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ESCUELA DOMINICAL
La Tradición Litúrgica Católico Romana
Introducción: El Fenómeno Religioso. Parte 1.
Domingo 9 de Abril de 2000
Pbro. Samuel Gallegos

OBJETIVO GENERAL
El tema que me han encomendado es muy amplio y se puede tratar
desde diferentes perspectivas. Sin embargo, me parece que tratarlo desde
la perspectiva de la “Liturgia”, nos puede ayudar a cumplir el OBJETIVO:
CONOCER LAS TRADICIONES CATÓLICAS MÁS SOBRESALIENTES
CON LAS CUALES TENEMOS CONTACTO, ENTENDERLAS,
EVALUARLAS Y EXPLICARLAS.
Ésta perspectiva (la litúrgica), aunque más delimitada, también exige
un tratamiento desde varios puntos de vista. Y es que hablar de liturgia, es
hablar de historia, de espiritualidad, de simbología, de ritual, de
fenomenología de la religión, etcétera, puntos de vista todos éstos que
requieren, por sí solos, un estudio detallado. No obstante, voy a tratar de
situarlos a ustedes, de modo muy básico, en cada punto de vista, a fin de
que tengan herramientas de comprensión y evaluación, no sólo de la liturgia
católica, sino de cualquier liturgia, incluyendo la de nuestra iglesia en
“Caracoles”.

OBJETIVO
Que el alumno conozca de modo general el fenómeno religioso,
comprenda lo humano de su dinamismo reflejado en los medios de acceso a
Dios, como son la palabra y el culto y entienda la liturgia dentro de éste
marco de referencia.
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INTRODUCCIÓN
En el estudio que tuvimos sobre la adoración en Génesis 4, les hice
notar que la primera experiencia de adoración, la inician dos hombres (Caín
y Abel), quienes adoran a Dios sin que éste se los haya pedido. En ése
estudio planteo la pregunta: “¿Es la adoración un acto que inicia el hombre
o es algo que Dios pide?” Mi respuesta en aquél estudio es: “en éste texto,
la adoración es un acto que inicia el hombre, no la exige Dios”. Luego
pregunté: “¿Así es toda adoración ritual o cúltica?” Y respondí: “Les dejo la
respuesta a ustedes”. Éste planteamiento pretendía provocar en ustedes
una reacción, ya que normalmente se piensa que Dios exige el culto, la
adoración, pero entendidos como observancia de días correctos o sagrados,
de espacios sagrados, de fiestas solemnes, de rituales sagrados, de formas
litúrgicas correctas, etcétera. Sin embargo, me parece que detrás de
Génesis 4, hay una fuerte crítica a la adoración, como ritual correctamente
hecho. Esto se ve en tres cosas:
1. Gn 4 no dice que clase de ritual hicieron Caín y Abel para ofrecer
sus ofrendas. Simplemente dice que Caín trajo, del fruto de la
tierra, una ofrenda a Jehová y que Abel también trajo una
ofrenda de los primerizos de sus ovejas, lo mejor de ellas. El
que se omita el tipo de ritual que hicieron, me parece un detalle
sumamente inteligente del autor, pues si lo hubiera descrito,
entonces nos hubiera obligado a considerar ésa forma como
revelación de Dios y por lo tanto, estaríamos obligados a realizar el
mismo ritual toda vez que ofreciéramos culto a Dios.
2. Gn 4 no dice que una ofrenda era mejor que la otra, sólo dice que
Abel presentó una ofrenda en donde escogió a los primogénitos de
sus ovejas. Ésta acotación del escritor, no creo que deba ser
interpretada como si Dios estuviera diciendo que la ofrenda de
Abel era mejor que la de Caín. La expresión !h,bel.x,meW
(vemejelebhen), que se ha traducido en RV 1989 como “lo mejor de
ellas” y en RV 1960 como “de lo más gordo de ellas”, significa
literalmente “y de su grasa”. En la expresión !h,bel.x,meW
(vemejelebhen), la palabrita m, (me) viene de !mi (min), que
significa “perteneciente a”, “que se origina en”, “que se separó de”
(en el sentido de que le quitan una parte a algo o a alguien). Lo
cual quiere decir que lo que hizo Abel, fue llevar a los
primogénitos, quitarle la grasa y ofrecerla también. La Biblia de
Jerusalén (BJ), traduce bien cuando dice “y de la grasa de los
mismos”. Así pues, no necesariamente lo que hace Abel es ofrecer
lo mejor de los primogénitos de sus ovejas, sino simplemente
quitarles la grasa y ofrecerla junto con la carne, pero separada de
ella.
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3. Gn 4 no dice porqué razones específicas Dios prefirió una ofrenda


sobre la otra. Esto está íntimamente ligado con lo anterior,
especialmente con el punto uno. La ofrenda ofrecida dependió por
entero del agrado de Dios. Esto también me parece un dato
inteligente del autor del relato, pues el agrado de Dios no tiene que
ver con el ritual, ni con el tipo de ofrenda, ni conque una haya sido
mejor que la otra. Cualquier cosa que el autor hubiera puesto como
razones por la que escogió una ofrenda sobre la otra, nos hubiera
condicionado la vida en términos de gestos litúrgicos, de tipos de
ofrendas y de calidad de ofrendas. Lo más interesante es que el
agrado de Dios queda en el misterio. Sólo Él sabe de cierto que tipo
de ofrendas litúrgicas le gustan. Quizá retomemos éstas reflexiones
en el futuro.
Después de ésta rápida reflexión, retomemos la pregunta inicial: “¿Es
la adoración un acto que inicia el hombre o es algo que Dios pide?” Si
entendemos “adoración” como observancia de días correctos o sagrados, de
espacios sagrados, de fiestas solemnes, de rituales sagrados, de formas
litúrgicas correctas, etcétera, podemos afirmar que tal “adoración” es un
acto que inicia el hombre y que Dios no lo pide. Ciertamente en la historia
bíblica encontremos textos en donde parece que Dios designa días, fiestas,
lugares, etcétera, pero eso debe ser entendido en el sentido de que Dios
quería remitir a algo que está más allá de todas éstas cosas y que el autor
de la carta a los hebreos aplica totalmente a la persona de Jesucristo. Tal
vez también tengamos que detenernos en esto en el futuro. Por ahora
preguntémonos: ¿porqué retomar toda ésta reflexión? Porque de lo que
vamos a hablar es de liturgia y la liturgia involucra gestos y ofrendas, pero
aún más, involucra tiempos, espacios, personas y objetos y es necesario
desentrañar las relaciones que existen entre todos éstos aspectos, para
entender mejor su dinámica. A éste fenómeno se le llama “religión”.

EL FENÓMENO RELIGIOSO
El ser humano es religioso por naturaleza. Tiene la necesidad de
hacer religión. No puede vivir sin ésa experiencia. Hasta los que no
practican ninguna tradición religiosa, tienen algún tipo de ritual. Las
personas que sienten que los rituales que practican ya no los llenan, buscan
nuevas formas de ritual, desde formas simples hasta formas exóticas. Pero
también tienen que ver las circunstancias históricas por las que atraviesan
los individuos, de tal manera que los que se ven envueltos en experiencias
de desarraigo, como los que se van a otros países, busquen con frecuencia
iglesias para encontrar un factor de integración en un grupo humano que
les dé la sensación de protección. Por otro lado, los seres humanos tenemos
una fuerte tendencia a crear un esquema o sistema absoluto de
significaciones y a sacralizarlo. De ahí que, desde tiempos antiguos, el
fenómeno religioso y todo lo que involucra (el ritual, lo sagrado, etcétera),
sea una constante de la existencia humana.
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Tratemos de definir el fenómeno religioso de una manera muy simple.


