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¿En qué medida es obligatorio rezar con “Minián?

Nuestros sabios dictaminaron el deber de rezar con “Minián” y ordenaron a la


persona a esforzarse e ir a una plegaria en comunidad, aunque se encuentre a una
distancia de un “mil” (aproximadamente un kilómetro) que equivale en tiempo a
dieciocho minutos a pie (Mishná Berurá 90:52).
Si una persona está en el camino y se encuentra a setenta y dos minutos (lo q ue
llevaría transitar el equivalente a cuatro “mil”) de arribar a un sitio con “ Minián“,
aunque haya planificado detenerse para descansar debe continuar su marcha para
poder rezar con el público. Si el sitio donde se encuentra el “ Minián” no le queda de
paso, debe desviarse hasta dieciocho minutos a pie de su trayecto original para
rezar con público (Shulján Aruj 90:16).
Con respecto a quienes acostumbran a viajar en automóvil, hay quienes opinan
que debe manejar hasta dieciocho minutos para llegar a un sitio donde haya un
rezo público con “Minián” mientras que quien se encuentra en viaje y sabe que en
los próximos setenta y dos minutos va a llegar a un sitio con “Minián” debe
continuar su viaje hasta poder llegar al mismo. Otros opinan que un automovilista
no está obligado a desplazarse más de un “mil”. Es bueno actuar de acuerdo a la
opinión más estricta y quien quiera ser más flexible al respecto tiene en quien
fundamentarse.
Quien está urgido por ocuparse de temas referidos a la atención de su negocio o
protección de su propiedad, tal que si no lo hace puede sufrir una
pérdida patrimonial, tiene permitido rezar en forma individual para evitar
contratiempos. Empero comerciantes y artesanos de diferentes oficios deben
interrumpir su labor para rezar con “Minián” aunque durante el tiempo de ida y
vuelta al rezo no podrán trabajar y lucrar. Solo en caso de que sufran un
contratiempo cuya desatención les puede significar una importante pérdida
económica, estarán autorizados a rezar solos sin quorum (Mishná Berurá 90:29).
Quien necesita viajar para resolver trámites urgentes o por tratamientos médicos, y
en caso de rezar con “Minián” no alcanzará a llegar al destino deseado a tiempo
está autorizado a rezar solo.

Orden de prioridades respecto del rezo con “Minián“

En el caso de una persona a la cual se le dificulta concentrarse cuando reza con


“Minián” mientras que al orar en privado su concentración es buena, si logra
mantenerse atento o concentrado en el grado mínimo que el servicio público
admite, debe hacerlo con éste. Esto significa en caso de rezar en público, mientras
la persona consiga mantenerse concentrada durante el recitado de la primera
bendición de la “Amidá” debe rezar con “Minián” (Igrot Moshé Oraj Jaím 3:7).
Además, normalmente, en el largo plazo el rezar en público de forma fija refuerza
la capacidad de concentración y la conexión con la Santidad.
En el caso de un erudito (talmid jajam) que se dedica en tiempo completo al estudio
de la Torá y para quien el ir a la sinagoga le implica una interrupción, debe
igualmente rezar con “Minián“. Si bien según la base de la ley este erudito tendría
permitido rezar en privado, esto se evita ya que otras personas podrían
erróneamente aprender de esta conducta y restar importancia al servicio público, y
por lo tanto el estudioso en cuestión debe cuidar de participar del “ Minián“.
Únicamente en casos especiales, si se encuentra en el medio de un estudio de
gran importancia e ir a la sinagoga le afectaría gravemente el curso del análisis, se
permite que rece en privado (Según el Ramá90:18).
En el caso de quien enseña Torá y no tiene la posibilidad de dar clase y participar
del “Minián“, es preferible que rece en privado y no interrumpa su clase, ya que el
estudio público de la Torá antecede en importancia al servicio con quórum ( Mishná
Berurá 90:56).
Es preferible rezar en público a participar del banquete festivo posterior a un “ Brit
Milá” (Kaf HaJaím 90:67). Empero en caso de que el anfitrión se pudiera ofender
por la ausencia, es preferible evitar las discordias, rezar en privado y participar de
la comida.
Quien tiene dos posibilidades: rezar en privado “vatikín” (esto es iniciando la Amidá
en el horario de la salida del sol) o rezar más tarde con “Minián” es preferible que
opte por la segunda opción (ver más adelante 11:9).

