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Simón Bolívar escribió la Carta de Jamaica, país donde se refugió sumido en

la derrota, tras los fallidos intentos de liberación del yugo español. Aún así,
es un texto esperanzador, que fue un pivote en la historia del continente. En
su momento, fue una guía incluso para el propio libertador, de origen criollo
y adinerado, en su búsqueda de un nuevo rumbo, un camino propio hacia la
independencia total.
En su desventura, Bolívar habla por primera vez de la unificación de los
pueblos de la Gran Colombia, de la necesaria integración para avanzar en la
lucha, y alcanza a adelantar, incluso en tono profético, las cientos de luchas
que tendrán que superar los americanos para lograr la liberación, que en ese
momento dependía simplemente de su férrea voluntad.
Para poder comprender el documento en su justa dimensión es preciso
entender el contexto en el que el libertador escribió la misiva histórica,
dirigida a Henry Cullen, un comerciante jamaiquino de origen inglés.
Al menos así lo señala el historiador venezolano Vladimir Acosta, quien llegó
a Panamá invitado por la Embajada de Venezuela para dictar una
conferencia sobre los 200 años de la Carta de Jamaica, en la Universidad de
Panamá.
El historiador define el escrito como ‘un punto de inflexión en el
pensamiento del Libertador de América y del continente que defendió'.
‘Bolívar escribe la carta tras la truncada independencia granadina mantuana,
(quienes) han sido los criollos ricos, los poderosos, los que han encabezado
las luchas, los que proclaman la independencia y no han contado con el
apoyo popular, porque el pueblo desconfía de ellos, los enfrenta, ya que son
los dueños de las plantaciones, los esclavos y hablan un lenguaje separatista
que excluye a los negros, indios y pardos'.
En ese contexto, la lucha careció de apoyo popular. Por eso en 1814, el
pueblo llanero del ahora territorio venezolano encabezó y aplastó una
rebelión contra la lucha de independencia. Los españoles controlaban las
ciudades, y la idea de libertad se perdía entre la sangre, las disputas internas,
los movimientos independentistas derrotados —a excepción de el del Río de
La Plata (Buenos Aires)—, y la asunción de sectores conservadores en
Europa.
LA CARTA, UN CAMINO
En el documento, de unas 30 páginas, en las cuales Bolívar intentó hacer un
llamado a los ingleses, también es una radiografía de la historia de la colonia
española, la situación del imperio español, de las luchas de los movimientos
de liberación y del carácter de la población. Es un texto casi profético donde
quien aún no era El Libertador hizo también un revisión de su pensamiento y
en ese preguntarse qué hacer elaboró una hoja de ruta que aún tiene
vigencia.
La respuesta que Bolívar obtuvo al descubrir asombrado en febrero de 1816
la victoria de la revolución haitiana, encabezada por Alexandre Petion, por
entonces presidente de Haití cambió su visión de lucha.
Para Acosta, Bolívar buscaba un camino nuevo a través de sus escritos.
Sumido en la absoluta pobreza hizo un llamado universal para que la lucha
de la independencia saliera del atolladero. Pero ante el rechazo europeo,
decidió volver a Cartagena y corrió con la suerte de que el barco que lo
llevaba se encontró con otro en alta mar. Ahí le contaron que la ciudad, había
caído en manos de los españoles y que el general Pablo Morillo estaba
masacrando a la población.
Bolívar se devuelvió, pero no hacia Jamaica, sino rubmo a Haití, donde
encontró respuesta en la revolución que triunfó gracias a los negros y los
mulatos. El poder popular había logrado derrotar a los franceses, españoles e
ingleses. Así se independizó el primer país de América.
‘Allí obtiene el total apoyo de Petion con armas y financiamiento y advierte
que es inadmisible que los criollos tengan esclavos, planeando incorporar al
pueblo llanero y esclavos a la lucha', recuerda Acosta.
