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Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Universidad del Perú, Decana de América


Facultad de Medicina
Escuela Profesional de Enfermería

“SEXUALIDAD Y SEXO, EMBARAZO Y PATERNIDAD RESPONSABLE EN LA


ADOLESCENCIA. CONDUCTA SEXUAL DEL ADOLESCENTE. PROBLEMAS.
VIOLENCIA SEXUAL Y ROL DE PADRES Y MAESTROS”

ASIGNATURA: Enfermería en la salud del niño y adolescente I.

DOCENTE DE TEORÍA: Mg. CUBA SANCHO, Juana Matilde.

ESTUDIANTES:

 Joven. Azaña Mendoza, Alberto.


 Srta. Farfán Santiago, Lucero.
 Srta. Garate Romero, Yolanda.
 Srta. García Contreras, Guianella.
 Srta. Gómez Durand, Camila.
 Srta. Guzmán Montoya, Fanny.
 Srta. Lima Taipe, Maritza.
 Srta. Martini Marchan, Mayra.
 Srta. Mora Vizurraga, Martha.
 Srta. Vera Briceño, Raquel.
 Srta. Vergara Vásquez, Xiomara.
 Srta. Zapata Mendoza, Lucero.

LIMA- PERÚ
2019
INDICE
INTRODUCCIÓN
I. ANTECEDENTES
a. Internacionales
b. Nacionales
II. DESARROLLO DE LOS TEMAS
A. SEXUALIDAD Y SEXO
a. Definición
b. Características
c. Importancia
B. CONDUCTA SEXUAL DEL ADOLESCENTE
a. Definición
b. Características
c. Importancia
C. EMBARAZO Y PATERNIDAD RESPONSABLE EN LA ADOLESCENCIA
a. Embarazo en adolescencia
b. Paternidad responsable en la adolescencia.
b.1 Paternidad en la adolescencia
b.2 Familia del padre o madre adolescente en el rol de paternidad
responsable
b.3 Estrategias de enfermería
D. ROL DE PADRES Y MAESTROS
a. Rol de padres
a.1. Actitudes positivas de los padres
b. Rol de maestros
E. VIOLENCIA SEXUAL ADOLESCENTE
III. PROCESO DE ATENCIÓN DE ENFERMERÍA DIRIGIDO A UN PACIENTE Y
FAMILIA ESPECÍFICO.
IV. ARTÍCULO DE ANÁLISIS Y DISCUSIÓN
V. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
INTRODUCCION

Según la OMS define a la etapa de adolescencia como “el periodo de crecimiento y


desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta,
entre los 10 y los 19 años”. Además, “se trata de una de las etapas de transición más
importantes en la vida del ser humano, que se caracteriza por un ritmo acelerado de
crecimiento y de cambios”. (OMS,2019)

Dentro de los cambios que se dan en la adolescencia, se encuentran los cambios


biofisiologicos, psicológicos, emocionales, intelectuales, sociales, etc. Por tal motivo
el adolescente se encontrará inmerso en un proceso de cambios, que más allá de
una maduración física y sexual, experimentará el desarrollo de la identidad,
desarrollo de habilidades y aptitudes para la vida adulta, desarrollo de la capacidad
de razonamiento abstracto. Si bien se considera a la adolescencia como todo un
“crecimiento excepcional y gran potencial”, también es una etapa de vida con
muchos riesgos, en la cual el influyente principal es el contexto social en que se
desarrolla el adolescente, el cual puede determinar el óptimo desarrollo del
adolescente.

Los adolescentes sufren de presión social ya sea por sus compañeros de clase, sus
amigos de barrio, por los spots publicitarios de los medios de comunicación para
consumir alcohol, tabaco o para iniciar la vida sexual a edades cada vez más
tempranas, que representan un riesgo de traumatismos, embarazos no deseados,
infecciones de transmisión sexual como el VIH entre otros.

Como bien menciona la OMS, “Los adolescentes son diferentes de los niños
pequeños y también de los adultos. Más en concreto, un adolescente no es
plenamente capaz de comprender conceptos complejos, ni de entender la relación
entre una conducta y sus consecuencias, ni tampoco de percibir el grado de control
que tiene o puede tener respecto de la toma de decisiones relacionadas con la salud,
por ejemplo, decisiones referidas a su comportamiento sexual.” Por dicha
incapacidad el adolescente puede ser vulnerable a la explotación sexual y a la
práctica de conductas de alto riesgo, que comprometan su salud física y mental, y
sus metas a futuro.

Como los adolescentes están en “proceso de independizarse”, aún dependen de su


familia, comunidad, escuela, servicios de salud y en algunos casos del lugar de
trabajo para aprender las competencias necesarias para hacer frente a las presiones
que experimenten, y así lograr una adolescencia satisfactoria. Es por ello que en
estos actores recae la responsabilidad de promover el desarrollo y la adaptación de
los adolescentes, prevenir conductas de riesgo e intervenir adecuadamente cuando
surjan problemas. (OMS,2019)

Por todo lo expuesto, el presente trabajo realizado por nosotros como futuros
profesionales de enfermería que tenemos la responsabilidad de la salud del
adolescente, es de suma importancia para conocer más sobre la sexualidad,
conducta sexual, violencia sexual, problemas, rol de padres y maestros durante la
etapa adolescente con enfoque de salud sexual.
I. ANTECEDENTES
a. Internacionales
 Carolina Figueroa, C. Saavedra, ECTAL. Realizo la investigación titulada
“Significado de ser padre siendo adolescentes “en la ciudad de Colombia-
Bogotá, año 2017. Tuvo como objetivo describir los significados de ser padre
desde la visión del adolescente mismo. Metodología con enfoque cualitativo
con abordaje fenomenológico realizado en la Localidad Cuarta de San
Cristóbal (Bogotá, Colombia) mediante entrevistas semiestructuradas,
observación participante, fotografías, grupos focales y diarios de campo. El
análisis de la información se realizó mediante el método fenomenológico de
Amadeo Giorgi. Donde se concluye:
“La paternidad adolescente fue interpretada por los participantes como
un cambio positivo, debido a que formularon un proyecto de vida, se
alejaron de sus pares y adquirieron responsabilidades económicas y
sociales. En este sentido, convertirse en padre adolescente fue una
salida para dejar de consumir sustancias psicoactivas y alejarse de
conductas juveniles de riesgo. Para terminar, como las políticas
públicas para la prevención del embarazo adolescente tradicionalmente
se han centrado en la mujer, es indispensable que se tengan en cuenta
las necesidades y expectativas de los hombres adolescentes,
desarrollando programas educativos que sean acordes a su contexto
sociocultural.”

 Vargas E., Henao J., y Gonzalez C., son autoras del artículo que lleva por
nombre “Toma de decisiones sexuales y reproductivas en la adolescencia”.
El objetivo he dicho artículo es avanzar en el conocimiento sobre los estilos
de toma de decisiones sexuales y reproductivas de los adolescentes y las
cogniciones asociadas a ellas. Fue un estudio descriptivo de tipo cualitativo,
a través de ésta técnica de obtención de información, se buscó obtener
evidencia directa de las cogniciones que las y los jóvenes han construido
acerca de la sexualidad y que guían su comportamiento. La población fue de
72 adolescentes entre los 13 y 19 años de edad, de diferentes estratos
socioeconómicos en Bogotá y Cali. Las conclusiones fueron que, con
respecto a las relaciones románticas la información de los jóvenes mostró
que en la toma de decisiones juega un papel relevante la presión de los
pares. Sin embargo, se encontró que la presión de los pares disminuye su
importancia con la edad, y que tal como se ha encontrado en otros estudios
(Vargas Trujillo y Barrera, 2002), la influencia de los compañeros no es
permanente, sino que constituye una oportunidad de transición hacia el
surgimiento de la capacidad de los adolescentes para dirigirse por sí mismos
y para seleccionar críticamente sus compañías. De hecho, también se pudo
establecer que en la medida en que aumenta la edad y el número de
relaciones, la elección de pareja se hace más selectiva y que, más allá de la
atracción física y la presión de los pares, los adolescentes empiezan a
considerar las características de la persona como criterios para elegirla, así
como sus expectativas de vinculación afectiva

 Rodriguez J. y Traverso C. son los autores de la investigación titulada


“Conductas sexuales en adolescentes de 12 a 17 años de Andalucía”. Su
objetivo fue describir los comportamientos y prácticas sexuales de los y las
adolescentes de 12 a 17 años de edad en Andalucía (2007-2008). Fue un
estudio cuya información se recogió mediante un cuestionario
autocumplimentado, anónimo y voluntario, aplicado a una muestra aleatoria
estratificada de 2.225 estudiantes de enseñanza secundaria obligatoria
(ESO), en todas las provincias de Andalucía. La población fue de 2.225
estudiantes de enseñanza secundaria obligatoria (ESO) de Andalucía. Las
conclusiones fueron que uno de cada seis estudiantes de ESO de
Andalucía ha mantenido relaciones sexuales con penetración; de ellos, dos
tercios las mantienen en la actualidad, sobre todo las chicas. Valorado junto
con un escaso conocimiento (menos del 50%) del doble método y de las
infecciones de transmisión sexual, nos lleva a considerar necesario incluir la
educación sexual como específica dentro del currículo de la enseñanza
secundaria.
VIOLENCIA SEXUAL EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA
En 38 países de ingresos bajos y medianos, cerca de 17 MILLONES de mujeres
adultas informan haber tenido relaciones sexuales por la fuerza en la niñez. En
28 países de Europa, alrededor de 2,5 MILLONES de mujeres jóvenes informan
haber sido víctimas de formas de violencia sexual con y sin contacto antes de los
15 años. Sobre la base de los datos de 30 países, sólo el 1% de las
adolescentes que han tenido relaciones sexuales por la fuerza trataron de
conseguir ayuda profesional. En todo el mundo, alrededor de 15 MILLONES de
mujeres adolescentes de 15 a 19 años han sido víctimas de relaciones sexuales
forzadas en algún momento de sus vidas; 9 MILLONES de estas adolescentes.

a. Internacionales

NOTICIA LATINOAMERICA

Más de un millón de niñas son víctimas de violencia sexual en América Latina


Cada 11 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Niña. Según cifras
de Naciones Unidas en el mundo hay 1,1 mil millones de niñas, de las cuales un
alto porcentaje sufre la vulneración de sus derechos fundamentales.
El matrimonio prematuro, el trabajo infantil, la prostitución, la trata, el abuso
sexual, el maltrato físico y psicológico, el embarazo adolescente, la
desescolarización y las labores domésticas son algunas de las prácticas más
comunes en contra de las mujeres entre los 3 y los 18 años.
En América Latina cuatro de cada 10 niñas ha experimentado violencia de pareja
En Latinoamérica el panorama es preocupante. Según Unicef más de un millón
de niñas y adolescentes son víctimas de violencia sexual en América Latina y el
Caribe y una de cada cuatro ha contraído matrimonio antes de los 18 años. Lo
que deja a la región en el segundo lugar con mayor tasa de embarazos
adolescentes en el mundo.
b. Nacionales
 Mendoza W. y Subiría G., son los autores de la investigación titulada “El
embarazo adolescente en el Perú: Situación actual e implicancias para las
políticas públicas”. Este trabajo tuvo como objetivo mostrar los vínculos entre
el embarazo en adolescentes peruanas de 15 a 19 años con la pobreza, la
desnutrición y la exclusión social. Fue un estudio de tipo cualitativo. Se
describen y analizan sus tendencias en los últimos 20 años, enfatizando sus
múltiples y persistentes inequidades. Sus conclusiones fueron que en el
Perú, el porcentaje de mujeres adolescentes (15 a 19 años) que están o han
estado alguna vez embarazadas se mantiene a niveles estables (alrededor
del 13%) en las últimas dos décadas. Los porcentajes varían notablemente
según se trate de adolescentes pobres o no pobres, urbanas o rurales, y
según región natural (en la selva supera el doble del promedio nacional), lo
que las limita para aprovechar sus escasas oportunidades educativas,
laborales y de desarrollo personal y familiar en sus transiciones hacia la vida
adulta. Aunque a nivel rural se registra un leve descenso, a nivel nacional el
valor se mantiene estable, a causa de un leve aumento en las áreas urbanas,
incluyendo Lima Metropolitana, cuyas poblaciones crecen, a diferencia de las
poblaciones rurales.
 Publimetro. (11 de octubre del 2018)Perú: 92% de casos de violencia sexual
tiene como víctimas a mujeres, niñas y adolescentes 2.427 niñas y
adolescentes fueron víctimas de violencia sexual entre enero y agosto de
este año.
La Defensoría del Pueblo alertó que el 92% de los casos (2,427) de violencia
sexual, atendidos entre enero y agosto del presente año en los Centros de
Emergencia Mujer (CEM), tiene como víctimas a este grupo poblacional.
Por tal motivo, la Defensoría del Pueblo señaló que considera necesario
fortalecer la coordinación intersectorial e intergubernamental para prevenir y
sancionar toda forma de discriminación y/o violencia hacia ellas y asegurar
que estas acciones lleguen principalmente a las niñas que viven en pobreza
extrema, en zonas rurales, presentan una discapacidad, son indígenas,
migrantes o refugiadas.
De acuerdo a los datos estadísticos del SIS, MINSA y RENIEC, cada día,
cinco niñas menores de 15 años y diez adolescentes de 15 años se
convierten en madres, generalmente, producto de embarazos derivados de la
violencia sexual.
 Ministerio Público (14 noviembre del 2018). El 76% de las víctimas de
violación sexual en el Perú son menores de edad
A propósito de la agresión sexual y asesinato de una niña de 10 años en
Barranca. Cifras de la Fiscalía revelan que el 40% de los agresores eran
familiares cercanos a las víctimas.
Impactantes cifras. En el Perú, el 76% de víctimas de violación sexual está
conformado por menores de edad, según un estudio realizado por el
Programa de Investigaciones Criminológicas y Análisis Prospectivo del
Ministerio Público, que abarca el periodo 2013 - 2017.
El preocupante diagnóstico, además de demostrar la poca protección a los
niños y adolescentes de nuestro país, refleja que este execrable delito tiene
como 100% de imputados a un hombre. Según la citada investigación de la
Fiscalía de la Nación, el momento del día para perpetrar el abuso sexual se
produce mayormente entre la tarde y la noche, ya sea en la casa del
victimario, en el de la víctima o en ambas locaciones.