El Gran Diccionario Enciclopédico Ilustrado de Selecciones del Reader’s
Digest, define religión como: “conjunto de creencias o dogmas a cerca
de la divinidad y de sentimientos, normas morales y prácticas
rituales derivadas de tales creencias”. Como notarán, la definición se
divide en dos partes:
1. Se admite que hay un Dios o fin último o divinidad (aunque la
definición no lo dice explícitamente) y a eso se refieren las
creencias y los dogmas.
2. Se afirma que hay unos medios que permiten relacionarse con ése
Dios, a los que se le llaman sentimientos, normas morales o
prácticas rituales (experiencia, conducta y rito).
El que se divida en dos partes la definición, obedece al hecho de que
toda religión considera a la divinidad trascendente, es decir, considera que
Dios está más allá de la realidad sensible y palpable y, por lo tanto, se
necesita de medios para poder relacionarse con Él. Nadie puede tener a
Dios como interlocutor directo. Así que cuando hablamos de religión,
podemos hablar de Dios (punto 1) o podemos hablar de los medios con que
el hombre intenta relacionarse con Dios (punto 2).
La palabra es un medio
Me interesa mucho aclarar esto, de ahí que voy a abundar en el tema
y a tratar de explicar éste fenómeno. Dentro de la religión, se da el
fenómeno inevitable y necesario de hablar de Dios en palabras humanas. La
creencia en Dios se explica con palabras. Los dogmas de fe, son expresados
y escritos con palabras. En realidad, las mismas creencias y dogmas sobre
Dios (punto 1), también son mediaciones. Las creencias y los dogmas están
armados con palabras. Todo lo que hablamos sobre Dios, son palabras sobre
Dios que nosotros tomamos de la realidad y nosotros las armamos para que
digan algo. Usamos nuestro lenguaje que nosotros “inventamos” para poder
captar la dimensión espiritual. Porque las palabras son creación humana.
Las palabras las usamos para poder comunicar nuestras ideas. Entonces,
las palabras son un medio para comunicar ideas. Así pues, la palabra es una
mediación. Cuando hablamos, cuando expresamos creencias sobre Dios o
cuando elaboramos dogmas sobre Dios, necesariamente usamos las
palabras. Así que lo que decimos sobre Dios no es una realidad literal, sino
que todo lo que decimos sobre Dios es limitado. La palabra queda corta
para expresar la experiencia de Dios. La palabra, como medio para hablar
de Dios queda corta. La experiencia espiritual de la fe, es imposible
expresarla adecuadamente con las palabras, por lo que siempre nos
trasciende. Por eso la experiencia de Dios es imposible explicarla
racionalmente.
Intentemos un ejemplo que ya hemos usado, pero que vale la pena
recordar. Dice 1ª de Juan 1:5: Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en
Él. Leemos palabras. Palabras en español que traducen una frase que
escribió alguien en palabras griegas. Ésas palabras las escribió alguien
llamado Juan. Ésas palabras son totalmente humanas. Son palabras que se
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usaban en el siglo primero de la era cristiana por los griegos. La cultura


griega inventó sus palabras y Juan las está usando. Nosotros leemos una
traducción en español. También son palabras que se inventaron en algún
tiempo en España y que han evolucionado. También son palabras humanas.
Ésas palabras humanas nos remiten a elementos de nuestra realidad
sensible y medible, como son la luz y la oscuridad. Todos conocemos la luz y
la oscuridad, son parte de nuestra realidad. Si tomamos La frase “Dios es
luz” en su sentido científico, tenemos que ésas palabras significarían que
Dios es la porción del espectro electromagnético (entre el violeta y el rojo)
que percibe el sentido de la vista. Todos entendemos que éste versículo no
significa esto y que es absurdo.
Ahora demos a ésas palabras humanas “Dios es luz”, inventadas por
seres humanos, un sentido más conocido y digamos que significan que Dios
es quien nos hace ver la verdad, que Dios es la guía verdadera del ser
humano, que Dios es quien nos quita las venda de los ojos, que Dios es
quien nos muestra el camino. Notarán que esto son sólo palabras que no
expresan algo concreto en nuestra realidad sensible. Quedan cortas con
respecto al significado profundo del texto. ¿A qué parte de la realidad que
vivimos nos referimos con las palabras “Dios nos hace ver la verdad”? Si
queremos señalar la verdad que Dios nos hace ver con nuestro índice en
nuestra realidad cotidiana, ¿qué señalaríamos? Ahora bien, si Dios es quien
nos muestra el camino, ¿hay alguno de nosotros que pueda señalar con el
dedo índice de su mano derecha para dónde va el camino? Nadie puede,
porque las palabras quedan cortas, son sólo un medio para tener acceso a lo
que no podemos ver ni explicar: la experiencia de Dios. Así pues, usar las
palabras para decir que “Dios es luz”, es usar un medio completamente
humano para tratar de explicar una experiencia que trasciende nuestra
realidad.
¿Cuál es el problema de esto? El problema es que la experiencia con
Dios, como es una experiencia humana que también se da en la conciencia
humana, tiende a volverse objeto de nuestro conocimiento y volvemos a
Dios “cosa pensada y racionalizada”, es decir, volvemos a Dios teología,
catecismo, dogma. El peligro está en que el ser humano suele pensar en la
relación con Dios, como una relación con un “buen pensamiento o
razonamiento sobre Dios”. Así pues, un pastor puede ser un experto en
catecismo, sabérselo de memoria, defenderlo a capa y espada, enojarse si
alguien lo cuestiona, pero estar en malas relaciones con su esposa, gritarle,
incluso pegarle, y estar convencido de que cree en Dios. Ese pastor se
relaciona con un Dios catecismo, no con un Dios que se interesa en las
relaciones humanas. Ha hecho de Dios un objeto de su conocimiento, no
una experiencia espiritual y de encuentro humano.

EJERCICIO DE COMPRENSIÓN
Lea Juan 10:9. Éste texto es palabra humana. Juan es un ser humano
que escribe sobre Jesús. Es Juan el que nos dice que Jesús dijo. Considere
como la palabra tomada en su sentido literal no dice nada. Todos conocemos
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una puerta. Sabemos que una puerta puede ser de madera o de metal o de
algún otro material. Es absurdo pensar que Jesús es una puerta, en el
sentido de que tiene bisagras y chapa. Pero también hay puertas que sólo
están formadas por el marco. Ahora pregúntese, ¿a qué parte de la realidad
que usted conoce, se refiere Jesús cuando dice que Él es la puerta?

¿A qué parte de la realidad que usted conoce, se refiere Jesús con “el
que por mí entrare”? Si usted está seguro de que ha entrado por ésa puerta,
¿podría explicar a qué se refiere ésa experiencia en la realidad concreta?
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Después de éste ejercicio, ¿le queda claro que las palabras en realidad son limitadas para
expresar la experiencia con Dios? Explique. __________________________________________

¿Cómo explicaría que ésta palabra humana es palabra de Dios?


