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ORIGEN Y ESTRUCTURA DEL DERECHO PROCESAL

(EQUIPO #1)

El Derecho Procesal Constitucional que en sus orígenes representa el fruto de la


expresión normativa de las categorías e instituciones procesales, atribuida a
notables procesalistas de finales del siglo XIX y principios del XX, inicia a partir de la
Segunda Posguerra, su paulatina inserción dentro de las Cartas Constitucionales e
instrumentos internacionales, pretendiendo convertirse en el medio por virtud del
cual los individuos, órganos estatales y en general, los actores sociales acceden a
la prestación jurisdiccional del Estado con el fin de satisfacer uno de los valores
esenciales del ser humano, como lo es el derecho fundamental a la justicia, dejando
atrás la prístina concepción del proceso como simple trámite regulado por códigos
y leyes ordinarias.
Con independencia de los antecedentes remotos en el derecho romano (homine
libero exhibiendo e intercessio tribunicia) en el inglés (hábeas corpus) y en el
español (procesos aragoneses del Medioevo), se ha considerado por la mayor parte
de la doctrina que el amparo constituye una institución genuinamente mexicana, al
haberse previsto por primera vez en la Constitución yucateca de 1841 (artículos 8o.,
9o. y 62) y acogido a nivel federal, primero en el Acta de Reformas de 1847 (artículo
25) y posteriormente, en las Constituciones de 1857 (artículos 100 y 101) y en la
actual de 1917 (artículos 103 y 107), sirviendo como paradigma a diversas
legislaciones de Latinoamérica y de España y algunos otros países europeos.
Es cierto que durante la Edad Media aparece, en el Reino de Aragón, una figura
encargada de velar por el cabal cumplimiento de los diversos fueros, conocido como
el “justicia mayor”, quien en sus resoluciones utilizaba ya la palabra “amparar”, con
lo que se considera que es el ordenamiento castellano la vía a través de la cual se
introduce dicho vocablo como sinónimo de protección de derechos en la América
española.
Asimismo, en Inglaterra surgió el hábeas corpus, en el siglo XVII, como instrumento
procesal para proteger el derecho de libertad. Se reguló de manera detallada en el
Habeas Corpus Amendment Act del 26 de mayo de 1679, por lo que es considerado
este ordenamiento el primero en reglamentar en forma meticulosa un proceso
constitucional de tutela de derechos funda- mentales, el cual se trasladó a las
colonias inglesas en Estados Unidos de América, al trasplantarse el sistema jurídico
del common law.
En el caso de México, durante la lucha de independencia, se previó una declaración
semejante a la inglesa en el proyecto denominado “Elementos constitucionales”,
obra de Ignacio López Rayón en 1812, aunque nunca llegó a tener vigencia. En el
artículo 31 de ese proyecto se decía: “Cada uno se respetará en su casa como en
un asilo sagrado, y se administrará con las ampliaciones y restricciones que
ofrezcan las circunstancias”. El actual juicio de amparo mexicano, a partir de su
consagración definitiva en la Constitución de 1857, acoge la institución del hábeas
corpus, subsumido en el sector que la doctrina ha denominado como “amparo-
libertad”.
Durante la etapa de gobierno español, también existió otro mecanismo, bautizado
por el historiador y jurista Andrés Lira González como “amparo colonial”, que se
configuraba como un interdicto para la protección de derechos personales, que se
hacía valer ante los virreyes o capitanes generales. Se trata de un instrumento
antecedente del amparo mexicano toda vez que en sus resoluciones los virreyes
y otras autoridades superiores “amparaban” en contra de actos de autoridades de
inferior rango, o inclusive, contra actos de particulares que se encontraban en
situación ventajosa con respecto al protegido, debido a su evidente posición social
o poder real dentro de la sociedad novohispana.
 El uso del vocablo por Niceto Alcalá Zamora y Castillo
El uso del concepto de derecho procesal constitucional surge en la década del 40
del siglo XX, siendo el jurista y procesalista español Niceto Alcalá Zamora y Castillo
su creador, en sus obras de exilio en Argentina y México.
El vocablo fue utilizado por primera vez por Niceto Alcalá Zamora y Castillo, exiliado
en Argentina, el cual lo utiliza en su libro Ensayos de derecho procesal (civil, penal
y constitucional), publicado en Buenos Aires en 1944, reiterándolo en artículo
publicado en la Revista de Derecho Procesal, editada en Buenos Aires por Hugo
Alsina (año III, 2 Parte, 1945, p. 77).
Niceto Alcalá Zamora y Castillo que luego emigra a México contratado por la
Universidad Nacional Autónoma de México, en su obra Proceso, autocomposición
y autodefensa, sostiene que Kelsen constituye el fundador del derecho procesal
constitucional.
 Los antecedentes históricos del derecho procesal constitucional
Dentro de las fuentes próximas del derecho procesal constitucional concordamos
con Néstor Pedro Sagüés, en lo que denomina los "tres cumpleaños del derecho
procesal constitucional": el habeas Corpus Amendment Act Inglesa de 1679, en que
se regula con detalle un primer proceso constitucional que garantiza el derecho
fundamental a la libertad personal, el de Habeas Corpus; el caso Merbury vs.
Madison, resuelto por la Corte Suprema Norteamericana el 24 de febrero de 1803,
que institucionaliza el sistema judicial de control de constitucionalidad en los
Estados Unidos de Norteamérica, aun cuando este no será asumido de inmediato
como una práctica sostenida de la Corte Suprema norteamericana, pasando varias
décadas, hasta que se asuma efectivamente y realmente en el sistema judicial
norteamericano en la segunda mitad del siglo XIX; el tercer antecedente relevante
para el derecho procesal constitucional y el cual acelera la reflexión sobre la materia
de la jurisdicción constitucional, y un cambio en el paradigma de Estado de derecho,
pasando al desarrollo del Estado Constitucional, fue el nacimiento del Tribunal
Constitucional como órgano especializado de control de constitucionalidad en la
Constitución de Austria del 1 ° de octubre de 1920, en el que juega un rol significativo
Hans Kelsen.
 Los antecedentes doctrinales del derecho procesal constitucional
Puede señalarse que en la doctrina fueron Hans Kelsen, Eduardo Couture, Piero
Calamandrei y Mauro Cappeletti los que aportaron las bases para el nacimiento del
derecho procesal constitucional.
Ya Niceto Alcalá Zamora y Castillo sostiene en su obra Proceso, autocomposición
y autodefensa (contribución a los fínes del proceso) que Kelsen constituye el
fundador del derecho procesal constitucional (3a ed. México, UNAM, 1991, p. 215);
lo que es también asumido por Fix Zamudio en su memoria de licenciado en la
conclusión quinta de ella. Sin lugar a dudas, para ello se considera que fue
integrante del equipo que elaboró el texto referente al Tribunal Constitucional
austríaco incorporado en la Constitución de 1920, del cual fue magistrado entre
1921 y 1930, luego que se dictara y promulgara el 13 de junio de 1921, la Ley
Federal sobre organización del Tribunal Constitucional, sin perjuicio de mantenerse
en la cátedra universitaria en la Facultad de Derecho de Viena.
Hans Kelsen es el autor del primer estudio sistemático sobre la jurisdicción
constitucional desarrollado en 1928 en su obra La garantie jurisdictionelle de la
Constitution (La justice constitutionnelle), donde fundamenta y desarrolla en forma
sistemática la existencia de una jurisdicción constitucional concentrada y
especializada.
Eduardo Couture se refiere al derecho procesal constitucional en su trabajo Las
garantías constitucionales del proceso civil, publicado en el libro Estudios de
Derecho Procesal en Honor de Hugo Alsina (Buenos Aires, 1946, pp. 158-173),
como asimismo en su obra clásica Fundamentos del Derecho Procesal Civil, cuya
primera edición es de 1947, donde dedica la tercera parte del tomo I a los casos del
Derecho Procesal Constitucional. Asimismo, se le considera el padre del Derecho
Constitucional Procesal, el cual comprende el estudio de las garantías
constitucionales de acceso a la jurisdicción o tutela judicial efectiva y las reglas
sustantivas y adjetivas del debido proceso.
Piero Calamandrei, distinguido procesalista y luego profesor de derecho
constitucional italiano en la postguerra, realizará aportaciones significativas al
posterior desarrollo del derecho procesal constitucional al establecer los
fundamentos de la jurisdicción constitucional italiana en su obra La Illegittimita
constituzionale delle leggi nel processo civile la cual fue posteriormente, en 1962,
traducida al español. Asimismo, el autor aborda la materia en tres artículos: "Potere
Giudiziario e Suprema Corte Costituzionale", "La Illegittimita constituzionale delle
leggi nel processo civile", y "Corte Costituzionale e autoritá giudiziaria", publicados
en Opere Giudiríche (Napoli, 1968, tomo III, pp. 215-225; 337-412; y 609-654), los
cuales son traducidos al español por Sentís Melendo.
Mauro Cappelletti, por su parte, aportará en el ámbito de la jurisdicción
constitucional, que esta no sólo se refiere al control constitucional orgánico, sino
que se amplía con la jurisdicción constitucional protectora de los derechos
fundamentales o la jurisdicción constitucional de las libertades, lo que precisa en su
obra La giurísdizione costituzionale delle liberta (Giuffré, Milano, 1955), la que será
traducida al español por el propio Fix Zamudio como La jurisdicción constitucional
de la libertad (con referencia a los ordenamientos alemán, suizo y austríaco)
Además, el maestro italiano agrega el necesario estudio del derecho procesal
trasnacional o Jurisdicción constitucional trasnacional, materia que trata también en
su artículo 'Justicia Constitucional supranacional", traducido por Luis Dorantes
Tamayo y publicado en la Revista de la Facultad de derecho de México N° 110,
mayo-agosto, tomo XXVIII, México, 1978, pp. 337 y ss.
 El desarrollo del derecho procesal constitucional como disciplina
jurídica y su estudio sistemático por Héctor Fix Zamudio
Es, sin duda, el maestro Héctor Fix Zamudio, discípulo de Alcalá Zamora y Castillo,
quien desarrollará y sistematizará el derecho procesal constitucional como disciplina
jurídica, cuyo primer trabajo fue su tesis de licenciado en derecho en 1955,
denominada "La garantía jurisdiccional de la Constitución mexicana (ensayo de una
estructuración procesal del amparo)", Facultad de Derecho, UNAM, 1955, 180
páginas, defendida en enero de 1956; publicados dos de sus capítulos en la Revista
La Justicia en 1956 y luego el contenido completo en su obra El juicio de
Amparo, Editorial Porrúa, México, 1964, pp. 5-70. Asimismo, en 1956, publica el
artículo "La aportación de Piero Calamandrei al Derecho Procesal
Constitucional (Revista de la Facultad de Derecho de México, Tomo VI, N° 24,
octubre-diciembre de 1956).
Ya en su tesis de licenciatura, Fix Zamudio consideraba la existencia de "una
disciplina instrumental que se ocupa del estudio de las normas que sirven de medio
para la realización de las disposiciones contenidas en los preceptos
constitucionales, cuando estos son desconocidos, violados o existe incertidumbre
sobre su significado; siendo esta materia una de las ramas más jóvenes de la
Ciencia del Derecho Procesal, y por lo tanto, no ha sido objeto todavía de una
doctrina sistemática que defína su verdadera naturaleza y establezca sus límites
dentro del inmenso campo del Derecho".
Fix Zamudio, en La garantía jurisdiccional de la Constitución mexicana (Ensayo de
una estructura procesal del Amparo), se refíere al derecho procesal constitucional
como aquel que se ocupa del examen de las garantías de la propia Ley
Fundamental, y que están establecidas en el texto mismo de la norma suprema (p.
91).
Los aportes más maduros de Fix Zamudio sobre la materia se encuentran en su
obray que luego se publicará también por FUNDAP, Querétaro, en el año 2002,
como asimismo en sus obras Derecho constitucional mexicano y
comparado (2003), y La defensa de la Constitución en el ordenamiento
mexicano (Ed. Porrúa, México, 2006).
Fix Zamudio en La garantía jurisdiccional de la Constitución mexicana (Ensayo de
una estructura procesal del Amparo), conceptualiza el proceso constitucional como
"conjunto armónico y ordenado de actos jurídicos, en vista de la composición de la
litis de trascendencia jurídica, que establece una relación de las partes con el
juzgador y que se desenvuelve en una serie concatenada de situaciones".
En Introducción al derecho procesal constitucional, Fix Zamudio vuelve sobre el
concepto de derecho procesal constitucional, señalando que "tiene por objeto el
análisis científico, desde la perspectiva de la teoría o doctrina general del proceso
o del Derecho Procesal, de las garantías constitucionales establecidas por la Carta
Federal de 1917, con sus numerosas reformas posteriores”. En la misma obra, el
autor precisa que "[...] debemos estar conscientes que hay una presencia de las
diversas disciplinas procesales respecto del derecho sustantivo que es
relativamente reciente y que ese desprendimiento ha sido paulatino, comenzando
por el derecho procesal civil y penal, y sólo posteriormente los derechos procesales
administrativos, de trabajo, agrario, etc. y una de las ramas más modernas, sino es
que debe considerarse la más actual, es precisamente el derecho procesal
constitucional".
Finalmente, Fix Zamudio en sus Breves reflexiones sobre el concepto y contenido
del derecho procesal constitucional, nos señala que el derecho procesal
constitucional puede describirse "como la disciplina jurídica, situada dentro del
campo del derecho procesal, que se ocupa del estudio sistemático de las
instituciones y de los órganos por medio de los cuales pueden resolverse los
conflictos relativos a la aplicación de los principios, valores y disposiciones
fundamentales, con el objeto de reparar la violación de los mismos. [...]
Esta rama del derecho procesal general tiene como contenido el análisis de las tres
categorías que integran lo que se ha calificado como 'trilogía estructural del
proceso', es decir, la acción, la jurisdicción y el proceso. Pero estas tres categorías
esenciales poseen aspectos peculiares en el derecho procesal constitucional, y con
este motivo, como un ensayo de sistematización de la materia de esta disciplina
reciente, todavía en formación, adoptamos la terminología, ya acreditada, del
notable procesalista italiano Mauro Cappelletti, quien además ha sido uno de los
juristas que mayores aportaciones han hecho a este sector del derecho procesal".
CONSTITUCIONALISMO MEXICANO EN EL SIGLO XIX
(EQUIPO #2)

