Sei sulla pagina 1di 15

Asociación Venezolana de Consejeros

Cristianos
Capítulo Oriente

Facilitadora: Lic. Diana Marina Pérez

Auto-estima
“La gloria de Dios es el hombre plenamente vivo.” San Ireneo

Contenido:

I. Definición de auto-estima

II. La búsqueda de identidad y significado

III. Restauración profunda

I. Definición de auto-estima:
Objetivo: Comprender a cabalidad la perspectiva bíblica de la auto-estima y su
importancia para el cristiano.
 Auto-estima no bíblica

1. Tal como se le entiende popularmente, la auto-estima es: “el sentimiento


acerca de sí mismo como alguien bueno, valioso y capaz, simplemente por
virtud del hecho de que se es un ser humano.”

2. Conforme a los promotores de esta definición, el opuesto a la auto-estima es


la convicción de que se es malo, sin valor e incapaz. Esto sería considerado
un desorden psicológico y hasta una debilidad espiritual, inclusive, sería un
pecado.
3. Pero si revisamos Romanos 7:14 ss y 3:10-12, nos encontramos frente a la
verdad.

4. Podemos concluir entonces, que este concepto ampliamente aceptado de


auto-estima no es bíblico, por lo menos en tres aspectos: primero, deriva su
auto-imagen positiva, o auto-estima, de la creación, afirmando que todos y
cada uno de los seres humanos deben tener una auto-estima alta o positiva.

5. Segundo, se desvirtúa la gracia en la crucifixión de Cristo. Cristo no murió


porque nosotros valiéramos la pena, sino porque no éramos capaces de
obrar el bien: Romanos 5:6-8.

6. Y tercero, bajo este concepto se estaría predicando la auto-estima vs. el


arrepentimiento, el yo vs. Cristo. Lleva a la auto-deificación, el pecado del
hombre natural, cuando el evangelio aborrece este tipo de orgullo y auto-
deificación.

 Auto-estima cristiana correcta

1. Hay una auto-estima correcta, apropiada, positiva: la auto-estima cristiana. El


evangelio de Jesucristo nos da por gracia, a cada uno de los que creemos en
el evangelio, una auto-estima positiva que sobrepasa por mucho al concepto
de auto-estima manejado comúnmente.

2. He aquí algunos aspectos de una correcta y positiva auto-estima cristiana:


1° Como creyente, soy escogido por Dios; por tanto, como soy precioso para
Dios, Dios me ha amado eternamente;

2° Como creyente, soy redimido, no por plata ni por oro, sino por la preciosa
sangre del mismo Hijo de Dios encarnado, y por tanto soy precioso para el
Señor Jesucristo, quien pagó por mí;

3° Como creyente, he sido regenerado y en mí habita el Espíritu Santo de


Dios; por tanto, soy una nueva criatura en Cristo, poseo la vida del mismo
Señor Jesús resucitado y soy el templo de Dios. La imagen de Dios ha sido
restaurada en mí y nada menos que esto pertenece a la auto-imagen
cristiana correcta;
4° Como creyente, soy justificado por fe y, por tanto, soy aceptado por Dios,
no soy culpable; no merezco el infierno ni ninguna otra condenación;

5° Como creyente, he sido adoptado por Dios y, por lo tanto, soy hijo del Dios
de los cielos y de la tierra y heredero de todas las cosas; no soy hijo del
maligno;
6° Como creyente, soy santo, y de hecho soy bueno con la bondad pura y sin
mancha del Espíritu Santo. Y mi caminar y mi vida, como lo declara
ampliamente el apóstol Pedro en los primeros dos capítulos de su primera
carta, son un excelente, noble caminar y vida en el mundo;
7° Como creyente, estoy destinado para la gloria, no sólo del alma, sino
también del cuerpo.
8° Juntamente con esto, como creyente, sé que Dios en Su soberanía ha
ordenado mi vida y todas sus circunstancias, de manera que todo lo que soy
y todo lo que pertenece a mi lugar y circunstancias ha sido determinado en
ese gran amor de Dios por mí, por lo que no debo tener descontento acerca
de cualquier aspecto de mis circunstancias.