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ESCUELA DOMINICAL
La Tradición Litúrgica Católico Romana
Introducción: El Fenómeno Religioso. Parte 2.
Domingo 16 de Abril de 2000
Pbro. Samuel Gallegos

OBJETIVO
Que el alumno conozca la experiencia de lo sagrado en el fenómeno
religioso, comprenda lo humano de su dinamismo reflejado en los medios de
acceso a Dios, considere el punto de vista psicoanalítico y aplique éste
conocimiento a un texto bíblico.
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INTRODUCCIÓN
Hemos visto que la palabra, como creación humana que es, también
es un medio con el cual pretendemos acceder a Dios. Dios no es la palabra
que decimos sobre él, pero nos permite de un modo misterioso darnos
cuenta que está ahí. Del mismo modo, el ritual cúltico está lleno de gestos y
concepciones de lo sagrado que son creación totalmente humana, y
también, de un modo misterioso, nos permite percibir que hay una vida, una
conducta, unos sentimientos que tienen que ver con una realidad que está
más allá de nuestra realidad sensible, a la que damos el nombre de Dios. Lo
que veremos hoy, es el punto de vista humano de éste fenómeno,
ayudándonos con la herramienta del psicoanálisis.

EL FENÓMENO DE LO SAGRADO
Si me he explicado en lo anterior, entenderán mejor el punto 2 de la
definición que usamos sobre religión y que se refiere a los rituales,
conductas y sentimientos que se dan en el ámbito religioso. Al igual que las
palabras son creadas por el ser humano y han servido (y obstaculizado)
como medio de expresión de la fe, también los rituales y las conductas
religiosas, han sido creadas por el ser humano y le han servido (y
obstaculizado) como expresión de fe. Así pues, dentro del fenómeno
religioso, tenemos que se incluyen los siguientes aspectos:
1. Días o tiempos sagrados.
2. Espacios o lugares sagrados.
3. Rituales sagrados.
4. Objetos sagrados.
5. Personas sagradas.
6. Vestuario sagrado.
Notarán que sin más he metido la palabra “sagrado” para definir los
aspectos de la religión. Esto es así porque la experiencia religiosa tiene que
ver con eso que llamamos “sagrado”. Tratemos de entender el fenómeno de
lo sagrado, antes de comentar éstos aspectos. En principio, lo sagrado es la
cualidad que separa y pone aparte un tiempo, un lugar, un gesto, un objeto,
una persona y alguna manera de vestir, en el marco de la religión. Para
entender mejor, consideremos los siguientes ejemplos. Imaginen que van a
una tienda de ropa para comprar un pantalón de mezclilla. De repente llega
un niño con un helado en la mano, se acerca a donde ustedes están viendo
los pantalones, y sin más, el niño comienza a embarrar el helado en los
pantalones, manchando varios de ellos. ¿Cuál sería su reacción? ¿Cómo se
sentiría? ¿Qué haría? Probablemente les diera risa, le dirían algo, buscarían
a su madre o se lo dirían al dependiente, etcétera. Ahora imaginen que
escogieron un pantalón de mezclilla, que se lo midieron y les quedó
excelentemente bien. Van con el vendedor y se lo pagan. Mientras esperan
que les den una bolsa, se les ocurre agarrar su pantalón, lo ven, les gusta.
Se lo miden nuevamente por encima y en ése momento, llega el niño del
helado y les embarra el pantalón. Ahora que los pantalones son suyos,
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¿cómo se sienten? El sentimiento por haber tomado un pantalón de


mezclilla para ustedes, es el sentimiento de lo sagrado; los pantalones que
se quedaron en el mostrador, son profanos.
Un ejemplo más. Imaginen que ven a alguien tirando basura en la
calle en donde viven. ¿Cuál es su reacción? ¿Cómo se sienten? Imaginen
ahora que la persona cargada de basura, entra en su casa, va hasta su
recamara y encima de su cama vacía la basura. ¿Cómo se sienten? El
sentimiento que despierta en ustedes su espacio, su habitación, su cama,
invadida por basura, es el sentimiento de lo sagrado. Lo que está fuera de
su casa, de su habitación, pertenece al ámbito público y por lo tanto es
profano y requiere de otras claves sentimentales. Lo que trato de ilustrar es
que el sentimiento de lo sagrado no pertenece al ámbito religioso
solamente, sino es un fenómeno que se da en nuestro mundo cotidiano.
Sagrado es aquello que se considera aparte, especial, por alguna persona o
grupo de personas. Incluye lugares, objetos, personas, tiempos, gestos y
vestuario.
Ahora sí comentemos brevemente los aspectos de lo religioso. Todas
las religiones tienen Días o tiempos sagrados. En el mundo cristiano en
general se ha establecido, por ejemplo, el domingo como día del Señor o
tiempos anuales como la Semana Santa o Navidad. Entre los Judíos es el
sábado, la Pascua, la Fiesta de las Trompetas, la de los Tabernáculos,
etcétera. También las religiones tienen espacios o lugares sagrados. Por
ejemplo, los templos en el mundo cristiano en general; las sinagogas y el
muro de las lamentaciones en el judaísmo. Entre los cristianos
presbiterianos en general, dentro del templo se hace otro espacio sagrado
que es el presbiterio, al que sólo tienen acceso el pastor, los ancianos, el
que dirige o algún invitado especial. En cuanto a los rituales sagrados que
se dan en las religiones, tenemos que en el cristianismo católico la misa en
sí misma es un ritual sagrado, de ahí que siempre se haga igual. Esto
involucra los gestos de hincarse, persignarse, inclinar la cabeza, cerrar los
ojos, etcétera. En el cristianismo protestante, quizá el ritual más sagrado
sea el de la Cena del Señor. Algunos gestos son ponerse de pie o hincarse al
orar, leer la Biblia de pie, inclinar la cabeza, cerrar los ojos. En le judaísmo
es el ritual de la Pascua. Algunos gestos son postrarse hasta que la cabeza
toque el suelo, cerrar los ojos, también orar de pie ante el muro de las
lamentaciones, levantar las manos, etcétera. Los objetos sagrados en el
cristianismo católico son más que en el cristianismo protestante. En el
cristianismo católico encontramos velas, reliquias, rosarios, crucifijos, la
copa de la eukaristía, la hostia, estatuas que representan santos, etcétera.
En el cristianismo protestante el mayor objeto sagrado es la Biblia, aunque
en algunas denominaciones incluyen el púlpito, los instrumentos musicales
y la silla del pastor en el presbiterio. En el judaísmo el Tanaj (el Antiguo
Testamento) es el mayor objeto sagrado, aunque también está el Talmud
que es la regla de la ortodoxia judaica, la regla de la fe y la práctica ritual.
También están incluidos la mesa del propiciatorio y el candelabro de siete
brazos. Las personas sagradas en el cristianismo católico son el sacerdote,
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el obispo, el cardenal, el papa. En el cristianismo protestante, los pastores,


los ancianos y los diáconos. En el judaísmo, los rabinos y maestros de la ley.
Finalmente, en cuanto al vestuario sagrado, tenemos que en el cristianismo
católico los sacerdotes usan túnicas y estolas para oficiar, mientras que en
el cristianismo protestante se usa el traje y la corbata, aunque en algunas
denominaciones se usa toga, cuello clerical. En algunas denominaciones
protestantes, se extiende el concepto de vestuario sagrado a la
congregación, especialmente a las mujeres, y se les prohibe usar pantalón y
se les exige falda larga, velo y nada de maquillaje. En el judaísmo también
se usan traje y corbata siempre negro o gris muy oscuro.

