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TALLER CHOCOLATE ANDRES LOZANO

2. El chocolate ha sido una de las bebidas más consumidas en el mundo, incluso por
reyes, príncipes. Pero muy pocas personas saben que en sus orígenes el chocolate
se extraía del caco y de su brillo, moliéndolo era de donde salía la pasta,
mezclándolo con agua y así obtenían la bebida de chocolate.
4. Según entendido es un canal que se basa en investigaciones sobre la naturaleza,
cultura, historia, animales, entre otros
5. Las clases de texto serian científicos e investigativos
6. Doctora en economía, master en análisis, licenciada en administración y dirección
de empresas, publica con regularidad sus trabajos en las revistas: historia national
geographic, presidenta de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del
país desde 2018
7. Es una universidad enfocada a la economía, tecnología e informática.
8. Instrucciones para subir una escalera, como tener una buena técnica para los
ejercicios corporales
9. Si se puede confiar porque tiene los suficientes estudios para confirmar la
veracidad de lo que escribe
10. Porque es una reconocido canal que siempre da la información exacta
12. El texto tiene título, introducción, epígrafe, cuerpo, conclusión, constituyendo las
ideas principales y secundarias.

13. Pese a los recelos iniciales, en el siglo XVII el chocolate se convirtió en la bebida de
moda de la alta sociedad europea.

3 de abril de 1502, Cristóbal Colón salía, una vez más, del puerto de Sevilla. Su idea
era encontrar un paso marítimo que, desde Centroamérica, lo llevase, al fin, a Asia.
Era su cuarto viaje al Nuevo Mundo, y la ruta tuvo sus dificultades. Un día, en
mitad de una tormenta, el navegante y sus hombres se vieron obligados a
desembarcar. Al parecer, interceptaron entonces una embarcación maya que
llevaba como carga unas almendras a las que Colón no concedió importancia.
Sin saberlo, el Almirante había tenido el primer contacto con las semillas del árbol
del cacao.

Más de doscientos años después, Madrid consumía más de cinco toneladas de


chocolate al año. Según las crónicas del momento, no había calle en la capital en la
que no se vendiese. Esto puede ilustrar que un mal principio no siempre es
determinante, ya que el chocolate se obtiene de las almendras que Colón había
desechado.
No sabemos cuál fue el primer contacto entre los españoles y el chocolate bebido
que consumían mayas y aztecas, para quienes este producto era muy importante.
Los mayas dejaron escritas las primeras referencias de la historia a su consumo en
el denominado Códice de Madrid, conservado en el Museo de América. Por su
parte, los aztecas pensaban que las semillas de las que obtenían el chocolate no
eran sino la materialización de Quetzalcoatl, dios de la sabiduría.
De Tenochtitlán a Madrid

Tan importante era el cacao para los aztecas que utilizaban las almendras como
moneda. Pedro Mártir de Anglería, cronista de Indias, decía al respecto: «Usan
moneda, no de metal, sino de nuececillas de ciertos árboles, parecidas a la
almendra». Para entender mejor los intercambios realizados en el mundo azteca,
los españoles elaboraron unas tablas de equivalencia. Gracias a ellas, sabemos que
una liebre pagada en cacao costaba lo mismo que los servicios de una prostituta.

Al principio, los españoles mostraron rechazo por el chocolate, ya que, según el


cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, los labios quedaban como manchados de
sangre tras beberlo. Aparte de ello, su sabor amargo y picante no los acababa de
convencer. Girolamo Benzoni, en su Historia del mondo nuovo, llegó a manifestar
que «el chocolate parecía más bien una bebida para cerdos que para ser
consumido por la humanidad». Pese a todo, en el siglo XVI llegó a España y fue
presentado a Carlos V por Hernán Cortés. A partir de ese momento, su aceptación
iría en aumento, llegando a alcanzar cotas muy altas.

