Sei sulla pagina 1di 90

Manual de Catequesis

Para alumnos.
Primera Comunión y Confirmación

DuocUC

1
INDICE

Enfoque de la catequesis…………………………………………………………………. Pág. 3


Estructura de temas……………………………………………………………………….. Pág. 4

Contenidos principales, temas:


Bienvenida………………………………………………………………………………….. Pág. 6
El fin del hombre: dar gloria a Dios……………………………………………………… Pág. 7
Dios sale al encuentro del hombre:”La Revelación”…………………………………… Pág. 10
La respuesta del hombre a Dios: la fe…………………………………………………... Pág. 13
Dios Padre Todopoderoso………………………………………………………………... Pág. 15
Dios creó el cielo y la tierra………………………………………………………………. Pág. 18
Creo en Jesucristo………………………………………………………………………… Pág. 20
Jesucristo nació de Santa María Virgen………………………………………………… Pág. 26
Pasión y Muerte de Jesús………………………………………………………………… Pág. 29
Resurrección y ascensión a los cielos………………………………………………….. Pág. 32
Jesús vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos…………………………………….. Pág. 35
Creo en el Espíritu Santo…………………………………………………………………. Pág. 38
La Iglesia comunidad de vida…………………………………………………………….. Pág. 43
Comunión de los Santos………………………………………………………………….. Pág. 47
El perdón de los pecados…………………………………………………………………. Pág. 50
Resurrección de los muertos y la Vida Eterna…………………………………………. Pág. 53
Los sacramentos…………………………………………………………………………... Pág. 56
El Bautismo………………………………………………………………………………… Pág. 59
La Eucaristía……………………………………………………………………………….. Pág. 62
En La Sagrada Comunión se recibe a Jesucristo……………………………………… Pág. 66
El Sacramento de la Confirmación………………………………………………………. Pág. 69
El Sacramento del Matrimonio…………………………………………………………… Pág. 73
Temas de apoyo:
¿Quiénes somos la Iglesia? ……………………………………………………………... Pág. 77
Partes de la Misa…………………………………………………………………………... Pág. 80
La Eucaristía y sus momentos…………………………………………………………… Pág. 87
Examen de conciencia……………………………………………………………………. Pág. 89

2
ENFOQUE DE LA CATEQUESIS
CONSIDERACIONES PRELIMINARES

a. Debemos partir considerando el desafío de realizar este proceso de preparación en


nuestro mundo de hoy, por eso es fundamental fijarnos en como lo hace el Señor.
Dios Padre, que conduce su plan paso a paso, nos enseña que vayamos
gradualmente. Como Él, con un dinamismo de misericordia; como Jesús, llevando por
delante siempre el testimonio de la propia vida.
b. Es importante situarnos en que la preparación para los sacramentos debe ser vista
como una parte importantísima del proceso de fe de las personas, sin embargo no
debemos sesgarnos en una visión de corto plazo de querer entregar una serie de
teorías que las personas no puedan asimilar.
c. Del punto anterior, se profundiza en querer dar una catequesis que contenga y lleve
una formación muy vivencial, teniendo siempre presente la realidad de los jóvenes y
adultos (administrativos) a quienes se les preparara para recibir sus sacramentos.
d. Los monitores deben ser personas que no sean sólo traspasadores de contenidos de
Fe, sino personas que intenten mostrar con su vida lo que entregan, es decir, Testigos
que anuncian y proponen una forma de vivir la Fe.

3
ESTRUCTURA DE TEMAS

ETAPA Nº ENCUENTROS Semana Mes

INSCRIPCION 03- 31 Marzo

1 Reunión de Bienvenida 03- 07


Semana Santa 10-14
2 Fin del Hombre, dar Gloria a Dios 17-21 Abril
3 Dios sale al encuentro del Hombre “La 24- 28
Revelación”
4 La respuesta del Hombre: “La Fe” 01-05
5 Dios Padre Todopoderoso 08-12
6 Dios creó el cielo y la tierra 15- 19 Mayo
7 Creo en Jesucristo. 22-26
Jornada Sab. 27
8 Jesucristo nació de Santa María 29- 02
Virgen
9 Pasión y Muerte de Jesús 05-0 9
10 Resurrección y ascensión a los cielos 12- 16 Junio
11 Jesús volverá a juzgar a los vivos y 19– 23
muertos.
12 Creo en el Espíritu Santo 26- 30
Preparación Exámenes 03– 07
Período Exámenes 10– 14
Julio
Período Exámenes 17– 21
Receso Vacaciones 24– 28
Vacaciones 31- 04
Inicio de Clases II Semestre – 07- 11
CONTACTAR
Agosto
Bienvenida - retomar 14- 18
Conversión 13 La Iglesia: Comunidad de vida 21-25
14 Comunión de los Santos 28-01
Camino 15 Perdón de los pecados 04- 08
Hacia la 16 Resurrección de los muertos y la vida 11- 15
Comunión Eterna
Septiembre
Fiestas Patrias 18-22
Retiro de fin de semana 23-24
17 Sacramentos 25-29
18 Bautismo 02-06
19 La Eucaristía 09-13
20 En la sagrada Comunión se recibe a 16- 20 Octubre
Jesucristo
21 El sacramentos de la Confirmación 23-27
22 El Sacramento del matrimonio 30- 03 Noviembre
23 Temas de apoyo: partes de la misa 06-10
24 Reuniones prácticas. 14– 19

4
25 Celebración de las Primera Comunión. 20- 24
Término 27- 01
Preparación Exámenes 28- 03
Propuesta Celebración Confirmación 15 Diciembre
Período Exámenes Diciembre
Período Exámenes

5
CONTENIDOS PRINCIPALES DE LOS ENCUENTROS

I. REUNION DE BIENVENIDA

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Nos reunimos para darle una cálida bienvenida a los jóvenes y administrativos que se han
inscrito en la catequesis sacramental; que se sientan que no están solos, ya que Dios mismo
ha salido a su encuentro.

IDEAS IMPORTANTES
- Crear un ambiente acogedor y animado.
- Una pequeña convivencia para compartir.
- Presentación de los monitores y grupos de catequesis.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Reunión participativa
- Motivación inicial: Acogida y bienvenida del coordinador.
- Dinámicas – juegos de integración y presentación
- Diálogo:
o ¿Qué esperan de la confirmación?
o ¿Qué ilusiones tenemos los monitores del grupo?
- Canto
- Oración final (Entrega de un signo).

b) Convivencia
- Dinámica de presentación.
- Mención de los grupos y horarios.
- Oración de despedida.
- Canto final.

6
II. EL FIN DEL HOMBRE: DAR GLORIA A DIOS

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Conocer y descubrir que somos creados por Dios por su infinita misericordia.

IDEAS IMPORTANTES
- Dios crea al hombre para manifestar su bondad y amor.
- Conocer dónde encontramos las bases para nuestra doctrina cristiana.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial

Rezar a nuestro Padre con la Oración que el nos enseño:


Padre nuestro….

b) Realidad de nuestro entorno

Al nacer, formamos parte de una familia humana que nos da nombre y apellidos,
expresando la relación que nos une con nuestros padres y familiares. Nombre y apellidos
señalan a la persona de modo inconfundible, igual que son inconfundibles las huellas
dactilares. El Bautismo produce en nosotros un segundo nacimiento –esta vez a la vida
sobrenatural de la gracia-. Los bautizados somos y nos llamamos cristianos. Ese es
nuestro nombre; como aquellos primeros: (Pedro, Juan, Andrés…) nosotros también
somos discípulos de Cristo. Y, del mismo modo que estamos orgullosos de pertenecer a
nuestra familia, hemos de estarlo por pertenecer a la familia cristiana, dando pruebas
constantes, con el testimonio de las obras. Veamos qué significa ser cristiano.

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

- ¿Para qué creó Dios al hombre?


- ¿Qué quiere decir “cristiano”?

d) Presentación del tema

1. Preguntas sobre la existencia humana


Hay personas que se preguntan para qué están en la tierra, para qué han nacido, y nadie
se los ha explicado. Los cristianos – seguidores de Jesucristo- tenemos la suerte de
conocer estas cosas. Jesucristo las predicó y la Iglesia las enseña. La doctrina de
Jesucristo o doctrina cristiana da respuesta a las preguntas fundamentales. Y las
preguntas fundamentales que los hombres nos hacemos son: de dónde vengo, quién soy,
hacia dónde voy.
¿De dónde venimos? Es una pregunta muy frecuente dentro de la humanidad, desde aquí
que grandes pensadores han hecho de su vida una investigación a esta pregunta. Pero la
doctrina cristiana nos da respuesta y nos dice que Dios ha creado libremente al hombre
para que tenga parte en su vida bienaventurada, es decir, en su misma felicidad. Cada

7
hombre ha sido creado por Dios, con la cooperación de sus padres. Por eso, a la
pregunta ¿de donde venimos?, se contesta: venimos de Dios.
Desde la misma raíz de la pregunta ¿de dónde venimos? Se desprende otra ¿Quiénes
somos? Dios no sólo ha creado al hombre, si no que está junto a él en todo tiempo y
lugar. Dios lo llama y le ayuda a buscarlo, quiere que lo conozca y lo ame. Sabemos que
hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y, por el bautismo, los cristianos
somos hechos hijos adoptivos de Dios, herederos de su gloria. Por lo tanto, si nos
preguntan quiénes somos, la respuesta es clara: soy hijo de Dios.
Ya sabiendo nuestro origen, quiénes somos, nos nace la siguiente pregunta ¿hacia dónde
vamos? Dios ha creado al hombre para manifestar y comunicar su bondad y amor, de
forma que pueda conocerle y amarle cada día más y así le sirva libremente en esta vida,
gozando después con Él para siempre en el cielo. Si nos preguntan a los cristianos hacia
dónde vamos, la respuesta también es clara: el cielo. Si no consiguiéramos esta meta,
nuestra vida sería un fracaso.
Ahora podemos responder de modo más explícito a esta pregunta que se debe hacer el
hombre: yo ¿para qué existo? Y tenemos que decir de modo absoluto: para dar gloria a
Dios, es decir, para manifestar la bondad y el amor del Creador. Dios no tiene otra razón
para crear. El hombre es objeto del amor de Dios, responde a Dios amándole. En eso
está la felicidad del hombre.
Para fundamentar más nuestras respuestas sobre la existencia del ser humano es bueno
conocer las enseñanzas de Jesucristo, ya que es nuestro Dios, nuestro Maestro, nuestro
Modelo. Sus enseñanzas nos muestran el camino para conocer y amar a Dios, para ser
felices en esta tierra y, después, eternamente en el cielo.

2. La Doctrina Cristiana
Lo primero que tenemos que conocer es las verdades de mi fe: quién es Dios, quién es
Jesucristo, quién creó el mundo, cuál es la vida eterna que nos espera, etc. Todas estas
cosas las conocemos al estudiar el Credo.
Si queremos saber cómo nos hacemos cristianos, cómo se nos manifiesta la misericordia
de Dios, como podemos acudir a Dios, etc. lo aprendemos al estudiar la oración y los
sacramentos.
También tenemos que saber qué cosas quiere Dios que hagamos para poder llegar al
Cielo. Esto lo sabemos al estudiar los Mandamientos de la Ley de Dios y de la Santa
Iglesia.
¿Para qué nos sirve conocer la doctrina cristiana? Para ir conociendo cada día mejor lo
que Jesucristo enseñó y, de esta manera, poder seguirlo más de cerca.

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Isaías 43,1-3
Hch 2,42

f) Conclusiones

Los seres humanos fuimos creados por Dios a su imagen y semejanza. En esta creación,
Dios manifiesta su bondad y amor y así nosotros podemos amarle y conocer sus deseos
para cada una de nuestras vidas.

8
Para conocer más las enseñanzas de Jesucristo, tenemos que conocer la doctrina
cristiana, la que está basada en el Credo, los Sacramentos y los Mandamientos de la Ley
de Dios y de la Santa Iglesia.

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Despertar en nosotros la ilusión de conocer y vivir bien la doctrina cristiana.


Hacer la señal de la cruz al levantarme y al acostarme, ya que esto nos identifica como
católicos.

h) Oración Final

Así dice el Señor, tu creador:


No temas, que yo te he rescatado,
Te he llamado por tu nombre y eres mío.
Si atraviesas las aguas, yo estaré contigo;
En los ríos no te ahogarás.
Si pasas por el fuego, no arderás, la llama no te quemará.
Porque yo soy el Señor, tu Dios;
El Santo de Israel, tu salvador.

i) Despedida

9
III. Dios sale al encuentro del Hombre: “La Revelación”

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Reconocer que Dios se revela al ser humano.

IDEAS IMPORTANTES
- Dios revela al hombre.
- Las fuentes de revelación.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial

Señor, ayúdanos a entender de qué manera te haces presente en nuestra vida.


Permítenos aceptar, cada día, los designios de tu amor ante toda miseria humana.
Concédenos la esperanza de experimentar tu gran misericordia.
Y a cada uno de nosotros danos tu paz, tu amor, tu perdón.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

b) Realidad de nuestro entorno

San Agustín es uno de los santos más notables que ha tenido la Iglesia y uno de los
hombres más sabios del cristianismo. Después de una vida apartada de Dios se bautizó,
llegando a ser obispo de Hipona, en el norte de África. Escribió mucho y tiene un libro
especialmente sugestivo: Las Confesiones, donde cuenta su conversión y proclama el
anhelo de Dios inscrito en el corazón de la criatura:
“Tú eres grande, Señor, y muy digno de alabanza: grande es tu poder; y tu sabiduría no
tiene medida (…). Y el hombre, pequeña parte de tu creación, quiere alabarte. Tú mismo
le inscritas a ello, haciendo que encuentre sus delicias en tu alabanza, porque nos hiciste,
Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”:

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Puede, el hombre, conocer a Dios?


¿Cómo se puede llegar a un conocimiento de Dios?
¿Qué es la Revelación?

d) Presentación del Tema

1. El deseo de Dios
Dios tiene un deseo que está inscrito en los corazones de los seres humanos, que han
sido creados por Dios y para Dios; Dios no deja de atraer al hombre hacia sí, y sólo en
Dios encuentra la paz, la verdad y la alegría, que no cesa de buscar: el hombre es un ser
religioso. Como decía San Pablo en Atenas, “en Dios vivimos, nos movemos y existimos”
(Hechos 17,28)

10
El ser Humano puede olvidarse de Dios, e incluso rechazarlo o negar su existencia.
¿Motivos? La ignorancia, el rebelarse contra el mal que se sufre o se ve, los afanes del
mundo y de las riquezas, el mal ejemplo de algunos que se llaman cristianos, ideas
contrarias a la religión, y la actitud del pecador que -por miedo- se oculta a Dios y huye
ante su llamada. Ninguno de estos pretextos justifica el olvido o la negación de Dios.

2. Se puede conocer a Dios por medio de la Razón Natural


El hombre puede conocer la existencia de Dios por dos caminos: uno natural, y otro
sobrenatural. El camino natural para conocer a Dios tiene como punto de partida la
creación, es decir; las cosas que nos rodean. Con la sola luz de la razón, el hombre sabe
que ni las cosas ni él tienen en sí mismos la razón de ser, porque han tenido principio y
tendrán fin: son seres contingentes, seres creados y dependientes. Por eso, a través de lo
creado, el hombre puede llegar al conocimiento de la existencia de Dios, creador, ser
necesario y eterno, causa primera y fin último de todo.
Dios, además, por amor, se ha revelado al hombre, saliendo a su encuentro; de esta
forma, le ofrece una respuesta definitiva a las preguntas que se hace sobre el sentido y
el fin de la vida humana, Se dio a conocer, en primer lugar, a los primeros padres. Adán y
Eva; después de la caída por el pecado original, no fueron abandonados por Dios sino
que les prometió la salvación y ofreció su alianza. Luego, con Abraham, eligió al pueblo
de Israel. Por fin, Dios se reveló completamente enviando a su propio Hijo Jesucristo.
Jesucristo es el Hijo de Dios hecho Hombre. Es la palabra única, perfecta y definitiva de
Dios Padre. Jesucristo ha dicho ya todo lo que Dios quería decirnos a los hombres, de
manera que ya no habrá otra revelación después de Cristo.
3. Las fuentes de Revelación
La Revelación de Dios se encuentra en la Sagrada Escritura y en la Tradición divina. La
Sagrada Escritura es la palabra de Dios trasmitida por escrito, y consta de los libros
inspirados por Dios que forma la Biblia: 45 del Antiguo Testamento (antes de venir
Jesucristo a la tierra) y 27 del Nuevo Testamento.
La Tradición es la revelación divina encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los
Apóstoles, y transmitida íntegra, de viva voz, a la Iglesia.
Cristo confió a su Iglesia la Revelación de Dios, contenida en la Sagrada Escritura y en la
tradición. A ese tesoro lo llamamos “depósito de la fe”. Cristo lo ha confiado a la Iglesia
para que lo custodie, interprete, profese y predique a todo el mundo. Esta es la doctrina
cristiana, que la Iglesia no se cansa nunca de enseñar a los hombres y mujeres de todas
las edades y de todas las épocas.

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Hechos 17, 28

f) Conclusiones

Dios se revela al hombre por medio de la razón y la tradición escrita: la Biblia y la


tradición oral.

11
g) Proyección de vida (concreciones para la vida)

Pensar en esta frase de San Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está
inquieto hasta que descanse en ti”
Leer cada día algo de la Biblia, comenzando por los cuatro evangelios.

h) Oración Final

Señor y Padre nuestro,


Tú nos has dado, en la Creación
Un motivo para alabarte y para bendecirte por toda la eternidad.
Permítenos ir perfeccionando nuestra fe
Y concédenos anhelar, día con día,
Que jamás nos separaremos de ti.
Por ello, Padre todopoderoso y eterno,
Ayúdanos a reconocernos hijos tuyos,
Y a atrevernos a decir: “Padre nuestro, que estás...”

i) Despedida

12
IV. La respuesta del hombre a Dios: la Fe.

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Que las personas quieran dar una respuesta a Dios desde la Fe, para empezar a buscar el
camino hacia el encuentro con el Dios verdadero.

IDEAS IMPORTANTES
- Por la Fe podemos conocer muchas cosas acerca de Dios.
- ¿Qué es la Fe?
- La Fe es un regalo de Dios.
- Creer es algo razonable.
- Creer lo que la Iglesia nos enseña.
- La Fe es necesaria para salvarse.
- Credo: Resumen de las verdades que debemos creer.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial:

Señor no te veo
Señor no te veo, pero te siento. Diáfana es tu presencia. Misterio de amor a mis
aspiraciones más grandes. Estás más allá de cosas y también más acá. Te siento en mi
existencia, presente en todo mi ser. Me penetras, me rodeas, me amas. Vibras en mi
intimidad. Estás dentro de mí. Te siento como el amor en el corazón, como la sangre en
las venas, como la luz del día, como la oscuridad de la noche. Vivo sumergido en ti. ¡Soy
tuyo, Señor!, hazme “transparencia”, que los demás vean en mi, tu ser y tu amor.

b) Realidad de nuestro entorno

La forma en que hemos sido orientados en la Fe comúnmente une creencias y tradiciones


que no son expresiones del Evangelio. Aún coexiste lo mágico y lo fatalista, con la fe y la
confianza plena en Dios. En la práctica, prevalecen ideas de un dios lejano, juez
implacable, que castiga. Se tiene un gran respeto por lo sobrenatural, pero por temor a lo
desconocido. Pareciera que la fe es para ciertos momentos y lugares y que no tiene
relación con la vida diaria.

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Cuál es la idea que tienes de Dios?


¿Quién es para ti Jesús?
Tu fe, ¿tiene que ver con tu vida? ¿Por qué?

d) Presentación del Tema

Al leer el Evangelio se ve cómo Jesucristo pide un acto de fe antes de realizar algún


milagro. Jesús se alegra y alaba a las personas que manifiestan su fe, con palabras o
gestos. La fe es un gran don de Dios, necesario para nuestra salvación; y la respuesta del

13
hombre a la Revelación divina es creer lo que nos ha dicho, apoyados en su autoridad
divina.
Cuando vamos a Misa, vemos que las personas que están allí, escuchan al sacerdote, se
arrodillan en la consagración, contestan las oraciones. Todos estos actos son movidos
por la fe: sin ella serían incompresibles y ridículos.
En muchos casos, la fe no sigue el crecimiento de la persona; las exigencias que van
presentando la vida y el ambiente social no obtienen la respuesta de la fe, que se quedó
en estado infantil por no cultivarla. Entonces, comienzan a asimilarse otros valores
tratando de encontrar respuesta a las preguntas y problemáticas personales y sociales.
La falta de profundización en el mensaje evangélico deja la fe como una semilla sin
cultivar, que no va a ser posible que dé frutos; sólo la cercanía de Dios puede romper el
alejamiento, y la experiencia de su amor, la indeferencia.

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Lc 19, 1-10 (Jesús y Zaqueo).

f) Conclusiones

Para ser cristiano es necesario un camino que desarrolle la fe que se va recibiendo: es


una relación con Jesús que debe ir madurando poco a poco. La fe verdadera cambia la
vida porque nos une al amor de Dios.

Puede darse un breve testimonio.

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)


Dejemos nuestros miedos y temores, y permitamos que Jesús venga a nuestro encuentro
y nos descubra lo que somos, para mostrarnos el verdadero rostro de Dios.

h) Oración Final

Dios, amigo mío, así te digo:


dame entusiasmo para buscar la verdad donde se encuentra.
Dame resignación para aceptar mis propias limitaciones.
Dame coraje para luchar cuando todo salga mal.
Dame lucidez para admitir la verdad, sin que nadie me la imponga.
Dame fuerza para preferir lo difícil a lo fácil.
Dame valor para rechazar lo vulgar y lo rastrero.
Dame valor para luchar contra mi apatía y desengaño.
Eso te lo digo, Dios, amigo mío.

i) Despedida

14
V. Dios Padre, Todopoderoso

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Reconocer el verdadero rostro de Dios, que es un Padre Bueno, que se nos revela por su
Hijo Jesús.

