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Como quedarte.
Como moverte en todas las
direcciones. *
* Como llegar al lugar de
descanso
y perderlo
y encontrarlo otra vez
y volver a perderlo.
(Olas)
Lo que el libro guarda
Este libro de guardas translúcidas, acopia una serie de metáforas sobre las formas que adopta el
agua, que aluden a diferentes emociones humanas.
El ser humano, en las ilustraciones, está representado/simbolizado por camas, sillas, mesas,
barcas… (¿Quien más que él las construye y las usa para su trajinada vida?)
En cada página, encontrarás un animalito (o más), no como mascota, sino como guía.
En la sexta ilustración, dejé una cita manuscrita: el nombre de un libro que considero profundo y
precioso: Tarde de invierno.
Tanto los poemas como las ilustraciones tienen, a veces, notas al pie.*
La imagen final (La lloroncita) tiene un tratamiento conceptual diferente al resto.
El libro incluye un apéndice con citas de texto y de imagen. Gracias a los editores por publicar este
libro-experimento.
El árbol de lilas
María Teresa Andruetto
Ilustraciones de Liliana Menéndez
Para Alberto
UNO
Él se sentó a esperar bajo la sombra de un árbol florecido de lilas.
Pasó un señor rico y le preguntó: ¿Qué hace sentado bajo este árbol, en vez de trabajar y hacer
dinero?
Y el hombre le contestó:
Espero.
Pasó una mujer hermosa y le preguntó: ¿Qué hace sentado bajo este árbol, en vez de
conquistarme?
Y el hombre le contestó:
Espero.
Pasó un niño y le preguntó: ¿Qué hace Usted, señor, sentado bajo este árbol, en vez de jugar?
Y el hombre le contestó:
Espero.
Pasó la madre y le preguntó: ¿Qué hace este hijo mío, sentado bajo un árbol, en vez de ser feliz?
Y el hombre le contestó:
Espero.
DOS
Ella salió de su casa.
Cruzó la calle, atravesó la plaza y pasó junto al árbol florecido de lilas.
Miró rápidamente al hombre.
Al árbol.
Pero no se detuvo.
Había salido a buscar, y tenía prisa.
El la vio pasar,
alejarse,
volverse pequeña,
desaparecer.
Y se quedó mirando el suelo nevado de lilas.
TRES
Ella siguió por el mundo buscando, por el mundo entero.
Una tarde, subiendo una cuesta, encontró a una gitana.
La gitana la miró y le dijo:
El que buscas espera, bajo un árbol, en una plaza.
Ella recordó al hombre con los ojos de agua, al que tenía las manos de seda, al de los pies de alas
y al que tenía la voz quebrada.
Y después se acordó de una plaza, de un árbol que tenía flores lilas, y del hombre que estaba
sentado a su sombra.
Entonces se volvió sobre sus pasos, bajó la cuesta, y atravesó el mundo. El mundo entero.
Llegó a su pueblo, cruzó la plaza, caminó hasta el árbol y le preguntó al hombre que estaba
sentado a su sombra:
¿Qué hacés aquí, sentado bajo este árbol?
Y el hombre dijo con la voz quebrada:
Te espero.
Después él levantó la cabeza y ella vio que tenía los ojos de agua,
la acarició y ella supo que tenía las manos de seda,
la llevó a volar y ella supo que tenía también los pies de alas.
Presentamos algunas de las poesías utilizadas en sus clases por la
señorita Stretchberry, la maestra protagonista del libro Quiere a ese perro, de Sharon Creech
(México, Fondo de Cultura Económica, 2004), que Cecilia Bajour comenta en la sección “Reseñas
de libros” de este mismo número.
Estos textos forman parte de la pequeña antología poética incluida en el libro y que se presenta con
el título “Algunos poemas utilizados por la señorita Stretchberry”. Son publicados en Imaginaria
por gentileza y autorización de los editores del Fondo de Cultura Económica de Argentina.
