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MATERIA: HECHOS
PROFESOR: Luis Felipe Ortega Angulo.
MODALIDAD: IBAD. Sabatino
LIBRO DE TEXTO: Horton, Stanley M., El libro de los Hechos, Editorial Vida,

1. GENERALIDADES
1.1 Unidades 3
1.2 Horas 48
1.3 Área Bíblica.
2. DESCRIPCIÓN DE LA MATERIA: Este es un estudio minucioso del contenido, propósitos, principios
y aplicaciones del libro de Hechos. La asignatura enfatiza el lugar del Espíritu Santo en ese
entonces y ahora. Se da atención al crecimiento geográfico, numérico, cultural y teológico de la
Iglesia desde Jerusalén hasta Roma. Los viajes de Pablo se examinan al igual que el trasfondo de
sus epístolas.

3. OBJETIVOS
3.1 CONOCIMIENTOS
3.1.1 Conocer el trasfondo histórico, político, geográfico y religioso de cada capítulo.
3.1.2 Saber lo que sucede en cada capítulo del libro.
3.1.3 Adquirir un concepto claro de la estructura literaria del libro.
3.1.4 Conocer la historia de la Iglesia desde Pentecostés hasta fines del primer siglo.
3.1.5 Identificar los personajes principales del libro.
3.1.6 Presentar la forma del gobierno de la Iglesia apostólica
3.2 ACTITUDES
3.2.1 Anhelar estar lleno continuamente del Espíritu Santo.
3.2.2 Desear ver la Iglesia de hoy con la dinámica de la apostólica.
3.2.3 Aumentar el celo por la evangelización de los perdidos.
3.2.4 Resolver hacer la voluntad de Dios sin importar las dificultades.
3.3 HABILIDADES
3.3.1 Comparar la situación de la Iglesia apostólica con la de la Iglesia actual.
3.3.2 Trazar un mapa de los lugares mencionados en el libro.
3.3.3 Enseñar y predicar sobre verdades del libro.
3.3.4 Saber cómo ayudar a la gente a recibir el bautismo del Espíritu Santo.
3.3.5 Analizar los motivos por los cuales se produjo un crecimiento sobre de la Iglesia.
3.3.6 Señalar la controversia entre los judaizantes y los que aceptaban la doctrina de la salvación por la
gracia.

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4. SYSTEMS THE EVALUATION
1. Examen 40
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2. Tareas 40
3. Trabajo en grupo 10
4. Asistencia. 10
100
5. REQUISITOS DE LA MATERIA.
1. Ser puntual a clases.
2. Participar en clases.
3. Estudiar el libro de texto.
4. Trabajar en equipo.
5. Tomar apuntes.
6. PARCELACIÓN DE LA MATERIA.
clase Día Contenido de materia Tareas
1 20/08 Entrega de plan de curso. El escritor de los hechos.
5 27/09 La fundación de la iglesia.
3 03/09 El espíritu santo en los hechos.
4 10/09 El ministerio en Jerusalén. Entregue tarea I
5 17/09 El ministerio en Judea
6 24/10 El ministerio en samaria.
7 01/10 El ministerio en último de la tierra. Entregue tarea 2
8 08/10 Examen I
9 15/10 Últimos días de los apóstoles. Entregue tarea 3
10 22/10 Antioquia un nuevo centro.
11 20/10 Éfeso, otro nuevo centro.
12 05/11 El camino hacia Roma. Entreg, tarea 4
13 12/11 Examen II

Tareas: Toda tarea debe llevar.