 En el año 2017, los Centros Emergencia Mujer (CEM) del MIMP registraron
30 681 casos de violencia a niñas, niños y adolescentes menores de 18
años, de los cuales 6 030 son casos de violencia sexual a niñas y
adolescentes mujeres y 563 de niños y adolescentes hombres.

Según las estadísticas que mostramos en el siguiente cuadro, el mayor


número de personas que abusaron sexualmente de una niña, niño o
adolescente tenían un vínculo cercano familiar o sentimental, y un número
menor eran extraños o desconocidos de la víctima. Las evidencias nos
indican que el abusador es alguien con el que la víctima tiene un vínculo de
confianza y puede ser o no, un familiar, una persona que ejerce autoridad o
que le inspira respeto, como un maestro, un tutor, un entrenador, un amigo
de la familia, un vecino, entre otros. Entre los factores de riesgo que
incrementan la posibilidad de que este tipo de violencia suceda está la
insuficiente protección parental, la poca consciencia de la niña, niño o
adolescente sobre el peligro al que está expuesto.

Esta situación se torna aún más dramática cuando las niñas o la adolescente
resultan embarazadas como producto del abuso sexual.

II. DESARROLLO DEL TEMA

A. SEXUALIDAD Y SEXO

SEXUALIDAD

a. Definición

La OMS (2000) define: “La sexualidad es un aspecto central del ser humano a lo
largo de la vida y tiene en cuenta aspectos como el sexo, la identidad y roles de
género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. La
sexualidad se experimenta y se expresa a través de pensamientos, fantasías,
deseos, creencias, actitudes, valores, comportamientos, prácticas y relaciones.
Mientras la sexualidad incluye todas estas dimensiones, no todas son expresadas o
experimentadas. La sexualidad está influenciada por las interacciones entre lo
biológico, lo psicológico, lo social, lo económico, lo político lo cultural, lo ético, lo
legal, lo histórico, lo religioso y por factores espirituales”.

También Santrock (2004) define “La sexualidad comprende condiciones anatómicas,


fisiológicas y psico-afectivas propias de cada sexo e implica una serie de
comportamientos y prácticas relacionados con la búsqueda del placer sexual y
llegado el caso con la reproducción, con influencia determinante durante todo su ciclo
vital”.

La sexualidad forma parte importante de cada uno de los ciclos vitales del individuo.
Como características distintivas, durante la adolescencia se produce la exploración y
experimentación para la incorporación de la sexualidad a la identidad de la persona.
Los cambios neurobiológicos conducen a la maduración social, emocional y cognitiva
a la par de los cambios físicos apropiados para preparar al individuo para la
reproducción (Suleiman, Galván, Harden y Dahl, 2016).

La sexualidad irrumpe en la adolescencia generando nuevos sentimientos, miedos y


experiencias, asumiendo frecuentemente conductas de riesgo. Para el momento de
la primera consulta del control ginecológico o asesoramiento sobre métodos
anticonceptivos, la mitad de los adolescentes ya ha tenido una experiencia sexual
(Jinish 2006, Beltrán 2006).

Encontrar una definición de sexualidad es una tarea difícil ya que la sexualidad hace
referencia a un concepto multiforme, extenso, profundo y variadísimo de elementos
que todos unidos forman el concepto de sexualidad como un todo. Es un término
dinámico; no podemos encajonar la sexualidad como algo estático y predecible, sino
como un todo que envuelve la vida del hombre, que evoluciona a lo largo de la
historia, y no sólo de la Historia en mayúsculas, sino también en la historia personal
de cada individuo.

b. Características
 Global: No es posible comprender la sexualidad sin tener en cuenta a la
persona en su conjunto. La sexualidad está presente en las tres dimensiones
que configuran al ser humano: Biológica (las primeras células del organismo ya
están diferenciadas sexualmente), Psicológica (cada persona tiene su propia
orientación sexual y la vive de una forma particular) y Social (nuestra
socialización y educación están filtradas por el hecho de que seamos chicos o
chicas).
 Dinámica: El comportamiento sexual ha ido cambiando en función de la
realidad de cada época, y también varía a lo largo de la vida de una persona. La
Organización Mundial de la Salud (1974) definió la salud sexual como “la
integración de los elementos físicos, emocionales, intelectuales y sociales del
ser sexual, por medios enriquecedores que potencien la personalidad, la
comunicación y el amor”.

c. Importancia

La sexualidad tiene un importante papel en el desarrollo de una vida plena y


gratificante, no se puede separar el derecho al placer del derecho a la vida. Sin
embargo, esta visión positiva de la sexualidad, igual que ocurría con la salud, es algo
reciente. Por múltiples razones (religiosas, políticas, morales, etc.), a lo largo de la
historia de la humanidad la sexualidad y el disfrute del propio cuerpo han sido
reprimidos, juzgados o prohibidos, lo que ha conllevado, por un lado, que la
sexualidad sea una de las dimensiones humanas menos comprendida y por otro, que
en lugar de como una fuente de placer y gratificación, la sexualidad se haya vivido en
muchos casos como algo vergonzoso, que había que ocultar y de lo que no se podía
hablar, mucho menos en público.

El Perú no es ajeno a esta percepción sobre la sexualidad, por lo que se puede


evidenciar en las conductas sexuales de riesgo en adolescentes, que son el grupo
más vulnerables al no conocer lo que la holística de la sexualidad.
Debido a ello, en el Perú 59% de los estudiantes que recibieron educación sexual
solo fueron informados en temas fisiológicos de salud sexual reproductiva, pero muy
pocos en valores, derecho, respeto y habilidades interpersonales (33%).

La educación sexual integral hacia los adolescentes sigue siendo un punto crítico en
el Perú, No hay un programa especial de educación sexual ni existe una estrategia
para trabajar con los docentes y alumnos. Solo hay grandes lineamientos, pero no
una planificación anual que sea transversal al contenido educativo y, por ello,
finalmente esta educación sexual no está llegando a todos.

SEXO

a. Definición

Conjunto de características biológicas que define el espectro de humano como


hombres y mujeres. (OMS,1975).

b. Características

El sexo se compone de características relativamente fáciles de aislar del resto del


organismo, y observables en un ambiente de laboratorio con los instrumentos
adecuados. Además, el sexo se encuentra en lugares del cuerpo y elementos físicos
que se conocen de antemano.

B. CONDUCTA SEXUAL DEL ADOLESCENTE

a. Definición

El estudio de los comportamientos amorosos o sexuales. La conducta sexual humana


ha estado presente en toda la historia del ser humano, por que la mujer hace miles de
años se apareaban con los que creían que eran los más fuertes y los más jóvenes y
eso en algunas culturas; otras culturas se apareaban con los viejos porque son los que
ya tenían la experiencia; y así sé hacían muchas otras reglas para aparearse.

La conducta sexual se nutre también de toda una gama de actitudes y creencias


respecto del sexo. Si se cree que las relaciones sexuales son sanas, agradables,
divertidas, enriquecedoras y que satisfacen, probablemente se adoptará una actitud
proactiva y positiva, y a su vez será un comportamiento de forma abierta, extrovertida,
curiosa y alegre respecto a ellas.
No hay ninguna conducta sexual que no tenga detrás una razón actitudinal que lo
explique. Los comportamientos pasivos, erróneos, insatisfactorios, insanos,
conflictivos e incluso delictivos, están relacionados con actitudes y creencias de las
mismas características.

b. Características
La conducta sexual se refiere a todo tipo de práctica sexual que una persona puede
realizar consigo misma, con otra persona, bien sea homosexual, heterosexual o
bisexual, o incluso en grupo.
El beso, las caricias, el coito vaginal o anal, la masturbación, el sexo bucal, las
fantasías o la combinación de varios de ellos, son algunas de las conductas sexuales
más comunes.
Se expresa en los planos personales, interpersonales y comunitarios. La persona que
practica un comportamiento sexual responsable se caracteriza por vivir la sexualidad
con autonomía, madurez, honestidad respeto, consentimiento, protección, búsqueda
de placer y bienestar.

c. Importancia
Continúa siendo de gran preocupación el alto índice de embarazos adolescentes.
Según los resultados de la ENDES (Encuesta Demográfica y de Salud Familiar) 2013,
del total de adolescentes de 15 a 19 años el 13.9% ya estuvo alguna vez embarazada.
Los mayores porcentajes de maternidad adolescente se presentan entre las mujeres
con educación primaria (36.2 %), en las residentes de la Selva (23.7%), entre las que
se encuentran en el quintil inferior de riqueza (23.9%) y en el área rural (20.3%).
Mientras que menores porcentajes se aprecian en Lima Metropolitana (10.6%), entre
aquellas con educación superior y en las del quintil superior de riqueza (8.5% y 5.6%,
respectivamente).
Perú se mantiene firme en la lucha contra el VIH/ SIDA. El primer caso diagnosticado
de SIDA en el país fue en el año 1983. Hasta el 2014, se han reportado 31 893 casos
de SIDA. 4.8% de los afectados son menores de 19 años de edad. Este porcentaje
representa 1547 niños, niñas y adolescentes, de los cuales 926 son hombres y 621
son mujeres.
Los casos de VIH/SIDA en este grupo de la población están relacionados más
frecuentemente a la práctica de relaciones sexuales en condiciones inseguras, falta de
educación sexual apropiada, en el desconocimiento de las medidas de protección, uso
inadecuado de inyectables, situaciones de violación o patrones culturales de género,
contexto que empuja, principalmente en los varones, a situaciones riesgosas, tanto
para su salud sexual como para la de sus parejas.

C. EMBARAZO Y PATERNIDAD RESPONSABLE EN LA ADOLESCENCIA

a. EMBARAZO EN LA ADOLESCENCIA

Definición

Según la Organización mundial de la salud (OMS), el embarazo adolescente se


define como “aquel embarazo que se produce entre los 10 y los 19 años de edad”,
independientemente del grado de madurez biológica o psicológica y/o independencia
de la y el adolescente en relación con su núcleo familiar de origen.

Situación en el mundo en Latinoamérica y en Perú

El embarazo adolescente ocurre en todo el mundo y las niñas con escasos recursos,
sin educación, de minorías étnicas o de grupos marginados, y de áreas remotas y
rurales, tienen tres veces más riesgo de quedar embarazadas que las adolescentes
con educación y de zonas urbanas.

En América Latina y el Caribe, se estima que existe una población de 140 millones
de jóvenes. La región tiene la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes del
mundo y se estima que casi el 18% de todos los nacimientos corresponden a
mujeres menores de 20 años de edad.

Según la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud,


el Fondo de las Naciones (2018) la tasa de embarazo adolescente en América Latina
y el Caribe es de 66.5 nacimientos por cada mil niñas de entre 15 y 19 años y es sólo
superada por la de África subsahariana.
El Fondo de Población de la ONU estima que un 15% de todos los embarazos
anuales en la región ocurre en adolescentes menores de 20 años y dos millones de
niños nacen de madres con edades entre los 15 y 19 años.

Según INEI (2017), en el Perú 13 de cada 100 adolescentes entre 15 y 19 años de


edad son madres o están embarazadas por primera vez.

Las regiones de la Selva registran el porcentaje más alto de embarazo en


adolescentes, siendo Loreto (30, 4%) el departamento con porcentaje más alto,
seguido de Amazonas (23.8%), Ucayali (23.1%) y San Martín (20.0%).

Características

El embarazo adolescente generalmente trae consigo impacto negativo a nivel


psicológico, social y/o cultural, por lo general son madres solteras, de hogares
disfuncionales o madres sin ninguna ayuda económica por la cual se ven obligadas a
abandonar el colegio, siendo menos competentes en el ámbito laboral y, por ende,
perciben menor ingreso económico lo que afecta la calidad de vida tanto de la madre
como del niño. Además, muchas de las adolescentes en gestación tienen riesgo de
muerte debido a que no se encuentran preparadas física y emocionalmente para la
concepción, por ello tienen diversas complicaciones durante el embarazo que
pueden ser: preclamsia, anemia, hemorragias, lesiones durante el parto, entre otras.

Importancia

El embarazo en las adolescentes es un problema de salud pública que trae consigo


muchas complicaciones en ellas mismas, el número de casos va en aumento cada
año, por ello es importante abordar e implementar estrategias sólidas para la
prevención del embarazo adolescentes y la intervención del personal de salud,
sobretodo del personal de Enfermería para detectar riesgos de forma oportuna y
brindar cuidados de calidad, además para educar a las adolescentes sobre las
posibles complicaciones e implicancias en su vida a futuro sobre un embarazo a
temprana edad.

Factores que determinan el incremento del embarazo adolescente


 Barreras socioculturales, económicas y demográficas

En zonas rurales 11 de cada 100 adolescentes entre 15 y 19 años de estas son


madres o se encuentran estado de gestación por primera vez. El riesgo de embarazo
en adolescentes de zonas rurales es mayor que el de las adolescentes de zonas
urbanas.

