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Este número está

ilustrado con obras


de Matilde Marín
(Bs. As., 1995-1997)

Universidad de Buenos Aires Mora, Revista del Area Interdisciplinaria de


Facultad de Filosofía y Letras Estudios de la Mujer, se publica semestralmente.

Decano Comité Editorial


Luis Yanes Ana María Amado
Vicedecano María Luisa Femenías
José Emilio Burucúa Mirta Zaida Lobato
Secretario Académico Susana Zanetti
Ricardo Graziano Liliana Zuccotti
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Investigación y Posgrado Comité Asesor
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Luis Yanes Buenos Aires)
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(Consejo Nacional de Investigaciones
Prosecretaria de Publicaciones Científicas, España)
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Coordinador de Publicaciones (Monash University)
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(The Israel Museum)
Director de Imprenta María Isabel Santa Cruz
Antonio D'Ettorre (Universidad de Buenos Aires)
Diseño y diagramación Beatriz Sarlo
Andrea Gergich (Universidad de Buenos Aires)
Composición Ofelia Schutte
Graciela Palmas (University of Florida)

©Facultad de Filosofía y Letras


Universidad de Buenos Aires. 1997
Puán 480. Buenos Aires. Argentina Coordinadora del Área Interdisciplinaria
SERIE: REVISTAS ESPECIALIZADAS de Estudios de la Mujer (AIEM)
ISSN Nº 0328-8773 Nora Domínguez
sumario

Religión, radicalismo y fantasía,


por Barbara Taylor 4

Presencia con una Diferencia:


la subjetividad según budistas y feministas,
por Anne C. Klein 16

Algunos aportes al debate sobre la racionalidad femenina,


por Alicia Nudler 35

Tráfico de género: mujeres, cultura y política


de identidad en esta era neoliberal,
por Francine Masiello 42

El estilo democrático: último grito de la moda,


por Cristina Iglesia, Liliana Zucotti 64

La poética caníbal de Clarice Lispector:


del sauce Rober a la sangre bruta,
por Ana Luisa Andrade 74

Género (M/F) y massmediación: nuevos objetos discursivos,


por July E. Chaneton 89

Desde la otra orilla: las trabajadoras marplatenses.


Formas y condiciones del trabajo femenino
en una sociedad en transformación,
por Irene Delfina Molinari 95

La problemática de la mujer en Europa del Este y


Central post-Perestroika. El caso Ucrania.
Entrevista a Svetlana V. Kupryashkina 113

Ilusas, místicas e intelectuales.


Entrevista a Jean Franco 124

Reseñas 132
Religión, radicalismo y fantasía*

Barbara Taylor

Estas notas, escritas especialmente para la Conferencia Thompson,


tematizan la posibilidad de utilizar la teoría psicoanalítica para el
análisis histórico. La discusión es esquemática en cuanto a su contenido
y de tono polémico, pero espero que sea productiva para discusiones
subsiguientes. El material sobre la teología de Wollstonecraft está
tomado de trabajos sobre el tema mucho más extensos, que serán
publicados en un libro de ensayos sobre Wollstonecraft y las fantasías
del feminismo.

* Publicado en inglés en HISTORY


WORKSHOP JOURNAL, 1995. 39.

4
¿Qué nos lleva a una imaginación radical? ¿Qué visión o conjunto de visiones,
nos impulsan a considerarnos más valiosos, más auténticos, más justificables que las
opresiones y las restricciones del presente? Estas preguntas -tan problemáticas y aún
así tan urgentes para estos tiempos tan difíciles- bucean en los escritos de Edward
Thompson, desde su temprana defensa del pensamiento comunista utópico de
William Morris hasta su complejo respaldo del jacobinismo apócrifo de Blake.
Escribiendo en la cresta de la ola de la estalinización del proyecto comunista, los
héroes -y heroínas- de Thompson fueron aquellos que invariablemente articularon
sus objetivos emancipatorios no en el lenguaje objetivo de los procesos históricos
sino en el vocabulario de la vida interior: de una radicalismo -en sus propias palabras-
enraizado en las facultades de la imaginación utópica, que el comunismo
estalinista reprimió tan salvajemente.1 Soñar, desear, anhelar términos a los que una
y otra vez (en el estudio de Blake) Thompson recurre a los finalmente descriptos
como contra-hegemónicos y con anterioridad (en el libro sobre Morris) calificados
como el nuevo y apropiado espacio de la Utopía, la educación del deseo. Enseñar
a desear el deseo, a desear lo mejor, a desear más, y sobre todo, a desear de manera
diferente. Esto, para Morris como para Thompson fue el corazón de su emprendimiento
radical.2 Al defender a Mary Wollstonecraft de un biógrafo que había trivializado sus
logros, Thompson subrayó como Wollstonecraft siempre había empujado...las
fronteras de la vida imaginando las reglas de la camaradería igualitaria en un
mundo en el que los códigos sexuales existentes le habían hecho sufrir tanto. Como
Thompson señala, francamente se trató de un salto extraordinario de imaginación
libertaria.3

La libertad, en otras palabras, debe existir en la fantasía si es que se la quiere


alcanzar en la realidad. Una vez reconocido esto, estamos forzados a repensar
nuestras categorías políticas, en particular la distinción entre razón y sinrazón. En el
reino del deseo político, como Thompson constantemente recuerda a sus lectores,
los así llamados irracionales o a-racionales, dan cuenta con frecuencia de un urgente
impulso imaginativo que no encuentra expresión en los códigos dominantes de la
racionalidad. Trato -en aquellas famosas palabras- de rescatar al pobre tejedor de
medias, al labrador ludita, al artesano utópico, e incluso, al iluso seguidor de
Joanna Southcott, de la enorme condescendencia de la posteridad y, al hacerlo,
recuperar para todos nosotros la rebelión psíquica, fundamental en la construcción
de la clase obrera inglesa.4

1
E.P. Thompson, Prostcript: 1976, William Morris: Romantic to Revolutionary, London,
1977, p. 792.
2
ibid., p. 791. Las palabras son de Morris.
3
E. P. Thompson, Solitary Walker (reseña de Claire Tomalin, Life and death of Mary
Wollstonecraft), New Society, 19 de septiembre 1974.
4
E. P. Thompson, The Making of the English Working Class, London, 1968, p. 13.

5
Y aun así, ... la relación de Thompson con la psicología de la subversión fue tan
conflictiva como celebrada. El uso del término “engañoso”, al describir el milenarismo
de Sourthcott, identifica el problema, como lo hace su descripción ligeramente
peyorativa de las ideas del comunitarismo oweniano, un poco más adelante en este
bien conocido pasaje en términos de “fantasías”. El dilema emerge con plenitud -
y no puede sorprendernos- su discusión de la religiosidad plebeya en La Formación
de la Clase Obrera en Inglaterra, donde los metodistas son acusados no sólo de
inculcar en los adherentes de la clase obrera el ethos político del quietismo y una
economía de subsistencia sino también promover estados mentales que Thompson
describe como “desequilibrados”, “histéricos”, y (en una frase particularmente
notable) “masturbación psíquica”.5 En verdad, como esta última frase indica, lo que
realmente perturbó a Thompson, fue el erotismo del primer metodismo, al describir
su estilo devocional y estático como “onanismo emocional” y su imaginería sexual
como “chocante” y casi diabólica en su comprensión de las fuentes de la
personalidad humana. Aquí está lo irracional y, por cierto, aquí -creo que se
encuentra sólo en este lugar de sus escritos- Thompson apela al psicoanálisis para
su explicación, sosteniendo que la simbología metodista era clínicamente perversa
y una desorganización esencial de... cada aspecto de la personalidad que se
lograba debido a la elisión de sexualidad con pecado. La imaginería del amor sexual
y del goce estaba conscientemente reprimido dentro del Metodismo -sostenía
Thompson- para ser reemplazado por una imaginería sexual ambivalente ....un
giro maternal, edípico, sexual y sado-masoquista que alineó el deseo con el
sacrificio y el dolor con el amor, de manera que cada giro revirtió en su reverso.6
No me interesa aquí discutir la interpretación de Thompson sobre el metodismo,
aunque vale la pena hacer notar que cualquier consideración seria sobre el papel
de las mujeres en la iglesia arrojará una luz diferente, por ejemplo, sobre la
prevalencia de la imaginería del útero o las representaciones feminizadas de Cristo
en una secta conocida por sus predicadoras mujeres. Quizá, tampoco las relaciones
entre sangre y sexualidad, en los Himnos Metodistas, parezcan tan desagradables
a las lectoras mujeres como a Thompson. Pero lo que realmente me interesa son
los motivos intelectuales por los que Thompson modifica su estilo de argumentación,
al extremo, de necesitar a Freud o una versión trivial de Freud. Religiosidad,
sexualidad e imaginación inconsciente: parece un fuerte triunvirato, ya que en el
mismo capítulo de La Formación en que todo esto aparece, cada una, evocando
aparentemente la otra, y las tres están puestas junto con el exceso psíquico. Se apela
a un erotismo perturbador para explicar un entusiasmo religioso patológico y la
psicopatología de la fantasía inconsciente es orientada a la explicación de lo erótico.

5
ibid. pp. 385-419.
6
ibid. p. 44; pp. 406-9.

6
El supuesto subyacente a todo esto es que sólo las ideas y los sentimientos locos
requieren de interpretación a nivel del inconsciente, con la sugerencia implícita de
que el subrealismo de nuestra imaginación sexual es inherentemente loco.
Sorprendente y desagradable fue el veredicto final de Thompson sobre la oscuridad
y la falta de lógica de la imaginería erótica Metodista, como se encuentra en el vívido
y sensual lenguaje de la profetisa Metodista herética Joanna Southcott, en cuyas
prédicas -escribió Thompson- toda envoltura de sensatez desaparece. He buscado
en otros sitios cómo tradujo Southcott el conflicto psico-sexual en una visión apócrifa
de la espiritualidad femenina ascendente -una visión que Thompson apunta en su
Formación pero que ni detalla ni analiza.7 Más precisamente, tras haber notado la
semejanza entre la imaginería sensual y el fervor Southcottianos de la comunión
Metodista, en las que Southcott encuentra sus raíces, Thompson se aparta de ambas
y, al hacerlo, abandona toda discusión posterior sobre el papel de la sexualidad, el
género, y el psiquismo inconsciente en la construcción de la cultura plebeya.
El escrito Wittness Against The Beast hace más de veinte años podría, a
primera vista, parecer un representante del retorno de lo reprimido.8 Aquí, en la
historia de la deuda de William Blake con la tradición antinómica, están todos los
ingredientes: profundo compromiso con un Dios personal ligado a una visión erótica
apócrifa, expresado en una imaginería cuyo poder deriva, en último término, de su
extraordinaria envoltura de lo trascendente en lo sexual. En tanto que tradición
herética, la antinómica fue famosa por su transgresión en la prédica sexual, y
Thompson ubica el trabajo de Blake dentro de lo que describe como el franco
simbolismo sexual de esta creencia. Tras haber señalado esto, tuvo poco más que
decir, y retomó una explicación sobre los puntos de vista de Blake en términos de
antagonismo entre cultura popular y culta. La posición antinómica, como Blake la
elaboró, fue una contra-ideología de oposición -sostiene Thompson- que se forjó en
reacción a la compulsión y coacción del discurso dominante de la elite Georgiana.
Fue una actitud conscientemente anti-hegemónica, adoptando el desafío de
profundos supuestos de orden social y, de este modo, un recurso extremo abierto
a los excluidos, particularmente los artesanos y la petit bourgeoisie *. Visto de esta
manera, la filosofía de Blake puede considerarse no sólo una mera señal de
irracionalismo en un mundo hiperracionalizado, como el de los radicales de 1790,
sino, por cierto, una expresión particularmente elocuente de las esperanzas más
profundas de la era revolucionaria, contra la cual el utopismo ilustrado de los otros
jacobinos ingleses -particularmente Godwin, uno de los filósofos menos queridos

7
ibid. pp. 420-6. Para mi examen de Southcott, cfr. Eve and the New Jerusalem: Socialism
and Feminism in the nineteenth Century, London, 1983, pp. 161-7.
8
E. P. Thompson, Witness against the Beast: William Blake and the Moral Law, Cambridge,
1993.
* En francés en el original (N. de la T.).

7
por Thompson- parece mecánico y llano. Su visión <la de Blake> no ha sido sobre
el gobierno racional del hombre sino sobre la liberación de un potencial no
realizado, una alternativa natural, dentro del hombre, una naturaleza
enmascarada por las circunstancias, reprimida por la Ley Moral, ocultada por el
Misterio...., y fue esta visión la que Blake estimó, incluso en la era de la contra-
revolución, cuando otros radicales habían muerto o se habían ido, y muchos de los
que quedaron se convirtieron en apóstatas. Fue la intensidad de esta visión,
derivada de raíces más profundas que las del Iluminismo, la que hizo imposible
que Blake cayera en la maldición de la apostasía.
Nuevamente, no es la especificidad de esta interpretación -tan original y
convincente en muchos aspectos- lo que me preocupa, sino, más bien, lo que
parece haberse seguido de ella. No soy una estudiosa de Blake, pero aún una
aproximación superficial a su obra sugiere, por cierto, una posición enraizada en
fuentes más profundas y antiguas que la filosofía de la Ilustración. Pero al descuidar
la dimensión psico-sexual de esta concepción y al secularizar su proyecto redencionista,
Thompson hizo dificil -quizá imposible- cavar en este antiguo suelo. A pesar de su
odio al metodismo, y particularmente a su contenido erótico, Thompson exploró
voluntariamente las raíces inconscientes de su fantasía; su amor por Blake lo llevó
a celebrar lo que describe como la visión de amor afirmativo en la poética Blakeana,
y alaba de paso su libertarianismo sexual; pero deja intacto el contenido fantasmagórico
de su teología. ¿Es posible, quizá, que detrás de esta doble jugada -hacia y desde la
imaginación inconsciente como lugar de la explicación histórica- resida el temor de
que las fuentes más profundas de la visión Metodista y de la Blakeana no están tan
alejadas como Thompson quisiera -podrían, por cierto, en algún aspecto crucial, ser
las mismas?
Cuando sugiero esto, tengo presente el argumento de Joan Scott quien, en
1988, en su ensayo Women in the making of the English Working Class señaló la
división entre la razón radical y la sinrazón religiosa, tal como aparecen en
Formación, y defendió que esta escisión se alínea con el género. Un tipo de
simbolismo vinculado con ciertos caracteres en la narrativa (de Thompson) -afir-
ma Scott- de modo que del lado de la racionalidad, encontramos la quintaesencia
de su expresión política en la figura de Thomas Paine, mientras que la figura
representativa del lado del irracionalismo místico es Joanna Southcott.9 Creo que
este argumento es parcialmente correcto, en la medida en que Thompson
ciertamente vincula el extremismo emocional tanto de Southcott como de los
Metodistas con sus compromisos femeninos; aún así, creo que se necesita ahondar
el argumento, en la medida en que lo que es repudiado por Thompson no es lo
femenino en tanto tal, sino un campo completo de la vida mental -la arena mágica

9
Joan Wallach Scott, “Women in The Making of the English Working Class” En: Gender
and the Politics of History, New York, 1988, p. 78.

8
del psiquismo inconsciente- en el que la femineidad y la masculinidad se negocian.
Y aquí, creo, es donde realmente está el punto neurálgico de la historia de las sectas
religiosas: el fantástico orden y desorden de la diferencia sexual, que encuentra su
expresión simbólica en estos movimientos espirituales. Después de todo, los
hombres -incluso los buenos jacobinos- pueden ser Metodistas o Southcottianos; y
quizá hubo más de una afinidad entre el erotismo sensual de Southcott y la visión
Blakeana de la Ley del Amor que Thompson imaginaba de buen grado. Si el lenguaje
de una visión feminizada de la religión tiende a ser, en palabras de Thompson
bizarro y extremo, la prosa de los grandes profetas varones es también bastante
subida de tono.
Ya señalé que el capítulo de la Formación en el que Thompson examina el
Metodismo, El poder transformador de la Cruz, es, hasta donde sé, el único lugar
en sus escritos donde directamente emplea la teoría psicoanalítica. Hubo, sin
embargo, otras ocasiones en las que la aludió, y dos de ellas en relación a Mary
Wollstonecraft, que en la década del ‘40 había sido el blanco de un libro salvajemente
antifeminista escrito por dos psicoanalistas, Modern Women: the lost Sex.10 Los
autores de esta diatriba interpretan al feminismo, y en particular a la vertiente de
Mary Wollstonecraft, como un producto completamente producido por la envidia
del pene -un punto de vista que Thompson consideró (como yo) ofensivo. Pero la
forma que tomó su refutación es muy interesante. Wollstonecraft ha sido la más
racional de las mujeres, escribió en 1969, y su batalla personal se centró contra los
roles sociológicos de las mujeres.11 Más tarde, en una revisión biográfica de Claire
Tomalin, en 1974, Thompson reconoció que Wollstonecraft por ningún medio
nadó fácilmente con la corriente del racionalismo del siglo XVlll, aunque no extrajo
ninguna conexión entre esto y su feminismo, o lo que describe como su difícil
situación femenina: todo hecho de la naturaleza y de la sociedad le recordaba a
Wollstonecraft que era mujer. No era una mente sin sexo, sino un ser humano
excepcionalmente expuesto en una difícil situación femenina.12 Cuál era esta
situación -y en qué consistía la diferencia con una situación masculina- queda sin
especificar, aunque por lo menos en una cosa Thompson fue claro: no tenía nada
que ver con lo que los autores de Modern Women: the lost Sex describían como
la sombra del falo (que) oscurece los pensamientos de Wollstonecraft. Nuevamente,
las objeciones de Thompson a este estilo salvaje de análisis misógino fueron
perfectamente apropiadas; pero quiero subrayar que comprender la difícil situación
de género no nos lleva al sombrío terreno donde se encuentran falos y otras cosas
sino que el caso de Wollstonecraft nos conduce de regreso al reino de la religión.

10
Ferdinand Lundberg & Marynia F. Farnham, Modern Woman: the Lost Sex, New York,
1947.
11
E. P. Thompson, “Disenchantment or Default ? A Lay Sermon”, En: Conor Cruise O’Brien &
W.D. Vaneck (eds.) Power and Consciousness, New York, 1969.
12
Solitary Walker, New Society, 19 de septiembre 1974.

9
En el sentido de la línea que Thompson trazó -tanto en La Formación como
en Witness Agsinst the Beast- entre racionalistas radicales como Paine, Priestley
y Price, por un lado, y el mundo de los profetas radicales y las herejías como Blake
y Southcott, por otro, Wollstonecraft generalmente ha sido ubicada del lado de la
razón- y esto, en un sentido, es claramente correcto. Por cierto, este es el lugar donde
ella misma se hubiera puesto, y sus afinidades con el Disenso Racional son
fácilmente identificables.13 Pero el cuando se modifica si reconocermos dos
aspectos: uno, el Disenso Racional no fue, de ninguna manera, racionalista, en el
sentido convencional, como generalmente se supone incluyendo a Thompson;
segundo, el compromiso de Wollstonecraft con un sistema teista de pensamiento
fue más fuerte que en muchos de sus contemporáneos, particularmente en el
período en el que escribió Vindicación de los Derechos de la Mujer. Podría
decir mucho sobre por qué esto debería ser así en términos de su biografía personal
y su contexto intelectual, y claramente cualquier explicación histórica requeriría de
la consideración de ambas. Pero aquí quiero defender una explicación al nivel de
la fantasía inconsciente y sugerir que sin ésta no es posible comprender lo que
Thompson describe como las profundas raíces de la imaginación radical.

***

De acuerdo con William James, los dioses que respaldamos son los dioses que
necesitamos y que podemos usar, los dioses cuyas demandas sobre nosotros
refuerzan nuestras demandas sobre nosotros mismos y sobre los demás.14
Siguiendo esta línea, quiero sugerir que la demanda primaria que nos hacemos a
nosotros mismos, a cada uno y a nuestros dioses, es la demanda de auto-identidad
que es psicológica y culturalmente variable. Cómo se establece la viabilidad de tal
identidad (self) es, en parte -pero sólo en parte- un problema histórico. Claramente
el criterio de qué se considera un yo (self) varía con el tiempo -¿com-prende, por
ejemplo, el alma?- pero ciertos procesos fundamentales por los cuales la auto-
identidad se genera -me interesa sugerir- trascienden la variación histórica. Estos
procesos, a su vez, también subyacen la universalidad de las religiones: no detrás
del reclamo específico de esta religión o de aquella respecto de la verdad universal,

13
Wollstonecraft era amiga y vecina de uno de los líderes del Unitarismo Radical, Richard Price.
La versión de Price sobre el Disenso Racional (como lo conoció el Unitarismo) por cierto
influyó sobre Wollstonecraft, particularmente sobre su posición respecto de la moralidad
política. Pero nunca fue Unitarista y su propia teología debe mucho tanto a Rousseau y el
platonismo cristiano como al Unitarismo.
14
William James, The Varieties of Religious Experience, New York, 1902. Citado por Judith
Van Herik, Freud on Feminism and Faith, Berkeley, 1982, p. 191.

10
sino detrás de la capacidad de todas las religiones -como sugiere James- de hablar
de las necesidades de los seres humanos.
Somos, no obstante, humanos en diferentes sentidos, y de modo más
fundamental, por supuesto, respecto del género. El establecimiento de las identidades
es también un proceso según el cual se establece el género, y esto se refleja en cómo
mujeres y varones formulan y expresan sus ideas religiosas. Wollstonecraft misma
-debo decirlo ahora- hubiera negado esto vehementemente. Hija del humanismo
Iluminista, para ella la religión era la expresión de esos aspectos precisos de la
humanidad que trasciende la diferencia sexual -nuestra comprensión moral, nuestras
mentes racionales, nuestra imaginación creativa- comprendían para ella nuestra
alma asexuada. En 1792, en respuesta al argumento de Rousseau, de que las mujeres
debían siempre adherir a la religión de sus padres o maridos sin tener en cuenta sus
propias creencias, Wollstonecraft señala que la elevación de los padres de familia
a presbíteros niega a las mujeres la facultad de un razonamiento independiente y
desapasionado que vincule su alma a su Creador; de modo que negaba a las mujeres
un Dios personal:

la naturaleza de la razón debe ser la misma en todos, si es una emanación de la


divinidad, un lazo que conecta a la criatura con su creador; porque, ¿puede esa alma
tener impresa la imagen divina, que no se ve perfeccionada por el ejercicio de su propia
razón? Aún... no se permite al alma de la mujer hacer esta distinción y el hombre
siempre se ubica entre ella y la razón, a la mujer se la representa siempre como creada
para ver a través de un gran medium.... 15

En un momento volveré sobre esta concepción de la comunión de las mujeres


con Dios. Primero quiero enumerar las siguientes cuestiones:

Uno. Para comprender la relación de varones y mujeres con la religión es


necesario pero insuficiente un punto de vista histórico. Como un sistema
fantasmagórico de creencias, la religión se moldea no sólo por códigos de la vida
cultural colectivos conscientes sino también por fantasías inconscientes que son
tanto individuales como generales.

Dos. Para establecer el mapa de las relaciones entre los códigos culturales y la
vida mental inconsciente necesitamos una teoría que ni sea exclusivamente
culturalista -como por ejemplo gran parte de la teoría postestructuralista- ni
exclusivamente psicológica, pero que se base en la dinámica de la interacción entre
la realidad cultural y la psíquica.

Tres. Un punto de partida para tal reconceptualización se encuentra en el


concepto psicoanalítico de identificación, un concepto que es simultáneamente

15
Mary Wollstonecraft, A Vindication of the Rights of Women, London, 1982, p. 142.

11
social y psíquico y que creo que es fundamental en la manera en que entendemos
las creencias religiosas. Digo identificación más que identidad porque la identificación
es lo que subyace a la identidad, si ustedes quieren, es el contenido manifiesto de
una subjetividad cuyo contenido latente son las identificaciones.

El concepto de identidad ha sido duramente cuestionado últimamente, en


particular por teóricos ocupados en desmantelar todas las nociones vinculadas a la
naturaleza humana, la mismidad o el género, que son vistas como no-contingentes,
fundacionalistas, esencialistas, y demás. El concepto de un sujeto humano
universal que fue el corazón de la filosofía Iluminista ha sido condenado como parcial
y contingente -fundado sobre exclusiones raciales, sexuales o de clase. En efecto,
se ha sostenido que la identidad universalizada en una identidad tout court * ha sido
la blanca, de clase media, varón, y que todas las demás identidades se han visto
definidas como lo otro, lo inferior, o lo ajeno en relación a aquella. La misma idea
de una identidad personal, única, misma, emerge -se ha dicho- a partir de estos
nexos de exclusión y de las relaciones de poder que se inscriben en ellas.
En oposición a esto, muchos teóricos ven ahora la identidad como el producto
del lenguaje y la cultura en algunos casos, ciertamente, sólo como un tropo
lingüístico sin ninguna realidad extra-lingüística de algún tipo. Se le da poco crédito
a la idea de un yo (self) interior del que la identidad personal es la expresión
consciente. En el importante libro de Denise Riley Am I that name?, por ejemplo,
la identidad femenina es vista como una ficción cultural, el producto de formaciones
discursivas (para usar un término foucaultiano) basadas históricamente, entre las
cuáles una es la religión.16
El psicoanálisis critica también la identidad cuando se entiende el concepto en
el sentido de un yo estable y coherente. El “inconsciente” -como ha dicho Jacqueline
Rose- constantemente revela los fracasos de la identidad.17 Porque la vida psíquica
es contradictoria, conflictiva y ampliamente ocultada a la conciencia, no hay una
identidad única, no hay un sentido unitario del yo (incluyendo el sexual) en el que
uno pueda finalmente fijarse. En cambio, sólo hay una compleja configuración de
fantasías concientes e inconscientes que construyen nuestro frágil sentido de “yo”.
Hay -como escribe Rose- una resistencia a la identidad en el núcleo mismo de la
vida psíquica,18 una resistencia que se expresa no sólo en los sueños y en los
síntomas, sino también en la trama de nuestras creencias más íntimas, incluyendo
las creencias religiosas.

