Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
SEXTO C
El maltrato infantil en los Estados Unidos es definido generalmente en términos de daño o riesgo
de daño al niño por acción u omisión, que ejerce el cuidador impidiendo un buen desarrollo físico
y mental del menor. Otros países como Uganda o Nigeria, lo definen como: comportamientos
abusivos de una manera que integran los requerimientos de lo conveniente de los derechos del niño
y prácticas tradicionales centradas que son dañinas y opresivas a la vulnerabilidad de los niños.
Mientras los factores de riesgo para maltrato están asociados con el niño.
Antecedentes de los padres y variables del medio ambiente son indicadores de riesgo primario
para el maltrato en Uganda y Nigeria, (Fakunmoju, et al., 2013).
En general, se define el maltrato infantil, como una forma de violencia ejercida contra los niños,
que implican pautas de crianza desde el abandono hasta la muerte, o la “muerte emocional” que se
deriva de la falta de afecto de la que sufren muchos niños (UNICEF, 1998).
Según la consejería Nacional de Construcción de Paz y convivencia Familiar Haz Paz (2001) “el
maltrato infantil es toda omisión que interviene negativamente en el sano desarrollo físico, mental
o emocional de un menor de edad, causado por un adulto a cuyo cuidado se encuentra un menor.
Así mismo el maltrato no puede explicarse únicamente por la maldad de los padres, en realidad el
fenómeno es mucho más complejo y su entendimiento requiere tener en cuenta una multitud de
factores” (Gutiérrez et al., 2003, p, 19).
El Department of Health and Human Services, Administration on children, Youth and families
(2006) define el maltrato infantil como: El comportamiento hacia un niño que a) está fuera de las
normas de conducta, y b) significa un riesgo sustancial de daño físico o emocional. Los
comportamientos incluidos, consisten en acciones y omisiones, unos intencionales y otros no.
Generalmente se conocen cuatro tipos de maltratos: abuso físico, abuso sexual, negligencia y
maltrato emocional.
El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (2005) señala que el maltrato infantil
es toda acción u omisión que entorpece el desarrollo integral de una persona menor de 18 años,
causada de forma voluntaria por parte de los padres o adultos responsables o cualquier otra persona
con quien tenga relaciones de subordinación, produciendo lesión con o sin discapacidad.
Según Wekerle, Miller, Wolfe y Spindel (2007), el maltrato infantil es una afrenta única: es una
conducta correctiva innecesaria y voluntaria que da por
resultado el perjuicio físico y psicológico del niño. Los sentimientos ocultos, pueden afectar de
manera persistente el sentido del yo, la confianza y comodidad del niño en desarrollo, sus
emociones, ideas acerca de la vida y como vivirla.
El modelo ecológico de Belsky (1993), propone que el estudio del maltrato infantil debe
contemplar diferentes aspectos relacionados con el desarrollo del individuo en cuanto a su historia
personal, su microsistema (características y relaciones familiares), su ecosistema (trabajo, clases
social y vecindad) y su macrosistema considerando las características culturales. Por lo tanto, la
respuesta de abuso sería una consecuencia tanto de la propia historia de la infancia de los padres,
como de los valores y prácticas de crianza infantil que caracterizan a la sociedad o subcultura en
la cual el individuo, la familia y la comunidad se encuentran inmersos. Los factores de riesgo del
maltrato infantil son según el modelo sociointeraccional de Belsky: 1) Desde el desarrollo
ontológico (Individuo): la historia de malos tratos, historia de desatención severa, rechazo
emocional y falta de calor afectivo en la infancia, ausencia de experiencia en el cuidado del niño,
ignorancia sobre las características evolutivas del niño y sus necesidades, historia de desarmonía
y ruptura familiar. 2) Desde el Microsistema (Familia): problemas psicopatológicos, depresión,
alcoholismo, drogodependencia, falta de capacidad empática, poca tolerancia al estrés, estrategias
de imitación inadecuadas de parte del padre/madre. La prematurez, el bajo peso al nacer, poco
responsivo, apático, temperamento difícil, hiperactividad en el niño. La interacción Madre-Padre-
Hijo desadaptada, ciclo ascendente de conflicto y agresión. Los Conflictos maritales: el desajuste
de la relación, estrés permanente, violencia y agresión, número de miembros en la familia, hijos
no deseados. 3) Desde el Ecosistema (Sociedad): el desempleo, la falta de dinero, el
destronamiento, la autoestima baja, el estrés marital, la insatisfacción laboral, la tensión en el
trabajo. El aislamiento, la falta de soporte social y la clase social. Desde el macrosistema (cultura):
la crisis económica o energética, la alta movilidad social, la actitud hacia la infancia, actitud hacia
la familia, la mujer, la paternidad, maternidad (Miranda, 2004).
SANCION A LOS HIJOS-Jurisprudencia constitucional
SC-368 DE 2006
Para reprender al niño no es necesario causarle daño en su cuerpo o en su alma. Es suficiente
muchas veces asumir frente a él una actitud severa despojada de violencia; reconvenirlo con
prudente energía; privarlo temporalmente de cierta diversión; abstenerse de otorgarle determinado
premio o distinción; hacerle ver los efectos negativos de la falta cometida. La eficacia de la sanción
no estriba en la mayor intensidad del dolor que pueda causar sino en la inteligencia y en la firmeza
con que se aplique, así como en la certidumbre que ofrezca sobre la real transmisión del mensaje
implícito en la reprensión. En tal sentido, no se trata de ocasionar sufrimiento o de sacrificar al
sujeto pasivo de la sanción sino de reconvenirlo civilizadamente en aras de la adecuación de sus
posteriores respuestas a los estímulos educativos. El uso de la fuerza bruta para sancionar a un
niño constituye grave atentado contra su dignidad, ataque a su integridad corporal y daño, muchas
veces irremediable, a su estabilidad emocional y afectiva. Genera en el menor reacciones
sicológicas contra quien le aplica el castigo y contra la sociedad. Ocasiona invariablemente el
progresivo endurecimiento de su espíritu, la pérdida paulatina de sus más nobles sentimientos y la
búsqueda -consciente o inconsciente- de retaliación posterior, de la cual muy seguramente hará
víctimas a sus propios hijos, dando lugar a un interminable proceso de violencia que
necesariamente altera la pacífica convivencia social.