IDEAS IMPORTANTES
- Dios Padre
- El ser humano procede de Dios
- Dios tiene bondad con nosotros
- Dios nos crea para ser sus hijos

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial: (propuesta)

Señor, ayúdanos a entender de qué manera te haces presente en nuestra vida.


Permítenos aceptar, cada día, los designios de tu amor ante toda miseria humana.
Concédenos la esperanza de experimentar tu gran misericordia.
Y a cada uno de nosotros, danos tu paz, tu amor y tu perdón.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

b) Realidad de nuestro entorno

Nacer y crecer fuera de una familia, la falta de identificación con nuestros padres, y el no
recibir el afecto que necesitamos, tiene consecuencias muy graves. Puede repercutir en
inseguridad, en rebeldía. Estas situaciones se están repitiendo cada vez más por la
desintegración de muchas familias

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Cuándo una familia está desintegrada?


¿Quiénes son los que sufren más esta situación? ¿Por qué?

d) Presentación del tema

Desde la antigüedad, Dios toma la iniciativa para congregar a la humanidad. Primero,


formando un pueblo, guiándolo, enseñándole, ayudándolo. Como si fuera un hijo, al que
corrige, exhorta, y aconseja. Le muestra su cariño de diversas maneras: teniendo
paciencia, proporcionándole lo que necesita, acudiendo a su llamado, perdonándolo.

Dios hace todo lo posible para darse a conocer, de tal forma que la conciencia del pueblo
va madurando, poco a poco, para reconocer a su Creador. Dios manifiesta su paternidad
siempre con el sello de su Amor: al crear al mundo (Dt 32,6) o al crear la paternidad y la
maternidad en los seres humanos (Gn 1,27-28). Con Israel tiene una relación paterna del
todo particular: lo creó como pueblo y lo eligió libremente como su primogénito (Ex 4,22)

15
en medio de muchos otros pueblos; con amor entrañable lo cuidó, especialmente durante
su infancia, le enseñó a caminar, lo tomaba en sus brazos y fue para él como quien
levanta un niño hasta sus mejillas o se inclina hasta él para darle de comer (Os 11); con
él estableció una alianza y le regaló la Ley como expresión de su voluntad divina y como
guía de su conducta. El amor misericordioso se manifiesta, muy especialmente, cuando
es llamado Padre de los pobres, protector del huérfano y de la viuda (Sal 68,6).

Pero además de presentarse como Padre, también se presenta con imágenes maternas a
favor de su pueblo: es como una madre que no olvida a su niño de pecho, ni deja de
querer al niño de sus entrañas (Is 49, 15). Es tan confiable y es tan reconfortante, que el
pueblo de Israel puede sentirse “como un niño en brazos de su madre”; hasta la imagen
femenina de los animales es utilizada para indicar el cuidado constante por sus hijos:
“Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como la gallina a sus pollitos, debajo de las
alas…” (Lc 13,34).

Así como Dios es omnipotente, todo poder, también el Hijo y el Espíritu Santo lo son ya
que la esencia divina es única y las tres personas son iguales en perfección.
Es muy necesaria la confesión de la omnipotencia de Dios especialmente frente al dolor y
el mal, que no entendemos y nos cuesta aceptar. Ante esto, es Dios, omnipotente y
clemente, quien está cerca con su Providencia para ayudarnos.
Y, cuando Dios considera que es el momento, envía a su Hijo Jesús al mundo para darse
a conocer de manera directa (Heb1, 1-4). Se manifiesta como un Padre amoroso al
presentarnos a su Hijo Único a quien ama sin límites (Mt 3,17). Por su parte, Jesús se
dirige a su Padre con un cariño exquisito, llamándole Papá (Mc 14,36; Rm 8,15; Gál 4,6).

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Lc 11, 2-4

f) Conclusiones

La paternidad bondadosa de Dios se manifiesta diversamente a lo largo de la historia de


salvación: parte con la creación, continúa en la historia del pueblo de Israel, encuentra su
culminación en Jesucristo y prosigue en el tiempo de la Iglesia, animada por el Espíritu
Santo, hasta que llegue la manifestación gloriosa de nuestro Señor Jesucristo.

Al principio, Dios se manifestó como Padre, de manera especial, con el pueblo de Israel,
a quien eligió libremente de entre los demás pueblos. La acción paterna y materna son
utilizadas por los autores sagrados para hablar del amor de Dios para con su hijo
primogénito, Israel.

En Jesucristo esta paternidad abarca a toda la humanidad: hemos sido hijos de Dios
gracias a Jesucristo.

Al estilo de Jesucristo y, con la fuerza del Espíritu Santo, debemos aprender a dirigir toda
nuestra vida hacia este Padre común.

16
g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

La consecuencia directa de ser hijos de Dios es que nos convirtamos en una gran familia
de hermanos en Cristo. Por eso, la fraternidad es el proyecto de los hijos de Dios. ¿Cómo
podemos concretizarlo con los cercanos y los lejanos?

h) Oración Final

Señor y Padre Nuestro,


Tú nos has dado, en la Creación,
Un motivo para alabarte y para bendecirte por toda la eternidad.
Permítenos ir perfeccionando nuestra fe
Y concédenos anhelar, día a día,
Que jamás nos separemos de ti.
Por ello, Padre todopoderoso y eterno,
Ayúdanos a reconocernos hijos tuyos,
Y a atrevernos a decir: “Padre nuestro, que estás...”

i) Despedida

17
VI. Dios creó el cielo y la tierra

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Reconocer que todo lo creado es obra de Dios y conocer para cual es la tarea del Hombre en
la creación de Dios.

IDEAS IMPORTANTES
- Todo procede de Dios.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial: (propuesta)

Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento


y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.
San Francisco de Asís.

b) Realidad de nuestro entorno

Por mucho tiempo los seres humanos se han preguntado: ¿de dónde procede el mundo?,
¿de dónde procede todo?, ¿Quién fijo las órbitas de los astros, que determinan el tiempo
de verano e invierno, la época de siembra y recolección, el día y la noche? ¿Quién dio
vida a las plantas y animales?, ¿Qué hubo al principio y qué acontecerá al final?

18
Muchos que sufren preguntándose: ¿Quién hace temblar la tierra? ¿De dónde procede el
mal?, ¿triunfará el bien sobre el mal?, ¿de dónde vienen las enfermedades y la muerte?,
¿será la muerte más poderosa que la vida?
En todo el mundo, son las mismas cosas las que angustian a los hombres. En todas
partes, los sabios de los pueblos buscan una respuesta. Hablan del misterio de los
comienzos, de las obras de Dios y de su relación con el ser humano a través de la
historia.
También la Biblia nos ofrece el relato de los orígenes.

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Por qué decimos que Dios es creador?


¿Sabes lo que es la Providencia de Dios?
¿Cuáles son los seres más perfectos que ha creado Dios?

d) Presentación del Tema

1. Dios es Eterno
Sólo Dios es propiamente eterno, es decir, no tiene principio ni fin. En Dios no hay pasado
ni futuro, sino un presente inmutable. Hubo un momento en que solamente existía Él;
pero quiso comunicarme esas cosas buenas; quiso crear el mundo y especialmente al
hombre, que está hecho a su imagen y semejanza. Dios pensó en todos los hombres, en
cada uno de nosotros, mucho antes de crearnos. No existíamos, y ya nos amaba. Y como
Dios amaba al hombre, le preparó un lugar muy bueno: el mundo creado con todas sus
maravillas, el mar, las montañas, los animales, las plantas, el cielo, etc.

2. Dios ha creado el mundo de la nada


El hombre necesita tiempo y esfuerzo para construir un edificio, fabricar un objeto, etc.
pero Dios hizo todas las cosas con sólo su querer y lo creó todo de la nada. Antes de que
Él lo creara, no existía nada.

3. Crear no es lo mismo que fabricar


Decimos que Dios ha creado el mundo y no que Dios ha fabricado el mundo, para indicar
que, cuando empezó a existir, no había nada, siendo Dios quien hizo que existiera. Crear
quiere decir “hacer que exista algo que antes no existía, sacándolo de la nada”. El
hombre no puede crear; sí puede modificar, por ejemplo, el cauce de un rio, un tejido,
usando como materia el algodón o las fibras sintéticas, o montar un auto uniendo piezas
distintas.

4. Dios creó para su gloria y para su amor


Cuando contemplamos una obra de arte, como por ejemplo una catedral, nos
maravillamos y alabamos el genio de los autores. Aquella obra de arte es un orgullo para
quienes la construyeron.
Al contemplar la grandeza del mundo: los astros, el mar, las plantas; al mirar la perfección
de las cosas más pequeñas: un pajarito, un insecto; nos maravillamos y alabamos a Dios,
que es su autor. El mundo es como un reflejo de lo que es Dios, y el mundo canta la
gloria de Dios. A esa glorificación debe unirse el hombre, no solamente por ser la criatura
19
más perfecta de la creación visible, sino, además, porque Dios ha puesto todas las cosas
a su servicio. Pensando en el hombre, Dios creó todas las cosas y las puso en sus
manos.

5. El trabajo y dominio de la tierra


Dios podría haber creado las cosas tal y como existen, por ejemplo, las mesas, las casas,
las centrales eléctricas… pero ha querido que el hombre domine la creación trabajando y
sacándole todo su fruto. Cuando el hombre trabaja, colabora con Dios para dominar la
creación, ya que así Dios lo quiso y debe hacerlo poniendo esfuerzo y ofreciéndolo a
Dios.
Para que las cosas que tenemos nos duren, nos preocupamos siempre de tenerlas muy
bien conservadas, por ejemplo: reparamos los desperfectos, engrasamos las máquinas.
Si las cosas no se cuidan, se estropean y ya no sirven. Podemos imaginar así la
conservación del mundo, con la diferencia de que, si Dios no lo conservase,
desaparecería o volvería a nada. Además, Dios gobierna este mundo, y de manera
especial a los hombres, dándole leyes para poder cuidarlos, pero siempre respetando la
libertad que Él mismo le ha regalado al ser humano.

6. Hemos de tener mucha confianza en Dios


El conocimiento de la Providencia que Dios ejerce sobre el mundo, sobre cada uno de
nosotros, nos debe llevar a una decisión confiada y ponernos en sus manos para que, de
verdad, y para siempre, sea la fuente de nuestra serenidad, seguridad y alegría.

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Génesis 2, 4-25

f) Conclusiones

"En el principio, Dios creó el cielo y la tierra" (Gn 1,1). Con estas palabras solemnes
comienza la Sagrada Escritura. El Símbolo de la fe las recoge confesando a Dios Padre
Todopoderoso como "el Creador del cielo y de la tierra", "del universo visible e invisible".
Hablaremos, pues, primero del Creador, luego de su creación, finalmente de la caída del
pecado de la que Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a levantarnos. (CEC 279)

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Procuraremos hacer todas las mañanas el ofrecimiento de las obras al levantarnos,


puede ser con un salmo o con la oración de San francisco.

Acostumbrarnos a ofrecer a Dios el estudio y el trabajo, haciéndolo lo mejor posible.

h) Oración Final

Señor y Padre Nuestro,


Tú nos has dado, en la Creación,
Un motivo para alabarte y para bendecirte por toda la eternidad.
Permítenos ir perfeccionando nuestra fe
Y concédenos anhelar, día a día,
20
Que jamás nos separemos de ti.
Por ello, Padre todopoderoso y eterno,
Ayúdanos a reconocernos hijos tuyos.
Amén.

i) Despedida

21
VII. Creo en Jesucristo

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Conocer a Jesús como verdadero Dios y verdadero hombre.

IDEAS IMPORTANTES
- Jesucristo, hijo de Dios
- Jesucristo, el Mesías.
- Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial

Jesús de Nazaret y de Galilea


Hijo de Dios, hijo de María;
Aquel que Dios nos envía,
Quien vive plenamente nuestra condición humana,
Que se ocupa de los “pequeños”,
Que no teme a los “grandes”, que quiere salvarnos a todos.

Porque sufrió por amor a nosotros,


Así podemos dar un sentido a nuestro sufrimiento.
Porque confío en su Padre,
Es el refugio de los que dudan.
Porque murió por nosotros, esperamos en Él.
Porque Dios lo resucitó, bendecimos al Padre.
Amén

b) Realidad de nuestro entorno

Para poder conocer a una persona es necesario comunicarnos con ella y saber como
piensa o lo que ha hecho. Y para eso hay que vencer la desconfianza, el temor a no ser
acogidos o comprendidos.
Muchos de nosotros no tenemos relación con Jesús por que no el conocemos, no
sabemos quien es, es decir, podremos haber escuchado muchas cosas de Él, pero nos
invaden muchas dudas ¿quien es realmente Jesús? ¿Cómo que es Dios y es hombre? Y
muchas peguntas mas, que lo mas probable es que nos hagan desistir y mejor no hondar
en conocerle. Hoy es el día en que podemos saber cosa mas de Él y se nos darán
herramientas para poder conocerle.

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Cuál es la imagen que siempre he tenido de Jesús?


¿Qué imagen viene a tu mente cuando decimos que Jesús es verdadero hombre?
¿Has leído alguna vez la Biblia? ¿Por qué?

22
d) Presentación del Tema

1. Dios no abandonó a los hombres, a pesar de sus pecados


A pesar del pecado, Dios seguía amando a nuestros primeros padres y a sus
descendientes y quiso restaurar lo que el pecado había destruido. Para ello, les prometió
que salvaría a los hombres de su pecado y volverían a tener el don de la gracia: volverían
a ser hijos de Dios y herederos del Cielo, pero no recobrarían los dones preternaturales,
es decir, los privilegios que el Señor añadió a la naturaleza humana: inmortalidad del
cuerpo e inmunidad de enfermedades, etc.

2. Dios nos recuerda la promesa que hizo con Adán y Eva


Para que los hombres no se olvidaran de que iba a enviar al mundo un Salvador, Dios les
recuerda con frecuencia esa promesa a través de Abraham, Jacob, Moisés, David…
sobre todo son los profetas quienes nos hablan del Mesías, del salvador que habrá de
venir. Así, Isaías (7,14) nos habla de que nacería de una “Virgen”. Miqueas (5,2) dice,
incluso, dónde va a nacer: “Belén”.

3. El salvador o Mesías es Jesucristo


Para salvar al mundo de sus pecados, Dios no manda a un ángel: envía a su propio Hijo.
Por eso dice el Señor: “Tanto amo Dios al mundo que le envió a su Hijo Unigénito” (Juan
3,16). El salvador es Jesucristo, el Hijo de Dios, nacido de las entrañas purísimas de la
Virgen María. Por eso, el ángel dice a María: “darás a luz un hijo, a quien pondrás por
nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1,21).

4. Jesucristo es verdadero Dios


Nosotros sabemos que Jesucristo es Dios porque Él nos dijo y porque lo demostró con
sus obras. Nos dijo: “Yo y el padre somos una misma cosa” (Juan 10,30); quien me ve a
mi ve al Padre” (Juan 14,9); “nadie conoce al Padre sino el Hijo” (Mateo 11,27). Jesucristo
hace cosas que sólo las puede hacer Dios. Cura a los enfermos: hace hablar a los
mudos, da la vista a los ciegos, cura a los leprosos…; resucita a su amigo Lázaro, al hijo
de la viuda de Nain…; perdona los pecados al paralítico, a Magdalena, a la mujer
adúltera… y todo lo hacía por su propia virtud y poder, porque es Dios.

5. La resurrección de Cristo, la mayor prueba de que es Dios


Jesucristo murió verdaderamente y resucitó, también, de verdad. Se apareció repetidas
veces a sus discípulos, y estos lo atestiguaron. Sus enemigos querían ocultar esta prueba
de su divinidad (cfr. Mateo 28, 11-15). La resurrección de Cristo es la mayor prueba de
que es Dios, pues resucitó por su propia virtud.

6. Jesucristo verdadero Hombre


Jesucristo es igual a nosotros, menos en el pecado y el error. El no tuvo ningún pecado,
ni se equivocó jamás. Sin embargo, tuvo madre como tenemos nosotros; trabajó con sus
manos, ayudando a San José; tuvo hambre y sed, comía y bebía; se cansaba después de
hacer un esfuerzo; tuvo amigos y lloró cuando murió su amigo Lázaro; se alegraba con
sus discípulos, con los niños… Jesucristo no sólo es perfecto, sino que, además, es
perfecto hombre.

7. Jesucristo vive y es nuestro modelo

23
Jesucristo venció la muerte, resucitó y subió al cielo. Como Dios, está en todas partes y
todo lo ve y lo oye. Jesucristo está en el cielo y en la Eucaristía. Podemos hablar con Él
de nuestras cosas y de sus cosas. Él nos escucha y nos habla, no con palabras, sino en
nuestro corazón. Tenemos que aprender de Jesús, porque con su vida, sus obras y sus
palabras, nos enseñó lo que tenemos que hacer para salvarnos y cómo lo tenemos que
hacer. El mismo ha dicho: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”

8. Tenemos que tratar y conocer a Jesús


Los amigos salen juntos, conocen dónde vive cada uno, cómo piensa, cuál ha sido su
vida, hablan de sus cosas. Con Jesús pasa lo mismo. Si queremos tratarle, lo
encontraremos en el evangelio, en la oración y en el sagrario.
- El Evangelio: Cuando leemos conocemos más a Jesús: cómo es, cómo quiere a sus
amigos, lo que espera de ellos. Por eso, debemos leer todos los días el evangelio,
aunque sólo sea unos minutos.
- La Oración: Podemos hacer un rato de oración en la iglesia o en nuestra casa, en un
lugar donde estemos tranquilos y en silencio, para hablar con el Señor de lo que nos
preocupa, pidiéndole lo que necesitamos o deseamos y dándole gracias por todo.
- La Visita al Santísimo: Aunque Jesús está en todas partes, porque es Dios, está de
una manera especial en el sagrario. Es muy bueno que todos los días vayamos a
hacerle una visita, aunque sea corta, para saludarle, hablar con Él y escuchar lo que
nos dice en el fondo de nuestra alma. También podemos saludarle con el corazón,
cuando vemos una iglesia, pensando que está en el sagrario.

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Juan 14,9
Juan 14,6
Mateo 28, 11 -15

f) Conclusiones

Los cristianos llamamos “Señor” no sólo a Dios Padre sino también a Jesucristo,
resucitado de entre los muertos. Confesamos que Jesús es el mismo Dios, proclamamos
que somos su pueblo y ponemos en él toda su fe. Decimos, al mismo tiempo, que
queremos servirnos unos a otros, tal como él encargó en la víspera de su Pasión:
“ustedes me llaman el Maestro y el Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el
Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a
otros”. (Juan 13,13-14)

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Repite siempre, pero en especial en estos días, alguna frase que te recuerde que Jesús
está contigo. Busca alguna jaculatoria, (frases que usaban los santos para sentirse más
cerca de Jesús) y repítela en el día. Como por ejemplo: “Sagrado corazón de Jesús en
voz confió “
Leer, diariamente, unos versículos del evangelio, ojala el del mismo día, para conocer
más de Jesús.
24
h) Oración Final

Tus palabras, Señor, son la verdad.


Tus Palabras están llenas de esperanzas y vida.
Tus palabras son mi alimento de cada día.
Tus palabras son siempre necesarias.
Tus palabras me ayudan a ser cada vez mejor.
Tus palabras son las de un amigo de verdad.
Solo Tú, Señor, tienes palabras de vida eterna.

i) Despedida

25
VIII. Jesucristo nació de Santa María Virgen

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Conocer cómo sucede la encarnación y reconocer las virtudes de la Virgen María

IDEAS IMPORTANTES
- María como Madre de Dios
- María, madre nuestra.
- Dogmas en relación con la Virgen

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial (propuesta)

Dios te salve María.

b) Realidad de nuestro entorno

La madre desempeña un papel decisivo en la vida de cada persona. ¿Iba a ser esto
diferente en el caso de Jesús? Es verdad que él habla con más frecuencia del Padre que
está en los cielos e, incluso, en los escritos del Nuevo Testamento, raras veces se
menciona expresamente a María. Sin embargo, es lógico que nos preguntemos: ¿Qué
tipo de mujer fue la que dio la vida a Jesús y le acompañó?
Los cristianos veneran a María, la madre de su Señor: en cada iglesia se encuentra su
imagen. Muchas mujeres llevan su nombre, “Siempre Virgen”, “llena de gracia”, “esclava
del Señor”, todo su ser está orientado hacia la iglesia, que es la obra de su hijo. Es
modelo de la madre y “coopera con amor materno” a la acción del Espíritu Santo en el
corazón de los hombres (Lumen Gentium, 63). Nosotros nos dirigimos con frecuencia a
ella, como hijos suyos.

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Cuál es la imagen que siempre he tenido de la Virgen María?


¿Cómo crees que se puede haber realizado la encarnación de Jesús?

d) Presentación del Tema

1. María es verdadera Madre de Dios


Todos tenemos una madre, y es verdad madre nuestra, porque nos engendró y dio a luz.
María engendró el cuerpo de Jesús, en el que Dios infundió el alma, y en el mismo
instante, a ese cuerpo y alma, se unió la Segunda Persona de la Santísima Trinidad: el
Verbo. Y, de esta forma, el Hijo de Dios se hizo hombre sin dejar de ser Dios.
María llevó en su seno a Jesucristo, con su cuerpo su alma, y su divinidad, durante nueve
meses, después de los cuales nació, en Belén. Por eso ella es la verdadera madre de
Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.

