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1.

ÁREA COGNITIVA:

El área cognitiva es la más significativa, ya que el déficit en la función intelectual es


nuclear en la deficiencia mental, de forma que las clasificaciones de ésta se basan
en el nivel de inteligencia.

En el caso de las personas deficientes mentales, se van a presentar dificultades o


déficits en el desarrollo de esta función. La inteligencia y el propio aprendizaje se
encuentran disminuidos si los comparamos con los niveles promedios de cada
grupo de edad. Cuando se alcanza la época de la adolescencia, los déficits
cognitivos se traducen en un pensamiento excesivamente concreto, egocéntrico,
con dificultades para la formación de conceptos y para el pensamiento abstracto.

2. ÁREA PSICOMOTORA:

El desarrollo de la psicomotricidad también resulta alterado en el retraso mental,


con grados variables de afección según el nivel de deficiencia intelectual. Los
trastornos psicomotores más frecuentes en los niños con deficiencia mental son:
inmadurez, dificultad en el aprendizaje de los movimientos finos, dificultades en el
reconocimiento de las partes del cuerpo, dificultades en los movimientos gestuales
e imitatorios, rítmias, balanceos, estereotipias.

Esta mala estructuración del esquema corporal suele provocar déficits en la relación
sujeto-mundo externo que puede provocar problemas en:

a) La percepción, traducido en un déficit en la estructuración espacio-temporal.


b) La motricidad: torpedad, mala coordinación de movimientos e incorrecta postura.
c) Las relaciones sociales: el esquema corporal permite identificar el propio ser y
adecuar nuestras relaciones con los objetos y con los demás. Si se siente
inseguridad en un mundo de movimiento, se pueden originar perturbaciones
afectivas.

3. ÁREA DEL LENGUAJE:

Generalmente los problemas más frecuentes de lenguaje se producen en el ámbito


de la articulación y pronunciación, habla retrasada, trastornos de la voz y
tartamudez. Las alteraciones de lenguaje son más frecuentes en los niveles severo
y profundo, y dentro de ellas las más notorias son las de articulación.

a) Retraso evolutivo en la adquisición del lenguaje. El desarrollo del lenguaje


correlaciona positivamente con la edad mental del niño.

b) Retraso y menor utilización de las estrategias de comprensión.

c) Dificultades en la conceptualización, es decir, dificultades para interrelacionar


conceptos y para combinar palabras y frases construyendo un lenguaje
sucesivamente más rico y complejo.

4. ÁREA AFECTIVA:

Podríamos decir que el niño con déficit intelectual es más vulnerable y está más
indefenso a las exigencias de su entorno. Sentimientos tales como dolor, placer,
aburrimiento, diversión, fastidio, alegría, aflicción, envidia, celos, vergüenza.

5. ÁREA ADAPTATIVA:

Es de gran importancia en el desarrollo de los niños con deficiencia mental la


adquisición de hábitos sociales y de autonomía personal. En el caso de aquellos
que están más afectados, porque será uno de los hitos más importantes en su
evolución; y en los casos más leves, porque será una de las principales garantías
de éxito de su integración familiar y social.

Los hábitos de autonomía (control de esfínteres, alimentación, higiene personal y


vestido) deben adquirirlos todos los niños, pero en el caso de los afectados con
algún tipo de deficiencia mental este trabajo se alarga mucho más en el tiempo.
 PROBLEMAS DE ATENCIÓN:

La persona sorda no dispone de esta fuente de información. Por esto interrumpe su


actividad para controlar en forma visual el ambiente.

El niño o niña sorda no recibe a través de la audición toda la información acerca de


lo que ocurre en su ambiente más inmediato, por lo que necesita estar
constantemente monitoreando su entorno por medio de la visión.

 INMADUREZ A CAUSA DE LA LIMITACION DE EXPERIENCIAS:

Se encuentra aislada en su entorno, presenta una mayor de experiencias y cultura.


Al carecer de audición no podrá llegar a dominar la realidad como otro que yo.

 INTELIGENCIA:

Su coeficiente intelectual es promedio. No hay motivos para suponer que los


factores que han alterado la audición también han alterado su inteligencia.

 SOCIABILIDAD:

En el caso del niño sordo, el desarrollo social presenta ciertas dificultades porque
solo puede hacer un uso limitado del lenguaje y de la comprensión del lenguaje.

 CIERTO GRADO DE CONCRETISMO:

El niño sordo es naturalmente observador, y le es muy difícil inferir de aquello que


no es observable e implique un grado de abstracción, como el paso del tiempo.
Algunos púberes con déficit auditivo presentan un grado de inmadurez en relacion
a aceptar sus errores, su capacidad de analizar sus dificultades de interacción que
son la base de su conducta familiar y social.

 ACENTUADA AFECTIVIDAD:

El sordo presenta una acentuada afectividad, por su situación de dependencia,


aislamiento, dificultad de comunicación y de relaciones sociales en que lo sitúa su
falta de audición. Tiene mayor necesidad de amor, amistad, aprecio y
consideración.

