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ANÁLISIS DE LOS DELITOS ECONÓMICOS EN EL NUEVO CÓDIGO PENAL DE PANAMÁ

DELITOS CONTRA LIBRE COMPETENCIA Y ASUNTOS DEL CONSUMIDOR Y USUARIOS


Artículo 234 del Código Penal Conducta: Quien Sustraiga y retenga del mercado materias primas
o productos de primera necesidad o altere los precios de bienes o de servicios públicos o privados
con el propósito de desabastecer un sector del mercado con el ánimo de perjudicar a los
consumidores o usuarios. Sujeto Activo: indeterminado o común. Verbos: Sustraer, retener, alterar.
Objeto: materias primas, productos de primera necesidad, y bienes o servicios. Sujeto
pasivo: economía y consumidores o usuarios. Forma de culpabilidad : dolo específico. Es
un delito de resultado. Pero admite tentativa Sanción prisión de 4 a 8 años.
ARTÍCULO 235 y 236. CONDUCTA: causar perjuicio a consumidores y usuarios mediante los actos
siguientes: facturar cantidades superiores por productos o servicios, cuyos costos o precios se midan
mediante dispositivos o aparatos automáticos. Ofertar o publicitar productos o servicios incluyendo
informaciones falsas o manifieste características y ventajas inciertas de los productos o servicios
publicitados. Admite dolo genérico. Es un delito de resultado Sanción: prisión de dos a cinco años.
Prisión de 1 a 3 años. DELITOS CONTRA LIBRE COMPETENCIA Y ASUNTOS DEL CONSUMIDOR
Delito de Retención Indebida Cuotas y salarios Artículo 237 Sujeto Activo: El director,
dignatario, gerente, administrador, representante legal. Empleado o trabajador de una
empresa Verbos: retener o no remitir la cuota empleado empleador (superen los mil balboas)?
Sanción de 2 a 4 años Conducta: Cuando tales actos se observen en un plazo de tres meses.
Agravante: La Sanción se aumentará de una sexta parte a una tercera parte Sujeto activo. El
empleador o representante legal o a quien en una u otra forma, haya ordenado al gerente,
administrador, o contador, retener la entrega de cuotas a la caja de seguro social ARTÍCUJLO 238
RETENCIÓN DE DESCUENTOS VOLUNTARIOS DEL SALARIO. SANCIÓN 6 MESES A 3 AÑOS
O SU EQUIVALENTE EN DÍAS MULTA O ARRESTO FINES DE SEMANAS.
Delitos financieros artículo 239. En contra de entidad bancaria o de captación
de recursos económicos o financieros modalidad simple. Sujeto activo: indeterminado.
cualquier persona “quien” en beneficio propio o ajeno verbos: se apodere u ocasione la trasferencia
ilícita o haga uso indebido objeto material: dinero, valores u otros recursos financieros sujeto pasivo:
entidad bancaria, empresa financiera u otra que capte o intermedie con recursos financieros del
público o que se le haya confiado. (Pluriofensivo) modus operandi: realice dicha conducta a través
de manipulación informática, fraudulenta o medios tecnológicos. Sanción de 4 a 6 años de prisión.
Forma agravada del tipo. Aumenta de 6 a 8 años de prisión, cuando el sujeto activo sea empleado,
directivo, administrador o representante legal de la entidad.( aprovechándose de su posición o de
error ajeno).
Corrupción de empleado del sector privado comentario: sujeto activo: indeterminado o común.
“quien” de manera directa o indirecta o por interpuesta persona verbos: prometer, ofrecer, conceder,
solicitar, o aceptar. Sujeto pasivo: sector económico y entidad del sector privado que se dedique
actividades financieras. En grado de consumación o tentado. Basta la promesa de obtener beneficio
indebido sin exigir la consumación. Delito doloso la conducta requerida al empleado de la entidad
privada puede ser por acción u omisión. Sanción: 2 a 4 años de prisión o su equivalente en días
multa o trabajo comunitario. Artículo 249. quien, de manera directa o indirecta prometa, ofrezca,
conceda, solicite o acepte a una persona que dirija una entidad del sector privado o cumpla
cualquier función en esta, un beneficio indebido que redunde en su propio provecho o en el de otra
persona, con el fin de que faltando al deber inherente a sus funciones actúe o se abstenga de actuar,
será sancionado con pena de dos a cuatro años de prisión o su equivalente en días-multa o trabajo
comunitario.
Delitos contra la seguridad económica artículo 256. Quien divulgue noticias falsas que pongan en
peligro la economía nacional o el crédito público. Será sancionado con 2 a 4 años. Cuando el delito
se consuma o se afecta la economía la pena aumentará de 4 a 5 años de prisión. Artículo 257:
cuando la noticia o el rumor falso perjudica la producción, exportación o importación de productos
pecuarios, agrícolas, o forestal del país. La pena se aumentará hasta la mitad. Objeto material:
moneda, valores de los títulos del estado entre otros. Noticias por cualquier medio
de comunicación primer supuesto es de peligro no es necesaria la lesión del bien tutelado segundo
supuesto es de resultado es doloso.
Delitos financieros artículo 248: el servidor público que culposamente omita realizar los controles
correspondientes a los que esté obligado en virtud de las atribuciones propias de su cargo
relacionado con los tipos penales anteriores. Sujeto activo: delito propio realizable solo por servidor
público. Que labora en entidad financiera o en banca oficial verbo: omitir. Dejar de hacer o pasar por
alto un deber objetivo de cuidado inherente a las funciones en la modalidad culposa. Es una
conducta de negligencia. Objeto jurídico: la economía y la seguridad del sistema sanción: 1 a 3 años
de prisión o su equivalente en días multas o arresto los fines de semanas.
Uso indebido de patentes y marcas o dibujos industriales artículo 263. Quien fabrique o ensamble
un producto amparado por patente, de invención o modelo de utilidad, sin consentimiento del titular
del propiedad industrial inscrito en la digerpi o cuando comercialice o haga circular un producto u
objeto así fabricado o ensamble. Sanción: 4 a 6 años de prisión. Artículo 234 quien falsifique, altere
o imite una marca, un nombre comercial o expresión o señal de propaganda, sanción 6 a 4 años de
prisión. Adulterar o imitar modelo o dibujo industrial. Sanción de 4 a 6 años.
Delitos contra los derechos colectivos de pueblos indígenas contra los derechos
autorales. Reproducción o copia íntegra o parcial de obras protegidas almacenar o distribuir, vender
o alquilar… reproducción ilícita de obra protegidas. Usurpar la paternidad de una obra protegida.
Contra la propiedad industrial la sanción será de 4 años a 6 años a quien fabrique, esamble,
comercialice haga circular productos amparados por el derecho colectivo.
Quiebra e Insolvencia artículo 276. Quiebra Dolosa o intencional quien cause dolosa o
fraudulentamente la quiebra, según el código de comercio será sancionado de 5 a 10 años.
Constituye un tipo penal en blanco. No requiere la declaratoria de quiebra por juzgado civil.
Agravante. Se aumenta de 6 a 12 años de prisión cuando el daño económico se cuantifique en una
suma superior a un millón de balboas. Delito de insolvencia: actos de ocultación de bienes,
declaración de créditos inexistentes en fraude de acreedores. Sanción de 2 a 4 años o equivalente
a días multa o arresto fines de semanas.

