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El humanismo es, entre otras cosas, la afirmación o la intuición de que todos los humanos
tenemos en común algo fundamental y un mismo derecho a la dignidad y el respeto
¿el humanismo es la mejor respuesta a la aspiración del hombre a afirmar el carácter común de la
especie humana y de su dignidad?
En otras palabras, es en su relación con los demás que el hombre encuentra su humanidad.
Sin embargo, una lectura crítica de esta relación necesaria con los demás sugiere que la
humanidad de una persona se desarrolla en un proceso de relación y distancia, de unicidad y
diferencia. Cualquier realización de dones subjetivos (de humanidad) que poseemos unos y otros
hace nacer en nosotros un deseo incondicional de percibir y explotar lo que el otro posee de único
y diferente, no como una amenaza, sino como un complemento a nuestra humanidad
En un mundo como el nuestro, las experiencias individuales pueden ser sumamente variables. El
reparto de oportunidades es muy desigual, como lo es también la concentración de los poderes
económico, político y militar. Sin embargo, en nuestro mundo también hay algunas experiencias
de alienación que parecen trascender esas diferencias. Todos padecemos la destrucción de
nuestro entorno natural. Todos vivimos en sociedades donde las relaciones sociales se debilitan a
causa de un sentimiento creciente de desconfianza. Los más afortunados pueden tratar de
compensar la mediocridad de las relaciones sociales con el consumo, mientras que los más
desafortunados sufren por no poder saciar sus deseos de consumir. En la mayor parte de las
regiones del mundo la gente es víctima de formas de violencia e injusticia ancestrales o nuevas,
mientras que el modo de proceder de las instituciones políticas y económicas es tal que las
poblaciones a duras penas pueden identificarse con ellas. En este ámbito también –y por encima
de las diferencias geográficas y sociales–, las experiencias deshumanizantes vividas por los seres
humanos tienden a ser las mismas en todos los puntos del planeta. A este respecto, no cabe duda
de que podemos sacar una serie de lecciones si comparamos las culturas contemporáneas a escala
mundial. La Sudáfrica de J. M. Coetzee5 se asemeja al Brasil de Rubem Fonseca.6 La crítica de la
modernidad de Octavio Paz7 no difiere de la efectuada por alguien como Theodor W. Adorno.8 La
investigación comparada en el ámbito de las ciencias humanas y sociales podría ampliar nuestra
comprensión de la deshumanización que están sufriendo las personas en todas partes del mundo.
En efecto, el humanismo sólo puede propiciar una cultura humanista que no sea exclusivamente
teórica y abstracta si consigue ejercer una influencia esencial en nuestro modo de pensar y actuar
en la vida diaria
Sin embargo, a medida que ganaba terreno, ese humanismo se fue deshumanizando. La bomba
atómica simboliza por sí sola el advenimiento de una civilización esquizofrénica: el hombre
dominó a la naturaleza adoptando medios tecnológicos cada vez más potentes, pero se dejó
esclavizar por esa misma tecnología, que ahora establece las reglas del juego social, degrada el
medio ambiente y agrava las desigualdades. El futuro incierto de nuestro planeta nos obliga a
repensar el proyecto humanista, un proyecto que, en mi opinión, debería asentarse sobre siete
pilares.