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OLDRICH BÉLIC
VERSO ESPAÑOL
Y
VERSO EUROPEO
INTRODUCCIÓN
A LA TEORÍA DEL VERSO ESPAÑOL
EN EL CONTEXTO EUROPEO
EN COLABORACIÓN CON JOSEF HRABÁK
SANTAFÉ DE BOGOTÁ
2000
PUBLICACIONES DEL INSTITUTO CARO Y CUERVO
c
OLDRICH BÉLIC
VERSO ESPAÑOL
Y
VERSO EUROPEO
INTRODUCCIÓN
A LA TEORÍA DEL VERSO ESPAÑOL
EN EL CONTEXTO EUROPEO
EN COLABORACIÓN CON JOSEF HRABAK
SANTAFÉ DE BOGOTÁ
2000
ES PROPIEDAD
1. Entre los toques de alarma que es posible oír me parece útil mencionar
—por ser muy concretos y bien documentados— el de A n to n io IGLESIAS
L ag u n a, ¿Por qué no se traduce la literatura española? (Madrid, 1964), y el
de PAUL WERRIE, Situación y difusión de la literatura española en el extranjero
(Madrid, 1967).
2. En cuanto a otras causas posibles (las lingüísticas, las políticas, las econó
micas —la organización del mercado cultural—) ver las dos obras citadas.
20 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
Éste es el verso checo clásico, genuino, típico (se trata del verso
llamado silabotónico).
En la poesía rusa existe (o existió) el verso con medida silábica
fija sin otros atributos esenciales; asimismo, el tipo de verso cuyo
principio rítmico reside en el número fijo de acentos, con números
fluctuantes de sílabas, átonas y con distancias desiguales entre las
acentuadas; y encontramos, en fin, el verso con medida silábica
fija y con repartición regular de las sílabas acentuadas. Este últi
mo (con tendencia a la cadencia yámbica y a formas relajadas) es
el verso ruso típico, por lo menos en la poesía culta. Desde luego
hallamos también el verso libre.
El idioma francés admite la distribución regular de las sílabas
acentuadas (y su alternación con las no acentuadas); sin embar
go, el verso francés clásico no somete a Aorma la repartición de
los acentos, limitándose a fijar el número de sílabas.
La poesía española conoce —además del verso libre moder
no, que naturalmente existe también en la poesía francesa— el
verso sin medida silábica fija (irregular, amétrico, fluctuante; p.
ej„ el verso épico juglaresco, el verso lírico medieval, el verso de
arte mayor); conoce tentativas de introducir o imitar el verso cuan
titativo clásico (los versos ruso y francés las conocen también); el
verso con medida silábica fija o regular; el verso con pies (o cláu
sulas) acentuales, combinado frecuentemente con la medida silábica
fija. En este momento no estamos en condiciones de decir cuál de
ellos es típico, genuino, castizo en la poesía española-hispana. Pero
acaso llegaremos a averiguarlo cuando, en la Segunda Parte de
este trabajo, llegue el momento oportuno; por lo menos lo intenta
remos.
El repertorio de los sistemas versales en los distintos idiomas
depende o puede depender de circunstancias históricas (tradición,
intercambio cultural con países extranjeros, etc.). Pero el hecho
de que en cada idioma haya llegado a cristalizar determinado tipo
32 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
lefa dentro del verso —dice T. Navarro—, aunque entre las voca
les exista una división lógica equivalente a un punto y coma o a un
punto final, y hasta en los casos de diálogo en que el grupo se
reparte entre dos personas.» ¿No es verdadera violencia este tipo
de sinalefa, hasta el punto de ser técnicamente irrealizable? Y hay
otro tipo de sinalefa, que el propio T. Navarro llama violenta: «Se
produce cuando dentro del grupo formado por tres o más vocales
figura la conjunción eou; ejemplo: “Que en hierbas se reclina o
en hilos penda”».8
Pero excepto en los casos citados y otros análogos —que son
marginales y resultan de ciertos convencionalismos de origen di
verso— lo que algunos llaman violencia y deformación es (según
la teoría versológica de la Escuela de Praga) una estilización
específica, que aprovecha, para la estructuración del verso en el
plano fónico, el inventario de recursos y elementos prosódicos que
posee el idioma respectivo.
Para hablar más concretamente, consideremos a título de ejem
plo la medida silábica y la repartición de los acentos léxicos en el
verso español.
Veamos primero la medida silábica: la enunciación prosaria
(no versificada) se divide en grupos de entonación (unidades
melódicas, grupos melódicos, segmentos entonacionales) separa
dos por pausas, gracias a lo cual el oyente puede orientarse en
ella y entender cabalmente el sentido de la comunicación. Ahora
bien, en la enunciación prosaria española es muy frecuente la uni
dad melódica de ocho sílabas. Y en la poesía española es muy
frecuente (y muy productivo) el verso octosílabo.9 O sea, en el
idioma español existe, en este punto, determinada tendencia que
desconocer la importancia del factor melódico. Sobre el papel del factor melódi
co en el acento español, ver T. N avarro , Manual de pronunciación española,
La Habana,1966, p. 215, y E. V olek , op. cit., pp. 139-140.
42 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
extraña tiene, en el pasaje citado, una carga semántica tan fuerte que
según nuestro parecer no se le puede quitar el acento bajo ningún
pretexto.
Hasta aquí Diez Echarri. Veamos ahora, volviendo a disculpamos
por las citas largas, cómo define el impulso métrico, refiriéndose
expressis verbis al autor de estas líneas, JOSÉ DOMÍNGUEZ C aparr ÓS
en su Diccionario de métrica española (Madrid, 1985), p. 85:
«Impulso métrico (Oldnch Bélic). El hecho de que en poesía, des
pués de percibir una unidad (verso) que posee cierta organización
rítmica, se espere la aparición de otra unidad (verso) con organiza
ción análoga.»
Hasta aquí podemos suscribir lo que dice J. Domínguez Caparrós.
Por lo demás cita casi textualmente la definición que damos nosotros
en nuestro trabajo En busca del verso español.'5 Pero veamos el
ejemplo que da Domínguez Caparrós, y su comentario:
Ama tu ritmo y ritma tus acciones
bajo su ley, así como tus versos;
eres un universo de universos,
y tu alma una fuente de canciones.
La celeste unidad que presupones
hará brotar en ti mundos diversos;
y al resonar sus números dispersos
pitagoriza en tus constelaciones.
(Rubén Darío)
«En el sexto verso del ejemplo —dice Domínguez Caparrós— en
contramos dos sílabas acentuadas contiguas (la sexta y la séptima).
Esto nos podría crear la duda de sobre cuál de ellas cargar el acento
rítmico. Pero la duda no se plantea al lector desde el momento en que
los cinco versos anteriores acentúan rítmicamente la sexta sílaba.
Llevado, pues, del impulso métrico, el lector selecciona la acentua
ción en sexta. Por la misma razón, el octavo verso, que sólo lleva
acento en la cuarta sílaba, no desentona, pues se tiende a acentuar
Nos damos cuenta a primera vista de que entre los dos versos
hay encabalgamiento.23 Después de la palabra primavera hay
pausa rítmica —final del verso—, señalada no sólo por la medida
silábica (todos los versos precedentes del soneto son endecasílabos),
sino también por el hecho de que entre primavera y dulce fruto,
debido a sus posiciones, no puede haber sinalefa.24 Además, des
pués de primavera, a consecuencia del orden de las palabras,
hay pausa hiperbática.25 La pausa final del verso, rítmica o mé
trica, está, pues, marcada tan claramente (por tres señales)
que no es posible ignorarla. El encabalgamiento separa nítida
mente la denominación metafórica primavera (= juventud) de
la denominación, también metafórica, el dulce fruto (= amor)
que, sintácticamente, es complemento directo del verbo coged.
Pero esta segunda metáfora se halla separada también, por pau
sa sintáctica (coma), de lo que sigue: antes que el tiempo ai
rado. Las dos pausas, la rítmica y la sintáctica, aíslan, pues,
cada una a su manera, el sintagma el dulce fruto26 y concentran
23. Notemos que A. Quilis no registra esta categoría de encabalgamiento (la
separación del verbo de su complemento directo); pero hay otros que lo admi
ten; DOMÍNGUEZ C aparrÓs , Diccionario..., p. 54. En el caso citado, el enca
balgamiento, debido al orden de las palabras, podría llamarse hiperbático (igual
que el de las Golondrinas, por lo demás; ver más adelante, nota 25).
24. R. DE B alb Ín , op. cit., p. 208.
25. Op. cit., p. 180.
26. Sobre hechos de este tipo ver ¿ irmunskiy , op. cit.,pp.155-158 /162-165.
58 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
28. Jirí Levy cita encabalgamientos motivados por la rima, sin implicaciones
semánticas. J. LEVÍ, Umeníprekladu [Arte de la traducción], Praga, 1983, p.
227. Sin embargo, a propósito de la rima se ofrece una observación: el encabal
gamiento puede «suavizar» los contornos del verso si la palabra final del verso
encabalgante no está vinculada por la rima con el verso precedente; en el caso
contrario, los contornos del verso pueden adquirir mayor relieve (ver el ejemplo
citado de Garcilaso). Es lo que entiende bien A. Quilis (op. cit., p. 119). Desde
luego, pensamos siempre en obras poéticas de calidad y no en ejercicios de
versificación.
29. Op. cit., p. 113.
30. Tiibingen, 1962, p. 9. De este libro existe una versión española: R.
Baehr, Manual de versificación española, traducción y adaptación de K. Wagner
y F. López Estrada, Madrid, 1970. Esta traducción no está a nuestro alcance,
por lo cual citamos del original alemán.
60 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
37. Ibid.
38. W. KAYSER, op. cit., p. 321. Notemos sin embargo que la «melodía» no
es para Kayser exactamente lo mismo que para nosotros la «entonación».
39. R. B aehr , op. cit., pp. 1-2.
40. J. MUKA&OVSKY, op. cit., t. I, p. 173. V. también R. WELLEK, en
W ellek -W arren , op. cit., p. 202. Parece que J. Levy no comparte esta tesis de
la Escuela formal rusa y la Escuela de Praga (de la cual es uno de los herederos)
sin reservas. I. Levy , op. cit., pp. 352,371. Sin embargo, es posible que A. Alonso
admitiera la posibilidad de una entonación bimembre. Op. cit., pp. 287-288.
64 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
Ahora
está inédito,
nuevo,
sin estrenar,
el mar,
que forma parte de sus Odas mínimas, la segmentación versal
hace más lento el fluir de las «informaciones», pone de relieve
todos los elementos (todas las partes) de la enunciación, y los
coloca en un mismo nivel semántico. Si transcribiéramos en prosa el
poemita —«Ahora, el mar está inédito, nuevo, sin estrenar»— , su
potencia comunicativa sería harto distinta. Como vimos antes, en
versos «más atados» se pueden conseguir efectos semánticos
debidos a la segmentación específica por medio del encabal
gamiento o, al contrario, por la acumulación de varias unidades
sintácticas en un solo verso.
