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SERIE:

LA PALABRA DE DIOS

Versículo del mes: La Ley del Eterno es perfecta, que restaura el alma. El
testimonio del Señor es fiel, que hace sabio al sencillo. (Salmo 19:7).

Domingo 11 de agosto 2019

La Palabra de Dios es…


(Primeraparte)

Introducción
En una sección del salmo 19, la Biblia da testimonio de sí misma de la siguiente
manera:
Sal 19:7 La Ley del Eterno es perfecta, que restaura el alma. El testimonio del
Señor es fiel, que hace sabio al sencillo.
Sal 19:8 Los Mandamientos del Eterno son rectos, que alegran el corazón. El
precepto del Eterno es puro, que alumbra los ojos.
Sal 19:9 El respeto del Señor es puro, que permanece para siempre. Los juicios
del Eterno son verdad, todos justos.

En este pasaje, se nos da al menos 6 características de la Palabra de Dios:

La Palabra de Dios es…

1. Perfecta (Sal. 19:7ª)


Debe tomarse en cuenta que la expresión “la ley de Jehová” se emplea para definir
las Escrituras. El versículo 7 en su primera parte dice que la ley es “perfecta que
convierte el alma”, es decir tiene la capacidad de transformar el alma.

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La palabra hebrea que se traduce “alma” es nephesh y ésta se refiere a la totalidad
de la persona. Tiene que ver con nuestra identidad verdadera. Las verdades de las
Escrituras pueden transformar por completo a una persona.

La Biblia enseña que la clave para esta transformación es el Señor Jesucristo. Dios
vino al mundo en forma de hombre, murió en una cruz para pagar el castigo por
nuestros pecados, y resucitó para conquistar a la muerte. Él vive hoy entra en la
vida de aquellos que le reconocen como su Señor y Salvador, para transformarles
en la clase de personas que Dios siempre quiso que fueran a través de su Santo
Espíritu.

2. Fiel (Sal. 19:7b)


En segundo lugar, el Salmo 19 versículo 7 dice que la Palabra de Dios es “fiel”, es
decir “digna de toda confianza” y su resultado es “que hace sabio al sencillo”. La
palabra hebrea que se traduce “sencillo” viene de una raíz que hace alusión a una
puerta abierta. Los judíos en la antigüedad describían a una persona de mentalidad
simple como alguien que tenía la cabeza parecida a una puerta abierta: todo entra
y todo sale, pero no sabe qué dejar por fuera y qué guardar adentro. Es una persona
ingenua e incapaz de evaluar qué es verdad y qué es mentira.

La Biblia dice que ella puede hacer sabia a una persona con esas características.
La Biblia dice que ella nunca falla en hacer sabio al sencillo, y esto significa que la
persona ingenua, sin experiencia ni instrucción, que carece de discernimiento y
habilidad, se convertirá en una persona hábil e inteligente en todos los aspectos de
la vida diaria. ¡Que hermosa promesa!

La Biblia abarca todos los aspectos de la vida. ¿quiere aprender acerca del
matrimonio? La Biblia se lo enseña, ¿quiere aprender acerca de la ética laboral? La
Biblia se lo enseña, ¿Quiere saber por qué hace lo que hace y cómo puede vivir
mejor? La Biblia se lo enseña, ¿Quiere saber por qué vale la pena vivir? La Biblia

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se lo enseña, ¡Todo está allí! Todos los aspectos de la vida se tratan a profundidad
en las páginas de la Biblia.

Y ¿Cómo podemos ser sabios a través de la Biblia? No sucede solamente con leerla
como se lee cualquier libro, sino al comprometer la vida entera a Jesucristo, quien
es el tema y el autor de la Biblia. Él viene a vivir en usted y aplica la verdad de la
Palabra a su vida.

3. Recta (Sal. 19:8ª)


En tercer lugar, la Biblia es recta. En el idioma original significa que la Biblia
establece un sendero correcto por el cual podemos andar confiados, y el resultado
de seguir ese precepto divino es que la Palabra de Dios trae alegría profunda a
nuestro corazón.

Recordemos los momentos en que no sabíamos qué hacer, y qué decisión tomar,
pero luego Dios en su Palabra nos mostró el camino correcto y cómo andar por él
nos trajo alegría.