1. Hacer dos biografía: una de Pablo y la otra de Lucas  Portada.
2. Hacer un estudio o bosquejo del sermón de Pedro, en Hechos.
3. Hacer mapas de los viajes misioneros de Pablo.  Introducción
4. Realice una investigación de como murieron los 12 apóstoles.  Desarrollo.
https://es.scribd.com/document/386370936/FORMATO-BIOGRAFIA
 Conclusión.
Capítulo 8:
Los ministerios de Felipe y Saulo,
MINISTERIO DE FELIPE CON LOS SAMARITANOS (HECHOS 8:1-25)
Hechos 8 es un capítulo clave. Se refiere al *evangelismo. Evangelismo viene de una palabra griega que significa “dar
las buenas nuevas.” Evangelizar es contar a alguien las buenas nuevas de Jesucristo. Hechos 1–7 nos muestra cómo se
difundieron las buenas nuevas en Jerusalén. Hechos 8 nos dice cómo empezaron los creyentes a evangelizar en Judea y
Samaria. Lucas no tuvo tiempo de contarnos de cada creyente. En Hechos él hizo un resumen de 30 años de la historia de
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la Iglesia. Así que tuvo que escoger solamente unos ejemplos. En Hechos 6–7 nos cuenta de Esteban. En Hechos 8 Lucas
se enfoca en Felipe.
La tabla que sigue nos muestra varios principios de evangelismo en Hechos 8.
Principio de evangelismo Referencia bíblica
1. Dios usa las circunstancias para extender su reino. Hch 8:1-4
2. Cada creyente es un testigo de Cristo. Hch 8:1, 4
3. La Palabra es la semilla. Hch 8:4
4. Uno recoge donde otro ha sembrado antes.+ Jn 4:34-38; Hch 8:5, 40; 9:32-42
5. Los creyentes evangelizaron primero en Jerusalén, entre Hch 1:8; Hch 1–8
personas de su propia cultura.
6. El evangelio es para todo el mundo. Hch 1:8; 8:4
7. Dios se preocupa por una multitud y por una persona. Hch 8:5-6, 26-29
8. Los milagros ayudan para que la gente acepte el evangelio. Hch 8:6, 13
9. Dios recompensa a los que le buscan. Hch 8:26-40
10Es necesario que los nuevos creyentes sean bautizados en Hch 8:12-13, 38
agua y en el Espíritu.
11. Dios guía a los creyentes con la plenitud del Espíritu para Hch 8:4, 8, 29
predicar de Él.
12. Aquellos que reciben a Jesucristo encuentran gran gozo. Hch 8:8, 39
Doce principios de evangelismo en Hechos 8
Felipe cosechó donde Jesucristo había sembrado. Pedro cosechó donde Felipe había sembrado

Felipe no era apóstol, ni era pastor. Era solamente un diácono. Era un creyente honesto que fue lleno con el Espíritu.
Estaba dispuesto a trabajar. Por eso lo escogieron para servir en las mesas. En el principio, Felipe probablemente no
soñaba con un ministerio. Samaria no era su objetivo. Pero él permitió que el viento del Espíritu soplara donde quería
soplar. Trabajó donde había necesidad y mientras servía, su habilidad de servicio aumentó. 2 Dios añade al diligente.

ES NECESARIO QUE LOS NUEVOS CREYENTES SEAN BAUTIZADOS EN AGUA Y EN EL ESPÍRITU.

Hechos muestra que la primera iglesia enfatizó el bautismo en agua. Somos salvos por la sangre de Cristo Jesús y no por
el agua del bautismo. Sin embargo, el bautismo en agua es muy importante. Aquellos que lo rechazan no deberían
planear ir al cielo. El bautismo en agua no es solamente un paso de obediencia, sino es uno de los primeros pasos para
caminar con Jesús.
Los que fueron bautizados Hechos
en agua
3000 nuevos creyentes en 2:41
Pentecostés
Creyentes samaritanos 8:12-13, 16
El *etíope eunuco 8:36
Saulo de Tarso 9:18
Cornelio y su familia 10:47-48
Lidia y su familia 16:15
El carcelero de Filipos y su 16:33
familia
Creyentes de Corinto 18:8
Creyentes de Éfeso 19:5
DIOS GUÍA A LOS CREYENTES LLENOS CON EL ESPÍRITU HACIA AQUELLOS QUE LE BUSCAN
Persona guiada por Dios Hechos
Felipe iba a pie. No tenía caballo ni vehículo, ni bicicleta,
Felipe hacia el etíope 8:26-29
9:10-19
pero él era un fructífero testigo de Jesús. El Espíritu lo
Ananías hacia Saulo de
Tarso guió para buscar al etíope. El etíope era rico y educado,
Pedro hacia Cornelio 10:9-26 y Felipe escuchó que estaba leyendo. Así es que la
Pablo hacia Lidia y hacia 16:9-15 Iglesia debería enseñar más a la gente a leer. Pero aun
fortegaangu@gmail.com los que pueden leer, quizá no entienden. Note la
Cel. 86717376 pregunta tan importante que hizo Felipe, “¿entiendes lo
que lees?”
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otros

LA CONVERSIÓN DE SAULO Y EL COMIENZO DEL MINISTERIO (HECHOS 9:1-31)


