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Capítulo 4: Discusión

Universidad Privada San Juan Bautista del Perú


Facultad de Comunicación y Ciencias Administrativas
Escuela de Administración de Negocios

ESCALA DE VALORES

TIPO DE TRABAJO: Monografía

ESCUELA: ADMINISTRACIÓN DE NEGOCIOS

PALOMINO MUÑOZ, EDGARD LEONCIO

2016
Contenido

INTRODUCCIÓN..................................................................................................

CAPÍTULO I: LOS VALORES HUMANOS........................................................

1.1. DEFINICIÓN DEL CONCEPTO DE VALOR....................................

1.2. CARACTERÍSTICAS DE LOS VALORES......................................

1.3. LAS CLASIFICACIONES DE LOS VALORES Y SU

JERARQUIZACIÓN.................................................................................................

1.4. Primeras aproximaciones al Estudio de los Valores

Humanos. 41

1.2. La Contribución de Rokeach...........................................................

1.3. Desarrollo de una Teoría más Compleja de Escala de los


Valores Humanos........................................................................................................
1.3.1. Contenido de los Valores Humanos....................................................

1.3.2. Estructura de los Valores Humanos....................................................

1.3.3. Universalidad de los Valores Humanos..............................................

1.3.4. Teoría de la Universalidad de la Estructura y Contenido de

los Valores Humanos................................................................................................

1.4. Antecedentes de Estudio en el Contexto Peruano..........................

CONCLUSIONES................................................................................................

REFERENCIAS...................................................................................................

APÉNDICES........................................................................................................

Ficha de Datos Personales y Escala de Valores de Shwartz (Portrait

Values Questionnaire). Versión femenina.....................................................................


Capítulo 4: Discusión

Ficha de Datos Personales y Escala de Valores de Shwartz (Portrait

Values Questionnaire). Versión masculina...................................................................

Formato de Jerarquía de Valores......................................................................


INTRODUCCIÓN

Raro es el día que no oímos hablar en casa, en la calle, en el trabajo o en

cualquier parte, sobre la “falta de valores de nuestra sociedad”. Como ya

apuntaba Coombs 1968, el mundo, en general, y en américa latina en particular,

parecen vivir sumergidos en una crisis generalizada de valores, como

consecuencia del fracaso de las utopías más recientes y donde los cambios se

producen a un ritmo vertiginoso.

A lo largo del tiempo, los Valores humanos han sido tema de discusión e

investigación recurrentes. Probablemente, debido al gran esfuerzo que hemos

dedicado los seres humanos a conocer y entender los factores que intervienen

en nuestros modos de pensar y actuar, así como a la necesidad imperante de

establecer estilos de comportamiento acordes con lo valorado por las distintas

sociedades.

En esta constante búsqueda diversos enfoques han llegado a entender

los Valores como ejes centrales de nuestra motivación y acción. Esto los ha

llevado a profundizar el estudio y a extender los alcances del tema a los más

variados ámbitos del comportamiento humano. La educación no está fuera de

esta realidad, y el problema de la formación en Valores, como garantía de una

formación que se traduzca en respuestas a los requerimientos del ambiente

además de los meramente individuales, preocupa y ocupa a la comunidad

educativa universitaria del mundo entero, fundamentalmente en los países en

vías de desarrollo.

Aprender a ser persona haciendo propios los valores y pautas que guian

a los demás hombres. Esta tendencia impulsa al joven o al niño buscar

modelos. Por ello, lo que los padres y educadores son y hacen con
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responsabilidad, se convierte en autentica correa de transmisión de los valores.

Niños y adolescentes saben perfectamente si los valores que les enseñamos son

una simple lección aprendida o una verdad actitud vivida. La misión

fundamental de todo educador debe ser la de trasmitir los valores, mejor dicho,

la de sugerir (nunca imponer) vivencialmente (explícita e implícitamente)

desde el ejemplo personal. Valores tales como: el respeto, la bondad, la actitud

de servicio, la tolerancia, la libertad, la paz, la solidaridad, la disciplina, el

esfuerzo, el sacrificio, las amistad, la integridad, la alegría, la esperanza y un

amplio etcétera. Valores que en pocas palabras permitan al niño y/o adolescente

aprender a vivir aprender a pensar, sentir y obrar; en suma, aprender a “ser” y

aprender a “disfrutar” de la vida y de lo que nos ofrece, en todas sus

dimensiones.

Con ese fin el presente documento contiene, en primer lugar, un

capítulo en el que se presentan las primeras aproximaciones al estudio de los

Valores Humanos, la perspectiva psicosocial y la propuesta teórica de

Schwartz; algunos indicadores de nuestro medio y el significado de los Valores.

Así pues, el problema de esta monografía podría quedar formulado de

la siguiente manera ¿Qué valores manifiestan los adolescentes- universitarios,

sus padres, y sus profesores, en relación con algunos rasgos de su personalidad

(modos de reacción) y adaptación, en función de que el contexto educativo sea

mono cultural o pluricultural?.

En vista de cómo se comporta esta sociedad, se dan acciones de

modificación y se preguntara; ¿que será conveniente de hacer, tanto en la

educación formal institucional, como en la educación informal, familiar? Es

decir propuestas de intervención adecuadas acorde con el sistema social.


Capítulo 4: Discusión

CAPÍTULO I: LOS VALORES HUMANOS

En nuestra época, el tema de los Valores Humanos ha adquirido una

relevancia esencial que los ha hecho centro de incontables disquisiciones

teórico-prácticas. Con frecuencia, se discute tanto en círculos científicos, como

populares, cuál es el estado en que se encuentran los Valores, si están en crisis,

deteriorados, o si se han perdido. Muchas personas encuentran las respuestas a

estas interrogantes en la situación económica, política, social, familiar, etc. que

atraviesan las distintas sociedades (García, León, Álvarez, Cardoso; 1997).

Sin embargo, son tantas las disciplinas desde las que se ha abordado el

tema, que no siempre se habla en un mismo lenguaje. Cada una ha aportado

importantes contribuciones para su estudio y existen incontables propuestas

dentro de cada disciplina.

1.1. DEFINICIÓN DEL CONCEPTO DE VALOR.

Son muchas las definiciones de valor, que desde los distintos ámbitos

del saber, se han propuesto a lo largo de los años. Unas explican los valores en

términos de necesidades y conductas (Dewey, 1939; Woodruff, 1942), otras

como actitudes (Smith, 1963), otras como modelos normativos (Jacob y Flink,

1962). Resultaría demasiado ambicioso por mi parte pretender abarcarlas, sobre

todo debido al hecho de que todas hacen referencia a un campo de difícil

delimitación, en el que los autores se solapan en muchos casos y, según el

enfoque del que partan, pueden dar lugar a muchos y muy diferentes conceptos.
De todas formas, para una mejor comprensión de este concepto,

comenzaremos haciendo una primera aproximación a las diferentes acepciones

del término ya que, ante tal diversidad, ha surgido cierta mezcla de conceptos,

en la que se confunden estructuras cognitivas como las normas, los intereses,

las necesidades, las actitudes y los valores.

Como se ha comentado anteriormente, etimológicamente, el término

“valor” procede del sustantivo latino valor, valoris, y éste, a su vez, del verbo

latino valere, que significa “servir, valer para algo”.

En la psicología experimental, es “Cada resultado de una medida”.

Desde la perspectiva económica, supone “precio”.

De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, el

término valor cuenta con varias acepciones, siendo las más afines al tema que

nos ocupa, las siguientes:

1)”Grado de utilidad o aptitud de las cosas, para satisfacer las

necesidades o proporcionar bienestar y deleite”.

2)”Cualidad que poseen algunas realidades consideradas bienes, por la

cual son estimables. Los valores tienen polaridad en cuanto que son positivos o

negativos, y jerarquía en cuanto son superiores o inferiores”.

Relacionada con el término “valor”, también encontramos acepciones

como “axiología”, “ética” o “moral”, definidas por el mismo Diccionario en los

siguientes términos:

Axiología: Del francés axiología, y éste del griego αξιοσ, “digno, con

valor”, y del francés -logie, -logía: “Teoría de los valores”.

Ética: Del latín ethicus, y este del griego ηθικοξ, “Parte de la filosofía

que trata de la moral y de las obligaciones del hombre”. “Conjunto de normas

morales que rigen la conducta humana”.


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Moral: Del latín mos, moris, “perteneciente o relativo a las acciones o

caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o maldad”. //

“Ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su

bondad o malicia”.

En este trabajo se utilizarán los términos ética y moral indistintamente,

con el significado de “estudio de normas o reglas que regulan la conducta

humana hacia los otros, en sus aspectos más generales”.

A continuación, se seleccionan diferentes definiciones del término

“valor” redactadas por distintos autores.

Dado que el estudio de los valores es tema de las filosofías e ideologías

se trata de una materia opinable sobre la que se han desarrollado infinidad de

definiciones y teorías.

Por lo mismo, y de acuerdo con Hernández (1991; reimp. 2002),

consideramos que aunque no debería ser un tema de la ciencia ni de la técnica

educativa, lo que ocurre es que ciencia y técnica no pueden ni deben

desentenderse de las consideraciones y planteamientos ideológicos y, más aún,

cuando se trata de algo que incide tan directamente en el ser humano como la

educación en valores.

Teniendo en cuenta lo anterior, se han seleccionado las definiciones con

mayor significatividad desde la perspectiva psicopedagógica que nos ocupa.

“Creencias o convicciones profundas sobre las cosas, los demás y

nosotros mismos, que guían la existencia humana, en función de las cuales

tomamos nuestras decisiones” (Ortega y Gasset, 1973).

“La perfección o dignidad real o irreal, existente o posible, que rompe

nuestra indiferencia y provoca nuestra estimación, porque responde a nuestras

tendencias y necesidades” (Marín Ibáñez, 1993).


“Cualidad o conjunto de cualidades que hacen que una persona o cosa

sea apreciada” (González Radío, 2000).

“Son como ventanas abiertas al mundo que nos rodea a través de la

cual, y solo a través de ella, observamos las cosas y los acontecimientos; los

juzgamos o valoramos, también a los demás y a nosotros mismos. Es el

conjunto de creencias básicas, el esqueleto o arquitectura que da sentido y

coherencia a nuestra conducta” (Ortega y Míguez, 2001).

“Valores son opciones entre diversas maneras de actuar, que son

manifestación de la jerarquía en la concepción del mundo que un sujeto o

colectivo tiene” (Kluckhohn, 1951).

“Valores son un tipo de creencias que llevan al sujeto a actuar de una

manera determinada; son creencias que prescriben el comportamiento humano”

(Rokeach, 1973).

“Valores son característicos de la acción humana, en cuanto que esta

última presupone la elección de determinadas opciones entre un conjunto de

dilemas que configuran la existencia humana” (Parsons, 1951).

“Ideales que dan sentido a nuestras vidas, expresados a través de las

prioridades que elegimos, que se reflejan en la conducta humana y que

constituyen la esencia de lo que da significado a la persona, que nos mueven y

nos motivan” (Elexpuru y Medrano, 2001).

RASGOS DE LOS VALORES.

Si analizamos las definiciones de valor del apartado anterior,

observaremos que se complementan entre sí, pudiendo destacar, inicialmente,

algunos de los rasgos, característicos y esenciales, inherentes al concepto de

valor:

Los valores son “proyectos ideales”.


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El valor apunta siempre hacia algo que nos transciende, que está más

allá. Valor es aquello que hace a una cosa digna de ser apreciada, deseada y

buscada; son, por tanto, ideales que siempre hacen referencia al ser humano y

que éste tiende a convertir en realidades o existencias. Los valores son

proyectos ideales de comportarse y de existir que el ser humano aprecia, desea

y busca. La palabra “valor” ha adquirido un uso y un prestigio inusitados,

especialmente cuando se habla de “crisis de valores” o de “cambios de

valores”. Recordemos que nuestra Constitución se abre, en su artículo 1º, con

una declaración de los valores en los que se inspira: <<España se constituye en

un Estado social y democrático de derecho, que propugna como valores

superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el

pluralismo político>>. Todo el edificio de nuestra Constitución se articula

entorno a valores compartidos por la sociedad, más aún, por valores vigentes

para todos los países, si bien con modalidades y matices que, en cada

comunidad o momento histórico, adquieren un perfil singular.

Inicialmente es importante destacar la íntima relación que existe entre

"valor" y "proyecto de vida". Para el ser humano vale -y es, en consecuencia,

un valor- aquello que desea y que busca en función de sus necesidades, es

decir, en función de lo que es y de lo que sueña y quiere llegar a ser. Valores e

identidad son, por tanto, dos realidades inseparables.

A partir de lo que la persona es -y, sobre todo, a partir de lo que la

persona proyecta como su futuro deseable-, estima y asume, objetiva o

subjetivamente, unos valores que le faciliten o le permitan la realización de su

proyecto. De la misma forma, esa persona infravalorará o rechazará como valor

lo que considere, también, objetiva o subjetivamente, como un obstáculo o

inhibición al impulso de sus necesidades o sus deseos.


Si los rasgos básicos de la identidad y por tanto de la voluntad de un ser

humano se dirigen como proyecto, por ejemplo, al deseo y a la búsqueda del

"tener más" como base de la felicidad, se decantarán para él como valores

claramente por encima de todo, la rentabilidad, el dinero, el sentido de la

propiedad y el consumo. Por el contrario, serán objeto de su rechazo, o al

menos se apreciarán como de segundo orden, el desprendimiento, la

generosidad, la solidaridad o la comunicación de bienes.