Constitución de Cádiz
• La Constitución Política de la Monarquía Española, más conocida como
Constitución española de 1812 o Constitución de Cádiz, conocida
popularmente como la Pepa, fue promulgada por las Cortes Generales
españolas reunidas extraordinariamente en Cádiz el 19 de marzo de 1812.
Se le ha otorgado una gran importancia histórica por tratarse de la primera
Constitución promulgada en España, además de ser una de las más liberales
de su tiempo.
• La Constitución establecía la soberanía en la Nación —ya no en el rey—, la
monarquía constitucional, la separación de poderes,67, la limitación de los
poderes del rey, el sufragio universal masculino indirecto, la libertad de
imprenta, la libertad de industria, el derecho de propiedad o la fundamental
abolición de los señoríos, entre otras cuestiones. Además, confirmaba la
ciudadanía española para todos los nacidos en cualquier territorio de la
corona española.
• el texto consagraba a España como Estado confesional católico, prohibiendo
expresamente en su artículo duodécimo cualquier otra confesión, y el rey lo
seguía siendo «por la gracia de Dios y la Constitución». Del mismo modo,
este texto constitucional no contempló el reconocimiento de ningún derecho
para las mujeres, ni siquiera el de ciudadanía.
Plan de iguala
• Emitido el 24 de febrero de 1821 por Agustin de Iturbide fue un acuerdo
político que prácticamente amarro la independecia de México.
• El Plan de Iguala o Plan de las Tres Garantías fue un proyecto político
diseñado y proclamado por Agustín de Iturbide el 24 de febrero de 1820. Se
enmarca dentro de la guerra de Independencia de México que ya duraba más
de 10 desastrosos años en los que la sangre y la destrucción se habían
extendido por el virreinato. Iturbide, general realista, ofreció dicho plan a
Vicente Guerrero, el más importante militar insurgente en esos momentos,
para terminar con dicha guerra. El acuerdo se selló con el llamado Abrazo de
Acatempan gracias al que sus ejércitos se unieron y formaron el Ejército
Trigarante.
• El Plan de Iguala en sus puntos más importantes declaraba a México como
un país soberano e independiente y establecía tres puntos fundamentales:
• Declaraba la Independencia de México de España.
• Establecía la Religión Católica como religión oficial y único de la nación.
• Apostaba por la Unión de todos, fueran españoles, americanos, africanos o
asiáticos.
• En el aspecto político el Plan de Iguala adoptaba como forma de estado la
Monarquía Constitucional y se ofrecía para ser regentado por el rey español
Fernando VII o en su defecto por otro príncipe europeo. Mientras llegaba el
nuevo rey se creaba una Junta de Gobierno para gobernar la nación y llamó
a unas cortes constituyentes para redactar la nueva constitución. Le confirió
al antiguo virreinato de Nueva España su primer nombre como nación
independiente: Imperio Mexicano.
Tratados de Córdova
• Los Tratados de Córdoba fueron los primeros manuscritos legales por medio
del cual se pronunció públicamente la independencia de México. Constaba
de 17 preceptos, los cuales fueron aprobados por parte de Agustín de
Iturbide, quien formaba parte del ejército de las tres garantías por parte de
México. Sin embargo, el gobierno europeo de España denegó la legalidad
del documento, por lo que no reconocieron la independencia de México.

PRIMERA PEPÙBLICA FEDERAL, REPÙBLICAS CENTRALES, SEGUNDA


REPÙBLICA FEDERAL, RÈGIMEN CENTRALISTA
Primera república federal
• La constitución federal de los EUM de 4 de octubre de 1824, establece:
• Como forma de gobierno de una Repùblica democrática federal.
• El poder supremo de la federación se divide en ejecutivo, legislativo y
judicial.
• Poder ejecutivo se deposita por 4 años en un individuo, el presidente,
cuyas faltas serán suplidas por un vicepresidente.
• Poder legislativo està depositado en dos cámaras: senadores y
diputados, una de las cuales se renuevan totalmente cada dos años.
• Poder judicial se deposita en una suprema corte, tribunales de circuito
y juzgados de distrito.
REPUBLICAS CENTRALES
• Las bases constitucionales de 23 de octubre de 1835, las siete leyes
constitucionales de 30 de diciembre de 1836 y las bases de organización
política de la república mexicana de 12 de junio de 1843.
• El 23 de julio de 1835 el consejo de gobierno convocò a sesiones
extraordinarias al congreso general para considerar y resolver sobre las
manifestaciones en favor del cambio de forma de gobierno, contraviniendo
asì el texto del art. 171 constitucional. Fue aprobado el 23 de octubre de
1835.
• Al ser aprobado el proyecto con el nombre de Bases constitucionales, se
ponìa fin al sistema federal y daba inicio la etapa centralista. Se va a
caracterizar por una enorme movilidad y reacomodo de las fuerzas políticas.
• El poder para su ejercicio se dividìa en legislativo, ejecutivo y judicial
residiendo el primero en un congreso de representantes de la Naciòn dividido
en dos cámaras, una de diputados y otra de senadores elegidos popular y
periódicamente.
• El poder ejecutivo residiría en un presidente por elección popular indirecta y
periòdica, mexicano por nacimiento.
LA SEGUNDA REPÙBLICA FEDERAL
• El restablecimiento de la constitución federal de los EUM de 5 de octubre de
1824 y el Acta Constitutiva y de reformas de 21 de mayo de 1847
• El acta constitutiva y de reformas de 21 de mayo de 1847, entre otras, en 30
artículos las siguientes disposiciones y reformas:
• Es ciudadano todo mexicano por nacimiento o naturalización, que
haya llegado a la edad de 20 años, con modo honesto de vivir que no
haya sido condenado en proceso legal a alguna pena infamante.
• Se establece el derecho de los ciudadanos a votar en las elecciones
populares, ejercer el derecho de petición, reunirse para discutir las
negocios públicos y pertenecer a la guardia nacional.
• Para asegurar los derechos del hombre, reconocidos por la
constituciòn, una ley habrìa de fijar las garantías de libertad,
seguridad, propiedad e igualdad de que gozan todos los habitantes de
la república asì como establecrà los medios de hacerlas efectivas.
RÈGIMEN CENTRALISTA
• La dictadura de Santa Anna y las bases para la administración de la república
hasta la promulgación de la constitución de 22 de abril de 1853.
• Durante la dictadura se expiden para su organización las bases para la
administración de la república hasta la promulgación de la constitución de 22
de abril de 1853, las cuales establecían entre otros puntos:
• La creación de cinco secretarios de edo: de relaciones exteriores, de
relaciones interiores, justicia, negocios eclesiásticos e instrucción publica, de
fomento, colonización, industria y comercio de guerra y marina y de hacienda.
• La obligación de formular un presupuesto exacto de los gastos de la nacviòn,
que sería examinado en la junta de ministros.
• El nombramiento de un procurador general de la nación para atender los
negocios contenciosos que versen sobre los intereses de la naciòn+
• La necesidad de contar con un código civil, criminal, mercantil y de
procedimientos.

ESTATUTO ORGÁNICO PROVISIONAL DE 1858


El 15 de junio de 1858 los señores miembros del consejo de gobierno Don Bernardo
Couto como su presidente, Don Juan Nepomuceno de Vértiz y Delago, secretario y
Don Jose Ma.Andrade, secretario , le enviaron al ministro de gobernación D.luis
gonzaga cuevas el proyecto del estatuto orgánico provisional de la república, en
cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 8 parte 4ta del decreto del 25 de enero
de ese año. Proyecto que había sido aprobado por el consejo del estado.
El estatuto se inicia en nombre de dios y se divide en 6 secciones y 46 artículos.
Las secciones del estatuto son:
1.Del derecho público de la nación
2.Del gobierno de la nación
3.Del ministro
4.Del consejo del estado
5.De los tribunales y jueces de la nación
6.Del gobierno interior de los departamentos

1.DEL DERECHO PÚBLICO DE LA NACIÓN

▣ El estatuto ofrece un catálogo de derechos fundamentales y obligaciones con


la patria a partir de las ideas proclamadas en la consumación de la
independencia
2.DEL GOBIERNO DE LA NACIÓN
El estatuto establece que gobierno de la nación era Republicano y que no había en
la republica mas soberanía que la de la nación, ni se ejercía ningún acto de la
potestad legislativa , si no por la autoridad general. Es decir el poder legislativo
residía en el ejecutivo , no existiendo Poder legislativo como cuerpo separado de
los otros poderes
3.DEL MINISTERIO
El Estatuto establece 6 secretaria de Estado a través de las cuales el presidente
comunicaría todas sus disposiciones.
4.Del consejo del estado : 1.4 por la clase de agricultura 2. Tres por el estado
eclesiástico 3. Tres por la clase de mineros 4.tres por las profesiones literarias 5.tres
por la industria fabril 6.tres por el comercio 7.tres por la clase militar 8.nueve
individuos
5.De los tribunales y jueces de la nación:
1.Hacer visitar los tribunales y juzgados de la república por personas de su elección
2.Ordenar que se diese preferencia a la instalación y terminación de cualquier
negocio en que este particularmente interesada la causa publica
3.Acordar que se le informe a cualquier Juzgado o tribunal en todo caso o negocio
4. Decretar con vista de antecedentes que se someta a juicio a cualquier juez o
magistrado
5. 5.Suspender hasta por 6 meses y privar durante ellos de la mitad de su sueldo a
cualquier magistrado o juez
6.Del gobierno interior de los departamentos
El estatuto establecía el restablecimiento del centralismo. Establece que la república
se dividirá para su administración publica en departamentos, prefecturas y
subprefecturas
El numero de departamentos se fijaría por una ley aparte (que no llego a expedirse
).La ley de administración de justicia marcaria los distritos judiciales , en las varias
instancias que pudieren tener los negocios
La pre revolución:
Hacia 1903 se hicieron los preparativos para la sexta reelección de Díaz para el
periodo 1904-1910, este que ya contaba con 73 años de edad accedió a la creación
de la vicepresidencia, que paso a ocuparla Ramón Corral en 1904, para que si
falleciera Díaz hubiera alguien que lo reemplazara en la presidencia
En 1908 Díaz declaro que tenía el firme deseo de dejar la presidencia de la república
y que miraría con una bendición el surgimiento de un partido de oposición, así que
este pensó en Bernardo Reyes como candidato pero este no acepto y le dieron una
comisión en el exterior
Francisco I. Madero que publico su libro “La sucesión presidencial” en 1910. Este
proponía la organización de un partido cuyo objetivo sería alcanzar la liberta del
sufragio efectivo y la no reelección
El gobierno postulo a Díaz y a corral para sus respectivos cargos en el periodo que
iniciaría en 1910. Mientras que Madero fue postulado junto con Vázquez Gómez.
Sin embargo los resultados fueron a favor de Díaz y madero fue aprehendido y
llevado a san Luis potosí. Después fue puesto en libertad y escapo del gobierno
yéndose a los Estados Unidos.
La fase preconstitucional: La Revolución se inició con el plan de San Luis del 5
de octubre de 1910, que señalo las seis de la tarde del 20 de noviembre de 1910
para el levantamiento. En mayo de 1911 Díaz partió de Veracruz después de que
madero fuera aclamado en la capital.
Emiliano zapata expide el Plan de Ayala el 28 de noviembre de 1911, en Villa de
Ayala, Morelos, con el lema: “Reforma, Libertad, Justicia y Ley” suscrito por los
generales Emiliano y Eufemio Zapata entre otros militares.
El plan consistía en la restitución de terrenos, montes y aguas a los ciudadanos y
pueblos cuando ellos demostraban que eran los dueños.
En 1913 se llevó el movimiento de la ciudadela que lo encabezaba el general
Manuel Mondragón este se llevó a Victoriano Huerta al poder después de la
renuncia y muerte de Madero y José María Pino Suarez.
Carranza siendo gobernador del estado de Coahuila y al ver esta situación se
pronunció el 19 de febrero de 1913 desconociendo a Huerta, el gobernador de
Sinaloa se une a Carranza iniciando la etapa constitucionalista de la revolución que
pretendía restaurar la vigencia de la constitución de 1857
Estos expiden el plan de Guadalupe en la hacienda Guadalupe, Coahuila, este
consta de lo sig. Artículos:
Trata el desconocimiento del general Huerta.
De los poderes Legislativo y Judicial.
De los Gobiernos de los Estados fieles al usurpador.
De la designación de Carranza como primer jefe del ejército constitucionalista y
presidente interino de la Republica
De la convocatoria de elección generales una vez lograda la paz.
Victoriano Huerta fue derrocado el 13 de agosto de 1914 con los tratados de
Teoloyucan
Antes de los tratados representantes de las divisiones del norte y nordeste de
torreón se habían reunido e hicieron el plan de torreón que limitaba al plan de
Guadalupe ósea a los poderes de Carranza y este no acepto el tratado.
Una vez reducidos los villistas y zapatistas en 1916, Carranza expidió el 14 de
septiembre de 1916 el decreto por el que reformaba el plan de Guadalupe
convocando elecciones para un congreso constituyente que reformaría la
constitución vigente.
El congreso constituyente se instaló en la ciudad de Querétaro y dio inicio a las
juntas preparatorias el 21 de noviembre de 1916.
Fue el 31 de enero de 1917 que se firmó la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.

LA CIENCIA DEL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

(Equipo #3)

I. JUSTICIA CONSTITUCIONAL. Y DERECHO PROCESAL


CONSTITUCIONAL. ¿DESARROLLOS PARALELOS: ¿EUROPA-
LATINOAMÉRICA?
El derecho procesal constitucional tiene una doble significación. Por un lado expresa
el conjunto normativo diferenciado dentro del ordenamiento y por otro aquella
disciplina jurídica especializada en su estudio.

La ciencia del derecho procesal constitucional considerada en su segunda


connotación se encuentra en franca expansión y desarrollo. Por lo menos en
Latinoamérica, esto no sucede en el continente europeo donde se han arraigado las
expresiones “justica constitucional” o “jurisdicción constitucional”. La jurisdicción o
justicia constitucional forma parte del derecho constitucional y dentro de ella debe
ser estudiada, sin que exista preocupación o animo alguno por considerarla “rama
autónoma del derecho constitucional”, es decir, que pueda tener “autonomía
científica constitucional”.

En el primer congreso Iberoamericano de derecho constitucional (México, 1975), se


enfatizó la necesidad de la vinculación entre las ramas del derecho constitucional y
del derecho procesal, donde se concluía la necesidad de una mayor aproximación
entre los constitucionalistas y los cultivadores del procesalismo científico, con el
objeto de estudiar con mayor profundidad y en forma integral las materias que
corresponden a las zonas de confluencia entre ambas disciplinas y que tienen
relación directa con la función del organismo judicial.

Existe una corriente, expuesta por Fix – Zamudio desde 1955-56 que defiende la
“autonomía procesal” tratando de establecer los principios y cimientos como rama
de naturaleza procesal, de tal suerte que sea tan autónoma como el derecho
procesal civil o procesal penal lo son del derecho civil o penal. Esta postura, estima
que el derecho procesal constitucional comparte los conceptos tradicionales de la
teoría del proceso, existen particularidades y categorías propias que deben
construirse y diferenciarse especialmente del tradicional proceso civil que
contribuyó a sentar las bases generales, y de ahí avanzar en las categorías que
caracterizan al proceso constitucional.