3. Por esto podemos y debemos amarnos a nosotros mismos. Cuando Jesús


dijo que el segundo mandamiento era similar al primero: “Amarás a tu prójimo
como a ti mismo.”, estaba claramente implícito que nos amaramos y
estimáramos a nosotros mismos.

4. La correcta auto-estima cristiana viene del evangelio, por tanto, no es orgullo,


sino humildad, es la aceptación agradecida de la bondad de Dios para con
nosotros. No es una auto-estima natural, sino que es nuestra en Cristo. No
niega el pecado, sino que está enraizada en la victoria de Cristo sobre el
pecado.

5. Entonces, podemos definir la correcta auto-estima cristiana así: es la


consideración de Dios sobre mí como bueno y amado; es el juicio de Dios
sobre mí como perdonado y adoptado como Su hijo; es la aceptación que
Dios tiene de mí en misericordia, y es mi actitud de recibir humilde y
agradecidamente el veredicto, la aceptación y la estima de Dios para
conmigo en verdadera fe.

6. Entonces, ¿quiénes pueden y deben experimentar esta auto-estima?


Sólo aquellos que han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador

II. La búsqueda de identidad y significado


Objetivo: Entender plenamente el mensaje del evangelio sobre quiénes somos en
Cristo.
 ¿Quién eres?

1. Pregúntate a ti mismo “¿Quién soy?”. Haz una lista con las primeras diez
palabras que vengan a tu mente:

1. _____________________________________
2. _____________________________________
3. _____________________________________
4. _____________________________________
5. _____________________________________
6. _____________________________________
7. _____________________________________
8. _____________________________________
9. _____________________________________
10. _____________________________________

2. Regresa a tu lista y ponla en orden de prioridad e importancia:

1. _____________________________________
2. _____________________________________
3. _____________________________________
4. _____________________________________
5. _____________________________________
6. _____________________________________
7. _____________________________________
8. _____________________________________
9. _____________________________________
10. _____________________________________

3. Principiando con tu última respuesta, tacha cada una de las respuestas hasta
que llegues a una que te afecte desde una perspectiva eterna. Es decir,
¿quién seré en el cielo?
_____________________________________

NUESTRA IDENTIDAD EN CRISTO

Mi vida y ______________.
Nadie puede comportarse constantemente
de la manera en que se percibe a sí mismo.

Mi _____________ en Cristo.
Lo que haces no determina quién eres.
Quien eres determina lo que haces.

Soy _______
Un hijo
de Dios
Basada en el carácter y la obra de
Dios
 Ecuaciones falsas en la búsqueda de identidad y significado

1. Apariencia + admiración = persona total


2. Desempeño + logros = persona total
3. Status + reconocimiento = persona total
“No importa qué tanto tratemos por medio de la apariencia, el desempeño, o el status social para
encontrar afirmación y un sentido de ser alguien, nunca conseguiremos la satisfacción. Cualquier
pináculo de auto-identidad que obtenemos pronto se derrumba bajo la presión del criticismo y el
rechazo hostil, la introspección o la culpa, el temor o la ansiedad. No podemos hacer nada para
adquirir el producto de ser amado incondicional y voluntariamente.” Maurice Wagner

4. No debemos vernos a nosotros mismos con los ojos del mundo, sino con los
ojos de Dios (2 Corintios 5:16).
5. La única ecuación de identidad que funciona en el reino de Dios es:
USTED + CRISTO = UN SER COMPLETO
 Nuestra herencia positiva de la creación
1. Vida física (bios). Nuestra alma/espíritu está en unión con nuestro cuerpo.
Morir físicamente significa separación del alma/espíritu del cuerpo. Génesis
2:7
2. Vida espiritual (zoe). Nuestra alma/espíritu está en unión con Dios. Estar
espiritualmente muerto significa estar separado de Dios, Efesios 2:1. Para el
cristiano estar espiritualmente vivo significa estar “en Cristo” o “ser nacido de
nuevo”, Juan 3:3.
 Adán y Eva se paseaban en el huerto, al aire del día, con Dios,
Génesis 3:8. Vida física (bios)
 Creación original: cuerpo unido con el
alma/espíritu