26
2. Principales verdades y privilegios de María
El don más grande que Dios concedió a María Santísima es el de ser su Madre. Y, por
ser su madre, la llenó de gracia y de extraordinarios privilegios. Queremos conocer muy
bien a la Virgen y, por esto, conviene saber lo que Dios ha hecho en ella:
- La Inmaculada Concepción: Esta frase significa directamente que la Virgen no tuvo
pecado original; desde el mismo instante de su concepción y en atención a los méritos
de su Hijo Jesucristo, Dios la preservó inmune de la culpa original. Pero supone, al
mismo tiempo, que Dios la dotó de santidad enteramente singular, como lo expresó el
arcángel Gabriel al saludarla en el momento de la Anunciación: “Dios te salve, llena de
Gracia” (Lc 1,28)
- Siempre Virgen: es también una verdad de la fe católica que Maria fue siempre Virgen:
antes de engendrar a Cristo, en el nacimiento y después de nacer. Por eso llamamos
a María: “la Virgen”.
- La Asunción: María está en cuerpo y alma en el cielo. Otro gran privilegio de María es
que, después de terminar el curso de esta vida, fue llevada en cuerpo y alma al cielo.
- Otros privilegios de la Virgen: María es, también, Corredentora, pues fue asociada por
Cristo a la redención, del género humano. Es la Reina y Señora de todo lo creado,
como decimos en el quinto misterio el Rosario. Es Madre de la iglesia y medianera de
todas las gracias y, sobre todo, para nosotros, es nuestra madre.

3. María es nuestra Madre

Es una maravilla saber que Dios adornó a su madre con tantas gracias, queriendo que
fuera también Madre nuestra. Señalemos las razones de su maternidad con nosotros:
- Porque Jesucristo es nuestro hermano. San Pablo dice que Jesucristo es “el
primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8,29). Luego, si María es la Madre de
Jesús, nuestro hermano, con toda razón podemos llamarla -Él y nosotros- “Madre
nuestra”, aunque la maternidad con relación a Cristo sea física y natural, mientras que,
con relación a nosotros, es maternidad espiritual.
- Porque Jesucristo nos la dio como madre. Al pie de la cruz, Juan representaba a todos
los hombres cuando Jesucristo le entregó a María como madre. A Él, y a nosotros con
él, dijo: “ahí tienes a tu madre”. Desde aquel momento, todos los cristianos recibimos
a María en nuestra casa, en nuestro corazón, y la hemos de sentir como madre.
- Porque ella intercede por nosotros. Los cristianos de todos los tiempos, y también
nosotros, pedimos cosas a la Virgen, que está en cuerpo y alma en el Cielo. Ella está
allí, pero nos escucha, nos ayuda, nos quiere. Cada uno de nosotros podría contar
muchas cosas que Dios le ha concedido por intercesión de María, nuestra Madre.
Muchísimas otras nos las concede sin que lo sepamos. Ella nos ama como a hijos y
pide a Dios lo mejor para cada uno de nosotros.

4. Hemos de compartamos como buenos hijos de la Madre


Con nuestra madre de la tierra no nos conformamos con conocerla y saber que nos
quiere, y que se preocupa de nosotros; el buen hijo es el que corresponde a ese amor y lo
demuestra con obras: tiene con ella detalles de cariño, le obedece enseguida, le ayuda,
hace las cosas que le gustan y evita las que le disgustan, etc.
Con nuestra Madre del Cielo pasa lo mismo. Después de conocerla muy bien, hemos de
quererla con obras. Y demostramos con obras que queremos a la Virgen, si nos
comportarnos como a Ella le gusta y vivimos alguna devoción mariana.

27
e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Lucas 1, 26 -38

f) Conclusiones

La encarnación del Hijo de Dios se realizó cuando el Espíritu Santo se unió a las
purísimas entrañas de la Virgen María, en su cuerpo y alma, formando al Hijo de Dios; y,
con esta suerte, el que antes era sólo Dios, sin dejar de serlo, es también hombre.
La Santísima Virgen María es la Señora llena de gracia, concebida sin pecado, elegida
por Dios para ser la Madre de su Hijo y madre espiritual de todos los hombres.
María es madre espiritual de los hombres, porque es madre de Jesucristo, cabeza
espiritual de toda la humanidad.

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Repasa o aprende bien el Ave María y rézalo diariamente para acercarte más a la Virgen.

h) Oración final

Dios te Salve María.


Llena eres de Gracias, el Señor es contigo.
Bendita eres entre todas las mujeres,
Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

i) Despedida

28
IX. Pasión y Muerte de Jesús

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Explicitar que Jesús es quien nos salvó del pecado y de qué manera lo hizo.

IDEAS IMPORTANTES
- Jesús salvador
- De qué nos redimió Jesús
- Cómo nos redimió

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial (propuesta)

Puesto que Él se da, podemos nosotros darnos.


Puesto que Él comparte, podemos nosotros compartir.
Puesto que Él vino para servir, podemos nosotros servir.
Puesto que Él muere, podemos nosotros vivir.
Puesto que Él sella la Alianza con su sangre,
nosotros somos hijos de Dios
y en Él nos convertimos en hermanos y hermanas.

b) Realidad de nuestro entorno

Jesús nos muestra todo lo que padeció por amor a nosotros para salvarnos del pecado y
para dejar entre nosotros el perdón, la reconciliación. Pero hoy en día vemos que el
mundo sigue sin darse cuenta de todo esto, es decir, no hay muchas personas que vivan
su día a día pensando que alguien los ama tanto que entregó por ellos su vida, sufrió
dolores físicos muy grandes, para que ellos pudieran conocer la felicidad.
Las personas vivimos un tiempo donde nadie tiene tiempo para nada y menos tiempo
para los otros, es necesario correr para poder llegar a los lugares en que nos
desenvolvemos, trabajo, estudio, etc.
Si miramos en el metro, colectivo, bus, etc. nos encontramos con personas serias,
muchas veces tristes, como si no tuvieran una razón para vivir. Por eso, hoy es
importante que conozcamos que Cristo entregó su vida para darle un sentido a la nuestra
y que no es algo que nos hará felices por un rato, si no que felices por siempre.

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿He visto alguna imagen de Cristo en su pasión y en su muerte?


¿Qué me dicen estas imágenes?
¿Por qué crees que Jesús tuvo que entregar su vida?

29
d) Presentación del tema

1. Jesucristo es el Salvador
Después del pecado de los primeros padres, Adán y Eva, el hombre necesitaba ser
redimido. Dios, en su infinito amor hacia los hombres, nos envió a su Hijo para que nos
salvara de nuestros pecados. Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre, que nos ha
salvado. Él y solo Él es el salvador, el redentor del hombre.

2. Jesucristo ofrece un sacrificio de valor infinito


En la Sagrada Escritura hay una escena conmovedora: Dios pide a Abraham que
sacrifique a su hijo. Abraham obedece heroicamente y toma a Isaac con su haz de leña,
subiendo a un monte para sacrificarlo. Pero, una vez probada la fe de Abraham, Dios no
consintió que Isaac fuera sacrificado y le dijo que no lo matara. (Génesis 22, 1-3)
El sacrificio de Isaac es figura de la Pasión de Cristo, con la diferencia que Dios entrega
hasta la muerte a su propio Hijo, por nosotros. Jesús acepta la voluntad del Padre por
amor y obediencia. Y, como era el Hijo de Dios, cualquier cosa que hiciera podría
salvarnos, porque todo lo que hacía era de valor infinito. Si quiso sufrir tanto fue para
demostrarnos cuanto nos ama y hacernos comprender la gravedad del pecado.

3. Jesucristo, sacerdote, se ofrece a sí mismo


En el Antiguo Testamento los sacerdotes eran los encargados de ofrecer los sacrificios a
Dios; esos sacrificios se ofrecían por todo el pueblo. Unas veces eran frutos de la tierra:
trigo, vino, etc., y otras animales. Jesucristo Sacerdote eterno, no ofreció cosas de la
tierra o animales, sino a sí mismo. Este es el sacrificio más grande de todos los que se
han ofrecido y que se pueden ofrecer sobre la tierra, porque es el Hijo de Dios hecho
hombre. Jesucristo es, a la vez, el Sacerdote que se ofreció a sí mismo en la cruz y la
Víctima de ese Sacrificio.

4. ¿Para que se ofreció Jesucristo en la cruz?


Jesucristo se ofrece en la cruz principalmente por cuatro motivos:
- Para dar gloria a Dios, su Padre. El fin del ser humano es dar gloria a Dios. Jesucristo,
respetando a todos los seres humanos, da a Dios una gloria infinita con su Pasión y
Muerte.
- Para dar Gracias. Con su Pasión y Muerte, Jesucristo da gracias a Dios en nombre de
todos los hombres.
- Para reparar la ofensa del pecado. Al pecar, el hombre se hizo esclavo del pecado y
con sus propias fuerzas no podía liberarse; tenía el alma manchada y no podía
limpiarla. Con su sacrificio, Jesucristo rompe las cadenas del pecado: su sangre limpia
la mancha que esos pecados producen en el alma. Jesucristo entregó su vida por
nosotros para que nosotros, muriendo al pecado, podamos vivir la vida de la gracia.
- Para pedir a Dios lo que necesitamos. Jesucristo, ofreciendo su sacrificio, hace que
Dios Padre escuche siempre lo que le pedimos en su nombre. Por eso, cuando Cristo
nos enseñó cómo tenemos que pedir, nos dijo: “todo lo que le pidan a Dios en mi
nombre, se os concederá… Pidan y recibirán”. (Jn 16,23-24)

5. La cruz en la vida del cristiano


El evangelio enseña que el discípulo de Cristo tiene que llevar la cruz: “el que no toma su
cruz y me sigue no puede ser mi discípulo” (Lc 14,27)

30
Jesús llevó la cruz a cuestas, también, para darnos ejemplo y enseñarnos a amar el
sacrificio. Hemos de amar las cosas que nos cuestan, ofreciéndolas a Jesús y a buscar,
además, cosas que nos cuesten queriendo identificarnos con Él. La cruz esta presente no
sólo en los templos, sino en muchos otros lugares; es el símbolo del cristiano, que
recuerda la pasión y muerte del Señor.

e) Iluminación desde la Palabra de Dios


Juan 18, 1- 18
Juan 19, 1- 41

f) Conclusiones

“La muerte de Jesús no fue fruto del azar en una desgraciada constelación de
circunstancia” (CEC 599). Pertenece al misterioso designo de Dios “que tanto amó al
mundo que dio a su hijo único” (Jn 3,16) para que todos los hombres se salven. Esta
salvación nos viene por la pasión y resurrección del Señor. El que quiera entender cómo
Jesús pudo llegar a una muerte tan humillante en la cruz debe acudir al testimonio de los
evangelistas. Jesús quiso preparar a los apóstoles y les “presentó el sentido de su vida y
de su muerte a la luz del Siervo doliente. Después de su resurrección dio esta
interpelación de las Escrituras a los discípulos de Emaús, luego a los propios apóstoles”.
(CEC 601)
Jesús camina libremente hacia su muerte mientras anuncia el Reino de Dios. Se
encuentra con hombres que rechazan su mensaje y que, finalmente, lo matan. La
responsabilidad no es sólo de ellos, pues, en cierto modo, todos los hombres de todos los
tiempos son responsables de la muerte de Jesús: por sus heridas hemos sido salvados,
dice Isaías a propósito del Siervo doliente (Is. 53, 5), y todos nosotros podemos decir
como San Pablo: el hijo de Dios “me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal. 2, 20)

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Darnos cuenta que, en cada momento, conmemoramos la resurrección de Cristo.


Conocer las catorce estaciones el vía crucis y darnos cuenta por lo que fue pasando
Jesús, sólo por amor a nosotros.

h) Oración final

Puesto que Él se da, podemos nosotros darnos.


Puesto que Él comparte, podemos nosotros compartir.
Puesto que Él vino para servir, podemos nosotros servir.
Puesto que Él muere, podemos nosotros vivir.
Puesto que Él sella la Alianza con su sangre,
nosotros somos hijos de Dios
y en Él nos convertimos en hermanos y hermanas.

i) Despedida

31
X. Resurrección y Ascensión a los cielos

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Conocer la resurrección de Jesús, y la importancia de esto para nuestra fe.

IDEAS IMPORTANTES
- La resurrección de Jesús
- La celebración de la Pascua

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial (propuesta)

Señor, Dios nuestro, te alabamos:


En esta noche de todas las noches,
Haces brillar tu luz:
A la vera de un sepulcro vacío,
Nos infundes esperanza.

b) Realidad de nuestro entorno

En la Pascua de Resurrección celebramos que Jesús vence a la muerte con su


resurrección. Pero hoy en día se ha perdido el sentido y tiene un sentido muy comercial.
La sociedad fomenta en los niños el creer que un conejo de pascua les va a traer huevos
de chocolate, dependiendo cómo se hayan portado. También vemos que familias enteras
aprovechan semana santa para salir fuera de la ciudad y descansar, casi como una
extensión de las vacaciones.
Pero también encontramos personas que esos días asisten a las iglesias para meditar
cada paso de la pasión y muerte de Jesús, participando en las misas, vía crucis,
adoraciones de la cruz, y misas de resurrección, en donde celebramos que cristo vence a
la muerte y nos regala la vida eterna.

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Qué entiendo por resurrección?


¿Cuántas personas conozco que han resucitado?

d) Presentación del tema

1. La Pascua es la fiesta más importante del año


La fiesta de Pascua conmemoramos el triunfo de Jesucristo resucitado. La Iglesia la
celebra con una enorme solemnidad porque es la culminación de nuestra Redención y lo
que confirma nuestra fe.
Efectivamente, Jesucristo, con su muerte, nos libró del pecado y nos reconcilió con Dios
y, por su resurrección, nos abrió las puertas del cielo.
La resurrección de Cristo es fundamento de la religión cristiana, porque es el argumento
principal de su divinidad y de la verdad de nuestra fe.

32
2. La resurrección de Cristo es un hecho histórico
La resurrección de Cristo consiste en que su alma se volvió a unir al mismo cuerpo,
saliendo vivo y victorioso del sepulcro para nunca más morir.
Aunque el suceso no fue visto por los hombres, este milagro es un hecho histórico que
muchos testigos pudieron comprobar porque, el que antes había muerto, a los tres días
se les apareció vivo y con su mismo cuerpo, ahora glorificado.
A su vez, la resurrección de Cristo trasciende la historia porque este milagro, no
presenciado por hombres, es objeto de nuestra fe, atestiguado por los ángeles, por Cristo
y por la Escritura, siendo la confirmación de la divinidad de Jesús. La fuerza salvífica de
Jesús abarca a todos los seres humanos de la historia.

3. Jesucristo subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre


Esta afirmación de nuestra fe significa que Jesucristo, transcurrido el tiempo de su vida en
la tierra, ascendió vivo y glorioso al cielo, donde comparte el poder y la gloria con el Padre
y el Espíritu Santo.

4. La Pascua es el triunfo de Cristo


Durante la Semana Santa contemplamos grandes misterios de amor y de dolor. El Jueves
Santo está centrado en el mandamiento nuevo del amor, en la institución de la Eucaristía
y del sacerdocio; el Viernes Santo es la celebración de la pasión y muerte; el Sábado
Santo es día de expectación, lleno de recogimiento y esperanza.
En esa impaciente espera, la Iglesia celebra la resurrección durante la noche del sábado
al domingo: la Vigilia Pascual. Es la “noche sacratísima”, en la que se enciende el cirio
pascual, que simboliza la luz de Cristo.; las lecturas bíblicas rememoran las grandes
intervenciones de Dios con el ser humano, desde la creación hasta la redención; se
renuevan las promesas del bautismo. El aleluya tres veces repetido, el sonido de las
campanas y los acordes del órgano, las luces, las flores, todo rompe como la vida nueva
de Cristo resucitado.

5. Jesucristo vive y es fundamento de la vida cristiana


El cirio pascual recuerda que la luz del mundo es Cristo, que murió pero resucitó, quien
vive y permanece con nosotros en la iglesia y en la sagrada Eucaristía. Igual que Cristo
comenzó con su resurrección una vida nueva, inmortal y gloriosa, así nosotros debemos
resucitar espiritualmente renunciando para siempre el pecado y amando sólo a Dios y a lo
que nos lleva a Él.
La diferencia fundamental que distingue a Jesucristo de los fundadores de otras religiones
es que nadie se proclamó Dios, salvador del mundo y centro de todos los corazones,
como Él lo hizo, apelando a sus milagros, sobretodo el de su resurrección, como garantía
de sus palabras y doctrina.

6. Cada domingo celebramos la resurrección de Jesucristo


Jesucristo murió en la cruz el Viernes Santo y resucitó el Domingo de Resurrección. Por
eso llamamos al domingo “día del Señor”: porque resucitó Jesús. Pero es tan grande el
milagro de la resurrección que no sólo lo celebramos ese día, sino todos los domingos del
año. Cada domingo vamos los católicos a Misa para celebrar la muerte y resurrección de
Jesucristo.

33
e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Juan 20, 1-18

f) Conclusiones

El hijo de Dios se hizo hombre, nació en Belén y murió en la cruz en Jerusalén. Su


cadáver fue depositado en la tumba. De todo ellos hay testigos. No solo los hombres y las
mujeres que vivieron con el a Jerusalén. También los acusadores, los siervos de los
verdugos, Poncio Pilatos y los soldados romanos.
Los evangelistas cuentan que unas mujeres, a primera hora de la mañana del día de
Pascua, acuden a la tumba de Jesús con aromas para embalsamarle. Cuando llegan al
sepulcro, ven que alguien ha corrido la piedra que cerraba la entrada. Al entrar se dan
cuenta que hay un joven sentado, vestido de blanco, se asustan, pero era un ángel, y el
les dice: no se asusten, Buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no esta
aquí. Pero vayan y díganle a los discípulos (MC 16, 1-7).
Los discípulos dicen Jesús estaba muerto pero ha vencido la muerte y ha resucitado,
como nos los había anunciado. Se nos ha aparecido. Nosotros lo hemos visto.
No ha terminado nuestra relación personal con Él, ni la suya con nosotros. Los seres
humanos que proclaman este increíble mensaje son testigos del mismo.

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Vivir el domingo como la celebración de la resurrección de Jesucristo.

h) Oración final

Cristo amigo y hermano, eternamente vivo.


Tú dejase el sepulcro, que eres Señor y posees la vida.
Tu que eres el Señor de la vida nueva.
Queremos dar testimonio de ti, en todo lugar.
Queremos que, en cada uno de nosotros,
se vean signos de amor y esperanza.
Ayúdanos a ser testigos de tu resurrección y a colaborar,
con la fuerza de tu Espíritu, en la construcción
de una sociedad más humana, más justa y solidaria.
Amén

i) Despedida

34
XI. Jesús volverá a juzgar a los vivos y a los muertos

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Reconocer que al final de los tiempos se nos examinará en el amor que hemos dado en la
tierra.

IDEAS IMPORTANTES
- Qué es el juicio final
- Quién es quien nos enjuiciará

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial (propuesta)

Padre Nuestro.

b) Realidad de nuestro entorno

Cuando hablamos de juicio, lo primero que se nos viene a la mente es el juicio en una
corte, en la cual se analiza si la persona es culpable o inocente, se les juzgan sus actos,
lo que es hecho, por otra persona, por un juez.
Para muchos la palabra juicio es sinónimo de angustia, ya que lo primero que se piensa
es en una condena, o en un juicio injusto. Esto es, por lo menos, lo que han compartido
las personas cuando se les habla de juicio.
La frase “Juicio Final” en nuestra sociedad tiene un concepto relacionado con el miedo, ya
que se piensa que Dios nos está vigilando y que cualquier cosa que hagamos El la
anotará y en el día del juicio final la sacará en cara.
(Camila, 19 años)

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Qué es para nosotros juicio final?


¿Qué significa para nosotros el término “juicio final”?

d) Presentación del tema

1. Juicio particular y juicio final


Además del juicio particular, que acontece inmediatamente después de la muerte, la fe de
la iglesia dice que al final del mundo será juzgada la humanidad entera. Este segundo
juicio será de todos y en presencia de todos los hombres, al final de los tiempos, y por
eso se llama juicio final o juicio universal.

2. Sentido del juicio final


El juicio final no cambiará en nada la sentencia establecida en el juicio particular, pero
servirá para que resplandezca la sabiduría y la justicia divina, para premio de los buenos
y castigo de los malos, también en cuanto al cuerpo. Ante Cristo, que es la verdad, será
puesta al desnudo definitivamente la verdad de la relación de cada hombre con Dios. El

35
juicio final revelara hasta sus últimas consecuencias lo que cada uno haya hecho, bueno
o malo, o haya dejado de hacer durante su vida terrena.

3. La segunda venida de Jesucristo


El juicio final sucederá cuando vuelva Cristo glorioso. El Señor Jesús, como profetizó a
los Apóstoles, vendrá con gran poder y majestad, rodeado de todos sus ángeles, como
juez supremo. Solo Dios Padre conoce el día y la hora en que tendrá lugar; solo Él
decidirá su adviento. Entonces, Dios Padre pronunciará, por medio de su Hijo Jesucristo,
su palabra definitiva sobre toda la historia. Nosotros conoceremos, entonces, el sentido
último de toda la creación y de la Redención. Comprendemos los caminos admirables por
los que la Providencia de Dios habrá conducido todas las cosas a su fin último.
El juicio final revelara que la justicia de Dios triunfa sobre todas las injusticias cometidas
por sus criaturas y que su amor es más fuerte que la muerte.