Al enfocar el problema estudiado con este criterio, podría de
cirse que el verso libre no conoce otra norma fuera de la seg
mentación específica (inseparable de su esquema entonacional,
desde luego). En el verso silábico, la formación de las entidades
lingüísticas autonómas obedece a una norma más: la del número
de sílabas (de la medida silábica). El verso tónico somete a nor
ma, dentro del segmento versal, el número de los acentos léxicos,
etc. Cada uno de los distintos sistemas versales (prosódicos) tie
ne, pues, sus propios recursos y normas para configurar el impul
so métrico. Pero si consideramos la segmentación específica
como esencial para la existencia del verso, los otros elementos
—el número de sílabas, el de acentos, la alternación regular de las
sílabas acentuadas con las átonas— no aparecen como formando
parte de la propia base rítmica del verso, sino como elementos
adicionales, que acompañan y apoyan la segmentación (la cual,
subrayémoslo, es inseparable de la entonación). Es éste, si no nos
equivocamos, un enfoque que proyecta una luz nueva sobre el
problema del ritmo poético. Sin desechar los conceptos tradicio
I. CONCEPTOS GENERALES 69
49. Éstas adquieren particular relieve en los finales de las oraciones o de los
grupos entonacionales, y su función se basa, esencialmente, en la oposición
'fonológica entre la entonación descendente —cadencia— y la ascendente
—anticadencia— . Si la oración termina en cadencia, sabemos que se trata de
una oración enunciativa; si termina en anticadencia, se trata de una oración
interrogativa. Sin embargo, la anticadencia aparece también en oraciones
enunciativas —en los finales de segmentos sintácticos seguidos de otros— y
señala que la oración continúa. F. Lázaro Carreter distingue, además, las entona
ciones aguda, grave, uniforme. Op. cit., p. 162. En la p. 393 define otros
términos que es útil conocer: fonema de semicadencia, fonema de suspensión,
fonema de semianticadencia. T. Navarro distingue los tipos siguientes de ento
nación: enunciativa, interrogativa, volitiva, emocional. Manual de entonación
española, ed cit., pp. 61-252.
I. CONCEPTOS GENERALES 73
Transcribámoslos en prosa:
Las golondrinas oscuras volverán a colgar sus nidos
en tu balcón.
En este caso, a diferencia del ejemplo de García Lorca, entre las
dos versiones, la versificada y la prosaria, hay identidad en cuanto al
plano léxico y al sintáctico; sólo el orden de las palabras está invertido.
Pero comparemos las dos versiones más detalladamente. La
enunciación prosificada constituye una sola unidad (lógico-sintáctica:
una oración). La enunciación versificada, en cambio, consta de
dos unidades (rítmico-melódicas: versos). Este hecho, por sí solo,
hace que la enunciación versificada resulte sensiblemente más
expresiva que la prosificada.
Pero hay más. La enunciación prosaria, si bien está compuesta
por una sola unidad, comprende varios elementos. Según la lin
güística moderna, una enunciación con carácter de oración consta
I. CONCEPTOS GENERALES 89
12. B. T o m a Sev sk iy , en: Tedria literatiiry, trad, eslovaca, ed. cit., p. 24.
13. B. T o m a Sev sk iy , Poetika, rytmus, veri, ed. cit., p. 32.
14. W ellek y W a r r en , op. cit., p. 203.
15. H ern Andez -V ista , op. cit., p. 106.
16. P. HENRfQUEZ URENA, op. cit., p. 267.
100 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
tendencia no forma parte del metro, sirviendo tan sólo para mati
zar el ritmo (en otras palabras, pertenece al plano estilístico, y no
al métrico).
En cuanto a la repartición de los acentos léxicos en los versos
citados, podemos afirmar lo mismo que para los grupos de intensi
dad. Sólo dos acentos tienen puesto fijo: el que señala la mitad del
verso (la cesura) y el que se halla ante la pausa final (en la cláu
sula del verso). La repartición de los otros acentos no obedece a
ninguna especie de norma, como tampoco está sujeto a norma el
número de acentos en el verso).
Veamos ahora un ejemplo español comparable con el francés
(Berceo, Milagros de Nuestra Señora: La boda y la virgen):
Enna villa de Pisa, cibdad bien cabdalera,
En puerto de mar iaze, rica de gran manera;
Avie hi un canonge de buena alcavera,
Dizien Sant Cassian ond el canonge era.
Se trata de versos alejandrinos, tetradecasñabos, divididos en
dos mitades heptasílabas por los límites de grupos de intensidad,
colocados simétricamente. El alejandrino español, igual que el
alexandrin francés, es un típico verso compuesto, formado por
asociación de versos simples. La pausa que separa los hemistiquios
de los versos compuestos se comporta en el verso español como
la pausa final del verso: no admite la sinalefa y hace equivalentes
los finales agudos, llanos y esdrújulos.
Rafael de Balbín da el nombre de cesura a este tipo de pausa.'
Pero generalmente, el término «cesura» se emplea en la métrica
hispánica para designar «cualquier descanso que, motivado por la
sintaxis o por la necesidad de destacar el sentido, se haga en la lec
tura del verso. Se diferencia de la pausa por permitir la sinalefa y
Éstos son los pies trisílabos, propios de los ritmos temarios. Algu
nos versólogos distinguen, además, pies tetrasílabos (en realidad,
piensan otros, se trata de un solo pie que se llama peón y tiene cuatro
variantes: «peón primero», — U U U; «peón segundo», U — U U;
«peón tercero», U U — U; «peón cuarto», UUU —); con los cuales
se configuran los ritmos cuaternarios. A veces hallamos también
los términos pentasílabos (pies) y quinarios (ritmos).
Cuando el tiempo marcado precede al no marcado o a los no
marcados, hablamos de pie (metro, verso, ritmo de cadencia) des
cendente (— U, — U U). En el caso contrario se trata de pie
(metro, verso, cadencia) ascendente (U —, U U —). El anfíbraco
(U — U) es ascendente-descendente.
En la métrica española (y no sólo en la española), el término
«pie» no se ha usado sienipre en el sentido que acabamos de expo
ner. Nebrija habla de «poetas que llaman pies a los que avian de
llamar versos», o sea, confuden pies y versos.7 Por otra parte, el
término «pie» se usaba a veces en el sentido de «sílaba métrica».8
El pie puede coincidir con la palabra (el grupo de intensidad).
Por ejemplo, en el primer verso del poema El hacha del proscri
to, de José Eusebio Caro,
¡Fina brillas, hacha mía,
todos lOs pies —trocaicos— coincidan con palabras, o sea, tienen
correlación en el idioma, son «realidades lingüísticas». Lo mismo
pasa en el verso del poeta alemán Clemens Brentano, también
trocaico:
Singet leíse, leise, leise,
- dáma («dama»; en el checo, el signo diacrítico ' designa una vocal larga; hay
que pronunciar, pues, «daama»); yambo - malá («chica»); dáctilo - dálava
(«lontananza»); anapesto - veliká («grande»); anfíbraco - nová¿ek («neófito»),
7. A. DE NEBRUA, op. cit., p. 34.
8. DOMÍNGUEZ C ap arro s, Contribución.....p. 85.
108 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
21. Sobre este término, lo mismo que sobre los dos que siguen, coloquial,
oratorio, ver WELLEK y WARREN, op. cit., p. 198.
22. Este investigador estudia la anacrusis en un capítulo especial de su libro,
dedicado a los «conmutadores métricos» («metricheskie opredeliteli», op. cit.,
versión rusa, pp. 116,122-128; «metrical modifiers», versión inglesa, pp. 122,
129-136). Caracteriza su uso en la poesía rusa, alemana e inglesa, delimita su
campo de acción y ofrece datos sobre su papel histórico (por ejemplo, como
instrumento de lucha contra el silabotonismo anquilosado en la poesía rusa). !
23. R. DE B a lbín , op. cit., p. 226; también pp. 283, 285, 288.
I. CONCEPTOS GENERALES 115
Notemos que cuando las silabas átonas iniciales forman parte
del ritmo, el término «anacrusis» o «preludio versal» parece inútil:
si la silaba inicial o las sílabas iniciales están integradas en el ritmo
del verso, formando parte de su primer «compás» (o pie yámbico,
anfibráquico o anapéstico), no hay ni antecompás ni preludio ni
anacrusis.
Pero hay otra concepción, la que en su definición expone
Marouzeau: la anacrusis, o sea, «le demi-pied faible initial d’un
vers, précédant le premier temps marqué [...] peut être considéré,
dans certaines conditions, comme hors de la mesure, sorte de
“temps pour rien”».24 Es esta concepción a la que, según parece,
alude también Lázaro Carreter al decir que con el término anacrusis
«se designa la primera sílaba de un verso, que algunas veces no se
cuenta, para poáer obtener, convencionalmente, un número exac
to de pies».25
La definición que de la anacrusis da T. Navarro no difiere de la
que hemos dado nosotros: «Actúan como anacrusis las sílabas
débiles anteriores al primer apoyo...»26 Lo que sí difiere es su
concepción. Para T. Navarro, la anacrusis queda fuera del ritmo
versal y es realmente una especie de «temps pour rien». Es ver
dad que T. Navarro trata de incorporarla al ritmo versai haciéndo
la parte de un ficticio «período de enlace»; pero en este punto se
aparta de él incluso R. Baehr, que en general sigue con fidelidad
sus teorías.27 En el presente libro no hay espacio para un análisis
detallado de las ideas de T. Navarro; nos limitaremos a hacer algu
nas observaciones o preguntas que nos parecen imprescindibles. Se
24. M aro u zea u , op. cit., p. 18.
25. L á z a ro C a r r e te r , op. cit., p. 41.
26. T. N av arro , Arte del verso, ed. cit., p. 21.
27. R. B ae h r, op. cit., pp. 6, 7, 8, 24. Y aun si aceptáramos la teoría del
«período de enlace», Baehr advierte con razón que quedaría fuera del ritmo la
anacrusis del primer verso del poema y de cada una de sus estrofas.
116 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
muy pocos los que dudan— que el verso no puede estudiarse como
secuencia de sonidos aislados; pero tampoco puede estudiarse
como secuencia de palabras aisladas. Un fonema (salvo casos
especiales) no significa nada, y una palabra (salvo casos especia
les) no constituye una enunciación plena y verdadera. La comuni
cación se realiza, propiamente, en el plano sintáctico. Por eso, el
estudio del verso tiene que tomar en consideración, necesaria
mente, los factores de la fonología oracional. Como vemos, la me
todología versológica moderna sigue los principios de la fonología;
su acceso al verso es fonológico.3 Sin embargo, no ignora el he
cho de que en la estructuración del verso pueden participar tam
bién elementos no fonológicos o extragramaticales.4 En el ca
pítulo siguiente veremos que este hqcho tiene su importancia tam
bién para el estudio del verso español.