Damasco estaba como a 241 km (150 millas) al noreste de Jerusalén. Estaba más o menos a mitad del camino entre
Jerusalén y Tarso, que era la ciudad de Saulo. Saulo estaba cerca de Damasco cuando Jesús se le apareció. Lucas nos
cuenta cómo Saulo de Tarso llegó a ser el apóstol Pablo. La conversión de Pablo es uno de los más grandes eventos del
cristianismo. La mayoría de los maestros de la Biblia están de acuerdo en que Pablo llegó a ser el más grande de los
apóstoles.
Preparación Escrituras
1. Aprendió bien el idioma judío y la cultura. Hch 21:40; Fil 3:5
2 Aprendió bien el idioma griego y la cultura. Hch 17:22-31; Tit 1:12
3. Fue un ciudadano romano. Hch 16:37; 22:23-29; 25:10-12
4. Fue educado en la teología judía. Gá 1:14
5. Aprendió a hacer carpas y a sostenerse él mismo. Hch 18:3; 1 Co 9:14-18; 2 Co 11:7-11;
1 Ts 2:9; 2 Ts 3:8
6. Fue llamado por Dios. Hch 9:15-16; 22:14-15; 26:12-18; Ro 1:1;
1 Co 1:1 (y otros)
7. Fue lleno con el Espíritu Santo. Hch 9:17
8. Le fue dada gracia. 1 Co 3:10; 15:10; 2 Co 12:9
9. Le fue dado un aguijón en la carne que lo mantuvo humilde y 2 Co 12:7-9
dependiente de Cristo.
10. Tenía un gran amor por la gente. Ro 9:1-4; 2 Co 11:28-29; Fil 4:1
11. Tenía corazón de siervo. Hch 21:17-26; 2 Co 6:3-10; 9:19-23; Gá 2:2
12. Era diligente y perseveró en su carrera. 1 Co 9:24-27; 2 Co 11:23-33; Fil 3:13-14

Viajes de Pablo Escritura


1 De Jerusalén a Damasco Hch 9:1-22
2 De Damasco a Arabia Gá 1:17-18
VIAJES DE SAULO- CONVERSIÓN. 3 De Arabia a Damasco Hch 9:23-25; Gá 1:17;
2 Co 11:32-33
4 De Damasco regresa a Hch 9:26-29;
Jerusalén Gá 1:18-20
5 De Jerusalén a Cesarea Hch 9:30
6 De Cesarea a Tarso Hch 9:30; Gá 1:21-24

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Originalmente, el nombre del “apóstol a los gentiles” (Ro. 11:13), era Saulo. Nació en la ciudad de •Tarso,
pero según una vieja tradición, su familia venía de Galilea. La ciudad de Tarso quedaba en el SE de Asia
Menor, en lo que hoy es Turquía. En tiempos del Imperio Romano vino a ser capital de •Cilicia. En el año 59
a.C. fue gobernador de Tarso el renombrado Cicerón. Era famosa como ciudad de mucha cultura, pues
funcionaba en ella una especie de universidad, al igual que en •Atenas y •Alejandría, por lo cual P. en una
ocasión dijo: “Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de
Cilicia” (Hch. 21:39).
No se conoce el año exacto de su nacimiento, pero algunos opinan que tuvo lugar en una fecha
aproximada a la del nacimiento del Señor Jesús. Cuando •Esteban fue apedreado en el año 33 d.C., se dice
que P. era “un joven” (Hch. 7:58). Se supone que su padre era un comerciante que había obtenido la
•ciudadanía romana por algún medio, que podía ser por vía de la adopción, o por méritos de guerra, o por
servicios meritorios al estado, o sobornando a los funcionarios para obtener ese privilegio. De manera
que P. heredó la ciudadanía romana, privilegio que reclamó en varias ocasiones (Hch. 16:37; 22:25; 25:11).
No se tienen noticias de su madre.
Su educación.
Fue enviado a Jerusalén a estudiar, probablemente a los trece años de edad, siendo su maestro el
famoso rabino •Gamaliel (Hch. 22:3). No se sabe adónde fue cuando terminó sus estudios, pero parece que
no estaba en Jerusalén en los días en que el Señor Jesús fue crucificado, y regresó a dicha ciudad poco
después de ese acontecimiento. El resultado de su educación puede apreciarse en sus propias palabras
en Gá. 1:14 (“... en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho
más celoso de las tradiciones de mis padres”).Aunque no se tienen datos específicos de sus estudios de la
cultura griega, en sus escritos es evidente que era un verdadero experto en ella. En varias ocasiones hace
citas de autores clásicos griegos. En Hch. 17:28 cita a Epiménides (“Porque en él vivimos, y nos movemos, y
somos”) y a Aratos (“Como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo
somos”).Epiménides fue un poeta cretense, autor de una legislación civil y religiosa para aquella isla (también
citado en Tit. 1:12). Las palabras de Aratos fueron tomadas de su obra Phaenomena. Esos conceptos,
además, fueron repetidos por otros autores griegos, entre ellos el estoico Cleanto, en su Himno a Zeus. Su
permanente interés por la lectura se demuestra en sus recomendaciones a •Timoteo: “Entre tanto que voy,
ocúpate en la lectura” (1 Ti. 4:13). No se sabe cuál era el contenido de los documentos que Pablo dejó “en
Troas en casa de Carpo”. Le pidió a Timoteo que le trajera “los libros, mayormente los pergaminos” (2 Ti.
4:13). El procurador •Festo, después de oír a P. predicar, le dijo: “Estás loco, P.; las muchas letras te vuelven
loco” (Hch. 26:24). De manera que era evidente la amplia cultura del apóstol. Con todo, siguiendo lo que es
tradición entre los judíos, fue entrenado en un oficio: sabía hacer tiendas, lo cual le ayudaría luego en sus
viajes misioneros (Hch. 18:3).
La conversión de Saulo.
La disputa de •Esteban se levantó entre unos miembros “de la sinagoga llamada de los libertos, y de los
de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia” (Hch. 6:9). Es posible que P. fuera miembro de una sinagoga de
los que eran de su provincia, Cilicia, y que como tal participara en la discusión. Lo cierto es que tomó parte en
la posterior muerte del primer mártir cristiano (Hch. 7:58; 26:10) y enseguida se convirtió en un gran
perseguidor de la iglesia. Estando en esos menesteres, iba camino a •Damasco cuando el Cristo resucitado
se le apareció. Cegado por la experiencia, fue llevado a la ciudad, donde se dedicó a la oración. El Señor
envió a •Ananías para instruirlo en la fe (Hch. 9:1–19). Tras bautizarse, P. comenzó enseguida a predicar “a
Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios” (Hch. 9:20).
Es probable que fuera en esta ocasión cuando decidió ir a •Arabia, pues escribiendo a los gálatas, dice: “...
ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco.

