constantemente
autores como del Valle Inclán, Oscar Wilde o referencias directas a ciudades como París o
a temáticas como el arte y la decoración española. A su vez referenciaban la constante
llegada de obras de autores franceses en francés.469
Durante la década de 1920, las editoriales argentinas y chilenas eran las que tenían
una mayor estabilidad y capacidad de distribución en toda Latinoamérica.470 Su producción
alcanzaba para satisfacer su demanda interna y poner a disposición productos para la

466
Véase El Occidental en su sección “página de oro de la literatura” o “Artes y letras”, la cual apareció de
manera irregular entre 1943 y 1944, pero publicándose por lo general los domingos o lunes.
467
En el caso de la empresa editorial de Vasconcelos, se tuvo que recurrir a las imprentas de diarios para
lograr solucionar las incapacidades técnicas que habían presentado pequeñas empresas para cubrir un
proyecto de tal magnitud.
468
Engracia Loyo, “La lectura en México. 1920-1940,” en Historia de la lectura en México (México: El
Colegio de México, 2010), 251.
469
Bandera de Provincias, segunda quincena de julio 1929, 4.
470
Loyo, “La lectura en México. 1920-1940”, 252.

- 157 -
exportación. Esta situación continuaría durante las décadas siguientes, sobre todo con la
industria argentina, que se vería fortalecida por el panorama mundial.
Con la llegada de la década de 1930 la situación sufriría diversos cambios. La
industria editorial mexicana se vería fortalecida con la aparición o fortalecimiento de una
serie de editoriales que renovarían el mercado mexicano; Porrúa, Fondo de Cultura
Económica o la posterior Casa de España en México servirían de base para el renacimiento
de esta industria en México. El fortalecimiento de las instituciones mexicanas y el
abaratamiento del papel también serían factores para esta revitalización. El contexto
mundial contribuyó a esta situación; con el ascenso del fascismo en Europa y la crisis
mundial devenida del crack económico de 1929, la industria editorial europea, sobre todo la
española, quedo afectada. Con el inicio de la Guerra Civil Española, la industria de la
península ibérica cesó por completo sus actividades. Estas situaciones detuvieron la
circulación de libros que venían del viejo continente para favorecer la industria editorial
latinoamericana, sobre todo la argentina y la mexicana. En el caso de México, diversos
exiliados españoles contribuirían al fortalecimiento de las nacientes editoriales mexicanas
con su experiencia y conocimientos. Además, algunas editoriales españolas, como Espasa-
Calpe471 encontrarían en Argentina un lugar para asentarse ante el conflicto ibérico. Esto
hizo que tanto la industria argentina como su catálogo editorial crecieran
exponencialmente. Editoriales como EDIAPSA o Atlante en el caso mexicano, o Losada y
del Molino en el caso argentino serían otros frutos de este incremento de la industria
latinoamericana.472
Ya en la década de 1940, concluida la guerra civil, la industria española empezó con
su actividad, aunque disminuida por todos los efectos del conflicto. La europea había
quedado detenida por la conflagración mundial, provocando que si se quería obtener algún
derecho de traducción o alguna obra en su idioma original era necesario recurrir a los
Estados Unidos y Canadá en busca de alguna editorial que tuviera los derechos de

471
Espasa-Calpe encontraría en Buenos Aires el lugar para expandir su industria en toda Latinoamérica, ya
que fundarían diversas agencias de distribución en diversas capitales latinoamericanas como la Ciudad de
México. Vía, Julio de 1936, 2. A su vez esta expansión serviría para conformar la colección de libros más
importante de la época, Austral, que hasta el día de hoy se sigue editando.
472
Loyo, “La lectura en México. 1920-1940”, 273-274.

- 158 -
publicación,473 o a las editoriales sudamericanas en búsqueda de alguna traducción. 474 Otra
opción era el mercado de segunda mano, en donde los miembros del círculo de las revistas
encontrarían un gran refugio.475 Aun así la industria mexicana del libro no contaba con un
gran instrumento de distribución, ya que en el país para esa época se calculaba la existencia
de solo 70 librerías, localizándose 8 en todo el territorio de Jalisco.476
Las opciones para proveerse de libros que tenían los miembros de las revistas, como
señalaba anteriormente, eran las librerías Font, El Árbol de Navidad o la librería de Carlos
Moya. Consideraban a la industria editorial nacional como deficiente, pues soñaban con
una industria como la argentina debido a que: “Las palabras Argentina y Buenos Aires
sonaban a plata y oro que llegaban desde lejos, sonando y resonando en prestigiosos
nombres editoriales: Espasa-Calpe y Losada, Sur, Sudamericana y Emecé (…)”.477 Como
vimos en el apartado anterior, los miembros del grupo consumían autores en gran mayoría
extranjeros, es por ello que sus principales vías de acceso a la “cultura universal” fueron
cortadas o limitadas por los conflictos europeos, y uno de sus únicos canales a ese mundo
era por medio de las editoriales sudamericanas o, en todo caso, estadounidenses.
Otras de las tácticas con las cuales trataron de cubrir estas limitaciones fueron la
circulación interna del libro o la búsqueda en la segunda mano para encontrar lo que ellos
consideraban como “joyas”. Ejemplares de Revista de Occidente a veinticinco centavos o
cualquier otro libro de interés eran producto de largas búsquedas entre los estantes de la
librería Font o la de Fortino Jaime.478 Del mismo modo, la circulación de libros entre los
miembros del grupo a manera de préstamo o regalo fue una estrategia para difusión del
conocimiento. Las recomendaciones de ciertos títulos o el deseo por leer a cierto autor eran
las consideraciones que hacían circular los libros a manera de préstamo, y el deseo de que
alguna persona en particular se familiarizara con cierta corriente o el simple gusto de

473
Carta de Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín del 13 de enero de 1943. Carta de Manuel Gómez
Morín a Efraín González Luna del 10 de febrero de 1944. González Luna Corvera, Una amistad sin sombras,
682. 908-910.
474
Carta de Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín del 23 de octubre de 1943. González Luna
Corvera, Una amistad sin sombras, 827.
475
Arreola, “De memoria y olvido”, 11.
476
Valentina Torres Septien, “La lectura. 1940-1960,” en Historia de la lectura en México (México: El
Colegio de México, 2010), 322.
477
Arreola, “De memoria y olvido”, 11.
478
Arreola, “De memoria y olvido”, 11.

- 159 -
otorgar algún presente eran las razones que se daban a manera de regalo.479 Juan Rulfo, por
ejemplo, fue introductor de Antonio Alatorre a la novela estadounidense por medio del
préstamo God ́s Little acre de Erskine Caldwel o novelas de William Faulkner, como
Santuario.480 Estas estrategias eran utilizadas por los integrantes del grupo principalmente
por dos razones: la primera por las carencias económicas que en ocasiones pudieron
atravesar y limitaban su poder adquisitivo; la segunda era un medio por el cual encaminar a
otros miembros por y hacia los gustos y conocimientos que dominaban.
Además de las formas de circulación es necesario considerar las maneras en que
leían y consumían a los autores o las obras a las cuales tenían acceso. La lectura a la vez
que era una actividad individual se convertía en una obra colectiva, pues a pesar de que la
acción de leer es una actividad solitaria, el compartir y discutir la lectura la convierte en
algo grupal. Por ejemplo Arreola señala que él y Arturo Rivas Sainz descubren al mismo
tiempo a Jorge Luis Borges, con la Historia Universal de la Infamia, ylo que le llevó a
señalar que junto a Antonio Alatorre, Adalberto Navarro Sánchez y Juan Rulfo
conformaron el primer círculo de lectores de Borges no solo en Guadalajara, sino que en
todo México.481 Esto resulta algo difícil de comprobar, pero lo que trato de resaltar es que
convierten la lectura en un suceso masivo, en algo que se intercambia y se vive.
Pero el devenir del contenido al interior del círculo no se limitaba solo al
intercambio de libros, de lecturas o la conversación y discusión entre ellos, ya que en
ocasiones era necesario conocer la fuente directa de donde provenían las obras que leían.
Fue el caso que se dio con Alfonso de Alba cuando llevó a Antonio Alatorre a conocer a
Francisco González León en la ciudad de Lagos. Lo conoció meses antes de su muerte, y
estuvieron platicando en su botica, lugar en donde laboraba y vivía.482

III.3.3. El contenido y las representaciones literarias y políticas


La manera en que los actores se conciben resulta un elemento fundamental y
sustancial para comprender el contenido de las prácticas de sociabilidad, pues a partir de

479
En la biblioteca personal de José Luis Martínez existen libros de la época en los que aparecen dedicatorias
escritas por Arturo Rivas Sainz, Adalberto Navarro Sánchez y Juan José Arreola, lo cual contribuye a reforzar
esta idea.
480
Alatorre, Estampas, 92-93.
481
Campos, “De viva voz”, 165-166.
482
Alatorre, “Presentación”, 237.

- 160 -
esta concepción representativa de sí mismos es posible comprender la adopción de algunas
prácticas y de ciertas ideas presentes en las sociabilidades del grupo así como el consumo
de ciertos productos que ayudaban a simbolizar sus prácticas e ideas. Estas
representaciones giran en torno a las temáticas políticas y literarias que consumían los
escritores y que ponían a discusión durante sus reuniones y actividades.
La concepción de la representación como un elemento clave para analizar y
comprender la simbolización y concepción del mundo de ciertos grupos y actores sociales
fue renovada por las propuestas realizadas por Roger Chartier en su artículo “El mundo
como representación”. En él, Chartier define a la representación como la manera en que se
auto conciben los actores, se califican, y a partir de ello es posible emprender una
clasificación y categorización social respecto a su propia construcción del mudo y su
relación con la realidad. En esta clasificación de la autoconcepción categorías de orden
social y económica no siempre juegan un rol determinante, haciendo que factores del orden
cultural como educación, generación, comprensión, etc., tomen un posicionamiento más
firme respecto a otro tipo de categorizaciones.483 A partir de estas concepciones es posible
comprender la creación de escalas de jerarquía y los juegos de poder entre los actores
sociales. Respondiendo a la propuesta de Chartier, la manera en que se concebían los
miembros de del grupo de las revistas resulta heterogénea, mostrando la diversidad
existente al interior del mismo y exhibiendo alguna de las aspiraciones que pretendían
dichos actores, tanto en el espectro político como en el literario.
El espectro político fue un elemento curioso en la persona de Juan José Arreola,
pues aunque él decía “no conozco de teorías”, menciona que eligió “una especie de
izquierda, sin tener entonces ni nunca conocimientos del marxismo”.484 Motivado por la
influencia de su padre, quien era simpatizante de la República Española, concibió para su
formación política las causas cercanas al socialismo, en especial la situación española, que
se convirtió para él “en una gran ilusión”.485 Estas convicciones ideológicas se nutrieron
durante su estancia en la Ciudad de México al final de la década de 1930, en donde estuvo
en contacto con simpatizantes y exiliados de la comunidad española y con literatos como

483
Roger Chartier, “El mundo como representación,” en El mundo como representación: estudios sobre
historia cultural (Barcelona: Gedisa, 2005), 56-60.
484
Del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola, 101-104.
485
Del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola, 104.

- 161 -
Nicolás Guillen, Fernando Wagner, León Felipe u otros actores simpatizantes de la causa
republicana como Carlos Chávez; todos ellos condujeron a Arreola a una singular acción
política, declamando poemas en asambleas de sindicatos o en otros foros relacionados con
el mundo del exilio en la Ciudad de México.486
Si bien la literatura de Arreola no muestra un contenido político evidente, él
concebía su idea política como “(…) mi socialismo. Un socialismo envuelto en un lirismo
político. (…)”.487 En esta frase queda resumida la concepción del actuar político para él,
donde la literatura no necesariamente debe ser política, pero puede ser una herramienta útil
para fines políticos y sociales, como lo sucedido con los poemas en la celebración de
diversas asambleas o con sus participaciones en las conferencias celebradas en la Casa de la
Democracia Española en Guadalajara durante 1943. A su vez, la palabra impresa también
podía ser un elemento con el cual contribuir a causas sociales, y muestra de ello son los
tímidos anuncios que se encuentran en la revista Eos.
Pero no toda la literatura tiene una carga ideológica de evidente simpatía política,
sino que hace referencia a otras circunstancias de carácter más simbólico. La perspectiva de
la situación geográfica en la que se encontraban (Guadalajara) no fue una limitante para
imaginar y representar ciertos aspectos como el consumo cultural y las posibilidades para
emprender un proyecto como la revista Pan. La pretensión del concepto provincia parece
que fue una preocupación plausible para los miembros del grupo, tratando de romper con él
la mayoría, mas no todos. Antonio Alatorre considera que si bien todos eran jaliscienses
“provincianos”, expone que “yo no percibo en Pan ningún sabor provinciano, ningún olor a
jarrito de Tlaquepaque”.488
Ante la presencia de obras de autores como Francisco González León o Ramón
López Velarde, asociados al movimiento literario mexicano de principios del siglo XX que
exaltaba la idea de la provincia mexicana como el rincón que define a México, Alatorre
trata de desmarcar a los miembros del grupo y a la revista de la etiqueta de provinciana,
pues considera que “El sabor y el perfume de “El Adiós” y de los poemitas de González
León le pertenecían ya a la poesía nacional. Eran poesía, ya no mero sentimiento. López
Velarde, recitado por Arreola, estaba en el mismo pie que Neruda o Baudelaire; estudiado

486
Del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola, 105-106.
487
Del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola, 104.
488
Alatorre, “Presentación”, 225.

- 162 -
por Rivas Sainz, estaba en el mismo pie que Leopoldo Lugones o Valéry”.489 En estas
declaraciones es visible que trataba de equiparar a las figuras literarias de provincia
(González León, Velarde) al nivel o a los alcances de literatos extranjeros como Valéry o
Baudelaire, mostrándoles como exponentes de una literatura de pretensiones universalistas,
contemporáneas, cuyo papel definitorio no se limitara al de una región mexicana, sino que
su sentido adquiriera una comprensión generalizada y universal.
Estas pretensiones de desmarcarse de lo provinciano y de las limitaciones que
implicaba dicha etiqueta dan sentido al afán de catalogarse como “cosmopolitas”. Alatorre
indica al respecto que: “Quienes escribíamos en Pan, incluyendo por supuesto a Rulfo,
teníamos un espíritu más bien cosmopolita”.490 Estas reivindicaciones “cosmopolitas”,
fortalecidas por el consumo de escritores y revistas extranjeras, de obras de teatro y cine
francés, su adopción de ciertas prácticas y su preocupación por aspectos políticos y sociales
del exterior (todos ellos promovidos por figuras como Arreola, Rivas Sainz o Rulfo)
ayudaron a crearse una imagen “universalista” de sí mismos. Pero no todos coincidían en
dicho calificativo.
La figura de Alfonso de Alba significa una ruptura respecto al perfil que se
pretendía en la imagen de “cosmopolitas” en la que querían encajar ciertos miembros del
grupo. De Alba, nacido en Lagos de Moreno, vivía la etiqueta de provincia al calce, pues
según Antonio Alatorre “Alfonso de Alba, amigo nuestro, (…) él sí que era –y declarada y
orgullosamente ha seguido siendo- escritor de provincia.”491 De Alba para ese entonces ya
había publicado algunos artículos con temática relacionada con autores de la corriente
provincialista,492 o cuando estaba encargado de la página literaria del diario El
Occidental,493 era común que publicara a autores de esta tendencia. Gran parte de la obra
(relatos, estudios, análisis, ediciones) que realizó a lo largo de su vida tuvo relación con

489
Alatorre, “Presentación”, 225.
490
Alatorre, “Presentación”, 226.
491
Alatorre, “Presentación”, 226.
492
Véase el artículo que publicó Alfonso de Alba a razón de la muerte de Francisco González León;
“González León, ermitaño de Lagos”, en La Nación, 31 de Marzo de 1945, 9.
493
Alfonso de Alba funcionó como editor de la página literaria de El Occidental durante el año de 1943 y
parte de 1944, antes de que Juan José Arreola tomara a cargo dicha sección del periódico. Dicha transición,
supongo, pudo darse a mediados de 1944, cuando el nombre de Arreola comenzó a aparecer en el encabezado
de dicha página. Es probable que también este haya sido el punto por el cual se conocieron Arreola y De Alba
y que a su vez funcionaria como punto de conexión entre Arreola y Alatorre. El Occidental, 28 de marzo de
1943, segunda sección, 2.

- 163 -
esta visión literaria o con la ciudad de Lagos de Moreno, ícono de la idealización de
provincia según esta perspectiva ideológica.
Ahora bien, Alatorre calificó a la revista Pan como una publicación con
pretensiones “cosmopolitas”, y trata de desmarcarla de las limitaciones de la “provincia”
respecto a la corta duración del proyecto, pues era común que revistas literarias de
Guadalajara (así como otras del interior del país) duraran solo algunos números y
desaparecieran de la escena cultural debido a problemas de distribución, de venta o de
recepción de colaboraciones. Ante esto Alatorre señala que “La pequeñez de nuestra revista
y lo breve de su existencia, dos rasgos tan característicos suyos, no reflejan la consabidas
“limitaciones” de la provincia, sino pura y simplemente las circunstancias en que, provincia
o no provincia, nos encontrábamos Arreola y yo en 1945”.494 Estas situaciones, así como
otras más relacionadas con las revistas Eos y Pan, serán abordadas y analizadas con mayor
amplitud en el siguiente capítulo.

III. 4 Conclusiones del capítulo


La coincidencia de los actores en diversos espacios culturales de la ciudad de
Guadalajara en la primera mitad de la década de 1940 permitió que se comenzara una serie
de prácticas de sociabilidad que ayudaron a la conformación de una serie de asociaciones
voluntarias y vínculos socio-afectivos que permitieron la articulación de las revistas Eos y
Pan. En la observación de las prácticas de sociabilidad son evidentes algunas dinámicas
que, de acuerdo a su naturaleza, fueron de gran trascendencia para el grupo, como el
intercambio de ideas a través de las charlas de café o la recomendación y el consumo de
ciertos autores por medio de la visita a las librerías o a la sala de cine o teatro. Estas
dinámicas también permiten ver cómo al interior del grupo se desarrollaron prácticas
asociadas al campo literario, aunque adaptándolas a su propia realidad, como la
continuación en cierto sentido de las tertulias literarias, la creación de una serie de
jerarquías relacionadas a la amplitud del bagaje literario y la adopción de ciertos miembros
de una relación maestro-discípulo.
A su vez, el desarrollo del contenido de las prácticas de sociabilidad en relación a
una aspiración mayoritariamente “cosmopolita”, pero sin desmarcarse totalmente del

494
Alatorre, “Presentación”, 226.

- 164 -
calificativo de “provincia”, permitieron dar sustancia y sustento para la creación de los
vínculos socio afectivos y las asociaciones voluntarias. El consumo de ciertos autores o de
ciertos productos relacionados con aquellas aspiraciones ideológicas estuvieron limitados
en cierta medida por las condiciones que atravesó el mundo durante aquella época (la
Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil Española); no obstante, el deseo de los
miembros del grupo por consumir tales componentes materiales los llevaron a recurrir a
una serie de estrategias para cumplir esos cometidos.
Estos elementos que permitieron el surgimiento y la posterior consolidación de los
lazos como grupo están latentes en las revistas que emprendió este conjunto de productores
culturales durante esta época, y que dan sustancia para analizar e interpretar como producto
social y colectivo a las revistas literarias Eos y Pan, las cuales analizaré a profundidad en el
siguiente capítulo.

- 165 -
Capítulo IV
Las revistas Eos y Pan: Convergencia de relaciones entre individuos y el
campo literario

Las revistas literarias Eos y Pan pueden ser interpretadas como el resultado de una serie de
inquietudes y necesidades propias de los productores culturales que les dieron vida, cuya
base de origen se encuentra en las relaciones sociales constituidas por ellos dentro del
campo literario de Guadalajara durante la década de 1940. En un primer término se puede
decir que las revistas son el efecto de las afinidades y los vínculos que se desarrollaron a
través de las prácticas de sociabilidad entre dichos escritores. Si bien las revistan contaban
con directores o editores definidos, como lo fueron Juan José Arreola, Arturo Rivas Sainz,
Antonio Alatorre y, de manera menos activa, Juan Rulfo o Adalberto Navarro Sánchez, su
contenido permite percibir algo más profundo respecto a la constitución de vínculos tanto al
interior del grupo productor como fuera de este. Por ello es posible considerarlas como un
documento de las relaciones entre productores culturales en el que se pueden rastrear las
afinidades y el contenido de las prácticas de sociabilidad desarrolladas por el grupo.
En un segundo aspecto es posible interpretar que dichas publicaciones representaron
(para los productores culturales) un medio con el cual hacerse de un renombre al interior de
las letras tapatías y mexicanas. Siendo la mayoría jóvenes interesados en las letras y las
bellas artes, los escritores de la agrupación carecían del amplio reconocimiento de sus
pares, y poseían pocos contactos consolidados en el interior de dicho mundo. Con base en
esos nexos trataron de constituir una serie de lazos que les proveyeran las herramientas
necesarias para posicionarse en el universo artístico. El desarrollo de la empresa cultural se
caracterizó por un control cerrado de los contenidos, la carencia de colaboraciones, una
limitada circulación de los ejemplares y un reducido número de contactos que, si bien eran
importantes, no articularon una estructura sólida para sustentar a dichas publicaciones.
A pesar de dichas limitantes, Eos y Pan significaron un hecho capital para el
desarrollo profesional de algunos de los productores culturales, pues esos proyectos les
proveyeron de algunos implementos necesarios para su desarrollo profesional, además de
servir como vehículo para hacerse de un nombre al interior del campo literario mexicano de
la segunda mitad del siglo XX.

- 166 -
Para demostrar esas interpretaciones dividí el capítulo en tres apartados; con el
primero pretendo revisar el proceso de Eos y Pan desde su concepción, pasando por su
consolidación y llegando a su desaparición, con el propósito de entender cuáles fueron los
elementos que propiciaron y limitaron a dichas publicaciones. En el segundo realizaré un
análisis de los artículos y colaboraciones para establecer hasta qué medida el contenido de
las prácticas de sociabilidad está presente en las revistas. Por último analizaré la adopción
de ciertas estrategias y la constitución de vínculos con diversos actores (individuales y
grupales del mundo cultural tapatío y nacional) que allanaron a los productores culturales la
creación de una estructura que facilitara el sustento, la circulación, el desarrollo de
contenidos y el reconocimiento que llegaron a adquirir las revistas; todo ello con el objetivo
de que se capitalizaran en reputación y prestigio dentro del campo literario mexicano.