31. Ver sobre el particular, A larcos L lora CH, op. cit., pp. 176-178.
32. T. N avarro , Fonología española, ed. cit., p. 73.
33. T. N avarro , Manual de pronunciación española, ed. cit., p. 29.
I. CONCEPTOS GENERALES 135
El almidón de su enagua
me .sonaba en el oído
como una pieza de seda
rasgada por diez cucAilloj.
Aquella noche corrí'
el mejor de los caminos
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
Otros textos inducen al recitador a poner de relieve la entona
ción. Por ejemplo, la primera estrofa del soneto El ciprés de Si
los, de Gerardo Diego, cuyos versos (cada uno forma una unidad
melódica de once sílabas cerrada por la pausa versal, que coinci
de con la pausa sintáctica) poseen determinada expresividad, pide
una entonación grave y sostenida:
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas al cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanando a sí mismo en loco empeño.
En la segunda estrofa del soneto, la situación cambia:
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar mi alma sin dueño.
Los dos primeros versos, divididos en partes asimétricas, tie
nen, en contraste con la primera estrofa, una expresividad tonal
aguda. En los dos versos siguientes, la expresividad aguda se de
bilita, casi vuelve a ser grave, y la tonalidad exclamativa desapa
rece convirtiéndose en puramente enunciativa.6 De este modo
28. A. A lonso , op. cit., pp. 276, 277, 278, 279 y 280, respectivamente.
29. R. d e B albín , op. cit., p. 209.
30. J. LEVY, op. cit., p. 351; F. DaneS, op. cit., p. 122.
31. R. d e B albín , op. cit., p. 36.
I. CONCEPTOS GENERALES 165
gráfica individual para cada verso. Por ejemplo, el metro del poe
ma (de todo el poema) La vieja llave, de Amado Ñervo, podría
expresarse por el esquema gráfico — U — U — U — U, igual en
todo el poema. En la quinta estrofa,
Pobre llave sin fortuna
y sin dientes, como una
vieja boca, si en mi hogar
ya no cieiras ni abres nada,
pobre llave desdentada,
¿para qué te he de guardar?,
la realización concreta de este esquema (el ritmo, o sea, la rea
lización efectiva de las sílabas acentuadas y las átonas) es la si
guiente:
X X XX XX XX
X X XX XX XX
XX XX XX X(X )
XX XX XX XX
XX XX XX XX
XX XX XX X(X)
SILA B A S DEL V E R S O
1. Para los distintos tipos es posible usar los signos del metro (p. ej., U—
U— U— U) dado que se repiten (excepto el último) y sus esquemas constitu
yen una especie de metros «parciales» dentro del «global».
190 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
más corta que en la prosa, y tanto más corta cuanto más corto es
el verso.1 Osip Brik advierte que la necesidad de adaptar la ex
tensión silábica de las palabras a la medida del verso da lugar a lo
que él llama «clisés versales».2
El verso, su dimensión, pero también el tipo de alternación de las
silabas tónicas con las átonas, influyen, pues, en la elección de
las palabras. La medida silábica del verso y de la palabra, la cantidad
de palabras que «caben» en el verso, la combinación de palabras de
diversas medidas silábicas en un verso determinado, p. ej. el
octosílabo, tiene algo que ver con lo que podría llamarse «densi
dad semántica» del verso. El alejandrino dodecasílabo francés
contiene como promedio 8,7 palabras, de ellas 4,15 acentuadas.
Generalmente coincide con unidades oracionales de 3 ó 4 compo
nentes: sujeto, verbo, complemento, eventualmente complemento
circunstacial. Es, pues, una forma versal ideal para expresar una
unidad sintáctica independiente. Lo mismo vale para el blank verse
inglés e indudablemente para el endecasílabo español (e italiano).
No es por casualidad que estas formas versales son muy frecuentes
en las literaturas respectivas. Si aplicamos, por ejemplo, al alexandrin
francés el criterio de la «densidad semántica», debemos decir que,
con sus 3 ó 4 núcleos semánticos, es un verso de fuerte densidad.
Para el estudio del verso es muy útil saber la extensión silábica
media de las palabras en determinado idioma y confrontarla con el
verso. Por ejemplo, en el checo, la extensión silábica media es de
2,4 sílabas; en el verso, 1,8. En el inglés, 1,4 y 1,28, respectiva
mente. En el francés, 2,47 y 1,3.3 Para el ruso y el alemán no
tenemos a nuestro alcance datos comparativos, pero sabemos que
la extensión silábica media es de 3,0 sílabas en el primero y 1,8 en
4. L á z a ro C a r r e te r , op. cit., p . 3 0 1 .
204 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
áaeáoyáoeaáa,
entran en el juego también las vocales átonas, lo que hace la eufo
nía más densa, compleja y matizada.
Y en este otro verso de Góngora,
Infame turba de nocturnas aves,
á e tur tur á e
forman parte de la instrumentación fónica, muy sutil, no sólo las
vocales sino también las consonantes.7
Con frecuencia, la instrumentación fónica no se limita a un solo
verso. Veamos el pasaje siguiente de Garcilaso (Égloga tercera):
Los rayos ya del sol se trastornaban,
escondiendo su luz, al mundo cara,
tras altos montes, y a la luna daban,
lugar para monstror su blanca cara;
los peces a menudo ya saltaban,
con la cola azotando el agua clara,
cuando la ninfas, su labor dejando,
hacia el agua se fueron paseando.
No puede parecer casual —dice T. Navarro al comentar este pasa
je— que Garcilaso, al describir la serenidad de la hora y la transpa
rencia de la luz en el momento que las ninfas de su égloga tercera
iban a sumergirse en el Tajo, insistiera en las claras rimas en á-a, a
través de dos octavas, versos 265-279, contra el uso normal en tales
estrofas de consonadas diferentes y alternas, y repitiera la misma
vocal en varios apoyos rítmicos dentro de los versos.8
Así pues, en el pasaje citado la rima aparece combinada con la
instrumentación fónica (o, más exactamente, forma parte de ésta).
SENSEMAYÁ
Canto para matar una culebra
¡Mayombe - bombe - mayombé!
¡Mayombe - bombe - mayombé!
¡Mayombe - bombe - mayombé!
La culebra tiene los ojos de vidrio;
la culebra viene y se enreda en un palo;
con sus ojos de vidrio, en un palo,
con sus ojos de vidrio.
La culebra camina sin patas;
la culebra se esconde en la yerba;
caminando se esconde en la yerba,
caminando sin patas.
¡Mayombe - bombe - mayombé!
¡Mayombe - bombe - mayombé!
¡Mayombe - bombe - mayombé!
Tú le das con el hacha y se muere;
¡dale ya!
¡No le des con el pie, que te muerde,
no le des con el pie, que se va!
Sensemayá, la culebra,
sensemayá,
sensemayá, con sus ojos,
sensemayá.
Sensemayá, con su lengua,
sensemayá.
Sensemayá, con su boca,
sensemayá.
La culebra muerta ya no puede comer,
la culebra muerta no puede silbar,
no puede caminar,
no puede correr.
La culebra muerta no puede mirar,
la culebra muerta no puede beber,
no puede respirar,
no puede morder.
I. CONCEPTOS GENERALES
acentos sino al mismo tiempo con los grupos de intensidad. Entre los
siglos x n y XIV, las más frecuentes eran las cláusulas siguientes:
cursusplanus: x x / x x x mágna portábat,
cursus tardus: X X / X X X X mágna portáverat,
cursus velox: X X X / X X X X máximaportavérunt.
Como acabamos de decir, las cláusulas rítmicas penetraron tam
bién en los idiomas nacionales modernos. En la prosa alemana
aparecen a partir del siglo xm. En la literatura checa proliferan en
la segunda mitad del siglo xrv, en obras de carácter didáctico y
religioso, pero los encontramos incluso en obras profanas, de puro
entretenimiento. Desde luego, en los idiomas modernos, los cursus
tuvieron que adaptarse a las particularidades prosódicas de los
mismos (sobre todo en la disposición de los grupos de intensidad y
en la colocación de los acentos), de modo que sus formas concre
tas son distintas de las latinas.
La literatura española, desde luego, no desconoce este recurso
estilístico. En la prosa de los representantes del Humanismo es
posible encontrar ejemplos abundantes (en formas específicas).
He aquí algunos que hemos copiado de un breve pasaje del Diá
logo de la lengua, de Juan de Valdés: «muchos vocablos», «no
se conocen», «en las costumbres», «el resto de España», «las otras
de España», «juntarse con Castilla», «la lengua castellana», «sus
tentan las provincias».
Pero para decir si en un texto prosario dado se trata realmente
de cláusulas y no de un fenómeno casual, se necesita un análisis
minucioso y una confrontación cuidadosa con los usos de la litera
tura de la época.
La preocupación por el ritmo no desapareció en los siglos pos
teriores. Desde el Renacimiento hasta hoy, en la prosa artística
aparecen elementos rítmicos muy diversos. Hay frecuentes ca
dencias rítmicas en la prosa de los románticos y de los simbolistas.
222 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
4. Barcelona, 1976.
5. Diccionario de métrica española, p. 141.
6. Op. cit., pp. 256-266 y 268-314.
I. CONCEPTOS GENERALES 223
1. Este capítulo, con excepción de una que otra nota explicativa, pertenece
enteramente al profesor Hrabák (véase el Prólogo).
I. CONCEPTOS GENERALES 225
Los más frecuentes son los casos en que hay desigual probabi
lidad de aparición de cosas o sucesos entre los que debemos to
mar una decisión binaria. Si, por ejemplo, en un conjunto de 16
bolitas hay sólo una negra y todas las demás son blancas, existe
gran probabilidad de que en un «sorteo» salga una blanca (15:16),
pero muy pequeña de que salga una negra (1:16). Gran frecuen
cia de aparición del objeto significa, pues, bajo valor de informa
ción, y viceversa. En otras palabras: la cantidad de información /
representa el valor inverso de la probabilidad p de que el objeto
(suceso, en el sistema comunicativo señal) aparezca. La cantidad
de información puede expresarse por la fórmula matemática si
guiente (esta fórmula tiene validez general, o sea, es también apli
cable a casos con igual probabilidad de aparición):
1 1
I = log2— •
P
En nuestro caso el valor informativo para determinar la bolita
blanca es
log _L = log J6 = (según las tablas) 0,093 bits.