4. La esperanza de los “cielos nuevos y de la tierra nueva”


Al final de los tiempos, el Reino de Dios llegará a su plenitud, y los justos reinarán para
siempre con Cristo, glorificados en cuerpo y alma. Y el mismo universo material, el cosmo
entero, será transformado. La Sagrada Escritura llama “cielos nuevos y tierra nueva” a
esta renovación misteriosa, que trasformará la humanidad y el mundo.
No sabemos cómo será, pero en este universo nuevo que San Juan llama “la nueva
Jerusalén”, Dios tendrá su morada entre los hombres. “Y enjugará toda lágrima de sus
ojos, y no habrá muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha
pasado”. (Apocalipsis 21, 4)

5. Prepararnos para el encuentro definitivo con Dios


Cuando el Concilio Vaticano II habla de estas verdades, puntualiza que la espera de una
tierra nueva “no debe debilitar; sino más bien avivar la preocupación de cultivar esta
tierra”. Y que “todos estos frutos buenos de nuestra naturaleza y de nuestro diligencia,
tras haberlos propagado por la tierra en el Espíritu del Señor, y según su mandato, los
encontraremos después de nuevo, limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados
cuando Cristo entregue al Padre el Reino eterno y universal”. Dios será, entonces, “todo
en todo” en la vida eterna. (cfr. Lumen Gentium, 48).

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Mateo 25, 30-46

f) Conclusiones

Para vivir el juicio final, tenemos que tener en cuenta, que lo importante es amar a Dios,
vivir por amor a él y dar a todas las personas lo que necesitan: pan a los hambrientos,
agua a los sedientos, techo a los forasteros, vestido a quien no tiene con qué cubrirse,
compañía a los enfermos y los encarcelados. Todos los que hayan hecho esto lo han
hecho por Jesús, aun sin saberlo. Entonces el Señor les dirá: ¡Vengan, El Padre los
espera! ¡Verán lo felices que pueden ser las personas, viviendo en comunión con el
Padre, en el cielo!
Los otros, los que aborrecen voluntariamente a Dios, los que no hacen su voluntad, los
que se niegan, por indiferencia o dureza de corazón, a dar a los demás lo que van
36
necesitando (pan a los hambrientos…) le niegan todo esto a Jesús, aunque no lo sepan.
Ellos mismos se han excluido de la comunión definitiva con Dios y se encuentran en un
estado definitivo de desgracia donde no habrá sino “llanto y rechinar de dientes” (Mateo
25, 30-46).
“Entonces se pondrá a la luz la conducta de cada uno y el secreto de los corazones.
Entonces será condenada la incredulidad que no ha considerado la gracia ofrecida por
Dios. La actitud respecto al prójimo revelara la acogida o el rechazo de la gracia y del
amor divino… pues el hijo no ha venido a juzgar sino para salvar y para dar la vida que
hay en él. Es por el rechazo en esta vida por lo que cada uno se juzga ya a si mismo; es
tribuido según sus obras y puede incluso condenarse eternamente al rechazar el Espíritu
de amor”. (CIC 678 – 679)

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Pensar que un día nuestras acciones quedaran patentes y al descubierto delante de


todos los hombres. Procurar hacer todo desde la mirada de Jesús.

h) Oración final

Señor tu vendrás al fin de los tiempos.


Al fin de mi tiempo en la tierra, cuando yo muera.
Señor, ven a mi encuentro.
Déjame que llegue hasta a ti.
Se para mi un juez clemente
y haz que el día de mi muerte sea el día
en que yo vea al Padre.
Haz que conozcan junto a ti la felicidad,
Junto a los demás bienaventurados.

i) Despedida

37
XII. Creo en el Espíritu Santo

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Conocer quién es la persona del Espíritu Santo y creer en él.

IDEAS IMPORTANTES
- El Espíritu Santo es quien da la vida, desde antes de la creación, hasta ahora.
- El Espíritu Santo es quien se ha manifestado para capacitar al hombre y elegirlo para
una misión.
- La misión de Cristo y del Espíritu Santo se realiza en la Iglesia.
- Símbolos con los que se conoce el Espíritu Santo.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial

Secuencia del Espíritu Santo

Ven Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo.


Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndido.
Luz que penetra las almas, fuente del mayor consuelo.

Ven, Dulce Huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,


tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina Luz y enriquécenos.


Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado, si no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo.


Lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.


por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.
Amén.

b) Realidad de nuestro entorno


El Espíritu Santo es, quizás, para muchos, desconocido y no sabemos quién es o “qué
es”. El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad. No podemos verlo,
no podemos retenerlo ni mostrarlo. No podemos disponer de él a nuestro capricho,
porque es Dios y actúa secretamente en el mundo y en los corazones. Pero podemos
experimentar su existencia y su acción.
Por ejemplo:

38
Cuando un hombre o una mujer hablan de tal manera acerca de Dios que otros abrazan
la fe;
Cuando alguien sufre o da su vida por el evangelio;
Cuando una persona irradia paz o gozo, promueve la justicia o se entrega generosamente
al servicio de los demás;
Cuando el que cometió una injusticia repara los daños causados;
Cuando una persona amargada por el odio comienza a amar y a perdonar;
Cuando a quien pensaba sólo en sí mismo se le abren sus ojos para ver la desgracia
ajena;
Cuando una persona se compromete en el servicio a los demás y pide que sean
respetados…

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Quién es para ti el Espíritu Santo?


¿Conoces personas en que “ves” al Espíritu Santo actuando en ellos?
¿Has experimentado, alguna vez, que el Espíritu Santo haya actuado en ti?

d) Presentación del tema

"Nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!" sino por influjo del Espíritu Santo" (1 Co 12, 3).
"Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá, Padre!"
(Ga 4, 6). Este conocimiento de fe no es posible si no es por la acción del Espíritu Santo.
Para entrar en contacto con Cristo, es necesario, primeramente, haber sido atraído por el
Espíritu Santo. El es quien nos precede y despierta en nosotros la fe. Mediante el
Bautismo, primer sacramento de la fe, la Vida, que tiene su fuente en el Padre y se nos
ofrece por el Hijo, se nos comunica íntima y personalmente por el Espíritu Santo en la
Iglesia:

El Bautismo nos da la gracia del nuevo nacimiento en Dios Padre, por medio de su Hijo,
en el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo, con su gracia, es el "primero" que nos despierta en la fe y nos inicia en
la vida nueva que es: "que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado,
Jesucristo" (Jn 17, 3). (cf CEC 683 ss)

1. ¿Cómo conocer al Espíritu Santo? (cf CEC Nº 688)


La Iglesia, comunión viviente en la fe de los apóstoles, fe que ella transmite, es el lugar de
nuestro conocimiento del Espíritu Santo:

- En las Escrituras que El ha inspirado


- En la Tradición, de la cual los Padres de la Iglesia son testigos siempre actuales;
- En el Magisterio de la Iglesia, al que El asiste;
- En la liturgia sacramental, a través de sus palabras y sus símbolos, en donde el
Espíritu Santo nos pone en Comunión con Cristo;
- En la oración, en la cual El intercede por nosotros;
- En los carismas y ministerios, mediante los que se edifica la Iglesia;
- En los signos de vida apostólica y misionera;
39
- En el testimonio de los santos, donde El manifiesta su santidad y continúa la obra de
la salvación.

2. El Espíritu que da vida


En el principio la Biblia nos menciona que antes que fuera creado todo, el Espíritu de Dios
aleteaba por encima de las aguas: es el comienzo de la VIDA.
Con esta imagen, el autor sagrado quiere indicar que Dios está en todo y sobre todo lo
que vive, se desarrolla y crece en la tierra. Su Espíritu es el que garantiza que la creación
nunca estará privada de Dios, no está abandonada al azar, Él está con nosotros.
En el Génesis se menciona cómo Dios mismo insufló en la nariz de Adán un hálito de vida
(aliento de vida) y el hombre comenzó a vivir. Esto quiere decir que recibimos la vida de
Dios, por eso nos parecemos a Dios y podemos descubrirlo.

3. El Espíritu Santo habló por medio de profetas


Se puede aplicar al Espíritu Santo lo que dice la Biblia de la Sabiduría divina: “En todas
las edades, entrando en las almas santas, forma en ellas amigos de Dios y profetas” (Sab
7,27).
Durante siglos, el Espíritu nos formó a través de sus profetas. Inspiró los escritos del
Antiguo Testamento, que nos traen sus palabras, sus gestos y sus enseñanzas sobre
Dios, el mundo y el hombre.
Dios concedió su Espíritu a distintas personas elegidas para capacitarlos para una misión.
Ejemplo de ellos son los profetas, los reyes, etc.
Israel tiene una manera especial de hablar del Espíritu cuando se trata del Mesías
(Jesús), de Él dice uno de los profetas: Dios le da el espíritu de sabiduría e inteligencia, el
espíritu de consejo, de conocimiento y fortaleza, el espíritu de piedad y temor de Dios (Is
11,2). Recordamos estas palabras del profeta cuando hablamos de los “siete dones” del
Espíritu Santo. El número siete es signo de plenitud. Cuando recibimos el Espíritu, nos
llenamos de luz y amor, fortaleza y paz. Él nos encomienda una misión, para que, bajo su
impulso, realicemos la obra de Dios en nosotros mismos y en los demás.

4. Jesucristo y el Espíritu Santo


Jesús vive y actúa en unidad con el Espíritu Santo. En distintos pasajes del Evangelio
vemos cómo Jesús actúa según la inspiración del Espíritu.
Jesús prepara a sus discípulos para el tiempo en que Él ya no esté visible entre ellos. San
Juan cuenta cómo Jesús dice a sus discípulos palabras de despedida.
Les promete un Consolador, un Paralítico. Alguien que les recuerde todo lo que Él les ha
dicho y los conduzca a la verdad plena, y en el que puedan sentirse seguros porque les
dirá como defenderse cuando les acusen y persigan por causa de Jesús.
Les promete su Espíritu Santo, el Espíritu que otorga a todos los hombres, por su muerte
y su resurrección; el Espíritu que envía desde el Padre.

Jesús resucitado se aparece a los apóstoles, sopla sobre ellos y les dice “Recibid el
Espíritu Santo” (Jn 20,22). Llena a sus discípulos del Don de Dios: este Don es el Espíritu
Santo mismo, que los introduce en una vida nueva cristiana.
En esto consiste la vida cristiana: el Espíritu Santo se nos ha dado (Rom 5,5) y nosotros
somos el templo de Dios, puesto que el Espíritu habita en nosotros (1Co 3,16). Por entrar
en nuestra vida, el Espíritu nos guía (cf. Gál 5, 16 – 25), y quien se deja guiar por el
Espíritu es verdadero hijo de Dios (Rom 8, 14).

40
El Espíritu vive en el corazón de cada uno de los creyentes y los integra en la Iglesia,
porque es igualmente el Espíritu quien guía a la Iglesia, desde su nacimiento hasta el fin
de los tiempos.

El catecismo nos enseña en el Nº 737:


La misión de Cristo y del Espíritu Santo se realiza en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y
Templo del Espíritu Santo. Esta misión conjunta asocia desde ahora a los fieles de Cristo
en su Comunión, con el Padre, en el Espíritu Santo: El Espíritu Santo prepara a los
hombres, los previene por su gracia, para atraerlos hacia Cristo. Les manifiesta al Señor
resucitado, les recuerda su palabra y abre su mente para entender su Muerte y su
Resurrección. Les hace presente el Misterio de Cristo, sobre todo en la Eucaristía, para
reconciliarlos, para conducirlos a la Comunión con Dios, para que den "mucho fruto" (Jn
15, 5. 8. 16).

5. Símbolos con los que se conoce el Espíritu Santo


Al Espíritu Santo se le representa de diferentes formas:
- Agua: El simbolismo del agua es significativo de la acción del Espíritu Santo en el
Bautismo, ya que el agua se convierte en el signo sacramental del nuevo nacimiento.
- Unción: Simboliza la fuerza. La unción con el óleo es sinónima del Espíritu Santo. En
el sacramento de la Confirmación se unge al confirmado para prepararlo a ser testigo
de Cristo.
- Fuego: Simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu.
- Nube y luz: Símbolos inseparables de las manifestaciones del Espíritu Santo. Así
desciende sobre la Virgen María para "cubrirla con su sombra". En el Monte Tabor, en
la Transfiguración, el día de la Ascensión; aparece una sombra y una nube.
- Sello: Es un símbolo cercano al de la unción. Indica el carácter indeleble de la unción
del Espíritu en los sacramentos y habla de la consagración del cristiano.
- La Mano: Mediante la imposición de manos, los Apóstoles y, ahora, los Obispos,
transmiten el "don del Espíritu".
- La Paloma: En el Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo aparece en forma de paloma y
se posa sobre Él.
(Mayor detalle ver CEC Nº 694 – 701)

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Romanos 5, 5

f) Conclusiones
Del CEC Nº 742 – 747:

742 "La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu
de su Hijo que clama: Abba, Padre" (Ga 4, 6).

743 Desde el comienzo y hasta de la consumación de los tiempos, cuando Dios envía a
su Hijo, envía siempre a su Espíritu: la misión de ambos es conjunta e inseparable.

744 En la plenitud de los tiempos, el Espíritu Santo realiza en María todas las
preparaciones para la venida de Cristo al Pueblo de Dios. Mediante la acción del Espíritu
Santo en ella, el Padre da al mundo el Emmanuel, "Dios con nosotros" (Mt 1, 23).
41
745 El Hijo de Dios es consagrado Cristo (Mesías) mediante la Unción del Espíritu Santo
en su Encarnación (cf. Sal 2, 6-7).

746 Por su Muerte y su Resurrección, Jesús es constituido Señor y Cristo en la gloria


(Hch 2, 36). De su plenitud derrama el Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la Iglesia.

747 El Espíritu Santo que Cristo, cabeza, derrama sobre sus miembros, construye, anima
y santifica a la Iglesia. Ella es el sacramento de la Comunión de la Santísima Trinidad con
los hombres.

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

¿De qué manera concreta puedo dejar actuar al Espíritu Santo en mi?

h) Oración Final

Oración al Espíritu Santo (San Agustín)

Respira en mí, oh Espíritu Santo,


Para que sea santo mi pensar.
Impéleme, oh Espíritu Santo,
Para que sea santa mi actitud.
Atráeme, oh Espíritu Santo,
Para que yo ame lo que es santo.
Fortaléceme, oh Espíritu Santo.
Protégeme, oh Espíritu Santo,
Para que jamás pierda lo que es santo.
Amén.

i) Despedida

42
XIII. La Iglesia: comunidad de vida

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Conocer qué es la iglesia, para sentirse parte de ella.

IDEAS IMPORTANTES
- Qué es la Iglesia.
- Quién fundó la Iglesia.
- Quiénes constituyen la Iglesia.
- Sucesión Apostólica

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial

Padre Nuestro y Ave María.

b) Realidad de nuestro entorno

Es natural que en una comunidad que agrupa a personas muy diferentes se discuta e
incluso se dispute: unos se atienen a un maestro y otros escuchan a unos distintos (1Cor
3, 4-8). Unos piensan que los usos y las costumbres son muy importantes; otros creen
que son secundarias o extrañas. La diversidad de carismas y formas de vida es un
enriquecimiento para la comunidad y para toda la Iglesia, siempre que los cristianos no
olviden que no tienen más que un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios
Padre de todos (Ef. 4, 5-6)
Toda la Iglesia se siente afectada cuando algunas personas o algunos grupos discuten
sobre doctrinas y normas de vida y provocan, así, rupturas en el seno de la comunidad,
porque la Iglesia forma un solo cuerpo, movido por un solo Espíritu, por una misma
esperanza.

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

- ¿Que es la Iglesia?
- ¿Qué piensas de la Iglesia?

d) Presentación del tema

1. ¿Qué es la Iglesia?
Jesús vino a la tierra para redimirnos y salvarnos, pero tenía que marcharse. Como la
redención que Él había conseguido para nosotros tenía que llegar a todos los hombres,
Cristo funda la Iglesia con la misión de continuar en la tierra su obra salvadora. La Iglesia,
por tanto, no es una invención humana, sino algo querido expresamente por Dios.
La palabra “Iglesia” significa “convocación”, término muy propio porque la Iglesia es el
nuevo pueblo de Dios convocado por la Palabra y constituido por la Gracia que se nos da
por los sacramentos; fundada por Cristo y regido por el Papa y los Obispos, que
conducen a los fieles cristianos a la salvación bajo la acción del Espíritu Santo.
43
2. ¿Cómo fundó, Jesucristo, la Iglesia?
En los Evangelios consta que Jesús quiso fundar la Iglesia. En efecto, El Señor comenzó
a predicar la Buena Nueva, es decir, la llegada del Reino de Dios prometido desde siglos
en la Escritura. Y, en parábolas, fue explicando la naturaleza de ese Reino. También
precisó que este Reino estaba estructurado jerárquicamente y, para eso, eligió a los doce
apóstoles:
- Elige a los doce apóstoles: Jesús elige a doce hombres que viven distintas realidades
para seguirle. Elige, por ejemplo, pescadores, doctores, cobradores de impuestos, etc.
- El Señor concedió gracias especiales a sus apóstoles: predicar, bautizar, perdonar los
pecados, consagrar el cuerpo de Cristo, gobernar la Iglesia junto con Pedro y bajo su
autoridad. Los apóstoles las transmitieron a sus sucesores, estos a los siguientes y así
hasta nuestros días. Los sucesores de los apóstoles son los obispos.
- Pedro recibió los dones supremos. De entre los apóstoles, Pedro fue constituido, por
Cristo, piedra o fundamento sobre el que edificaría su Iglesia, y le otorgó el primado
sobre toda la Iglesia. El sucesor de Pedro es el Papa.
- El día de Pentecostés el Espíritu Santo fortaleció la Iglesia. Cuando Jesús subió al
cielo, los apóstoles no sabían del todo cómo cumplir lo que El Señor les había
mandado. Al venir el Espíritu Santo iluminó sus inteligencias para saber lo que tenían
que hacer y fortaleció su corazón para que no tuvieran miedo a nada y a nadie. El
Espíritu Santo permanece en la Iglesia fortaleciéndola, ayudándola y asistiéndola
hasta el fin del mundo.

3. El misterio de la Iglesia
Podemos decir que Cristo edificó su Iglesia dotándola de características especiales, por lo
que es distinta de las demás sociedades que conocemos. La Iglesia es humana y divina
al mismo tiempo, visible e invisible a la vez. También jerárquica y carismática.

4. Cristo fundó una sola Iglesia


Cristo fundó una sola Iglesia; El habló de un solo rebaño y un solo pastor. La verdadera
Iglesia fundada por Cristo es Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana.
- La Iglesia es una: tiene un solo Señor; confiesa una sola fe, nace de un solo Bautismo,
no forma más que un solo Cuerpo, vivificado por un solo Espíritu, orientado a una
única esperanza (cf Ef 4, 3-5) a cuyo término se superarán todas las divisiones.
- La Iglesia es santa: Dios santísimo es su autor; Cristo, su Esposo, se entregó por ella
para santificarla; el Espíritu de santidad la vivifica. Aunque comprenda pecadores, ella
es "ex maculatis immaculata" ("inmaculada aunque compuesta de pecadores"). En los
santos brilla su santidad; en María es ya la enteramente santa.
- La Iglesia es católica: Anuncia la totalidad de la fe; lleva en sí y administra la plenitud
de los medios de salvación; es enviada a todos los pueblos; se dirige a todos los
hombres; abarca todos los tiempos; "es, por su propia naturaleza, misionera" (AG 2).
- La Iglesia es apostólica: Está edificada sobre sólidos cimientos: "los doce apóstoles
del Cordero" (Ap 21, 14); es indestructible (cf Mt 16, 18); se mantiene infaliblemente
en la verdad: Cristo la gobierna por medio de Pedro y los demás apóstoles, presentes
en sus sucesores, el Papa y el colegio de los obispos (CEC N° 866 –869)
- Romana: porque la autoridad en la Iglesia, el Papa, sucesor de Pedro, está en Roma,
como estuvo también Pedro. El Obispo de Roma es el representante visible de
Jesucristo.

44
5. Las características del Pueblo de Dios (CEC N° 782)
El Pueblo de Dios tiene características que le distinguen claramente de todos los grupos
religiosos, étnicos, políticos o culturales de la historia:
– Es el Pueblo de Dios: Dios no pertenece en propiedad a ningún pueblo. Pero El ha
adquirido para sí un pueblo de aquellos que antes no eran un pueblo: "una raza
elegida, un sacerdocio real, una nación santa" (1 P 2, 9).
– Se llega a ser miembro de este cuerpo no por el nacimiento físico, sino por el
"nacimiento de arriba", "del agua y del Espíritu" (Jn 3, 3-5), es decir, por la fe en Cristo
y el Bautismo.
– Este pueblo tiene por jefe (cabeza) a Jesús, el Cristo (Ungido, Mesías): porque por la
misma Unción, el Espíritu Santo fluye desde la Cabeza al Cuerpo, es "el Pueblo
mesiánico".
– "La identidad de este Pueblo, es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios en cuyos
corazones habita el Espíritu Santo como en un templo".
– "Su ley, es el mandamiento nuevo: amar como el mismo Cristo nos amó (cf. Jn 13,
34)". Esta es la ley "nueva" del Espíritu Santo (Rm 8,2; Ga 5, 25).
– Su misión es ser la sal de la tierra y la luz del mundo (cf. Mt 5, 13-16). "Es un germen
muy seguro de unidad, de esperanza y de salvación para todo el género humano".
– "Su destino es el Reino de Dios, que Él mismo comenzó en este mundo, que ha de ser
extendido hasta que Él mismo lo lleve también a su perfección" (LG 9).

6. Amar a Cristo es amar a la Iglesia


Después de saber un poco más lo que es la Iglesia, entendemos que sería un grave error
aceptar a Cristo y rechazar a la Iglesia. Sería una actitud contradictoria, porque Jesús la
instituyó para predicar su doctrina y administrar la gracia a los hombres como
instrumentos de salvación.