La pobreza es otro factor de riesgo, 24 de cada 100 estudiantes que viven en estado
de pobreza han estado embarazadas y 4 de cada 100 adolescentes no pobres han
estado embarazas.

 Limitado acceso a la educación y deserción escolar


- A mayor nivel educativo menos posibilidades de embarazo.
- 12 de cada 100 adolescentes con educación secundaria ha estado
embarazada.
- 7 de cada 100 adolescentes con educación superior ha estado embarazada.
- 32 de cada 100 adolescentes sin educación han estado embarazada.
- 45 de cada 100 adolescentes que solo tienen educación primaria ha estado
embarazada.
 Discriminación y vulnerabilidad de niñas en zonas rurales:

Las mujeres adolescentes indígenas tienen menor acceso a la educación y mayor


atraso y/o deserción escolar lo que incide con uniones tempranas y embarazos en la
adolescencia.

 Limitado acceso a métodos anticonceptivos.

Solo 69 de cada 100 adolescentes sexualmente activas de 15 a 19 años de edad


usan métodos modernos de anticoncepción.

B. PATERNIDAD RESPONSABLE EN ADOLESCENTES

La paternidad no se limita al hecho biológico de engendrar, la paternidad se configura


como tal a partir del reconocimiento y la responsabilidad asumida socialmente frente
al hijo o hija. Ser padre o madre no es fecundar sino asumir públicamente el vínculo
con un hijo y comprometerse a formarlo.

En este sentido paternidad y maternidad responsable se manifiestan a través de:

 La planificación de las gestaciones para que ocurran en el momento deseado por


la pareja. Decisión que debe partir de la pareja, previo conocimiento y educación
de la misma, para evitar imposiciones que pueden incluso ser de orden político.
 El conocimiento y conciencia que el procrear un ser humano implica no sólo un
compromiso y deber reciproco entre la pareja, sino también ante el hijo, la familia y
la sociedad.
 El reconocimiento público de las hijas e hijos a través del Registro de Nacimientos,
respetando así el derecho al nombre e identidad de la niña o niño.
 Asumir la manutención de las hijas e hijos en sus necesidades básicas y en todo
aquello que resulta necesario para su desarrollo integral.
 Desarrollar de común acuerdo estilos de crianza y cuidado de los hijos e hijas
acordes a su desarrollo e integridad física y emocional.
 Planificación familiar acorde a sus posibilidades económicas.
 Formar a los hijos e hijas sobre la base de valores, derechos y obligaciones
equitativas a su desarrollo etario y, el respeto a las demás personas sin
discriminación alguna.
 Establecer formas de comunicación que faciliten relaciones intrafamiliares
saludables y afectivas entre sus miembros.

Según Gonzales Claudia, EC TAL (2014). La paternidad responsable significa el


establecimiento de la paternidad, estando presente en la vida del niño (aunque sea
casado, en unión libre, divorciado o soltero), el intercambio de pareja, el apoyo
económico, y de ser implicado personalmente en la vida del niño, tanto el padre
como la madre y en colaboración conjunta. Aunque la mujer es la primera que se da
cuenta que es madre y el esposo adquiere conciencia de su paternidad a través de
su esposa, ambos son responsables de la potencial y efectiva paternidad
responsable. Ambos, asumen ante sí y los demás, la responsabilidad de la nueva
vida suscitada por ellos, conclusión compartida por las ciencias humanas.

La paternidad responsable se considera cuando:


 El embarazo sea planificado para que ocurra en el momento deseado por la
pareja.
 Los padres tienen consciencia que el procrear un ser humano implica no solo un
compromiso y deber recíproco entre la pareja, sino también ante el hijo, la familia
y la sociedad.
 Los padres no deben procurar solamente brindar adecuada vivienda,
alimentación, educación, salud y vestimenta a sus hijos, sino, además, tienen la
responsabilidad de brindarles amor, amistad, tiempo y protección. Esto último
representa el aspecto más importante de la paternidad responsable, sobre todo
en nuestro país, donde la mayoría de la población vive en la pobreza y todo su
tiempo está orientado a conseguir recursos económicos para alimentación,
vivienda, educación; "no hay tiempo" para estar con los hijos y, por lo tanto, no
hay oportunidad de brindarles amor, amistad y protección. Al final, son hijos de
nadie.

b.1. Paternidad en la adolescencia

En el Perú 13 de cada 100 adolescentes entre 15 y 19 años de edad son madres o


están embarazadas por primera vez. (INEI, ENDES 2017). Estos resultados dan
cuenta de un aumento del embarazo en adolescentes en el país.

La adolescencia es “una etapa donde los individuos son altamente vulnerables por
ser una época de transición en todos los aspectos: aspectos sociales, psicológicos,
físicos y sexuales, es en esta última fase, la transición hacia una paternidad
responsable, ya que en su vida sexual, definirá en el adolescente, muchos aspectos
de su futuro inmediato”.

Cobran mucha importancia las relaciones interpersonales y las vivencias que


experimentan día a día, al igual que deben asumir riesgos dentro del terreno de la
sexualidad, ya que experimentan y viven sus emociones al máximo sin pensar en las
consecuencias como puede ser los embarazos no planeados, las ETS y por lo
mismo, los adolescentes son altamente vulnerables.
El ser padre adolescente es un fenómeno social de gran relevancia, pues es un
hecho que marca la vida de sus protagonistas y la de sus familias, ya que si bien la
paternidad puede considerarse como parte del ciclo vital de los seres humanos, se
presenta en una etapa no esperada. Lo anterior lleva a los jóvenes a enfrentarse a
responsabilidades propias de un adulto y a un modelo de paternidad frente al cual,
generalmente, no tienen posibilidades para resolver sus deberes. Es preciso ser
conscientes de que la transformación de una cuestión como la significación y la
experiencia de la paternidad es muy difícil de generar, hasta no vivirla directamente

Las características y factores protectores comúnmente identificados en los individuos


resilientes son: autoestima, capacidad de autocontrol, ausencia de discordia
matrimonial, cohesión familiar, buena relación con por lo menos uno de los padres,
nivel satisfactorio de educación, buena nutrición, buena sanidad ambiental e higiene
personal, empleo, valores y normas religiosas, fuertes redes familiares y de amigos,
y normas políticas y legislativas que favorecen a los niños.

Los significados de la paternidad en los adolescentes develaron cinco unidades de


sentido: ambivalencia emocional, paternidad como proceso de aprendizaje, cambios
en estilo de vida, formación de proyecto de vida, y redes de apoyo. La paternidad
adolescente fue interpretada por los participantes como un cambio positivo y es
asumida desde una visión patriarcal.

Por otra parte, la inmadurez psicológica que se le otorga a la adolescencia, en


especial en su fase temprana, dificulta asumir los roles parentales, debido a la
inmadurez cognitiva, afectiva y económica (Muñoz, Berger & Aracena., 2001;
Restrepo, 1991; Vera, Gallegos & Varela, 1999; Valdivia & Molina, 2003).

En el caso de la paternidad, algunos estudios señalan que al padre adolescente se le


dificulta mantener una familia de forma independiente porque no encuentra empleos
o, los que encuentra, son mal remunerados, por ello debe desertar del sistema
escolar, lo que a su vez implica no tener una buena preparación académica y no
poder ingresar a la vida laboral. En este sentido la paternidad puede ser
experimentada por el adolescente como un problema, debido al rechazo familiar y
social, porque se opone a sus proyectos de vida como estudiar y formarse
profesionalmente; o porque va en contra de la búsqueda de la independencia y la
experimentación. Asumir las responsabilidades de la paternidad implica trabajar para
cumplir con el rol de proveedor económico, exige al adolescente renuncias: dejar de
salir con los amigos o realizar otras actividades con su grupo de pares (Cruzat &
Aracena, 2006; Escobar, 2012).

Sin embargo, la paternidad no siempre es percibida como un problema por los


adolescentes. Por ejemplo, Maldonado y Micolta (1999) resaltan en su estudio que,
en los contextos sociales de pobreza, algunos adolescentes perciben su paternidad
como una salida a sus problemas y una forma de tener un proyecto de futuro. Los
resultados de estas investigadoras exponen también que, en contraste con los
estratos sociales bajos, a medida que se asciende en la estructura social, este tipo
de paternidad empieza a ser percibida como un obstáculo en los proyectos de vida.

Asimismo en la investigación acerca “Vivencias de la paternidad en la adolescencia


en una comunidad brasileña de Baja Renta” donde resulta que los adolescentes
tomaron ser padres por haberlo deseados. Este hecho corrobora la idea de que
existe una asociación entre la paternidad y masculinidad. Los hombres vinculan la
paternidad como un atributo moral valorizado, la capacidad para sustentar y educar a
los hijos. Asimismo influye el significado cultural atribuido a la sexualidad.

Una investigación acerca de la “La experiencia de la paternidad en la adolescencia”


realizado en el municipio del Carmen de Viboral- Antioquia entre enero de 2013 a
mayo del 2014, el cual tuvo como objetivo identificar, por medio de los relatos de un
grupo de padres adolescentes, la manera como experimentan la paternidad y los
significados que acompañan este acontecimiento, señala lo siguiente:

La noticia de la temprana paternidad


Según los adolescentes, la experiencia de la paternidad comienza desde el momento
mismo en que reciben la noticia. Esta activa una serie de fantasías e imaginarios
acerca del rol paterno: emergen preocupaciones propias del adulto referidas al reto
de asumir el rol de proveedor y se ven enfrentados al hecho de pensar en hacerse
cargo no solo del hijo, sino también de la madre adolescente. En este sentido, se
generan nuevas demandas que implican para el adolescente asumir tempranamente
responsabilidades propias del adulto y, al mismo tiempo, cuestionamientos frente a
sus capacidades para asumir el ejercicio de la paternidad.

Esta experiencia trae consigo, también, preocupaciones asociadas a la etapa de la


adolescencia: comunicar a sus familias de origen la noticia y los cambios próximos
que ocurrirán en su entorno cercano, razón por la que emergen sentimientos de
temor, ansiedad y desconcierto frente a ellas.

En varios de los adolescentes surgen dudas sobre la veracidad de su paternidad


cuando son informados de la noticia. Estas son en gran medida creadas por el
núcleo familiar y la familia extensa, pero son también una respuesta psicológica
frente a la ansiedad que genera la paternidad, puesto que los recursos personales
con los que cuenta el adolescente no son suficientes para tramitar las implicaciones
de la noticia. Las dudas que emergen sobre la veracidad de su paternidad son un
intento de negar una realidad que le resulta abrumadora.

En un segundo momento aparece la alegría, a razón de la reafirmación narcisista


que produce en los adolescentes la paternidad. Saberse padres genera un
sentimiento de satisfacción personal que contrasta con el reto que representa para
ellos su temprana paternidad.

Uno de los hallazgos relevantes en la investigación se encuentra relacionado con la


reconfiguración en estos adolescentes de la identidad psicológica, en términos de la
admiración social a la cual aspiran mediante el ejercicio de la paternidad. Es así
como en los relatos de los adolescentes fue recurrente la referencia a las
expectativas de ser reconocidos y admirados por sus hijos en el futuro.

b.2. Familia del padre o madre adolescente en el rol de paternidad responsable


Cuando la familia de los adolescentes es informada de la noticia de la paternidad,
generalmente ya han transcurrido unos meses desde el momento en que el
adolescente se entera de que será papá. Los padres casi siempre son informados
por los mismos adolescentes, aunque ya ellos tienen indicios de este acontecimiento
una vez que los cambios físicos del embarazo en la madre se hacen evidentes.

La noticia de la temprana paternidad no solo tiene un impacto emocional en el


adolescente, también en su núcleo familiar y aparecen reacciones de reproche e
inconformidad, advirtiendo a sus hijos las repercusiones que este acontecimiento
tendrá en la vida del joven. La reacción inicial de los padres deja ver el desacuerdo
con la temprana paternidad y es señalado a los adolescentes como un hecho
inconveniente dada su poca madurez para asumir las funciones paternas. Pese al
disgusto inicial, casi inmediatamente hay un ofrecimiento de apoyo que se traduce en
hechos reales: proveer económicamente al hijo y, en ocasiones, asumir el cuidado de
la madre adolescente, buscarle empleo al joven, comprar cosas para el bebé y recibir
a la madre adolescente en sus hogares, todo ello da cuenta de un despliegue de
esfuerzos para brindar un ambiente contenedor a sus hijos. También los propios
padres de los adolescentes son la fuente más importante de consejos y apoyo
respecto de su rol paternal, temiendo desilusionarlos si no actuaban de acuerdo a
sus expectativas.

En este sentido, se encontró una relación importante entre la calidad de las


relaciones que mantiene el adolescente con su familia y el apoyo familiar recibido por
parte de los padres, ya que la calidad de los vínculos del adolescente con ellos
garantiza su disponibilidad para acompañarlos en este proceso.

Entorno social del padre o madre adolescente

El grupo social al que pertenece el padre adolescente es otra fuente de apoyo a la


cual recurre el joven cuando se entera de su paternidad, lo que es comprensible en
tanto la adolescencia es una etapa de la vida en la cual el grupo de pares cobra gran
importancia. Esto concuerda con lo expuesto por Vargas, Castellanos y Villamil
(2005), quienes sostienen que los pares se convierten en una fuente de afecto,
simpatía y comprensión, así mismo en un lugar para la experimentación y en un
apoyo para el logro de dos tareas importantes en el desarrollo: la identidad en
términos de la autonomía y la separación de los padres. Facio (2006) ratifica el papel
del grupo de pares en la sociedad contemporánea y la influencia que tienen sobre el
desarrollo psicosocial del adolescente. Una de las características de la adolescencia
es la fuerte tendencia grupal: es el grupo de pares el espacio en el que el
adolescente busca la aprobación o desaprobación de sus actos y se convierte en un
referente importante a la hora de tomar decisiones.