EL PROBLEMA DE LO SAGRADO
Ahora vayamos más al fondo de lo sagrado. Lo sagrado en cuanto a
que es algo “separado” y puesto a parte en contra posición de lo profano, se
establece así por los mismos seres humanos. No hay nada sagrado o
profano en sí mismo. Los seres humanos somos los que declaramos que una
cosa es sagrada o profana. Así pues, somos los seres humanos lo que
decimos que algún día es sagrado pues en realidad el tiempo es continuo.
Lo mismo sucede con los espacios. Nosotros los delimitamos y decimos que
los espacios son sagrados, pero un espacio no es sagrado por naturaleza. Lo
mismo sucede con los objetos, con las personas, con los rituales, con el
vestuario. Ninguna de éstas cosas es sagrada en sí misma, somos nosotros
los que decimos que son sagradas. En éste sentido todas éstas cosas las
convertimos en medios religiosos para acceder a la divinidad. Llegamos a
suponer que en el templo, espacio sagrado de toda religión, Dios nos oye
más y mejor que en otro lugar. También suponemos que un sacerdote o un
pastor, personas sagradas, pueden dar la eukaristía mejor que nosotros o
que ellos sí son dignos o alguna sensación de ése estilo.
Todo esto tiene que ver con la capacidad del ser humano de simbolizar
la vida y el simbolismo se hace en forma de ritual. Lo sagrado está
delimitado por el ritual religioso. Así el templo se vuelve espacio sagrado
por lo que hace un grupo de personas dentro de él y que normalmente no
hacen en otra parte. Si hicieran exactamente lo mismo en una casa, por
ejemplo, entonces ésa casa se vuelve espacio sagrado. Como el ritual tiene
una duración en el tiempo, mientras dura el ritual o culto, sentimos que
estamos en un tiempo sagrado. El ritual cúltico tiene efectos emocionales
en los participantes. Los participantes suelen tomar actitudes corporales o
gestos especiales o serios para manifestar que se está en un momento
sagrado. Se hace una atmósfera diferente, que se contrapone al resto de la
vida.
¿Cuál es el problema de todo esto? Sin abundar demasiado en esto, baste tener en
cuenta que lo sagrado suele provocar dos experiencias básicas: 1. Una experiencia de
fascinación, veneración, adoración, respeto, sumisión y alabanza. 2. Una experiencia de
autoengaño. Explico.
1. Una experiencia de fascinación, veneración, adoración,
respeto, sumisión y alabanza. Esto sucede normalmente porque
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en la experiencia religiosa, sentimos que estamos ante un Dios que


sobre pasa nuestro entendimiento, un Dios que nos resulta un
absoluto misterio. Pero también sentimos que estamos ante un Dios
que es mucho más poderoso que nosotros y de ahí el sentimiento
de sumisión y de alabanza. Todo esto crea sensaciones de pequeñez
ante lo gigantesco.
2. Una experiencia de autoengaño. La experiencia religiosa suele tranquilizar la
conciencia. Suele hacer creer que participar en el ritual es lo principal de la vida,
luego entonces, las personas se centran en lo accesorio en lugar de lo vital. Un
ejemplo, hay personas que se sienten aliviadas y entusiasmadas de participar en los
cultos, pero no aman sinceramente a su prójimo.
Éstas dos experiencias van estrechamente unidas. Precisamente
porque la experiencia religiosa causa fascinación en las personas, suelen
alejarse del prójimo, creando en dichas personas una falsa sensación de
bienestar o de vida superior. Así pues, se llega a pensar que la vida se
centra en el templo y en lo que se hace en él, por lo que las relaciones
cotidianas se vuelven totalmente secundarias. De ahí que encontramos a
personas que son fanáticamente religiosas y al mismo tiempo egoístas. Son
personas que no son solidarias con lo “paganos”, ni con lo ateos, ni con los
que no son de su grupo religioso.

EL PUNTO DE VISTA PSICOANALÍTICO DE LO SAGRADO


Desde el punto de vista psicoanalítico, el fenómeno religioso de lo
sagrado, en tanto que ritual, se parece a las conductas de los neuróticos
obsesivos. Una conducta neurótica obsesiva esta definida por adiciones o
restricciones de gestos, que se practican siempre en la misma forma o con
pequeñas modificaciones regulares, en la ejecución de determinados actos
de la vida. Sigmund Freud, padre del psicoanálisis pone el ejemplo de una
persona que va a acostarse. Dicha persona coloca siempre una silla al lado
de su cama en la misma posición. Encima pone su ropa, siempre doblada del
mismo modo y según cierto orden. Mete las sabanas por la parte de los pies,
debajo del colchón y las estira. Luego coloca las almohadas en determinada
posición. Después él mismo toma una determinada postura para dormir y
sólo así puede conciliar el sueño.
Éste tipo de conductas repetitivas, no se dan sólo en personas
obsesivas, sino también en las consideradas “normales”. La comparación
entre éstas conductas y las conductas rituales religiosas, tiene que ver con
que, de fallar en algo, suscitan una sentimiento de estar haciendo algo mal.
Normalmente toda la atención está centrada en la ejecución del ritual y se
suele desligar de toda otra actividad. Hay una conciencia clara de que la
ejecución del ritual tiene que hacerse de cierto modo único. Pongamos un
ejemplo. Imagine que al iniciar la celebración de la eukaristía, yo le digo a
una de las hermanas: “Hermana N_____, sería tan amable de celebrar la
eukaristía el día de hoy”. ¿Qué sentiría? ¿Cómo reaccionaría?
Ahora bien, entre las conductas neuróticas obsesivas y el ritual
religioso hay una diferencia fundamental: la conducta ritual tiene un
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sentido y una significación simbólica, mientras que la conducta neurótica


parece insensata y absurda, pues obedece a un sentido personal y privado.
Sin embargo hay personas que viven la experiencia religiosa como
neuróticos obsesivos. Quiero señalar tres ejemplos de esto.
1. En la conducta neurótica, de no hacerse en algún punto, la persona
siente angustia, pues su obsesión por la observancia de lo que hace
le crea una sensación de bienestar, de estar haciendo bien las
cosas. Su equivalente religioso es cuando una persona siente que si
no va al templo le está fallando a Dios y se siente culpable.
2. En la conducta neurótica, hacer las cosas de determinada forma les
hace sentir fortaleza para reprimir alguna conducta que consideran
mala. Hay personas que sienten que si fallan en algún punto de su
comportamiento obsesivo, van a volverse locos o van a cometer un
asesinato. Del mismo modo en el fenómeno religioso, hay personas
que sienten que si no van al templo van a caer en algún pecado que
les acecha.
3. En la conducta neurótica les provoca miedo no llevar a cabo algún
punto de la conducta neurótica. Hay gente que piensa que si falla
en realizar algún punto de su conducta le va a suceder algo malo,
recibirá una especie de castigo. Lo mismo sucede en el fenómeno
religioso, cuando una persona cree que si no cumple con algún
deber religioso Dios la va a castigar, de tal modo que si no va al
templo y le pasa algo malo, lo verá como un castigo de Dios.
Es claro que no todo acto religioso es un comportamiento neurótico
obsesivo. Pero lo señalo porque es un peligro constante en el ser humano y
para que lo tengamos en cuenta a la hora de evaluar nuestros propios actos
religiosos.

EJERCICIO DE COMPRENSIÓN
Lea Marcos 3:1-6. Localice el espacio sagrado, las personas sagradas,
el tiempo sagrado. ¿Qué tipo de neurosis obsesiva localiza aquí? ¿Quiénes la
presentan? ¿Qué resulta más importante para el neurótico religioso? ¿Cuál
es la consecuencia que trae el que se viole un punto del comportamiento
aquí? ¿Cuál es el punto de vista de Jesús ante todo esto?

