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Como irte y volver.

Como quedarte.
Como moverte en todas las
direcciones. *
* Como llegar al lugar de
descanso
y perderlo
y encontrarlo otra vez
y volver a perderlo.
(Olas)
Lo que el libro guarda
Este libro de guardas translúcidas, acopia una serie de metáforas sobre las formas que adopta el
agua, que aluden a diferentes emociones humanas.
El ser humano, en las ilustraciones, está representado/simbolizado por camas, sillas, mesas,
barcas… (¿Quien más que él las construye y las usa para su trajinada vida?)
En cada página, encontrarás un animalito (o más), no como mascota, sino como guía.
En la sexta ilustración, dejé una cita manuscrita: el nombre de un libro que considero profundo y
precioso: Tarde de invierno.
Tanto los poemas como las ilustraciones tienen, a veces, notas al pie.*
La imagen final (La lloroncita) tiene un tratamiento conceptual diferente al resto.
El libro incluye un apéndice con citas de texto y de imagen. Gracias a los editores por publicar este
libro-experimento.
El árbol de lilas
María Teresa Andruetto
Ilustraciones de Liliana Menéndez

Para Alberto

UNO
Él se sentó a esperar bajo la sombra de un árbol florecido de lilas.

Pasó un señor rico y le preguntó: ¿Qué hace sentado bajo este árbol, en vez de trabajar y hacer
dinero?
Y el hombre le contestó:
Espero.
Pasó una mujer hermosa y le preguntó: ¿Qué hace sentado bajo este árbol, en vez de
conquistarme?
Y el hombre le contestó:
Espero.
Pasó un niño y le preguntó: ¿Qué hace Usted, señor, sentado bajo este árbol, en vez de jugar?
Y el hombre le contestó:
Espero.

Pasó la madre y le preguntó: ¿Qué hace este hijo mío, sentado bajo un árbol, en vez de ser feliz?
Y el hombre le contestó:
Espero.
DOS
Ella salió de su casa.
Cruzó la calle, atravesó la plaza y pasó junto al árbol florecido de lilas.
Miró rápidamente al hombre.
Al árbol.
Pero no se detuvo.
Había salido a buscar, y tenía prisa.
El la vio pasar,
alejarse,
volverse pequeña,
desaparecer.
Y se quedó mirando el suelo nevado de lilas.

Ella fue por el mundo a buscar.


Por el mundo entero.

En el Este había un hombre con las manos de seda.


Ella preguntó:
¿Sos el que busco?
Lo siento, pero no,
dijo el hombre con las manos de seda.
Y se marchó.

En el Norte había un hombre con los ojos de agua.


Ella preguntó:
¿Sos el que busco?
No lo creo, me voy,
dijo el hombre con los ojos de agua.
Y se marchó.

En el Oeste había un hombre con los pies de alas.


Ella preguntó:
¿Sos el que busco?
Te esperaba hace tiempo, ahora no,
dijo el hombre con los pies de alas.
Y se marchó.

En el Sur había un hombre con la voz quebrada.


Ella preguntó:
¿Sos el que busco?
No, no soy yo,
dijo el hombre con la voz quebrada.
Y se marchó.

TRES
Ella siguió por el mundo buscando, por el mundo entero.
Una tarde, subiendo una cuesta, encontró a una gitana.
La gitana la miró y le dijo:
El que buscas espera, bajo un árbol, en una plaza.