Si, por el contrario, lo que se busca y se desea es el "ser más" en el

encuentro y en la relación afectiva con el mundo y con las demás personas, si el

horizonte de la felicidad humana está en el amor y en la búsqueda de la

armonía y de la belleza, serán valores esenciales la fraternidad, el encuentro y

la comunicación interpersonal, la paz, la generosidad y el darse a los demás. En

consecuencia, se descartarán radicalmente como valores el individualismo, el

egoísmo y la insolidaridad.

Si para mí la vida es inmovilismo; si la percibo como el paso

implacable del tiempo, sin anhelo ni posibilidad de sorpresa, de transformación

o de aventura, la alternativa de mis valores es clara: o bien aferrarme al

materialismo, como única salida para mi felicidad, o bien emprender la huida

mediante pócimas o por medio de soluciones para la evasión y el olvido.

Si, por el contrario, descubro y siento la vida como una apertura

cotidiana y permanente hacia horizontes ilimitados y cuajados de posibilidades

siempre nuevas; si para mí la vida es "darme ilusionado y sin reservas a

sucesivos renacimientos", entonces seré feliz en la medida en que me sienta

protagonista y artesano de mi propia historia -de mi propio futuro-,y, por eso,

siempre hallaré la fortaleza necesaria para valorar y para creer en la esperanza;


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y en la esperanza arrastraré tras de mí, como valores, el esfuerzo, la confianza,

la responsabilidad y hasta el sacrificio, si fuese necesario.

Por lo tanto, la clave de la selección personal e integradora de los

valores está en el proyecto de autorrealización individual que cada ser humano

hace de sí mismo y de su propia vida, hallándose en la respuesta que cada uno

podamos dar a esta interrogante: ¿Cuál es el horizonte de mi felicidad?

Felicidad, identidad, proyecto de vida, ideal, utopía y valores son, en

consecuencia, realidades entramadas e inseparables.

Los valores son “opciones”.

Son elementos estructurales del conocimiento humano que el individuo

utiliza cotidianamente como marco de referencia en su interacción con los

demás. Además, son opciones personales que se adquieren desde las

posibilidades activas de la voluntad.

Los valores, como ya hemos afirmado, son la expresión de unos ideales

o de unos deseos que habitan y se sostienen en la voluntad; de ahí que podamos

definirlos también como el resultado de una opción libre y personal entre

diversas formas de vivir o de actuar.

Son una opción clara hacia aquello que más nos interesa, y que implica,

a su vez, el rechazo consciente de otras alternativas.

Esta concepción del valor, o de la escala de valores, como el resultado

de una opción libre y personal, nos lleva al planteamiento de dos cuestiones

fundamentales.

Optar significa ser capaz de elegir un camino entre varios; por lo tanto,

la capacidad de opción se acrecienta en la medida en que al ser humano se le

abren, como posibilidad, nuevas alternativas.


Pero, a la vez, optar es también saber elegir el camino más coherente

con aquello que se espera y se desea alcanzar como meta, es arriesgarse a vivir

y a comportarse de una forma determinada, renunciando a otras formas de vivir

y de comportarse.

Los valores, en consecuencia, al ser unas opciones preferenciales,

entran de lleno en la dinámica de la libertad y del riesgo, de la continua

apertura a horizontes nuevos y del permanente discernimiento de aquellos

horizontes que limitan la libertad y que enajenan o desvirtúan el destino

elegido.

Y es precisamente en esa dinámica de la opción, como proceso

preferencial, donde la educación y la presencia de los educadores desempeñan

un papel muy importante.

Los valores son “creencias”.

Los valores -o virtudes- son creencias que se integran en la estructura

del conocimiento. Son algo adquirido, requieren un aprendizaje basado en el

conocimiento y la reflexión, hasta el punto de convertirse en hábito, algo

querido por la voluntad y que acaba siendo, asimismo, objeto de deseo.

Los valores, como modos ideales de existencia por los que se opta y,

consecuentemente, en los que se cree, pertenecen al ámbito de las creencias

más arraigadas de la personalidad del ser humano y son, los impulsos y los

referentes que prescriben el comportamiento o la forma de actuar de la persona

consigo misma y en su medio.

Esta nueva dimensión de los valores como creencias nos aporta un

elemento esencial en nuestro estudio: la fe y las creencias no son el resultado

de la ceguera o de la irreflexión, sino todo lo contrario, la fe y la fidelidad hacia

lo que se cree se fundamentan y se solidifican en el conocimiento.


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Si los valores se transmiten a través de un proceso de imposición

manipulativa e irreflexivo, pueden quedar aparentemente aceptados por la

persona que los recibe -aceptación sumisa o inconsciente-, pero su presencia

será sólo epidérmica, poco duradera, y no implicará modificación de la

conducta.

Para que los valores arraiguen en la personalidad es imprescindible que

se los presente y se los descubra a través de un proceso dinámico de

percepción, interiorización y análisis; proceso del que se derivará, libre y

conscientemente, la aceptación del valor como creencia, o su rechazo.

Conocimiento, reflexión, pensamiento, creencia y valores son, por lo

tanto, elementos de una realidad que no se pueden aislar entre sí y que se

entraman en el desarrollo de la dinámica de la conducta.

Los valores son “características de la acción humana”.

Desde la perspectiva moral, son el conjunto de normas empleadas para

llevar a cabo una actividad o juicio. Los valores son intrínsecos a la acción

humana y mueven la conducta, orientan la vida y marcan la personalidad. La

vida de cada uno de nosotros se va a definir en función de los valores que

elijamos. Decía Aristóteles que la causa final es la primera de las causas. Son

los objetivos a los que tendemos, nuestras intenciones, los que determinan

nuestra vida.

Los valores no son abstracciones o especulaciones espiritualistas y

teóricas en las que la persona cree al margen o en paralelo con su experiencia

cotidiana; tampoco son utopías irrealizables que, mientras duran como tales,

justifican la existencia; los valores son instrumentos o realidades motrices,

referenciales y significativas para la vida.


La persona que opta por un valor, o que comulga existencialmente con

un sistema de valores concreto, intenta vivir y construir su presente y su futuro

con arreglo a esos valores. Podríamos decir que esos valores vienen a ser como

el motor o el impulso permanente que dinamiza y orienta sus comportamientos

y su conducta, tanto consigo mismo como en sus relaciones con el mundo y

con los demás.

Si hemos apostado por el amor, como proyecto de felicidad, buscaremos

todas las ocasiones y pondremos todos nuestros esfuerzos para conseguir vivir

la experiencia y la necesidad de sentirnos amados: seremos cariñosos, tiernos,

amables, fíeles y serviciales; nos resultará gozoso compartir lo que tenemos,

aunque ello represente una renuncia, y hasta procuraremos mejorar nuestra

propia identidad para atraer, con más intensidad, el afecto de las personas con

las que compartimos la existencia.

Pero, además, esa opción por el amor nos llevará también a la necesidad

de amar; a la necesidad de amarnos a nosotros mismos en un anhelo,

positivamente ético, de excelencia y de perfección, y a la necesidad de amar a

los demás dirigiendo nuestra conducta y nuestro comportamiento hacía gestos

de entrega, de generosidad y de solidaridad. De esta forma, el deseo de amar y

de ser amado, como valor, motivará y conformará nuestra personalidad y

nuestra presencia en la realidad, y orientará nuestro actuar en el mundo con

unos perfiles de acción muy concretos.

En esa misma línea, los valores son también un marco de referencia

fundamental para la vida y para acción humanas, constituyendo un sistema de

interpretación y de atribución de significados a los hechos y a los

acontecimientos que en cada circunstancia la vida nos ofrece. Desde los valores

se puede hacer una lectura crítica de todo lo que acontece y, en consecuencia,


Capítulo 4: Discusión

se orienta el comportamiento y la presencia original del ser humano en la

historia, en el mundo y en la sociedad.

Si hemos convertido el amor, como anteriormente decíamos, en una de

las opciones en las que fundamentar la existencia, repudiaremos la violencia y

se alterarán todos nuestros sentidos ante la noticia de un posible conflicto

bélico o de un atentado de cualquier signo; rechazaremos cualquier

manifestación de marginación social; nos conmoverá la presencia de un

mendigo o de una anciana abandonada; no soportaremos la injusticia y

sentiremos la necesidad creciente de ser más solidarios, de denunciar el

desamor y de comprometernos por un mundo y por una humanidad mucho más

fraterna, un mundo donde la felicidad pueda llegar a ser una posibilidad real

para todos. Y en esta circunstancia nunca veremos un límite o un impedimento

para la acción en la dificultad o el riesgo que puede presentar la tarea, y será

entonces cuando entendamos el sentido de expresiones como aquella del

filósofo Fernando Savater (1991): "Si soñamos con volar es que vamos a volar,

es que debemos volar".

Pero los valores, además de impulsos y motivaciones que rigen y

orientan la conducta, el pensamiento y la acción humana, son realidades que

poseen en sí mismas un alto grado de significación para la persona; los valores

dotan de significado a las acciones experimentadas y a los hechos vividos; los

valores, cuando son el resultado de una opción libre vivida en el presente, o en

camino hacia el futuro, producen felicidad y son profundamente gratificantes.


1.2. CARACTERÍSTICAS DE LOS VALORES

Para Max Scheler, en su libro “El formalismo en la ética y la ética

material de los valores” (1916), aunque el sentimiento de valores tenga mucho

de subjetivo, sobre todo en lo referente a gustos, los valores mismos son

objetivos por más que varíe su interpretación en función de las épocas o

grupos.

Frondizi (1958; 1992, 5ª Ed.), al igual que Ortega y Míguez (2001), los

describe como algo estable y permanente, objetivo y universal, pero también

dinámico y cambiante, relativo y subjetivo. Para ellos, los valores no son algo

absoluto e inamovible, por lo que podremos clasificar los valores según su

forma (positivo, negativo, relativo, absoluto, determinado, indeterminado y

subjetivamente determinado) o según su contenido (lógicos, éticos, estéticos) y

su clasificación estará influida, además de por la razón, por los sentimientos y

las experiencias vitales, de manera que cualquier actividad humana, incluida la

científica, puede influir sobre esta.

Como vemos, existe tal complejidad que son inevitables, explícita o

implícitamente, los debates axiológicos entre las diversas corrientes

ideológicas.

El primer tema de debate lo plantearon las escuelas subjetivista, que

identificaba el valor con el agrado, deseo, interés de un sujeto o colectivo hacia

un objeto, y la objetivista, que consideraba que el valor existe por si mismo,

independientemente de los sujetos y de sus valoraciones reales o irreales. En la

literatura se encuentran muestras de ambos enfoques, pero también existen

posturas integradoras.
Capítulo 4: Discusión

El hedonismo fue una corriente de pensamiento objetivista muy

extendida que corrió paralela a la filosofía de los antiguos griegos. Propugnaba

la búsqueda del placer como único objetivo en toda actividad humana y fue

adquiriendo gran intensidad en el siglo IV a. de J.C. con los cirenaicos, que

explicaban el “arte de vivir” como la exaltación del disfrute de cada momento a

través de los placeres sensoriales e intelectuales, y con los epicúreos, que

identificaban el bien con el placer (hedoné) y el mal con el dolor, por lo que

buscaban los placeres duraderos y la ausencia de dolor. Hacia finales del siglo

XVII, la versión de Bentham (1748-1832), conocida como utilitarismo,

explicaba que dos soberanos gobernaban el universo: el placer y el dolor. Para

actuar con vistas a producir la máxima felicidad posible, uno está obligado a

tomar en consideración el bien posible para el mayor número de personas. Ello

podría significar la reducción del propio placer a favor de proporcionar dicha a

los demás. Esta corriente volvió a adquirir auge a principios del siglo XIX,

cuando John Stuart Mill (1806-1873) introdujo la idea de una distinción

cualitativa entre los placeres superiores y los inferiores. Según Mill, era preciso

diferenciar los placeres cualitativamente distintos antes de elegir una acción.

Estos conceptos utilitaristas configuran la base de las posturas ideológicas

adoptadas por los gobiernos dentro del marco del derecho y su propósito es

proteger a los individuos tanto de las acciones de los otros como de las propias.

Sin embargo, en el siglo XVIII, Immanuel Kant (1724-1804) también

hablaba de actuar según <<imperativos categóricos>> que constituyen la fuente

de los principios y las acciones morales. Para este pensador actuar conforme a

los sentimientos o emociones nunca es moralmente correcto. Partiendo de esta

perspectiva, nuestras acciones deberían basarse en el sentido del deber y de la

responsabilidad y en el hecho de que esa acción puede convertirse en un


principio o ley universal. Max Scheler (1916), consideraba que los valores son

objetivos, por que tienen valor y son valiosos en si mismos. Según este autor,

decir que son subjetivos implicaría sostener que únicamente tendrían valor si

nosotros queremos. Para él, aunque el sentimiento de los valores tenga un

componente subjetivo, especialmente los del gusto, los valores no son

sensaciones subjetivas que varían de un individuo a otro o de una época a otra.

Frondizi (1958; 1992,), Ortega y Gasset (1973) y Marín Ibáñez (1976)

defendían la existencia de una doble naturaleza -objetiva y subjetiva- en los

valores, existiendo una mayor y menor carga de una u otra en todos los valores.

Estos autores definen los valores como realidades objetivas y subjetivas a la

vez, sin caer en ninguno de los extremos. Cada persona valora (subjetivismo)

las cualidades de los objetos (objetivismo) y esta valoración se da en un

contexto o situación que afecta tanto a la persona que valora como al objeto

valorado.