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Mateo 16, 16-19

f) Conclusiones

La palabra "Iglesia" significa "convocación". Designa a la asamblea de aquellos a quienes


convoca la palabra de Dios para formar su Pueblo y que, alimentados con el Cuerpo de
Cristo, se convierten, ellos mismos, en Cuerpo de Cristo.
La Iglesia es, en este mundo, el sacramento de la salvación, el signo y el instrumento de
la Comunión con Dios y entre los hombres.
"La única Iglesia de Cristo, de la que confesamos en el Credo que es una, santa, católica
y apostólica subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los
obispos en comunión con él. Sin duda, fuera de su estructura visible pueden encontrarse
muchos elementos de santificación y de verdad " (LG 8).
Se entra en el Pueblo de Dios por la fe y el Bautismo. "Todos los hombres están invitados
al Pueblo de Dios" (LG 13), a fin de que, en Cristo, "los hombres constituyan una sola
familia y un único Pueblo de Dios"(AG 1).
La Iglesia es el Cuerpo de Cristo. Por el Espíritu y su acción en los sacramentos, sobre
todo en la Eucaristía, Cristo muerto y resucitado constituye la comunidad de los creyentes
como Cuerpo suyo.
45
En la unidad de este cuerpo hay diversidad de miembros y de funciones. Todos los
miembros están unidos unos a otros, particularmente a los que sufren, a los pobres y
perseguidos.
La Iglesia es este Cuerpo del que Cristo es la Cabeza: vive de El, en El y por El: El vive
con ella y en ella.
La Iglesia es la Esposa de Cristo: la ha amado y se ha entregado por ella. La ha
purificado por medio de su sangre. Ha hecho de ella la Madre fecunda de todos los hijos
de Dios.
La Iglesia es el Templo del Espíritu Santo. El Espíritu es como el alma del Cuerpo Místico,
principio de su vida, de la unidad en la diversidad y de la riqueza de sus dones y carisma.
"Así toda la Iglesia aparece como el pueblo unido `por la unidad del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo' (San Cipriano)" (LG 4).

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Reza con frecuencia por el Papa, los obispos y los sacerdotes. Sobre todo por el de la
sede; lo puedes hacer de modo especial en la Santa Misa.

h) Oración Final

Oración por la Iglesia


Que no olvide yo, ni un instante, que Tú, Señor, has establecido en la tierra un reino que te
pertenece; que la Iglesia es tu obra, tu institución, tu instrumento; que nosotros estamos bajo
tu dirección, tus leyes y tu mirada; que cuando la Iglesia habla, Tú eres el que hablas. Que la
familiaridad que tengo con esta verdad maravillosa no me haga insensible a esto; que la
debilidad de tus representantes humanos no me lleve a olvidar, que eres Tú quien hablas y
obras por medio de ellos.
Amén.

i) Despedida.

46
XIV Comunión de los Santos

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Reconocer el significado de la comunión de los santos, sus estados y cómo vivir esta
comunión.

IDEAS IMPORTANTES
- Comunión de los Santos.
- Vivir la comunión de los santos.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial (propuesta)

Señor te pedimos para que tu Espíritu


se derrame en nosotros y poder formar,
por la entrega de tu amor un solo cuerpo
y ser testigos de la comunión que nos das
y que nos une.
Amén

b) Realidad de nuestro Entorno

Confesar que la iglesia es una “Santa” y “Católica” y que existe la “comunión de los
santos”, son actos de fe que se exigen mutuamente. La iglesia es la iglesia de Cristo.
Todos los que pertenecen a la iglesia están en comunión de fe y de amor con Cristo;
reciben todo de él, especialmente por medio de los sacramentos: reciben el sacramento
de su cuerpo y de su sangre, el perdón de los pecados, etc. El Espíritu de Cristo, que se
da a los creyentes, derrama el amor de Dios en sus corazones (Rom 5,5). Así, todos los
miembros de la iglesia participan, comulgan, en las “cosas santas”. (CEC 947 -948).
Pero existe otra comunión: la comunión de los miembros de la iglesia, que San Pablo
llama “santos”.

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Qué Santos conoces?


¿Qué significa “Comunión de los Santos”?

d) Presentación del tema

1. Por el bautismo se empieza a formar parte del cuerpo de la Iglesia


Al recibir el bautismo, nos incorporamos a la iglesia, que es el Cuerpo Místico de Cristo;
por eso se dice que, por el bautismo, empezamos a formar parte del Cuerpo de Cristo. Al
recibir la gracia en el sacramento, nos unimos a Cristo, que es la cabeza de ese cuerpo, y
empezamos a ser miembros vivos. Si perdemos la gracia, nos separamos de la Cabeza y
somos como miembros muertos. Es como si una mano, que está viva por estar unida al

47
cuerpo y a la cabeza, se separa del cuerpo; se corrompería, quedaría muerta y no serviría
para nada. En consecuencia, hemos de esforzarnos por vivir siempre en gracia.

2. Cada miembro está unido a los demás miembros


Sabemos muy bien que en el cuerpo humano, cuando la sangre limpia y buena llega a
todos los miembros, esa sangre hace que los miembros estén vivos y se comunique unos
a otros.
En el Cuerpo Místico de Cristo hay algo que es como la sangre, y la gracia y los dones
que Dios nos da establecen una comunión de vida sobrenatural de los miembros con la
Cabeza y de los miembros entre sí.

3. La reunión entre los santos del cielo, las almas del purgatorio y los fieles de la
tierra
La iglesia la formamos, no sólo los que por el bautismo pertenecemos a ella y estamos en
la tierra (iglesia militante) sino, también, los santos que están en el cielo (Iglesia
triunfante) y los que están purificando su alma en el purgatorio antes de entrar en el cielo
(Iglesia purgante). Estos son los tres estados de una única iglesia, unidos porque la única
cabeza es Cristo, siendo la gracia la vida que los anima.

4. La comunicación de bienes en la Iglesia


La vida del Cuerpo de Cristo, pues, es la gracia, con todo lo que comporta la vida
sobrenatural que los miembros reciben de la Cabeza, estableciéndose una estrecha
relación de la Cabeza con los miembros y de los miembros entre sí: Cristo infunde sus
dones, y los fieles adoran y alaban; los bienaventurados del cielo nos ayudan a nosotros y
a los que están en el purgatorio, y nosotros invocamos a los Santos, nos ayudamos
mutuamente, socorremos, con rezos, a las almas del purgatorio y las buenas obras de los
otros miembros de la Iglesia nos ayudan y hacen bien a nuestras almas.

5. Cómo vivir la comunión de los santos


La comunión de los santos es una realidad tan fecunda y consoladora, tan importante
para la vida y santidad de la Iglesia, que no podemos perder las oportunidades de vivirla,
luchando por ser mejores y ayudar a los demás. La mejor manera de vivir la comunión de
los santos es recibir los sacramentos, ya que, por la gracia que nos otorgan, nos unimos,
cada vez más a Dios que es Santo por excelencia. Otro modo es invocar a la Virgen
Maria y a los santos, porque consiguen de Dios muchas gracias.
Nosotros podemos ayudar a la iglesia purgante ofreciendo misas, trabajos y oraciones,
por las almas que están en el purgatorio y desear gozar cuanto antes de Dios en el cielo.
Y de la misma manera podemos ayudar a la iglesia militante, los cristianos que están en
la tierra, ofreciendo cosas durante el día para que Dios les ayude.

e) Iluminación desde la Palabra de Dios.

Juan 13, 12-15

f) Conclusiones

Hemos sido bautizados en el nombre del mismo Dios. Estamos habitados por el mismo
Espíritu. Tenemos fe en la misma Palabra. Compartimos la misma esperanza. Tenemos
48
la misma exigencia de amor. Compartimos el mismo pan eucarístico. Formamos una sola
Iglesia: Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo, Templo del Espíritu Santo.
“Porque todos los que somos hijos de Dios y constituimos una sola familia en Cristo, al
unirnos en mutua caridad y en la misma alabanza de la Trinidad, secundamos la íntima
vocación de la iglesia”. (Concilio Vaticano II, Lumen Gentium, 51)

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Un modo de vivir la comunión de los santos es encomendar en la Misa a las benditas


almas del purgatorio.

h) Oración Final

Jesús te ofrecemos todos nuestros actos,


Pensamientos y oraciones, para
Ayudarnos unos a otros a llegar a
Vivir en tu gloria.
Amén

i) Despedida

49
XV. El perdón de los pecados

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Conocer la voluntad salvífica de Dios (1Tim 2,4), que se cumple en la entrega de su Hijo
Jesucristo (Jn 3,16) y tiene como signo la misericordia y el perdón (Lc 23, 34).

IDEAS IMPORTANTES
Enviado por el Padre, la redención que Jesús realiza consiste en reconciliar al
mundo con Él, mediante la entrega de su vida en la cruz y su victoria sobre la
muerte.
Esta obra de Salvación la lleva a cabo por la misericordia y el perdón, que tiene la
misma característica del amor de Dios, la gratuidad.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial (propuesta)


Se propone realizar una oración de acción de gracias, ya que se retoma la preparación
para los sacramentos. Se puede leer la cita 1Tim 2,4.

b) Realidad de nuestro entorno

Muchas veces, pareciera que se nos quiere ir formando sin considerar o sopesar lo que
vamos viviendo. Cada vez más, la rapidez de la vida diaria nos va llevando, en ocasiones,
a una superficialidad en la que no hay espacio para detenerse en nuestros errores,
nuestras faltas al amor, en nuestros pecados. Aunque la conciencia nos diga algo, cada
vez nos vamos acostumbrando a pasar de largo. Pero todo eso nos hace vivir
secándonos por dentro porque hay muchas cosas que, aunque queremos, no podemos
ocultar y nos causan dolor.

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Cómo sueles actuar cuando te has equivocado, cuando has pecado? ¿Por qué?
¿Cómo te imaginas que reacciona Jesús cuando te has equivocado, cuando has pecado?
¿Por qué?

d) Presentación del Tema

1. Somos pecadores
El hombre nace con el pecado original, heredado de los primeros padres, Adán y Eva.
Además, a lo largo de la vida todos pecamos: ofendemos a Dios porque no cumplimos lo
que Él nos pide; ofendemos también a nuestros hermanos, los hombres, y, con ello,
ofendemos a Dios. El hombre tiene una gran necesidad del perdón de Dios.

Cristo perdona los pecados


Mientras Jesucristo estuvo en la tierra, perdonaba los pecados a todos los que se
arrepentían. En el Evangelio se destaca este poder de Cristo, que podía ejercerlo por ser
el verdadero Hijo de Dios, además de hombre verdadero. “Ten confianza, hijo, tus

50
pecados te son perdonados” (Mt 9,2), dice al paralítico. Y a la mujer pecadora, que se
presenta en casa de Simón, le dice: “Tus pecados quedan perdonados”. (Lc 7, 48).

Cristo entrega el poder de perdonar a la Iglesia


Cuando, tras la resurrección, Cristo da al Espíritu Santo a sus Apóstoles, les da el poder
de perdonar los pecados, diciéndoles: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes les perdonen
los pecados, les quedarán perdonados; a quienes se los retengan, les quedarán
retenidos” (Jn 20,22-33). La iglesia ejerce este poder, sobre todo, en el bautismo y la
penitencia.

Hay un solo bautismo para el perdón de los pecados


En el momento de la ascensión al cielo dijo Jesús a sus Apóstoles: “Id al mundo entero y
predicad el Evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado, se salvará; pero el que
no crea, se condenará” (Mc 16, 15 -16). Cristo ha querido vincular el perdón de los
pecados a la fe y al bautismo. El bautismo es el primer sacramento que perdona los
pecados y los borra completamente, aunque no libra al hombre de la debilidad de su
naturaleza y la tendencia al pecado.

El sacramento de la penitencia
Siendo tan radical el efecto del bautismo, cabría pensar en una posterior inocencia
definitiva; sin embargo, la libertad del hombre es frágil y vuelve a necesitar el perdón.
Cristo conocía nuestra condición y dispuso otro medio de reconciliación para los que han
caído después del bautismo: el sacramento de la penitencia, que nos reconcilia con Dios
y con la Iglesia.

La iglesia perdona todos los pecados


No hay ningún pecado, por grave que sea, que la Iglesia no pueda perdonar. Cristo nos
redimió del pecado ofreciendo su vida por los hombres y quiso que, en la Iglesia,
estuvieran las puertas abiertas, a través del perdón para quien se arrepienta de sus
pecados. El poder de perdonar los pecados, por el sacramento de la penitencia, lo tienen
únicamente los que han recibido la potestad sacerdotal en el sacramento del Orden, es
decir, los obispos y los presbíteros (sacerdotes).

Hemos de agradecer este don de Cristo a su Iglesia


¡Que difícil es dar gracias a Dios por haber dado a la Iglesia el poder de perdonar los
pecados! San Juan Crisóstomo decía: “Los sacerdotes han recibido un poder que Dios no
ha dado ni a los ángeles, ni a los arcángeles… Dios sanciona en el cielo todo lo que los
sacerdote hagan aquí abajo”. Y San Agustín: ”Si en la Iglesia no hubiese remisión de los
pecados, no habría ninguna esperanza, ninguna expectativa de una vida eterna y de una
liberación eterna. Demos gracias a Dios que ha dado a la Iglesia semejante don”

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

LC 2, 68-79

51
f) Conclusiones

En Jesús tenemos un Salvador que viene a nosotros como juez misericordioso, que
perdona siempre. Esto destierra el miedo y nos pone en la seguridad de no ser
rechazados por nuestros pecados.
Jesús deja el poder de perdonar los pecados, por el sacramento de la penitencia, a la
Iglesia, en los sacerdotes y obispos.
Nuestro testimonio de fe nace de la experiencia de ser perdonados.
La clave está en dejar que entre en nosotros el perdón, puesto que Jesús ya lo ha dado.

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)


Acudir con frecuencia al sacramento de la reconciliación.

h) Oración Final

Momento de reconocimiento y de acción de gracias que ayude a reconocer que Jesús no


se escandaliza de nosotros. Su amor y misericordia, limpian toda suciedad del pecado.

i) Despedida

52
XVI. Resurrección de los muertos y la vida Eterna

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Conocer qué es la Vida Eterna y comprender los estados del alma después de muertos.

IDEAS IMPORTANTES
- La muerte para los cristianos.
- La vida eterna.
- Los estados del alma.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial (propuesta)

La vida de los que en ti creemos, Señor,


No termina, se transforma;
Y, al deshacerse nuestra morada terrenal,
Adquirimos una mansión eterna en el cielo”.
(Prefacio I de la misas de difuntos)

d) Realidad de nuestro entorno

Todo ser humano un día morirá, y la experiencia de la muerte, que a todos alcanza, es
completamente cierta y segura. Diariamente, mueren muchas personas, con frecuencia
muy cercanas a nosotros: familiares, amigos, conocidos… mueren ricos y pobres,
famosos o gente desconocida, ancianos, jóvenes y, también, niños. Y hay que considerar
que sólo se vive y se muere una vez. Es una fantasía y un error, pensar en la
reencarnación después de la muerte. La muerte es la separación del alma y el cuerpo; el
final de la vida terrena.

e) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Qué quiere decir la resurrección de los muertos?


¿Cómo es que Cristo resucitó?
¿Cómo me imagino la vida eterna?

f) Presentación del Tema

1. La muerte, consecuencia del pecado


Recogiendo las afirmaciones de la Sagrada Escritura, la Iglesia enseña que la muerte
entró en el mundo a causa del pecado. El hombre es, por naturaleza, mortal, pero Dios
había ofrecido al ser humano un privilegio que lo libraría de la muerte si era fiel a su
creador. Por tanto, la muerte fue contraria a los designios de Dios creador y entró en el
mundo como consecuencia del pecado de los primeros padres: Adán y Eva.

2. La muerte fue transformada por Cristo

53
Gracias a Cristo, la muerte cristiana tiene un sentido positivo, Jesús, que es el Hijo de
Dios, sufrió también la muerte, propia de la condición humana, pero la asumió en un acto
de sometimiento total y libre a la voluntad del Padre. La obediencia de Jesús transformó
la maldición de la muerte en bendición. Por su muerte, abrió a todos los hombres la
posibilidad de la salvación.
La visión cristiana de la muerte se expresa, de modo privilegiado, en la liturgia de la
Iglesia cuando dice:”la vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y,
al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo”
(prefacio de difuntos)

3. A continuación de la muerte
En el tiempo de la muerte, el alma se separa del cuerpo. El alma no muere porque es
inmortal, y comparece inmediatamente delante de Dios para ser juzgada. Según la
sentencia del juicio, el alma va al cielo a gozar de la presencia de Dios, va al purgatorio si
necesita purificarse, o al infierno, en caso de que muera en pecado mortal y sin la gracia
de Dios. El Señor es misericordioso, pero también es justo; y por eso premia o castiga
conforme a las obras que la persona ha realizado durante su vida en la tierra.

4. El cielo consiste en ver, amar y gozar de Dios eternamente


¿Qué es el cielo? Escribiendo San Pablo a los cristianos de Corintio, decía: “ni ojo vio, ni
oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman”
(1 Corintio 2,9). Es algo tan grande que, aunque nosotros pudiéramos a soñar, nunca
llegaríamos a imaginar lo que es. Sin embargo, dice una cosa muy concreta: “estaremos
siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4,18). Estaremos siempre con Cristo, nuestro
hermano y amigo.

5. La purificación final o purgatorio


Los que mueren en la gracia y amistad con Dios, pero imperfectamente purificados,
aunque están seguros de su eterna salvación, viven después de la muerte una
purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la Iglesia del cielo.

6. Podemos ayudar a las almas del purgatorio


Dios quiere que la Iglesia de la tierra ayude a las almas que están en el purgatorio, donde
se están purificando, y tienen un deseo ardiente de ir al cielo para estar con Dios. Como
se dice en el tema de la comunión de los santos, hemos de ayudarles y podemos hacerlo
con estos auxilios:
- Ofrecer como sufragio la Santa Misa.
- Rezar mucho por almas del purgatorio.
- Ofrecer, en su favor, nuestras buenas acciones.

7. Existe el infierno.
Jesucristo, que dice la verdad sin que pueda engañarse ni engañarnos porque es Dios,
nos habló de la existencia del infierno, en muchos pasajes del Evangelio. Al revelar el
misterio del juicio final, se manifiesta la sentencia que el Juez dictará sobre los malvados
sentados a su izquierda.
En el infierno no hay ningún descanso y no se termina nunca de sufrir porque es eterno.
Lo dijo el Señor: “Apártense de mi, malditos, váyanse al fuego eterno preparado para el
diablo y sus ángeles” (Mt 25,41).

54
La existencia del infierno y la eternidad de sus penas son una verdad de fe que debemos
creer firmemente.
Al infierno van los que mueren en pecado mortal, ya que en el momento del juicio, el
Señor condena, a los “malos”, al infierno. San Pablo nos muestra quiénes son los malos
que se van al infierno, son todos aquellos que se dejan llevar por las tentaciones de la
carne: fornicación, lujuria, idolatría, enemistades, envidias, homicidios… y afirma que ”los
que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios” (Gálatas 5, 19-21). En definitiva,
son todos los que, al morir, tienen el alma manchada por el pecado mortal.

8. Los muertos resucitarán al final de los tiempos


Como hemos dicho, el cristiano cree firmemente que, igual que Cristo resucitó, también Él
resucitará al final de los tiempos: nuestro cuerpo, transformado, resucitará para unirse
con el alma y nunca más morir.
Resucitarán todos los hombres, pero no tendrán todo el mismo destino: los buenos
resucitarán para la gloria eterna y, los malos, para eterna condenación.

g) Iluminación desde la Palabra de Dios.

Juan 11, 17-45

h) Reflexionemos (dinámica para personalizar)

Enseñarles a hacer un examen de conciencia o una revisión del día.

i) Conclusiones

Esta es una invitación a creer en la resurrección de la carne pues ha sido, desde los
comienzos, un elemento esencial de la fe cristiana. Ya en el siglo III escribe Tertuliano:”
La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer
en ella”. Y San Pablo demanda a los cristianos de Corintio: “¿Cómo andan diciendo
algunos entre ustedes que no hay resurrección de los muertos? Si no hay resurrección de
los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación,
vana es nuestra fe… ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los
que durmieron” (1Corintio 15, 12- 14. 20)

j) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Procurar hacer, antes de acostarse, un examen de conciencia, revisando brevemente lo


que se ha hecho bien y lo que se ha hecho mal durante el día. Así, esto nos ayudará a
tratar de mejorar nuestras actitudes.

k) Oración Final

Hacer una oración comunitaria, pidiendo por las almas que están en el purgatorio.

l) Despedida

55
XVII. Los Sacramentos

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Identificar los Sacramentos de la Iglesia Católica, su significado y ritos.

IDEAS IMPORTANTES
- Qué son los sacramentos
- Cuáles son los sacramentos

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial

Oración comunitaria. Invitar a los alumnos a que hagan peticiones a Dios según sus
necesidades, preocupaciones y personales.

b) Realidad de nuestro entorno

¿Qué sabemos de los sacramentos?; ¿Hemos asistido alguna celebración? (contar


experiencias)

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Qué son los sacramentos?


¿Cuántos son los sacramentos?
¿Qué sacramentos se reciben una sola vez?

d) Presentación del Tema

1. ¿Qué son los sacramentos?


