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Psicología Clínica y Salud: Ensayo sobre la película “Atrapados Sin Salida”. Una reflexión ética
sobre el método.
El texto presente tiene como intención mostrar el papel de los hospitales psiquiátricos, como
representantes de la Psiquiatra, en el tratamiento de sujetos con alguna condición mental. Se
analiza tanto la forma en que se concibe la subjetividad como las consecuencias que se desprenden
de dicha definición. En síntesis, se busca exponer los resultados que se derivan de la aplicación de
un paradigma1 en específico; todo esto, trabajando sobre el filme “One Flew Over The Cuckoo’s
Nest”.
El rodaje dirigido por Miloš Forman, que tiene lugar en un hospital psiquiátrico de los años
60’s en Oregon, Estados Unidos, es protagonizado por Randal McMurphy, quien, tras cumplir una
corta sentencia en la prisión al ser acusado de abuso infantil frente a una adolescente de 15 años
de edad, es trasladado a la institución mental nombrada donde debe ser evaluado 2 para determinar
si sufre de algún trastorno mental o no. Se inspira en la novela escrita por Ken Kesey, titulada bajo
el mismo nombre. Kesey publica su obra en 1962 mientras trabajaba en el hospital administrativo
de veteranos en Menlo Park. Inicialmente tenía el papel de voluntario en un experimento
patrocinado por el ejército, el cual se enfocaba en la experimentación con drogas alucinógenas;
posteriormente continúo trabajando como enfermero nocturno en el mismo hospital.
Como se observa en Peña (2005), durante este período la Psiquiatría experimenta ciertos
sucesos de gran influencia en la disciplina. Se presencia la “tercera revolución psiquiátrica” que
alcanza la primera mitad del siglo XX y se caracteriza por la construcción de las clasificaciones
internacionales de los cuadros nosológicos -DSM y los ICD-, por el uso de diversas psicoterapias
y por la aparición de la psicofarmacología. Debido a esto se desarrolla la “antipsiquiatría” en los
años 60’s como un movimiento contracultural. Críticos frente al concepto de enfermedad mental
que es, según Rubí (Como se cita en Peña, 2005), “un rótulo arbitrario para descalificar a ciertas
personas, siendo los psiquiatras los instrumentos del poder opresivo” (p.26), lucharon por el cierre
de los hospitales psiquiátricos y por la liberación de los supuestos enfermos.
Es de gran importancia contextualizar a los lectores sobre el qué y el cómo del lugar en
donde se desarrolla la historia - ¿Qué es el hospital psiquiátrico? ¿Cómo es? -. Para esto, hay que
indagar sobre lo que es la Psiquiatría. Para lograrlo, hay que nombrar a la Clínica. Sin embargo,
es de gran importancia empezar por el concepto de disciplina científica.
Según Silvia De Castro (1996), la Clínica es concebida como “un saber sobre el hecho
patológico en tanto singular.” (p.09). Para ser catalogada como saber científico, debe poseer
“conocimiento de aquello que aparece como constante en su campo de investigación” (p.09). La
Clínica adquiere este carácter al explicar lo patológico -lo singular- en su relación de excepción a
lo constante. La conducta anormal se define, entonces, como desviación de la conducta normal.
En el paradigma biológico, como afirma Davison (2004), los trastornos mentales son
causados por el malfuncionamiento fisiológico, por aberraciones somáticas. Desde esta posición,
la conducta anormal se denomina como patológica, se clasifica (diagnostica) dependiendo de sus
síntomas, es modificada por medio de terapias y es tratada en hospitales psiquiátricos. La premisa
principal del modelo médico es que la conducta anormal es comparable a una enfermedad física -
tiene un fundamento 100% somático o anatómico-.
Este paradigma tiene el carácter de una ciencia positivista, perspectiva fundamentada por el
dualismo cartesiano. Esto tiene serias implicaciones. El concebir dos “mundos” separados, un
interno y uno externo, ha tenido como consecuencia el pretender que la conducta depende
únicamente del funcionamiento interno, que no está influenciada por factores ambientales
(Doménech & Ibañez, 1998). De esta conclusión se desprende la forma en la que un psiquiatra
desarrolla su praxis profesional. Por un lado, se erradica la subjetividad de la persona, el trastorno
mental se objetiva a su condición de enfermedad, absoluta en todo contexto -posición absolutista
de la Psiquiatría (Vázquez, 1990)-; “la psiquiatría suprime al sujeto” (De Castro, 1996, p.15). Por
el otro, se ignora la influencia que pueden tener los factores sociales al esperar ciertos resultados
de la Psiquiatría.
Un aspecto que se debe trabajar, es el hecho de que la mayoría de los pacientes, aunque no
estuvieran de acuerdo frente a la dinámica manejada en el hospital, estaban y seguían ahí por
voluntad propia. Frente a esto, se puede afirmar que, a causa de la metodología manejada por la
institución, se genera un sentimiento de dependencia, no creen que puedan hacer las cosas por sí
mismos.
Desde un punto de vista más abstracto, se puede proponer que el papel que cumple
McMurphy representa, en ciertos aspectos, el rol que un psicólogo podría desempeñar con los
pacientes. Les devuelve su subjetividad. Los trata como personas normales, cada una con sus
propias diferencias, no se relaciona con ellos bajo la suposición de que todos, al poseer un trastorno
mental, son un enfermo -con las características comunes de cualquier enfermo-. Los impulsa al
desarrollo de actividades “normales” como la pesca, aspecto que puede generar una reducción del
miedo a salir del hospital. Se puede decir que, en cierta forma, al reintegrarles su subjetividad, les
devuelve su humanidad; arrebatada por la Psiquiatría.
Notas:
1. Khun (como se citó en Davison, 2004) afirma que “un paradigma es un conjunto de
suposiciones básicas que describen el universo particular de la investigación científica, el
cual especifica tanto el tipo de conceptos que se consideran válidos, como los métodos
que habrán de utilizarse para reunir e interpretar los datos” (p. 49).
2. “La evaluación es una actividad consistente en aplicar métodos – entrevistas,
observaciones directas y pruebas- que recaben información sobre la conducta, los
problemas, la capacidad, la actividad intelectual, etc.” (De Castro, 1996).
3. Miembros de la comunidad científica someten a análisis a las teorías y procedimientos
usados para sustentar los hallazgos.
4. El estudio de la conducta anormal ha estado vinculado a la Medicina a lo largo del tiempo
(De Castro, 1996).
5. Como afirma Torrey (citado en Vázquez, 1990), es un “traslado de nuestras categorías
conceptuales a un mundo ajeno al nuestro” (p. 459).
6. Según esta, “una adecuada comprensión de la conducta anormal exige un análisis
idiosincrático del contexto en que se produce, renunciando a los esquemas y conceptos
diagnósticos a los que estamos acostumbrados.” (Vázquez, 1990, p. 459).
Referencias: