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Los bosques juegan un papel crucial en el ciclo del carbono de La Tierra. En general, los
bosques son “sumideros de carbono” ya que absorben y almacenan dióxido de
carbono de la atmósfera. Los bosques que se talan o queman, sin embargo, liberan
partes del carbono almacenado en la atmósfera.
Atmósfera
La atmósfera es la fuente de todo el aire que respiramos y, además, nos protege de
las radiaciones dañinas. Aunque el cambio está en el aire, desafortunadamente
la actividad humana en curso está alterando la composición de la misma, aumentando
los niveles de dióxido de carbono, nitrógeno, metano o aerosoles, por ejemplo.
Suelos
La corteza terrestre está en constante movimiento, impulsada por cambios
geológicos graduales que, ocasionalmente, se aceleran, en forma
de terremotos o volcanes.
La vigilancia espacial nos muestra que el suelo bajo nuestros pies no es tan sólido como
parece.
Aguas
Toda la vida en nuestro planeta depende de la superficie de agua dulce que se
encuentra, principalmente, en forma de ríos, lagos y humedales. Como zonas de
alta biodiversidad, a menudo mantienen a poblaciones locales con el sustento de agua
potable por lo que requieren de un estudio cuidadoso con el objetivo de su protección.
Estas masas de aguadeben su existencia al ciclo del agua, con el vapor de
agua transportado desde los océanos por evaporación hasta caer en el suelo, mientras
la lluvia se remonta al mar con la ayuda de la gravedad.
Como todo proceso impulsado por energía solar, el ciclo del agua puede verse
interrumpido por el calentamiento global.
Superficie terrestre
La superficie terrestre de nuestro planeta representa el terreno más variado de todo
el sistema solar, transformado gradualmente por el movimiento geológico, el clima
atmosférico y la actividad biológica sostenida. Su evolución continúa hasta el día de hoy,
ayudada por la humanidad: los desiertos se expanden, los bosques se despejan y las
ciudades crecen.
Océanos y costas
Siete décimas partes de la superficie de nuestro planeta está cubierta
por mares y océanos. Estos son el motor de nuestro sistema climático, absorbiendo
aproximadamente la mitad de la energía solar alrededor del ecuador para alimentar
poderosas corrientes que se extienden hasta los polos.
Sus aguas también proporcionan gran parte del aire que respiramos, pues las
poblaciones microscópicas de fitoplancton realizan la mitad de toda la fotosíntesis, a
pesar de formar menos del 1% de la biomasa global. Además, los océanos absorben
gran parte del dióxido de carbono adicional producido por la actividad humana, evitando
que el calentamiento globalempeore.
La criosfera es un importante regulador del clima global, su albedo refleja la luz solar al
espacio y su presencia influye en el clima regional y las corrientes oceánicas globales.
Desastres naturales
Nos encontramos en un momento en el que nos preguntamos si la frecuencia de
desastres naturales está aumentando, o bien, las sociedades humanas nos estamos
volviendo más susceptibles a ellas.
Los incendios son indicadores en las áreas donde es necesario llevar a cabo
determinadas medidas como la reducción de combustibles, la asignación de recursos
antes y durante el desarrollo de temporadas de incendios, etc..
En este caso, vamos a poner como ejemplo el incendio que afectó a la isla de Madeira
(Portugal) el 10 de agosto de 2016. Para su análisis, nos apoyamos en unas
imágenes MODISdescargadas con ayuda del plugin Semi-Automatic Classification,
sobre las que hemos calculado el NDVI y, después, hemos caracterizado su simbología
para poder interpretar visualmente el alcance del incendio.
Los valores más bajos del NDVI se concentran en la zona del incendio.
Una vez se analizan y comparan los resultados del cálculo del NDVI en imágenes
anteriores y posteriores al incendio, podemos emplear una ecuación para identificar de
forma cuantitativa las áreas calcinadas. Esta ecuación se denomina Índice de
Calcinación Normalizado (NBR, Normalized Burn Ratio).
Este índice compara matemáticamente las bandas del infrarrojo cercano e infrarrojo de
onda corta 2 (bandas 5 y 7 respectivamente de Landsat 8) para determinar la gravedad
de la calcinación.
Además, podemos calcular la diferencia NBR (dNBR) entre dos imágenes, antes y
después del incendio, lo que nos da idea de la gravedad de la calcinación, y cuya fórmula
es:
Podemos ver que los valores más altos de dNBR representan una severidad del fuego
más alta (por supuesto, debemos excluir la cobertura de nubes de esta imagen).
Para una evaluación precisa de la gravedad del incendio deberíamos comparar estos
valores de dNBR con la medición in situ. Podríamos monitorear la recuperación de la
vegetación repitiendo el cálculo de NBR y dNBR de las imágenes adquiridas varios
meses después del incendio.
El mismo método se puede aplicar a las imágenes Sentinel-2, en cuyo caso deberíamos
descargar la banda 8A y la banda 12 para el cálculo NBR. Por último, podríamos realizar
clasificaciones de la cubierta terrestre para identificar especies de vegetación y mejorar
la identificación del área quemada.