* En francés en el original (N. de la T.).


16
Denise Riley, Am I that name ? Feminism and the Category of Women in History, London,
1988.
17
Jackeline Rose, Sexuality in the Field of Vision, London, 1986, p. 90.
18
ibid. p. 91.

12
Pero si nuestro sentido de la identidad es incoherente y fantasmagórico -y
acuerdo con Rose en que es así- esto de ningún modo disminuye su fuerza en
nuestra vida psíquica, no al menos porque nuestra realidad interior se ve limitada
por nuestra existencia temporal y discreta como individuos. Somos quienes somos
en parte porque no somos algo o alguién más; pero también somos quienes somos
en relación con aquello que no somos: la identidad es ineluctablemente social.19
Quién soy está dado por relaciones inconscientes con el no-yo, mi fantasiosa
percepción de los otros -en particular, las figuras parentales- que me rodean y esta
relación se describe como identificación.
La emergencia de un yo psíquicamente generizado se da mediante la
identificación amorosa de las figuras de nuestro deseo. Cuando niños, nuestros
padres y madres con un amor idealizado inscriben en nuestra psiquis imágenes de
masculinidad y femeneidad que son la base de nuestra identidad sexual. Esta
venerable identificación con nuestros padres o, más bien con versiones fantasio-sas
de nuestros padres -el dios personal de cada niño-, son los hilos con los que la trama
de nuestra subjetividad se teje: todos queremos ser lo que hemos adorado.20
En este sentido, la actitud de adoración de un devoto teísta no es más exótica
o arcaica que el ego inconsciente mismo, construido sobre la historia de sus deseos
idealizados. Permítasenos ilustrar esta cuestión con una muy breve revisión del
teísmo de Wollstonecraft.
En sus escritos, Wollstonecraft se preocupó mucho por la pregunta de cómo
las mujeres adquirían sentido de identidad, particularmente, un sentido ético de sí
mismas, que no era un mero reflejo de los puntos de vista y de las necesidades de
los varones. En parte la respuesta es muy clara: las mujeres, como los varones,
alcanzan una auténtica subjetividad moral sólo en su relación con Dios. Esta
subjetividad -fue explícita en esto- está más allá del género. No es filosófico pensar
en el sexo cuando se menciona al alma, sostiene,21 mientras que antes, en Los
derechos de la Mujer, presentó su proyecto sin compromisos, en lo concerniente

19
El origen y el carácter de las fantasías identificatorias sobre las que se basa la subjetividad es
uno de los puntos de discusión y controversia entre los teóricos del psicoanálisis. La
contribución de Freud a la teoría de la identificación es compleja y, en algunos aspectos,
incoherente; más tarde, teóricos como Melanie Klein, Donald Winnicott, Jaqcques Lacan, Jean
Laplanche han disentido de Freud y otros. Para una polémica sobre los puntos clave que giran
en torno a la identificación, cfr. Mikkel Borch-Jacobsen, The Freudian Subject, London,
1989.
20
Sobre la relación entre fantasías identificatorias infantiles y creencias religiosas, cfr. Freud, S.
Totem & Taboo (1913); Mourning & Melancholia (1917); Group Psychoanalysis of the
Ego (1921); The Ego and the Id (1923); The Future of an Illusion (1927). Ver, para una
provocativa relectura de estas cuestiones, Julia Kristeva “Freud and Love: Treatment and its
Discontents” Tales of Love, New York, 1987.
21
Mary Wollstonecraft, The Rights of Women, p. 119.

13
a las costumbres de las mujeres, permítasenos, sin tomar en cuenta argumentos
sexuales, esbozar qué debemos esforzarnos en hacer para cooperar con el Ser
Supremo.22 Y lo que necesitan para ser libres -libres para pensar y actuar como seres
racionales sin distinción de sexo: la conducta de un ser individual debe estar
regulada por las operaciones de su propia razón, o ¿sobre qué fundamento
descansa el trono de Dios ?... La Libertad es la madre de la virtud.23 La existencia
de las mujeres como sujetos morales auto-conscientes depende, entonces, de su
relación inmediata con Dios, una relación que se funda en la capacidad humana de
identificación con un ideal. Esta connexión con Dios -afirma Wollstonecraft- es a la
par racional y apasionada: una competencia imaginativa por el amor perfecto con
la percepción racional de las virtudes divinas, cuyo tipo puede imitarse pero cuyo
grado las sobrepasa extasiando nuestra mente. En Vindicación de los Derechos
de la Mujer, describe esta relación identificatoria en términos de profunda
reverencia y de temor -temor al sublime poder de Dios y a sus justas resoluciones;
para ella la sumisión no sólo es racional y voluntaria sino también mimética:
subsumida en Dios, participa de sus virtudes y, así, mi alma recibe su noble
alimento: Este temor a Dios me hace reverente. Sí, Señor,la búsqueda de la fama
honesta y de la amistad de los virtuosos está cerca del respeto por mí misma. ¿Qué
más (salvo la religión) puede llenar el doliente vacio de mi corazón, que los
placeres humanos, las amistades humanas no pueden nunca llenar?... ¿Qué, sino
la profunda reverencia al modelo de toda perfección, y el lazo miste-rioso que
surge del amor al bien ? ¿Qué puede hacer que nos estimemos nosotras mismas,
sino la estima por aquel Ser del que no somos sino una tenue imagen?.24
A lo largo de sus escritos, y más explícitamente en sus obras de ficción,
Wollstonecraft presenta al Ser Divino como paternal, una imagen de la perfección
patriarcal. Tomados conjuntamente, lo que estos textos nos brindan es una
explicación extraordinariamente evocativa de un alma femenina modelada sobre un
Padre fantasmal,25 a fin de alcanzar un sentimiento de auténtica identidad -de
autoestima- que pocas cosas más le ofreció el mundo a Wollstonecraft, o incluso a
la mayoría de las mujeres. Hija de un padre alcohólico y violento y de una madre

22
ibid. p. 102.
23
ibid. p. 121.
24
Mary Wollstonecraft, A Vindication of the Rights of Men, London, 1989, p. 34-39.
25
La teología de Wollstonecraft propone a la deidad como el más perfecto y auténtico objeto
del amor humano, en contraste con los objetos terrenos del amor sexual, que es arbitrario,
imperfecto y temporal. La imaginación erótica, que tiende a depositar características divinas
en los que amamos, desilusiona a menos que se la re-dirija hacia Dios, de todos modos esta
idealización fantasmática del objeto del amor mortal es la principal capacidad que nos dirige
a lo divino, y hacia una relación verdadera con nuestra propia plenitud -nuestra piedad
interior. El énfasis en los escritos de Wollstonecraft de Dios como figura paterna es complejo,
ya que por momentos es claro que se le depositan cualidades maternales omnipotentes y
omnicientes que no se nombran en tanto que tales. Para una discusión más detallada de esta
cuestión, cfr. mi Wild Words: Mary Wollstonecraft and the Fantasies of Femnism.

14
fría e inútil, su propia crianza le proporcionó pocos ejemplos de auto-estima y las
actitudes culturales para con las mujeres, en las postrimerías del siglo dieciocho,
contravenían cualquier sentido de identidad personal que no estuviera atado a las
necesidades masculinas. La vida y el pensamiento de Wollstonecraft fueron tanto
inspirados como distorsionados por estas dificultades. Amar y admirar -escribió en
algún sitio- es una necesidad de mi corazón; y es precisamente debido a esta
necesidad -como William James e incluso Freud nos recuerdan- que se eligen los
dioses.

No es posible entender las creencias religiosas de Wollstonecraft fuera del


marco de finales del siglo dieciocho -particularmente el renacimiento Evangélico
por un lado, y la tradición del Disenso Racional, por otro- o, por cierto, sin una
interpretación amplia de las herencias culturales y de las presiones que padecían
las mujeres en su tiempo. Pero aún así, tal lectura detallada de la historia -sostengo-
no nos permitirá asir la naturaleza fantamagórica de su teísmo a menos que
contemos con una teoría de la fantasía misma y, en particular, del papel que juega
la fantasía identificatoria en el desarrollo generizado de la identidad. La aplicación
de la teoría psicodinámica a los fenómenos históricos, por cierto, no carece de
dificultades. Pero la alternativa -ignorar el inconsciente, la dimensión fantasmal de
la experiencia humana- seguramente nos deja con una historia tan ciega y parcial
como la que nos dejaron los viejos hombres de la historia, al rechazar la dimensión
genérica.

***

Entonces, volvamos al punto de partida: si el trabajo de Edward Thompson


representa parte de lo mejor de la tradición histórica radical del siglo veinte -como
yo creo- entonces, también demuestra algunos de los límites de dicha tradición.
Explorar esos límites será, con seguridad, el más grande tributo que podamos pagar
a un pensador que, como sus antecesores intelectuales de 1790, estuvo siempre
dispuesto a poner a prueba los prejuicios de su época. Por lo que a mi propio trabajo
concierne, el utopismo de Thompson fue una de las fuentes de inspiración más
importante para mi libro sobre la utopía feminista oweniana. Mirando nuevamente
La Formación y el estudio sobre Blake, y sus breves escritos sobre Wollstonecraft,
me doy cuenta una vez más del grado de deuda que tengo con él, aún cuando
utilizo sus ideas para formular argumentos con los que disentiría acaloradamente.
Imagino que muchos de los que estuvimos en la Conferencia de julio tenemos una
relación parecida con su trabajo y deseo que los intercambios que allí hicimos
proporcionen un apropiado e irreverente testimonio de su memoria.

Traducción de María Luisa Femenías

15
Presencia con una Diferencia:
la subjetividad según budistas y feministas

Anne C. Klein *

Los feminismos esencialistas y posmodernos son a menudo considerados


como incompatibles. Mi propuesta es que las teorías budistas de la
subjetividad cambian la naturaleza de la tensión entre ellos tal como
actualmente está constituída, porque las tradiciones budistas describen
una mente no completamente gobernada por el lenguaje, y una
dimensión mental subjetiva que está enteramente integrada con el
cuerpo y sus sensaciones. Uno de los corolarios de esto es la compatibilidad
que los budistas perciben entre estados subjetivos condicionados (afines
a los feminismos posmodernos) y los incondicionados (afines a los
feminismos esencialistas).

Las narrativas postmodernas sobre la


subjetividad son inadecuadas. (Jane Flax,
Thinking Fragments)

Sin concentración no habría reconstitución


del conocimiento ya adquirido y la
conciencia misma se rompería en pedazos,
se volvería fragmentaria. (Soma Thera,
The Way of Mindfulness)

* Anne C. Klein es profesora asociada


en Rice University, donde enseña en
el Departamento de Estudios Re-
ligiosos y en el Departamento
Interdisciplinario Estudios Superiores
de las Mujeres. En 1982-83 fue
Investigadora Asociada y catedrática
en el Programa de Mujeres y Religión
en Harvard Divinity School. Además
de varios artículos en el área de
mujeres y budismo, ha publicado
tres libros sobre temas de filosofía
budista y epistemología, incluyendo,
Meeting the Great Bliss Queen.

16
¿Qué es una mujer? Simone de Beauvoir inició un fructífero período de reflexión
sobre este tema con su famosa afirmación, “Una mujer no nace, se hace” (Beauvoir
1974, 301). Su énfasis sobre el “hacerse” puede verse como prefigurando un corpus
completo de reflexión feminista posmoderna sobre la naturaleza elusiva del yo y
de la subjetividad. Pero, como Judith Butler expresa en su réplica al comentario de
Beauvoir: “Cómo puede una hacerse una mujer si ya no se era mujer antes?” (Butler
1990, 111). De esta manera Butler señala un punto crucial de la resistencia
esencialista a las teorías posmodernas.
La mayor parte de la teoría feminista contemporánea cae en algún lugar entre
las posiciones esencialista y posmoderna sugeridas por esas afirmaciones.1 Sugiero
que el antagonismo aparentemente irresoluble entre esas posiciones descansa en
parte sobre la incorporación de supuestos filosóficos occidentales sobre la subjetividad,
es decir, sobre categorías asociadas al conocimiento sin concentración. También,
que otros dos elementos del pensamiento occidental, incorporados por las feministas,
contribuyen a este antagonismo: (1) la fuerte tendencia en la filosofía occidental a
estructurar indagaciones en torno a cómo son las cosas y a cómo se conocen, en
ramas separadas de la investigación, y (2) el supuesto occidental contemporáneo
profundamente arraigado de que la subjetividad ha de ser entendida solamente a
través de su compromiso con el lenguaje. Aunque aquí me centro en escritos
feministas, gran parte de lo que sigue es relevante también para la reflexión
occidental no-feminista.
El dilema central del debate esencialista-posmoderno entre feministas es claro:
¿cómo pueden las mujeres occidentales contemporáneas construir un sentido del
yo que no esté ni tan excesivamente especializado ni tan contingentemente
construido que hasta su existencia y poder se cuestionen? Las posiciones son
extremas. No son sólo cuestiones de teoría sino que se dirigen a concepciones
profundamente arraigadas de lo que significa ser una “mujer”. ¿Cómo se puede vivir
con las fuertes exigencias que “esencialismos” y “posmodernismos” sugieren a las
diferentes experiencias? ¿Cómo puede una mujer defender un tipo de yo sólido que
la fortalezca y a la vez reconozca los múltiples vectores sociales, económicos,
políticos y genéricos que condicionan y constituyen este yo? A través de las
perspectivas posmodernas, por ejemplo, puedo articular los complejos procesos de
transformación por los que la identidad se configura y así honrar el infinito
movimiento y las conexiones entre mi vida y mi pensamiento y los de millares de
otras personas, pero de este modo no puedo reconocer una profundidad o “un lugar

1
Por supuesto es bien sabido que hay muchas diferencias tanto entre los esencialistas mismos,
como entre los posmodernos. Cfr., por ejemplo, Schor (1989). En mis referencias a estas
posiciones, extracto principios que son comunes, aunque no necesariamente universales, a
las feministas esencialistas o posmodernas respectivamente. Algunas escritoras, por ejemplo,
Luce Irigaray y Hélène Cixous reflejan tanto orientaciones esencialistas como posmodernas.
Luce Irigaray describe un tipo de esencia posmoderna cuando dice: La mujer no es ni abierta
ni cerrada. Es indefinida, in-finita, la forma nunca es completa en ella (Irigaray 1985,229).
Por otro lado, Julia Kristeva sencillamente encuentra que cualquier tipo de coherencia es
un error, observando que la creencia de que “una es una mujer” es casi tan absurda y
oscurantista como la creencia de que “uno es un hombre”” (Kristeva 1981,137).

17
propio” en ninguna subjetividad individual. Las esencialistas tienden a privilegiar tal
lugar, enalteciendo así el arraigo en el yo que muchos encuentran crucial para el
bienestar, pero las esencialistas también tienden a pasar por alto las particularidades
sociales, políticas o psicológicas. Así, nombrar una identidad esencial puede ser
fortalecedor pero también limitante, y es por cierto filosóficamente problemático.2
Estos temas sobre poder personal, vínculos, independencia, y relación están en el
corazón del debate esencialista-posmoderno.
El modo en que una mujer entiende la subjetividad es crítico para su
comprensión de las tensiones entre las orientaciones feministas esencialistas y las
posmodernas. Por “subjetividad” incluyo las funciones y categorías específicas del
conocimiento asociadas con la mente humana. Considero que éstas han sido
innecesariamente reducidas en los recientes debates entre esencialistas y
posmodernas. Quiero proponer un modo de expandir el alcance y vocabulario de
las discusiones feministas sobre la subjetividad partiendo de una matriz religiosa y
filosófica especialmente rica a este respecto. Mi tesis principal es que una
comprensión expandida de la subjetividad puede cambiar la naturaleza de la tensión
entre las perspectivas feministas esencialistas y posmodernas y, en el proceso,
descubrir y desafiar una preferencia por el poder implícito en las narrativas
postmodernas. Para explorar esta tesis uso aquí material seleccionado de las
tradiciones budistas de la India y el Tíbet. Mi sugerencia es que esas tradiciones
reconocen posiciones análogas a las posiciones esencialista y posmoderna, aunque
leen de manera muy diferente la relación entre esas posiciones, entendiéndolas
como mucho más compatibles de lo que las feministas contemporáneas tienden a
hacerlo. La diferencia en estas lecturas se debe en gran parte a sus diferentes modos
de entender la subjetividad.
Para las caracterizaciones budistas de la subjetividad es fundamental un estado
mental conocido como concentración, que aquí significa la capacidad de mantener
la atención clara y estable sobre un objeto elegido. La concentración ofrece
evidencia de ambas orientaciones, la de tipo esencialista y la de tipo constructivista,
y servirá aquí como ejemplo principal acerca de cómo una discusión budista de la
subjetividad se puede relacionar a los intereses feministas. La concentración facilita
un tipo “esencial” de centramiento y al mismo tiempo es compatible con
sensibilidades constructivistas o posmodernas porque percibe cómo el flujo
constituye el complejo mente-cuerpo. Paradójicamente, cuanto una más desarrolla
la propia concentración atenta y cuanto más se funda en la experiencia presente,

2
Linda ALcoff observa que algunas voces minoritarias en Occidente son particularmente
sensibles a los peligros del esencialismo, y por esta razón las mujeres negras, hispanas,
chicanas, y otras mujeres de color rechazan abrumadoramente las concepciones esencialistas
del género (Alcoff 1988, 412). Ver Anzaldúa (1987), Walker (1982) y Moraga (1987). Mi
colega, Angela Valenzuela, me ha hecho ver la complejidad de, por un lado, la necesidad
de que la minoría se defina a sí misma en oposición a la mayoría y, al mismo tiempo, que
objete tener una identidad únicamente definida por ese contexto. Sin embargo algunos
teóricos como Paul Smith promueven una reafirmación de la eficacia política del esencialismo
(ver Smith 1988,44). Ver también la discusión de Fuss acerca de esto en conexión con
Irigaray (Fuss 1989, 70 pág.).

18
más clara se hace la naturaleza frágil y construída del yo. Digo “paradójicamente”,
pero la tensión de la paradoja está sólo en la descripción, no en la experiencia. De
esta manera la atención y estados asociados de calma y concentración pueden
mejorar la naturaleza de la tensión entre las perspectivas esencialistas y posmodernas
en contextos feministas.
En consecuencia, mi discusión empieza con las descripciones budistas clásicas
de la concentración. Luego considero cómo la afinidad particular que la concentración
tiene con lo que los budistas llaman lo “no condicionado”, se relaciona con el énfasis
posmoderno sobre los procesos complementarios de aplazamiento, diferenciación,
y suplementación como el único contexto en el que ocurren las narrativas de la
mismidad. Desde la mayoría de las perspectivas posmodernas, el hecho de que el
contexto y el significado no sean nunca completos y puedan siempre ser
completados, evidencia la imposibilidad que cualquier persona, objetiva o narrativa
tiene de estar completamente presente. Porque el significado y la subjetividad no
están en este sentido nunca completamente presentes, están siempre diferidos.
Esta es una observación crítica para la reflexión feminista sobre el yo y la identidad.
Paul Ricoeur dijo una vez que en los Estados Unidos la deconstrucción está
especialmente extendida entre críticos literarios pero que de hecho es un modo de
dirigirse a temas religiosos. En este contexto describió la deconstrucción como un
modo de desenmascarar las preguntas latentes detrás de las respuestas de un texto
o tradición.3 ¿Es posible hablar de la mente sólo en tanto lo que conoce? Esta es una
pregunta que veo implícita en las tradiciones budistas y que se vuelve explícita
cuando yuxtaponemos las perspectivas budista y feminista.
Un estado mental tal como la concentración no se describe en términos de lo
que se comprende, sino en términos del modo de reconocerse a sí misma. Cuando
miramos hacia los debates esencialistas-postmodernos a través de lentes budistas,
parece que lo que la mayoría de las reflexiones feministas sobre la subjetividad
tienen en común es su interés central en los contenidos del sujeto: qué sabe, qué
sentimientos tiene, cómo se diferencia y se constituye a través de aquellos. Las
tradiciones budistas también tienen enorme y explícito interés en lo que se sabe y
cómo se lo sabe. Sin embargo, difieren de muchas reflexiones feministas en que
dedican mucha atención a explorar el tipo de mente que conoce los diversos
objetos; este interés debe distinguirse de la investigación de las ideas, emociones,
u otros “contenidos” de la mente. Rara vez discutidos en el discurso feminista
occidental sobre la subjetividad, estados mentales tales como la atención y la
concentración son difíciles de trazar en las categorías occidentales de la subjetividad.

Dimensiones de la subjetividad

Teresa de Lauretis expresa que la subjetividad surge de “un complejo de


hábitos resultantes de la interacción semiótica entre el “mundo externo” y el “mundo
interno”, del compromiso continuo de un yo o sujeto en la realidad social”

3
Paul Ricoeur en Harvard Divinity School Faculty, Fall 1983.

19
(1984,182).4 Judith Butler, equiparando el sujeto con el “yo”, encuentra que la
identidad es algo que no puede preexistir a la significación lingüística, y que la
identidad es sobre todo una práctica. ¿Qué tipo de práctica?. La que “se inserta en
los penetrantes y mundanos actos significantes de la vida lingüística” (1990,145).
Ambas posiciones comparten el énfasis posmoderno sobre el rol formativo del
lenguaje en la auto-experiencia. Propongo, sin embargo, que es insuficiente
concebir la subjetividad y la mismidad sólo en relación con el lenguaje y que la
insistencia en hacerlo es en sí misma una construcción particular de la historia
intelectual de Occidente. Como ha observado Jane Flax, la filosofía privilegia tan
exclusivamente el conocimiento que no se exploran otras alternativas (1990,194).
Más aun, el conocimiento en los contextos feministas posmodernos se refiere casi
totalmente al conocimiento basado en lo conceptual, como opuesto al conocimiento
visceral del cuerpo, por ejemplo, o a la capacidad de experimentar sentimientos
vívidamente. Por cierto, la separación entre las posiciones esencialistas y posmodernas
es a menudo una separación entre enfatizar el cuerpo (como lo hacen Mary Daly,
Hélène Cixous, y Adrianne Rich, por ejemplo) o la mente (Judith Butler, Chris
Weedon, Teresa de Lauretis). De este modo el debate feminista reproduce una
tendencia cultural a bifurcar la mente y el cuerpo, aunque muchas feministas
desacreditan esta tendencia.
Ir más allá de esta bifurcación requiere que reconozcamos formas de subjetividad
que están visceralmente conectadas al cuerpo y para las que el “conocimiento” en
el sentido de información no es el único criterio. En la reflexión occidental reciente
hay fuentes para tal conocimiento visceral, aunque a menudo no han sido sostenidas
en las discusiones entre esencialistas y posmodernos. Flax, por ejemplo, apunta al
discurso de Melanie Klein sobre el instinto de curiosidad de una niña por el cuerpo
de su madre. También mencionaré un notable pasaje en la discusión de Emily Martin
sobre el estado subjetivo de la mujer en el proceso del parto: donde lo conocido
no es el criterio central de la experiencia. ¿Pero y cuál es? Michael Odent, cuya clínica
en Pithiviers, Francia, ha preparado un medio ambiente especialmente adecuado
para mujeres parturientas, lo describe así:

Las mujeres parecen olvidarse de sí mismas y de lo que las rodea durante el transcurso
de un trabajo no medicalizado. Tienen una mirada distante en sus ojos, olvidan las
convenciones sociales, pierden la conciencia de sí y el auto-control... Me resulta muy
difícil describir este giro hacia un nivel más profundo de la conciencia durante un
nacimiento. He pensado en llamarlo “regresión”, pero sé que la palabra suena
peyorativa, evocando un retorno a algún estado animal. “Instinto” es un término
mejor, aunque también resuena con tonos moralistas. (citado en Martin 1992,163)

Ciertamente, los términos que tenemos son limitados. El problema con


palabras tales como “instinto” es también parte del problema de los vocabularios
esencialistas; implican la pérdida del tipo de personalidad individual valorada en las
culturas de América del Norte y Europa, y parecen identificar el yo con un cuerpo

4
Para las principales fuentes de Lauretis en sus interpretaciones de Lacan, Eco y Peirce ver
Alcoff (1988, 424 n. 45).

20
“acultural”. Martin misma sugiere una caracterización más positiva para lo que Odent
describe:

En lugar de ver a las mujeres de Pithiviers como comprometidas en una actividad


“natural” de orden inferior, ¿por qué no podemos verlas como comprometidas en una
actividad de orden superior?. Los tipos de integración del cuerpo y la mente fomen-
tados por las aproximaciones psicofisiológicas, entre otras, los tipos de actividad que
implica la totalidad, captada por las metáforas del viaje y el trance, bien podrían ser
tomadas como más altas, más esencialmente humanas, esencialmente formas
cultura-les de conciencia y actividad. Aquí, tal vez, están los seres humanos
completos, con todas sus partes interrelacionadas, comprometidos en lo que puede ser
la única forma de trabajo verdaderamente no alienada, hasta ahora a nuestro
alcance. (Martin 1992,164)

Para abarcar más completamente la subjetividad y disolver las barreras entre las
posiciones esencialistas y posmodernas, necesitamos incluir entre nuestras categorías
de subjetividad, una dimensión de la mente que no es principalmente lingüística o
conceptual y que sin embargo (a diferencia de los ejemplos de Klein o Martin)
puede cultivarse, y por eso debe incluirse entre las actividades humanas “de orden
superior” y “culturales”. Ésta es una posibilidad que promete reconstruir muchas
áreas importantes para la mujer -desde cómo son valorados el parto y la maternidad
y la superación de los antiguos dualismos entre mente y cuerpo- hasta la obtención
de una nueva perspectiva sobre los antagonismos contemporáneos esencialistas y
posmodernos.