IV.1. Proceso de las revistas: una visión panorámica de su historia


A lo largo de estas páginas hemos visto que las revistas Eos y Pan forman parte de
una misma coyuntura histórica, en la que el contexto, los personajes, el contenido, los
espacios y las características fueran propicios para su surgimiento. A pesar de ello, es
posible establecer diferencias respecto a las dos publicaciones con base en el proceso por el
cual atravesaron los personajes para su creación, consolidación y posterior desaparición de
estas empresas editoriales. Pese a estar dirigidas o manejadas por personas comunes (Juan
José Arreola y Arturo Rivas Sainz para el caso de Eos; Juan José Arreola, Antonio
Alatorre, Juan Rulfo y Adalberto Navarro Sánchez para el caso de Pan), las revistas
adquirieron características propias según la madurez de quienes dirigían el proyecto en
turno, las posibilidades que les ofrecía el contexto y la conformación de capital social,
económico y cultural con el cual sustentaban sus iniciativas. Es por ello que a continuación
procederé con el proceso histórico desde el cual surgen las revistas, con el objetivo de
identificar cuáles son sus características y particularidades.

IV.1.1. Eos: revista interlocutora con limitaciones comerciales


La revista Eos. Revista Jalisciense de Literatura,495 cuyo nombre alude a la cultura
griega en alusión a una alborada, tuvo una duración de seis números con periodicidad

495
Para observar de manera detenida que se publicó número por número de Eos, véase el ANEXO 3.

- 167 -
mensual entre julio y diciembre de 1943;496 fue un proyecto dirigido por Juan José Arreola
y Arturo Rivas Sainz. Además, en su pretensión literaria llegó a fungir como editorial,
publicando bajo el sello de Editorial Eos un solo trabajo, un ensayo de Arturo Rivas Sainz
sobre la idea de zozobra en la obra de Ramón López Velarde, que apareció con el título de
El Concepto de la zozobra.
A comienzos de 1943, la convergencia de Juan José Arreola en las reuniones
literarias organizadas en la casa de las hermanas Díaz de León, se podría calificar como el
inicio del proceso de la revista Eos. Arreola conoció en dicho lugar a Arturo Rivas Sainz,
creándose un vínculo maestro-alumno entre estos ambos. Motivado por dicho vinculo,
Arreola le mostro a Rivas Sainz uno de sus primeros cuentos, “Hizo el bien mientras
vivió”, con el propósito de que le diera su opinión. Ante esta situación Rivas Sainz, un
impulsor de diversas publicaciones periódicas (como vimos en el primer y segundo
capítulo) le propuso realizar una revista con las siguientes palabras: “Usted y yo vamos a
publicar una revista. Una revista con forma de libro y cada número con un trabajo
principal”,497 esto con el objetivo de dar a conocer a Arreola en el plano literario local,
según indica el interesado. 498
Siguiendo a Juan José Arreola, el proyecto de la revista tiene sus orígenes entre
febrero y marzo de dicho año, con la finalidad de salir a prensa en el mes de junio, pero
debido a dificultades presupuestales y a la complicación que implicaba obtener
colaboraciones, terminó siendo publicada hasta el primero de julio de dicho año.499 La
presentación de la revista tenía un formato similar a un cuadernillo de divulgación o un
folleto de gran formato (20 cm. de largo por 14.5 cm. de ancho), utilizando papel de regular
calidad y una guarda de cartulina a manera de portada. La cubierta era engalanada en la
parte superior con el título del trabajo central de dicho número seguido por el nombre de su

496
Al principio de la investigación, las referencias que había encontrado sobre Eos me llevaron a pensar que
solamente se habían publicado cuatro números, pero con el tiempo caí en la cuenta de que habían sido en total
seis, publicándose un número doble en diciembre de 1943. Abordaré un poco más adelante las razones a que
atribuyo dicha situación con los dos últimos números de la revista.
497
Arreola, “De memoria y olvido”, 10.
498
Neus Caballer, “La etapa de editor es una de las más bellas de mi vida,” en Arreola en Voz Alta. Efrén
Rodríguez (México: Conaculta, 2003), 278.
499
A pesar de que la impresión de la revista no tenía costo y que el papel había sido regalado, las necesidades
que representaban el sustento de la revista eran sufragadas con los ingresos por anuncios pagados y por las
ventas y suscripciones de la revista, lo cual llegó a limitar el proyecto. Ahondare más en estos aspectos en el
segundo apartado del presente capítulo. Arreola, “De memoria y olvido”, 11.

- 168 -
autor y un dibujo alusivo a la obra. En la parte inferior aparecía el nombre y logo de la
revista, así como el número, la fecha y la ciudad en la cual se editaba (Guadalajara, Jalisco).
En la hoja de contracubierta, que fungía como página legal, estaban presentes el nombre de
la revista, fecha y categoría de registro ante la oficina de correos, el nombre de los editores,
la fecha y número del ejemplar así como el índice y el precio por número (un peso $1.00) y
por suscripción semestral (cinco pesos $5.00).

Imagen 13. Revista Eos, julio de 1943. Hemeroteca Histórica BPEJ.

Las secciones que la componían era varias y solían seguir un orden inalterable:
primero se encontraba una serie de anuncios comerciales; posteriormente aparecía la
sección “Quí-qui-ri-quí…!” que fungía como espacio editorial; después el trabajo central de
la revista que aparecía en la portada, proseguían una serie de textos secundarios hasta llegar
a la sección de “Notas y reseñas” y, por último, estaba la sección de noticias y otra ronda de
anuncios comerciales y agradecimientos. La cubierta trasera por lo común aparecía en
blanco o con el anuncio de los “Laboratorios Alpha”. Todo esto daba como resultado un

- 169 -
total aproximado de entre 38 y 68 páginas. Las imágenes no eran algo habitual, pues salvo
la publicidad, se limitaban a algunas ilustraciones por número; eran generalmente
colaboraciones de Alfonso Mario Medina, José Inés Casillas o Rubén Mora Gálvez,
quienes, como vimos en el capítulo 2, estaban vinculados a la escuelas de Bellas Artes
dirigida por Rivas Sainz. A su vez la distribución de la información en las páginas trataba
de ser amigable con el lector, con la presencia de títulos y subtítulos en fuente de mayor
tamaño al texto común, y limitando la presencia a doble columna solamente en notas y
noticias.
El primer ejemplar de la revista500 salió en el mes de julio; como obra central
aparecía un cuento de Juan José Arreola y una ilustración de la autoría de Alfonso Mario
Medina. Este trabajo sería el segundo cuento publicado de Arreola.501 En el mismo número
figuraba un ensayo realizado por Rivas Sainz sobre la poesía de Rafael Alberti a la vez que
varios poemas de este último. Se incluyeron reseñas sobre los libros El gesticulador de
Rodolfo Usigli y Luz de Agosto de William Faulkner; notas sobre los cambios realizados en
la Escuela de Bellas Artes, de las revistas de la Universidad de Guadalajara, una serie de
conferencias en la Casa de la Democracia Española, reseñas de las reuniones en la farmacia
Rex y noticias editoriales locales. Por último, se incluyó la noticia de la próxima aparición
de la revista Los Cuatro Puntos. Cabe mencionar que la presencia de anuncios es notable
desde este número debido a necesidad monetaria y como medio de posicionamiento al
interior de la escena local, pues pretendía convertirse en un referente local. Dicha presencia

500
Si bien la revista Eos se califica como una revista cultural, comparte más características con una revista
literaria. Alejandra Pita, con base en los trabajos de Antonio Checa Godoy, define a las revistas culturales
como “aquellas publicaciones periódicas que no se dedican sólo a tratar temas literarios sino una gran
variedad de temáticas relacionadas con lo cultural como ciencia, historia, política.”. Alexandra Pita, “Las
revistas culturales como fuente para el estudio de redes intelectuales,” en Voces en papel. La prensa en
Iberoamérica de 1792 a 1970. Coords. Celia del Palacio Montiel y Sarelly Martínez Mendoza (México:
Universidad Autónoma de Chiapas, 2008), 82. En este caso es posible definir que en las revistas culturales
tienen una gran variedad de contenidos, desde reseñas sobre libros, notas y noticias de eventualidades del
mundo cultural, secciones editoriales, de opinión, gran presencia de ensayos y de artículos de actualidad
dentro del mundo cultural. Si bien Eos comparte algunas de estas características, como las reseñas de libros o
la presencia de una sección de noticias del mundo cultural, sus contenidos reflejan una presencia muy fuerte
de poemas y narrativa, así como ensayos dedicados a cuestiones literarias. Por ello, tomo como revista
literaria a aquellas publicaciones que se dedican en mayor medida o exclusivamente a la publicación de
contenido eminentemente literario, ya sea obra lírica o narrativa en sus diversas manifestaciones, así como
ensayos o escritos teóricos sobre literatura.
501
El primero, como vimos en el segundo capítulo, fue Sueño de navidad, que fue publicado en el diario El
Vigía de Zapotlán el Grande en 1940. Posteriormente, en el lapso de tiempo que transcurre hasta el año de
1946, además de las publicaciones de la revista Pan, Arreola publicaría dos cuentos en la revista Letras de
México, dirigida por Octavio G. Barreda: “Un pacto con el diablo” y “El silencio de Dios”.

- 170 -
de anuncios indica una vocación comercial de la publicación con el objetivo de que
ofreciera ganancias con las cuales sustentar el proyecto y para el disfrute de los promotores,
algo que se resultaría difícil dentro del campo literario local de esos años.
En el mes de agosto apareció el segundo número, en cuya portada apareció
anunciado “El Payaso”, cuento de Noel Rivas Sainz, hermano de Arturo. Las viñetas fueron
elaboradas por Alfonso Mario Medina. En este número también se incorporaron un poema
de Adalberto Navarro Sánchez, una narración de Fray Luis del Palacio y un poema de I. B.
Anzoátegui. En las notas se publicaron una serie de reflexiones de Rivas Sainz sobre el
Romancero, además de las reseñas de libros como Entre apagados muros de Efrén
Hernández, Tratado del paisaje de André Lothe, De Leonardo de Vinci a la pintura
contemporánea, de Julio Rinaldi y El Luto Humano, de José Revueltas. En la sección de
notas se encontraban referencias a publicaciones de la Universidad de Guadalajara, la
apertura de inscripciones a la Escuela de Bellas Artes (que dirigía Rivas Sainz), la
realización de una exposición de pintura y otra de carteles propagandísticos obreros.
También se mencionaban situaciones del acontecer local referentes a cultura y el acuso de
recibido de diversas revistas como Letras de México, la llegada de la venezolana Bitácora,
a la par que saludaban a la recién aparecida Los Cuatro Puntos. Es posible que a partir de
este número la revista comenzara a mostrar dificultades económicas, ya que se insertó un
anuncio con la siguiente leyenda “Sr. comerciante: su anuncio en “Eos” tal vez no sea una
lucrativa inversión; pero es una aportación magnífica a la cultura jalisciense”.502
El tercer número salió a la luz en septiembre de 1943 y fue dedicado íntegramente a
la memoria del poeta arandese Manuel Martínez Valadez. En él figuraron diversos dibujos
de Alfonso Mario Medina y Rubén Mora Gálvez, además de notas sobre la obra de
Martínez Valadez elaboradas por Aníbal Noriega, José de J. Núñez y Domínguez, Rafael
López, Agustín Yáñez y Arturo Rivas Sainz. Por último se publicaron anuncios sobre la
obra de Arturo Rivas Sainz, El concepto de la zozobra, próxima a aparecer bajo el sello de
la editorial Eos.
Las dificultades económicas y de encontrar colaboraciones503 se fueron haciendo
más extremas, llegando a la necesidad de que Rivas Sainz aportara capital propio para

502
Eos, Agosto de 1943, 7.
503
Como veremos, la colaboración en la revista se limitó a ciertos miembros del pequeño círculo que asistían
a las reuniones de las hermanas Díaz de León.

- 171 -
sufragar el proyecto de la edición;504 en este panorama apareció el número 4. La obra
central fue “Micaela” de Edmundo Báez. También se publicaron unas décimas escritas por
Juan José Arreola, la traducción de un texto de Paul Valéry y las reseñas de los libros Son
en la niebla de Antonio Pérez Valiente de Moctezuma, o diversos textos sobre Vicent Van
Gogh, además de la acostumbrada sección de notas. En este número son destacables tres
aspectos que lo diferencian respecto a los anteriores: la presencia de la traducción de una
obra en francés, la edición de un cuento de un colaborador externo a la escena local y la que
la sección de noticias fuera exclusivamente nacional. Lo primero puede ser una muestra de
la ya mencionada falta de colaboraciones; lo segundo, una manifestación de la existencia de
vínculos literarios y lo tercero indica un paulatino cambio en el interés de los editores por lo
que sucedía más allá de su propia región (en comparación con los previos que centraban su
atención en lo que sucedía en Guadalajara o en Jalisco).
El quinto y sexto número salieron a destiempo, en una edición conjunta que
apareció en diciembre de 1943. Por la portada es posible intuir que el contenido temático
fundamental era de apuntes generales sobre la literatura.505 Este número doble marcaría el
final del proyecto de la revista Eos, en parte debido a la escasez de colaboraciones, además
de una decisión común de suspender la edición de la revista, pues el objetivo de editar
números monográficos resultaba imposible; esta medida, señala Arreola, tuvo el objetivo de
no bajar la calidad de la revista.506 La edición de El concepto de la zozobra, que en ese
entonces ya estaba en preparación, siguió en curso; esto puede deberse a que ya se habían
desembolsado recursos. A pesar de esta situación, diversos contenidos que habían sido
elaborados para la revista pasaron a publicarse en El Occidental, en la página literaria de

504
Esto como veremos más adelante, significaba un desembolso de recursos económicos, pero le traería la
formación de capital simbólico. Arreola, “De memoria y olvido”, 12.
505
El número doble 5-6 de Eos está rodeado de varios misterios, debido a su práctica inexistencia. La única
referencia que existía al respecto es la que hacia Adalberto Navarro Sánchez en su obra “Narrativa literaria”,
en donde mencionaba que se publicaron otros dos números que constaban de apuntes sobre literatura para un
libro de texto. Navarro Sánchez, “Narrativa Literaria”, 95-98; pero ante la imposibilidad de encontrar un
ejemplar de dicho número, se creyó que solo era un mito. Sería hasta que Pedro Valderrama Villanueva, al
revisar la biblioteca personal de Arturo Rivas Saínz, encontró el número doble perdido, aunque con la
particularidad de encontrarse solamente la pasta con las páginas arrancadas. Valderrama Villanueva,
“Prologo”, 22-23. Esta situación respecto a la forma en que se encontró los números perdidos dan a imaginar
ciertos escenarios, que van desde que se trataba de una prueba de imprenta de lo que sería dicha número,
pasando por que dichos números eran los problemas que causaron que se dejara de publicar la revista hasta el
escenario extremo de que el contenido de dichos números avergonzaba a sus autores, explicando el porqué del
silenciamiento a través de la escases del número y las páginas arrancadas.
506
A su vez atribuye a un hecho ajeno a ellos (no menciona cual ni especifica en qué consistía) el que se haya
dejado de editar la revista. Arreola, El último juglar, 197.

- 172 -
dicho diario, coordinada en diversos números por Juan José Arreola.507 El libro, que es un
ensayo sobre la obra de Ramón López Velarde, salió de las prensas en enero de 1944; bajo
el cuidado editorial de Juan José Arreola,508 fue impreso en los talleres linotipográficos
“Gráfica”. Su distribución se dio a nivel local y nacional, llegando a ser reseñado en
revistas como Letras de México o en diarios como El Occidental. Esta sería el canto del
cisne del proyecto editorial Eos.

Imagen 14. Colofón del libro El concepto de la zozobra de Arturo Rivas Sainz. Biblioteca Miguel
Mathes, El Colegio de Jalisco.

De lo anterior se desprenden, a manera de balance general y preliminar de la revista


Eos tres aspectos destacables:
1. La revista se planteó como un interlocutor dentro de la escena cultural local, siendo
a través de sus páginas el medio por el cual formaban parte de un reclamo en pro de
mayor atención a las artes (a la literatura en especial) por parte de los órganos
oficiales. A la vez las páginas están llenas de intereses y manifestaciones literarias
propios de sus creadores.
2. La pretensión de convertir a Eos en un referente se vio limitada en gran parte por la
viabilidad económica, a pesar de contar con sustento dentro del mundo cultural y de
un nada despreciable capital social, simbólico y cultural que ayudaron a su
reconocimiento posterior. Al igual que otras revistas culturales y literarias del

507
Dicha página se publicaba itinerantemente los domingos. En el caso de los contenidos que se publicaron en
Eos y posteriormente fueron traspasados al diario se encuentra la imagen que ilustra la portada del número 2
de Eos (El Occidental, 12 de septiembre de 1943, tercera sección, 3); las críticas a los libros El Luto Humano
de José Revueltas (El Occidental, 19 de septiembre de 1943, tercera sección, 2-3) y El Gesticulador de
Rodolfo Usigli (El Occidental, 10 de octubre de 1943, tercera sección, 2-3), todas ellas elaboradas por Juan
José Arreola.
508
Este sería el primer libro editado por Arreola, que posteriormente seguiría su carrera de edición en las
editoriales Fondo de Cultura Económica, Cuadernos del Unicornio y otras más. Véase la entrevista de
Caballer, “La etapa de editor es una de las más bellas”.

- 173 -
campo literario local y nacional, desapareció a muy temprana edad por factores de
distribución y carencia de recursos.
3. Eos fue de núcleo cerrado, pues sus colaboradores se limitaban al grupo que se
reunía en la farmacia “Rex” o en los cafés “Apolo” y “Nápoles”, 509 lo que pudiera
percibirse como uno de los factores por los cuales cesó su publicación.

IV.1.2.- Pan: proyecto de dos consolidado en grupo


Pan,510cuyo nombre alude, según Antonio Alatorre, al alimento y a la deidad griega
relacionada con los campos y montañas, fue un proyecto editorial iniciado por Juan José
Arreola y Antonio Alatorre que tuvo como vigencia siete números mensuales (el último fue
bimestral) entre junio de 1945 y febrero de 1946. Poseía como manera de identificación un
logo diseñado por Alejandro Rangel Hidalgo.
Después de haberse conocido Juan José Arreola y Antonio Alatorre por
intermediación de Alfonso de Alba en las oficinas de El Occidental, la relación entre estos
dos personajes dio origen a una dinámica de maestro-aprendiz, en donde Arreola compartía
el conocimiento que poseía con Alatorre, a la vez que Alatorre compartía el conocimiento
de idiomas que, como vimos en el capítulo 2, había adquirido en el seminario. Fruto de esa
relación fue el surgimiento del proyecto de la revista Pan, en junio de 1945. Arreola para
ese entonces ya contaba con la experiencia editorial adquirida por el proyecto de Eos,
mientras que Antonio Alatorre había sido colaborador de la revista Tribuna, publicada en
Guadalajara durante la década de 1940.
Para pensar en la revista era necesario tener una idea de cómo sustentar dicho
proyecto, con lo que se recurrió a la figura del mecenazgo, de tal forma que diversos
personajes de la vida cultural, social y política de Guadalajara (de los cuales hablamos
brevemente en el primer capítulo) aportaron recursos para su sustento. Entre quienes
figuraron como mecenas se encuentran Efraín González Luna, Pedro Vázquez Cisneros,

509
Xóchitl y Guadalupe Díaz de León, Carlos Enrigue, Adalberto Navarro Sánchez, Arturo Rivas Sainz,
Alfonso Mario Medina. De fuera ocasionalmente los visitaban Edmundo y Quintila Báez así como Octavio G.
Barreda. Todos estos fueron actores durante el periodo de principios de 1943 a principios de 1944. Arreola, El
último juglar, 179-180.
510
Para observar de manera detenida que se publicó número por número de Pan, véase el ANEXO 4.

- 174 -
José Arriola Adame o Ignacio de la Cueva.511 Es por esta razón que Pan no tiene una
vocación comercial (la ausencia de anuncios es una muestra de ello), recordando a la figura
del cuadernillo o plaquet,512 cuyo único fin es difundir ideas o la obra del algún autor.
La vocación literaria de la revista es dominante en sus páginas, existiendo pocas
referencias a la vida cultural cotidiana, ya sea local, nacional o internacional.513 En sus
páginas aparecen casi con exclusividad ensayos, cuentos, poemas o traducciones realizadas
por diversos colaboradores de la revista. En su primer número, aparecido en junio de 1945,
se publicó el “propósito” de la revista, además de las “Reflexiones sobre la forma”,514
pertenecientes a Arturo Rivas Sainz; “Fragmento de una Novela” de Juan José Arreola; dos
poemas de Francisco González León, una pequeña introducción realizada por Alfonso de
Alba así como el ensayo titulado “De algunos músicos”, de Raissa Maritain y traducido por
Antonio Alatorre. Los editores fueron Arreola y Alatorre. Entre sus características estuvo
presentar un registro de correos en tramitación así como la solicitud de colaboración y la
ubicación de su dirección legal en la calle Fermín G. Riestra número 365.
Respecto al formato de la revista, su tamaño es de aproximadamente 23.5 cm. de
largo por 17 cm de ancho, utilizándose para su conformación un papel Supremo-Ledger de
color amarillo canario de muy buena calidad. La portada cumplía la función de ser página
de presentación y de contenido, pues en la parte superior se encontraba el logo diseñado por
Alejandro Rangel Hidalgo que reza: Pan. Revista de literatura. Después seguía el número y
lugar de edición y posteriormente el primer trabajo. No se establecían secciones definidas,
estaba constituida en su totalidad por trabajos literarios, careciendo de reseñas o noticias.
En la última página aparecía un pequeño colofón que contenía los datos legales de la
revista, tanto su registro como las personas que la dirigían y su dirección legal, Fermín
riestra 365, que posiblemente era la dirección en la cual habitaba Juan José Arreola. En

511
. Alatorre, “Presentación”, 223. Tengo la hipótesis de que estos vínculos de mecenazgos se tejieron
alrededor del diario El Occidental y las conexiones que tenía con el partido Acción Nacional o con parte de la
vida cultural tapatía. Más adelante aportaré datos para sustentar dicha idea
512
Los plaquets, según los define Adalberto Navarro Sánchez, eran pequeños cuadernillos, de no más de 46
páginas, en ocasiones de 32, de 16 o de 8 páginas. A su vez eran ediciones limitadas, a no más de 100, 150
impresos, cuyo objetivo, además de presentar una edición muy bien cuidada, era la difusión de la revista.
“Juan Rulfo entre silencios: entrevista con Adalberto Navarro Sánchez”. El Informador, 16 de febrero de
1986, Sección Cultural, 4.
513
Una excepción de ello podría ser la nota que se publica al final del ensayo de André Rousseaux sobre “La
poética de Paul Valéry”, aparecido en el número 3 de Pan. Esta nota señala que se publica dicho texto para
conmemorar la muerte de Paul Valéry.
514
Este texto pertenece a su ensayo La Fenomenología de lo poético, el cual sería publicado posteriormente.