ESCUELA DOMINICAL
La Tradición Litúrgica Católico Romana
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Introducción: La Liturgia Católica


Domingo 7 de Mayo de 2000
Pbro. Samuel Gallegos

OBJETIVO
Que el alumno conozca algunos aspectos básicos de la liturgia católico
romana y exteriorice sus opiniones sobre ella.

INTRODUCCIÓN
En el inicio de nuestro estudio, dijimos que religión está formada de
dos aspectos básicos: uno de ellos, que la religión admite que hay un Dios o
fin último o divinidad y a eso se refieren las creencias y los dogmas y el
segundo, que la religión utiliza unos medios que permiten relacionarse con
ése Dios, a los que se le llaman sentimientos, normas morales o prácticas
rituales Ya vimos que tanto los dogmas o palabras acerca de Dios, como lo
relacionado con los medios para relacionarse con Dios (experiencia,
conducta y rito), son creaciones humanas necesarias para acceder
parcialmente a lo inaccesible. Precisamente a éste segundo aspecto
pertenece el fenómeno de toda liturgia. Ahora bien, el fenómeno litúrgico es
básicamente el mismo en todas las religiones, lo que varía es la forma
externa que toma en el terreno de la práctica. Dejaremos de lado las
generalidades y la historia de éste fenómeno y nos abocaremos al estudio
propiamente de la liturgia católico romana. De todos modos, al irla
explicando, tendremos necesariamente que tocar cuestiones que tiene que
ver con la liturgia como tal.

DEFINICIÓN
De acuerdo a su sentido original (etimológico), liturgia es una palabra
que se origina en los ambientes políticos. Está formada de dos palabras
griegas  (leiton) que significa “publico”, “pueblo”, “comunidad” y 
(ergon), que significa “obra”. Como su origen es político, era una palabra
que significaba todo acto relacionado con el pueblo como entidad política,
por lo que llegó a significar de manera más precisa “prestar un servicio al
pueblo”. Con el tiempo liturgia fue significando “atender a toda clase de
servicio que se pudiera prestar al aparato político” y después designó “el
conjunto de servicios que se le daba a los dioses”. El pueblo, que siempre es
el que se encarga de afinar las formas y los sentidos del lenguaje, quitó la
carga política y religiosa y le dio el sentido simple de “prestar un servicio”
al margen del objeto directo de tal acción. Fue la traducción al griego del
A.T., conocida como “Septuaginta” o LXX, la que introdujo la palabra
“liturgia” en donde se encontró el verbo hebreo trf (sheret), que en el A.T.
tiene un carácter definitivamente cúltico. En el N.T. el verbo 
(liturgar) aparece tres veces y el sustantivo  (liturgia), seis; sin
embargo, el sentido cúltico de tales términos quedó claramente establecido
en la historia del cristianismo.
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ELEMENTOS DE LA LITURGIA CATÓLICA ROMANA


Podemos considerar tres elementos en la liturgia:
1. Un elemento visible, que tiene que ver con una serie de objetos,
ritos y gestos simbólicos que ayudan a las personas a hacer
consciente la intervención divina. Ejemplos: estar de pie al leer la
Biblia, hincarse y cerrar los ojos para orar, usar velas, usar la
hostia, el vino, fórmulas de confesión de pecados, etcétera1.
2. Un elemento invisible, al que se le llama “espiritual” y que tiene
que ver con el punto uno, es decir, con los gestos, los rituales y los
objetos simbólicos, pero no como objetos o gestos en sí, sino como
elementos que van a ayudar a recordar verdades espirituales de un
modo más claro y objetivo. Si lo pensamos éste segundo aspecto
comparándolo con nuestra liturgia, reconoceríamos que sería
bastante absurdo celebrar la eukaristía, sin usar pan ni vino y solo
hacer mención verbal de dichos elementos. Por eso es que ellos
usan más elementos litúrgicos que los protestantes, porque
simbolizan casi todo para ayudar a entender lo espiritual con
ayudas visuales.
3. La liturgia va encaminada a la adoración y reconocimiento
de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Es decir, la
liturgia pretende ser trinitaria, de ahí que en la liturgia católica, los
salmos, las colectas, las bendiciones, la señal de la cruz, etcétera,
repiten constantemente “en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo”. Aún cuando en su liturgia hay una inserción de la
virgen, los ángeles y los santos (tema que tocaremos más adelante)
celebrándolos e invocándolos, canalizan ésta celebración e
invocación a la Santísima Trinidad.
Para la iglesia católica, no todos los actos o fiestas religiosas son
liturgia. Oficialmente solo los actos que han quedado insertados en los
libros de liturgia, tales como el misal, pontificial, breviario, ritual, etcétera.
Dicho de otro modo, la liturgia no es un acto individual, aunque no se
prohiben las actividades devocionales personales y privadas, sino más bien
se alienta a su realización. El uso del rosario, hacer un vía crucis, etcétera,
no se consideran parte de la liturgia.

CARACTERÍSTICAS ESENCIALES DE LA LITURGIA CATÓLICO


ROMANA
1
Dentro de éste elemento han surgido una serie de reglamentaciones, que pretenden guardar el orden y
evitar la desviación de los significados a los cuales se les llama RITO, CEREMONIA y RÚBRICA. El
RITO es el conjunto de fórmulas que se usan para llevar a cabo los bautizos, la consagración de un
templo, etcétera. En un sentido más amplio, RITO significa la variación litúrgica, según está determinada
por el desarrollo de la iglesia cristiana desde diferentes perspectivas: por ejemplo, rito romano, rito
griego, rito antioquiano, rito ambrosiano, etcétera. CEREMONIA se refiere a cada una de las partes que
componen el Rito, por ejemplo: las actitudes del cuerpo, los movimientos alrededor del altar, etcétera.
Las RÚBRICAS son la explicación escrita del significado de las CEREMONIAS y de cómo deben
realizarse.
14

Básicamente son cinco las características de la liturgia católico


romana:
1. La liturgia es Cristiana. Esto significa que la liturgia se apoya en
la persona y obra de Jesucristo resucitado y sentado a la diestra de
Dios Padre, como mediador nuestro delante de él. Se entiende la
función de Cristo como sacerdote y mediador, motivo y fin de su
encarnación. La iglesia adora, suplica, da gracias, alaba al Padre,
siempre por Cristo y en Cristo. Es en Cristo que se llama a todas
las criaturas terrestres y celestes, animados e inanimados a
rendirse a Dios. Las formas arquitectónicas, el altar del sacrificio,
el oro, la plata, el fuego, la luz, el agua, el incienso, la sal, la
ceniza, las flores, el pan, el vino, se usan con el propósito de que el
celebrante se centre en Cristo. Los gestos litúrgicos tienen la
intención de recordar lo histórico, lo divino, lo humano, la
encarnación, la pasión, la muerte y resurrección de Jesucristo. Se
considera que participar de todo lo que acontece en la misa, es
participar del misterio de Cristo; por eso en toda actividad litúrgica
se da la eukaristía.
2. La liturgia es jerárquica. Esto significa que Dios Padre ha hecho
a Cristo sacerdote y, a su vez, Cristo ha dado su sacerdocio a sus
apóstoles y obispos, encomendándoles su misión, dándoles la
plenitud de su poder santificador y haciéndolos sus sucesores.
Mientras Él está sentado a la diestra de Dios y no lo vemos, se hace
visible en su vicario, el obispo romano y papa. La liturgia entonces,
está presidida por éstas autoridades, colocadas por Cristo para el
gobierno de la iglesia. Igual que en la iglesia presbiteriana, el
conjunto de obispos y sacerdotes forma el presbiterio. Luego está
la iglesia en general, cuya participación en la liturgia es pasiva,
cuando solo se limita a estar presente en la misa o activa, cuando
pasa a leer la Biblia, cantan o recogen las ofrendas. Solo los
sacerdotes y obispos pueden oficiar.
3. La liturgia es social. Significa que no es individual, sino colectiva
porque sólo se puede hacer como iglesia, cuerpo de Cristo social
por excelencia. No piensan sólo en el cuerpo de Cristo presente,
sino también en los que han muerto en Cristo, a los cuales se les
recuerda en las liturgias y se habla de ellos como gente que ha
triunfado. La intención de recalcar que la liturgia es social, es
despertar en los fieles el sentido colectivo de la fraternidad
cristiana, hacerle saber que no está solo y crearle una conciencia
de familia en Cristo.
4. La liturgia es católica. Católica quiere decir “universal”. Esto
significa que: a) sólo hay una liturgia, la que se hace en Cristo,
aunque se haga de formas diferentes; b) que es una liturgia viva,
porque en todas partes en donde se haga, a pesar de sus diferentes
formas externas, está el espíritu de Cristo reflejada en la vida de la
iglesia; c) la liturgia es tradicional, porque se basa en sus líneas
15

