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“EL VIRUS DEL ÉXITO” – Ap.

Hugo Díaz (29/07/19)

3ª Juan 1:2; “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu alma.”

Todos queremos ser exitosos, el problema es que muchas veces buscamos un éxito que
nunca va a llegar o cuando logramos el éxito, perdemos a nuestra familia, y las cosas
más importantes. Las personas pierden tanto tiempo buscando dinero que cuando lo
tienen, cuando tienen todo lo que querían, sólo les queda gastarlo en salud. Ese éxito
nos mata.

El éxito nos hace competir. Estamos luchando por ser exitosos, pero se nos olvida ser
cristianos en el proceso.

Las personas buscan el éxito del mundo, y no creo que Dios vea esto cómo éxito. Si
vemos a Jesús y su historia, y la tratamos de interpretar conforme es el éxito del mundo,
Jesús no fue exitoso (Fue humillado durante su muerte, no estuvo con caravanas y
demás; tuvo 12 discípulos en vez de multitudes, y en lo último uno lo traicionó.
Pequeñas cosas comparables.) El mundo vive luchando por un éxito que se convierte en
su peor fracaso; de los peores fracasos es llegar a ser exitoso económicamente pero no
tener con quién compartir. Perdemos a la familia, a los hijos por tener dinero.

Y en cuanto a esto, no lo espiritualices. Dios nunca te va a pedir que sacrifiques a tu


familia, o la relación con tus hijos por un sueño personal.

Quizás refutamos todo esto, decimos que el sufrimiento y todo lo que debía pasarle a
Jesús sólo cuadraba con él. Llegas a la conclusión que no te comparas con Jesús,
vayamos con Esteban. Un servidor que muere apedreado por predicar de Jesús, y
quizás para muchos este tuvo un final trágico en cuanto a éxito, pero no fue así, él tuvo
una revelación que quizás tú nunca tendrás. Enseña una ecuación fundamental en la vida
cristiana:

El sufrimiento del cuerpo combinado a un espíritu lleno de la gloria de Dios, éxito.

Esteban tuvo la confirmación de Dios, vio el trono, vio al Padre. Hay personas que
creen que estás fracasado y no es así, estás viendo a Dios en medio de todo lo que vives.
Tu éxito no depende de tener sino de tu identidad, el ser hijo.

El éxito de la vida cristiana es ser útil en lo que Dios nos delegó. Vemos a muchas
personas con tantas estrellas en el mundo, pero en la casa y el ministerio son unos
estrellados. El éxito en Dios conlleva una alta dosis de dolor, pero, vemos que al final
el dolor es parte de la siembra y la preparación para grandes cosas. En Esteban vemos
una muerte dura, para nada exitosa a los ojos del mundo, además no vimos un ángel
hacer cosas increíbles para que todo eso terminara, porque hay cosas que debemos
atravesar, así de duras. Y eso no significa que Dios no está con nosotros.

Hechos 7:55-60; final de Esteban.


- La presencia de Dios en mi vida no me quita las piedras del camino. Esteban
tuvo una gran revelación en medio de un gran sufrimiento.
- La muerte para el creyente es cómo si no fuera muerte, dormimos.
- El momento de mayor sufrimiento fue el momento de mayor revelación.

Su muerte fue necesaria. No conocemos el nombre de aquel que le predicó a Billy


Graham, pero ¿quién fue más clave? ¿El que le predicó o Billy Graham? Quizás para
levantarse un Pablo tenía que morir un Esteban, y de allí nace toda la doctrina
cristiana. Nuestro éxito es diferente. Somos exitosos cuando cumplimos; la añadidura
proviene del éxito en Dios.

El éxito del cristiano puede convertirse en un virus, que nos desenfoca del verdadero
objetivo. Las luces (el brillar, el tener cosas buenas en la casa, reconocimiento, etc…),
estas no son malas, pero eso no es el éxito. Éste es ser útil en la asignación que Dios te
dio, en los grados de satisfacción de tu familia y en el desempeño en el ministerio.

Si vemos a Jesús como pastor, en cuanto a nuestra mirada, sería un fracaso, sólo logro
tener a doce firmes, y uno era traidor. Y otros lo seguían por la comida, por lo que podía
dar, y él lo reconoció. Muchas veces creemos que el éxito está en tener, pero no, está en
obedecer. Tú obedeces y Dios coloca lo demás. Por ello a muchos les cuesta caminar
en el cristianismo porque las estrellas en el mundo son escoria para Dios; Pablo lo dijo:
todo lo doy por basura. Además, muchos no crecen por esto, la basura sigue estando en
puesto de honor en su corazón, y acá no sirve la basura.

Hay algo más difícil que sobreponerse al fracaso, y es sobreponerse al éxito del
mundo. La gente se levanta más rápido del fracaso que del éxito. Porque el éxito para
algunos se convierte en una gran caída. El gran enemigo de tus triunfos del mañana,
son tus triunfos de hoy. Puro engaño, veamos la realidad, neguémonos diariamente.

No creas que llegaste a tu cima, siempre hay cimas que escalar. De gloria en gloria.
Futuro. Deja la falsa humildad, disfruta.

Nadie puede negar el alto contenido etílico (alcohol) que tiene el éxito en el cristiano.
Cuando comienzas a mejorar tu economía, nace el “no tengo tiempo.” Y quizás ni
siquiera le ha caído la plata. Cuando te emborrachas– comparando con el éxito:

- Te marea, así es el éxito erróneo en el cristiano.


