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IMPUESTO AL CARBONO EN MÉXICO:

Su objetivo principal es desincentivar el consumo de combustibles en la población,


básicamente por el incremento en su precio, todo ello con la intención de contribuir a
mitigar las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero. Este impuesto
establece un precio sobre las emisiones de carbono mediante una tasa impositiva sobre
el contenido de dióxido de carbono de los combustibles fósiles. No garantiza un nivel
máximo de reducción de emisiones, pero sí proporciona certeza sobre el costo marginal
de emitir CO2 (dióxido de carbono), es decir, establece un precio al carbono. Se trata
de un impuesto pigouviano, es decir, enfrenta externalidades negativas de una actividad
económica.

El impuesto al carbono en México fue aprobado en la Reforma Fiscal presentada por la


administración del Presidente Peña Nieto en 2013 y aplicado desde enero de 2014.
México no contaba con impuestos verdes como instrumento de gestión ambiental. Se
encuentra dentro de la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, junto a
otros gravámenes. Cada combustible fósil cuenta con una tasa impositiva diferente de
acuerdo a la cantidad de dióxido de carbono que contienen. Este valor está determinado
por la actualización anual realizada por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre
el Cambio Climático (IPCC, International Panel on Climate Change, por sus siglas en
inglés). De acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el
impuesto cumple dos objetivos centrales: reducir las emisiones, y aumentar la
recaudación del Gobierno Federal. Sin embargo, el gas natural y la turbosina,
originalmente contemplados en la propuesta de ley, fueron exceptuados de la aplicación
del impuesto por expreso pedido del sector privado – socavando la reducción de
emisiones de amplios sectores de la economía. Tampoco se aplica el impuesto cuando
se utiliza petróleo para la manufactura y no para combustión, por ejemplo, para la
producción de plásticos en la que éste es procesado. De acuerdo con el IEPS, el
impuesto al carbono se aplica al productor o importador de combustibles fósiles. Si bien
la experiencia con la implementación directa del impuesto al carbono es relativamente
nueva, esta herramienta se está introduciendo rápidamente a nivel internacional, y los
beneficios fiscales de su implementación han sido importantes. Para que se produzcan
reducciones de emisiones producto de la tasa sobre combustibles, es preciso que la
señal de precio sea suficientemente alta como para que los usuarios tomen decisiones
de abatimiento en base a este valor. Sin embargo, en México la tasa es aún demasiado
baja para que esto ocurra, resultando imperceptible para los consumidores. Siendo
México el país miembro de la OCDE con menos impuestos ambientales, y es al mismo
tiempo el país de América Latina con más emisiones, según datos del Banco Mundial.
El impuesto inicial fue fijado en MXN$39.80 (US$3.50) por tCO2e de combustibles
fósiles, excluyendo al gas natural. El impuesto ha sido ajustado anualmente para
considerar la inflación, su monto actual es de MXN$43.77 por tCO2e. La tasa impositiva
fue limitada al 3% del precio de venta del combustible y recaudo MXN$9.6 billones en
2014 y MXN$7.5 billones en 2015, aproximadamente llegó a más de MNX 17 mil
millones de pesos (USD 950 mil millones).

Fuente: economía Unam ENIGHT 2014

los pagos presentan mayor variabilidad con el iva con tasas marginales que no superan
1% de incrementos cuando varía el nivel de ingreso hasta por montos de 60 mil pesos
en el hogar al mes, y el ieps es apenas perceptible en su tasa marginal efectivamente
pagada. Después de este nivel de ingreso, se observa que hay reducciones marginales
e incrementos que llegan hasta 1.5 puntos porcentuales y de 2 puntos en ingresos por
el orden de 150 mil y 160 mil pesos respectivamente. La gráfica 7 por deciles facilita aún
más el análisis de los tipos impositivos. La incidencia por deciles se suaviza con la
estimación e indica que por debajo del segundo decil son cambios reducidos y hasta el
quinto decil la carga impositiva por iva y ieps es relativamente reducida con hasta un 8%
de los pagos fiscales por estos impuestos; a partir del decil sexto (que son hogares
considerados como no pobres) se observa un incremento sustancial por encima del
20%, como resultado de que la mayor carga en el iva recae sobre estos grupos hacia
adelante, y con mayor incidencia en los deciles 9 y 10. Esta evidencia es prueba de que
los impuestos a las gasolinas son progresivos.

En México, pese varios intentos, no se ha logrado implementar una Reforma Fiscal


Ambiental, y se considera imprescindible fomentar acciones a fin de reducir las
emisiones y externalidades, contribuir al desarrollo sustentable y reducir el impacto en
la economía del país por los costes ambientales. Se conoce que los impuestos
ambientales relacionados al medio ambiente aplicables a la gasolina en México es el
ieps, la cuestión es que este impuesto ha sido utilizado para compensar el subsidio que
el Gobierno otorga a los agentes, además de que el precio de las gasolinas es fijado por
este mismo a principio de cada año, y por tanto el precio no se establece bajo
condiciones de mercado. Se espera que para 2018, este panorama cambie y los precios
se determinarán bajo condiciones de mercado.

World Bank. State and Trends of Carbon Pricing 2015. WB. Washington. 2015.

Banco Mundial. Cuánto vale la contaminación 2014.

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