Sei sulla pagina 1di 10

z

U
F
zt¡l
r5
¿

t¡¡

!r
¿
q)

a
ARGTIMEI\TACIÓN
0
,
HOY
Encuentro entre perspectivas teóricas
6)

d
tr Marianne Doury / Sophie Moirand
¿ (Eds.)

M MONTESINOS
--- EN SAYO
ARGUMENTACIÓN RETÓzuCA
Y ARGUMENTACIÓN LINGUÍSTICA

Osvnro Ducno"r
École d¿s Hautes Endes en Sciences Socialts

La teoría de la "argumentación en la lengua" (ADL, según sus sigias


en francés) que Jean-Claude Anscombe y yo mismo propusimos en
1980 y que actualmente desarrolla Marion Carel, mediante su nueva
teoría de los bloques semánticos (Carel y Ducrot, 1999a y b; Ducrot,
1999b,2000,2002) utiliza el término argumentacióz con un significa-
do poco habitual y que ha dado lugar a numerosos malentendidos. En
el presente trabajo, será la expresión argumentación lingüística, que en
ocasiones abreviaré simplemente como argumentación, la que asumirá
tal sentido. Los malentendidos provienen de la tendencia a interpretar
nuestras aportaciones tomando el término argumentaciónbajo un sig-
nificado completamente disdnto, el significado que aquí teservaremos
para la expresión argumenación retórica. Mi primer comeddo será,
pues, distinguir entre estas dos nociones. Espero, no obstante, que mi
presentación no sirva tan solo para hacer más fiicil la lectura de deter-
minados textos, sino que pueda, por sí misma, aportar algo de interés.
De hecho, pretendo no sólo discriminar entre los fenómenos que cae-
rían bajo las dos acepciones del término argumentacióz (lo que supon-
dría una mera aclaración terminológica) sino también establecer un
oposición entre ambas, mostrando que la argumentación lingüística
no tiene la menor relación con la argumentación retórica. Y creo que
esto constituye una tesis sustantiva, que podría revelarnos algunas co-
sas sobre cada una de estas clases de argumentación. Comenzaremos

-25-
por precisar el sentido que aquí se da a las dos expresiones que forman entoncet (alor), por lo tanto Qtar conséquent), etc.t Llamamos a A, ar-
el tírulo del presente trabajo. gumenro y e c, conclusión. Esta definición puede extenderse a otras
cadenas que relacionen no ya dos proposiciones sintácticas sino dos se-
ries de proposiciones, por ejemplo dos párrafos de un artículo. Los gra-
Dos coNcepcroNEs DE rA ARGUMENTACTóN máticos y lingüistas interpretan habitualmente la cadena "A, luego C"
como una expresión en la que A se presenta como .iustificación de que
Entiendo por argumentación retórica la práctica verbal que tiene por C, en la que A haría a C verdadero, válido o al menos más aceptable
objetivo el hacer creer algo a alguien. Tll práctica sería, en efecto, el que antes de su conexión con A.
objeto principal de los estudios tradicionales de la retórica. Dos pala- Gran parte de mi presenración se dedicará a refurar tal interpreta-
bras sobre esta definición. En primer lugar, excluye deliberadamente ción de'(A, luego C" incluso en sus formulaciones más atenuadas co-
aquellas prácticas cuyo objetivo consista en hacer hacer algo a alguien. mo, por ejemplo, serían 'A se Presenta como iustificación de C" o, in-
O, más exacramenre, no incluiría ninguna práctica de hacer hacer que cluso, "el lenguaje hace como si A justificase c". Mi crítica no impide,
no se apoye esencialmente en un hacer creer. La segunda limitación de sin embargo, que tal interpretación de '.A, luego C" forme parte, por
mi definición es que considera tan sólo las prácticas verbales, es decir, así decir, del conocimiento metalingúístico corriente del sujeto ha-
la práctica del escritor o del orador que utilizan la palabra para hacer blante, incluidos los no lingüistas, ni que constituya un elemento insu-
creer.Tal,limitación es igualmente importanre pues, sin duda, existen perable de la comprensión habitual de las cadenas con "luego"'
más medios que sólo habkr para hacer creer algo a alguien: en oca-
siones basta con colocar al destinatario en una siruación en la que le
interese creer aquello que queremos hacerle creer. Pero no vamos a AuTONO¡'¿f¡ DE LA ARGUMENTACIÓN LINGÜfSTICA
ocuparnos de tales casos, y consideraremos tan sólo la persuasión que
se ejerce por medio de Ia palabra, del discurso. En la medida en que la argumentación que aquí llamamos retórica
El segundo término que debemos definir es el senddo de la expre- se define como un intento verbal de hacer creer algo a alguien, Parece-
sión argumentación lingüística o, abreviadamenre, argumentación. En ría qtela argumentación lingüística podría consriruir un modo direc-
este trabajo', llamaremos de este modo a un segmento de discurso con- to di lleuar a cabo tal propósito, sobre todo si es¡" última recibe la
sistente en una cadena formada por dos proposiciones A y C unidas, interpretación habitual que acabamos de exponer. Parecería, en efecto,
implícita o explícitamente, por un conecror del tipo luego (donc), que un modo evidente de haceros, por ejemplo, admidr la proposición
c sería el justificarla (el mostrar que es verdadera) y que para justificar
una proposición, sería muy interesanre poder presenraros en primer
l. En la mayorla de nuestros artículos (ver especialmenre Carel y Ducrot, 1999a lugar otra proposición A que estuvieseis dispuestos a admitir y que tu-
y b), M. Carel y yo llamamos argumentdcion¿s no solo a los cadenas enlazadas por un lri.se respecto de C una relación consecutiva, una relación del tipo
luego (danc), que denominamos asimismo normatiua, sino también aquellas que
incluyen expresiones como sin embargo Qtournnt), no obstante (cependant) o a ?esar
d" (*¿l7rt cela), que denominamos fiantgresoras. En este artículo, no hay necesidad 2. No es necesario que A preceda a C, por lo que también llamaremos drgamen-
de considerar las segundas, ya que lo que nos inreresa es la comparación con la argu- ución auna cadena del-tipo "C ya que (puesto que, porque) A" (" C puisque (caa par'
mentación retórica. ce que) A").