- 175 -
total la revista constaba de entre 8 y 10 páginas, un tamaño muy reducido. Las imágenes no
eran habituales salvo para ilustrar algún cuento o para mostrar el rostro de alguno de los
autores, como sería el caso del poema de Francisco González León o la obra de teatro de
Georges Duhamel que apareció en el suplemento del último número.
Durante el periodo que transcurrió entre el primer y segundo número, Arreola y
Alatorre recibirían de manos de Juan Rulfo, a quien habían conocido anteriormente, el
cuento “Nos han dado la tierra”, el primero que publicaría en dicha revista.515 También
llegó a manos de Arreola una carta de Louis Jouvet -al cual había conocido el año anterior
durante la estancia que realizó en la ciudad junto a su compañía de teatro- avisándole de
que tendría su apoyo para obtener una beca de estudios en París, tal como le había
prometido.516 Esta sería una de las razones por las cuales Arreola abandonaría Guadalajara
y dejaría el proyecto de Pan. Aun así, en el segundo número aparecido en julio de 1945 se
publicó el cuento “Nos han dado la tierra” de Juan Rulfo; el ensayo “Páramo de Sueños” de
Arturo Rivas Sainz, dos poemas de Antonio Alatorre y una nota titulada “Chesterton tal
como lo vi”, original de André Maurois y traducido por Antonio Alatorre. Al mes siguiente
salió el tercer número, con el texto “La poética de Paul Valéry” de André Rousseaux,
traducido de nuevo por Antonio Alatorre; el cuento “El Converso” de Juan José Arreola,
dedicado a José Luis Martínez; dos poemas de Miguel Rodríguez Puga y un escrito
denominado “Reflexiones sobre Nueva York” de André Dunoyer de Segonzac, traducido
por el ya habitual Antonio Alatorre.
En septiembre apareció el cuarto número, momento en el cual Juan José Arreola
estaba a punto de trasladarse a México para continuar con la gestión de la beca a París, si
bien parece haber dejado preparado el número de octubre ya que en él todavía figuraba
como editor de la revista junto a Alatorre. Ya se había desecho de gran parte de sus
pertenencias, entre ellas su biblioteca, vendida a algunos amigos cercanos como Alatorre o
Rulfo.517 También había renunciado a su puesto en El Occidental y su hija Claudia y su
esposa Sara se habían mudado con sus padres a Zapotlán. En el cuarto número aparecieron
los textos “Fugacidad lenta de las cosas” de la autoría de Jean Cocteau y traducido por
Antonio Alatorre; el poema “Continuación” de Adalberto Navarro Sánchez; un poema

515
Leñero, ¿Te acuerdas de Rulfo, Juan José Arreola?, 118-119.
516
Arreola, El último juglar, 233.
517
Del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola, 36-37.

- 176 -
inédito de Ramón López Velarde titulado “El Adiós”, el cual fue encontrado por Alfonso
de Alba entre los papeles de Francisco González León; el cuento “Fin” de Edgar Neville,
que también tradujo Antonio Alatorre; y el cuento “El desahucio”, de Arturo Rivas Sainz.
Mientras tanto, en el mes de octubre Arreola se había trasladado a México con el fin de
continuar los preparativos de su viaje, esperando a que se diera la oportunidad de partir a
Nueva York y de ahí a París. En el sexto número apareció el cuento “Carta de un amigo” de
Paul Valéry, la enésima traducción de Antonio Alatorre, cuya extensión abarcó casi todas
las páginas del número, así como dos sonetos realizados por Ricardo Serrano.
Para el mes de noviembre, ante la ausencia de Arreola, Antonio Alatorre comienza a
buscar gente que lo auxilie en la elaboración de la revista, siendo el primer candidato
Arturo Rivas Sainz, debido a que “era en Guadalajara el hombre de experiencia literaria
más completa, más rica, mejor asentada”.518 Rivas Sainz se vio en la necesidad de rechazar
la petición. Ante esta situación Alatorre voltea a ver a Juan Rulfo debido a que conocía
algunos aspectos de la revista, Rulfo acepta y se convierte en editor del número 6 de la
revista Pan. En dicho número la dirección de la revista cambia a la que posiblemente era la
residencia de Antonio Alatorre, la calle Parroquia núm. 171. Se publicó el cuento “Carta a
un zapatero que compuso mal unos zapatos”, de Juan José Arreola, además de un soneto de
su autoría; un poema de Alí Chumacero de nombre “Ojos que te vieron”; tres sonetos de
Luis Noyola Vázquez; un poema de Juan de Alba titulado “Laberintolla Grillea” y el cuento
“Macario” de Juan Rulfo. Dicho número marcó el fin de Antonio Alatorre y Juan Rulfo al
frente de la revista debido a nuevos proyectos en puerta. El primero se trasladó a principios
de 1946 a la Ciudad de México para estudiar en el naciente Colegio de México, donde no
consiguió acomodo pero acabó como corrector en el Fondo de Cultura Económica519 y, el
segundo, debido a la naturaleza de su trabajo se encontraba en un tránsito continuo entre
Guadalajara y la Ciudad de México, por lo que se mudó de manera definitiva a la capital a
finales de 1946.520

518
Alatorre, “Presentación”, 223-224.
519
Antonio Alatorre, “Antonio Alatorre y Juan José Arreola: un diálogo,” en Arreola en voz alta. Efrén
Hernández. (México: Conaculta, 2002), 302-303.
520
“Juan Rulfo entre silencios: entrevista con Adalberto Navarro Sánchez”. El Informador, Domingo 16 de
febrero de 1986, Sección Cultural, 5.

- 177 -
Imagen 15. Logo de la Revista Pan. Junio de 1945. Biblioteca Personal de José Luis Martínez,
Biblioteca de México.

Es ante esta situación que Adalberto Navarro Sánchez toma la tutela por un número
más, registrando grandes cambios respecto al formato tradicional de Pan. Esta edición
parece un ensayo de lo que más adelante será Et Caetera, revista también de Navarro
Sánchez, pero que surgió en 1952. En dicho número aparecen por primera vez anuncios
comerciales además del costo por número ($1) y por 6 números ($5). Es posible que esto se
deba a que los mecenas retiraron el apoyo económico ante la ausencia de Alatorre y
Arreola, situación que obligó a Navarro Sánchez a cambiar el formato de la publicación
para su supervivencia. En esta versión la revista es más grande, ocupando la cubierta como
hoja de presentación con el logo de la revista, el índice de contenidos y el número de
edición. A su vez, la contraportada servía de hoja legal, donde se ubicaba el registro, el
costo por número, los nombres de quienes la fundaron y dirigían y la dirección legal, que
era donde se encontraba el taller de encuadernación de Navarro Sánchez, Contreras
Medellín 634. El último número apareció en enero-febrero de 1946 y contenía el ensayo de
Arturo Rivas Sainz titulado “Poesía Pura”; el poema “El Secreto” de Alí Chumacero; la
obra de teatro “Ausentes” de Edmundo Báez; “A Beatriz”, poema de Adalberto Navarro
Sánchez y el suplemento “El Despojo”, de Georges Duhamel, traducido por Antonio
Alatorre. También figuraban las reseñas de los libros Concepto de la poesía, de José
Antonio Portuondo; Mozart, de Héctor del Valle; Los hombres del alba, de Efraín Huerta; y
Discurso de la Novela Española Contemporánea, de Max Aub. Dichas reseñas fueron
elaboradas por José Arriola Adame, Antonio Alatorre, Arturo Rivas Sainz y Adalberto
Navarro Sánchez respectivamente.
Como balance general y preliminar de la revista Pan destacan los siguientes puntos:

- 178 -
1. La revista presenta una fuerte tendencia a publicar autores franceses debido a las
preferencias literarias de Juan José Arreola y Antonio Alatorre, pero no se limita a
ello, siendo posible encontrar otros géneros y corrientes procedentes de los gustos y
contribuciones de otros productores culturales.
2. Este proyecto no tenía una vocación comercial (a excepción del último número),
debido a la contribución que realizaron los mecenas para su sostenimiento. Esto
permite que la revista sea un proyecto en el que sus editores y colaboradores se
volcaronn totalmente a la conformación de capital simbólico con el cual abrirse
paso en el campo literario. Es por ello que una vez que los creadores se ausentaron
la revista salió de circulación, panorama que, comparado con otras publicaciones de
la época, resulta curioso pues la mayoría dejó de publicarse por carencia de
recursos.
3. La convocatoria de la revista fue más amplia, pero aun así resultó limitada, debido a
que todos los autores (con excepción de las traducciones realizadas por Alatorre)
que colaboraron pertenecían al círculo que se reunía en los cafés “Apolo” y
“Nápoles” o estaban vinculados a él de alguna manera.
Una vez trazados los caminos y aclaradas las diferencias entre ellas, paso a analizar
y comparar la manera en que el contenido de las prácticas de sociabilidad desarrolladas por
sus productores culturales se trasladó a las páginas de Eos y Pan.

IV.2.- El Contenido presente: análisis temático de las revistas


Las revistas Eos y Pan como producto emanado de las relaciones sociales y
experiencias que emprendieron escritores como Antonio Alatorre, Alfonso De Alba, Juan
Rulfo, Juan José Arreola, Arturo Rivas Sainz y Adalberto Navarro Sánchez, entre otros
más, son un fiel testigo de las filias literarias que compartían y discutían durante sus
reuniones en espacios como los cafés, las librerías y los lugares en los que habitaban. Estas
filias que permitieron el estrechamiento de relaciones y la creación de vínculos socio
afectivos entre ellos, junto a la motivación de tratar de hacerse de un nombre al interior del
campo literario local y nacional fueron las bases con las cuales emprendieron proyectos
culturales en común, como serían dichas publicaciones. Es por ello que en las revistas, al
ser productos de las relaciones sociales, es posible encontrar los indicios de tales en sus

- 179 -
páginas, colaboraciones y textos publicados, desde inquietudes y gustos compartidos hasta
discusiones y puntos de divergencia, tanto en el aspecto literario como de otras temáticas. A
pesar del corto tiempo que transcurrió entre el surgimiento y decadencia de cada proyecto,
cada publicación cuenta con particularidades y características propias en consonancia con
la etapa en la que se encontraban las relaciones sociales entre los productores culturales.

IV.2.1.- Eos: preocupaciones por la cultura y la producción local


Como vimos anteriormente, Eos. Revista Jalisciense cultural tuvo una historia
breve a lo largo de la cual solo se publicaron seis números y un libro dentro de un fallido
proyecto editorial. Aun así en sus páginas es factible ubicar ciertos matices que podrían
caracterizarla como polifacética, en donde la preocupación por la situación de la cultura
local comparte espacio con los gustos e inquietudes literarias de sus productores.
Según el investigador literario Sergio López Mena, es posible que Eos haya salido
“a las calles de Guadalajara con pretensiones de ser un órgano cultural interlocutor del
gobierno estatal. Desde sus páginas, los editores solicitaban a éste la creación de sistemas
de estímulos para los artistas jaliscienses, por esos años figuras destacadas en la música, la
pintura y la poesía”.521 Dicha preocupación pudo ser motivada, como vimos en el capítulo
dos, por las experiencias a las que se habían enfrentado sus creadores, tanto Arturo Rivas
Sainz en la dirección de la Escuela de Bellas Artes como Juan José Arreola con la fallida
compañía de teatro en la que participó durante su estancia en la Ciudad de México. Para
constatar dicha preocupación de Eos basta observar la presentación de la revista, donde sale
a relucir la idea de que “Esta revista no será, por tanto, otra de tantas; sino la revista
intencionada y constructora que satisfaga, entre otras cosas, la necesidad que tiene nuestro
Estado de un órgano, donde se haga grito y enseñanza, voz y advertencia, documento e
historia, el espíritu de nuestros artistas y escritores”.522 En estas palabras es posible
encontrar la intencionalidad de Arturo Rivas Sainz y Juan José Arreola de producir no
solamente una revista, sino ser “la revista” protagónica en el diálogo entre sector cultural y
el gobierno del estado. Dicha preocupación fue reiterada al siguiente número en la sección
de “Qui – Qui – ri- quí…!”:

521
López Mena, “Así nacieron El llano en llamas y Pedro Paramo”, 503.
522
Eos, julio de 1943, 3-4.

- 180 -
Por toda Sudamérica –y por todo el mundo civilizado entero- se ha extendido,
con muy laudable y justa intención, la costumbre de estimular la labor de los escritores
y artistas –músicos, pintores y poetas, principalmente-, por la fijación de premios
estatales y municipales.
Tal costumbre ha empezado a proliferar en nuestro medio, aunque muy
raquíticamente todavía. El anterior Congreso del Estado, en fecha que de momento no
recordamos, decretó unos premios de la mencionada naturaleza, sólo que el
Gobernador de entonces jamás hizo la reglamentación de dicho decreto.
Abogando por los artistas jaliscienses, tan mal remunerados generalmente en
una afición que es más que eso, pues se eleva hasta la verdadera vocación, hacemos al
actual Congreso y al actual Gobernador, respetuosamente, esta recordación.
Basta reconocer someramente la situación cultural de nuestra patria para
advertir cómo son jaliscienses los que se distinguen a la vanguardia de todas las
manifestaciones mexicana de cultura: música, pintura y poesía…
Eso demuestra que hay, entre los nuestros, evidentemente, no sólo afición por
las letras y las artes; sino una verdadera aptitud y facilidad para las mismas…pero esa
facilidad y aptitud requiere urgentemente la ayuda, la oportunidad y el estímulo.
Dada la importancia que el C. Gobernador actual otorga a la cultura, ya que
dijo, en uno de sus primeros manifiestos, que, en su opinión, todo problema social es,
en el fondo, un problema cultural, la coyuntura es favorable… Invitamos, por tanto, a
revistas y periódicos, a que nos ayuden en esta tarea.523

Esta petición resulta un llamado al sector cultural, arraigado en revistas y periódicos,


a que alzara la voz para pedir mayores apoyos y espacios para las artes jaliscienses, todo
ello motivado por las experiencias de fuertes limitaciones por las que habían atravesado
Arreola y Rivas Sainz.
La preocupación de los editores por la cultura jalisciense también quedó manifiesta
en las constantes notas que publicaron en los primeros dos números respecto a eventos y
novedades del mundo artístico tapatío. Resulta destacable una pequeña nota que habla
sobre un concurso para las fiestas patrias del mes de septiembre: “La celebración del “16”
se hará, este año, de un modo inusitado. Aparte de los festejos ordinarios, se van a hacer
unos concursos de recitación y oratoria. Ya era tiempo de que se le diera cabida a la cultura,
en esa clase de celebraciones”.524 La preocupación por la situación cultural en Jalisco fue
desapareciendo paulatinamente, a tal grado que, para el número cuatro, la totalidad de las
notas que aparecen hablan de eventualidades sucedidas fuera del estado. Esta continúa
preocupación por el fomento a la cultura y las artes en el entorno local, además de lo

523
Cuando se hace alusión a los jaliscienses en la vanguardia artística probablemente haga referencia a
personajes como Enrique González Martínez en la poesía, José Clemente Orozco, Jesús Guerrero Galván o el
Dr. Atl en la pintura y José Pablo Moncayo y José Rolón en el aspecto musical. Eos, agosto de 1943, 3-4.
524
Eos, agosto de 1943, 52.

- 181 -
anteriormente expuesto, puede deberse a que, como vimos en el primer capítulo, los
productores culturales de finales de la década de 1930 interpretaban que el panorama
cultural de Jalisco, y en particular de Guadalajara, se encontraba en franca decadencia,
situación ante la cual ellos debían convertirse en el “paliativo” con el cual “salvar” la
escena y fomentar un resurgimiento de las bellas artes en la ciudad y el estado, lo que
explicaría la aparición de estas notas en Eos y la continua promoción de la Escuela de
Bellas Artes en la publicación. Entonces, la afirmación realizada por Arreola de que Eos
fue concebida por Rivas Sainz para darlo a conocer en la escena literaria local resulta
limitada, convirtiéndose en un elemento más de un propósito mayor.
Por su parte la perspectiva literaria de Eos es muestra de las predilecciones literarias
del grupo que convergía primero en las reuniones “Rex” y que posteriormente se trasladó a
los cafés “Apolo” y “Nápoles”, desarrolladas a partir de sus conocimientos o de los libros
que disponían, además de producciones de su autoría. Es por ello que en el amplio
conocimiento de Arturo Rivas Sainz sobre la producción literaria, el cual había adquirido
(como vimos en el segundo capítulo) en su amplia trayectoria en el campo literario local y
nacional, cabían diversas corrientes y autores, tratando de no encasillarlos y observándolos
desde perspectivas más amplias. Muestra de ello es la versatilidad con la que aparece un
número dedicado a su coterráneo Manuel Martínez Valadez, etiquetado dentro de la
literatura “provinciana” o la presencia del texto “La danza”, obra de Paul Valéry y que
tradujo él mismo para el cuarto número.525 También su intención de no etiquetar a la
literatura en un solo escaño se aprecia en el texto con el cual presenta el número de Manuel
Martínez Valadez:

Martínez Valadez no fue un deslumbrado ante la magia espectacular de la


liturgia, ni un preso de la magnificencia del rito y de las rúbricas cristianas, ni un
temeroso contemplador de las postrimerías o de los enemigos del alma, como López
Velarde. Sus poemas no son visiones románticas del solar como los de González León;
sino la añoranza, nostálgica, despaisajada, de un sér [Sic] ya maduramente enramado
en lo moderno y en lo citadino; (…) ¿No basta ese sabor personalísimo, único y
distinto, de la poesía de Martínez Valadez, para que éste merezca figurar en las
Historia de la Literatura Mejicana [Sic] y en sus antologías? (…)526

525
Eos, octubre de 1943, 21-26.
526
Eos, septiembre de 1943, 4.

- 182 -
En esta afirmación es posible observar cómo Rivas Sainz trata de romper con la
etiqueta de literatura “provinciana”, mostrando a Martínez Valadez como un actor de su
tiempo, pero viendo en sus valores estéticos elementos que no lo limitan a ser un escritor
“provinciano”. Esta intención de deshacerse de los estereotipos y tratar de ampliar
expectativas literarias, como veremos en el siguiente apartado, fue una continuidad en
Rivas Sainz.
En los gustos y experiencias de Juan José Arreola es posible rastrear algunos de los
vínculos desarrollados en etapas pasadas de su vida, con escritores y corrientes literarias
que se convertirían en gustos característicos de él. Por ejemplo, en las reseñas de su autoría
que aparecen en Eos, las obras que crítica pertenecen a algunos de los escritores que
conoció durante su etapa en la Ciudad de México, evocándolos en figuras literarias
comunes para él y comparándolos con sus gustos, como autores rusos o franceses. Es el
caso de la reseña que realiza sobre El luto humano de José Revueltas, en donde afirmó que:
“Revueltas parece un ruso más que un mexicano. Ivanov, Avdenko, se adivinan como
padres de sus concepciones. La estepa y el deshielo rodean los personajes de “El Luto
Humano” y sobre ellos se ciernen los buitres que pintaron Gorki y Andreiev”;527 o la reseña
a la obra “El gesticulador” de Rodolfo Usigli, quien como vimos en el segundo capítulo fue
maestro y compañero de Arreola en la compañía del Teatro de la Media Noche. Este bagaje
formaba parte del conocimiento literario que había desarrollado Arreola hasta ese
momento, nutrido principalmente de autores europeos y de géneros como el cuento y la
dramaturgia. Además, algunos de sus maestros tenían vínculos con grupos literarios de
perspectivas cosmopolitas, los cuales, como vimos en el primer capítulo, trataban de abrir
las puertas de la nacionalidad para adentrarse en la universalidad.
Aun así la literatura la literatura “provinciana” cuenta con diversas manifestaciones
dentro de la revista, cuyo ejemplo es el trabajo que apareció bajo el título de “Sonetos a mi
ciudad” de Adalberto Navarro Sánchez y cuya dedicatoria iba destinada a Francisco
González León. En dichos poemas se utiliza un lenguaje evocativo a la idea de la vida
católica, propio de la literatura provinciana.528 Otras más son las colaboraciones que
funcionan como introducción para los poemas de Martínez Valadez, pues hacían referencia

527
Eos, agosto de 1943, 50.
528
Eos, julio de 1943, 12-15.

- 183 -
al carácter provinciano de la obra del poeta de Arandas. Un ejemplo es lo dicho por Aníbal
Noriega, refiriendo que:

Todas las horas del campirano vivir las acota con la musical transparencia de
sus rimas. Y son sus motivos favoritos los nimios sucesos callejeros que van poniendo
su nota de color o de sombre en el lento desmarmaje de los días; el paso de las féminas
cortijeras “rumbo al melancólico templo parroquial” (…)529

Otro, lo brinda Ramón López, cuando se refiere a la figura del poeta arandense:

Martínez Valadez, como legitimo poeta de la provincia, es más fiel a ella lejos
de su influencia sedante. La canta mejor cuando y la ha perdido y no tiene en su alma
las virtudes tónicas del campo. Es como el Hijo Pródigo, que alejado de la casa
paterna, encuentra duro el mundo y torna los ojos al árbol familiar, lo añora y se
promete espera a su sombra el final de la carrera.530

La literatura “provinciana”, como vimos en el primer capítulo, era una evocación


nostálgica al estilo de vida de los pueblos devotamente católicos, sobre todo los localizados
en la zona de los Altos de Jalisco. Es por ello que, además de su estilo, Martínez Valadez
era etiquetado en esa corriente a pesar de los esfuerzos realizados por Arturo Rivas Sainz.
Para el caso de la obra de El concepto de la zozobra, su recepción significaría un choque
más entre la postura ecléctica de Arturo Rivas Sainz, y la de aquellos que consideraban a
Ramón López Velarde como ejemplo de la literatura “provinciana”. Para ello mostraré el
caso de la correspondencia de Efraín González Luna y Manuel Gómez Morín y la respuesta
que ofrece Arturo Rivas Sainz.