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Después, pasados tres años, subí a Jerusalén...” (Gá. 1:17–18). Nada sabemos del propósito de ese viaje ni a
qué lugar específico fue. La mención que P. hace en 2 Co. 11:32–33 (“En Damasco, el gobernador de la
provincia del rey Aretas...”) hace pensar a algunos que P. estuvo en Petra, donde gobernaba este rey. Los
judíos de Damasco obtuvieron la cooperación de las autoridades, que “guardaban las puertas de día y de
noche” (Hch. 9:24), con el propósito de matarle. Para salvarle, “los discípulos... le bajaron por el muro,
descolgándole en una canasta” (Hch. 9:25). Se sabe que había un arreglo especial de extradición entre
•Aretas y el gobernador de Damasco para los casos de personajes que hubieran escapado de la justicia en
Petra. Al parecer, esto fue tomado como excusa para la conspiración, porque las autoridades romanas
condenaban a la crucifixión a los asesinos, lo cual ponía en peligro, entonces, a los mismos conspiradores.
Cuando llegó a Jerusalén, los hermanos desconfiaban de él, hasta que •Bernabé “lo trajo a los
apóstoles” a quienes contó su experiencia (Hch. 9:26–27). Así, permaneció con Pedro unos quince días.
Después de esto regresó a su ciudad de Tarso, donde es posible que permaneciera unos ocho o diez años,
pues no se tienen datos sobre esa etapa de su vida. No hay que dudar que tuviera problemas allí por causa
de su fe, pues él dijo: “De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno” (2 Co. 11:24).
¿Cuándo y dónde fue esto? El libro de los Hechos no nos dice nada sobre el particular. Por lo tanto, es posible
que parte de esas malas experiencias las tuviera precisamente en su ciudad natal. También a la época en
Tarso debe corresponder los naufragios a que hace referencia en 2 Co. 11:25 (“... tres veces he padecido
naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar”), a menos que algunos de estos
incidentes ocurrieran durante sus viajes misioneros y •Lucas no quiso registrarlos en los Hechos, lo cual es
dudoso.
Su físico.
Existe un documento del siglo II, titulado Los hechos de Pablo y de Tecla, que narra unos cuentos
sobre P. Aunque esta obra fue considerada como espuria, es interesante anotar la descripción que hace de la
apariencia física del apóstol. Dice que era una persona de estatura regular, medio calvo, de nariz puntiaguda y
frente ceñuda. Que, además, tenía las piernas torcidas o arqueadas. Esto coincide con lo que él dice de sí
mismo (“Porque a la verdad, dicen, las cartas son duras y fuertes; más la presencia corporal débil” [2 Co.
10:10]). Lo de las piernas arqueadas es, según algunos, característica de personas que habían recibido
azotes en muchas ocasiones.
Sus experiencias místicas.
El apóstol dice en 2 Co. 12:2 lo siguiente: “Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si
en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo”. Algunas
personas especulan que P. andaba por los montes Taurus, donde incluso hay una gruta que es conocida con
el nombre de “Gruta de San P.”. Y que probablemente allí recibió esta visión o traslado al tercer cielo. Lo cierto
es que en varios de sus escritos, P. habla de revelaciones que recibió directamente del Señor, pero él se cuida
de aclarar: “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un
aguijón en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee” (2 Co. 12:7). En realidad, nadie sabe en qué
consistía este “aguijón”. Algunos pensaron que se trataba de una debilidad de tipo sexual. Otros que era algún
tipo de enfermedad dolorosa y, además, que producía mala impresión a otros. Pero no hay datos seguros.
Antioquía.
Como resultado del éxito de la predicación del evangelio en •Antioquía, la tercera ciudad del imperio,
•Bernabé buscó a P. para que fuera a residir allí. En esa ciudad P. pudo desarrollar un fructífero ministerio,
junto a otros prominentes miembros de la iglesia antioqueña. Cuando un profeta de nombre
•Agabo anunció “que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada”, los hermanos de Antioquía
decidieron “enviar socorro” para los santos de Judea, dando “cada uno conforme a lo que tenía”. Los
encargados de llevar esta ofrenda de amor fueron “Bernabé y ... Saulo” (Hch. 11:28–30). Al parecer, llevaron
también con ellos a •Tito, un gentil, pues P. dice en Gá. 2:1–3: “Después, pasados catorce años, subí otra vez
a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo a Tito”. P. aprovechó esta visita a Jerusalén para consultar con los
principales líderes de la iglesia allí (“Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano,
expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles. Mas ni aun
Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse” [Gá. 2:1–5]). Los resultados de
esta consulta fueron la confirmación de que el evangelio que él predicaba era el mismo que anunciaban

