Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
2. LA VOZ DE DIOS
Sólo Dios podía decir las palabras: “Niña, a ti te digo, levántate” (Marcos
5:41), porque sólo en Dios está el poder dar vida a los hombres.
En estas palabras notamos que cuando Dios nos habla:
a) Pide nuestra atención.
Le dijo: “Niña”. Deténgase un momento a pensar en su condición delante
de Dios.
b) Nos habla a cada uno.
Añadió: “A ti te digo”. Si pone atención, oirá la voz de Dios que, a través
de su Espíritu, le quiere redargüir de pecado.
c) Exige obediencia inmediata.
Ordenó: “Levántate”. Dejar para mañana nuestra respuesta u obedecer a
nuestra manera es lo mismo que desobedecer a Dios, y éstas dos son
decisiones fatales para nuestra alma.
“Exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy;
para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado”
(Hebreos 3:13).
3. LA PREOCUPACIÓN DEL SEÑOR
PEDIR ALIMENTO
Querer saber más del Dios que nos salvó, no sólo es algo natural, sino que
sería preocupante el hecho de que este deseo no existiera en el que ha
nacido de nuevo.
Dios no espera que de inmediato seamos eruditos en su Palabra, ni que
seamos grandes defensores de las doctrinas que contiene. Sólo pide que
demostremos “hambre” por leerla y entenderla; que la aceptemos en
forma incuestionable, como el niño que recibe la leche de su madre.
Leerla nos hará conocer la voluntad de Dios para así obedecerle; nos
permitirá observar las maravillas de su creación a través de los mismos
ojos del Creador, y esto nos llenará de alabanza y gratitud; pero más, nos
abrirá el velo que encierra los misterios de su gloria y de su gracia y
brotará en nosotros la adoración. Todo esto nos ayudará a crecer para
poder vivir una vida agradable ante sus ojos.
LLAMAR A DIOS: PADRE
APRENDER A ANDAR
El niño no queda para siempre en su cuna; antes del año está haciendo
esfuerzos por salir de ella y moverse con libertad. ¡Qué alegría hay
cuando da sus primeros pasos! Ya no gatea, ya no se arrastra: camina
erguido como todo un hombre.
El deseo, más aún, el esfuerzo por caminar como Cristo, por andar en sus
pisadas, es otra evidencia de vida que debe manifestarse en aquel que ha
creído en Dios y aceptado a Cristo como Señor.
Amigo lector: si en usted no hay estas evidencias, si no le interesa leer la
Biblia, si no acepta el compromiso de llamar a Dios, Padre, y si no puede
andar en amor, en justicia y en verdad como Cristo anduvo; crea las
palabras de Dios que lo señalan como uno que está muerto y obedezca la
instrucción del Maestro:
“NO TEMAS, CREE SOLAMENTE” (Marcos 5:36).