IV.2.2.- El concepto de la zozobra y la disputa por su interpretación


Al concluir la revista Eos aún quedaba pendiente la publicación del libro que se
venía anunciando en los últimos dos números de dicha revista, El concepto de la zozobra,
de Arturo Rivas Sainz. Como anteriormente manifesté, los amplios conocimientos de Rivas
Sainz lo dotaban de una postura flexible y ecléctica respecto a sus gustos por la literatura.
Dicha elasticidad permitió a Rivas Sainz plasmar en El concepto de la zozobra una visión
integrada entre diversos polos reflexivos en el análisis del concepto “zozobra” en la poesía

529
Eos, septiembre de 1943, 5-6.
530
Eos, septiembre de 1943, 7-8.

- 184 -
de Ramón López Velarde, retomando a un autor paradigmático de la literatura de
inspiración católica, e interpretándolo desde la psicología freudiana.
Como mencioné anteriormente, la obra tuvo cierta resonancia dentro del campo
literario de Guadalajara y la Ciudad de México, escribiéndose varias reseñas y menciones al
respecto. Una de ellas se encuentra en la correspondencia de Efraín González Luna y
Manuel Gómez Morín. Efraín González Luna, como vimos en el primer capítulo, formó
parte del grupo que editó y sustento la revista Bandera de Provincias¸ la cual se
caracterizaba por su universalidad desde la particularidad de la región. Además de ello,
González Luna era un connotado político de inspiración católica y poseedor de un amplio
conocimiento, sobre todo de literatura francesa. Por su parte Manuel Gómez Morín era el
ideólogo y líder del Partido Acción Nacional, además de empresario cultural y un
connotado católico. La cercanía entre estos dos personajes hacía que intercambiaran
correspondencia de manera cotidiana, incluyendo perspectivas de temas diversos, desde
política hasta literatura y su vida personal.
La primera mención aparece en una carta de Efraín González Luna a Manuel
Gómez Morin, donde señala que le ha enviado un libro “que creo le interesará como
interpretación de la poesía de López Velarde y como fruto de una gran capacidad de
análisis, a pesar de un freudismo rezagado”; agrega, refiriéndose a Rivas Sanz que era “un
muchacho con indudable talento y decidida vocación literaria que, por desgracia, anda
ahora sufriendo una lamentable indigestión de las bellotas pretendidamente marxistas que
produce en abundancia la Universidad Socialista”531, lo que muestra aprecio pero también
desacuerdocon él. En respuesta, Manuel Gómez Morín le acusa de recibido y menciona que
ha leído el libro, al que consideró el mejor ensayo que se había escrito sobre López
Velarde, pero cuya perspectiva de análisis no era la mejor, ya que Gómez Morín etiquetaba
a López Velarde como un poeta “provinciano”, como lo desarrolla en las siguientes
palabras:

(…) con tanta integridad conservó sus ojos de niño y de provinciano al entrar a
la vida adulta y en la capital, que sus constantes referencias al paisaje, a las medidas, a
las sensaciones, a los hábitos, a las ideas de su niñez de provincia, y sus asombros ante
las novedades de su inteligencia y su sensibilidad iban descubriendo, y la referencia de

531
Carta de Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín fechada el 8 de febrero de 1944. González Luna
Corvera, Una amistad sin sombras, 905-906.

- 185 -
todas esas novedades a su pasado, no fueron jamás obra de un proceso deliberado de
intelectualización, sino espontánea, naturalísima, e inevitable forma de entender y de
valorizar las cosas, los paisajes, los hechos, los libros, los personajes, los hombres
nuevos que hallaba en su camino.

De ahí se desprenden críticas a El concepto de la zozobra:

(…) creo que el ensayo de Rivas Sainz tiene el defecto de acudir a Freud para
explicar lo que caminos y razones de una psicología más normal, explican muy
satisfactoriamente (…) Ramón era complejo, extremadamente complejo; pero no tenía
“complejos” en el sentido freudiano, como no se quiera dar al término la latitud, de la
que ningún proceso psicológico escapa, que hacer caer en la malla vaga e
indiscriminada de los líbidos [Sic] y de los complejos, los hechos más ordinarios y
normales del funcionamiento psíquico.

Gómez Morín señala que lo que está presente en la obra del autor de “La suave
patria” es posible encontrarlo en el modo de vida que desarrolló en su niñez y su tránsito
hacia la Ciudad de México que lo marcó de manera profunda y en donde la perspectiva de
la “provincia” católica se hace presente:

(…) no tiene para qué construirse dentro de una elaborada “simbología”.


Fueron el simple resultado de una niñez y de una primera juventud vividas, con
exquisita sensibilidad, en el seno de una vieja familia católica de provincia, en una
vieja y aislada ciudad, en un contacto constante, -en la escuela, en la casa, en la vida
toda., con la Iglesia, con la liturgia, con la interpretación y con los principios de la
Religión. Esa sensibilidad fue violentamente trasplantada a la capital. (…).
Repentinamente, con sacudida de tragedia, todavía en la juventud; pero ya pasadas las
primeras etapas de ésta, fue trasladado a México y no trasladado sólo ni como quiera,
sino con los suyos, a seguir viviendo aquí, en su casa al menos, en un ambiente que se
empeñaba en reproducir el mismo ambiente anterior. (…)
La dualidad agónica, manifiesta en los poemas de Ramón, es la expresión
directa de la experiencia de dualidad, de continuo combate de todo católico, de todo
joven católico, de todo joven católico nacido y formado en provincia, en el ambiente
aquel de fines de siglo, y violentamente transpuesto al medio de México, a una edad
adulta, con nuevas responsabilidades, nuevas libertades, nuevas posibilidades.
El catolicismo de Ramón era eso: catolicismo. Catolicismo con liturgia y con
liturgia pueblerina, con todas las zozobras elementales de la teología moral, con todas
las deficiencias de una apologética primaria, con todos los ímpetus y todos los
desfallecimientos de la liturgia y de la superstición. No era ese cristianismo al que se
refiere, según parece con mucha deliberación, Rivas Sainz. Era catolicismo mexicano
de provincia aislada, de vieja familia, de “iglesia siempre en penuria”, de capelos en las
rinconeras, de culto a los muertos y miedo a la muerte, de parejo arraigo en lo
fundamental y en lo ñoño e intrascendente; pero cordial, de las formas populares,
domésticas.

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A pesar de estos señalamientos, Gómez Morín siente admiración por el trabajo de
Rivas Sainz, pues:

Todo esto, por supuesto, no merma mi sincera admiración por el ensayo de


Rivas Sainz ni refleja, inclusive, sobre la libertad, consecuencia a la autonomía misma,
una figura de autor. Pero creo que para una edición mayor del ensayo bien valdría la
pena que Rivas Sainz, que parece tan bien dotado, se informara un poco más acerca de
la persona. Quizá lograría no sólo una penetración más profunda y más exacta, sino un
personaje más real y más valioso y una más alta estimación de la obra poética misma.
532

En su contestación, González Luna señala admiración por las reflexiones realizadas


por el fundador del Partido Acción Nacional. La inquietud de González Luna hizo que
entrara en contacto con Arturo Rivas Sainz y le enviara los pareceres que tenía Gómez
Morín respecto a su ensayo.533 Una vez que respondió Rivas Sainz, Gómez Morín
manifestó querer conocer la perspectiva de Rivas Sainz, señalando necesario ejemplificarlo
para reanudar “el fluir normal de la vida mexicana auténtica”,534 con lo que González Luna
compartió la respuesta con Gómez Morín.535
En la referida carta de Arturo Rivas Sainz dirigida a Efraín González Luna, el autor
agradece el interés que manifiestan y más proviniendo de personas “cultas”. A pesar de
ello, Rivas Sainz insta en defender su visión respecto a la expuesta por Gómez Morín:

(…) dicha fisionomía [en referencia a la forma de la poética velardeana],


uniforme y constante en todo López Velarde, no es un producto –ni menos un efecto-
de la metrópoli, pues se advierte en él, desde antes de su traslado a México y, por tanto,
desde sus primeros versos pueblerinos, en los que, en ciernes, ya existe todo lo que
posteriormente se acendra y exagera en “Zozobra”.
Veo más razonable suponer una psicología constante en L. Velarde, pareja en
toda su vida, aunque exasperada en algún momento por motivos externos, que suponer
un cambio por el hecho puramente circunstancial de una variación de ambiente y
circunstancias. El hombre es él mismo y su circunstancia, como decía Ortega y Gasset,
pero ésta no es suficientemente fuerte, para volvernos del revés.

532
Carta de Manuel Gómez Morín a Efraín González Luna fechada el 15 de febrero de 1944. González Luna
Corvera, Una amistad sin sombras, 913-917.
533
Carta de Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín fechada el 19 de febrero de 1944. González Luna
Corvera, Una amistad sin sombras, 921.
534
Carta de Manuel Gómez Morín a Efraín González Luna fechada el 23 de febrero de 1944. González Luna
Corvera, 2010: 924-925.
535
Carta de Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín fechada el 24 de febrero de 1944. González Luna
Corvera, Una amistad sin sombras, 926.

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Además hace una defensa respecto a la utilización de la psicología de Freud:

Ahora bien, da la casualidad de que en la angustia velardeana se dan, con


pasmosa coincidencia, los síntomas que le ha encontrado Freud a la angustia en
general. Muy natural resulta, que se haga notar esa coincidencia… lo que no significa
que López Velarde sea un freudiano –en un sentido parecido a aquél en que se es un
lombrosiano-. Freud no estudia, sino accidentalmente, los tipos anormales;
contrariamente, sus estudios han tendido hacia la fijación del tipo normal… Casi me
atrevo a decir que tener complejos es lo normal y que no tenerlos es lo extraordinario y
anormal… Pues bien, yo creo que López Velarde no sólo era complejo, sino que tenía
complejos; que era complejo precisamente por sus complejos.536

Una vez que Gómez Morín leyó la opinión de Rivas Sainz al respecto, volvió a
comunicar sus inquietudes a González Luna, tratando de hacer un balance de lo
manifestado por Rivas Sainz, pero defendiendo las posturas que con anterioridad había
esgrimido:

El tránsito –a la metrópolis y a formas culturales nuevas-, no hizo sino


acentuar la agonía ya existente. Si se le quiere llamar “complejo”, sin que ello implique
las ordinarias desfiguraciones freudianas, bien está. Ese “complejo”, o esa agonía, o
esa “especie de pleito entre su mística y su erótica- y entre otras muchas cosas más, no
hay que olvidarlo-, claro está que se resolvía en angustia. No todos los jóvenes
católicos. Sólo que en el caso de Ramón, con una sensibilidad peculiarmente exquisita
y a cuya finura contribuían condiciones de “su circunstancia” –Educación, familia,
ambiente, tradición, panorama-, que en sí mismas vale la pena de todo un estudio
porque son clave y reflejo de una situación social y de uno de los aspectos más
profundos de la vida en México. (…)

Finalmente, trata de cerrar su carta señalando que Rivas Sainz posee gran talento,
pero que ojalá fuera capaz de quitarse las “ojeras” y tratar de ver con ojos limpios la figura
de Ramón López Velarde.537

536
Carta de Arturo Rivas Sainz a Efraín González Luna fechada el 22 de febrero de 1944. Las hojas del árbol.
Boletín del Centro Cultural Manuel Gómez Morín, 2007, 24-25.
537
Carta de Manuel Gómez Morín a Efraín González Luna fechada el 29 de febrero de 1944. González Luna
Corvera, Una amistad sin sombras, 929-933.

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Imagen 16. Portada de El Concepto de la Zozobra de Arturo Rivas Sainz. Biblioteca Miguel Mathes, El
Colegio de Jalisco.

En este interesante intercambio epistolar entre estos tres personajes es notable el


encuentro entre dos perspectivas diferentes respecto a un autor asociado a la literatura
“provinciana”. Por un lado, Efraín González Luna y Manuel Gómez Morín, con una idea de
la literatura provinciana muy relacionada con la estética católica; en el otro se encontraba
Arturo Rivas Sainz haciendo una interpretación de la poesía de López Velarde basada en
una visión ecléctica con perspectivas freudianas. Si bien este encuentro epistolar no llegó a
un punto de conciliar totalmente ambas posturas, es una muestra de cómo el diálogo entre
perspectivas era parte fundamental en las prácticas de algunos productores culturales.
El conocimiento sobre las cualidades de Rivas Sainz por parte de Efraín González
Luna tendría algunos beneficios para la estructuración de la siguiente revista, Pan.

IV.2.3.- Pan: cosmopolita con toques de su tierra


Después de haber pasado más de un año desde que salió a las calles El concepto de
la zozobra, los asiduos a las reuniones que se realizaban en los cafés “Apolo” y “Nápoles”
guardaron silencio por más de un año respecto a publicar una nueva revista. Ya bien
entrado el año de 1945 la revista Pan surgía en las mentes de Juan José Arreola y Antonio
Alatorre. Para sustentar el proyecto recurrieron al mecenazgo de diversas personas, entre

- 189 -
las que se encontraba el propio Efraín González Luna. El mecenazgo de González Luna a la
revista no significó una obligación a sus productores –Arreola y Alatorre- de seguir una
línea ideológica determinada, sobre todo en el aspecto político o religioso, pues según
Alatorre “Él [González Luna] bien sabía que Arreola y yo éramos agnósticos o cosa peor,
pero su bolsillo estaba abierto a toda empresa de cultura”. A pesar de ello, existían ciertas
concordancias literarias entre los editores y el mecenas, como lo era la predilección por la
literatura francesa, pues: “Era, como su gran amigo José Arriola Adame, un hombre
amasado en cultura francesa (…) y un interlocutor sumamente respetable. Eso sí:
hablábamos solo de cosas literarias”.538
Tanto Juan José Arreola como Antonio Alatorre estaban sumergidos en una relación
de maestro-discípulo (como expliqué en el capítulo anterior) donde la literatura francesa fue
predominante. Alatorre habla al respecto “Si en este banquete tuvo un lugar especial la
literatura francesa, fue en parte porque aquí mi papel no era tan pasivo. El Arreola de
entonces leía el francés con alguna dificultad (le faltaba vocabulario, ignoraba tales y cuales
secretos de la sintaxis), mientras yo lo leía de corrido y lo traducía a primera vista”. 539
A pesar de contar con mecenazgo, los creadores de la revista se mostraban
incrédulos hacia el futuro:

Hacer una revista literaria en Guadalajara, es tarea que ofrece a sus


emprendedores más de un triste presagio.
El ejemplo de las publicaciones que nos han precedido no es ciertamente
halagador. Todas ellas, sin contar una sola excepción, tuvieron vida episódica y
señaladamente difícil.
Ahora, en lugar de asumir una responsabilidad superior a nuestras fuerzas,
plantamos este germen de revista que sólo alcanzará su mejor desarrollo si a elle
concurren nuestros amigos.540

Dicha actitud se puede deber al precedente que significaba para Arreola la revista Eos
y su fallido propósito de convertirse en un elemento central de la discusión pública sobre el
desarrollo de las artes y la cultura. Es por ello que, con estas palabras, en cierto sentido se
desmarcaban de tal pretensión para tratar de que Pan primero se consolidara para después
poder aspirar a plataformas superiores.

538
Alatorre, “Presentación”, 233.
539
Alatorre, “Presentación”, 221.
540
“Propósito”, Pan, junio de 1945, 1.

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Alberto Vital habla de que Pan tiene tres características en común con otros
proyectos ideológicos y políticos-culturales del México de los años cuarenta:

1) la búsqueda de espacios para las expresiones estéticas, como una defensa


tacita y práctica de la autonomía del arte, desde la cual Rulfo escribió; 2) la cultura
católica no dogmática ni restrictiva, distante ya del radicalismo cristero, pese a la
admiración nostálgica de González Luna por González Flores; 3) sobre todo un
americanismo emergente que llegaría a puntos culminantes en las obras de
pensamiento emprendidas por Alfonso Reyes541 en esos años, así como en las páginas
de José Luis Borges, del propio Rulfo, de José María Arguedas y de tantos otros
(…).542

Dichas aseveraciones merecen una pequeña consideración. En el primer aspecto es


posible que exista en Pan dicha independencia, como puede ser la ausencia de contenidos
asociados abiertamente a una perspectiva política. En el segundo punto que menciona Vital,
dicha manifestación católica resulta muy limitada, solo compatible con algunos trabajos de
Francisco González León, Raissa Maritain o Ramón López Velarde.543 El tercer punto
resulta más complejo, pues si bien la postura de Pan respecto a la cultura occidental
europea fue de admiración (el propio nombre es ejemplo), la perspectiva americanista no se
propagó como una crítica dentro de sus páginas, al contrario, la presencia de “lo francés” es
predominante frente a otras muestras literarias.
Ahora bien, los gustos por la literatura francesa habidos por Juan José Arreola y
Antonio Alatorre tuvieron una fuerte presencia dentro de las páginas de Pan, llegando a
publicarse autores como Paul Valéry, Jean Cocteau, André Dunoyer de Segonzac, André
Maurois, Raissa Maritain, André Rousseaux, Edgar Neville o Georges Duhamel; esto
generó un total de nueve textos, todos traducidos por Antonio Alatorre y extraídos de

541
Dicho americanismo surgió a raíz de la considerada decadencia cultural occidental europea originada a
partir de la Primera Guerra Mundial. Dicha decadencia veía a América como la tierra ideal para preservar a la
cultura occidental mundial. Dicho americanismo se manifestó principalmente en dos corrientes con sus
respectivas subcorrientes: un panamericanismo fomentado por Estados Unidos, y un ideal latinoamericano
donde generalmente se veía con recelo a la cultura anglosajona. Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 110.
542
Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, 111.
543
Como vimos en el segundo capítulo, La religión católica fue una constante en la vida de cada productor
cultural. Pero la manera en que reaccionaron frente a ella fue diferente. Es en este aspecto donde se puede
preguntar si la religión permeó al estilo literario de cada autor. Considero que puede ser posible, pero que no
jugaba una relevancia tal como podría ser en el caso de Efraín González Luna, cuyo actuar estuvo fuertemente
influido por la perspectiva católica. Véase Jorge Alonso, Miradas sobre la personalidad política de Efraín
González Luna (Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 2003).

- 191 -
algunos de los libros que consumían en las reuniones de los cafés y en las búsquedas por las
librerías.544 Dicha presencia masiva de autores franceses concuerda con la intención de que,
como vimos en el capítulo anterior, estos productores trataron de hacerse como
consumidores “cosmopolitas”, sobre todo con la declaración de Alatorre cuando refiere
“Quienes escribimos en Pan, incluyendo por su puesto a Rulfo, teníamos un espíritu más
bien cosmopolita”.545 Pero aun con este esfuerzo, es posible percibir ciertos acercamientos
a la literatura “provinciana”, sobre todo de la mano de Alfonso de Alba.
Antonio Alatorre se refería a De Alba como un escritor de provincia, declarado y
orgulloso de serlo, debido a los gustos y afinidades literarias. 546 Aunque dicha etiqueta
(como vimos en el capítulo anterior respecto a lo que publicaba De Alba en la página
literaria de El Informador) puede ser flexible, en los gustos de Alfonso de Alba
predominaba la literatura “provinciana”. Al estar inmerso en Lagos de Moreno, un foco
cultural para dicha manifestación literaria, De Alba contaba con facilidades para conseguir
ciertas novedades o colaboraciones, como serían los poemas publicados en Pan de
Francisco González León y Ramón López Velarde. Del primero aparecieron dos poemas,
uno con el nombre de “Antiguallas” y el segundo como “Integro”, además de una
introducción a los poemas realizada por Alfonso de Alba. En ellos se muestra la perspectiva
de González León sobre la idea de “provincia”, que relaciona con la pasividad y
tranquilidad que se respira en los pueblos de dicha región.547 Para el poema de Ramón
López Velarde, Alfonso de Alba consiguió la primicia. Al morir Francisco González León
en 1945, De Alba tenía muy buena relación con la viuda de González León, Petra Ortuño,
quien le permitió acceder a los papeles de su difunto esposo. Entre esos documentos De
Alba encontró un poema de Ramón López Velarde en una carta dirigida a González León.
El poema titulado “El Adiós” les resultó inédito, razón por la cual se apresuraron en
publicarlo en Pan.548
La presencia de estas expresiones de literatura de provincia para los editores de Pan
no resultaba una confrontación a su espíritu cosmopolita, pues estos textos:

544
Véase Alatorre, “Presentación”, 221.
545
Alatorre, “Presentación”, 226.
546
Alatorre, “Presentación”, 226.
547
Pan, junio de 1945, 6.
548
Resulta curioso que uno de los hijos de Juan José Arreola lleve por nombre Fuensanta. Los otros dos llevan
por nombre Claudia y Orso.

- 192 -
Le pertenecían ya a la poesía mexicana. Eran poesía, ya no mero sentimiento.
López Velarde, recitado por Arreola, estaba en el mismo pie que Neruda o Baudelaire;
estudiado por Rivas Sainz, estaba en el mismo pie que Leopoldo Lugones o Valéry
(…) Y, sin embargo, yo no percibo en Pan ningún sabor provinciano, ningún olor a
jarrito de Tlaquepaque.549

Si bien puede ser que esto sea cierto, es necesario considerar que la presencia de la
literatura provinciana en Pan es rastreable en varios sentidos, lo que genera que, a pesar de
etiquetarse como revista cosmopolita, tiene cierto “sabor” a su tierra de origen.