- Pierdes la visión. Te desenfoca.
- La mente procesa más lento la información.
- Estás fuera de la realidad. Genera hipocresía en cuanto a lo que prometiste una
vez, además del egocentrismo.

El éxito del mundo no está negado para el cristiano. Si yo soy exitoso en Dios, puedo
también serlo afuera, puede ser una señal de respaldo. Pero este no es mi enfoque, mi
prioridad es ser exitoso en Dios, y quizás luego esto traerá ese resultado. (Mateo 6:33).
Todo fruto tiene su tiempo. Los árboles frutales, valga la redundancia, no dan su fruto
al mismo tiempo, no es igual un árbol de naranja que uno de manzana, en cuanto al
proceso. Entiende, cada proceso es diferente, no te compares. Además, Dios igual va a
bendecir a otros.

Hay muchas mujeres que son una bendición y otra que son un infierno. Cuando el
hombre no tiene lo ayudan, pero cuando adquieren un poco lo critican y lo llenan de
basura. Y viceversa. Muchas veces el hombre es quebrado económicamente para
probar el corazón de la mujer. Eso es un sube y baja. Acá se revela el corazón, tanto
del hombre como de la mujer. Hombre es proveedor.

- En todas las adversidades, Dios prueba el corazón. El éxito económico nunca


llegará a nuestras vidas si no estamos preparados para ello.
- No confundas éxitos del mundo con aprobación de Dios.

Cada cicatriz fue necesaria para formar mi carácter. Si no hubiera grandes decepciones
no veríamos el éxito de la manera en que lo vemos ahorita. Esas grandes decepciones
capacitan para los logros venideros. Si pasaste por una, estás capacitado para avanzar.

Cuando la muerte está próxima ¿qué importa el éxito económico?; hay tanta gente
miserable que lo único que tiene es dinero, y aún peor, gente miserable que no tiene
nada y cuando tienen se siente el dueño del mundo.

La pobreza es un estado mental, es el concepto por el cual me voy. El no tener


recursos monetarios, es algo momentáneo. “Falta de liquidez” lo llamo yo. Puedes ser
pobre y tener recursos.

- El éxito del mundo proviene de apariencias. El éxito en Dios proviene de


resultados y frutos.
- No vivas de apariencias, vive de frutos.

Para mí el éxito son dos cosas:

- Ser útil y eficaz en lo que Dios me encomendó. Ministerio.


- Y, tener una familia que sustente esto. A Dios le importa muchísimo la familia,
trátense bien, son aquellos que soportan mutuamente, dense su lugar e
importancia. Hagan de su familia una gran institución.

Cuando somos desechados y quebrados entendemos que el éxito del mundo es


totalmente efímero. El éxito de Dios no te asegura tener una cadena de oro, pero sí te
asegura tener una cruz al hombro, y a un Espíritu Santo que te consuela. Eso es lo
mejor que te puede pasar.

- ¿Sabes qué es triste? Que en la calle te aplaudan y en la casa te desprecien.


- ¿De qué nos sirve una fachada de éxito si estamos huecos por dentro?
- Para qué el tener una buena cama, si tu esposa está asqueada de tener relaciones
contigo. No sabe lo que es el placer sexual, desde que se casó contigo. Porque
pareces un animal. Tan poco romanticismo. Tu único argumento es usar un
verso a tu conveniencia, “no te me puedes negar.” Cliché evangélico.
- Hay que ser genuino.

Hay actores y cantantes que sufren de depresión, el éxito en el mundo no vale, por
dentro puedes estar vacío. Les estoy predicando un capítulo de mi nuevo libro. El
ejemplo clave es: Robin Williams. Tenemos a muchísima gente así.

El éxito del mundo es una fachada, pero el éxito en Dios es algo interno.

La belleza es efímera, así como el éxito. También es abstracta.

Hay algo más real y profundo que la atracción visual. El éxito del mundo nos atrae.
Allí hay tanto en armar una escenografía que el vivir es olvidado.

Quemar los barcos:


No se puede ser exitoso en Dios sin quemar los barcos. Ser radical. No podemos
esperar todo de Dios si no le entregamos todo a Dios. Todo o nada.

Alejandro Magno quema sus naves luego de desenvainarse rumbo a Persia en el año
334 a.C. Un hombre que quemó sus barcos porque el enemigo era muy fuerte, dejando
las cosas claras, o ganamos o morimos. Era la única manera de que sus soldados lo
dieran todo.

La única manera de avanzar en Dios es quemando los barcos, no te des la opción de


retirada. No puedes reservarte cosas ante Dios y esperar que Él te lo dé todo.

Había un líder políticamente incorrecto además de sanguinario. Llamado Hernán


Cortez. Aquel que debía tener estrategias para derrotar un ejército azteca muy fuerte.
Buscaron tomar el territorio azteca, y en medio de todo esto esta persona ordena quemar
las velas de sus barcos. Algo real. Una de las grandes caídas de los aztecas. Allí
entiendes una sola cosa: “debes pelear hasta morir.” No tienes salida de ese lugar a
menos que lo des todo y ganes.

No hay éxito en Dios si no somos absolutamente radicales con Dios.

Es tiempo de quemar los barcos.

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