El triunfo del chocolate

Según diversos autores, fueron los monjes los encargados de difundir el consumo
del chocolate en los monasterios. Con el tiempo, serían los cistercienses quienes
lograran mayor fama como chocolateros. Pero no todos los religiosos se mostraron
favorables a su consumo. En este sentido, los jesuitas creían que el chocolate era
contrario a los preceptos de mortificación y pobreza. Dado que la nutritiva bebida
se tomaba también en los períodos de ayuno, pronto se abrió un debate entre los
defensores y los detractores de esa costumbre.
Fue en el siglo XVII cuando se dio respuesta a la cuestión. Vendría de la mano del
cardenal François Marie Brancaccio, que acabaría manifestando: «Liquidum non
frangit jejunum», es decir, «el líquido no infringe el ayuno». La Iglesia aceptaba el
consumo del chocolate bebido.
Precisamente en el siglo XVII, servir un chocolate caliente como bebida llegó a
formar parte imprescindible del «agasajo», ritual seguido en las meriendas que los
nobles ofrecían a sus visitas. Solía acompañarse de bizcochos y otros dulces para
mojar. Si la merienda se celebraba en invierno, lo normal era
que se tomase al calor de los braseros, sobre los estrados de las salas de estar,
entre almohadones y tapices. Si el chocolate protagonizaba una merienda
veraniega, solía servirse junto a un «búcaro de nieve», un vaso de helado.
Dado que el chocolate se consumía muy espeso, las manchas que producía al
derramarse eran muy molestas. Pero un día de 1640, a don Pedro Álvarez de
Toledo y Leiva, virrey del Perú y primer marqués de Mancera, se le ocurrió una
solución. Inventó un recipiente que consistía en una pequeña bandeja con
abrazadera central, en la que quedaba sujeta la jícara, pequeña vasija sin asa en
cuyo interior se vertía el chocolate. En honor a su inventor, la bandeja sería
bautizada como mancerina. Según el nivel social de quien servía la merienda, las
mancerinas podían ser de plata, de porcelana o de barro.

La moda llega a Versalles

El consumo de chocolate en España conoció una amplia difusión a lo largo de todo


el siglo XVII y se anunciaba en las confiterías como la «bebida que procede de las
Indias». El hábito de beber chocolate estaba tan extendido que incluso las damas
de la nobleza se lo hacían servir en mitad de los largos y aburridos sermones
eclesiásticos. Los obispos, ofendidos, prohibieron esta forma de consumo.
Pronto, el resto de Europa, sobre todo Francia, adoptó esa dulce tradición. Una de
las responsables fue Ana de Austria, hija de Felipe III, quien exportó la costumbre
de merendar y desayunar chocolate tras su boda con Luis XIII. María Teresa de
Austria, hija de Felipe IV y esposa de Luis XIV, afianzó esta práctica al tomar
chocolate de manera habitual en su nuevo país.

Cuando los Borbones llegaron a España se mostraron muy aficionados al


chocolate. Sobre todo, Felipe V y su hijo Carlos III, quienes solían desayunar con
esta bebida. Fue precisamente Carlos III, en su afán por crear una industria que
sentase las bases del desarrollo económico del país, quien permitió el intercambio
exclusivo y en régimen de monopolio entre Madrid y la Real Capitanía General de
Venezuela. A través del sistema centralizado que caracterizó su reinado, el
monarca creó una institución encargada de gestionar el comercio, la llamada Real
Compañía Guipuzcoana de Caracas. El producto llegaba a las mesas españolas a
través de las tiendas de ultramarinos.

Fue también en el siglo XVIII cuando el chocolate irrumpió en la repostería. Juan


de la Mata lo utilizó como ingrediente para hacer dulces secos en algunas recetas
de su libro Arte de repostería. El mismo De la Mata fue precursor de la mousse de
chocolate al inventar lo que llamó espuma de chocolate, algo muy parecido a la
mousse.