Ella recordó al hombre con los ojos de agua, al que tenía las manos de seda, al de los pies de alas
y al que tenía la voz quebrada.
Y después se acordó de una plaza, de un árbol que tenía flores lilas, y del hombre que estaba
sentado a su sombra.
Entonces se volvió sobre sus pasos, bajó la cuesta, y atravesó el mundo. El mundo entero.
Llegó a su pueblo, cruzó la plaza, caminó hasta el árbol y le preguntó al hombre que estaba
sentado a su sombra:
¿Qué hacés aquí, sentado bajo este árbol?
Y el hombre dijo con la voz quebrada:
Te espero.
Después él levantó la cabeza y ella vio que tenía los ojos de agua,
la acarició y ella supo que tenía las manos de seda,
la llevó a volar y ella supo que tenía también los pies de alas.
Presentamos algunas de las poesías utilizadas en sus clases por la
señorita Stretchberry, la maestra protagonista del libro Quiere a ese perro, de Sharon Creech
(México, Fondo de Cultura Económica, 2004), que Cecilia Bajour comenta en la sección “Reseñas
de libros” de este mismo número.
Estos textos forman parte de la pequeña antología poética incluida en el libro y que se presenta con
el título “Algunos poemas utilizados por la señorita Stretchberry”. Son publicados en Imaginaria
por gentileza y autorización de los editores del Fondo de Cultura Económica de Argentina.
*****
Una carretilla roja
tanto depende
de
una carretilla
roja
barnizada de
lluvia
junto a las blancas
gallinas
William Carlos Williams
Traducción de Martha Block.
*****
El tigre *
Tigre, tigre, que te enciendes en luz
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
pudo idear tu terrible simetría?
William Blake
* Primer verso (traducción del FCE)
*****
El pasto
Voy a salir a limpiar los retoños del pasto
sólo me detendré a barrer las hojas
(y, tal vez, a ver cómo el agua se aquieta).
No tardaré mucho. Ven conmigo.
Voy a buscar al pequeño ternero
aquél que está parado junto a su madre. Es tan chiquito.
Cada vez que ella lo lame con su lengua, se tambalea.
No tardaré mucho. Ven conmigo.
Robert Frost
Traducción: versión libre de Juana Inés Dehesa.
*****
Ama a ese niño *
Ama a ese niño,
como un conejo ama correr
Dije que amo a ese niño
como un conejo ama correr
Amo llamarlo en la mañana
amo llamarlo
“¡Oye, hijo!”
Walter Dean Myers
Traducción: versión libre de Cecilia Aura.
* Primer verso
*****

Ama a ese perro


(Inspirado por Walter Dean Myers)
Ama a ese perro,
como un pájaro ama volar
Dije que amo a ese perro
como un pájaro ama volar
Amo llamarlo por la mañana
amo llamarlo
“¡Oye, Sky!”
Jack *
* Niño protagonista de Quiere a ese perro.
*****

Poesías de Marina Colasanti


Presentamos una selección de cuatro poesías que pertenecen al libro Ruta de colisión (Rota de
colisão), de Marina Colasanti (Córdoba, Argentina, Ediciones del Copista, 2004), de donde las
hemos tomado con autorización de los editores. Como la edición del libro es bilingüe, ofrecemos
también las versiones en portugués; la traducción —primera de sus poemas al castellano— fue
realizada por la escritora argentina María Teresa Andruetto. Imaginaria agradece a Oscar Roqué
Garzón, Director de Ediciones del Copista, las facilidades proporcionadas para la reproducción de
estos textos.

Muerte bajo el sol


Cuando se tira abajo una casa
no se clava el hacha de un solo golpe
bien de raíz.
Ni es de pie que ella cae
con sus ramajes.
Una casa
se mata despacio.
Se arrancan primero los pasamanos de la escalera
abriendo a la ruina los peldaños inútiles.
Se retiran los herrajes
y las vigas.
Después se arrancan puertas y ventanas
se vacían en la fachada los dinteles ciegos.
Y quien pasa ya sabe.
Aquí no se vive más.
Entonces es la hora de las tejas
despellejadas sin sangre una por una.
Mostrando los huesos
yace
más que muerto
el descarnado esqueleto
en el jardín.
Cruel laparoscopia de mis fantasmas
la casa en que viví fue tirada abajo.
Se van los espectros, todos sin abrigo
deshaciendo las imágenes superpuestas.
Vamos nosotros sin marcas en el polvo.
Y las palabras
tantas palabras que hilamos juntos
y que las paredes guardan en sus entrañas
son deshechas a mazazos.
Morte sob o sol
Quando se abate uma casa
não se crava o machado de um só golpe
bem junto da raiz.
Nem é de pé que ela cai
com suas ramagens.
Uma casa
se mata devagar.
Extirpa-se primerio o corrimão da escada
abrindo para a queda os inúteis degraus.
Retiram-se as ferragens
as madeiras internas.
Depois se arrancam portas e janelas
vazam-se na fachada os alizares cegos.
E quem passa já sabe.
Aquí nã mais se mora.
Só então é a vez das telhas
esfoladas sem sangue uma por uma.
Ossos à mostra
Jaz
mais que morto
o descarnado esqueleto
no jardim.
Crua laparotomia dos meus fantasmas
a casa em que vivi é posta abaixo.
Vão-se os espectros todos sem abrigo
desfazendo as imágenes superpostas.
Vão nossos son gravados na poeira.
E as palavras
palavras tantas que fiamos juntos
e que as paredes guardam entranhadas
são desfeitas a golpes de marreta.