Competencia Desleal artículo 279 quien divulgue información falsas o alteradas sobre un competidor
o utilice cualquier medio fraudulento para desviar a favor propio o de un tercero la clientela ajena. El
sujeto activo en calidad de autor será un comerciante de la misma línea o clase de producto. El
cómplice cualquier persona. Un negocio de fama o reconocido que ya tiene su clientela. Medios
fraudulentos. Publicitarios. Prensa, radio, medios de comunicación o circulación al público. Sanción:
18 meses a 3 años o su equivalente en días multas o arresto fines de semanas.
Delitos contra cheques y tarjetas de créditos artículo 280. Girar cheque sin suficiencia de fondo o sin
autorización para sobregiros. Girar cheque contra cuenta cerrada, inexistente o ajena. Haga uso o
derive provecho de un cheque sin tener cobertura d fondos para cubrirlo aunque no haya sido el
girador del cheque. Artículo 283. Uso indebido de tarjeta de créditos. Fabricación indebida de tarjetas
de crédito o débitos traspaso de tarjetas con fines ilícitos. Quien usa la tarjeta no es el titular o la
persona a nombre de que fue aprobada o expedida. En estos delitos debe perfeccionarse la acción
dolosa. Sanción de 4 a 6 años de prisión
Revelación de secretos empresariales art. 284. Se aplica a empleados públicos o particulares. Quien
para descubrir invocaciones o secretos de un agente económico, se apodere de datos, información
soporte informático, procedimientos, fórmula o informe, siempre que cause perjuicio a este. Verbo:
apoderarse modalidad de culpabilidad. Dolo sanción prisión de 2 a 4 años. Agravante: la sanción
será de 3 a 6 año cuando tenga la condición de servidor público, o trabajador de la empresa o en
virtud de la prestación de servicios profesionales.
Delitos que Implican un Peligro Común Artículo 292. Quien, mediante incendio, inundación,
derrumbe, explosión u otro medio con poder destructivo, cause un peligro común para la vida o los
bienes de las personas Sanción con prisión de cinco a diez años. Artículo 293. Quien dañe o inutilice
diques u obras destinados a la protección contra desastres, o sustraiga o inutilice materiales,
instrumentos u otros medios destinados a la protección contra Desastres. Sanción pena de tres a
seis años de prisión. Artículo 294. Quien dañe o inutilice redes , canales u obras destinados a la
irrigación, conducción de agua, producción, transmisión o transporte de energía
eléctrica, señales de telecomunicaciones, gas o sustancias energéticas, cable de Internet o
fibraóptica,. Sanción prisión de cinco a diez años.
Delitos contra la seguridad colectiva bien jurídico. Sociedad. La comunidad, población, grupos de
personas. Medios por incidencio, inundación. Destrucción objeto vida, bienes, diques, obras,, agua,
energía eléctrica, telecomunicaciones del art. 292 al 294, son delitos dolosos. Se castiga en grado
de tentativa o consumado las penas dependiendo del bien que protegen oscilan entre 5 a 20 años.
En la modalidad culposa no solo se impone prisión sino existen otras sanciones posibles a imponer.
Delitos contra los Medios de Transporte Artículo 297. Quien ejecute cualquier acto que ponga en
peligro real la seguridad de los medios de transporte terrestre, marítimo o aéreo Sanción con prisión
de tres a seis años. Agravantes específicas: Usar intimidación o violencia contra las personas para
tomar el control del medio de transporte Colocar un artefacto o una sustancia que pueda destruirlo.
Sanción de cinco a siete años de prisión. Otra Agravante: Si del hecho resulta colisión,
descarrilamiento u otro accidente grave. Sanción de seis a diez años de prisión. Se castigará
como homicidio agravado cuando como consecuencia de dichos actos se produce la muerte de una
o más personas.

BIEN JURIDICO PROTEGIDOEL CANAL DE PANAMÁ Artículo 298. Quien ejecute cualquier acto
que ponga en peligro el funcionamiento operacional del Canal de Panamá. Sanción con prisión de
diez a quince años. Agravante: Si del hecho resulta algún daño que impida el normal funcionamiento
de la Vía Interoceánica. Sanción de veinte a treinta años de prisión. Artículo 299 Las conductas
mencionadas admiten la perpetración culposa. Sanción de 2 a 4 años de prisión. SUJETO ACTIVO:
Quien ostente la calidad de servidor público por ocupar cargo en el canal de panamá será
responsable por extralimitación en el ejercicio de sus funciones.
Delitos Contra la Salud Pública Artículo 300. Quien envenene, contamine, altere o corrompa
alimento, medicina, excipiente o materia prima, agua potable o cualquier otra sustancia destinada al
uso público, poniendo en peligro la salud de las personas Quien elabore una sustancia o producto
que ponga en peligro la salud de las personas. Sanción prisión de 4 a 10 años. Artículo 301. Quien,
sin haber perpetrado dichas conductas. Ofrezca en venta o entregue, a cualquier título, alimento,
medicina, agua potable o cualquier sustancia destinada al consumo humano o cosas peligrosas para
la salud. Admite dolo específico. Conociendo de su carácter nocivo, o falsifique o altere el permiso o
la licencia de importación o la fecha de vencimiento del producto o subproducto para el consumo.
Sanción prisión de tres a seis años.
DELITOS CONTRA LA SALUD PÚBLICA AGRAVANTES: Se aumentará en un tercio la pena en los
casos siguientes: Si quien realiza las conductas descritas es el mismo que elaboró, envenenó,
contaminó o adulteró las sustancias o tiene la calidad deservidor público. Artículo 302. Cuando
sobrevenga enfermedad de una o más personas Se aumenta de 6 a 12 años de prisión. Se castigará
con pena similar al delito de homicidio agravado cuando sobrevenga la muerte de 1 o más personas.
DELITOS CONTRA LA SALUD SUJETO ACTIVOPROFESIONAL MÉDICO O AFIN Artículo 305. El
médico o la persona que ostente una carrera sanitaria, que recete o suministre droga, sin necesidad
médica o terapéutica que lo justifique o en dosis mayor de la necesaria, será sancionado con prisión
de uno a tres años o su equivalente en días-multa o arresto de fines de semana. La misma sanción
se aplicará a quien, estando autorizado para el expendio o entrega de drogas, las suministre sin
receta médica o en dosis que exceda la cantidad recetada. No. 26057 Gaceta Oficial Digital, lunes 9
de junio de 2008 55 56 Artículo 306. El médico que omita denunciar a la autoridad correspondiente
algún caso de enfermedad cuya notificación es obligatoria según las normas sanitarias, será
sancionado con prisión de seis meses a un año o su equivalente en días-multa o arresto de fines de
semana. Artículo 307. Cuando alguno de los hechos previstos en los artículos anteriores fuera
cometido por culpa, la sanción aplicable será la siguiente: 1. En el caso de los artículos 300 y 304,
prisión de uno a dos años. 2. En el caso de los artículos 301 y 303, prisión de seis meses a un año.
Continuación… Otros Delitos de Relevancia PIRATERÍA Artículo 322. Quien se apodere, tome el
control o desvíe de su ruta una nave por medio de fraude, violencia o intimidación cometido contra
su comandante, la tripulación o alguno de los pasajeros será sancionado con prisión de diez a veinte
años. La misma pena, será aplicada a quien destruya una nave o aeronave en servicio o le cause
un daño que la inhabilite. Artículo 323. La pena prevista en el artículo anterior se aumentará en la
mitad si el hecho se comete: 1. En una nave o aeronave del Estado. 2. Por un servidor público con
ocasión de sus funciones o excediendo el ejercicio de ella o por un empleado de empresa de
transporte aéreo. 3. Por tres o más personas. 4. En una nave o aeronave destinada al transporte
público. Artículo 324. Quien se apodere del control de una aeronave en vuelo e impida que la
tripulación o los pasajeros la abandonen será sancionado con prisión de diez a veinte años.
Asociación Ilícita Artículo 325. Cuando tres o más personas se concierten con el propósito de
cometer delitos, cada una de ella será sancionada por ese solo hecho con prisión de tres a cinco
años. AGRAVANTE: La pena será de seis a doce años de prisión, si la asociación es para cometer
los delitos siguientes: Homicidio doloso, asesinato, secuestro, extorsión, robo, hurto de autos y
accesorios, delitos relacionados con el tráfico de drogas, blanqueo de capitales, delitos financieros,
violación sexual, pornografía infantil, trata de personas, terrorismo o tráfico de armas.
CONCEPTO LEGAL DE PANDILLA ARTÍCULO 326 Se entiende por pandilla la concertación previa
de tres o más personas de manera habitual con el propósito de cometer delitos, que se distingue por
reunir por lo menos dos de las siguientes características: 1. Tenencia, posesión o uso de armas. 2.
Uso de símbolos personales o colectivos de identificación de sus miembros. 3. Control territorial. 4.
Jerarquía.
PANDILLAS Artículo 326. Quienes constituyan o formen parte de una de pandilla serán sancionados
con pena de prisión de cuatro a seis años. La pena será de siete a catorce años de prisión, si la
pandilla es para cometer homicidio, secuestro, extorsión, robo, hurto de autos y accesorios, delitos
relacionados con el tráfico de drogas, blanqueo de capitales, delitos financieros, violación sexual,
trata de personas, pornografía infantil, terrorismo o tráfico de armas.
ASOCIACIÓN ILÍCITA Artículo 327. Al promotor, jefe o dirigente de la asociación ilícita o de la
pandilla, se le aumentará la sanción hasta una tercera parte. Artículo 328. Las penas establecidas
en los artículos anteriores serán reducidas a la mitad cuando: 1. El autor voluntariamente contribuya
con la autoridad a la desarticulación de la asociación o de la pandilla. 2. El autor voluntariamente
proporcione a la autoridad información oportuna para impedir o impida la ejecución de actos ilícitos
planificados por la asociación o la pandilla.
Apropiación y Sustracción Violenta de Material Ilícito Conocido en el lenguaje común como “Tumbe”
332. Quien, mediante el uso de violencia o intimidación, se apodere o intente apoderarse, sustraiga
o intente sustraer sustancias o material ilícito, en posesión de un tercero, será sancionado con prisión
de cinco a diez años. La sanción se aumentará de un tercio a la mitad en los siguientes casos: 1.
Cuando se utilice a personas menores de edad. 2. Cuando el ilícito se cometa por sujetos
enmascarados o utilizando armas de guerra.
Terrorismo artículo 289. quien, con la finalidad de perturbar la paz pública, cause pánico, terror o
miedo en la población o en un sector de ella, utilice material radioactivo, arma, incendio, explosivo,
sustancia biológica o tóxica o cualquier otro medio de destrucción masiva o elemento que tenga esa
potencialidad, contra los seres vivos, los servicios públicos, los bienes o las cosas será sancionado
con prisión de veinte a treinta años. La pena será de veinticinco a treinta años de prisión para los
jefes de organizaciones o células terroristas o quien ayude a su creación o cause la muerte de una
o más personas. Comentarios: sujeto activo: indeterminado verbos: - causar pánico… -utilizar
materiales de peligro o exterminio o destrucción a la vida humana. -medios reales o potenciales de
peligro sujeto pasivo: población, seres humanos y especie viva. Servicios públicos, bienes o cosas.
Pena privativa de la libertad. Propósito: doloso. Agravante: cabecilla o facilitadores de esos grupos.