De acuerdo con esto, Frondizi (1958; 1992) conceptualiza los valores

como “cualidades culturales” y afirma que dependiendo de la situación en la

que se halle el sujeto éste los considerará en un estatus más o menos alto,

dándoles la importancia pertinente. A su vez, un conflicto de valores nunca se

presentará entre dos valores determinados sino en un fondo axiológico en los

que otros valores influirán y condicionarán la resolución de tal conflicto.

La existencia de diferentes puntos de vista es propia del ser humano y

según Marín Ibáñez (1993) “el hecho de que haya cambios de perspectiva en la

captación de valores no implica el sinsentido de estos. Somos nosotros los que

cambiamos estimando o realizando determinados ámbitos axiológicos con

descuido y desdén de otros. Es pues en las condiciones del sujeto valorante


Capítulo 4: Discusión

donde hay que analizar las variadas relaciones que se establecen con el mundo

axiológico”.

Un mismo valor puede tener diversas formas culturales de manifestarse

o expresarse.

Marín Ibáñez (1985, 1990b) tratando de superar estas divergencias

afirma que en todo juicio de valor encontraremos una doble referencia: por un

lado, las preferencias del sujeto y, por el otro, el rango y dignidad de lo

preferido.

En lo que parece que no existen demasiadas dudas es en la aceptación

de las siguientes cualidades como algo común a todos los sistemas de valores:

Los valores tienen carácter sociocultural.

Las normas sociales aparecen definidas como “pautas de conducta y de

valores reconocidos en determinados grupos en forma de prescripciones

normalmente no escritas, que desencadenan expectativas de comportamiento y

contribuyen a generar un sentimiento de seguridad y la orientación y liberación

de temores y recelos” (Diccionario de Psicoloxía e Educación -1999- ).

Las normas son propias de cada sociedad, nos vienen impuestas, y los

individuos las asumimos mediante un proceso de aprendizaje social. Son el

conjunto de comportamientos interpersonales que va aprendiendo la persona y

que configuran su competencia social en los diferentes ámbitos de relación.

Con respecto a esto, podemos referirnos a las normas jurídicas, que son un área

en la que se plasman los valores tanto en sus enunciados como en sus

disposiciones ofreciéndonos una ordenación jerárquica de las acciones e

integrándolas dentro del “orden jurídico”. Algunos autores como Stenberg

(1992 en Gimeno, 1999) hablan de poder ejecutivo, legislativo y judicial en la

familia, pidiendo prestados términos jurídicos, haciendo referencia a la


aplicación de reglas en la familia. El poder legislativo se encarga de enunciar

normas, el poder judicial determina si ha habido incumplimiento de las

mismas, y el poder ejecutivo es quien se encarga de que las normas se cumplan.

Cada sociedad posee su propio sistema de valores e ideales, en el cual

se anclan sus conocimientos, técnicas, actitudes, etc. En todo este entramado, el

sistema sociocultural se perfila como el antecedente fundamental del sistema de

valores. Tendremos que acercarnos a las claves que definen los espacios

culturales actuales, para adentrarnos en el análisis, en profundidad, de los

valores de la sociedad.

Un riesgo que corren los estudiosos de los valores es que, de forma más

o menos espontánea, tomen su propio modelo sociocultural como referencia

para interpretar y estudiar los modelos de otras culturas o grupos sociales.

Para Ortega y Míguez (2001) la defensa cerrada de una cultura, desde

una concepción estática de la misma, es una postura errónea ya que supondría

considerar la superioridad de una cultura sobre otra, cuando está clara la no

existencia de una cultura perfecta. Es necesario partir del respeto incondicional

y acrítico de la idiosincrasia de cada grupo social, para que podamos

plantearnos una comprensión científica del mismo. Ahora bien, ese respeto

incondicional hacia las peculiaridades culturales, no puede llevarnos a justificar

conductas aberrantes ¿qué es más lícito? amputar la mano al ladrón o someterlo

a reeducación; sacrificar al primogénito si es niña o potenciar la incorporación

de la mujer al mundo laboral. Los ejemplos anteriores dan pié a la afirmación

de que en nuestra sociedad de la comunicación es necesario, cada vez más, la

apertura hacia todas las realizaciones culturales siempre que colaboren en el

enriquecimiento de la persona en algún sentido.


Capítulo 4: Discusión

Por todo esto es por lo que se suele hablar de “educación integral” y no

reducida sólo a algunos aspectos.

En las sociedades primitivas la escuela era el ámbito de la tribu, donde

los contenidos de aprendizaje eran pocos. En la medida en que las sociedades

se hacen más complejas, se multiplican las funciones y aumentan los

aprendizajes culturales no siendo posible pensar en ningún tipo de progreso sin

contar con la educación. Una educación que partiendo de los postulados del

“aprendizaje significativo” de Ausubel (1968) ha pasado de tener como

preocupación (“histórica”) al intelecto -“lo instruccional”- dándole en la

actualidad igual importancia a aquellos aspectos relacionados con la adaptación

personal o social.

Así, autores como Eson (1978), incluyen en sus manuales sobre

educación, temas relacionados con el desarrollo de valores morales o aspectos

referidos a la adaptación personal y social.

Los valores tienen carácter cotidiano.

Los valores no son exclusivos de un determinado grupo de personas ni

están vinculados necesariamente a grandes proyectos o realizaciones

personales, se dan en todas las personas en tanto que somos seres de valores.

Las actitudes son una expresión de esa cotidianidad ya que muestran

“una predisposición relativamente estable de la conducta que resulta a la vez de

la experiencia individual y de la integración de los modelos sociales, culturales

y morales del grupo” (Diccionario de Psicoloxía e Educación -1999- ).

Las actitudes hacen referencia, como vemos, a la conducta individual.

Aristóteles, cuando hablaba de virtudes morales como la amistad, la honradez,

la justicia o la valentía, sugería que los individuos podían optar por una línea de

acción considerando los extremos de dos acciones o actitudes; por ejemplo: la


honestidad y la deshonestidad; la valentía y la cobardía; el trabajo esforzado y

la pereza; etc. Al tomar en cuenta los dos extremos, los individuos podrían

llegar a entender cuál era la línea de acción correcta situándose justo en el lugar

intermedio. Es el individuo el que el que decide cómo comportarse, buscando,

o no, la coherencia entre sus criterios personales y las normas y principios

sociales.

Cid y otros (2001), consideran las actitudes como más globales y

difusas (afectan a la dimensión afectiva de la persona), al tiempo que a las

normas como más concretas y puntuales (se refieren al comportamiento

humano). Los valores, como criterios o juicios universales, están presentes en

la sociedad y orientan las normas, actitudes, opiniones y conductas de las

personas. Representan el fundamento de las normas por las que la sociedad se

rige, y sobre todo, la base a partir de la cuál los distintos grupos sociales

aceptan o rechazan determinadas actitudes o comportamientos. Reducir la

moral al ámbito de las actitudes y normas supondría no dar el paso hacia lo que

Kohlberg denominaba “nivel posconvencional” en el que el individuo es capaz

de diferenciar las normas comunitarias, convencionales, de los principios

universales, que le permiten criticar, incluso, las normas de su comunidad.

Es imposible entender la formación de la persona sin tener en cuenta su

apropiación de valores. Ortega y Míguez (2001) destacan la importancia de la

desmitificación del valor en todos los campos y en especial en el de la

pedagogía, como medio de alejarse de modelos “fantásticos” y acudir a

modelos “humanos”conectados con las necesidades y aspiraciones de todas las

personas.

Los valores tienen carácter dual, mostrando siempre dos polos.


Capítulo 4: Discusión

A cada valor le corresponde un antivalor, dando lugar a una unidad

dialéctica de contrarios, por ejemplo, confianza-desconfianza, altruismo-

egoísmo. Pero los valores positivos y los negativos, lejos de ser

complementarios los unos de los otros, tienen existencia por si mismos, es

decir, los valores negativos no solo suponen la ausencia de sus

correspondientes positivos, sino que tienen su propia representación actitudinal

y comportamental con significación positiva o negativa para la dignidad

humana. Cada valor tiene su contrario o “contravalor”, que suscita tantas

respuestas como los valores en si. Tanta repulsión la fealdad como atracción la

belleza. Tanto aplauso la justicia como repulsa la injusticia.

Los valores se pueden ordenar jerárquicamente.

Existe una escala, rango o jerarquía de valores: existen valores

superiores a otros, que muchas veces se deben sacrificar en aras de los

primeros.

Desde siempre, una de las perspectivas de la filosofía ha sido la

centrada en el alcance y la significación de los valores, la axiología. La

encontramos a lo largo de toda la historia del pensamiento, pero Max Scheler

(1916) la ha tratado de forma específica. De hecho, la axiología es una teoría

metafísica y moral que se ocupa de la investigación de la naturaleza de los

valores así como de su encardinación con el pensamiento y el comportamiento

humano, estableciendo una jerarquía entre los diversos tipos de valores y

tratando de fijar los criterios para esa diferenciación. Parsons (1951) y

Kluckhohn (1951) coincidían al afirmar que cada individuo o colectivo tiene

una concepción jerárquica del mundo, que se manifiesta en sus diversas

maneras de actuar. Para Kohlberg (1984) siempre es deseable que el individuo


alcance una etapa superior y para ello establece una jerarquía del razonamiento

moral.

Pero las tablas, o jerarquías de valores fluctúan y cambian en función

del contexto y del momento; en palabras de Frondizi (1958, 1992) “es más fácil

afirmar la existencia de un orden jerárquico que señalar concretamente cuál es

ese orden o indicar criterios válidos que permitan establecerlo”. En España,

Martín (1991), Musitu y Molpeceres (1992), García y Ramírez (1995) y Orizo

(1996) se centraron en las jerarquías de valores que se desarrollan dentro de las

familias y todos ellos, aunque con algunas diferencias en la escala de

preferencias (que parece verse afectada por variables como el nivel

socioeconómico, la cultura, la edad o nivel de estudios de los padres, la edad y

el sexo de los hijos, etc.), coinciden en unos valores generales que toda familia

pretende desarrollar en sus hijos. Tener conciencia de una jerarquía de valores

es la base para que una persona actúe de acuerdo con ella y, ante una situación

de conflicto, opte por el superior. Pese a todo, debemos tener en cuenta que

muchas veces, dar prioridad a un valor, no siempre indica que actuemos de

acuerdo con él.

Íntimamente relacionada con la jerarquía de valores, y con su polaridad,

se encuentra la “gradación” de los mismos, que se refiere a que, ante el mismo

valor, unos individuos pueden incliarse más hacia el polo positivo del mismo y

otros hacia el negativo.

1.3. LAS CLASIFICACIONES DE LOS VALORES Y SU

JERARQUIZACIÓN.

Como ya se ha comentado los valores admiten múltiples clasificaciones.

Según su forma, pueden ser positivos, negativos, relativos, absolutos,


Capítulo 4: Discusión

determinados, indeterminados y subjetivamente determinados. Según su

contenido podemos hablar de valores lógicos, éticos, estéticos...

Además todas las clasificaciones estarán influidas, además de por la

razón, por los sentimientos y las experiencias vitales, de manera que cualquier

actividad humana, incluida la científica, puede influir sobre esta.

En este apartado haremos una revisión acerca de algunas de las

diferentes clasificaciones de los valores, que se han hecho en el transcurso del

tiempo, y veremos nuevamente la dificultad que implica el tratar de ponerse de

acuerdo (si es que ese fuera uno de los objetivos de algún interesado) en lo que

se ha dado en denominar jerarquía de valores.

Clasificaciones de los valores.

Iniciaremos entonces diciendo que, de acuerdo con Ortega y Mínguez

(2001), los valores se clasifican en:

●VALORES VITALES. Los seres humanos y animales, tienen instintos

de conservación y de supervivencia. Se preocupan de la salud o la enfermedad,

se habla de malestar o bienestar; son esenciales para todo ser humano

acrecentar, proteger y cuidar de su vida, lo esencial de los valores vitales es la

protección de la vida.

●VALORES ECONÓMICOS. Los aspectos económicos están presentes

cuando se refieren a la abundancia o la escasez, cuando se habla de caro o

barato. La esencia del valor económico es la búsqueda de la seguridad.

●VALORES INTELECTUALES. Verdad o falsedad, certeza o

probabilidad, subjetividad u objetividad, son valores que tienen que ver con el

aspecto intelectual del análisis de los valores; es decir, cuando se busca

comprender la realidad que nos circunda o lo que somos. La esencia del valor

intelectual es la búsqueda de la verdad.


●VALORES ESTÉTICOS. Belleza o fealdad, agrado o desagrado hacia

las manifestaciones artísticas, contiene dos dimensiones: la del creador y la del

espectador. La esencia del valor estético es la búsqueda de la belleza.

●VALORES ÉTICOS. Justo o injusto, honesto o deshonesto, respeto a

uno mismo y a los demás o agresión, supone la realización de lo ético a fin de

entender la vida en función de derechos y obligaciones. Lo esencial del valor

ético es la búsqueda del bien.

●VALORES SOCIALES. Democracia o tiranía, soledad o convivencia,

egoísmo o solidaridad. Los valores son una realidad de la existencia y se hace

la clasificación para entenderlos entremezclándose con la realidad cotidiana.

Constituyen las intenciones de los actos humanos, haciendo juicios de valor al

elegirlos. Estos no son solamente un contenido, sino un proceso de realización

y búsqueda cotidiana.

