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ENSAYO

¿Qué impacto tiene y han tenido las disposiciones estatales y cambios


sociales en el replanteamiento o planteamiento entre los planes
empresariales?

¿Qué tan fácil es crear una empresa en Colombia?, con este interrogante que
intentaré resolver en las próximas líneas inició este escrito, seguramente cada
uno de nosotros en cualquier momento de nuestras vidas hemos tenidos dentro
de nuestros planes tener nuestro propio negocio, nuestra propia empresa. Todo
empieza con una idea, una visión, pero luego cuando empezamos a
desarrollarla nos encontramos con un sin número de trámites administrativos y
burocráticos, algunos fáciles de sortear otros simplemente talanqueras para los
ingenuos visionarios.

Posiblemente, un plan empresarial sea el concepto que el Estado ha creado


para manifestar el derecho de todo ciudadano a crear su propia empresa
dentro de nuestra organización democrática como Estado Social de Derecho,
impresión que a su vez constituye la soberbia social de la ciudadanía
tradicional para asociatividad corporativa basada en los derechos jurídico-
legales, en otras palabras se plantea que la noción de ciudadanía planteada
por T. H. Marshall (1893 – 1981) basándose en la experiencia histórica
británica, hizo pública su definición de ciudadanía sobre la base de tres
dimensiones: civil, política y social (Marshall y Bottomore, 1998, 22). Buscaba
demostrara que la igualdad de los ciudadanos ante la ley es sí misma, una
paradoja de la inclusión-exclusión, cuyo resultado es la desigualdad, concibe a
los ciudadanos con paridad de derechos ante ley, eso sí, de acuerdo a su
participación productiva en la sociedad, ello implica que aquellos ciudadanos
con mejor posibilidad de acceso a bienes, servicios y por estos días
conectividad digital, tendrán mayor rango de triunfo cuando de formulación de
planes empresariales se trata.

El debate en torno a la cuestión de la ciudadanía es amplio y agudo (Brubaker,


1992; Kymlicka, 1996; Cortina, 1997; Colom, 1998; Heater, 1999; Mouffe, 1999;
Rubio Carracedo, 2000; Habermas, 2000; Benhabib, 2005) y se encuentra
orientado hacia la comprensión de una formación sociopolítica que armonice la
pertenencia y el acceso a la justicia, en un espacio de movilidad, interacción e
hibridación cultural permanentes.

Hoy por ejemplo, está replanteado el concepto de membresía política, derivada


del Estado-Nación, mediante la cual se le confería al ciudadano tradicional el
catálogo de derechos civiles, políticos y sociales, ello ligado a la soberanía
estatal, es decir, el ciudadano tenía la posibilidad de desarrollarse, si y solo si,
lo hacía dentro de las fronteras de su país o nación.
“En la actualidad, la globalización ha puesto en crisis el principio de soberanía
estatal y la institución de la ciudadanía tradicional está siendo desagregada en
diversos elementos, con el resultado de que las fronteras de la comunidad
política, tal como las define el sistema de estados-nación, ya no son adecuadas
para regular la condición de miembro” (Benhabib, 2005, p. 13).

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