Los Sacramentos son signos sensibles y eficaces de la Gracia, instituidos por Jesucristo
para santificar nuestras almas.
Signo sensible es una cosa conocida que manifiesta otra menos conocida, por ejemplo; si
veo humo, descubro que hay fuego. Pero decimos signo eficaz, por que el sacramento no
solo significa, si no que produce la gracia (el humo sólo significa el fuego pero no lo
produce)

2. El por qué de la institución de los sacramentos


Nos podemos preguntar por qué Cristo ha querido hacer así las cosas. Él puede
comunicarnos la Gracia directamente, sin recurrir a ningún medio sensible. Sin embargo,
ha querido acomodarse a nuestra manera de ser dándonos los dones divinos a través de
las realidades materiales que usamos, para que nos fuera más fácil. En el Bautismo, por
ejemplo, igual que el agua que naturalmente purifica, el sacramento purifica, lava y limpia
sobrenaturalmente el alma, quitando el pecado original y cualquier otro pecado que puede
haber, mediante la infusión de la gracia.
Esta fue la pedagogía de Cristo durante su vida pública, sirviéndose de cosas materiales,
de acciones externas y de palabras. Tocó con su mano al leproso y le dijo: “Quiero,
56
quedar limpio” (Mt 8,3); untó con barro los ojos del ciego de nacimiento quien recuperó la
vista (cfr. Juan 9, 6-7).
Así como la Humanidad de Cristo es el instrumento, unido a la Divinidad, del que se sirve
el Verbo para realizar la Redención de los hombres, las cosas o acciones de los
sacramentos son los instrumentos por los que Dios nos santifica, acomodándose a
nuestra manera de ser y de entender.

3. Jesucristo instituyó los siete sacramentos


Todos los sacramentos han sido instituidos por Jesucristo; que es el autor de la gracia y
puede comunicarla por medio de signos sensibles.
Los sacramentos son siete: el Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de
los enfermos, Orden y Matrimonio. En todos ellos están atendidas todas las necesidades
de la vida sobrenatural del cristiano.

4. Los sacramentos de la Iglesia


Cristo confió los sacramentos a su Iglesia, y podemos decir que son “de la Iglesia” en un
doble sentido: la iglesia administra o celebra los sacramentos y estos construyen la
Iglesia (el bautismo genera nuevos hijos de la iglesia, etc.) Existen, pues, por ella para
ella.

5. Los sacramentos de la fe.


Los sacramentos existen para la santificación de los hombres, la edificación del Cuerpo
de Cristo y, en definitiva, para dar culto a Dios pero, como signos, también, tienen un fin
instructivo. No sólo suponen la fe, también la fortalecen, la alimentan y la expresan con
palabras y acciones; por eso se llaman sacramentos de la fe.

6. Efectos de los sacramentos.


- La Gracia Santificante: Los sacramentos dan o aumentan la Gracia Santificante. El
Bautismo y la Penitencia la dan y se llaman “sacramentos de muertos”, porque quitan
los pecados que matan la vida sobrenatural. Los otros cinco aumentan la Gracia
Santificante, y se llaman “sacramentos de vivos” porque sólo se deben recibir estando
en gracia de Dios. El que los reciben en pecado mortal comente el pecado de
sacrilegio
- La Gracia Sacramental: además de la Gracia Santificante, que conceden todos los
sacramentos, cada uno otorga algo especial que llamamos “Gracia Sacramental”. Se
recibe de Dios, en el momento oportuno, la ayuda necesaria para cumplir las
obligaciones contraídas con el sacramento. Así, el Bautismo da gracia especial para
vivir como buenos hijos de Dios; la Confirmación concede fuerza y valor para confesar
y defender la fe hasta la muerte si fuera preciso; el matrimonio, para que los cónyuges
sean buenos esposos y eduquen cristianamente a sus hijos, etc.
- El carácter: el Bautismo, Confirmación y Orden Sacerdotal conceden, además, el
“carácter”, que es un señal espiritual imborrable, que confiere una peculiar
participación en el sacerdocio de Cristo. Por eso, estos tres sacramentos sólo se
pueden recibir una vez.

7. De qué se compone un sacramento


Un sacramento se compone de tres cosas: la materia, la forma, y el ministro que lo realiza
con la intención de hacer lo que hace la Iglesia.

57
La materia es la realidad o acción sensible, como el agua natural en el Bautismo, o los
actos del penitente en la confesión (contrición, confesión y satisfacción).
La forma son las palabras que, al hacerlo, se pronuncian y el ministro es quien administra
el sacramento.

8. Los sacramentos son necesarios para la salvación


Los sacramentos no sólo son importantes sino necesarios, si queremos vivir la vida
cristiana y aumentarla. Son como canales que conducen el agua y, en este caso, traen
hasta nuestra alma la gracia de la redención de Cristo en la cruz. También, son
necesarias nuestras disposiciones. Hay que acercarse, por tanto, a recibir los
sacramentos con la mejor disposición, para que podamos recibir la gracia, y recibirla en
abundancia.

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Mateo 28,19 / Hechos 2,1-4 / Lucas 22,19 / Juan 6,53

f) Conclusiones

En todas partes donde se proclama el evangelio como Buena Noticia, se forman


comunidades cristianas. Surge un nuevo pueblo de Dios: la Iglesia de Jesucristo. Esta
Iglesia está unida a su Señor, como los miembros al cuerpo y el sarmiento a la vid.
Jesucristo actúa por medio de la Iglesia. Los gestos de la Iglesia son la prolongación de
los gestos salvíficos de Cristo por medio de los sacramentos.
La Iglesia está destinada a dar testimonio de que Dios es bueno con todos los hombres,
los ama y quiere concederles la salvación. La Iglesia misma es signo del amor y la
cercanía del Dios oculto: ella comunica realmente este amor salvífico. Por ello, se dice
que ella es un “sacramento”, sobre el que se fundamentan todos los sacramentos que
ofrece a quienes acogen la fe.

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Te invitamos a agradecer al Señor por la institución de los sacramentos y a demostrar tu


estima preparándote bien para recibirlos.
Recibir con frecuencia los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía.

h) Oración Final

Gracias, Jesús, por estar entre nosotros.


Gracias, Jesús, porque nos tratas con cariño.
Gracias, Jesús, por tener este grupo de fe.
Gracias, Jesús, por la vida que nos das.
Gracias, Jesús, porque somos capaces de seguirte.
Gracias, Jesús porque podemos ayudar y servir a los demás.
Por todo, Gracias, Amigo Jesús.

i) Despedida

58
XVIII. El Bautismo

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Reconocer la importancia del bautismo

IDEAS IMPORTANTES

- Qué es el bautismo
- Los frutos del bautismo.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial (propuesta)

Padre nuestro

b) Realidad de nuestro entorno

“Después de ochenta años de paganismo, un anciano encontró la luz de la fe, se convirtió


y recibió el bautismo. Dos años después cayó gravemente enfermo; todos se dieron
cuenta de que le había llegado el momento de la muerte. Alguien le preguntó cuántos
años tenía, y respondió: en verdad, sólo puedo contar dos años de vida.
Esta anécdota puede servirnos para introducir el estudio del bautismo, “sacramento de la
fe”, “puerta de los sacramentos”, o “puerta de la iglesia”, como se le llama desde antiguo,
y para que sepamos dar la importancia que tiene al hecho de estar bautizados.

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Qué entiendes por bautismo?


¿Has asistido a alguna ceremonia de bautismo?

d) Presentación del Tema

1. Los sacramentos de la iniciación cristiana


Ya sabemos que los sacramentos de la iniciación cristiana son: el bautismo, que es el
inicio de la nueva vida en Cristo; la Confirmación, que da fortaleza y plenitud a esa vida, y
la Eucaristía, que nos alimenta con el Cuerpo y la Sangre de Cristo para unirnos a Él y
transformarnos, hasta identificarnos con Él.
2. Sentido del Bautismo
Explica San Pablo que, por el bautismo, morirnos al pecado y resucitamos a la vida nueva
de la gracia (cfr. Romanos 6, 3- 11). Esta realidad se entiende más fácilmente cuando el
sacramento se administra por inmersión, que es entrar y salir del agua, representando la
muerte y resurrección del Señor.
En efecto, todos nacemos con el pecado heredado de los primeros padres y, en
consecuencia, privados de la gracia. Pero Cristo nos libró con su muerte y resurrección
haciéndonos vivir la vida nueva de Cristo.
El bautismo es el sacramento que aplica a cada bautizado los frutos de la Redención,
para que muramos al pecado y resucitemos a la vida sobrenatural.

59
3. ¿Qué es el Bautismo?
Cuando Cristo envió a su Apóstoles por todo el mundo, les dijo: “Id, pues y haced
discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo” (Mt 28,19). “El que crea y sea bautizado, se salvará: pero el que no crea,
se condenará”. (Mc 16,16).
El bautismo es el sacramento instituido por Jesucristo, que nos hace discípulos suyos y
nos regenera a la vida de la gracia, mediante la ablución con agua natural y la invocación
de las tres personas divinas.
La materia de este sacramento es la ablución con agua natural, y la forma la componen
las palabras: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

4. Efectos del Bautismo.


- Borra el pecado original: el bautismo perdona y destruye el pecado original con el que
todos nacemos.
- Infunde la gracia santificante
- Confiere carácter sacramental: deja una señal imborrable, lo que quiere decir que sólo
se puede recibir una vez.
- Incorpora a Jesucristo: Nos hace miembros vivos en el cuerpo místico de Cristo.
- Incorpora a la iglesia

5. Quiénes pueden administrar el bautismo.


Normalmente bautiza el párroco u otro sacerdote con su permiso; en caso de necesidad
puede bautizar cualquier persona. Dada la importancia y necesidad del bautismo, Dios ha
dispuesto que pueda administrarlo cualquier persona, incluso un no bautizado, con tal que
tenga la intención de hacer lo que hace la iglesia y lo realice correctamente. La razón está
en que siempre es Cristo quien bautiza, como observa San Agustín: “¿Bautiza Pedro?
Cristo bautiza. ¿Bautiza Juan? Cristo bautiza. ¿Bautiza Judas? Cristo bautiza”

6. Modo de administrar el bautismo


Al administrar el sacramento, se derrama agua natural sobre la cabeza diciendo, con
intención de bautizar: “yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo”. En la ceremonia del bautismo hay diversas partes, pero lo esencial es lo que
hemos dicho: derramar el agua y, al mismo tiempo, pronunciar las palabras ”Yo te
bautizo…”

7. Obligaciones que impone el bautismo.


Cuando nos bautizaron, respondieron por nosotros los padres y padrinos. Ahora que
conocemos los efectos del sacramento en nuestra alma, debemos responder nosotros
mismos, firmemente dispuestos a vivir como bautizados. Hemos de responder haciendo
actos de fe explícita (recitando el Credo, por ejemplo), guardando la ley de Jesucristo y de
su iglesia, y renunciando para siempre al demonio y a sus obras, como se hace en la
Vigilia Pascual, durante la Semana Santa, al renovar las promesas bautismales.

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Mateo 28, 19 / Marcos 16,16

60
f) Conclusiones

El bautismo establece una relación personal con cada una de la personas de la Santísima
Trinidad: El Espíritu Santo derrama en nosotros la gracia santificante que nos hace
“participes de la naturaleza divina” (2 Pedro 1, 4). Esto significa que somos hijos
adoptivos de Dios en Cristo Jesús, que es el Hijo único del Padre. La gracia santificante
implica las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad, gracias a las cuales podemos
conocer a Dios como él se conoce, amarlo como él se ama, y esperar vivir para siempre
en comunión con él, según su voluntad. La gracia implica, también, los dones del Espíritu
Santo, por los cuales nos hace vivir y actuar bajo su impulso (CEC1266). Así, el bautismo
nos asocia al sacerdocio de Cristo, a su misión de sacerdote, profeta y rey, es decir, nos
permite ofrecernos con Él al Padre, ser testigos del evangelio y consagrar el mundo a
Dios: es el sacerdocio común de los fieles.

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Tomar conciencia de que el bautismo impone la exigencia cristiana de conservar y crecer


en la vida de la gracia, cumpliendo fielmente los mandamientos de la ley de Dios y de la
gracia.

h) Oración Final

“¡Oh Dios todopoderoso y eterno!


Mira ahora a tu Iglesia en oración
Y abre para ella la fuente del Bautismo.
Que por esta agua reciba, por el Espíritu Santo,
La gracia de tu Unigénito,
Para que el hombre, creado a tu imagen
Y limpio en el bautismo,
Muera al hombre viejo
y renazca, como niño, a nueva vida
por el agua y el Espíritu”

i) Despedida

61
XIX. La Eucaristía

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Hacernos concientes que el sacramento de la Eucaristía es instituido por Cristo y que es Él
mismo el que está presente en ella.

IDEAS IMPORTANTES
- Qué es la Eucaristía.
- Qué nombres recibe la Eucaristía.
- Cuándo empieza Jesucristo a estar en la Eucaristía y cómo está presente en ella.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial

Tú eres, Señor, pan de vida.


Quien come de este pan vivirá eternamente.
Quien se refugia en ti no quedó defraudado, y más hambre no sintió.
Tú eres el pan de vida bajado del cielo,
Quien consuela el alma de este gran anhelo de amor.

b) Realidad de nuestro entorno

Conversar qué es para nosotros la Eucaristía, o qué se nos viene a la mente cuando
hablamos de Eucaristía.

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Qué importancia tiene, en mi vida, la Eucaristía? (La idea es que de esta pregunta ellos
puedan expresar qué entienden por Eucaristía y qué valor tiene para ellos, o si es,
simplemente, un rito más de la Iglesia)

d) Presentación del Tema

1. La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida de la Iglesia.


La Eucaristía es el corazón de la Iglesia. Para destacarlo, el Concilio Vaticano II se sirve
de esa frase (que no es enfática sino justa) diciendo que ahí esta la “fuente y cumbre de
toda la vida cristiana”. Como dice también “la Sagrada Escritura contiene todo el bien
espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo”. Esa es la razón de que “los demás
sacramentos, como también todos los misterios eclesiales y las obras de apostolado
están unidos a la Eucaristía y por ella se ordenan” (Presbyterorum ordinis, 5)

2. Los diversos nombres de este sacramento


- Eucaristía, que significa Acción de Gracia a Dios;
- Banquete del Señor, porque Cristo lo instituyó el jueves Santo, en la última cena.
- Santo Sacrificio, porque actualiza el único sacrificio de Cristo en la Cruz;
- Comunión, porque nos unimos al mismo Cristo, recibiendo su Cuerpo y su Sangre;

62
- Santa Misa, porque cuando se despide a los fieles al terminar la liturgia eucarística, se
les envía (missio) para que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana.

3. Institución de la Eucaristía
Jesucristo instituyó la Eucaristía el Jueves Santo en la última Cena. Ya había anunciado a
los discípulos en Cafarnaun (cfr. Jn 6) que les daría a comer su cuerpo y su sangre, como
también había ido preparando la fe de los suyos con argumentos incontestables: el
milagro de Caná (convirtió el agua en vino) y la multiplicación de los panes, que ponía de
manifiesto el poder de Jesucristo. Así, al oír en la Ultima Cena: “Esto es mi cuerpo” (Lc
22,19), tendrían la firme convicción que era como El decía; al igual que el agua se había
convertido en vino por su palabra omnipotente y los panes crecieron hasta saciar a una
gran multitud.

4. La celebración litúrgica de la Eucaristía


Los Apóstoles recibieron un encargo del Señor: “Haced esto en memoria mía” (Lc 22,19),
y no ha cesado la Iglesia de llevarlo a cabo en la celebración litúrgica, que no es un mero
recordatorio sino la actualización real del memorial de Cristo: de su vida, de su muerte, de
su resurrección y de su intercesión junto al Padre, que se realiza en la Eucaristía.

5. La Eucaristía, renovación incruenta del sacrificio de la cruz


Jesucristo ofreció a Dios Padre el sacrificio de su propia vida muriendo en la cruz. Fue un
auténtico sacrificio con el que nos redimió de nuestros pecados, superando todas las
ofensas que han hecho y podrán hacer los hombres, porque tiene un valor infinito.
Sin embargo, aunque el valor del sacrificio de Cristo en la cruz fue infinito y único, el
Señor quiso que se perpetuara (se hiciera presente) para aplicar los méritos de la
redención: por eso, antes de morir, consagró el pan y el vino y ordenó a los Apóstoles:
“Haced esto en memoria mía”, de esta manera los hizo sacerdotes del Nuevo Testamento
para que, con su poder y su persona, ofrecieran continuamente a Dios el sacrificio visible
de la Iglesia.

6. En la Eucaristía está el mismo Jesucristo


Aunque la fe de la Iglesia ha sido siempre la misma, la doctrina se ha ido desarrollando y
el Concilio de Trento puntualiza que en la Santísima Eucaristía están contenidos
verdadera, real y sustancialmente, el cuerpo y la sangre junto con el alma y la divinidad
de nuestro Señor Jesucristo y, por consiguiente, Cristo entero. Es lo que se conoce como
“presencia real de Cristo en el sacramento de la Eucaristía”. Se llama real no al título
exclusivo, como si las otras presencias no fueran reales, si no por excelencia, porque es
sustancial y por ella Cristo, Dios y Hombre, se hace totalmente presente, como explica
Pablo VI. Esa luz que arde día y noche junto al Sagrario nos recuerda que Jesús esta allí
realmente presente.

7. La transustanciación
Ante la realidad sobrenatural del misterio eucarístico, es inevitable la pregunta; ¿Qué ha
sucedido? Porque antes era pan y vino, y cuando el sacerdote dice:”esto es mi cuerpo”,
“este es el cáliz de mi sangre”, aquello es el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Es lo que nos
dice la fe y la Palabra de Dios, que no puede fallar. Efectivamente, por el poder divino
otorgado al sacerdote se ha producido un cambio, una conversión (y una conversión de
sustancias porque las apariencias externas no han cambiado), razón por la que, lo que
era sustancia de pan se ha convertido en sustancia de Cristo, en el cuerpo de Cristo.
63
8. Jesucristo está realmente presente en las formas consagradas y en cada una de
sus partes
Cuando el sacerdote consagra muchas formas creemos que Jesucristo está realmente
presente en todas y cada un a de ellas. También creemos que, si una forma se parte en
diversos trozos, Jesucristo está entero en cada uno de ellos. Por eso, el sacerdote recoge
cuidadosamente las partículas de las hostias consagradas, aunque sean muy pequeñas.

9. Los cristianos debemos manifestar fe y amor hacia la Eucaristía


La creencia en estas verdades de nuestra fe ha llevado a la Iglesia a rendir culto de
adoración al Santísimo Sacramento. Este culto a la Sagrada Eucaristía lo ha vivido
siempre el pueblo cristiano con muchas devociones eucarísticas.
- El Jueves Santo, institución de la Eucaristía
- Fiesta de Corpus Christi
- La exposición y bendición con el Santísimo
- Visita a los sagrarios
- Oraciones que alimentan la piedad Eucarística

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Lucas 22,19-ss

f) Conclusiones

El misterio de la Eucaristía se entiende mejor con los ojos del corazón, porque es fruto del
amor del Señor hacia nosotros. Se tenía que ir, pero quería quedarse, y lo que para los
hombres es imposible, lo pudo hacer Dios: es el Señor quien se quedó realmente
presente en la Eucaristía con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. En la Eucaristía se
contiene el verdadero Cuerpo de Jesucristo, es el mismo que nació de la Virgen y que
está sentado a la derecha del Dios Padre.

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Asistir periódicamente a misa, con una participación conciente y activa.


Proponernos hacer, cada día, una visita al Santísimo en el Sagrario de la iglesia y, al
entrar a una Iglesia, procurar ir a saludar primero que todo, al Señor, en el Sagrario.

h) Oración Final

La idea de esta oración es que demos gracias a Jesús por su entrega, y que brote de
cada uno, quizás, una acción de Gracias a Jesús. Es bueno cuando las oraciones
comienzan a ser comunitarias porque todos empiezan a sentirse parte de algo y no solo
dirigidos.
(Si nos les gusta la oración pueden escoger la de algún Santo que hable de la entrega de
Jesús en la Eucaristía)

Gracias Jesús, por darnos la oportunidad de vivir,


Por escucharnos y hacernos sentir tus amigos.
64
Gracias por cada palabra que nos entregas, por sentarte a la mesa a
compartir el pan y el vino.
Gracias por entregarnos tu cuerpo y tu sangre y elegir a la Iglesia para
entregarte en la Eucaristía.
Gracias por todo lo que vamos aprendiendo, por formar parte de este grupo,
por la amistad y el compartir.
Gracias por hacerte presente entre nosotros,
Gracias por todo, Señor.

i) Despedida

65
XX. En la Sagrada Comunión se recibe a Jesucristo

OBJETIVO DEL ENCUENTRO

Descubrir y reconocer que en el sacramento de la Eucaristía está presente, en todo su ser,


Jesucristo.

IDEAS IMPORTANTES
- La importancia de la comunión como alimento espiritual.
- Los frutos de la comunión en nuestra vida.
- Nuestra disposición para recibir la Eucaristía.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial

Te pedimos, Padre, que ilumines nuestra inteligencia con la luz del Espíritu Santo para
que podamos comprender y vivir con alegría tu entrega en la Eucaristía.
Ayúdanos a renacer cada vez que recibimos tu amor gratuito y, así, comprometernos con
nuestros hermanos y con nuestra Iglesia.

b) Realidad de nuestro Entorno

- Nuestra actitud frente a la Eucaristía.


- La importancia que le damos a la Eucaristía.

c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Me preparo para recibir la Eucaristía?


¿De qué manera?

d) Presentación del tema

1. El sacrificio eucarístico y la comunión


El sacrificio eucarístico o santa Misa es el memorial sacrificial que perpetúa el sacrificio
de la cruz ofrecido al Padre, y banquete sagrado de comunión en el Cuerpo y Sangre del
Señor. La celebración eucarística está también orientada a la unión íntima de los fieles
con Cristo por medio de la comunión. Comulgar es recibir a Cristo mismo que se ofrece
por nosotros. Cristo, pues, se ofrece al Padre y se da a los hombres.