*****
Una carretilla roja
tanto depende
de
una carretilla
roja
barnizada de
lluvia
junto a las blancas
gallinas
William Carlos Williams
Traducción de Martha Block.
*****
El tigre *
Tigre, tigre, que te enciendes en luz
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
pudo idear tu terrible simetría?
William Blake
* Primer verso (traducción del FCE)
*****
El pasto
Voy a salir a limpiar los retoños del pasto
sólo me detendré a barrer las hojas
(y, tal vez, a ver cómo el agua se aquieta).
No tardaré mucho. Ven conmigo.
Voy a buscar al pequeño ternero
aquél que está parado junto a su madre. Es tan chiquito.
Cada vez que ella lo lame con su lengua, se tambalea.
No tardaré mucho. Ven conmigo.
Robert Frost
Traducción: versión libre de Juana Inés Dehesa.
*****
Ama a ese niño *
Ama a ese niño,
como un conejo ama correr
Dije que amo a ese niño
como un conejo ama correr
Amo llamarlo en la mañana
amo llamarlo
“¡Oye, hijo!”
Walter Dean Myers
Traducción: versión libre de Cecilia Aura.
* Primer verso
*****
Frutos y flores
Mi amado me dice
que soy como una manzana
partida en dos.
Yo tengo las semillas
es verdad.
Y la simetría de las curvas.
Tuve un cierto rubor
en la piel lisa
que no sé
si todavía tengo.
Pero si en abril florece
el manzano
yo hecha manzana
y por demás madura
todavía me despliego
en flores blancas
cada vez que su daga
me traspasa.
Frutos e flores
Meu amado me diz
que sou como maçã
cortada ao meio.
As sementes eu tenho
é bem verdade.
E a simetria das curvas.
Tive um certo rubor
na pele lisa
que não sei
se ainda tenho.
Mas se em abril floresce
a macieira
eu maçã feita
e pra lá de madura
ainda me desdobro
em brancas flores
cada vez que sua faca
me traspassa.
Laura Devetach
• Autobiografía
• Trayectoria: datos biográficos, bibliografía, premios, actividades
• Cuento: "Monigote en la arena"
• Poesías de "Canción y pico"
• Cuento: "Leyenda del hueco del diablo"
Canción y pico
Poesías extraídas, con autorización de su autora y sus editores, del libro
Canción y pico (Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1998 Colección El
ombligo)
No me duermo
Es el miedo
tengo clavos en la cama
estoy deseando una fruta
que me ruede la garganta.
Despacito
digo uva
y por la u me gotea
el jugo de la mañana.
Toc
Pájaro flaco, la flecha
salió del arco
y allá quedó.
Palabras con puntería
no necesitan
explicación.
Bicho de luz
El bicho de luz
engaña
se convierte en ascua
camina en las sombras
como si fumara.
Nunca soples
Nunca soples
un bicho de luz.
Puede convertirse
en un incendio.
Luciérnaga
La luciérnaga
abre y cierra
agujeros
en la noche.
Bichos bolita
Los bichos bolita
hacen burbujas
en la tierra.
Polillas
Las polillas
llenan el mundo de huecos
diciendo tejer puntillas.
La naranja
El viejito corre
tras una naranja
que rueda la calle.
La corre
se escapa.
La corre
la alcanza.
La corre
la caza.
La pela
la come.
Guarda tres gajitos
y la perfumada
cinta de la cáscara.
Aquí va la hormiga
Aquí va la hormiga
cruzando de noche la mesa
llevando una vaca
llevando encendida una vela
y el problema vino
porque yo hice ¡fuzz!
y todo el poema
se quedó sin luz.
A cazar naranjas
La viejita come
gajos de naranja
riendo se pone
un rulo de cáscara.
Levanta los brazos
va de rama en rama
por los naranjales
ardiendo la boca
las piernas raspadas.
—¡Vamos a cazarlas!
La viejita corre
a esperar naranjas
que rueden la calle.
Y se va la hormiga
Y se va la hormiga
llevándose un mar
llevando una coma
llevándose un punto final.