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también los que habían conocido al Señor antes que él. Y el hecho de que Tito no fuera obligado a
circuncidarse, dejaba en claro que los hermanos de Jerusalén estaban de acuerdo con la doctrina y la práctica
que P. implantaba entre los gentiles.
Un día, mientras oraba en el •templo, le “sobrevino un éxtasis” y vio al Señor, que le decía: “Date prisa, y
sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí.... Vé, porque yo te enviaré lejos
a los gentiles” (Hch. 22:17–21). Al narrarlo a los hermanos, éstos se dieron cuenta de que a P. le había
sido “encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión”, por lo cual le
dieron a él y a Bernabé “la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y
ellos a la circuncisión. Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres” (Gá. 2:7–10). Esto último
fue, en efecto, la expresión del buen deseo de que se repitiera la acción que llevaron a cabo los hermanos de
Antioquía.
Viaje misionero.
De regreso en aquella ciudad, el •Espíritu Santo habló a los líderes de la iglesia,
diciéndoles: “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado” (Hch. 13:1–2). Con el apoyo
de los hermanos, salieron, pues hacia •Chipre, de donde era Bernabé, acompañados por •Juan Marcos “de
ayudante” (Hch 13:1–5). Como sabia estrategia, al llegar a un lugar P. buscaba “las sinagogas de los judíos” y
comenzaba allí a anunciar “la palabra de Dios” (Hch. 13:5). Después fueron a •Panfilia, en el S de la Anatolia,
pero Juan Marcos decidió volver a Jerusalén. Ellos siguieron predicando por diversas ciudades, y lograron
establecer grupos de cristianos en •Antioquía de Pisidia, •Iconio, •Listra, •Derbe y otros lugares. Entonces
regresaron a Antioquía, de donde habían salido.
La controversia con los judaizantes.
Su informe fue causa de mucho gozo para los hermanos. Pero encontraron que habían venido de
Judea algunos hermanos que estaban enseñando que los creyentes tenían que guardar la ley de Moisés. P. y
Bernabé discutieron fuertemente con ellos, por lo cual “se dispuso que subiesen... a Jerusalén... a los
apóstoles y ancianos, para tratar esta cuestión” (Hch. 15:2). Fue así como tuvo lugar lo que se conoce como
el •Concilio de Jerusalén, cuyas decisiones dejaban libres a los creyentes gentiles de las exigencias de la ley
de Moisés. La carta correspondiente fue llevada por P.y Bernabé a la iglesia en Antioquía, y causó gran
alegría entre los hermanos.
Más viajes misioneros.
“Después de algunos días”, P. y Bernabé decidieron volver a visitar a los hermanos en las ciudades
donde habían predicado antes. Hubo entre ellos un desacuerdo. Bernabé quería llevar a Juan Marcos. P. se
opuso. Finalmente, decidieron separarse. Bernabé fue a Chipre con Juan Marcos y Pablo partió hacia •Siria y
Cilicia, acompañado por •Silas. En •Derbe conoció a •Timoteo y lo incorporó a su misión. Así, viajaron
por “Frigia y la provincia de Galacia”, pero “les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en
Asia” (Hch. 16:1–7). Lo mismo pasó cuando quisieron ir a •Bitinia. Fueron entonces a •Troas, donde P. tuvo
una visión que le impulsó a viajar hacia •Macedonia. Así comenzó la predicación del evangelio en aquellas
regiones, siendo alcanzadas las ciudades de •Filipos, •Tesalónica, •Berea, •Atenas, y •Corinto. De allí viajó a
•Éfeso y luego regresó a Antioquía tras pasar por •Cesarea. Luego volvió a viajar por •Galacia y
Frigia, “confirmando a todos los discípulos” (Hch. 18:23). Retornó a Éfeso, esta vez para quedarse allí por un
buen tiempo.
De regreso a Jerusalén.
A estas alturas, P. planeaba volver a Jerusalén para luego ir a •Roma, por lo cual escribió una epístola
a los hermanos de esta última ciudad diciéndoles de su propósito de pasar a visitarlos, rumbo a España
(Romanos, Epístola a los). Librado a duras penas de un alboroto que se levantó en Éfeso, se despidió de los
hermanos y partió de nuevo para Macedonia, recorrió el país, fue a Grecia de nuevo y luego decidió regresar
a Jerusalén por la vía de Macedonia. Un grupo de hermanos le acompañó hasta Asia (Hch. 20:1–4). Llegaron
a •Troas, donde P. predicó y realizó el milagro de volver a la vida a un joven llamado •Eutico. Tras varias
paradas obligadas en el viaje, llamó a los ancianos de Éfeso a la ciudad de •Mileto. Se reunió con ellos y los
exhortó. Luego viajaron hasta llegar a •Tiro, donde saludó a los hermanos. En Cesarea se hospedó en casa
de •Felipe el evangelista. Allí recibieron la visita del profeta Agabo, quien profetizó que P. sería hecho

