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1.

MONICIÓN DE ENTRADA:

Buenos tardes hermanos en Cristo. Celebramos el vigésimo segundo domingo del Tiempo Ordinario.
Las lecturas que hoy meditaremos tienen un acentuado sabor a humildad. Ser humildes es ser
realistas. Es saber que somos obra de Dios y le necesitamos. Con espíritu de humildad y de gratitud
celebremos esta Eucaristía. Les invito para que se pongan de pie, para que demos inicio a esta
Eucaristía

2. LECTURAS:

Esta primera lectura está tomada del libro del Eclesiástico. Nos enseña el valor de la humildad. La
persona humilde está abierta a escuchar y a responder a Dios. "Cuánto más seas, más debes
humillarte". Presten mucha atención a este sabio consejo.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Eclesiástico 3, 17-19. 28-29
Hijo mío, si eres rico, procede con modestia y te querrán más que dando muchos regalos. Cuanto más
grande seas, más debes humillarte, y así agradarás a Dios. Porque es grande el poder del Señor, pero
son los humildes quienes lo glorifican. La desgracia del orgulloso no tiene remedio, pues en él ha
echado raíces la maldad. El sabio entiende los dichos de los sabios; para el que sabe escuchar, la
sabiduría es un placer. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 67

R/. En tu bondad, Señor, preparaste un hogar para los pobres.


• Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. Canten a Dios: su
nombre es el Señor. R/.
• Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada. Dios prepara casa a los
desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece. R/.
• Derramaste en tu heredad, ¡oh Dios!, una lluvia copiosa, aliviaste la tierra extenuada; y tu rebaño
habitó en la tierra que tu bondad, ¡oh Dios!, preparó para los pobres. R/.
3. SEGUNDA LECTURA
El autor del escrito a los hebreos nos contrasta las dos alianzas de Dios con los seres humanos. La
primera alianza en el desierto era dura y exterior. La segunda con Jesús como mediador, es una
alianza de paz y de amor. Todos pueden y deben acercarse confiados a la misericordia y a la bondad
de Dios. Escuchemos.

Segunda lectura

Lectura de la carta a los hebreos (12,18-19.22-24a):

Hermanos: No os habéis acercado a un fuego tangible y encendido, a densos nubarrones, a la


tormenta, al sonido de la trompeta; ni al estruendo de las palabras, oído el cual, ellos rogaron que no
continuase hablando. Vosotros, os habéis acercado al monte Sion, ciudad del Dios vivo, Jerusalén
del cielo, a las miríadas de ángeles, a la asamblea festiva de los primogénitos inscritos en el cielo, a
Dios, juez de todos; a las almas de los justos que han llegado a la perfección, y al Mediador de la
nueva alianza, Jesús. Palabra de Dios
4. EVANGELIO

Después del paréntesis de los 5 domingos anteriores, reanudamos hoy la lectura del
Evangelio de Marcos con la actividad apostólica de Jesús fuera de Galilea. Jesús
denunció la actitud de los fariseos que prefirieron un cumplimiento "externo" de la ley en
vez de un cambio real del corazón, perdiendo así lo esencial de la ley y dándole
importancia a lo exterior o material. Antes de escuchar este mensaje, cantemos el
Aleluya.

El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido.


Del Evangelio según san Lucas 14, 1.7-14

Un sábado fue Jesús a comer en casa de un jefe de los fariseos, y ellos se pusieron a observarlo.
Jesús, al ver que los invitados escogían los mejores puestos, les hizo esta sugerencia: “Cuando te
inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el puesto de honor, porque puede haber otro invitado
de más categoría que tú; y al llegar el que los invitó a los dos, puede pedirte que le cedas el puesto al
otro; entonces tendrías que pasar por la vergüenza de ir a ocupar el último puesto. Cuando te inviten,
siéntate más bien en el último puesto; y así, cuando llegue el que te invitó, te dirá: ‘Amigo, ven a
sentarte más cerca’. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se
enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. Y al que lo había invitado le dijo: “Cuando
des un banquete o una comida, no invites a tus amigos, a tus hermanos, a tus parientes o a tus vecinos
ricos; porque luego ellos te van a invitar a ti, y esa será toda tu recompensa. Cuando des un banquete,
invita a los pobres, los lisiados, los cojos, los ciegos. Y serás de veras feliz, porque como ellos no
tienen con qué pagarte, te lo pagará Dios en la resurrección de los justos”. Palabra del Señor.
OFRENDAS:

Cuanto más grande seamos en la vida, más humildes tenemos que ser. Esto si le agrada a Dios y en esto debe consistir
nuestra ofrenda.

ORACIÓN DE LOS FIELES

 Queridos hermanos: Con humildad, a ejemplo de nuestro Maestro Jesús, dirijámonos al mismo Dios y Padre, para
presentarle nuestras intenciones y las de todo el mundo, diciendo: Señor, escúchanos y danos tu paz.
 Por la santa Iglesia de Cristo, extendida por todo el universo, por el Papa, los ministros ordenados, los religiosos y
fieles laicos. Que se distingan por una vida de servicio humilde a la humanidad, para que sean auténticos servidores
en la comunidad.
 Por los encargados de la dirección de los pueblos y de las naciones. Que tengan especial predilección por los pobres
de este mundo y, en sus planes de gobierno, se conviertan en servidores humildes. Señor, escúchanos y danos tu
paz.
 Por los que sufren. Que encuentren en torno a Jesucristo, el consuelo a todo su sufrimiento.
 Por los jóvenes, especialmente los de nuestra comunidad de y nuestra Capilla, para Que surjan las vocaciones que
necesitan la Iglesia y el mundo de hoy. Señor, escúchanos y danos tu paz.
 Por nosotros, invitados al banquete sagrado de la Eucaristía en este Domingo. Que, dominando nuestro orgullo,
aprendamos a ser humildes y personas de paz como nuestro Maestro Jesús. Señor, escúchanos y danos tu paz.
 Dios misericordioso, humildemente hemos acudido a ti con la esperanza cierta de no quedar defraudados.
Escúchanos y concédenos aquello que más nos convenga, para identificamos en santidad de vida con tu Hijo
Jesucristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

COMUNIÓN Quien comulga con el Cuerpo de Cristo se llena de la mayor vida de humildad que se pueda dar y de mucha
paz. Acerquémonos con fe.

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