-26- -27-
luego (donc). En vuesrra creencia en A se expone a completar-
ese caso, cional, especificando que la persuasión exige que uno no sólo ofrezca
se con la creencia en C, la validez de A se rransfiere, por así decir, a C. razones,lá qu. constiruiría eI logos, sino que además logre desarrollar
Se t¡ata
de una concepción por completo banal, y quizáinevitable, del en el auditorio el verdadero deseo de creer (es decir, el patho)
y ade-
k alguien fiable,
papel que desempeña argumentación lingüística en k
argumentación más la confianza en el orador, que debe mostrarse como
retórica. Tiataré de demostrar, sin embargo, con argumenros lingüísti- serio y bienintencionado. El orador debe, pues, ofrecer con su discur-
so una imagen favorable de sí mismo, lo que en la retórica clásica
cos, que no sólo se trara de una concepción insuficiente sino toralmen- se

te ilusoria y que las cadenas consecurivas contenidas en un discurso no .o.r.rporrdJ con el ethos. Es bien conocida la controversia suscitada en
el mundo cristiano en rorno al siglo XVII sobre la necesidad de que
constituyen, de por sí, medios directos el
¡ni siquiera, medios parciales
un dis-
de persuasión." predicador religioso apele a los sentimientos, además de ofrecer
justificado
Querría insistir, desde el principio, en el carácter radical, absoluto, .,rrro.orruirrcente. La Pregunta en este caso era: ¿está acaso
que atribuyo a la oposición enrre las argumentaciones lingüística y re- que el predicador apele no sólo al logos, sino también a las pasiones,
tórica. Si me conrenrase con mosrrar la insuficiencia de la argumenra- *"rrdo 1", pasiones no son sino el origen del mal y del pecado?
ción, tal como la he definido, para la práctica rerórica, tan sólo estaría Esto es ,odo lo que diré de este tipo de insuficiencia que normal-
retomando uno de los temas más triviales de la retórica tradicional y menre se arribuye l" Porque todas estas críticas ad-
" "rgu-.ntación.
creo
_que
es esencial para mi posición el distinguir mi propia crítica del miren, de hecho, la existencia de un logos en el discurso, es decir, de
papel en la persuasión de la argumentación lingüística de la crítica tra, una argumentación racional, capaz de probar, de justificar. [¡ único
dicional. En este senrido, la crítica tradicional es sólo relativa y la que q,r. .. .,r.rriona es si tal logos es suficiente para efectuar la persuasión.
yo Propongo sería radical. I-a crítica clásica del papel en la persuasión i lo q.r. yo mantengo, por mi Parte, es que la argumentación discursi-
de la argumentación lingüística se basa, manifiestam.rr,., .r, el hecho el menor carácter racional, que no ofrece ningún tiPo de
jus-
va notiene
de que nuesrras argumenmciones no son jamás decisivas. por una par- dficeción y ni siquiera supone una tentativa débil, fragmentaria, de
te' cuando decimos ",{, luego C" solemos olvidarnos de las proposicio- justificación. En otros términos, lo que yo Pongo en duda es la propia
nes intermedias que son necesarias para efectuar el paso de A a C. por noción de un logos discursivo que se manifiesta a través de cadenas ar-
otra, incluso cuando están completas, nuestras cadenas argumentativas gumentativas, traués de los luego y los por lo tanto. Pero después de
se aPoyan en principios generales que admiten excepciones.
" admitir el carácter racional de la argumen-
¿Cómo Ixphcar por qué me niego a
as€gurarse de que no nos encontramos ante el caso de una excepción? ,"iiór, discursiva, trataré de mostrar, por otro lado, que tal argumenta-
Por último, los conceptos sobre los que se fundan las argumentaciones ción, a pesar de no tener nada que ver con un suPuesto logos, puede sin
suelen ser vagosy estar mal definidos. Supongamos qrl. .or,.luyo que .-b"rgo contribuir a la persuasión. Su papel en la persuasión.es real,
y ofrezco como argum.rr,o-qtr. está enamorado. He
alguien está celoso p.ro ,rá tiene que ver con una racionalidad de la que, Por otro lado' se
'h"ll"
utilizado concepros como amor, ,rlÁ gu- nadL podría definir. Siem- ,"n poco p.o\rista. En la parte crítica de mi exposición me basaré
pre se rns podría objetar que la persona de la que hablo no exá hablan- .r, l" t ori" fingtiística que vengo desarrollando desde hace ya bastan-
"la argumen-
dn con propiedad enamorada, lo que arruinaría mi argumentación. Al tes años junto .on J.-c. Anscombe, la llamada teorla de
carácter no concluyente de las argumentaciones discursivas se une el tación en la lengua" (Anscombe y Ducrot, 1980), y más exactamente
traba-
hecho de que la persuasión requiere del apoyo de otras morivaciones en la nueva forÁulación que tal teoría adquiere en los recientes
que la mera motivación racional. En todo ello insiste la retórica tradi- jos de M. carel (carel y Ducrot, I999a y b), formulación que a un