IV.3.- Formas de proyectar una revista: vínculos de colaboración, circulación,


reconocimiento y financiamiento
Para la estructuración y consolidación de proyectos como las revistas literarias, sus
emprendedores requieren de capital550 con el cual sostenerlas. En ocasiones dichos
emprendedores carecen del capital necesario para constituir los proyectos, por ello se
vinculan a otras personas o agrupaciones que puedan proveerles de tales elementos. Para el
caso de las revistas Eos y Pan es necesario tener como punto de partida las diversas
carencias de capital (tanto económico551 como social552) que sufrían algunos miembros del
grupo a la hora de iniciar un proyecto de tal magnitud, ocasionadas en parte por su juventud
y por la condición de migrantes recientes en la ciudad. Con base en esta situación

549
Alatorre, “Presentación”, 225-226.
550
Retomo la definición que Pierre Bourdieu da sobre capital en su aspecto cultural. Dentro de toda la
concepción teórica que propone, Bourdieu define al capital como la fuerza al interior de los “Campos” que da
movimiento a las dinámicas sociales. En esta definición entran todos los bienes, tanto físicos como
simbólicos. José Manuel Fernández Fernández, “Capital simbólico, dominación y legitimidad. Las raíces
weberianas de la sociología de Pierre Bourdieu”, Papers. Revista de Sociología 1 (2013): 35. Retomo esta
definición porque me permite establecer los mecanismos y estrategias por medio de los cuales los miembros
tanto de la agrupación como de la generación buscaron posicionarse al interior del mundo literario tanto de
Guadalajara como nacional, utilizando a la revista como un medio por el cual emprender dichos mecanismos.
Esta búsqueda por darse a conocer al interior de dicho medio se dio en la medida de generar un prestigio y un
renombre con el cual irse posicionando.
551
Bourdieu se refiere por capital económico a la detención de recursos con base expresiva en el valor
monetario. La posesión de dichos recursos es la manifestación de una dinámica en donde el poder ejerce de
manera directa y sin ocultarse, en contraste con otras formas de capital. José Saturnino Martínez García, “Las
clases sociales y el capital en Pierre Bourdieu. Un intento de aclaración,”
http://josamaga.webs.ull.es/Papers/clase-bd-usal.pdf (consultado el 20 de julio del 2015).
552
Bourdieu se refiere por capital social al “conjunto de los recursos actuales o potenciales vinculados a la
posesión de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de interconocimiento e
interreconocimiento; o dicho de otro modo, a la pertenencia a un grupo, en tanto en cuanto que conjunto de
agentes que poseen son sólo propiedades comunes (…) sino que están también unidos por vínculos
permanentes y útiles.” Pierre Bourdieu, El Capital Social. Apuntes Provisionales,” Zona abierta 94-95
(Primer semestre 2001): 83-84.

- 193 -
emprendieron una serie de estrategias con las cuales paliar dicha situación y, para ello,
aprovecharon parcialmente el capital que poseían (tanto cultural553 como simbólico554) para
constituirse con un mayor capital simbólico.555
En este entendido resultó necesaria la constitución de una estructura de
financiamiento y sustento para las revistas, donde, por medio de donaciones y la venta de
anuncios trataron de reunir el suficiente capital económico con el que sufragar la revista.
Para la constitución de dicho capital económico, los miembros de la revista recurrieron
tanto al capital social que poseían como al que poseían algunos amigos o conocidos. A su
vez, aprovecharon dicho capital social en la búsqueda de colaboraciones para la revista así
como al armar una estructura de distribución y circulación conveniente. La constitución de
estas estructuras de colaboración y circulación permiten observar cómo se fue
constituyendo el capital simbólico de los miembros de la revista.
La estructura de colaboradores permitió el enriquecimiento del capital cultural de
los miembros del grupo. Dicho capital es mostrado por los personajes a través de sus
cuentos, reseñas y ensayos publicados en las páginas de las publicaciones. Por su parte, su
circulación dio pie a que la revista llegara a las manos de una serie de personajes que
hablaron al respecto, ya fuera por medio de correspondencia, diálogos y menciones en
publicaciones periódicas, lo que posteriormente contribuiría a conformar un mayor capital

553
“El capital cultural se constituye por una disposición cultivada y una competencia cultural aprehendida
mediante la naturaleza de los bienes consumidos y la manera de consumirlos, y de la que forman parte,
esencialmente, cierto proyecto de acumulación cultural e imagen de lo que es la realización cultural”.
Francisco Javier Cortázar Rodríguez, La sociología de la cultura de Pierre Bourdieu (Guadalajara,
Universidad de Guadalajara, 1993), 36. A su vez Bourdieu hace una división al interior del capital cultural: el
incorporado, el cual es el que se encuentra interiorizado en el individuo, que requiere de trabajo y tiempo para
su incorporación y que está representado en el conocimiento. El objetivado, que es aquel expresado a través
bienes materiales con los cuales se da el proceso de incorporación, (léase libros, pinturas, imágenes,
momentos, etc.). Y el institucionalizado es aquel que está expresado por medio de títulos académicos o
legales y que recibe un reconocimiento institucional. Pierre Bourdieu, Bourdieu, “Los tres estados del capital
cultural,” Sociológica, Revista del Departamento de Sociología 5 (otoño 1987): 11-17.
554
“El capital simbólico está fundado sobre la reputación, la opinión, la representación y el honor. Esta forma
de capital es endeble, ya que puede ser destruido por la sospecha, la crítica, y se revela particularmente difícil
de transmitir, de objetivar. Es decir, es la forma que revisten las diferentes especies de capital cuando son
percibidas y reconocidas como legítimas”. Cortázar Rodríguez, La sociología de la cultura de Pierre
Bourdieu, 36.
555
Si bien rescato las formas de capital propuestas por Pierre Bourdieu, no retomo todos los presupuestos
teóricos respecto a la conformación del campo literario o artístico debido a su concepción de conflicto y
pugna al interior de dichos campos. Concibo la existencia de dichos factores (en ocasiones como elementos
principales) en las dinámicas sociales, pero considero que no son los únicos causales de explicación y análisis
social; por ello recurro a la perspectiva que propone Simmel basada en la libre interacción y que
posteriormente manejaría la perspectiva sociológica del interaccionismo simbólico. Estas perspectivas
conciben tanto un origen estructural como un origen basada en la elección individual.

- 194 -
social y simbólico para los miembros de la revista. Partiendo de esta propuesta, procedo a
explicar cómo se fueron conformando dichos capitales.

IV.3.1.- De financiamiento y mecenazgo: formas de sustentar materialmente a una


revista
Una vez concebida la idea de crear la revista Eos, Arturo Rivas Sainz y Juan José
Arreola se enfrentaron a la titánica tarea de materializarla. Para ello era necesario conseguir
recursos económicos, humanos y materiales con los cuales poder encaminar y sostener la
publicación. Para ello tanto Rivas Sainz como Arreola emprendieron una serie de
estrategias destinadas a conseguir recursos para la revista. Una de ellas fue el buscar
mecenas que aportaran recursos económicos o materiales, caso de Manuel Hernández,
dueño de los Talleres Linotipográficos “Idea”. Hernández era amigo de Arturo Rivas Sainz,
ya que anteriormente Rivas Sainz había impreso libros y revistas en dicho lugar. Es por
medio de esta relación que Hernández permitió que en su negocio se imprimiera Eos,
además de haberles dado papel para la impresión, todo esto de manera gratuita.556
Adicionalmente, contribuyó con varios anuncios que serían publicados en las páginas de la
revista.557 Es por ello que el libro de Arturo Rivas Sainz El concepto de la zozobra también
se imprimió en ese taller gráfico.558
La revista también contó con otros benefactores entre los que se encontraban
personajes culturales de importancia en la ciudad, profesionistas e instituciones, quienes a
través de anuncios publicitarios, aparecidos en sus páginas u otros medios, ayudaron a su
sostenimiento. Arreola menciona que quienes apoyaron a la revista fueron, entre “José
María Díaz de León, José Cornejo Franco, Rodolfo González Guevara, Ixca Farías,
Antonio Orendáin, la Universidad de Guadalajara, la Farmacia Rex, la librería Nueva idea y
la Imprenta Gráfica”.559 En la última página del primer número de Eos aparece un listado
de nombres e instituciones a los cuales los editores agradecen su ayuda al empeño de la
revista. Los nombres que aparecen en dicha lista son los siguientes: Universidad de
Guadalajara, Lic. Ignacio Jacobo, Lic. José María Díaz de León, Lic. Edmund Sánchez

556
Arreola, “De memoria y olvido”, 11. Caballer, “La etapa de editor es una de las más bellas”, 279.
557
Eos, julio de 1943, 3.
558
Rivas Sainz, El concepto de la zozobra, Colofón.
559
Arreola, El último juglar, 181.

- 195 -
Gutiérrez, Edificio Mercantil Desp. 10, Lic. José Martínez Valadez, Lic. Pablo Ascencio
Rosales, José Cornejo Franco, Lic. Carlos Osorio, Lic. Rodolfo González Guevara,
Adalberto Navarro Sánchez, Lic. Francisco Rodríguez Gómez, Ing. Raúl Lomelí Haro, Dr.
Pedro Rodríguez Lomelí, Joaquín Ríos, Francisco Aceves, Departamento Cultural del
Estado, Lic. Enrique Ramos Romero, Lic. Adalberto Gómez Gálvez, Lic. Pedro Vallín
Esparza, Lic. Guillermo Ramírez V., Lic. José Parres Arias, Juan Jiménez Vargas, Aristeo
Covarrubias, Ixca Farías, Lic. Castulo Romero, Dr. Enrique García Ruiz, Jorge Briseño,
Alfonso Mario Medina, Francisco R. Caracalla, Canada Dry, Adrián Hernández, Juan
Robles Martínez, Imprenta “Gráfica”, Antonio Orendaín, Librería “Idea Nueva”, Indalecio
Ramírez y Farmacia “Rex”.560 Es posible que todos ellos hayan sido contactos
desarrollados mayoritariamente por Arturo Rivas Sainz con base en su experiencia y
reputación al interior del campo literario de Guadalajara.
Algunos de los nombres que aparecen en el listado anterior son personas que
contribuyeron con algún anuncio en las páginas de Eos. Estos anuncios se generaron a
través de los miembros del núcleo que se reunía en la Farmacia Rex, fueran ellos mismos
quienes se anunciaban o conocidos y amigos. Este sistema de financiamiento se construyó
con base en experiencias anteriores en publicaciones periódicas, pues como vimos en el
primer y segundo capítulo, no era el primer proyecto editorial que emprendía Arturo Rivas
Saiz.
Como una muestra, están los casos de Navarro Sánchez y Alfonso Mario Medina,
quienes contribuyeron con anuncios o a servir de intermediarios para algún otro. Navarro
Sánchez anunció su taller de encuadernación localizado en su hogar, Contreras Medellín
634, y Medina conseguiría que la compañía refresquera “Canada Dry”, para la cual
trabajaba generando su publicidad, se anunciara en Eos.561 Otros ejemplos serían los
anuncios de la Farmacia “Rex”, propiedad de las hermanas Díaz de León, o los anuncios de
los Laboratorios “Alpha”, pertenecientes a Jorge Dipp, conocido de Juan José Arreola y
que también le había otorgado empleo en El Occidental. Por su parte las instituciones que
aparecen mencionadas en los agradecimientos estaban relacionadas de manera directa con
Arturo Rivas Sainz, quien laboraba en la Universidad de Guadalajara como docente en la

560
Eos, Julio de 1943, 51.
561
Esto lo puedo determinar a partir de las imágenes que aparecen en la publicidad de dicha compañía, pues
están firmadas por Alfonso Mario Medina.

- 196 -
Preparatoria de Jalisco y se relacionaba con el Departamento Cultural del Estado por medio
de la Escuela de Bellas Artes, la cual dirigía. Es por ello que aparecen constantes
menciones de dicha escuela en las páginas de la revista.
A pesar de estos mecanismos destinados a generar ingresos por medio de la gestión
de anuncios entre amigos y conocidos, el esfuerzo resultó insuficiente. Por ello es
explicable la presencia del siguiente anuncio en el número 2 de la revista: “Sr.
Comerciante: su anuncio en “Eos” tal vez no sea una lucrativa inversión; pero es una
aportación magnifica a la cultura jalisciense”.562 Aun así, los recursos solo alcanzaron para
financiar seis números y el libro de Rivas Sainz, quien terminó poniendo recursos propios
para la conclusión de dicha empresa.563
Lo sucedido con la revista Pan fue diferente. Se fueron integrando nuevas personas
al círculo y la coyuntura posicionó un nuevo panorama para el desarrollo de una revista, es
por ello que Pan se plantea de manera distinta a Eos. Al tratar de hacer un proyecto
editorial diferente, las maneras de reunir recursos cambiaron, aprovechando diversos
vínculos generados en cierta medida por el lugar de trabajo de Juan José Arreola y de
Antonio Alatorre, El Occidental. Estas conexiones le permitieron a Pan gozar de ciertos
lujos como lo fue el prescindir de anuncios para su sustento o el imprimirse en varios tonos
de color.
Durante 1945 Juan José Arreola seguía siendo el jefe de la oficina de circulación en
El Occidental y ocasionalmente era el encargado de editar la página literaria que aparecía
de manera irregular los lunes. Por su lado, Antonio Alatorre era un ocasional colaborador
del diario, publicando reseñas de acontecimientos culturales y editando la “Página del
agricultor” que aparecía todos los martes. Durante esta época el director del diario era
Pedro Vázquez Cisneros, “Don Gaiferos”, un connotado periodista y miembro de diversas
asociaciones católicas como la Acción Católica Mexicana. También en ese periodo se afilió
a las filas del Partido Acción Nacional, cuyo Comité Regional en Jalisco era presidido por
Efraín González Luna. En ese tiempo El Occidental y el Comité Regional de Acción
Nacional guardaban una gran relación, siendo una especie de órgano difusor de las posturas

562
Eos, No. 2, Agosto de 1943, Pág. 7.
563
Arreola, “De memoria y olvido”, 12.

- 197 -
de dicho partido.564 Pedro Vázquez estuvo muy vinculado a Juan José Arreola por ser su
jefe directo, situación que con el tiempo favoreció que se desarrollara un aprecio del
Cisneros por Arreola.565 Esta vinculación derivaría en que Pedro Vázquez se convirtiera en
un benefactor esencial para el desarrollo de Pan.

Imagen 17. Revista Pan, junio de 1945, 1. Biblioteca Personal de José Luis Martínez, Biblioteca de
México.

No existen registros muy precisos acerca de cómo inició el proyecto de la revista,


pero a partir de estas conexiones puedo inferir que debido a la inquietud que Arreola y
Alatorre tenían por la literatura era inminente que pasara por su cabeza la idea de
emprender un proyecto de esta naturaleza, debido a su necesidad de mostrar su obra al
público interesado. Al ir desarrollando la idea vieron en Vázquez Cisneros a una persona
que podría a contribuir para su desarrollo, y no estaban equivocados, pues a través de las
instalaciones del diario proveyó el material de prensa necesario para imprimir la revista
(tanto tipográfico como plomo, imprentas e incluso el mismo personal del diario) situación

564
Carta de Manuel Gómez Morín a Efraín González Luna fechada el 10 de febrero de 1944. González Luna
Corvera, Una amistad sin sombras, 908-910.
565
Carta de Juan José Arreola a su padre, fechada el 24 de noviembre de 1944. Arreola, El último juglar, 193.

- 198 -
que ponía en vilo al periódico pues: “El Occidental era tan pobre, que el invertir unos pocos
kilos de plomo en la composición de nuestra revista durante varios días (los que tardábamos
en corregir e imprimir Pan) ponía a temblar al diario. Pero don Gaiferos aguantó”.566
No solo ayudó materialmente, sino que además existe la posibilidad de que haya
sido la conexión directa entre el proyecto de la revista y Efraín González Luna. La figura de
González Luna fue de gran importancia para Pan, pues él junto a otros conocidos suyos
como José Arriola Adame (con quien había compartido experiencias culturales como la
revista Bandera de Provincia o Campo) o Ignacio de la Cueva (a quien posiblemente
conoció durante su participación en agrupaciones católicas como la Acción Católica
Mexicana o la Asociación Católica Juvenil Mexicana), aportarían recursos económicos con
los cuales se adquiriría el papel para la revista y se podrían dar el lujo de prescindir de una
estructura comercial para su sustento. 567
La figura de Efraín González Luna tenía un significado y un simbolismo muy
importante al interior del mundo cultural y político tapatío,568 razón por la cual el hecho de
que patrocinara a Pan resultaba muy significativo. Este padrinazgo de González Luna a
Pan puede ser que no se haya debido exclusivamente a la intervención de Pedro Vázquez
Cisneros, sino que, además del vínculo que compartía con Rivas Sainz, haya encontrado
una afinidad con Arreola y Alatorre en el sentido literario, pues aun cuando sabía que ellos
no concordaban en posicionamientos políticos ni ideológicos con él (según declara
Alatorre), sus afinidades literarias eran similares, al tener un gusto similar por la literatura
francesa con autores como Jacques Maritain, Charles Peguy, Paul Valéry o Paul Claudel (a
quien incluso Efraín González Luna tradujo).569 González Luna resulta de gran importancia
para el desarrollo económico y cultural del proyecto, llegando incluso a que se difundiera el
rumor de que la revista se llamaba Pan en referencia al Partido Acción Nacional.570

566
Alatorre, “Presentación”, 231-232.
567
Alatorre, “Presentación”, 223.
568
Esta importancia se refleja en las declaraciones que da Emmanuel Carballo cuando se refiere que “Al
inicio de los años cincuenta la vida cultural jalisciense se desenvolvía entre dos polos políticos: la izquierda y
la derecha. El primero representado por José Guadalupe Zuno y el segundo por Efraín González Luna.”
Carballo, Ya nada es igual, 302.
569
Estas declaraciones ponen a la figura de Efraín González Luna como un benefactor para las causas
culturales que podrían ser afines en cierto sentido a su ideología o a sus gustos. Habría que dar mayor
profundidad a este aspecto, aunque para esta investigación no es el caso. Alatorre, “Presentación”, 233.
570
Alatorre, “Presentación”, 235.

- 199 -
Una vez que Antonio Alatorre y Juan José Arreola abandonaron el proyecto y que
Adalberto Navarro Sánchez se hiciera cargo de él, parece que los fondos y apoyos
terminaron, pues la revista sufre una reestructuración muy profunda respecto a su formato,
encaminado a propiciar una entrada económica por medio de anuncios comerciales y la
exhibición del precio por número y por seis números. Esto se puede deber a que los apoyos
que recibía la revista durante la dirigencia de Arreola y Alatorre estaban muy ligados a su
lugar de trabajo (El Occidental) y una vez que Arreola renunció a su puesto para irse a
París, Alatorre se vio mermado en cuanto al soporte percibido. Esta pudo ser una de las
causas por las cuales se trasladó a México y Navarro Sánchez se hizo cargo de la
publicación.571

Imagen 18. Revista Pan, enero-febrero de 1946, 1. Biblioteca Particular José Luis Martínez, Biblioteca
de México.

571
Esto contrasta con lo que dice Adalberto Navarro Sánchez cuando se refiere a que Pedro Vázquez Cisneros
y Efraín González Luna apoyaron los siete números de Pan. No estoy de acuerdo con él, pues el último
número de Pan sufre grandes cambios en cuanto a formato y estructura de sustento del que se venía
manejando respecto a los primeros seis números dirigidos por Arreola y por Alatorre, haciéndola más
comercial debido a las nuevas circunstancias. “Juan Rulfo entre silencios: entrevista con Adalberto Navarro
Sánchez”. El Informador, 16 de febrero de 1986, Sección Cultural, 5.

- 200 -
Durante esta etapa es evidente que Navarro Sánchez tuvo que recurrir a una
estrategia comercial con el objetivo de hacer sostenible el proyecto editorial. Para ello echa
mano de una estructura que ya había desarrollado con anterioridad, con la revista Los
Cuatro Puntos, pues gran parte de los anuncios comerciales que aparecen en las dos
revistas corresponden a los mismos negocios, como la Librería “Nueva Idea”, las ópticas
“Silva”, la Farmacia “Rex”, la peletería “México”, la librería “La Joyita” o incluso el
negocio de encuadernación de libros que poseía el mismo Navarro Sánchez.572 Asimismo,
aparecen en la publicación por primera vez el precio por número y por seis números, razón
que evidencia la necesidad de generar ingresos por concepto de ventas de ejemplares para
que la revista resultara viable, lo que no resultó suficiente y desapareció por falta de
viabilidad económica.

IV.3.2.-El motor para generar y difundir: colaboradores y circulación


Las revistas Eos y Pan comparten las peculiaridades de ser publicaciones
personalistas, de núcleo cerrado y de convocatoria limitada. Estas caracterizaciones se
deben a que las figuras de los editores en turno (Arreola y Rivas Sainz en Eos, Arreola y
Alatorre en gran parte de Pan) ejercían un control respecto a qué tipo de contenidos se
publicaban; de núcleo cerrado debido a la ausencia de nombres publicados más allá de
quienes formaban parte de su círculo y de convocatoria limitada debido a que resultaba
problemática la manera en que circulaba la revista entre el público consumidor. Estos
aspectos pueden ser resultado, en parte, de las limitaciones que implicaba la ciudad de
Guadalajara para el desarrollo de productos culturales de este tipo, situación que como
vimos en el primer capítulo implicaba que su duración temporal fuera limitada debido a
dificultades económicas; o de la situación mundial que sobrevino durante esta época. Pero
también es posible observar que dichas restricciones se lograron superar en cierta manera
por medio de algunas estrategias que desarrollaron los fundadores de la revista con el
objetivo de hacerla viable, al mismo tiempo que contribuían al incremento de capital
simbólico para hacerse de una referencia en el campo literario local y nacional.
Para el caso de los colaboradores de la revista Eos, queda claro que no solamente
Juan José Arreola y Arturo Rivas Sainz publicaron en las páginas de dicha revista. También

572
Véase Pan, enero-febrero de 1946; Los Cuatro Puntos, Agosto de 1943.

- 201 -
se insertaron textos (en sus diversas modalidades) de la autoría de Joaquín Ríos, Noel Rivas
Sainz, Rafael Alberti, Adalberto Navarro Sánchez, Fray Luis del R. de Palacio, Paul
Valéry, Ignacio Braulio Anzoátegui y Edmundo Báez, así como colaboraciones de
personajes como Agustín Yáñez, Aníbal Noriega, José de J. Núñez y Domínguez, Rafael
López y Manuel Martínez Valadez, dentro del número dedicado al mismo Martínez
Valadez.573 Resulta necesario mencionar las imágenes de Alfonso Mario Medina, José Inés
Casillas y Rubén Mora Gálvez que aparecen en los diversos números de la revista. De todos
ellos resulta evidente que los textos de Fray Luis del R. de Palacio, Manuel Martínez
Valadez, Rafael Alberti, Ignacio Braulio Anzoátegui y Paul Valéry fueron retomados de
otras publicaciones.574 Para el caso de Agustín Yáñez, Aníbal Noriega, José de J. Núñez y
Domínguez y Rafael López sus textos posiblemente hayan aparecido debido a la necesidad
de contar con escritores que hicieran referencia a la obra de Manuel Martínez Valadez.
Todo esto deja como colaboradores directos únicamente a Adalberto Navarro Sánchez,
Edmundo Báez, Joaquín Ríos y Noel Rivas Sainz.
Estos cuatro colaboradores cotidianos dan como resultado la conformación de un
grupo un poco más amplio frente al de que se reunía en la Farmacia “Rex” y posteriormente
en los cafés “Apolo” y “Nápoles”. Las únicas excepciones serían Noel Rivas Sainz, quien
fue hermano de Arturo Rivas Sainz; y Edmundo Báez, a quien se podría considerar como
itinerante del grupo de la farmacia y los cafés, aun cuando vivía en la Ciudad de México,
pues cada vez que visitaba Guadalajara se reunía con dicho círculo social. Esto permite
confirmar lo expresado por Arreola de que la falta de colaboraciones mermó la duración de
la revista, porque la convocatoria nunca se abrió más allá del círculo, un grupo “muy
pequeño, pero selecto”,575 o simplemente porque las colaboraciones nunca llegaron.
Con el paso del tiempo y la inserción de nuevas personas con las cuales
establecieron vínculos, pasó una vez más por la mente de Arreola y su nuevo compañero,

573
Probablemente los textos inéditos que fueron publicados en dicho número especial fueron otorgados por
José Martínez Valadez, posible familiar directo del escritor arandense, que aparece en el listado de
agradecimientos que realiza la revista, y que anteriormente fue mencionado.
574
Esto porque Fray Luis del R. de Palacio es un autor del siglo XX, el texto de Paul Valéry es una traducción
de Arturo Rivas Sainz, Manuel Martínez Valadez ya había fallecido para ese entonces y sus textos fueron
publicados en Pan como homenaje, Rafael Alberti se publicaron sus poemas como una referencia al estudio
que publicó Arturo Rivas Sainz sobre él en el mismo número y de Anzoátegui porque residía en Argentina y
no he logrado comprobar ningún vínculo directo entre los miembros del grupo y algún escritor radicado en
Argentina. Véase Eos, julio-octubre de 1943.
575
Arreola, El último juglar, 179, 197.