¿Quién es apto para sumarse al “Minián

El “Minián” es la sumatoria de diez judíos varones que cuentan con la lucidez y


responsabilidad necesarias como para incorporarse a una cuestión de santidad.
Empero un pequeño que no cuenta aún con la lucidez o responsabilidad suficientes
no es contado para el “Minián“. A partir del momento en que está obligado a
cumplir con preceptos (Bar Mitzvá) sí podrá sumarse al “Minián“.
Hay juristas medievales (rishonim) que consideran que en casos de emergencia o
necesidad, a nueve adultos se les puede sumar un niño que sostiene en sus manos
un tomo de la Torá (impreso). Sin embargo, en opinión de la mayoría de los
juristas, tampoco en caso de necesidad o emergencia se debe sumar un niño al
quórum y esta es la costumbre extendida. En caso de que por no contar al niño el
rezo público corre riesgo de anularse y parte de los nueve participantes adultos o
sus hijos podrían por esto alejarse del judaísmo, se lo incorpora y cuenta como
décimo.
En el caso de alguien con problemas mentales, siquiátricos o quien carece de
lucidez (“shoté“), por ejemplo, aquél que suele quitarse la ropa y perderla, no se le
suma al “Minián“. En el caso de quien a veces pierde su lucidez o equilibrio y a
veces la recupera, al perderla no puede integrar el “Minián” y al recuperarla sí
puede (Talmud Babilonio, Tratado de Jaguigá 3(B), Beur Hahalajá 55:8). Asimismo
quien se encuentra en avanzado estado de ebriedad (“borracho como Lot”) y perdió
conciencia de sí, no se le suma al “Minián“. A priori es correcto no sumar al
“Minián” a un simple ebrio que no se podría presentar ante una corte real ( Kaf
HaJaím 55:14, ver adelante 5:11).
En el caso de un sordomudo, dado que carece de medios de comunicación con el
mundo exterior, los sabios lo incluyeron en la anterior categoría de “ shoté“, por lo
que está exento de cumplir con los preceptos y por lo tanto no suma para el
“Minián” (Talmud Babilonio Tratado de Jaguigá 2(B), Shulján Aruj 55:8).
En el caso de un sordomudo al que se le enseñó a comunicarse con el entorno
mediante el lenguaje de las señas o mediante la lecto-escritura, los juristas
debatieron respecto de si sus habilidades de comunicación cambian sui status
halájico. Dado que el deber de completar el quórum de diez es una ordenanza de
origen rabínico, la halajá final es de acuerdo a la opinión más flexible, por lo que se
cuenta para el “Minián” al sordo mudo que sabe comunicarse.

Quien está presente durante el servicio sin responder al oficia nte, ¿cuenta
para el “Minián“