-28- -29-
tiempo explicita y radicaliza las propuestas iniciales ofrecidas en mi sobrentendido, oo significa nada. Una prueba de tal interdependencia,
trabajo conjunto con J.-C. Anscombe. que para mí resulta radical, es que "demasiado rápido" significa algo
La idea básica es que en una cadena argumentativa '4, luego C" el completamente disdnto en el ejemplo anterior y en un discurso como
sentido del argumento A contiene ya en sí la indicación de que debe el siguiente:
completarse con la conclusión. Por lo tanro el sentido de A no puede
determinarse independienremenre del hecho de que A se contempla Conduces demasiado rápidn, te arriesgas a que te pongan una multa.
como dirigido a C. No exisre, por lo tanto, hablando con propiedad,
una transición de A a C, no hay justificación de C por un enunciado Puede que ni siquiera denote la misma velocidad en ambos casos -si
A que sería comprensible por sí mismo, independienremenre de la se- es que nos fijamos tan sólo en el aspecto cuantitativo de la velocidad.
cuencia "luego C". Por lo ranro, no hay transmisión de verdad, ni Además, todo lo que acabo de decir en relación con el segmento que
transmisión de aceptabilidad, de A hacia C, puesto que la cadena pre- generalmente llamamos argumentl vale exactamente Para la "conclu-
senta el "luego C" como algo ya implíciro en el primer término A. sión'. I-a multa de la que se habla en la segunda cadena es una mulm por
Comencemos con un ejemplo muy simple; aquel en el que el seg- tipo de multa que se basa en el argumen-
exceso de velocidad, es decir, el
mento A contiene una palabra como "demasiado". Sea, por ejemplo, to ofrecido. Supongamos que mi interlocutor sea objeto, efectivamente,
la cadena: de una multa, pero de una multa por no llevar puesto el cinturón de se-
guridad. Sería bastante irónico que entonces le dijera: "ves, tenla razói'.
Conduces demasiadn rápido, te aniesgas A tener un accid¿nte Mi conclusión es que las cadenas analizadas, a Pesar de que en ellas
se unen dos proposiciones asertivas a través del conector luego (en exe
(en la que hay un luego implíci.ro enrre las dos proposiciones de la ca- caso implícito), no establecen algo así como una inferencia que transi-
dena). Algunos teóricos de la semántica piensan, y hasta escriben, que ta de una afirmación a la otra. Cada una de estas afrrnacíones aParen-
lo que hay aquí es una especie de razonamiento que avanzedesde una tes contiene, de hecho, el rotal de la cadena de que forma parte. Es el
premisa "conduces demasiado rápido" hasta una conclusión "te arries- luego elque permite la representación del tipo de velocidad o de multa
gas a tener un accidente". Razonamiento que se fundamenta en un a que nos referimos. Por lo tanto, no se produce una transición desde
principio general implíciro "cuando uno conduce demasiado deprisa, un contenido factual, objetiuo, a otro distinto. Aunque mi discurso
uno se arriesga a tener un accidente". Pero tal interpretación me pare- enlace dos expresiones completamente distintas, "demasiado rápido" y
ce completamenre absurda, puesro que la palabra demasiado, que apa- "multd', lo cierto es que declara una rePresentación semántica única
rece en el antecedente, no puede interprerarse mas que en relación con (un bbque, en la terminología de M. Carel), que exPresa una única
el consecuente. ¿Qué es conducir "demasiado rápido" si no conducir a idea de velocidad prohibida (o, en el primer ejemplo, de velocidad
una velocidad con la que se corre el riesgo de producir consecuencias peligrosa). ¿Para qué sirve, pues, la cadena argumentativa? Desde luego
indeseables? La propia velocidad se caraceriza aqul por el rasgo de ser no para justificar una afirmación a partir de otra que se presenta como
crpaz de producir un accidente: "demasiado rápido" significa en esre previamente admidda, sino para calificar una cosa o una situación (en
caso "a una velocidad peligrosd'. Dicho de otro modo, el propio con- este caso la velocidad) por el hecho de que sirve de apoyo a una argu-
tenido del argumento no puede comprenderse mas que por el hecho mentación determinada. El luego es un medio de describir y no de de-
de que se dirige a una conclusión. Fuera de tal cadena, proferido o mostrar, justificar o hacer plausible.