Concentración: coherencia y constructividad

En la India antigua, a los futuros cirujanos se les presentaba una hoja flotando
sobre el agua y un filoso instrumento cortante. Su desafío era cortar la hoja sin
sumergirla. Un toque muy fuerte y la hoja se sumergía; un esfuerzo muy tímido, y
quedaba sin cortar. Quien sea inteligente muestra el golpe del escalpelo sobre ella
por medio de un equilibrado esfuerzo (Buddhaghosa 1976, I: 141). El equilibrio de
los cirujanos sirve como modelo para el equilibrio requerido en la atención. Este
criterio de equilibrio, como los criterios relacionados de alerta, relajación y excitación,
sugiere modos de reflexionar sobre cómo es la mente, además de su conocimiento
o sentimientos. Esto no es negar el profundo entrelazamiento entre el lenguaje y
la subjetividad, sino decir que la mente no es sólo sus asociaciones lingüísticas; ella
tiene una profundidad y una dimensión no enteramente gobernada por el lenguaje
o el análisis. Esta dimensión no se explica claramente ni en las discusiones feministas
esencialistas ni en las posmodernas sobre la subjetividad. En las tradiciones budistas
india y tibetana, entre otras, sin embargo, la subjetividad no es simplemente una
concatenación de detalles, sino que tiene una existencia “visceral” por sí misma.
La concentración también es importante porque se dice que permite una
capacidad de focalización más allá del nivel de atención común fluctuante.
Theravada, una tradición budista todavía existente en Sri Lanka, Tailandia, y Burma,
toma el Foundations of Mindfulness Sutra como central para su práctica de
meditación. Este texto enseña primero la observación atenta de la respiración para
estabilizar la mente, luego la del cuerpo y la mente, junto con los atributos

21
existenciales de aquellos, tales como la impermanencia.5 Esta capacidad de
focalización hace posible advertir detalles particulares hacia los cuales uno era
previamente impermeable.
Por ejemplo, el brazo propio generalmente se siente sólido y constante. Con
la práctica llega a sentirse, al menos durante una sesión de meditación, como un flujo
de mini-sensaciones que va hacia adelante sin “brazo” que las abarque, excepto
como un nombre dado a ese millar de sensaciones. Si uno presta atención sobre otros
procesos mentales, la “mente” también es experimentada sólo como flujo. Si uno
pone atención sobre la respiración, el cuerpo o la mente misma, lo que primeramente
era experimentado como sólido y cohesivo se revela como lo opuesto, de modo
que el objeto parece disolverse y “habiendo visto la disolución de ese objeto, uno
contempla la disolución de la conciencia que tuvo eso como su objeto” (Buddhaghosa
1976, II: 751). Como expresó Buddhaghosa en su trabajo del siglo quinto Path of
Purification (Visuddhimagga), una versión clásica de la fenomenología Theravadin,
todas las formaciones [por ej., los constituyentes mentales y físicos de la persona]
que continúan fragmentándose, [son] como frágiles cacharros que se hacen
pedazos, como polvo fino que se dispersa... Así como un hombre parado a la orilla
de una laguna o a la orilla de un río durante una fuerte lluvia vería grandes
burbujas apareciendo sobre la superficie del agua y rompiéndose tan pronto como
aparecieran, así también ve cómo las formaciones se rompen todo el tiempo
(Buddhaghosa 1976, II: 752).
Mente y cuerpo se revelan nada más que como un gran acto de desaparición.
Cuanto más se desarrolla la concentración atenta, más clara es su naturaleza frágil
y construida. Al mismo tiempo, uno está físicamente afincado en la experiencia
presente. No importa cuán intenso sea el insight en el fluir, el propio foco constante
atestigua visceralmente la significativa continuidad personal.
Fredric Jameson ha sugerido que los occidentales modernos, incapaces de
comprender su contexto social en su totalidad, en cambio, se satisfacen centrándose
en su lugar particular, como en un todo más amplio; la coherencia en términos de
la situación social ha sido reemplazada por ese horizonte cognitivo. Asimismo, en
la reflexión feminista posmoderna, la idea de que la mente está siempre y
primariamente constituida por el contexto expulsa la posibilidad de cualquier
sentido de completitud o totalidad; por eso, quizá la fascinación con la
complementación. Por contraste, la concentración y la atención mental, que se
desarrollan a partir de ella, se describen como dinámicas unificantes y prestan
coherencia al sujeto, aun cuando revela el fluir infinito del yo y el mundo. Dicho de
otro modo, la atención y las dimensiones de la concen-tración relacionadas con ella,
muestran simultáneamente la constructividad del yo y su capacidad de acción
completamente viable. Esto tampoco es sólo un tema teórico; quizás es el oxímoron
existencial fundamental: toda mi vida estoy cambiando (envejeciendo, muriendo)
y al mismo tiempo permaneciendo el mismo (reteniendo un sentido de identidad).
La concentración, aun de disolución, es fundante. Es una experiencia del ser
fuertemente centrada en el presente y en uno mismo. Tal sustento de cara a la
disolución es el comienzo de la fuerza personal constructiva.

5
Para una traducción y discusión de este sutra ver Thera (1984). Para mayor discusión de la
concentración por los modernos Theravadnis, ver Thera (1984) y Rahuala (1980).

22
En su función como testigo, la concentración es caracterizada como un sujeto
silencioso, que no dice nada por sí mismo. Este silencio no es una incapacidad para
hablar, sino la capacidad de no hablar, y entonces, a veces, de liberarse de la
dominación de los tópicos del lenguaje y del pensamiento.
Si podemos entender la mente con tal dimensión silenciosa, entonces la
concentración tampoco es otra voz, ni otra corriente de información, en diálogo
interno.6 Se asemeja a la “atención flotante discontinua” de un psicoanalista (algo
que nadie en la profesión quisiera llamar “instintivo” aunque este es un estado del
sujeto que, como el de las mujeres de Phitiviers, sugiere un “giro hacia un estado
más profundo de la conciencia”).7 Nuevamente, lo importante acerca de una mente
tal es cómo fluye, más que cómo conoce. Y su importancia resuena por todo el
complejo mente-cuerpo.
Algunas feministas han escrito sobre la importancia de la claridad atenta. La
crónica de viaje de Mary Daly requiere inmenso reconocimiento y auto-conocimiento
(1985,xii,89). Doris Lessing, influida por las tradiciones meditativas del Sufismo,
toma como punto de partida parte de la odisea de Martha Quest en The Four Gated
City. Martha aprende cómo hacerse a sí misma “viva y luz y conocedora”,
caminando en la lluvia de Londres, ella conoce las ventajas de tener “su cabeza
fresca, despierta, alerta”. Conoce también el sentido de “un espacio tranquilo, vacío,
tras el cual hay una presencia observante”. Aquí también la concentración es
descripta en términos de características mentales diferentes del conocimiento. Pero
desde una perspectiva budista hay poco en el camino de la clarificación epistemológica
de lo que es o de cómo se la cultiva.
La concentración está centrada físicamente. Apaciguar los procesos de distracción
tranquiliza la respiración y alivia el cuerpo. Ciertamente, reconocer la íntima relación
entre la experiencia corporal, emocional o cognitiva es vital para muchas tradiciones
de mediación. Los procesos físicos y mentales no son dos mitades de un todo, sino
dos avenidas de acceso en el complejo totalmente integrado del que participan. Los
giros subjetivos, desde este punto de vista, siempre involucran a la persona entera.
La calma, por ejemplo, está asociada con una variedad de sensaciones físicas
placenteras, desde sentir el propio cuerpo como preternaturalmente blando o
liviano, hasta -mucho menos frecuentemente pero también más difundido- intenso
placer sexual.
La concentración, dice Buddhaghosa, revela la mente y el cuerpo como
funciones en comunicación constante, siempre configurando y respondiendo al
otro/a “como un tambor y el sonido de un tambor” (1976,690). Los budistas
tibetanos describen la mente como inseparable de las corrientes internas (rlung,

6
Entonces la mente no ha de ser entendida sólo a través de la metáfora de la "conversación"
y el juego diferenciador de las palabras como lo es a menudo hoy, por ejemplo, en la obra
de Bakhtin (la "conciencia dialógica") y la obra de Rorty sobre Freud. Con referencia a Rorty,
ver Flax (1990, 217).
7
Este es un tipo de examen mental que permite al analista escuchar atenta y claramente a la
analizada, y le permite a la analizada darse cuenta de lo que llega a su propia conciencia.
(Agradezco a Meredith Skura por estas observaciones en el transcurso de un seminario
auspiciado por Rice Center for Cultural Studies, Fall 1990).

23
prana) sobre las que cabalga. Como las corrientes internas fluyen a través del cuerpo,
facilitan tanto el movimiento físico como mental. Vigilar la respiración afecta el
movimiento de esas corrientes, como lo hace el regular la respiración a través del
canto bajo y rítmico, otra importante técnica para aliviar la mente. Estas tradiciones
también enfatizan que la conciencia nunca está completamente desencarnada; está
siempre asociada con la sutil fisicalidad de las corrientes internas.8 Por eso algunas
tradiciones esotéricas enseñan una variedad de posturas para mejorar sus prácticas
de meditación: acomodar el cuerpo afecta directamente el modo en que las
corrientes de energía corren dentro de él, y esas energías, al volver, afectan todos
los modos de experiencia interna emocional, espiritual y conceptual.
La concentración es fundante porque afecta globalmente la propia experiencia
del yo y del mundo. La atención permite aceptar el presente y aceptarse uno mis-
mo en el presente. Esto no se lleva a cabo alterando, accediendo o reestructurando
los contenidos de la mente, sino alterando el tono de la conciencia.
Por todas estas razones, no debe entenderse el sujeto sólo como un
instrumento constituido por el lenguaje. La concentración fija revela tanto la
profundidad como la amplitud de información, una profundidad no completamente
navegable a través de las coordenadas lingüísticas articuladas en las reflexiones
posmodernas. La diferencia entre experimentar el propio estado mental y experi-
mentar sus “contenidos” es una de las más importantes diferencias subjetivas en el
budismo; es una distinción que no tiene paralelo en la teoría contemporánea. Desde
una perspectiva budista, los postmodernos tienen una noción extrañamente
desencarnada de la mente, precisamente porque no hay espacio para explicar el
estado del sujeto, aparte de las construcciones que son su contenido.
En la teoría feminista contemporánea, la ausencia de atención específica a los
tipos de giros subjetivos que describen las tradiciones budistas resulta en parte de
la ya mencionada separación occidental de la investigación en, por un lado cómo
son las cosas y por otro, cómo se conocen; es decir, la distinción entre gnoseología
y ontología.9 La teoría feminista tanto perpetúa esta separación como la rechaza en
algunos aspectos, observando que tal separación contribuye a la abstracción de la
filosofía moderna, contra la que las feministas buscan un anclaje de la teoría en la
experiencia.10 Muchas tradiciones budistas indotibetanas entrelazan íntima y

8
Esta energía interna, sin embargo, no se adecua a las categorías usuales por las que las
feministas contemporáneas consideran la extensión hasta la cual el pensamiento o conciencia
es afectado por la experiencia corporal. Por eso, mientras en algunas teorías contemporáneas
la reconocida dificultad de localizar cualquier aspecto de la mente que no sea afectado por
la experiencia, se asocia con el excepticismo relativo a la posibilidad de conciencias "pura",
en las tradiciones budistas consideradas aquí no lo es. Ver Flax (1990,62). Considerar también
el énfasis de Cixous, sobre el cuerpo, y el alineamiento de los usos femenino y masculino
del lenguaje con la energía libidinal femenina y masculina, en Kristeva. Ver la discusión de
Weedon (1987, 70).
9
Para una excelente discusión, ver Jane Flax (1980, 21). Ver también Bateson (1982, 313-
14).
10
Jane Flax observa que, dados los contextos represivos que las mujeres occidentales
probablemente tienen que enfrentar, el feminismo tiene un especial interés en teorías que
construyen el yo a la par que reconocen la total complejidad de la subjetividad (Flax 1986,93).

24
explícitamente temas ontológicos y gnoseológicos. Es decir, la atención puesta en
las descripciones ontológicas de personas o cosas está generalmente acompañada
por la consideración detallada de lo que le sucede al sujeto que sabe esto. Los
budistas tienen categorías de la mente que no están ligadas con el lenguaje en tanto
que no consideran que todo error gnoseológico sea una función de lenguaje.11 Así,
en las tradiciones budistas con-sideradas aquí, el silencio de cara al lenguaje sugiere
una dimensión subjetiva que no está principalmente gobernada por el lenguaje, una
dimensión que ofrece una coherencia que no es necesariamente una coherencia
narrativa o cognitiva.
Desde una perspectiva budista, la subjetividad, descripta en la bibliografía
posmoderna como carente de coherencia narrativa y emergiendo a través de un
juego de diferencias basadas en el lenguaje, inapropiadamente carecede espesor.
Se concede poca atención a sus dimensiones más amplias, las que implican otras
actividades que las conceptuales, ideacionales o emocionales. No considerar tales
dimensiones me parece un factor crucial para hacer que el yo posmoderno parezca
demasiado delgado o monodimensional12, para proporcionar bases apropiadas a las
agendas feministas. Sin embargo, si la subjetividad no está limitada al funcionamiento
conceptual y emocional, se abre una nueva dimensión de funcionamiento, una
fuente nueva de poder personal y una arena diferente desde la cual conectarse con
la difusividad del mundo. Por estas vías, la concentración facilita el sentido del ser
captado “dentro” de uno mismo, como si estuviese aislado del mundo más amplio.
Su espacio subjetivo no necesita ser localizado enteramente dentro del cuerpo,
porque ir lo suficientemente profundo hacia “adentro” es también, a veces, tocar un
punto que conecta con un vasto mundo ni-externo-ni-interno. Por todas estas
razones creo que es importante para las mujeres reconocer e intimar con una
experiencia de la personalidad que no es simplemente una constelación de códigos
aprendidos, información clasificada, y expresiones personales únicas. Estas últimas
no deben perderse, pero tampoco pueden ser las únicas bases para la mismidad.
Las teorías posmodernas, a diferencia de las teorías budistas, están muy
articuladas respecto de la posición del sujeto entre las coordenadas de raza y clase
y otras realidades históricas, socioeconómicas y políticas. El tipo de “constructividad”
del que las formas budistas clásicas de concentración toman nota no es este tipo de
constructividad. La concentración no es una cuestión de interpretar la propia
posición. Así, los budistas evitarían reducir al sujeto a un “lugar de discursos

11
Esto se debe a que las tradiciones budistas no son simples sistemas filosóficos que se proponen
describir el mundo y su conocimiento de él, sino que son sistemas soteriológicos que afirman
la capacidad de describir el mundo de modo tal que uno puede librarse de él (conversación
con Steven Goodman, Marzo 1, 1994, Houston, Texas). El lenguaje no es la única razón por
la que uno está atrapado en el mundo. Por ejemplo, la escuela Consecuencialista Gelukba
(Prasangika) considera los errores que busca corregir no sólo como mentales o conceptuales
sino también como permeando la percepción sensorial. Más aun, la percepción sensorial
puede, al menos en la teoría budista, operar sin cobertura conceptual. Para una discusión
de la pretensión del budismo de tratar con un nivel de error más primario que el lenguaje,
ver Napper (1989, 92).
12
Este término derivó de una conversación con Steven Goodman.

25
competentes”, como lo es a menudo en las descripciones postmodernas, tanto
feministas como no-feministas.
No hay análisis budistas explícitos de clase, raza, o género, por ejemplo. Las
perspectivas budistas que consideramos aquí podrían acordar que el posicionamiento
social a través de la raza, la clase o el género, combinado con la propia interpretación
de ellos, afecta significativamente a la conciencia, pero no entienden que la
dimensión completa del funcionamiento de la subjetividad sea constituida por ellos.
Sin embargo, en tanto que las tradiciones filosóficas budistas se interesan a menudo
en el proceso por el cual los pensamientos e imágenes forman el yo, la cuestión de
los “ideales” culturalmente producidos es una forma importante de construcción del
yo, tanto para la reflexión budista como para la feminista. Entonces consideremos
la relación entre ideales y subjetividad desde una perspectiva budista. ¿La atención
y la concentración sugieren modos de evitar tratar al yo como un territorio a
conquistar, gobernado o colonizado por ideales?

Concentración e ideales
Una vez escuché una conversación entre dos budistas americanos practicantes.
Una aparente recién llegada le preguntó a un estudiante más experimentado:
“¿Cómo te ha cambiado la meditación?”. Ella parecía esperar una historia triunfal de
victoria sobre los rasgos de carácter no queridos, por la incorporación de un estilo
de personalidad más ideal. El interrogado, no respondiendo en absoluto a su aire de
anticipación, dijo con amable sorpresa: ¿Cambiar? Yo no quiero cambiar. Sólo
quiero estar allá.
Los ideales son problemáticos tanto filosófica como experiencialmente. Asumir
cualquier tipo de relación simple con un ideal es también asumir la unitariedad del
sujeto desmentida tanto por posmodernos como por budistas; también sugiere,
insostenible desde muchas perspectivas feministas, que los ideales apropiados ya
están completamente concebidos.
Tener concentración, dicen a menudo los budistas, es aceptar lo que se es y
contrapesar la desequilibrada orientación futura que ocurre cuando uno se focaliza
principalmente sobre el ideal que quisiera volverse, a expensas de inadvertir o
despreciar lo que uno es.13 Las desventajas potenciales de una búsqueda del yo, o
de cualquier búsqueda religiosa dominada por ideales, son las cuatro siguientes: (1)
obstaculizar el conocimiento del yo, (2) degradar el yo, (3) proporcionar medios
para la manipulación, y (4) continuar el tipo de estilo oposicional que las feministas
explícitamente buscan superar.
La concentración es solamente un observador sereno, un modo de estar allí. Lo
hace fomentando una capacidad de relacionarse con uno mismo sin tratar de
oponer, juzgar, o cambiar lo observado. Porque permite el conocimiento de sí

13
En la bibliografía sobre la permanencia calma, la "concentración" se distingue de la función
de introspección (samprajanaya, shes bzhin); esta última es el factor de la mente que advierte
si faltas tales como la laxitud o la excitación están presentes. Ver Hopkins (1983,74-76). Una
distinción Mahayana clásica entre concentración e introspección se hace en Engaging in the
Bodhisattva Deeds de Shantideva, cap. 4. Ver Cox (1992, 67-108).

26
mismo sin la mutilante presencia de un ideal contra el cual uno es inevitablemente
deficiente, la concentración se puede entender como alejada de la urgencia por
dominar, supeditar, reinar o, también, manipular al yo. De este modo, la cualidad de
aceptar el yo por la concentración proporciona un importante contrapeso a la
narrativa de los ideales y al paradigma del poder, a menudo asociado con la
implementación de los ideales.

Estar allí: presencia con diferencia

Las descripciones budistas de la subjetividad en conexión con la concentración


y la meditación sugieren la posibilidad de una subjetividad no completamente
gobernada por las palabras y entonces no sometida al tipo de fractura asociada con
las perspectivas feministas posmodernas o constructivistas. Las descripciones
budistas de la subjetividad comentadas aquí también sugieren un yo que tiene el tipo
de fuerza unificada, descripta también por los esencialistas; pero a diferencia de los
yoes que ellos describen, se caracteriza por una coherencia que no se deteriora
cuando se reconoce la naturaleza construida del yo. Esas descripciones, y las
prácticas asociadas, le ofrecen a la subjetividad un sentido de la mente como recurso
extensivo, hasta inagotable, de fuerza y de nuevas perspectivas. Tal subjetividad es
de particular interés para las mujeres, porque ellas están hoy explícitamente
interesadas en encontrar modos de expresión y reflexión que sean tan libres como
sea posible respecto de las restricciones culturales internalizadas sobre el mode de
ser de las mujeres.
Hemos dicho que el sujeto silencioso de la descripción epistemológica budista
tiene un análogo ontológico que los budistas llaman indistintamente vaciedad o
negación del yo, que significa la ausencia de independencia real de causas y
condiciones. Todas las personas y cosas se caracterizan por esta ausencia
incondicionada. A diferencia de la teoría posmoderna, la categoría de la no
condicionalidad se considera aquí compatible con una teoría que enfatiza la
condicionalidad de los fenómenos en general.
Conocer la vaciedad requiere una medida considerable de claridad, estabilidad
e intensidad,14 junto con cambios asociados en la respiración, la postura, y otros
procesos fisiológicos. Esta ausencia está comprometida con la “sabiduría”, por la que
las tradiciones budistas son tan famosas. El insight en la vaciedad es una experiencia
repleta de significado porque está vacía de contenido. No es cuestión de juntar
partes de información conceptualmente organizada, sino de reorientar hacia una
cognición que ligue visceralmente las dimensiones mental y física.
¿Qué tipo de presencia es posible en relación con esta ausencia que es la
vaciedad? ¿Deberíamos juzgar de ingenios a los budistas por afirmar que la “verdad”
de la vaciedad puede estar completamente presente a la conciencia? Sea como

14
Hay características clásicamente asociadas con la permanencia calma, el nivel mínimo de
concentración requerido para el insight en la vaciedad incondicionada. Ver Lodrö (1986,
166). La permanencia calma se adquiere a través del desarrollo, culminando los "nueve
estados mentales" (semss gnas dgu). La facilidad en la concetración, "el poder la concentración",
se considera completo en el cuarto de esos estados.

27
fuere, ¿qué tipo de “verdad” está en juego aquí? ¿Y qué tipo de conciencia?15 Darse
cuenta directa y plenamente de la vaciedad no significa que la vaciedad sea
completamente conocida en el sentido de que el sujeto tenga poder u observe
alguna “cosa” de modo que no tolere complementación.16 Desarrollar una experiencia
de vaciedad no implica más conocimiento “acerca” de ella sino más bien mayor
concentración y focalización sobre ella. La concentración, como la atención que la
hace posible, no está gobernada por el lenguaje. Este observador concentrado y no
verbal no tiene el mismo tipo de relación con las marcas de la diferencia que tienen
otros modos de reconocimiento basados en el lenguaje.
Los filósofos posmodernos arguyen contra lo que caracterizan como el
presupuesto esencialista de que una cosa es sólo lo que es y nada más y puede ser
conocida como tal (Derrida 1976,7-8,20,158-9)17. Para Jacques Derrida, escribir es
la situación arquetípica de las diferencias mudables que caracterizan todos los
aspectos de nuestra vida; es una actividad de la imposibilidad de la presencia
(Derrida 1982;1981, esp.17-32). Para él, sin embargo, como para las teóricas
feministas influidas por él, la imposibilidad de la presencia descansa sobre premisas
no relevantes para la afirmación budista que estamos considerando.18 Para el Camino
del Medio y otras tradiciones filosóficas del budismo, el criterio sobresaliente no es
cuánto conoce uno un objeto o cuánta información ha captado, sino cuán atenta,
intensa y clara es la mente misma que conoce. La vaciedad incondicionada no se
puede comunicar enteramente por el lenguaje, pero tampoco las cosas comunes
se pueden expresadar completamente por el lenguaje o conocer por el pensamiento.
Ciertamente, gran parte del budismo indo-tibetano entiende el lenguaje como un
sistema de representación imperfecta e indirecta.19 Tanto los budistas como las
feministas posmodernas rechazan las teorías ingenuas de la representación o los
modelos “maestros” de significado donde se considera que una palabra o pensamiento
expresa o transmite “completamente” aquello a lo que se refiere.20 De este modo,

15
Por cierto, un sinónimo de una mente no conceptual es "vinculador completo" sgrub'jug,
(viddhi-pravrti) porque se considera que vincula todos los aspectos de su objeto. En este
sentido está plenamente presente a los aspectos del objeto que se presentan a la conciencia.
Ver Napper (1980) y Klein (1986 cap.3). Para una discusión detallada de la idea de que
las sensaciones conscientes “adquieren el aspecto” de los objetos que conocen, ver Klein
(1986, cap.3).
16
Describo aquí primariamente la filosofía del Camino del Medio (Madhyamika) en la tradición
de los estudiosos indios Nagarjuna y Candrakirti, interpretada por Tsong-khapa, fundador de
la orden Gelukba, y de otros estudiosos en su tradición, que incorporaron muchos elementos
de la epistemología de los escolásticos indios Dignaga y Dharmakirti.
17
Para una interesante discusión de este aspecto de la presencia, ver Culler (1992, 105).
18
Como observa Flax, para Derrida la escritura no está vinculada con el mito de una "forma
de presencia originaria o modificada". Ver Derrida (1978, 211-12).
19
Las palabras no producen la vaciedad real, no más que lo que la palabra "mesa" produce una
mesa. Ver Klein (1986,134-40).
20
Ver por ejemplo, Culler (1982, 92) y Derrida (1976, 12). Ver también Derrida (1976, 7-8, 20,y
158-59). En realidad, presencia y ausencia derivan de la misma raíz latina es. (American
Heritage Dictionary [1973]). Para una discusión accesible de este aspecto de la presencia
ver Culler (1982, 105).