II. ¿CONVERGENCIA O COMVIVENCIA?


Existen dos posturas dominantes sobre la naturaleza del derecho procesal
constitucional: 1) La europea, que sin entrar en el deslinde con el procesalismo
científico la considera como parte de su estudio de la ciencia constitucional con la
denominación mayoritaria de “justicia constitucional”; y 2) La latinoamericana, que
defiende su autonomía científica con dos vertientes: “autonomía mixta”, que estima
que deben considerarse los principios, instituciones, metodología y técnicas del
derecho constitucional y del derecho procesal; y b) “autonomía procesal” que
partiendo de la teoría general del proceso deben construirse sus propias categorías,
principios e instituciones, si bien con un acercamiento importante al derecho
constitucional. La primera pertenece a la ciencia constitucional. La segunda
reivindica su autonomía científica. El objeto de estudio de ambas, sin embargo, se
aproxima a tal grado que en algunas ocasiones parece ser el mismo y todo depende
del enfoque con el cual se analice.
El llegar a una convergencia entre las dos corrientes descritas también podría llevar
a la aceptación convencional de una sobre la otra.
El desarrollo científico del proceso constitucional pareciera uno de los pendientes
inaplazables que deben afrontar los procesalistas. Este desarrollo podría llevar a
esta convivencia si se lograran acuerdos mutuos de aceptación de lo que es
estrictamente procesal y de lo que es materia constitucional, o bien aceptando un
solo camino compartido de desarrollo científico. De lo contrario la convergencia
llevaría a la imposición de una visión sobre la otra, lo cual de suyo no es malo si se
acepta convencionalmente.

La disyuntiva entre la «convergencia» (con la consecuencia de la posible


desaparición o asimilación de una hacia otra) o la «convivencia» de ambas está
latente y el tiempo dará la respuesta. En el fondo la «convivencia», como sucede
en la actualidad, debería llevar a la «convergencia» de posturas (no de rechazo de
la existencia de una u otra) y así reconducir los planteamientos hacia posibles
encuentros que posibiliten hablar de categorías compartidas. Por ejemplo, las
categorías «proceso constitucional» y «jurisdicción constitucional» ¿deben ser
exclusivas de alguna de ellas? O más bien pertenecen a ambas, aunque con
enfoques distintos. La «jurisdicción constitucional» como el «proceso
constitucional», en tanto «proceso» y «jurisdicción» son instituciones procesales
fundamentales de la dogmática procesal y que han alcanzado un desarrollo
importante en otras ramas procesales. Sucede también que los «procesos
constitucionales» y las «jurisdicciones constitucionales» (Tribunales
Constitucionales, salas constitucionales, etc.) están previstos en las propias leyes
supremas, lo que significa que deben ser tratadas por la ciencia constitucional, por
ser la constitución su objeto de estudio.
El Derecho procesal constitucional pertenece a la dogmática procesal, con la misma
autonomía que han alcanzado sus diversas ramas y bajo la unidad de la teoría o los
principios generales del proceso, si bien con una estrecha relación con el Derecho
constitucional en la medida en que en muchos casos sus categorías se encuentran
en los textos constitucionales.
La justicia constitucional, como parte de un todo, debe limitar su superficie a los
propios de la disciplina que la contiene. El Derecho procesal constitucional, como
una disciplina autónoma procesal, necesariamente tendrá una cobertura mayor en
su objeto de estudio y con enfoques diversos, debiendo crear sus propios
conceptos, categorías e instituciones que la distingan de las demás ramas
procesales. En todo caso, debe privilegiarse el estudio interdisciplinario de la
disciplina constitucional y la procesal para llegar a posturas más avanzadas en su
desarrollo.
III. HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE UNA DISCIPLINA AUTÓNOMA
Con independencia del enfoque con el cual se mire al fenómeno en cuestión, que
dependerá en gran medida de la formación personal que se tenga y de la intención
pretendida, lo cierto es que la “autonomía científica” del Derecho procesal
constitucional se abre paso hacia su consolidación.
Lo anterior se advierte, por lo menos, desde tres ángulos vinculados estrechamente
a su carácter científico, a saber, en la creación de institutos o asociaciones, en la
enseñanza del Derecho y en la doctrina jurídica.
A) Asociaciones científicas
Por una parte se han creado institutos y asociaciones científicas para su estudio.
Desde la década de los ochenta del siglo pasado, se creó el Centro Iberoamericano
de derecho Procesal Constitucional (1989), que luego se transformó en el Instituto
Iberoamericano de derecho Procesal Constitucional (2003) con motivo de la
celebración del I Encuentro celebrado en la ciudad de Rosario, Argentina,
conjuntamente con las VII Jornadas Argentinas de derecho Procesal Constitucional.
El Instituto Iberoamericano de derecho Procesal Constitucional ha realizado IV
encuentros. También se han creado asociaciones nacionales, como en Argentina,
Chile, Colombia, México y Perú, organizando periódicamente congresos sobre la
materia.
b) Enseñanza universitaria
Este florecimiento de la disciplina también ha repercutido en su enseñanza. En
época reciente, los planes de estudio de las escuelas, facultades y departamentos
de Derecho han sido objeto de revisión y actualización, para incorporar de manera
específica una nueva asignatura denominada «Derecho procesal constitucional».

Esta tendencia se aprecia con claridad en la currícula de pregrado y posgrado de


varias Universidades latinoamericanas, especialmente en Argentina, Bolivia, Brasil,
Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Panamá y Perú, destacando
el desarrollo notable que ha experimentado Argentina y Perú.

En el primer lustro del presente milenio la asignatura Derecho procesal


constitucional» se incorpora en la currícula de licenciatura y/o posgrado en
importantes centros de enseñanza públicos y privados del país. Así sucede en la
Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Autónoma de Baja
California, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Universidad Autónoma
de Chiapas, Universidad de Colima, Universidad de Guadalajara, Universidad
Autónoma de Nuevo León, Universidad Autónoma de Tlaxcala, Universidad
Autónoma de Sinaloa, Universidad Autónoma de Yucatán, Universidad
Panamericana, Universidad Iberoamericana, Universidad Anáhuac, Universidad La
Salle, Universidad Modelo, Universidad Americana de Acapulco, entre otras.
C) Obras especializadas

A partir de la década de los ochenta del siglo pasado, con independencia de los
ensayos en revistas y obras colectivas, aparecen libros con la precisa denominación
de Derecho procesal constitucional en Europa: Alemania, España y Portugal. Y
especialmente en Latinoamérica: Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Colombia,
Chile, Ecuador, México, Nicaragua, Panamá y Perú.

En este sendero de publicaciones existen dos colecciones especializadas. En


Argentina, los Estudios de derecho procesal constitucional, con tres números (2002-
2007), y en México, la biblioteca Porrúa de derecho procesal constitucional, con
veinte títulos (2004-2007).
Este desarrollo inusitado que ha experimentado el Derecho procesal constitucional,
en las tres vertientes mencionadas, se debe a múltiples factores. En primer lugar, a
la importancia que tiene la protección de la Constitución en los estados
democráticos contemporáneos, propiciando la incorporación y aumento de
instrumentos procesales para su tutela. En segundo lugar, y como consecuencia,
se ha generado una intensa tarea de codificación, acompañada del auge en la
creación de magistraturas especializadas para resolver los conflictos
constitucionales, sea a través de Tribunales Constitucionales autónomos (dentro o
fuera del poder judicial), sean salas constitucionales o bien mediante las nuevas
facultades de las cortes supremas, que paulatinamente se han transformado en
guardianes e intérpretes supremos de los valores, principios y normas
constitucionales.
IV. EL DERECHO PROCESAL CONTITUCIONAL COMO FENÓMENO
HISTÓRICO SOCIAL.
Comprende el análisis de los instrumentos jurídicos de protección de los derechos
humanos o de altos ordenamientos, así como las jurisdicciones u órganos que
conocían de estos mecanismos en las diversas épocas y sistemas jurídicos. Para
su análisis se divide en cuatro etapas:

1. ANTIGÜEDAD. Advierte Cappelletti algún antecedente remoto en Grecia. Se


refiere al precedente ateniense, de la superioridad y rigidez de nómos (ley
constitucional) con respecto del pséfisma (decreto). El efecto del pséfisma consistía
esencialmente en una responsabilidad penal de quien había propuesto el decreto a
través de una acción pública de un año denominada grafé paranónon.

En el interdicto pretoriano de Homine libero exhibendo consiste en un mecanismo


para la defensa de los hombres libres a través de un procedimiento sumarísimo. Por
otra parte, en la Republica romana se creó el tribunado de la plebe por una demanda
y conquista de los plebeyos, a manera de contrapoder de los cónsules. La casa de
Tribuno debía estar abierta día y noche para la defensa de éstos y eran nombrados
por la asamblea de la plebe. El tribunado de la plebe se instituía como sacrosanto
por lo cual tenía protección de cualquier daño. A través de la Intercessio tribunicia,
se solicitaba ante el tribunado de la plebe apellatio auxiluium en contra de un
mandato de los magistrados y la protección se podía extender para anular las leyes.
Este tribuno de la plebe defendía los intereses populares, al impedir la aplicación de
las disposiciones legislativas contrarias a dichos intereses, otorgando protección
personal a los perseguidos por las autoridades.
2. EDAD MEDIA Y EDAD MODERNA. Se ha considerado al Habeas Corpus
Amendment Act de 1679, con dieciocho preceptos, como el primer ordenamiento
detallado que regula a un proceso constitucional.

También en el reino de Aragón existió una figura encargada de velar el cumplimiento


exacto de los diversos fueros. El Justica Mayor apareció en el siglo XII y tuvo su
esplendor entre los años 1436 y 1520 que incluso se hablaba en esa época de la
figura del “Justiciazo” para comprender al Justicia y a sus Lugartenientes. Conocían
de los procesos forales aragonés (inventario, firma de derecho, de aprehensión y
manifestación de persona).

En las Cortes de Tarazona, de 1692 se estableció que el cargo de Justicia dejaba


de ser inamovible y podía ser previsto por el rey, así como los nombramientos de
los lugartenientes. Los Decretos de Nueva Planta de Felipe V, constituyen el
antecedente formal de su desaparición.

Para Cappelletti el antecedente directo del control judicial de las layes lo fue la
batalla de Lord Edward Coke por la supremacía del Common law, verificada por los
jueces sobre el rey y el parlamento, especialmente el célebre Bonham’s Case de
1610.

Asimismo, se han encontrado instituciones en el derecho indiano especialmente


como antecedentes del juicio de amparo mexicano. Los recursos ante las
audiencias de México y Guadalajara, el recurso de fuerza, el recurso “obedézcame
pero no se cumpla” el curso de nulidad por injusticia notoria; según Andrés Lira
González ha bautizado como “amparo colonial”.

3. EDAD CONTEMPORÁNEA. En este periodo se desarrollan las constituciones


escritas. Las ideas de John Locke y de Montesquieu sobre la división del poder
encuentran acogida y sirven para el establecimiento de los derechos fundamentales
y la limitación del poder en el constitucionalismo contemporáneo. Se consagra el
principio de supremacía constitucional en el artículo VI de la constitución de los
Estados Unidos de 1787.

El punto de inflexión de fenómeno histórico social, en su dimensión contemporánea,


se suele ubicar en el paradigmático caso Marbury vs. Madison resuelto por la
Suprema Corte de los Estado Unidos en 1803. Si bien el control judicial de las leyes
no es propiamente una invención norteamericana, sino más bien la aplicación, en
las constituciones escritas, de los principios y de las técnicas desarrolladas por el
common law inglés para impedir que las corporaciones públicas y privadas
traspasaran el campo de su autoridad.
Cappelletti advierte la influencia del control judicial de las leyes estadounidenses y
señala una tendencia evolutiva común y universal del fenómeno, tanto en el
common law como en el civil law, distinguiendo tres etapas, a manera de una
dialéctica hegeliana, que denominó como “derecho natural”, “derecho legal” y
“justicia constitucional”. En los países del common law surge la primera etapa
derivada del pensamiento de Coke, consiste en la supremacía del common law; la
segunda época, prevalece la supremacía del parlamento sobre la superioridad del
comom law; y la tercera cuando surgen constituciones escritas y se establecen en
los Estados Unidos de Norteamérica las cortes supremas para hacer prevalecer la
“higher law”.

En el civil law, estimaba que se pueden ubicar también estas tres etapas, si bien en
épocas posteriores: la primera, en el que las escuelas iusnaturalistas proclamaban
la inaplicabilidad de leyes contrarias al derecho natural. En la segunda etapa
prevaleció el principio de legalidad, mientras que en la tercera el pensamiento de
Kelsen al establecer cortes especializadas para interpretar las constituciones. En
este periodo debe también mencionarse las ideas del abate Sieyés y el Senado
Conservador de la Constitución francesa de 1799, que tuvieron impacto en el siglo
XIX y en el pensamiento del Carl Schmitt. En Francia, en la constitución del año VIII
(1799) aparece el Senado como defensor (conservador) de la constitución. En este
caso, también, semejante instituto procede inmediatamente a una reacción política,
la de la época de Napoleón I. Las argumentaciones de Schmitt están encaminadas
a defender su postura ideológica relativa al decisionismo político y es por ello que
acoge la doctrina de Banjamin Constant relativas al Órgano modero u órgano neutro
o armónico.

V. LA CIENCIA PROCESAL Y LA CIENCIA CONSTITUCIONAL.


La ciencia del derecho es una sola. Tradicionalmente se ha divido en dos grandes
ramas: derecho público y derecho privado. Así ha prevalecido desde Roma, la cual
ha dominado a partir de la formula de Ulpiano: Derecho Publico es el que afecta la
utilidad del Estado; Derecho Privado el que se refiere a la utilidad de los
particulares).

Es corriente mayoritaria la aceptación relativa a que el derecho procesal y el


derecho constitucional forman parte del derecho público y su autonomía científica
inicia bajo el perfil del derecho público alemán en la segunda mitad del siglo XIX y
se consolidan en el siglo XX.

A) El derecho procesal como parte de la ciencia jurídica, tiene su origen a partir


de la doctrina de los pandectistas alemanes a mediados del siglo XIX. Se afirma
que para lograr su autonomía influyeron dos acontecimientos. Por una parte la
famosa polémica entre Windscheid y Muther (1856.1857), al confrontar la primitiva
actio romana con la klage germánica, lo que provoco la concepción de la acción
como derecho subjetivo diferenciado del derecho material. Por otra parte, la
aparición de la obra de Oskar von Bülow (1868) sobre la Teoría de las excepciones
procesales y de los presupuestos procesales, al marcar el inicio del derecho
procesal como ciencia, el desarrollo dogmático nuevo, por dos razones
fundamentales: primero, por haber encauzado la naturaleza del proceso en una
corriente publicista; y segundo, por haber provocado todo un movimiento científico
de gran calado. Fue seguido por Kohler en su obra El proceso como relación jurídica
(1988). En estos años se va consolidando la nueva concepción del derecho procesal
con autores como Stein, Degenkolb y Adolf Wach (La pretensión de declaración: un
aporte a la teoría de la pretensión de protección del derecho). A partir del desarrollo
posterior del procesalismo científico italiano a principios del siglo XX encabezado
por Giuseppe Chiovenda, la ciencia del derecho procesal alcanza su consagración
durante la primera mitad del mismo siglo. Discípulos y condiscípulos continuaron el
desarrollo como Francesco Carnelutti, Piero Calamandrei, Enrico Redentti, Enrico
Tulio Liebman, Salvatore Satta, entre otros (Italia); Wach, Kohler, Hellwig, Shönke,
Stein, Kish, etc. (Alemania); y Francisco Beceña, Leonardo Midt y demás (España).