- 202 -
Antonio Alatorre, la idea de emprender Pan. En sus páginas contribuirían Arturo Rivas
Sainz, Juan José Arreola, Alfonso de Alba, Juan Rulfo, Antonio Alatorre, Miguel
Rodríguez Puga, Adalberto Navarro Sánchez, Ricardo Serrano, Alí Chumacero, Luis
Noyola Vázquez, Juan de Alba, Edmundo Báez y José Arriola Adame. También se publicó
obra de autores extranjeros o ya fallecidos como Francisco González León, Ramón López
Velarde, Raissa Maritain, André Maurois, André Rousseaux, André Duyoner de Segonzac,
Jean Cocteau, Edgar Neville, Paul Valéry y Georges Duhamel. Alejandro Rangel Hidalgo,
como vimos anteriormente, sería el encargado del diseño del logo de la revista.576
De todos los colaboradores, solamente Alí Chumacero, Luis Noyola Vázquez, Juan
de Alba,577 Edmundo Báez y José Arriola Adame no formaban parte del círculo de los
cafés, al que sí pertenecían en cierta manera Adalberto Navarro Sánchez, Miguel Rodríguez
Puga, Juan José Arreola, Antonio Alatorre, Ricardo Serrano, Arturo Rivas Sainz, Alfonso
de Alba, e incluso Alejandro Rangel Hidalgo.578 Esto es una muestra de que Pan, si se
opone a Eos, fue una revista de mayor apertura a colaboradores, aunque aún resulta
limitado el número de personas “ajenas” al círculo (5) que publicaron frente a los miembros
del grupo (7).
Las conexiones existentes entre los colaboradores externos y la revista dan a
entender que realmente no estaban tan desvinculados del grupo. En el caso de Alí
Chumacero, quien nació en Nayarit y que durante su juventud (la década de 1930) vivió en
Guadalajara junto a José Luis Martínez y Jorge González Durán, generó diversos vínculos

576
Según Víctor Campos Ochoa los escritores que publicaban en la revista Pan tenían que pagar para que
aparecieran sus colaboraciones. Por ello señala que Juan Rulfo publicó solo dos cuentos. Víctor Campos
Ochoa, La dimensión espacio-temporal de Juan Rulfo (Guadalajara: Edición del autor, 2011), 79. Esto que
sustenta Campos Ochoa resulta una posible confusión además de que carece de fundamentación. Además de
señalar que Pan se editaba en 1942, cosa que resulta inexacta, posiblemente allá confundido el pago por
publicación con un posible donativo para el sustento de la revista, pues en toda la investigación no encontré
ninguna referencia al cobro de las colaboraciones.
577
No me fue posible establecer una conexión entre algún miembro del grupo y Juan de Alba, a pesar de que
su obra poética la realizó en dicha época (1940´s y 1950´s).
578
El contacto de Rangel Hidalgo pudo ser establecido, una vez más, a través de la figura de Efraín González
Luna, ya que entre estos dos existía contacto porque el primero había colaborado con la editorial Jus en la
ilustración de varios libros, entre ellos Vía Crucis de Paul Claudel, que tradujo González Luna. Carta de
Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín fechada el 19 de noviembre de 1943. González Luna Corvera,
Una amistad sin sombras, 851-852. Arreola en el listado que ofrece de quienes se reunían en los cafés refiere
a que Alejandro Rangel Hidalgo lo frecuentaba de manera esporádica, pero que era considerado dentro del
círculo. Arreola, El último juglar, 197

- 203 -
con personajes del ámbito cultural tapatío (entre ellos Efraín González Luna).579
Posteriormente migraría a la Ciudad de México junto a Martínez y González Durán, en
donde se integrarían al grupo de la revista Letras de México, que dirigía Octavio G.
Barreda.580 Barreda tenía contacto directo con el grupo de la farmacia Rex y de los cafés
tapatíos, en especial con personajes como Arturo Rivas Sainz581 y Guadalupe Díaz de
León.582 Es posible que el vínculo entre dicho grupo y Chumacero haya nacido en esta
etapa por intervención de Barreda. Posteriormente fue creciendo, llegando al grado de que,
cuando este visitaba Guadalajara, frecuentaba las reuniones de los cafés para departir sobre
literatura y compartir las novedades que ocurrían en la capital del país.583
El caso de Edmundo Báez, como mencioné anteriormente, era conocido de las
hermanas Díaz de León y de Arreola desde su estadía en la Ciudad de México a finales de
la década anterior, situación por la que concurría a las reuniones en los cafés cuando
visitaba Guadalajara.584 Luis Noyola Vázquez, poeta nacido en San Luis Potosí, también
hacia lo propio.585 Por su parte José Arriola Adame era uno de los mecenas de la revista,
razón por la cual considero que publicó en Pan, además de ser uno de los hombres con
mayor capital simbólico dentro del campo literario tapatío.
A la hora de explicar lo referente a la circulación de las revistas topamos con un
hueco que resulta difícil (sino imposible) de llenar, ya que es imposible saber de manera
detallada qué público las “consumió” y con qué fin. Lo que sí es posible realizar es conocer
de qué manera circularon las revistas y a algunas de las personas a las que llegaron las
publicaciones.

579
Alberto Arriaga y Moramay Herrera Kuri, “Alí Chumacero: curador de generaciones literarias,” La Gaceta
del Fondo de Cultura Económica 479 (Noviembre de 2010): 13-14.
580
Arriaga, “Alí Chumacero: curador de generaciones literarias”, 14.
581
Arturo Rivas Sainz contaba con una gran vinculación con diversos escritores de la Ciudad de México,
entre ellos Octavio G. Barreda, Ali Chumacero y José Luis Martínez. En las bibliotecas personales de Ali
Chumacero y de José Luis Martínez es posible encontrar diversos libros de Rivas Sainz escritos entre 1939 a
1945 con dedicatorias personales a los propietarios de dichas bibliotecas, en donde es notable la existencia de
un vínculo de amistad.
582
Del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola, 74-76. La colaboración entre estos dos grupos fue
más profunda durante la época de Eos, pero que no dejo de repercutir durante la época de Pan. De ello
hablaré con mayor profundidad en el siguiente sub-apartado.
583
Arreola, El último juglar, 206.
584
Arreola, El último juglar, 206.
585
Ignoro la manera en que estableció contacto con el grupo para llegar a tal grado de convivencia. Arreola,
El último juglar, 206.

- 204 -
En el caso de Eos, la misma necesidad de generar ganancias con las cuales seguir
solventando la revista y la edición de libros implicaba que se tenía que distribuir con precio
de venta. Esta distribución se realizaba entre las principales librerías y algunos puestos de
periódicos de Guadalajara. Pero esto no limitaba que la circulación de la revista se realizara
solo en la ciudad, sino que su mismo registro como artículo de 2ª clase en la
Administración de Correos de Guadalajara indica que se pretendió una distribución por la
vía postal.586 Esta repartición por correo no implicaba que fuera necesariamente con fines
monetarios, ya que también hacía llegar a conocidos y familiares.587
La distribución en sus dos modalidades hizo que la revista llegara a manos de una
serie de personajes de relevancia en el mundo cultural que permitieron dar a conocer la
publicación, y a la vez al grupo que la originó, buscando así aumentar su capital simbólico.
Algunos de los personajes o agrupaciones que recibieron dicha revista fueron Revista de
Revistas y Letras de México, quienes a través de reseñas saludaban a la revista;588 también
es posible encontrar ejemplares en las bibliotecas particulares de Agustín Yáñez y José Luis
Martínez, el primero un escritor ya reconocido tanto dentro como fuera de Guadalajara y la
Ciudad de México; el segundo, miembro del grupo de Letras de México, conocía a Juan
José Arreola desde su niñez, ya que fueron compañeros durante el tercer año de primaria en
Zapotlán el Grande, posteriormente perderían contacto y se reencontrarían por medio de
esta publicación.
El libro de Rivas Sainz editado por Eos llegaría a manos de diversas personas por
cualquiera de los dos medios de producción, pudiéndose encontrar en la biblioteca personal
de Ali Chumacero y de José Luis Martínez, además de que Efraín González Luna
compartió el libro a través de su correspondencia con Manuel Gómez Morín, llegando a
establecer contacto directo con Arturo Rivas Sainz a través de la misma correspondencia.589
Para el caso de la revista Pan su circulación fue un poco más compleja. Debido a
que su perfil no era comercial, no disponía ni siquiera de precio al público. En cambio sí
contaba con registro ante correos para su circulación por este medio. A su vez según señala

586
Eos, septiembre de 1943, Contraportada.
587
Carta de Juan José Arreola a su padre fechada el 4 de agosto de 1943. Arreola, El último juglar, 188-190.
588
Revista de revistas, 22 de agosto de 1943, Sección últimos Libros; Letras de México. 15 de agosto de
1943, 1.
589
Carta de Manuel Gómez Morín a Efraín González Luna fechada el 15 de febrero de 1944. González Luna
Corvera, Una amistad sin sombras, 913-917.

- 205 -
Antonio Alatorre, la revista era un regalo para los amigos, razón por la que se tiraban
alrededor de 100 ejemplares por número. Señala también que se enviaban alrededor de 25
ejemplares a la Ciudad de México, algunos más a Zapotlán el Grande y otros a diversas
partes del país, además de los ejemplares que hacían llegar a los mecenas y demás
colaboradores de la revista.590 Menciona que aun así quedaban números en bodega,
distribuyendo entre 60 y 70, con lo que se sobreentiende que la cantidad de ejemplares de la
revista superaba sus posibilidades para establecer contactos.591
Entre quienes la recibían se encontraban los familiares de Juan José Arreola en
Zapotlán,592 mecenas de Guadalajara como Efraín González Luna,593 amigos de la Ciudad
de México como José Luis Martínez594, revistas literarias como Papel de Poesía de Saltillo,
Estilo de San Luis Potosí o Viñetas de Literatura Michoacana, asentada en Morelia y
dirigida por Porfirio Martínez Peñalosa, al igual que el Instituto Francés de América Latina.
También enviaban la revista a personajes culturales destacados como Alfonso Reyes. 595 La
circulación de Pan implica que además de tratar de reforzar los vínculos ya existentes entre
los conocidos de los productores, pretendió servir como una forma de establecer nuevos
vínculos con grupos literarios o figuras destacadas. Para ese momento Alfonso Reyes era el
patricio de las letras mexicanas y su reputación y reconocimiento resultaba muy
significativo para todo joven aspirante a escritor. Por ello resulta entendible el hecho de que
Arreola y Alatorre se preocuparan por tratar de establecer un lazo con él, con el objetivo de
que conociera su trabajo y pudiera servir como una especia de “padrino” literario.
Además de la circulación por correspondencia directa entre los productores y los
consumidores, se dio otra más personal que se podría caracterizar como “de voz en voz”, ya
que alguien que había leído la revista la distribuía entre sus conocidos; es el caso de Manuel
Gómez Morín y Alejandro Avilés. Por medio de Efraín González Luna, quien les envío la

590
Alatorre, “Presentación”, 233.
591
Alatorre, “Antonio Alatorre y Juan José Arreola”, 295.
592
Carta de Juan José Arreola a su padre, fechada el 19 de agosto 1945. Arreola, El último juglar, 194.
593
Carta de Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín fechada el 9 de octubre de 1945. González Luna
Corvera, Una amistad sin sombras, 1249.
594
La colección incompleta de la revista está disponible en el Fondo Particular de José Luis Martínez, en la
Biblioteca de México “José Vasconcelos”.
595
Antonio Alatorre señala que cuando estuvo en contacto con Alfonso Reyes años después de su etapa de
Guadalajara, vio como era común que le llegaran revistas literarias de todo el país e incluso del extranjero,
pero que Reyes acostumbraba regalarlas a conocidos que lo visitaban en la capilla Alfonsina. Alatorre se
interrogaba si Pan correría con la misma suerte. Alatorre, “Presentación”, 233-234. Al buscar la revista Pan
en la Capilla Alfonsina, no fue posible encontrarla ahí, por lo que es posible que Alatorre tenía razón.

- 206 -
revista desde Guadalajara, Gómez Morín y Avilés conocieron el poema “inédito” de
Ramón López Velarde que se publicó en Pan.596 Esto es muestra de que la revista se movió
más allá de los ámbitos que los editores de Pan pretendían, dando cierto resultado su
estrategia de utilizarla como una forma de obtener reconocimiento personal. Pero esta
difusión no les garantizaba el generar un capital simbólico con el cual ganar renombre al
interior del mundo literario. Para ello era necesario mostrar calidad en cuanto a su
producción literaria así como conocimiento del ámbito en el cual se desarrollaban.

IV.3.3.- El reconocimiento entre pares: reseñas, recepción, reconocimiento


(publicación de colaboraciones) y vínculos
La manera en que los participantes de Eos y Pan hicieron uso de su capital cultural
estuvo íntimamente relacionada con el capital social que poseían y desarrollaban. Dichas
muestras de capital cultural se basaban en lo que habían aprendido con anterioridad y lo
compartido sobre literatura en las reuniones en la Farmacia Rex y los cafés, además de las
novedades sobre lecturas que eran incorporadas a su “arsenal” cultural; todo ello es una
muestra del tránsito entre capital cultural objetivado al incorporado. Este capital cultural no
solo se manifestó en dichas reuniones, sino también a través de las distintas colaboraciones
que se publicaron en Eos y Pan. Por su parte el uso del capital social para la distribución de
las revistas permitió que los productores culturales fueran conocidos por varios grupos
literarios, a los cuales trataron de saludar y reseñar, con el objetivo de efectuar críticas o
halagar su contenido. Estos dos ámbitos permitieron que el reconocimiento de los
miembros del círculo de las revistas Eos y Pan se incrementara, con lo cual sus
oportunidades de desarrollo profesional aumentaban, siendo posible publicar en otras
revistas, establecer y fortalecer sus vínculos literarios, y permitiendo así su acrecentamiento
de capital simbólico.
En dicho aspecto las reseñas fueron una pieza fundamental para mostrar el capital
cultural que habían incorporado y desarrollado los productores de Eos y Pan. En el caso de
Eos las reseñas se limitaron a ejercicios críticos realizados por Arturo Rivas Sainz,
Adalberto Navarro Sánchez, Joaquín Ríos y Juan José Arreola. Joaquín Ríos con su

596
Carta de Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín fechada el 9 de octubre de 1945. Carta de Manuel
Gómez Morín a Efraín González Luna fechada el 15 de octubre de 1945. González Luna Corvera, Una
amistad sin sombras, 1249-1251.

- 207 -
colaboración publicada en el primero número respecto a la novela de William Faulkner Luz
de Agosto, con críticas ambiguas tendientes a lo positivo;597 mientras tanto Adalberto
Navarro Sánchez en el segundo número no se aparta de la poesía, su especialidad, al
reseñar el libro de Efrén Hernández que apenas había publicado en ese año, con título Entre
muros apagados, con críticas positivas.598
Por su parte Juan José Arreola mostró un mayor desenvolvimiento al publicar
reseñas críticas de dos libros, todas de escritores mexicanos contemporáneos a los cuales
conocía. En el primer número reseñó el texto de quien había sido su maestro y compañero
de teatro, Rodolfo Usigli, con su obra El Gesticulador, mostrándolo como una promesa del
teatro mexicano.599 En el segundo número publicó una reseña crítica de la novela El Luto
Humano, recién publicada por José Revueltas. En ella lo compara a cuentistas rusos y lo
declara como un artista en “vísperas de amplia y fecunda madurez”.600
En contraste, quien prácticamente se adueña de la tribuna en la promoción de su
capital cultural es Arturo Rivas Sainz, ya que sus colaboraciones, extensas en número, no
solo se limitan a reseñas críticas sobre algún texto, sino que se aventura a realizar ensayos
completos sobre la obra de algún autor o sobre teoría literaria. Tan solo en el primer
número de Eos bajo el título de “Contrapunto y fuga” dedica un ensayo entero a la poesía
Rafael Alberti.601 En el segundo número publica un ensayo sobre el Romancero español,602
y a su vez escribe dos reseñas críticas para los libros Tratado del paisaje de André Lothey y
De Leonardo De Vinci a la pintura contemporánea del argentino Julio Rinaldo, con lo que
dio muestra de la amplia variedad de temas que manejaba, no solo aspectos literarios.603 En
el tercer número, dedicado a Manuel Martínez Valadez, Rivas Sainz realiza un pequeño
ensayo sobre este autor,604 y en el cuarto colabora con una reseña crítica del libro de
sonetos Son en la niebla del poeta argentino Antonio Pérez Valiente de Moctezuma.605
Esta perspectiva sobre las reseñas en Eos permite dos aspectos de reflexión: que
fueron los escaparates por medio de los cuales los colaboradores podían mostrar su capital
597
Eos, julio de 1943, 47-48.
598
Eos, agosto de 1943, 43-44.
599
Eos, julio de 1943, 46-47.
600
Eos, agosto de 1943, 49-50.
601
Eos, julio de 1943, 30-41.
602
Eos, agosto de 1943, 25-43.
603
Eos, agosto 1943, 44-49.
604
Eos, septiembre de 1943, 14.
605
Eos, octubre de 1943, 23-26.

- 208 -
cultural incorporado y también una muestra del capital cultural objetivado al cual podían
tener acceso, consistente tanto en autores nacionales como extranjeros en ediciones tanto
nacionales como extranjeras.
La aparición de reseñas en la revista Pan fue limitada, ya que su presencia se dio
solamente en el último número, el dirigido por Adalberto Navarro Sánchez. Figuran
entonces cuatro reseñas críticas realizadas por cuatro personas diferentes: José Arriola
Adame, Arturo Rivas Sainz, Adalberto Navarro Sánchez y Antonio Alatorre. Rivas Sainz
realiza una crítica del libro de José Antonio Portuondo titulado Concepto de la poesía que
editó El Colegio de México, en donde se expresa del texto de una manera ambigua; 606 José
Arriola Adame, por su parte, reseña el libro Mozart, cuyo autor es Héctor del Valle y
editado por la editorial española Atlas, cuya edición alaba;607 Antonio Alatorre realiza a su
vez una fuerte crítica al texto de Efraín Huerta Los hombres del alba, el cual considera
como repetitivo y carente de imaginación608 y, por último, Adalberto Navarro Sánchez
efectúa otra crítica del Discurso de la novela española contemporánea, cuyo autor es Max
Aub, no obstante que alaba su trabajo.609 Las reseñas que aparecen en Pan son muestra de
una nueva perspectiva que reina sobre la revista, la de Adalberto Navarro Sánchez, quien
aspira a realizar una publicación mejor estructurada, con secciones bien definidas, lo que
Alatorre denomina como un ensayo de la posterior Et Caetera. Pero también es una
exteriorización de quiénes son los que tienen el mayor capital cultural dentro de los
colaboradores de Pan para ese momento.610
La adquisición de capital simbólico no solo se dio a través de reseñas publicadas en
Eos y Pan, sino que las reseñas y críticas que aparecieron en otras publicaciones sobre Eos
y Pan, así como el libro de Arturo Rivas Sainz, contribuyeron a la generación de ese capital
simbólico. Ciertamente no fueron numerosas, pero aparecieron en espacios que contaban
con gran relevancia tanto por su capacidad de difusión como por las personas que se
encontraban detrás de ellas.

606
Pan, enero-febrero 1946, 35-36.
607
Pan, enero-febrero 1946, 36-39.
608
Pan, enero-febrero 1946, 39-45.
609
Pan, enero-febrero 1946, 45-49.
610
Recordemos que para finales de 1945 Juan José Arreola había marchado a París. Posteriormente Juan
Rulfo y Antonio Alatorre también se trasladarían a la Ciudad de México, pero es posible que Alatorre haya
dejado dicha colaboración ya realizada.