-30- -31-
Uiltjlt',:.t,t:nerales, lo que
nos impide contemplar una cadena rechazar la propuesta, podría decir "no, está lejos". ¿Qué es lo que cam-
tgri:l:':deltipo'4, luego C,'.o-o un tipo de razonamienro es bia entre ambas calificaciones cercdy lejos? No la distancia, que tanto
qrt::::*.l.n,o: R y C no expresan hechos cerrados en sí mismos, X como Y conocen perfectamente. Es más bien el empleo argumenta-
-T':':"j:: tndependientemenre de la cadena y suscepribles de tivo de ml distancia lo que cambia. Al decir "cerca", la presenramos
ponerse en rel¿¡id¡ unos con otros. podríamos confirmar esta conclu_ como un posible paseo, al decir "lejos", como un obstáculo para un
tt*::::::do .* fl"Ur", no ran evidente_
eiemplos consuuidos
trayecto a pie. De modo que la elección entre ambas conclusiones "sí"
¡v¡eñe úr{umeztutiuas como d¿masiado
za
¡ "j"r.n,.-enre, más objeti_ y "no" está ya implícita en el sentido de los argumentos empleados
que pronostico que pedro va a suspender "está cerca" o "está lejos". Ya habíamos visto que "demasiado" aplicado
:T:::TOs un examen
y que m Pre.lcción adquiere la formulación
"Pedro
.rpr.rrd" en la siguiente a "deprisa" califica a la velocidad de modo que la orienta a un cierto ti-
cadena: [¡¿ estudlado
po.o, lu.go u" posi_ po de conclusiones desfavorables; lo mismo sucede con "le.ios", que
"-rurp.rder,,. ¿Sería
ble describir hi discurso diiiendo q,i. d..l"r"
en primer lugar un califica la discancia como un obstáculo, mientras que "cerca" la califi-
nrt¡¿,(Pedro ha estudiado po.o) d.i
1". a.aur.o un hecho diferen_ ca como practicable. En ninguno de los casos aparece un logos demos-
re C {P:j::J a suspender)? s.-.¡n,. i.r.rif.io" racionalizadora me trativo tras la cadena discursiva, puesto que la propia secuencia está ya
prnt::liT*te.absurda puesro que la p^I^6r^ poro no
puede servir dada en el argumento. Constituye el valor semántico del argumento.
qil',1'::t';[ tn hecho. Más bien indica hacia qué conclusión nos Podemos i¡ incluso, un poco más lejos. He dicho que las proposicio-
drrlgmus' Lrcctrvamenre, para pronosticar
el de pedro ha_ nes que contienen expresiones como demasiadn, poco, un poco, cerca, lrjos
f¡i¿ bastadocon decir "peJro ha estudiado un"probrdo
pocn,luego aprobará,,. indican ya el tipo de secuentes con los que podrían establecer una cade-
N ctlificar el eshdio de pedro por medio de la expres ión un poco, ya na mediance un luego. Pero esto es tan sólo la mitad de lo que sucede.
os estol dirigieq¿. a través del'luegohacia
la eventualidad del fururo Porque en realidad no hay nada en su significado que obligue a continuar
aprobado. ?ero nadie ha podido ¡"á,í, .rr.orrrrar una diferencia fiícd_ con una cadena del tipo luego, sería posible asimismo continuar con una
ca, cuáfltrt2tla,jnfie puco y un p0c0.
La única diferencia entre ambas expresión del tipo sin embargo. Si el enunciado "está lejos" eutorizzla con-
*q.::::T11...".!r tipos de cadenas posibles como secuen ciapara tinuación "luego no voy a ir a pie", permite asimismo el siguiente enca-
*Or:T::,:ras. Al.igual que en el ejemplo con d¿masiado, .l denamiento: "está lejos, sin embargo voy a ir a pie". Del mismo modo, es
ya la conclusión, en el sentido "rgu_
':t::i:::::a de un poco incluye la indicación
de que el significáo tan posible decir "ha estudiado un poco, luego aprobará" como "ha estu-
^k*?:.::::.Y de qué clie de se_ diado un poco, sin embargo no va a aprobar". En general, si una propo-
cuencla Puede unirse a la sición A muestra, como implícita en su propio significado, la posibilidad
"tu : :;:$ ;;1.#: :l?-"- :tTlil'Í Xn:::: de unirse a "luego C", mostrará, asimismo, la de unirse a "sin embargo
.tl9ll'jlll^llrque el "luego
C" forma ya p"rr. d.t significado de A. no C". Por lo tanto, si para probar C utilizo un argumento A cuyo valor
U.rti:l:::raun ejemplo con un adverbio
, que perrenece al léxico intrínseco conduce, en principio, a admitir "luego C", será igualmente
básicoJ es{eclr' süpuesramente
a la fracción más info¡mativa de la len_ compatible con el senddo de A seguir con un "sin embargo no C"3. En
gua: el aor'eroto la situación siguiente. X e y rienen
,teios.Imaginemos
que ir juntos a al8-rin sitio E. Ambos saben perfe*arnenre a qué
distanl
6f¿ 56 encuentra E. X Dropone a y que veyan eE a pie. Si y está de
csa,.rlar ,,sí, está 3. Podtía parecer que existe una contradicción entre este principio y la ya mencio-
acuerdo,podría cerca,,. Si, por el contrario, quisiera nada interdcpend¿ncia entre aquello que precede y aquello que sigue a un conector,