El Latinoamérica, la corriente se dio por juristas exiliados como Rafael de Pina Milán
y Niceto Alcalá-Zamora y Castillo (México); Santiago Melendo y Marcello Finzi
(Argentina); Enrico Tulio Liebman (Brasil); y James Goldschmith (Uruguay).

Sin embargo, el derecho procesal nace, como ciencia, en la segunda mitad del siglo
XIX y no con los procesos y procedimientos, o magistraturas o jurisdicciones que
los resolvían instituidas desde la antigüedad. Y así se realiza una clasificación de
las cinco etapas de la evolución del pensamiento procesal: periodo primitivo, etapa
judicialista, escuela practicista, período de procedimentalismo y la fase actual.

Este movimiento científico, condujo en la segunda mitad del siglo XX a la adopción


de una teoría general del proceso o del derecho procesal, concebida como la
exposición de los conceptos, instituciones y principios comunes a las distintas ramas
del enjuiciamiento.

Como puede apreciarse la construcción científica es un eslabón en el pensamiento


al ir construyendo nuevas concepciones y teorías. El propio Alcalá-Zamora
reconoce que las etapas culturales son comportamientos estancos sino momentos
capitales enlazados entre sí […]

B) El estudio científico del derecho constitucional inicia con la adopción de las


Constituciones escritas a finales del siglo XVIII. Se ha considerado que es en esa
época donde inicial las primeras cátedras de diritto costituzionale en Ferrara, en
Pavía y Bolonia, y donde aparece una primera obra sobre la materia en la
Universidad de Ferrara, por el profesor Giuseppe Compagnoni di Luzo, que
escribiera si Elementi di diritto costituzionale democrático ossia Principii di
giuspubblico universale si bien con anterioridad en la universidad de Oxford, el
profesor William Blackstone enseñaba la constitución y las leyes de Inglaterra, lo
que lo llevo a escribir sus influyentes Commentaries on the Laws of England.

Durante el siglo XIX se fueron creando cátedras paulatinamente. En España, debido


a la Constitución de Cádiz de 1812, en cuyo artículo 368 se establecía la obligación
de que se explicase la constitución, surge la primera catedra en Valencia, 1813, con
el civilista Nicolás Garely: y se inaugura en Madrid e 1814, con Miguel García. En
Francia primero con la denominación de droit publique o droit politique y luego con
el rotulo de droit constitutionnel en la Sorbona a iniciativa de Guizot y cuyo primer
catedrático fue el italiano Pellegrino Rossi. Más tarde en España el derecho
constitucional se incluye en los planes de estudio en 1835 como “derecho público”,
y en 1857 político (constitucional)”. Se suele considerar el surgimiento de la
disciplina constitucional con carácter autónomo, a partir del moderno derecho
público alemán bajo una óptica estricta del método jurídico. Especialmente se
señala la obra de Karl Friedrich Von Gerber, Grundzûge eines Systems des
deutschen Staatrechts, 1865 (Fundamentos de un sistema del derecho político
alemán).

Como lo señala Garcia-Pelayo, “La aparición del derecho constitucional en el siglo


XIX no es más que un caso particular de la dispersión del viejo Corpus Iuris Publicii
en varias ramas, debido a dos motivos: por un lado, al progreso en la racionalización
de los órdenes jurídicos y políticos, que da lugar a una serie de separaciones
objetivas de tales ordenes; por otro lado el progreso en la precisión de los métodos
jurídicos que proporcionó el instrumento gnoseológico adecuado para satisfacer las
necesidades teóricas y técnicas.

En esta corriente de la pureza del método jurídico, surgen figuras notables como
Paul Laband y George Jellinek con su Teoría general del estado (1900). La
utilización del método jurídico como técnica de estudio del derecho público, fue
seguida en Italia por Vittorio Emmanuele Orlando a partir de la prelusión
pronunciada en la universidad de Palermo, sobre los criterios técnicos para la
reconstrucción del derecho público (1885). Como lo señala Lucas Verdú “supone
una exposición a su programa científico con matices de vibrante manifiesto que
anuncia la formación de la dirección técnico-jurídica hoy enraizada en Italia”. Este
autor representa el punto de inflexión histórica del cambio, pues sigue con las
pautas establecidas en otros estudios anteriores que fuer también preludios a los
cursos de Módena y Messina. En todos ellos se afirma rotundamente la distinción
entre el Derecho constitucional y la “Ciencia de la Política”, a la vez que reivindica
la autonomía del Derecho constitucional a través de la afirmación de la primacía
del momento jurídico como objeto y razón de su estudio.
Como señala Lucas, “Orlando (maestro) fue el fundador de la moderna escuela
italiana del derecho público. Santi Romano (discípulo) significa su definitiva
continuación y consolidación”. Romano tuvo gran influencia como catedrático de
derecho constitucional y administrativo. Fue miembro del senado y presidente del
Consejo de Estado.

La consolidación de la ciencia del derecho constitucional se fue construyendo


significativamente especialmente en Italia, Francia y Alemania. Destacan dentro de
la escuela Italiana Constantino Mortati, Vezio Crisafulli, Egidio Tosato, Leopoldo
Elia, Carlo Esposito, Livio Paladin, Mario Galizia, entre otros. En cuanto a los
autores franceses figuran Adhémar Esmein, Eduard Lambert, Leon Duguit, Boris
Mirkine Guetzévitch, Joseph Barthélemy, Maurice y André Hauriou, Raymond Carré
de Malberg, Maure Duverger, Georges Vedel, Georges Burdeau, etc. Y en la
escuela alemana Hermann Héller, Carl Schmitt, Hans Kelsen, Kerl Loewenstein,
Rudolf Smend, Konrad Hesse, Theodor Maunz, Heinrich Triepel, Gerhad Leibholz,
Ernest Forsthoff, Ernest-Wolfgang, Böckenförder, Friedrich Müller y Peter Häberle.

En el ámbito anglosajón también se fue construyendo la ciencia del derecho


constitucional, si bien con una construcción pragmática, privilegiando el aspecto
técnico y jurisprudencial sobre el dogmático.

De esta forma y de manera paralela al procesalismo científico, la ciencia del derecho


constitucional surge con las constituciones escritas en los siglos XVIII-XIX y se
desarrolla fundamentalmente en el siglo XX, especialmente cuando se acepta su
autonomía de la ciencia política. En cambio, su estudio como fenómeno histórico
social, como forma de poder y organización del estado, se remota a la Grecia
antigua. Así puede advertirse las obras de Aristóteles: Ética de Nicómaco, Política
y Constitución de Atenas; Platón: sus Diálogos: Republica, Político y Las leyes; y
de Cicerón: Sobre la Republica, y Las Leyes. Con estos autores se inicia el estudio
de las instituciones políticas y se prolonga con muchas otras obras y pensadores
clásicos a través del tiempo, como La ciudad de Dios (San Agustín); Summa
Theologica (Santo Tomas de Aquino); Defensor pacis (Marsilio de
Padua);Breviloquium de potestate tyranica (Guillermo de Okham), entre otros
autores y obras universales.
De esta forma, se puede sostener que si bien la ciencia del derecho constitucional
surge a partir del siglo XIX, se consolida en el XX, especialmente a partir de la
segunda guerra mundial, la ciencia política y de otras disciplinas. Se transita de una
teoría política constitucional a una dogmática jurídica constitucional. Pérez Royo
ubica tres periodos de la evolución de la ciencia procesal constitucional: la primera
comprende desde la Revolución francesa hasta la Revolución de 1848, en la cual el
derecho constitucional es exclusivamente derecho político y se estudian los
principios del Estado el régimen absolutista; La segunda, comprende de la
Revolución de 1848 hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914, donde el
derecho constitucional adquiere carácter enciclopédico por su vinculación con las
ideas y formas políticas: La tercera, inicia al finalizar la Segunda Guerra Mundial y
en la cual el derecho constitucional se estudia como disciplina jurídica y se escinde
de otras disciplinas afines.

VI. EL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL COMO CIENCIA


La ciencia del derecho procesal, o si se prefiere, la dogmática del derecho procesal
constitucional, en cambio, adquiere relevancia a partir de la creación de los
tribunales constitucionales europeos. Especialmente de la Corte Constitucional
austriaca de 1920 y particularmente a partir del influyente estudio de Hans Kelsen
de 1928, como veremos más adelante. Este influyente ensayo podría representar lo
que la obra de Bulow para el derecho procesal o la de Gerber para el derecho
constitucional, al desencadenar el comienzo de una nueva concepción dogmática y
que repercutiría después en la autonomía científica de sus disciplinas. Esto no
significa ignorar la importancia de otros trabajos anteriores, muy valiosos, por cierto,
pero que no tuvieron el impacto que causó aquél trabajo precursor de Kelsen sobre
la garantía jurisdiccional de la Constitución, basamento sobre el cual se construyó
lo que hoy se conoce como derecho procesal constitucional en su dimensión
científica.

Con la polémica ideología Schmitt-Kelsen sobre el guardián de la constitución, los


planteamientos del segundo se consolidaron y se dieron ampliamente a conocer,
surgiendo una nueva corriente dogmática. A partir de ahí se inicia una transición a
la luz de la corriente del procesalismo científico. Primero al advertir su existencia
como disciplina autónoma, luego su desarrollo dogmático, hasta llegar a su
sistematización científica como rama procesal. De tal suerte que es en este periodo
donde debemos ubicar el nacimiento del derecho procesal constitucional como
ciencia.
La construcción científica de las disciplinas constituye una secuencia concatenada
del pensamiento al ir construyendo, con base en los predecesores en influjos
sociales, políticos y jurídicos del momento, nuevas concepciones y teorías. El propio
Alcalá-Zamora así lo advierte para la evolución de la doctrina procesal. Reconoce
que las etapas culturales no son compartimientos estancos sino momentos
capitales enlazados entre sí. Y es por ello que consideramos de mayor provecho
ubicar el periodo histórico en el cual surge la disciplina del derecho procesal
constitucional, destacando las contribuciones de sus distintos forjadores.
Para una mayor claridad se pueden advertir cuatro etapas concatenando las
contribuciones de estos insignes juristas, hasta llegar a su configuración sistemática
como disciplina autónoma procesal:
A) Precursora (1928-1942)
Se inicia con el trabajo de cimentación teórica de Kelsen, relativo a las
garantías jurisdiccionales de la Constitución (1928) y al reafirmarse su postura con
la polémica que sostuvo con Carl Schmitt sobre quien debería ser el guardián de la
Constitución (1931). En este periodo y en el exilio Kelsen publica en los Estados
Unidos un ensayo de corte comparativo entre los controles de constitucionalidad de
las leyes austriaco y norteamericano (1942), que constituye el primero en su género,
por lo que si bien no tuvo un impacto significativo resulta de utilidad para la disciplina
científica.

B) Descubrimiento procesal (1944-47)


El procesalista español Niceto Alcalá-Zamora y Castillo, en sus primeros
años de exilio en Argentina (1944-45) y luego en México (1947), advierte la
existencia de una nueva rama procesal y le otorga denominación. En Argentina al
titulas su obra Estudios de derecho procesal en 1944; y al año siguiente de manera
expresa señala que la institución del amparo debe ser considerada dentro del
derecho procesal constitucional, en una reseña que realiza a un comentario de un
libro en la Revista de Derecho Procesal (1945). Y en México en las referencias que
realiza en su clásica obra Proceso, autocomposición y autodefensa (contribución al
estudio de los fines del proceso) en 1947.

C) Desarrollo dogmático procesal (1946-55)


Etapa en la cual el mejor procesalismo científico de la época realiza
importantes contribuciones para acercarse a la tendencia del constitucionalismo. Es
el periodo de estudio de las garantías constitucionales del proceso iniciada por
Couture (1946-48) y del análisis de la jurisdicción constitucional e instrumentos
procesales de control de la jurisdicción constitucional e instrumentos procesales de
control a través de las colaboraciones de Calamandrei (1950-56) y Capellatti.
Couture inicia toda una corriente dogmática en el estudio de las garantías
constitucionales del proceso, especialmente del proceso civil, pero utiliza “garantía”
como sinónimo de derecho fundamental y no como mecanismo procesal de
defensa.

D) Definición conceptual y sistemática (1955-56)


El último eslabón constituye la definición conceptual como disciplina procesal
y la realiza Fix-Zamudio. Las aportaciones de aquellos juristas son fundamentales
para fraguar el primer estudio dedicado “al análisis de la disciplina científica como
objeto de estudio específico” y con la intención de sistematización a partir de su
naturaleza procesal.
LA CODIFICACIÓN DE LAS GARANTÍAS FUNDAMENTALES
(EQUIPO #4)