Frutos y flores
Mi amado me dice
que soy como una manzana
partida en dos.
Yo tengo las semillas
es verdad.
Y la simetría de las curvas.
Tuve un cierto rubor
en la piel lisa
que no sé
si todavía tengo.
Pero si en abril florece
el manzano
yo hecha manzana
y por demás madura
todavía me despliego
en flores blancas
cada vez que su daga
me traspasa.
Frutos e flores
Meu amado me diz
que sou como maçã
cortada ao meio.
As sementes eu tenho
é bem verdade.
E a simetria das curvas.
Tive um certo rubor
na pele lisa
que não sei
se ainda tenho.
Mas se em abril floresce
a macieira
eu maçã feita
e pra lá de madura
ainda me desdobro
em brancas flores
cada vez que sua faca
me traspassa.

En lo oscuro manchado de luz


En noches de luna llena
es tan intensa la vida
en el jardín
que duermo inquieta
como cuando me adormezco
en el cine
y la historia va adelante
amor y guerras
más allá de mis párpados
cerrados.
No escuro manchado de luz
Em noites de lua cheia
é tão intensa a vida
no jardim
que durmo aflita
como quando adormeço
no cinema
e a história leva adiante
amor e lutas
além das minhas pálpebras
fechadas.

Antes de volverme gigante


Cuando yo era chica
los corredores eran largos
las mesas altas
las camas enormes.
La cuchara no cabía
en mi boca
y el tazón de sopa
era siempre más hondo
que el hambre.
Cuando yo era chica
sólo gigantes vivían
allá en casa.
Menos mi hermano y yo
que éramos gente grande
venida de Lilliput.
Antes de virar gigante
No tempo d'eu menina
os corredores eram longos
as mesas altas
as camas enormes.
A colher não cabia
na minha boca
e a tigela de sopa
era sempre mais funda
do que a fome.
No tempo d'eu menina
só gigantes moravam
lá em casa.
Menos meu irmão e eu
que éramos gente grande
vinda de Lilliput.

Laura Devetach
• Autobiografía
• Trayectoria: datos biográficos, bibliografía, premios, actividades
• Cuento: "Monigote en la arena"
• Poesías de "Canción y pico"
• Cuento: "Leyenda del hueco del diablo"

Canción y pico
Poesías extraídas, con autorización de su autora y sus editores, del libro
Canción y pico (Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1998 Colección El
ombligo)
No me duermo
Es el miedo
tengo clavos en la cama
estoy deseando una fruta
que me ruede la garganta.
Despacito
digo uva
y por la u me gotea
el jugo de la mañana.
Toc
Pájaro flaco, la flecha
salió del arco
y allá quedó.
Palabras con puntería
no necesitan
explicación.
Bicho de luz
El bicho de luz
engaña
se convierte en ascua
camina en las sombras
como si fumara.
Nunca soples
Nunca soples
un bicho de luz.
Puede convertirse
en un incendio.
Luciérnaga
La luciérnaga
abre y cierra
agujeros
en la noche.
Bichos bolita
Los bichos bolita
hacen burbujas
en la tierra.
Polillas
Las polillas
llenan el mundo de huecos
diciendo tejer puntillas.
La naranja
El viejito corre
tras una naranja
que rueda la calle.
La corre
se escapa.
La corre
la alcanza.
La corre
la caza.
La pela
la come.
Guarda tres gajitos
y la perfumada
cinta de la cáscara.
Aquí va la hormiga
Aquí va la hormiga
cruzando de noche la mesa
llevando una vaca
llevando encendida una vela
y el problema vino
porque yo hice ¡fuzz!
y todo el poema
se quedó sin luz.
A cazar naranjas
La viejita come
gajos de naranja
riendo se pone
un rulo de cáscara.
Levanta los brazos
va de rama en rama
por los naranjales
ardiendo la boca
las piernas raspadas.
—¡Vamos a cazarlas!
La viejita corre
a esperar naranjas
que rueden la calle.
Y se va la hormiga
Y se va la hormiga
llevándose un mar
llevando una coma
llevándose un punto final.
Hormiga que sale
del bosque de un libro
siempre vuelve a entrar.