http://cienpe.blogspot.com/2015/08/delitos-contra-el-orden-economico.html
Blanqueo de capitales: delito de
vieja prosapia
...si comparamos los contenidos del artículo 254 del Código Penal
actual con el actual 370 del Código Penal de 1922, no tenemos
reparo alguno en sostener que, aunque con el nombre de delito de
encubrimiento y no de blanqueo de capitales, ya el citado Código
Penal de 1922 regulaba esta figura, aunque con pena mínima y sin la
trascendencia social que en el mundo de la economía y del comercio
actual tiene el movimiento doloso y fraudulento, de origen y
procedencia ilícita, de dineros, vienes valores y otros recursos
financieros

 Silvio Guerra Morales

 opinion@epasa.com
/


 - Actualizado: 19/10/17 - 02:08 pm
Mucho se ha venido discutiendo en torno a los orígenes de la figura del delito de blanqueo
de capitales en nuestra legislación. Algunos creen que es una figura novedosa en nuestro
Derecho Penal Contemporáneo, es decir que ella viene a incorporarse, a nuestra legislación,
hará cuestión de unos cuantos años atrás y como consecuencia de las exigencias de las IFIS
(Instituciones Financieras Internacionales) frente a los países deudores. Sin duda alguna
que las IFI (Instituciones Financieras Internacionales) sí presionaron para que el delito se
regulara en la forma tan amplia como aparece en nuestra actual legislación. No obstante,
veamos un poquito de historia.
Lo cierto es que el Código Penal, adoptado por la Ley N° 14 de 18 de mayo de 2007, con
las modificaciones y adiciones introducidas por la Ley N° 26 de 2008, cuando regula los
Delitos Contra el Orden Económico divide en seis (6) capítulos los delitos de tal naturaleza.
Así, por ejemplo, el Capítulo 1º. refiere a los Delitos contra la Libre Competencia y los
Derechos de los Consumidores y Usuarios; el Capítulo 2do. hace relación al delito de
Retención Indebida de Cuotas; por su parte el Capítulo 3ero. refiere a los Delitos
Financieros; el Capítulo 4to. ventila delitos de Blanqueo de Capitales; el Capítulo 5to. los
Delitos contra la Seguridad Económica y el Capítulo 6to. los Delitos contra la Propiedad
Intelectual y en varias secciones regula lo concerniente a Delitos contra el Derecho de
Autor y Derechos Conexos; Delito contra los Derechos de Propiedad Industrial; Delitos
contra los Derechos Colectivos de los Pueblos indígenas y sus Conocimientos
Tradicionales; el Capítulo 7mo. sobre Quiebra e Insolvenvia; el 8vo. sobre Competencia
Desleal; el IX trata de los Delitos Cometidos con Cheques y Tarjetas de Crédito y,
fianlemnte, el Capítulo 10º trata lo relatiuvo a los delitos de Revelación de Secretos
Empresariales.
Es importante conocer qué hechos, acciones o conductas refiere, específicamente, se
subsumen en el delito de blanqueo de capitales que norma el Artículo 254 del Código Penal
y cómo quedó el mismo luego de las reformas que introdujo el Artículo 40 de la Ley 36 de
2013. El referido artículo se criminaliza a toda persona que por sí misma o por interpuesta
persona: reciba, deposite, negocie, transfiera o convierta dineros, títulos valores, bienes u
otros recursos financieros, previendo razonablemente que provienen de actividades
relacionadas con los siguientes delitos: el soborno internacional, delitos contra el Derecho
de Autor y Derechos Conexos, contra los Derechos de la Propiedad Industrial o contra la
Humanidad, tráfico de drogas, asociación ilícita para cometer delitos relacionados con
drogas, estafa calificada, delitos financieros, tráfico ilegal de armas, tráfico de personas,
secuestro, extorsión peculado, homicidio por precio o recompensa, contra el
ambiente, corrupción de servidores públicos, enriquecimiento ilícito, actos de terrorismo,
financiamiento de terrorismo, pornografía y corrupción de personas menores de edad, trata
y explotación sexual comercial, robo o tráfico internacional de vehículos; con el objeto de
ocultar, encubrir o disimular su origen ilícito; o ayude a eludir las consecuencias jurídicas
de tales hechos punibles será sancionado con pena de cinco a doce años de prisión. Como
se podrá advertir, por poco se incluyó toda la Parte Especial del Código Penal.
¡Asombroso!
Las delitos descritos en los artículos 255 hasta 259, inclusive, hacen referencia a conductas
punibles que se relacionan con quien sin haber participado en la realización del delito pero,
a pesar de que sabe la procedencia ilícita, incurra en la acción de ocultar, encubrir o impedir
la determinación el origen, la ubicación, el destino, o la propiedad de dinero, bienes, títulos
valores u otros recursos financieros o ayude a asegurar su provecho cuando estos
provengan o se hayan obtenido, directa o indirectamente, de alguna de las actividades
ilícitas señaladas en el artículo 254 o de cualquier otro modo ayude a asegurar su
provecho.
También se penaliza a quien realice transacciones, ya sea personalmente o por interpuesta
persona natural o jurídica, en establecimiento bancario, financiero comercial o de cualquier
otra naturaleza, con dinero, títulos valores, u otros recursos financieros procedentes de
alguna de las actividades previstas en el 254 del Código Penal.
Del mismo modo se criminaliza a quien personalmente o por interpuesta persona, natural o
jurídica, suministre a otra persona o establecimiento bancario, financiero, comercial o
de cualquier otra naturaleza, información falsa para la apertura de cuenta bancaria o para la
realización de transacciones con dineros, títulos valores, bienes u otros recursos financieros
procedentes de algunas de las actividades previstas en el 254 del Código Penal.
 Ahora bien, debo señalar que el Código Penal de 1922 ya regulada en su Capítulo Sexto,
Título X, Libro Segundo, específicamente en el Artículo 370 el denominado Delito de
Encubrimiento casi en igual, pero incipiente redacción de los verbos rectores del actual 254
del Código Penal.
Dicho artículo establecía que la persona que sin haber tenido participación alguna en el
delito, ni encontrarse en los casos del artículo 197, ocultara en interés propio, reciba en
prenda o en depósito gratuito o adquiera de cualquier modo, objetos o dineros que por la
persona que los presente, ocasión y circunstancias del empeño o enajenación, evidencien o
hagan suponer racionalmente que proceden de un delito; y el que concurra a la enajenación
o empeño de dichos objetos auxiliando a los delincuentes que se aprovechen de sus
productos, incurrirá en reclusión de uno a veinte meses, y multa de tres meses el valor
comercial del objeto motivo del delito (Texto del artículo 370 del Código Penal conforme
fue subrogado por la Ley No.22 de 1954).
De modo tal que, si comparamos los contenidos del artículo 254 del Código Penal actual
con el actual 370 del Código Penal de 1922, no tenemos reparo alguno en sostener que,
aunque con el nombre de delito de encubrimiento y no de blanqueo de capitales, ya el
citado Código Penal de 1922 regulaba esta figura, aunque con pena mínima y sin la
trascendencia social que en el mundo de la economía y del comercio actual tiene el
movimiento doloso y fraudulento, de origen y procedencia ilícita, de dineros, vienes valores
y otros recursos financieros (v.gr. acciones, bonos etc.)
Abogado
  Block title
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Panamá
NACIONAL 29/05/2018 - 12:00 a.m. martes 29 de mayo de 2018