Una vez el adolescente recibe la noticia que va a ser padre, busca en el grupo de
pares el apoyo y consejo que mitiguen los sentimientos ambivalentes que despierta
en sí mismos la noticia de la paternidad. Si bien los pares responden a ese pedido,
se encontró que ellos comparten la misma ambivalencia de los padres adolescentes
frente a la paternidad. Cruzat y Aracena (2006) coinciden en afirmar que los
adolescentes padres y no padres consideran el impacto que tiene la paternidad sobre
los proyectos de vida del adolescente y de esta manera asumen una posición a partir
de la identificación con la idea u opinión en contra que tienen los adultos y la
sociedad sobre la paternidad adolescente. También son susceptibles a la presión
social, temiendo dar un mal ejemplo y fallar ante los seres queridos y la comunidad.

El padre adolescente en la gestación

Es en el momento de la gestación cuando las representaciones del padre


adolescente sobre su hijo se llenan de significados. Stern (1997) señala el papel que
juega el padre en la construcción de las representaciones mentales del bebé, de esta
manera construye un lugar para su hijo mediante procesos de identificación aun
antes del nacimiento.

Así como el padre tiene influencia en las representaciones mentales que


paulatinamente construye el bebé sobre sus cuidadores, la presencia del hijo
aceptado como tal influye en la representación de la paternidad que paulatinamente
va construyendo el padre.
Además, los significados, ideales y expectativas construidos por los adolescentes
frente a la paternidad influyen en un acompañamiento permanente a las madres
adolescentes durante su período de gestación. O también la actitud del padre hacia
el embarazo usualmente es un factor clave en la decisión de una muchacha sobre
cómo manejar un embarazo no intencionado. La imagen del joven irresponsable que
abandona a la novia embarazada, contradice el apoyo dado por padres jóvenes

A diferencia de otros estudios que ratifican la inconveniencia de la paternidad


adolescente (Restrepo, 1991; Vera, Gallegos & Varela, 1999; Muñoz, Berger &
Aracena, 2001; Valdivia & Molina 2003) y señalan que dicha población aún no tiene
la suficiente madurez ni las capacidades necesarias para afrontar los retos que
implica ejercer el rol parental, otras posturas resaltan los aspectos positivos que
vienen mostrando los jóvenes en cuanto al involucramiento activo en la gestación y
crianza de sus hijos.

Otro estudio refiere que en los adolescentes se genera el temor a no poder asumir el
papel de padre y las consecuencias que esto acarrea para la autoestima, pueden
llevar a la comprensión de la inestabilidad en las parejas jóvenes, esta situación se
agrava por el nulo papel asignado al hombre durante el embarazo, nacimiento y
crianza de los hijos. Muchas veces se suma la descalificación de otros hombres
(familiares y /o grupo de pares). No poder cumplir con las funciones asignadas
socialmente a la paternidad lleva a una crisis de identidad con riesgos como el
abandono de la pareja y los hijos o la generación de conductas violenta (Denise
Benatuil, 2005).

En ese sentido, Reyes y Cabello Garza afirman que: Estos comportamientos


muestran una nueva actitud hacia la paternidad, pues los varones desarrollan más
trabajo emotivo y más involucramiento con sus hijos. Por ello el ser un buen padre,
desde la perspectiva de los propios adolescentes, no es algo que uno ya sepa, se
nazca o se haya aprendido en la escuela, sino que se va dando conforme el tiempo y
la experiencia. En este sentido, el acompañamiento a la madre durante el embarazo
representa para ellos una manera de ratificar su paternidad y reivindicarla
socialmente al poner en marcha sus recursos personales relacionados con la
paternidad. (2007, p.22).

Por otra parte, una fuente importante para el desarrollo de capacidades para la
parentalización está relacionada con las experiencias previas que tuvieron los
adolescentes en el ambiente familiar, esto es la participación en actividades propias
del cuidado de hermanos y sobrinos. Desde dichas experiencias ellos reconocen en
sí mismos una disposición especial para participar del cuidado físico del bebé y un
referente vincular que los apoya representacionalmente para saber hacer con su
propio hijo.

El nacimiento y el inicio de la crianza

El nacimiento del hijo representa para los padres adolescentes un momento de


extrema tensión emocional puesto que es un experiencia inédita y acompañada de
un cúmulo de expectativas sociales y personales.

La presencia de los adolescentes en el parto, más allá de ser un acto meramente


instrumental, representa simbólicamente para estos jóvenes su compromiso y
disposición para ocupar el nuevo lugar que se materializa con la presencia física del
hijo.

Este acontecimiento genera un sentimiento de orgullo a favor de la autoestima del


padre. Las características con las que nacieron sus hijos son atribuidas a ellos
mismos y a su participación en la gestación.

La participación en la crianza

Los significados que los adolescentes construyen en relación con la paternidad


apoyan su deseo de cumplir roles y funciones de una manera mucho más activa.
Aparecen entonces ideales relacionados con ser un mejor padre de lo que fueron sus
propios padres con ellos. En este sentido, existe la intención de trascender los
referentes culturales sobre la función paterna asociada al rol de proveedor
económico; es decir, brindar afecto, cuidado físico y expresión emocional. Esto
coincide con otros estudios que muestran el deseo de los padres adolescentes de
involucrarse en la crianza de sus hijos (Fuller, 2000; Cruzat & Aracena, 2006).

Adicional al placer que genera la paternidad, aparece en los adolescentes la


pregunta por su capacidad para cumplir a cabalidad con las funciones paternas,
como, por ejemplo, ser representantes de norma y autoridad frente al hijo y
acompañarlo activamente en el proceso de crianza. En este estudio se encontró que
las preocupaciones de los padres adolescentes van más allá de sostener
económicamente al hijo, dando lugar a otros cuestionamientos asociados con la
función paterna y teniendo presente que ellos están aún inmersos en las crisis
propias de la adolescencia.

Un elemento común en los adolescentes el deseo de participar activamente en los


procesos propios de la crianza de sus hijos. Sin embargo, el ideal de padre afectuoso
y que comparte mucho tiempo con sus hijos no siempre puede lograrse, ya que en
ocasiones las jornadas laborales extensas y las actividades académicas son una
limitación que se impone para el ejercicio de la función paterna.

Es una limitación que genera ansiedades y temores con relación al no poder


establecer un vínculo seguro y permanente con su hijo y, a la vez, temen ser
sustituidos por sus propios padres en su rol paterno.

Cambios en la vida cotidiana del adolescente

La paternidad refuerza la idea de masculinidad y, con ello, lo placentero de la


experiencia y su sentimiento de hombría. A partir de la crianza de sus hijos, los
adolescentes empiezan a percibir que ya no son niños, ya que, para cumplir con las
responsabilidades de un padre, deben hacer sacrificios, trabajar y comportarse como
hombres adultos.

Uno de los temores predominantes es el cambio asociado a la vida cotidiana. En este


sentido, el adolescente se ve ante la necesidad de asumir responsabilidades que
tendrán incidencia en la relación con la diversión, la despreocupación, el deporte y
otras actividades que hacen parte de su vida.
Ser padre joven es una experiencia ambivalente, pues si bien el adolescente lo
relaciona imaginariamente con la hombría adulta, esta experiencia se contrapone al
ideal adolescente de libertad, conquista y competencia. Desde una perspectiva
similar, Fuller (2000) considera que la paternidad adolescente constituye tanto una
ganancia como una pérdida.

La paternidad y la adaptación de la pareja parental a un nuevo vínculo, que trae


consigo otras demandas que hacen parte de la etapa adulta. En este sentido, la
relación de noviazgo propia de la adolescencia, en la cual existía un ideal de libertad,
es reemplazada por los desacuerdos que aparecen en el vínculo afectivo,
caracterizado por demandas de estabilidad y fidelidad. Este nuevo tipo de relación de
pareja tiene otras implicaciones como: vivir con la madre adolescente, cambiar
actividades que antes realizaban con el grupo de pares y las demandas de las
madres adolescentes con relación al cumplimiento del rol paterno.

Maldonado y Micolta (1999), quienes señalan que el nacimiento del hijo implica la
adaptación al nuevo rol de padres y trae consigo nuevas demandas relacionadas no
solo con el rol materno y paterno, sino también con las exigencias propias de un
vínculo de pareja que requiere renuncias personales en la vida cotidiana del
adolescente.

b.3. Estrategias de enfermería

Las estrategias educativas por parte de enfermería, para favorecer una paternidad
responsable en las que se promueve la postergación del inicio de la vida sexual
activa son intervenciones que prometen una mayor efectividad que las desplegadas
por los programas que promueven la abstinencia sexual o la protección por
metodología anticonceptiva.

Se busca facilitar la enseñanza el aprendizaje mediante la participación interactiva


hecho por enfermeras que impacte en los adolescentes para tener una vida sexual
saludable, y así el embarazo se postergue a la siguiente etapa de su ciclo vital y con
esto se disminuyan los embarazos en las adolescentes para favorecer la disminución
de los problemas derivados del inicio de la vida sexual a edad temprana en los
adolescentes.

Por ello para la enfermería la investigación sobre las experiencias sobre una
paternidad se hace necesaria ya que ese rol permite equipar vivencias y
conocimientos a los adolescentes tantos hombres y/o mujeres para involucrarse más
en las vidas que ellos mismos experimenten a través de lo vivido. Se cree que más
allá de la propia experiencia personal, los resultados de investigaciones proporcionan
pruebas convincentes de que la restauración de la paternidad responsable es una
prioridad fundamental para nuestros niños, adolescentes, familias, sociedad y país.

D. ROL DE PADRES Y MAESTROS EN LA EDUCACIÓN SEXUAL


a. Rol de padres
Los padres comunican conceptos sobre sexualidad a sus hijos y básicamente ésta
transmisión depende de cuatro variables:
 Depende de cómo sienten y experimentan su propia sexualidad.
Los sentimientos y emociones que tengan los padres sobre el sexo son
determinantes. Una actitud positiva hacia el sexo redunda en beneficio para el
menor. Por el contrario los sentimientos de fracaso, prejuicios, tabúes, miedos,
culpas, etc., afectan la función educativa dejando también huellas en los hijos.
 El niño recibe formación de acuerdo al modelo que percibe de sus padres.
Aun aquellos que no hablan sobre temas sexuales con sus hijos, imparten
educación sexual. El modelo que el niño percibe diariamente, las actitudes de los
padres hacia sus propios cuerpos, los roles que cada uno de ellos cumple, la
relación afectiva y sus manifestaciones, son el principal modelo que consciente o
inconscientemente seguirán o rechazarán los hijos en el futuro. Todos estos
aspectos se inician mucho antes de que los padres brinden información verbal.
Este modelo que se transmite nutre diariamente su vida. Esto es lo que "respira en
el ambiente familiar" y es la base sobre la cual, los demás elementos de
socialización (escuela, amigos, medios de comunicación social) intervienen y
producen sus efectos.
 Los padres transmiten a través de sus actitudes y gestos.
La actitud que tienen los padres a la hora de brindar información es primordial. La
comunicación no verbal que acompaña lo expresado en palabras trasluce
aprobación o rechazo y otorgan determinados valores a la información. La
motivación, el tono de voz, el contacto visual, ya sea directo, evasivo, etc.; la
postura relajada o tensionada; los silencios, omisiones o indiferencia; así como el
miedo o el nerviosismo frente a las inquietudes y preguntas, son elementos
fundamentales.
 Transmisión de conceptos que dependen de la comunicación verbal.

Los elementos verbales y la forma de expresarnos que acompañan nuestros


sentimientos, gestos y actitudes son factores determinantes. Las palabras que
están impregnadas de honestidad, apertura al diálogo cuando hay inquietudes,
coherencia entre lo que se hace y lo que se dice, confianza, respeto, seriedad, la
naturalidad con que encaramo el tema son también factores que influyen en la
transmisión de conceptos sexuales. Entre los elementos negativos que debemos
evitar, destacamos por ejemplo: ignorancia simulada, indiferencia, ridiculez,
jactancia cuando hace preguntas sobre el tema, o repudio o intimidación, entre
otros. Seguidamente ahondaremos con más detalles algunas actitudes positivas y
otras negativas por parte de los padres.

a.1. Actitudes Positivas de los Padres


Modelo conyugal
La relación de pareja y lo que el niño percibe de ella es el ejemplo más importante
que seguirá. Las características personales del padre del mismo sexo, la forma de
vincularse con su cónyuge, el manejo y cumplimiento de sus roles, entre otros
factores, son las bases que marcarán la conducta sexual del menor. El niño imitará
o rechazará lo que él vea de esta relación y del ejemplo que haya percibido de
cada uno de ellos. La relación de la pareja, el amor, el respeto mutuo, la
tolerancia, condiciona la conducta de los hijos en el futuro. Un niño que ha visto y
experimentado el amor de los padres entre sí y hacia él, tendrá un camino llano y
seguro para creer y experimentar el amor que otros puedan tener por él en la vida
adulta.
La presencia de conflictos familiares que no se pudieran resolver o manejar en
forma adecuada, actuarán como elementos negativos y tendrán la marca de lo que
no se desea para la vida. La falta de confianza y seguridad de que a él podría
ocurrirle lo mismo será una realidad latente. Todo esto condiciona la elección y la
convivencia en su vida de pareja, sus prácticas sexuales y la relación que él
tendrá con sus hijos en los siguientes años, porque estará marcado por el sello
que ha recibido.
Cada niño reacciona de manera distinta cuando los vínculos afectivos de la pareja
no son las mejores y no podemos generalizar porque esta reacción dependerá de
otros múltiples factores. Entre ellos, el momento evolutivo donde el conflicto
aparece, de la posibilidad de afecto que el niño observa a través de otras
personas, etc. Ante esta situación siempre debemos evitar críticas y juicios de
pareja delante de los hijos. Esto menoscaba la imagen de los padres y es
perjudicial para el menor. Una familia estable que tiene adecuados vínculos
afectivos, cuyos miembros se valoran garantiza el desarrollo de un niño y
adolescente más sano, libre y sexualmente responsable.