básicas, en la liturgia de los apóstoles y, por medio de éstos, se


conecta con Cristo.
5. La liturgia es santificante. Dios transfiere vida a través de
Jesucristo. Jesucristo transfiere vida a través de sus apóstoles y
obispos. Éstos la transfieren a la iglesia y la iglesia al mundo. Todos
los esfuerzos de la liturgia tienden a establecer y desarrollar en la
iglesia el ministerio sacerdotal de Cristo. El ciclo del “Año
Litúrgico” (que estudiaremos con más detalle), tiene que ver
precisamente con esto. Precisamente el año litúrgico está
organizado de acuerdo a los sucesos de la vida de Cristo, con la
intención de que la iglesia los recuerde y los viva como si
estuvieran presentes cuando sucedieron y les ayude a asimilar el
Espíritu de Cristo y den frutos de santidad y gracia.

PRINCIPALES SÍMBOLOS LITÚRGICOS DE LA IGLESIA CATÓLICA


La liturgia católica es eminentemente simbólica. No se concibe la
liturgia sin símbolos. Se aprovecha el carácter abierto e ilimitado que tiene
un símbolo para transmitir un mensaje. Especialmente en las personas que
no tienen mucha educación y no saben como expresarse, la liturgia católica
se auxilia del símbolo. Para la liturgia católica todo símbolo remite de
alguna manera a Cristo y busca unificar a los seres humanos en Cristo. Esto
significa que entre más gente esté de acuerdo en el mensaje del símbolo
cristiano, más gente estará en contacto de alguna manera con Jesús. Con el
símbolo litúrgico, la iglesia católica busca hacer evidente una realidad
espiritual y, a la vez, busca que la realidad tenga sentido, es decir, que el
símbolo le haga ver a la iglesia lo que no se ve. Por ésta razón, ha
establecido para los fieles determinados gestos, elementos y rituales
cargados de significados simbólicos. Mencionaré los más importantes.
1. Gestos simbólicos
a) Oración con manos extendidas: simboliza la tendencia del alma hacia Dios. Las manos
haciendo “cazuelita” hacia arriba, simboliza que el orante está dispuesto a recibir la respuesta
de Dios.
b) Oración de pie: por la posición erguida simboliza el misterio de la resurrección de Cristo.
c) La oración con dirección al oriente: simboliza que así como sale el sol por el oriente dando
luz, así vendrá Jesucristo, que es el Sol de Justicia.
d) Golpes de pecho: símbolo de la constricción del corazón.
e) Señal de la cruz: símbolo de la redención conseguida por Jesucristo en la cruz.
f) Soplar sobre el bautizado: simboliza la huida del demonio de la persona del bautizado.
2. Elementos simbólicos.
a) Las luces: símbolo de la gloria y resplandor de Dios. También símbolo de la alegría. La
tristeza de Semana Santa, por la muerte de Jesucristo, se expresa apagando las luces.
b) El agua: símbolo de purificación.
c) El incienso: símbolo de la plegaria que se eleva a Dios. El que se pase el incienso sobre el
altar es una oración simbólica, en la que se pide que Dios se agrade de la misa.
d) La ceniza: símbolo de la humillación por el dolor y el pecado, ante Dios. Es una costumbre
tomada de los hebreos que manifestaban su dolor, poniéndose ropas ásperas y sentándose en
ceniza. Se pone como cruz en la frente por Ezequiel 9:4.
3. Ceremonias simbólicas.
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a) Beber leche y miel: costumbre que desde el siglo II se llevaba a cabo sobre el recién
bautizado: La leche simboliza la inocencia de la vida y la miel la dulzura del evangelio.
Actualmente sólo se hace en algunas iglesias.
b) El vestido blanco en el bautismo: símbolo de la renovación interior del bautizado.
c) La cruz decusada (que tiene forma de aspa): símbolo de Cristo (X). Es una gran cruz que se
traza con ceniza sobre el suelo de un templo para consagrarlo. La hace un obispo.
d) La simbólica numérica: el tres, símbolo de la trinidad. Muchas de las fórmulas y ceremonias
están basadas en éste número. El ocho es símbolo de la resurrección de Cristo, por eso el
bautisterio tiene forma octagonal, pues simboliza que el bautizado resucita para vida.

VATICANO II
La liturgia en la iglesia católica cambió radicalmente después del
Concilio Vaticano II. Como en todo hubo mucha oposición y discusión, pero
finalmente se desempolvó y se simplificó la liturgia, ya que algunos ritos
habían perdido su significado. Algunos ejemplos de éstos cambios son:
antes el sacerdote tenía que hacer, durante la misa, 28 veces la señal de la
cruz; ahora sólo la hace 4 veces. Antes la teología sólo la hacían los
clérigos, ahora se ha vuelto a hacer teología junto con la iglesia. Antes no se
le daba importancia al estudio de la Biblia; ahora se estudia con más
detenimiento. Antes sólo se usaba el latín como lengua oficial de la liturgia,
ahora se usa la lengua de cada nación. En los libros de liturgia, antes no se
daban explicaciones de los ritos; ahora sí se explican. Antes se tenían que
hacer los ritos al pie de la letra; ahora hay más libertad de opción. Antes
sólo se usaban los cantos gregorianos, ahora se usan otros tipos de música y
de géneros musicales. Ciertamente la liturgia católica tiene un orden muy
claro, especificado en su libro de “congregación de ritos”, pero a las
conferencias episcopales de cada región se les da amplio espacio para que
hagan las adaptaciones pastorales necesarias a la cultura de los respectivos
países y están supervisados por la “Comisión diocesana de pastoral litúrgica
y sacramental”.

PARA DIALOGAR
¿Qué opina de ésta información? 2. Se dice que muchas de las formas
litúrgicas de la iglesia católica son “paganas”: ¿qué opina de esto?
Considere que muchas de las cosas que vienen en la Biblia y que se han
usado como medio de revelación de Dios, tiene origen pagano: por ejemplo,
la serpiente de Génesis 3. 3. ¿Le parece que como protestantes,
necesitamos recuperar algunos símbolos? ¿porqué?

ESCUELA DOMINICAL
La Tradición Litúrgica Católico Romana
Semana Santa, Domingo de Ramos y Jueves Santo Domingo 18 de Junio de 2000
Pbro. Samuel Gallegos
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OBJETIVO
Que el alumno conozca la historia de la fijación de la fecha de la semana santa, y las
razones históricas del porqué se instituyeron el domingo de ramos y el jueves santo.