2. Jesucristo instituyó la Eucaristía como alimento para nuestras almas


Jesús prometió a los Apóstoles en Cafarnaun que daría a comer su carne para vida del
mundo y prenda de vida eterna: “El que come de mi carne y bebe de mi sangre tiene vida
eterna y yo le resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi
sangre es verdadera bebida: el que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mi y
yo en él” (Jn 6, 54-56). En la Última cena se cumplió la promesa y el Señor instituyó la
66
Eucaristía: ”Tomad y Comed; esto es mi cuerpo” (Mt 26,26). Es la afirmación clara de que
el cuerpo del Señor está en la Eucaristía realmente y se nos da como alimento.

3. Los frutos de la comunión


La comunión sustenta la vida espiritual de modo parecido a como el alimento material
mantiene la vida del cuerpo. En concreto, podemos señalar estos frutos de la comunión
sacramental:
- Acrecienta la unión con Cristo, realmente presente en el sacramento.
- Aumenta la Gracia y virtudes en quien comulga dignamente.
- Nos aparta del pecado; purifica de los pecados veniales, de las faltas y negligencias,
porque enciende la caridad.
- Fortalece la unidad de la iglesia, cuerpo místico de Cristo.
- Cristo nos da, en la Eucaristía, la prenda de la Gloria futura.

4. Disposiciones para comulgar bien

Las disposiciones para recibir dignamente a Cristo:


- Estar en Gracia de Dios, es decir, limpios de pecado mortal, como Cristo. Nadie puede
acercarse a comulgar por muy arrepentido que le parezca estar, si antes no ha
confesado los pecados mortales. El pecado venial, no impide la comunión, pero es
lógico que tengamos deseos de recibir a Jesús con el alma muy limpia, de ahí que la
iglesia aconseje confesarse con frecuencia, aunque no tengamos pecados mortales.
Si alguien se acercase a comulgar en pecado mortal cometería un sacrilegio.
- Guardar el ayuno eucarístico, que supone el no haber comido ni tomado bebidas
desde una hora antes de comulgar. El agua no rompe el ayuno y tampoco las
medicinas. Los ancianos y enfermos (y los que los cuidan) pueden comulgar aunque
no haya pasado la hora después de tomar algo.
- Saber a quién se recibe. Puesto que se recibe al mismo Cristo en este sacramento, no
podemos acercarnos a comulgar desconsideradamente o por mera rutina, o para que
nos vean. Hemos de hacerlo para corresponder al deseo de Jesús y, hallar en la
comunión, un remedio a nuestras flaquezas.
Hasta en la compostura externa debe manifestarse la piedad y el respeto con que nos
acercamos a recibir al Señor. Se comulga de rodilla, según lo haya determinado la
Iglesia y pida la devoción de cada uno.

5. La acción de la Gracia en la Comunión


Jesús se ha quedado en la Eucaristía por amor hacia nosotros. La mejor manera de
recibirle es realizando una buena preparación antes de comulgar y, concientes del don
recibido, dar gracias no sólo por el momento de la comunión, si no por el día vivido.
Después de comulgar, quedarnos en la iglesia u oratorio dando gracias, al menos unos
minutos.

6. La necesidad de la comunión frecuente


Comulgar realmente, no es necesario para salvarse; si un niño recién bautizado muere,
se salva. Pero Jesucristo:”si no coméis la carne del hijo del hombre y no bebéis su sangre
no tendréis vida en vosotros” (Juan 6,53). En correspondencia con estas palabras, la
Iglesia ordena en el tercer mandamiento que, al menos una vez al año y por pascua de
resurrección todo cristiano con uso de razón debe recibir la Eucaristía. También hay
obligación de comulgar cuando se esta en peligro de muerte; en este caso la comunión se
67
recibe a modo de “viático”, que significa preparación para el “viaje” de la vida eterna. Esto
es lo mínimo, y el precepto debe ser bien entendido; de ahí que la Iglesia exhorte a recibir
El Señor, con frecuencia, e incluso diariamente. Si algún día no podemos comulgar, es
bueno hacer una comunión espiritual, expresando todo el deseo que tenemos de recibir al
Señor sacramentadamente.

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Mateo 26, 17 - 35

f) Conclusiones

Recibir la sagrada comunión es recibir al mismo Jesucristo bajo las especies de pan y
vino.
Los frutos de este sacramento son unirnos, a Cristo perdonar los pecados veniales y
preservar de los mortales, además de reforzar la unidad de la Iglesia.
Para recibir bien la Sagrada Comunión son necesarias tres cosas: estar en gracia de
Dios, guardar el ayuno eucarístico y saber a quién recibimos.

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Haz el firme propósito de recibir siempre la comunión con las debidas disposiciones.
Quedarse unos minutos al terminar la misa, agradeciendo a Jesús por haberle recibido en
la comunión.

h) Oración Final

“Señor Jesucristo, Tú eres el pan que vivifica,


Tú eres el pan que nos hace hermanos,
Tú eres el pan que el Padre nos otorga.

Tú eres el camino que hemos escogido,


Tú eres el camino que nos conduce a través del sufrimiento,
Tú eres el camino que conduce a la alegría.

Es digno y justo cantar para Ti,


Bendecirte y alabarte,
Darte gracias y adorarte en cada lugar de tu reino”.
San Juan Crisóstomo.

i) Despedida

68
XXI. El Sacramento de la Confirmación

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Conocer y valorar el Sacramento de la Confirmación que nos da, con mayor, vigor la Gracia
del Espíritu Santo.

IDEAS IMPORTANTES
- La Confirmación es un sacramento que nos aumenta la gracia del Espíritu Santo.
- El Espíritu Santo nos hace conocer a Jesús, nos fortalece para seguirle y ser testigos
suyos por todo el mundo.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial

Oración al Espíritu Santo

Tú que eres la voz de los profetas y luz de los jóvenes,


Ven y danos tus dones.
Que nos guías por los caminos de paz y de la justicia,
Ven y danos tus dones.
Que eres esa fuerza interior que permite descubrir el amor,
Ven y danos tus dones.
Amigo y consolador de todos,
Ven y danos tus dones.
Soplo de vida y esperanza de la humanidad,
Ven y danos tus dones.

b) Realidad de nuestro entorno


Muchos de nosotros conocemos personas que ya están confirmadas, algunas hace muy
poco tiempo y otras ya hace algunos años, pero dentro de estas personas encontramos
algunos que siguen igual que antes, como si no hubiesen tomado conciencia del
sacramento que han recibido. En otras palabras, no han mejorado en nada, no se
aparecen por la capilla, ni se les ve en misa.
Pero también se ven otro tipo de personas que, después de recibir el sacramento, se
comprometen mucho con la Iglesia y el trabajo pastoral. Andan preocupados de ayudar a
las demás personas que están lejos de la fe y de Dios.
Constatar que estas cosas ocurren es bueno. Debe hacernos pensar. No se trata,
naturalmente, de ponernos pesimistas ni de creer que es cuestión de suerte. Lo que
tenemos que hacer es mirarnos por dentro y preguntarnos si estamos, de veras,
aguardando la visita del Espíritu Santo.
De ello va a depender, en gran medida, el fruto que dará el Sacramento de la
confirmación que esperamos celebrar este año.

69
c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Por qué voy a recibir el sacramento de la confirmación?


¿Qué crees que le ocurrirá a nuestro grupo cuando nos confirmemos?, ¿Por qué?

d) Presentación del tema

1. Los apóstoles recibieron la Plenitud del Espíritu Santo el día de Pentecostés;


nosotros, al recibir la Confirmación
Los Apóstoles ya habían recibido el Espíritu Santo antes de la ascensión del Señor a los
Cielos; en la tarde de su resurrección se les apareció Jesús en el Cenáculo y sopló sobre
ellos, diciendo: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn 20,22). Pero en Pentecostés se llenaron del
Espíritu Santo con dones excepcionales. (cfr. Hechos de los Apóstoles 2, 1-4) También
nosotros recibimos, en el bautismo, el Espíritu Santo junto con la Gracia, pero el Señor ha
instituido el Sacramento de la Confirmación, que nos lo da de un modo especial,
fortaleciéndonos para mostrarnos ante los demás como verdaderos discípulos de Cristo.

2. Es un sacramento
- La confirmación es, ante todo, una acción de Dios en nosotros. Una acción a través de
la cual Dios hace presente en nosotros su amor, su proximidad, su gracia, su vida
inagotable. A través de unos gestos, unas palabras, nosotros entramos en lo más
profundo de nuestra fe: Dios viene a nosotros.
- Es un sacramento de iniciación, es decir, uno de los tres sacramentos que constituyen
al creyente como cristiano completo. Y, dado el orden con que actualmente
acostumbran a celebrarse (Bautismo, Eucaristía y Confirmación), es tercero y último
de dichos sacramentos. Por lo tanto, en la situación actual, mediante la Confirmación,
los que la reciben llegan a ser, ya, definitiva y plenamente, cristianos.
- Es el sacramento que confirma el bautismo: por el bautismo empezamos el camino
cristiano, recibimos el don de ser hijos de Dios, se nos dio el Espíritu de Jesús que
nos empuja en el camino de la fe y del amor. Ahora, solamente, es confirmado,
reforzado, llevado a plenitud, este Don que, entonces, se nos confirió.
- El Sacramento del Espíritu lo recibimos, ya, en el bautismo. Hoy, ese don se nos da
de modo más pleno, más total. Por eso será importante reflexionar sobre lo que el
Espíritu significa para el creyente. El Espíritu que movía a Jesús, el Espíritu que es
Dios mismo hecho fuerza, fuego, potencia transformadora y que se nos da a nosotros,
es Dios dentro de nosotros.
- Es el sacramento de la incorporación plena a la Iglesia. Por el bautismo, desde luego,
somos hechos hijos de Dios y miembros de la Iglesia. Pero ahora eso queda
confirmado, puesto en especial relieve. El hecho de que sea el Obispo (cabeza visible
de nuestra Iglesia diocesana, y signo de comunión con las demás Iglesias diocesanas
en la totalidad de la Iglesia de Jesucristo) el que administre el sacramento lo
manifiesta palpablemente. El confirma nuestra condición de cristianos y miembros de
la Iglesia.

3. Es un Sacramento que tenemos que desear


Todo lo que el sacramento es, no tendrá sentido si nosotros no lo queremos. En el
bautismo, el niño no desea nada, porque no es capaz. Pero nosotros, ahora sí somos
capaces. Por eso recibimos el sacramento: porque deseamos que la fuerza de Dios

70
venga a nosotros y nos haga plenamente cristianos, miembros plenos de la comunidad de
los cristianos.

4. Es un Sacramento que compromete


A cada sacramento hay que responder según las capacidades del que lo recibe. Ahora,
en la edad de la adolescencia o la adultez, la respuesta debe ser llena de empuje, de
fuerza, de verdadero y reflexionado compromiso. Compromiso en el seguimiento de
Jesucristo, compromiso en la voluntad de dar testimonio con nuestro modo de vivir,
compromiso en la consolidación de nuestra vida de comunidad (de grupo, movimiento,
parroquia o pastoral).

e) Lecturas Bíblicas de Apoyo

Hechos 2, 1 -4
Galatas 5, 16- 26
Juan 14, 15- 17 / 20, 22

f) Conclusiones
Bajo el impulso del Espíritu Santo, los confirmados dicen “sí” a Cristo, declaran su
disposición a seguirle y su firme voluntad de jamás regenerar de su fe. Proclaman su
decisión de comprometerse con la Iglesia y ayudar a sus hermanos y hermanas.
Al igual que el bautismo, la confirmación imprime, también en el alma, un carácter
espiritual, un sello indeleble. Por eso, este sacramento sólo puede recibirse una sola vez.
Este carácter nos abre todavía más a la acción del Espíritu que habita en nosotros;
incrementa nuestra relación filial con el Padre; nos enraíza más profundamente en la
Iglesia; nos da la luz, fuerza y amor para vivir la vida de Jesús y dar testimonio de Él a
través de todo nuestro ser y actuar. Todos deben poder decir: este es un verdadero
cristiano, pues así habla y actúa. (CEC 1303)

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

En el Sacramento de la Confirmación se nos da nuevamente el Espíritu Santo para:


- Enraizarnos más profundamente en la filiación divina.
- Incorporarnos más firmemente a Cristo.
- Aumentar en nosotros los dones del Espíritu Santo.
- Hacer más sólido el vínculo con la Iglesia.
- Asociarnos todavía más a su misión, y
- Ayudarnos a dar testimonio de la fe cristiana por la palabra acompañada de las obras.
(CEC. 1303 y 1316)

71
h) Oración Final

“Ven Espíritu Santo”

Dame alegría y fuerza para seguir adelante


en pos de las huellas de Jesús.
Dame sabiduría para penetrar en su mensaje,
valor y fortaleza para comprometerme en la defensa de los más débiles;
para decir la verdad siempre y en todo lugar.
Dame la capacidad para tener amigos
Y descubrir los valores de la solidaridad.
Ven, Espíritu Santo:
Renueva toda mi vida y todo mi ser.
Amén
i) Despedida.

72
XXII. El Sacramento del Matrimonio

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Descubrir que el matrimonio es un llamado de Dios y prepararnos, desde ya, a dicho
sacramento, en caso que sea nuestra vocación.

IDEAS IMPORTANTES
- En el sacramento del matrimonio la pareja participa de una alianza del amor de Cristo
con la Iglesia, y es llamada a ser testigo del amor de Dios al mundo.
- El amor busca siempre el bien de la persona amada.
- Sólo un amor maduro y generoso puede ser fuente de felicidad y satisfacción.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración Inicial

Oración comunitaria, recordando el tema de la Eucaristía.

b) Realidad de nuestro entorno

Testimonios de algunos jóvenes:


- ¿Quieren que les diga la verdad? A mí me asusta el matrimonio. He visto tantas
parejas que se separan. Veo que la sufren tanto, sobre todo si tienen hijos. Me
pregunto ¿valdrá la pena casarse?
- No estoy para nada de acuerdo con el matrimonio. Yo creo que voy a vivir “así no
más”, sin ningún compromiso, ni civil, ni religioso. Total, si me aburro me separo y
punto. No es bueno amarrarse, para siempre al otro, ¿no les parece?
- Estamos felices porque nos queremos mucho y nos vamos a casar. Juntos, hemos
decidido, en forma libre y responsable, unir nuestras vidas para siempre. Sabemos
que en estos tiempos no es fácil pero, igual, queremos vivir esta gran aventura.
Damos gracias a Dios por este don que vamos a recibir: el sacramento del
matrimonio. También damos gracias a nuestros amigos y familiares que han confiado
en nosotros y creen, de verdad, en nuestro amor.
- La verdad es que me voy a casar porque mi polola está embarazada. No estamos muy
seguros de nuestro amor. A lo mejor, en el camino nos enamoramos, no lo sé. Nos
conocemos muy poco. Pololeamos hace 3 meses no más, pero qué se le va hacer.
Igual me siento presionado y nos casaremos en dos semanas más.
- Mis abuelitos, acaban de cumplir 50 años de matrimonio. Todos sus hijos, nietos y
bisnietos estuvimos presentes en la celebración de sus bodas de oro. Su amor y
fidelidad no mueren, al contrario, parecen crecer cada día.

73
c) Dialoguemos (Preguntas que introducen al tema)

¿Por qué crees que las personas se casan?


¿Qué motivaciones tendrías tú para casarte?
¿Por qué crees que en nuestra sociedad actual, varios matrimonios fracasan y se
separan?

d) Presentación del tema

1. El matrimonio es una vocación que nace del amor de Dios


El matrimonio es mucho más que una simple convivencia de dos personas. La Iglesia nos
llama a crear parejas estables, jóvenes de ambos sexos, que se amen profundamente
con la voluntad de dar origen a nuevas familias; tener hijos generosa y
responsablemente, formando un verdadero núcleo, firmemente establecido. Y que este
compromiso sea bajo la mirada de Dios.
“El creó, en un principio; al varón y a la mujer, a quienes bendijo para que crecieran y se
multiplicaran” (Génesis 1,27)
Dios santifica la unión del hombre y la mujer, y los llena de bendiciones para que, a partir
de sus vidas, como esposos y padres, puedan encontrarse con Dios, amarse
mutuamente, y educar cristianamente a sus hijos. Este es el sentido del Sacramento del
Matrimonio.
En este sentido, el testimonio de muchas parejas felices y realizadas en el matrimonio
cristiano, es un verdadero estímulo. Especialmente para los jóvenes que están pensando
seriamente en casarse, un día, bajo la mirada de Dios.

2. El matrimonio un sacramento cristiano


Jesucristo elevó a la dignidad de sacramento el matrimonio instituido al comienzo de la
humanidad. El matrimonio entre cristianos es imagen de la unión de Jesucristo y su
esposa, la Iglesia. La tradición cristiana ha visto la presencia de Jesús en las bodas de
Caná como confirmación del valor divino del matrimonio.
Por tanto, entre cristianos, sólo hay un verdadero matrimonio: el que Jesucristo santificó y
elevó a la dignidad de sacramento.

3. El matrimonio requiere una buena preparación


Probablemente tú estás pensando en casarte algún día. Por lo tanto, es fundamental que
te prepares, desde ya, para vivir en plenitud esta maravillosa experiencia. ¡Cuántos años
de preparación son necesarios para que un joven llegue a sacar una carrera profesional!
Sin embargo, hay quienes creen que el ser humano, por puro instinto, está preparado
para el matrimonio. Nada más fácil. Si la vida matrimonial fuera pura genitalidad, tal vez el
instinto bastaría. Pero la unión de dos personas, que no son simples animalitos, tiene que
darse a otro nivel, profundo y no superficial. Sobre todo, de absoluta sinceridad y
comunión.
En este sentido, una buena comunicación, permanente, profunda y sincera entre dos
personas, es señal de un amor auténtico. Hay que estudiar esto con calma.

4. Efectos del matrimonio


El sacramento del matrimonio, como todo sacramento de vivos, aumenta la gracia
santificante en quienes lo reciben. Hay que recibirlo, pues, en estado de gracia; si no es
así, se comete un sacrilegio, aunque el matrimonio es válido.
74
También comunica los auxilios especiales que necesitan los esposos para santificarse
dentro del matrimonio, para educar a sus hijos y cumplir los deberes que contraen al
casarse. Estos deberes son, para con ellos mismos: amarse y respetarse; guardarse
fidelidad y ayudarse mutuamente; con respecto a los hijos; alimentarles, vestirles,
educarles religiosa, moral e intelectualmente, y asegurar su porvenir.
Los ministros del sacramento son los mismos contrayentes; sin embargo, debe celebrarse
ante testigos delante del párroco o delegado suyo; si no, es inválido.

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

Juan 2, 1-11

f) Conclusiones

El matrimonio es una unión para la vida. Jesús dice: “lo que Dios ha unido, que no lo
separe el hombre”. (MC 10, 9). Estas palabras son difíciles para muchos, porque no hay
garantía de que la relación tenga éxito: las personas pueden equivocarse, el amor puede
sucumbir en medio de las dificultades. Es posible que dos personas que se amaban no
lleguen a entenderse. No son capaces de dialogar entre sí; se hacen extraños el uno al
otro. En realidad, el sacramento del matrimonio no debe ser un simple recuerdo de los
tiempos felices. El sacramento recibido sigue siendo, cada día y hasta el fin, una fuente
de gracia a la cual se puede volver sin cesar para obtener la renovación del amor mutuo,
la fuerza del perdón, el apoyo en la prueba, el gozo de la felicidad.

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)

Estimar en mucho este sacramento y ayudar a que las demás personas lo entiendan y
agradezcan a Dios.
Rezar por los matrimonios que conocemos, por nuestros padres, etc. Y, si están
separados, de igual manera

h) Oración Final

Lectura Bíblica: Cantar de los cantares


(Si pueden escuchar la canción, mejor)

“Ven amada mía”

En la noche busqué el amor de mi alma, en mi árido jardín él hizo su morada;


Con perlas de rocío cubrió él mi cabeza; mi alma está bella, mi bien amado llega.
Ven, amada mía, ven a jardín.
El invierno ya pasó y las viñas en flor exhalan su frescor,
ven, a mi jardín.
Habla, mi bien amada, atisba en al ventana,
el fruto está maduro mi alma está presta.
Espero su llamada pidiéndome abrir.
Arrulla la paloma, mi bien amada llama.

i) Despedida
75
TEMAS DE APOYO

76
I. ¿Quiénes somos la Iglesia?

OBJETIVO DEL ENCUENTRO


Fundamentar la creencia en nuestra Iglesia.

IDEAS IMPORTANTES
- Quiénes pertenecen a la iglesia.
- Qué lugar ocupo dentro de la Iglesia.

DESARROLLO DE LA REUNIÓN

a) Oración inicial

Padre Nuestro y oraciones comunitarias

b) Realidad de nuestro entorno


La Iglesia de nuestros tiempos es una comunidad de dimensiones universales. Transmite
la fe a los que se adhieren a ella por el Bautismo, los inserta en Cristo y los acompaña
para que puedan vivir como cristianos. Así cumple la misión que le encargó Jesucristo, su
Señor, hasta que Él vuelva en gloria.

c) Dialoguemos
Que cada uno responda quién conforma la Iglesia.

d) Presentación del tema

La comparación de la Iglesia con el cuerpo arroja un rayo de luz sobre la relación íntima
entre la Iglesia y Cristo. No está solamente reunida en torno a El: siempre está unificada
en El, en su Cuerpo. Tres aspectos de la Iglesia-Cuerpo de Cristo se han de resaltar más
específicamente: la unidad de todos los miembros entre sí por su unión con Cristo; Cristo,
Cabeza del Cuerpo y la Iglesia, Esposa de Cristo.

Los creyentes que responden a la Palabra de Dios y se hacen miembros del Cuerpo de
Cristo, quedan estrechamente unidos a Él: "La vida de Cristo se comunica a los
creyentes, que se unen a Cristo, muerto y glorificado, por medio de los sacramentos, de
una manera misteriosa, pero real" (LG 7). Esto es particularmente verdad en el caso del
Bautismo, por el cual nos unimos a la muerte y a la Resurrección de Cristo (cf. Rm 6, 4-5;
1 Co 12, 13), y en el caso de la Eucaristía, por la cual, "compartimos realmente el Cuerpo
del Señor, que nos eleva hasta la comunión con Él y entre nosotros" (LG 7).