Poemas para mandar en avioncitos de papel


por Laura Devetach
Ilustraciones de Douglas Wright
Dos gusanos
Un gusano
ay, qué cosa.
Dos gusanos
ay, qué cosa.
Iban muy
muy apurados.
Se chocaron con la rosa
ay, qué cosa
y quedaron arrugados.

Vapor
Casi humo
firulete
de la taza
de café.
Da tres vueltas
y se
es-
ti-
ra
has-
ta
don-
de
no
se
ve.

Otoño
El león ruge.
Rodando llega el otoño
sobre ruedas de tres O
las uvas y las manzanas
dejan pálido al melón.
La vaca muge.
Rodando pasa el otoño
con muy pocas golondrinas.
Chisporrotean fueguitos
madurando mandarinas.
El león ruge
la vaca muge
el secreto del otoño
se descubre porque cruje.

El vaso de agua
Un mar
con todos
los peces
y barcos
que quieran
pasar.

Adivinanza para Usted


Tiene a veces
una flor en el ojal
una sonrisa en el lápiz
algún reto
y alborotos
de porotos
a la hora de contar.
Señorita:
¿quién será?
Palabras para consolar a un cuaderno
Hola cuaderno.
Ya sé que se marchitan tus hojas en verano
que te arrinconan cuando estás escrito
y te prefieren
con hojas en blanco.
Aquí voy flotando en un día largo
viento a favor
cabeza con pájaros.
Y escribo en vos como en la arena
cuaderno
silenciosa alcancía
de todo lo que canto.

Aviones de papel
Aviones de papel
sobre la arena.
Palabras de papel
las olas mezclan.
Baten sus lenguas
sus caracolas
y las salpican
en otras tierras.
Copyright Laura Devetach
Las hormigas cantoras de Laura Devetach
y Juan Lima

Por el mar de las Antillas anda un barco de


papel
Tres poemas de Nicolás Guillén ilustrados por Horacio Elena
1. Un son para niños antillanos

Por el Mar de las Antillas


anda un barco de papel:
anda y anda el barco barco,
sin timonel.
De La Habana a Portobelo,
de Jamaica a Trinidad,
anda y anda el barco barco,
sin capitán.
Una negra va en la popa,
va en la proa un español:
anda y anda el barco barco,
con ellos dos.
Pasan islas, islas, islas,
muchas islas, siempre más:
anda y anda el barco barco,
sin descansar.
Un cañón de chocolate
contra el barco disparó,
y un cañón de azúcar, zúcar,
le contestó.
¡Ay, mi barco marinero,
con su casco de papel!
¡Ay, mi barco negro y blanco
sin timonel!
Allá va la negra negra,
junto junto al español;
anda y anda el barco barco,
con ellos dos.
Nota de Imaginaria: La cantante argentina Mariana Baggio, en su disco Barcos y Mariposas,
incluyó una versión de "Un son para ninos antillanos". En el website dedicado al disco,
www.barcosymariposas.com.ar, se puede encontrar mucha más información y, especialmente, se
pueden oír casi todas las canciones completas (también el son de Guillén),en una versión de baja
fidelidad.

2. Sapito y Sapón

Sapito y Sapón
son dos muchachitos
de buen corazón.
El uno, bonito,
el otro, feón;
el uno, callado,
el otro, gritón;
y están con nosotros
en esta ocasión
comiendo malanga,
casabe y lechón.
¿Qué tienes, Sapito,
que estás tan tristón?
Madrina, me duele
la boca, un pulmón,
la frente, un zapato
y hasta el pantalón,
por lo que me gusta
su prima Asunción.
(¡Niño!)
¿Y a ti, qué te pasa?
¿Qué tienes, Sapón?
Madrina, me duele
todo el esternón,
la quinta costilla
y hasta mi bastón,
pues sé que a Sapito
le sobra razón.
(¡Pero niño!)
Sapito y Sapón
son dos muchachitos
de buen corazón.
3. Que te corta corta