28
la epistemología budista concuerda con el énfasis posmoderno, feminista y no
feminista, respecto de las limitaciones de la representación lingüística. Pero cuando
la vaciedad es conocida directamente, pensamiento y lenguaje están ausentes. Al
mismo tiempo la vaciedad, la ausencia de independencia, la existencia incondicionada,
están plenamente presentes ante la propia experiencia. Nada acerca de la vaciedad
difiere o se diferencia de la mente propia. No obstante, no hay nada particular en
la vaciedad que pueda asumirse como presente en primer lugar. Es una mera
ausencia.
Las descripciones budistas del reconocimiento sugieren que, inde-
pendientemente de a cuántos pensamientos, sentimientos, o impresiones sensoriales
se tenga acceso, éstos nunca pueden caracterizar o dominar por completo la mente.
Siempre hay espacio para algo más. En otras palabras, como ya enfaticé, las
tradiciones budistas se inclinan por entender que una mente concentrada está
totalmente “presente” ante su objeto, sin importar si ese objeto es o no
completamente conocido. Esto se debe a que el punto crítico aquí es el equilibrio
y la atención, más que la cantidad de información reunida. El hecho de que los
objetos comunes de los sentidos nunca puedan ser completamente conocidos es
algo sobre lo cual la mayoría de las teorías budistas y posmodernas están de acuerdo.
Sin embargo, esta incapacidad de la mente conceptual para conocer completamente
un objeto, y la imposibilidad de que un objeto sea “sólo lo que es”, no son para los
budistas disrruptivas de la coherencia subjetiva, aunque son a menudo descriptas
por las feministas posmodernas como disruptivas. Estas últimas no aceptan la
presencia porque, a pesar de la extensión de los límites de una persona, siempre
hay algo que se incluye y algo que se excluye. Siempre se pueden complementar
las descripciones; nunca son completas.21 Aquí es donde convergen el tema de la
presencia y el problema de los ideales. Ambos se predican del poder; ambos son
filosóficamente problemáticos. Por otro lado, una feminista como Hélène Cixous,
cuyos trabajos participan tanto de la orientación esencialista como de la posmoderna,
celebra la imposibilidad de circunscribir a la mujer. Ella se complace en el “infinito
cuerpo, sin fin”, sin “partes principales” de la mujer (Cixous 1986, 87). Sin embargo,
lo que dice también es motivo de preocupación. ¿Cómo puede un sujeto infinito e
informe formar una identidad? ¿Cómo puede uno evitar ser completamente
colonizado por un conjunto limitado de ideales o roles?

Concentración y poder

Sólo una tradición que reconoce el significado del silencio interno puede dar
importancia a su análogo ontológico, la vaciedad incondicionada, como parte de un
pasaje a la liberación. Más este tipo de sujeto ha de situarse dentro de las
concepciones occidentales de la subjetividad. El sujeto silencioso unido con una
“vaciedad” que es la ausencia de su propio status previamente mal construido,
ocupa una posición distinta en cualquiera de las narrativas que, de acuerdo con

21
Derrida discute esto bajo la rúbrica de dos tópicos bien conocidos: suplementación y différance
(1982).

29
Lyotard, han dominado el occidente moderno: la narrativa iluminista, ejemplificada
por Kant, y la narrativa del Espíritu, ejemplificada por Hegel. En ambas, el
conocimiento de es clave. El conocimiento es el ideal, el legitimador y el redentor.
¿Quién negaría la significación del conocimiento? No las feministas, ciertamente, ni
tampoco los budistas. Sin socavar de algún modo la significación de varios tipos de
conocimiento, el sujeto no necesita ser definido sólo por lo que conoce. La
dimensión subjetiva de la concentración silenciosa ofrece un espacio para el sujeto
aparte de su conocimiento dominante y la dimensión de lo incondicionado es la
arena en la que funciona.
Las mujeres, y también los hombres, necesitan una epistemología que dé lugar
a múltiples incoherencias e incongruencias. El tipo de coherencia sugerida por la
concentración atenta, de ningún modo contradice el compromiso con una multiplicidad
de ideas, anécdotas, historias de raza, clase, género o estilo personal. Uno
permanece físicamente centrado y focalizado en medio de esta observación.
Cuando la mente es entendida como una expansión abierta, siempre hay lugar para
algo más. Cuando esa misma mente tiene una dimensión que la mantiene abierta,
un status no lingüístico aún -o especialmente-, de cara a la disolución y a la
multiplicidad, su dinámica de coherencia no puede ser interrumpida por la
particularidad o la incongruencia. Esta dimensión facilita en gran parte una ontología
que expresa la esencia inesencial -por ejemplo, la vaciedad-, considerada un atributo
de personas y cosas pero que no es gobernada en sí misma por sus cualidades
particulares. En síntesis, tal espacialidad subjetiva se vuelve disponible a través de
procesos subjetivos no arraigados en el lenguaje y por comprometer un objeto no
gobernado sólo por la particularidad.
Esto apunta a una tajante distinción entre las sensibilidades budista y feminista
contemporánea. Nuevamente, el punto crucial para las tradiciones budistas no es
la extensión hasta la que uno domina los detalles de un objeto, sino el modo en que
uno está concentrado al reconocerlo. Por contraste, la capacidad de actuación y de
dominio son intereses centrales para aquellos que proponen al lenguaje y a la
escritura como metáforas que rigen la experiencia, como se evidencia en la casi-
histeria (altamente intelectualizada) ante la posibilidad de su desmantelamiento o
renuncia. Desde una perspectiva budista, la fascinación contemporánea en primer
lugar por la différance sugiere una historia intelectual que no tomó nota suficiente
de la naturaleza interdependiente y condicionada de personas o cosas.22 Hasta aquí,
los filósofos budistas estarían en consonancia con el tipo de corrección buscada por
los posmodernos. ¿Pero, por qué ocuparse tanto de la différance, si no es por el
deseo de completa posesión, frustrado por ella? El sesgo por “dominar” contra el cual
se sitúa el posmodernismo, se reflota aquí.
En parte debido a esta fascinación con el poder, la ingobernabilidad del mundo
textualizado se torna, en la reflexión posmoderna, más misteriosa e interesante. Esta
es al menos mi lectura de la “pregunta” tras la “respuesta” de la différance,
incluyendo la insistencia en que no se trata realmente de una respuesta. Tal

22
Y por cierto Derrida, en parte, reacciona contra la idea hegeliana de un sujeto absoluto,
o espíritu absoluto.

30
fascinación es una fuerte tendencia oculta de la deconstrucción posmoderna de las
sensibilidades iluministas. Los gloriosos días de antaño cuando la individualidad, la
capacidad de acción y la verdad se guardaban como íconos culturales, sólo presta
dramatismo al desmoronamiento presente de aquellas. Estoy de acuerdo con Flax
en que las mujeres son por definición exclui-das de esta línea histórica
(Flax,1990,215).23 Como lo incondicionado y lo no-ver-bal, las mujeres también son
“otro” para la red deconstructiva, porque lo incondi-cionado y lo no verbal, como
las mujeres, son ingobernables a través de los cana-les ordinarios de poder,
especialmente el lenguaje; todos ellos quedan fuera de la fascinación masculina por
la capacidad de acción, la herencia y su transferencia.
¿Es un accidente que las mujeres, madres, mater, suelo maternal, y los
fundamentos sean todos excluidos o severamente limitados por la teoría
contemporánea? Como señaló Nancy Hartsock, Por qué justo en el momento de la
historia de occidente en que poblaciones previamente silenciadas habían
comenzado a hablar por sí mismas...se vuelven sospechosos el concepto de sujeto
y la posibilidad de descubrir/crear una “verdad” liberadora? 24 Si bien algunas de
las observaciones de Derrida y otros insights posmodernos han sido útiles para la
teoría feminista, las mujeres y aquellos otros que elaboren nuevos pensamientos
deberían hacer afirmaciones fuera de esta “línea histórica”, buceando más allá de
sus límites hasta las dimensiones más profundas de la subjetividad.
La línea histórica del budismo que estamos siguiendo aquí es diferente.
Requiere la posibilidad del silencio subjetivo y la ausencia objetiva. El silencio y su
análogo, la vaciedad incondicionada, tanto como la compatibilidad entre lo
condicionado y lo incondicionado, sugieren una constelación de conexiones que la
teoría contemporánea actual no reconoce. Las sospechas de fundamentalismo
conspiran contra esto.
Las dimensiones subjetivas que proponen los textos budistas sugieren una
centralidad que es esencialista en su capacidad e identidad simple; sin embargo,
evita las estrechísimas definiciones de “esencia femenina” que conducen a muchas
feministas a desechar las aspiraciones esencialistas. Al mismo tiempo, creo que es
crítico para las mujeres reconocer la necesidad de fundamentación y de algún grado
de “presencia” personal. Pero, cuando no se trata de captar u ocupar, la presencia
pierde fuerza. También se pierde la mordacidad de la posición de las mujeres como
objeto.
Las descripciones feministas tienen todavía que desarrollar un vocabulario
propio para otras funciones además de las de captar o conocer, con las que los
sujetos se vinculan con los objetos. Quizá aquí radica una clave para un único gesto
de las mujeres (womanly), que, como la concentración, procede de otra manera
diferente que como la frustrante "dominación". Lo llamo un gesto, porque, las
palabras no son sólo lo que importa. Las personas se comunican a través del lenguaje,

23
Esto, como observa Flax, no surge debido a la lógica del lenguaje, sino a través de un
fracasado análisis generalizado (1990, 214-15). Ella describe elocuentemente cómo el
sistema de Derrida refleja el exilio de las mujeres, y todo lo que ellas representan, del mundo
del "hombre", la "cultura", y el "centro" (213).
24
Nancy Hartsock (1987,186-206); parafraseada y discutida por Di Stefano (1990).

31
pero también a través de la carne, la sangre, y de precipitadas corrientes de
sentimiento y energía por las que están también constituidas. En este gesto de las
mujeres, el lenguaje puede participar sin volverse la metáfora gobernante: ni
domina, ni sucumbe, ni excluye a su audiencia masculina. De este modo, se evita
una “narrativa” dominante.
Los posmodernos en general y las feministas posmodernas en particular, han
abierto un espacio intelectual enorme en el que se puede reconsiderar la relación
entre el yo y el conocimiento. Las feministas han integrado también cuestiones de
género en este espacio. Pero una experiencia subjetiva que se mueve desde la
textualidad hacia un estilo diferente de subjetividad no es accesible en el
pensamiento posmoderno tal como se ha constituido corrientemente. Las
apropiaciones feministas de estructuras posmodernas se han concebido a sí mismas
como opuestas a perspectivas feministas esencialistas.25 Para los budistas, la
posibilidad de una subjetividad no anclada en el lenguaje ni en la oposicionalidad
sugiere un modo en que la fuerza y la capacidad de acción asociada con las
perspectivas esencialistas pueden estar integradas con un completo reconocimiento
de la complejidad de la identidad de una mujer en el mundo contemporáneo.
Así, pienso que sería de gran utilidad reconocer una dimensión o categoría de
la subjetividad que no esté ligada, construida o definida solamente por el lenguaje.
La vida de las mujeres contemporáneas, llena de elementos incongruentes de la
cultura, la raza, la religión o la cosmovisión, puede celebrarse, en la medida en que
la posibilidad de nuestra coherencia total no descanse en la coherencia narrativa
verbalizada. Esto requeriría un dominio del detalle y del matiz que es imposible de
alcanzar. Pero esta imposibilidad no obstaculiza la coherencia subjetiva o personal,
porque la atención aguda y focalizada revela inevitablemente que la multiplicidad
constituye el único tipo de todo que uno puede ser.

Traducción de Yamila Pedrana

25
Para críticas más articuladas de esta posición, ver Fuss (1989) y Schor (1989).
N. de la T.: agradezco la colaboración de Moira Carriquiriborde por sus valiosas sugerencias en
la traducción de términos que tienen un significado muy preciso en el pensamiento budista.
N. de la A.: Sintetizado para Hypatia 9 (1994) 4 de mi próximo libro, Meeting the Great Bliss
Queen: Buddhists, Feminists, and the Art of the Self (Klein, 1994), que discute las
concepciones budista y feminista del yo, la subjetividad, y la relación compasiva a la luz de
sus contextos culturales respectivos, e introduce elementos rituales y filosóficos asociados con
un Buda femenino conocido como Great Bliss Queen (bde chen rgyal mo) para expresar y
a veces trazar diferencias críticas entre voces feministas seculares modernas y las budistas
tradicionales. En el intento de destacar las principales conexiones y disonancias entre ideas
budistas y occidentales de la subjetividad, es imposible encontrar un lenguaje que no esté
ya inserto en el intento filosófico de occidente o en el budista. Sin embargo, una lo intenta.
Estoy agradecida a los lectores de los capítulos de mi libro, de los cuales se extrae este
artículo: Harvey Aronson, Lauren Bryant, Elizabeth Long, Helena Michie, Michael Fischer,
Janet Gyatso, Katherine Milun, Meredith Skura, Sharon Traweek, y Philip Wood. Además
estoy agradecida a los dos lectores anónimos de HYPATIA y sus editores. Por último agradezco
a Steven D. Goodman por sus comentarios de gran ayuda sobre un penúltimo borrador de
este artículo.

32
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34
Algunos aportes al debate
sobre la racionalidad femenina1

Alicia Nudler *

En este trabajo sostengo la diferencias entre los géneros, posi-


importancia de explicitar dos cues- blemente uno de los debates que
tiones cuando debatimos, dentro más ha dividido al feminismo aca-
del feminismo, la postulación de démico. Uno de los argumentos del
una racionalidad femenina. Estas feminismo de la igualdad en contra
son: 1) la diferencia entre la pre- del feminismo de la diferencia es
gunta psicológica y la pregunta que el postular la existencia de
filosófica por la existencia de tal características propias de cada gé-
racionalidad; 2) la diferencia entre nero esencializa los géneros, refor-
estrategia y utopía. zando los estereotipos ya presen-
Paralelamente al desarrollo de tes en la cultura que justifican y
estas dos distinciones, presentaré perpetúan la dominación de la
algunos argumentos a favor de un mujer. En este argumento están
feminismo de diferencias, a partir presentes algunos aspectos de las
de un marco constructivista que dos cuestiones a las que hago refe-
considera que tanto las diferencias rencia.
como las similitudes entre los gé- Con respecto a la primera cues-
neros se construyen. Abordar el tión, creo que es importante distin-
debate desde esta perspectiva sig- guir que cuando defendemos la
nifica que no intentaré responder a tesis de una racionalidad femenina,
la pregunta “¿existe una racionali- podemos estar diciendo dos cosas:
dad femenina?” sino analizar las a) que las mujeres piensan de modo
implicancias de esta pregunta y de distinto al hombre porque ésa es su
sus posibles respuestas. psicología, b) que existe una racio-
nalidad distinta a la racionalidad
dominante, que ha estado de he-
¿Pregunta filosófica cho más frecuentemente asociada
o psicológica? (por una cantidad de razones) a la
mujer, pero que no necesariamen-
La pregunta por la existencia o te es inherente a la mujer en nin-
no de una racionalidad femenina gún sentido psicológico o biológi-
está indisolublemente ligada a la co. La pregunta psicológica sería:
pregunta por la existencia o no de ¿cómo piensan las mujeres? ¿pien-

1
Trabajo presentado al Segundo Co- * Docente e investigadora de la
loquio de Mujeres en Filosofía, Buenos Universidad Nacional del
Aires, 19 y 20 de octubre de 1995. Comahue.

35
san distinto que los hombres? La masculinas, de una otricidad (p.11).2
pregunta filosófica sería: las muje- Cabe aclarar que advertir contra los
res ¿tenemos algo que decir acerca riesgos de la pregunta psicológica
de la racionalidad dominante? En por la diferencia no implica negar la
otras palabras: ¿hay una racionali- importancia de incluir sujetos fe-
dad distinta a la racionalidad domi- meninos tanto como masculinos a
nante que las mujeres, entre otras la hora de estudiar las característi-
racionalidades alternativas posibles, cas psicológicas del ser humano.
estemos proponiendo? Por el contrario, uno de los logros
Creo que algunas de las pre- del feminismo dentro de la psicolo-
ocupaciones que las feministas de gía académica ha sido el
la igualdad han expresado respec- develamiento del error que implica
to de la idea de afirmar las diferen- extraer conclusiones acerca de la
cias entre los géneros se reducirían psicología humana a partir del estu-
si nos pusiéramos de acuerdo en dio de hombres. Sin embargo, pre-
que a lo que estamos intentando guntarse en qué es diferente la
responder es a la pregunta filosófi- mujer desde el punto de vista psi-
ca, no a la psicológica. Desde mi cológico es algo distinto, equiva-
punto de vista, además, para el lente a aceptar la idea del misterio
feminismo la pregunta filosófica es de la femineidad de que hablaba
más interesante que la psicológica, Freud. Porque ¿para quién es la
por varias razones que quisiera femineidad un misterio? Si acepta-
explicar. mos la pregunta psicológica por la
En primer lugar, la pregunta diferencia como una línea de inda-
psicológica por la diferencia toma a gación válida, en realidad estamos
la mujer como objeto de conoci- identificándonos con el punto de
miento, como lo diferente que ne- vista masculino, e identificando ese
cesita ser explicado, y, en este punto de vista como el único posi-
sentido, tanto si terminamos recha- ble, o el punto neutro.
zando esa diferencia como si la La pregunta filosófica, en cam-
afirmamos, en el acto mismo de bio, nos coloca a las mujeres en un
estudiar a la mujer como aquéllo lugar de sujetos del conocimiento.
que necesita explicación, no pode- Nos permite dar el salto hacia lo
mos evitar reforzar los estereoti- que, tomando la expresión de Sabi-
pos. Dicen Hare-Mustin y Marecek na Lovibond, podríamos llamar
(1990): La historia de la psicología discursive subjecthood. Esta es la
revela una consistente visión de la línea de indagación tomada por
mujer como un Otro, como dife- autoras como Rosi Braidotti (citada
rente e inferior al hombre. Las por Lovibond, 1994) o Elizabeth
mujeres han sido vistas como el Grosz (1993), quienes describen
depósito de las características no- de qué maneras el feminismo apor-

2
Las traducciones de ésta y las
siguientes citas tomadas de originales
en inglés son de la autora.

36
ta al cuestionamiento de la raciona- similitudes) y, entonces sí,
lidad dominante y cómo, en es- te esencializar los géneros.
sentido, contribuye al desman- Cito nuevamente a Hare-
telamiento de su poder hege- Mustin y Marecek (1990) cuando,
mónico. advirtiendo acerca de los peligros
En segundo lugar, la pregunta de la idea de diferencias de género,
psicológica tiene escasas posibili- reproducen la frase del sabio: Si
dades de ser respondida, con lo pueden hacerte formular la pre-
cual puede tornarse un campo de gunta equivocada, no tendrán que
discusión estéril. Numerosos análi- preocuparse por tu respuesta (p.
sis de este tema muestran las difi- 19). Sin embargo, sostengo que la
cultades de zanjar en el plano em- “pregunta equivocada” no es la
pírico la discusión acerca de si pregunta por la diferencia, sino en
hombres o mujeres somos iguales todo caso la pregunta psicológica
o diferentes. Dicen por ejemplo por la diferencia, y que la pregunta
Hare-Mustin y Marecek (1990): (Las filosófica, en cambio, nos salva de
dos líneas de investigación dentro los callejones a los que aquélla
de la psicología feminista) han lle- podría conducirnos.
vado a dos representaciones de Por supuesto que aun si acor-
género ampliamente difundidas damos que aquéllo a lo que inten-
pero incompatibles: una que ve taremos responder será la pregun-
considerable similitud entre muje- ta filosófica, y en caso de que
res y hombres, y otra que ve pro- convengamos que está justificado
fundas diferencias. Ambos grupos hablar de una racionalidad femeni-
teóricos han ofrecido evidencia na en ese sentido filosófico, que-
empírica...Creemos poco probable dan importantes puntos de deba-
que futura evidencia resuelva la te; entre ellos el de si esa raciona-
cuestión de si hombres y mujeres lidad femenina es la racionalidad
somos iguales o diferentes (p.23). alternativa, o una entre varias.
Por su parte, Kimball (1994) Muchas autoras feministas hablan
toma el debate sobre las diferencias del carácter “generizado” de la ra-
de género en el razonamiento moral cionalidad dominante, de una di-
y de manera muy interesante mues- mensión claramente masculina que
tra cómo, a través de lo que llama permanece oculta, ocultada, bajo
shifts de la construcción, pueden un manto de supuesta neutralidad.
inferirse ya sea similitudes, ya sea Pero la pregunta es ¿es éste el
diferencias, a partir de los mismos único “sesgo oculto” de la raciona-
resultados empíricos. A través de lidad dominante? La racionalidad
este análisis demuestra que también dominante ¿es sólo masculina? ¿o
las similitudes se construyen, no sólo es además blanca, de clase media,
las diferencias, como señalaran Hare- adulta, etc? Algunas autoras consi-
Mustin y Marecek y otras autoras. deran que el género es la dimen-
Por último, la pregunta psico- sión de opresión más importante,
lógica, por su posibilidad de ser en base a la cual se estructuran
desplazada al terreno de lo biológi- todas las demás opresiones, y que
co, puede reificar las diferencias (o, por lo tanto la gran excluida de la
lo que para el caso es lo mismo, las racionalidad dominante es la voz

37
de la mujer. La postura más radical posición subjetiva de mujeres, ne- pueden ser expresadas por los
dentro de esta línea, según gros, gays, niños, prisioneros, pa- mismos portadores de esas voces.
Lovibond, sostiene que el propio cientes, etc, quienes siempre han Esa es la característica de las posi-
concepto de razón es un elemento sido ¨otros¨ (p.76). ciones subjetivas: ellas deben ha-
de un discurso organizado por la Desde este punto de vista, la blar por sí mismas; no pueden, por
asunción de la superioridad mascu- racionalidad femenina sería una ra- definición, ser habladas.
lina. Personalmente me ubico más cionalidad alternativa a la racionali-
cerca de posturas como la defendi- dad dominante, una entre varias. El
da por la propia Lovibond (1994), género sería una de las determi- ¿Estrategia o utopía?
quien al postular una crisis de la nantes que, a la manera de un
racionalidad consistente en una caleidoscopio, configuran en sus Una de las grandes objeciones
confrontación entre el sujeto pen- entrecruzamientos las distintas de una corriente del feminismo a la
sante y el hecho de su status mate- racionalidades. idea de investigar (construir, reco-
rialmente condicionado, incluye ¿Por qué entonces hablar de la nocer) diferencias de género es: si
como a la vez factores de la crisis y racionalidad femenina, y no de las afirmamos que somos diferentes,
beneficiarios de la misma no sólo a demás? Mi respuesta es: las muje- esta afirmación justifica, o puede
las mujeres sino también a los otros res, en tanto tales, debemos hablar ser usada para justificar, la conti-
grupos relegados. El efecto de la de lo femenino excluido de la ra- nuación del desequilibrio de poder
crisis es hacernos a todos, en térmi- cionalidad dominante porque las entre los géneros, el relegamiento
nos metafísicos si no empíricos, voces faltantes (la contracara, po- de las mujeres a lugares de menor
igualmente ¨otros¨, y darle una dríamos decir, de los sesgos a los importancia social.
nueva significación normativa a la que la racionalidad está sujeta) sólo En este argumento lo que se
está diciendo es que la afirmación
de diferencias no es una buena
estrategia para las reivindicaciones
feministas. Mi advertencia es que
aun si consideramos que el acen-
tuar las similitudes y negar las dife-
rencias es bueno como estrategia
(y esto, como veremos, tiene sus
problemas), no deberíamos por ello
compenetrarnos con esa estrategia
al punto de terminar creyendo que
las mujeres somos iguales a los
hombres, y renunciar entonces a
una utopía basada en los valores
que han sido más frecuentemente
sostenidos por mujeres. Graciela
Morgade (1994) parece plantear
una advertencia similar cuando dice:
...se plantea que en la lucha por la
igualdad real (...)se corre un ries-
go tal vez no deseado: la transfor-
mación de cara a un modelo, ese
modelo ¨masculino¨. Y se pregun-
ta: ¿se afectará así, hasta provocar
su desaparición, a las capacida-

