Sei sulla pagina 1di 12

Edificios II

La envolvente de los edificios

1. Introducción.
2. Envolvente del espacio interior
3. Elementos en contacto con el terreno

1. Introducción

Muy tempranamente, el hombre primitivo ha experimentado la necesidad de aislar


el ámbito donde desarrollaba una parte importante de su actividad cotidiana, con
el ánimo de protegerse de las hostilidades que en su momento presentaba el
medio. Deseos de seguridad, abrigo y privacidad lo llevaron a refugiarse en
cavernas que ofrecía la naturaleza y, al evolucionar, a crear estructuras de
cerramiento que constituyeron los primeros muros. Simultáneamente con la
creación del muro protector, surgieron otras necesidades, algunas vinculadas con
su vida de relación y otras funciones vitales.

En efecto, el ser humano necesita comunicarse con el exterior en el más amplio


sentido de la expresión, como así también dar luz, aire y sol a su hábitat, sin dejar
de lado su función de permanente observador de todo aquello que acontece más
allá de los límites de su reducto. Como consecuencia de estos requerimientos,
cuyos objetivos son bien definidos, debió practicar aberturas en sus muros,
naciendo así el vano.

Con el transcurrir del tiempo, aumentan las exigencias de eficacia en las diferentes
funciones reservadas a las estructuras de cerramiento. Se deben cumplir
adecuadamente todas las condiciones (algunas de ellas fundamentales) como en el
caso de la función aislante, no sólo desde el punto de vista de obtener un
microclima que ubique al individuo en la zona de confort, sino también en lo
relacionado con la protección de ambientes y materiales contra un elemento —a su
vez indispensable— como el agua, o la adecuada defensa contra los ruidos,
problema grave en virtud del incremento del nivel sonoro de las ciudades actuales
a la vez que los modernos materiales y factores económicos inexorables nos
conducen a la ejecución de muros extremadamente sutiles y estructuras
monolíticas que resultan excelentes transmisores del sonido a través de su masa.
Entonces, todos los requerimientos que deben cumplir las paredes como
exigencias de primer orden para el logro de una vida mejor quedan hechas trizas
con la ejecución del citado vano, el que se presenta como un elemento perturbador
de todas aquellas condiciones, pero del que a su vez no podemos prescindir.

Surge entonces como solución a la falta de continuidad del muro, la creación de


dispositivos que además de permitir y regular a voluntad las intensidades
convenientes de iluminación, ventilación, asoleamiento, etc., restituyan en la
mayor medida posible las condiciones deterioradas, lo que puede llegar a
constituir un problema de verdadera magnitud en razón de las dimensiones que
adquieren los vanos en las concepciones arquitectónicas contemporáneas, en las
que las paredes llegan inclusive a desaparecer para dar lugar a los cerramientos
integrales, en los que prácticamente se confunden pared y ventana.

1
Edificios II

Por otro lado, el crecimiento de la población y el desarrollo tecnológico de nuestros


tiempos han originado novedosas formas de confort para los habitantes, lo cual a
su vez se traduce en mayor variedad de instalaciones y equipos, y, en consecuencia,
en una demanda creciente de energía difícilmente satisfecha por la oferta
convencional.

Estudios y aproximaciones recientes —como las conclusiones de la Cumbre de Río


en junio de 1992, el Protocolo de Kyoto en diciembre de 1997 y la Cumbre de
Johannesburgo en 2002— han identificado la necesidad de reordenar y repensar el
consumo de energía en el mundo, para reducir así las emisiones de gases al
ambiente; también se ha concentrado la mirada en el tema de las edificaciones,
responsables del consumo de alrededor de 30% de energía en las ciudades. En
consecuencia, disciplinas como la Arquitectura e Ingeniería se han visto en la
necesidad de repensarse en una mayor armonía con el medio ambiente y en
consecuencia una reducción del consumo de energía.