Maestros chocolateros

La preparación del producto que luego iba ser consumido era responsabilidad del
molendero. Éste recorría el país con una piedra curva sobre la espalda. Seguía la
denominada técnica del metate, que consistía en moler, de rodillas, y sobre la
mencionada piedra, las semillas del cacao. Poco a poco, y con mucho esfuerzo,
extraía una masa líquida y uniforme, conocida como pasta de cacao. El jurista
valenciano Marcos Antonio Orellana habla de ello en este poema: «¡Oh, divino
chocolate / que arrodillado te muelen / manos plegadas te baten / y ojos al cielo
te beben!».

Todo cambió a partir del siglo XIX, cuando las técnicas de la Revolución Industrial
favorecieron aún más su consumo y abarataron su coste. Pronto, el té y el café
fueron desplazando al chocolate, que empezó a asociarse con juerguistas y
trasnochadores. Lejos quedaban los días en que se consideraba de carácter divino,
como dejó escrito Valle-Inclán: «Cacao en lengua del Anahuac / es pan de dioses, o
Cacahuac».

Por Fátima de la Fuente del Moral. Universidad de Neu-Ulm (Alemania), Historia NG nº


124. Nationalgeografic

14. Es dar a entender cómo se fabricaba y se consumía antes el chocolate

15. Pese a los recelos iniciales, en el siglo XVII el chocolate se convirtió en la bebida de
moda de la alta sociedad europea.

3 de abril de 1502, Cristóbal Colón salía, una vez más, del puerto de Sevilla. Su idea
era encontrar un paso marítimo que, desde Centroamérica, lo llevase, al fin, a Asia.
Era su cuarto viaje al Nuevo Mundo, y la ruta tuvo sus dificultades. Un día, en
mitad de una tormenta, el navegante y sus hombres se vieron obligados a
desembarcar. Al parecer, interceptaron entonces una embarcación maya que
llevaba como carga unas almendras a las que Colón no concedió importancia.
Sin saberlo, el Almirante había tenido el primer contacto con las semillas del árbol
del cacao.

Más de doscientos años después, Madrid consumía más de cinco toneladas de


chocolate al año. Según las crónicas del momento, no había calle en la capital en la
que no se vendiese. Esto puede ilustrar que un mal principio no siempre es
determinante, ya que el chocolate se obtiene de las almendras que Colón había
desechado.
No sabemos cuál fue el primer contacto entre los españoles y el chocolate bebido
que consumían mayas y aztecas, para quienes este producto era muy importante.
Los mayas dejaron escritas las primeras referencias de la historia a su consumo en
el denominado Códice de Madrid, conservado en el Museo de América. Por su
parte, los aztecas pensaban que las semillas de las que obtenían el chocolate no
eran sino la materialización de Quetzalcoatl, dios de la sabiduría.

De Tenochtitlán a Madrid

Tan importante era el cacao para los aztecas que utilizaban las almendras como
moneda. Pedro Mártir de Anglería, cronista de Indias, decía al respecto: «Usan
moneda, no de metal, sino de nuececillas de ciertos árboles, parecidas a la
almendra». Para entender mejor los intercambios realizados en el mundo azteca,
los españoles elaboraron unas tablas de equivalencia. Gracias a ellas, sabemos que
una liebre pagada en cacao costaba lo mismo que los servicios de una prostituta.
Al principio, los españoles mostraron rechazo por el chocolate, ya que, según el
cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, los labios quedaban como manchados de
sangre tras beberlo. Aparte de ello, su sabor amargo y picante no los acababa de
convencer. Girolamo Benzoni, en su Historia del mondo nuovo, llegó a manifestar
que «el chocolate parecía más bien una bebida para cerdos que para ser
consumido por la humanidad». Pese a todo, en el siglo XVI llegó a España y fue
presentado a Carlos V por Hernán Cortés. A partir de ese momento, su aceptación
iría en aumento, llegando a alcanzar cotas muy altas.