Todos deseamos una vida feliz, una vida de paz y gozo, ante esto la Biblia dice
“bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan” (Lc. 11:28), ¿Por
qué? Porque Dios bendice nuestra fidelidad y obediencia. Podemos vivir una vida
feliz sin pecado, sin adulterio, sin drogas, sin ceder a al tentación. Y lo mejor es que
la felicidad que Él nos da no desaparece como sí lo hace la felicidad que ofrece el
mundo y el pecado, esta felicidad dura para siempre porque viene de nuestro
interior.

4. Pura (Sal. 19:8b)


En cuarto lugar, el salmista dique la Palabra de Dios es tan pura, “que alumbra los
ojos”. El cristiano más humilde entiende cosas que mucha gente estudiada
desconoce. Las Escrituras alumbran los ojos de los hijos de Dios, incluso en las
situaciones más difíciles de la vida ¿Qué creemos sobre la muerte? La Biblia nos lo

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enseña, ¿Cómo enfrentamos la enfermedad, las cosas trágicas y tristes? Las
Escrituras tratan todos estos asuntos difíciles de la vida y nos enseña a afrontarlas
de maneras que los intelectuales no creyentes no entienden.

Podemos acudir a un cristiano cuya muerte es inminente y sentir el gozo que hay
en su corazón. La abuela de un reconocido escritor murió a los noventa y tres años
de edad. Ella estaba postrada en su cama y un día la enfermera le dijo que era hora
de levantarse. Está abuela le dijo “no, hoy no me levanto”, la enfermera le preguntó
por qué y la abuelita dijo: “yo amo a Jesús y me voy para el cielo, así que no me
moleste más”, luego sonrió y se fue con Él.

¿Tenemos esa clase de esperanza? Solo la Biblia y el conocimiento que tenemos


de ella a cerca de las cosas que nos deparan nos hace enfrentar la vida con esta
tranquilidad.

5. Limpia (Sal. 19:9ª)


El salmo continúa diciendo que la Palabra de Dios es “limpia” y “permanece para
siempre”. Las únicas cosas que duran para siempre son aquellas que no han sido
tocadas por el pecado. La Palabra de Dios es limpia porque describe y descubre el
pecado sin ser tocada por él. A pesar de ser un documento antiguo, toda persona
en toda situación y en toda sociedad que haya existido jamás, puede encontrar en
la Biblia cosas que duran para siempre. Este es un libro que nunca necesita otra
edición. Nunca necesita ser revisado ni actualizado porque nunca pierde vigencia.
La Biblia nos habla con la misma relevancia y autoridad con que ha hablado a todos
los que la han leído o escuchado desde que fue escrita. Es tan pura que dura para
siempre.

Todas las ciencias estudiadas por el hombre pasan, o son reemplazadas por otras
modernas, pero siempre ha quedado una cosa que nunca cambia y ésta es la
Palabra eterna de Dios, porque “los cielos y la tierra pasarán, pero Su Palabra nunca
pasará”.

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6. Verdadera (Sal. 19:9b)
Por último, el salmo dice que la Palabra de Dios es la verdad. En un mundo tan
ausente la verdad la Palabra de Dios se hace imprescindible. Podemos tener la
seguridad completa, que todo lo que leemos, enseñamos y predicamos de la Biblia
es verdad, como lo es también su autor “Yo soy… la verdad y la vida”.

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SERIE:

LA PALABRA DE DIOS

Versículo del mes: La Ley del Eterno es perfecta, que restaura el alma. El
testimonio del Señor es fiel, que hace sabio al sencillo. (Salmo 19:7).

Domingo 18 de agosto 2019

La Palabra de Dios es…


(Segundaparte)

La Palabra de Dios es…

1. Infalible (Sal. 19:7).


“La Biblia es la Palabra infalible de Dios, la única regla para la fe y la conducta”. La
Biblia en SU TOTALIDAD carece de errores, que los manuscritos originales y la
primeras copias eran idénticos y no tenían un solo error.

La Biblia dice esto acerca de ella misma “la ley de Jehová es perfecta” (Sal. 19:7).
La Biblia es perfecta porque su autor (inspirador) es perfecto. Prestemos atención
a esto: si creemos que Dios es perfecto se debe concluir que las copias originales
de las Escrituras también tuvieron que ser perfectas. ¿Realmente la Biblia no tiene
errores? Tiene que ser así, por que es el único libro que jamás comete un error.