La progresiva especialización y disgregación que ha caracterizado la evolución del


conocimiento ha dificultado el abordaje de ciertos problemas ambientales
contemporáneos que son de carácter global. Los intentos realizados desde diversas
disciplinas por superarlos se ven facilitados en aquellas profesiones con vocación
integral, como es el caso de la nuestra. Conforme a esto y aceptando el concepto de
ambiente como sinónimo de totalidad, es fácil inferir la extrema consistencia de las
relaciones ambiente-edificación.

No obstante, el excesivo culto por las imágenes que ha prevalecido en ciertas


etapas de la práctica constructiva —en detrimento de los conceptos acerca de lo
que debe ser una edificación acoplada a su contexto— ha desvirtuado el gran
potencial integrador de esta profesión.

2
Edificios II

Ejemplo de ello es lo acontecido en el campo energético y, más específicamente, en


el tema de las energías incorporadas al ciclo de vida de las edificaciones, donde el
estudio de sus diversos aspectos (económicos, tecnológicos, de salud pública o
impacto ambiental) ha carecido de una plataforma de conceptos comunes que
faciliten su debida integración.

Afortunadamente, existen también tendencias actuales que bajo diversas


denominaciones de construcción (orgánica, verde, sostenible, bioclimática, etc.)
han logrado preservar en el tiempo este carácter esencial del oficio.

En el caso de la construcción bioclimática se le exige al diseñador el manejo de


nociones tan disímiles como pueden ser las relativas a climatología,
termodinámica o fisiología humana, así como sus necesarias vinculaciones con
aquellas otras funciones con las cuales también debe cumplir una edificación
(económica, simbólica, de contención y ordenamiento de actividades, etc.).
Adicionalmente, la concreción del diseño requiere del manejo de tecnologías
constructivas incorporadas a las grandes tendencias actuales que procuran
desmaterializar y desenergizar el entorno artificial, apoyándose para ello en el uso
de técnicas intensivas en conocimiento.

La expresión más reciente y llamativa de estos esfuerzos la constituyen los


llamados edificios inteligentes, gracias a su capacidad para adaptarse en forma
automatizada a los cambios ambientales mediante el uso de sofisticadas
tecnologías.

No obstante, existen también edificaciones que gracias a sus características


intrínsecas (orientación, configuración, disposición de aberturas, tratamiento de
fachadas, etc.) logran un excelente comportamiento bioclimático a menores costos,
menor consumo energético y menor dependencia tecnológica, a los cuales pudiera
considerárseles igualmente inteligentes y, quizás, hasta sabias.

2. Envolvente del espacio interior

Definimos a la envolvente como la parte del edificio que genera el espacio interior a
la vez que representa la frontera con la parte exterior, siendo un límite dinámico y
selectivo entre ambos, en el que pueden ser concebidas las principales estrategias
pasivas y expresivas. Los elementos que la componen deberán: ser estables;
generar un ambiente interior diferente del natural, adecuado a las actividades
internas; y organizar las relaciones de uso (visuales y desplazamientos) entre
espacios interiores y exteriores.

De cualquier piel bien construida se espera que mantenga fuera el viento, la


humedad y la lluvia; que permita el ingreso de la luz y del aire; que conserve el
calor y que provea de seguridad y de privacidad. En un edificio sostenible también
se espera que regule los efectos del clima sobre el sistema energético, que colecte y
almacene el calor, que redirija la luz, que controle el movimiento del aire y que
genere energía.

3
Edificios II

cubierta

fachada

contacto con el terreno

Está conformada por los elementos en contacto con el propio terreno, la cubierta y
la fachada (descompuesta en aberturas y partes ciegas o macizas); si bien existen
situaciones donde no es fácil diferenciar cubierta y fachada, prácticamente en
todos los casos deben satisfacer requerimientos de muy distinto tipo, siempre
atendiendo a los principios de conveniencia estética, integridad en el tiempo y
eficiencia de producción.

Su estudio debe atender fundamentalmente a las intrincadas relaciones entre


todos sus elementos, poniendo especial énfasis en tres aspectos: ahorro energético;
prevención de aspectos negativos de humedad ambiente (exigencias distintas pero
que se resuelven en conjunto en relación con las instalaciones); e integridad a
largo plazo de la fachada, muy influida por su interrelación con la cubierta.

