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Ana, significa “la gracia de Dios” o “la misericordia de Dios” y según dice en el capítulo 3 se levanta en un tiempo donde

escaseaba la palabra de Dios y no había visión abierta. Hombres y mujeres levantados por el Espíritu Santo con una visión
clara para revelar un propósito donde no había propósito.
Personas que año tras año, domingo tras domingo, van a la iglesia, vienen de la iglesia, sin propósito alguno, como si
estuvieran programados. En medio de toda esa ausencia de visión, propósito, unción y convicción, Dios levanta a una
generación que se llama Ana.
Pero si entendemos que aparte de esa promesa, de ese clímax global, hay una visión corporal que tiene que ver
directamente con su vida, la sensación será otra y podrá usted decir como dijo Pablo: …He peleado la buena batalla, he
guardado la fe.
1)= Dios cierra su vientre cuando una generación produce Ovnis y Finées. Si en su vida su motivación está corrupta en la
operación en el reino de Dios, Dios cierra su vientre. Aquello que funcionaba, deja de funcionar.
Cuando usted produce Ovnis y Finées, los hijos de Elí, aquellos dos que eran corruptos con las finanzas, eran corruptos con
las finanzas, eran corruptos con las doncellas del templo, eran corruptos en todo su estilo dentro de la iglesia de Dios.
Cuando los ministerios comienzan a mercantilizar la unción, Dios cierra el vientre.
2)= Dios cierra el vientre cuando hay transgresión corporal. Siempre hay transgresión; siempre hay pecado en el
campamento. El avivamiento no viene porque somos santos; el avivamiento viene porque hay pecado.
(Jeremías 3: 2)= Alza tus ojos a las alturas, y ve en que lugar no te hayas prostituido. Junto a los caminos te sentabas para
ellos como árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado la tierra.
Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera, y no quisiste tener
vergüenza.
3)= Dios detiene la lluvia cuando hay prostitución o transgresión. La palabra TRANSGRESIÓN significa “Entender el propósito
y hacer caso omiso”. Saber que este es el camino y decir: “No quiero pagar ese precio”. Muy bien; cuando en su vida, en su
iglesia o en su ministerio, ocurre eso; Dios cierra el vientre.
4)= Dios cierra el vientre de una generación, de una nación, una iglesia, un ministerio, o su vida, para probar lealtad. Cuando
Dios prueba al creyente, no lo tienta para que caiga en pecado. La Palabra dice que cuando usted cae en pecado, no diga
que fue porque Dios lo tentó, porque Dios no tienta con pecado a nadie.
Cuando Dios le prueba, es para que usted se de cuenta y se convenza definitivamente, que es muy capaz de hacer lo que
Dios ya sabía que usted podía hacer. Toda prueba de Dios termina en victoria. Jamás una prueba de Dios termina en
derrota.
Por allí usted escucha hermanitos que le dicen muy sueltos de cuerpo: “¡Ah, sí! ¡Tuve ese accidente, seguro, porque Dios
quería decirme algo a través de él!” Basta por favor. El maestro de la iglesia es el Espíritu Santo, no los accidentes…

SARA
Para hablar de Sara, como de cualquier otro personaje de la Biblia, debemos comenzar con Dios. En Sara, Dios derramó su
gracia y demostró su poder que desafía toda lógica humana. Él la escogió para ser la portadora del hijo de la promesa, Isaac
(Gn. 17:19), de donde vendría el Mesías prometido. Dios convierte a una mujer estéril, avanzada en edad, en una mujer
fértil. Una mujer a la cual Dios le cambia el nombre de Sarai que significa “Princesa”, por Sara que significa “princesa de
todas las naciones”.
Podemos ver a Sara de diferentes maneras:
Con sus debilidades
1. Una mujer con tristeza
“Sara se rió para sus adentros, diciendo: “¿Tendré placer después de haber envejecido, siendo también viejo mi señor?”,
Génesis 18:12.
La tristeza más grande de Abraham y Sara era que en todo su tiempo juntos no habían podido tener hijos. Para una mujer
hebrea la infertilidad se consideraba una señal de desaprobación divina. La tristeza de Sara puede verse en medio de su
risa. Como diría el dicho, ella estaba riendo para no llorar.
2. Una mujer que influenció a su esposo en una mala decisión
“Después de diez años de habitar Abram en la tierra de Canaán, Sarai, mujer de Abram, tomó a su sierva Agar la Egipcia, y
se la dio a su marido Abram por mujer. Y Abram se llegó a Agar, y ella concibió”, Génesis 16:3-4.
Sara asumió una responsabilidad que no le correspondía y tomó una decisión que lamentaría por el resto de su vida.
Todavía seguimos viendo resultados ya que algunas de las tensiones en el Medio Oriente tienen su raíces en que Sara le dio
a su criada Agar a su esposo para que procreara un hijo.
Características para resaltar
1. Fe en Sus promesas
Como leímos al comienzo, Sara es la número uno en la lista de Fe de entre las mujeres. Aquí es donde se destaca la fe de
Sara, que a pesar de la edad de ambos ella “creyó que era fiel quien lo había prometido” (Hebreos 11:11).
Cuando nació Ismael, hijo de su esposo Abraham y su criada Agar, Sara tenia 76 años. Los trece años siguientes serian los
más frustrantes para ella, puesto que seguía siendo estéril. Pero Sara con 89 años y su esposo estaba al cumplir 90, su
esperanza no estaba completamente destrozada.
2. Llanto en gozo
Sara, que anteriormente había reído para ocultar su tristeza, cuando nació su hijo lo llamaron Isaac, que significa “risa”. El
gozo de Sara era sin fronteras. Génesis 21:6 dice, “Sara dijo: “Dios me ha hecho reír; cualquiera que lo oiga se reirá
conmigo”.

3. Ejemplo de sumisión
El Nuevo Testamento nos deja ver que Sara se distingue especialmente por la obediencia a su esposo, siendo modelo de
sumisión a los esposos. Sara fue una mujer firme y decidida, sujeta a su esposo; una mujer sometida (1 Pedro 3:5-7).

4. Una mujer perseverante


Abraham y Sara provenían de un entorno urbano. No eran nómadas. Pero partieron al viaje cuando Abraham estaba en la
mitad de los 70 y Sara era 10 años menor que él. Sara no estaba acostumbrada a la vida errante, fue algo que debió
aprender, aceptar y ser perseverante a la promesa que Dios le había dado a su esposo (Génesis 12:2-3).

Como hemos visto, Sara tenia debilidades —¡como nosotras!—, pero también tenía características que fueron resaltadas en
su vida y que fueron de bendición para su familia.

La vida de Sara nos muestra que el carácter como cristianas incluye la fortaleza, la mansedumbre y la dulzura. Somos hijas
de Sara cuando imitamos la obediencia y el respeto a nuestros maridos. Aun si tu esposo no es cristiano no debes tener
temor.

Cuando venga la prueba debemos conservar la calma y confiar, haciendo el bien, obedeciendo y agradando a Dios. Lo que
es más, Dios obró de manera sobrenatural dándole un hijo a Sara no solo por amor a ella y Abraham, sino por amor a ti y a
mí. Fue a través de la descendencia de Sara que nació el Salvador del mundo, aquel quien perdonó nuestras ofensas y nos
dio una nueva vida en Él. “El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que Lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará
también junto con El todas las cosas?”, Romanos 8:32. No debemos tener ningún temor.

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