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La exportación definitiva se encuentra definida en el artículo 102 de la Ley Aduanera como la salida
de mercancías del territorio nacional para permanecer en el extranjero por tiempo ilimitado.
Para exportar, lo primero y esencial es mantener y revigorizar la actitud de todo empresario exitoso:
“Lo mejor de mi esfuerzo para mi cliente; los más y mejores clientes por mi esfuerzo”.
Adicionalmente, el exportador debe tener metas claras, ya que sólo quien las tiene puede
alcanzarlas. Después, prepárese para exportar.
En el contexto actual, todos los países están obligados a relacionarse unos con otros; son
interdependientes en una economía global en la que ninguna nación puede proclamarse como
autosuficiente, puesto que no hay economías autosuficientes. En la actualidad, lo que pasa en
cualquier lugar del mundo, afecta al resto de las economías del planeta. Tal es la razón de que se
estén formando bloques económicos y suscribiéndose tratados de libre comercio. Vivimos en una
economía en la que las ventajas relativas del pasado se están anulando y tienden a igualarse como
resultado de la apertura comercial; es decir, los países han abierto sus fronteras, al tiempo que
reducen sus aranceles de importación. Las economías de todas las naciones crecen de manera
interdependiente, lo cual genera nuevos retos y mejores oportunidades, pero requiere de mayor
preparación y conocimiento.
En los países en que se ha llevado a cabo la apertura comercial, los empresarios se enfrentaron a
una mayor competencia, no sólo en el exterior sino en su propio mercado. El empresario debe tomar
en cuenta que las reglas han cambiado como resultado de la mayor capacidad de selección del
consumidor. Es necesario que el cliente, nacional o extranjero, tenga prioridad en la empresa.
Si usted se encuentra en alguna etapa del proceso de exportación o quiere incorporarse a éste, las
primeras preguntas que debe hacerse son:
1. No saber decir no. Se debe analizar bien el diseño, los volúmenes y los tiempos de entrega que
solicita el cliente antes de decir sí.
2. Entrar a la actividad de exportación por casualidad, no por estrategia. La mayoría de las veces
exportamos porque la relación de la moneda favorece las exportaciones, o bien, porque el mercado
interno no está respondiendo como acostumbra de forma normal.
4. Tener el hábito de trabajar con suposiciones, en vez de hacerlo con una comunicación disciplinada
con el cliente, llevando las acciones pertinentes.
6. No contar con cotizaciones detalladas. No calcular todos los pormenores del precio, como
desperdicios, comisiones, fletes, seguros, empaque, etc. Esto es común que suceda en las primeras
operaciones de exportación. Como consecuencia, muchas de las veces se da un precio equivocado
o más bajo para quedarse con el pedido, para luego incrementarlo una vez que la mercancía está
en producción y comprometido por parte del cliente.
7. No contemplar todos los imprevistos que pueden afectar una entrega a tiempo.
9. No registrar por escrito y con firmas todos los acuerdos que se tienen con el cliente,
especialmente las aprobaciones de especificaciones, materiales, muestras de confirmación,
movimientos de fechas de entrega, etc. Esto acarrea muchos problemas a la fábrica. En la actividad
de exportación, es muy importante que todos los acuerdos queden debidamente registrados y
archivados para demostrar que se siguieron todas las indicaciones dadas por el equipo de gerentes
representantes del cliente. El cliente no es una sola persona, sino un grupo de personas que muchas
veces no están perfectamente sincronizadas en su comunicación, lo cual produce contradicciones
que atropellan el buen funcionamiento del proceso. Las personas que intervienen son: el diseñador,
el comprador, el supervisor de calidad, el agente, etc. Registrar y firmar todos los acuerdos y
aprobaciones por escrito es la mejor manera de defensa en algún posible desacuerdo posterior a la
entrega de la mercancía.
10. No manejar adecuadamente el aspecto de exclusividad. El cliente, sobre todo el norteamericano,
es muy dado a exigir ser el único cliente, pero si no es lo suficientemente grande para mantener
ocupada la fábrica, ésta buscará otros como complemento del primero; cuando lo hace sin una
estructura adecuada para dar atención a ambos a un mismo tiempo y de forma separada, se corre
el riesgo de perder a los dos.