A continuación, veremos cada grupo de elementos componentes con sus


características propias.

4
Edificios II

3. Elementos en contacto con el terreno

Es frecuente que los edificios dispongan de plantas subterráneas que requieren en


su perímetro elementos de contención del terreno que los rodea. Las dificultades
son mayores o menores dependiendo de dos factores: el número de plantas
subterráneas y la situación urbana del edificio, ya sea aislado o entre medianeras.

La exigencia de adecuación del ambiente que mayor influencia tiene en el diseño


de esta parte de la envolvente es la de impedir la entrada de la humedad del
terreno en la parte habitable, aunque también se deberá evitar las pérdidas
energéticas.

La humedad contenida en el terreno puede proceder del agua de lluvia o nieve si


fuera el caso, pérdidas en las instalaciones que abastecen al edificio o los sistemas
de desagüe. El único método de desplazamiento posible hacia el interior es la
capilaridad a través de los materiales porosos que están en contacto con el terreno.

En el caso en que la napa freática pueda alcanzar la construcción, se requiere una


estanqueidad absoluta y una resistencia a la presión hidrostática; habitualmente se
consigue mediante la ejecución de un recinto de hormigón armado, con su
estanqueidad reforzada en todas las juntas.

3.1. Elementos verticales enterrados

Las soluciones constructivas deben resolver las dos exigencias básicas que los
afectan: la estabilidad ante los empujes del terreno y la estanqueidad al agua.

Con relación a la estructura constructiva básica contra los empujes, podrán ser
muros de ladrillos cerámicos o bloques de Hº o bien de Hº Aº. En cuanto a la
estanqueidad, podrá obtenerse por el mismo muro, por elementos interiores
(revestimiento impermeable interior o cámara de aire interna drenada) o
exteriores (revestimiento impermeable exterior, revestimiento drenante, cavidad
drenante o espacio vacío).

La intensidad con que ambas exigencias afectan a los elementos verticales depende
del número de plantas subterráneas, del tipo de edificio y del uso del espacio de los
sótanos; las diferentes soluciones se adaptan en mayor o menor medida a cada una
de estas situaciones y usos.

Estructura constructiva básica:

En sótanos que no superan una planta, pueden realizarse muros de bloques o


ladrillos comunes; de ser mayor la profundidad, es imprescindible el muro de
hormigón armado, que podrá actuar por sí mismo como barrera estanca sólo en
casos de humedades muy bajas o requerimientos de sequedad interior de poca
exigencia. En la mayoría de los casos es preciso añadir al muro alguno de los
procedimientos de estanqueidad.

5
Edificios II

Procedimiento de estanqueidad:

Pueden presentarse dos casos, según se pueda actuar o no desde el exterior del
muro. Cuando el edificio conste de una o dos plantas enterradas y esté rodeado de
terreno libre, podemos actuar desde el exterior; de lo contrario, ya sea que los
paramentos exteriores no son accesibles por estar rodeado el edificio de terreno
ajeno (medianerías o calles públicas) o por ser plantas muy profundas, habrá que
hacerlo desde el interior.

Para el primer caso existen dos procedimientos: drenaje y espacio vacío. El drenaje
consiste en aplicar impermeabilización al muro, aislante térmico y un sistema de
drenaje. La decisión acerca de la necesidad de colocar el aislante térmico deberá
tomarse a partir del balance global de la envolvente, aunque generalmente el
terreno no varía mucho su temperatura; y la colocación de un drenaje dependerá
del destino del local enterrado, si es que requiere un ambiente totalmente seco.

El procedimiento del espacio vacío puede quedar a la vista o cerrado por la parte
superior, aunque siempre bien ventilado; la solución dependerá de la concepción
general del edificio. En todos los casos deben disponerse elementos que impidan la
ascensión por capilaridad a la parte superior del edificio.