2. Inerrante (Pr. 30:5)


Aunque pareciera que ésta cualidad de la Biblia es idéntica a la anterior, la
Inerrancia de las Escrituras puede describirse con la “veracidad”. En Isaías 65:16 el
Señor se llama a sí mismo como “El Dios de verdad”. En Jeremías 10:10 el profeta

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escribe que “Jehová es el Dios verdadero”, y el Nuevo Testamento está de acuerdo
con el Antiguo en llamar a Dios un Dios de verdad. Estos son algunos ejemplos de
esas declaraciones: “Dios es veraz” (Jn. 3:33), “el único Dios verdadero” (Jn 17:3),
“el verdadero Dios” (1 Jn. 5:20).

Para asegurarnos que la veracidad de Dios es importante, la Biblia recalca en tres


ocasiones que Dios no puede mentir (Nm. 23:19; Tit. 1:2; He. 6:18).

3. Autoridad (Mt. 5:17-18)


La Biblia es infalible e inerrante, porque tiene suprema autoridad. Los escritores del
Antiguo Testamento hicieron más de dos mil afirmaciones directas según las cuales
ellos dijeron y escribieron palabras provenientes de Dios mismo. Una y otra vez
empezaban sus intervenciones con frases como: “El Espíritu De Jehová ha hablado
por mí” (2 Sam. 23:2) o “vino Palabra de Dios (al profeta)” (1 Cr. 17:3). Por ejemplo,
Isaías empieza su profecía con esta declaración: “oíd, cielos, y escucha tú, tierra;
porque habla Jehová” (Is. 1:2). Siempre que Dios habla todos deben escuchar,
porque Él es la autoridad definitiva.

En el Nuevo Testamento encontramos más afirmaciones en ese sentido, sobre todo


en las enseñanzas de Jesús. Al hablar sobre la Palabra de Dios en el Sermón del
Monte, Jesús dijo: “no penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no
he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que
pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se
haya cumplido” (Mt. 5:17-18).

Santiago confirma que hasta la más pequeña porción de la Palabra de Dios tiene
autoridad: “porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto,
se hace culpable de todo” (Stg. 2:10), Toda la Palabra de Dios tiene autoridad.

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4. Eficaz (Is. 55:10-11).
Una de las razones más poderosas de la infabilidad, inerrancia y autoridad de la
Biblia es su “eficacia”. El profeta Isaías describió muy bien la capacidad de las
Escrituras para obtener resultados:

Isa 55:10 Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin
regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que dé semilla al que
siembra y pan al que come,
Isa 55:11 así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía,
sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos.

Una de las ventajas más grandes de ser un predicador y maestro de la Palabra de


Dios es que uno sabe que ella hace lo que dice que hará. Uno no tiene que
preocuparse de qué va a decir en caso de que el producto no le funcione, porque
SIEMPRE funciona.

Una anécdota relata lo siguiente:


“Señora, tengo el producto más grandioso que usted haya visto en su vida.
Esta aspiradora y limpiadora recoge toda la mugre de su casa, tanto así que
si no la controlo va a empezar a devorar todo lo que usted tenga en el piso”,
dijo el vendedor.
Antes de que la mujer pudiera responder, el hombre le dijo: “señora, quiero
darle una pequeña demostración”.
El vendedor tomó unos puñados de ceniza y los arrojó en medio de la sala,
sobre la alfombra. Luego sacó una bolsa de su propio maletín y arrojo más
mugre. Mientras el hombre dejaba bastante sucia la alfombra, dijo: “Señora,
quiero que usted observe con atención cómo funciona este producto, le
garantizo que la aspiradora recogerá hasta el último grano de todo lo que he
colocado sobre su alfombra”.
La mujer quedó espantada y sin poder hablar, mientras el vendedor le decía
entusiasmado: “Señora, si mi máquina no succiona todo lo que hay en su
alfombra, le prometo que yo mismo me lo voy a comer con una cuchara”.

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La mujer miró estupefacta al vendedor y por fin dijo: “Mire señor, le va a tocar
comerse la mugre porque aquí no tenemos electricidad”.

Es difícil estar en una situación en la que el producto que usted ofrece no funciona.
Esto nunca sucede con la Biblia. La Palabra de Dios siempre es eficaz y siempre
hace con exactitud lo que dice que hará. El apóstol Pablo se refirió a esta gran
eficacia de las Escrituras cuando dijo: “nuestro evangelio no llegó a vosotros en
palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena
certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros”
(1 Ts. 1:5). Siempre que la Palabra sale, va con poder porque siempre está
acompañada del Espíritus Santo, y por eso tenemos la seguridad de que la Palabra
de Dios hará todo lo que dice.

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