Fiscalía reporta 734 nuevos


casos de corrupción
Las estadísticas indican que un 40% de las causas que ingresaron a la Fiscalía
Especializada Anticorrupción entre los meses de enero y abril de 2018 son por delitos
contra el orden económico del Estado
ARCHIVO | LA ESTRELLA DE PANAMÁ
La Fiscalía Especializada Anticorrupción investiga supuestos pagos de Odebrecht a la
campaña de José Domingo Arias.


Marlene Testa
mtesta@laestrella.com.pa


En ciento veinte días -entre enero y abril de 2018- ingresaron un promedio
de seis expedientes diarios a la Fiscalía Superior Especializada
Anticorrupción. En ese periodo se manejaron 769 expedientes, de los cuales
el 95% (734) eran nuevos casos. El restante 5% de los expedientes que
ingresaron en este periodo eran prórrogas (18), reapertura (4) y reingreso.
JUAN CARLOS ARAÚZ
ABOGADO
‘Una menor tolerancia de los ciudadanos al comportamiento indebido de los funcionarios públicos
podría estar provocando un incremento de las denuncias de corrupción',
El 40% de los nuevos casos que ingresaron a la fiscalía eran por delitos
contra el orden económico (298). Un 32%, por delito contra la
administración pública (239), y otro 23%, por delitos contra el patrimonio
económico (171) por mal uso de los fondos públicos. El restante 5% se lo
reparten los delitos contra la fe pública (2%), la vida e integridad personal
(0.7%) y contra la libertad (0.8%).
Este medio de comunicación intentó, sin éxito, conocer a qué administración
gubernamental correspondían las nuevas causas. Los casos que llegan a esta
fiscalía están dirigidos a investigar a funcionarios, a una institución pública o
la retención de cuotas obrero patronales. Las cifras preliminares las
proporciona el Ministerio Público en su portal digital.
A juicio del abogado Juan Carlos Araúz, las denuncias son consecuencia de
una mayor disposición del ciudadano a activar los mecanismos de la justicia
para esclarecer los delitos. Y no es precisamente por un aumento de
confianza en el Ministerio Público, sino por una menor tolerancia de la
ciudadanía al comportamiento indebido de los funcionarios, añade.
El cambio de un sistema de justicia a otro también puede haber influido en el
número de denuncias.
‘Con el sistema inquisitivo era casi imposible denunciar a los funcionarios
porque para admitir la denuncia se requería aportar la prueba concluyente
del hecho delictivo; es casi imposible para el ciudadano común presentarla',
dijo Araúz.
OTRAS CIFRAS
Los números de la institución también establecen que existen 700
expedientes rezagados, es decir, de vieja data hasta diciembre de 2017,
informó el Ministerio Público. En este mismo periodo, la fiscalía le dio salida
a 334 expedientes, lo que representa un 22% del total.
La agencia de instrucción judicial logró 20 sentencias, de las cuales 16 fueron
condenatorias, 3 absolutorias y una mixta. El Ministerio Público dijo
desconocer los nombres de las personas que han sido condenadas.
Sobre las audiencias efectuadas y las pospuestas se establece que se han
programado 450, pero solo se ha efectuado el 53% (243).
Las audiencias se posponen por dos razones: por el propio tribunal, por la
forma en que realizan las notificaciones, o porque la defensa solicita
reprogramar la diligencia, ya sea por enfermedad o por tener otra
simultánea.
En este caso, corresponde al juez determinar si la suspensión de la audiencia
merece una sanción considerando que muchos abogados acuden a esta
táctica para dilatar los procesos. Al juzgador le corresponde discernir si se
trata de una suspensión ordinaria o de un plan para evitar la audiencia.
LOS CASOS DE ALTO PERFIL
El 28 de diciembre de 2016, después de fuertes críticas de la sociedad, el
Ministerio Público creó una fiscalía especial para investigar los casos de ‘‘alto
perfil”.
Este despacho está integrado por las fiscales Tania Sterling, Vielka Broce,
Zuleika Moore y Ruth Morcillo. La fiscalía especializada conoce todos los
procesos penales relacionados con los delitos contra la administración
pública o en los que se vean afectados bienes estatales. Así se establece la
resolución N° 96 del 29 de diciembre de 2016 firmada por la procuradora
Kenia Porcell.
En 2017 y 2018, los casos de corrupción más emblemáticos y escandalosos
estuvieron centrados en las coimas entregadas por la constructora brasileña
Odebrecht a políticos y funcionarios panameños.
La fiscalía abrió 26 expedientes por este caso a inicios de año 2017 por
delitos de corrupción y contra el orden económico, entre otros.
Uno de los casos más mediáticos y profundos de esta fiscalía lo instruye
Zuleika Moore, por los dineros pagadas de la constructora Odebrecht a los
políticos y funcionarios panameños.
El Segundo Tribunal de Justicia concedió un año de prórroga para que el
Ministerio Público concluya la investigación.
Los escándalos de la constructora suponen un reto para los investigadores
por la complejidad con que se efectuaron las transacciones bancarias, las
diligencias judiciales solicitadas al exterior y la cantidad de procesados de
alto perfil que involucra.
Este despacho también investiga los pagos que realizó la constructora a la
campaña a la presidencia de José Domingo Arias. Esta investigación se inició
tras denuncia presentada por Alvin Weeden el 18 de septiembre de 2015, a
través de la cual hace referencia a sociedades panameñas que fueron
utilizadas para la transferencia de dinero, vinculadas al escándalo Lava Jato,
desde donde se transfirieron dineros relacionados a actos de corrupción.
Posteriormente, el abogado Guillermo Cochez presentó denuncia el 24 de
febrero de 2016, donde advirtió que ese asesor brasileño, estaba siendo
investigado en Brasil y que este había trabajado en una campaña política en
el 2014. Es así como en Auto 181 del 29 de junio de 2016, el Juez XII Penal
acumuló ambas denuncias cuyo registro de entrada es el 05-17 de la Fiscalía
Especial Anticorrupción.
Otro caso que ocupó la atención de la población fueron los quince
expedientes abiertos por la malversación de fondos del Programa de Ayuda
Nacional, donde se contabilizaron $150 millones por lesión patrimonial.
El exdirector de esta entidad, Rafael Guardia, confesó y cooperó con la
fiscalía a tal punto que se liberó de una condena de 50 años y en su lugar,
recibió 60 meses después de que la defensa y la Fiscalía lograran un pacto
avalado por el juzgado.
La lesión al Estado panameño en las investigaciones que realizan las
Fiscalías Anticorrupción del Ministerio Público ascienden a $571.5 millones,
informó en su momento la institución.
LOS CONDENAN POR DELITO CONTRA EL ORDEN
ECONÓMICO
A dos años de prisión fueron condenados Teresa Otero Sanjur y Ubaldino Torres
Otero, luego que el Tribunal de Cumplimiento negara el subrogado penal de días
multa y fallara a favor de la fiscalía, por el delito contra el orden económico.