-32- -JJ-
"los culpables han recibido su
estas condiciones, no es posible a firmar que al Presentar el argumen- un simple enunciado predicativo como
y el hecho
to A seguido de "luego C" esté, en modo alguno, justificando C. De castigo,isugiere un ligo entre el hecho de la culpabilidad
el
hecho, el mismo argumento, en virtud de su sentido intrínseco, podría d.l ártigo. Es más, ,.fn., tut' Carel y yo mismo' es posible desvelar
preceder igualmente a "no C", a condición de cambiar el conector. Es senrido en el significado de muchas palabras.
"'rg.r*.nr"tirro-intríns..o precisamente' la
tan sólo una decisión arbitraria la que finalmente escoge entre C y "no Una de las tareas que actualmente llevamos a cabo es'
cada
C" tras la proferencia de A. La elección no proviene del significado de descripción de la mayor parte del léxico francés caracterizando
con luego o
A que no favorece más a C que a "no C". Lo único que dicta el signi- prlabo mediante una paráfrasis consistente en una cadena
'con como intere-
ficado de A es la necesidad de un luego en un caso y de un sin embar- sin embargo. Por ejemplo, ¿qué significa un adjetivo
Nosotros man-
go en el otrd No veo en absoluto cómo la proposición A podría con- sado (en.l s.rr.ido moralmente negativo del término)?
este adjetivo el sugerir
tribuir a la creencia en C. La posibilidad de alternadva entre luego y sin renemos que es constirurivo de la semántica de
embargo contradice, a mi entender, una vez más, la idea de una suerte "le interesa, luego lo hace" o
d.t tipo "no le interesa, luego no
cadenas
que la locución
de prueba discursiva, la idea de un logos argumentativo. lo hace". Otro ejemplo, ¿qué queremos decir al afirmar
habitual, a
verbal tener sed.'se refiere,-según la terminología lingüística
no indica otra
vn ettad\? Para nosotros, decir que se trata de un estado
LR p¡RsIsT¡NCLA PERSUASIVA DE T.A, ARGUMENTACIÓN LINGÜÍSTICA cosa que el hecho de que nos permite enlezat con
un luegob afirma-
ción áe que alguien dene sed en el instante Tl y la de que
el mismo
"Y, sin embargo, gira", decía Galileo. Y ustedes podrían decirme "¡ sujeto ,i*" ,á en el instante inmediatamente siguiente
T2 (nótese
de que
sin embargo ,los luego aparecen en los discursos de carácter persuasivo, que sería necesario tn sin embargo para enlazar la afirmación
que
ya sean políticos, publicitarios o filosóficos y también en el discurso de tiene sed en T1 y la de que no la tiene enT2)' Defendemos' Pues
que forman
los niños de tres años (a menudo transformados en porqaés)". ¿Para en el propio ,ignificado áe las palabras y de los enunciados
qué sirven tales argumentaciones? ¿Cómo podrían conrribuir a la per- .i ¿ir.,r.ro p,i.d.n hallarse t"dtn"' argumentativas' Por ello' toda
alu-
suasión si, según hemos mantenido, no constituyen ni siquiera inten- palabra, ,.ri. o no con intención persuasiva, hace necesariamente
,.
lo menos que
tos fallidos de justificación? ,iOn posibles argumentaciones' Lo que demuesüa Por
no existe una conexión priuilegidda entre k argumentación
^ retérica 7 la
Una primera respuesta podría consistir en decir que [a mayor parte
de las expresiones, se utilicen o no con intención persuasiva, incluyen argumentac i ón li ngüís ti c a.
mí una resPuesta más precisa a la pregun-
argumentaciones en su propio significado -entendiendo por tales, P.ro y" sé que se esPera de
en-la argumenta-
como hasn ahora hemos hecho, cadenas del tipo luego o sin embargo. ta de "¿por qué aparece la argumentación lingüísdca
"más relaciona-
ción reüricai" ("más precisa" significa en este contexto
Mencionaré tres
da con e[ carácter pa.ti.rrlar del discurso persuasivo").
Podría argüirse que, de acue¡do con la teoría que yo mismo he mantenido, el A que posibles salidas.
precede a un "luego C" es semánticamente distinto del que precede a 'tin embargo
' E' pri-.r lugar, la argumentación lingüística está relacionada con
no C". Mi contestación consiste en señalar que en las cuatro cadenas que formarían eficaz: la con-
,rn" ar,r",.gia persuasiva qt t tt considera especialmente
el llamado cuadradn aymentatiao, "A, luego C", "4, sin embargo no C", "no A, sin siguiente' Supongamos
embargo C" y "no A, luego no C", el tipo de influencia que A ejerce sobre C es siem- cesión. Describamos la concesión del modo
Z'
pre el mismo. Esto se puede comprobar analizando alguno de los ejemplos ofrecidos. fu. ,rn hablante desea hacer admitir al oyente una conclusiín