INTRODUCCIÓN
Ya hemos visto qué es la pascua, qué es la noche de pascua o vigilia pascual y como la
celebraban la iglesia primitiva. También vimos cómo, con base en éstos datos y tradiciones, la
iglesia católica ha continuado y dado forma a sus prácticas y tradiciones litúrgicas y, a la vez,
cómo nosotros como protestantes somos herederos de algunas de ellas. Nos hemos dado cuenta,
por algunas citas de los documentos de los primeros cristianos, que la iglesia primitiva celebraba
la pascua en la eukaristía dominical y como, después de un proceso difícil de determinar, la
iglesia decidió celebrar la pascua una vez al año. Vimos cómo la iglesia en sus inicios celebraba
una noche de pascua (el sábado santo) y cómo ésa tradición la continúa la iglesia católica hasta
nuestros días. Hoy veremos cómo se fijó la fecha de la Semana Santa, cómo se instituyeron el
domingo de ramos y el jueves santo y cuáles son las razones históricas por las que la iglesia
católica realiza ciertas fiestas y actividades litúrgicas ésos días.

LA FECHA DE LA SEMANA SANTA


Una de las cosas que nos puede llamar la atención, es porqué la Semana Santa no cae en
los mismos días. Como ya hemos visto en alguna clase anterior, los días de la celebración de la
pascua de Cristo se discutían para establecer su precisión. Lo mismo pasó cuando la iglesia
empezó a celebrar la pascua anual, es decir, comenzó a discutirse cuál era la fecha adecuada del
año para su celebración. Había dos prácticas en el siglo II: por un lado estaban las iglesias de
Asia Menor y por otro las iglesias occidentales. Las iglesias de Asia Menor, hacían más énfasis
en la pasión de Jesús y celebraban la pascua en la misma fecha que los judíos, mientras que las
iglesias occidentales, aún cuando tenían en cuenta la pascua judía, hacían más énfasis en el
domingo más próximo siguiente, para la celebración de la resurrección.
Hubo algunos intentos de unificación en el año 150 d. C., cuando Policarpo de Esmirna,
trató de convencer al papa Aniceto, que la postura de las iglesias asiáticas era la mejor, pero no lo
consiguió. Más tarde, en el 190, el papa Víctor, trató de unificar la fecha, pero la iglesia de Asia
se opuso. El papa Víctor trató de excomulgarlos, pero la intervención oportuna de muchos
hermanos, entre ellos San Irineo, lo hizo desistir de ésta medida. Finalmente las iglesias asiáticas
terminaron uniéndose a la costumbre occidental y estuvieron de acuerdo en dejar de celebrar la
pascua judía, para hacer énfasis especial en la resurrección. Así pues, se pusieron de acuerdo en
que habría de celebrarse la resurrección de Cristo una vez al año, en domingo, pero el siguiente
paso fue definir cual domingo del año.
Una de las cosas en que estaban de acuerdo, era en no celebrar la pascua en la misma
fecha que los judíos, por lo que buscaron tomar como punto de referencia la entrada de la
primavera, que en el caso de la pascua judía, siempre llegaba durante la fiesta. Así que desde el
siglo III, se empezó a buscar que la pascua cristiana nunca se celebrara antes de la entrada de la
primavera. El siguiente problema fue definir cuando entraba la primavera, porque había dos
modos de contar las estaciones. Una era la forma de Anatolio, que fijaba la fecha de la primavera
el 21 de Marzo y otra era la de Hipólito, que la fijaba el 18 del mismo mes. El concilio de Nicea,
celebrado en el año 325, trató de resolver éste problema pero no lo consiguió, porque a pesar de
que se llegó al acuerdo de que se celebrara después de la entrada de la primavera, las iglesias en
la práctica no sabían que cómputo del tiempo usar. Fue hasta el siglo VI con Dionisio el Exiguo,
concretamente en el año 526, que empezó a haber más acuerdo, pero el proceso de que todas las
18

iglesias celebraran la pascua anual la misma semana duró hasta el siglo VIII, siglo en el que se
sabe que las iglesias alcanzaron la unanimidad en ésta práctica. La propuesta de Dionisio fue
muy simple: que la pascua anual se celebrara el domingo siguiente a la luna llena, posterior a la
entrada de la primavera. Así que no importaba si Anatolio decía que entraba el 21 de Marzo o si
Hipólito decía que entraba el 18 de Marzo, la luna llena siguiente a éstas fechas era la que fijaba
el domingo de resurrección y, por lo tanto, la fiesta de la pascua. Ahora bien, como la luna llena
se ve a veces el 22 de Marzo y a veces el 18 de Abril, la fiesta de pascua se mueve entre éstas
dos fechas.
Quizá hasta mediados del siglo IV, la pascua fue la única celebración anual de la iglesia
primitiva. En ésta fiesta se incluían muchos aspectos de la vida de Cristo, que ahora se celebran
por separado. A partir del siglo IV, se detecta una tendencia a fraccionar el misterio de Cristo, lo
cual estructurará al año litúrgico y comenzarán a tomar forma nuevas fiestas y ciclos litúrgicos.
Junto a esto, también algunos textos litúrgicos sencillos, se irán fragmentando y ampliando. No
nos meteremos en éste aspecto de la liturgia, pues el presente estudio tiene el objetivo de ir
viendo como se armó el año litúrgico y no como evolucionaron los textos litúrgicos.

EL DOMINGO DE RAMOS
Una de las primeras fragmentaciones de la semana de Pascua es el Domingo de Ramos.
Llamado así desde el siglo VII, por San Isidoro de Sevilla y que rápidamente sustituyó otros
nombres que se le daban a éste domingo. El origen de éste domingo y de la fiesta que se celebra
en él, obviamente se apoya en la narración bíblica, pero como tradición en la que la iglesia lleva
palmas y hace una procesión, se remonta al siglo IV, a la iglesia de Jerusalén.
El más antiguo documento que se tiene de ésta celebración, data del siglo IV y es
conocido por el nombre de su autora: Egeria. Cuanta ella, que el domingo anterior a la pascua,
alrededor de la una de la tarde, la iglesia se reunía con el obispo en el Monte de los Olivos. Ahí
cantaban himnos, leían fragmentos de la Escritura y oraban. Al último dejaban la lectura de la
entrada de Jesús a Jerusalén y después de leerla:

“… se levanta el obispo y todo el pueblo. Luego, desde la cima del monte de los olivos se
camina totalmente a pie. Todo el pueblo va delante del obispo entonando himnos y antífonas. Y
se responde siempre: Bendito el que viene en el nombre del Señor”. Y todos los niños que
asisten, hasta los que no pueden andar por ser muy tiernos y que sus padres llevan en hombros,
todos tienen ramos en las manos, unos de palmas, otros de olivos. Y así es acompañado el obispo
de la misma manera que fue acompañado el Señor. De la cima del monte a la ciudad y de allí a la
Anastasis, todo el mundo va a pie, aunque haya allí damas y señores. Y así respondiendo,
acompañan al obispo, despacio, despacio, para que la gente no se canse”.