20. Como idea provisional y de aproximación, podemos afirmar que en la


categoría general de «Defensa de la Constitución» están comprendidos todos
aquellos instrumentos jurídicos y procesales que se han establecido tanto para
conservar la normativa constitucional como para prevenir su violación, reprimir su
desconocimiento y, lo que es más importante, lograr el desarrollo y la evolución de
las propias disposiciones constitucionales en un doble sentido: desde el punto de
vista de la Constitución formal, a fin de lograr su paulatina adaptación a los cambios
de la realidad político social, y desde la perspectiva de la Constitución real, es decir,
su transformación de acuerdo con las normas programáticas de la propia carta
fundamental. En esta dirección, una verdadera defensa constitucional es la que
puede lograr la aproximación entre estos dos sectores, que en ocasiones pueden
encontrarse muy distanciados.
21. La Constitución, tanto en sentido real como documento escrito,
esforzadamente dinámica, y con mayor razón en nuestra época de cambios
acelerados y constantes. Por este motivo, la defensa de la Constitución, aun desde
la apreciación formal y de carácter positivo que hemos adoptado, tiene por objeto
no sólo el mantenimiento de las normas fundamentales, sino también su evolución
y su compenetración con la realidad política, para evitar que el documento escrito
se convierta en una simple fórmula nominal o semántica. Lo que significa que
resulta digno de tutelarse un ordenamiento con un grado razonable de eficacia y
de proyección hacia el futuro, ya que no sería posible ni deseable realizar el intento
de proteger un simple conjunto de manifestaciones declamatorias.
22. Para el efecto de sistematizar una materia tan extensa y compleja, es
preciso un ensayo de clasificación, no obstante, el convencimiento de que toda
división es forzosamente artificial. En este sentido, consideramos que el concepto
genérico de «defensa de la Constitución» puede escindirse en dos categorías
fundamentales, que en la práctica se encuentran estrechamente relacionadas: la
primera podemos denominarla, de manera convencional, como protección de la
Constitución; mientras que la segunda, que ha tenido consagración institucional en
varias cartas fundamentales contemporáneas, comprende las llamadas garantías
constitucionales.
23. La protección de la Constitución, se integra por todos aquellos factores
políticos, económicos, sociales y de técnica jurídica que han sido canalizados por
medio de normas de carácter fundamental e incorporadas a los documentos
constitucionales con el propósito de limitar el poder y lograr que sus titulares se
sometan a los lineamientos establecidos en la propia carta fundamental, tanto por
lo que respecta a sus atribuciones como también, y de manera esencial, en cuanto
al respeto de los derechos humanos de los gobernados. En otras palabras, estos
instrumentos pretenden lograr el funcionamiento armónico, equilibrado y
permanente de los poderes públicos y, en general, de todo órgano de autoridad.
No es el momento de referirnos a estos instrumentos, por no ser materia de estudio
en el presente trabajo, por lo que sólo señalaremos que en las constituciones
mexicanas se han incorporado, entre los más importantes, a) la división de poderes
o de funciones; b) la participación de los grupos sociales y de los partidos políticos
(democracia representativa y participativa); c) la regulación de los recursos
económicos y financieros; d) el principio de la supremacía constitucional, y e) el
procedimiento dificultado de reforma constitucional.
24. En cambio, la segunda categoría, que integra la «defensa de la
Constitución», se refiere a las «garantías constitucionales», entendidas no en su
concepción tradicional identificada con los derechos de la persona humana con-
sagrados constitucionalmente, sino como los medios jurídicos, de naturaleza
predominantemente procesal, que están dirigidos a la reintegración del orden
constitucional cuando el mismo ha sido desconocido o violado por los propios
órganos de poder (o de particulares o grupos de poder en situación de privilegio),
de tal manera que los instrumentos protectores referidos en el párrafo anterior no
han resultado suficientes para lograr el respeto y el cumplimiento de las
disposiciones constitucionales.
1. INFLUENCIA EXTERNA E INTERNA EN EL ORIGEN y EVOLUCIÓN DE LAS
GARANTÍAS CONSTITUCIONALES (1810-1917)
A) Influencia externa

25. Las garantías constitucionales mexicanas constituyen el resultado de la


conjugación o confluencia de varias instituciones provenientes de otros
sistemas jurídicos, y de una evolución, en ocasiones dolorosa y atormentada
durante nuestra agitada historia constitucional, en la que se fueron perfilando
de manera paulatina, y a veces contradictoria, los instrumentos de solución de
conflictos constitucionales. En primer término, haremos una descripción muy
breve de las corrientes externas sin cuyo conocimiento no podrá entenderse
la variabilidad de los sistemas implantados por las Constituciones que se
sucedieron rápidamente durante todo el siglo xix, desde la Constitución de
Cádiz de 1812 y especialmente a partir de nuestra independencia de España
consumada en el año de 1821.
26. 1. la influencia angloamericana ha sido la más evidente en nuestras
instituciones político-constitucionales, debido a que varios de nuestros
constituyentes consideraban al Derecho público de los Estados Unidos como
el modelo a seguir aun cuando con modalidades propias originadas en el
trasplante de figuras jurídicas de la familia del common law en una tradición
hispánica de origen romano canónico.
27. Como ocurrió en la mayoría de los países latinoamericanos que habían
33
logrado su independencia de España y Portugal , se intentó la introducción
de los principios esenciales de la judicial review of legislation , pero
entendiéndola en la forma en que la había divulgado la clásica obra del
publicista francés A. de ToCqueViLLe, la démocratie en Amerique , cuya primera
edición en castellano traducida por D. A. sánCHeZ de BusTamanTe y publicada en
París en 1836, se conoció en México en el año siguiente, y además se hizo
una reimpresión de la misma en nuestro país en 1855, año de la convocatoria
del Congreso Constituyente en el cual se elaboró la Constitución Federal de
1857 , que consolidó varias de las garantías constitucionales que han
trascendido a la actualidad.
28. También debe señalarse la influencia de la clásica institución
angloamericana del habeas corpus, que trató de regularse durante la lucha de
la independencia en el proyecto de Constitución denominado «Elementos
Constitucionales», elaborado por I. LóPeZ rayón en el año de 1812, al establecer
en su artículo 31: «Cada uno se respetará en su casa como en un asilo
sagrado, y se administrará con las ampliaciones, restricciones que ofrezcan
las circunstancias, la célebre ley Corpus habeas de la Inglaterra». El habeas
corpus inglés posteriormente se incorporó al juicio de amparo pero sin el
nombre tradicional con el cual se le conoce en los demás países
38
latinoamericanos . Además es preciso advertir que el sistema constitucional
de los Estados Unidos tuvo ascendiente en la adopción del régimen federal
cuya tutela se encomendó posteriormente a los tribunales federales, los que
se inspiraron en la organización judicial norteamericana en su denominación
y estructura.
29. Una garantía que también tomamos de la Constitución norteamericana de
1787 fue la relativa al juicio político de los altos funcionarios de la Federación
y de las entidades federativas (Impeachment), que si bien tuvo su origen en el
sistema británico, adoptó modalidades importantes en el régimen presidencial
norteamericano. En efecto, de acuerdo con el artículo I, sección III, inciso c),
de la Carta Federal de 1787, se atribuye al senado federal la facultad exclusiva
de juzgar políticamente a los altos funcionarios, y la resolución, si es
condenatoria, se traduce en la destitución del funcionario y su inhabilitación
durante determinado periodo.
30. 2. la tradición hispánica fue menos evidente pero no por ello de menor
importancia después de tres siglos de dominación política, económica y
cultural, y la que, al combinarse con el paradigma norteamericano, adquirió
características peculiares. Por una parte, desde la época colonial (y en ello
coincide de cierta manera en la influencia angloamericana), existió una
corriente judicialista apoyada por el Consejo de Indias, en beneficio de las
Audiencias, las cuales conocían de los actos y resoluciones de los virreyes,
capitanes generales y otras autoridades administrativas.
31. En segundo lugar, la Constitución española promulgada en Cádiz el 18 de
marzo de 1812, que tuvo vigencia en México de manera esporádica debido a
la revolución de independencia y su desconocimiento por parte de Fernando
VII, tuvo un gran predicamento en varias de nuestras Constituciones,
especialmente por lo que se refiere a la preeminencia del organismo legislativo
en el conocimiento de las violaciones de carácter constitucional.
32. También debe señalarse que el nombre mismo del juicio de amparo,
castizo, evocador y legendario según la certera frase del ilustre
constitucionalista mexicano F. Tena ramíreZ, proviene de antecedentes
castellanos y aragoneses.
33. la tradición jurídica francesa dejó una huella transitoria en algunas de las
Constituciones mexicanas elaboradas por la corriente conservadora, la cual
contrariamente a la de carácter liberal y federalista que se inspiró en el
Derecho de los Estados Unidos, trató de implantar en nuestro país el
centralismo europeo cuyo paradigma era Francia, y cuya huella más
importante en el campo de las garantías constitucionales se descubre en la
imitación del Senado Conservador de la Carta francesa del año VIII, a través
del llamado Supremo Poder Conservador introducido en las leyes
constitucionales de 1836 . También se advierte influencia en el sector del
amparo denominado «amparo casación» o «am- paro judicial», es decir,
nuestro amparo directo en contra de resoluciones definitivas de los tribunales
superiores de justicia de las entidades federativas.

b) Evolución interna
34. La primera Constitución que tuvo vigencia, así fuera sólo en el territorio
dominado por los insurgentes que luchaban por la independencia, fue el
Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana,
sancionado en Apatzingán el 22 de octubre de 1814, en el cual se advierte la
influencia de la Constitución española de Cádiz, en una doble dirección;
por una parte a través del juicio de responsabilidad de los altos funcionarios
por delitos oficiales, entre ellos las violaciones de carácter constitucional, la
que se seguía en dos etapas, la primera ante el organismo legislativo, el que
debía decidir si procedía la consignación (arts. 120 y 126 del citado Decreto
constitucional) y el proceso criminal ante el llamado Tribunal de Residencia de
acuerdo con la tradición colonial (art. 227) o bien ante el Supremo Tribunal de
Justicia (art. 147), cuando se trataba de los secretarios del Supremo Gobierno.
35. El segundo aspecto que puede destacarse como antecedente de las
garantías constitucionales es el relativo a la facultad de los ciudadanos para
reclamar las infracciones de la Constitución, que podemos descubrirlo en una
disposición escondida en la parte final del artículo 237 del citado Decreto
Constitucional de Apatzingán y que se refería a la irreformabilidad de las bases
esenciales de la forma de gobierno consagrada por el mismo Decreto, en tanto
no se redactara la Constitución definitiva; precepto en el cual se estableció:
«Cualquier ciudadano tendrá derecho para reclamar las infracciones que
notare» (se entiende, de dicha Carta constitucional).
36. No se determina en dicho precepto ante qué autoridad se podía formular
la reclamación ni el procedimiento para tramitarla, pero sí toma en
consideración que se inspiró de manera evidente en el artículo 373 de la
Constitución española de 1812, de acuerdo con el cual: «Todo español tiene
derecho de re- presentar a las Cortes o al rey para reclamar la observancia de
la Constitución»; puede concluirse en el sentido de que la denuncia hubiera
podido hacerse tanto ante el Congreso como ante el poder ejecutivo (este
último de carácter colectivo, según el art. 132 de la Ley Constitucional de
1814).
37. Esto no significa que los constituyentes que redactaron el documento
político promulgado en Apatzingán tuvieron el propósito preciso de establecer
un procedimiento destinado a la tutela de los derechos fundamentales
consagrados en la misma (que se tomaron de las Constituciones francesas de
1791 y 1793), ya que en esa época existía la creencia romántica de que la
garantía de los derechos consistía en su consagración constitucional; pero
indirectamente hubiera podido llegarse a dicho resultado, como ocurrió en
España con fundamento en el referido artículo 373 de la Carta de 1812.
38. En efecto, como lo han puesto de relieve los juristas V. F airÉn GuiLLÉn y J.
BarraGán BarraGán, se advierte la situación provocada por las numerosas
reclamaciones de los ciudadanos contra las violaciones a la citada
Constitución española efectuada por diversas autoridades en perjuicio de sus
derechos funda- mentales, y que motivó la elaboración del proyecto
presentado a las Cortes el 12 de julio de 1813, en el cual se encomendó el
conocimiento de los delitos contra dicha Ley Suprema a la jurisdicción
ordinaria.
39. Se advierte la influencia del Derecho público francés en el proyecto
presentado al Congreso el 16 de mayo de 1813, denominado «Plan de la
Constitución Política de la Nación Mexicana», suscrito por el diputado José del
Valle y otros representantes, y en cuya base 8, se propuso la creación de un
Senado Conservador, si se toma en cuenta que entre sus facultades se
encontraban las de: «Celar la conservación del sistema constitucional»;
también reclamar al Congreso nacional las leyes que fuesen contrarias a la
Constitución o que no fuesen discutidas o aprobadas en la forma que la misma
prescribiera; así como juzgar a los altos funcionarios del Estado.
LA JURISDICCIÓN EN EL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

(EQUIPO #5)

Asentamiento de la justicia Constitucional

Analizaremos este acontecimiento en Tres etapas:

La primera etapa tenemos el control de tipo jurisdiccional no fue admitido, y en lugar


se desarrollaron sistemas de control estrictamente político.

En una segunda etapa tenemos el proceso de aceptación de los mecanismos de


control jurisdiccional, el cual se divide en dos: Concentrado y Difuso

Control jurisdiccional: La competencia específica de los órganos del Poder


Judicial de la Federación del análisis de constitucionalidad, convencionalidad de
leyes y de determinar si la disposición de carácter general impugnada expresamente
es o no contraria a la Constitución y a los tratados internacionales

Difuso y concentrado: Es el que ejercen el resto de los Jueces del país, en los
procesos ordinarios, se constriñe a dilucidar el conflicto con base en los hechos,
argumentaciones, pruebas y alegatos de las partes, dando cumplimiento a las
garantías de audiencia, legalidad, debido proceso y acceso a la impartición de
justicia.

Como tercera etapa tenemos el proceso de gestación de modelos mixtos.

Este proceso tiene su origen en la combinación de los dos modelos originarios y de


la experiencia de cada país en particular

Por último, observaremos el “Proceso de expansión de tipo funcional” el cual se


refiere a la incursión de la justicia constitucional en áreas novedosas otrora vedadas
a su actividad.

Desarrollo institucional.

El desarrollo constitucional ha elevado a nuevas dimensiones el significado de la


idea de fuerza normativa de la constitución, cuya labor ha permitido abandonar la
idea de la constitución como un programa político. En opinión de Pérez Tremps: “La
justicia constitucional ha conducido a una cierta transformación del ordenamiento
que se ve impregnado por principios y valores constitucionales merced, en especial,
a la actuación diaria de la justicia constitucional”.

La jurisdicción constitucional ha logrado afianzarse hasta ser identificada por


algunos en la actualidad, no solo como el paradigma de control constitucional,
permitiendo la existencia de constituciones garantizadas, sirviendo de antídoto de
la falta de control, tal como establece Aragón. Por otro lado, gracias al trabajo de
estudiosos como Hamilton, John Marhall, Marcbury, abrieron paso a uno de los dos
sistemas originarios de la jurisdicción constitucional conocido como modelo
americano o difuso.

En Europa, el control jurisdiccional de la constitución no sería receptado, hasta


muchos años después, entre las razones de ello son:

 La sacralización de la Ley
 La incapacidad del juez ordinario para ejercer la justicia constitucional.
 La ausencia de unidad de jurisdicción y la insuficiente rigidez de la
constitución.
El control jurisdiccional de la constitución no pudo establecerse sino hasta la primera
posguerra, que, a la luz de Hans Kelsen, y se establecieran las baes de esta en la
constitución Checoslovaca de 1920. Concluida la segunda guerra mundial, se
inauguró una segunda etapa de asentamiento de la justicia constitucional,
conformada por los casos de: Italia, la República Federal de Alemania, Yugoslavia
y Francia.

Los países latinoamericanos optarían en un principio por el establecimiento del


control constitucional denominado político y no jurisdiccional copiado de algunas
constituciones francesas. Por lo tanto, la influencia jurídica europea
posrevolucionaria es completamente notoria.

Algunos casos son. Brasil (constitución 1824), Bolivia (constitución de 1826 y 1831),
Chile (carta fundamental de 1833).

CONTROL CONSTITUCIONAL
Principio de control constitucional: regla que garantiza que la Constitución
prevalecerá en su aplicación sobre las leyes o normas inferiores del ordenamiento

El control político de la constitucionalidad


de las leyes es llevado por un organismo
diferente a los organismos judiciales
Control ordinarios. Por ejemplo pueden ser llevados
a cabo: por el Congreso, por un tribunal, u
político otro cualquier órgano establecido por ley.
En nuestro país ese órgano es el Tribunal
Principio de Constitucional.
control
constitucional El control constitucional es llevado por
los tribunales judiciales ordinarios.
Control Cualquier juez puede declarar la
judicial inconstitucionalidad por la no aplicación
de la ley impugnada. Se divide en
concentrado y difuso.

jurídico.

