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Papa Francisco a 200

pobres y enfermos:
¡Ustedes son el tesoro
de la Iglesia!
POR ÁLVARO DE JUANA | ACI Prensa

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El Papa saluda a un matrimonio asistente al encuentro. Foto: Daniel Ibáñez


/ ACI Prensa
Este miércoles, el Papa Francisco no celebró la tradicional
audiencia puesto que se retomará en agosto después de unas
semanas de descanso; pero sí mantuvo un conmovedor
encuentro con 200 pobres, discapacitados y enfermos en el Aula
Pablo VI, a quienes les aseguró que son el tesoro de la Iglesia.

“La Iglesia ha querido compartir vuestra condición, y se ha


hecho, por amor, uno de ustedes, despreciado de los hombres,
olvidado, uno que no cuenta nada”, les dijo.

Los enfermos llegaron procedentes de Francia junto al Cardenal


Philippe Barbarin, Arzobispo de Lyon. Pertenecen al Movimiento
Cuarto Mundo, que tiene como principal objetivo ayudar a estar
personas y fue inspirado por el sacerdote Joseph Wresinski, de
quien el Pontífice habló en su discurso.

Al comienzo, algunos de los asistentes contaron su testimonio y


pidieron a Francisco que la Iglesia abra las puertas a los pobres.

El Papa señaló que la presencia de todos ellos “es un hermoso


testimonio de fraternidad evangélica” y aseguró que están “en el
corazón de la Iglesia, porque Jesús, en su vida, ha dado siempre
prioridad a personas que eran como ustedes, que vivían en
situaciones límite”.

“Cual sea que es vuestra condición, vuestra historia, el peso que


lleváis es el de la capacidad de acoger. Él acoge a cada uno. En
Él somos hermanos, y querría que ustedes sientan cómo son
bienvenidos aquí, vuestra esperanza es importante para mí y
también es importante que estén aquí, en su casa”.

“La Iglesia, que ama y prefiere eso que Jesús ha amado y


preferido, no puede estar tranquila hasta que no haya reunido a
todos aquellos que experimentan el rechazo, la exclusión y que
no cuentan nada”.

Francisco también tuvo palabras hacia aquellos que ayudan a


estas personas y las acompañan: “es la vida compartida con los
pobres que nos transforma y nos convierte”.

“No solo ustedes van al encuentro –continuó–, no solo caminan


ustedes con ellos, esforzándose por comprender su sufrimiento,
entrar en su desesperación”, sino que “suscitan en torno a ellos
una comunidad, restituyendo en ellos una existencia, una
identidad, una dignidad”.

“Me viene a la mente qué es lo que pensaba la gente cuando vio


a María, José y Jesús por las calles huyendo en Egipto. Ellos
eran pobres, estaban afligidos por la persecución, pero allí
estaba Dios”, expresó.

Francisco los animó a “conservar el coraje y, en medio de la


angustia, conservar la alegría de la esperanza”. “Estén seguros
de que la prueba y el sufrimiento no durarán siempre, porque
nosotros creemos en un Dios que repara todas las injusticias,
que consuela todas las penas y que sabe recompensar a cuantos
tienen confianza en Él”.

“El tesoro de la Iglesia son los pobres, dice el diácono romano


San Lorenzo”, afirmó el Papa de manera improvisada. Es “una
misión que solo ustedes, desde su pobreza, serán capaces de
llevar a término”.

“Jesús algunas veces ha sido muy severo y ha regañado


severamente a personas que no acogen el mensaje del Padre. Y
así como Él ha dicho esa palabra ‘beatos los pobres, los
enfermos, aquellos que lloran, aquellos que son odiados y
perseguidos’ ha dicho otra, que dicha por Él da miedo. Ha dicho
‘Ay’. Y lo ha dicho a los ricos, a los sabios, a aquellos que ahora
ríen, a aquellos que les gusta ser adorados, a los hipócritas”.

“Os doy la misión de orar por ellos, para que el Señor les
cambie el corazón. Os pido orar por los culpables de vuestra
pobreza para que se conviertan”, añadió.

“Recen por tantos ricos que visten de púrpura el rostro y hacen


fiesta con grandes banquetes sin recordar que en su puerta hay
muchos Lázaros deseosos de alimentarse de las sobras de su
mesa. Oren también por los sacerdotes, por los levitas que
viendo en su camino un medio muerto pasan mirando hacia otro
lado porque no tienen compasión”.
“A todas estas personas y también a otros que están unidas con
vuestra pobreza y con tantos dolores, sonreíd desde el corazón,
desead su bien y pedid al Señor que se conviertan. Os aseguro
que si ustedes hacen esto habrá una gran alegría en la Iglesia,
en vuestro corazón y también en la amada Francia”
Papa Francisco a 200
pobres y enfermos:
¡Ustedes son el tesoro
de la Iglesia!
POR ÁLVARO DE JUANA | ACI Prensa
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tesoro-de-la-iglesia-54412

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El Papa saluda a un matrimonio asistente al encuentro. Foto: Daniel Ibáñez
/ ACI Prensa

Este miércoles, el Papa Francisco no celebró la tradicional


audiencia puesto que se retomará en agosto después de unas
semanas de descanso; pero sí mantuvo un conmovedor
encuentro con 200 pobres, discapacitados y enfermos en el Aula
Pablo VI, a quienes les aseguró que son el tesoro de la Iglesia.