Esta clasificación de valores, con los valores ya mencionados de

respeto, tolerancia y solidaridad, será la que nos servirá referencia en este

trabajo de tesis.

Continuando con otras clasificaciones de los valores, García Guzmán,

en su libro " Educación y Valores en España” (2002) propone la siguiente

clasificación:

•VALORES INSTRUMENTALES. Son aquellos que sirven de medio

para alcanzar otros valores superiores.

•VALORES VITALES. Se refieren a la instalación del sujeto en el

mundo y a su relación placentera con el entorno.

•VALORES SOCIALES. Son los que tienen que ver con las normas de

convivencia entre las personas y sus relaciones con ellas.


Capítulo 4: Discusión

•VALORES ESTÉTICOS. Se refieren a la creación de lo bello o su

simple contemplación.

•VALORES COGNOSCITIVOS. Tienen que ver fundamentalmente con

el conocimiento de la realidad y de las leyes que organizan esa realidad tanto

externa como internamente.

•VALORES MORALES. Son aquellos que presentan una bondad o

maldad intrínseca; siendo en el fondo, los que impregnan toda la escala de

valores en un sentido, pues todas las preferencias se hacen sobre la base de que

se consideran "buenas" para el sujeto o la colectividad o "justos" y aparecen

como "derechos" o "deberes", siendo la elección entre los polos axiológicos la

esencia de la "libertad".

Esta última categoría parece ser la que abarca o está en la raíz de todas

las escalas de valores de que se ha hablado en las últimas décadas. Es decir, los

valores morales han dado la pauta para diversas escalas de valores y, de manera

general, cuando hablamos de valores en la esfera educativa casi nadie dudará

que estamos hablando de valores morales y no de valores de la bolsa o valores

económicos

También Domínguez (2004), propone la siguiente clasificación:

•VALORES CORPORALES. Salud, fortaleza, alimentación

equilibrada, higiene, desarrollo de la psicomotricidad, ejercicio físico, etc.

•VALORES SENSORIALES Y SENSUALES. Placer, agrado, valores

gustativos, olfativos, visuales, auditivos, sexuales.

•VALORES DESIDERATIVOS. Deseabilidad; aquí menciona que la

educación de la dimensión desiderativa supone una distinción clara de lo que


debe ser deseado o indeseado y una jerarquía de preferencias para optar cuando

los valores deseables son incompatibles entre sí.

•VALORES EMOCIONALES. Alegría, amistad, aprecio, satisfacción,

confianza, afectos, sentimientos y actitudes sentimentales hacia nosotros

mismos, hacia los más próximos y hacia todos los seres humanos.

•VALORES ESTÉTICOS. Belleza, deleite estético, cultivo de las

capacidades estéticas, etc.

•VALORES SOCIO-AFECTIVOS. Empatía, amor, amistad, aprecio,

comprensión, afectos, sentimientos y actitudes sentimentales.

•VALORES MORALES O ÉTICOS. Libertad, autonomía, igualdad,

solidaridad, justicia, reconocimiento de los derechos y libertades

fundamentales, conciencia moral, reciprocidad.

•VALORES SOCIO-POLÍTICOS. Democracia, reconocimiento de los

derechos fundamentales, reconocimiento de los derechos económicos y

sociales, paz.

•VALORES TÉCNICO-PRODUCTIVOS. Utilidad, eficacia, eficiencia,

etc.

Rokeach (1973) consideraba que los valores son “creencias duraderas

acerca de formas específicas de conducta o estados finales de existencia que

son personal y socialmente preferibles” y los clasificaba en dos categorías,

dependientes del nivel de abstracción de las metas o estados finales a las que

hacen referencia. Así, establece dos categorías:

•VALORES INSTRUMENTALES: Hacen referencia a

comportamientos deseados y engloban a los valores de competencia personal


Capítulo 4: Discusión

(son más generales y se trasforman en modos de conducta deseables y que

mejoran la autoestima del sujeto): inteligencia, capacidad, racionalidad,

curiosidad, imaginación, y a los valores morales (más individuales que los

anteriores, su no consecución provoca sentimientos de culpa): honestidad,

responsabilidad, cariño).

•VALORES FINALES O TERMINALES: Representan fines o metas

generales y reflejan los modos ideales de existencia por lo que generan

autoconcepciones más significativas y persistentes en el sistema cognitivo de

los individuos. Este autor los subdivide en valores personales (que describen

las metas más beneficiosas para el individuo): felicidad, armonía interior,

satisfacción con la tarea realizada, y en valores sociales (que representan

estados deseados dentro del ámbito relacional del individuo): seguridad

familiar, paz, igualdad, justicia.

Schwartz y Bilsky (1987, 1990) desarrollaron un modelo teórico que

conceptualiza los valores como metas u objetivos de carácter general y

ordenado según su importancia subjetiva, que permanecen estables a través de

las distintas situaciones guiando la conducta de los seres humanos. Según estos

autores, el sistema de valores personales se estructura en torno a las relaciones

establecidas entre diez motivaciones básicas o “dominios de valor” y las

necesidades que estas provocan en los individuos (autodirección-necesidad de

control del medio; estimulación-necesidad de estimulación para mantener un

nivel óptimo de activación; hedonismo-necesidades orgánicas y placer asociado

a su satisfacción; logro- necesidad de competencia para obtener recursos y

aprobación social; poder -social-necesidad individual de dominio, control y

mejora de estatus; seguridad-exigencias básicas de supervivencia individual y

social; conformidad-inhibición de tendencias personales potencialmente


disruptivas para el buen funcionamiento del grupo; tradición expresión de

solidaridad y singularidad grupal; benevolencia-necesidad de interacción

positiva y de afiliación para promover el bien del grupo y universalismo-

necesidad de supervivencia de sujetos y grupos cuando los recursos de los que

depende la vida son escasos y compartidos). De acuerdo con estas relaciones

clasifican los valores en los siguientes términos:

● VALORES DECLARATIVOS: implican juicio o pensamiento.

● VALORES AFECTIVOS: suponen, además una actitud o

sentimiento.

● VALORES CONATIVOS: además de lo anterior, implican una

acción o hábito.

Scheler 1916 también hizo una tipología de valores.

●VALORES DE LO AGRADABLE.

●VALORES DE LO DESAGRADABLE.

●VALORES VITALES.

●VALORES ESPIRITUALES: lo bello, lo feo, lo justo, lo injusto y

valores del conocimiento puro de la verdad

●VALORES RELIGIOSOS: lo santo y lo profano.

Frondizi (1958, 92) los dividía en tres tipos:

●VALORES INFERIORES: económicos y afectivos.

●VALORES INTERMEDIOS: intelectuales y estéticos.

●VALORES SUPERIORES: morales y espirituales.

Marín Ibáñez (1990b) plantea una clasificación de los valores que él

mismo califica como “flexible” pudiendo ser modificada dependiendo de las


Capítulo 4: Discusión

necesidades de cada persona. De hecho la que planteó en 1976, difiere bastante

de esta última.

•VALORES CORPORALES: Afectan directamente a la estructura

biológica humana y su carencia podría llevar al debilitamiento o muerte del ser

humano (salud, alimentación, aseo, deporte,...).

•VALORES AFECTIVOS: Aquellos relacionados con los sentimientos,

emociones, pasiones (amor, cariño, ...).

•VALORES INDIVIDUALES: Se refieren a la individualidad y

singularidad de las personas, así como a su independencia o autonomía

respecto de las instituciones (conciencia, intimidad, autonomía,...).

•VALORES INTELECTUALES: Se relacionan con el raciocinio

humano (conocimiento, reflexión, sabiduría, información,...) o con sus

consecuencias (ciencia, investigación, creatividad,...).

•VALORES MORALES: Hacen referencia a la consideración de la

bondad o maldad de las acciones humanas, tanto individuales como colectivas

(justicia, honradez, tolerancia, verdad, ...).

•VALORES SOCIALES: Son los que afectan a las relaciones humanas

y se relacionan con los valores afectivos (leyes, diálogo, amistad, familia, bien

común, ...).

•VALORES ECOLÓGICOS: Se relacionan con el medio natural

(reciclado, consumo de agua, respeto a los animales,...).

•VALORES INSTRUMENTALES: Más medios que fines, se

consideran tanto por los resultados y beneficios que aportan como por el

proceso realizado para ello (medicinas, vivienda, tecnología, moda,...).

•VALORES RELIGIOSOS: Son los que afectan a la fe (Dios, religión).

Jerarquización de los valores.


Hasta aquí algunas de las diversas clasificaciones de los valores, unas

tradicionales y otras más modernas. Todas ellas nos dan una idea de la

complejidad del tema de los valores.

Esta complejidad no hace otra cosa que aumentar cuando hacemos

referencia a su nivel jerárquico, por lo que nos ceñiremos únicamente a las

explicaciones de Gervilla, Maslow y Hernández.

Comenzaremos por las explicaciones de Gervilla (1991, 1993b), que

elabora un modelo axiológico de educación integral basado en la

correspondencia entre los aspectos personales y los valores.

Para este autor la persona, como ser vivo, tiende a los valores

corporales o biológicos pues son los más urgentes y necesarios. Sin estos, sería

imposible desarrollar los demás.

Después de estos, las personas tenderían hacia los valores intelectuales.


Primero como valores afectivos y luego como valores estéticos. Los valores
afectivos se plasman en la mayoría de los casos, a través de los estéticos, pues
el ser y su expresión son indisociables. Surge así el arte, como muestra de los
afectos, la creatividad, la singularidad y la capacidad de apertura de las
personas.
De la singularidad del individuo, emergerán los valores individuales y, a
partir de la discrepancia entre estos y los valores sociales, surgirán los valores
morales, que influirán en la apertura de los sujetos a sus semejantes y a la
naturaleza, surgiendo así los valores ecológicos e instrumentales.
Finalmente, surgirán los valores religiosos, relacionados con la
trascendencia y autoconocimiento humanos.
Capítulo 4: Discusión

Este modelo se plasma en el cuadro de la página siguiente:

Maslow (1943) formuló una jerarquía de las necesidades humanas. Este


autor explicaba que, a partir de unas necesidades básicas y de la satisfacción de
estas, los humanos vamos desarrollando otras necesidades y deseos de nivel
superior. A partir de esta relación jerárquica en la que las necesidades más altas
ocuparían nuestra atención únicamente cuando las inferiores se ha satisfecho,
Maslow sitúa las necesidades humanas en una pirámide con cinco niveles, en
las que los cuatro primeros son entendidos como “necesidades del déficit” y el
último como una “necesidad del ser”. Las necesidades insatisfechas
provocarían malestar individual y social, incentivando la producción de los
medios necesarios para su satisfacción, siendo un medio para el progreso
material. Este autor equipara la frustración con la enfermedad y la
autorrealización con el objetivo espiritual de todas las necesidades superiores.
El nivel básico de la pirámide de Maslow serían las necesidades fisiológicas
hambre y sed. Una vez que el ser humano las ha cubierto, comenzará a
preocuparse por garantizar el tener cubiertas estas necesidades, así como por la
seguridad frente a cualquier daño. Una vez que el individuo se siente seguro,
comenzará a buscar la aceptación social. Una vez conseguida, procurará
obtener prestigio, éxito, alabanza de los demás. Cuando los individuos han
cubierto todas estas necesidades desean sentir que están dando de sí todo lo que
pueden, surgiendo el deseo de crear.
Pirámide o jerarquía de necesidades de Maslow (1943)

Hernández (1991, 2002) propone un modelo de Jerarquización de

valores al que denomina Pentatriaxios, basado en una consideración de los

valores según su situación en los tres planos fundamentales de la existencia: el

de la satisfacción, el de la funcionalidad o adaptación y el de la realización. Y, a

su vez, en la armonización de estos tres planos en los cinco grandes campos o

áreas en donde integramos los distintos valores son: personal o del yo, social o
Capítulo 4: Discusión

de los otros, laboral escolar o de la tarea, de naturaleza o “cuerpo-bíos” y de

cultura o “mundo-sistema”. El nombre “pentatriaxios”, como podemos deducir,

obedece a penta=5; tri=3 y axios=valor, pues constituye cinco campos, con tres

niveles de jerarquización, especificados por los valores más representativos

comprendidos entre ellos. Esta distribución de los valores por áreas, a pesar de

ser arbitraria, como todos los modelos de clasificación, es funcional y

coincidente con la asignación “prototípica” de las representaciones sociales y

con muchos datos psicométricos. Esto no impide que existan valores que, en la

realidad, puedan estar en todas las áreas.

El autor representa este modelo en forma de pirámide de tres planos o

niveles vitales y evolutivos en los que se desarrollan los valores:

“Pentatriaxios”. Estructuración de los procesos y áreas de vida en

niveles axiológicos (Hernández, 2002,145)

Los valores, por tanto, se establecerían en tres niveles:

Un nivel primer nivel, de satisfacción primaria de apetencia o pulsión,

compuesto de valores efímeros de fácil atracción y adquisición. Está basado en


lo emocional, en lo impulsivo, en lo fácil, en lo espontáneo, en lo agradable,

pudiendo resultar, al mismo tiempo, problemático con los otros niveles lo

componen valores de ejecución espontánea, simple y satisfacción inmediata,

con ellos se busca el máximo beneficio con el mínimo costo. Incluso, en

algunos casos, son considerados como contravalores, por lo que son reprimidos

en el proceso de socialización.

Atendiendo a los cinco planos o áreas, dentro de este nivel se

encontrarían:

•Área cuerpo-bíos o de naturaleza: sensualidad, hedonismo, descargas

impulsivas, etc.