CONTROL JUDICIAL

Difuso (o desconcentrado): cualquier juez puede realizar la verificación de


constitucionalidad.
Concentrado (o especializado): Implica que el Control Constitucional sea
ejercido por un Tribunal que cumpla dicha función para lo cual es necesario el
uso de la acción de inconstitucionalidad y el resultado es la extinción de la norma
demandada a través de la declaratoria de inconstitucionalidad.
LA RECEPCIÓN DE LOS MODELOS DE CONTROL JURISDICCIONAL

Venezuela

La carta constitucional venezolana de 1811 estableció una cláusula de supremacía


constitucional, similar a la contenida en la constitución de Estados Unidos.
Facultaba a los jueces a conocer en los asuntos contenciosos civiles y criminales
que se deriven del contenido de la constitución. Existió la potestad de control
constitucional en manos de los jueces desde 1811.

Guatemala
Entre 1838 y 1845, contemplo normativamente mediante el decreto de la Asamblea
Legislativa del Estado, el control difuso constitucionalidad. Pero fue abrogado, se
prohibió expresamente que los tribunales pudieran revisar los actos de los poderes
legislativo y ejecutivo.

Siglo segunda mitad del s. XIX

Latinoamérica comienza a contemplar en diversos sistemas, el control judicial de


constitucionalidad de las leyes.

Yucatán

La primera carta constitucional que estableció la revisión judicial de


constitucionalidad de las leyes fue la del Estado de Yucatán de 1841 a instancias
de Manuel Crescencio Rejón. Se diseñaron los rasgos principales del juicio de
amparo que luego fue llevado a nivel federal al ser recogido por el acta constitutiva
de reformas de 1847 a la constitución de 1824 y luego en la de 1857 para llegar a
la de 1917.

Argentina

Superadas las permanentes crisis que impidieron la organización nacional durante


gran parte del siglo XIX el control jurisdiccional de la constitucionalidad de las leyes
fue receptado en su vertiente difusa por vía pretoriana en el caso Sojo, fallado por
la Corte Suprema de la Nación el 22 de septiembre de 1887.

Brasil

En su constitución republicana de 1891 y con una fuerte influencia norteamericana,


establece las reglas básicas para el control jurisdiccional de la constitución, optando
por el sistema difuso.

 La idea de control jurisdiccional se convertía en una realidad textual a nivel


constitucional, se apreció una marcada tendencia hacia la concentración, esta
tarea fue encargada a las altas cortes de los estados, con excepción de Brasil y
Argentina, países con los cuales aún se mantiene el control difuso y en México
que a la postre, concentraría dicho control, aunque en menor grado, en el Poder
Judicial Federal en demérito de las jurisdicciones locales.

Venezuela

La constitución venezolana de 1858 acogió el control objetivo de constitucionalidad


a través de un instrumento procesal consistente en la acción popular, atribuyendo a
la Corte Suprema competencia exclusiva para declarar la nulidad de los actos
legislativos sancionados por las legislaturas provinciales a petición de cualquier
ciudadano. Esta constitución es pionera en el establecimiento de control
jurisdiccional concentrado de la constitucionalidad de las leyes.

Yucatán

La constitución yucateca de 184, no escapo de tal tendencia, por cuanto el amparo,


debía interponerse directamente ante el pleno de la Suprema Corte de Justicia del
Estado cuando se tratara de impugnar leyes y decretos de la legislatura o contra
providencias del gobernador, en cambio, cuando se tratara de la impugnación de
actos violatorios de derechos fundamentales provenientes de funcionarios
administrativos debía impetrase ante los jueces de primera instancia y cuando el
acto atacado proviniese de los propios jueces, la impugnación debía dirigirse a sus
superiores, es decir, a las salas de la Suprema Corte del Estado.

Modelos de recepción del control jurisdiccional

Corte Suprema de Uruguay:

 Opta por concentrar el control en un tribunal específico pasando de


un sistema difuso a uno concentrado, aunque ese tribunal continúe
atendiendo asuntos ordinarios.
Provincia de Río Negro, República de Argentina:

 Han combinado la existencia de un control difuso con características propias


de sistema concentrado en lo relativo a sus efectos.
 Además de preservar la posibilidad de que todos los jueces declaren la
inconstitucionalidad de una norma infra constitucional, y si el superior tribunal
de justicia declara tres veces consecutivas su inconstitucionalidad se puede
declarar abrogada.
Sistema Mixto. Venezuela:

 En la constitución de 1999, luego de establecer que todos los jueces deben


hacer prevalecer las disposiciones de la constitución federal por sobre las
normas inferiores aun de oficio, dispone que la Sala Constitucional del
Superior Tribunal de Justicia como máximo y último interprete de la
constitución, tiene competencia para declarar la nulidad total o parcial de las
leyes nacionales o estaduales, así como de las constituciones estaduales
opuestas a la Constitución Federal.
Tribunal constitucional:

 Los altos órganos judiciales o jurisdiccionales situados dentro o fuera del


poder judicial, independientemente de su denominación, cuya función
material esencialmente consista en la resolución de los litigios o conflictos
derivados de la interpretación o aplicación directa de la normativa
constitucional.
Tribunales fuera del poder judicial:

 Chile
 Ecuador
 Guatemala
 Perú
Tribunales dentro del poder judicial:

 Bolivia
 Colombia
Salas constitucionales que forman parte de las Cortes Supremas:

 El salvador
 Costa Rica
 Paraguay
 Nicaragua
 Honduras
 Venezuela
Tribunales supremos que realizan funciones de tribunales constitucionales:

 Argentina
 México
 Panamá
 Uruguay

Equipo 6 Resumen

INTRODUCCION.
 1.-La jurisdicción constitucional se ha incorporado en los diversos sistemas
constitucionales latinoamericanos hasta ser hoy en día asumida como una
institución consustancial al constitucionalismo mexicano .
 2.-Dieter Nohlen nos sugiere un esquema para analizar las relaciones entre
la jurisdicción constitucional y la consolidación democrática.
 Esto es un análisis del papel real de la jurisdicción constitucional, más allá de
cuan difundida se encuentre desde un punto de vista institucional.
 En este capítulo el fin es mostrar que en algunos sistemas jurídicos el sistema
jurisdiccional está asumiendo un nuevo rol, interviniendo en áreas antes
vedadas a su conocimiento, soslayando antiguas restricciones impuestas.
Razones para la expansión jurisdiccional constitucional
 Sin hacer referencia a un sistema en concreto la Doctrina denomina a este
nuevo rol de jurisdicción como la expansión del poder de los jueces.
Una de las razones de la expansión funcional de la jurisdicción constitucional
consiste en el debilitamiento de la tradicional categoría de las cuestiones políticas
no justiciables.

 Se ha permitido a los jueces asumir el nuevo rol que hoy desempeñan.
 Estas razones han sido sistematizadas por Vigo mediante una serie de
diadas conceptuales:
 1.-De la cultura de la ley a la del Derecho.
 2.-Del normativismo al principialísmo.
 3.-De la validez jurídica a la validez ética.
 4.-Del legalismo al constitucionalismo.
 La sola asunción de la fuerza normativa de la constitución, como conjunto de
normas directamente aplicables sin necesidad de intermediaciones posiciona
a los jueces en un nuevo papel.
 Este nuevo rol de los jueces ha venido acompañado de una serie de
modificaciones institucionales en los diversos sistemas jurídicos.
 También existen razones exógenas que dieron paso a este nuevo rol para
los jueces. Tal el caso de la crisis de la representación política que entre otros
efectos ha generado que ante la renuencia de los poderes políticos
tradicionales, los ciudadanos recurran a las instancias jurisdiccionales,
generando así un "desplazamiento de competencias".
 Ran Hirschl
 Sugiere que el incremento del poder de los jueces se debe a una razón
estratégica concebida por las elites políticas consistente en aislar el
tratamiento de ciertos asuntos de las presiones populares.
 Dicho aislamiento se logra trasladando ciertas cuestiones de alta política de
los cuerpos políticos mas sometidos a presiones directas, al poder judicial.
 Esto permite a actores políticos representativos refugiarse en las cortes y
evitar el costo de ciertas decisiones morales o políticas.

El debilitamiento de la categoría de las cuestiones políticas.


Concepto
■ Las denominadas cuestiones políticas son aquellas cuestiones no
justiciables y a su vez las cuestiones no justiciables, son las que se
consideran cuestiones políticas.
■ En pocas palabras podemos decir que son aquellas que están exentas de
control judicial y por ende del control de constitucionalidad
■ Loewenstein apunta que una cuestión se define como política por ser una
cuestión que hace referencia a la “posesión del poder político, de la
soberanía, del gobierno y sobre lo cual decide el congreso y el presidente y
cuyos acuerdos ligan a los tribunales”
■ Criterios referidos a las cuestiones políticas y la consecuente actitud, que de
acuerdo a cada criterio, debería adoptar el juzgador
■ Posición de la judiciabilidad plena: de acuerdo a la cual toda actividad de los
restantes poderes debería estar sometido al escrutinio del poder judicial
■ En segundo lugar, podemos identificar la postura tradicional al respecto y de
acuerdo a la cual, las facultades privativas quedarían exentas del control
judicial
■ Por ultimo, pudiéramos identificar una posición que, con apego a lo que el
texto constitucional pudiera establecer y con la intención de morigerar los
efectos de asumir la posición de la judiciabilidad plena, hace recaer en el
juez, un gran ejercicio de prudencia al enfrentarse ante este tipo de
cuestiones y deposita entonces en el, el control sobre las fronteras de ésta
categoría

NUEVOS RUMBOS PARA LA JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL


■ Como muestra de expansión funcional requerida hemos seleccionado dos
casos correspondientes a dos países en los cuales y sobre ciertos delicados
temas.
■ En primer lugar comentaremos una resolución de la Corte Suprema de la
Argentina referida la revisión de decisiones políticas sobre la forma de
afrontar las graves violaciones a los Derechos Humanos cometidas por el
régimen militar.
■ La Corte Suprema de la nación Argentina y la revisión del pasado
■ Con la caída del régimen militar y la llegada de la democracia en 1983 la
Argentina se vio en la necesidad y ante la obligación de afrontar su pasado
cercano y los graves crímenes cometidos por el régimen militar
■ El nuevo gobierno encabezado por Raúl Alfonsín había prometido durante la
campaña, que su gobierno no daría la espalda al pasado y que los culpables
de los crímenes serían juzgados. La política del gobierno se apoyó entonces
sobre una posición retribucionista Aunque moderada, pues Malamd. La
estrategia originaria consistió en juzgar sólo a quienes habían diseñado el
plan represor y a los autores de los hechos más aberrantes
■ El gobierno finalmente cedió a las presiones castrenses y envió al congreso
dos proyectos de ley cuya finalidad consiste en detener la persecución penal
y limitar su ámbito personal
■ La segunda ley estableció la eximente de obediencia debida, de modo que
''salvó quienes hubieren actuado como jefes de área o de alguna fuerza de
seguridad quedaba amparados de persecución penal los oficiales con Rango
inferior al del General.
■ La ratio legis de ambas leyes, consistió en el establecimiento de una amnistía
concebida por el legislador como ''la única vía posible para preservar la paz
social y ponderada como un buen superior y más valioso que la.
Continuación de la persecución penal''
■ De acuerdo a la Corte Suprema, a partir del caso Barrios altos, se han
impuesto severos límites a la Facultad de amnistiar hechos como los
alcanzados por las leyes de obediencia debida y punto final. Atacando
directamente la radio leyes de ambas leyes y los argumentos Morales de su
anterior decisión, sostuvo que ''toda regulación de derecho interno que
invocando razones de pacificación nacional, disponga el otorgamiento de
cualquier forma de amnistía que deje impunes violaciones graves a los
Derechos Humanos, es contraria a claras y obligatorias disposiciones de
derecho internacional y debe ser efectivamente suprimidas''
■ En consecuencia la corte decidió invalidar las leyes de obediencia debida y
punto final y así impedir que ellas se erijan como obstáculo para perseguir
penalmente a los autores del secuestro y desaparición de los padres de la
menor
■ Así, dispuso que los autores de los hechos, no podrán invocar el amparo de
las leyes comentadas ni otras garantías tales como la prohibición de
retroactividad de la ley penal más benigna ni la cosa juzgada.
■ Sin embargo esta posible interpretación presenta a su vez, matices
importantes.
La Sala Constitucional de la Corte Suprema de Costa Rica y el control
de las relaciones exteriores.
■ El 19 de Marzo de 2003, el poder ejecutivo de la republica de Costa Rica,
emitió un comunicado de apoyo a la alianza internacional, encabezada por
E.U.A., Gran Bretaña y España surgida luego de los ataques terroristas del
11 de septiembre del 2001 que estaba llevando acciones bélicas contra Irak.
■ Este comunicado motivó que Costa Rica fuera incluida en la lista de países
que conforman la coalición que realiza operaciones armadas en Irak. Contra
este acto, el colegio de abogados de Costa Rica y algunos ciudadanos
presentaron sendas acciones de inconstitucionalidad que fueron acumuladas
para su tratamiento por parte de la Sala Constitucional de la Corte Suprema
de Justicia de Costa Rica.
■ Las acciones adujeron diversas violaciones a la constitución de Costa Rica,
así como también el derecho internacional, a continuación veremos tales
acciones:
■ 1- El acto violó el derecho del pueblo costarricense a la autodeterminación y
el principio democrático pues desde 1949, el pueblo de Costa Rica ha elegido
autodeterminarse como un pueblo pacifista.
■ 2- Los artículos 140 incisos 6 y 149 de la Constitución, al poner en peligro la
tranquilidad de la Nación, por cuanto este acto se puede equiparar a una
declaración de guerra en contra de Irak que además escapa de las
atribuciones del poder ejecutivo, con lo cual además violaría el artículo 121
incisos 6 y 147 inciso 1 de la Constitución.
■ 3- El artículo 20 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que
prohíbe la propaganda a favor de la guerra.
■ 4- Resultó también violado el artículo 7 de la Constitución pues este acto va
en contra de la proclama de neutralidad suscrita por el Estado en 1933.
■ Por ultimo se alegó que este acto es incongruente en relación a los
lineamientos de la política exterior de Costa Rica.
■ En su historia, Costa Rica es un país pacifista y que el valor paz debe ser
parámetro de constitucionalidad por ser una condición esencial para el
disfrute de los derechos fundamentales y por tanto integra el derecho de la
constitución.
■ La sala decidió aglutinarse los diversos conceptos de violación esgrimidos en
dos puntos torales. En primer lugar, analiza si el acto impugnado es o no una
declaración de guerra. En segundo lugar, se interroga si la paz es
efectivamente un valor constitucional y en tal caso, si el mismo ha sido
violado por el poder ejecutivo.
■ En relación al primer asunto, la sala entiende que el acto no ha consistido en
una declaración de guerra, ni siquiera de forma implícita, concentró entonces
su estudio en establecer si el acto se ajusta con el derecho de la Constitución
en su aspecto material a la luz de la posible vulneración de la paz como valor
constitucional.
■ La sala identifica que en los argumentos de las diversas acciones
acumuladas la presencia de la paz como un valor constitucional, entendiendo
de tal forma que el bloque normativo constitucional es entendido y actuado
en la realidad por la sociedad. La sala concuerda con esta alegación y lo
hace en función de ciertos hechos y decisiones institucionales que han
marcado el devenir histórico de Costa Rica. El pueblo costarricense ha
decidido desde 1949, adoptar la paz como valor rector de la sociedad, que
dicho compromiso ha sido apuntalado por varias decisiones de este tribunal
y que mediante la ratificación de diversos instrumentos internacionales,
Costa Rica ha reafirmado la presencia del valor de la paz como principio
fundante de su ordenamiento.
■ Hasta aquí a la sala le resta dilucidar si el acto del poder ejecutivo ha violado
el valor paz y en consecuencia la constitución viviente de Costa Rica. Todos
concuerdan en que existe un valor constitucional consistente en la promoción
de la paz y que las acciones del ejecutivo deben en todo apegarse a dicho
valor y respetarlo en sus actuaciones; la discrepancia radica entonces en si
las actuaciones discutidas en particular son o no consonantes con ese valor
de rango constitucional.
■ La sala propone distinguir los fines de la alianza y los medios empleados por
ella para consecución de aquellos, indica que debemos aceptar que la
existencia de fines constitucionalmente justos no valida ni justifica cualquier
medio para conseguirlos, por ellos, aunque el fin sea legitimo, siempre deben
analizarse los medios empleados y su concordancia con los valores
constitucionales.
■ El poder ejecutivo ha apoyado de manera explicita e incondicionada a la
alianza y no se aprecia que el Gobierno hubiera diferenciado entre los medios
y los fines, brindado su apoyo a estos últimos y guardando reserva en cuanto
a los primeros, por ellos se debe asumir que el apoyo fue tanto a medios
como a fines. Esto resulta de fundamental importancia pues uno de los
medios empleados por la alianza han sido las acciones bélicas.
■ La sala declaró inconstitucional al acto del poder ejecutivo y ordenó al
Gobierno que en el futuro, respete los mecanismos internacionales para
apoyar acciones armadas.
Conclusión
• La justicia constitucional ha superado el “test de aceptación” , dicha
aceptación se ha generado por el impulso de los actores políticos han dado
a las diversas reformas que en Latinoamérica han permitido lo que aquí
denominamos el desarrollo institucional de la justicia constitucional.
• La constitucionalización del ordenamiento jurídico , el desarrollo del derecho
internacional y regional de los Derechos Humanos y otros cambios de corte
epistémico, tales como la búsqueda por la validez sustancial del derecho,
han provocado la necesidad de adecuación de las decisiones y actos con
criterios materiales y ya no solo estrictamente formales.

