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“Las fuerzas destructoras, el mal, fue concretándose poco a poco en el Diablo, hasta

personificarse en esta figura negra, interesante y de rabo prensil, que es el Dios de


los pecados capitales”

La religión fue el instrumento que ayudó a impulsar la política conservadora en


Colombia y así mismo esta le agradeció instaurando y llevando a todos los rincones
del país el pensamiento religioso hispano-católico. No era posible concebir que un
creyente católico fuera liberal ¿cómo? si en los encuentros religiosos el cura
dedicaba tiempo a predicar el desprecio por los liberales incitando al odio este
partido. La intrusión de la religión en la política fue a tal punto, que incluso le
asignaron un partido político a Dios y al Diablo, condenando a quienes no estaban
del lado dominante, bien dijo Gonzáles (1928) “se ha visto al Ángel rebelde
atormentar a los pocos que no han obedecido al cura, a los liberales…” ser liberal
en el siglo XIX no se limitaba a pertenecer a un partido político, sino, a cerrarse las
puertas del cielo. “Así que, el dominio de la iglesia se registró en todos los campos
de la cotidianidad, de la cultura y la política, manteniendo su poder en los
estamentos gubernamentales y educativos”. (Fajardo, 2015, p.7).

La iglesia acumuló tanto poder que se podía permitir el lujo de prohibir ciertas
acciones, tales como leer algunos libros que ellos calificaban como libertinos “En el
caso de José María Vargas Vila, sus obras fueron ubicadas en el Index o lista de
obras prohibidas por la iglesia católica, por el tratamiento del tema erótico y de
prácticas sexuales escandalosas”. (Fajardo,2015, p.9). La represión estaba en
todos los ámbitos demostrando como la religión instauraba un pensamiento
retrograda en la sociedad colombiana hacia las muestras de expresión artísticas
como los desnudos, calificándolas de impuras y malditas invocando en ellas uno de
los siete pecados capitales: La lujuria. Quien promovía los valores de la iglesia era
un modelo a seguir, es entonces cuando “La imagen del cachaco, conservador,
católico y moralista va a promoverse en Colombia como la única posibilidad de
acceder a la cultura oficial en contra de lo popular “(Fajardo,2015, p.10). La
ideología hispano-católica no hacia más que demostrar que era racista, clasista y
sexista.
Es de ver que la tradición en la sociedad colombiana y sin importar la clase, era
heredar la ideología hispano-católico y política; los hijos de estas familias iban a
crecer en la religión católica, asistiendo a misa los domingos, realizando los
sacramentos que esta ordenaba, entregando el diezmo, y en el caso de las mujeres
llegando virginales al matrimonio. La mayoría también crecía en el partido político
que seguían sus padres, pues la situación era tan tensa que, si se decidía participar
en otro partido, podía causar la ruptura de la familia.

Violencia, censura, dominio religioso, esta es “La Colombia que desde hace
décadas vive de sus miedos y sumisiones; el país que se cuida de todos y a todos
teme” (Fajardo, 2015, p.19.).
“Vino la raza sedentaria que fue testigo de las invasiones y triunfos sobre roma de
aquellos bárbaros barbudos, fornidos, orgullosos de sus músculos, de su moral de
hombres de presa y de su estética de super hombres”

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