Esta forma de celebrar la entrada de Jesús en Jerusalén se extendió primero en oriente y


luego a occidente, aunque no se tiene datos precisos de cuando ocurrió esto. Las más antiguas
noticias que se tienen de ésta fiesta en occidente, datan del siglo VII. Durante la Edad Media,
esta fiesta gozó de gran cariño y hay muchos datos sobre sus celebraciones. Aun cuando las
formas litúrgicas variaban y los ritos que se celebraban eran distintos según el contexto cultural
de las iglesias después del siglo IV, el esquema de celebración era básicamente el mismo que se
hacía en la iglesia de Jerusalén. La procesión iniciaba en algún lugar que no fuera el templo
donde se reunía la iglesia, generalmente un lugar alto, para marcar con mayor énfasis el
movimiento de Jesús del Monte de los Olivos a Jerusalén. En donde había más variación, era en
la manera de representar a Jesús. En algunos lugares lo representaba el obispo (como en
19

Jerusalén), en otros con una cruz o llevando los evangelios solemnemente envueltos en un paño
rojo (como en las iglesias de Italia, según la ciudad), otros más llevaban un burrito de madera,
provisto de un carrito en donde había una representación de Jesús (iglesias en Alemania, aunque
ya en el siglo X) y otros más llevaban el pan y el vino (iglesias de Inglaterra y Normandía en el
siglo XI). Se sabe que la iglesia de Milán, en plena Edad Media, un arzobispo montado en un
caballo ricamente adornado, presidía la procesión del domingo de ramos. La iglesia romana en
concretó comenzó a celebrar ésta fiesta hasta el siglo XI. Es de notar que en la mayoría de éstas
fiestas, los niños tenían un participación relevante.
En cuanto a la bendición de las palmas, no se tienen datos precisos de su inicio. Se sabe
que desde el siglo XI, en la Edad Media, ya se hacía ésta práctica en algunas iglesias en las
fiestas de domingo de ramos, en donde antes de salir a la procesión se bendecían las palmas, las
ramas de olivo o de otros árboles, con una larga serie de oraciones. Una vez hecho esto, se
distribuían entre la gente. Curiosamente la iglesia de Roma, de donde viene la tradición católico
romana, no hacía procesión el domingo de ramos en el siglo X, aún cuando sí lo celebraba, pero
no con éste nombre. Fue hasta el siglo XI cuando empezó a introducirse la procesión en su
celebración de la pascua anual y fue tomando forma la bendición de las palmas, la cual se hace
actualmente con cinco oraciones.
Finalmente diré que al domingo de ramos la iglesia católica considera que es un día para
celebrar el triunfo de Cristo sobre la hostilidad de la muerte y del pecado y para recordar la
entrada de Jesucristo en la “Jerusalén del dolor y de la pasión como rey y mesías”.

JUEVES SANTO
Durante los primeros cuatro siglos, el jueves anterior a la fiesta de pascua, llamado
posteriormente “jueves santo”, era un día sin relieve especial, no se celebraba nada, ni se hacía
ninguna liturgia. Era un día de ayuno que preparaba para la pascua. A partir del siglo IV aparecen
los primeros testimonios de cómo el jueves de pascua fue tomando relevancia. Uno de los más
antiguos testimonios lo tenemos en el escrito de Egeria, quien nos dice que había dos
celebraciones litúrgicas, una en el templo del martirio y otra en junto al Calvario, esto es en
Jerusalén. También San Agustín en Africa, en una carta a su discípulo Genaro, nos relata que ése
día se celebraba dos veces la eukaristía: una por la mañana y otra por la noche. A éstos
documentos hay que añadir la carta que le escribió el papa Inocencio a Decencio de Gubio, la
carta 77 de San Jerónimo, en la que narra la penitencia de Fabiola y la Vida del papa Silvestre,
cuyo testimonio refleja la vida del siglo V. No se sabe que tipo de fórmulas litúrgicas se usaban,
pero sí se sabe que la iglesia de Roma celebraba el jueves santo la reconciliación de los
penitentes y la bendición de los santos óleos, desde el año 416. Hay datos que corroboran que a
mediados del siglo V la iglesia de Roma ya celebraba, por la tarde del jueves de pascua, la
institución de la eukaristía.
Las más antiguas fórmulas litúrgicas que se tienen, son del siglo VII, las cuales se basan
en el libro de liturgia que escribiera el papa Gelasio (año 650) y son tres tipos de fórmulas que se
usaban en el jueves santo: una por la mañana para celebrar la reconciliación de los penitentes,
con la cual se ponía fin a la cuaresma; otra celebración se hacía al mediodía, en la que se
consagraban los óleos; y la tercera era por la tarde, para celebrar la institución de la cena del
Señor. No obstante hay algunos textos litúrgicos posteriores, como el “sacramentario gregoriano”
(siglo VIII), que no incluyen la institución de la eukaristía el jueves santo.
En cuanto a la consagración de los óleos, hay algunos datos en Tertuliano e Hipólito,
siglo IV, de que se usaba un aceite especial, el cual se bendecía. Sin embargo, no hay datos
precisos de cuando se empezó a consagrar tres tipos de aceites, ni cuando comenzó a fijarse ésta
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práctica el jueves santo. Uno de los aceites lo usa el sacerdote para los catecúmenos, otro para la
unción de los bautizados y el tercero lo llevan las personas que tienen enfermos.
Con el tiempo se fueron incorporando a la liturgia del jueves santo, otros elementos,
como el “lavatorio de los pies”, llamado también “mandato”. Esta práctica comenzó en los
monasterios, pero en el concilio de Toledo (año 694), se tomó el acuerdo de que fuera obligatorio
para los obispos y sacerdotes, lavar los pies a sus subordinados, aunque no como parte de la
celebración del jueves santo. En el siglo X, al rito del lavatorio de los pies se le dará un trato
litúrgico, pero se celebrará al acabarse la misa y será una práctica totalmente clerical. La
incorporación de ésta práctica a la liturgia del jueves santo, se hizo en la reforma litúrgica del
papa Pío XII, ya en nuestro siglo (1939-1958).
Otro elemento característico del jueves santo, es la “solemne procesión al monumento”.
Es un rito que surge por el siglo IX, a partir de que dejan de guardarse los elementos de la
eukaristía en la sacristía y pasan a guardarse dentro del templo. El pueblo dio a éste ritual un
sabor de folklor. Vio en éste rito el simbolismo de colocar el cuerpo de Cristo en el sepulcro, por
lo que montaron escenografías con guardias y emblemas funerales, a pesar de las prohibiciones
de la iglesia. El Concilio Vaticano II ha tratado de devolver el sentido original de éste rito, que
nace de un acto funcional, pero que tiene la intención de tener la reserva de los elementos
eukarísticos para el día siguiente.
Finalmente diré que el sentido del jueves santo para la iglesia católica, es que Jesús no
sólo instituyó la eukaristía, sino que con esto adelantó, simbólicamente, lo que le iba a ocurrir al
día siguiente, viernes. Es decir, en el pan roto y distribuido a los discípulos y en la copa
compartida con ellos, les estaba anunciando simbólicamente su sacrificio en la cruz, su vida
entregada como gesto de amor inquebrantable, para que todos los seres humanos hallen la vida
verdadera.

PARA DIALOGAR
1. Seguramente se ha dado cuenta que detrás de nuestras tradiciones litúrgicas
protestantes están éstas historias. ¿Qué opina de esto?
2. Se dice que la iglesia católica sigue “tradiciones humanas”. ¿Qué significa ésa
expresión? ¿Se puede afirmar seriamente que la iglesia protestante no sigue
tradiciones humanas?
3. ¿Le ayuda ésta información a entender el porqué la iglesia católica tiene tantos ritos y
fiestas? ¿Entiende mejor a los católicos?
4. ¿Entiende cómo una tradición litúrgica marca emocionalmente a una persona?
¿Entiende éste fenómeno en usted?

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