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Las preguntas de la vida.

Capítulo 1: La muerte para empezar


El ser humano se hace consciente de su muerte, pero de una manera vivencial según la
experiencia de la muerte de sus seres queridos. Es ahí cuando nosotros nos colocamos a
pensar de fin de nuestra existencia y se hace un pensamiento personal. Lo único que tenemos
en la vida como una sentencia que no podemos escapar es de nuestra propia muerte. Tal como
soy el protagonista de mi propia vida, seré el protagonista de mi propia muerte. Pero aun así,
sólo tenemos la experiencia con la muerte con otro, por ende, no tenemos la noción de ella
de forma completa.
La muerte ronda de forma personal en nuestros pensamientos, ya que el principal actor que
sufrirá de aquello soy yo mismo. Ni siquiera el consuelo de una vida feliz después de la
muerte es motivo para no pensar en ella de forma desesperada ¡no hay consuelo divino ni
espiritual!
La filosofía tiene varios temas que circulan en el pensamiento del filósofo, todos ellos tienen
que ver con la vida, pero un tema que es fundamental y escapa a aquello, es el tema de la
muerte. Por eso es digno empezar el texto contemplando la mirada del pensamiento sobre
aquello. La muerte lo hace a uno pensador. Es aquí donde también se piensa en la fragilidad
de la vida, y nos hace ser más humanos y mortales.
¿Qué consecuencias trae aquello?
Que pensemos a vivir con más ímpetu la vida, y no solo vivirla, sino que vivir de una forma
buena y mejor. A manera platónica, la vida es un prepararse para morir, ya que con la muerte
repensamos nuestra existencia, se nos hace consciente e importante.
Lo que se conoce de la muerte es bien poco, dado que no experimentamos directamente con
ella. La experiencia que tenemos es de un otro. Aun así, sabemos que es personal e
intransferible. Soy yo el que muero, no lo hará otro por mí. Todo debemos pagar con nuestra
propia vida la sentencia de muerte.
No hay nadie que se escape de la muerte, ni que tenga menos probabilidad de morir. Desde
que nacemos, jugamos las mismas posibilidades que otros en encontrarnos con aquella. Ya
la nacer, tenemos esta posibilidad que la compartimos todos, nadie compra su vida ni compra
la inmortalidad.
Sabemos que es la muerte, por la experiencia de la muerte de cercanos, pero nadie sabe que
es morirse, nadie puede contar esta experiencia. Aparte que la muerte es parte de la vida.
Rechazar la muerte sería ir en contra de la misma vida, negaríamos nuestra naturaleza de
humamos mortales.
Como ya se ha hablado, nosotros no hemos experimentados la muerte, sólo la hemos sentido
y vivenciado con la muerte de alguien cercano a mí. Es por ello, que en esta última nos causa
dolor, pero pensar en nuestra propia muerte nos causa miedo. Nos causa miedo, ya que le
tememos a lo desconocido, flotamos en la incertidumbre de lo que podría venir una vez ya
muertos. Y lo más horroroso es pensar que dejaremos de ser, de existir y nos quedaremos en
la nada.
Finalmente, lo que sea la muerte, la tesis fundamental es que nos hace pensar en la vida.
¿Quién no pensaría en la vida si le dieran una sentencia de muerte con fecha y hora? Todos
en cierta forma, andaríamos estrujando hasta el último aliento de la vida. Entonces, la muerte
como una posibilidad inminente, dará para que pensemos sobre la vida, nuestra existencia,
nuestra humanidad

Capítulo 3: Yo adentro, yo afuera.