¡Qué cola tan larga


tiene este ratón!
Corta, corta, corta...
¿Quién se la cortó?
¡Qué pico tan grande
tiene este tucán!
Corta, corta, corta...
¿Quién lo cortará?
¡Qué rabo tan gordo
tiene este león!
Corta, corta, corta...
¿Quién se lo cortó?
¡Qué carne tan dura
tiene este caimán!
Corta, corta, corta...
¿Quién lo cortará?
A la corta, corta,
y a la corta va,
corta que te corta,
que te cortará.
Poesías inéditas de Ruth Kaufman
"Los rimaqué" es la obra más reciente de Ruth Kaufman, y todavía se encuentra inédita. (Nota de
febrero de 2003: Fue publicada por editorial Sudamericana en 2002. Ver reseña aquí.) Se trata
de una colección de poesías construidas esencialmente en torno a preguntas, de las que muchas
funcionan también como adivinanzas. Este último rasgo llevó a la autora a incluir un índice al
final de su volumen, con los títulos de los poemas, que sólo aparecen allí.
Publicamos en Imaginaria, con la gentil autorización de Ruth Kaufman, 12 de los 23 poemas que
componen "Los rimaqué", respetando esa estructura original: para ver el índice puede hacer click
en el número de cualquiera de los poemas, o ir directamente hacia el pie de la página (y viceversa:
desde el índice puede llegar a cualquiera de los poemas haciendo click en su título).

Los rimaqué
por Ruth Kaufman
Siete son los maestros
de todo lo que yo sé
¿qué, quién, cómo, cuándo, dónde
por qué y para qué?
¿Mi a jajam? (Quién es el sabio?
A Iodea lishol El que sabe preguntar)
Pirkei Abot, Talmud de Babilonia
1
¿Estará el fuego escondido
bien adentro de los troncos
hasta que las chispas llegan
y lo despiertan de pronto?
¿O vendrá desde muy lejos
dando rápidas zancadas
para comerse a los leños
con sus lenguas afiladas?

2
Se ponen las nubes
redondas y negras
de la tierra sube
olor a tormenta.
Un fuerte estallido
y volamos los dos:
hermanos mellizos
relámpago y yo.
Si juntos salimos
a andar por el mundo
¿por qué llego yo
siempre segundo?

3
¿Adónde se van las sombras
de los árboles altivos
cuando el cielo al fin acalla
el color y sus chillidos?
¿Adónde van las estrellas
espantadas, sin su brillo?
¿huyen junto a las lechuzas
los ladrones y los grillos?

4
En todas las cosas
yo dejo mi brillo
rojo, blanco, verde
azul o amarillo.
Apenas me acerco
las cosas se asombran
y hasta el más pequeño
proyecta su sombra.
Me voy arrimando
y las sombras se mecen
se estiran, se achican,
vibran, se estremecen.
Pero ni bien
sus caras alumbro
¿por qué, encandiladas,
se van de este mundo?

5
¿Por qué en medio de la cara
sólo yo me he vuelto rara?
Yo era chiquitita
más chiquita que un botón
pero un día de repente
pegué fuerte un estirón.
¡Ay que cuerpo desparejo
me gritaron los espejos!
¿Cuál ha sido la patraña
que me ha vuelto tan extraña?

6
Cuando el mar de un lado avanza
y a la arena araña y muerde
¿es porque del otro lado
asustado retrocede?
¿Cuántas orillas tiene el mar?
¿Existe viajero
que las pueda contar?

7
Poquitos rincones
encuentro en los mapas
que no haya tocado
mi cuerpo de plata.
Bajo con las lluvias
acaricio el suelo
y en pocas semanas
¡de nuevo en el cielo!
A un solo lugar
jamás he llegado
por más que mil veces
lo haya intentado.
Le ruego a las nubes
le suplico al viento
¿por qué nadie quiere
llevarme al desierto?
8
¡Caer, perderse
es todo su anhelo
dejar las chaquetas
y rodar por el suelo!
¿Cómo dura más atado,
al coserlo fuerte
o al dejarlo holgado?
¿Siente miedo o siente prisa
mientras cae
de la camisa?

9
Yo tejo
las escamas
de cada mañana.
Yo le bordo
lentejuelas
a la araña
en su tela.
Y a cada
yuyito
le calmo la sed.
¿Por qué de repente
un aire malvado
pasa y lo que toco
va dejando helado?