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prisionero en Jerusalén, pero el apóstol insistió en ir. Al llegar a la ciudad santa, presentó un informe a la
iglesia. Pero cuando visitó el •templo, fue reconocido y se armó un alboroto que casi le cuesta la vida. El
tribuno de una compañía romana le salvó de manos de la multitud. Aunque le fue permitido hablar a ésta, su
mensaje lo que causó fue más alboroto. Al otro día, pudo hablar delante de “los principales sacerdotes y a
todo el concilio” (Hch. 22:30). Los resultados fueron negativos. De manera que el tribuno decidió dejarle preso.
En la cárcel, el Señor Jesús se le apareció de nuevo, dándole ánimo y diciéndole que iría a Roma.
Preso y enviado a Roma.
P. tuvo que ser trasladado a •Cesarea bajo fuerte custodia, a fin de evitar una conspiración para matarle.
Allí descendieron los líderes religiosos judíos y le acusaron delante de •Félix el gobernador. El apóstol se
defendió, pero Félix decidió dejarle preso. Dos años después, •Poncio Festo vino como sucesor de Félix.
También ante éste volvieron a acusarle los líderes judíos, hasta que P. decidió hacer uso de su derecho como
ciudadano romano y apelar al •César. El rey •Agripa y su esposa Berenice, de visita en el lugar, quisieron oír
a P. Tras su mensaje, Agripa dijo: “Por poco me persuades a ser cristiano” (Hch. 26:28).
Finalmente, P. fue enviado a Roma en una embarcación, que naufragó en la isla de •Malta. Allí hizo varios
milagros. Luego le embarcaron en una nave alejandrina que le llevó hasta •Puteoli, donde fue recibido por
creyentes que le atendieron durante siete días, tras los cuales fue a Roma.
¿Estuvo P. preso dos veces en Roma? El relato de •Lucas en el libro de los Hechos no termina señalando
la muerte del apóstol, sino que le deja en Roma “dos años enteros en un casa alquilada, y recibía a todos los
que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin
impedimento” (Hch. 28:30–31). La mayoría de los eruditos piensan que P. estuvo dos veces preso en Roma, y
que se efectuó su primera liberación de la cárcel en el año 62 d.C. y su segunda prisión y muerte en el año 65
ó 67 d.C. Según esta tesis, entonces, el apóstol tuvo la oportunidad de viajar de nuevo predicando el
evangelio, lo cual explica la tradición de que llegó hasta España. Por lo menos se sabe por vía de Clemente
de Roma, quien lo escribió en el año 96 d.C., que el apóstol murió después de haber llegado “hasta los límites
extremos de occidente”. Además, el famoso fragmento de Muratori ( Canon del NT), señala que Lucas no
pudo relatar en el libro de los Hechos “la prisión de Pedro y el viaje de Pablo cuando fue de Roma a
España”. Muchos de los llamados padres de la iglesia dan también testimonio de esto. Esta tesis, por otra
parte, ayuda a interpretar mejor ciertos pasajes, especialmente 2 Ti. 4:6–18, donde el apóstol presiente su
muerte (“... yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano” [2 Ti. 4:6]). Se siente muy
solo (“Sólo Lucas está conmigo.... En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado” [2 Ti. 4:11, 16]). Se han
hecho muchas especulaciones sobre cuál habrá sido el itinerario de P. durante esos tres o cuatro años que
separan sus dos prisiones.
Su teología.
A través de sus cartas, que fueron escritas para atender a problemas específicos que se presentaban
en las distintas iglesias, se evidencia la importancia y la profundidad del pensamiento paulino. Cada carta
tiene su propia manera de argumentación, usando el lenguaje adecuado para los asuntos que quería tratar.
De su conjunto, podemos extraer las líneas generales de su pensamiento sobre la salvación, lo que nos indica
cuál es su verdadero significado, y refuta las falsas concepciones que sobre la misma se presentaban en la
época.
La ley y la gracia.
Como apóstol que era de los gentiles, P. se preocupó por aclarar que lo que se consideraba como
requerimientos de la ley judía no eran aplicables a los creyentes gentiles, insistiendo en la •justificación por
medio de la fe. En sus escritos, sobre todo en •Romanos y •Gálatas, procura explicar cuál había sido la
función de la ley, enfatizando que toda ella había sido cumplida por Jesucristo, especialmente con su muerte