Los sentenciados fueron condenados en grado de autor y cómplice primario, ya que


se les halló culpable por expedir cheques con insuficiente fondo, sin embargo la
defensa solicitó al juez de cumplimiento la sustitución de la pena, basándose en que
su cliente cumple con los presupuesto del artículo 102 del Código Penal.

El fiscal Daniel Cedeño, de la sección de cumplimiento, en representación del


Ministerio Público, presentó elementos de convicción que vinculan a los acusados,
de igual forma sustentó sobre la prevención general y retribución justa,
considerando que los acusados no cumplen con ellas en vista del grado de lesión
ocasionado a la víctima.

Esto se dio luego que la representante legal de una empresa de construcción,


realizara compras en otra empresa que se dedica a la venta de concreto;
pagándoles con cheques que fueron entregados por Ubaldino Torres, hijo de la
acusada.

Estas irregularidades se registraron desde el 27 de marzo de 2015, cuando se


emitieron 5 cheques de montos hasta 50 mil balboas, los cuales al momento que
fueron depositados y al ser verificados por la entidad bancaria, no mantenían
suficiente fondos, lo que la suma de estos cheques ascienden a B/. 204,357.70
balboas.
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El bien jurídico protegido en los delitos contra el orden económico: una contribución para su
determinación
José Daniel Cesano