•Área personal o del yo: egocentrismo, egovaloración, egodefensa,

egoexhibición, etc.

• Área social o de los otros: poder, prestigio, búsqueda de aceptación y

afecto.

•Área escolar-laboral, o de la tarea: competitividad, utilitarismo,

adquisición de bienes.

•Área de la cultura o mundo-sistema: curiosidades, entretenimientos,

fiestas, diversiones, espectáculos y juegos.

Estos valores se asumen de forma natural, siguiendo pautas muy básicas

de aprendizaje y requieren una mínima atención educativa.

Un segundo nivel, de adaptación o conveniencia en el que los valores

primarios progresivamente van siendo desplazados por valores de mayor

autonomía, autocontrol y efectividad, en tanto en cuanto el niño tiene que

armonizar su yo con la realidad social y cultural. Está basado en lo

conveniente, en lo práctico, en la supervivencia física, psíquica y social, en lo

funcional y en la evitación de conflictos. Se compone de valores


Capítulo 4: Discusión

imprescindibles para la supervivencia, el bienestar y el buen funcionamiento de

las personas. Son valores funcionales, de tipo instrumental, ya que sirven de

medio para alcanzar niveles superiores y se basan en el esfuerzo, el autocontrol,

el aprendizaje para la eficiencia y la evitación de conflictos.

Atendiendo a los cinco planos o áreas, dentro de este nivel se

encontrarían:

•Área cuerpo-bíos o de naturaleza: alimentación adecuada, salud,

higiene, actividad, descanso y desarrollo de habilidades psicomotrices.

•Área personal o del yo: Autoestima, autonomía y autocontrol personal.

• Área social o de los otros: Disposición a relacionarse socialmente,

autocontrol social, respeto a los demás y a las normas, habilidades sociales para

la eficiencia interpersonal.

•Área escolar-laboral, o de la tarea: Aplicación, rendimiento y

eficiencia.

•Área de la cultura o mundo-sistema: Adquisición de contenidos

informativos culturales (conocimiento de hechos concretos, conceptos y

principios) y desarrollo de técnicas y habilidades culturales y actitudes

positivas hacia creencias, valoraciones, costumbres y cumplimiento de pautas

culturales.

La educación, tanto familiar como escolar, dedica sus mayores

esfuerzos al desarrollo de los valores de este nivel.

El tercer y último nivel es de realización o calidad y está formado por

valores de mayor alcance cuya“deseabilidad” está basada en hacer placentero y

satisfactorio lo conveniente, es decir, el nivel de adaptación. Para ello se apoya

en la educación, en la cultura y en las cualidades más propiamente humanas:

inteligencia, conciencia, libertad, creatividad, altruismo, estética y vivencias


simbólicas. Es un nivel de más elaboración pero, también, de más eficiencia o

rentabilidad educativa en relación con la vida futura. Son metas con valor en sí

mismas, que producen motivación intrínseca, por lo que el proceso, aunque es

más largo y costoso, resulta gratificante. El alto nivel de significación de las

metas, asociadas a un proyecto implicativo, convierte las acciones

instrumentales en satisfactorias y lúdicas por sí mismas. En este caso lo que

mueve hacia las metas es el propio disfrute en el proceso, no el deber o la

obligación. Para adquirir estos últimos valores es necesaria, en unos casos, una

actitud de apertura, expansión y egoimplicación hacia determinados aspectos

de la realidad, y en otros, una actitud de autocontrol.

Atendiendo a los cinco planos o áreas, dentro de este nivel se

encontrarían:

•Área cuerpo-bíos o de naturaleza: Expansión deportiva, naturaleza.

•Área personal o del yo: Autoperfeccionamiento.

• Área social o de los otros: Amor, amistad, altruismo y valores éticos.

•Área escolar-laboral, o de la tarea: Disfrute del quehacer.

•Área de la cultura o mundo-sistema: Disfrute de lo epistémico-

intelectual, estético, religioso, etc.

Aunque se reconoce su importancia, estos valores de realización,

especialmente los referidos al ámbito personal y social (autoconstrucción,

amistad, amor, altruismo), reciben menor atención en los diseños educativos.

1.4. Primeras aproximaciones al Estudio de los Valores Humanos.

El estudio de los Valores Humanos no es reciente, no es un tema de

interés actual únicamente. Los intentos por encontrar una definición de los

mismos han existido desde tiempos remotos. Inicialmente, se hablaba de


Capítulo 4: Discusión

Valores como la Virtud, la Dignidad, la Honestidad, la Justicia, el Bien. Los

Valores valían por sí mismos e iban más allá de las personas. Además, eran

considerados como: (1) independientes e inmutables (la Belleza, el Amor, la

Justicia son lo que son y no cambian); (2) absolutos (por no estar

condicionados a ningún hecho social e individual); (3) inagotables (porque

nadie puede

agotar la Nobleza, la Sinceridad, la Bondad, etc.); y (4) verdaderos y objetivos

(porque se dan en las personas o las cosas independientemente de que se les

conozca o no) (Cou, 1997).

Hoy en día, se les entiende dentro de un contexto y suelen ser concebidos

como características o particularidades que poseen las personas. Desde la

perspectiva moral, por ejemplo, los Valores perfeccionan al hombre en lo

íntimamente humano (Cou, 1997; García y cols., 1997). Es decir, lo hacen más

humano, le ofrecen mayor calidad como persona. Este tipo de Valores morales

engloban lo que tradicionalmente conocemos como Respeto, Tolerancia,

Honestidad, Lealtad, Trabajo, Responsabilidad, etc. y son aquellos a los que

solemos hacer referencia cuando hablamos de la “crisis de Valores” que atraviesa

la sociedad.

Por otro lado, la perspectiva religiosa nos ofrece otra amplia gama de

Valores; nuevamente, una lista de aquellas características que para la mayoría de

personas serían deseables en la humanidad. En el caso de nuestro país, la

religión mayoritaria es la Católica y entre los Valores que ella promueve

podemos encontrar la Solidaridad, la Responsabilidad, el Matrimonio, el Respeto

a los padres, el Ser justos, etc.

Como vemos, los Valores suelen ser entendidos como formas de ser o de

comportarse deseables en las personas. Ello no dista mucho de lo que considera


la psicología, dado que en nuestra disciplina de estudios enmarcamos los Valores

dentro de un proceso motivacional. Es decir, para la psicología los Valores son

motivaciones que nos llevan a ser o actuar de una forma y no otras (Ros, 2001).

Entre los procesos psicológicos básicos, tal vez sean los motivacionales

los que se presentan más estrechamente vinculados con la acción (Barberá,

2002). La motivación, hoy en día, ha dejado de ser únicamente concebida en el

sentido tradicional de necesidades que deben ser satisfechas. Actualmente se

encuentra estrechamente relacionada con ella la activación de conductas

orientadas a fines, metas y tareas.

Así, dado que la motivación es considerada como el proceso para

despertar la acción, sostener la actividad en progreso y regular el patrón de

actividad; no resulta extraño el que los Valores Humanos -entendidos a partir de

la perspectiva psicosocial- se encuentren tan estrechamente relacionados con la

conducta, y nos permitan predecirla (Ros, 2001).

Ahora bien, aun cuando se trata de un concepto que cae dentro de los

alcances de la motivación, la aproximación psicosocial difiere en gran medida de

las concepciones anteriormente citadas (filosófica, moral, religiosa). La

diferencia radica fundamentalmente en que no hablamos de Valores que

deseamos estén presentes en las personas. Desde nuestra perspectiva, los Valores

no son evaluados como buenos, en el sentido de abarcar todo aquello que se

opone al mal. Es decir, el presentar una serie de Valores no nos hace ni más ni

menos buenos; ni más ni menos humanos. Como lo veremos a lo largo del

presente capítulo, los Valores siempre están presentes. Lo que hace a unas

personas distintas de otras es cómo los ordenamos y priorizamos en nuestra vida,

y cómo los vamos traduciendo en acciones. No se trata de qué Valores tenemos,

sino de cuáles preferimos, y a expensas de cuáles otros.


Capítulo 4: Discusión

Entonces, antes de ingresar exclusivamente en nuestra disciplina de

estudio y de precisar sus aportes más importantes al tema, podría señalarse que

los Valores Humanos son y han sido durante cientos de años interés central de

diversas disciplinas del saber. Su estudio es resultado de siglos de reflexión que

iniciaron los filósofos, y hoy en día constituyen ejes fundamentales sobre los que

giran cientos de teorías que van desde las económicas, hasta las teológicas;

pasando por las filosóficas, las sociológicas y antropológicas, las pedagógicas y

las psicológicas, entre otras.

Es recién a partir del siglo XX que el tema de los Valores se ubica en el

contexto de la psicología en general y de la psicología social en particular. Y, en

vista de que la estructuración y organización del conocimiento son temas de

marcado interés para nuestra disciplina de estudio, la influencia de los Valores en

la conducta humana (individual y social) ha originado el planteamiento de

diversas propuestas psicosociales que intentan entender el modo de

funcionamiento de los mismos dentro de cada individuo (Herrera, 1995).

El constructo ha ido tomando diversas acepciones a lo largo del tiempo.

Acepciones que han dado cabida a un gran número de definiciones e hipótesis y

que dieron origen a lo que hoy la psicología social conoce como Valores. Una de

las más importantes fue la propuesta de Rokeach, por su notable influencia sobre

las posteriores conceptualizaciones de Schwartz, autor de la teoría más completa

en la actualidad, que servirá de base para la presente investigación.

1.2. La Contribución de Rokeach

Milton Rokeach dirigió varios trabajos de investigación en la década de

los setenta y a consecuencia de ello definió el concepto de Valor como “…una


creencia permanente de un modo específico de conducta o estado final de

existencia que es personal o socialmente preferible a un modo opuesto de

conducta o estado final de existencia…” (Rokeach, 1973). Además, afirmó que

dichas creencias son organizadas en estructuras y subestructuras jerárquicas a lo

largo de un continuo de relativa importancia, y que trascienden situaciones

específicas. Es decir, definió los Valores como creencias estables que se

encuentran jerárquicamente organizadas y que sirven de criterio para nuestro

comportamiento (Rokeach, 1973).

Dicho autor explicó también que esta priorización o continuo de

importancias relativas puede ser observable y medible, puesto que los Valores

son limitados. Lo que varía son las combinaciones de los mismos dentro de la

distribución jerárquica. Esta variación se debería a diferencias culturales,

institucionales, y estructurales; las diversas relaciones interpersonales; las

experiencias personales de la socialización y la personalidad (Rokeach, 1973).

Al referirse a los Valores, Rokeach identificó dos grandes categorías:

terminales e instrumentales. Los Valores terminales son 18 e implican un estado

final de la existencia deseable; pudiendo ser personales (centrados en la misma

persona, de naturaleza intrapersonal) o sociales (centrados en el entorno social,

de naturaleza interpersonal).

Los Valores instrumentales son 18 también e implican modos de

conducta deseables e instrumentales para la realización de varios estados de

existencia, pudiendo ser morales (de naturaleza interpersonal, que al ser

transgredidos generan sentimientos de culpa) o de competencia o auto

actualización (de naturaleza personal, capaces de generar sentimientos de

vergüenza).
Capítulo 4: Discusión

Al respecto Braithwaite y Law (1985) sostuvieron que los Valores son

aquellas construcciones lógicas que se refieren a modelos de comportamiento o a

estados de existencia que se prefieren, tanto personal como socialmente, a

modos de comportamiento y estados de existencia opuestos. Por su parte,

Tamayo (1993) agregó que los Valores terminales e instrumentales constituyen

patrones generalizados de medios y fines de la existencia humana, que

trascienden las actitudes, siempre relativas a circunstancias específicas.

Ahora bien, la propuesta de Rokeach no fue únicamente teórica. En

función a los Valores identificados, el autor creó la Escala de Valores de Rokeach

(EVR) como instrumento de medición consistente con su teoría. Dicha escala ha

sido utilizada por numerosas investigaciones realizadas en diversas culturas

durante la década pasada, y en la mayoría de estudios llevados a cabo en nuestro

medio (Herrera, 1995; Herrera, 1995; Aparicio, 1997; Aparicio, 2001).

No obstante, el sistema conceptual de Rokeach tuvo algunos puntos

débiles. Los aspectos críticos de su contribución son resumidos en tres por Ros

(2001). En primer lugar, no desarrolló una teoría completa acerca del contenido,

la estructura y la organización de los Valores (Schwartz y Bilsky, 1987), lo cual

dificultaba la investigación sistemática de su relación con cualquier otra variable

(Llinares, Molpeceres y Musitu; 2001). Esta carencia hizo que Rokeach pudiera

aspirar a relacionar conductas u otras variables con Valores aislados, pero no con

el sistema global de Valores Humanos (Schwartz, 1996; Schwartz y Bardi,

2001).

En segundo lugar, algunas de sus hipótesis acerca de los Valores de

Igualdad y Libertad en relación con las ideologías políticas no se han visto

confirmadas. Ya sea porque dichos Valores no discriminan entre izquierdas y


derechas; o porque existen otros Valores Políticos que también diferencien a los

votantes de izquierda y derecha (Ros, 2001).

En tercer y último lugar, el modelo de ser humano que Rokeach propuso

-en el que la persona busca la consistencia entre sus Valores, Actitudes y

Comportamientos- parece más propio de la cultura occidental que una

característica humana general (Ros, 2001).