en expiación por los pecados del mundo. Los creyentes han muerto con Cristo. Por tanto, han muerto para la
ley (“Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios” [Gá. 2:19]). Esa muerte hace a los
hombres libres de la ley. Los creyentes ya no están “bajo la ley, sino bajo la gracia” (Ro. 6:14). Con todo, las
estipulaciones del AT debían ser tomadas muy en cuenta, sabiendo que “están escritas para amonestarnos a
nosotros” (1 Co. 10:11). Siempre subrayaba a los creyentes que la fe en Cristo y la conversión tenían por
resultado una conducta de santidad.
La justificación por la fe.
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El apóstol hace énfasis en que toda la Biblia enseña que “no hay justo, ni aun uno” (Ro. 3:10). Fue
necesario que Jesucristo, hombre perfecto, el justo por antonomasia, diera su vida en •expiación por los
pecados de la humanidad, satisfaciendo así la justicia divina. Basado en ese hecho, Dios ofrece gratuitamente
justificar a todos aquellos que creen en su Hijo, los que reconocen y aceptan que el sacrificio que él hizo fue
en su particular favor. La justificación es, entonces, un don de Dios. Así, “aparte de la ley, se ha manifestado la
justicia de Dios... la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo... siendo justificados gratuitamente por su
gracia” (Ro. 3:21–25).
La reconciliación.
Explica P. que el pecado del hombre le puso en situación de enemistad con Dios (“Por cuanto la mente
carnal es enemistad contra Dios” [Ro. 8:7]). El Señor Jesús vino al mundo para hacer una obra de
reconciliación entre los hombres y Dios (“Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la
muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida”[Ro. 5:10]). Dice que Dios
ha dado a los creyentes “el ministerio de la reconciliación”, que anuncia “que Dios estaba en Cristo
reconciliando consigo al mundo”. Y que ahora es “como si Dios rogase por medio de nosotros.... Reconciliaos
con Dios” (2 Co. 5:18–21). Esta reconciliación con Dios produce otra entre los seres humanos entre sí. Para
comenzar, la división entre judíos y gentiles fue eliminada por el Señor Jesús en la cruz del Calvario (“Porque
él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo
en su carne las enemistades... y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo” [Ef. 2:14–
18]).
La Iglesia.
De especial significación fue el aporte de P. al entendimiento de lo que es la •iglesia. Explica que ella
es “la casa de Dios... la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad” (1 Ti. 3:15). Jesucristo es
el fundamento de ella (1 Co. 3:11–12). Él es su cabeza y ella es su cuerpo (Ef. 1:22–23; Col. 1:18). Esta figura
se refuerza con otra: la iglesia es la esposa de Cristo (Ef. 5:21–33). Dice que “la multiforme sabiduría de
Dios” es “dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales” (Ef.
3:9–10). El propósito de Cristo es “santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante,
sino que fuese santa y sin mancha”(Ef. 5:26–27).
Su escatología.
El apóstol habla frecuentemente de la segunda venida de Cristo. Decía que es “preciso que él reine” (1
Co. 15:25). Los tesalonicenses se habían convertido “para servir al Dios vivo y verdadero y esperar de los
cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos” (1 Ts. 1:9–10). Les animaba a estar preparados para “la
venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos” (1 Ts. 3:13), porque “el día del Señor vendrá así
como ladrón en la noche” (1 Ts. 5:2). Con esto, indicaba, se completaría la redención, no sólo de los hombres,
sino de toda la creación.
Su lucha contra los excesos.
Por otra parte, tenía que estar vigilante siempre a causa de los excesos que se producían en medios
cristianos que interpretaban mal este significado escatológico de la salvación. Algunos, como en el caso de
ciertos tesalonicenses, no veían la necesidad de trabajar (“Porque también cuando estábamos con vosotros,
os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” [2 Ts. 3:10–12]). Otros decían “que la
resurrección ya se efectuó” (2 Ti. 2:16–18). Había que advertir contra los “espíritus
engañadores” que “prohibirán casarse” (1 Ti. 4:1–3). Y así sucesivamente.
En resumen, por éstas y muchas otras razones, se puede decir que P. fue el más grande expositor de la fe
cristiana.