11. No tener en cuenta que el sistema de calidad debe ser de carácter preventivo y no correctivo.
Cuando esto sucede, se responsabiliza de la calidad a un inspector de producto, sin tener en cuenta
que el responsable efectivo de la calidad debe tener un gran sentido común, y una alta capacidad
para visualizar con anticipación los problemas en los que se incurre, previo al uso de todos y cada
uno de los componentes de la mercancía.
12. Completar pedidos con saldos. Cuando faltan algunas mercancías para completar el pedido, se
recurre a tomar productos defectuosos con el único objetivo de completarlo, sin pensar en que esto
afectará en menor o mayor grado la seriedad de la negociación.
14. No contar con una estrategia de precio a la exportación. Improvisar un precio del producto por
no contar con un costeo detallado desde la elaboración de las muestras y presentarlo
precipitadamente en las ferias, no da buen margen para una negociación en precio.
15. No marcar claramente los límites entre las actividades de fabricación y las de comercialización
en la exportación, sobre todo cuando no se tiene un conocimiento claro de los costos de operación
en los que incurre la comercialización del producto en el país al que se exporta. Cuando esto sucede,
se sangra directamente a la fábrica, por lo que se considera que es una simple actividad de venta en
el mercado interno.
16. Contar con un solo cliente en el exterior. Depender de un solo cliente en nuestros productos de
exportación podría provocar altibajos en la producción destinada a la exportación, sobre todo si el
cliente no tiene un mercado cautivo seguro.
17. Dependencia excesiva del diseño y desarrollo del producto por el cliente. Usualmente el cliente
dicta o provee los diseños que desea que se fabriquen, pero, a medida que las relaciones se
fortalecen, el cliente desea que la fábrica le muestre diseños actualizados, para reforzar su muestra
y hacer llegar al detallista una novedad con sello particular. El fabricante difícilmente entiende o
quiere entender esta necesidad, porque para él es más cómodo recibir del cliente los modelos que
se fabricarán.
18. No hacer investigación sobre tendencias de moda. Es muy común la copia o el pirataje de diseños
en la industria del cazado y del vestido, entre otras. No contar con un departamento que se dedique
al desarrollo de modelos innovadores y vanguardistas o a reforzar los diseños ya existentes, puede
traer como consecuencia una falta de pedidos, aún teniendo productos de buena calidad.
19. Falta de apoyo a las inspecciones de calidad de producto y proceso. Muchas de las
recomendaciones hechas por los inspectores de calidad (y que son detectadas a tiempo) pueden ser
la solución para contar con productos de calidad bien seccionados. La falta de seriedad hacia estas
inspecciones provoca malestar en los clientes y muchas veces deja la carga de la inspección a éstos,
lo cual provoca un freno a las negociaciones y a la fluidez del producto. Es importante saber que la
calidad es responsabilidad absoluta del fabricante.
Un punto importante por considerar, es qué mecanismos se deben utilizar para poder ser
competitivo.
El éxito en el proceso de exportación depende, entre otros factores, de una buena recopilación de
información. Por ello es recomendable que las empresas que desean exportar por primera vez o
diversificar sus mercados en el exterior, realicen en primera instancia una investigación documental
que les permita establecer un plan estratégico de negocios de exportación dándole a la actividad
exportadora un horizonte de permanencia y no un carácter transitorio o coyuntural, de una
actividad marginal dentro de la producción y las ventas de la empresa.
Con el acopio de información el futuro exportador contará con un mayor número de elementos para
disminuir la incertidumbre y apoyar la toma de decisiones. Las empresas necesitan conocer, entre
otros temas, acerca de:
• ¿Cuál o cuáles de sus productos tienen mejores posibilidades de ser exportados? • ¿En dónde
existe demanda para el producto que fabrica la empresa y el precio que puede venderlo? • ¿A qué
competencia se enfrentará? • ¿Cuáles son los requerimientos y necesidades del mercado? • ¿Qué
regulaciones arancelarias, normas técnicas o regulaciones no arancelarias deberá cumplir? • ¿Qué
factores geográficos, económicos, políticos y culturales pueden afectar sus posibilidades de éxito?