Buena comunicación padres-hijos


A no menos que exista una buena relación padres-hijos y diálogo adecuado, será
difícil encarar el tema en forma satisfactoria. Diversas situaciones impiden una
comunicación abierta intergeneracional. Un estudio realizado a estudiantes de
secundaria en Perú indicó que sobre diez mil alumnos entrevistados con la
pregunta: ¿A quién acudes cuando tienes un problema serio?, el 37% de los
adolescentes entre 11 y 15 años dice no acudir a nadie. Esta investigación revela
la gran soledad que sufren los menores.
Muchos de los menores que consultan no lo hacen con sus padres cuando tienen
dificultades. Por esta razón es necesario enfatizar la importancia de tener una
mayor comunicación familiar. Esto no se adquiere de un día al otro. Cuesta mucho
trabajo crear y mantener buenos canales de comunicación familiar. Es un proceso
complejo que requiere esfuerzo. Los especialistas indican algunas pautas para
mejorar la comunicación familiar: entre ellas se destacan:

 Las reglas que los padres imponen sin una correcta relación pueden derivar en
rebelión de los hijos. Antes de dar reglas es necesario una buena relación.
 Compartir tiempo y espacio con ellos.
 Escuchar en forma adecuada, atendiendo sus emociones y sentimientos.
 Dar confianza. Tener por norma de relación que el niño es inocente.
Hasta que se demuestra lo contrario, no es culpable.
 Cuando se necesite corregir, hacerlo en privado. La crítica pública humilla y
daña la comunicación ulterior.
 Ser consecuente pero flexible y aprender a ceder en determinadas
circunstancias.

Amor incondicional
El amor incondicional de los padres hacia los hijos es fundamental en fomentar
bases sólidas para su autoestima y salud emocional. Esto significa aceptarlo por lo
que es y no por lo que tiene o hace. El niño no debe ganarse el amor de los
padres, debe ser tácito, por derecho de ser hijo. Si un niño presenta carencias
afectivas precoces tendrá un terreno propicio para cultivar enfermedades mentales
y patologías sexuales. Se describen cuadros psiquiátricos graves como depresión
y esquizofrenia, en estas situaciones. Carencias afectivas que se desarrollan más
tardíamente, ya sean por disgregación familiar, ruptura, abandono o deserción de
uno de los padres, entre otras múltiples situaciones, tienen su expresión en
trastornos en la esfera afectiva con inmadurez para establecer vínculos sociales
estables, satisfactorios y duraderos.
La ausencia de afecto y amor incondicional, sumada a la percepción que él es un
estorbo para los padres puede crear serias frustraciones con riesgo de
desembocar en trastornos emocionales y sexuales en el futuro.

Fomentar su autoestima
La autoestima es el valor y la aceptación adecuada de sí mismo. Según tenga ésta
capacidad podrá valorar y aceptar a los demás. Quien se siente amado y valorado
desde los primeros años de su vida, experimenta la sensación de aprecio y
adquiere una saludable sensación de importancia y valía personal. Todo esto
contribuye para que en el futuro, tenga la sensación y la seguridad de que otros lo
amarán a él.
Cuando hay una baja autoestima, aparecen sentimientos de rechazo cuyas
manifestaciones se hacen ostensibles en múltiples áreas de su vida, entre ellas la
sexual. La ausencia de manifestaciones positivas por parte de la familia hacia el
menor, pueden traducirse tarde o temprano en trastornos de conducta o en
desconexiones afectivas. La pérdida de confianza en sí mismo también es un
factor de riesgo para buscar sustitutos como el alcohol y la droga con la ilusión de
encontrar un sentido y seguridad que su familia no ha podido brindar. La
autoestima adecuada en un menor es una vacuna que inmuniza y que otorga
anticuerpos frente a estas situaciones.

Contacto físico adecuado


El amor incondicional y una buena comunicación se expresan a través de un
adecuado contacto físico. Necesitamos expresar afectos a través de abrazos,
caricias y besos. El menor necesita ser abrazado y acariciado por los padres. Esto
no constituye en seres responsables y con adecuadas intenciones ninguna forma
de abuso sexual. Es más, la comunicación y la transmisión de afectos a través del
contacto adecuado estimula la confianza y la autoestima y es una base adecuada
para su futuro rol sexual.

Aceptar el sexo biológico del niño


El niño debe ser aceptado cualquiera fuere su sexo y debe ser tratado y educado
con los roles culturales de su género. Cambiar esta norma, es confundir al niño.
También debemos tener en cuenta una diferenciación al elegir su nombre. Es
mejor no dar lugar a confusiones.

Aceptar todo el cuerpo como algo natural


Con especial referencia aludimos a los órganos y funciones sexuales. Cuando un
padre tiene la convicción de que hay partes del cuerpo que son malas, sucias y
ocultas, y distintas al resto, es un falso concepto que no contribuye a una
educación sexual adecuada. Las actitudes correctas que un menor tenga de su
propio cuerpo y de todos sus órganos, dependerán de lo que los padres hayan
transmitido a través de sus miradas, actitudes, respuestas y explicaciones
recibidas.
El cuerpo humano no tiene partes buenas y malas, limpias ni sucias. Una
aceptación adecuada de todo el cuerpo y del ser es una base firme para transmitir
conceptos sexuales positivos.

Transmitir valores y no solamente información biológica


Hay conceptos que los padres deben transmitir acerca de lo que se espera del
hombre y de la mujer. Una actitud positiva en la educación sexual que los padres
construyen pasa por la transmisión de valores que trasciende lo anatómico o
fisiológico. El niño necesita orientación y límites. Los padres debemos compartir
valores morales que respondan en forma positiva y contrarresten la crisis sexual
que vive nuestra sociedad.

b. Rol de maestros
El acceso a una educación integral de la sexualidad oportuna, integral, gradual,
científica, con enfoque de género y pertinencia cultural es un derecho y, si bien la
educación no se reduce al sistema educativo, la escuela es la institución con
mayor audiencia cautiva y cuyas funciones de socialización, transmisión de la
cultura y desarrollo de la personalidad, son universalmente reconocidas. Trabajar
para generalizar este tipo de educación en todos los niveles y modalidades del
sistema educativo constituye una contribución a crear una cultura de paz a la
consecución de la equidad de género y étnica.

Una Educación Integral de la Sexualidad se inscribe en:


 Una educación a lo largo de toda la vida que aúne la voluntad y la acción de
los múltiples agentes y fuerzas educativas.
 Una educación donde se conjuguen calidad y la equidad de oportunidades
para todos y para todas.
 Una educación de puertas abiertas a la diversidad, que reconozca, respete y
valore la pluralidad de etnias, lenguas, tradiciones y culturas, así como las
diferencias individuales, socioeconómicas, de género y generacionales,
atendiendo a las necesidades básicas de aprendizaje de las personas.
 Una educación centrada en la formación integral de cada persona, en función de
los cuatro pilares de la educación para el siglo XXI: aprender a conocer, aprender
a hacer, aprender a convivir y aprender a ser.
 Una educación que promueva la apropiación de los logros científico-técnicos y la
democratización del acceso a las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación, en los marcos de estrategias que aseguren su utilización a partir
de criterios de calidad y equidad.
 Una educación de profunda vocación ética sustentada en los valores humanos
universales, que contribuya a promover la consolidación de los ideales
democráticos y la convivencia pacífica y solidaria entre las personas y los
pueblos”.

E. VIOLENCIA SEXUAL ADOLESCENTE
Definición
Es todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, 105 comentarios o
insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar
de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra
persona, independientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier
ámbito, incluido el hogar y el lugar de trabajo. (1)
Violencia sexual en el Adolescente:
Violencia durante el enamoramiento y el noviazgo (ejemplo: alteración de bebidas
y violaciones); sexo forzado por razones económicas (ejemplo: niñas estudiantes
que tienen relaciones sexuales con adultos a cambio de favores); incesto; suicidio.
De acuerdo a la Ley 26260, se considera violencia familiar a cualquier acción u
omisión que cause daño físico o psicológico, maltrato sin lesión, inclusive la
amenaza o coacción graves y/o reiteradas

Características
Sus manifestaciones incluyen sexo forzado o degradación sexual como: intentar
que la persona tenga relaciones sexuales o practique ciertos actos sexuales
contra su voluntad (incluye la penetración oral o anal), llevar a cabo actos
sexuales cuando la persona no está conciente, o tiene miedo de negarse, lastimar
físicamente a la persona durante el acto sexual o atacar sus genitales, incluyendo
el uso de objetos penetrantes o armas, forzar a la persona a tener relaciones
sexuales sin protección, criticar e insultar a la persona con nombres sexualmente
degradantes, acusar falsamente de actividades sexuales con otras personas,
obligar a ver películas o revistas pornográficas, forzar a observar a la pareja
mientras ésta tiene relaciones sexuales con otra persona, etc.(1)
Tipos de abuso sexual
a. Tipos de abuso sexual con contacto físico
El contacto físico abusivo se puede dar de las siguientes maneras:
 Contactos bucales en zonas genitales u otras vinculadas a la actividad
sexual y que suelen estar cubiertas por la ropa (pecho, vientre, pelvis y
glúteos). Estos contactos pueden incluir besos y otras formas de
gratificación oral como lamer o morder.
 Caricias, frotamientos o tocamientos de las zonas del cuerpo ya señaladas,
con la finalidad de excitarse o explorar el cuerpo del o la menor de edad.
Esto incluye la estimulación de los órganos sexuales del niño o niña.
Igualmente, los frotamientos que la persona abusadora efectúa “como por
descuido”, o aprovechando situaciones en donde el cuerpo de la o el
menor de edad es accesible, por ejemplo, al pasar por un lugar estrecho,
cuando se está en el microbús, cuando se comparte la misma cama, y
aprovechando situaciones de expresión de afecto.
 Realización del acto sexual o coito, lo cual se denomina violación sexual.
Esto puede darse mediante la penetración del pene en la vagina o en el
ano. Incluye también la penetración con otras partes del cuerpo (los dedos)
o con objetos. El denominado sexo oral también se ha definido como una
modalidad de violación sexual.
 El sexo interfemoral que consiste en la realización del acto sexual sin
penetración. El órgano sexual masculino se excita por frotamiento entre las
piernas de la o el menor de edad. Algunos abusadores suelen recurrir a
este acto y evitar la penetración que tiene penas de cárcel más severas.

b. Tipos de abuso sexual sin contacto físico:


Existen otras formas de abuso sexual en las que no hay contacto físico.
Suelen acompañar o servir de antesala para el contacto físico posterior:
 Espiar al niño, niña o adolescente cuando se viste.
 Exponer los genitales ante el o la menor de edad o masturbarse delante de
él o ella.
 Utilizarle para elaborar material pornográfico (tipificado en el código penal
Art. 183 a).
Importancia
A diferencia del maltrato físico cuyo diagnóstico depende de la posibilidad de ver
las lesiones y de la negligencia adulta hacia el bienestar infantil que se diagnostica
al ver niños privados de los cuidados parentales básicos (desnutridos, no
escolarizados, sin cuidados médicos básicos, entre otras formas de vulneración de
sus derechos)-, la detección del niño y/o adolescente que fue o está siendo
víctima de abuso sexual depende de escucharlo para saber qué pasó.

III. PROCESO DE ATENCIÓN DE ENFERMERÍA DIRIGIDO A UN PACIENTE Y


FAMILIA ESPECÍFICO

PLAN DE ATENCIÓN A UNA ADOLESCENTE EMBARAZADA DE 5 MESES

VALORACIÓN

En el centro de salud se observa a una gestante de aproximadamente 15 años de


edad, la cual se encuentra acompañada de una señora de aproximadamente 40 años
de edad. La gestante muestra una facie pálida y es de contextura delgada. Al
interactuar refiere:

“Estoy aquí porque me han detectado anemia en mi último control y también no he


ganada peso como debería, no sé porque si yo no hago trajín, incluso tomo jugos de
betarraga para la anemia y como bastante arroz”.

Datos de Filiación:

 Nombre: Jazmín Rojas Cuba


 Edad: 14 años
 Fecha de nacimiento: 17 de Noviembre del año 2004
 E.G.: 27 semanas
 H.C.: 2512517

Antecedentes Pre natales:

 Gesta: 01
 Planificación familiar: No
 Método Anticonceptivo: Ritmo
 Grupo Sanguíneo: O Factor RH: +
 Controles prenatales: 01
 Complicaciones: Hiperémesis gravídica en el 1° trimestre
 Observación: Madre soltera
Recolección de datos:
 Objetivos:
- Hb: 10.2 gr/dL (18/04/2019)
- Apariencia: Palidez en rostro y manos.
- Piel y foráneos: Llenado capilar mayor a 2 segundos, conjuntivas pálidas y mucosas
resecas, cabello y uñas quebradizas.
- Maniobras de Leopold:
 Situación: Longitudinal
 Posición: Dorso derecho
 Presentación: cefálica
 Grado de encajamiento: Alta y móvil

 Subjetivos:

Paciente refiere: “Interdiario como en las noches pollo frito sin ensalada porque no
me gusta y acompañado de gaseosa”.