Ciudades Relacionadas con Pablo


1. Tarso: Ciudad natal de Pablo.
2. Jerusalén: Ciudad donde estudia la ley de Moisés con el gran rabino Gamaliel, asiste al Concilio de
los Apóstoles y, antes, al martirio de Esteban; y allí es, a su vez, apresado por los romanos.
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3. Damasco: En sus cercanías se convierte a Cristo y de ella escapa por una ventana en la muralla
acosado por sus perseguidores.
4. Antioquia: Iglesia fundada por Bernabé. Lugar de partida de tres primeros viajes misioneros; allí
reciben los discípulos por primera vez el nombre de cristianos.
5. Galacia: En la región situada en el centro de Asia Menor, a los cristianos Pablo escribe desde Éfeso
una carta para defender a los hermanos de los “Judaizantes” o falsos hermanos, que querían imponer
a los convertidos de la gentilidad las observancias de la ley de Moisés.
6. Filipos: Centro importante de la región de Macedonia. Durante su segundo viaje misionero Pablo
funda en esta colonia romana una iglesia con la cual estará siempre ligado por los lazos más firmes de
amor cristiano.
7. Tesalónica: En esta ciudad - ciudad capital de la provincia romana de Macedonia - funda una iglesia a
la que escribe dos cartas desde Corintio. La primera es el escrito más antiguo del Nuevo Testamento, y
estando en Tesalónica recibió ayuda de la comunidad de Filipos.
8. Atenas: Ciudad griega donde Pablo predicó a un grupo de hombres de cultura durante su segundo
viaje misionero.
9. Corinto: La iglesia de allí fue fundada por Pablo en su segundo viaje. Allí predica y trabaja en ella. A
esta comunidad dirigirá dos cartas, la primera desde Éfeso y la segunda desde Filipos.
10. Colosas: Pequeña ciudad en la región de Frigia, al este de Éfeso. Esta iglesia fue fundada por un
discípulo de Pablo, Epafras, y a ella dirige una carta sobre los peligros de los amenazan.
11. Éfeso: Iglesia fundada por Pablo en el tercer viaje.
12. Cesárea: Ciudad en la costa de Palestina donde vivió preso durante dos años, siendo procuradores
Félix y Porcio Festo. De aquí partió Pablo para Roma en el viaje de la cautividad.
13. Roma: Capital del Imperio Romano. A la comunidad cristiana de allí le escribe Pablo una carta desde
Corinto. En ella pasó dos períodos prisionero predicando el evangelio, hasta su martirio en el año 67.

8. Regresó a Jerusalén para informar de su ministerio a los Gentiles (Hch 11:1-18).


7. Predicó el evangelio a Cornelio, un gentil de Cesarea (Hch 10).
6. Se quedó en casa de Simón curtidor, a quien los judíos consideraban inmundo (Hch 9:36-43).
5. Comenzó a desplazarse en el país y a predicar en lugares como Lidia (Hch 9:32-38).
4. Predicó en otras ciudades de Samaria durante su regreso a Jerusalén (Hch 8:25).
3. Fue después de Felipe y oró por los samaritanos quienes eran en parte judíos (Hch 8:14-24).
2. Predicó las buenas nuevas a sus compañeros judíos en Jerusalén (Hch 2–5).
1. Se levantó entre los judíos creyentes y los guío (Hch 1:15-26).
Ocho etapas en el crecimiento de la visión de Pedro para el mundo

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