ESPIRITU
VIVO

Vida espiritual (zoe)


alma/espíritu en
unión con Dios
3. Significado. La humanidad tenía un propósito divino, Génesis 1:26-28

4. Seguridad sin preocupaciones. Todas las necesidades de la humanidad


eran satisfechas, Génesis 1:29 ss

5. Pertenencia. La humanidad tenía un sentido de identidad y pertenencia a


Dios y los unos a los otros, Génesis 2:18-25

Las necesidades más críticas de la vida: identidad, aceptación, seguridad y


significado, sólo pueden ser satisfechas en Cristo; pero Dios ideó llenar
muchas otras necesidades a través del matrimonio y las relaciones
familiares.

 Nuestra herencia negativa de la caída

1. Muerte espiritual. La separación de Dios es la muerte espiritual. Adán y Eva


fueron separados de Dios, echados de Su presencia, cuando pecaron y fue
cortada su unión con Él, Génesis 3:18, 19.

2. Pérdida del conocimiento de Dios. Estar con Dios era conocer a Dios.
Cuando Adán y Eva pecaron su íntima relación con Dios fue terminada. Dado
que llegamos al mundo espiritualmente muertos, empezamos a vivir sin el
verdadero conocimiento de Dios. A causa de esto sabemos algo sobre Dios,
pero realmente no conocemos a Dios hasta que establecemos una relación
con Él en Cristo.

3. Emociones negativas. La sensación de seguridad, certidumbre y


pertenencia que tenían Adán y Eva fue reemplazada por el miedo, la
ansiedad, la vergüenza, la culpa, la depresión y la rabia. Nosotros podemos
perpetuar esos sentimientos mediante nuestros propios actos injustos de
maldad o cuando somos lastimados por otros.

4. Demasiadas opciones. Era sólo una la mala elección que podían tomar
Adán y Eva en el Jardín del Edén. Después de su desobediencia, nosotros
enfrentamos a diario miles de decisiones buenas y malas.
Dominan las emociones
Pérdida del conocimiento
negativas
de Dios

ESPIRITU
Muerte espiritual

Demasiadas opciones

LOS EFECTOS DE LA CAÍDA

 Los atributos se volvieron necesidades

1. La aceptación de Dios y de los demás fue reemplazada por rechazo, por lo


tanto sentimos la necesidad de pertenecer.

2. La inocencia fue reemplazada por culpa y vergüenza; por ello tenemos


necesidad de que nuestra auto-estima sea restaurada. El sentido de valor
propio no es cosa de dones, talentos, inteligencia ni belleza, es una cosa de
identidad. Tu sentido de valor propio viene de saber quién eres: un hijo de
Dios.

3. La autoridad fue reemplazada por debilidad e impotencia; por eso,


necesitamos fortaleza y dominio propio. No fuimos diseñados para funcionar
como el “amo”, sino para servir a Dios, y si no lo hacemos, terminamos
sirviendo al dios de este mundo.

 El último Adán: Jesucristo

1. Sólo había uno que tenía “vida” desde su nacimiento y a través de toda su
existencia física. La necesidad del nacimiento virginal es mostrada en el
hecho de que Jesucristo nació física y espiritualmente vivo. La esencia de Su
vida estaba en todo lo que Él hizo: Su Palabra, Sus obras, Su vida toda. Él
vino del Padre y Su vida fue una vida totalmente dependiente:
“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” Juan 1:4

“No puedo yo hacer nada por mí mismo.” Juan 5:30

“Yo vivo por el Padre.” Juan 6:57ª

“No he venido de mí mismo.” Juan 8:42

“Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el
Padre que mora en mí, él hace las obras.” Juan 14:10

“Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti.”
Juan 17:7

 En Cristo debemos caminar de la misma manera que Jesús hizo.

2. El comportamiento pecaminoso es el intento del hombre de llenar las


necesidades básicas aparte de Jesucristo. La esencia del pecado tiene que
ver con el hombre viviendo independientemente de Dios, quien dijo que
llenaría todas nuestras necesidades cuando viviéramos nuestra vida “en
Cristo”, Filipenses 5:19.