1. DELITOS CONTRA EL ORDEN ECONÓMICO. CONCEPTO. LOS BIENES JURÍDICOS


PROTEGIDOS
1.1.Bien jurídico y bien jurídico - penal
El Derecho penal en un Estado social encuentra su justificación como sistema de protección de la
sociedad. Aquellos valores sociales que, por su importancia, merecen la protección del Derecho se
denominan bienes jurídicos. Sin embargo, que “el Derecho penal sólo deba proteger ‘bienes
jurídicos’ no significa que todo ‘bien jurídico’ haya de ser protegido penalmente” (MIR PUIG, 91).
A ello se opone el principio de subsidiariedad. De lo que llevamos dicho cabe extraer pues, una
primera conclusión: el concepto de bien jurídico es más amplio que el de bien jurídico penal
(CARRERA, 7). Para que determinado valor pueda ser elevado al selecto grupo de los bienes
jurídicos penalmente tutelados (merced al proceso de criminalización primaria) será necesario que
satisfaga, al menos, dos exigencias: a) que sea merecedor de esta tutela jurídica más intensa por
así considerarlo la generalidad de los componentes del grupo social (y no sólo una minoría o sector
social determinado) y b) que se encuentre necesitado de resguardo en sede penal ante el fracaso
de los medios que disponen las otras ramas del Derecho (V.gr. del Derecho administrativo, con su
finalidad preventiva) (REYNA ALFARO, 180).
1.2.Bien jurídico y marco constitucional
1.2.1.Introducción
No resulta tarea sencilla precisar cuando, determinado valor social, adquiere una relevancia tal que,
su protección, reclame la intervención del Derecho penal. Sobre este tópico, la literatura jurídica
contemporánea se muestra divergente (FERNÁNDEZ [2004], 7). Desde nuestra perspectiva, un
punto de conexión ineludible debe encontrarse en el marco constitucional de cada Estado:
las directrices, que emanan de los valores constitucionales, marcan su influencia en los
procesos de criminalización primaria; permitiendo así, dar un contenido material al bien
jurídico.
Obviamente, el contenido de los derechos fundamentales no ha permanecido estático. Del
individualismo a ultranza, que caracterizó el surgimiento del Estado de derecho, se pasó
paulatinamente a la formulación de derechos de raigambre política, social y económica (derechos
de segunda y tercera generación). Incluso, la doctrina actual afirma la existencia de una cuarta
generación de derechos fundamentales, orientados a la preservación de la especie y al
mantenimiento de las condiciones dignas de existencia (BARBOSA CASTILLO – GÓMEZ PAJAVEU,
68). La amplitud recién señalada ha conducido a formular ciertos reparos respecto de las teorías
constitucionales. Así, se sostiene que el reconocimiento de los nuevos derechos (sobre todo de la
denominada tercera y cuarta generación) han perfilado una nueva función respecto del bien jurídico,
que ha dejado de ser sólo conservadora de los valores clásicos, atinentes a los derechos
individuales; para transformarse en promocional, en cuanto tienden a la realización de valores
de orden colectivo o supraindividual (FERNÁNDEZ [2004], 55). Por eso – se afirma – la
constitucionalización del bien jurídico (bajo estas características [extensión de los derechos
fundamentales]), puede servir para legitimar la punición de nuevas conductas, so pretexto de que
ofendan bienes jurídicos de carácter colectivo que, al representar supuestos intereses superiores de
la sociedad, estarían por encima de los intereses individuales mismos (BARBOSA CASTILLO –
GÓMEZ PAJAVEU, 70). Peor aún: esta concepción serviría para interpretar que la Constitución
contiene mandatos de determinación al legislador, que lo obligan a criminalizar conductas
(FERNÁNDEZ [2004], 55).
No coincidimos con estos reparos.
En primer lugar, por cuanto el reconocimiento de derechos de segunda o tercera generación no
significa devaluar los derechos individuales; que siguen constituyendo la razón de todo el sistema:
tanto los derechos individuales, como sociales, económicos, políticos y los de “generaciones
futuras”, son en esencia derechos de la persona. “El ente colectivo no adquiere entidad valorativa
sino en razón a la esencia de su formación. La sociedad es objeto de interés y protección en cuanto
suma de individuos dotados de ‘dignidad humana’. Esta personalización de los ‘derechos
fundamentales’ implica, paralelamente, la personalización de la protección de los bienes jurídicos en
su consideración trascendentalista. No como manifestación de un rezago individualista sino como
lógica consecuencia de su comprensión a partir de sus bases” (BARBOSA CASTILLO – GÓMEZ
PAJAVEU, pp. 71/72).
Desde otra perspectiva, tampoco creemos que el sólo reconocimiento constitucional, torne exigible
que ese valor deba tutelarse, en forma exclusiva, a través del sistema penal. No desconocemos
que, algunos sistemas constitucionales, establecen mandatos de criminalización. Tal sucede, por
ejemplo, con la Constitución de la República Federativa del Brasil en lo que concierne al
medioambiente (CESANO [en Derecho penal económico, T° II], 255; CESANO [en Anuario], pp.
392/393). Pero existen otras leyes fundamentales – entre las que cuenta la nuestra – que, sin
desconocer la relevancia de los valores que menta (por ejemplo: el orden económico), no impone al
legislador, como medio de protección excluyente, a la norma jurídico penal. Justamente, en
vinculación con el tema de esta unidad, se ha dicho – criterio al que adherimos – que cobertura
constitucional no es sinónima de apertura incondicionada a la criminalización. “Será
necesario, ante todo, constatar que la defensa de los bienes jurídicos constitucionalmente
consagrados necesita [del] [...] recurso al Derecho penal, constatación que exige el previo análisis
de la eficacia protectora del sistema sancionador civil, mercantil y administrativo. Sólo una vez
comprobada esa necesidad se puede acometer un proceso criminalizador que, combinando los tipos
tradicionales e incorporando otros nuevos, responda a los criterios propuestos, de la mano del
Tribunal Constitucional alemán, por Tiedemann: ‘dañosidad social de la conducta, que ha de
comprobarse empíricamente; valoración comparativa, de modo que se criminalicen conductas
equiparables a otras que ya lo están; y proporcionalidad de los medios, que obliga a recurrir a
instrumentos pre-penales cuando éstos sirvan para garantizar la protección de bienes jurídicos
elementales’”(TERRADILLOS BASOCO [2003], 60).
El programa económico de la Constitución
Al diseñar nuestra Ley Fundamental – tal cual recién lo expresáramos- el convencional (tanto en el
ejercicio de su actividad originaria como derivada) no introdujo mandatos de criminalización
respecto de la materia económica.
Ello no significa que, las normas reguladoras del programa económico constitucional no tengan
significación. Por el contrario, tales disposiciones no sólo están destacando la trascendencia del
bien jurídico que representan (aspecto que conforma una de las cuestiones que deben tenerse
presente al optar por la criminalización) sino que, además, sirven al interprete para determinar (en
caso de que se produzca esa criminalización) la materia de la prohibición, conforme a la finalidad y
sentido teleológico de la ley (FERNÁNDEZ, 9); fin y sentido que deben incardinarse en aquel diseño
constitucional, si es que no quieren transformar aquellas normas en meras protectoras
de funciones (TAVARES, 64).
¿Cuál es el programa económico de nuestra Constitución?
Debemos partir del reconocimiento que, tal programa no ha permanecido inmutable a través del
tiempo; antes bien, en la sucesión de enmiendas que tuvieron lugar tras la sanción del texto de 1853,
se fueron introduciendo nuevas perspectivas, derivadas a su vez de los contextos históricos-
ideológicos de las que, tales productos normativos emanaban (no es lo mismo el liberalismo
decimonónico, propio de la época de la Constitución histórica; que la concepción intervencionista y
de planificación, que era consustancial con el texto de 1949 o la moderna configuración de un Estado
social y democrático, producto de la reforma de 1994) (CESANO, [2006], 84; BAIGÚN, 20).
El actual programa constitucional (fruto de la reforma de 1994) puede caracterizarse como el propio
de una economía de mercado, “cuyos actores principales son las empresas privadas, pero en la que
el Estado no sólo tiene la función de regulador jurídico, administrativo y económico del sistema, sino
que simultáneamente tiene a su cargo una función social para cuya realización tiende a redistribuir
equitativamente” (BALCARCE, [en Derecho penal económico, T° I], 137). La afirmación anterior
encuentra pleno correlato en lo dispuesto por el artículo 75, incisos 18 y 19, de la Ley Fundamental;
en tanto la política económica gubernamental debe adecuarse a la Constitución, como matriz de
orden (SANDLER, 29 y 32), satisfaciendo – simultáneamente – los siguientes parámetros: a)
desarrollo humano; b) progreso económico; c) productividad económica; d) justicia social; e) pleno
empleo; f) mantenimiento del valor adquisitivo de la moneda; g) promoción industrial; h) importación
de capitales extranjeros e i) adopción de políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual
desarrollo de las provincias y regiones.
Obviamente, y a partir de las directrices que derivan de este programa, parece claro que la política
económica argentina no podría adscribirse ni a un puro liberalismo (que renuncie a la intervención
estatal en cuestionas tales como la política de empleo, la estabilidad de la moneda, etc.) ni a un
modelo de planificación total, centralizada e imperativa “que ahogara cualquier iniciativa empresarial
autónoma” (BALCARCE, [en Derecho penal económico, T° I], 138).
Juntamente con aquellas previsiones estrictamente económicas, la irrupción de otros derechos de
segunda y tercera generación (primero, los derechos sociales [en especial, laborales y de seguridad
social, con la reforma de 1957, merced a la incorporación del artículo 14 bis] y, luego, en virtud de la
enmienda de 1994, el medioambiente [artículo 41] y la tutela del consumidor [artículo 42]) terminan
por configurar un marco económico en sentido amplio; dentro del cual el legislador viene
desarrollando – en forma fragmentaria y sin mayor orden (lo que será objeto de crítica infra
1.5) – diversas disposiciones de tutela.
En algunos casos, el diseño de la protección, apeló a reglas jurídico penales (por ejemplo: (sistema
integrado de jubilaciones y pensiones [tutela de la seguridad social]; régimen penal cambiario
[movimiento de divisas extranjeras en el país]; régimen penal tributario [en tanto, la hacienda pública,
al verse afectada por la evasión, reciente su función dinámica de redistribución equitativa, tendente
al logro de los cometidos del Estado]; etc). En otros, en cambio, se ha optado por una tutela que se
acerca más al Derecho administrativo sancionatorio (normas de protección del
consumidor).
1.3 Derecho penal económico. Concepto. Las discusiones en torno al bien jurídico protegido
1.3.1 Introducción: el problema de la definición del delito económico y las dificultades en la
determinación del bien jurídico tutelado
La dispersión y heterogeneidad legislativa señalada en el acápite anterior, torna muy difícil
determinar el bien jurídico protegido a través del delito económico (DE LA RÚA, 31). Por eso – con
razón – se ha señalado, en tesis que compartimos, que “el contenido del Derecho Penal Económico
depende, en gran medida, de la configuración del sistema económico ‘y, en este sentido, en sintonía
con la constitución económica y la política económica presenta características tanto políticas como
otras que son reflejo de la configuración del sistema económico” (ROMERA, 191/192).
A partir de tal premisa, no puede sorprender que las posturas respecto de este tópico hayan sido (y,
en rigor, en algunos casos, continúen siendo) un tanto escépticas.
En lo que sigue – y sin ánimo de exhaustividad – ilustraremos la discusión a través de la
sistematización de algunas posiciones:
a) Inexistencia del delito económico
En un extremo de este debate, tempranamente, se ubicó una discusión respecto a la existencia
misma de esta categoría (delito económico). En esa disputa terciaron – limitándonos al ámbito
académico vernáculo- SEBASTIÁN SOLER y ENRIQUE AFTALIÓN (BACIGALUPO,56). En efecto,
SOLER se mostró partidario de la inexistencia de un delito económico (y, por extensión, de una
disciplina específica que lo tenga como objeto de su ciencia) sobre la base de dos argumentos: a) la
noción de delito económico es falsa porque no está construida sobre la noción de bien jurídico y b)
hay un solo Derecho penal, derecho integral que no admite divisiones. Ambas objeciones fueron
refutadas por AFTALIÓN al sostener que: a) todos los delitos (y entre ellos los económicos) están
centrados en torno a algún bien jurídico al que el legislador aspira tutelar; será una cuestión del
interprete determinar, cuál es ese bien y b) el orden jurídico penal admite ramas, que si bien carecen
de autonomía, son especializaciones, entendidas como sectores jurídicos con características
propias, las que serían consecuencia de la diversidad de bienes jurídicos tutelados (RIGHI, 289 y
291).
b) Criterio criminológico
Superada la disputa anterior, a favor de la existencia de esta categoría, otro sector de la doctrina –
siempre partiendo de la reprochada generalidad de los bienes que se pretenden tutelar a través del
delito económico – ha postulado que, lo que en verdad agrupa u homologa los hechos punibles
considerados en los estudios dogmáticos de Derecho penal económico, “no es, en realidad, un
concepto de bien jurídico lesionado común [...] sino un interés criminológico plausible para
agrupar cierto tipo de hechos punibles para su tratamiento dogmático” (PEREZ DEL VALLE, 34).
c) Criterio procesal
También se ha utilizado, como parámetro aglutinador de esta materia – con neto tinte pragmático -,
criterios procesales que invocan las dificultades probatorias en la investigación de estos hechos, al
exigir conocimientos especiales en materia económica, de los que – por regla – carecen los
tribunales ordinarios (RIGHI,317).
1.3.2 Nuestra concepción
En nuestro concepto, el punto de vista que busca la delimitación del delito económico, utilizando un
criterio de agrupamiento que considere el bien jurídico protegido (tal cual lo caracterizamos supra
1.2), “es el único que permite evitar ambigüedades y contradicciones, posibilitando una conclusión
homogénea” (RIGHI,318).
Hay plena coincidencia que, una de las características centrales del bien jurídico en los delitos
económicos reviste el carácter de un bien supraindividual (ROMERA, 192). El reconocimiento de