- 209 -
Para el caso de Eos se editaron menciones en dos revistas muy distintas, pero de
gran relevancia en sus campos.611 Letras de México era (junto a El Hijo Prodigo, hecha
también por el mismo grupo) la revista literaria más importante del país de la primera
década de 1940. Como mencionaba anteriormente, dicha publicación era dirigida por
Octavio G. Barreda y varios de sus colaboradores eran conocidos del grupo de Eos. Por ello
no resulta raro que figurara una mención de Eos en la sección de avisos y noticias, editada
por Antonio Acevedo Escobedo, que versa lo siguiente: “(…) En julio empezó a publicarse
en Guadalajara “Eos”, revista jalisciense de literatura, editada por dos legítimos valores
jóvenes: A. Rivas Sainz y J. José Arreola. El número inicial trae entre otras cosas un
finísimo relato de Arreola y notas y opiniones literarias. (…)”.612 Presenta una valoración
positiva de la revista y a Arreola y Rivas Sainz (no tanto) como jóvenes valores literarios.
En un número posterior también figuraría otra pequeña relación acerca de la dedicación del
tercer número a la memoria de Manuel Martínez Valadez.613
Por su parte en Revista de revistas apareció otra referencia a Eos. Dicha publicación
se podría calificar como de variedades, ya que sus contenidos iban desde el espectáculo, el
cine, la música, la literatura hasta la política y secciones para mujeres y el hogar. Su edición
era semanal y su tiraje era muy amplio, además de que su difusión era muy extensa y
llegaba a un público consumidor más amplio, razón para suponer que fue muy significativa
para Eos. La pequeña reseña decía lo siguiente:

Ha comenzado a publicarse en Guadalajara la “Revista Jalisciense de


Literatura”, con toda cordialidad le deseamos que pase del fatídico sexto número, con
el que suelen fenecer, cuando no antes, las revistas de esa índole. En el sumario del
primero, además de las páginas de presentación y programa, figuran un largo cuento,
templadamente satírico, de Don José Juan Arreola; un perspicaz estudio de Don Arturo
Rivas Sainz –que con el señor Arreola dirige la revista- sobre el poeta español Rafael
Alberti; cuatro poesías de éste; un par de opiniones bibliográficas, y algunas notas
locales. Las viñetas y adornos son de Don Mario Medina.614

611
Existe una tercera revista con la cual mencionan que establecieron intercambio. Fue Bitácora, que
publicaba Vicente Gerbasi en Caracas Venezuela. No me fue posible ubicarla en acervos nacionales, por lo
cual aún queda la duda si apareció alguna reseña de Eos en ella. Eos, agosto de 1943, 52.
612
Letras de México, 15 de agosto de 1943, 1.
613
Letras de México, 15 de octubre de 1943, 1.
614
Revista de revistas, 22 de agosto de 1943, Sección “Últimos libros”.

- 210 -
Esta mención parece un poco más distante que la realizada en Letras de México
además de presentar un panorama menos esperanzador por su corta expectativa respecto a
las revistas literarias, pero aun así presenta una perspectiva general de la revista, lo que
ayudó a su difusión y conocimiento.
Por su parte El Concepto sobre la Zozobra, libro de Arturo Rivas Sainz publicado
por Eos, tuvo una recepción más amplia al interior de la crítica literaria, siendo producto de
discusión entre allegados y conocedores de la obra de Ramón López Velarde. Muestra de lo
primero serían las reseñas que aparecieron en Letras de México y en El Occidental.615 En el
caso de Letras de México “La zozobra de López Velarde” fue hecha por José García Marín
quien en general plantea aspectos positivos acerca de la obra.616 En la página literaria de El
Occidental aparece una pequeña reseña acerca de López Velarde y el libro realizada por
Juan José Arreola que concluye de la siguiente manera:

Primero fue, en México, Xavier Villaurrutia. Ahora ha tocado a un jalisciense.


Arturo Rivas Sainz, de aguda inteligencia, descender a los subsuelos de la poesía
velardeana. Siguiendo el rastro, que se inicia en el título de la obra más importante de
Ramón, “Zozobra”, Rivas Sainz ha perseguido a través de todos los escritos del poeta
zacatecano, las huellas de zozobra y angustia que dan un matiz total a esa obra
singularísima y poco conocida en su verdadera esencia.617

Estas referencias al trabajo de Rivas Sainz contribuyeron a que se difundiera su


contenido y que llegara a oídos de personas como Manuel Gómez Morín y Efraín González
Luna, quienes por medio de la correspondencia que intercambiaban compartían opiniones
al respecto. En dichas cartas Gómez Morín expresa que si bien la obra de Rivas Sainz
carece de un conocimiento más profundo sobre la figura de López Velarde, aun así es por
mucho la mejor obra que se ha escrito acerca del poeta zacatecano.618 Fue tanta la inquietud

615
También aparecieron reseñas de El concepto de la zozobra en Ábside, donde Manuel Ponce escribió bajo el
título “Angustia de la vida y zozobra de la muerte”, que apareció en el número 3, perteneciente a julio-
septiembre de 1944. Universidad Nacional Autónoma de México, Diccionario de escritores mexicanos, siglo
XX: desde las generaciones del Ateneo y novelistas de la Revolución hasta nuestros días, Vol. 4 (México:
UNAM., 1988), 459.
616
Letras de México, 1° de mayo de 1944, 4.
617
El Occidental, 14 de agosto de 1944, primera sección, 4.
618
Carta de Manuel Gómez Morín a Efraín González Luna fechada el 15 de febrero de 1944. González Luna
Corvera, Una amistad sin sombras, 913-917.

- 211 -
de Manuel Gómez Morín por el trabajo de Rivas Sainz que, como mostré anteriormente,
llegaron a intercambiar correspondencia acerca de dicho tema.619
La revista Pan también tuvo menciones en otras publicaciones así como una
invitación a un proyecto editorial colectivo. Pan obtuvo la atención del Instituto Francés de
América Latina a través de su órgano Revista del IFAL, que reprodujo íntegramente la
portada del número 3 de Pan donde aparecía un texto sobre Paul Valéry y al margen
aparecía la frase “!Qué bien que en la provincia mexicana haya lectores de literatura
francesa!”.620 En conjunto con las revistas Papel de Poesía de Saltillo, Viñetas de literatura
michoacana de Morelia (con las cuales habían establecido canje) y Estilo de San Luis
Potosí habían ideado sacar un número bajo el nombre de Haz de provincias que incluiría a
Pan. La emigración de Arreola a París y el abandono de Guadalajara de Alatorre, dicha
idea tuvo que ser descartada.621A pesar de ello, Haz de provincias salió con las tres revistas
originales, apareciendo una reseña de ella en Letras de México, diciendo lo siguiente:

(…) Haz de Provincias, (Feria del libro, 1946) es el nombre colectivo que
adoptaron tres estimables publicaciones provincianas: “Estilo” (San Luis Potosí),
“Papel de Poesía” (Saltillo) y “Viñetas” (Morelia). Desiguales como son ellas mismas,
lo han de ser su presencia conjunta. El prólogo de Alfonso Reyes justica todo. Por
“Estilo” colaboran Joaquín Antonio Peñalosa, Moisés Montes y la desaparecida
Concha Urquiza. Por “Papel de poesía”, que tiene otro estilo, uno muy propio y
valioso, Rafael del Río, José García Rodríguez, Otilio González, Jesús Flores Aguirre,
Héctor González Morales (lleno de mariposas) y Artemio del Valle-Arizpe. Por
“Viñetas”, Manuel Ponce, Alfredo Maillefert, Alejandro Ruiz Villaloz, Eduardo de
Ontañón, Francisco Alday, Jacques Leguebe, Miguel Castro Ruiz, Porfirio Martínez
Peñalosa, Alfonso Rubio y Rubio, Joaquín Fernández de Córdova. Lo más valioso de
tres provincias, con sus amigos e invitados. (…)622

Una vez más la figura de Alfonso Reyes aparece, “apadrinando” una nueva aventura
literaria, en donde los jóvenes son quienes tienen la iniciativa, pero en la que aparecen
figuras consolidadas como Artemio del Valle Arizpe o Concha Urquiza.

619
Carta de Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín fechada el 24 de febrero de 1944. González Luna
Corvera, Una amistad sin sombras, 926.
620
Alatorre, “Presentación”, 234.
621
Alatorre, “Presentación”, 234.
622
Letras de México, 15 de agosto de 1946, 1.

- 212 -
Con el capital simbólico que habían acumulado a través de las reseñas y de las
menciones en otras publicaciones, a algunos miembros del círculo de Eos y Pan se les
fueron abriendo otras ventanas de oportunidad que se manifestaron mediante la publicación
de colaboraciones en otras publicaciones o en el respaldo y apoyo que brindaron escritores
ya consolidados a los integrantes de Eos y Pan.
En cuanto a la publicación de colaboraciones, el mayor ejemplo se dio a partir de
Eos, ya que ella permitió a Juan José Arreola y a Arturo Rivas Sainz (quien ya tenía una red
de contactos desarrollada y un prestigio ganado) publicar en diversas revistas fuera de
Guadalajara. Para Arreola Letras de México623 sería su primera publicación fuera de
Jalisco, ya que para el número 88 insertaría el cuento “Un pacto con el diablo” y, en el
número 147, “El silencio de Dios”. A Arturo Rivas Sainz, quien era un habitual
colaborador de Letras de México, se le presentó la oportunidad de publicar en otra revista
ubicada en la Ciudad de México, Occidente,624 donde incorporó un ensayo sobre Ixca
Farías que aparecería en el número 6.
Todos estos efectos repercutirían en la creación y la consolidación de vínculos entre
algunos miembros de Eos y Pan, otros escritores y artistas, lo que les permitió aumentar su
capital simbólico y social y con ello un crecimiento en el plano literario nacional. Para
muestra, los casos de Juan Rulfo, Juan José Arreola y Antonio Alatorre. Rulfo durante su
estadía en la Ciudad de México en la década de 1930 había tenido contacto con otros
escritores tanto en la etapa en la que frecuentaba la Facultad de Filosofía y Letras de la
UNAM como en su época en la Secretaría de Gobernación. En ella conocería a Efrén
Hernández, quien lo invitaría a publicar, en 1945, su primer cuento “La vida no es muy
sería en sus cosas” en la revista América. Después, ya cuando Rulfo se había trasladado a la
Ciudad de México en 1946, tal vez por invitación de Efrén Hernández, asistió a una fiesta

623
Adalberto Navarro Sánchez y Arturo Rivas Sainz ya venían publicando en dicha revista desde
aproximadamente 1938, realizando tantos poemas, ensayos sobre pintura y críticas de libros en el caso de
Navarro Sánchez y ensayos y críticas de libros en el caso de Rivas Sainz. Véase Letras de México, Vol. I-V.
624
Revista publicada durante 1944 y 1945 en la Ciudad de México. De perfil cultural, ya que alternaban en su
espacio manifestaciones literarias y pictóricas así como políticas, fue una publicación promovida por
jaliscienses residentes en la Ciudad de México y en Guadalajara, como José Cornejo Franco, Mariano Azuela,
Jesús González Gallo, Agustín Yáñez, José Clemente Orozco, entre otros más. La revista poseía un programa
editorial similar a Cuadernos Americanos respecto que ante la decadencia de la cultura occidental por la
guerra mundial, América se convertía en una opción para suplir tal hueco, aunque Occidente cumplía la
particularidad de la defensa de la región del occidente de México. Véase Mora Muro, “Entre la universalidad
y la región”.

- 213 -
organizada por la pintora María Izquierdo. Allí conoció al poeta tapatío Enrique González
Martínez y al también poeta José Gorostiza.625 Ello es una muestra del capital social que
había logrado conformar Juan Rulfo.
El caso de Arreola es un poco más demostrativo respecto a la conformación de
capital social y capital simbólico. Durante mediados de 1945, una vez que Louis Jouvet le
envió una carta avisándole que continuaba en pie la beca para estudiar en París que le había
prometido en Guadalajara un año antes, Arreola emprendió la tarea de gestionar apoyos
para obtenela. Le pidió una carta a Jouvet donde se le invitara formalmente a París, con la
cual conformar un expediente que presentaría ante la Embajada francesa para obtener los
recursos. Dicho expediente iba acompañado de una serie de cartas de invitación, las cuales
fueron firmadas por Carlos González Peña, Alfonso Reyes, José Luis Martínez, Xavier
Villaurrutia, Fernando Wagner y Octavio G. Barreda.626
Viendo los nombres de quienes apoyaron a Arreola es posible determinar que son
una mezcla de viejos conocidos de su estancia en México en la Escuela de Teatro
(Fernando Wagner y Xavier Villaurrutia), viejos conocidos de Zapotlán el Grande (José
Luis Martínez y Carlos González Peña) y conocidos a partir de sus aventuras editoriales en
Eos y Pan (Octavio G. Barreda y Alfonso Reyes). En las misivas los escritores indican
conocer a Arreola y lo caracterizan como un joven esforzado e interesado en el mundo de
las letras. Para muestra dos ejemplos. En la carta que Xavier Villaurrutia extiende a Arreola
expresa que Arreola trabajó bajo su dirección en varias obras de teatro y que su juventud y
entusiasmo merecen estímulo pues:

Me complace certificar por medio de estas líneas que Juan José Arreola trabajó
bajo mi dirección, como actor, en algunas representaciones de obras de Chejov,
Vildrac y más. Creo sinceramente que nadie como él, entre los jóvenes mexicanos de
su edad, merece estímulo y ayuda para que acabe de desenvolver una vocación
decidida y una pasión por el teatro, en medios más propicios.627

625
Carta de Juan Rulfo a Clara Aparicio fechada el 20 de agosto de 1946. Rulfo, Cartas a Clara, 40-42.
626
Carta de Juan José Arreola al Embajador de Francia en México, fechada el 27 de septiembre de 1945.
Arreola, El último juglar, 234-235.
627
Carta de recomendación de Xavier Villaurrutia a Juan José Arreola dirigida al Embajador de Francia en
México, fechada en México el 26 de septiembre de 1945. Arreola, El último juglar, 234-235.

- 214 -
Por su parte Alfonso Reyes en una carta menos cercana y más seria otorga un
“padrinazgo” formal a Arreola, ya que respalda su petición y es consciente del talento que
posee dicho escritor:

Me es grato apadrinar ante V. E., en nombre propio y de El Colegio de


México, cuya Junta de Gobierno presido, la solicitud del señor don Juan José Arreola
para obtener una beca francesa destinada a los jóvenes mexicanos que desean
perfeccionar alguna especialidad en París, Nos constan las virtudes y merecimientos
del interesado.628

Una situación un tanto similar fue el caso de Antonio Alatorre con Alfonso Reyes.
Una vez que había emigrado Arreola, Alatorre consideró irse a México a estudiar algo
relacionado con literatura. Debido a que se enteró de que Luis González estudiaba historia
en El Colegio de México, escribió a Alfonso Reyes pidiendo beca para realizar estudios
literarios en dicha institución, a lo que le respondió que el Colegio por el momento no
contaba con un Departamento de Estudios Literarios, solamente de Estudios Históricos.
Ante la negativa de Reyes, Alatorre le envío otra carta comentándole que quería estudiar
historia, situación que le pareció sospechosa al director la antigua Casa de España, por lo
tanto, una vez más, rechazó la petición de Alatorre.629 A pesar de las negativas, Alatorre se
trasladó a la Ciudad de México en busca de alguna oportunidad de desarrollo. Habitó junto
a su hermano Moisés, y por medio de Agustín Yáñez consiguió una clase de literatura con
la cual generar cierto ingreso y el contacto con algunos escritores.630
Alatorre consideró seguir sus estudios en derecho y se matriculó en la Facultad de
Derecho durante la mañana y en la de Filosofía y Letras durante la tarde. En alguna
oportunidad volvió a visitar a Alfonso Reyes para hacer hincapié en su inquietud literaria.
En dicha reunión se apareció Daniel Cosío Villegas en la oficina de Reyes y terminó dando
trabajo a Alatorre en el Fondo de Cultura Económica, con lo que pudo establecerse
temporalmente en un empleo que tenía que ver con el mundo de las letras.631
Estos tres casos que menciono son una muestra de que el capital social, cultural y
simbólico que estos escritores comenzaron a forjar durante su juventud por medio de las
628
Carta de recomendación de Alfonso Reyes a Juan José Arreola dirigida al Embajador de Francia en
México, fechada en México el 26 de septiembre de 1945. Arreola, El último juglar, 236.
629
Meyer, “Palabras de vida”, 123-124.
630
Meyer, “Palabras de vida”, 124-125.
631
Alatorre, “Antonio Alatorre y Juan José Arreola”, 302-303.

- 215 -
revistas y las reuniones en los cafés les permitieron hacerse de un espacio en el mundo
literario mexicano. Pero es necesario no olvidar otro aspecto que también estaba presente
en las revistas y que facilitó una mayor articulación al interior del grupo; se trata de la
forma en que estos escritores veían a la literatura, con las influencias que adquirieron a lo
largo de su vida y que permitieron desarrollar una serie de vínculos a través de las prácticas
de sociabilidad. Todo ello adquirió coherencia en un proyecto que emprendieron como
grupo y que está presente en los contenidos de las revistas Eos y Pan.

IV.4. Conclusiones del capítulo


Como vimos a lo largo de este capítulo, las revistas Eos y Pan fueron el resultado de
una serie de procesos en los que se vieron inmiscuidos productores culturales como Juan
José Arreola, Arturo Rivas Sainz, Antonio Alatorre, Juan Rulfo, Adalberto Navarro
Sánchez y Alfonso de Alba así como el campo literario de Guadalajara y México como
espacios de desarrollo.
Uno de los procesos, del que resultaron las revistas, fue el establecimiento y
estrechamiento de las relaciones sociales desarrolladas entre los productores anteriormente
mencionados. Esos vínculos estaban cargados de un conjunto de contenidos temáticos
compartidos, relacionados con aspectos como la literatura, la situación cultural o la
perspectiva social. Esto propició que fueran la base para un acercamiento entre los actores y
que con ello se desarrollaran nexos socio afectivos que permitieran generar proyectos en
común, como en este caso son las revistas. Es por ello que en Eos y Pan es factible rastrear
algunos de los rasgos temáticos del Contenido de la sociabilidad, apareciendo gustos
literarios compartidos y debatidos así como posturas en torno a la situación social y
cultural.
A su vez, las revistas fueron el medio con el cual estos noveles escritores trataron de
generar experiencia al interior del medio literario, ya que debido a su juventud, no eran del
todo conocedores de las técnicas y las artimañas con las cuales operaba dicho mundo. Es
por ello que la revista funcionó como un laboratorio, en el cual, por medio del capital
social, económico y cultural propio y ajeno, generaron estrategias entre las que se
encontraban el mecenazgo, el envío de revistas a personajes culturales de renombre, el
intercambio con otras publicaciones periódicas o colaboraciones diversas. Con dichas

- 216 -
prácticas trataron de aumentar el capital que poseían, a la vez que intentaban convertirlo en
capital simbólico con el cual adquirir renombre y prestigio en el ámbito. Estas formas de
operar les dieron la oportunidad de establecer contacto con otros círculos literarios en
donde convergían figuras de la talla de Octavio G. Barreda, Alfonso Reyes, Efraín
González Luna, José Arriola Adame, Manuel Gómez Morín o Daniel Cosío Villegas.

- 217 -
Consideraciones finales

Más que realizar un cierre del trabajo a manera de conclusión absoluta, considero pertinente
efectuar en su lugar una serie de reflexiones acerca del trabajo, sus virtudes y defectos así
como lo que me ha provocado a lo largo de estos dos años de elaboración. Todo esto debido
a dos factores: uno porque me falta pericia a la hora de escribir conclusiones, y dos, porque
creo que ningún proceso social está cerrado, más bien cuando parecen estar silenciados y
superados es cuando poseen más vida, pues aun cuando se trate de un fenómeno de carácter
histórico, el simple hecho de que hasta el día de hoy sea tema de interés para algún
estudiante, investigador o público en general, se convierte en un fenómeno vivo y latente.
Es por ello que primero realizaré un cierre respecto a la hipótesis que guió este
trabajo para después seguir con algunos aspectos a destacar de la investigación, como su
marco teórico-metodológico o sus contribuciones; posteriormente pasaré a exponer algunas
de las que considero, son las flaquezas del trabajo para después presentar algunas aristas
desde las cuales pueden ser abordadas con mayor profundidad las revistas literarias. A
manera de cierre explicaré lo que considero fue mi experiencia con la conclusión de este
trabajo.
Como explique en la introducción, para construir la biografía sociocultural de un
primer momento de las revistas Eos y Pan recurrí a la hipótesis de que son publicaciones
que reúnen y conciben las experiencia de vida de sus creadores culturales, ya que surgen y
se desarrollan a causa del estrechamiento de los vínculos socio afectivos que propiciaron
las prácticas de sociabilidad. En el desarrollo de los lazos sociales intervinieron factores
contextuales, el campo literario y la experiencia de vida de cada productor, situación que
propició un panorama favorable para su surgimiento. Pero las revistas también
respondieron a las necesidades de desarrollo que tenían estos jóvenes escritores, sirviendo
como herramientas con las cuales darse a conocer y que representan la inserción plena de
dichos sujetos en el campo literario mexicano. Creo que esta hipótesis queda demostrada a
partir de los siguientes elementos, los cuales desarrollé a lo largo de todo el trabajo:

1. Las revistas surgieron a raíz del estrechamiento de las relaciones sociales entre
algunos de los productores culturales, sobre todo de aquellos que tuvieron una

- 218 -
relación de “maestro-discípulo”, lo cual explica el hecho de que ellos fueran
quienes encabezan las publicaciones y se desempeñan como directores y
editores, determinando qué se publica y el modo de sustentarlas.
2. Para que se desarrollaran y estrecharan dichas relaciones sociales, fue necesario
de que estos individuos interactuaran y se incorporaran a las dinámicas propias
del campo literario emanado de la Revolución Mexicana, siendo esto producto
de sus experiencias de vida, pues durante su niñez y juventud tuvieron diversas
actividades y situaciones que fueron despertando en ellos una vocación por la
literatura, lo que propició su acercamiento y posterior integración al campo.
3. La convergencia en espacios en común, además de demostrar la posesión de
inquietudes similares, propició el desarrollo de una serie de prácticas de
sociabilidad que sentarían las bases para el estrechamiento de las relaciones
entre otros individuos, pero a su vez permitieron crear una red de contactos en
común que permitieron, a posteriori, estructurar las revistas literarias.
4. Las diversas colaboraciones y publicaciones que aparecen en Eos y Pan
responden a las inquietudes que estos personajes tenían en común, ya fuera en
cuestiones literarias o en cuestiones sociales-culturales, resultando en contenidos
bastante íntimos, ligados a las relaciones que construyeron entre sí estos
productores culturales o respondiendo a las experiencias de vida que habían
tenido hasta ese momento.
5. A pesar de resultar en revistas altamente personales, estos objetos culturales
sirvieron para que algunos de sus creadores y colaboradores tomaran impulso
para buscar su posicionamiento al interior del campo literario nacional, tratando
de construir un capital simbólico propio y contactos dentro del campo literario y
cultural con los cuales valerse en su lucha por la adquisición de dicha posición.