La unidad del cuerpo no ha abolido la diversidad de los miembros: "En la construcción del
cuerpo de Cristo existe una diversidad de miembros y de funciones. Es el mismo Espíritu
el que, según su riqueza y las necesidades de los ministerios, distribuye sus diversos
dones para el bien de la Iglesia". La unidad del Cuerpo místico produce y estimula, entre
los fieles, la caridad: "Si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; si un
miembro es honrado, todos los miembros se alegran con él" (LG 7). En fin, la unidad del
77
Cuerpo místico sale victoriosa de todas las divisiones humanas: "En efecto, todos los
bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni
libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Ga 3, 27-28).

Cristo, Cabeza de este Cuerpo


Cristo "es la Cabeza del Cuerpo que es la Iglesia" (Col 1, 18). Es el Principio de la
creación y de la redención. Elevado a la gloria del Padre, "Él es el primero en todo" (Col
1, 18), principalmente en la Iglesia, por cuyo medio extiende su reino sobre todas las
cosas.

¿Quiénes pertenecen a la Iglesia?


Pertenecen a la Iglesia todos los que son bautizados, no sólo los curas, las monjas, ni
sólo el vaticano.

1. La Iglesia está gobernada por el Papa y los Obispos


Pedro, con los Apóstoles, gobernaron la Iglesia y transmitieron sus dones a los
sucesores. El Papa y los Obispos constituyen la Jerarquía, que gobierna el pueblo de
Dios -asistida por los presbíteros y diáconos- a la que hemos de amar y obedecer. La
misión que ha recibido consiste en enseñar la doctrina de Jesucristo, predicando el
Evangelio; santificar mediante la administración de los sacramentos, medios de la gracia,
y gobernar dictando leyes que obligan en conciencia, juzgando y castigando, si fuera
preciso.

2. El Papa
El Romano Pontífice es el sucesor de Pedro, Vicario de Cristo en la tierra y cabeza visible
de toda la Iglesia, con jurisdicción suprema sobre todos y cada uno de los pastores y
fieles.

3. Los Obispos
Por institución divina, los Obispos son sucesores de los Apóstoles que, en unión con el
Papa, apacientan el pueblo de Dios como maestros de la doctrina, sacerdotes del culto
sagrado y rectores de la grey que se les encomienda; generalmente, una pequeña
porción de la Iglesia denominada diócesis.

4. Los presbíteros o sacerdotes de segundo orden y los diáconos


Los presbíteros o sacerdotes de segundo orden son los ministros de Cristo que, bajo la
autoridad del Obispo, cooperan con él en la predicación del Evangelio, en la santificación
de los fieles y en la dirección del pueblo cristiano en orden a la salvación, sobre todo
mediante los sacramentos de la reconciliación y de la Eucaristía.
Los diáconos han recibido el grado inferior del sacramento del Orden, pero no son
sacerdotes ni pueden ejercer las funciones específicamente sacerdotales; se ordenan
para el servicio del pueblo de Dios en unión con el Obispo y su presbiterio, en el
ministerio de la liturgia, de la predicación y de la caridad.

5. Los laicos o seglares


La porción más numerosa del pueblo de Dios la forman los laicos o seglares. Los laicos
son los fieles cristianos -excepto clérigos y religiosos- que, incorporados a Cristo por el
bautismo, forman el pueblo de Dios y participan, a su modo, de la función sacerdotal,
profética y del reinado de Cristo, ejerciendo en la Iglesia y en el mundo -según su
78
condición- la misión de todo el pueblo cristiano. Deben ser testigos de Cristo en todos los
lugares donde vivan y están llamados a ser santos, como los demás miembros de la
Iglesia.

6. Los religiosos
Los religiosos son los fieles que viven apartados del mundo para profesar los consejos
evangélicos de pobreza, castidad y obediencia; con lo que proporcionan un admirable
testimonio de que el mundo no puede ser transformando ni ofrecido a Dios sin el espíritu
de las bienaventuranzas. De esta manera, contribuyen al bien de toda la Iglesia y a la
realización de su misión salvadora.

e) Iluminación desde la Palabra de Dios

1Cor 12, 12ss.

f) Conclusiones (CEC N° 871 - 873)

"Son fieles cristianos quienes, incorporados a Cristo por el bautismo, se integran en el


Pueblo de Dios y, hechos partícipes a su modo por esta razón de la función sacerdotal,
profética y real de Cristo, cada uno según su propia condición, son llamados a
desempeñar la misión que Dios encomendó cumplir a la Iglesia en el mundo" (CIC, can.
204, 1; cf. LG 31).
"Por su regeneración en Cristo, se da entre todos los fieles una verdadera igualdad en
cuanto a la dignidad y acción, en virtud de la cual todos, según su propia condición y
oficio, cooperan a la edificación del Cuerpo de Cristo" (CIC can. 208; cf. LG 32).
Las mismas diferencias que el Señor quiso poner entre los miembros de su Cuerpo sirven
a su unidad y a su misión. Porque "hay en la Iglesia diversidad de ministerios, pero unidad
de misión. A los Apóstoles y sus sucesores les confirió Cristo la función de enseñar,
santificar y gobernar en su propio nombre y autoridad. Pero también los laicos, partícipes
de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, cumplen en la Iglesia y en el mundo la
parte que les corresponde en la misión de todo el Pueblo de Dios" (AA 2). En fin, "en esos
dos grupos (jerarquía y laicos), hay fieles que por la profesión de los consejos
evangélicos se consagran a Dios y contribuyen a la misión salvífica de la Iglesia, según la
manera peculiar que les es propia" (CIC can. 207, 2).

g) Proyección de Vida (concreciones para la vida)


Meditar el encargo de Cristo, que dejó a todos los cristianos la responsabilidad que se
cumpla la misión de la Iglesia, y sacar consecuencias.

h) Oración Final

Acuérdate Señor, de tu Iglesia,


líbrala de todo mal y hazla perfecta en tu amor.
Que venga la gracia y pase este mundo.
El que sea santo, que venga.
El que no lo sea, que cambie su corazón.
Ven, Señor Jesús.
Amén
i) Despedida
79
II. Las partes de la Misa

RITOS INICIALES

El Sacerdote: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.


El pueblo: Amén.

Saludo

Sacerdote: El Señor esté con vosotros.


Pueblo: Y con tu espíritu.

Acto penitencial.

El Sacerdote invita a pedir perdón por los pecados y luego de un momento de silencio se
recita, todos juntos, la oración “Yo confieso”.

Todos: “Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. (Golpeándose el pecho) Por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa. (Prosigue) Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los
ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mi ante Dios, nuestro
Señor”.

Sacerdote: Dios todopoderoso tengas misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y


nos lleve a la vida eterna.

Todos: Amén

Canto de Perdón, o se recita:


Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

Gloria
(Luego, si la Liturgia lo prescribe se canta o recita el Gloria)
Gloria a Dios en el cielo,
Y en la tierra paz a los hombres
Que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria, te alabamos,
Te bendecimos, te adoramos,
Te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre, todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
Tú que quitas el pecado del mundo,
80
Ten piedad de nosotros;
Tú que quitas el pecado del mundo,
Atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre,
Ten piedad de nosotros;
Porque sólo Tú eres Santo,
Sólo Tú Señor, Sólo Tú Altísimo, Jesucristo,
Con el Espíritu Santo
En la gloria de Dios Padre.
Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

Se lee una Primera Lectura y se termina con: Palabra de Dios


Todos: Te alabamos, Señor.

Se continúa con el Salmo.

Segunda Lectura se hace igual que la Primera. (Sólo los domingos y fiestas)

Antes de proclamar el Santo Evangelio se canta el Aleluya, excepto en Cuaresma.

El Sacerdote: Lectura del Santo Evangelio según San...


Todos: Gloria a Ti, Señor. (Se hace el signo de la cruz)
Por la Señal de La Santa Cruz.
De nuestros enemigos.
líbranos Señor, Dios Nuestro.
En el Nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Al Finalizar el evangelio:
Sacerdote: Palabra del Señor.
Todos: Gloria a Ti, Señor Jesús.

HOMILIA
Acabada la homilía, si la liturgia del día lo prescribe, se hace la profesión de fe, como
expresión de nuestro asentimiento a la Palabra que nos ha sido proclamada:

Credo

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.


Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
(En las palabras que siguen, hasta María virgen, todos se inclinan.)
Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilatos,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
81
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de
los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Oración Universal (Peticiones)


Se presentan las necesidades de la iglesia y del mundo entero, a la vez que presentamos
nuestras peticiones.

LITURGIA EUCARÍSTICA

Acabada la Liturgia de la palabra, los ministros colocan en el altar el corporal, el purificador,


el cáliz y el misal; mientras tanto, puede ejecutarse un canto adecuado.

OFERTORIO

Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y
el vino para la celebración de la eucaristía, bien aportando otros dones para las necesidades
de la Iglesia o de los pobres.

El sacerdote: se acerca al altar, toma la patena con el pan manteniéndola un poco elevada
sobre el altar, dice:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan,
fruto de la tierra y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros pan de vida.

R/ Bendito seas por siempre, Señor.


O bien se canta alguna canción de ofrecimiento.

Sacerdote: de pie a un lado del altar, se lava las manos, dice:


Orad, hermanos, para que este sacrificio,
mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.

Todos:
El Señor reciba de tus manos
este sacrificio, para alabanza y
gloria de su nombre, para nuestro
bien y el de toda su santa Iglesia.

Sacerdote: con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas.
Todos: Amén.

PLEGARIA EUCARÍSTICA

Sacerdote: comienza la plegaria eucarística con el PREFACIO.


Con las manos extendidas dice:
El Señor esté con vosotros.
82
Todos: Y con tu espíritu.

Sacerdote: elevando las manos, prosigue:


Levantemos el corazón.
Todos: Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Sacerdote: con las manos extendidas, añade:


Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Todos: Es justo y necesario.

Sacerdote: prosigue el prefacio con las manos extendidas.


En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias, Padre Santo,
siempre y en todo lugar,
por Jesucristo tu Hijo amado
Por él que es tu Palabra, hiciste todas las cosas;
tú nos lo enviaste
para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo
y nacido de María, la Virgen,
fuera nuestro Salvador y Redentor.
El, en cumplimiento de tu voluntad,
para destruir la muerte
y manifestar la resurrección,
extendió sus brazos en la cruz,
y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso,
con los ángeles y los santos,
proclamamos tu gloria diciendo (cantando):

Todos cantamos:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

CONSAGRACIÓN

Sacerdote: con las manos extendidas dice:


Santo eres en verdad, Señor,
Fuente de toda Santidad

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas dice:


por eso te pedimos que santifiques estos dones
con la efusión de tu Espíritu,

Todos:(En esta parte nos arrodillamos)

83
Sacerdote:
De manera que sean para nosotros
Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor
El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada,
Tomó pan, dándote gracias, lo repartió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros.
Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva
y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los
pecados.
Haced esto en conmemoración mía.

El gesto de alzar a Jesús en la Hostia y en el cáliz, recuerda lo que él dijo: “Cuando sea
levantado, atraeré a todos hacia mí” (Juan 12,32)

Luego dice: Éste es el Sacramento de nuestra fe.

Todos:
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!

Sacerdote: con las manos extendidas, dice: Puede ser esta plegaria u otra, pero la
estructura es siempre la misma (Acción de gracias)
Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la muerte y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación,
y te damos gracias
porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente
que el Espíritu Santo consagre en la unidad
a cuantos participamos
del Cuerpo y Sangre de Cristo.

(Oramos por la Iglesia)

Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia extendida por toda la tierra
Y con el Papa ___ con nuestro Obispo ___ y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.

(Oramos por los difuntos)

Acuérdate también de nuestros hermanos


que durmieron con la esperanza de la resurrección,
y de todos los que han muerto en tu misericordia
84
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.

(Oramos por nosotros)

Ten misericordia de todos nosotros,


y así, con María, la Virgen Madre de Dios,
los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas

Toma la patena, con el pan consagrado, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:


Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo
honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

Todos: Amén

RITO DE LA COMUNIÓN

Todos:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Sacerdote: con las manos extendidas, prosigue él solo:


Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador
Jesucristo.

Todos:
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

Sacerdote: con las manos extendidas, dice en voz alta:


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz os dejo, mi paz os doy»,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.

Todos: Amén

Sacerdote: extendiendo y juntando las manos, añade:


La paz del Señor esté siempre con vosotros.

Todos: Y con tu espíritu.


85
Sacerdote: añade: Daos fraternalmente la paz

Mientras tanto se canta o se dice:

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,


ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.

Sacerdote: hace una genuflexión, toma el pan consagrado y sosteniéndolo un poco elevado
sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:

Este es el cordero de Dios,


que quita el pecado del mundo,
dichosos los invitados a la cena del Señor.

Todos:
Señor, no soy digno
de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
Bastará para sanarme.

RITO DE CONCLUSION
Aquí tiene lugar la despedida.

Sacerdote: extiende las manos hacia el pueblo y dice:


El Señor esté con vosotros.

Todos: Y con tu espíritu.

Sacerdote: bendice al pueblo, diciendo:


La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo, y Espíritu Santo,
Descienda sobre vosotros y los acompañe siempre.

Todos: Amén.

Sacerdote: Podéis ir en la paz y en la alegría del Señor.

Todos: Demos gracias a Dios.

Al final de la Misa es bueno quedarse unos cinco minutos para agradecer y saborear el
misterio de amor infinito que hemos celebrado; Es el momento también de reposar en el
corazón la Palabra que el Señor nos ha dirigido y mirar con él cómo podemos poner en
práctica todo lo que nos ha dicho.

86
III. La Eucaristía y sus momentos

Momento de la convocatoria

Aquí se trata de formar la “asamblea celebrante”, vale decir, dar a los presentes la conciencia
de que se han reunido como creyentes, como Iglesia.
Todos somos uno, eso es lo fundamental de una Asamblea.
¿Quién convoca? Es Dios Padre el que convoca a sus hijos. Lo hace alrededor de Cristo
como una familia de hermanos y todo esto por impulso del Espíritu Santo. Es así como este
primer momento tiene por finalidad constituir la Asamblea, congregarla, reunirla para la
escucha de la Palabra de Dios y la oración.
Lo importante es que cada vez que asistas a misa, tomes conciencia de lo que ocurre en
este momento de la convocatoria y te sientas parte de una Asamblea celebrante.

Momento de la palabra

La liturgia de la Palabra viene a ser la primera mesa de la celebración, luego vendrá la


segunda, la mesa del pan. Las dos juntas y equilibradas constituyen el encuentro dominical
cristiano.
En este momento se produce un hermoso diálogo entre Dios y su pueblo. Es Dios quien
habla a la asamblea por boca de los profetas, de los apóstoles y, especialmente de su Hijo
Jesucristo. La palabra no sólo instruye sino que hace al Señor realmente presente. “Cuando
se lee la Palabra en la liturgia es Dios quien habla y Cristo sigue anunciando el Evangelio”.

Momento de la Eucaristía

Después de escuchar la Palabra celebramos la Liturgia de la Eucaristía. El mismo Jesucristo


se nos da como Pan y Vino eucarístico. Es el momento cumbre de la misa. Como decía
anteriormente, este momento hay que verlo unido a la palabra que logra su Plenitud en la
Eucaristía.
El mandato del Señor “hagan esto en memoria mía”, la Iglesia lo desarrolla en tres acciones.
Jesús tomó el pan y la copa. Esto lo vemos reflejado cuando preparamos y presentamos las
ofrendas.
Después pronunció la bendición dando gracias. Es cuando proclamamos la oración de acción
de gracias llamada plegaria eucarística que viene a ser el centro y culminación de toda la
celebración.
Partió el Pan y pasó la copa. Aquí la comunidad se prepara para comulgar, vale decir, comer
y beber el Cuerpo y la Sangre del Señor.

Toda la celebración nos lleva a participar de la mesa, alimentarnos del Cuerpo y la Sangre de
Jesucristo. Es el banquete pascual al que estas invitado tú, yo, la comunidad y toda la iglesia.

Momento de la misión

Este es el momento final, breve, sencillo pero muy significativo. La asamblea que se ha
reunido se dispersa. El sacerdote invoca sobre los fieles la fuerza y la bendición de Dios para
que continuemos viviendo en su presencia. De este modo, la asamblea convertida en Cuerpo

87
de Cristo por la palabra y el Pan eucarístico, vuelvan a la vida y a la historia alabando y
bendiciendo a Dios.

88
Examen de conciencia

Amarás a Dios sobre todas las cosas (Primer mandamiento).


No tomarás el nombre de Dios en vano. (Segundo Mandamiento)
¿He amado a Dios sobre TODO?
¿A quién (que) le he dado la mayor atención?
¿He hecho de mi familia, trabajo, programas, ideas u otras cosas buenas, mi primer amor?
¿Sé, en la práctica, lo que es confiar en el amor y el poder de Dios?
¿Le confío todo a Dios o ando queriendo hacerlo yo solo?
¿Confío en Dios cuando todo parece ir mal?
¿He caído en superstición u otra práctica religiosa ajena al cristianismo?

Oración
¿Cómo ha sido, diariamente, mi tiempo personal con Dios, mi oración personal?
¿He alabado a Dios; le he dado gracias o me he quejado?
Cuándo me da alguna enseñanza ¿la guardo en mi corazón y busco profundizarla?
¿Qué criterios tengo para determinar si algo que quiero hacer es del Espíritu Santo o es
mío?, ¿Me parece importante tener y seguir siempre esos criterios?
¿Uso los dones que Dios me dio para su gloria?
¿He sido legalista (haciendo sólo lo necesario para cumplir) o vivo mi fe en el Espíritu
entregándome con todo el corazón?

Obediencia
Busco conocer, en la oración, la voluntad de Dios para mi vida?
¿Obedezco la enseñanza del magisterio o interpreto a mi manera?
¿Qué motiva mi vida, la voluntad de Dios o mis propios "buenos" planes (mi voluntad)?
¿Le permito a Dios guiarme o le "entrego" los planes ya hechos, para que los bendiga?
Mis gustos, criterios, dudas, confusiones, pensamientos, actitudes y valores ¿en qué
instancias no han estado bajo el Señor?

Santificarás el día del Señor. (Tercer Mandamiento)


¿Guardo el día del Señor para el Señor o trabajo innecesariamente ese día?
¿Voy a misa todos los domingos?
¿He adorado y puesto todo mi corazón en Cristo Eucarístico que me espera en el sagrario?
¿Lo he amado y consolado por tanto que se le ofende?

Confesión
¿Rechazo el pecado aunque éste sea aceptable según la cultura?
¿He evitado la ocasión de pecado: ambientes, programas, malas amistades...?
¿Reconozco y reparo con responsabilidad mis pecados y faltas o me justifico?
¿Cuándo me corrigen, lo agradezco?
¿Cuándo fue mi última confesión?, ¿Minimicé el pecado por pena?; ¿han habido cambios?
¿Hice una confesión completa o escondí algo?
¿Debo reconciliarme con alguien y no lo he hecho?

Relaciones con otros


¿Están todas mis relaciones a la luz del Señor: amorosas, castas, sanas y sinceras?

89
¿Guardo odios o enemistades? ¿Peleas, rivalidades, violencias, ambiciones, discordias,
sectarismo, disensiones, envidias, ebriedades?
¿He sido fiel a los compromisos con mis hermanos y con otros?; ¿Estoy creciendo en estos
compromisos?
¿Soy confiable en el hogar, grupo, trabajo...?; ¿Cumplo mis promesas, compromisos, guardo
confidencialidad?
¿Busco la unidad en el Señor?
¿Soy servicial?
¿Soy atento sin ser curioso?
¿Soy prudente en lo que hablo y como actúo?
¿Soy agradecido por el servicio de rutina que recibo?

En el Hogar, Honrarás a tu padre y a tu madre (Cuarto mandamiento).


¿Obedezco, cuido y honro a mis padres según mi edad y sus necesidades?, ¿soy consciente
del sacrificio que hacen por mi?
¿Pongo malas caras?
¿Doy tiempo a la familia?; ¿Cenar juntos?; ¿Diversiones?; ¿Hospitalidad?
¿Relación con hermanos?
¿Responsabilidad en los estudios?

No matarás. (Quinto Mandamiento).


De algún modo ¿he matado o atentado contra la vida? (ej.: apoyo o participación en aborto,
suicidio, conducir sin cuidado, actos irresponsables que ponen una vida en peligro, agresión,
violencia, etc.?
¿He atentado contra la dignidad de alguien?

No cometerás actos impuros. (No adulterio, no fornicación) (Sexto Mandamiento)


¿He buscado vivir una afectividad desordenada?
¿Cómo distingo entre sentimentalismo y una auténtica relación de amor entre hermanos?;
¿Me relaciono según mi estado de ánimo o lo que edifica en el amor?
¿Fantasías o actos impuros, conmigo mismo o con otros?
¿Chistes, programas, actitud seductora, inmodestia en vestir?
¿Vivo una sana sexualidad en mi estado de vida?

No robarás (Séptimo mandamiento).


¿De algún modo, he robado? (Descuidando o no devolviendo propiedad ajena o común)

Al Hablar: No levantarás falsos testimonios ni mentirás (Octavo Mandamiento)


¿Quién inspira mis palabras: Dios o mi ego? ¿He querido dar mi opinión en todo?
¿Digo la verdad?; ¿He revelado secretos; He juzgado (o chismeado)?
¿He hablado lo que no edifica: chistes con groserías, hirientes a una persona, raza,
nacionalidad, etc.?

90

Potrebbero piacerti anche