El triunfo del chocolate

Según diversos autores, fueron los monjes los encargados de difundir el consumo
del chocolate en los monasterios. Con el tiempo, serían los cistercienses quienes
lograran mayor fama como chocolateros. Pero no todos los religiosos se mostraron
favorables a su consumo. En este sentido, los jesuitas creían que el chocolate era
contrario a los preceptos de mortificación y pobreza. Dado que la nutritiva bebida
se tomaba también en los períodos de ayuno, pronto se abrió un debate entre los
defensores y los detractores de esa costumbre. Fue en el siglo XVII cuando se dio
respuesta a la cuestión. Vendría de la mano del cardenal François Marie
Brancaccio, que acabaría manifestando: «Liquidum non frangit jejunum», es decir,
«el líquido no infringe el ayuno». La Iglesia aceptaba el consumo del chocolate
bebido.
Precisamente en el siglo XVII, servir un chocolate caliente como bebida llegó a
formar parte imprescindible del «agasajo», ritual seguido en las meriendas que los
nobles ofrecían a sus visitas. Solía acompañarse de bizcochos y otros dulces para
mojar. Si la merienda se celebraba en invierno, lo normal era que se tomase al
calor de los braseros, sobre los estrados de las salas de estar, entre almohadones y
tapices. Si el chocolate protagonizaba una merienda veraniega, solía servirse junto
a un «búcaro de nieve», un vaso de helado.
Dado que el chocolate se consumía muy espeso, las manchas que producía al
derramarse eran muy molestas. Pero un día de 1640, a don Pedro Álvarez de
Toledo y Leiva, virrey del Perú y primer marqués de Mancera, se le ocurrió una
solución. Inventó un recipiente que consistía en una pequeña bandeja con
abrazadera central, en la que quedaba sujeta la jícara, pequeña vasija sin asa en
cuyo interior se vertía el chocolate. En honor a su inventor, la bandeja sería
bautizada como mancerina. Según el nivel social de quien servía la merienda, las
mancerinas podían ser de plata, de porcelana o de barro.

La moda llega a Versalles

El consumo de chocolate en España conoció una amplia difusión a lo largo de todo


el siglo XVII y se anunciaba en las confiterías como la «bebida que procede de las
Indias». El hábito de beber chocolate estaba tan extendido que incluso las damas
de la nobleza se lo hacían servir en mitad de los largos y aburridos sermones
eclesiásticos. Los obispos, ofendidos, prohibieron esta forma de consumo.
Pronto, el resto de Europa, sobre todo Francia, adoptó esa dulce tradición. Una de
las responsables fue Ana de Austria, hija de Felipe III, quien exportó la costumbre
de merendar y desayunar chocolate tras su boda con Luis XIII. María Teresa de
Austria, hija de Felipe IV y esposa de Luis XIV, afianzó esta práctica al tomar
chocolate de manera habitual en su nuevo país.

Cuando los Borbones llegaron a España se mostraron muy aficionados al


chocolate. Sobre todo, Felipe V y su hijo Carlos III, quienes solían desayunar con
esta bebida. Fue precisamente Carlos III, en su afán por crear una industria que
sentase las bases del desarrollo económico del país, quien permitió el intercambio
exclusivo y en régimen de monopolio entre Madrid y la Real Capitanía General de
Venezuela. A través del sistema centralizado que caracterizó su reinado, el
monarca creó una institución encargada de gestionar el comercio, la llamada Real
Compañía Guipuzcoana de Caracas. El producto llegaba a las mesas españolas a
través de las tiendas de ultramarinos.

Fue también en el siglo XVIII cuando el chocolate irrumpió en la repostería. Juan


de la Mata lo utilizó como ingrediente para hacer dulces secos en algunas recetas
de su libro Arte de repostería. El mismo De la Mata fue precursor de la mousse de
chocolate al inventar lo que llamó espuma de chocolate, algo muy parecido a la
mousse.

Maestros chocolateros

La preparación del producto que luego iba ser consumido era responsabilidad del
molendero. Éste recorría el país con una piedra curva sobre la espalda. Seguía la
denominada técnica del metate, que consistía en moler, de rodillas, y sobre la
mencionada piedra, las semillas del cacao. Poco a poco, y con mucho esfuerzo,
extraía una masa líquida y uniforme, conocida como pasta de cacao. El jurista
valenciano Marcos Antonio Orellana habla de ello en este poema: «¡Oh, divino
chocolate / que arrodillado te muelen / manos plegadas te baten / y ojos al cielo
te beben!».