Estos son algunos de los elementos que considero abonan para la confirmación de
dicha hipótesis. Pero además de esto creo conveniente resaltar algunos aspectos
desarrollados a lo largo de esta disertación que dan elementos a considerar para su
estructuración. En primer término considero que la composición teórica-metodológica que
organiza este trabajo representó un gran reto, pues el tratar de conjugar y conciliar
propuestas teóricas de autores como Simmel, Bourdieu o Williams, que a simple vista

- 219 -
parece que tienen posturas totalmente distintas y en ocasiones contrarias, realmente
significó una tarea ardua. El tratar de encontrar puntos en común y trabajar a partir de ellos
para intentar construir una propuesta interpretativa coherente y que no cayera en
contradicciones es una de las fortalezas que encuentro en este trabajo.
Igualmente, el desarrollo de una biografía sociocultural de dos revistas literarias
como enfoque metodológico con el cual se operó para este trabajo representó otro reto a
vencer. Tratar de retomar elementos que pudieran parecer intrascendentes para comprender
la biografía de las revistas como la construcción de relaciones sociales alrededor de ellas;
ver cómo estas relaciones influyeron en el surgimiento y desarrollo de las publicaciones; y
la manera en que se aprovecharon los contactos personales para echar a andar una empresa
de este tipo, son algunos de los elementos biográficos que permiten entender a mayor
profundidad el surgimiento y desarrollo de un producto sociocultural como lo son las
revistas literarias.
Otro ámbito a destacar, este más en el plano académico, fue la capacidad de
estructurar una investigación sobre una temática de la que se había hablado poco y que
podría parecer irrelevante debido a la corta existencia de Eos y Pan. Pero el hecho de
pretender reconstruir a este objeto de estudio con dichas limitaciones y colocarlo en el sitio
que le corresponde dentro de la experiencia de vida de sus creadores hace que dichas
revistas adquieran relevancia para entender sus procesos de vida y sus primeras
experiencias con el campo literario. Esta desatención de la que habían sido objeto
provocaba la existencia de una gran laguna en la historiografía del tema, pues Eos y Pan,
más allá de menciones en las biografías de alguno de sus creadores o en recopilaciones
acerca de la literatura local o nacional, no habían sido estudiadas de manera profunda.
Esto se puede deber a varias dificultades que me encontré en el camino y que
plantearon diversos retos que tuve que sortear a lo largo de la pesquisa. En primera fue lo
escurridizo de las fuentes, pues más allá de las revistas en sí y de los testimonios que
dejaron acerca de ellas sus creadores y colaboradores, resulta escasa la información
existente acerca del tema, de ahí la ausencia de un trabajo profundo de archivo, pues
algunos acervos donde puede existir información al respecto, como los archivos personales
de Juan José Arreola o Juan Rulfo, me fue imposible consultarlos; y en otros donde se
podría considerar que tendría que existir información al respecto, como el Archivo

- 220 -
Histórico del Estado o el Archivo Municipal de Guadalajara, a pesar de extensas
búsquedas, el resultado fue nulo. Es por ello que tuve que recurrir a otro tipo de
documentación, tratando de llenar los huecos por medio de revistas inmersas en el contexto,
periódicos, algunos libros publicados por ellos, correspondencia recopilada en libros, e
incluso, encontrar información donde menos se esperaría, como lo fue la correspondencia
entre Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna.
Un elemento más a considerar sería la manera en que abordé este objeto de estudio,
pues resulta una perspectiva que no ha sido explotada con suficiencia y que puede arrojar
luz respecto a cómo los proyectos sociales y sus frutos pueden ser entendidos a partir de las
relaciones sociales de las cuales provienen, situación que les imprime un carácter único,
además de un desarrollo influenciado por las capacidades de estos actores. La biografía
sociocultural de Eos y Pan muestra cómo su origen y parte de su desarrollo tuvo una fuerte
influencia de los productores que les dieron origen, tanto en el aspecto de sus contenidos
temáticos como los propósitos sociales que se plantearon a las publicaciones, situación que
amplía aspectos que en ocasiones son ignorados por estudios de su clase.
Pero a la vez que tiene virtudes también este trabajo sufre una serie de carencias
respecto a la forma y a su contenido. Es notable que la manera en que está explicado y
abordado el campo literario mexicano es un tanto simplista, pues sus aspectos son mucho
más profundos que una simple exposición de cuáles han sido sus escritores y publicaciones
periódicas o una exposición limitada de lo que realmente podría ser el habitus. El campo
literario mexicano es mucho más complejo, consiste en un espacio donde las luchas por el
poder simbólico y su ejercicio suelen manifestarse a través de estrategias y redes sociales
amplias, en donde hay más actores que los simples escritores, pues editores, libreros,
bibliófilos, críticos, periodistas, empresarios, políticos y artistas toman papel e influyen en
el desempeño de dicho campo. También otra limitación que percibo en este trabajo es la
necesidad de una lectura más profunda de las propuestas del Georg Simmel para tratar de
equipararla con otras perspectivas de la sociología cultural y la antropología social, como
Erving Goffman o el mismo Raymond Williams, dando frutos interpretativos más sólidos y
mejor estructurados. Una última laguna que quisiera resaltar sería el ignorar voces de
actores que pudieron resultar fundamentales para Eos y Pan, pero que debido a la
inaccesibilidad de las fuentes o a mi afán de centrarme solamente en quienes fueron sus

- 221 -
editores y colaboradores más cercanos (siendo quienes tienen mayor reputación dentro de
las letras mexicanas contemporáneas) ocasionaron que dichos personajes se perdieran
dentro de la narrativa del trabajo o que simplemente no aparecieran.
El último lugar quisiera mencionar que esta investigación no está cerrada ni
concluida, pues en una perspectiva más amplia surgen espacios de oportunidad para nuevos
trabajos a partir de otras preguntas que necesitan respuesta, como: ¿Realmente la situación
que vivía Guadalajara durante la primera década del siglo XX provocó que revistas
culturales y literarias, como Eos y Pan, no pudieran madurar y estuvieran destinadas desde
un principio al fracaso?, ¿Cómo fue que las revistas, una vez que dejaron de publicarse,
adquirieron relevancia dentro del campo literario mexicano, al grado de ser consideradas
como unas de las publicaciones literarias más importantes de la primera mitad del siglo XX
mexicano? o ¿Qué papel desempeñaron las mujeres en publicaciones de este tipo en
Guadalajara durante la primera mitad del siglo XX?
Además debe señalarse que existen otros enfoques teórico-metodológicos desde los
cuales pueden ser abordadas, como la perspectiva de género para el análisis de los
contenidos de las revistas, las continuidades y cambios en cuanto al formato y contenidos
de las publicaciones tapatías respecto a la segunda mitad del siglo XX, el estudio de las
formas de consumo literario de la población tapatía en la primera mitad del siglo XX o las
implicaciones políticas y sociales de revistas literarias en el público consumidor, entre
muchos más. También existen fuentes documentales que no fue posible consultar, como los
archivos personales de Juan Rulfo, Juan José Arreola, Efraín González Luna, Adalberto
Navarro Sánchez o la biblioteca personal de Arturo Rivas Sainz, o también archivos que
visité y que consulté pero que, debido a su estado actual de catalogación o a que realicé una
búsqueda deficiente e ignoré material que pudiera resultar de provecho, pueden arrojar
nuevas luces respecto al tema.
Para cerrar quisiera expresar que el realizar una investigación de este tipo representó
un gran reto para mí, pues sus dificultades y las angustias que genera llegan a cuestionarte
si realmente vale la pena seguir adelante. Pero a pesar de ello y ver que en cada paso y cada
etapa estas dificultades van siendo superadas con base en lo que aprendí (y que sigo
aprendiendo) y gracias al apoyo de quienes me rodean, resultó en una gran satisfacción y un
enorme placer ver terminado (para mi) este trabajo.

- 222 -
Acervos consultados

Biblioteca Central “Manuel Rodríguez Lapuente”, Centro Universitario de Ciencias


Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara. Guadalajara, México.
Biblioteca Iberoamericana “Octavio Paz”, Universidad de Guadalajara. Guadalajara,
Jalisco.
Biblioteca Miguel Mathes, El Colegio de Jalisco. Zapopan, México.
Biblioteca Particular de Agustín Yáñez, El Colegio de Jalisco. Zapopan, México.
Biblioteca Particular de Alí Chumacero, Biblioteca de México “José Vasconcelos”. Ciudad
de México, México.
Biblioteca Particular de José Luis Martínez, Biblioteca de México “José Vasconcelos”.
Ciudad de México, México.
Biblioteca Pública del Estado de Jalisco “Juan José Arreola”. Zapopan, Jalisco.
Fondo José Álvarez del Castillo, Biblioteca Pública del Estado de Jalisco “Juan José
Arreola”. Zapopan, México.
Fondo Teatro Degollado, Centro Documental de las Artes de Jalisco. Guadalajara, México.
Hemeroteca Histórica de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco “Juan José Arreola”.
Zapopan, México.
Mapoteca de la Biblioteca Central del Centro Universitario de Ciencias Sociales y
Humanidades de la Universidad de Guadalajara. Guadalajara, México.

Páginas WEB
Alatorre, Antonio. Curriculum Vitae Antonio Alatorre.
http://www.colegionacional.org.mx/SACSCMS/XStatic/colegionacional/template/p
df/1981/15%20-%20Antonio%20Alatorre_%20Curriculum%20vitae.pdf
(consultada el 19 de septiembre del 2014).

Prensa y publicaciones periódicas

Diario El Informador (1919-1945) (1986-1988)


Diario El Occidental (1942-1945)
Diario El Universal Ilustrado (1924)
Revista Alma Nueva (1940)
Revista Arte (1933)
Revista Bandera de Provincias (1929-1930)
Revista Campo (1930)
Revista Cosmopolis (1932)
Revista Cúspide (1934-1938)
Revista Eos (1943)

- 223 -
Revista El Mundo (1941)
Revista Et caetera (1986)
Revista Gesto (1934)
Revista Índice (1936-1937)
Revista Juventud (1939-1940)
Revista Las hojas del árbol. Boletín del Centro Cultural Manuel Gómez Morín (2007)
Revista La Nación (1945)
Revista Letras de México (1939-1945)
Revista Los Cuatro Puntos (1943)
Revista Los Universitarios (1996)
Revista Pan (1945-1946)
Revista Pauta (1941-1942)
Revista Prismas (1940)
Revista Revista de revistas (1943)
Revista Tribuna (1945-1946)
Revista Vía (1936)

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- 232 -
ANEXO 1 Escritores que pertenecieron al grupo de las revistas Eos y Pan (1943-1946)

Nombre del Escritor Revista en la que participó Tipo de participación

Juan José Arreola Eos y Pan Editor y colaborador

Arturo Rivas Sainz Eos y Pan Editor y colaborador

Joaquín Ríos Eos Colaborador

José Adalberto Navarro


Eos y Pan Editor y colaborador
Sánchez

Alfonso de Alba Pan Colaborador

Juan Rulfo Pan Editor y colaborador

Antonio Alatorre Pan Editor y colaborador

Miguel Rodríguez Puga Pan Colaborador

Ricardo Serrano Pan Colaborador

Elaboración propia a partir de los datos que arrojaron las revistas Eos y Pan

- 233 -
ANEXO 2 Lugares de Guadalajara en los cuales se desarrollaban las dinámicas de
sociabilidad del grupo de las revistas Eos y Pan. (1943-1946)

No. de Nombre del lugar Ubicación Años en los cuales se Ramo del lugar
identificac (1942-1945) interactuó en dicho
ión lugar
Pedro Moreno Negocio
1 Farmacia Rex 1943-1945
1000. Farmacéutico
Café, Nevería y
2 Ocampo 109 1943-1946 Café
Restaurant Nápoles
Galeana,
3 Café Apolo Esquina con 1943-1946 Café
Juárez
Ubicado en la
calle Colón
4 Cine Teatro Colón 124, dando 1944-1945 Cine
espaldas a la
calle Galeana
Calle
Degollado,
5 Teatro Degollado 1944 Teatro
entre Morelos e
Hidalgo
Librería Font, de Avenida Colón
6 1943-1945 Librería
Leopoldo Font 44
Librería de Fortino
7 Jaime "El Árbol de Morelos 487 1943-1945 Librería
Navidad"
Librería de Carlos Morelos y Santa
8 1943-1945 Librería
Moya Mónica
Casa de la Democracia Centro Cultural y
9 Morelos 367 1943
Española Político
Oficinas
Degollado189,
10 Diario El Occidental 1943-1945 Lugar laboral
Talleres
Degollado 187
Lugar
Escuela de Bellas Morelos 108
11 1943-1945 laboral/Escuela
Artes (en 1945)
pública
En Degollado,
Lugar de trabajo de
12 frente al diario 1944-1945 Lugar laboral
Juan Rulfo
El Occidental

13 Casa de Juan Rulfo Calle Morelos 1944-1945 Vivienda

Casa Habitación de Fermín G.


14 1944-1945 Vivienda
Juan José Arreola Riestra 365
Elaboración propia a partir de la información obtenida en diversas fuentes

- 234 -
ANEXO 3 Colaboraciones que aparecieron en los primeros cuatro números de la
Revista Eos (1943)

Revist Número
Tipo de Nombre de
a en la y fecha
Nombre colaboración la Traduct ¿A quién Libro que
que de
del autor que le colaboraci or reseñan? reseñan
aparec aparició
publican ón
e n
Hizo el
Eos No.1
Juan José bien
Cuento Eos Julio de
Arreola mientras
1943
vivió
Contrapunt
o y fuga:
Arturo Eos No.1
Cuanto
Rivas Ensayo Eos Julio de
compases
Sainz 1943
de (Rafael)
Alberti
Eos No.1
Rafael Cuatro
Poema Eos Julio de
Alberti Compases
1943
Alfonso Eos No.1
Mario Ilustración Alberti Eos Julio de
Medina 1943
El
Gesticulado Eos No.1 El
Juan José Rodolfo
Reseña r, pieza Eos Julio de Gesticulad
Arreola Usigli
para 1943 or
demagogos
"Luz de
Agosto",
Traducción
Eos No.1 de Pedro
Joaquín Luz de William
Reseña Eos Julio de Lecuona,
Ríos Agosto Faulkner
1943 Ediciones
Sur,
Buenos
Aires
Noel Eos No. 2
Rivas Cuento El payaso Eos Agosto
Sainz de 1943
Alfonso J.A. Eos No. 2
Mario Ilustración Navarro Eos Agosto
Medina Sánchez de 1943
J. A. Eos No. 2
Sonetos a
Navarro Poemas Eos Agosto
mi ciudad
Sánchez de 1943
Fray Luis Relato
Eos No. 2
del R. de Histórico/Poe
Santa Cruz Eos Agosto
Palacio. ma según los
de 1943
O.F.M. editores
Fray Luis Eos No. 2
José Inés
Pintura del R. de Eos Agosto
Casillas
Palacio de 1943

- 235 -
J. B. Eos No. 2
La rosa y el
Anzoateg Sonetos Eos Agosto
rocío
ui de 1943
Alfonso Eos No. 2
Mario Ilustración Dibujo Eos Agosto
Medina de 1943
Anatomía
Arturo Eos No. 2
poética y Menénde El
Rivas Reseña Eos Agosto
poética z Pidal romancero
Sainz de 1943
anatómica
Entre
apagados
José
Entre Eos No. 2 Efrén muros,
Adalberto
Reseña apagados Eos Agosto Hernánde imprenta
Navarro
muros de 1943 z universitari
Sánchez
a, México,
1943
Tratado del
paisaje,
Arturo Eos No. 2 Editorial
André
Rivas Reseña El paisaje Eos Agosto Poseidón,
Lothe
Sainz de 1943 Buenos
Aires,
1943
El luto
Eos No. 2
Juan José El luto José humano,
Reseña Eos Agosto
Arreola humano Revueltas Editorial
de 1943
México
Eos No. 3
Manuel
Anibal Septiemb
Notas Notas Eos Martínez
Noriega re de
Valadez
1943
José de J. Eos No. 3
Manuel
Núñez y Septiemb
Notas Notas Eos Martínez
Domíngu re de
Valadez
ez 1943
Eos No. 3
Manuel
Rafael Septiemb
Notas Notas Eos Martínez
López re de
Valadez
1943
Eos No. 3
Manuel
Rafael Septiemb
Notas Notas Eos Martínez
López re de
Valadez
1943
Eos No. 3
Manuel
Agustín Septiemb
Notas Notas Eos Martínez
Yáñez re de
Valadez
1943
Eos No. 3
Manuel Poemas
Septiemb
Martínez Poemas Inéditos Eos
re de
Valadez (12)
1943
Manuel De visiones Eos No. 3
Martínez Poemas de Eos Septiemb
Valadez Provincia re de

- 236 -
1943

Eos No. 3
Manuel
De Alma Septiemb
Martínez Poemas Eos
Solariega re de
Valadez
1943
Eos No. 4
Edmundo
Relato Micaela Eos Octubre
Báez
de 1943
Eos No. 4
Juan José
Decimas Decimas Eos Octubre
Arreola
de 1943
Eos No. 4 Arturo
Paul
Ensayo La danza Eos Octubre Rivas
Valéry
de 1943 Sainz
Sol en la
Antonio
Niebla,
Pérez
Arturo Eos No. 4 Editorial
Sol en la Valiente
Rivas Reseña Eos Octubre Losada,
niebla de
Sainz de 1943 Buenos
Moctezu
Aires,
ma
1943
Vicent Van
Gogh,
Edición
Fhaidon,;
Van Gogh
Edición de
"The
Museum of
modern art
Arturo Eos No. 4
Vicent Van of New
Rivas Reseña Eos Octubre
Gogh York";
Sainz de 1943
Anhelo de
vivir, Vida
de Vicent
Van Gogh,
Irving
Stone,
Compañía
Editorial
del Plata
Elaboración propia a partir de la revista Eos. El número 3 estuvo dedicado a la memoria de Manuel
Martínez Valadez

- 237 -
ANEXO 4 Colaboraciones que aparecieron en los 7 números de la revista Pan (1945-
1946)

Revist
Nombre de Tipo de Número ¿A
a en la
Nombre la colaboració y fecha Traducto quién libro que
que
del autor colaboració n que le de r reseñan reseñan
aparec
n publican aparición ?
e
Reflexiones
sobre la
forma
Arturo Pan No. 1
(Fragmento e
Rivas Ensayo Pan Junio de
La
Sainz 1945
fenomenolog
ía de lo
poético)
Fragmento Pan No. 1
Juan José
de una Relato Pan Junio de
Arreola
novela 1945
Francisco Pan No. 1
Alfonso Introducció
González Pan Junio de
de Alba n
León 1945
Francisco Dos Poemas Pan No. 1
González (Antiguallas Poemas Pan Junio de
León e Integro) 1945
Pan No. 1
Raissa De algunos Antonio
Relato Pan Junio de
Maritain músicos Alatorre
1945
Pan No. 2
Juan Nos han
Cuento Pan Julio de
Rulfo dado la tierra
1945
Páramo de
Arturo Pan No. 2
Sueños Ensayo y
Rivas Pan Julio de
(Notas sobre crítica
Sainz 1945
un Libro)
Dos Poemas
(Al Unísono Pan No. 2
Antonio
y Lo que yo Poemas Pan Julio de
Alatorre
quisiera es 1945
que…)
Chesterton Pan No. 2
André
tal como lo Relato Pan Julio de
Maurois
vi 1945
André Pan No. 3
La poética de Antonio
Rousseau Ensayo Pan Agosto de
Paul Valéry Alatorre
x 1945
Pan No. 3
Juan José
El Converso Relato Pan Agosto de
Arreola
1945
Dos Poemas
Miguel (Corona de Pan No. 3
Rodríguez Belleza y Poemas Pan Agosto de
Puga Génesis de 1945
un Resabio)

- 238 -
Andre
Reflexiones Pan No. 3
Dunoyer Antonio
sobre New Crónica Pan Agosto de
de Alatorre
York 1945
Segonzac
Fugacidad Pan No. 4
Jean Antonio
lenta de las Crónica Pan Septiembr
Cocteau Alatorre
cosas e de 1945
Adalberto Pan No. 4
Navarro Continuación Poema Pan Septiembr
Sánchez e de 1945
Ramón Pan No. 4
López El Adiós Poema Pan Septiembr
Velarde e de 1945
Pan No. 4
Edgar
Fin Relato Pan Septiembr
Neville
e de 1945
Arturo Pan No. 4
Rivas El desahucio Relato Pan Septiembr
Sainz e de 1945
Pan No. 5
Paul Carta de un Antonio
Relato Pan Octubre
Valéry amigo Alatorre
de 1945
Dos Sonetos
Pan No. 5
Ricardo (Desesperad
Sonetos Pan Octubre
Serrano o amor y
de 1945
Presencia)
Carta a un
Pan No. 6
Juan José zapatero que
Cuento Pan Noviembr
Arreola compuso mal
e de 1945
unos zapatos
Pan No. 6
Juan José
Un Soneto Sonetos Pan Noviembr
Arreola
e de 1945
Ali Pan No. 6
Ojos que te
Chumacer Poema Pan Noviembr
vieron
o e de 1945
Tres Sonetos
Juan Pan No. 6
(Venatoria,
Noyola Sonetos Pan Noviembr
Mortuoria y
Vázquez e de 1945
Memoria)
Laberintolla Pan No. 6
Juan de
Grillea (Sub- Poema Pan Noviembr
Alba
poema loco) e de 1945
Pan No. 6
Juan
Macario Cuento Pan Noviembr
Rulfo
e de 1945
Pan No. 7
Arturo
Enero y
Rivas Poesía Pura Ensayo Pan
Febrero
Sainz
de 1946
Pan No. 7
Ali
Enero y
Chumacer El Secreto Poema Pan
Febrero
o
de 1946
Edmundo Ausentes, Obra de Pan Pan No. 7

- 239 -
Báez Pieza en un teatro Enero y
acto Febrero
de 1946
Pan No. 7
Adalberto
Enero y
Navarro A Beatriz Poemas Pan
Febrero
Sánchez
de 1946
Pan No. 7 José Concepto de
Arturo
Enero y Antonio la Poesía, El
Rivas Reseña Pan
Febrero de Portuond Colegio de
Sainz
1946 o México.
Mozart,
Pan No. 7 Colección
José
Enero y Héctor vidas,
Arriola Reseña Pan
Febrero de del Valle Ediciones
Adame
1946 Atlas,
Madrid.
Pan No. 7
Los Hombres
Antonio Enero y Efraín
Reseña Pan del Alba,
Alatorre Febrero de Huerta
México, 1945
1946
Discurso de la
novela
española
contemporáne
Pan No. 7
Adalberto a, Jornadas,
Enero y
Navarro Reseña Pan Max Aub Núm. 50, El
Febrero de
Sánchez Colegio de
1946
México,
Centro de
estudios
sociales
Pan No. 7
Georges Enero y Antonio
El despojo Relato Pan
Duhamel Febrero Alatorre
de 1946
Elaboración propia a partir de ejemplares de la revista Pan

- 240 -

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