38
des ¨femeninas¨ como diferentes a
las de los hombres? (p.97).
Sin hacer mención espe-
cíficamente de la distinción entre
estrategia y utopía, Kimball (1994),
como parte de su propuesta de
utilizar la tensión entre las dos gran-
des tradiciones dentro del feminis-
mo para construir un mundo mejor,
aporta esta idea: el feminismo de
la igualdad sería una buena estrate-
gia para ganar, en el presente esta-
do de cosas, un lugar de igualdad
para la mujeres, mientras que el
feminismo de la diferencia sería
más visionario, con una propuesta
de modificación de las instituciones
sociales en consonancia con los
valores que aportan las mujeres.
Mi sugerencia va entonces en
el sentido de no confundir estrate-
gia y utopía cuando discutimos si
somos diferentes o somos iguales.
Ahora bien, hecha esta diferencia-
ción, quisiera además señalar que la
negación de las diferencias, aun
como estrategia, presenta sus pro-
blemas. Uno es que en ella se filtra
una peligrosa superposición entre
los conceptos de igualdad como
equidad e igualdad como identi-
dad, cuya implicancia es que sólo la
homogeneización es garantía de comprender a la igualdad como Genevieve Lloyd (citada por
justicia: para vivir en una sociedad valor moderno - evitando los Plumwood, 1993) en términos de
igualitaria (en el sentido de equi- artilugios interesados de la ideolo- la imposibilidad de las mujeres de
dad), tenemos que ser iguales (en gía que pretenden transformarla en acomodarse a un ideal cultural que
el sentido de idénticos). Un docu- identidad... y propone una solu- se ha definido a sí mismo por opo-
mento de la CEPAL sobre violencia ción que implica distinguir entre sición a lo femenino. Este argu-
de género analiza este mismo pro- igualdad de individuos e igualdad mento señala el hecho de que,
blema en términos de una tensión de grupos sociales. Entendemos además de las dificultades prácticas
entre el principio de igualdad y el entonces a la igualdad como una que las mujeres tendríamos, y de
derecho a la diferencia (CEPAL, meta en sentido estructural: no son hecho a menudo tenemos, para
1994), tensión que el feminismo los individuos los iguales sino los adaptarnos a ideales que no
de la igualdad parecería resolver grupos o categorías sociales que condicen con nuestra socialización,
aboliendo el derecho a la diferen- integran (p. 95). dicha adaptación implica una ver-
cia. También Morgade (1994) se Otro problema con la estrate- dadera contradicción lógica: si par-
refiere a este tema cuando habla de gia de la igualdad es el señalado por te de la definición de lo masculino

39
es el ser un no-femenino, es clara dad) como meta. ..mientras no Tomando ahora la utopía como
la imposibilidad intrínseca, por de- puede dejarse de considerar a la foco de la discusión, retomo los
finición, de que lo femenino sea igualdad como la meta tanto en el planteos de Kimball. Ella dice: use-
como lo masculino, ya que no se campo social como en el campo mos la idea de igualdad para luchar
puede ser A y no-A al mismo de la significatividad y represen- hoy, sostengamos la idea de la
tiempo. tatividad de los contenidos edu- diferencia para imaginar un mundo
Rosi Braidotti, oponiéndose a cativos, existen elementos de gran mejor. Mi objeción a la postura de
la idea de la similitud como estra- riqueza en los desarrollos de la Kimball está en este punto: ella
tegia, plantea la postura inversa: teoría de la diferencia para ase- parece sugerir que si distinguimos
la verdadera estrategia consiste gurar a las mujeres una expe- estos dos aspectos, las dos tradicio-
en afirmar las diferencias. La afir- riencia educativa rica desde el nes tienen una base común sobre
mación de la diferencia sexual es punto de vista ético y eficiente la que discutir, sin hacer referencia
una estrategia política que asigna desde el punto de vista pragmá- a que ese “mundo mejor” no es
a las mujeres como movimiento tico. Es decir, como dice a conti- imaginado de igual manera por
colectivo el derecho y la compe- nuación igualdad como meta, di- todas las personas, aun dentro del
tencia para definir nuestra propia ferencia como estrategia (p.94). feminismo.
visión, percepción y análisis de Más allá del hecho de que, El análisis de la situación de la
nosotras mismas (citada por como queda demostrado, el deba- mujer, histórica y actualmente,
Lovibond, 1994, p.78). Es decir, te sobre cuál es la estrategia más como una de dominación e
sólo desde un “nosotras” que nos conveniente para la lucha feminis- inequidad, y la necesidad de estar
auto-afirma como valiosas y des- ta no es sencillo, y aunque este en un plano de igualdad-equidad
de el cual reclamamos nuestro debate incluya necesariamente as- con el hombre, no es un tema de
derecho a expresar nuestras pro- pectos de las utopías involucradas discrepancia dentro del feminis-
pias ideas, es que logramos un en una u otra estrategia, sostengo mo. Pero surge una discrepancia
lugar de protagonismo en la cons- que es importante diferenciar los cuando preguntamos: ¿queremos
trucción de la racionalidad. Por su dos términos, y que la discusión estar en un plano de igualdad en la
parte, Morgade (1994) realiza una entre la tradición de la igualdad y la sociedad tal como es ahora? ¿O
propuesta similar, agregando ade- tradición de la diferencia se ve queremos estar en un plano de
más la idea de la igualdad (en- complicada por una falta de igualdad en una sociedad distinta?
tiendo yo, en los términos del explicitación o diferenciación de Esto no es ya una cuestión de
presente trabajo, igualdad-equi- los mismos. estrategia, sino de utopía.

40
Conclusión malentendidos producto de la no Referencias bibliográficas:
explicitación de los dos puntos
He intentado mostrar que di- anteriores, las utopías subyacen- CEPAL. 1994. Violencia de Género:
ferenciar entre pregunta filosófi- tes a una y otra concepción divi- Un Problema de Derechos Humanos.
ca y psicológica por un lado, y den el campo feminista de mane- (Documento).
estrategia y utopía por otro, es ra profunda. Lo que el feminismo
importante para el debate femi- de la igualdad propone, intencio- GROSZ, E. 1993. Bodies and Knowledges:
nista sobre la postulación o no de nadamente o no, conlleva una Feminism and the Crisis of Reason. En
una racionalidad femenina. Su- utopía que, aun siendo muy críti- Alcoff y Potter (eds.) Feminist
giero que parte de las feministas ca en lo que hace a la situación de Epistemologies. New York: Routledge.
que rechazan el concepto de di- la mujer, está consustanciada con
ferencias de género quizás el modelo dominante de humani- HARE-MUSTIN, R. y Marecek, J. 1990.
relativizarían su postura si acor- dad y cultura. La utopía para este Making a Difference: Psychology and
dáramos hablar de “lo diferente” feminismo consiste en que la the Construction of Gender. New
no como aquellas características mujer llegue a ser aceptada con Haven: Yale University Press.
propias, inherentes a la psicolo- plenos derechos y total igualdad
gía de la mujer, sino como aspec- dentro de la sociedad actual. La KIMBALL, M. 1994. The Worlds We Live
tos de una racionalidad alternati- brecha entre esta utopía, y la de En: Gender Similarities and Differences.
va a la dominante. Y que las una sociedad donde se valore la CANADIAN PSYCHOLOGY, v.35, No.4.
feministas en general encontra- conexión por encima de la auto-
ríamos una mayor base de diálo- nomía individual, la solidaridad LOVIBOND, S. 1994. Feminism and the
go si consideráramos los aspectos por encima de la competencia, “Crisis of Rationality”. NEW LEFT REVIEW, v.
estratégicos como separables, es profunda. 207.
hasta cierto punto, de las utopías. En síntesis, intenté una con-
Es por esto que me parece im- tribución al esclarecimiento del MORGADE, G. 1994. La tensión igual-
portante que estas cuestiones debate dentro del feminismo con dad/diferencia en una propuesta peda-
sean dirimidas, o, al menos, que el objetivo de que podamos abo- gógica feminista. HIPARQUIA, v.VII,No.1.
no permanezcan como zonas de carnos a una discusión fundamen-
confusión que traben el debate. tal: a qué tipo de sociedad, para PLUMWOOD, V. 1993. Feminism and
Sin embargo, sugiero tam- hombres y mujeres, queremos Ecofeminism. SOCIETY AND NATURE , v. 2
bién que, aun resueltos los encaminarnos. No.1.

41
Tráfico de género:
mujeres, cultura y política de identidad
en esta era neoliberal

Francine Masiello *

Los vecinos proclaman que es Sin embargo, el título del


indispensable custodiar el destino de collage de Porter refiere a la gran
occidente. Dime ¿acaso no has figura revolucionaria de América
pensado que Occidente podría estar Latina, el Che Guevara, cuya ima-
en la dirección opuesta? gen aparece en el centro del plato
--Diamela Eltit, Los vigilantes (65) y se ve también reflejada obli-
cuamente sobre un espejito. La
imagen del héroe, doblemente pro-
En las pinturas y los collages yectada, sugiere la repetición que
de Liliana Porter, artista plástica logra la tecnología; el espejito y el
argentina que reside actualmente plato, por su parte, evocan un
en Nueva York, ingresamos en un ambiente doméstico que se identi-
mundo en el que se mezclan fica con las pautas de consumo
souvenirs de parque de diversión femenino. El Che Guevara encuen-
con restos de un kitsch revolu- tra un lugar entre los cachivaches
cionario, un mundo en el que ad- como si se tratara de una baratija
quieren gran importancia las relacio- doméstica más. En este mundo de
nes entre las obras originales y sus simulacros, en el que las culturas
copias, entre la autenticidad y la alta y popular se entrecruzan, las
falsificación. Los trabajos de Porter relaciones domésticas se definen
se basan en los íconos de la cultura por la producción en masa. El mer-
de masas contemporánea: produc- cado global nos condiciona a mirar
tos Disney, juguetes de quiosco, la diferencia por su apelación exó-
estatuillas de cerámica. Todos ellos -el santo popular venezolano- y tica, por los gustos eclécticos del
conforman una naturaleza muerta una reproducción postal de un re- consumidor; a lo largo de este pro-
de nuestra experiencia común, glo- trato renacentista. Estas imágenes ceso, la experiencia histórica se
bal. En “Mutaciones con platito del recicladas permiten vislumbrar las pierde, queda olvidada en el co-
Che”, litografía con collage fotográfi- imaginaciones culturales contem- mercio del kitsch.
co, Porter nos invita a reflexionar poráneas de América del Norte y Porter nos muestra los acceso-
so-bre el circuito cruzado de la América del Sur. Al ser reproduc- rios comunes de una domesticidad
cultura posmoderna: alrededor de ciones industriales no se puede femenina que, en silencio, ordena
un plato estampado con un graba- reconocer en ellas un momento estas imágenes extraídas del inter-
do del Che Guevara, Porter coloca original de creatividad; niegan, por cambio global. Esta operación nos
un modelo plástico de Mickey lo tanto, cualquier escala jerárquica lleva a preguntarnos acerca del
Mouse, un boleto de la lotería que se establezca sobre un supues- centro femenino ausente en este
Mexicana, un busto de San Gregorio to mapa de valores occidentales. ensamblaje de objetos. ¿Cómo se

* University of California, Berkeley.

42
mueve la imaginación femenina en bilidad que es anterior al proyecto crucial de la intermediación cultural
el tráfico global? ¿Cómo emerge la neoliberal.1 Esta nostalgia presenta en el flujo Norte\Sur.
invisibilidad femenina en la sintaxis formulaciones varias. Desde un
de los intercambios Norte\Sur? Y, punto de vista conservador, las
por último, ¿cómo negocian las mu- mujeres siguen siendo identifica- I. Miradas (lugares) de la teoría
jeres entre los productos de la so- das con el reino de los “sentimien-
ciedad de masas y los valores rela- tos”, identificación que crea en la En la representación del géne-
cionados con la cultura alta y lo comunidad la ilusión de estar eva- ro en las Américas, el relativismo
estético? diendo así las grandes inequidades cultural determina jerarquías de
En estas páginas quiero hablar del mercado. Esta percepción está conocimiento. A menudo se toma
de los modos en que se tejen las avalada por la retórica de los valo- la teoría angloeuropea como si se
identidades de género en la tela de res familiares, retórica que, ade- tratara de una fuente unitaria de
las relaciones culturales entre Nor- más, liga el comportamiento de ideas.2 No sólo se concibe al Norte
te y Sur. Sobre todo después del fin hombres y mujeres con un ideal como un depósito de teoría, la
de la Guerra Fría, el género se deseado de ciudadanía. Desde una supuesta casa de lo abstracto, del
trafica libremente a través de las mirada progresista, en cambio, se pensamiento universal; sino que el
fronteras internacionales como par- prevé que los hombres y las muje- Norte también se impone como un
te de una economía conceptual res respondan de otra manera: es modelo que es copiado con avidez
(academia, museos, medios) y, -lo razonable esperar, por ejemplo, en el resto del mundo. Por ejem-
que es más obvio aún-, como parte que las mujeres opongan resisten- plo, Carolyn Porter (1994) “ha des-
de un economía de mercado soste- cia al nacionalismo patriarcal o que cubierto” recientemente los méri-
nida por el capital global. A menu- las intervenciones de género lle- tos del estudio comparativo Nor-
do el género constituye el vehícu- guen a alterar las relaciones de te\Sur; argumenta que, con esta
lo de transporte escondido de un familia y Estado. inclusión, se ampliaría el foco de los
proyecto narrativo particular; mo- El paradigma del género nos proyectos norteamericanistas, tal
dela gustos y consumidores permite rastrear cambios en la po- como están planteados hoy dentro
transnacionales que viajan entre el lítica de representación, un proble- de los Departamentos de Inglés de
norte y el sur. ma que afecta tanto el orden de las las universidades norteamericanas.
En el Norte se espera que los inclusiones democráticas como el La estrategia consiste en construir
hombres y las mujeres latino- de las formas estéticas. Quiero exa- un marco mayor para explicar las
americanos actúen según deseos minar en este trabajo las clases de culturas hemisféricas desde la pers-
regulados, que ofrezcan una narra- ficciones que viajan entre Norte y pectiva de los Estados Unidos. En
tiva de identidad particular suscep- Sur, prestando particular atención a ese proceso, se advierte cierta
tible de acceder fácilmente al flujo la inscripción del género en las indulgencia hacia una alteridad
transnacional. En este sentido, po- ciencias sociales y en la cultura fantaseada, una señal de reconoci-
dríamos decir que la fantasía literaria. miento hacia el sur que no contrae
Norte\Sur está regida por diferen- Más allá de estrategias narrati- ningún compromiso con los proyec-
tes formas de nostalgia, por el an- vas particulares, permanen- tos políticos o estéticos que puede
helo de recuperar una era de esta- temente se nos recuerda el rol ofrecer América Latina. En esta con-

1
Como siempre, debo mucho a las nostalgia y el heroísmo en la expe- Edward Said, cuyo término “travelling
conversaciones con Gwen Kirkpatrick, riencia neoliberal contemporánea. theory” (teoría que viaja) ha influido
2
Mary Louise Pratt, Francesca Miller y Ferman (1993) y S.P. Mohanty (1989) en mi pensamiento.
Marta Morello-Frosch, quienes han han tratado con profundidad el tema
iluminado para mí la influencia de la del relativismo cultural. Ver también

43
Exclusión - el Tercer Mundo es movimientos sociales han perdido
irrelevante a la teoría-. 2. Discri- su imperativo debido a una caren-
minación -el Tercer Mundo es irra- cia de visiones teóricas de largo
cional y así su conocimiento está alcance (Moreiras). Incluso, la lite-
subordinado al conocimiento ra- ratura latinoamericana como per-
cional producido por la metrópo- secución y búsqueda es vista al
lis-. 3. Reconocimiento -el Tercer borde de su agotamiento -en la
Mundo es visto sólo como el lugar medida en que la literatura recuer-
de lo instintivo- (1988: 504). El da un pasado colonial, resulta una
problema planteado por Jean Fran- institución arcaica y sin sentido
co todavía no ha sido superado. En (Beverly)-. En estos casos, se le
efecto, la insistencia sobre la imputa a América Latina un fracaso
inferioridad latinoamericana en el a la hora de teorizar; los críticos
campo de la teoría literaria sigue advierten que América Latina mues-
operando en la imaginación de los tra debilidades para rescatar la ac-
críticos a ambos lados de la fronte- ción a través de paradigmas con-
ra. De ahí que las discusiones sobre ceptuales. Tomemos por caso
la modernidad tardía de América Utopia Disarmed (1993), de Jor-
Latina se hayan planteado, sobre el ge Castañeda, en que el autor atri-
eje Norte-Sur, en base a los pode- buye los fracasos de América Latina
res que confiere la teoría producida a los proyectos errados de la izquier-
en el norte. De modo similar, los da. Figuras como Mario Firmenich,
debates sobre el posmodernismo y Caetano Carpio y Pascual Allende
los estudios culturales latino- son vistas como revoltosos
americanos han partido del axioma inmaduros que provocaron el de-
de que el paradigma norte- rrumbe de la teoría histórica del
americano brinda el estímulo inicial “gran hombre” en el activismo de la
cepción, además, subyace el su- y necesario para los debates que se década del 70. Los héroes de ayer
puesto de que los intelectuales de abren en el sur.4 Aún algunos de los son reducidos hoy a un tableau
América Latina nunca antes habían más lúcidos críticos latinoamerica- kitsch, reminiscencias de un espíri-
considerado esta problemática com- nos siguen afirmando que, en el tu desvariado que sería mejor olvi-
parativa.3 sur, la teoría es todavía una asigna- dar.
En el viaje de las ideas, se tura pendiente (Cornejo Polar, Como consecuencia de estos
propone a menudo una ruta 1994). razonamientos, los latinoamerica-
unidireccional. Años atrás, Jean Fran- Diferentes voces sobre el eje nos parecerían depender de la guía
co nos alertaba de los peligros que Norte-Sur consideran ahora que las metropolitana: el paradigma
acarrea la dominación metropolita- ideologías han fracasado en Améri- neoliberal se proyecta, de esta
na sobre la teoría y los mecanismos ca Latina; que la era de las utopías manera, como el principal curso
a los que esta dominación apela: 1. ya ha pasado (Castañeda); que los viable para los 90. Como manchas

3
Desde los primeros años de la Inde- diesen incluirlos como sujetos acti- cual los paradigmas de las culturas
pendencia, los intelectuales latino- vos. El caso de Sarmiento es ejemplar minoritarias, formulados en la acade-
americanos han considerado seria- en este sentido. mia estadounidense bajo la rúbrica de
4
mente la división norte\sur y han George Yudice (1994) ha hecho una los estudios culturales, han tenido una
buscado modelos teóricos que pu- atractiva crítica del proceso por el tibia recepción en América Latina.

44
de tinta sobre una hoja de papel Al considerar estos problemas,
plegada, las mismas ideas se dupli- otros intelectuales buscan resti-
can sobre ambos lados del hemisfe- tuirles un sentido de agencia a los
rio. La diferencia, a medida que sujetos latinoamericanos a través
prolifera, se sustenta en las marcas de estrategias alternativas -aunque
que imprime un pen-samiento post- a menudo insuficientes- de
original.5 representación. En este proceso,
En White Noise, la popular suelen producirse historias de sal-
novela del escritor norteamericano vación que anuncian triunfos latino-
Don DeLillo, después de un derra- americanos; más que una nueva
me nuclear, un personaje pregunta utopía, estas narrativas intentan
a la brigada de rescate: ¿Están uste- ofrecer continuamente nuevas
des diciendo que vieron la oportu- categorías de identidad a través de
nidad de usar el evento real para instrumentos y diseños de
ensayar la simulación? (1986: investigación que se superponen
139). Me pregunto: si acaso la repre- con los de la ficción.6
sentación que se hace el Norte de A los sujetos latinoamericanos
América Latina no es un intento de se les atribuye, particularmente,
construir simulaciones, de quitarle una clase de relato heroico que
énfasis a la experiencia vital para afecta los paradigmas teóricos que
cultivar modelos abstractos. Podría surgen en América Latina. Rosalba
pensarse que la experiencia del Sur Campra ha observado que la com-
se vuelve un campo de pruebas pulsión mimética de copiar al norte
para la teoría, la que adquiere, a su ha sido una condición fundamental
vez, una vida propia. Como contra- de la existencia latinoamericana: La
partida, la teoría es reexportada conducta mimética aparece en-
hacia América Latina determinan- tonces como la única existente; la
do, de alguna manera, su experien- máscara como el único rostro acep-
cia vital. table (1987 18). Esta condición

5
Algunos defensores del posmo- esta manera, todos los miembros de olvidarse que el proyecto es
dernismo ven este impulso como la sociedad global pueden copiar las orquestado por los líderes del capital
una forma de descentrar el pensa- imágenes que ven; además, todos corporativo.
6
miento hegemónico, alegando que, visten las máscaras del carnaval para Si bien su interpretación de este
en la condición posmoderna, las desafiar una forma y una identidad fenómeno difiere de la mía, Gwen
sociedades marginales tienen la opor- fijas. En este desfile de caras cam- Kirkpatrick hace un inteligente aná-
tunidad de corregir la distinción biantes, donde las copias son más lisis de las ficciones utópicas produ-
entre las expresiones alta y popular, valiosas que su fuente, las culturas cidas por el feminismo. En particu-
entre la teoría metropolitana y sus periféricas reclaman para sí una in- lar, subraya el reciente interés en la
traducciones periféricas. Mediante serción competitiva en la dinámica marginalidad: Llegan a nuestra aten-
un intercambio global de imágenes del nuevo sistema mundial. Se deja ción las mujeres de la esfera pública
-a través de las cadenas mediáticas y de lado el pasado histórico para por sus desvíos, no por su heroicidad
la tecnología- todos nos vemos afec- enfatizar un mundo libre de las ni su capacidad, sino simplemente
tados por un único sistema; el terre- molestias de la polémica y el debate. por su persistencia en sobrevivir
no de juego, entonces, se nivela. De En esta clase de análisis, parecería (1995 47).

