Sei sulla pagina 1di 3

GENOVEVA RÍOS

Genoveva Ríos fue una mujer boliviana, considerada una heroína de la Guerra del Pacífico en
Bolivia.

Según la historia de Bolivia, en febrero de 1879, Ríos, en ese entonces de 14 años de edad,
resguardó la bandera boliviana del edificio de la Intendencia de la Policía de Antofagasta, durante
la ocupación chilena de ese puerto boliviano, que dio inicio a la Guerra del Pacífico. Su padre,
Clemente Ríos, era comisario de la Policía Boliviana en Antofagasta.
JUANCITO PINTO

Juan Pinto, llamado cariñosamente Juancito Pinto, habría sido un niño boliviano que se
desempeñó como tamborilero del Regimiento Colorados del Ejército de Bolivia durante
la Guerra del Pacífico. Y habría participado a los 12 años en la Batalla del Alto de la
Alianza que enfrentó al ejército chileno con el conformado por la alianza boliviano-peruana.

Al atardecer, las bajas aliadas eran numerosas; había numerosos muertos y los pocos
sobrevivientes continuaban en la pelea, sin ceder el campo. Juancito Pinto le arrebató un arma
puesta sobre una camilla, buscó entre los heridos un morral con municiones, y manejando con
dificultad el arma se alejó corriendo en dirección al lugar donde resistían los últimos
defensores bolivianos. Ingresó al combate, perdiéndose en el fragor de la lucha. En medio del
terrible fuego enemigo, el niño murió en batalla, entre el montón de soldados que sucumbieron
en las trincheras del Inti Orko.
LADISLAO CABRERA

Ladislao Cabrera Vargas nació en Totora, Cochabamba, un 23 de mayo de 1830. Sus padres,
de origen español, Ladislao fue el hermano mayor de los nueve hijos que tuvo la pareja,
recibió una educación esmerada, estudió abogacía

Fue un personaje muy importante en la defensa de Calama. Enterado del asalto


de Antofagasta por parte del ejército chileno, organizó la defensa de Calama junto al
subprefecto Fidel Lara y a Eduardo Abaroa. Cabrera logró reunir 135 bolivianos con los que se
enfrentó al ejército enemigo.

El ejército chileno contaba con más de 1400 hombres bien armados y entrenados, además de
un par de cañones de artillería, lo cual hacía predecible el resultado de la batalla. Cuando
frente a la desigualdad de la lucha los oficiales chilenos pidieron la rendición de la centena de
civiles mal armados, Cabrera respondió con altivez al ultimátum: “Que sepan los chilenos que
los bolivianos no preguntamos cuantos son para presentarles batalla”.

Potrebbero piacerti anche