Todo cambió a partir del siglo XIX, cuando las técnicas de la Revolución Industrial
favorecieron aún más su consumo y abarataron su coste. Pronto, el té y el café
fueron desplazando al chocolate, que empezó a asociarse con juerguistas y
trasnochadores. Lejos quedaban los días en que se consideraba de carácter divino,
como dejó escrito Valle-Inclán: «Cacao en lengua del Anahuac / es pan de dioses, o
Cacahuac».

RESUMEN:

Su idea era encontrar un paso marítimo que, desde Centroamérica, lo llevase, al fin, a
Asia. Al parecer, interceptaron entonces una embarcación maya que llevaba como
carga unas almendras a las que Colón no concedió importancia. Sin saberlo, el
Almirante había tenido el primer contacto con las semillas del árbol del cacao. Esto
puede ilustrar que un mal principio no siempre es determinante, ya que el chocolate
se obtiene de las almendras que Colón había desechado.

No sabemos cuál fue el primer contacto entre los españoles y el chocolate bebido que
consumían mayas y aztecas, para quienes este producto era muy importante. Los
mayas dejaron escritas las primeras referencias de la historia a su consumo en el
denominado Códice de Madrid, conservado en el Museo de América.

De Tenochtitlán a Madrid

Para entender mejor los intercambios realizados en el mundo azteca, los españoles
elaboraron unas tablas de equivalencia. Aparte de ello, su sabor amargo y picante no
los acababa de convencer. Girolamo Benzoni, en su Historia del mondo nuevo, llegó a
manifestar que «el chocolate parecía más bien una bebida para cerdos que para ser
consumido por la humanidad». Pese a todo, en el siglo XVI llegó a España y fue
presentado a Carlos V por Hernán Cortés. A partir de ese momento, su aceptación iría
en aumento, llegando a alcanzar cotas muy altas.

El triunfo del chocolate

Precisamente en el siglo XVII, servir un chocolate caliente como bebida llegó a formar
parte imprescindible del «agasajo», ritual seguido en las meriendas que los nobles
ofrecían a sus visitas. Si el chocolate protagonizaba una merienda veraniega, solía
servirse junto a un «búcaro de nieve», un vaso de helado.

La moda llega a Versalles

El hábito de beber chocolate estaba tan extendido que incluso las damas de la nobleza
se lo hacían servir en mitad de los largos y aburridos sermones eclesiásticos. María
Teresa de Austria, hija de Felipe IV y esposa de Luis XIV, afianzó esta práctica al tomar
chocolate de manera habitual en su nuevo país. Sobre todo, Felipe V y su hijo Carlos III,
quienes solían desayunar con esta bebida. Fue precisamente Carlos III, en su afán por
crear una industria que sentase las bases del desarrollo económico del país, quien
permitió el intercambio exclusivo y en régimen de monopolio entre Madrid y la Real
Capitanía General de Venezuela.

A través del sistema centralizado que caracterizó su reinado, el monarca creó una
institución encargada de gestionar el comercio, la llamada Real Compañía
Guipuzcoana de Caracas. Juan de la Mata lo utilizó como ingrediente para hacer dulces
secos en algunas recetas de su libro Arte de repostería. El mismo De la Mata fue
precursor de la mousse de chocolate al inventar lo que llamó espuma de chocolate,
algo muy parecido a la mousse.

Maestros chocolateros

Todo cambió a partir del siglo XIX, cuando las técnicas de la Revolución Industrial
favorecieron aún más su consumo y abarataron su coste. Pronto, el té y el café fueron
desplazando al chocolate, que empezó a asociarse con juerguistas y trasnochadores.
16. las palabras claves son: Chocolate, Madrid, Versalles, te, café, reyes de España.

17. RECELOS, PRECEPTOS, VERANIEG.

18. 1 Pese al temor el chocolate se convirtió en la bebida de moda de la alta sociedad


europea, 2 los jesuitas creían que el chocolate era una orden o mandato impuesto de
mortificación, 3 el chocolate protagonizaba una bebida que tenía que ver con la estación del
año.