“No me gusta el hígado ni la sangrecita, aunque ya me han dicho que debo comerla”

“a veces me pongo a llorar y me siente triste porque mi pareja juraba amarme y me


dejo, cuando le dije que iba a ser padre”

“no he tomado suplementos de hierro ni ninguna vitamina”

“Tengo el apoyo de mis padres, aunque voy a dejar mis estudios porque todos me
juzgan; por ello voy a trabajar por mi hijo”.

DIAGNÓSTICO DE ENFERMERÍA

 Gestante adolescente del 2° trimestre con alteración de la nutrición por defecto


relacionado con prácticas inadecuadas de alimentación, evidencia en
Hemoglobina: 10.2 gr/dL y ganancia inadecuada de peso.
 Gestante adolescente del 2° trimestre con alteración de los procesos familiares
relacionados con situaciones de crisis secundaria al embarazo en la
adolescencia.

OBJETIVOS

 Favorecer el estado nutricional promoviendo practicas adecuadas de


alimentación
 Fortalecer las relaciones familiares mediante la consejería.
PLANEAMIENTO DE LAS ACCIONES

 Diagnóstico: Gestante adolescente del 2° trimestre con alteración de la nutrición


por defecto relacionado con prácticas inadecuadas de alimentación, evidencia en
Hemoglobina: 10.2 gr/dL y ganancia inadecuada de peso.
 Acciones:
 Controlar peso y talla de la gestante.
 Valorar los hábitos alimenticios de la paciente
 Brindar consejería nutricional sobre los suplementos en la gestación (Hierro y
ácido fólico).
 Educar sobre la importancia del régimen dietético según el índice de masa
corporal
 Educar a la familia sobre la alimentación de la gestante (con énfasis en
alimentos ricos en hierro).
 Orientar sobre la importancia del seguimiento adecuado en consultas
diferenciadas sobre la salud de las gestantes.
 Orientar a la adolescente sobre los riesgos y complicaciones de la inadecuada
alimentación.
 Capacitar a la adolescente gestante sobre los cursos de preparación
psicoprofiláctica, así como temas de lactancia materna, maternidad y paternidad
consciente.
 Diagnóstico: Gestantes adolescente del 2° trimestre con alteración de los procesos
familiares relacionados con situaciones de crisis secundaria al embarazo en la
adolescencia.
 Acciones
 Brindar apoyo emocional y atender la esfera psicológica
 Sensibilizar a la adolescente en aras de mejorar el estado de salud del binomio
madre-hijo.
 Explicar a la familia la necesidad de comprensión y afecto
 Brindar atención integral con el apoyo familiar a la adolescente.
 Propiciar un ambiente familiar de tranquilidad apoyo, seguridad y confianza
 Involucrar a la familia en el proceso salud sexual y reproductiva.
 Promover dinámicas familiares sobre valores, conductas y patrones de los
adolescentes.

IV. ARTÍCULO DE ANÁLISIS Y DISCUSIÓN


Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Publica

versión impresa ISSN 1726-4634

Rev. perú. med. exp. salud publica vol.30 no.3 Lima jul. 2013

EL EMBARAZO ADOLESCENTE EN EL PERÚ: SITUACIÓN ACTUAL E


IMPLICANCIAS PARA LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

Walter Mendoza1, a, Gracia Subiría1, b

Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). Lima, Perú.

a Médico cirujano; b médica ginecoobstetra

RESUMEN

El presente artículo muestra los vínculos entre el embarazo en adolescentes


peruanas de 15 a 19 años con la pobreza, la desnutrición y la exclusión social. Se
proponen alternativas para su atención en el marco de los programas sociales y de la
lucha contra la pobreza. Para ello, se describen y analizan sus tendencias en los
últimos 20 años, enfatizando sus múltiples y persistentes inequidades. Se registra
que en ese periodo las prevalencias no se han modificado sustancialmente, a pesar
de una leve baja en el área rural. Estas tendencias son analizadas a la luz de sus
determinantes próximos, incluyendo los cambios en la exposición al riesgo de
embarazo no planificado. Luego se describe el impacto que esta situación tiene
sobre las adolescentes y sus hijos, así como su impacto laboral y económico.
Finalmente, se hace una revisión de las experiencias de países que aplican
programas sociales semejantes al peruano, destacando aquellas que podrían ser
asimiladas por el Perú.

Palabras clave: Embarazo en adolescencia; Políticas públicas; Pobreza; Perú


(fuente: DeCS BIREME).

INTRODUCCIÓN
Uno de los aspectos menos atendidos en las políticas públicas de salud corresponde
a las necesidades y demandas de las poblaciones de adolescentes y jóvenes. A esto
se puede agregar el desconocimiento de sus derechos a un ejercicio libre, informado
y responsable de su sexualidad, situación solo recientemente revertida mediante el
fallo del Tribunal Constitucional que despenaliza las relaciones sexuales consentidas
entre y con adolescentes (1), pero cuya implementación práctica mediante servicios y
orientación pertinentes no se avizora próxima.

Algunas iniciativas ya empezaron a enfrentar esta situación, aunque se trata de


intervenciones sectoriales aisladas bajo el esquema del presupuesto por resultados a
cargo del Ministerio de Salud, como es el caso del Programa Estratégico de Salud
Materna Neonatal, o de los servicios de salud diferenciados para adolescentes,
cuyos efectos a escala poblacional aún no son demostrables. A esto se agregan las
actuales condiciones educativas y de salud de la población adolescente, que siendo
mejores que la de generaciones anteriores, los mantiene lejos de poder competir en
una economía globalizada. Esto resulta más preocupante si consideramos que la
oportunidad derivada del cambio poblacional en el país para hacer realidad el
llamado bono demográfico (2), solo será posible si se invierte más y mejor en la
adolescencia y juventud, tal como lo señala el Plan Nacional de Población 2010-
2014.

A poco de terminar la infancia y apenas iniciada la pubertad, algunas necesidades y


demandas de los adolescentes ya han quedado fuera de las prioridades en las
políticas públicas. No se trata de cualquier necesidad o demanda, sino de aquellas
que tienen que ver con su desarrollo afectivo y social, en edades en que se consolida
una larga acumulación de oportunidades o exclusiones que ya marcaron sus
primeros años. Adolescencia en la que, particularmente en el caso de las mujeres,
aunado a la falta de educación sexual y de servicios de orientación y consejería (que
incluya desarrollar habilidades para postergar la edad de inicio de la actividad sexual,
si así lo desean), un embarazo no planificado puede bloquear las posibilidades de
continuar una transición hacia la vida adulta acorde con los planes de vida que
quisieran para sí mismas. En especial si se trata de adolescentes pobres.
Ahora bien, ¿cómo entender el embarazo adolescente?, sobre todo el que más nos
interesa para la política pública, el que no es planificado. Al igual que para la
fecundidad general se ha postulado una serie de determinantes que se expresan en
el contexto sociocultural, familiar e individual (Figura 1).

De
manera

esquemática, estas relaciones dan cuenta de una compleja trama de variables e


intereses sociales que incrementan el riesgo de que una adolescente quede
embarazada, en la mayoría de casos sin proponérselo. En acuerdo con estas
relaciones dinámicas, los marcos teóricos propuestos señalan que no se debe dejar
de considerar el efecto de algunos factores contextuales, más vinculados al hogar y a
las dinámicas familiares, de género y comunitarias, incluyendo la cultura local (1). De
los resultados de esta dinámica a escala poblacional, y de algunos comportamientos
que se generan en ella, da cuenta la sección siguiente.

SITUACIÓN Y TENDENCIAS

Prácticamente estable en las últimas décadas entre el 12 y 13%, el embarazo en


adolescentes de 15 a 19 años oculta una persistente heterogeneidad, sobre todo si
no es planificado, que como veremos son la mayoría. Al compararlas con los
hombres, menos de 1% de ellos son padres a la misma edad (2).
En los estratos de mayor riqueza el embarazo en adolescentes representa la décima
parte de la observada en las zonas más pobres. Aunque las prevalencias son
menores en áreas urbanas, es aquí donde se registra una leve tendencia al aumento,
a diferencia de la tendencia al descenso registrada en las áreas rurales, pero
persistentemente sobre el 25% en áreas de la selva (superior al 30% en el 2012 en
Loreto). La evolución de estas y otras características sociodemográficas de interés
en las últimas dos décadas puede ser apreciada en la Tabla 1.

Según muestran las proyecciones de población derivadas del censo del 2007, el país
es cada vez más urbano, y la población rural se reduce en términos absolutos,
pasando de 8,3 a 7,2 millones. Esto, mientras a nivel nacional ha venido creciendo el
número total de las gestantes adolescentes, pues, en tanto las prevalencias se
mantenían relativamente estables, venía aumentando la población de este grupo de
edad, que alcanzó su pico histórico en el año 2011. Según estas tendencias el área
urbana, sobre todo la de menores ingresos, seguirá concentrando el mayor número
de gestaciones en este grupo de edad, en un contexto en el que desde hace más de
veinte años disminuye anualmente la cantidad total de nacimientos, también por
primera vez en la historia del Perú (3).

Otro aspecto por considerar es el leve aumento del embarazo en adolescentes con
mayor educación, que, aunque de niveles menores al valor nacional, se registra
incluso en Lima Metropolitana. Haría falta saber, sin embargo, la influencia que en
estas cifras tiene el embarazo no planificado, o en cuánto son atribuibles a
decisiones libres e informadas (4).

A nivel de comportamientos individuales, o de determinantes próximos, algunas


probables explicaciones de esta persistente prevalencia provienen de la dinámica en
la exposición al embarazo, según se muestra en la Tabla 2. En él se evidencia el
aumento de la actividad sexual reciente (en las últimas 4 semanas) en aquellas
adolescentes de 15 a 19 que ya se iniciaron sexualmente, proporción que como
vemos ha aumentado sostenidamente en los últimos 20 años. Lo mismo sucede en
quienes registraron actividad sexual antes de los 15 años. A esta información habría
que agregar, como probable explicación, los cambios registrados a nivel mundial en
el descenso en la edad de la menarquia (5), aunque en el Perú la información sobre
este importante marcador siga siendo escasa (6,7). A su vez, también cabe
considerar las mejores condiciones nutricionales asociadas a cambios hormonales,
así como los cambios psicológicos vinculados con la educación y el creciente acceso
a medios.
En
este punto debemos precisar que el análisis demográfico previo no se agota en las
estimaciones, sino que estas deben ser interpretadas en la medida que afectan las
decisiones personales y pueden truncar proyectos de vida de cientos de miles de
adolescentes en el Perú. Con mayor razón cuando el embarazo no fue buscado por
la propia adolescente ni alentado por su familia (8).

Según se aprecia en la Tabla 3, son cada vez más las adolescentes embarazadas
que hubieran querido ese embarazo más tarde, cifra que llega cerca al 60% en el
2012, y que fuera casi la mitad de este valor hace dos décadas. Mientras, quienes
efectivamente buscaban quedar embarazadas bajaron de 52,6 a 31,7%. Se trata de
situaciones que responden a cambios en la mentalidad, en los planes y expectativas
de vida, y a una mayor educación y acceso a información en múltiples medios (que
por sí sola no es suficiente para prevenir los embarazos no planificados).
A su vez, el efecto sobre las formaciones familiares también puede ser identificado.
Si una adolescente pobre resulta embarazada, será mayor la probabilidad que pase
a formar un nuevo hogar, generalmente precario e inestable. Cerca de dos tercios del
total de madres adolescentes (63,8%) es conviviente. Pero si se trata de una
adolescente de los estratos más altos (más educada) no habrá intención de unirse, y
es su propia familia quien la apoya con la crianza y los cuidados del niño (9),
mientras ella continua con su educación, y accede, a la larga, a mejores empleos.

Otro aspecto que considerar radica en la violencia sexual contra las mujeres, incluso
en menores de 15 años. En nuestro país, según la ENDES 2012, el 6% de
adolescentes unidas han sido víctimas de alguna forma de violencia sexual por parte
de sus parejas. Las situaciones de violencia tendrán mayor relevancia en
poblaciones en las que hay alta movilidad poblacional, asociados a ciclos expansivos
de explotación de recursos naturales o comercio, como sucede en muchas áreas de
la selva y ceja de selva. En estas zonas se trata de un negocio cuya rentabilidad
forma parte del comercio de bebidas alcohólicas y alimentos, y no obedece a una
lógica criminal organizada, sino a un conjunto de redes familiares (10).

Por otro lado, en cuanto al análisis global del rango de edad adolescente, también se
debe considerar el hecho que el grupo de 15 a 19 años es heterogéneo, lo que
tendría implicancias para la prevención. En los últimos veinte años el grupo de 15 a
17, que en su mayoría está en la escuela secundaria, presenta porcentajes de
embarazo relativamente estables, por debajo del 10%, mientras que el grupo de 18 a
19, generalmente fuera del sistema educativo, muestra prevalencias superiores al
20%. Obviamente, y tratándose de valores nacionales, lo que también debemos
considerar es que estos valores fluctúan hacia arriba o hacia abajo según analicemos
estratos, regiones naturales, etc.