45
estructura la base de una literatura bio. Esto conlleva su propia teoriza- Consideremos, por ejemplo,
dependiente (el tema principal del ción contingente y promueve for- la publicación que hace Lynn
libro de Campra), pero, a la vez, mas de identidad que exaltan los Stephen del testimonio de la salva-
ofrece una máscara que impide márgenes de la sociedad. doreña María Teresa Tula. La edito-
cualquier aproximación a una iden- ra explica que las experiencias de
tidad auténtica. De ese modo, se su testimoniante la han transfor-
suceden un buen número de susti- II. Las intermediarias de cultu- mado en una escrutadora notable
tuciones que contribuyen a engro- ra: mujeres que comercian de eventos políticos y económicos
sar la serie de lo que Campra des- y en una teórica feminista muy
cribe como “arquetipos de la Norma Alarcón ha observado reflexiva. En el proceso, Tula tam-
marginalidad” (27): indios, gauchos que la teoría feminista angloameri- bién ha tomado conciencia de su
e inmigrantes conforman un exal- cana pone el acento sobre el triun- propia opresión en tanto mujer
tado repertorio de personajes latino- fo individual mientras que las “nati- salvadoreña pobre y ha comenza-
americanos. Estas figuras promue- vas” del tercer mundo están agru- do a percibir el mundo a través de
ven una cierta clase de narrativa, un padas teóricamente como sujetos los ojos del género (1994, 1). Al
melodrama de la rebelión y la cura, colectivos de proyectos colonialis- remarcar las dimensiones feminis-
un idilio de la supervivencia y el tas o racistas (1990: 357). Las mu- tas de la experiencia de la
triunfo. Puesto que ofrecen una jeres fuera de la metrópolis parece- testimoniante, Stephen enfatiza las
fantasía optimista de resistencia, rían no tener acceso a un relato múltiples escenas de violaciones,
los prototipos marginales de Amé- propio; reunidas anónima o abusos domésticos y abandonos
rica Latina siguen disfrutando de colectivamente, están obligadas a que ha padecido Tula. Stephen
una amplia vigencia y superan los hablar por sus comunidades pero aprovecha la estructura del testimo-
fracasos que marcaron al activismo no por sus logros individuales. De nio, exitoso dentro y fuera de los
de izquierda en años recientes. Las esta manera, -argumenta Alarcón-, Estados Unidos, para difundir un
mujeres latinoamericanas se han las mujeres de color son siempre mensaje sobre la organización de
desplazado ahora al centro de esta ejemplos de una causa. las prostitutas, las amas de casa y las
narrativa, prometiendo esperanzas Algunos libros recientemente madres solteras, y también para
de redención para la sociedad a publicados por académicos norte- postular un programa de derechos
través de una micropolítica del cam- americanos dan una inflexión dife- humanos que coincide con una
rente a este problema. Nos mues- plataforma feminista.
tran que las mujeres latinoame- El aparato narrativo transfor-
ricanas, de hecho, ejemplifican va- ma la mirada de Tula en una historia
lores individuales, pero a menudo del despertar de la conciencia,
en respuesta a un proyecto narrati- “made in USA”. A diferencia de
vo cuyas leyes han sido fijadas en el Rigoberta Menchú, quien resguar-
Norte. Esto resulta aparente, por da los secretos de su nación y jamás
ejemplo, en los estudios culturales se desdice de la responsabilidad
etnográficos y literarios que feste- que tiene con su partido político,
jan los logros de las latinoame- Tula salta por sobre sus lazos de fe
ricanas así como las buenas inten- y por sobre sus propias caracterís-
ciones de las agentes culturales ticas narrativas, y rápidamente
que observan su curso. El resultado adopta una perspectiva norteameri-
es un nuevo estilo de autocon- cana que es compensada por su rol
ciencia narrativa en los 90 que nos de “víctima”. Stephen explica: Lo
induce a reflexionar acerca del que hace la historia de María dife-
poder de la mediación en tanto rente de otros testimonios de mu-
discurso cultural. jeres es que ella reflexiona directa-

46
mente sobre el feminismo, la
marginalidad, la opresión de las
mujeres en la sociedad salvadore-
ña y los movimientos populares de
izquierda (226). Entre otras cosas,
nos enteramos de que María Teresa
Tula, en un viaje a Europa en nom-
bre de su organización, ha llegado
a aceptar el lesbianismo de otras
mujeres; ella misma explica esta
toma de conciencia como parte de
su reconocimiento de la multidi-
mensionalidad de la vida de las
mujeres. Stephen remarca enton-
ces que el testimonio debe revelar
la experiencia de una conciencia
en ascenso de las mujeres y tam-
bién brindar a las lectoras “un im-
portante modelo para el análisis
feminista” (227). De estas
interacciones emerge un construc-
ción narrativa que pone en eviden-
cia los poderes del rescate y la
conversión sancionados sobre el Behar ha tenido una rigurosa privada y la ficción, excediendo de
sujeto latinoamericano. formación en el campo de la crítica esa manera la supuesta objetividad
Un esfuerzo más notable de y, por ende, está al tanto, de un que generalmente se exige de los
intermediación cultural es el que modo excepcional, de los debates registros antropológicos. Esta estra-
nos ofrece Ruth Behar en su libro en torno al problema del “etnógrafo tegia narrativa se despliega de
Translated Women (1993). En redentor”. Su proyecto consiste en manera notable, especialmente
los límites entre la ficción y la asociar a la antropóloga con la cuando Behar asocia la afición de su
biografía, el proyecto de Behar res- testimoniante, -se las llama “coma- comadre Esperanza por la brujería
ponde a la crítica que frecuente- dres” a lo largo del libro-, como con los procedimientos ficcionales
mente se les hace a aquellos colegas en el proceso compartido del “realismo mágico”, acercando
investigadores que emprenderían de registrar el testimonio y partici- el texto a la narrativa por la que más
la transcripción de una “vida” lati- par en el arte de la escritura. En este se conoce la literatura latinoamerica-
noamericana. Behar da cuenta de punto, Behar se diferencia de los na en el mundo. A esto se agrega el
las dificultades que tiene para etnógrafos más convencionales: sus hecho de que las estructuras de la
transcribir las experiencias de su cambios de identidad, sus viajes ficción se mantienen a lo largo del
testimoniante, Esperanza, y sus entre norte y sur, y su condición libro y se interrumpen sólo cuando
propias luchas, en tanto escritora bilingüe le permiten circular entre la autora introduce reflexiones
situada entre dos mundos. La histo- identidades posmodernas varian- autobiográficas. A fin de contar la
ria de Esperanza se convierte en un tes. Además, su condición de latina historia de ambas, Esperanza y Behar
pretexto para contar la historia de en la academia estadounidense, con se unen en un pacto que da espe-
Behar; también aparece en su tex- una carrera curricular en estudios cial relevancia al proceso creativo.
to una serie de temas relativos a la literarios, es un factor que contribu- El resultado es una historia a la
construcción de narrativas sobre ye a que emprenda una narrativa manera del “retrato del artista” en la
mujeres. personal que oscila entre la vida que la protagonista controla la no-

47
minación de la experiencia, con el sileña que estudia. Este “hambre”
fin de absorberla en un plan opti- de comunidad (a menudo la perse-
mista que perfila una nueva clase cución de un mundo perdido que
de vínculo entre el norte y el sur. podría llegar a restaurar un modo
En Death without Weeping de ser pasado), yace en el corazón
(1992), Nancy Sheper Hughes de la ficción norteamericana y se
considera con eficacia las impor- extiende, a veces, a algunas escri-
tantes preguntas del relativismo toras en el Sur. La nostalgia y el
cultural que han sido formuladas espanto que provocan la familia y
por la crítica antropológica recien- la comunidad encuentran, desde
te. Su estudio opera sobre el con- ya, un paralelo en textos que
cepto y el peligro de “alterizar al inconfundiblemente se postulan
otro”; cuestiona si acaso puede la como ficciones; pensemos sola-
moralidad quedar afuera de los es- mente en Paula de Isabel Allende
tudios de la cultura. El estilo narra- o Como agua para chocolate de
tivo de Hughes explora estos te- Laura Esquivel. Estos libros insisten
mas mientras va desarrollando un en la centralidad de la familia y el
caso antropológico como campo clan. El carácter de “best-sellers”
de acción, una subversión de las que han alcanzado en los Estados
relaciones de poder y de las jerar- Unidos parecería demostrar que
quías de conocimiento existentes. nuestra sed de ficciones de familias
Como intermediaria cultural, latinoamericanas no conoce límite.
Hughes organiza una narrativa acer- En estas lecturas, asistimos a
ca de la relación personal que con- una nueva índole de representación
trae con la testimoniante y cuenta política a través de las formas narra-
su propia experiencia como parte tivas. Estos textos vuelven a cen-
central del relato. De esta manera, trar nuestra atención en la familia e
el relato antropológico se acerca a instalan al científico social como un
una forma ficcional, puesto que no “productor inspirado”. A su vez,
carece de elementos dramáticos, crean un idilio narrativo en torno al
tensiones y desenlaces narrativos. marginal, que contrarresta la hege-
Las descripciones gráficas de la diferencia la cualidad básica que monía actual del Estado.
muerte y la destrucción corporal atrae la mirada norteamericana ha- Estas narrativas antropoló-
crean suspenso y, al ser sumamen- cia América Latina. El modelo cons- gicas ocupan un lugar significativo
te detalladas, provocan un placer truye un exceso de excentricidades en la economía cultural de las rela-
perverso. Aquí lo abyecto adquiere que demanda la intervención y el ciones norte-sur: refuerzan una
su propia estética. análisis por parte del académico percepción particular de las muje-
Hughes continuamente nos norteamericano, cuya tarea consis- res latinoamericanas; configuran un
advierte acerca de los peligros de la te en ensamblar una narrativa sobre ordenamiento de tipos de identi-
sobreproducción de diferencia la comunidad y restituir así el or- dad femenina; e, inclusive, ofrecen
(315), puesto que ésta aniquila den. De cualquier forma, la narrati- prescripciones para las operacio-
cualquier campo común para la va de Hughes oscila precariamente nes de agencia, contenidas en una
discusión entre los sujetos latinoa- entre estos extremos: asume la clase de narración que incon-
mericanos y los académicos norte- forma de un melodrama basado en fundiblemente presenta los proce-
americanos. A pesar de esta obser- historias de muertes infantiles y, a dimientos de la ficción. Bajo la
vación, cabría preguntarse si no es su vez, elogia las habilidades de apariencia de realismo mágico, de
justamente esta demostración de supervivencia de la comunidad bra- relatos del tipo “retrato del artista”

48
o de narrativas de derrotas y triun- na y la testimoniante se transfor-
fos, estas ficciones representan di- man en un fundamento para el
ferentes dramas de víctimas que análisis literario.
son oprimidas por la sociedad. A Debra Castillo, en este senti-
pesar de las intenciones de confi- do, plantea una hipótesis intere-
gurar identidades móviles, los suje- sante. Observa con astucia que,
tos de estos textos se vuelven desde el punto de vista metropoli-
fuentes de “autenticidad” en Amé- tano, las mujeres latinoamericanas
rica Latina. De esta manera, estas no escriben. De este postulado se
historias fluctúan entre un carnaval desprenden otros corolarios, otras
posmoderno de identidades cam- obviedades de la historia literaria
biantes y la nostalgia por las tradi- estándar de América Latina. Las
ciones duraderas de los lazos de mujeres latinoamericanas cierta-
familia y comunidad; comparten, mente no escriben narrativa. Lo
como rasgo común, el interés por poco que escriben -poesía, en la
una reflexión auto-crítica por parte mayoría de los casos- merece el
del antropólogo acerca de la subje- olvido (1992: 26). A fin de corregir
tividad de la “gringa” que valora los esta mirada, Castillo se propone
recursos del arte narrativo sobre el demostrar las diferentes maneras
frío empirismo de los datos. en que las mujeres escritoras cues-
Llamo la atención sobre estos tionan las normas de autenticidad y
proyectos a fin de relacionar las uso de los textos, tanto en el orden
maneras en que los temas de géne- de la teoría como en el de la praxis.
ro latinoamericanos se inscriben en Castillo rechaza los absolutos, mira
discursos particulares en los que las más allá de las categorías de análisis
investigadoras invocan una colabo- occidentales con el objetivo de
ración con las testimoniantes para encontrar otros criterios teóricos de
crear algo que se parece a una evaluación. Sin embargo, en un
ficción literaria. El “experto”, tan movimiento que notoriamente se
aclamado por el movimiento relaciona con el modo como la
neoconservador, ahora redefine su antropología localiza las jerarquías
autoridad en relación con la arte- tivos la transformación de la prác- de género, Castillo elige nombrar a
sanía del relato y la escritura, y a la ticas culturales represivas (xiv). las mujeres latinoamericanas como
exaltación de los logros de las mu- Como sus colegas antes citadas, sujetos marginales: amas de casa,
jeres reunidas en el encuentro nor- Kaminsky también busca modelos indias, santas, prostitutas e iletradas
te-sur. alternativos de identidad femenina (293-4) son colocadas en una serie
Como si continuara las medita- y elige privilegiar el concepto de situaciones temporarias (7), sin
ciones de los antropólogos hasta posmoderno de identidad femeni- quedar necesariamente sujetas a
aquí nombrados, Amy Kaminsky na móvil. En este movimiento, una teoría particular. Su estrategia
(del campo de la crítica literaria) puede notarse una curiosa parado- de análisis es comparada con una
sostiene que la experiencia de ja: mientras que el antropólogo se receta de guiso: un puñado de
deconstrucción del género está di- desplaza hacia una construcción esto, y una pizca de aquello (36).
señada para desafiar la posición ficcional, el académico literario busca La indecidibilidad derridiana
subordinada de las mujeres frente afanosamente una realidad objeti- condimenta así los aromas narra-
a los hombres (1993: 18). Este tipo va. Kaminsky erige las tipologías tivos de este libro; los ingredientes
de crítica -agrega- debería tomar feministas como base del estudio que se van agregando a la olla son
como uno de sus principales obje- literario: la mujer exiliada, la lesbia- comparados con una práctica de

49
La reflexión irónica de Thénon
nos lleva a preguntarnos sobre la
recepción que tienen las ideas fe-
ministas norteamericanas cuando
viajan hacia el sur. Con una dosis
menor de ironía, pero de una ma-
nera igualmente eficaz, la escritora
argentina María Negroni plantea
este mismo problema en su libro
de ensayos Ciudad Gótica.
Negroni observa cómo se espera
de la cultura latinoamericana que
cumpla con una promesa de dife-
rencia. Esto conduce a un gusto por
textos y comportamientos excén-
tricos: En el plano literario, la
“guetificación” lleva a confusio-
nes alarmantes. Los escritores lati-
nos están condenados a un deber
ser implícito y férreo. Algo así
como un arquetipo platónico ver-
lectura en que las partes no pue- no han pasado inadvertidas. Susana tido en el molde de un mandato
den ser separadas del todo. Irónica- Thénon escribió en 1987 un poe- explícitamente político o exótico o
mente, las historias de mujeres es- ma muy mordaz sobre los intereses folklórico. ¿Aquí se acaba la lista?
tán planteadas, una vez más, en de investigación que tienen los ... ¿Quiénes son los responsables
una ficción doméstica. académicos estadounidenses que de este desaliento? ¿Los que produ-
La autopista panamericana de presumiblemente se dedican al cen? ¿Los que trabajan de agentes
los agentes culturales está organi- feminismo. El poema se burla del literarios? ¿Los que consumen? ¿Los
zada en amas de casa, locas y proyecto de una crítica norteame- que organizan? ¿Difunden? .... Me
prostitutas, en víctimas o sobrevi- ricana que quiere compilar una temo que, mientras persistan los
vientes con temple de acero. ¿Exis- antología de escritoras latino- síntomas que he descrito, pocas
te alguna otra manera posible de americanas. El poema concluye con expectativas puedan cifrarse allí.
imaginar esta travesía sin referirnos los siguientes versos: Al menos, hasta que América Lati-
a estos sujetos marginales? ¿En qué na gane lo único que no se le
condiciones nos encontramos no- porque tu sabes que en realidad concede: el derecho a participar,
sotros, en tanto intermediarios cul- lo que a mí me interesa es no sólo que de igual a igual, en la discusión
turales, para manejar las relaciones escriban estética (29-32).
norte-sur? Señalo los ejemplos an- sino que sean feministas Siguiendo en esta dirección
teriores sin ánimo condenatorio, y si es posible alcohólicas me gustaría examinar ahora los pro-
sino más bien como un punto de y si es posible anoréxicas yectos de aquellas mujeres de Ar-
discusión y reflexión acerca de las y si es posible violadas gentina y Chile que se ocupan del
perspectivas que adoptamos, en y si es posible lesbianas intercambio de ideas norte-sur den-
tanto académicos de los Estados y si es posible muy desdichadas tro del medio de las revistas cultu-
Unidos con cierto grado de com- es una antología democrática rales. En este medio, ellas abren
promiso hacia América Latina. Si pero por favor no me traigas nuevas vías de discusión para la
hay algo de lo que podemos estar ni sanas ni independientes identidad de género y la práctica
seguros es que nuestras posiciones (La Antología 1987: 70) social.

50
III. Las intermediarias cultura- norteamericanas y europeas, que
les: Medi(t)aciones sudameri- fueron editados junto con escritos
canas de mujeres argentinas provenien-
tes de los campos de la literatura y
Margaret Randall viajó a Méxi- las ciencias sociales.
co en los 60 y fundó allí la revista EL No sorprende que la presen-
CORNO EMPLUMADO, abriendo así un tación de este material siempre
debate entre poetisas a ambos la- haya estado anclado en una teo-
dos de la frontera. Los proyectos ría de la conversación entre mu-
intelectuales de Lea Fletcher y Nelly jeres y en la fe, claramente ex-
Richard continuan esta tradición. presada, en las posibilidades que
Ambas son extranjeras que actual- este diálogo podría brindar. Es
mente viven en Sudamérica (en esta teoría de la conversación,
Argentina y en Chile, respectiva- producida en las páginas de ocho
mente). Ambas entablan un diálo- años de F EMINARIA, la que ha es-
go Norte-Sur a través del vehículo tructurado un intercambio que se
de la revista cultural. A mi parecer, hacía necesario sobre identidad,
FEMINARIA Y REVISTA DE CRÍTICA CULTU- estética y acción. Rechazando el
RAL son las publicaciones más modelo de un “ghetto” de muje-
significativas en América Latina que res, F EMINARIA ha luchado por la
procuran un intercambio feminista construcción de una comunidad
entre norte y sur sobre cuestiones de interlocutores que orienten
de política, estética e identidad de las prácticas feministas en la
género locales. Estas publicaciones cultura argentina (ej, Monzón
revierten la clase de narrativa sobre 1992: 85).
mujeres que a menudo se postula Desde el primer número,
en el Norte. Fletcher publicó materiales de la
FEMINARIA (1988--), con 14 nú- feminista italiana Rossana
meros publicados, constituye un Rossanda y de mujeres argenti-
esfuerzo por integrar la teoría fe- nas que viven en el extranjero
minista del norte con la producción sobre la estructura de las amista-
intelectual del Cono Sur. Su direc- des femeninas y la urgencia
tora, Lea Fletcher, una norte- discursiva que estas relaciones
americana de nacimiento que vive originan. Aparecieron artículos so-
actualmente en la Argentina, ha bre ámbitos de reunión feminista,
compaginado dos ciclos de re- incluyendo el primer -hoy ya clási-
flexión feminista, circunscribiendo co- encuentro de feministas chile-
su enfoque a los problemas de la nas y argentinas en Santiago bajo la
cultura y el lenguaje. En su fase dictadura de Pinochet y las poste-
inicial, FEMINARIA anunció un pro- riores conferencias feministas rea-
grama que proponía estudiar el lizadas en otros lugares de América
peso de los valores patriarcales Latina. FEMINARIA ha editado actas
sobre las mujeres argentinas y ex- de congresos, divulgado infor-
poner el funcionamiento del mación sobre librerías para muje-
sexismo en el lenguaje (Fletcher res en París y Buenos Aires, y ha
1988:1). Aportaron a este proyec- hecho comentarios sobre progra-
to diversos artículos de feministas mas de estudios de la mujer en

51
distintas universidades argentinas. La discontinuidad intrínseca se ve los de ideas han provenido conti-
A todo lo largo de la publicación, alimentada por una malsana disconti- nuamente de los Estados Unidos y
Fletcher ha ofrecido materiales bi- nuidad exterior, provocada. Es un Europa. En FEMINARIA se han critica-
bliográficos actualizados sobre tó- hecho que, abierta o encubiertamente, do las categorías de conocimiento
picos feministas argentinos. Estas el manejo de la opinión pública tiende provenientes de los círculos anglo-
múltiples entradas organizan un re- a romper la continuidad de la expe- americanos, sobre todo la lógica
gistro de las prácticas intelectuales riencia feminista. Se habla de supera- binaria para marcar la diferencia
feministas en la Argentina, brindan- ción o de fracaso. Lo que importa es sexual que es utilizada en la teoría
do una actualización teórica para la separar los distintos momentos de las norteamericana: modelos de agre-
acción social y una panorámica de luchas reivindicatorias o trans- sión\pasividad (Brownmiller,
la producción cultural. Muy formadoras, aislarlas para quitarles Dworkin); naturaleza\cultura (Ortn-
interesantes resultan los testimo- coherencia. De esta manera cada er, Griffin); o la diferencia como
nios de la participación social de las mujer se siente fuera de un destino una forma de conciencia que sugie-
mujeres en el sistema neoliberal. común .... La quiebra en la unión de los re la superioridad de las mujeres
La crítica cultural Leonor distintos tiempos y lugares, con la con- (Chodorow, Gilligan). Las escrito-
Calvera reflexiona sobre el clima siguiente abolición de la facultad ras y las filósofas locales que cola-
político actual suscitado por la eco- evocadora, ha sido una de las princi- boran en FEMINARIA han ampliado
nomía de mercado: pales características del terrorismo de esta reflexión crítica con el fin de
los grupos de dominación, poner en discusión la política de
especialmente del Estado (1992: 8 6). identidad que resulta de esta lógica
binaria.
Para combatir este aislamien- Al analizar la imposición de las
to, FEMINARIA ha buscado trazar una premisas teóricas angloamericanas,
continuidad entre los movimientos la poetisa y crítica argentina Diana
de mujeres del período contempo- Bellessi observó que las mujeres
ráneo y momentos históricos ante- del Cono Sur están trabajando siem-
riores. Fletcher ha propuesto cade- pre bajo la presión de una “imagina-
nas históricas de las luchas de mu- ción hipotecada”. Adoptar las estra-
jeres argentinas: los artículos sobre tegias del feminismo en un cultura
Juana Manuela Gorriti, Eduarda doblemente colonizada, de por sí,
Mansilla de García y la generación coloca a las mujeres argentinas en
argentina de 1880 ofrecen el fun- una situación precaria que
damento decimonónico de los fe- desestabiliza sus certidumbres
minismos contemporáneos. Asi- epistemológicas:
mismo, los estudios sobre confe-
rencias o encuentros literarios Cuestionar una cultura central in-
panamericanos convocados por trínsecamente colonizada por Euro-
las mujeres de los años 20 conti- pa, desde la instrumentación de un
núan la indagación en este siglo. pensamiento resistente también fun-
Una editorial, que funciona en dado en Europa, es una cosa. Incluir
tándem con la revista, está com- la precariedad bárbara de un femi-
prometida con la recuperación nismo teórico oriundo del norte, aún
de material de archivo. poco leído, apenas traducido y ya
A su vez, las colaboradoras de cuestionado, exige una rápida pro-
FEMINARIA han indagado cuáles son ducción local por parte de mujeres
las posibilidades del feminismo en involucradas personalmente desde el
un país dependiente, cuyos mode- espacio doméstico de sus vidas y es otro

52
fenómeno harto más difícil, significa
enfrentarse a una doble hegemonía
cultural desde una diferencia de la
que apenas empezamos a ser conscien-
tes. Cuando no se tiene siquiera el
poderoso arsenal de un pensamiento
mítico fundado en las culturas indias,
para oponerse al discurso central co-
lonizador, lo es más aún. Hay que
trabajar con un imaginario hipoteca-
do. Poner el cuerpo allí, encierra el
peligro de pasar a ser la Tonta. Signi-
fica desplazar el impuesto interés por
el prestigio, hacia el interés por el pa-
sar. Despreciar el aplauso de los
reyezuelos en el palacio, por la algara-
bía amorosa de otras mujeres. En un
ambiente donde no se arriesga dema-
siado desde lo personal, abrirse el cor-
piño y demandar ser miradas y mirarse
(1990:6 10).
liente en la Argentina- suscitó que dades de acción social y desafían
Como si continuara la reflexión FEMINARIA le dedicara un número las formas tradicionales de autori-
de Bellesi sobre la necesidad local especial, en los límites extremos dad (Maglie 1990:5 29-31).7 La pro-
de asumir riesgos teóricos, la filósofa de la filosofía liberal, tal como se la liferación de nuevas identidades es
Diana Maffía toma las experiencias concibe en el Cono Sur. Números recibida como una respuesta posi-
políticas argentinas como base de posteriores de la revista revisan la tiva a la crisis del modelo neoliberal.
su pensamiento crítico. Tal es el crisis del proceso de redemo- Las fuentes de investigación
caso en su narración de la historia cratización y la situación de las de FEMINARIA son decididamente
de Mariela, una transexual cuyos mujeres. Como protagonistas de la heterogéneas, apelando a la pro-
hijos le fueron violentamente qui- sociedad de mercado, las mujeres ducción de intelectuales locales así
tados bajo el cargo de que ella era resultan las figuras afectadas con como a la de académicos de políti-
una madre incompetente (1994:1- mayor severidad por el régimen cas públicas de los Estados Unidos
2). Esta historia, publicada en los neoliberal: son las responsables de e Italia. Sin embargo, a lo largo de
periódicos de Buenos Aires y muy la supervivencia de la familia y de la publicación, las críticas argenti-
discutida en 1993, le permite a la defensa económica del hogar. nas continúan negociando las con-
Maffia reflexionar, primero, sobre Contra la visión conservadora de diciones locales de las mujeres con-
las categorías “naturales” de identi- una pérdida general de valores bajo tra las hipótesis posmodernas que
dad de género y, luego, sobre las la dominación de una economía de tanto dependen de la teoría metro-
relaciones cambiantes entre la mercado en detrimento de la socie- politana.
sexualidad y el poder político en la dad civil, emergen múltiples posi- Esta crítica surge con mayor
Argentina. Así también, la prohibi- bilidades para la organización de las claridad en relación con la estética.
ción contra el aborto -un tema ca- mujeres. Ellas crean nuevas modali- En un ensayo particularmente en-

7
Sobre las mujeres en la economía recopilaciones especiales de artícu- feminismo en estos tiempos neolibe-
neoliberal, confrontar las siguientes los: Mujer y crisis , 1990:5 29-35 y El rales 1992:8 3-14.