La Carta de Jamaica y lo que vio Bolívar en Haití enrumbó el destino del
continente, porque después de siete años de lucha Venezuela fue liberada
gracias a la batalla de Carabobo, el 24 de junio de 1821. Diez años después
Bolívar resultó triunfador de toda lucha independentista, proeza que le valió
el título de ‘Libertador de América'.
En aquella carta que hoy cumple 200 años, Panamá cuenta también con un
lugar privilegiado, un rol justo marcado no por decisión de Bolívar, sino por
su posición geográfica.
El presidente de la Sociedad Bolivariana de Panamá, Rafael Candanedo,
explica que en esa carta se menciona a Panamá en cuatro ocasiones. ‘Bolívar
casi que vaticina cual sería el rol del país y su destino, cuando ni siquiera era
independiente de España. El ve que Panamá, por su lugar geográfico y una
posición envidiable, debe ser el lugar del encuentro de las ideas, y lo
compara con el Corinto del Peloponeso en Grecia'.
Para Candanedo el contenido de la Carta de Jamaica ‘traza el destino que le
corresponde a Panamá: ser un promotor del diálogo y la paz', siendo la
reciente Cumbre de las Américas uno de los últimos efectos de esa posición
geográfica privilegiada, a la que Bolívar, en su carácter de estratega llamó
‘una posible capital del mundo.
Por su parte Vladimir Acosta apuesta a que las celebraciones que nos
marcarán hasta al menos el 2025 sean aprovechadas para reestudiar la obra
de Bolívar, sus escritos y sus pensamientos, que hoy, advierte, ‘revive en los
movimientos sociales de América del Sur, que respaldan proyectos
progresistas en el poder, pero que pasan por una crisis, parecida a la de hace
200 años'.
‘Son estos movimientos los que deben ser conscientes de esta coyuntura y
superar errores y seguir cosechando éxitos en unidad, como la concreción y
el avance de organismos propios como la CELAC, UNASUR, TeleSur,
PetroCaribe y el ALBA', sostiene.
Acosta sugiere que en esta coyuntura histórica, se apueste por soluciones
propias, tal cual lo descubrió Bolívar, antes de ser ‘El libertador.
‘Se han cometido algunos errores importantes también como cambios
extraordinarios en pro de la justicia social, pero no se ha sabido salir de la
trampa principal del modelo extractivista, lo cual es seguir manteniendo un
modelo de dependiente del petróleo o el gas; donde vendes esa materia y con
lo que obtienes de la venta entonces importas productos en lugar de
producirlos', precisó el historiador.
Leer la Carta de Jamaica hoy no es solo entender el pensamiento del
Libertador y su humanidad, gestada entre aciertos y errores, sino también
comprender en esta hoja de ruta que América es parte de un proceso de
liberación que aún sigue abierto.
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HISTORIA
¿Qué es la Carta de Jamaica?
Se trata de un texto escrito por Simón Bolívar el 6 de septiembre de 1815 en
Kingston, Jamaica, en respuesta a una misiva de Henry Cullen, un
comerciante jamaiquino de origen inglés residente en Falmouth, cerca de
Montego Bay. En ella el ‘Libetador' expone las razones que provocaron la
caída de la Segunda República en el contexto de la independencia de
Venezuela.
La carta, cuyo título era Contestación de un Americano Meridional a un
caballero de esta Isla, pretendía atraer a Gran Bretaña y al resto de potencias
europeas hacia la causa de los patriotas independentistas americanos.
No se había podido localizar el manuscrito original castellano ni se conocía
copia alguna entre los años 1815 y 1883, salvo las dos publicadas en inglés,
de 1818 y 1825, hasta que, recientemente, el historiador, Amilcar Varela
informó el año pasado de su hallazgo en un archivo ubicado en Ecuador.
‘El velo se rasgó y vimos la luz y se nos quiere volver a las tinieblas: se han
roto las cadenas; ya hemos sido libres, y nuestros enemigos pretenden de
nuevo esclavizarnos. América combate con despecho; y rara vez la
desesperación no ha arrastrado la victoria',
SIMÓN BOLÍVAR
FRAGMENTO DE LA CARTA DE JAMAICA

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