16
Para determinar la bolita negra es
log^ = log^ 16= 4 bits.
16
Otro concepto importante que se usa en la teoría de la informa
ción es el de entropía (H). Se define como grado de desor
denamiento (desorganización) de determinado sistema.7 Desde
este punto de vista, la información puede definirse como entropía
7. El término sistema significa aquí el conjunto de elementos entre los cuales
hay determinadas relaciones; la red de estas relaciones constituye la estructura
del conjunto dado.
232 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
ción del verso. La teoría de la información usa para este fin tests
psicológicos (la llamada Close Procedure). En el texto se omite
siempre una palabra en determinada posición (p. ej., cada sépti
ma palabra, eventualmente cada palabra que empieza en la sép
tima sílaba del verso) y el texto, arreglado de este modo, se pre
senta a un grupo de lectores (predictores), para que inscriban las
palabras que faltan. De este modo se descubre la relación del lector
(el grado de interés, el grado de intelección) con la estructura rítmi
ca respectiva, y también con la estructura semántica del poema.
En la investigación versológica checa se han hecho experi
mentos de este tipo con el verso yámbico de una escuela poética
de la segunda mitad del siglo pasado, que realizaba el metro de un
modo muy consecuente. En este tipo de verso, el poeta tiene para
las silabas impares un número de alternativas (una posibilidad de
selección) menor que para las sílabas pares del verso, o sea, en
estas posiciones disminuye la entropía y crece la redundancia. El
test psicológico revela que las palabras que empiezan en las síla
bas pares son más difíciles de adivinar que las palabras que em
piezan en las impares. Ello significa que allí donde el poeta tiene
una posibilidad menor de selección, el poder de predicción es mayor.
Este hecho se halla confirmado por experimentos con el poder
de predicción en otros tipos y modalidades del verso. Por ejem
plo, en el dáctilo tripedal (verso dactilico de nueve sílabas), el
mayor poder de predicción se ubica en la tercera y la última síla
bas del verso; y en la última, mayor que en la tercera. Ello signi
fica que la importancia de las palabras va disminuyendo hacia el
final de los pies primero y tercero, donde se encuentran palabras
del valor más bajo desde el punto de vista de la teoría de la infor
mación (no olvidemos que se trata del verso checo; en otros ver
sos nacionales la situación puede ser distinta).
En realidad se produce cierta revalorización: la palabra con el ma
yor poder de predicción se halla semánticamente realzada por su
I. CONCEPTOS GENERALES 239
ras «más alejadas» de la vida social, con todo lo que ella implica),
podemos llegar a pensar que la forma versal evoluciona por
«automovimiento», por sí misma, independientemente de las otras
estructuras, es decir, de modo inmanente.
¿Cuál es la realidad? Desde luego, existe una evolución específica
del verso como tal. Es un hecho que nadie puede negar. Pero se
trata de saber si la evolución del verso se produce sin impulsos
venidos «de fuera». A esta pregunta nos dará la mejor respuesta
la integración del verso en un contexto más amplio, la indagación
de los lazos que existen entre el verso y las otras estructuras.
Al examinar desde este punto de vista la evolución del verso
en una perspectiva histórica suficientemente amplia nos damos
cuenta de que el verso no evoluciona aisladamente de la evolu
ción de la temática literaria ni, en última instancia, de la evolución
de la sociedad. Aunque el verso, por lo general, aprovecha, al
crear formas nuevas, las posibilidades contenidas potencialmente
en sus formas evolutivas anteriores, la causa verdadera de los
cambios evolutivos no reside en el verso mismo. Las fuerzas
motrices reales de las transformaciones históricas se hallan fuera
de la órbita del verso y deben su origen a las nuevas relaciones de
la literatura con la sociedad y a las nuevas temáticas, que impo
nen la necesidad de transformar la forma de expresión. No es por
casualidad que con las nuevas escuelas poéticas aparezcan fre
cuentemente nuevas formas versales o que las viejas formas se
«revaloricen», ni que el advenimiento de una nueva escuela en la
vida literaria suela anunciarse en forma de manifiesto que preco
niza también la creación de un verso nuevo (p. ej., del verso libre
en el simbolismo). Enfocar los problemas métricos como un asunto
que podría estudiarse independientemente de la evolución de la
sociedad significaría, pues, mirar la problemática dada a través
de un prisma muy estrecho. Si aislamos el verso al estudiarlo, lo
hacemos sólo por razones metodológicas o, más bien (como yalo hemos
244 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
nos: ver el presente con los ojos del pasado y ver el pasado con los
ojos del presente (y, acaso, presentir las perspectivas que exce
den al presente).3
En cuanto a la métrica histórica en los países de habla españo
la, nos parece que sena muy interesante y muy provechoso estu
diar las relaciones (evolución paralela, tensiones, choques) entre
lo que llamaríamos «métrica semántica» (desde los cantares de
gesta y los romances hasta el presente) y la «métrica asemántica»
(las teorías de A. Bello, T. Navarro...). De estos problemas trata
remos —aunque no de un modo exhaustivo sino más bien en for
ma de sugerencias— en la segunda parte de este libro.
La métrica histórica cuenta, en el mundo de habla española, con
una larga serie de trabajos muy valiosos. He aquí algunos de ellos
(casi todos ya citados en este libro; por eso prescindimos de las
fechas de edición): PEDRO HENRÍQUEZ U reÑA, Estudios de versifi
cación española; T omás N avarro, Métrica española, Emiliano
Díez Echarri, Teorías métricas del Siglo de Oro-, Amado Alonso,
Materia y forma enpoesía-, D ámaso Alonso y Carlos BOUSOÑO,
Seis calas en la expresión literaria española-, D. ALONSO, Poesía
española; D. Alonso , Poetas españoles contemporáneos; JOSÉ
DOMÍNGUEZ CaparrÓS, Contribución a la historia de las teorías
métricas en los siglos xvm y xix; F rancisco L ópez Estrada,
Métrica española del siglo XX; Isabel Paraíso de Leal, El verso
libre hispánico. Orígenes y corrientes.
Nos parece útil agregar a estos trabajos dos de autores extranje
ros (también ya citados): D orothy Clotelle C larke, A Chro
nological Sketch of Castilian Versification; R udolf B aehr ,
Spanische Verslehre auf historischer Grundlage.
3. Creemos que en este momento se impone una observación terminológica.
Permaneciendo fieles a la tradición hemos intitulado el presente capítulo La
métrica histórica. Pero nuestro enfoque excede muchas veces el terreno de la
métrica; tal vez sería adecuado sustituir esta palabra por versología. Lo mismo
vale para el capítulo siguiente.
18. LA MÉTRICA COMPARADA
-----------Verso de E. Caro
-----------Verso de Pul kin
-----------Verso de Erben
I. CONCEPTOS GENERALES 257
Para ofrecer una idea más completa, he aquí los datos estadís
ticos:
Sñaba del verso I n m IV V VI vn vm
% de acentos Erben 86 14 46 4 83 5 55 0
% de acentos PuSkin 43 0 83 0 53 0 100 0
% de acentos Caro 19,5 1,8 100 0 30,6 0 100 0
Uno de los grandes objetivos de la métrica comparada es des
cubrir las formas versales indoeuropeas. La métrica comparada
eslava tiene por objetivo reconstruir el verso protoeslavo, su
puesto punto de partida común de los distintos versos eslavos.
Según el material conocido hoy (se trata sobre todo de formas del
verso folclórico) parece que en el protoeslavo había dos tipos
de verso: el métrico y el amétrico. El amétrico no tenía númeo
fijo de sílabas y se basaba en la fonología oracional, sobre todo en
la entonación y en el paralelismo gramatical; era un verso
preponderantemente coloquial. El verso métrico tenía por soporte
los elementos de la fonología de la palabra; su forma consistía
esencialmente en el número fijo de sílabas, y era un verso
preponderantemente cantable. Parece que en el protoeslavo exis
tían, entre los versos métricos, el decasílabo (cuyo heredero es el
desaterac de los eslavos del sur, pero hay testimonios de él en el
folclor dé los eslavos occidentales) y el dodecasílabo (que se con
serva hasta hoy en los cantos fúnebres de los pueblos eslavos del
este y del sur).
En cuanto a las tareas de la métrica comparada en el mundo de
habla española, éstas son, seguramente, numerosas. Nos parece útil
mencionar una sola de ellas: la confrontación del verso español con
los sistemas versales europeos y su integración en ellos.
Si mencionamos sólo este problema, lo hacemos pensando en
los traductores de la poesía hispánica y en la difusión de ésta en el
mundo.
258 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
I
1. LA TEORÍA «CLÁSICA»
DEL VERSO ESPAÑOL
Y — Y — Y — . . . -i- (Y)5
En cuanto a su origen y su extensión territorial, el verso
tónico puro es característico de la antigua poesía (medieval)
de los pueblos germánicos y de las llamadas byliny rusas.
En los monumentos más antiguos de la creación poética de los
pueblos germánicos —p. ej., el poema anglosajón Beowulf (hacia
el año 700), los cantares alemanes sobre Heliand e Hildebrant
(fin del siglo vrn), la Edda islandesa (siglos Dí-xn), etc.—, se
usaba el llamado verso aliterativo. Este verso tónico «largo» tie
ne generalmente cuatro ictus, y dos o tres sílabas con acentos
métricos están vinculadas por la aliteración de las consonantes
iniciales (a partir del siglo IX, la aliteración empezó a sustituirse
por la rima). El verso tónico largo se divide en dos «cortos»
(hemistiquios del largo), cada uno con dos acentos métricos.6
Ejemplos:
Blíndr es bétri, / en ¿réndr sé (Edda).
(Mejor es ser ciego / que estar quemado.)
ffiltibrant enti //ádubrant / untar Aérium twén (Hildebrant).
(Hildebrant y Hadubrant / entre dos ejércitos.)
En cuanto a las byliny1 rusas, su verso era triíctico. Como
rasgo característico se suele citar su terminación dactilica es
5. G o n c h a re n k o , op. cit., p. 107. ZlRMUNSKlY da un esquema análo
go; op. cit., p. 25/32.
6. La información básica sobre este tipo de verso se halla en la obra de
A. H e u s le r, Deutsche Versgeschichte, 1925.
7. Con este nombre —en singular bylina— se designan poemas épicos
rusos medievales, en cierto sentido análogos a los romances españoles, y
también a las iunachke pesme de los eslavos del sur. Su temática refleja, en
forma heroizada e hiperbolizada, los acontecimientos históricos en la vieja
Rusia (con la capital Kiev) desde el siglo x hasta el XVI, es decir, en los
tiempos agitados cuando se estaba formando el Estado feudal ruso. Las
cantaban hasta el siglo xvii ejecutantes populares, acompañándose de un
instrumento de cuerda.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 293
8. Algunos incluyen este acento final entre los métricos y califican las
byliny de tetraícticas. El estudio más sistemático del verso de las byliny es
el de M. P. STOKMAN, Issledovania v oblasti russkogo narodnogo
stijoslozenia [Investigaciones sobre la versificación popular rusa], 1952.