53
riquecedor, la escritora Tununa Mer- ficción, quedando así el relato y la
cado indaga las voces de denuncia escritura demasiado pegados a la
que emergen de los movimientos dictadura de la representación,
feministas contemporáneos y eva- mimetizándose el texto con la
lúa el impacto de ese discurso literalidad del mensaje. Esta narrati-
sobre las actividades de las escrito- va se miró en la luna del espejo, no
ras. En una posición a la que adscri- atravesó el espejo (1989:3 22).
bo, sostiene Mercado:
A pesar de que FEMINARIA ha
Esa literatura de denuncia y de agi- publicado artículos de inspiración
tación se acostó en un molde: se pensó posmodernista norteamericana
que para llegar a las trabajadoras, a (Flax, De Lauretis, Benhabib), es
las campesinas o a las secretarias, que quizá a través del énfasis en la
son a quienes quieren llegar al menos literatura que la confrontación de
las feministas socialistas, había que culturas norte-sur es abordada con
formular un mensaje directo e incon- mayor fuerza. La crisis del lengua-
fundible. La intención nos obligó a je, apuntada por Tununa Mercado,
muchas a hacer recortes y, a la larga, se vuelve un permanente objeto
tuvo un efecto represivo. En el ámbito de reflexión. En su número 7
de las ciencias sociales llamado de (1991), FEMINARIA inauguró una sec-
‘estudios de la mujer’, los textos siguie- ción titulada “Feminaria Literaria”,
ron modelos académicos tradi- destinada a rastrear la producción relaciones norte-sur en su REVISTA
cionales, se instalaron en un cuerpo cultural feminista en un marco his- DE CRÍTICA CULTURAL (1990-). Su pro-
ordenado, taxonómico, clasificato- tórico comparativo. Los nombres yecto no se limita exclusivamente
rio del papel de la mujer y de su de Elizabeth Bishop, Adrienne Rich al análisis de temas feministas. La
condición en la sociedad. Había que y Nicole Brossard se reúnen con los revista realiza una crítica de los
hacer una ciencia de la mujer, cons- de escritoras y críticas contemporá- debates posmodernos y una bús-
tituir una teoría, pero no se puso en neas de la Argentina y de otros queda de la identidad latinoame-
crisis el lenguaje, no se creyó necesa- lugares de América Latina. De este ricana desde una perspectiva de
rio hacerlo entrar en crisis: en toda la modo, Fletcher contrabalanceó las género. Richard lleva a cabo una
vasta literatura sociológica hay muy urgencias que presenta la crisis indagación local sobre el feminis-
pocos textos que muestran el desgarra- política contemporánea con una mo latinoamericano que defiende
miento y la perplejidad de la escritu- especial preocupación por los de- el valor de la micropolítica y otorga
ra, como si todavía no se pudiera salir rechos de las mujeres y con un importancia a los poderes de la
de la descripción y de la interpreta- compromiso activo en las reformas literatura y las artes visuales.
ción hacia una epistemología que nacionales, junto con la presenta- En general, Richard toma una
pueda dar cuenta de la complejidad ción de estudios sobre la artesanía postura crítica ante la teorización
de la materia sobre la que se discurre. de la escritura y las intersecciones global; desconfía de los impulsos
...El tema, los temas -la llamada “pro- entre las culturas del norte y el sur. universalizadores, pero también
blemática” femenina -y me atrevo a En síntesis, el proyecto de FEMINARIA reconoce las ventajas que brin-
decirlo, poco a poco, fue subyugando continúa oponiéndose a la esencia- dan los conceptos metropolitanos
esos textos y condenando a una nueva lización de la experiencia local. para el análisis de algunos temas
opresión, la del referente 'real’, que En Chile, Nelly Richard, otra de la cultura latinoamericana. Co-
exige sumisión y se adueña del gesto extranjera en América Latina (es herente con su posición, Richard
narrativo haciéndolo ilustrar con francesa pero ha vivido en Chile rechaza una genealogía estrecha
verdad, verismo o verosimilitud lo desde hace más de 20 años), ofre- del término “posmoderno”, en
que no le sucede a sus criaturas de ce una interpretación radical de las tanto podría interferir con la ac-

54
De modo similar a cómo el
“boom” literario situó a América
Latina en el mapa mundial, lo
posmoderno de América Latina (tan
viejo como el siglo mismo, algunos
argumentarán) debe ser visto, no
sólo conjuntamente con los pro-
yectos europeos y norteameri-
canos, sino también como una fuer-
za que permite a los latinoamerica-
nos repensar su experiencia
periférica de modernización, las
asincronías de su desarrollo cultural
y económico, el pastiche de la
memoria y el olvido históricos.
El posmodernismo en Améri-
ca Latina se caracteriza por su gran
heterogeneidad, por los cruces y
las mezclas irresueltos de la tradi-
ción y la modernidad. Es esa mixtu-
ra híbrida, ese collage inestable, el
ción social real8; e insiste repetidas periferia de la información cultural. que crea una alternativa a los pro-
veces en la autonomía heterogénea Esta mundialización de la cultura, yectos más comunes de moderni-
de la cultura local. El posmo- nos obligaría de por sí a tomar posi- dad del -así llamado- mundo
dernismo sirve al interés latino- ción para no perder ‘conciencia desarrollado; o mejor dicho, la sus-
americano, sobre todo, en tanto situacional’... Mucho de lo que disgre- pensión de materiales hetero-
permite la incorporación de Amé- ga el rostro posmoderno (de la rotura géneos abre la posibilidad de una
rica Latina en el debate interna- del nexo societal al vaciamiento de los nueva voz política y de una manera
cional. En otras palabras, América referentes-guías de movilización y lu- de responder, en términos propios,
Latina tendría que sacar ventajas cha) se refleja entre nosotros, aunque a los Estados Unidos y a Europa.
de esta línea de argumentación oscurecido por el dramatismo de una Richard avanza un paso más
teórica para entrar en un flujo de convulsión histórica (las dictaduras) en esta dirección y se aleja de los
discusión global: que estremece la tesis de cualquier re- discursos totalizadores en crisis para
lajado ‘fin de la historia’ defendido mostrar las maneras en que diferen-
Es posible argumentar a favor de un hoy por los apocalípticos integrados ... tes grados de desarrollo en Chile,
interés latinoamericano en el debate Todas estas razones derivadas de la Argentina y Perú rompen con los
posmoderno diciendo que somos parte crisis de totalidad-centralidad argu- ideales de la historia y el progreso
interdependiente de la red de mentarían a favor de la revaloriza- y abren las puertas a la micropolítica.
planetarización de las influencias que ción cultural de la periferia hasta El objetivo sería descubrir lo que
pone en contacto telecomunicativo el postular la máxima protagonista del ella denomina la fisonomía del “no-
aquí-ahora de todos los sujetos recep- nuevo relato posmoderno de lo descen- sotros mismos” (1991:3 15). Richard
tores diseminados en el centro y en la trado. (1991:3 15-19). no quiere renunciar a los lazos con

8
Sobre la recepción de la teoría metro- ro de REVISTA DE CRÍTICA CULTURAL dedicado
politana, ver especialmente el núme- a la visita de Baudrillard a Chile (1993:7).

55
proyectos locales y, entonces, tar el poder del género para nego-
encuentra una explicación produc- ciar la autonomía latinoamericana.
tiva del posmodernismo “periférico” Las colaboraciones de las chilenas
en la cultura de la heterogeneidad Diamela Eltit, Olga Grau, Mabel
y el mestizaje. El siguiente paso Piccini y Raquel Olea sobre femi-
consiste en deslizar esta discusión nismo e identidad social, o de
hacia las cuestiones de género. Néstor Perlongher o Félix Guattari
Richard apuesta contra los pro- y Jacques Derrida sobre cuestiones
yectos hegemónicos y a favor de de sexualidad y Estado, advierten a
una alteridad latinoamericana pe- los lectores de la REVISTA DE CRÍTICA
culiar. Si el pastiche, la cita y los CULTURAL sobre la importancia
simulacros abundan en los proyec- ineludible del género en el proyec-
tos posmodernos internacionales, to postmoderno. Es también ésta
Richard, en cambio, ve su uso en el una manera de presentar proyec-
contexto local como una respuesta tos alternativos al Estado a través
a la cultura metropolitana. La paro- de los efectos desestabilizadores
dia, por ejemplo, es una manera de del género. Con frecuencia, la RE-
dar vuelta la autoridad de la cita; no VISTA DE CRÍTICA CULTURAL presenta lo
se trata de una imitación servil, una femenino como un principio fun-
experiencia de lo “déja vu”. dador de alianzas políticas en Amé-
Los ejercicios de traducción, rica Latina. En este sentido, el poeta
tan frecuentes en América Latina, argentino Néstor Perlongher, al es-
son vistos como proyectos contes- cribir sobre Brasil, observa que las
tatarios no sujetos a una lógica minorías sexuales y raciales agitan
única. Así Sarmiento pervirtió la el cuerpo social en un esfuerzo por
cultura europea cuando la tradujo recapturar las instituciones o -en un
del francés al español, socavando análisis ulterior- destruirlas. Pero
el prestigio y las tradiciones reinan- Perlongher apunta con sagacidad
tes, las actuales prácticas latinoa- que las culturas minoritarias no sólo
mericanas de pastiche y cita no se preocupan por cuestiones de
deben tomarse como síntomas de identidad, sino también por la
una falta de originalidad, sino que, posibilidad de transformarse en
por el contrario, muestran una de- puntos de alianza con otras mino-
terminada resistencia a las formas rías. Poniendo el acento en las
de expresión metropolitanas.9 Son minúsculas entidades compartidas
formas de reclamar el carácter úni- entre un grupo y otro (en este
co de América Latina, reivindicar su punto, el autor está en deuda con
alteridad y resistir la dominación. Deleuze y Guattari), propone que
Esta posición es coherente con lo femenino ofrece hoy la resis-
el proyecto más amplio de Richard tencia más fuerte al Estado. Los
de rescatar los micropoderes de la contactos entre los grupos minorita-
cultura política, un modo de resal- rios plantean así la oportunidad de

9
Sobre la cuestión de la traducción y las
ventajas estratégicas de la mala cita, ver
especialmente Ricardo Piglia (1994).

56
una subjetividad alterizante de
América Latina en su conjunto; fa-
vorecen, por último, una mutación
del orden global, basándose para
ello en las categorías del género
(1991:4).
Richard rechaza cualquier
categorización absoluta del sujeto
latinoamericano. Propicia, en cam-
bio, una proliferación abierta de
discursos ligados a grupos sociales
minoritarios, que se desborda hacia
los márgenes, sin necesidad de
tematizar la victimización o el triun-
fo. De manera insistente, su pro-
yecto presenta a sus lectores las
realidades complejas de América
Latina. Un breve ensayo de Diamela mente, Eltit propone los proyec-
Eltit (1991:4) retoma este punto al tos sociales de las culturas
describir la instrumentalidad de la minoritarias como una manera de
vestimenta para cuestiones de ciu- superar las formas estéticas comer-
dadanía, heroísmo y autoridad. Eltit ciales promocionadas por el mer-
toma el ejemplo de un héroe mexi- cado global.
cano de la revolución, una mujer Dada la importancia que se le
vestida de hombre. Su identidad confiere a la hibridización, no sor- en las críticas de género del Estado
fue disfrazada para eludir el control prende que una alta proporción del un desafío a las prácticas
del Estado y para jugar con los material publicado en la REVISTA DE hegemónicas y, simultáneamente,
códigos que determinan el heroís- CRÍTICA CULTURAL esté dedicado a una manera de apoyar las tenden-
mo a los ojos del público. Según temas de identidades nacionales y cias aparentemente liberales del
Eltit, el travestismo es un ejemplo sexuales cambiantes en América gobierno democrático. Esta doble
espectacular del cruce de las cate- Latina: el mestizaje, el travestismo, posición permite a “lo femenino”
gorías de ciudadanía, de las mane- el reciclamiento de la vestimenta y desafiar un centro masculino de
ras como el género y el heroísmo la identidad, los simulacros que or- autoridad, pero sin pasar por alto
pueden estar interrelacionados al ganizan la vida cultural moderna. que se necesita también del estado
servicio de ideales patrióticos. Estos temas no se instalan sólo democrático para una participación
Anticipándose al debate sobre el como tropos posmodernos, sino popular. En este sentido, Richard
reciente retrato que hizo Juan Dávila que, sobre todo, se usan para refu- busca modos de acomodar las prác-
de Simón Bolívar con ropas de tar la autoridad del discurso ticas feministas a las realidades de
mujer, que provocó la ira de varios metropolitano. En los travestis de la Chile después de la dictadura y de
funcionarios estatales latinoamerica- identidad, sostienen las colabora- ubicar la práctica femenina en una
nos (tema tratado en el número 9 doras de la revista, se encuentra la posición que le permita lanzar una
de la publicación de Richard), posibilidad de quitar la máscara. discusión de la identidad
Diamela Eltit desentraña la carga También se interesa Richard latinoamericana dentro de debates
masculinista implícita en las visio- por los efectos de la máscara y la metropolitanos más amplios. Su
nes heroicas y sospecha de todas importancia de las identidades flexi- objetivo, por lo tanto, es hallar un
aquellas tentativas que fijan la iden- bles de género en la evolución de lugar adecuado para los gestos
tidad bajo la ley del Estado. Final- la cultura democrática. Richard ve aparentemente revolucionarios que

57
la teoría feminista presagia y, asi- masiva para perseverar en la bús-
mismo, aprovechar la teoría queda de expresiones alternativas,
metropolitana para sugerir obje- de “lecturas” alternativas del en-
tivos feministas: el feminismo cuentro Norte-Sur y del Estado
latinoamericano debe también neoliberal de mercado. Desde el
preo-cuparse de saber cuáles son campo artístico se puede compen-
las ranuras e intersticios de la sar la segregación de la experiencia,
teoría metropolitana que podrán el colapso de la coherencia y de la
ser aprovechados para torcer o tradición. Podemos redescubrir los
desviar a su favor el paradigma del vínculos comunitarios en torno al
Otro-, propone en su libro Mas- arte; podemos buscar alianzas fue-
culino\Femenino (1993 80). Esta ra del mercado. El arte también nos
cita puede servir como resumen de permite renegociar las relaciones
los programas de género de la Norte-sur, independientemente de
REVISTA DE CRÍTICA CULTURAL, una for- niveles de ventas y ganancias.
ma de “estirar la masa” de la teoría Como espero haber mostrado en la
posmoderna para alimentar a todos primera parte de este ensayo, las
los que participamos del banquete investigadoras norteamericanas, sin
norte-sur. En este proceso, se abre lugar a dudas, han percibido los
un espacio para las mujeres latinoa- poderes que tiene la ficción para
mericanas en los debates metro- generar nuevos modos de alianza;
politanos, en los que pueden sin embargo, es en el campo litera-
renegociar sus posi-ciones como rio latinoamericano donde pode-
“otras”. IV. Respuesta a “Occidente”. mos notar un empeño más sólido
Así como la crítica cultural Sobre estética y representación por desestabilizar las identidades
sostenida por Fletcher y Richard fijas, estructuradas según el mode-
relaciona la política de la teoría FEMINARIA y REVISTA DE CRÍTICA lo anglo-americano.
internacional con la práctica de- CULTURAL amplían las fuentes teóri- En este sentido, no sorprende
mocrática local, también produce cas tomadas del norte, prestan par- que gran parte de la literatura ar-
nuevas subjetividades no catalo- ticular atención a una estética de gentina y chilena dedicada a pro-
gadas que se oponen a la género y buscan aquellas es- yectos de género busque sus fuen-
victimización. En este sentido, pecificidades del arte que resisten tes en los textos precoces de las
los deseos contrautópicos encon- los efectos de la globalización. En la tradiciones anglo-americanas, en
trados en las páginas de la REVISTA zona del placer estético, que ni los parte como homenaje al modernis-
DE C RÍTICA C ULTURAL y F EMINARIA más rigurosos teóricos han podido mo, pero también como un modo
logran romper cualquier ilusión codificar, el significado fluye sin de evitar las visiones anti-estéticas
de un discurso uniforme sobre las interrupción y se supera el lengua- del flujo transnacional de hoy. Cu-
mujeres. Más aun, estas revistas je de la represión. Es la estética, riosamente, los defensores del plan
insisten en el poder que tendría entonces, la que ofrece una posibi- neoliberal también proponen girar
el feminismo latinoamericano lidad de revertir las demandas del hacia atrás las agujas del reloj, bus-
para articular la crisis de mercado global y de reconsiderar cando un momento más estable y
representación de ambos cuestiones de representación, tan- convencional de “verdades” incues-
paradigmas metropolitanos: el de to en política como en arte. tionables. Pero la mirada estética
la teoría posmoderna y el de los La obra de arte adquiere una hacia el pasado cumple otra fun-
proyectos neoliberales diseñados fuerza que puede ser comparada ción, que va más allá de la demanda
para el período de redemocratiza- con una “potencialidad negativa”, neoliberal de una realidad absoluta
ción en América Latina. un renunciamiento a la circulación y viaja por una ruta menos transita-

58
da -ciertamente- entre el norte y el atrapado la fantasía de algunos es-
sur. No se trata de un mero reciclaje critores, estas autoras contemporá-
de imágenes, sino de otra forma de neas evocan el museo para reflejar
ampliar el diálogo y comprome- las diferentes percepciones de la
terse en la conversación sin abdicar cultura engendradas por las menta-
de los principios de identidad a lidades metropolitanas.
través del arte. En este movimiento En un estilo diferente, la nove-
se inscribe la novela Kadish, de la lista Luisa Valenzuela re-escribe la
talentosa escritora argentina tradición noire, situando la acción
Graciela Safranchik. El título de esta narrativa de Novela negra con
novela nos trae a la memoria el argentinos (1990) en Nueva York,
poema de Allen Ginsberg, pero, de donde rastrea las huellas de las
modo más significativo aun, puede aventuras de detectives y escrito-
ser leído como un tributo a Vita res. En la novela de Valenzuela, un
Sackville West por su novela All personaje argentino invade la ciu-
Passion Spent. De manera simi- dad para perseguir una identidad
lar, la poetisa y editora argentina autónoma, para construir una histo-
Mirta Rosenberg ha emprendido la ria propia a pesar de las trabas que
traducción al español de los escri- le impone la metrópolis. La escrito-
tos de Mina Loy y H.D. Su sello ra también rastrea -y éste no es un
editorial, Bajo la luna nueva, ya detalle accidental- los tópicos con
ha publicado una nouvelle de Joyce los que cuenta el escritor de un país
y traducciones de Katherine periférico, especialmente en un
Mansfield. Estos son esfuerzos que ven a pensar en los efectos del momento de crisis económica, -
intentan retrotraerse a una versión museo, en tanto institución metro- parafraseando a Raymond Chand-
más temprana de los intercambios politana que reasigna significados a ler-, bajo “el olor del miedo”.12 El
anglo-americanos, en los que la la cultura colonial y sofoca, al servi- relato de Valenzuela está lleno de
modernidad era menos invasora, cio del arte, las historias de los figuras travestidas que, emergen-
menos ofensiva hacia los tempera- marginales. En este sentido, la poe- tes de los intercambios entre el
mentos estéticos.10 Aquél era un sía de Diana Bellessi, Alicia norte y el sur, ponen a prueba las
momento en el que la vanguardia Genovese y María Negroni son definiciones de otredad, alienación
podía triunfar en ideas.11 Esta acti- ejemplares. Para nada compro- y exilio. Estas reelaboraciones de la
tud puede relacionarse también con metidas con el tropo de ut pictura tradición desde la perspectiva del
las escritoras argentinas que vuel- poesis, que desde hace tiempo ha sur neoliberal son también formas

10
Aunque no esté dentro del marco de do Piglia, La ciudad ausente (1992), mos entre el roman noir y los
este ensayo, tendríamos que tener en la que el Finnegan’s Wake de recientes intentos de novelistas lati-
presente que muchos escritores lati- James Joyce constituye una fuente noamericanos de escribir bajo la
noamericanos han tomado fuentes de imitación. sombra del neoliberalismo. Le agra-
11
del modernismo anglo-americano en Son especialmente lúcidas las obser- dezco a Jayne Walker y David Reid
función de proyectos que no están vaciones de Beatriz Sarlo (1993) la inspiración que me dio su ensayo,
necesariamente comprometidos con sobre la polémica en torno al rol del Cornell Woolrich and the Abandoned
una estética de género. Ver por artista de vanguardia. City, en Shades of Noir, ed. Joan
12
ejemplo la reciente novela de Ricar- Vale la pena explorar los paralelis- Copec (London: Verso, 1993): 57-96.

59
de crear una narrativa diferente por el régimen neoliberal. La esté-
que se desvían de esa clase de tica, en la novela, se encuentra en
ficción que representa a los la esfera de dominio de la madre.
latinoamericanos como rehenes Desechando tanto las estrategias
cómplices del discurso metropoli- de mercado como las modas de la
tano. marginalidad con las cuales la teoría
Para finalizar, quiero detener- feminista circula globalmente, Eltit
me brevemente en una novela testimonia la desintegración de los
reciente de Diamela Eltit, en la que lazos familiares en la era neoliberal.
trata los poderes de “Occidente” No hay idealización alguna del pa-
desde el punto de vista de la peri- rentesco, ningún privilegio espe-
feria. Debo aclarar primero que no cial atribuido a la condición de hijo,
es el argumento de esta novela el ningún elogio de la familia latino-
que resiste el paradigma norte- americana que satisfaga el apetito
americano, sino la importancia que de los lectores extranjeros. Por el
confiere Eltit a la estética: el arte contrario, el hijo mismo aparece
transforma nuestro modo de pen- como una expresión de la otredad los adultos y a los niños. Se impone,
sar el neoliberalismo y la presencia que constantemente amenaza el en cambio, la ruina: la familia
del norte en el sur. arte de la madre; el Estado, por su latinoamericana, en tanto mito, es
Los vigilantes (1994) es una parte, contribuye con este acto de destruida.
historia sobre una mujer y los distin- agresión. Eltit comienza por evacuar
tos tipos de vigilancia a la que se ve Eltit observa que el Estado no todos los marcadores simbólicos
sometida (la vigilan sus vecinos, puede articular los intereses de la que son propios de las mujeres: la
sus parientes y, de manera más sociedad civil pero, debido a la violencia del Estado altera las imá-
intensa, su hijo y un interlocutor vigilancia permanente que ejerce, genes de la casa, la maternidad, la
innombrado, que presumiblemente confunde la separación de las esfe- sacralidad de la escritura y la intimi-
es el padre de su hijo). La mujer es ras pública y privada, y termina por dad de la novela epistolar. Diamela
echada de su casa y pasa a vivir censurar toda expresión. En el mis- se pregunta, a su vez, por la super-
como una vagabunda en la calle. Se mo sentido, la periodista argentina vivencia del arte y las condiciones
dan múltiples exclusiones en la Mabel Bellucci se interesa por la de creatividad en una era signada
novela: el hijo es expulsado de la contracción constante del espacio por la vigilancia. La novela plantea
escuela; la madre es sacada de su público: Lo que se expresa en el este problema mediante la dinámi-
casa; los vecinos persiguen a cual- hecho observable es que la ca entre la madre y el hijo. Resulta
quier individuo que se niegue a privacidad del ámbito hogareño se claro desde el comienzo de la no-
adaptarse a las leyes occidentales ve invadida por la irrupción del vela que el hijo tiene un resenti-
(“Las leyes de Occidente”). La fa- afuera y lo que es peor, que el miento hacia la relación de su ma-
milia, la escuela y el Estado recha- afuera se convierte en el mecanis- dre con los textos: en tanto “la
zan así a los mismos individuos a mo regulador a través del cual única que escribe”, ella debe ser
quienes -se supone- deberían con- depende -casi exclusivamente- el controlada. En contraste con la figu-
tener. funcionamiento familiar (1992:8 ra de la madre (quien es puro
A diferencia de Paula, la me- 5). Hasta cierto punto, Los vigi- discurso, de quien no hay descrip-
moria best-seller de Isabel Allende, lantes corrobora esta hipótesis. Sin ciones físicas y quien, hasta el final
que privilegia “los valores de la embargo, Eltit muestra que no tie- de la novela, carece de nombre), el
familia” y la santidad de los lazos ne cabida la nostalgia cuando se chico es toda corporalidad, pura
madre-hija; Los vigilantes indaga discuten los méritos de la familia, necesidad física. En efecto, el niño
el modo en que el arte literario no hay ningún espacio idílico, ni rechaza tajantemente las abstrac-
resiste y, finalmente, es corroído público ni privado, que respete a ciones del sistema de escritura que

60
determinados arbitrariamente por
el hambre monstruoso del cuerpo,
desprovisto de pasión y espíritu
(112).
Al final de la novela, la madre
participa en un juego de su hijo que
consiste en ordenar tazas y reci-
pientes vacíos. Con ellos va trazan-
do una nueva frontera de defensas
que separa a amigos de enemigos.
Jamás podrán derribar la simetría
en la que conseguimos concentrar
nuestras defensas -explica la ma-
dre mientras convierte ese juego
sin objetivo alguno en un proyecto
estético que desafía la artificial si-
lo reducirían a una figura de impren- enlaza con actos de valor universal metría del mercado Norte\Sur (116).
ta (Existo sólo en un conjunto de (36). Se opone a su madre, quien Se evoca ahora el arte para definir
papeles, 16). Manifiesta su resisten- está aislada en su preocupación los términos de una alianza diferen-
cia a la escritura mediante su oralidad; por el arte. Los números, la te. No obstante, en las últimas pá-
de ahí la expresión tosca y simpli- corporalidad, la supremacía de lo ginas del texto, la artista también es
ficada que contrasta con las medita- oral sobre la escritura: la presencia destruida: expulsada de su casa, la
ciones epistolares expansivas de del niño domina el discurso y la madre se vuelve pura corporalidad
su madre: BAAAM, BAAAM, me río visión de la madre. Aun la natura- (muerde, ríe y copia la lengua pri-
-grita todo el tiempo. El libro tam- leza ayuda a suprimir su deseo de mitiva del niño), a la vez que el
bién habrá de concluir con un arte y comunidad. El frío cae sobre chico deambula por las calles con-
BAAM similar, cuando el hijo, el el vagabundo hasta ocasionar su geladas. Habiendo perdido toda
gran controlador de eventos en la muerte; destruye la cultura tal como preocupación por la racionalidad,
novela, sea el último en reirse y se la había conocido, obligando a se rinden a las fuerzas de la natura-
clausure los sistemas de escritura. los individuos a evacuar las calles y leza, aullando bajo la luna.
Las palabras son pura materialidad los lugares públicos. Las aguas con- Como si respondiera a Fredric
en el mundo del niño: impiden la taminadas auguran la muerte de los Jameson, quien sostenía -en un
disolución del yo, pero posibilitan habitantes; la naturaleza está conta- ensayo muy polémico- la impor-
la destrucción de los otros. Las pa- minada y, sin embargo, nadie de- tancia de la escritura alegórica para
labras también devoran toda dife- tiene su curso. Estos factores favo- los intelectuales del tercer mundo,
rencia y aniquilan la privacidad de recen una preferencia por el viaje Diamela Eltit juega con los extre-
los actos creativos. En este sentido, nómade en lugar de la alianza so- mos de este modo literario: por un
no sorprende que el único talento cial, atentan contra cualquier tipo lado, la novela representa la inva-
del chico sea su inclinación por los de arraigo, contra la comunidad y el sión del paradigma neoliberal tal
números. La madre escribe: Intuyo arte. Producen, en última instancia, como lo postula “Occidente”; por
al interior de su cerebro un proce- una situación de vigilancia, en la el otro, sin embargo, ese modelo
so altamente numérico que altera que reglas no dichas e invisibles literario se derrumba, dejando suje-
mi moderación. Un proceso que le sobredeterminan la producción de tos no analizables que van errando
extravía el pensamiento y que des- diferencia. La población global se por sobre los bordes de las formas
encadena sus irritantes carcaja- divide en la novela en los opuestos narrativas conocidas. Sólo queda el
das (36). El niño se dedica a la irracionales “Norte\Sur”, “Este\Oes- sentido de lo estético para socavar
acumulación, a través de la cual se te”, “visible\invisible”, todos la teoría metropolitana.