Es así como, influenciado por Kluckhohn y Rokeach (Schwartz y Sagiv,

1995; Schwartz, 1996), y buscando dar respuesta a los problemas con los que se

enfrentaba la teoría por ese entonces, Shalom Schwartz profundizó la línea de

estudio abierta por Rokeach. Gracias a ello, llegó a sistematizar las definiciones,

orientaciones y hallazgos de diversos estudiosos e investigadores del tema y

obtuvo grandes avances que le permitieron formular la Teoría de la

Universalidad de la Estructura y Contenido de los Valores Humanos (Schwartz,

1994; Schwartz, 1996; Schwartz y Sagiv, 1995; Schwartz y Sagiv, 2000;

Schwartz, Sagiv y Boehnke, 2000; Schwarts, Lehmann, Melech, Burgess, Harris

y Owens, 2001).

1.3. Desarrollo de una Teoría más Compleja de Escala de los Valores

Humanos

Schwartz y Bilsky (1987), buscando brindar un adecuado soporte teórico

para el estudio de los Valores Humanos, analizaron las definiciones presentadas

por varios autores y extrajeron aquellos elementos o características que estaban

presentes en cada una de ellas. Gracias a este trabajo crearon una teoría acerca de

los Valores, que aún cuando reconoció e incorporó diversos aportes de Rokeach,

se estableció como una teoría más compleja y completa. Como resultado de


Capítulo 4: Discusión

dicha teoría, ambos autores definieron los Valores como: (1) creencias (2)

referentes a modos o estados deseables de conducta, que (3) trascienden

situaciones específicas, (4) guían la selección y evaluación de comportamientos,

personas y eventos, y (5) son ordenados en función de su importancia relativa

frente a otros Valores, formando un sistema jerárquico (Schwartz, 1992, cf.:

Schwartz, 1994; Schwartz y Bislky, 1987, 1990).

Asimismo, dichos autores afirmaron que se trataba de metas

transituacionales que expresan intereses concernientes a un tipo de motivación y

que son evaluadas de acuerdo a su importancia como principio guía en la vida de

una persona (Schwartz, 1992, cf.: Schwartz, 1994; Schwartz y Bislky, 1987,

1990).

Schwartz y Bilsky identificaron tres variables a ser consideradas: el Tipo de

Meta, el Tipo de Interés y el Tipo de Motivación. En primer lugar, la variable

Tipo de Meta se refería a la distinción de los Valores como fines (metas

terminales) o como medios (metas instrumentales). No obstante, a pesar de

reconocer dicha diferencia los autores -luego de algunos hallazgos suyos que no

corroboraron la distinción- cuestionaron la necesidad de una faceta

terminal/instrumental en una teoría refinada, pues para ellos conceptualmente, la

distinción entre fines y medios no está totalmente definida: un fin puede

fácilmente llegar a ser un medio y viceversa (Schwartz y Bilsky, 1990).

En segundo lugar, la variable Tipo de Interés se refería al énfasis que las

sociedades, según su cultura, daban al aspecto individual, colectivo o a ambos.

En este caso los hallazgos empíricos sí confirmaron lo significativo de tal

distinción universal. Como consecuencia, los autores afirmaron que estas

diferencias probablemente reflejan el énfasis en los intereses individuales o


colectivos, y no diferencias en la comprensión de dichos intereses por parte de

quienes responden (Schwartz y Bilsky, 1990).

En tercer y último lugar, la variable Dominio Motivacional o Tipo de

Preocupación Motivacional se refería a las diferentes direcciones que como

metas centrales o estados finales tiene universalmente la conducta humana. Ya se

esbozaba en este punto un intento por conocer el contenido de los Valores

Humanos. Sin embargo, aún no se tenía claro cuáles eran los distintos Tipos

Valorativos existentes. Incluso el mismo Schwartz consideraba que podían

estudiarse miles (1994).

No obstante, existían ya significativos avances teóricos y prácticos que

distinguían un limitado número de Tipos Valorativos, reconocido en varios

grupos humanos. Es así que Schwartz se propone profundizar su búsqueda

respecto al contenido de los Valores, con la finalidad de determinar si había o no

un número determinado.

1.3.1. Contenido de los Valores Humanos

Previamente Rokeach elaboró la idea de Tipos Valorativos. Basado en

análisis empíricos a través de su escala, había afirmado que era improbable que

sus 36 valores pudieran reducirse eficazmente a un número más pequeño de

factores (1973); sin embargo, no abandonó la idea de los Tipos Valorativos y

continuó distinguiendo entre Valores personales y sociales, o entre Valores

morales y de competencia.

Buscando resolver el tema de la clasificación de los Valores Humanos

Schwartz modifica las primeras definiciones de Valores y los define como metas

transituacionales deseables, que varían de importancia y sirven como principios


Capítulo 4: Discusión

que guían la vida de una persona u otra entidad social (1994). Implícito en esta

definición se encuentra el que los Valores son metas que (1) están al servicio de

los intereses del individuo; (2) motivan la acción dándole dirección e intensidad

emocional; (3) funcionan como estándares para juzgar y justificar las acciones; y

(4) son adquiridos a través de la socialización con los Valores del grupo

dominante y a través de las experiencias de aprendizaje únicas de los individuos.

Asimismo, Schwartz explicó que los Valores tendrían su origen en tres

necesidades o requerimientos humanos universales a los que todos los individuos

y sociedades deben responder. Estas tres necesidades serían: las necesidades

propias de los individuos como organismos biológicos; los requerimientos de

acciones sociales coordinadas; y las necesidades de supervivencia y bienestar de

los grupos (Schwartz, 1994; Schwartz, 1996; Schwartz y Sagiv, 1995; Schwartz

y Sagiv, 2000; Schwartz y cols., 2000; Schwarts y cols., 2001).

Schwartz postula diez Tipos o Dominios Motivacionales (también

llamados Tipos Valorativos) que se derivarían de tales necesidades humanas

universales. Por lo que propone su carácter transcultural. Para verificar dicha

afirmación se realizaron numerosas investigaciones. Ello reveló que los Tipos

Motivacionales postulados explicaban los Valores evaluados en las más diversas

culturas; con lo que los investigadores demostraron que dicho fenómeno puede

ser observado trasculturalmente y que constituye el Contenido Universal de los

Valores Humanos (Schwartz y Bilsky, 1990; Schwartz, 1994). Aún así, al interior

de cada dominio puedan encontrarse listas de Valores específicos que varían

según la cultura (Schwartz y Ros, 1995).

Estos diez Tipos Motivacionales de Valores hallados, como bien describe

Ros (2001) son los siguientes: (1) Hedonismo, constituido por los Valores cuya

meta es la búsqueda del placer y la gratificación sensual en general; (2) Logro,


en que la meta es el suceso personal obtenido a través de una demostración de

competencia que, generalmente, lleva al reconocimiento social; (3) Poder social,

para el que la meta es la búsqueda de estatus social, prestigio y control sobre las

personas y recursos (autoridad, riqueza); (4) Autodeterminación, constituida por

valores cuya meta es la independencia de pensamiento, acción y opción

(libertad, creatividad); (5) Conformidad, cuya meta motivacional es el control de

impulsos y del propio comportamiento de acuerdo con las normas y expectativas

sociales (obediencia, buenos modales); (6) Benevolencia, relacionada con el

interés y la preocupación por el bienestar de las personas cercanas (amor,

amistad); (7) Universalismo (o Filantropía), compuesto por Valores que tienen

como objetivo la comprensión y aceptación de los otros y la preocupación por el

bienestar de todos: de toda la sociedad e, inclusive, del planeta en que vivimos

(igualdad, justicia social); (8) Tradición, sustentada en el respeto y la aceptación

de los ideales y costumbres de la sociedad; (9) Seguridad, que apunta a la

integridad personal y de las personas y grupos de identificación, así como a la

estabilidad de la sociedad y de uno mismo (orden social, seguridad nacional); y

(10) Estimulación, constituida por Valores orientados hacia la búsqueda de

excitación, de novedad y de cambio, que parecen ser necesarios para poder

mantener un buen nivel de funcionamiento (una vida apasionante, una vida

variada).

A continuación se introduce una tabla extraída de Schwartz (1994) en la

que se definen dichos Tipos o Dominios Motivacionales y se muestra a cuál o

cuáles de las tres necesidades universales básicas responden.

Tabla 1
Dominios Motivacionales de Schwartz y Bilsky según el Tipo de Requerimientos
Humanos Universales a los que responden
Capítulo 4: Discusión

Requerimiento1 Tipo de Dominio Motivacional


Interacción PODER SOCIAL
Grupo Estatus social; prestigio y control sobre las personas y recursos.
Interacción LOGRO
Éxito personal, demostración de competencias; reconocimiento
Grupo
social.
HEDONISMO
Organismo
Placer; gratificación sensorial, sensual, emocional para uno mismo.
ESTIMULACIÓN
Organismo Búsqueda de excitación, de novedad y de cambio (una
vida apasionante, una vida variada).
Organismo AUTODETERMINACIÓN
Independencia de pensamiento, acción y opción (libertad,
Interacción
creatividad).
UNIVERSALISMO O FILANTROPÍA
Comprensión y aceptación de los otros (tolerancia);
Organismo preocupación por el bienestar la sociedad (igualdad, justicia
Grupo2 social).
Organismo BENEVOLENCIA
Interacción Preocupación e interés por el bienestar de las personas cercanas
Grupo (amor, amistad).
TRADICIÓN
Grupo Respeto y aceptación de los ideales y costumbres de la sociedad
(respeto por la tradición).
Interacción CONFORMIDAD
Grupo Control de impulsos; respeto a las normas y expectativas sociales.
Organismo SEGURIDAD
Interacción Integridad personal y la de las personas y grupos de identificación;
Grupo estabilidad de la sociedad (orden social, seguridad nacional).

Sin embargo, las investigaciones realizadas no sólo dieron cuenta de los

Dominios Motivacionales existentes. Los hallazgos evidenciaron también que


los Tipos

1 Organismo: las necesidades propias de los individuos como organismos biológicos;


Interacción: los requerimientos de acciones sociales coordinadas; Grupo: las necesidades de
supervivencia y bienestar de los grupos.

2 Surge cuando las personas entran en el contacto con aquellos que se

encuentran fuera del grupo primario extendido, reconocen la interdependencia

intergrupal y se dan cuenta de la escasez de recursos naturales.


Motivacionales postulados mantienen relaciones dinámicas entre sí (Schwartz y

Bilsky, 1990), que responderían a una disposición en el espacio

multidimensional que representa las relaciones empíricas existentes entre los

Valores (Tamayo, 1993).

1.3.2. Estructura de los Valores Humanos

Hasta aquel entonces, muchos investigadores habían intentado conocer la

estructura que daba sustento a los Dominios Motivacionales. No obstante, no

habían seguido la intuición de Rokeach. Es decir, no habían considerado que al

menos algunos de ellos pudiesen ser interdependientes, dado que se encontraban

en oposición unos de otros (personal vs. social, moral vs. competencia).

En consecuencia, no se había podido identificar una estructura coherente.

Schwartz especificó entonces las relaciones dinámicas que existen entre los diez

Tipos Motivacionales. La idea a la base es que las acciones que persigan un Tipo

Motivacional tendrán consecuencias psicológicas, prácticas y/o sociales que

podrán entrar en conflicto o ser compatibles con las que persiga otro Tipo

Valorativo (Schwartz, 1994; Schwartz, 1996; Schwartz y Sagiv, 1995; Schwartz

y Sagiv, 2000; Schwartz y cols., 2000; Schwarts y cols., 2001).

A partir de estas primeras aproximaciones surgió un modelo de la

disposición teórica de los Valores. Los tipos de Valores que expresan intereses

individuales (Autodeterminación, Estimulación, Hedonismo, Autorrealización y

Poder Social) ocupan un área colindante, opuesta a la ocupada por los Valores

que expresan intereses colectivos (Benevolencia, Tradición y Conformismo).

Los Tipos Motivacionales Seguridad y Universalismo o Filantropía, constituidos

por Valores que expresan intereses tanto individuales como colectivos, se

encuentran dispuestos entre ambas áreas.


Capítulo 4: Discusión

Gracias a dichos hallazgos se pudo afirmar que existen dos formas

básicas de interrelación entre los diversos Tipos Motivacionales: de

compatibilidad y de conflicto. Compatibilidad para los tipos de Valores lindantes

y conflicto para los opuestos. El patrón total de relaciones de conflicto o

compatibilidad entre las prioridades de Valores da una estructura circular al

Sistema de Valores (Estructura Prototípica del Sistema de Valores) en la que las

relaciones entre los Valores adyacentes son como siguen (Schwartz, 1994, 1996):

 Poder y Logro: los dos dan énfasis a superioridad social y estima;

 Logro y Hedonismo: los dos se enfocan en la satisfacción centrada en uno


mismo;

 Hedonismo y Estimulación: los dos se vinculan con el deseo de excitación

agradable;

 Estimulación y Autodeterminación: los dos evidencian motivación intrínseca

al dominio y la novedad o apertura al cambio;

 Autodeterminación y Universalismo: los dos expresan la confianza en el

propio juicio y el confort con la diversidad de existencia;

 Universalismo y Benevolencia: los dos se preocupan por la mejora de otros y

por trascender los intereses egoístas;

 Benevolencia y Conformidad: los dos abogan por la conducta normativa que

promueve las relaciones íntimas;

 Benevolencia y Tradición: los dos promueven la devoción al propio grupo;

 Conformismo y Tradición: ambos promueven la subordinación de los

intereses propios en favor de las expectativas socialmente impuestas;

 Tradición y Seguridad: ambos consideran que existen arreglos sociales que

dan la certeza a la vida;


 Conformidad y Seguridad: los dos dan énfasis a la protección del orden

establecido y la armonía en las relaciones; y

 Seguridad y Poder: ambos buscan evitar la amenaza de incertidumbres

controlando relaciones y recursos.