-34- -35-
Supongamos también que dispone de un argumenco Y que autoriza la diferencia crucial. En el ñrtbol, el tanto marcado por un jugador torpe
cadena "Y, luego 2", pero que sabe también de la existencia de otros sube definitivamente al marcador: no hay posibilidad de peros. Por el
argumentos X que autorizan la cadena "X, luego no 2". Por ejemplo, contrario, en el discurso persuasivo, puede sacarse ventaja hasta de los
quiero llevar a un amigo a que acepte la conclusió n Z = "no debes fu- goles marcados en propia meta. Thl ventaja no tiene nada que ver con
mar". Para ello dispongo entre otros del argumento Y = "fumar te hace que el argumentador haya demosrado algo de un modo racional. Más
toser"; pero sé también que los fumadores manejan el argumento X = bien proviene del hecho de que el orador ha logrado mejorar su ima-
"fumar disminuye el estrés" que podría perfectamente preceder, me- gen personal o, en términos retóricos, sv ethos (es como si un fu$olis-
diante un "luego", a la conclusión "no Z" = "no debes dejar de firmar". ta ganase prestigio al marcar goles en propia meta). Dado que la conce-
¿Qué hacemos? Podemos construir un discurso que soslaye el argumento sión, tal como aquí se ha descrito, manipula las argumentaciones,
desfavorable para nuestra posición, X y que mencione tan sólo el argu- tanto implícitas como explícitas, habrá que reconocer que éstas pue-
mento favorable Y. El riesgo esrá en que el amigo puede respondernos den tener la misma utilidad que aquella en cuanto a la actividad per-
alegando X. Felizmente para nosotros (y para su salud) exisre orra esrra- suasiva se refiere.
tegia: colocar primero el argumento desfavorable X y a continuación En segundo lugar, el simple hecho de formular una argumentación
decir'pero Y', por ejemplo "de acuerdo, fumar disminuye el estrés pe- con luego, presenta en sí ventajas para la persuasión. Con ello se obli-
ro te hace toser". La palabra perl estáespecializada, en cumplir tal fun- ga aI interlocutor a ofrecer, por su parte, un argumento si es que recha-
ción, enrre otras -por ello es, precisamente, una de las estrellas del za la conclusión. Supongamos que alguien me dice "A, luego C" ("la
discurso persuasivo. Gracias a ella podemos tener en cuenta los argu- estación está lejos, tomemos un taxi"). Si pretendo refutar [a conclu-
mentos contrarios a la conclusión que nos interesa. Basta con hacerlos sión, ya no puedo simplemente negarme groseramente diciendo "No,
seguir de tn pero, sin tener que refutarlos siquiera. Se trata de una ope- nada de coger un taxi". Me siento obligado a ofrecer un argumento
ración ciertamente liviana y que presenta ventajas persuasivas eviden- que venza al suyo. Y me arriesgo a dar un tipo de razón que podría ser
tes. Al señalar X que se opone a la tesis que sostenemos y que favore- dañina para mi imagen o que, en todo caso, podría volverse contra ml.
ce, por lo tanto, a nuestro interlocutor, estamos, entre otras cosas, Como por ejemplo, si, a causa del "luego" de mi interlocutot me veo
impidiendo que él mismo utilice X, puesto que sería ridículo emplear obligado a reconocer mi tacañería al tener que ofrecer el argumento de
contra nosotros un argumento que hemos tenido la generosidad de que no quiero pagar el taxi. Es como el ajedrez. Se mueve una pieza
enunciar y que ya hemos tenido en cuenta, determinando, además, para obligar al contrario a responder con una maniobra que más ade-
que no merece mayor consideración. Además de estas ventajas de lante puede ponerle en dificultades. Por otro lado, al formular una ca-
carácter estratégico para la polémica, mediante la concesión, el orador dena argumentativa que contenga una razón en apoyo de vuestra deci-
puede también mejorar la imagen que de sí mismo proyecta su discur- sión, estáis dando una imagen favorable de vosotros mismos, corno
so. I¡ concesión hace que el orador se muestre como una persona seria personas cÍrp4ces de aceptar la discusión y que no pretenden imponer-
¡ por lo tanto fiable, ya que, antes de decidirse por la posición Z, ha se brutalmente. De este modo se beneficia aI ethos, igual que sucedfa
contemplado las posibles objeciones contra Z. Cabríacomparar Ia ud- con la concesión, especialmente en elcaso de que alguien más presen-
Iizaciín de un enunciado concesivo con lo que sucede cuando un juga- cie la discusión, alguien a quien podremos persuadir más fácilmente en
dor marca un gol en propia meta. Por así decir, el orador que profiere el caso de posibles discusiones fururas (otorguemos, además, que siem-
X antes de seguir "pero Y' se marca a sí mismo un gol. Pero hay una pre hay un tercero en los diálogos, incluso cuando, materialmente, no

