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La pobreza es un concepto complejo y multidimensional, una condición en la que viven

miles de personas en la región, y más que ser considero un problema económico es


también un problema ético y moral. TECHO se ha comprometido trabajar para lograr
una sociedad justa y sin pobreza, promoviendo el desarrollo comunitario, denunciando
la realidad en la que viven las comunidades más excluidas e incidiendo en la agenda
pública.

Desde nuestros inicios hace ya 6 años, este compromiso nos ha permitido fortalecer
nuestro modelo de trabajo a través de la acción en conjunto entre jóvenes voluntarios y
pobladores de las comunidades en las que tenemos presencia. Nos dimos cuenta que
más que formular y ejecutar un proyecto en determinado tiempo, debemos de
acompañar y fortalecer los procesos impulsados en la comunidad brindando
herramientas para promover la autogestión y el empoderamiento de los líderes
comunitarios. Además estamos conscientes que debemos de focalizar nuestro trabajo
en un determinado territorio, definiendo objetivos y metas claras, y promoviendo el
trabajo articulado con instituciones del estado y de la sociedad civil.

Estos aprendizajes nos han impulsado a realizar cambios en nuestra estructura


operativa, cambios que respondan verdaderamente a nuestro modelo de trabajo y
sobre todo a los compromisos asumidos en las comunidades. La conformación de
equipos de comunidad no es algo que surgió desde la oficina sino desde las bases,
desde los voluntarios y voluntarias que acompañan los procesos comunitarios.
La existencia de los equipos de comunidad como impulsadores y ejecutores de los
programas y proyectos dentro de las comunidades justifica la creación de un área que
vele por los procesos de gestión comunitaria, un área que se enfoque en el
acompañamiento técnico de los programas y proyectos, un área identifique la
necesidades dentro de las comunidades y que evalué el impacto de nuestro trabajo, y
un área que vele por los procesos de gestión del voluntario que es el motor de nuestra
institución.
Pretendemos que con esta nueva estructura brindemos un acompañamiento más
responsable a los procesos comunitarios y más cercanos a soluciones que den nuevas
alternativas para afrontar la realidad de miles de pobladores de la región. Pero más allá
nos interesa que los equipos de comunidad velen por la promoción de valores
personales y colectivos dentro de nuestro trabajo en comunidad, valores que definen
nuestras acciones y que aportan a un desarrollo integral de las capacidades y
habilidades de los pobladores que habitan en las comunidades donde tenemos
presencia.
La pobreza es un problema multidimensional que debemos de solucionar en conjunto de
forma articulada e integral.

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