“La Iglesia ha querido compartir vuestra condición, y se ha


hecho, por amor, uno de ustedes, despreciado de los hombres,
olvidado, uno que no cuenta nada”, les dijo.

Los enfermos llegaron procedentes de Francia junto al Cardenal


Philippe Barbarin, Arzobispo de Lyon. Pertenecen al Movimiento
Cuarto Mundo, que tiene como principal objetivo ayudar a estar
personas y fue inspirado por el sacerdote Joseph Wresinski, de
quien el Pontífice habló en su discurso.

Al comienzo, algunos de los asistentes contaron su testimonio y


pidieron a Francisco que la Iglesia abra las puertas a los pobres.

El Papa señaló que la presencia de todos ellos “es un hermoso


testimonio de fraternidad evangélica” y aseguró que están “en el
corazón de la Iglesia, porque Jesús, en su vida, ha dado siempre
prioridad a personas que eran como ustedes, que vivían en
situaciones límite”.

“Cual sea que es vuestra condición, vuestra historia, el peso que


lleváis es el de la capacidad de acoger. Él acoge a cada uno. En
Él somos hermanos, y querría que ustedes sientan cómo son
bienvenidos aquí, vuestra esperanza es importante para mí y
también es importante que estén aquí, en su casa”.

“La Iglesia, que ama y prefiere eso que Jesús ha amado y


preferido, no puede estar tranquila hasta que no haya reunido a
todos aquellos que experimentan el rechazo, la exclusión y que
no cuentan nada”.

Francisco también tuvo palabras hacia aquellos que ayudan a


estas personas y las acompañan: “es la vida compartida con los
pobres que nos transforma y nos convierte”.
“No solo ustedes van al encuentro –continuó–, no solo caminan
ustedes con ellos, esforzándose por comprender su sufrimiento,
entrar en su desesperación”, sino que “suscitan en torno a ellos
una comunidad, restituyendo en ellos una existencia, una
identidad, una dignidad”.

“Me viene a la mente qué es lo que pensaba la gente cuando vio


a María, José y Jesús por las calles huyendo en Egipto. Ellos
eran pobres, estaban afligidos por la persecución, pero allí
estaba Dios”, expresó.

Francisco los animó a “conservar el coraje y, en medio de la


angustia, conservar la alegría de la esperanza”. “Estén seguros
de que la prueba y el sufrimiento no durarán siempre, porque
nosotros creemos en un Dios que repara todas las injusticias,
que consuela todas las penas y que sabe recompensar a cuantos
tienen confianza en Él”.

“El tesoro de la Iglesia son los pobres, dice el diácono romano


San Lorenzo”, afirmó el Papa de manera improvisada. Es “una
misión que solo ustedes, desde su pobreza, serán capaces de
llevar a término”.

“Jesús algunas veces ha sido muy severo y ha regañado


severamente a personas que no acogen el mensaje del Padre. Y
así como Él ha dicho esa palabra ‘beatos los pobres, los
enfermos, aquellos que lloran, aquellos que son odiados y
perseguidos’ ha dicho otra, que dicha por Él da miedo. Ha dicho
‘Ay’. Y lo ha dicho a los ricos, a los sabios, a aquellos que ahora
ríen, a aquellos que les gusta ser adorados, a los hipócritas”.

“Os doy la misión de orar por ellos, para que el Señor les
cambie el corazón. Os pido orar por los culpables de vuestra
pobreza para que se conviertan”, añadió.

“Recen por tantos ricos que visten de púrpura el rostro y hacen


fiesta con grandes banquetes sin recordar que en su puerta hay
muchos Lázaros deseosos de alimentarse de las sobras de su
mesa. Oren también por los sacerdotes, por los levitas que
viendo en su camino un medio muerto pasan mirando hacia otro
lado porque no tienen compasión”.
“A todas estas personas y también a otros que están unidas con
vuestra pobreza y con tantos dolores, sonreíd desde el corazón,
desead su bien y pedid al Señor que se conviertan. Os aseguro
que si ustedes hacen esto habrá una gran alegría en la Iglesia,
en vuestro corazón y también en la amada Francia”

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