-3G -37-
hay más que dos: el tercero en cuesrión sería una especie de super-yo si acaso atenuada, de racionalidad. Este logos, gue se manifiesta por
abstracto que los interlocutores toman como árbiro ideal: es un per- medio de cadenas argumentativas, precisaría, daáa su insuficiente efi-
sonaje con el que nos encontramos permanentemente y a quien es ne- cacia, del concurso de factores irracionales, el ethos y el pathos. He tra-
cesario contentar). tado de demostrar que, desde un punto de vista puramente lingüísti-
IJna rercera razón para utilizar la argumentación en las estrategias co, ese logos no sólo es funcionalrnente inoperante sino que su propia
persuasivas tiene que ver con el hecho de que las cadenas argumenta- existencia no es sino una ilusión. Las cadenas argumentativas del tipo
tivas estén, como ya hemos dicho, incluidas en el significado de las luego dependen tanto de la efusividad como la más brutal de las afir-
palabras pertenecientes al léxico como represenraciones estereotipadas. maciones. Su eficacia persuasiva, que no es en absoluto desdeñable,
Al decir "está lejos, luego no vayamos", explicitamos la representación
proviene fundamentalmente del efecto que poseen sobre el ethos. lsí
de la distancia como un obstáculo, representación que, de acuerdo con que en lugar de ser eI ethos el que viene a cubrir las insuficiencias del
la teoría aquí defendida, forma parte del sentido propio de la palabra hgos, es más bien el propio logos (la presencia de cadenas del tipo luego)
lejos. Del mismo modo, para expresar que Pedro no va a hacer tal cosa, el que se pone al servicio del ethos: sólo de este modo puede contribuir
podríamos decir "no tiene ningún interés para é1, luego no lo hará". Al a la argumentación en el sentido retórico del término.
decir esto, construimos una cadena que expresa el sentido propio de Por simplificar, llamemo s platónico al tipo de investigación que pre-
una palabra perteneciente al léxico, la palabra interesado, tal como la tende hallar una verdad absoluta, que aspira a superar el lenguaje, es
hemos analizado anteriormente. Al argumenrar (en el sentido lingüís- deci¡ que intenta, sin saber siquiera si ello es posible, "salir de la caver-
tico del término), podemos presentar nuestro discurso como una sim- na" (puesto que la verdadera caverna, la que nos impide entrar en con-
ple explicitación de determinadas palabras de nuesrra lengua y oponer- tacto con la realidad, la que nos obliga a vivir enue las "sombras", es,
nos a la puesta en duda de tales palabras. El Sr. La¡ousse siempre tiene según yo, el lenguaje). Llamemos, también de un modo simplificado,
razón, así que merece la pena apoyar el propio discurso en el Sr. La- aristotélico al empeño en encontrar en el propio discurso, es decir "en
rousse: con ello nos presentamos como meros usuarios de ese tesoro el interior de la caverna", algún tipo de racionalidad imperfecta, insu-
común que es el vocabulario. Damos, a un dempo, a nuestra alocución ficiente, sí, pero en suma aceptable, una racionalidad con la que seguir
un aire de modestia y, ala vez, presentamos su contenido como algo viviendo. Teniendo en cuenta este esquema, mi exposición debe enten-
evidente. derse como un intenio de oposición sistemática al optimismo retórico
aristotélico y sus innumerables herederos; pretende, por el contrario,
Para resumir esros comentarios explicativos sobre la frecuencia de las promover una suerte de retorno a Platón y a la desconfianza radical en
'luego
construcciones con en el discurso persuasivo, podemos decir que, el discurso.
en general, su función es la de mejorar la imagen del orador, su ethos.
Esta es su contribución a la eficacia del discurso. En este sentido, las
investigaciones que en esre momenro llevamos a cabo M. Carel y yo
sobre las cadenas argumentativas en la lengua nos conducen a una vi-
sión de la retórica persuasiva algo diferente de la que tradicionalmen-
te ha mantenido el pensamienro occidental. Lo habitual es situar en la
cima de la estrategia persuasiva un logos, que representaría una forma,