 La vida es recobrada en Cristo

1. La nueva vida requiere un nuevo nacimiento. Debido a la caída, nosotros no


nacemos en Cristo sino en pecado. A fin de entrar en esta nueva vida en
Cristo, debemos nacer en ella, Juan 3:3; 3:36.

2. La vida eterna no es algo que Ud. obtiene al morir. La vida eterna es algo que
Ud. posee ahora, porque Ud. está en Cristo, 1 Juan 5:11-13.

3. La nueva vida conlleva una nueva identidad. Un cristiano no es simplemente


una persona que obtiene el perdón, el cielo, el Espíritu Santo, una nueva
naturaleza. Un cristiano, debido a la profunda transformación de su identidad,
es un santo, un hijo nacido de Dios, un ciudadano divino, un hijo de luz.

4. Ser cristiano no significa sólo obtener algo; significa ser alguien. Nacer de
nuevo significa llegar a ser alguien que no existía antes. No se trata de lo que
recibimos como cristianos, sino de quiénes somos. La forma en que nos
percibimos a nosotros mismos determina lo que hacemos, Gálatas 5:1.

5. La nueva vida conlleva un nuevo título: ¿Somos solamente pecadores


salvados por gracia o santos que pueden pecar?

a. Sí, éramos pecadores, y sí, fuimos salvados por gracia, pero esto no
dice nada sobre nuestra identidad en Cristo.
b. Dios no nos llama pecadores, sino santos, una que es sagrado,
apartado para Dios.
c. Si te miras como pecador, ¿sabes lo que harás?
d. Si te miras como santo, ¿sabes lo que harás?

LAS MENTIRAS DE SATANAS LA VERDAD DE DIOS

1. Tú eres un pecador porque 1. Tú eres un santo, declarado justo


puedes pecar. por Dios, que puede pecar.

2. Tú obtienes tu identidad de lo que 2. Tú obtienes tu identidad de lo que


has hecho. Dios ha hecho por ti.

3. Tú obtienes tu identidad de lo que 3. Tú obtienes tu identidad de lo que


Satanás dice de ti. Dios dice de ti.

4. Tu comportamiento te dice qué 4. Lo que crees acerca de ti mismo


creer acerca de ti mismo. determina tu comportamiento.

ORDEN BÍBLICO DE LA REALIDAD

Verdad  creencias  comportamiento  sentimientos

III. Restauración profunda


Objetivo: Aprender a aplicar el proceso de restauración profunda de nuestra auto-
estima.

 Heridas en nuestra auto-estima

1. Sí, todos hemos sido heridos en nuestra auto-estima y volveremos a ser


heridos. Pero lo que ha sucedido con nosotros en la batalla por nuestras
vidas es mucho más profundo que simples heridas: nuestros corazones han
sido quebrantados.

2. El quebrantamiento de nuestro corazón toma la forma de hábitos que no


podemos dejar, patrones de conducta que no podemos detener, ira que sale
de cualquier parte, una personalidad que cambia de estados de ánimo
continuamente, miedos que no podemos superar, debilidades que odiamos
admitir.

3. No estamos hablando aquí de la lucha con nuestra carne que detalla Pablo
en Romanos 7 y 8. La mayoría de estas áreas que nos cargan y agobian
vienen de lugares quebrantados de nuestros corazones que claman por ser
sanados.

4. No es necesaria una violación para generar heridas en nuestra auto-estima y


quebrantamiento en nuestros corazones. Dependiendo de la edad o
circunstancias, puede provenir de un momento embarazoso donde se
tartamudeó en medio de la clase o de escuchar una palabra dura de los
labios de nuestra madre.

5. La esencia de este asunto es que Jesús se refiere a nosotros como si todos


fuésemos quebrantados de corazón. Así que es sabio tomar su perspectiva
también en esta área.

 La sanidad o restauración profunda

1. En Mateo 13:15 Jesús nos ofrece sanidad: “Y yo los sane” es un ofrecimiento


diferente a “y yo los perdone”, “yo les dé un pedacito en el cielo”. Él ofrece
sanidad para nuestros corazones quebrantados.
2. Jesús hizo que el ciego viera como un águila; que el sordo escuchara hasta
la caída de un alfiler; que el cojo saltara de gozo; que la piel del leproso fuera
limpiada y hecha nueva; que la mujer del flujo de sangre dejara de sangrar;
que el paralítico se levantara de su cama. Todos fueron sanados.