9. El tonismo se impone hasta hoy, sobre todo en la poesía inglesa, ya que
el inglés le ofrece un material lingüístico muy propicio (con su fuerte tendencia
a la isocronía de los stress-groups, grupos acentuales, «compases»). En el
verso ruso, la propensión al tonismo es un poco más débil que en el inglés, pero
más fuerte que en el alemán. J. L evy, op. cit., p. 262.
10. Op. cit., pp. 265-266, 268-269, 274.
11. Verso tetraíctico con rimas pareadas, de origen medieval, «resucita
do» en el siglo xvm. Lo cultivaron, entre otros, Friedrich Schiller y Gerhard
Hauptmann. Hoy se considera cómo el vérso alemán castizo. W. K a y s e r,
Kleine deutsche Verslehre, ed. cit., p. 22.
12. De este tipo de verso hablaremos más tarde. Ahora sólo diremos
que es un verso de ascendencia popular y dé origen en parte extranjero, en
294 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
V avto
posledniy frank razmeñav.
—V kotorom chasu na Maxsel?—
Pariz
bieáit,
provoáaia meña,
vo vsei ñevozmoínoi krase.
Postupai
kglazam
razluki íiüa,
serdtse
mñe
sentimentalnostiu raskvas!
Jajotielby
zit
i umeret v Parize,
jesli b ñe bylo
takoi zemli—
Moskva.
(Traducción literal:
En el automóvil
al cambiar el último franco.
—¿A qué hora para Marsella?
París
corre,
acompañándome, <
en toda su belleza imposible:
¡Sube
hasta los ojos,
humedad asquerosa de la despedida,
hínchame
296 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
el corazón
de sentimentalismo!
Yo quisiera
vivir
y morir en París,
si no hubiera
esa tierra:
Moscú.)
Se han hecho tentativas de introducir el verso tónico en la
poesía checa, pero fracasaron, porque el idioma checo carece
de condiciones prosódicas apropiadas: el verso tónico se siente
en esa poesía como silabotónico aflojado, o como libre, y hasta
como rítmicamente amorfo. Más éxito tuvieron las tentativas de
introducir el verso tónico en la poesía polaca; pero ni en ella
llegó a ser forma versal importante. Del tonismo en el verso
francés habrá una breve mención en el capítulo siguiente.
Creemos que ha llegado el momento de preguntar: ¿hay ver
so tónico en la poesía hispana? Y si lo hay, ¿en qué formas
específicas existe?
Para poder contestar a esta pregunta es preciso recordar
los requisitos prosódicos y las características esenciales del
verso tónico, y las (por lo menos algunas, las necesarias) pro
piedades prosódicas del idioma español.
He aquí los requisitos y las características del verso tónico:
Este tipo de versos requiere un acento léxico fuerte (es de
cir, un agudo contraste entre los acentos métricos y las sílabas
átonas); además supone la isocronía (sentida subjetivamente)
de los grupos rítmicos («compases»), condicionada por la re
ducción de las sílabas átonas. Las características esenciales
son las que siguen: número fijo de acentos (tiempos marca
dos) en el verso; número fluctuante de sílabas en el verso;
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 297
13. Todas las silabas «se estiman de duración igual». B a lb ín , op. cit.,
pp. 62-63. En cuanto a la sinalefa, lo que decimos en el cap. 7 de la I*
Parte.
298 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
les vers littéraires courants, qui ont leur destin individuel [...], se
réduisent à quatre: les vers de douze syllabes, de dix syllabes,
de huit syllabes et de sept syllabes. Les vers plus courts s’allient
le plus souvent à des vers de m esure différente et ce sont des
vers de strophes. Seuls, ils constituent généralement des exercices
de virtuosité. Quant aux vers de onze et neuf syllabes, ce sont,
avec les vers de cinq et de trois syllabes, tous im pairs, des vers
faits pour la m usique.16
que sea sólo en forma de nota, los dos primeros versos del Arte poètica, de
Verlaine:
De la musique avant toute chose,
Et pour cela préfère l’impair [...]
21. Op. cit., pp. 51, 52, 54, 58.
320 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
37. Puede decirse que es la forma polaca del alexandrin. Ver TOMASEVSKIY,
Teorie literatury, versión checa, p. 105. El versólogo ruso muestra que el
dodecasílabo francés, el tetradecasílabo italiano y el tridecasílabo polaco
son variantes nacionales de un mismo tipo de verso. Ibid. Agreguemos que
lo mismo vale para el alejandrino español.
3 8 . Recordemos que X significa sílaba que puede ser tónica o átona; —
sílaba con acento obligado; Dsílaba obligadamente átona.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 327
62. Lo mismo vale, mutatis mutandis, para los versos italiano y portu
gués.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 339
18. Ni grandes poetas supieron evitarlo. Ver, como ejemplo, los versos
de Milton que cita Kayser en su Interpretación y análisis..., ed. cit., pp.
3 2 8 -3 2 9 .
19. Cuando los desacuerdos se sienten sobre el trasfondo del carácter
pedal, producen tensión, y gracias a ello actualizan el ritmo. Pero cuando
los desacuerdos se hacen sistemáticos, desaparece la tensión y, con ella, la
función actualizadora.
350 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
20. KAYSER, op. cit., pp. 327-330; L e v Í , op. cit., pp. 342-345.
21. DÍEZ E c h a r r i , op. cit., p. 136.
22. Podríamos citar otros, p. ej., la disimilación regresiva y progresiva
de los acentos; pero creemos que no es necesario presentar una enumera
ción exhaustiva.
352 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
1° E s v e rd a d q u e la o m isió n d e a lg u n o s a c e n to s m é tric o s no
p e rtu rb a el ritm o y á m b ic o o tro c a ic o ; p e ro a c o n d ic ió n d e q u e los
a c e n to s re sta n te s sea n c a p a c e s (s e a n s u fic ie n te s, p o r su n ú m e
ro , p o r su c o lo c a c ió n y p o r su p e s o ) d e p r o d u c ir e l im p u ls o
m é tric o c o rre s p o n d ie n te .34 E s d e c ir, a c o n d ic ió n d e q u e e l rit
m o — y á m b ic o o tro c a ic o — s e a p e rc e p tib le (re c o rd e m o s la d ia
lé c tic a d e lo o b je tiv o -su b je tiv o e n el ritm o v e rsal); si n o lo fuera,
n o te n d ría se n tid o h a b la r d e ritm o y á m b ic o o tro c a ic o .
2 o L o s ritm o s b in a rio s p o s e e n , p u e s , al p a re c e r, c ie rta lib e r
ta d e n la n o -re a liz a c ió n d e a lg u n o s tie m p o s m é tric a m e n te fu e r
te s; en re a lid a d , n o e s lib e rta d sin o (c o m o y a lo h e m o s e x p re s a
do e n o tra s p a la b ra s ) n e c e s id a d , p a r a c o n ju ra r e l p e lig ro d e la
m o n o to n ía .
41. ZlRMUNSKIY, op. cit., pp. 47-48, 49, 58 / 56-57, 58-59, 67.
42. TOMASEVSKIY, Poetika, rytmus, verí, p. 31; Stij, p. 43.
43. TOMASEVSKIY, Stij, p .: 50.
44. TlMOFEEV, op. cit., p. 291.
45. TOMASEVSKIY, Stij, p. 43; ¿IRMUNSKIY, op. cit., p. 47/56.
46. N otem os de paso que tam b ién ZlRMUNSKIY usa el térm in o «ex
tra-m é trico » , y no « e x trarrftm ico » , com o B a lb ín ; ¿ ir m u n s k iy , op.
cit., p. 48/57.
47. ZlRMUNSKIY, p. 48/59.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 361
58. Las ideas de A. Bello sobre este asunto se hallan expresadas detalla
damente en sus Principios de ortología y métrica de la lengua castellana;
ed. de 1890 (Madrid), pp. 273-280. Aquí citamos según DOMÍNGUEZ
C a pa r r ó s , Contribución..., p. 89.
59. R. DE BALBÍN, op. cit., pp. 274, 283, 285, 286 y 287, respectiva
mente.
60. D o m ín g u e z C a pa r r ó s , Diccionario.....pp. 138, 139, 140, 153,
respectivamente.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 365
67. J. L e v / , op. cit., p. 374. Sobre el término tempo, ver I* Parte, cap. 1.
68. Op. cit., p. 273.
69. Op. cit., p. 276.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 369
70. Véase (cap. 3 de esta II* Harte, nota 32) lo que dice él mismo sobre
la «permutación» de los distintos pies entre sí, refiriéndose expressis verbis
al inglés. Ver Domínguez Caparrós, Contribución..., p. 91. Reflejos de la
métrica inglesa pueden verse, por lo demás, no sólo en las ideas sobre la
matización estilística de los distintos pies, sino en la propia teoría de los
pies métricos. Op. cit., p. 89.
71. Sobre los pies en ésta, ver ¿ ir m u n sk iy , op. cit., pp. 84/75 y 123/129.
72. I* Parte, cap. 5.
370 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
cuyo ritmo consiste en cuatro yambos, todos los pies son rea
lidades lingüísticas. En tales casos es posible hablar de ritmo
pedal.13
En este tipo de ritmo, la realización y la percepción de los
pies, desde luego, favorece la intelección del sentido. El «ca
rácter pedal» pone de relieve las palabras / los grupos de in
tensidad en el verso (haciendo más claros sus contornos) y
con ello potencia su significado. El ritmo pedal es, pues, un
ritmo «semántico».
Según parece, incomparablemente más frecuentes son los
casos en que los pies no tienen correlación en el idioma (salvo
coincidencias ocasionales, y en el fondo raras, entre pies y
grupos de intensidad, o por Jo menos uno de sus límites) y son,
por consiguiente, unidades rítmicas abstractas, convenciona
les, «superpuestas» (a veces, como veremos, arbitrariamen
te) a la expresión lingüística .74 Es este tipo de ritmo el que
toman generalmente en consideración los versólogos (dejan
do inadvertida la existencia del ritmo pedal) cuando piensan
en pies y en el ritmo que suele designarse con el término
«silabotónico».
En este tipo de ritmo piensa R. de Balbín, llamándolo ritmo
de signo (trocaico, yámbico, etc .).75 Pero la palabra «signo»,
según nuestro parecer, no posee suficiente transparencia se
mántica, por lo cual preferimos (no para todo el ritmo
silabotónico, sino sólo para su modalidad no pedal) la deno
73.0. Macrí usa el término pódico; op. cit., p. 164. Como extranjeros no
nos sentimos llamados a decidir cuál de los dos términos es más adecuado
en el español.