parte de nuestro constituyente de estos intereses (por ejemplo, artículo 41,C.N.) resulta suficiente
fundamento para admitir su legitimación. Ello no significa – y tal cual ya quedó explicitado supra –
que reconozcamos al legislador una libérrima facultad para tutelarlos del modo que más le plazca;
obviando criterios elementales como el del carácter subsidiario del Derecho penal o el de
proporcionalidad. Nada de ello debe suceder por cuánto, de una parte, nuestro Ley Fundamental no
incluyó ningún mandato de criminalización a este respecto y, de otra, los bienes supraindividuales
han de quedar siempre subordinados, como complementarios, a los de impronta individual – que
constituyen la base de nuestro sistema político-jurídico-, y a cuya defensa deberán estar
teleológicamente preordenados (TERRADILLOS BASOCO [1995], p. 48).
No obstante existir consenso en estos aspectos, la literatura especializada se muestra discrepante
al momento de definir la extensión del bien jurídico cuya protección se pretende a través de esta
categoría (delito económico).Dos, son los puntos de vista prevalecientes: a) hay quienes
defienden un concepto amplio de bien jurídico y b) otros, por el contrario, postulan una noción
restringida.
Se sostiene que, a partir de aquellas posturas que pretenden dotar de contenido al delito económico
en función de los intereses criminológicos, se ha elaborado una noción amplia de bien jurídico. Desde
esta perspectiva se lo define “como el conjunto de normas jurídico penales que protegen el orden
económico entendido como regulación jurídica de la producción, distribución y consumo de bienes y
servicios, lo que supone colocar la protección de los intereses patrimoniales en primer lugar, y sólo
en segundo término la tutela de intereses colectivos relacionados con la regulación económica del
mercado. Las consecuencias inevitables de esta concepción extensiva son las evidentes dificultades
para delimitar el ámbito de la disciplina, y precisar la noción de lo que debe entenderse por delito
económico” (RIGHI, 321).
Por el contrario, en su acepción restringida el delito económico (y así el bien jurídico que porta) es
caracterizado como aquellas normas jurídico penales “que protegen el orden económico, entendido
como regulación jurídica del intervencionismo estatal en la economía” (RIGHI, 320; BACIGALUPO,
60).
Por cierto que, más allá de las ventajas teóricas de una u otra acepción, no se podrá perder de vista
que, la estructuración del concepto debe respetar el marco regulatorio que deriva del programa
económico constitucional. En el caso de nuestro país – y tal como ya lo hemos analizado – a partir
de la reforma de 1994 se han incluido derechos de segunda y tercera generación y cláusulas
económicas propias de un Estado social de derecho que permiten caracterizar el modelo diseñado
por la Ley Fundamental. Teniendo en cuenta este factor, personalmente nos plegamos a favor de
una noción amplia. En tal sentido consideramos que en el ámbito de la delincuencia económica es
posible identificar tres categorías de bienes jurídicos supraindividuales: “institucionalizados de
titularidad individual o individualizable (por ejemplo, capacidad recaudatoria o recursos de la
Hacienda pública), supraindividuales que constituyen elementos básicos del sistema (por ejemplo,
medio ambiente), y colectivos o sociales funcionalmente necesarios para la defensa de otros
individuales (por ejemplo, transparencia del mercado de valores)” (TERRADILLOS BASOCO [2003],
62).
La clasificación adoptada tiene, a nuestro ver, por lo menos, un aspecto favorable: la diferenciación
permite realizar un análisis, desde la perspectiva de la técnica de protección, que hace posible, para
un legislador atento, una visualización diversificada de las situaciones con el objeto
de racionalizar el uso de algunos instrumentos – altamente cuestionables – como son las figuras de
peligro abstracto.
1.4 La determinación del bien jurídico y su proyección sobre las técnicas de protección
En la actualidad, constituye un fenómeno incontrovertible que, el proceso de expansión del Derecho
penal, en todo el Derecho comparado, corre por los andariveles de los delitos imprudentes y de los
delitos de peligro. “Este fenómeno parece ser la nota distintiva de la llamada ‘sociedad de riesgo’
contemporánea, donde a consecuencia de una significativa inflación penal se registra una
intervención creciente del derecho penal en vastos sectores de la vida social” (FERNÁNDEZ [2007],
44).
La criminalidad económica no ha permanecido al margen de esta orientación; siendo una de sus
características el uso (y abuso) de esta técnica de tipificación.
Se argumenta a favor del uso de la misma, la naturaleza supraindividual del bien jurídico que se
tutela a través del delito económico; afirmándose que, los tipos de lesión son ineptos para la
protección de aquéllos (bienes jurídicos colectivos).
Ahora bien, tradicionalmente se distingue – dentro de las figuras de peligro – entre peligro concreto
y abstracto. Un significativo sector de la doctrina considera que, el recurrir a las fórmulas de peligro
concreto, parece – igualmente – poco satisfactorio para la protección de estos bienes jurídicos, en
la medida en que “a través de esta técnica la lesión del bien jurídico aparece muy cercana y la
verificación ex ante de peligro resulta difícilmente constatable” (REYNA ALFARO, 191). De allí que,
una orientación político criminal mayoritaria ha llevado a articular la protección de los bienes jurídicos
colectivos a través de los tipos de peligro abstracto.
El uso desmesurado de esta categoría dogmática (peligro abstracto) resulta censurable. En efecto,
entre las diversas dificultades que ofrece, una de las más significativas finca en el hecho de saber si
éstas (las figuras de peligro abstracto) conllevan un verdadero contenido de antijuridicidad material;
circunstancia que, de acuerdo cual sea la respuesta, permitirá – a su vez - cuestionar su legitimidad
misma, a la luz de la garantía de lesividad (artículo 19, C.N.) (BUTELER, 187).
Precisamente – y de cara a estas muy serias objeciones – el concepto de bien jurídico que hemos
aceptado respecto de los delitos económicos, permitiría un empleo no indiscriminado (por parte del
legislador) de esta discutible categoría dogmática.
En efecto, si retomamos la clasificación realizada es posible afirmar que la tutela de los bienes que
hemos calificado como institucionales de titularidad individual, se puede articular perfectamente
mediante tipos de lesión (TERRADILLOS BASOCO[2003], 65). Tal lo que sucede – en términos
generales – con respecto a los delitos contra la Hacienda pública (ilícitos tributarios); en donde la
evasión – como una de las formas de criminalidad más típica – constituye un delito de estas
características (lesión).
Por el contrario, no puede suceder lo mismo con la protección penal de aquellos bienes jurídicos
colectivos, que se identifican con elementos estructurales del sistema (V.gr. delitos contra el
medioambiente); en los que la tipificación de peligro abstracto parece ser, desde una perspectiva
político criminal, el medio de tutela más eficiente (TERRADILLOS BASOCO [2003], p. 65).
Por fin, la dificultad mayor se vincula con los bienes colectivos o sociales. Dicho concepto alude a
aquellos bienes jurídicos intermedios con función representativa; es decir: bienes cuya defensa se
estima necesaria para la protección de los genuinos intereses jurídicos individuales. En estos casos,
pareciera aconsejable que si los bienes jurídicos individuales son identificables, se proceda
directamente a su tutela, aunque haya que recurrir a tipos de peligro. Pero, cuando el legislador no
pueda identificar intereses jurídicos individuales relevantes lo coherente sería “el empleo de
sanciones administrativas”[1] (TERRADILLOS BASOCO [2003], p. 69). “Construir, en estos casos,
los tipos penales [...] en torno a bienes jurídicos colectivos, implica el riesgo de creación artificial de
bienes ficticios con el consiguiente vaciamiento de la antijuridicidad” (TERRADILLOS BASOCO
[2003], p. 69). Una última disquisición: postular, en estos casos, un retorno al Derecho penal
administrativo no significa resignar el sistema de garantías que debe presidir a todo manifestación
del ius puniendi Estatal. Ello es así, sobre todo, teniendo presente la diferencia sólo cuantitativa que
admitimos entre la infracción delictual y administrativa (CESANO [2006], pp. 54/60).
1.5. La cuestión en el Anteproyecto de reforma integral al Código Penal Argentino (2006)
1.5.1 El Anteproyecto
En mayo del año 2006, la comisión especial convocada durante la gestión del ministro de Justicia y
Derechos Humanos, Horacio Rosatti, presentó su propuesta final de un Anteproyecto de reforma y
actualización integral del Código Penal[2].
En lo que concierne a nuestra materia, el documento en cuestión se particulariza por introducir,
dentro del Libro II del Código Penal y, en forma compartida con los delitos contra la propiedad, un
Título (el VII) que destina varios de sus capítulos a la criminalidad contra el orden económico. En
forma autónoma, el Título VIII se ocupa de la tutela del medio ambiente.
1.5.2 Las ventajas de la codificación
Antes de referirnos al modo en que el anteproyecto aborda la tutela de este bien jurídico, nos parece
conveniente puntualizar un acierto: la incorporación, al texto del Código penal, de las leyes
especiales que (en nuestro medio) rigen esta materia, resulta altamente positiva por cuanto, a través
de dicha técnica legislativa, se reduce, sensiblemente, las notas negativas de esta fragmentación
normativa que, “[...] además de dar la idea de ser funcionales a determinada coyuntura,
generalmente quedan al margen de la sistematización, proporcionalidad, coherencia y
razonabilidad que deben guardar las distintas figuras entre sí, a partir de la protección del
valor vida afectado por los delitos de lesa humanidad [...]” (CHIARA DÍAZ, [en
CESANO, Estudios sobre la reforma], p. 11).
Se trata de una tendencia que viene siendo reclamada por la más calificada doctrina extranjera. Así,
en Italia - aún cuando poniendo énfasis en otra de las ventajas que se derivaría de esta inclusión -
se ha afirmado recientemente que: “ parece indiscutible que el ámbito más adecuado [para la
regulación de la criminalidad económica] es el Código Penal. [...]. En efecto, se trata de devolverle
al Código Penal las características de prontuario tendencialmente exhaustivo de los intereses y los
valores merecedores de tutela; en otras palabras, se le debe reconocer al código el rol de ley
fundamental en materia criminal, con notable consecuencia en términos de integración social, por
cuanto todo ello serviría para corregir la errónea opinión de que esos hechos (...)- a menudo
gravísimos en el aspecto del respeto del principio de solidaridad – en algunos casos son advertidos
como ‘delitos de caballeros’. Mediante la opción codicista se superaría esa carencia de legitimación
y de efectividad que acompaña a los preceptos normativos en el ámbito tributario y, más en general,
en materia económica” (LO MONTE, pp.222/223).
1.5.3 El bien jurídico orden económico en el Anteproyecto
Aglutinar a la criminalidad económica con los delitos tradicionales contra la propiedad no es una
cuestión peculiar del anteproyecto. En efecto, encontramos antecedentes en esta dirección, en
diversos modelos legislativos extranjeros. Tal es lo que sucede, por ejemplo, con el Código penal
español de 1995 (PERIS RIERA, 428).
De aceptarse la clasificación formal utilizada por los autores del anteproyecto, habrá de reconocerse
que de los diecisiete capítulos que integran el Título VII, la línea divisoria entre los delitos
estrictamente patrimoniales y los contra el orden económico está dada por el capítulo XI. Ello
es así, por cuanto, esté capítulo aborda las disposiciones generales respecto de los delitos de hurtos,
defraudaciones y daños; contemplando la tradicional excusa absolutoria que hoy prevé el artículo
185 del Código Penal vigente. Sobre esta base, podríamos afirmar que, aunque en el documento en
análisis se ha unificado la rotulación del Título habrá de considerarse delitos contra la propiedad a
los siguientes: hurto (capítulo I); robo (capítulo II); extorsión (capítulo III); estafas y otras
defraudaciones (capítulo IV); delitos contra la propiedad intelectual e industrial (capítulo V); delitos
contra la propiedad de marcas y designaciones (capítulo VI); usura (capítulo VII); insolvencias
punibles (capítulo VIII); usurpación (capítulo IX) y daños (capítulo X).
De otra perspectiva – y siempre siguiendo un criterio puramente formal – los autores del anteproyecto
habrían considerado como delitos contra el orden económico a los delitos: tributarios (capítulo XII);
cambiarios (capítulo XIII); aduaneros (capítulo XIV); fraudes al comercio y a la industria (capítulo
XV); desabastecimiento (capítulo XVI) y contra la competencia (capítulo XVII).
Desde el punto de vista del concepto de bien jurídico al que hemos adscrito y en comparación con
el modelo legislativo que ofrece el Código penal español de 1995, el diseño que presenta el
anteproyecto nos permite formular las siguientes consideraciones: a) en primer término, se ha
mostrado más cuidadoso que el Código penal español en cuanto ha considerado como
delitos patrimoniales (y no contra el orden económico), figuras tales como aquellas que se dirigen
a la tutela de la propiedad intelectual e industrial; con relación a las cuales, si bien cabe reconocer
su gran significación patrimonial, no aparecería correcta su inclusión formal entre los delitos contra
el orden económico (PERIS RIERA, 428); b) en segundo término, también resulta acertado haber
ampliado el catálogo de figuras respecto de los contenidos (bajo similar rúbrica) en el Código penal
español de 1995 (repárese, al respecto, que el texto del anteproyecto incluye delitos que,
tradicionalmente y sin discusiones, han integrado el contenido del Derecho penal económico [vgr.
delitos tributarios, cambiarios, aduaneros, etc.]) y c) el anteproyecto pareciera inclinarse hacia un
concepto mas bien amplio, en cuanto a la extensión del delito económico (a juzgar por las
figuras que aglutina). No obstante esta última apreciación, debe destacarse que, aún cuando una
concepción amplia del delito económico incluiría (dentro de dicha categoría) a la criminalidad
medioambiental, los autores del anteproyecto le han conferido a esta última autonomía, al ubicar, a
tales delitos, bajo un bien jurídico separado (Título VIII), respecto del orden económico.