A consecuencia de ello, la búsqueda simultánea de Valores pertenecientes

a áreas adyacentes es compatible porque todos esos Valores están al servicio de

intereses similares y tienen metas conciliables. En contraposición, la búsqueda

paralela de Valores situados en áreas opuestas resultará conflictiva por la

naturaleza opuesta de los intereses a los que responden.

Sin embargo, esta aproximación unidimensional representada por la

dicotomía individual-colectivo fue considerada por Schwartz insuficiente para

explicar la estructura axiológica de una persona o de una sociedad (Schwartz y

cols., 2001), puesto que -centrando el análisis exclusivamente en torno al

conflicto entre metas personales o colectivas- varios Valores podían no recibir la

atención que merecían.

En respuesta a ello, Schwartz mostró que la organización de los Valores

es bidimensional. Una primera Dimensión se encuentra constituida por los

factores opuestos de Apertura al Cambio versus Conservación (o

Conservadurismo). En esta Dimensión los Valores son ordenados sobre la base

de la motivación de la persona a perseguir sus propios intereses mediante

caminos inciertos y/o ambiguos, en oposición a la tendencia de preservar la

estabilidad y la seguridad en las relaciones con lo que la rodea. Los polos de este

eje se encuentran constituidos por los Tipos Motivacionales Estimulación y

Autodeterminación, por un lado; y Seguridad, Conformidad y Tradición, por el

otro (Schwartz, 1994; Schwartz, 1996; Schwartz y Sagiv, 1995; Schwartz y cols.,

2000; Schwartz y cols., 2001).


Capítulo 4: Discusión

La segunda Dimensión, Autopromoción versus Autotrascendencia,

ordena los Valores en función a la motivación para promover los propios

intereses a expensas de los de otros; en oposición a promover el bienestar de la

sociedad y la naturaleza sobre los intereses propios. En ese sentido, uno de los

extremos se encuentra conformado por los Tipos Motivacionales Poder Social,

Autorrealización y Hedonismo. El otro extremo, por los Valores de

Universalismo o Filantropía y Benevolencia.

Así, estas dos Dimensiones bipolares determinan cuatro factores

fundamentales en la estructura de los Valores: Apertura, Conservación,

Autotrascendencia y Autopromoción. A continuación se muestra una gráfico con

los Ejes motivacionales señalados que expresa el Modelo Teórico de relaciones

entre los Tipos Motivacionales de Valores, los Tipos de Valor de orden superior,

y las Dimensiones Bipolares de Valor.

Gráfico 1
Modelo Teórico de Relaciones entre los Tipos Motivacionales y las Dimensiones
Bipolares de Valor
AUTOTRASCENDENCIA

Universalismo/ Benevolencia
Filantropía
C
O
A N
P Tradición S
Autodeterminación
E Conformismo E
R R
T V
Estimulación
U A
R Seguridad C
A I
Hedo- Ó
nismo
Poder N
Logro

AUTOPROMOCIÓN

1.3.3. Universalidad de los Valores Humanos

Como hemos podido observar a lo largo de este capítulo, durante los

últimos años se logró validar una teoría sistemática del contenido y estructura

del Sistema de Valores Humano (Schwartz y cols., 2001). Tal teoría, identificó

diez tipos diferentes de

Valores reconocidos en distintas culturas, que conforman el contenido de los

Valores Humanos. Asimismo, especificó los conflictos y congruencias entre

dichos Valores, que dan lugar a una estructura circular coherente de relaciones

entre ellos.

Esta validación de la teoría se logró con más de 200 muestras de más de

60 naciones de los distintos continentes. Sin embargo, cinco por ciento de las
Capítulo 4: Discusión

muestras se desviaron considerablemente del modelo teorizado (Schwartz y

cols., 2001). Las desviaciones fueron muy comunes y extremas en las muestras

de África subsahariana, India, Malasia, y las áreas rurales de naciones

subdesarrolladas.

El que algunos estudios no dieran los resultados esperados llevó a dudar

acerca de la universalidad de la teoría en cuestión. No obstante, luego de

diversos estudios se consideró que el problema no tenía por qué radicar en la

teoría. Es decir, se tomó en cuenta que probablemente el instrumento empleado

era inadecuado por no adaptarse a este tipo de poblaciones subdesarrolladas no

occidentales.

Y así fue. Se comprobó que la Escala de Valores Schwartz (SVS:

Schwartz Values Survey) que había sido el instrumento utilizado hasta el

momento, exigía un alto nivel de pensamiento abstracto; tipo de pensamiento

que se favorece y refuerza en la educación escolar occidental. Es así que se

decide averiguar si la teoría encontraría sustento en tales poblaciones con un

instrumento menos abstracto.

Se desarrolla entonces el PVQ: Portrait Values Questionnaire, con dos

objetivos generales. El primer objetivo era que fuese un instrumento más

concreto, que permitiera evaluar a las poblaciones para las que la SVS no fue

adecuada. El segundo objetivo era que este nuevo instrumento difiriera

sustancialmente del anterior, con la finalidad de comprobar que la teoría no

depende del instrumento de medición.

Luego de los correspondientes estudios, pudo finalmente concluirse que

el Contenido y la Estructura de la Teoría de Valores se aplica a un rango más

ancho de muestras y poblaciones que el previamente asumido. Éstos incluyen las

poblaciones adultas de las naciones en vías de desarrollo y, en un grado menor,


los adolescentes jóvenes. Los resultados también demostraron que la Teoría de

Valores no es dependiente del instrumento de medición (Schwartz y cols., 2001).

1.3.4. Teoría de la Universalidad de la Estructura y

Contenido de los Valores Humanos

En suma, el resultado de todos los esfuerzos desplegados con la finalidad

de conocer el Sistema Valorativo Humano, permitió concluir que los Valores son

metas transituacionales deseables, que varían en importancia y que sirven como

guías en la vida de las personas (Schwartz y cols., 2001). Además, que estos

Valores corresponden a diez Dominios o Tipos Motivacionales distintos que se

derivan de tres requerimientos humanos que todos los individuos y sociedades

deben cubrir.

Asimismo, se comprobó que existen relaciones dinámicas entre los diez

Tipos Motivacionales y que la estructura circunfleja de los Valores representa un

continuo en el que los Valores adyacentes tienes motivaciones similares

subyacentes. A esto se suma que los conflictos y congruencias entre los Valores

rinden una Estructura integrada basada en dos Dimensiones: la primera,

Autopromoción vs. Autotranscendencia; que oponen el Poder y el Logro al

Universalismo y la Benevolencia. La segunda, Apertura al Cambio vs.

Conservación; que oponen la Autodirección y la Estimulación a la Seguridad, la

Conformidad, y la Tradición. El Hedonismo valora elementos de Apertura al

Cambio y Autopromoción (Schwarts y cols., 2001).

Para terminar, recordemos que los Valores son creencias estables

referidas a modos de comportamiento o estilos de vida deseables; es decir, que

son orientaciones generales que guían nuestro comportamiento frente a los


Capítulo 4: Discusión

diversos acontecimientos de la vida (Kilby, 1993). Por tanto, es importante

mencionar que no son horizontales en el sentido de estar homogéneamente

priorizados (Rodríguez y Leone, 1992). Tamayo (1993) afirma que “La palabra

valor se refiere a la oposición que el ser humano establece entre lo principal y

lo secundario, entre lo esencial y lo accidental, entre lo deseable y lo

indeseable, entre lo significante y lo insignificante”. Al hablar de Valores se

habla simultáneamente de ausencia de igualdad; de circunstancias en que un

objeto, hecho, idea, etc. se juzga superior a otro. Esto lleva a afirmar que cada

persona forma una estructura jerárquica de sus propios Valores, en la que priman

aquellos que son evaluados como más importantes en función de las metas que

la persona se traza en la vida. Ahora bien, aún cuando ya es posible hablar de un

Sistema Universal de Valores Humanos, no debemos perder de vista que los

Perfiles Valorativos –la jerarquía en que nosotros los ordenamos- dependerá de

cada persona y de la cultura en la que ella se halle inmersa (Schwartz y Ros,

1995).

A continuación se presenta una breve reseña de los principales estudios

desarrollados en nuestro medio sobre el tema en cuestión.

1.4. Antecedentes de Estudio en el Contexto Peruano

Debido a que los Valores se encuentran estrechamente relacionados con

la conducta humana (Herrera, 1995; Ros, 2001), estos han sido el centro de

diversos estudios realizados en nuestro medio.

Por un lado, Altamirano (1987) partió de la teoría de Milton Rokeach y

usó el instrumento que de ella se desprende para determinar si existía diferencias

entre los estudiantes de academias preuniversitarias y los de academias

premilitares, respecto a Valores y Dogmatismo. En aquella investigación


Altamirano concluyó que no se evidencia asociación entre los Valores y el

Dogmatismo; y que sí existen diferencias significativas entre los Valores

Terminales y los Instrumentales en ambas muestras de estudiantes.

Por otro lado, Chocano (1990) estudió los Valores de estudiantes de

Psicología, Educación y Trabajo Social de la Pontificia Universidad Católica del

Perú, intentando determinar si existía diferencias entre los estudiantes de las

distintas carreras; si existía diferencias entre el tiempo de estudios acumulado; y

si existía relación entre alumnos y profesores. Para su trabajo Chocano utilizó

también la teoría y el instrumento de Rokeach, llegando a la conclusión de que el

Tiempo de Estudios en la universidad se relaciona con la Orientación Valorativa,

de igual forma que la Elección Vocacional.

Pese a ello, Villarán (1993) demostró que no existe relación significativa

entre los Valores y la Elección Vocacional. Ambos autores utilizaron la misma

teoría y el mismo instrumento. Sin embargo, Villarán trabajó con estudiantes de

quinto año de secundaria y Chocano con universitarios que ya cursaban la

carrera elegida. Ambos resultados dejan entonces de ser contradictorios si se

recuerda que los Valores son fuertes predictores del comportamiento pero no así

las actitudes o intenciones. La orientación vocacional dentro de la Universidad –

cursando ya la carrera elegida- es una conducta manifiesta, mientras que la

orientación vocacional escolar es aún una intención que no necesariamente será

consistente con el comportamiento posterior.

Por otro lado, Herrera, Escurra y Pachas (1995) realizaron un estudio

comparativo del Sistema Valorativo de los estudiantes de psicología de dos

universidades privadas de Lima. Se utilizó una vez más la Escala de Valores de

Rokeach y se llegó a la conclusión general de que no existe equivalencia en los

Perfiles Valorativos de los estudiantes de psicología de ambas universidades.


Capítulo 4: Discusión

Por otro lado, Aparicio (1997) se interesó en conocer la orientación

valorativa de los estudiantes de una Universidad particular de Lima

Metropolitana y, gracias a la Escala de Valores de Rokeach, concluyó que los

Valores más altos de dichos estudiantes eran el respeto de sí, la amistad

verdadera, la armonía interior y la libertad. La misma autora (Aparicio, 2001)

realizó también una comparación de los Valores entre universitarios y jóvenes de

un barrio de clase media de Lima. Utilizando el mismo instrumento, pudo

finalmente afirmar que no existe diferencias significativas entre ambos grupos.

En el año 2002, se llevó a cabo en Lima la validación del PVQ (Portrait

Values Questionnaire, de Schwartz), gracias a los datos de la investigación que

realizaron Braun y Lau con más de 800 estudiantes de una Universidad privada

de Lima Metropolitana. Los resultados del estudio no fueron publicados pero es

de por sí notable el que haya facilitado los datos que permitieron validar en

nuestro medio un instrumento que había sido ya validado en las más diversas

culturas del mundo.

Por otro lado, en julio del 2003, Herrera presentó en el 29 Congreso

Interamericano de Psicología los resultados de una investigación en la que

evaluó y comparó la Perspectiva de Tiempo Futuro y los Valores de 298

estudiantes universitarios y escolares de instituciones educativas públicas y

privadas.

Para medir la variable de nuestro interés, Herrera utilizó el PVQ y

respecto a dicho instrumento la autora mencionó que durante el año 2002 fue

aplicado a 965 estudiantes universitarios y a 431 estudiantes de educación

secundaria. El instrumento fue validado y en consecuencia, se procedió a evaluar

a los cuatro grupos de la investigación con él.


El análisis de los datos de la muestra seleccionada permitió precisar que

las mujeres muestran niveles de Benevolencia y Seguridad significativamente

superiores que los de los hombres. Asimismo, la chicas mostraron preocupación

por la seguridad de su país, mientras que los muchachos evidenciaron altos

niveles de autodeterminación.

En relación específica a las instituciones, se halló que los estudiantes de

las escuelas públicas muestran más Conformidad que los estudiantes de

universidades privadas. Respecto a Tradición, los estudiantes de escuelas

públicas evidenciaron niveles más altos de tradicionalismo que los de escuelas

privadas y que los de ambos tipos de universidades. Los estudiantes de

universidades privadas mostraron mayores índices de Benevolencia que los de

universidades públicas y escuelas secundarias privadas. El Universalismo es

significativamente más alto en los universitarios de instituciones públicas que en

los escolares de colegios privados. Respecto a la Autodeterminación, son los

alumnos de universidades privadas los que marcan la diferencia con los demás

grupos; mostrando niveles bastante superiores. Con respecto al Hedonismo, los

estudiantes de colegios privados mostraron niveles bastante más altos que los de

colegios o universidades públicas. En relación al Poder, pudo notarse índices

significativamente más altos entre universitarios de instituciones privadas frente

a los escolares de instituciones públicas. Finalmente, en el caso de Seguridad, los

escolares de colegios públicos mostraron niveles más altos que los de

universidades privadas.