74. De los pies de este tipo hay que distinguir los consabidos desacuer
dos entre pies y palabras / grupos de intensidad en el ritmo pedal, que
sirven para impedir la posible monotonía de éste.
75. R. DE B a l b ín , op. cit., pp. 53, 123.
I I. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 371
86. Z irm unskiy, op. cit., pp. 26 y 185 / 35 y 193; K ay ser, op. cit., p. 105.
87. I* Parte, cap. 7.
378 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
106. K ayser , op. cit., pp. 32-34. T oma Sevskiy , op. cit., p. 113. Esta
«confusión» de los ritmos ternarios se debe probablemente a la reducción
de las sílabas átonas.
107. flRMUNSKIY, op. cit., p. 185/193.
108. Son también más expresivas y de mayor cantidad. L e v í , op. cit.,
p. 263.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 387
pp. 142-143. Hagamos constar que, a pesar de las diferencias, todos los
autores citados coinciden en considerar el kolon o miembro como una uni
dad intermedia entre la palabra y la frase.
128. KAYSER, Versschule, p. 104.
129. Op. cit., p. 106.
392 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
k x t x / * x / 5t x
xxtxXxk
XXJÍX ' x x X x
xxtxXxX
x x t 1x x x X x
X X Ü X 1X X J Í X
xxü'xx^x
Canción de cuna
132. Los signos gráficos que usa Kayser son los que siguen: x significa
una sílaba plenamente acentuada; x, una sílaba levemente acentuada; x, una
sílaba no acentuada; / indica una «cesura breve»; /, «una cesura claramente
perceptible»; Interpretación y análisis..., p. 332; Kleine deutsche Versschule,
p. 107.
394 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
ningún poeta ruso hay una adhesión tan íntima de los ritmos
silabotónicos al idioma nacional. En su obra poética, el silabo-
tonismo ruso alcanza indudablemente su apogeo.
La lucha contra la rigidez del silabotonismo siguió desarro
llándose a través del siglo XIX. Su resultado específico fue la
introducción (o aclimatación o desarrollo) de un tipo de verso
que ya hemos mencionado varias veces: el dollñik (espera
mos que nuestra transcripción de esta palabra no sea dema
siado estrafalaria; en todo caso nos parece bastante exacta
[nota de O.B.]). Ya conocemos sus características: número
fijo de acentos en el verso; ligera fluctuación del número de
las sílabas átonas entre las tónicas (habitualmente, hay una o
dos; raras veces tres; agreguemos que puede haber también
cero y, excepcionalmente, cuatro) y, por lo tanto, del número
de sílabas en el verso . 151
Las sílabas tónicas, con las átonas adyacentes, forman así
unidades de dos o tres sílabas, habitualmente, que se sienten
como isócronas ,152 y se llaman dolli (singular dolía). Esta
palabra significa «parte», «porción», «segmento», «intervalo».
Si, pues, en el ritmo silabotónico «clásico» hay pies, en el
dollñik hay dolli («porciones»). Y como en el silabotonismo
«clásico», el verso se define por el número de determinado
tipo de pies —p. ej., yambo tetrapedal—, el dollñik se de
termina por el número de las «porciones»: trejdollniy razmer,
gr., significa «metro de tres dolli».153 Gracias al isocronismo
(subjetivo) de las dolli se salva la conmensurabilidad de los
versos entre sí.
XXX / XX / XXX
XXX / x'x / XX
(Traducción literal: «Estaban las ranas sentadas en el charco, /
m iraban hacia el cielo, / un viejo sapo sabio / les abría los duros
cráneos».)
160. Sobre la problemática del yambo en la poesía checa, ver una infor
mación general en V l a sín , op. cit., pp. 159-160.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 411
164. Al iniciar nuestra breve comparación del verso inglés con el checo,
como casos extremos, hemos hablado de ideas y sugerencias metodológicas
posibles. Aquí, seguramente, hay una: valdría la pena comparar, en el as
pecto comentado, el verso inglés con el español, en el cual no hay reduc
ción de las sílabas átonas. ¿Qué tempo tendrán, pues, el dáctilo y el anapesto
españoles? Recordemos, a este propósito, lo que dijimos, en el presente
capítulo, al hablar de la función estilística y el matiz semántico de los
distintos pies en el verso español, citando las opiniones de varios versólogos.
De especial interés sería, en esta comparación con el verso inglés, la opi
nión de A. Bello.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 415
170. Op. cit., pp. 104-105, y nuestra nota 114, en este capítulo.
171. Op. cit., p. 109.
172. Op. cit., pp. 321, 322 y 324, respectivamente.
420 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
173. Recordemos que, según Kayser, incluso los pies «no necesitan ser
iguales», pero los intervalos entre sus soportes —las sílabas acentuadas—
son «aproximadamente iguales». ¿Podrían serlo sin reducción de las sílabas
átonas?
174. K a y se r, op. cit., p. 325.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 421
Análisis rítmico:
3 Í X X J Í X J Í (X)X
xxxxxtfx
X X X t X * (X) X
xtxZxtx.
Este verso tiene un acento obligado fijo en la sexta sílaba
(es decir, el último), y por lo menos uno más (mobile) en una
de las primeras cuatro sílabas.
En el verso italiano más largo (y considerado como el más
característico de este idioma), el endecassillabo, sin embar
go, tienen puesto fijo —a pesar del número impar de sílabas—
también algunos acentos interiores (es decir, no sólo el último,
que recae siempre en la penúltima sílaba rítmica). La razón
de este hecho puede explicarse de modos muy complicados,
pero en el fondo es probablemente muy sencilla: nuestra con
ciencia rítmica puede abarcar sólo determinada longitud del
verso (determinado número de sílabas, como ya lo hemos ad
vertido en otra oportunidad); parece que la medida máxima
son ocho sílabas; si el verso es más largo, necesita otro apoyo
u otros apoyos rítmicos en el interior.
Los tipos básicos del endecasílabo italiano son tres (para
ahorrar tiempo y espacio, no citamos ejemplos ilustrativos,
porque es un tipo de verso muy conocido): el primero tiene
acentos fijos en las sílabas sexta y décima; el segundo, en la
cuarta, la octava y la décima; el tercero, en la cuarta, la sép
tima y la décima. La fijación de algunos acentos interiores
acerca el endecasílabo italiano al silabo tonismo; podría decir
se que es una especie de verso silabotónico sin pies.181
Algunos piensan que el endecasílabo posee ritmo yámbico;
pero la presencia de un acento «trocaico» —el de la séptima
181. Esta calificación no se refiere sólo al endecasílabo italiano, sino
tam bién al español. E. V o lek , op. cit., p. 153.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 429
182. Al escribir este apartado sobre el verso italiano nos hemos apoya
do sobre todo en el libro de B. Migliorini - F. Chiapelli, Lingua e stile,
Firenze; 1963. En cuanto a la problemática del endecasílabo en Italia y en
otros países románicos, ver el estudio, hoy ya clásico, de P. HENRÍQUEZ
U re Ña , en su op. cit., pp. 271-348. Ver también, entre otros, DÍEZ ECHARRI,
op. cit., pp. 28, 218-222, 225-227, 231 ss; M a c r Í, op. cit., pp. 136-141;
B a eh r , op. cit., pp. 93, 103-104; T. N avarro , Métrica española, pp. 74,
131, 233-244, 290-299, 335-345, 387-398, 462-467; ZÍ r m u n sk iy , op. cit.,
pp. 77-78 / 85-86; T o m a Sev sk i Y, Teorie literatury, versión checa, p. 103.
183. Nuestras observaciones sobre el verso portugués se apoyan en el
trabajo de AMORIM DE CARVALHO, Tratado de versificando portuguesa,
Lisboa, 1974.
184. Sin embargo, a diferencia del verso francés, tienen, lo mismo que el
español y el italiano, las consabidas tres terminaciones posibles: la aguda,
la grave y la esdrúxula.
430 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
185. Son grupos dominados por un acento principal; op. cit., p. 17.
186. Op. cit., p. 18.
187. Op. cit., pp. 18, 31-33.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 431
228. Ver, sobre los dos casos, B a lbín , op. cit., pp. 251-256.
229. B a lbín , op. cit., p. 12.
230. Ver, sobre él, E. VOLEK, op. cit., pp. 141, 149.
231 .Arte del verso, op. cit., p. 21.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 443
232. Arte del verso, ed. cit., p. 23. Ver la tentativa de un análisis crítico
en nuestro trabajo En busca del verso español, cap. 2.
444 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
244. Es el término que usa el propio Balbín, op. cit., pp. 124, 125, 127,
134, 135, 141, 143...
245. DOMINGUEZ C aparr Ós , Diccionario..., pp. 13, 14 y 144, respec
tivamente.
448 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
271. Es el término que, como ya lo hemos dicho, usa Macrí; op. cit.,
p. 164.
460 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
sólo de una tendencia. Entre los dos elementos hay tensiones, análogas a
las que existen entre el verso y la construcción sintáctica. Una coincidencia
mecánica neutralizaría el ritmo poético.
276. Ver, sobre ellos, I* Parte, cap. 7.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 463
Ráno / zdráva / vstáti / mohu: X X / X X / X X / X X'
proto / poruS / Pánu / Bohu! XX/XX/XX/XX.
(«De mañana puedo levantarme sana: confía, pues, en Dios, nues
tro Señor.»)
Recordemos una vez más que, en el checo, el signo diacrítico / sig
nifica vocal larga, no acento. En el ritmo pedal, los límites entre las
palabras / los grupos de intensidad desempeñan un papel de
gran importancia. El acento léxico francés posee características
análogas al checo (es débil, no fonológico y tiene puesto fijo en
el grupo de intensidad: al final), de modo que el ritmo pedal es
también posible. A pesar de ello, no ha podido convertirse en
base del ritmo versal, desempeñando sólo un papel acompañan
te y matizador. Es que no tiene el apoyo de que disfruta el acen
to checo: al contrario, la liaison y la élision, borrando los lími
tes entre las palabras / los grupos de intensidad, actúan en con
tra de éh A este problema hemos aludido en otra oportunidad.
En cuanto al poema de Erben, hemos hecho su análisis estadísti
co en la I* Parte, cap. 18.