10
Dulces labios reciben
mi sonrisa amarilla
pero agrios se tuercen
al probar mi saliva.
Una niña golosa
me besa
¿por qué frunce la boca
y completa una mueca?
11
a Ercilia y Virginia
¿Para qué se abren tan rojas?
¿Para el colibrí
que ni siquiera las roza?
¿Para el zum zum que la abeja
en el aire enreda
como una madeja?
¿Para las miradas tristes
que vagan sobre las cosas
y el dolor que nunca olvidan
olvidan sobre sus hojas?

12
¿A qué día, a qué hora
a qué exacto segundo
aprontas tus valijas
para irte hacia otros mundos?
¿Cuando la tierra parda
ya no se resquebraja
y la flor del zapallo
se abre y ya no cuaja?
¿Cuando pasan las horas
y siguen las camisas
aleteando en las sogas?
¿Cuando pasa todo el día
y ninguna cigarra
ha dicho: "¡es mediodía!"?
¿Cuando los cinco dedos
de pronto acobardados
ya no quieren ser libres
y buscan los zapatos?
¿Cuando a la cinta negra,
sedienta, del asfalto
no engaña el horizonte
con sus charquitos falsos?
¿Cuando la primera hoja
se pone amarilla
entiendes que es la hora
de huir a toda prisa?
¿O acaso te demoras
jugando al veo veo
hasta que los tomates
se pintan por entero?

Índice
1. El fuego
2. El trueno
3. La noche y el día
4. La luz
5. La nariz
6. La marea
7. La gota de agua
8. El botón
9. El rocío
10.El limón
11.Las rosas
12.El verano
Limericks de Edward Lear
Nº 291 | Ficciones | 19/4/11 | 3 comentarios
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Para acompañar el comentario sobre el libro El cuento de los


cuatro niños que dieron la vuelta al mundo (y algunos limericks) , de Edward Lear —que realizó
Marcela Carranza en la sección “Reseñas de libros”—, reproducimos algunos de los limericks que
Lear incluyó en su libro A Book of Nonsense (1).

A continuación, cada limerick se presenta en su versión original en inglés (2) , seguida de la versión
en español de Elías Gallo (3).
There was an Old Man of Moldavia,
Who had de most curious behaviour
For while he was able,
He slept on a table,
That funny Old Man of Moldavia.
Había un viejo señor de Moldavia
cuya conducta era de lo más extraña:
mientras tuvo fuerza
durmió en una mesa
este curioso señor de Moldavia.
—000—

There was an Old Person of Buda,


Whose conduct grew ruder and ruder;
Till at last with a hammer,
they silenced his clamour,
By smashing that person of Buda.
Había una vieja persona de Buda
cuya conducta era cada vez más ruda
Hasta que a martillazos
acallaron sus gritos
aplastando a este hombre de Buda.
—000—
There was a Young Person of Crete,
Whose toilette was far from complete;
She dressed in a sack,
Spickle-speckled with black,
That ombliferous person of Crete.
Había una joven persona de Creta
cuya toilette no era nada completa.
Vestía un bolsón
moteado de marrón
esta increíble persona de Creta.
—000—

There was an Old Person of Cromer,


Who stood on one leg to read Homer;
When he found he grew stiff,
He jumped over the cliff,
Which concluded that Person of Cromer.
Había un viejo señor de Cromero
que se puso en un pie para leer a Homero.
Hasta que se quedó duro
y se cayó de un muro,
lo que concluyó con el señor de Cromero.
—000—
There was an Old Man of Coblenz,
The length of whose legs was immense;
He went with one prance
From Turkey to France,
That surprising Old Man of Coblenz.
Había un viejo señor de Coblenza
cuyas piernas eran de longitud inmensa.
Un paso era la distancia
entre Turquía y Francia
Para este sorprendente señor de Coblenza.
—000—

There was an Old Person of Spain,


Who hated all trouble and pain;
So he sat on a chair,
With his feet in the air,
That umbrageous Old Person of Spain.
Había un viejo señor en España
que de las molestias huía con maña.
Se sentaba al desgaire
con los pies en el aire
este umbrático señor en España.
—000—
There was an Old Man who said, ‘¡Well!
Will nobody answer this bell?
I have pulled day and night,
Till my hair has grown white,
But nobody answers this bell!’
Decía un viejo señor desesperado:
¿Nadie vendrá a contestar mi llamado?
Llamó noche y día
y ya encanecía,
pero nadie vino a contestar el llamado.