IMPACTOS DEL EMBARAZO ADOLESCENTE

Tanto a nivel individual como colectivo, son múltiples los impactos del embarazo
adolescente, sobre todo si no fue resultado de una decisión libre e informada que,
como vimos, son la mayoría. Algunos de los impactos más estudiados en nuestro
país, someramente esbozados en secciones anteriores, tienen que ver con la
limitación al ejercicio de derechos y oportunidades, que afectan los planes de vida y
la transición a la vida adulta, perpetuando la transmisión intergeneracional de la
pobreza (11). Menos reconocidos, pero no por falta de evidencias, son sus
asociaciones de riesgo con la desnutrición infantil y la muerte temprana (de la
adolescente y de sus hijos). En conjunto o por sí solos, configuran un potencial
efecto negativo para los intentos de capitalizar la oportunidad derivada del cambio
poblacional y hacer realidad el bono demográfico.

En relación con el primer grupo, directamente vinculado a la pobreza, está la


formación del llamado capital humano, fundamentado en una educación y salud de
calidad. La evidencia educativa va por doble vía. De un lado, el embarazo lleva a la
deserción escolar, mientras que una educación de mala calidad desalienta la
continuidad en la escuela. En nuestro país, la deserción escolar por causa del
embarazo, matrimonio o para cuidar niños varía, pues según los departamentos del
10 al 20% de mujeres de 15 a 24 años dejaron la escuela por alguno de esos
motivos. Nueve de cada diez madres adolescentes no asisten a algún centro
educativo, y según estudios realizados en América Latina, las más pobres al acceder
mayoritariamente a una educación de muy mala calidad, no consideraban que ese
acceso vaya a alterar su futuro (12).

En cuanto a sus efectos sobre la continuidad en la escuela secundaria, los estudios


encuentran que en el área urbana el efecto de haber tenido algún parto en los
últimos tres años reduce en 33% las posibilidades de progresar en los estudios. En el
área rural esa probabilidad alcanza el 39% (13). Nuevamente, la pobre calidad
educativa no hace sino reforzar este circuito de exclusiones; además del embarazo,
la deserción escolar también puede resultar de uniones formales tempranas, de la
baja calidad de la educación que se ofrece y de expectativas igualmente bajas que
tienen las adolescentes para sus propias vidas. Por lo tanto, las políticas que buscan
reducir el embarazo adolescente tendrían que considerar mucho más que solo
brindar información sobre los anticonceptivos y facilitar su acceso. Es decir que, sin
educación sexual de calidad o el fortalecimiento de las capacidades de asertividad
adolescente, es realmente poco lo que se pueda lograr (14).

En el caso del embarazo adolescente, estudios realizados por el Banco Mundial han
encontrado que el costo de oportunidad de por vida, medido por el ingreso anual no
percibido por la madre adolescente durante toda su vida, varía entre 1% (en países
muy desarrollados, con baja fecundidad) hasta el 30% (países muy pobres, con alta
fecundidad) (15). Para el Perú, el costo que tiene la deserción escolar (para ambos
sexos), en términos de la producción no materializada durante la vida de la cohorte
actual de los jóvenes, ha sido estimado como equivalente a 17,1% del PBI (16).

En las adolescentes más pobres el embarazo llevará a conseguir un empleo a


edades más tempranas, y bajo malas condiciones laborales (17). Justo en los años
en que inician la transición a la vida adulta, apresurada a causa del embarazo, en los
que se van asumiendo nuevos roles, dependiente de la situación familiar, etnicidad,
pobreza, y acceso a redes de apoyo social. Se trata de transiciones que, según la
distribución de oportunidades, hacen o no posible la inclusión social. En tal sentido,
se perpetúan las inequidades en las transiciones a la vida adulta, limitando el
ejercicio de sus derechos, con altos costos sociales y económicos derivados de estos
rezagos.

El impacto sanitario tampoco será menor, sobre todo si consideramos que casi el
60% de los embarazos en adolescentes no fueron planificados. Entonces, ¿Cuántos
de ellos terminan como aborto inducido? Según la Primera Encuesta Nacional de la
Juventud del 2011, cerca del 30% de adolescentes declaraba “cercanía con algún
conocido que se ha realizado un aborto” (18). A su vez, estudios más especializados
reportan datos por encima y por debajo a los estimados realizados para el país en
estudios internacionales (19,20). En todo caso, prevenirlos habría costado bastante
menos, tanto desde el punto de vista sanitario, psicológico, social y familiar, como
económico, el más invocado por quienes optan por aborto (21). Según algunos
estudios internacionales, en países como el Perú, evitar cada embarazo no
planificado en la adolescencia costaría entre US$ 43 y US$ 63 (22).

Estrechamente vinculado con lo anterior están las muertes maternas evitables, de no


haberse producido estos embarazos o de no haberse producido su deterioro. En las
adolescentes de nuestro país las razones de mortalidad maternas (RMM) son
desproporcionadamente más altas que las registradas para las mujeres en edad
reproductiva, sobre todo en la sierra y selva, llegando en esta última a valores de 453
muertes maternas por cien mil nacidos vivos en el periodo 2007-2011, según lo
muestra un reciente estudio de la Dirección General de Epidemiología del Ministerio
de Salud del Perú y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) (23).
Estos valores demuestran claramente la inequidad existente, lo que justifica no solo
una atención en términos geográficos. Adicionalmente, hay que considerar que,
según registros de vigilancia epidemiológica, algunas muertes maternas en este
grupo de edad son producidas por suicidios, situación sobre la cual la es escasa la
información acerca de su magnitud y contexto.
Luego del embarazo se pueden considerar los efectos vinculados con la nutrición y
desarrollo, no solo de la propia madre sino también la del recién nacido. En el Perú
es mayor la probabilidad de que los hijos de las adolescentes multíparas (alrededor
del 2% de las gestaciones entre las adolescentes) experimenten bajo peso al nacer o
que sean pequeños para la edad gestacional, comparadas con quienes no son
multíparas a esa edad (24). Resultados de otros estudios evidencian una importante
diferencia entre las madres adolescentes y las adultas en términos de peso del
recién nacido, más aun en la adolescencia temprana (25). Los resultados
nutricionales, sin embargo, pueden ser revertidos (26).

Un elemento adicional es que todos estos aspectos, a la larga, afectan el estado


nutricional del niño, en estrecha asociación con un intervalo intergenésico corto (27),
más aún si es menor a 18 meses (28). En el Perú, en madres adolescentes de 15 a
19 años, dicho intervalo se mantiene alrededor de los 25 meses, mientras que en los
otros grupos de edad es casi el doble.

Globalmente, las crecientes brechas de oportunidades entre las adolescentes que,


siendo pobres, resultan embarazadas sin haberlo planificado, son de tal magnitud
que en conjunto pudieran contrarrestar la posibilidad de capitalizar la oportunidad
derivada del cambio poblacional. De no revertirse estas tendencias, el bono
demográfico no pasará de haber sido una oportunidad más. Al no estar
aprovechando la oportunidad, no dejará de ser sino un pagaré.

EMBARAZO ADOLESCENTE E INCLUSIÓN SOCIAL: ALGUNAS EXPERIENCIAS

Aprovechando el actual ciclo de crecimiento económico, los últimos gobiernos han


venido priorizando la atención a las poblaciones más vulnerables mediante los
programas sociales en programas de transferencias condicionadas. Sin embargo,
alcanzados algunos logros en los primeros años de la vida, tales como el descenso
en la mortalidad infantil y la menor desnutrición, ninguno de estos programas
sostiene intervenciones orientadas a consolidar dichos logros, incluyendo la
prevención de embarazos no planificados durante la pubertad o la adolescencia, ni
los hacen parte de algunas de sus condicionalidades, salvo que estuvieran ya
embarazadas o sean madres. Incluso, se ha llegado a decir, sobre la base de
presunciones y prejuicios, que el embarazo aumentaría como condicionante para
lograr la afiliación en estos programas (29), cuando ninguna evidencia seria lo ha
podido sostener (30).

Los programas de transferencias condicionadas (del tipo Juntos) operan de modos


diversos. Establecida como condicionalidad la permanencia en la escuela secundaria
puede modificar las percepciones de las adolescentes respecto de las oportunidades
que perderían, mejoraría su autoestima y agencia personales, desincentivándolas del
riesgo de un embarazo no planificado. También esta mayor retención del sistema
escolar puede incidir en el uso del tiempo por parte de las adolescentes, abocándose
más a sus actividades lectivas (31). Sin programas sociales específicamente
orientados a la población adolescente, en el área rural del Perú la población de 12 a
19 años de ambos sexos dedica 29 horas semanales a actividades educativas, dos
horas menos que en el área urbana, mientras que en esta última se disponen de seis
horas y media adicionales de tiempo libre a la semana (21 h 47 min frente a 15 h 17
min) (32).

Algunas experiencias en América Latina han empezado a transitar por esos caminos.
En Colombia, el programa Subsidio Educativo ha contribuido a reducir el embarazo
adolescente, siendo la condición no solo asistir a la escuela secundaria, sino también
alcanzar un mínimo de rendimiento educativo, variable que hizo la diferencia
respecto de otros programas sociales (33). También en Brasil algunos estudios
encuentran que el programa Bolsa Familia ha logrado impactar sobre el embarazo
adolescente (34). De manera similar a lo registrado en Chile, país en el que la
extensión de la jornada escolar contribuyó a reducir la fecundidad adolescente,
explicando hasta en un tercio de la reducción observada (35).

Estas intervenciones no tuvieron lugar solo sectorialmente, dada la compleja trama


de situaciones en que se presenta el embarazo adolescente no planificado. El
Gobierno de México ha incorporado a su oferta de programas sociales, en gestión
con los gobiernos locales y organizaciones comunales y ONG, un programa de
becas para adolescentes madres y gestantes. De modo que el sector educación es
uno de los que ineludiblemente debe formar parte de estas intervenciones. A la larga,
para superar la pobreza, que no es solo monetaria sino multidimensional, se debe
excluir al embarazo como opción principal para la movilidad social.

En otras regiones del mundo, aun más pobres, se han registrado logros semejantes.
Es el caso de una experiencia local en el marco del programa de transferencias
condicionadas en Malawi, en el que la probabilidad del embarazo cayó en 30% en
quienes en un principio no formaban parte de él, mientras que la de unirse para
formar alguna pareja descendió en 40%. A su vez, la iniciación sexual resultó 38%
menor que en quienes no formaban parte del programa (36).

PLAN NACIONAL PARA LA PREVENCIÓN DEL EMBARAZO ADOLESCENTE

Para hacer frente a la situación descrita en secciones anteriores, este plan tiene una
sólida propuesta de intervención de política pública, aunque su aprobación está
pendiente desde hace dos años. Recoge lo más avanzado de la investigación
internacional y nacional, a partir del balance de las intervenciones que tienen efecto
probado para disminuir embarazo no planificado en adolescentes (37), y reconoce
que solo las intervenciones simultáneas y multisectoriales, nunca aisladas, habrán de
tener un efecto sostenible. Su horizonte temporal alcanza el año 2021 (bicentenario),
siendo su objetivo general reducir en 20% la prevalencia del embarazo en las
adolescentes. Sus objetivos específicos son:

 Postergar el inicio de la actividad sexual en la adolescencia;


 Incrementar el porcentaje de adolescentes que concluyen la educación
secundaria;
 Asegurar la inclusión de la educación sexual integral (ESI) en el marco
curricular nacional y en los programas de capacitación del Ministerio de
Educación para que las regiones cuenten con condiciones institucionales para
implementar la ESI.
 Incrementar la prevalencia de uso actual de métodos anticonceptivos modernos
en los adolescentes sexualmente activos mayores de 18 años y en
adolescentes que ya son madres;
 Disminuir los diferentes tipos de violencia en los adolescentes poniéndose
énfasis en la violencia sexual.

Tratándose de un plan multisectorial requerirá de un sostenido liderazgo del


Ministerio de Educación y del Ministerio de Salud, y en menor medida (por el
volumen de las acciones) del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, y de
los gobiernos regionales y locales. Aún no se formaba el Ministerio de Desarrollo e
Inclusión Social cuando este plan fue formulado. Sus principales líneas de acción
comprenden:

Acceso a la educación básica;

 Educación sexual integral desde la infancia;


 Entorno familiar y comunitario favorable para el desarrollo integral del
adolescente;
 Espacios de recreación y buen uso del tiempo libre para el desarrollo integral de
los adolescentes;
 Acceso a servicios de atención integral en salud sexual y reproductiva.
 Orientación y consejería en salud sexual y reproductiva y anticoncepción para los
adolescentes sexualmente activos mayores de 18 años y en adolescentes que ya
son madres;
 Redes de protección y apoyo social con participación comunitaria;
 Empoderamiento y participación adolescente y joven;
 Comunicación social en la prevención del embarazo adolescente;
 Orientación vocacional y empleabilidad juvenil;
 Alianzas estratégicas multisectoriales;
 Monitoreo, supervisión, evaluación e investigación operativa.

Además, las políticas y programas en marcha, y por desarrollarse, deberían poder


medir su impacto en temas clave como el incremento en el porcentaje de
adolescentes que concluyen la educación secundaria; el incremento de la
prevalencia de uso actual de métodos anticonceptivos en adolescentes sexualmente
activas, y la disminución de la violencia sexual que afecta a los adolescentes.

CONCLUSIONES

En el Perú, el porcentaje de mujeres adolescentes (15 a 19 años) que están o han


estado alguna vez embarazadas se mantiene a niveles estables (alrededor del 13%)
en las últimas dos décadas. Los porcentajes varían notablemente según se trate de
adolescentes pobres o no pobres, urbanas o rurales, y según región natural (en la
selva supera el doble del promedio nacional), lo que las limita para aprovechar sus
escasas oportunidades educativas, laborales y de desarrollo personal y familiar en
sus transiciones hacia la vida adulta. Aunque a nivel rural se registra un leve
descenso, a nivel nacional el valor se mantiene estable, a causa de un leve aumento
en las áreas urbanas, incluyendo Lima Metropolitana, cuyas poblaciones crecen, a
diferencia de las poblaciones rurales.