Bibliografía:
BACIGALUPO, ENRIQUE, Cuestiones penales de la nueva ordenación de las sociedades y aspectos
legislativos del Derecho Penal Económico, Ed. Astrea, Bs. As., 1974.
BAIGÚN, DAVID, “El bien jurídico orden económico”, en Estudios sobre justicia penal. Homenaje al
Profesor Julio B.J. Maier, Editores del Puerto, Bs. As., 2005.
BARBOSA CASTILLO, GERARDO – GÓMEZ PAJAVEU, CARLOS ARTURO, Bien jurídico y
derechos fundamentales. Sobre un concepto del bien jurídico para Colombia, Universidad Externado
de Colombia, Bogotá, 1996. BORINSKY, CARLOS, “Los delitos cambiarios y el apartamiento de los
principios del Derecho penal común”, en 12 Jornadas Nacionales de Derecho Penal, Universidad
Nacional de Cuyo, Facultad de Derecho, Mendoza, 1988.
BUTELER, ENRIQUE RODOLFO, “Delitos de peligro y nuevas posibilidades de legitimación en los
casos de peligro abstracto”, en Ley, razón y justicia, Año 4 – N° 6, Alveroni Ediciones, Córdoba,
enero – julio de 2002.
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Notas:
[1] Este fenómeno se advierte, en cierta medida, respecto del régimen penal cambiario (Ley 19.359).
Si bien es cierto que, las disposiciones que prevé esta ley – por regla – han sido caracterizadas como
de Derecho penal común, la doctrina no ha dejado de reconocer que, dicho sistema normativo,
“buscando acomodar sus normas específicas para lograr una mejor y mayor protección del particular
bien jurídico protegido, ha previsto disposiciones expresas que se alejan de las reglas del Derecho
penal común”; ejemplificándose, al respecto, con el inciso a) del artículo 20 de la propia ley (GARAY
[en Derecho penal económico, T° III], p. 48). Más aún: durante algún tiempo, la propia Corte Suprema
de Justicia de la Nación – variando criterios anteriores – sostuvo (L.L. T° 1978-A, 431) que, en esta
materia “así como en otras de carácter administrativo, no se aplican las reglas comunes a la
responsabilidad por actos delictuosos”, lo que permite dirigir la acción contra personas jurídicas a los
efectos de su condena, en la forma prevista por las leyes especiales. Obviamente, la doctrina ha
censurado – con toda corrección - estos apartamientos (GARAY, p. 48; BORINSKY, pp..
161/173).
[2] Pese al fervor inicial, al poco tiempo de su presentación, desde el mismo gobierno, y más
concretamente, a través del nuevo ministro de Justicia (Alberto Iribarne), se sostuvo “que la reforma
no era una prioridad de su cartera y que no pensaba impulsarla” (FILIPPINI, 533). De esta manera,
hoy, dicha importante iniciativa no sólo no es derecho vigente sino que, ni siquiera se le ha dado
tratamiento parlamentario. De cualquier forma, la jerarquía del texto elaborado (más allá de que no
en todos los aspectos nos parezca acertado) exige que formulemos algunas consideraciones en
torno al mismo.

Informações Sobre o Autor


José Daniel Cesano
Miembro de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba (República
Argentina). Doctor en Derecho y Ciencias Sociales. Profesor de post grado en Derecho Penal,
Procesal Penal y Derecho penal económico en las Universidades Nacionales de Córdoba, La Rioja,
Mendoza y en las Universidades Blas Pascal y Siglo 21. Cofundador y codirector de la revista de
investigaciones en ciencias jurídicas y sociales “Ley, razón y justicia”

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