Surge, pues, la idea de que, para realizar plenamente el rit
mo pedal en el verso español (pensamos en su realización acús
tica) se necesitaría una escansión exagerada, que reforzaría
los acentos y además separaría los pies, dándoles cierta auto
nomía. Pero el reforzamiento de los acentos sería artificial, y
por tanto se sentiría como no natural (además de inútil: las
sílabas acentuadas y las no acentuadas se distinguen perfecta
mente bien en la ejecución acústica normal); y artificial sería
también la separación de los pies, ya que éstos, en realidad,
no tienen autonomía: la unidad básica es el verso, y no el pie ;277
y la separación, precisamente, rompería la unidad del verso y
sería opuesta al carácter general de la cadena fónica española,
286. Ver, para las lenguas germánicas, KAYSER, op. cit., p. 105. Para el
ruso, Timofeev, op. cit.,pp. 288,290. Para el inglés, Levy, Slovo a mluvní
takt v anglickém versi [La palabra y el kolon en el verso inglés], en Sborník
vysoké koly pedagogické v Olomouci, Jazyk a literatura, IV, Praga, 1957,
p. 72. En cuanto al verso polaco, que presenta ciertas analogías con el
español (gracias, sobre todo, a la preponderancia de las terminaciones
paroxítonas en este idioma), Budzyk subraya que es posible dividir en pies
sólo el esquema, no versos concretos (op. cit., p. 124).
470 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
288. D. C. CLARKE, op. cit., p. 307; T. N avarro, Arte del verso, p. 11.
289. D o m ín g u ez CAPARRÓS, Diccionario..., p. 58.
472 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
rreas, Bello, Caro, Ureña, Navarro » .304 Macrí ve, pues, el co
mienzo de la concepción asemántica en el período del Huma
nismo.
Nosotros no podemos —y no necesitamos— estudiar la tra
yectoria histórica de esta concepción de un modo detallado,
paso a paso, comentando a cada uno de los miembros del ár
bol genealógico establecido por Macrí (y añadiendo, eventual
mente, otros).
Para nuestro propósito nos conviene empezar por Bello ,305
cuya obra está relativamente cerca de nosotros. Al conside
rar, desde el punto de vista del semantismo y el asemantismo
rítmico, las diversas teorías que han ido cuajando a partir del
Humanismo, tal vez no nos equivoquemos al decir que la teo
ría de Bello está orientada más bien por la vertiente
asemántica. Según Bello, como sabemos, «el ritmo es la divi
sión del verso en partecillas de una duración fija». Y, como ya
sabemos, «no es necesario que el principio y el fin de una
cláusula rítmica concurran con el principio y el fin de las dic
ciones » .306 O sea, no es necesario que las cláusulas tengan
correlación en el idioma, que sean realidades lingüísticas.
U— U/ U— U / — u
— u / u — u/u — u.
308. Arte poética fácil, Valencia, 1801, pp. 57-62. Cit. según J.
Contribución..., pp. 84-87.
D o m ín g u e z C a p a rró S ,
309. Op.. cit., p. 65.
486 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
Los dos últimos son los más frecuentes .310 Todos los ejem
plos citados son, rítmicamente, dipodias, es decir, grupos de
pies; y, al mismo tiempo, grupos semánticos. Agrupando los
pies, M acrí trata de superar el asemantismo del ritmo
silabotónico. Su proceder recuerda los ¡cola que W. Kayser
aplica a los ritmos silabotónicos ingleses y alemanes.
El libro de Macrí no provocó sólo reacciones positivas.
Domínguez Caparrós advierte la «poca claridad» de la expo
sición de Macrí.311
A una crítica verdaderamente demoledora lo sometió R.
Volek, reprochándole a su autor, p. ej., el libre manejo de la
anacrusis, el no respetar el sintagma como realidad lingüística
([inconsecuencia gravísima consigo mismo), el arbitrario crite
rio de la acentuación, etc .312
No vamos a polemizar con estas críticas, ya que las com
partimos, en el fondo. Aun así, el trabajo de Macrí nos parece
útil como síntoma de la necesidad de un enfoque semántico
del ritmo versal.
En efecto: ¿puede percibirse el ritmo de un verso hablado
independientemente del significado? Recordemos a este pro
pósito que según el crítico uruguayo Carlos Vaz Fereira, en la
percepción del ritmo versal, por encima de los convencio
nalismos (convencional es, p. ej., llamar a un verso anfibrá-
quico, dactilico...), hay, entre otras cosas «cierta tendencia a
hacer coincidir el ritmo con la división en palabras» .313
motiv»—, representa más del 33% del total (del número total
de sílabas). Y los dos primeros juntos (el segundo es x x x.-
volverán, a colgar, y jotra vez, 53%. Los cuatro primeros,
que aparecen todos ya en la primera estrofa (el tercero: xxx.-
sus nidos, las tapias, sus flores...', el cuarto: x x x x : en tu
balcón, de tu jardín, tu corazón...), más del 76%. Ya esta
frecuencia sugiere la idea de que los grupos rítmicos-
semánticos que hay en el poema son realmente susceptibles
de producir la sensación de ritmo.
Pero hay otra cosa: los grupos rítmico-semánticos se hallan
repartidos en el poema según cierto orden. Por ejemplo, el
«leitmotiv» aparece en el poema, que consta de tres parejas
de estrofas paralelísticas, en determinadas posiciones:
I
. . . X X X X X X 3 Í X (la s o sc u ra s g o lo n d rin a s)
11. De este hecho hemos hablado ya al estudiar el verso francés. Sin embar
go, para los que desean ver el problema de las relaciones entre los sistemas
silábico y silabotónico con mayor detenimiento, remitimos a V la Sín , op. cit.,
p. 366; Z irm u n sk iy , op. cit., pp. 25 / 32-33, 76-79 / 85-87; T o m a sev sk iy ,
Teorie literatury, versión checa, p. 114; KURYÍOWICZ, op. cit., p. 115.
524 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
34. Nos hemos referido a esta idea de Macrí ya en el capítulo 3 (nota 30)
y la hemos citado en el Capítulo 5 de esta II* Parte (nota 303); pero aquí
nos parece útil reiterar la cita.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 535
36. Todo lo que hemos dicho hasta ahora sobre el verso acentual-silábico
se lee en G o n c h a r e n k o , op. cit., p. 107.
538 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
radost
u griaduiíchij dñei.
V etoi ñzñí
pom eret fie trudno.
Sdielat íizñ
znachitellno trudfiei .5
En la versología española existe un término semejante a
escalerilla: el de línea poética escalonada. Lo da, refirién
dose a López Estrada, Domínguez Caparrós, y cita el ejemplo
siguiente de Nicanor Parra :6
Poco
a
poco
me fui
quedando
solo.
Imperceptiblemente :
Poco
a
poco.
Triste es la situación
Del que gozó de buena com pañía
Y la perdió por un m otivo u otro.
No me quejo de nada: tuve todo
Pero
sin
darme
cuenta
Como un árbol que pierde una a una sus hojas
Fuime
quedando
solo
poco
a
poco.
lo s
dardos
y
la
m úsica .7
21. L ázaro C a rreter , op. cit., p. 215. Los ingleses usan un nombre
igualm ente sugestivo: breath group-, ibid.
22. T. Navarro habla, a este propósito, de grupos rítmico-semánticos.
Arte del verso, p. 71.
23. De este punto hemos hablado en el Capítulo 8 de la I* Parte, dedica
do a la realización acústica del verso.
II. PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS 567
ningún espacio a la vacilación, indicando la articulación inter
na de sus versos de un modo inequívoco. Sin embargo, tampo
co deja de introducir en ellos tensión y dinamismo, ya que su
articulación suele significar actualización semántica.
En nuestras observaciones sobre el verso libre no podemos
dejar aparte el problema del impulso métrico y del metro en
este tipo de verso. En este momento ya estamos en condicio
nes de abordarlo.
Al que lleva en la sangre desde su más tierna infancia los
principios rítmicos de versos más regulares —p. ej., la regula
ridad de la medida silábica (en el verso silábico) o la alterna
ción regular de las sílabas acentuadas con las no acentuadas
dentro de una medida silábica fija (en el verso silabotónico)—
puede parecerle (lo hemos advertido^ ya en otra oportunidad),
al leer u'oír versos libres, que éstos frustran constantemente
su expectativa, que el impulso métrico no llega nunca a reali
zarse. El primer verso de la serie (del poema) despierta en su
conciencia rítmica, p. ej., la espera de que el verso siguiente
va a tener igual número de sílabas e igual repartición de los
acentos. Pero ocurre que este verso tiene, en los dos puntos,
una organización distinta. Y como también en los demás ver
sos de la serie, la medida silábica y la disposición de los acen
tos cambian sin cesar, puede parecerle que en toda la serie la
norma rítmica, variando constantemente, no se cumple nunca;
y hasta puede llegar a pensar que el verso libre carece total
mente de tal norma. Pero no es más que una apariencia: la
norma rítmica —el metro— del verso libre no es, sencilla-
mente, idéntica a la qué exige, por ejemplo, el verso con me
dida silábica fija, y tampoco es idéntico el impulso métrico.
Y lo que, sobre el trasfondo de versos más regulares (menos
libres), arraigados en su conciencia, el hipotético lector/oyen
te siente como incesante variabilidad de la norma, o hasta
568 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
Cual mi explicación.
Esto me lacera de tempranía.
Esa manera de caminar por los trapecios.
Esos corajes brutos como postizos.
Esa goma que pega el azogue al adentro.
Esas posaderas sentadas para arriba.
Ese no puede ser, sido.
Absurdo.
Demencia.
Pero he venido de Trujillo a Lima.
Pero gano un sueldo de cinco soles.
Claramente perceptible es el ritmo de pensamiento también
en estos versos de Pierre Reverdy (Coeur h coeur)-,
I
Je tremblais
Au fond de la chambre le mur était noir
Et il tremblait aussi
Comment avais-je pu franchir le seuil de cette porte
On pourrait prier
Personne n’attend
On pourrait pleurer
Personne ne comprend...
O en éstos de Juan Ramón Jiménez (Nocturno soñado):
La tierra lleva por la tierra;
mas tú, mar,
lleva por el cielo.
¡Con qué seguridad de luz de plata y oro
nos marcan las estrellas
la ruta! —Se diría que es la tierra el camino
del cuerpo,
584 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
«silencio»,
«sombra», «vacío»,
etc.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano Pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la justicia.
Todo lo que hemos visto ofrece pruebas fehacientes de que
no es posible confundir el verso libre, a pesar de contener sólo
un mínimum de elementos rítmicos, con la prosa. VlaXín opina
que
por la reducción de los elementos rítmicos al mínimum, el verso
libre se acerca a la prosa sólo en apariencia. En realidad hace más
agudo el contraste entre verso y prosa, subrayando el principio
estructurador principal de la cadena fónica versificada, es decir,
la segmentación en unidades rítmicas básicas, versos. De este
modo, en el verso libre se hace más intensa la presión de la seg
mentación versal sobre la lógico-sintáctica, soporte fundamental
del ritmo de la prosa, y entre las dos se produce una confronta
ción motivada. Se actualiza especialmente el encabalgamiento,
que ya no obedece a la necesidad (ésta puede ser mecánica) de
respetar un esquema métrico dado a priori, y se convierte en un
recurso importante de potenciación semántica.61
Notemos que Zirmunskiy comparte la idea de que el verso
libre potencia la frontera versal.62
67. Desde luego, el papel del verso variable en el libre queda por estu
diar; aquí hemos podido sólo hacer constar su presencia en este tipo de
verso. Queda por saber si en todas sus formas, o sólo algunas.