De hecho, es posible aprovechar la elevada inercia térmica del suelo como


elemento de diseño. A una determinada profundidad la temperatura del suelo
permanece constante y suele ser menor que la temperatura exterior; además, una
capa de tierra puede actuar como aislante adicional.

Esta técnica tiene dos grandes desventajas: ausencia de luz y alta humedad
relativa; sin embargo, se puede emplear para ciertas áreas de servicios tales como
estacionamientos, desvanes, áreas de circulación, etc. En estas condiciones la luz
podría entrar por el techo a través de claraboyas.

6
Edificios II

El método mas usado para obtener impermeabilización consiste en el empleo de


membranas, dado que presenta evidentes ventajas referidas a la facilidad de
ejecución y su costo; se trata de interceptar el paso del agua con una película, que
debe reunir las siguientes condiciones:

• ser compacta
• en caso de no serlo, tener el ángulo de mojado invertido
• tener una duración útil similar al edificio
• ser inmune a la acción del agua

Habitualmente, sólo se realiza la impermeabilización del muro, ya sea con pinturas


bituminosas, morteros hidrófugos, revestimientos sintéticos de resina o membranas
impermeables, en este orden según sea el grado de eficacia requerido.

La ejecución de dicha membrana requiere de una superficie apta para su


colocación; por ello, una vez realizada la excavación y construida la zapata del
cimiento, se levanta un tabique de ladrillos de panderete apoyado sobre ésta sobre
la que se aplica la impermeabilización, levantando simultáneamente la
mampostería del muro. Al llegar al nivel del terreno natural, se forma una junta de
manera de dificultar la penetración del agua de lluvia por el intersticio que pueda
quedar entre el paramento del muro y el tabique de panderete.

7
Edificios II

Cuando se realice desde el interior, se debe ejecutar un conducto para la


evacuación del agua y, si la reducción del espacio útil no tiene inconveniente,
también una cámara de aire interna, preferentemente ventilada.

Para la construcción de un muro de Hº Aº entre medianeras las dificultades


provienen de la imposibilidad de ocupar el terreno del vecino y la obligación de no
producirle ningún daño a su edificio, en caso de que esté construido, especialmente
si lo está de manera tradicional y sin plantas subterráneas. En este caso, es preciso
realizar una submuración, consistente en un recalce de los muros medianeros
mediante una nueva cimentación por debajo de la existente hasta alcanzar la
profundidad necesaria.

La excavación por debajo de los cimientos no debe hacerse de una vez –ya que
quedarían sin su elemento de sustentación- sino por tramos de alrededor de un
metro de ancho. Es posible la realización simultánea en varios tramos de la
submuración, siempre que estén suficientemente separados.

En una primera fase se encaran dos o más tramos separados entre sí por una
distancia suficiente para que el terreno que queda entre ellos de soporte a la
fundación no excavada; a continuación, se realiza el recalce que la prolonga hacia
abajo. Una vez endurecido el Hº utilizado, se realiza la misma operación en los
tramos no excavados antes. Finalmente, se retira todo el terreno sobrante.

3.2. Elementos horizontales

3.2.1. Sobre cámara de aire

Pueden darse tres situaciones genéricas que recurrirán a soluciones diferentes,


según tenga el edificio: planta baja totalmente abierta; planta baja a nivel
semejante al del terreno; o una o más plantas subterráneas.

8
Edificios II

En el caso de planta baja totalmente libre, se resuelve con una losa que cierra la
envolvente por su parte inferior, y que no difiere de las de los pisos superiores;
deberá actuar térmicamente como si fuera una fachada o una cubierta, aunque sin
los problemas que ocasiona el agua de lluvia. Habrá que prestar particular atención
a las exigencias de estanqueidad y aislamiento térmico, dado que la planta inferior
estará muy ventilada y con temperaturas claramente inferiores a las del espacio
interior; esto llevará a la colocación de algún material aislante térmico, no sólo
para disminuir las pérdidas energéticas, sino para evitar condensaciones sobre el
piso de la primera planta habitada.