19. se convirtió en la bebida de alta sociedad en Europa

19. a pesar de la desconfianza al chocolate termino gustando a casi todos los países de Europa.

22. Fueron los soldados y exploradores españoles que, desde finales del siglo XV y durante el
siglo XVI, conquistaron y poblaron grandes extensiones de territorio en américa y filipinas,
incorporándolas a los dominios de la monarquía española

23. Mónaco: una monarquía constitucional

Luxemburgo, monarquía parlamentaria

Swzilandia, monarquía absoluta

Arabia Saudí, monarquía absoluta

24. el virrey es el encargado de administrar y gobernar, como representante y en nombre del


rey, un país o una provincia.

25. eran hombres a los que se les encargaba de la defensa de un territorio. Según el tamaño y
la importancia estratégica del territorio.

26. El cacao tiene nutrientes como la fibra, vitaminas, minerales, es muy nutritivo ayuda a la
salud y mejora la función cerebral.

27. La jícara es un recipiente de arcilla o bien elaborado a partir del fruto del jícaro. En su
definición más antigua aparece como “vasija pequeña de loza” empleada para tomar
chocolate.

28. Versalles queda ubicado en Francia y fue donde el chocolate tuvo su detonante que lo llevo
a la fama.

29. Los Borbones eran la dinastía reinante en Francia. Cuando España, a la muerte de arlos II a
fines del siglo XVII queda sin herederos al trono se lo ofrece al nieto de Luis XIV,Felipe V y así
empieza la dinastía Borbón en España

30. el artículo va dirigido hacia los lectores que desean saber los inicios del chocolate.
31. que la bebida chocolate es una bebida famosa, pero no sabe de cómo se fabricaba en
tiempos pasados.

32. Los datos que expone el autor: 3 de abril de 1502, Cristóbal Colón salía, una vez más, del
puerto de Sevilla. Su idea era encontrar un paso marítimo que, desde Centroamérica, lo
llevase, al fin, a Asia.

- Madrid consumía más de cinco toneladas de chocolate al año.

- en el siglo XVI llegó a España y fue presentado a Carlos V por Hernán Cortés. A partir de ese
momento, su aceptación iría en aumento, llegando a alcanzar cotas muy altas.

- Fue en el siglo XVII cuando se dio respuesta a la cuestión. Vendría de la mano del cardenal
François Marie Brancaccio, que acabaría manifestando: «Liquidum non frangit jejunum», es
decir, «el líquido no infringe el ayuno». La Iglesia aceptaba el consumo del chocolate bebido.

Precisamente en el siglo XVII, servir un chocolate caliente como bebida llegó a formar parte
imprescindible del «agasajo», ritual seguido en las meriendas que los nobles ofrecían a sus
visitas.

- un día de 1640, a don Pedro Álvarez de Toledo y Leiva, virrey del Perú y primer
marqués de Mancera, se le ocurrió una solución. Inventó un recipiente que consistía
en una pequeña bandeja con abrazadera central, en la que quedaba sujeta la jícara,
pequeña vasija sin asa en cuyo interior se vertía el chocolate. En honor a su inventor,
la bandeja sería bautizada como mancerina. Según el nivel social de quien servía la
merienda, las mancerinas podían ser de plata, de porcelana o de barro.
- El consumo de chocolate en España conoció una amplia difusión a lo largo de todo el
siglo XVII y se anunciaba en las confiterías como la «bebida que procede de las Indias».
- Fue también en el siglo XVIII cuando el chocolate irrumpió en la repostería.
- Todo cambió a partir del siglo XIX, cuando las técnicas de la Revolución Industrial
favorecieron aún más su consumo y abarataron su coste. Pronto, el té y el café fueron
desplazando al chocolate, que empezó a asociarse con juerguistas y trasnochadores.

33. su punto de vista es a favor del chocolate pero deja en claro que al final el chocolate es
cambiado por él te y el café.