3. Pero Jesús no sólo sana el cuerpo, sino lo más importante, Él sana nuestra
alma. Él puede sanar nuestros corazones. Él puede restaurar nuestras
almas: Salmo 23:1-3; Salmo 147:3; Jeremías 17:14; Malaquías 4:2; Lucas
9:11.

4. Como nos muestran las Escrituras, Jesús no sólo vino a perdonarnos, sino
también a sanarnos. Él quiere que Su gloria en nosotros sea restaurada.

 Una sanidad personal

1. Cuando el rechazo, la culpa, la vergüenza, la debilidad, la impotencia, o el


miedo afloran, especialmente en nuestra intimidad, podemos oír a Jesús
preguntar: “¿Me permitirás sanarte?”, tal como cuando toca la puerta en
Apocalipsis 3:20. Hay que disponerse a ser sanado, pues Jesús nunca
forzará su entrada.

2. Cuando nos enfrentamos a esos lugares heridos en nuestro interior, tenemos


una tendencia natural a dejarlos pasar desapercibidos, de aplastarlos, de
esconderlos tanto como sea posible, y así seguir con nuestra vida. Gracias a
Dios, Jesús es más compasivo que nosotros.

3. Este proceso de sanidad profunda de nuestra alma, generalmente no sucede


durante la ministración regular en un servicio dominical, ni siquiera en uno de
esos encuentros de sanidad. Estos son más bien una preparación, un
preámbulo para que nos demos cuenta de nuestra necesidad de ser
sanados.

4. Estar caminando con Dios lleva a recibir Su consejo íntimo, y ese consejo
lleva a la restauración profunda. Para ello, Dios puede usar a una persona
que sepa escuchar y que ore con nosotros, o puede tratar con nosotros
solos, Salmo 23:1-3
 Hacia la restauración

1. Una vez que se está en la presencia de Dios, sin distracciones, podremos


escuchar más afinadamente y habremos establecido un lugar seguro para
que emerjan esos lugares quebrantados de nuestros corazones.

2. Pedimos a Dios que nos rodee con Su presencia, nos rendimos ante Él, nos
ponemos bajo Su autoridad, Colosenses 2:19, declaramos Su autoridad
sobre nuestros corazones, Salmo 33:15 y Romanos 2:29.

 Jesús, vengo a Tu presencia y te pido que me rodees. Me pongo bajo


Tu autoridad y Tu derecho sobre mi vida. Me rindo a Ti
completamente –en alma, cuerpo y espíritu. Entrego mi corazón a Ti
totalmente, incluyendo esas áreas quebrantadas y heridas en mí.
Declaro Tu autoridad sobre mi corazón, pues Tú lo hiciste y lo has
redimido.

3. Es normal que haya varias áreas que deban ser tratadas, pero debemos
tratar una a la vez. Pedimos a Jesús que traiga Su luz a esa área, 2 Corintios
4:6. Le pedimos que nos la haga ver con claridad. ¿Qué me pasa aquí,
Señor? ¿De qué se trata esto? Resplandece Tu luz en mi corazón.

 Jesús, te invito a entrar en este lugar quebrantado dentro de mí (a


esta herida, este recuerdo). Te doy completo acceso a mi corazón.
Ven, Señor, resplandece Tu luz aquí. Revélame todo lo que me esta
sucediendo aquí. ¿Qué me pasa aquí, Señor? ¿De qué se trata esto?
Ven y muéstramelo. Reúnete conmigo aquí, en este lugar dentro de
mí.

4. Puede ser que el Señor traiga un recuerdo, un tiempo, un lugar. Otras veces
puede hacernos conscientes de algo que ignorábamos. Entonces le pedimos
que nos hable a esa parte de nosotros. Usualmente Jesús traerá palabras de
amor y de bondad, de confortación, específicamente para ese lugar de
nuestros corazones, Juan 6:68.