 MAYOR DEPENDENCIA:

Es en la comunicación donde queda de manifiesto su gran dependencia. El


interlocutor deberá hablar más lento o mediante señas.
DIMENSIÓN COGNITIVA:

A pesar de la inhibición del proceso cognitivo debido a la falta de estímulos visuales


adecuados, podemos asegurar que la persona con discapacidad visual (DV) no
presenta disminución de los parámetros intelectuales, luego estamos ante una
diferencia en las modalidades perceptivas y no de inteligencia.

Los procesos cognitivos de la persona con DV a partir de los cuatro meses de edad
son más lentos y diferentes con respecto a los demás. Hasta antes de ese tiempo
son comparables.

Los primeros retrasos son evidentes cuando el niño con discapacidad visual no
puede localizar ni alcanzar objetos manualmente. Él explora sólo los objetos que se
encuentran en contacto con su cuerpo, pues desconoce que hay más. No busca
nada, si se le quita algo no le interesa recuperarlo si no emite sonido.

La elaboración de imágenes del entorno (los objetos y los otros) se tiene que realizar
a través del tacto y del oído.

SIN SENSIBILIDAD A LOS COLORES.

Tienen problemas para identificar o distinguir colores y se traduce en una falta de


respuesta a ciertos colores. Por ejemplo, la dificultad de distinguir el rojo y el verde,
o el amarillo y el azul.

SIN CAPACIDAD DE OÍR.

No poseen ninguna sensibilidad auditiva, ni perciben sonidos en ningún oído,


aunque sean amplificados. Pueden presentar dificultades para expresarse
oralmente y dependen de la información visual para comunicarse, como puede ser
la lengua de signos. Algunos pueden tener limitaciones para comprender el lenguaje
escrito.

LIMITACIÓN EN LA CAPACIDAD DE OÍR.

Con suficiente resto auditivo para percibir sonidos y comunicarse oralmente,


aunque pueden percibir la información sonora de forma distorsionada y/o tener
dificultades leves o graves para comprender el habla o para identificar la
procedencia de los sonidos. Muchos utilizan audífonos o implantes cocleares.
LIMITACIÓN EN LA CAPACIDAD DEL HABLA.

Las deficiencias en el habla incluyen la dificultad para pronunciar de forma inteligible


o con nivel sonoro suficiente. En muchas ocasiones, estos síntomas son fruto de
una discapacidad física o motriz aunque también pueden darse de forma aislada.

CAPACIDAD DE MANIPULACIÓN Y FUERZA REDUCIDA.

Se enfrentan a dificultades para realizar tareas manuales que requieran


coordinación, precisión y destreza, como por ejemplo, escribir a mano o ejercer
presión con los dedos. Pueden tener características muy diferentes, desde una
parálisis completa hasta problemas de movimiento en sólo alguno de sus miembros,
de coordinación, temblores, o tener un área restringida de movimiento, debilidad
muscular, espasmos, dolor al realizar ciertas acciones, problemas posturales, falta
de miembros, problemas en las articulaciones, sensibilidad limitada, etc. También
pueden carecer de fortaleza suficiente para quitar tapas, levantar o transportar
objetos o realizar tareas tales como coger monedas de una superficie o girar el
pomo de una puerta.
 Acentuada falta de reconocimiento de la existencia o de los sentimientos de los

demás.

 Ausencia de búsqueda de consuelo en momentos de aflicción.

 Ausencia de capacidad de imitación.

 Ausencia de juego social.

 Ausencia de vías de comunicación adecuadas.

 Marcada anormalidad en la comunicación no verbal.

 Ausencia de actividad imaginativa, como jugar a ser adulto.

 Marcada anomalía en la emisión del lenguaje con afectación.

 Anomalía en la forma y contenido del lenguaje.

 Movimientos corporales estereotipados.

 Preocupación persistente por parte de objetos.

 Intensa aflicción por cambios en aspectos insignificantes del entorno.

 Insistencia irracional en seguir rutinas con todos sus detalles.

 Limitación marcada de intereses, con concentración en un interés particular.

 Las deficiencias en la reciprocidad socioemocional varían, por ejemplo, desde


un acerca-miento social anormal y fracaso de la conversación normal en ambos
sentidos, pasando por la disminución en intereses, emociones o afectos
compartidos, hasta el fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales.
 Las deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la
interacción social varían, por ejemplo, desde una comunicación verbal y no verbal
poco integrada, pasando por anomalías del contacto visual y del lenguaje corporal
o deficiencias de la comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total de
expresión facial y de comunicación no verbal.
 Las deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones
varían, por ejemplo, desde dificultades para ajustar el comportamiento en diversos
contextos sociales, pasando por dificultades para compartir juegos imaginativos o
para hacer amigos, hasta la ausencia de interés por otras personas.

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