34. Dentro de las suposiciones que hace el autor, se encuentran:

- El autor supone que interceptaron una embarcación maya que llevaba como carga unas
almendras a las que Colón no concedió importancia.

- El autor supone que los españoles mostraron rechazo por el chocolate al inicio ya que
pensaban que los labios quedaban como manchados de sangre tras beberlo.

- El autor supone que fueron los monjes los encargados de difundir el consumo del chocolate
en los monasterios.

35.
- Por la emboscada que supone el autor establece que el Almirante había tenido el primer
contacto con las semillas del árbol del cacao.

- A partir del rechazo del chocolate el autor establece que su sabor amargo y picante no los
acababa de convencer a los españoles.

- El hábito de beber chocolate estaba tan extendido que incluso las damas de la nobleza se lo
hacían servir en mitad de los largos y aburridos sermones eclesiásticos.

36. El chocolate como un manjar gastronómico y una bebida de alto consumo a nivel mundial
es fundamental conocer un poco la historia y los orígenes de este alimento, además de
conocer un poco más su transformación en la fabricación a lo largo del tiempo.

37. El texto es de carácter informal, ya que está dirigido a todo tipo de público. Tiene un léxico
que permite que personas sin conocimientos previos acerca del tema comprendan la temática
tratado en el texto, por lo tanto considero que el lenguaje es apropiado para los estudiantes

38.

“No sabemos cuál fue el primer contacto entre los españoles y el chocolate bebido que
consumían mayas y aztecas, para quienes este producto era muy importante.
Los mayas dejaron escritas las primeras referencias de la historia a su consumo en el
denominado Códice de Madrid, conservado en el Museo de América. Por su parte, los aztecas
pensaban que las semillas de las que obtenían el chocolate no eran sino la materialización
de Quetzalcoatl, dios de la sabiduría”
Los mayas dejaron las evidencias del consumo de chocolate en su escrito códice de Madrid. Por
otro lado, los aztecas creían que las semillas del chocolate era producto del Dios de la
sabiduría.

»Para entender mejor los intercambios realizados en el mundo azteca, los españoles
elaboraron unas tablas de equivalencia. Gracias a ellas, sabemos que una liebre pagada en
cacao costaba lo mismo que los servicios de una prostituta.”

Los aztecas establecían que los precios de una liebre pegada en cacao equivalía a los servicios
de una ramera.

“Dado que la nutritiva bebida se tomaba también en los períodos de ayuno, pronto se abrió un
debate entre los defensores y los detractores de esa costumbre. Fue en el siglo XVII cuando se
dio respuesta a la cuestión”

Se estableció una discusión entre los defensores y detractores acerca de tomar chocolate en
ayuno.

“Fue precisamente Carlos III, en su afán por crear una industria que sentase las bases del
desarrollo económico del país, quien permitió el intercambio exclusivo y en régimen de
monopolio entre Madrid y la Real Capitanía General de Venezuela”

Para crear los pilares del desarrollo económico del país, se realizó un intercambio y una
asociación entre Madrid y Venezuela
“Todo cambió a partir del siglo XIX, cuando las técnicas de la Revolución Industrial favorecieron
aún más su consumo y abarataron su coste. Pronto, el té y el café fueron desplazando al
chocolate, que empezó a asociarse con juerguistas y trasnochadores.

El declive del chocolate se estableció, luego que él te y el café los sustituyeron.


39.
40. si estoy de acuerdo con lo que dice el autor del artículo debido a que el chocolate
muy a pesar de que es conocido en el mundo, muy pocas personas conocen sus
orígenes, considero importante conocerla y comprenderla.

41. que muchas de las ideas expuestas por el autor son suposiciones debido a que no
se conoce con exactitud cuáles fueron los hechos que llegaron a establecer el
chocolate como una bebida famosa en Europa y en el mundo para la edad media.

42. Al ser un texto expositivo el autor muestra sus ideas de manera clara, ya que la
intención comunicativa es precisamente transmitir información de manera sencilla,
concisa y veraz, por ende este debe mostrar claridad en las ideas establecidas en el
texto.

