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Polígono de Willis
Denominamos polígono de Willis a una estructura de forma heptagonal presente
en el cerebro. Dicha estructura está formada por la unión de las diferentes arterias
que irrigan el cerebro, tiendo un importante papel en el aporte de oxígeno y
nutrientes de éste. Se considera una anastomosis, o interconexión en una red de
partes o elementos (en este caso las arterias) diferenciados entre sí.
Las funciones que lleva a cabo el polígono de Willis son de gran importancia para
nuestra supervivencia, ya que a través de él fluye la sangre que irriga gran parte
del encéfalo. Además, estamos ante el principal mecanismo auxiliar que permite
que siga llegando sangre a las diferentes regiones del cerebro aún si existe una
alteración o daño en la arteria que en principio la rige. También equilibra el aporte
sanguíneo recibido por ambos hemisferios cerebrales, permitiendo que la sangre
que llega a un hemisferio se comunique con el de otros.
Las arterias carótidas ascienden por el cuerpo hasta la cabeza, por ambos lados
del cuello, para terminar penetrando en el cráneo (momento en que pasan a
llamarse carótidas internas). Una vez dentro de él se encargaran de dotar de
sangre a la parte anterior del cerebro, encargándose gran parte del suministro de
oxígeno y nutrientes a la mayor parte del encéfalo (tanto corteza como estructuras
subcorticales), para conformar junto con sus ramificaciones la parte anterior del
polígono de Willis. Posteriormente se dividirá en arterias cerebrales anteriores y
media, entre otras muchas.
Arteria basilar
Otra de las principales arterias que irrigan el cerebro, la arteria basilar, aparece
tras la unión en el tronco cerebral de las arterias vertebrales, que se internan en la
base del cráneo directamente ascendiendo alrededor de las vértebras. Esta arteria
y sus ramificaciones (las arterias cerebrales posteriores) se encargan de aportar
flujo sanguíneo al tronco del encéfalo y a las regiones posteriores del encéfalo
(incluyendo el lóbulo occipital), formando la parte posterior del polígono de Willis.
Parte de la bifurcación de la arteria carótida interna, esta arteria forma parte del
círculo o polígono de Willis de manera directa. Sus ramificaciones permiten irrigar
áreas sensoriomotoras y el orbito frontal, entre otras áreas de interés.
Arteria que surge a partir de la conexión entre arteria basilar y arteria comunicante
posterior. Especialmente importante para la irrigación de las zonas inferiores y
profundas de los lóbulos temporal y occipital, ya que su acción permite aspectos
relacionados con la visión
Arterias cerebelosas
Arterias espinales
Si está implicada la rama inferior de la ACMi, el síntoma principal será una afasia
fluente. Si el infarto es amplio el resultado será una jergafasia con un grave
trastorno de la comprensión, incluso de palabras aisladas. El paciente puede no
ser consciente del defecto o negarlo, mostrando irritación, entonación agresiva o,
más raramente, un trastorno delirante de persecución. Los pacientes con lesiones
más pequeñas pueden presentar una jerga semántica con un defecto de
comprensión léxico-semántico. Además, pueden mostrar una desproporcionada
dificultad en la repetición o mostrar como único síntoma problemas en la
denominación o para encontrar la palabra correcta, en ocasiones para categorías
semánticas específicas.
La agnosia de los colores y la agnosia visual asociativa son las alteraciones más
características de los infartos de la arteria cerebral posterior (ACP).
Los pacientes con infartos de la arteria cerebral posterior presentan dos tipos de
trastornos de la lectura: alexia hemianóptica (dificultad para leer la parte de la
palabra del lado con hemianopsia) y la alexia pura o alexia sin agrafia. La alexia
pura es una forma visual de la alexia por lesión de la ACP izquierda. La lectura en
estos pacientes es muy lenta, ya que tienen que ir identificando y, en algunos
casos nombrando, cada una de las letras que componen la palabra. Al estar
lesionado el hemisferio izquierdo, los pacientes tiene que leer por medio del
hemisferio derecho que, al no disponer de representaciones ortográficas, tiene que
transmitir la información de cada letra al hemisferio izquierdo para su
procesamiento a través del cuerpo calloso.
Amnesia. Cerca del 25% de los infartos en el territorio de la ACP presentan graves
déficit mnésicos, fundamentalmente cuando existe afectación temporal mesial. El
daño hipocampal aislado no parece ser suficiente para provocar una amnesia
permanente, se cree que deben existir lesiones asociadas en el córtex perirrinal y
entorrinal, en el istmo colateral y en la circunvolución parahipocampal.
Investigaciones llevadas a cabo recientemente indican que el daño sobre el
hipocampo y sus proyecciones provoca un déficit en la memoria de evocación,
mientras que el daño en otras regiones, como el córtex prorrinal, dificulta el
reconocimiento basado en juicios de familiaridad. Los defectos mnésicos pueden
aparecer tras un infarto uni o bilateral, pero son más frecuentes cuando la lesión
es izquierda o bilateral (ver Figura 2 jpg). Los infartos del lado izquierdo
habitualmente provocan una amnesia predominantemente verbal, a menudo
asociada a agnosia del objeto y agnosia pura de los colores, mientras que las
lesiones derechas pueden alterar la memoria visuoespacial, así como la memoria
de caras o lugares. No es infrecuente observar un defecto mnésico global (verbal y
visuoespacial) secundario a infartos unilaterales localizados en el lóbulo temporal
mesial. También se han descrito déficit en el aprendizaje visual tras lesiones
bilaterales.