No es necesario que todos los diez miembros del “Minián” puedan participar
efectivamente en el recitado de cuestiones de santidad (dvarim shebakdushá), o
sea que aun cuando algunos de los participantes no pueden responderle al
oficiante completan igualmente el quórum. Por ejemplo, si algunos aún no
terminaron de rezar la “Amidá” de “Arvit“, a pesar que no pueden responder al
“Kadish” o al “Barejú“, por cuanto que hay en el recinto diez judíos, la Divina
Presencia posa entre ellos y de todas maneras se pueden recitar cuestiones de
santidad.
Asimismo, un sordo que no puede escuchar al oficiante o un mudo que no puede
responderle a éste, igualmente completan “Minián“. Lo único que se requiere es
que en el recinto se encuentren cinco personas que puedan responder tras el
oficiante, ya que junto a él son seis y conforman la mayoría del quórum mínimo.
En opinión de algunos de los más importantes juristas de las últimas generaciones
(ajaronim), la regla por la cual quien no puede responder de todas maneras
completa “Minián” se refiere al recitado del Kadish y demás cuestiones de santidad,
pero a los efectos de que el oficiante repita la “Amidá” se requiere de nueve que
puedan responderle “Amén”, ya que de no ser así el recitado de la b endición es
vano (Shulján Aruj Harav 55:7, Ben Ish Jai Vaiejí 6). Sin embargo, de acuerdo a la
opinión mayoritaria de los juristas, si bien a priori es necesario que nueve
respondan “Amén” durante la repetición de la “Amidá” por parte del oficiante, desde
el punto de vista de la base de la ley, quienes no responden “Amén” también
completan el “Minián“, por lo que el oficiante puede comenzar la repetición en voz
alta aunque no hayan aún nueve personas que hayan terminado la “ Amidá”
silenciosa y puedan responder.
Asimismo está permitido está permitido recitar la repetición de la “ Amidá” en un
“Minián” de gente poco respetuosa que acostumbra a hablar durante la repetición
del oficiante, al punto de que puede llegar a dudarse respecto de si habrán o no
nueve personas que efectivamente respondan “Amén”, ya que a posteriori también
aquellos que no responden son contados para completar el quórum ( Maguén
Abraham, Eliahu Rabá).
A los efectos de salir de duda, allí donde se habla mucho durante la repetición del
oficiante y se teme que no hayan nueve que respondan “Amén”, éste debe pensar
para sus adentros y condicionar que si la halajá final es de acuerdo a los que
opinan que se requiere de nueve que respondan efectivamente, entonces su
repetición habrá de ser un rezo suplementario y un tributo no obligatorio (“ Tefilat
Nedavá“). Dado que este tipo de plegaria está permitida a toda persona, las
bendiciones recitadas no serán vanas (Mishná Berurá 124:19)
Contar a un judío secular para el “Minián

Un judío que ha cometido transgresiones, por ejemplo, comió comidas prohibidas,


cometió adulterio o violó cualquier otra normativa de la Torá es contado para el
“Minián“. Esto se debe a que si bien pecó, en su interior indudablemente desea ser
parte de las tendencias sagradas del pueblo de Israel, tal como dijeron nuestros
sabios (Talmud Babilonio Tratado de Sanhedrín 44(A)): “Un judío aunque haya
pecado sigue siendo judío”. En cambio, aquel que peca a propósito y para provocar
la ira de D´s (“lehaj’is”), por cuanto que no se considera vinculado a la Torá y al
pueblo de Israel, no es contado para “Minián” (Mishná Berurá55: 46-7).
Según la opinión de algunos juristas, quien trasgrede públicamente el Shabat,
aunque solo lo haga por placer, se lo considera como idólatra y no es contado para
el “Minián” (Mishná Berurá 55:46). Sin embargo, en las últimas generaciones,
muchos de los grandes juristas sentenciaron en la práctica que si quien transgrede
el Shabat quiere sumarse al “Minián” se lo cuenta. Esto se debe a que en la
actualidad el status de quien no cumple Shabat es completamente diferente. En el
pasado, cuando todo el pueblo de Israel observaba el Shabat, quien lo profanaba
en público aunque solo fuese por placer desafiaba a toda la grey de Israel y se lo
consideraba un pecador voluntario que buscaba enfurecer a D´s y por lo tanto se
excluía a si mismo de la congregación. Mas hoy en día, en que lamentablemente la
observancia del Shabat ha sido abandonada por muchos en el pueblo de Israel, el
cumplimiento de este precepto no es un indicador fehaciente del grado de
identificación del judío en cuestión con su tradición ancestral y por lo tanto si quiere
sumarse al “Minián” se lo puede incluir. De todas maneras no corresponde
nominarlo oficiante.

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