Equipo #7
JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL
Es la potestad que tenían los jueces y tribunales de pronunciarse sobre
temas constitucionales.
Esta potestad no la otorgan a los jueces las leyes que regulan su función, sino que,
a diferencia de sus facultades normales, es otorgada por la misma Constitución.

Origen: Inició con las reformas de agosto de 1987 a la constitución federal, cuando
se modificó de manera sustancial el ámbito de competencias de la Suprema Corte.
Requisitos y condiciones para la jurisdicción constitucional:
• Factores políticos
• Económicos
• Sociales
Requisitos irrenunciables:
Tiene que existir un Estado constitucional. Pues, la jurisdicción constitucional
presupone la constitucionalidad de la estructura del Estado. Sin constitución en el
sentido material del concepto no habrá constitucionalidad ni jurisdicción
constitucional. Los requisitos son:
1. Derechos humanos
2. Principio democrático
3. Separación de poderes

Existe una intensa relación recíproca entre democracia y jurisdicción constitucional.


La autoridad de los tribunales constitucionales depende de la autoridad de la
constitución. La jurisdicción constitucional tiene efecto sobre la consolidación de la
democracia.
Si deseamos precisar jurídicamente los límites de la jurisdicción constitucional,
debemos articularlos con el cuidado de no invadir la libertad de configuración de
otros órgan9os estatales, especialmente del legislador
El principio democrático.

• Schneider dice que “los límites de la jurisdicción constitucional son idénticos


a los de la interpretación constitucional”.

LA INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL Y LOS LÍMITES DE LA


JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL

Si deseamos precisar jurídicamente los límites de la jurisdicción constitucional,


debemos articularlos con el cuidado que deben tener los tribunales constitucionales
de no invadir la libertad de configuración de los otros órganos estatales,
especialmente del legislador.

Sin embargo, el problema no se resuelve apelando a un criterio pragmático, como


el adoptado por el Supreme Court de los Estados Unidos, según el cual " The only
check upon our own exercise of power is our own sense of self restraint .Aunque
este principio de la autolimitación judicial puede ser una recomendable regla de
conducta para los jueces constitucionales, su aceptación irrestricta implica
reconocer que el derecho constitucional es incapaz de organizar un gobierno de las
leyes y no de los hombres.

Por consiguiente y como acertadamente afirma el profesor Rubio Llorente "Las


deficiencias de la teoría sólo pueden ser remediadas mediante la construcción
teórica. Dentro de este orden de ideas, sigue siendo válida la afirmación de
Schneider en el sentido de que "los límites de la jurisdicción constitucional son
idénticos a los de la interpretación constitucional, esto es, a la posibilidad de dar una
interpretación aceptable a una norma siguiendo determinadas reglas
hermenéuticas. De donde se deduce que es necesario analizar el tema de los límites
de la jurisdicción constitucional en una sólida teoría de la Constitución. En el siglo
XX esa exigencia sólo encuentra respuesta en la teoría jurídica de la democracia,
es decir, de la Constitución democrática, pues sólo de esa forma lograremos
precisar jurídicamente los conceptos del derecho de la Constitución. A partir de tal
precisión jurídica, los tribunales constitucionales podrán ejercer su función de
intérpretes supremos de la Constitución, pues sólo puede hablarse de interpretación
constitucional "cuando debe darse respuesta a una cuestión constitucional que la
Constitución no permite resolver de manera concluyente. Y para dar una respuesta
jurídicamente correcta, que no invada las funciones propias de otros órganos
estatales, es menester que la teoría de la Constitución haya sido decantada de
manera precisa.

INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL Y TEORÍA DEMOCRÁTICA DE LA


CONSTITUCIÓN

Como ha sido puesto de relieve, "Una teoría de la Constitución `constitucionalmente


adecuada' (Bockernforde) exige una teoría de la interpretación constitucional
`principalista' o `valorativa', necesariamente".De lo anterior se deduce que es
necesario que la doctrina elabore una sólida teoría de la Constitución, que sirva
como criterio de interpretación, proporcionando puntos de vista orientadores y
estructuras dogmáticas adecuadas. Dentro de este orden de ideas cabe afirmar, si
entendemos con Hesse que interpretar es "concretizar” que para ello se requiere
previamente "comprender", es decir, comprender la norma dentro de un sistema no
sólo normativo sino también de categorías teóricas que le dan significado, que le
prestan coherencia.

Dado que las normas constitucionales son a veces abiertas y, otras, están preñadas
de valores materiales, es necesaria una previa teoría constitucional, pues el
intérprete debe necesariamente contar con todo un bagaje teórico y doctrinario que
facilite su tarea de precisar el significado "constitucionalmente adecuado", o de
convertir en principios jurídicos eficaces los valores contenidos en ella o establecer
las conexiones lógicas y necesarias que existan, entre unos y otros, en relación con
el caso concreto sometido a decisión.

La teoría de la Constitución, en suma, debería suministrarle al intérprete


constitucional -especialmente a los tribunales constitucionales- las categorías
jurídicas que le impidan ejercer potestades de naturaleza política, es decir, que le
limiten su libertad política de valoración. Con ello se evitaría caer, como ha ocurrido
históricamente con bastante frecuencia, en un inconveniente activismo judicial.

En efecto, los jueces y tribunales constitucionales no tienen libertad para inventar


normas jurídicas, sino únicamente para "concretizar" su significado dentro del
sistema normativo al que pertenecen, precisando sus alcances. Para ello, es
necesario que exista previamente, como he dicho antes, una teoría de la
Constitución "adecuada", con el fin de evitar no sólo una ilegítima usurpación de las
potestades de otros órganos estatales -especialmente del Parlamento- sino,
también, de entrar en contradicción con el ordenamiento constitucional vigente y
atentar contra la seguridad jurídica.

Al existir una teoría de la Constitución "adecuada" es claro que los valores


constitucionales serían interpretados conforme a categorías jurídicas y no políticas,
sin olvidarnos, desde luego, que toda interpretación constitucional tiene una
particular orientación política a la cual no puede sustraerse.

En otros términos, si bien es cierto que los tribunales constitucionales no pueden


soslayar olímpicamente las innegables consecuencias políticas de sus decisiones,
tampoco deben olvidar que son jueces y, por lo tanto, sus razonamientos deben
enmarcarse dentro de criterios y categorías estrictamente jurídicas. Tales criterios
jurídicos, repito, sólo pueden ser suministrados por una teoría de la Constitución
democrática, sólida y coherente.

LOS LÍMITES DE LA JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL

Los límites de la jurisdicción constitucional están íntimamente relacionados con la


naturaleza y extensión de las atribuciones de los tribunales constitucionales.
En primer lugar, debe afirmarse, sin dudas, que los tribunales constitucionales son
una especie de poderes neutros, cuya actividad se limita a sostener la efectividad
del sistema constitucional respectivo, lo que implica que no puede cambiarlo ni
mucho menos impedir su reforma.

La jurisdicción constitucional, en consecuencia, no sólo puede impedir la reforma


constitucional, sino que es la encargada de garantizar que ella se haga por los
cauces establecidos en la propia Constitución.
La jurisdicción constitucional es la defensora de la Constitución, en el sentido de
que constituye no sólo su garantía y protectora, sino que, además, hace posible su
desarrollo y adaptación a lo largo de los años. Desde este punto de vista, la
jurisdicción constitucional se convierte en una especie de fideicomisario del poder
constituyente, con el encargo específico de mantener sus principios materiales y de
lograr que los demás poderes constituidos no se salgan de la órbita de las
competencias fijadas por aquél.

Dado que la legitimidad de los tribunales constitucionales deriva del poder


constituyente y, en consecuencia, participa parcialmente del ejercicio de la
soberanía, es evidente que tales tribunales están sujetos a que el poder
constituyente pueda modificar, en cualquier momento, su competencia e, inclusive,
eliminarla.

En los Estados Unidos tenemos claros ejemplos de ello, cuando a raíz de algunos
fallos controversiales de la Supreme Court, el Senado ha ejercitado, en cuatro
ocasiones diferentes, el poder de reforma constitucional para dejarlos sin efecto,
dado que, en su criterio, implicaban transformaciones importantes en el balance de
poderes dentro del sistema de gobierno norteamericano.
El límite del poder interpretador de los tribunales constitucionales es un presupuesto
de la función racionalizadora, estabilizadora y limitadora que le corresponde a la
Constitución. Si bien dicha función admite la posibilidad de un cambio constitucional
por medio de la interpretación, también excluye el quebrantamiento constitucional,
es decir, la desviación del texto en un caso concreto, y la reforma de la Constitución
por medio de la interpretación. Como dice Hesse, "Allí donde el intérprete se impone
a la Constitución deja de interpretarla para cambiarla o quebrantarla".
CONCLUSIÓN

Los límites del poder interpretador de la Constitución están determinados por la


condición de órgano constituido de los tribunales constitucionales, lo que les impide
reformarla mediante procedimientos diversos de los expresamente autorizados por
aquélla.

El principio norteamericano de la "living Constitution" sólo es posible entenderlo


como actualización jurídica del texto constitucional conforme a las coordenadas
tiempo y espacio, no como la modificación de sus contenidos materiales, pues para
ello existe el poder reformador de la Constitución, que es una función de naturaleza
política y, por tanto, diversa de la función jurídica que compete a los tribunales
constitucionales de concretizar el contenido de las normas, principios y valores
constitucionales.
Sin embargo, esa labor de concretización no puede realizarse sin la existencia
previa de una sólida y coherente teoría del derecho de la Constitución.
Esa teoría del derecho de la Constitución, como lo indicamos supra, debe
necesariamente fundarse en el principio democrático, pues sólo el desarrollo de
éste, en todas sus ricas implicaciones jurídicas, puede asegurar, de manera
simultánea, que los principios y valores constitucionales se interpreten conforme a
categorías jurídicas y no políticas, y que el juez constitucional no se constituya en
sustituto del legislador.

Paralelamente, sólo la existencia de una teoría coherente de la Constitución, basada


sobre el principio democrático, puede impedir que los tribunales constitucionales
caigan en el activismo judicial, puesto que, si los preceptos y los principios
constitucionales se encuentran fundados en una sólida teoría de aquel derecho, es
evidente que el margen de discrecionalidad de los jueces constitucionales se vería
sustancialmente reducido. La interpretación constitucional requiere argumentación
y motivaciones jurídicas, concretización conforme al ordenamiento y no sustitución
del legislador.

La finalidad de la justicia, en el ámbito constitucional, consiste, por lo tanto, en que


las disposiciones, principios y valores constitucionales se interpreten "en estricta
conformidad con el derecho de la Constitución", o sea en congruencia con aquel
conjunto doctrinario coherente, de naturaleza estrictamente jurídica, que
corresponde crear y sistematizar a la ciencia del derecho con base en los principios
que informan el sistema democrático de gobierno.