Hormiga que sale
del bosque de un libro
siempre vuelve a entrar.
Vapor
Casi humo
firulete
de la taza
de café.
Da tres vueltas
y se
es-
ti-
ra
has-
ta
don-
de
no
se
ve.
Otoño
El león ruge.
Rodando llega el otoño
sobre ruedas de tres O
las uvas y las manzanas
dejan pálido al melón.
La vaca muge.
Rodando pasa el otoño
con muy pocas golondrinas.
Chisporrotean fueguitos
madurando mandarinas.
El león ruge
la vaca muge
el secreto del otoño
se descubre porque cruje.
El vaso de agua
Un mar
con todos
los peces
y barcos
que quieran
pasar.
Aviones de papel
Aviones de papel
sobre la arena.
Palabras de papel
las olas mezclan.
Baten sus lenguas
sus caracolas
y las salpican
en otras tierras.
Copyright Laura Devetach
Las hormigas cantoras de Laura Devetach
y Juan Lima
2. Sapito y Sapón
Sapito y Sapón
son dos muchachitos
de buen corazón.
El uno, bonito,
el otro, feón;
el uno, callado,
el otro, gritón;
y están con nosotros
en esta ocasión
comiendo malanga,
casabe y lechón.
¿Qué tienes, Sapito,
que estás tan tristón?
Madrina, me duele
la boca, un pulmón,
la frente, un zapato
y hasta el pantalón,
por lo que me gusta
su prima Asunción.
(¡Niño!)
¿Y a ti, qué te pasa?
¿Qué tienes, Sapón?
Madrina, me duele
todo el esternón,
la quinta costilla
y hasta mi bastón,
pues sé que a Sapito
le sobra razón.
(¡Pero niño!)
Sapito y Sapón
son dos muchachitos
de buen corazón.
3. Que te corta corta
Los rimaqué
por Ruth Kaufman
Siete son los maestros
de todo lo que yo sé
¿qué, quién, cómo, cuándo, dónde
por qué y para qué?
¿Mi a jajam? (Quién es el sabio?
A Iodea lishol El que sabe preguntar)
Pirkei Abot, Talmud de Babilonia
1
¿Estará el fuego escondido
bien adentro de los troncos
hasta que las chispas llegan
y lo despiertan de pronto?
¿O vendrá desde muy lejos
dando rápidas zancadas
para comerse a los leños
con sus lenguas afiladas?
2
Se ponen las nubes
redondas y negras
de la tierra sube
olor a tormenta.
Un fuerte estallido
y volamos los dos:
hermanos mellizos
relámpago y yo.
Si juntos salimos
a andar por el mundo
¿por qué llego yo
siempre segundo?
3
¿Adónde se van las sombras
de los árboles altivos
cuando el cielo al fin acalla
el color y sus chillidos?
¿Adónde van las estrellas
espantadas, sin su brillo?
¿huyen junto a las lechuzas
los ladrones y los grillos?
4
En todas las cosas
yo dejo mi brillo
rojo, blanco, verde
azul o amarillo.
Apenas me acerco
las cosas se asombran
y hasta el más pequeño
proyecta su sombra.
Me voy arrimando
y las sombras se mecen
se estiran, se achican,
vibran, se estremecen.
Pero ni bien
sus caras alumbro
¿por qué, encandiladas,
se van de este mundo?
5
¿Por qué en medio de la cara
sólo yo me he vuelto rara?
Yo era chiquitita
más chiquita que un botón
pero un día de repente
pegué fuerte un estirón.
¡Ay que cuerpo desparejo
me gritaron los espejos!
¿Cuál ha sido la patraña
que me ha vuelto tan extraña?
6
Cuando el mar de un lado avanza
y a la arena araña y muerde
¿es porque del otro lado
asustado retrocede?
¿Cuántas orillas tiene el mar?
¿Existe viajero
que las pueda contar?
7
Poquitos rincones
encuentro en los mapas
que no haya tocado
mi cuerpo de plata.