Por otro lado, se registra un notable aumento de adolescentes que hubieran querido
postergar el embarazo, de 35,2% (1991/92) a 57,8% (2012), a la par de un notable
descenso en quienes efectivamente lo esperaban cuando se presentó (52,6 a
31,7%). En consecuencia, los riesgos sanitarios son mayores en ellas, al presentar
RMM superiores a todos los otros grupos de edad, y al tener sus hijos mayor
desnutrición. Según un estudio reciente del Ministerio de Salud y el UNFPA, para el
periodo 2007-2011, la RMM en este grupo fue 241 muertes maternas por cien mil
nacidos vivos, valor superior al doble del promedio nacional global (106); y si la
adolescente vivía en la selva, dicha razón llegaba a 453 muertes maternas
adolescentes por cien mil nacidos vivos.

A la prácticamente ausencia de políticas de prevención, expresada en la falta de


educación sexual, en un contexto de precaria calidad educativa, también se registra
un incremento de la práctica sexual reciente (en los últimos 30 días) y un leve
aumento en el inicio sexual antes de los 15 años. En el terreno de las políticas
públicas, se revisan las experiencias de otros países en programas tipo Juntos, que
vinculan la retención en la secundaria con la prevención del embarazo. Finalmente,
se reseñan las principales medidas del Plan Nacional para la Prevención del
Embarazo Adolescente, destacando el trabajo intersectorial, sobre todo entre el
Ministerio de Educación, Ministerio de Salud y el Ministerio de Desarrollo e Inclusión
Social.
Contribuciones de autoría: WM y GS participaron en la concepción y diseño del
artículo, análisis e interpretación de datos y revisión de las fuentes, WM preparó la
primera versión escrita del texto. WM y GS aprobaron la versión final del artículo.

Conflictos de interés: los autores declaran no tener conflictos de interés en la


publicación de este artículo.

ARTÍCULO DE ANÁLISIS Y DISCUSIÓN

 TITULO: Los padres de familia y la sexualidad en la adolescencia


 AUTOR: Balarezo Gunther
 LUGAR: Universidad Científica del Sur, Lima, Perú. 2015
 RESUMEN: La adolescencia es una etapa en que se hace frente a una serie
de cambios biopsicosociales, en la cual el hogar debería ser el primer centro de
aprendizaje de cuestiones relacionadas con la sexualidad; pero, en la realidad, esto
no ocurre, debido a que los padres muchas veces no tienen los conocimientos
adecuados. Como consecuencia, los adolescentes tienen mitos y tabúes al
respecto y buscan respuestas a sus dudas en medios que no son los más
apropiados.
 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES: La sexualidad es un componente
psicosocial importante en el desarrollo de todo ser humano, porque sienta las bases
para que las personas se relacionen entre sí, debido a que se producen un
intercambio de conocimientos, actitudes, prácticas, valores, etc., que en el futuro
pueden influir en las relaciones con el sexo opuesto y/o la pareja.

Los adolescentes aprenden sobre la sexualidad mediante los medios de socialización


como la familia, el colegio, los amigos, la religión y los medios de comunicación.
Estos medios enseñan la forma en que se deben comportar socialmente los hombres
y las mujeres con personas del mismo sexo y con el sexo opuesto. Pero, en muchos
casos, estos medios brindan una información distorsionada, con lo cual confunden a
los adolescentes o hacen que acepten determinada información como verdadera.

Los especialistas en el tema opinan que el primer lugar donde se aprenden


cuestiones relacionadas con la sexualidad es el hogar, porque es ahí donde se
observan las relaciones entre el padre y la madre, y de estos con los hijos. Además,
también puede ser el lugar donde los hijos absuelven sus primeras dudas sexuales
por la confianza que tienen con sus padres. Lamentablemente, muchas veces los
padres de familia no manejan la información adecuada, debido a que no han recibido
ningún tipo de orientación o tienen ciertos prejuicios sobre el tema. En tales casos,
los padres reaccionarán ante las preguntas de sus hijos evitando hablar sobre el
tema o con respuestas distorsionadas, o reprimiéndolos o castigándolos porque
piensan que sus hijos no están aún en edad para hablar sobre ello. Esto conlleva a
que los adolescentes no tengan la suficiente confianza como para hablar de
sexualidad con sus padres, por lo que recurren a los amigos (quienes se encuentran
en la misma situación) o a revistas no especializadas en el tema, en las que se
resalta la pornografía más que la sexualidad humana.

Lo recomendable es que se pueda hablar abiertamente con los padres de todos los
temas: sexualidad, drogas, alcohol, etc. Será mejor recurrir a los padres en caso de
que se tenga una duda: con su experiencia, ellos tienen una respuesta más acertada
que la que pueden tener otros adolescentes. Desafortunadamente, no todos los
padres piensan así. Algunos tienen temor a establecer este tipo de comunicación
porque no saben qué responder ni cómo resolver las dudas con sus hijos

V. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

CONCLUSIONES

 De acuerdo al análisis de lo presentado, se concluye que la sexualidad tiene


un importante papel en el desarrollo de una vida plena, no se puede separar el
derecho al placer del derecho a la vida. Por múltiples razones (religiosas,
políticas, morales, etc.), a lo largo de la historia de la humanidad la sexualidad
y el disfrute del propio cuerpo han sido reprimidos, juzgados o prohibidos, lo
que ha conllevado, por un lado, que la sexualidad sea una de las dimensiones
humanas menos comprendida y por otro, que en lugar de como una fuente de
placer y gratificación, la sexualidad se haya vivido en muchos casos como
algo vergonzoso, que había que ocultar y de lo que no se podía hablar, mucho
menos en público.
 La conducta sexual se expresa en los planos personales, interpersonales y
comunitarios. La persona que practica un comportamiento sexual responsable
se caracteriza por vivir la sexualidad con autonomía, madurez, honestidad
respeto, consentimiento, protección, búsqueda de placer y bienestar.
 Sin embargo, el embarazo en las adolescentes es un problema de salud
pública que trae consigo muchas complicaciones en ellas mismas, el número
de casos va en aumento cada año, por ello es importante abordar e
implementar estrategias sólidas para la prevención del embarazo
adolescentes y la intervención del personal de salud, sobretodo del personal
de Enfermería para detectar riesgos de forma oportuna y brindar cuidados de
calidad, además para educar a las adolescentes sobre las posibles
complicaciones e implicancias en su vida a futuro sobre un embarazo a
temprana edad.
 Es de gran preocupación el alto índice de embarazos adolescentes. Según los
resultados de la ENDES (Encuesta Demográfica y de Salud Familiar) 2013,
del total de adolescentes de 15 a 19 años el 13.9% ya estuvo alguna vez
embarazada. Los mayores porcentajes de maternidad adolescente se
presentan entre las mujeres con educación primaria (36.2 %), en las
residentes de la Selva (23.7%), entre las que se encuentran en el quintil
inferior de riqueza (23.9%) y en el área rural (20.3%). Mientras que menores
porcentajes se aprecian en Lima Metropolitana (10.6%), entre aquellas con
educación superior y en las del quintil superior de riqueza (8.5% y 5.6%,
respectivamente).
 Los factores que determinan el incremento del embarazo adolescente son:
Las barreras socioculturales, económicas y demográficas; el limitado accedo
acceso a la educación y deserción escolar; la discriminación y vulnerabilidad
de niñas en zonas rurales; y el limitado acceso a métodos anticonceptivos.
 La paternidad no se limita al hecho biológico de engendrar, la paternidad se
configura como tal a partir del reconocimiento y la responsabilidad asumida
socialmente frente al hijo o hija. Ser padre o madre no es fecundar sino asumir
públicamente el vínculo con un hijo y comprometerse a formarlo.
 La paternidad responsable significa el establecimiento de la paternidad,
estando presente en la vida del niño (aunque sea casado, en unión libre,
divorciado o soltero), el intercambio de pareja, el apoyo económico, y de ser
implicado personalmente en la vida del niño, tanto el padre como la madre y
en colaboración conjunta.
 El ser padre adolescente es un fenómeno social de gran relevancia, pues es
un hecho que marca la vida de sus protagonistas y la de sus familias, ya que
si bien la paternidad puede considerarse como parte del ciclo vital de los seres
humanos, se presenta en una etapa no esperada. Lo anterior lleva a los
jóvenes a enfrentarse a responsabilidades propias de un adulto y a un modelo
de paternidad frente al cual, generalmente, no tienen posibilidades para
resolver sus deberes. Es preciso ser conscientes de que la transformación de
una cuestión como la significación y la experiencia de la paternidad es muy
difícil de generar, hasta no vivirla directamente
 Las estrategias educativas por parte de enfermería, para favorecer una
paternidad responsable en las que se promueve la postergación del inicio de
la vida sexual activa son intervenciones que prometen una mayor efectividad
que las desplegadas por los programas que promueven la abstinencia sexual
o la protección por metodología anticonceptiva.

RECOMENDACIONES

Las conclusiones de este trabajo orientan la necesidad de mayor reflexión y análisis


en torno al tema sexualidad en adolescentes, por lo que la primera recomendación
se dirige a promover la realización de estudios en este sentido; que abarquen las
múltiples dimensiones del fenómeno y consideren la participación de las y los
adolescentes. Los resultados de las diversas investigaciones permiten aproximarnos
al escenario de la adolescencia, quienes a través de las voces de las y los
adolescentes estudiados, nos muestran que las acciones de prevención están
muchas veces desligadas de su realidad. Se requiere, por lo tanto, de una re-
orientación de las políticas existentes en materia de sexualidad en los adolescentes;
donde se tome en cuenta las necesidades y particularidades de hombres y mujeres
adolescentes que se ven afectadas por las condicionantes de género y de clase
social.

Se recomienda en el diseño de políticas públicas dirigidas al abordaje la sexualidad


en adolescentes incluir dos elementos fundamentales, a fin de lograr transformación
del escenario de vulnerabilidad:

 En un primer orden, considerar la incorporación de la perspectiva de género


en las políticas, planes, programas y proyectos dirigidos a los adolescentes,
contribuyendo al empoderamiento de las adolescentes y su re-descubrimiento
como sujetas en igualdad de derechos y condiciones en relación al género
masculino. En este tenor, es prioritario fortalecer la construcción de proyectos
de vida en los adolescentes, donde no figure solo la realización personal en
función de la maternidad y el matrimonio.
 En un segundo orden, pero con igual relevancia, se debe considerar la
incorporación de estrategias e intervenciones que permitan a los
adolescentes y superar las limitaciones de vulnerabilidad social que atentan
contra el desarrollo humano, en especial la falta de oportunidades para el
desarrollo presente sobre todo en los sectores socioeconómicos más
deprimidos, así como la falta información y acceso a la salud sexual y salud
reproductiva, la falta de educación sexual y la violencia. Reconociendo el rol
de los pares y los medios de comunicación, que ocupan lugares primordiales
como fuentes de información sobre sexualidad en la adolescencia, se
recomienda la utilización de estrategias como la educación de pares (tales
como las redes de multiplicadores juveniles) y el uso de los medios de
comunicación masiva y de las nuevas tecnologías de información (tales como
las redes sociales del internet), para la transmisión de mensajes de
promoción de salud que orienten hacia el disfrute de una sexualidad sana y
placentera, y que contribuyan al desmonte de mitos y tabúes alrededor de la
misma.

Se sugiere la inclusión del varón en todos los aspectos relacionados al manejo de la


salud sexual y salud reproductiva de adolescentes y jóvenes, y en particular en lo
referente al embarazo. En este marco, se sugiere el desarrollo de programas y
políticas que brinden acompañamiento a los adolescentes para que asuman el rol de
la paternidad y se logre impactar en la reducción del fenómeno del “padre ausente” o
“padre abandonador”. La recomendación última está dedicada a que se planteen
políticas públicas que respondan a estas realidades, abordando tanto la prevención
primaria del embarazo en la adolescencia como la prevención secundaria o terciaria
en quienes han vivido la experiencia y requieren apoyo para superar las limitaciones
impuestas, incluyendo las condicionantes de género y de clase. Este es el desafío,
para encaminarse a construir una convivencia más armoniosa, basada en relaciones
de igualdad entre los géneros y en la equidad y la justicia social.

Como profesionales sanitarios, creemos que nuestra función como educadores no


sólo se debe limitar a la consulta, a la seguridad y superioridad que nos da estar
entre cuatro paredes, sino que debemos ir mucho más allá, tenemos que salir a la
calle y enfrentarnos a la realidad del adolescente, a su contexto sociocultural,
acercarnos a ellos tratándolos como iguales y comprendiéndolos, empatizando, para
poder así ofrecerles unos conocimientos personalizados, realistas y que aborden
realmente los aspectos que les preocupan y motivan. Las clases magistrales o las
charlas unidireccionales sólo sirven para acumular información que difícilmente
llegará a modificar sus conductas, ya que el no sentirse identificados o motivados
hará que dicha información se quede en simples teorías. Los adolescentes deben
poder expresar sus miedos y dudas, interactuar y ser ellos los que vayan elaborando
su cuerpo de conocimientos; debemos brindarles las herramientas necesarias para
que tengan un solvento a la hora tomar sus propias decisiones, siendo luego
responsables y consecuentes con sus acciones. Los programas educativos (de
ámbito escolar, sanitario o intersectorial) deben tener en cuenta la participación de
los jóvenes como elemento clave para asegurar la eficacia de las intervenciones.
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