-38- -39-
BrsLrocRArfA4
Ducrot, O. (1999b). "Argumentation et inférence". En Verschueren, J. (.d.)
Pragmatics in /,998: Setzcted Papers of the 6th International Pragmatics Con-
ference, Vol. 2 (pp. ll7-129). Anvers.
Ducrot, O. (2000). "La elección de las descripciones en semántica argumenta-
dva léxica". Reuista lberoamericana de Discurso y Sociedad, vol. 2-4: 23-45
(número edirado por M.-M. García-Negroni y M. Tordesillas), Barcelona:
142 22-43,2001, "Critéres argu-
Gedisa. Versión francesa en Langages,
Anscombe, l.-9.V O. Ducror (1980). L'argumentation dans k langue. Lieja
mentatifs et analyse lexicale".
/Bruselas: Madarga. [Ti,aducción castellana en (1994) La argumentación
en Ducrot, O. (2002). "Les internalisateurs". En Leth Andersen, H.y H.Nolke
la lengua, Madrid: Gredos].
(eds.) Macro+yntaxe et macro-sémantique (pp.30l-322). Berna: Peter Lang.
carel' M. (1994)- "Largumenrarion dans le discours: argumenrer n'est pas jus-
nfier". Langage et Société, 70: 6l-gl.
carel, M. y o. Ducrot (1999a). "Le probléme du paradoxe dans une
sémanti-
que argumentarive". Langue .,Sémanrique
fangaise, 123 (No. especia.l, du
stéréotype", coordinado por O. Galaranu y
J.-lvl. Gouvard): 6_26.
Ca¡el, M. y O. Ducror (1999b). "Les propriétés linguistiques du paradoxe:
paradoxe et négation". Languefangaise, 123 (No. especial, ,,Sémantique
du
stéréorype", coordinado por O. Galatanu y
J._M. Gouvard): 27-40.
Ducror, o-
(1994). "Les toptii dans la théorie de l'fugumenmrion dans
la lan-
gue". En Plantin, C. (ed.) Lieux communs, topiii, stéréotypes (pp.:233-24g).
París: Kimé.
Ducrot, o. (1995). "Les modificateurs déréalisants".
Journal of pragmatics,24-
l-2:145-165.
Ducrot, O. (1998). "Qtand pea et iln peu semblent coorientés: le cu d.e peu
aprés et un peu apris" . En Leeman, D. y A. Boone (eds.) Du perceuoir au dire
(livre d'hommage I André Joly) (pp. 35r-375). parís: LHarmattan.
Reimpreso en (2002) Cahien dz Linguisüque Frangaise,24:207-229.
Ducror, o. (1999a). "sémantique linguistique et anaryse de texres".
Littérature,
ll5: l14-125.

4. Noca de las editoras. Para una biblíogr{íamás exhausriva de los rabajos


de o.
Ducrot, ver el volumen edirado por M. carel, Lesfacenes du dire. Hommage'i
oswall
Ducrot, París, Kimé, 2002, pp. 12-23.

4U 4r-

Potrebbero piacerti anche