Bajo con las lluvias
acaricio el suelo
y en pocas semanas
¡de nuevo en el cielo!
A un solo lugar
jamás he llegado
por más que mil veces
lo haya intentado.
Le ruego a las nubes
le suplico al viento
¿por qué nadie quiere
llevarme al desierto?
8
¡Caer, perderse
es todo su anhelo
dejar las chaquetas
y rodar por el suelo!
¿Cómo dura más atado,
al coserlo fuerte
o al dejarlo holgado?
¿Siente miedo o siente prisa
mientras cae
de la camisa?
9
Yo tejo
las escamas
de cada mañana.
Yo le bordo
lentejuelas
a la araña
en su tela.
Y a cada
yuyito
le calmo la sed.
¿Por qué de repente
un aire malvado
pasa y lo que toco
va dejando helado?
10
Dulces labios reciben
mi sonrisa amarilla
pero agrios se tuercen
al probar mi saliva.
Una niña golosa
me besa
¿por qué frunce la boca
y completa una mueca?
11
a Ercilia y Virginia
¿Para qué se abren tan rojas?
¿Para el colibrí
que ni siquiera las roza?
¿Para el zum zum que la abeja
en el aire enreda
como una madeja?
¿Para las miradas tristes
que vagan sobre las cosas
y el dolor que nunca olvidan
olvidan sobre sus hojas?
12
¿A qué día, a qué hora
a qué exacto segundo
aprontas tus valijas
para irte hacia otros mundos?
¿Cuando la tierra parda
ya no se resquebraja
y la flor del zapallo
se abre y ya no cuaja?
¿Cuando pasan las horas
y siguen las camisas
aleteando en las sogas?
¿Cuando pasa todo el día
y ninguna cigarra
ha dicho: "¡es mediodía!"?
¿Cuando los cinco dedos
de pronto acobardados
ya no quieren ser libres
y buscan los zapatos?
¿Cuando a la cinta negra,
sedienta, del asfalto
no engaña el horizonte
con sus charquitos falsos?
¿Cuando la primera hoja
se pone amarilla
entiendes que es la hora
de huir a toda prisa?
¿O acaso te demoras
jugando al veo veo
hasta que los tomates
se pintan por entero?
Índice
1. El fuego
2. El trueno
3. La noche y el día
4. La luz
5. La nariz
6. La marea
7. La gota de agua
8. El botón
9. El rocío
10.El limón
11.Las rosas
12.El verano
Limericks de Edward Lear
Nº 291 | Ficciones | 19/4/11 | 3 comentarios
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A continuación, cada limerick se presenta en su versión original en inglés (2) , seguida de la versión
en español de Elías Gallo (3).
There was an Old Man of Moldavia,
Who had de most curious behaviour
For while he was able,
He slept on a table,
That funny Old Man of Moldavia.
Había un viejo señor de Moldavia
cuya conducta era de lo más extraña:
mientras tuvo fuerza
durmió en una mesa
este curioso señor de Moldavia.
—000—
Por gentileza y autorización del Grupo Anaya presentamos algunas poesías del
libro Palabras manzana de Jorge Luján. Los poemas están acompañados por las ilustraciones
que Manuel Marín realizó para la edición de esta obra.
En nuestra sección «Reseñas de libros», los lectores encontrarán un comentario sobre esta obra,
preparado por Raúl Tamargo; y en la sección «Autores», un informe biográfico y el listado de los
libros publicados por Jorge Luján.
Agradecemos a Pablo Cruz, de Editorial Anaya, las facilidades proporcionadas para la
reproducción de estos textos e ilustraciones.
Tarde de invierno
Juega mi dedo en el vidrio empañado y
dibuja una luna y dentro de ella a mi madre que
viene por la calle y cabe justo en el dibujo que voy
agrandando a medida que se va acercando hasta
darme este abrazo que cabe exactamente detrás
del vidrio del portarretrato.
El encargo
El viejo poeta
Cuando tiembla de frío
pronuncia la palabra sol
Cuando tiembla de poesía
se interna en el ocaso.