Generalmente se colocará un techo suspendido colgado de la primera losa con un


algún aislante térmico resistente a la humedad, que también podrá tener
características absorbentes acústicas si hubiera necesidad de obtener un ambiente
amortiguado a ruidos externos. Si por algún motivo no fuera posible esta
colocación, deberá colocarse el aislante sobre la losa, constituyendo algún tipo de
piso flotante.

En el segundo caso (planta inferior a nivel aproximado del terreno exterior), puede
aislarse mediante una cámara de aire de un espesor de entre 0,50 m y 2 m, que
tendrá un funcionamiento similar al indicado mas arriba, con la salvedad que la
losa se realizará con encofrados perdidos o con losetas prefabricadas que no
requieran de los mismos.

Este método también será apropiado en los casos de hallarnos ante la presencia de
arcillas expansivas y que no resulte adecuado la renovación del primer sustrato del
terreno natural. Otras soluciones a este problema son: la colocación de un estrato
de material suelto ya sea suelo o cascotes o piedras de gran tamaño; la colocación
de elementos de hormigón prefabricado en forma de C con la cámara de expansión
hacia abajo; o armar las vigas sobre ladrillos cerámicos o bloques de hormigón
prefabricados con sus aberturas hacia el suelo, colocando sobre ellos una lámina
asfáltica para que sirvan de encofrado de las vigas de fundación.

De no realizarse dicha cámara (también conocida como losa sanitaria) y estar


apoyada sobre el terreno, nos encontramos en el caso que se expone a
continuación.

9
Edificios II

3.2.2. Sobre el terreno

En el caso de encontrarse en contacto con el terreno, la exigencia más importante a


la que están sometidos los elementos es impedir que por infiltración o capilaridad
llegue al interior algún tipo de humedad. Esto se puede conseguir por dos métodos:

• impermeabilización de la superficie externa horizontal o vertical en


contacto con el terreno
• drenaje aireado, tanto vertical como horizontal

El drenaje se realiza colocando debajo de la losa en contacto con el terreno una


capa de piedras de tamaño grueso, que deben su eficacia al hecho de que los
huecos que quedan entre las mismas son superiores a las que producen la
ascensión por capilaridad.

10
Edificios II

3.3. Encuentros entre horizontales y verticales

La zona de encuentro entre la fachada y los elementos enterrados, horizontales y


verticales se debe resolver de manera que no se entre en contradicción con
ninguno de los objetivos de cada parte en si misma.

La cantidad de situaciones posibles es muy extensa, y el problema habrá que


resolverlo en cada caso concreto. El criterio básico es que las partes de la
envolvente que han de asegurar la estanqueidad lo harán de manera totalmente
continua; podrá variar el método para lograrlo, ya que en algunas zonas podrá ser
vacío, en otras cierto espesor de muro de ladrillos u hormigón, o en otras una
lámina impermeable.

revoque

capa aisl. horizontal


superior

capa aisl. vertical

exterior

contrapiso piso

capa aisl. horizontal


inferior

terreno natural

Es especialmente importante la impermeabilización de la parte inferior de la


fachada para evitar que ascienda por ella la humedad por capilaridad.

El método de protección más usual son las capas aisladoras horizontales y


verticales, cuya disposición dependerá de los niveles relativos de piso exterior e
interior para cada caso en particular. Dichas capas podrán realizarse mediante
fieltros asfálticos, membranas impermeables (e.g., láminas de polietileno de 200 μ
de espesor mínimo o membranas elastoméricas) o —en la mayoría de los casos—
ejecutando un mortero de cemento y arena de dosificación 1:2 con incorporación
de hidrófugos.

Es de fundamental importancia prolongar las caras de la capa aisladora hasta


cubrir las diferencias de altura que pudieran existir, de modo de garantizar que no
habrá ninguna posibilidad de paso de la humedad del terreno natural hacia los
muros que se encuentran inmersos en éste.

11
Edificios II

En las siguientes imágenes se observa la secuencia constructiva donde se realizan


los trabajos mencionados, procediéndose luego a rellenar hasta alcanzar el nivel de
piso requerido, tanto interior como exterior.

12

Potrebbero piacerti anche