5. Otras veces, el Señor nos hará una pregunta: ¿Por qué temes? o ¿Me
permitirás sanarte? Él sacará ese lugar de las sombras, de su escondrijo;
traerá ese quebrantamiento a un lugar de seguridad.
* Jesús, ven y guíame en la sanidad de mi corazón. Háblame aquí, Señor.
¿Qué me estás diciendo? Dame oídos para oír y ojos para ver lo que me
estás revelando. Que no me hable ninguna otra voz, sino la Tuya, mi Señor
Jesús, y sólo la Tuya.

6. En este punto es bueno reconocer que hemos manejado ese


quebrantamiento erróneamente. Lo hemos aplastado, o lo hemos puesto
sobre algo o alguien esperando que eso nos conforte, como comida o sexo.
Si lo hemos hecho, Jesús nos lo hará saber mientras oramos. Mientras lo
hace, confesemos nuestros pecados, renunciemos a ellos (por un acto de
nuestra voluntad) y pidamos que limpie nuestros corazones, 1 Juan 1:9.

 Jesús, perdóname por la formas en que he manejado este


quebrantamiento erróneamente. Sólo Tú me haces vivir confiado.
Perdóname por toda mi auto-protección y auto-redención y por todos
mis falsos confortadores. (Renuncie aquí a pecados específicos de
los que este consciente). Limpia mi corazón con Tu preciosa sangre.

7. Como nuestros pecados le otorgan al enemigo ciertos derechos sobre


nuestras vidas, Romanos 6:16, al renunciar a cualquier pecado debemos
renunciar también a cualquier derecho que le hayamos dado a Satanás sobre
nuestras vidas. Usualmente esto se hace mediante “acuerdos” –Satanás nos
sugirió algo y nosotros le respondimos que “Sí”—quizá haya dicho “Nunca
confíes en nadie”, o “Tú corazón es malo, no se lo muestres a nadie”, o “ Tú
eres sucio... lujurioso... adicto, y jamás serás librado de esto”. Sea lo que sea
lo que hayamos acordado, renunciamos a esos acuerdos y le pedimos a Dios
que nos limpie con la sangre de Cristo; le ordenamos a nuestro enemigo que
huya, Santiago 4:7.

 Ahora rompo todo acuerdo que haya hecho con Satanás y sus
mentiras. (Sea específico: qué creyó o aceptó). Renuncio a cualquier
derecho que yo le haya dado al enemigo y en el nombre de Jesús le
ordeno que huya de mí.

8. Finalmente, le pedimos a Jesús que haga lo que Él vino a hacer: que sane
nuestro quebrantamiento, que restaure nuestro corazón. Nuestra parte es oír
y seguirle a donde Él nos guíe y darle a esa parte de nuestro corazón la
bienvenida a casa.
* Jesús, ven ahora y has lo que prometiste, sana mi corazón y libértame.
(Oiga lo que Jesús tenga que decirle). Señor, trae este lugar dentro de Tu
amor y sanidad, trae este lugar de vuelta a casa. Le doy la bienvenida a Tu
sanidad y a esta parte de mi corazón. Ven, restáurame y hazme completo.

 Continuando el viaje

1. La restauración profunda no es una cirugía instantánea, ni el atajo para


alcanzar rápidamente crecimiento espiritual. Es, más bien, lo que limpia el
camino para que eso pueda suceder.

2. El quebrantamiento impide que muchas personas caminen la senda que Dios


tiene para ellas, Hebreos 12:13. Mientras hayan lugares no sanados dentro
de nosotros, esas grietas en nuestras almas, encontraremos casi imposible
vivir en libertad y victoria, no importa cuánto nos esforcemos aplicando
disciplina y doctrina.

3. Necesitamos desesperadamente ser sanados en nuestra auto-estima herida,


en el quebrantamiento de nuestros corazones, para así poder continuar el
viaje con Jesús.

Materiales provenientes de:

 Definición de auto-estima
ENGELSMA, David J.
“Perspectives in Covenant Education”
1990

 La búsqueda de identidad y significado


ANDERSON, Neil
“Clínica Avanzada de Consejería Cristiana”
2000

 Restauración profunda
ELDREDGE, John
“Waking the Dead”
2003

Potrebbero piacerti anche