Este capítulo va en referencia con el conocimiento ¿cómo podemos conocer las cosas? Es
por ello, que empieza diciendo ¿podemos estar realmente seguro de algo?
Los escépticos es la escuela filosófica que dice que no podemos tener conocimiento ni certeza
de nada en el mundo. Claro, existen varias teorías que no dicen que este mundo es solo
apariencia, ya que puede haber cierta persona poderosa que nos haga creer en nuestra
realidad. Estos podrían ser marcianos, alguien divino o incluso un científico loco, el cual nos
engaña con nuestra realidad y existencia. Es resumen, nos estarían engañando con nuestros
sentidos y percepciones.
Ahora viene con el pensamiento del filósofo moderno René Descartes. Descartes es el padre
de la filosofía moderna, él quiere sentar bases sólidas para la filosofía, crear un método como
la matemática y la geometría, donde todo tenga certeza y no está hecha de puro humo, como
lo ha sido la filosofía anterior de él. Volviendo con el tema de que está sea una realidad
ilusoria. Descartes plantea en las meditaciones metafísicas que podemos ser engañados, y
que no debemos fiarnos de nada hasta no estar seguros de aquello. El texto primero parte con
la hipótesis de que puede ser que nuestra vida sea un sueño, ya que muchas veces no sabemos
distinguir, cuando soñamos, si estamos en la realidad o es un simple sueño. La otra figura de
nos podría estar engañando es el genio maligno. Este nos podría estar creando la realidad en
que vivimos, y nos convence con sus artilugios y artimañas que nuestra existencia y todo lo
que está a nuestro alrededor no sea real y sea simplemente una ilusión. Por ende, para el autor
en el primero nos estaríamos engañando nosotros mismo, en cambio en la segunda sería un
ser poderosos y divino el cual nos estaría engañando.
Descartes busca en método para encontrar una certeza. Esa certeza la encontrará Descartes.
Recordemos que él desarrolla la duda metódica, el cual vendría siendo: “Todo lo que
me genera la más mínima duda, implicará la falsedad” Desde ahí, si sueño o me engañan
debo existir, por eso Descartes dirá: engáñenme cuanto puedan, ya que mientras más me
engañen, yo estaré seguro que existe, porque si no existiera no podrían engañarme. Por
ende, la certeza es que existo. Y si dudo es porque pienso, entonces pienso, luego existo
(cogito, ergo sum).
Para Descartes, yo soy una cosa o algo que piensa (res cogitans). Puede engañarme de todo,
mis sentidos, que sea un sueño, que hay un genio maligno o extraterrestre, pero de lo que
puedo estar seguro es que mientras me engañan, yo sigo pensando. Por lo tanto, soy una
cosa o algo que piensa.
Ahora el texto pasa a hablar sobre David Hume, el cual es un empirista ingles famoso. Deben
acordarse que estamos hablando sobre la posibilidad del conocimiento, por ende, debemos
recordad que empiristas viene de experiencia, el cual nos dice que todo conocimiento
viene dado por ella, a través de nuestros sentidos y la percepción.
Continúa hablando de Descartes, el yo puede ser también comparado con el alma. Recordar
que alma viene de psique que significa también mente, por lo tanto, no sería un error
comparar el alma con un yo que piensa, dado que soy yo el que hago todas las acciones del
pensamiento.
También está la noción de la separación del alma y del cuerpo, ya que son dos cosas distintas.
Pero depende una de la otra, ya Descarte decía que el cuerpo era comandado por el alma
mediante la glandula pineal. Esto sigue siendo un problema para la ciencia hoy en día. No
hay algo claro de la dependencia entre el alma, la mente o la conciencia con el cuerpo.
El yo, tiene que ver con la individualidad, nosotros tenemos una identidad que nos distingue
de los demás. Yo soy el que amo, sufro o pienso, pero también el que siento a través de los
sentidos. Ahora bien, puede pasar los años y me seguiré identificando con mi yo, no es algo
de la memoria, ya que mis recuerdos pueden perderse, pero mi identidad no. Con referencia
a los sentidos y la percepción, también habla de Hume. Es decir, también hay un
identificación del yo, ya que lo que yo siento y padezco con los sentidos, es mi propio yo y
no de un otro. Es ahí cuando me hago conciente de mí, ya que si me duele una muela, sé que
ese dolor es mío, me hago conciente de aquello. Es otras palabras, tengo autoconciencia.
Soy conciente de lo que mi conciente está percibiendo. Por ejemplo, tomo un vaso con
agua, siento con mi mano el frio vaso, y también siento como el agua escurre por mi
boca, pero también soy conciente que eso está pasando, qué estoy tomando el vaso y que
el agua recorre mi boca y mi garganta.
Ahora bien, tampoco se puede negar que mi constitución de mi yo, solo sea la conciencia, el
pensar o el alma, ya que también es parte de mi yo mi cuerpo. El cuerpo siempre nos
acompaña, desde que nacemos hasta la muerte, con sus infinitas transformaciones. La gran
interrogante es el límite de mi yo ¿Cuándo empiezo y termino? Según una primera
aproximación, con mi cuerpo es donde me desmarco de todo lo demás, todo lo que está fuera
de él es algo que ya no soy yo. Pero de ahí sale una pregunta complicada ¿tengo un cuerpo y
soy un cuerpo?
Frente a la última pregunta, hay diversos filósofos que dirían que tenemos un cuerpo. Este es
el caso de Platón y Descartes. El primero es más fehaciente frente a esto, ya que para él, el
cuerpo es un mero agregado del alma, incluso es visto como una prisión. Esto último, Platón
lo toma de los órficos. Para el filósofo griego, el cuerpo es la cárcel del alma, y esta última
es solo liberada con la muerte. Pero con esto conlleva otra interrogante, ya que el alma vencía
a ser una especie de pilotos que comanda la nave que es el cuerpo. Entonces ¿Dónde está la
cabina de pilotaje o donde se sitúa el alma? Esto es una gran pregunta que no tiene una
respuesta certera hasta el día de hoy.
La otra posición, es que somos cuerpo. Husserl es quien indaga sobre este aspecto, ya que le
cuerpo es el punto de partida de nuestra existencia.
Pero el alma, la conciencia o la mente no pueden estar en el cerebro, como lo dicen los
reduccionistas.

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