No se encontraron asociaciones significativas entre el tipo de institución

y el género, ni entre las dos variables de estudio de la investigación: los Valores

y la Perspectiva de Tiempo Futuro de los estudiantes de los cuatro tipo de

instituciones.
Capítulo 4: Discusión

Finalmente, debemos mencionar otra investigación de Herrera, llevada a

cabo con la asesoría académica de Lens y Lagrou, de la Universidad Católica de

Lovaina, durante el año 2003. Se propuso explorar las variables psicosociales

vinculadas al establecimiento de metas y organización de planes en los

adolescentes, con la finalidad de asociarlas a una Perspectiva de Tiempo Futuro

individual, realista y motivada. Para ello, como parte del problema de

investigación, se buscó conocer si ciertos Perfiles Valorativos, el Autoconcepto y

la Instrumentalidad percibida en los diferentes períodos educativos se encuentran

asociados a la Perspectiva de Tiempo Futuro. Los resultados de esta

investigación son aún reservados y se está a la espera de su publicación.

Ahora, si bien todas la páginas anteriores nos enmarcan dentro de la

aproximación teórica sobre la que se fundamenta el presente estudio, no

debemos perder de vista lo que significan los Valores para la Pontificia

Universidad Católica del Perú (PUCP).


64

CONCLUSIONES

Después de todo lo expuesto, podemos establecer una serie de características


comunes a todos los valores:

•Durabilidad: Los valores se reflejan en el paso del tiempo, son los que permanecen
constantes.

•Integridad: Los valores son una abstracción íntegra en si misma.

•Flexibilidad: Los valores se adaptan dependiendo del tiempo y las necesidades.

•Dinamismo: Consecuentemente relacionada con la anterior, los valores pueden ser


transformados o modificados dependiendo la época.

•Satisfacción: Surgirá siempre que las personas pongan en práctica algún valor,
podemos considerarla como una forma de recompensa.

•Polaridad: Todos lo valores podrán ser buenos o malos, dependiendo de como sean
aplicados a la vida (si alguien se excede de caritativo, puede estar en problemas por
estar fomentando su propia ruina económica).

•Jerarquía: En todas las sociedades, algunos valores tienen más peso e importancia
que otros.

•Trascendencia: Por lo general los valores son transmitidos de generación a


generación.

•Aplicabilidad: En este punto podemos mencionar que los valores los podemos
aplicar a cada una de las situaciones de nuestra vida cotidiana y de esta manera nos
retroalimentamos para darle un verdadero significado al uso de estos.

•Complejidad: Las personas debe utilizar su criterio para utilizar estas herramientas
tan importantes.
REFERENCIAS

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APÉNDICES

Ficha de Datos Personales y Escala de Valores de Shwartz (Portrait Values

Questionnaire). Versión femenina.

Ficha de Datos Personales y Escala de Valores de Shwartz (Portrait Values

Questionnaire). Versión masculina.

Formato de Jerarquía de Valores.


No llenar
Datos Personales
Sexo FEMENINO Facultad
Edad Carrera / Especialidad
Seudónimo Ciudad de Nacimiento

Perfiles Personales IV F

A continuación se describe brevemente a una persona. Por favor, lea cada enunciado y ponga una “X” en la casilla
de la derecha que muestre cuán parecido es a usted la persona descrita.

¿CUÁNTO SE PARECE USTED A ESTA PERSONA? Se Se Se No


Pare parece parece se
Se algo poco a No
ce par
pare a se
muc mí ece
ce a mí pare
ho a nad
mí ce a
mí aa


1. Tener ideas nuevas y ser creativa es importante para ella. Le 
    
gusta hacer las cosas de manera propia y original.
2. Para ella es importante ser rica. Quiere tener mucho dinero y 
cosas caras.     
3. Piensa que es importante que a todos los individuos del      
mundo se les trate con igualdad. Cree que todos deberían
tener las mismas oportunidades en la vida.
4. Para ella es muy importante mostrar sus habilidades. Quiere 
    
que la gente la admire por lo que hace.
5. Le importa vivir en lugares seguros. Evita cualquier cosa que 
    
pudiera poner en peligro su seguridad.
6. Ella piensa que es importante hacer muchas cosas diferentes en 
la vida. Siempre busca experimentar cosas nuevas.     
7. Cree que las personas deben hacer lo que se les dice. Opina      
que la gente debe seguir las reglas todo el tiempo, aun
cuando nadie la está observando.
8. Le parece importante escuchar a las personas que son      
distintas a ella. Incluso cuando está en desacuerdo con ellas,
todavía desea entenderlas.
9. Ella piensa que es importante no pedir mas de lo que se      
tiene. Cree que las personas deben estar satisfechas con lo
que tienen.
10. Busca cualquier oportunidad para divertirse. Para ella es 
    
importante hacer cosas que le resulten placenteras.
11. Es importante para ella tomar sus propias decisiones acerca de      
lo que hace. Le gusta tener la libertad de planear y elegir por sí
misma sus actividades.
12. Es muy importante para ella ayudar a la gente que la rodea. Se 
preocupa por su bienestar.     
13. Para ella es importante ser una persona muy exitosa. Le gusta 
impresionar a la gente.     
14. Es muy importante para ella la seguridad de su país. Piensa      
que el Estado debe mantenerse alerta ante las amenazas
internas y externas.
15. Le gusta arriesgarse. Anda siempre en busca de aventuras. 
    
16. Es importante para ella comportarse siempre correctamente.      
Procura evitar hacer cualquier cosa que la gente juzgue
incorrecta.

17. Para ella es importante mandar y decir a los demás lo que tienen 

que hacer. Desea que las personas hagan lo que les dice.
18. Es importante para ella ser leal a sus amigos. Se entrega 
totalmente a las personas cercanas a ella. 
19. Cree firmemente que las personas deben proteger la Naturaleza. 
Le es importante cuidar el medio ambiente. 
20. Las creencias religiosas son importantes para ella. Trata 
firmemente de hacer lo que su religión le manda. 
21. Le importa que las cosas estén en orden y limpias. No le gusta 
para nada que las cosas estén hechas un lío. 
22. Cree que es importante interesarse en las cosas. Le gusta ser 
curiosa y trata de entender toda clase de cosas. 
23. Cree que todos los habitantes de la Tierra deberían vivir en  
armonía. Para ella es importante promover la paz entre todos
los grupos del mundo.
24. Piensa que es importante ser ambiciosa. Desea mostrar lo capaz 
que es. 
25. Cree que es mejor hacer las cosas de forma tradicional. Es 
importante para ella conservar las costumbres que ha aprendido. 
26. Disfrutar de los placeres de la vida es importante para ella. Le 
agrada “consentirse” a sí misma. 
27. Es importante para ella atender a las necesidades de los demás. 
Trata de apoyar a quienes conoce. 
28. Cree que debe respetar siempre a sus padres y a las personas 
mayores. Para ella es importante ser obediente. 
29. Desea que todos sean tratados con justicia, incluso las  
personas a las que no conoce. Le es importante proteger a los
más débiles.
30. Le gustan las sorpresas. Tener una vida llena de emociones es 
importante para ella. 
31. Tiene mucho cuidado de no enfermarse. Para ella es muy 
importante mantenerse sana. 
32. Progresar en la vida es importante para ella. Se esfuerza en ser 
mejor que otros. 
33. Para ella es importante perdonar a la gente que le ha hecho daño. 
Trata de ver lo bueno en ellos y no guardarles rencor. 
34. Es importante para ella ser independiente. Le gusta arreglárselas 
sola. 
35. Es importante para ella que haya un gobierno estable. Le 
preocupa que se mantenga el orden social. 
36. Le es importante ser siempre amable con todo el mundo. Trata 
de no molestar ni irritar a los demás. 
37. Ella realmente desea disfrutar de la vida. Pasarla bien es muy 
importante. 
38. Para ella es importante ser humilde y modesta. Trata de no llamar 
la atención. 
39. Siempre quiere ser ella la que toma las decisiones. Le gusta ser 
la líder. 
40. Le es importante adaptarse a la naturaleza e integrarse en ella. 

Cree que la gente no debería alterar la naturaleza.

No llenar
Datos Personales
Sexo MASCULINO Facultad
Edad Carrera / Especialidad
Seudónimo Ciudad de Nacimiento

Perfiles Personales IV M

A continuación se describe brevemente a una persona. Por favor, lea cada enunciado y ponga una “X” en la
casilla de la derecha que muestre cuán parecido es a usted la persona descrita.

¿CUÁNTO SE PARECE USTED A ESTA PERSONA? Se Se Se No


Parec parece parece se
Se No
e algo a poco a pare
pare se
much mí mí ce
ce a par
oa mí ece nad
mí a aa
mí mí
1. Tener ideas nuevas y ser creativo es importante para él. Le 
    
gusta hacer las cosas de manera propia y original.
2. Para él es importante ser rico. Quiere tener mucho dinero y 
    
cosas caras.
3. Piensa que es importante que a todos los individuos del      
mundo se les trate con igualdad. Cree que todos deberían
tener las mismas oportunidades en la vida.
4. Para él es muy importante mostrar sus habilidades. Quiere que 
    
la gente lo admire por lo que hace.
5. Le importa vivir en lugares seguros. Evita cualquier cosa que 
    
pudiera poner en peligro su seguridad.
6. El piensa que es importante hacer muchas cosas diferentes en 
    
la vida. Siempre busca experimentar cosas nuevas.
7. Cree que las personas deben hacer lo que se les dice. Opina      
que la gente debe seguir las reglas todo el tiempo, aún
cuando nadie lo está observando.
8. Le parece importante escuchar a las personas que son      
distintas a él. Incluso cuando está en desacuerdo con ellas,
todavía desea entenderlas.
9. Él piensa que es importante no pedir más de lo que se tiene. 
Cree que las personas deben estar satisfechas con lo que tienen.     
10. Busca cualquier oportunidad para divertirse. Para él es 
importante hacer cosas que le resulten placenteras.     
11. Es importante para él tomar sus propias decisiones acerca de      
lo que hace. Le gusta tener la libertad de planear y elegir por
sí mismo sus actividades.
12. Es muy importante para él ayudar a la gente que lo rodea. Se 
preocupa por su bienestar.     
13. Para él es importante ser una persona muy exitosa. Le gusta 
    
impresionar a la gente.
14. Es muy importante para él la seguridad de su país. Piensa      
que el Estado debe mantenerse alerta ante las amenazas
internas y externas.
15. Le gusta arriesgarse. Anda siempre en busca de aventuras. 
    
16. Es importante para él comportarse siempre correctamente.      
Procura evitar hacer cualquier cosa que la gente juzgue
incorrecta.

17. Para él es importante mandar y decir a los demás lo que tienen 


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que hacer. Desea que las personas hagan lo que les dice.
18. Es importante para él ser leal a sus amigos. Se entrega 
totalmente a las personas cercanas a él. 
19. Cree firmemente que las personas deben proteger la Naturaleza. 
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Le es importante cuidar el medio ambiente.
20. Las creencias religiosas son importantes para él. Trata 
firmemente de hacer lo que su religión le manda. 
21. Le importa que las cosas estén en orden y limpias. No le gusta 
para nada que las cosas estén hechas un lío. 
22. Cree que es importante interesarse en las cosas. Le gusta ser 
curioso y trata de entender toda clase de cosas. 
23. Cree que todos los habitantes de la Tierra deberían vivir en  
armonía. Para él es importante promover la paz entre todos
los grupos del mundo.
24. Piensa que es importante ser ambicioso. Desea mostrar lo capaz 
que es. 
25. Cree que es mejor hacer las cosas de forma tradicional. Es 
importante para él conservar las costumbres que ha aprendido. 
26. Disfrutar de los placeres de la vida es importante para él. Le 
agrada “consentirse” a sí mismo. 
27. Es importante para él atender a las necesidades de los demás. 
Trata de apoyar a quienes conoce. 
28. Cree que debe respetar siempre a sus padres y a las personas 
mayores. Para él es importante ser obediente. 
29. Desea que todos sean tratados con justicia, incluso las  
personas a las que no conoce. Le es importante proteger a
los más débiles.
30. Le gustan las sorpresas. Tener una vida llena de emociones es 
importante para él. 
31. Tiene mucho cuidado de no enfermarse. Para él es muy 
importante mantenerse sano. 
32. Progresar en la vida es importante para él. Se esfuerza en ser 
mejor que otros. 
33. Para él es importante perdonar a la gente que le ha hecho daño. 
Trata de ver lo bueno en ellos y no guardarles rencor. 
34. Es importante para él ser independiente. Le gusta arreglárselas 
solo. 
35. Es importante para él que haya un gobierno estable. Le preocupa 
que se mantenga el orden social. 
36. Le es importante ser siempre amable con todo el mundo. Trata 
de no molestar ni irritar a los demás. 
37. El realmente desea disfrutar de la vida. Pasarla bien es muy 
importante. 
38. Para él es importante ser humilde y modesto. Trata de no llamar 
la atención. 
39. Siempre quiere ser el que toma las decisiones. Le gusta ser el 
líder. 
40. Le es importante adaptarse a la naturaleza e integrarse en ella. 

Cree que la gente no debería alterar la naturaleza.

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