9. VERSO ESPAÑOL TÍPICO
r
630 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
A 429,432,475,476,508,528,530,
531,540,584
Ajmátova, A.A., 403 Bai'f, A. de, 275,617
Alarcos García, E., 480 Bajtin.M ., 32
Alarcos Llorach, E., 35, 61,126, Bakoä, M .,417
127,129,131,132,134,135,624, Baibin, R. de, 20, 34, 3 9 ,4 0 ,4 6 ,
625,627 5 3 ,5 7 ,6 2 ,6 3 ,8 7 ,9 6 ,9 7 ,1 0 4 ,
Alberti, R„ 556,578,598,600 105,114,117,128,129,133,134,
Aláxandre, V.,563,579,584,589,597 135,136,138,139,140,141,161,
Alejandro Magno, 247 164,166,167,178,200,267,287,
Alonso Schóckel, L., 364,365 297,310,330,331,333,334,335,
Alonso, A., 56,63,161,163,164, 346,353,355,357,359,360,362,
220,222,226,251,557,580 364,365,368,370,372,416,432,
Alonso, D., 161, 178, 197, 205, 433,437,438,440,441,442,443,
208,251,309,364,365,438,4%, 444 , 445,447,449,450,452,453,
541,560,563,565,572,620,628, 460,465,466,467,468,476,477,
629,631,632 478,482,484,495,506,508,512,
Apollinaire, G., 70,213,560,561, 574,575,578,609,622
575 Balcerzan, E., 629
Arany, J., 278 Banville, T. de, 318
Arciniegas, I.E., 54 Barthel, K. (Kuba), 573
Arcipreste de Hita, 432,457,545 Batistta Alberti, L., 276
Aubrun, Ch. V., 323,333,521 Baudelaire, Ch., 173,222,594
Beccaria, G. L., 169
B Bécquer, G. A., 53, 57, 88, 150,
167,192,193,206,336,348,351,
Baehr, R., 59, 6 3 ,1 1 5 ,1 2 5 ,1 6 2 , 454,472,474,494,578,594
251,276,311,321,331,332,373, Bëliô, O., 50,191,493
650 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
A húngaro: 279
acento alexandrin: 103, 196, 311, 315,
extramétrico: 358, 360, 398, 316,327,579
408,415,449,450 aliteración: 204,292
extrarrítmico: 478,499 anacrusis: 113,114,115,116,117,
léxico: 30,33,34,35,38,45,68, 372,373,411,439,442,443,451,
104,105,114,120,121,124, 470,476,481,486,513
130,137,138,139,165,177, análisis estadístico del verso: 178
188,189,191,216,220,235, anapesto, v. pie
255,273,286,287,288,289, anfíbraco, v. pie
291,294,296,297,310,312, anticadencia: 121
326,328,329,337,345,347, armonía vocálica: 623
348,350,354,355,356,357, arsis, v. tiempo no marcado
359,360,376,396,406,409, axis rítmico: 441,442,452,477,483
418,422,423,424,425,442,
462,509,522,538,542 B
léxico secundario: 538
métrico: 106,112,175,179,183, balada inglesa: 293
204,287,293,346,360,398, blankverse: 158, 196,326,397
437,450,453,484 bylina (pl. byliny): 292,293,394,395
oracional: 121,132,165,313,
322,335,506
acentuación C
monorrítmica: 444
plurirrítmica: 445,446 cacofonía: 31,45,61,64,79,107,
actualización 121,128,163,216,219,221,250,
rítmica: 351,361 318,327,328,352,355,371,372,
semántica: 567 374,404,410,427,458,459,460,
alejandrino: 104, 168, 196, 266, 465,467,470,471,474,523,532,
279,311,330,334,422,432,527 623
660 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
Pág.
[D ed ic a to ria ] 15
P r ó l o g o .......... 19
PR IM ER A PARTE:
CONCEPTOS GENERALES
I n t r o d u c c ió n 29
1. E l v erso 37
Oratio viñeta, oratio prorsa - 37 . Definición mínima y defi
nición máxima del verso - 37. El verso como realidad objetiva
y subjetiva - 42 . Impulso métrico (rítmico) - 4 2 . Momento de
la expectativa frustrada - 4 5 . Concepción subjetivista y
mecanicista del ritmo versal - 4 9 . Concepción semántica y
asemántica del ritmo versal - 51 . Verso (unidad rítmica) y
; sintaxis (unidad sintáctica) - 52 . Encabalgamiento - 53. Pau
sa rítmica, pausa de sentido - 55 . Señales gráficas del verso
- 59. Entonación, factor esencial del ritmo versal - 61. Otros
factores del ritmo en el verso - 62. Sistemas prosódicos:
verso libre, verso tónico, verso silábico, verso silabotónico,
verso cuantitativo - 66.'Segmentación lógico-sintáctica de
la cadena fónica -7 1 . Segmentación rítmico-melódica - 72.
2 E l r it m o d e l v e r s o ....................................................................................... 74
Esencia del ritmo - 74 . Ritmos exógenos y endógenos - 75.
Ritmo en el arte - 75. Sincretismo primitivo - 76. Aspecto obje
tivo y aspecto subjetivo del ritmo - 77 . Ritmo y poesía - 77 .
670 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
3. P o t e n c ia c o m u n ic a t iv a d e l v e r s o 81
Alianza del verso con enunciaciones lingüísticas de índole
artística - 82. Valor semántico del verso - 82. Diferencias
entre verso y prosa - 82.
4. M e t r o y r it m o 92
Metro: norma rítmica del verso; ritmo: realización de la nor
ma - 92. Actualización del metro por el ritmo - 92. Metro e
impulso métrico - 96.
5. E l e m e n t o s m e n o r e s d e l r it m o v e r s a l 102
Articulación rítmica interna del verso - 102. Hemistiquio -
103. Pie (cláusula) -105. Ictus - 106. Tiempo marcado, tesis -
106. Tiempo no marcado, arsis -106. Tipos de pies: troqueo,
yambo, dáctilo, anapesto, anfíbraco -106. Ritmos binarios,
ternarios, cuaternarios, quinarios - 107. Pies, realidades
lingüísticas - 107. Pies abstractos, convencionales - 108.
Kolon - 110. Fraseado - 111. Versos catalécticos,
acatalécticos, hipercatalécticos -112. Anacrusis -113.
6. El M ETRO Y EL M ATERIAL L IN G Ü ÍST IC O ................................. 118
El verso y las propiedades prosódicas del idioma -118. Ele
mentos fonológicos - 119. Fonología de la palabra: acento
léxico, cantidad silábica -120. Fonología oracional: entona
ción, acento oracional, pausa -121.
7. E l e s p a ñ o l COM O M ATERIAL d e l v e r s o ............................... 126
Fonología de la palabra: acento léxico -126. Valor fonológico
del acento léxico español -127. Acento y sílaba -127. Stress~
timed rhythm y syllable-timed rhythm - 128. Reducido valor
demarcativo del acento léxico español -129. Cima prosódica -
129. Acento principal, acento secundario - 130. Fonología
oracional y sus elementos - 131. Entonación - 131. Pausas -
131. Acento oracional -132. Elementos no fonológicos -134.
Debilidad de las señales demarcativas - 134. Sinalefa -
134. Enlace -135. Relación entre la fonología oracional y
ÍNDICE GENERAL 671
SEGUNDA PARTE:
PRINCIPALES SISTEMAS PROSÓDICOS
INTRODUCCIÓN............................................ 261
1. L a t e o r ía « c l á s ic a » d e l v e r s o e s p a ñ o l 265
2. V e r s if ic a c ió n c u a n t it a t iv a 272
Características, terminología - 273. Tentativas de introducir
la versificación cuantitativa en literaturas europeas moder
nas, sus resultados - 275. Tres tendencias principales - 279.
¿Fracaso total? -281. ¿Aportes? - 281. La influencia latina y
el ritmo asemántico - 284.
3. V e r s o t ó n ic o p u r o .................................................................286
Definición - 286. El verso tónico en la poesía medieval ger
mánica y las byliny rusas - 292. El tonismo en las poesías
modernas inglesa, alemana, rusa - 293. El problema del verso
tónico en la poesía hispana - 296. Verso épico juglaresco,
verso lírico medieval, verso de los romances tempranos -
297. Carácter cantable del verso tónico español - 299.
4. V e r s o s il á b ic o p u r o .............................................................. 310
Definición - 310. El silabismo en Europa - 314. El problema
del silabismo en la poesía hispana - 329. Confrontación del
verso regular español con el silábico francés - 331. El princi
pio silábico en el verso regular español - 331. El acento en el
verso regular español - 333. Versificación regular, versifica
ción común - 338.
5. V e r s o s il a b o t ó n ic o ........................................................ 344
Definición - 344. Pies (cláusulas) - 346. El pie, realidad lin
güística - 348. El pie, abstracción métrica - 348. Ritmo pedal,
ritmo de cadencia - 348. Tipología del silabotonismo - 354.
Repertorio de pies - 354. Ritmo mixto, logaédico - 361. Matiz
674 VERSO ESPAÑOL Y VERSO EUROPEO
del verso libre - 580. Verso libre y prosa - 584. Verso libre
español - 597. El verso variable en el verso libre - 600.
9. V e r s o e spa ñ o l t ípic o 603
El verso común-regular/irregular-variable es el más frecuen
te y el más productivo de los versos españoles - 608. Es en
la poesía hispana el verso típico, genuino - 609. Es el
invariante del verso español - 610.
10. E l v e r s o y l a t r a d u c c ió n 612
Traducir el verso significa reproducir las cualidades rítmi
cas del original en un idioma extranjero - 612. El aspecto
objetivo y subjetivo en la traducción del verso - 613. Los
métodos de transcripción y sustitución en la traducción del
verso - 615. La búsqueda del equivalente funcional - 617. La
instrumentación fónica y la traducción del verso - 6?4. La
rima y la traducción del verso - 626. La traducción del verso,
caso específico de la traducción como tal - 628.
B ib l io g r a f ía ..............................................................................633
ÍNDICES
Í n d ic e o n o m á st ic o 649
Í n d ic e t e m á t ic o .... 659
Í n d ic e g e n e r a l ........ 669