De ahí que, en última instancia, el principio democrático se erige en el límite


supremo de la jurisdicción constitucional.
CONTROL JURISDICCIONAL DE LA CONSTITUCIÒN
EQUIPO NO.8
El control de constitucionalidad es el conjunto de recursos jurídicos diseñados para
verificar la correspondencia entre los actos emitidos por quienes decretan el poder
y la Constitución, anulándolos cuando aquellos quebranten los principios
constitucionales. Dicho de otra forma, el control de constitucionalidad es el conjunto
de herramientas jurídicas por el cual, para asegurar el cumplimiento de las normas
constitucionales, se realiza un procedimiento de revisión de los actos de autoridad,
incluyendo normas generales, y en caso de contradicción con la Constitución se
procede a la invalidación de las normas de rango inferior que no hayan sido hechas
en conformidad con aquellas. El fundamento de este control es el mantenimiento
del Principio de Supremacía Constitucional.
El control de constitucionalidad tiene como fundamento el principio de supremacía
constitucional, esto es que la Constitución de un país es la norma de mayor jerarquía
a la cual deben sujetarse las normas de rango inferior, entendiéndose por tales a
las leyes dictadas por el parlamento, los decretos y demás resoluciones dados por
el Poder Ejecutivo o por entidades autárquicas y las sentencias y demás
resoluciones de los jueces, por lo cual las normas que presuntamente no se ajusten
al texto o normas constitucionales serán sometidas a este procedimiento.
La Constitución es un documento de origen político cuya estructuración y
consecuencias son jurídicas, puesto que la misma, derivado de su naturaleza
suprema y supra legal, genera efectos que irradian en todo el sistema jurídico que,
a su vez, es el resultado de dicho documento supremo. Por ejemplo, tenemos que
es la Constitución quien determina el contenido material y formal del orden jurídico
que se origina a partir del sistema jurídico.
La Constitución recoge de manera general las decisiones políticas básicas de una
sociedad, estableciendo el cómo se debe organizar el Estado, quién puede acceder
al poder contenido formal, señalando el catálogo de derechos humanos que las
autoridades estarán obligadas a respetar y procurar contenido material o sustantivo.
De este modo, la Constitución determina las reglas formales y materiales a las
cuales los titulares del poder deberán sujetarse, ello mediante cláusulas escritas o
positivizadas. Es a través de estas cláusulas que se deja ver la naturaleza de la
Constitución: un pacto político que tiende a organizar una sociedad, así como las
instituciones constituidas mediante las cuales se ejerce el poder.
Consecuentemente, las instituciones determinadas por la Constitución se
encontrarán influenciadas a la luz de dos planos, veamos:
 Los ejes que configuran la estructura constitucional, y
 Los elementos referentes de ésta.
Una Constitución, para ser considerada como tal, debe reconocer y proteger
derechos públicos subjetivos mínimos, mismos que habrán de ser denominados
como derechos fundamentales. Sucede que la exponenciación de valores como la
libertad o la democracia se logra en la medida en que el Estado se subordina a la
protección de los referidos derechos fundamentales. Aunado a lo anterior, la
Constitución también establece la organización del Estado, creando instituciones,
fijándoles competencias y dotándolas de facultades dentro de las cuales éstas
podrán actuar. De esta manera, el Estado se encuentra limitado y sujeto a lo que el
constituyente hubiere determinado en el texto fundamental.
Así las cosas, tenemos que la Constitución es el origen del sistema jurídico, es la
máxima expresión política de la sociedad. Como consecuencia de ello, en la misma
encontraremos herramientas que garantizan su supremacía con respecto a otros
ordenamientos al organizar el poder político mediante la constitución de la serie de
órganos competentes que hablan y actúan en su nombre, legitimándolo y
limitándolo; de esta forma se dota al poder, mediante esta regulación, de una mayor
estabilidad y regularidad.
Por último, sucede que, toda vez que la Constitución es el resultado o reflejo de los
factores reales del poder, la misma puede ser definida como el conjunto de los más
importantes procesos políticos de la sociedad que se desarrollan en las instituciones
que para tal efecto fueron creadas. En esa tesitura, podemos observar que la
protección de la Constitución, entendida ésta como la máxima expresión de la
voluntad de una sociedad y como constituyente de los principios e instituciones
fundamentales, adquiere un papel fundamental en el moderno Estado
Constitucional de Derecho, ya que no puede haber institución sin fundamento en un
principio ni principio que no pueda ser materializado y protegido por una institución
o herramienta, según sea el caso. En conclusión, la Constitución fija las formas de
expresión del poder y determina su control, siendo un imperativo que todo acto de
autoridad, sea judicial, legislativo o administrativo, se encuentre ajustado a los
principios fundantes básicos, imponiéndosele, en caso de no ser así, la sanción de
nulidad.
El control de la regularidad constitucional es un elemento esencial para mantener la
vigencia de la propia Constitución. El cambio de concepción de la Constitución como
documento político a norma jurídica, da como resultado la posibilidad de que ésta
prevea las garantías necesarias para hacerla prevalecer frente a todo aquel acto
que la quebrante. De acuerdo a esto, el control de la constitucionalidad de los actos
se torna en un eje de la eficacia constitucional, reforzando el carácter de obligatorio
de la propia Constitución y dotando de equilibrio a los derechos fundamentales y las
estructuras institucionales determinadas por el acuerdo constitucional. Entonces,
los medios de control de la constitucionalidad se identifican como los recursos
jurídicos diseñados para verificar la correspondencia entre los actos emitidos por
quienes detentan el poder y la Constitución, anulándolas cuando aquellas
quebranten los principios constitucionales, de esta forma también se desprende la
naturaleza correctiva de los medios de control, por lo que destruyen actos ya
emitidos.
Es con motivo de esta característica constitucional por virtud de la cual podemos
afirmar que los derechos y principios contenidos en la Constitución adquieren la
naturaleza de norma jurídica, específicamente de una regla, que puede ser oponible
frente a todos aquellos actos que la reten, adquiriendo firmeza inquebrantable al
invalidar todos aquellos actos que transgredan su esencia. De ser los principios
dúctiles como antes lo mencionábamos, la misma interpretación de ellos y la fijación
de sus alcances, convierte a éstos en reglas, porque, al definirse el alcance de un
principio, es posible conocer con claridad qué actos lo transgreden y, de ser así,
determinar su invalidez. Dicho de otra forma, la ductilidad del principio se convierte
en una regla inquebrantable con motivo de la interpretación que se haga del mismo;
esto, sin privársele al principio interpretado las dimensiones del peso e importancia
características que no son propias de las reglas- cuando éste colisiona con otro
principio.

Como consecuencia de esto, a toda autoridad, incluyendo a la legislativa, se le


impone el deber de desarrollar debidamente la justificación de su actuar mediante
la argumentación jurídica adecuada, lo cual, a su vez, impone el deber de que el
ejercicio de estos mecanismo de control se encuentre respaldado debidamente por
la argumentación correspondiente. Por virtud de lo anterior, es que los diversos
sistemas reconocen la existencia de distintos mecanismos de control, mismos de
los cuales se distinguen dos corrientes: la americana y la europea, siendo creada la
primera con motivo del desarrollo jurisprudencial de la Corte Suprema de los
Estados Unidos de América, específicamente del caso Marbury v. Madison fallado
en 1803, mientras que la segunda deriva del debate entre Carl Schmitt y Hans
Kelsen sobre quién debe ser el guardián de la Constitución.

Por lo que respecta a la corriente americana, vemos que el judicial review, o el


control judicial de las normas, es la tesis de la inaplicación de la norma inferior que
desconoce a la Constitución. Este sistema es el que hoy en día conocemos como
el control difuso de la constitucionalidad de leyes, toda vez que la facultad de
analizar la regularidad constitucional de las normas generales no recae en un solo
órgano, sino en la totalidad de los tribunales que conforman el poder judicial. De
esto obtenemos que dicho sistema procura un medio de control indirecto, ya que el
estudio de verificación al régimen constitucional se efectúa mediante un acto
concreto de aplicación de la norma correspondiente; sin embargo, este medio de
control, al no analizar en abstracto la norma en cuestión, únicamente tiene el
alcance de determinar que la ley no es aplicable para ese caso en particular,
desconociéndole efectos generales. Esto demuestra que esta clase de
herramientas judiciales como el juicio de amparo- no persiguen la protección de la
totalidad la constitución, sino únicamente de los derechos individuales.
Por otro lado, tratándose del modelo concentrado, éste se ejerce únicamente por un
solo ente autorizado para ello y que es conocido como Tribunal Constitucional,
creándose para ese efecto una jurisdicción constitucional, misma que contará con
diversos medios de control de la constitucionalidad cuyos efectos dependerán de la
naturaleza de los actos sujetos a control, pero éstos normalmente serán recursos
judiciales directos sin necesidad de un acto de aplicación pudiendo ser los efectos
de sus sentencias generales o particulares, según dependa de la naturaleza del acto
impugnado.
Clasificaciones
 Según la admisión
Positivos: explícitamente en el texto constitucional, o tácitamente en el Derecho
Constitucional consuetudinario, admiten la existencia de control. Sagüés diferencia
dentro de esta categoría los sistemas completos, que cumplen los cinco requisitos
que apuntamos sub 1, de los incompletos, que no los cumplen a todos, aclarando
que la mayoría de los sistemas son incompletos. Negativos: no admiten el control
de constitucionalidad pese a tener necesidad de él por ser su constitución del tipo
rígido.
 Según los órganos de control
Judiciales (o con fisonomía judicial): el control se encarga a tribunales,
pertenecientes o no al Poder Judicial. Es reparador porque se realiza después de la
sanción de la norma. Esta variante se subdivide en tres:
Difuso (o desconcentrado): cualquier juez puede realizar la verificación de
constitucionalidad.
Concentrado (o especializado): Implica que el Control Constitucional sea ejercido
por un Tribunal que cumpla dicha función para lo cual es necesario el uso de la
acción de inconstitucionalidad y el resultado es la extinción de la norma demandada
a través de la declaratoria de inconstitucionalidad.
Mixto: intenta compaginar las ideas del sistema difuso y del concentrado. Así, por
ejemplo, todos los jueces resuelven las cuestiones de constitucionalidad en las
acciones ordinarias con efectos inter partes, pero en ciertas acciones especiales,
generalmente reservadas a ciertos órganos comunes pero es primera instancia en
las acciones generales de inconstitucionalidad.
No judiciales: En algunos países la desconfianza por la judicatura (conservadora,
no electa popularmente) ha hecho que se entregue el control de constitucionalidad
a otros entes. Veamos:
 Poder Legislativo: Es el mismo Parlamento quien controla, o él a través de
un órgano suyo. Se trata principalmente de naciones que sostienen la
doctrina del "centralismo democrático" donde el órgano más representativo
del pueblo (Poder Legislativo) es quien concentra mayor poder,
prevaleciendo sobre los demás.
 Poder Ejecutivo: normalmente el Ejecutivo puede vetar cuando considera
que una ley sancionada es inconstitucional, este es el control de
constitucionalidad propio suyo. Pero también ha existido algún sistema
donde era el Ejecutivo el órgano de control frente al cuestionamiento.
 Electorado: se han estructurado algunos sistemas bajo la idea de la
democracia directa en los cuales es el pueblo quien decide si determinada
norma coincide o no con los lineamientos constitucionales. Un sistema,
denominado "apelación popular de sentencias", prevé que cuando el
Superior Tribunal declara inconstitucional una norma, el 5% del electorado
puede exigir que se someta a referéndum la decisión del tribunal. Otro ha
previsto que mediante consulta popular se derogue una ley por considerarla
inconstitucional.

 Órganos sui generis: Incluiremos bajo este acápite a órganos que, o no se


estructuran como tribunales, o su forma de integración es especial, o fundan
el control en principios extrajurídicos, o su método de control es novedoso.
El Consejo de la Revolución portugués: estuvo integrado por el Presidente de la
República y oficiales de las fuerzas armadas. Podía declarar la inconstitucionalidad
con efectos erga omnes. Tenía también a su cargo el control de la
inconstitucionalidad por omisión, por ello lo veremos infra.
El Consejo de los Custodios iraní: está conformado por seis teólogos designados
por el Ayatollah y seis juristas musulmanes. Antes de la sanción controlan los
proyectos de ley comparándolos con los principios socio religioso del Islam y con la
Constitución.
El Consejo Constitucional francés: inscripto dentro de los sistemas de control
especializado, preventivo, abstracto y limitado. Lo componen todos los
expresidentes de la República y nueve miembros más: tres designados por el
presidente, tres por el presidente del Senado y tres por el de la Asamblea Nacional
(Cámara de Diputados).
El Tribunal de Garantías Constitucionales ecuatoriano: se compone de once
miembros, tres designados directamente por el Congreso y ocho elegidos por el
Congreso entre ocho ternas enviadas por las centrales nacionales de trabajadores,
cámaras de la producción, presidente de la República, alcaldes cantonales,
prefectos provinciales, etcétera. Puede suspender los efectos de las leyes, decretos
y ordenanzas que considere inconstitucionales pero sometiéndose a la decisión
definitiva del Congreso Nacional.
 Según los límites territoriales
Nacional: los órganos del control son órganos propios del Estado controlado.
Internacional: los países firmantes de ciertos convenios internacionales se han
sometido a la jurisdicción de ciertos tribunales supranacionales que pueden
desvirtuar lo sentenciado por el Poder Judicial Nacional, pues sus sentencias
definitivas son obligatorias para los estados. Y así puede ocurrir cuando derechos
consagrados en la Constitución están también resguardados por el tratado, esto
adquiere características de importancia en Argentina tras la reforma de 1994.
 Según la formación de los jueces
Letrados: en la mayoría de los sistemas. Algunas constituciones con sistema
concentrado exigen una altísima formación profesional, lo que, sin duda, redunda
en beneficio de la independencia y capacidad de los magistrados.
Legos: en algunos sistemas se admite que los jueces legos (no abogados) realicen
el control en las jurisdicciones donde no hay jueces letrados.
Mixtos: otros regímenes mezclan juristas con legos. Algunos lo hacen en búsqueda
de mayor conciencia social de los jueces, otros para lograr especialistas en otra
materia considerada de importancia.
 Según consecuencias
Preventivo: el control se efectúa antes de la sanción de la ley, sobre el proyecto. O
bien, sobre la ley pero antes de su promulgación. Este control opera antes de que
la norma sea sancionada y tiene como finalidad evitar la inconstitucionalidad futura
de un proyecto de ley, por eso e resulta más correcta su denominación como
"control preventivo de inconstitucionalidad".
Reparador: después de que la norma entró en vigencia.
Mixto: Se puede controlar antes y después de que la norma se sancione. En algún
sistema el presidente de la República puede reclamar al Tribunal Supremo el control
de un proyecto, si esto no ocurrió, el tribunal puede controlar la norma
reparadoramente. Otro da el control preventivo al Tribunal Constitucional y el
reparador a la Corte Suprema.

 Según el modo de impugnación


Abstractis: el impugnador no se halla en una relación jurídica donde se vea afectado
por la norma inconstitucional. Aquí se utilizan las acciones populares o las acciones
declarativas puras (o abstractas) de inconstitucionalidad.
Concreto: está legitimado únicamente cuando hay una relación jurídica donde
alguien se ve lesionado por la norma inconstitucional en un derecho subjetivo, un
interés legítimo o un interés simple.
 Según la posibilidad de acceso
Condicionado: hay un órgano preseleccionado de los casos que llegarán al órgano
controlador de la constitucionalidad.
Incondicionado: todos los casos pueden llegar al órgano máximo de control, aunque
haya instancias previas.
 Según los sujetos legitimados
Restringido: sólo los sujetos taxativamente enumerados pueden excitar el control.
Amplio: está legitimado todo aquél que tenga un derecho subjetivo, un interés
legítimo o un interés simple, afectados por la norma inconstitucional.
Amplísimo: está legitimada cualquier persona, se vea o no afectada.

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