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Por: Francisco Calderón
El África negra fue desperdigada por el mundo entero, la acumulación capitalista robó
del trabajo impago sus bases para edificarse como modo general de organizar la
producción, el trabajo esclavizado de los dominados hizo brotar de las entrañas de la
tierra, el aceite de rodar aquella maquinaria enorme demoledora de hombres y de
sueños. Se organizó a la sociedad de manera tal que fuera fácil clasificarla y ser
dividida en función de los intereses de acumular, ésta idea prendió sobre las mentes de
aquellos que encarnaban el proceso del capital en cuanto atesoramiento de las
riquezas en beneficio propio, de manera tal que las diferencias en cuanto a color de piel
y rasgos físicos (entre otras) se convirtieron en pretexto perfecto para justificar la
superioridad de unos respecto a otros, Europa que a fuerza del garrote se había
entrometido en las formas de vida de las culturas distintas, abriría un tránsito histórico
que cuenta cómo punto de referencia más peligroso a la cultura imperialista
norteamericana, que se hace de la mejor tecnología social para doblegar hasta la
humillación a los otros para edificarse como regimiento de la acumulación del capital
mundial.
Teje Bob Marley en estos versos un hilo conductor entre la esclavitud de los ancestros
y la condición de oprimidos en la sociedad actual, la capitalista, aunque sin definirla
como tal, habla sobre el robo del trabajo de quienes se sitúan por encima de los otros,
describiendo un rasgo particular de la psicología de la clase dominante consustanciada
con el hecho de la apropiación del trabajo de quien labora, y propone echarlos de la
ciudad, del lugar donde crece la miseria casa de las masas proletarias hoy cada vez
más precarias, pero también del lugar donde viven, se desenvuelven, construyen lazos,
danzan, bailan.
Continúa:
El estado se impone por sobre la libertad de los oprimidos, los educa, les vende
religión, reprime la expresión genuina, subordina con las construcciones culturales del
capital la dinámica de vida de quienes edifican sus propias horcas, obligados a
venderse para trabajarle a los capitalistas, la clase obrera levanta y sostiene la
violencia organizada de la clase burguesa contra sí misma. De manera sintética Marley
es capaz de colocar sobre la mesa los elementos de los cuales se desprende una
crítica radical al sistema capitalista y a su organización.
La acción de quienes se liberan no es otra que una acción por la dignidad humana, por
ello es indoblegable pues no se trata de superficialidades, es nada más y nada menos
que por la propia vida, he allí la sustancia del canto del oprimido empujando hacia la
redención social, puesta sobre el beat✷✷ del drum and bass✷✷✷, con la cadencia
caribeña y la palabra rebelde de quienes cansados se congregan y dicen "basta y no
vendemos la lucha".
Notas