Poesías del libro Palabras manzanas de Jorge Luján


Nº 260 | Ficciones | 24/11/09 | 13 comentarios
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Por gentileza y autorización del Grupo Anaya presentamos algunas poesías del
libro Palabras manzana de Jorge Luján. Los poemas están acompañados por las ilustraciones
que Manuel Marín realizó para la edición de esta obra.
En nuestra sección «Reseñas de libros», los lectores encontrarán un comentario sobre esta obra,
preparado por Raúl Tamargo; y en la sección «Autores», un informe biográfico y el listado de los
libros publicados por Jorge Luján.
Agradecemos a Pablo Cruz, de Editorial Anaya, las facilidades proporcionadas para la
reproducción de estos textos e ilustraciones.

Tumba Tumba Retumba


No es contra el mundo
que embiste el rinoceronte
sino contra esos cuernos
que por nada se quitan
de en medio de sus ojos.

Tarde de invierno
Juega mi dedo en el vidrio empañado y
dibuja una luna y dentro de ella a mi madre que
viene por la calle y cabe justo en el dibujo que voy
agrandando a medida que se va acercando hasta
darme este abrazo que cabe exactamente detrás
del vidrio del portarretrato.

Levanté un tallo seco


y en el aire
se hizo flor
Aspiré su aroma
y la vi alejarse
mariposa

El encargo

Una mañana al lavarme la cara


me busqué en el espejo
y lo encontré vacío.
Corrí entonces a verme en una fuente
y sólo el cielo
se reflejaba en ella,
enturbié el agua con mi brazo
y la dejé venirse clara,
mas yo seguía ausente.
Si acaso supieras adónde he ido
déjame una señal,
un mapa en el aromo de la plaza
o una flecha pintada en la pared.
Pero si lo ignoras,
te pido que vayas al río
y me dibujes un contorno
en el agua cristalina
y antes de que sea
demasiado tarde,
me des un nombre nuevo.

El viejo poeta
Cuando tiembla de frío
pronuncia la palabra sol
Cuando tiembla de poesía
se interna en el ocaso.

Los colores y las hadas


Poemas de Cecilia Pisos

En esta edición de Imaginaria presentamos una selección de poemas de la escritora argentina


Cecilia Pisos. Algunas de las poesías pertenecen a su libro Las hadas sueltas (Buenos Aires,
Editorial Sudamericana, 2002) y se reproducen por gentileza y autorización de su autora.
Cecilia Pisos (1965) es Licenciada y Profesora en Letras por la Universidad Nacional de Buenos
Aires (UBA). Ha sido docente en las cátedras de Retórica, Literatura Inglesa y Literatura Española
II y auxiliar de investigación en el Departamento de Investigaciones Filológicas de la Academia
Argentina de Letras. Realizó estudios sobre la lírica del Siglo de Oro (CONICET- Instituto de
Filología Hispánica, UBA) y publicó artículos en revistas de la especialidad.
Desarrolló tareas de autoría, coordinación y edición para diversas publicaciones y editoriales,
dedicándose especialmente a los libros escolares y a la literatura infantil y juvenil.
Ha sido asimismo responsable por la Argentina ante la Coedición Latinoamericana de Libros para
Niños y Jóvenes (CERLALC-UNESCO). Coordinó Zona de Letras, espacio dedicado a la lectura, la
literatura, los libros y la escritura, durante el primer año del portal educativo Educ.ar, así como
talleres de poesía para niños y adultos. Sus poemas "para grandes" recibieron premios en varias
ocasiones. Su libro Como palabras educadas fue publicado por Ediciones de Tierra Firme a través
de un subsidio de la Fundación Antorchas.
Es colaboradora de las revistas Genios y Genios de Jardín.
Publicó la serie Los Requetelibros 1, 2 y 3 y participó en ABCDuende 1, 2 y 3 para primer ciclo de
la educación general básica y es coautora de Proyectos con todos, texto para docentes. Su poesía
para niños se puede leer en Las hadas sueltas y en Las brujas sueltas (Buenos Aires, Sudamericana,
2004). Entre sus cuentos y novelas para chicos se encuentran: Maus y el ratón tigre (Buenos Aires,
Sudamericana, 2002), Un cuento por donde pasa el viento (link a la sección Libros recomendados
de este número), Rompecabezas (Buenos Aires, Edebé, 2004) y El té de la princesa (Buenos Aires,
Ediciones SM, 2004). También es autora de dos volúmenes de la colección "El baúl" (El baúl de los
animales, El baúl de los transportes). Con ¿Te lo cuento otra vez? (Quito, Ecuador, Editorial
Libresa, 2003), en el que relata de treinta maneras diferentes una misma historia, resultó finalista
del Concurso Internacional de Literatura Infantil "Julio C. Coba". Su novela Como si no hubiera
que cruzar el mar (Buenos Aires, Alfaguara, 2005) fue preseleccionada por el jurado del Certamen
de Narrativa Infantil y Juvenil en los Premios Literarios Jaén 2003 (España).
Los lectores que deseen comunicarse con Cecilia Pisos pueden escribirle a:
ceciliapisos@yahoo.com.ar.

Los colores del aire (selección)


Ojo de hormiga
La hormiga
te obliga
a perseguir
con ojos bien bajitos
hoja y miga.
Cuando se sigue bien
su caminito,
se llega hasta la planta
y el pancito.
Los trabajos y los días
Escarabajo:
de una punta a la otra
enrolla el día,
ése es su trabajo.
Cuando llega al final
le queda un tubo
de negra noche
como nunca hubo.
Y un cansancio
de césped y de rosas
de perfumes de flor
y mariposas.
Mosquito feroz
Caperucita tiene
un lobo
apretado
en su puño cerrado.
Un lobo
como un mosquito
que pica y muerde
y que araña,
aunque sea en chiquito.
Caperucita
lo encierra
en un hoyo
bajo tierra.
Pero igual teme,
está inquieta
y se pregunta
con su voz secreta:
"Si yo tengo encerrado
a este lobito,
¿habrá asustando nenas
por el bosque
del tamaño del lobo,
algún mosquito?"
Fiesta
Los peces
sueltan
burbujas como globos.
De qué cumpleaños
de las aguas
no se sabe.
Cuenta
¿Qué talle
creen que calza
el pie de la madrugada
que viene
aplastando sombras
como hormigas desdichadas?
¿La suma de luz más luz
o el número que da nada?
Alas de hada (selección)
Hadas de los brazos cruzados
Así se ponen las hadas
cuando algo las enoja.
Y fruncen bien las cejas,
sacan trompa.
En esta posición
se quedan
lo que dure su furia,
que, en general, es corta.
Pero, si con un dedo
pruebas
haciéndoles cosquillas,
o soplas sus pestañas,
te encontrarás con hadas
que pronto se desarman,
con hadas movedizas
de arena que se ríe.
Las hadas que entran en los sueños
Las hadas que entran en los sueños
llevan
pequeños cuchillos
de papel plateado,
vendas de agua oscura
y pastillas de viento.
Con el agua,
te vendan
lo que miras.
La pastilla de viento
va en tu boca
para que soples
lo que sueñas
y ellas se corten
pedacitos
de lluvia azul,
de tigres a lunares
y todas esas cosas imposibles
que quedan sueltas
cuando estás dormido.
Las hadas sueltas
Tienen la espalda despegada
como si fueran figuritas
de álbum viejo,
un pedacito roto
de brazo o pie
y de seguro,
la varita y los trucos
bien gastados.
¿Bastará con pegarles
en los codos
un parche
o atarlas con hilitos
para que no se pierdan?
¿Será posible devolverles
sus alas y sus magias?
¿Desabollar sus bonetitos
y hacerlas sonreír?
Coplas de hadas
Con las alas replegadas,
se va a caballo del viento
el hada de la mañana
con sus cabellos bien sueltos.
.......................................................
Salió un hada a la mañana
en carrera con el sol.
Llegó segunda a la noche:
la luna se adelantó.
.......................................................
En la punta de una estrella
se quemaba los piecitos
un hada pequeña y bella,
gritando y a los saltitos.
.......................................................
Si las hadas no volaran,
nadarían con las alas
como peces de aire claro
con burbujas de palabras.

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