43. No divaga porque no se sale de la temática y establece datos concretos y exactos


acerca del tema tratado.

44. Considero que el autor muestra las ideas de manera ampliada, no dejando al lector
con dudas acerca de la temática, tampoco involucra sus ideas personales en lo que
expone.

45. Considero que se encuentran contradicciones en algunos apartados del texto como
aquellos que establecen que el chocolate es para pobres, pero en otra parte del texto
lo asocian con la bebida utilizada por muchos reyes y miembros de la realeza como
acompañante perfecto de las comidas.

46. El texto parece estar completo por lo cual considero que el autor no se guardó
nada para sí, sobre todo por los datos históricos dados por el mismo.

47. Yo creo que la intención comunicativa del autor es informarnos sobre la historia y
cultura del chocolate como bebida que conquistó Europa.

48. Resumen:

Su idea era encontrar un paso marítimo que, desde Centroamérica, lo llevase, al fin, a
Asia. Al parecer, interceptaron entonces una embarcación maya que llevaba como
carga unas almendras a las que Colón no concedió importancia. Sin saberlo, el
Almirante había tenido el primer contacto con las semillas del árbol del cacao. Esto
puede ilustrar que un mal principio no siempre es determinante, ya que el chocolate
se obtiene de las almendras que Colón había desechado.

No sabemos cuál fue el primer contacto entre los españoles y el chocolate bebido que
consumían mayas y aztecas, para quienes este producto era muy importante. Los
mayas dejaron escritas las primeras referencias de la historia a su consumo en el
denominado Códice de Madrid, conservado en el Museo de América.

De Tenochtitlán a Madrid

Para entender mejor los intercambios realizados en el mundo azteca, los españoles
elaboraron unas tablas de equivalencia. Aparte de ello, su sabor amargo y picante no
los acababa de convencer. Girolamo Benzoni, en su Historia del mondo nuevo, llegó a
manifestar que «el chocolate parecía más bien una bebida para cerdos que para ser
consumido por la humanidad». Pese a todo, en el siglo XVI llegó a España y fue
presentado a Carlos V por Hernán Cortés. A partir de ese momento, su aceptación iría
en aumento, llegando a alcanzar cotas muy altas.

El triunfo del chocolate

Precisamente en el siglo XVII, servir un chocolate caliente como bebida llegó a formar
parte imprescindible del «agasajo», ritual seguido en las meriendas que los nobles
ofrecían a sus visitas. Si el chocolate protagonizaba una merienda veraniega, solía
servirse junto a un «búcaro de nieve», un vaso de helado.

La moda llega a Versalles

El hábito de beber chocolate estaba tan extendido que incluso las damas de la nobleza
se lo hacían servir en mitad de los largos y aburridos sermones eclesiásticos. María
Teresa de Austria, hija de Felipe IV y esposa de Luis XIV, afianzó esta práctica al tomar
chocolate de manera habitual en su nuevo país. Sobre todo, Felipe V y su hijo Carlos III,
quienes solían desayunar con esta bebida. Fue precisamente Carlos III, en su afán por
crear una industria que sentase las bases del desarrollo económico del país, quien
permitió el intercambio exclusivo y en régimen de monopolio entre Madrid y la Real
Capitanía General de Venezuela.

A través del sistema centralizado que caracterizó su reinado, el monarca creó una
institución encargada de gestionar el comercio, la llamada Real Compañía
Guipuzcoana de Caracas. Juan de la Mata lo utilizó como ingrediente para hacer dulces
secos en algunas recetas de su libro Arte de repostería. El mismo De la Mata fue
precursor de la mousse de chocolate al inventar lo que llamó espuma de chocolate,
algo muy parecido a la mousse.

Maestros chocolateros

Todo cambió a partir del siglo XIX, cuando las técnicas de la Revolución Industrial
favorecieron aún más su consumo y abarataron su coste. Pronto, el té y el café fueron
desplazando al chocolate, que empezó a asociarse con juerguistas y trasnochadores.

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