61
V. Conclusión tación que no pueda ser fácilmente Bibliografía
administrada por el mercado. Lo
Gracias a la habilidad de muje- estético, en un análisis ulterior, pone ALARCON, Norma. 1990. “The Theoretical
res latinoamericanas como Diamela de manifiesto cuestiones de valor, Subject(s) of This Bridge Called y Back
Eltit, el tráfico de la cultura de que son generalmente omitidas en and Anglo-American Feminism.” Making
mercancías, por un momento, se el proyecto neoliberal Norte\sur. Face, Making Soul: Haciendo Caras.
paraliza. La estética de género, el Como en el ejemplo del collage Ed. Gloria Anzaldúa: Aunt Lute. 356-369.
minucioso trabajo con el lenguaje y fotográfico de Liliana Porter, men-
BEHAR, Ruth. 1993. Translated Women.
la exaltación de la cultura letrada se cionado al comienzo de este ensa-
Boston: Beacon Press.
oponen a la sociedad de masas y al yo, el discurso femenino entra en
Estado de mercado. Sin embargo, juego no sólo para redistribuir los BELLESSI, Diana. 1990. Contra una retó-
las autoras como Eltit no defienden elementos de la sintaxis norte\sur rica feminista. FEMINARIA. No. 6 (Noviem-
la autonomía del texto literario, sino, además, para burlarse de nues- bre). 10-11.
como sí era común en el alto moder- tras preferencias por la cultura de
nismo; más bien, privilegian el es- masas y erosionar el discurso de la BELLUCCI, Mabel. 1992. El feminismo
pacio local, una voz forjada en las nostalgia. En vez de ofrecer respues- en estos tiempos neoliberales. FEMINARIA.
tradiciones de género, siempre dis- tas absolutas, en el estilo No. 8 (Abril). 3-5.
puesta a desviarse del mercado monumentalista del neoliberalismo,
norte\sur y a reconstruir un campo las escritoras latinoamericanas de BEVERLEY, John. 1993. Against
genuino de debate. Así, bajo la fines del siglo veinte vuelven a la Literature. Minneapolis: University of
égida del neoliberalismo, en el que ambigüedad y al debate; ofrecen Minnesota Press.
se intenta aniquilar la ambigüedad un ámbito para el diálogo, se movi-
y fijar todas las categorías de signifi- lizan contra el aislamiento. Ellas se CALVERA, Leonor. 1992. La cosmovisión
cación en una bandeja de opciones niegan a ocupar un solo punto feminista. FEMINARIA. No. 8 (Abril). 6-8.
fáciles, lo estético lucha por cons- sobre el mapa hemisférico y pro-
truir un espacio de deslizamientos ponen, en cambio, una larga con- CAMPRA, Rosalba. 1987. América Lati-
y de significaciones inciertas, inten- versación que sobrepasa la línea na: la identidad y la máscara. México:
ta abrir una zona de experimen- divisoria entre norte y sur. Siglo XXI.

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63
El estilo democrático:
último grito de la moda*

Cristina Iglesia / Liliana Zuccotti **

En 1837, luego del cierre del minar al estudio del derecho,


Salón Literario, comienza a editarse publicado el mismo año -1837. Este
en Buenos Aires el periódico La texto sintetiza una idea que com-
Moda* que, entre noviembre del partieron muchos de los integran-
37 y hasta abril del 38, alcanzó las tes del Salón Literario: la búsqueda,
veintitrés entregas. Sus redactores - en la filosofía, de un diagnóstico
Juan Bautista Alberdi, sobre todo, que permitiera elaborar un progra-
pero también Juan María Gutiérrez, ma cuyo núcleo pudiera resumirse
Jacinto y Demetrio Peña, Vicente en la necesidad de combinar o
López, Carlos Tejedor- ampliaban, ajustar adecuadamente "las leyes
así, el círculo del Salón Literario, generales del espíritu humano" con
cuyas producciones sólo eran lei- las "individuales de nuestra condi-
das, escuchadas y debatidas en el ción nacional". Sin esta adecuación
ámbito semipúblico de la librería tanto el proceso de emancipación
de Marcos Sastre. iniciado por los revolucionarios de
A través de este nuevo medio mayo como la instalación de un
se proponían actuar en la esfera modelo republicano liberal, per-
pública, ofreciendo un material que manecerían inconclusos. Sin em-
incidiera sobre la dinámica social y bargo, el tono doctrinario y el voca-
la rutina de lectura del reducido bulario de este texto y de su diser-
público de la “buena sociedad por- tación en el Salón Literario (bajo el
teña”. título Doble armonía entre el obje-
El periódico aparecía los sába- to de esta institución con una
dos y -si tenemos en cuenta el exigencia de nuestro desarrollo
espectro de materiales que ofrecía social y de esta exigencia con otra
(desde partituras musicales hasta mujeres jóvenes y cultos con capa- general del espíritu humano) pro-
traducciones filosóficas, desde cidad de participación en el juego voca reacciones críticas no sólo
cielitos hasta comentarios biblio- irónico de sus páginas. entre los miembros de la genera-
gráficos) y el tono zumbón que Sin duda, presiona sobre esta ción anterior como Florencio Varela
caracterizó sobre todo a sus prime- nueva propuesta periodística la sino también entre algunos jóve-
ros números- se puede inferir un experiencia de Alberdi con la re- nes como Florencio Balcarce. Lo
público integrado por hombres y cepción de su Fragmento preli- que importa subrayar es que el

* Todas las citas corresponden a la Argentina de la Historia, Ed. Kraft, ** Facultad de Filosofía y Letras,
La Moda, Buenos Aires, Imprenta prólogo y notas de José A. Oria. Universidad de Buenos Aires -
de la Independencia, 1838, repro- Los subrayados son nuestros. Proyecto UBACYT.
ducción facsimilar de la Academia

64
carácter "ininteligible" que los críti- Romper con la costumbre a
cos coetáneos le atribuyen al dis- través de la moda, es decir, instalar
curso de Alberdi podría estar en el lo novedoso; poner en circulación
origen de la elección de un proyec- la moda (francesa, no española),
to tan opuesto como La Moda. todavía no difundida socialmente:
La relativa estabilidad política se trata de enunciados que insinúan
de estos años hacía pensar a Alberdi el proceso de cambio, aunque el
en la culminación de un diseño de cambio se verifique en una parte
Estado como una república liberal y ínfima, en el atuendo de damas o
democrática. Desde su perspecti- caballeros. En ellos se sintetiza la
va la emancipación política, librada gama de intereses y preocupacio-
durante las guerrras de la indepen- nes que, de modo provisorio, po-
dencia, no había sido acompañada dríamos definir -también- como
por un movimiento cultural tam- objetivo del semanario.
bién emancipador. Esta asimetría El prospecto del periódico
obstaculizaba, cuando no hacía re- propone noticias continuas sobre
troceder, el movimiento progresi- el estado y movimiento de la moda
vo de independencia nacional. Las en vestimenta y peinados; las cos-
costumbres coloniales -y su signo tumbres, por su lado, se converti-
monárquico- permanecían aún in- rán en el objeto de indicaciones
alterables y su prestigio se prolon- críticas sobre prácticas sociales en
gaba bajo el tercer gobierno de uso, como el baile, la mesa, las
Rosas. Era esta cotidiana resistencia visitas, los espectáculos, la concu-
de la población al cambio, la ausen- rrencia a los templos; finalmente,
cia de un movimiento ilustrado que estas indicaciones se refuerzan con
guiara las acciones guerreras de la propuesta de nociones simples y
militares y caudillos, la desconfian- sanas de urbanidad democrática.
za ante el pensamiento político En el artículo Baile, por ejemplo, se
francés o los modelos de constitu- lee: ...desde la democracia [nues-
ción norteamericana lo que impe- tros bailes] parecen haber camina-
día la concreción de una nación do en el sentido de ella; hoy casi
democrática -aun cuando se tratara todos nuestros bailes son colecti-
de una democracia restringida don- vos, democráticos, pudiéramos
de el alcance del sufragio fuera decirlo, porque, como la ley, son
limitado y la concepción de pue- desempeñados por una mayoría
blo sufriera las torsiones de una de la asamblea (LM, Nº 18, 7).
representatividad que no admitía En los artículos del semanario
para la masa el carácter de ciuda- porteño la sociabilidad urbana se
danos. somete a la mirada escrudiñadora
La Moda. Gacetín de músi- de la sátira que intenta desacralizar
ca, literatura y costumbres pro- prácticas y convenciones sociales,
ponía un paseo por todas las ramas literarias, económicas y políticas,
del arte, la moda y otras actividades volviéndolas inadecuadas para el
sociales que era necesario reformar gusto que se trata de imponer,
divirtiendo en una ciudad donde la penalizándolas a través del ridículo.
prensa se ocupaba diariamente de Así, en el caso de la literatura el
novedades comerciales y políticas. poema “Por si algun periodista

65
La “cultura” se ofrece como cibe a través de una exterioridad
una mercancía más que aumenta que ofrece señales desviadas de su
su valor en función de las leyes de organización.
adquisición y uso del mercado: la Vivimos en un siglo todo de
cultura cubre de prestigo y gracia la señales, en que las cosas no tienen
educación de una persona joven, de lo que son, sino lo que parecen.
es de inteligencia fácil, puede ser Pero si la sustancia es impenetra-
breve, implica una pequeña inver- ble, las señales son problemáticas.
sión con un rédito considerable a Una señal que para unos expresa
corto plazo, es práctica porque tal cosa, para otros dice todo lo
puede se puede aplicar en diver- contrario: Las señales son tanto
sas situaciones de la vida. Los pro- hoy en día, que ellas lo son todo y
ductos culturales ofrecidos se insta- fuera de ellas no hay nada (LM, Nº
lan en un catálogo que reune obje- 15, 2).
tos heterogéneos: trajes, géneros, Por lo tanto la interpreta-
peinados, muebles, calzados. Y aún ción es un campo de lucha en el
más, el periódico sugiere un modo que los redactores vuelcan su escri-
sencillo de circulación de la cultura tura militante: ¿Qué es un doctor?
como mercancía, esto es, señala a Un hombre con bonete. El bonete
“la conversación general” como el es una especie de cráneo mágico
quisiere aprovecharlos”, desgra- canal más adecuado y eficaz para que infunde la ciencia y el talento
nará consejos articulados con la que el intercambio se produzca.1 en un instante los objetos ya
negatividad de la ironía: Sepan Al adoptar un nuevo peinado, un significados en Europa deben ser
primeramente,/ Que el público nuevo vestido, un nuevo mueble, resignificados negativamente, como
ilustrado/ No gusta escritos chi- una nueva lectura el usuario ad- en este ejemplo, o positivamente
cos/ Sino escritazos largos./ Se quiere, junto con el objeto mismo, como cuando se sugiere que el
encuadernan en folio, /Con ce- los signos de acumulación de un peinado sencillo para las damas, un
rrojo y candado,/ Pasadores de capital simbólico que no pertene- peinado que simplemente separe
bronce/ Pues medio asegurado cen sólo al objeto sino a su uso. los cabellos por el medio y los una
(LM, Nº 12, 2). suavemente en un rodete sobre el
La propuesta tiende a re- cuello, es bueno porque su falta de
emplazar la costumbre para El combate por la ostentación es claramente republi-
instalar en su lugar nuevos interpretación cana.2 La tarea del crítico es com-
hábitos que, a su vez, deberán pleja porque, a través del ejemplo,
convertirse en costumbre. La La lucha interpretativa es una se debe simultáneamente imponer
estrategia de La Moda consiste actividad permanente de los escri- nuevas formas que impliquen otra
en presentar el ataque a la per- tores del período y se expresa manera de instalarse en la sociedad
sistencia de la tradición como claramente en La Moda. Si el arte o de constituirla y hacer leer en las
si se tratara de una corrección se percibe como fondo y forma viejas formas una significación erró-
benefactora y amena. interactuando, la sociedad se per- nea. Este trabajo de zapa que entie-

1
La “conversación general” también cuyo término hay afán en llegar. No Aunque la sobriedad de la aristocracia
es objeto de una fuerte normativa. sea un tironeo sobre un determinado no puede traspasarse fácilmente a la
Por ejemplo en el artículo “La conver- punto de una plaza fortificada... burguesía democrática, no está de
2
sación”, Nº 17, p. 2: No sea la Es notable la movilidad de los atributos más que la sencillez cambie de
conversación como una carrera a políticos de la moda en peinados. signo.

66
rra, desentierra, pone en circula-
ción y saca de circulación debe
también volver a leerlo todo. Por
eso debe ocuparse de la tertulia, el
paseo, los peinados, los fracs, los
vestidos, las reglas de urbanidad y
hasta del cotorreo de un loro. To-
dos los elementos que integran
esta serie abigarrada se constitu-
yen en objetos significantes que
deben ser reencauzados, reforma-
dos para producir la transformación
social. Resulta lógico que el enemi-
go no sea ni el estado rosista ni su
política, sino la costumbre que obs-
taculiza la reforma social, el progre-
so patriótico.
Y precisamente porque el pro-
blema central de los redactores no
es la moda sino la costumbre es
que, por momentos, el discurso
reformador se vuelve errático ya
que elige aplicarse fundamental- mujeres. Por ejemplo en el número mente la moda de los peinados
mente a un objeto, la moda, cuyo quinto del periódico, en la sección femeninos con una propuesta de
rasgo más contundente es la arbi- “Modas de señoras”, los redactores organización de la sociedad:
trariedad. La arbitrariedad con que se defienden y, antes de describir El faro, digamoslo así, sobre
una vez ordena lo que es útil; otra, las preferencias de la temporada el cual, deben clavar sus ojos, para
lo incomprensible; otra, lo estética francesa para los géneros lisos por escapar del caos de antitesis que
o prácticamente inocuo, revela su sobre los floreados, listados y cruza- nos envuelve, la legislación, la
perfecta indiferencia [de la moda] dos, antes de comentar los colores moralidad, la educación, la cien-
hacia las normas prácticas, racio- predominantes y el largo de los cia, el arte, lo mismo que la moda
nales de la vida, señala George vestidos, anotan: No de ahora tres es la democracia. Partiendo de
Simmel.3 Así, aunque los postula- años, sino de agosto de este año en este grande hecho americano y
dos de los reformadores se París. Si ellas no son nuevas, la propenso a volverse humanitario,
autolegitiman en tanto emanan de culpa no es nuestra sino de las M. Toqueville ha conseguido dar
la autoridad de la moda y por lo francesas que no las alteran (LM, cuenta fiel de todos los fenómenos
tanto no se discuten, algunas ve- Nº 5, 3). sociales que presentan los Estados
ces, al presentar las novedades En la misma sección del nú- Unidos de Norte América; por que,
europeas, se ven entrampados por mero tres, subtitulada “Peinados”, en efecto, todo parte allí de la
la arbitrariedad de lo que se usa o se la búsqueda de una definición de la igualdad y propende a la igualdad
deja de usar. Ante el problema, la moda (útil y bella) intenta una base de las clases. La democracia resal-
solución es simple, se atribuye el argumental que opere como direc- ta allí tanto en los vestidos y en las
defecto a la irracionalidad de las tiva general y que unifique, clara- maneras como en la constitución

3
George Simmel, Filosofía de la moda ensayos, Buenos Aires, Espasa Calpe
en Cultura femenina y otros (Austral 38), 1944, pag. 126.

67
política de los Estados. Colocados define su tarea como una acción
en idéntica ruta, nosotros debe- pragmática de incidencia sobre los
mos observar las propias leyes. De intereses públicos. Un debate visi-
modo que una moda, como una ble es el que se instala acerca de
costumbre, como una institu- cuál es el código más eficaz para
ción cualquiera, será para producir cambios: si el código es-
nosotros tanto más bella, cuan- crito de la ley o el código no escrito
to mas democrática sea en su de las costumbres. Tanto Alberdi
esencia, es decir, cuanto más como Echeverría han escrito “códi-
sobria, más simple, más mo- gos”; el Dogma Socialista y Las
desta fuere, cuanto menos se Bases fueron intentos de partir de
habrá armado de una pompa un código escrito y de imponer la
insultante a la honrada me- reforma con la fuerza de la ley. En
dianía del común de los ciuda- La Moda se intenta transformar el
danos (LM, Nº 3, 3). código no escrito, poniendo en
¿Moda democrática o demo- funcionamiento una manera de in-
cracia como moda? La referencia a filtrar poco a poco novedades en
Tocqueville no es caprichosa. La las costumbres. En el “Album
democracia en América propo- Alfabético”, una sección del perió-
ne a los redactores un problema de dico se lee: en las costumbres de
difícil solución. Para Tocqueville un pueblo es donde verdadera-
las costumbres igualitarias del pue- mente reside su constitución polí-
blo norteamericano promovieron tica (...) Ocuparse pues de esas
un sistema legal y una constitución ideas y de esas costumbres, inves-
política democrática. Pero si esa es tigar la más adecuada y empren-
la clave política de la democracia der su propaganda, es hacer más
en los Estados Unidos, los países de por la constitución de ese pueblo,
América del Sur se encuentran en que lo que pudieran hacer todos
un callejón sin salida. Las formas de los congresos del mundo a este
sociabilidad rioplatenses no son respecto (LM, Nº 20, 8).
igualitarias porque remiten a la Este es un buen ejemplo del
vieja jerarquía aristocrática del tipo particular de ejercicio de
virreynato. La democracia en opinión sobre la opinión que
América parte de las tradiciones propone La Moda y del papel que
igualitarias de los colonizadores para los redactores se asignan frente a
explicar sus instituciones demo- los problemas públicos: si la verda-
cráticas, un movimiento imposible dera constitución política de un
para los redactores de La Moda. Se pueblo reside en sus costumbres y
sabe a quién atribuir las causas del quienes tienen por objeto modifi-
atraso pero no se sabe cómo im- carlas son los redactores de La
pulsar al pueblo a una práctica de Moda, el espacio de señales
transformación social. inocuas del gacetin se desliza hacia
La Moda ensaya una respues- otro escenario, el del foro constitu-
ta. El periódico, en vez de consti- yente y la sátira costumbrista y la
tuirse en un campo de confronta- propaganda de la moda europea
ción política, intenta codificar, trans- se presentan finalmente como un
formar el sentido de las señales y asunto de Estado.

68
La Moda: sus coqueterías, sus conversacio-
un reformatorio femenino nes, sus diversiones son objeto de
sátira y ridículo; pero también a
Los redactores subrayan per- ellas se dirige buena parte de los
manentemente la “novedad” de artículos donde se las alecciona
los temas, puntos de vista e ideas para modificar su sociabilidad, su
que abordan en La moda. Sin educación, sus elecciones matri-
embargo, si hay novedad, ésta que- moniales, su prescindencia de las
da restringida a la irrupción de este tareas patrióticas.
tipo de periódicos en la ciudad de Los artículos multiplican imá-
Buenos Aires. La moda puede ins- genes contradictorias que sitúan a
cribirse en el cruce entre la tradi- la mujer de diversas maneras: es-
ción iluminista (y publicaciones clava sin conciencia de sí misma,
como las inglesas The Tatle, The blanda cera sobre la que hay que
Spectator) y la estética romántica, imprimir un sello, objeto de com-
aunque los americanos renieguen praventa entre padres y marido,
del romanticismo alemán, porque ángel tutelar, cotorra, coqueta, niño
leen en él una traducción de con- regalón.
cepciones conservadoras y monár- El periódico, sin embargo, no
quicas. En la intersección entre ofrece la unanimidad de un modelo
dos tradiciones, el movimiento alternativo ni tampoco una imagen
de ilustrar dogmáticamente a recortada del lugar social que las
lectores distantes se cruza con mujeres deberían ocupar. Sí es uná-
el gesto romántico inclusivo de nime, en cambio, la incomodidad
incorporar a la reflexión todos frente a ese mundo inquietante de
los aspectos de la vida social. sensaciones superfluas, sonrisas y
Desde la posición del roman- palabras dulces que ellas represen-
ticismo ilustrado4 los redactores se tan y que ellos deben compartir. La
proponen reformar las costumbres una cultura republicana. Son engra- molestia satura artículos de cos-
a través de un periódico. Esta inten- naje en la maquinaria de conserva- tumbres que reproducen una y otra
ción coloca a las mujeres en el ción, reproducción y transforma- vez la imagen de jóvenes “serios”,
centro de la discusión por cuestio- ción de las costumbres sociales y martirizados por la frivolidad del
nes distintas pero complementa- por lo tanto la llave maestra que “bello sexo” en los espacios de
rias. Las mujeres son parte del pú- podrá detener o impulsar el cam- encuentro: paseos, bailes, tertulias.
blico lector al que el semanario se bio en el orden social. Doblemente Mientras las jóvenes juegan, ríen,
dirige, lectoras sobre todo de nove- responsables, a las mujeres corres- susurran y bailan ruidosamente
las, pero lectoras al fin, a las que hay ponde la actuación principal por la entre ellas o junto a otros varones
que cautivar y seducir y también vigencia en el presente de un or- muy parecidos (egoístas,
criticar para reformar. Las mujeres, den anacrónico, como así también displicentes, frívolos), los jóvenes
para esta mirada, son depositarias y la responsabilidad de su transfor- “serios”, imagen especular de los
reproductoras del espíritu colonial mación. propios redactores, desesperan
y monárquico; pero son también Reciben así un tratamiento porque no tienen de qué hablar
sujetos clave en la constitución de contradictorio, ya que por un lado con una niña más que de amor.

4
Cfr. Paul Benichou, La coronación sobre el advenimiento de un Francia moderna, México, Fondo
del escritor 1750-1830. Ensayo poder espiritual laico en la de Cultura Económica, 1981.

69
Modelos femeninos,
espejos masculinos

La ausencia de unanimidad de
modelos no es obstáculo, sin em-
bargo, para el desarrollo de una
fuerte zona doctrinaria. Por el con-
trario, la falta de unanimidad
incentiva a los distintos redactores
a buscar la precisión y la destreza
necesarias para deslindar roles,
aconsejar y ordenar a las mujeres lo
que éstas deben hacer y ser.
El gesto de mayor complici-
dad con las lectoras es, en todo
caso, el de considerarlas recupera-
bles y el de no tomar su inferioridad
intelectual como un hecho irrever-
sible. Carlos Tejedor tiene un mo-
mento de duda en su artículo “La
mujer” sobre la posible reacción de bien seleccionados. Por otra parte, Abandonadlos si quereis ser algo:
las lectoras frente a su artículo. Pero no hay unanimidad, aunque tam- estableced un cordón sanitario
no duda en cambio cuando afirma poco debate, en cuanto a quiénes contra esta peste de la sociedad
la naturaleza cultural de la superio- deben educarlas, con qué objeto y que forma su más elocuente ca-
ridad de los hombres y la obligada cuáles son los límites de esa educa- ricatura (LM, Nº 9, 1).
belleza de todas sus lectoras: Qui- ción. Respuestas distintas convi- Direccionar la elección de los
zás las observaciones que nos he- ven sin tomar nota unas de otras. futuros maridos e imponer un mo-
mos propuesto hacer, desagrada- En algunos artículos resulta sufi- delo de pretendiente apropiado
rán a nuestras hermosas lectoras; ciente que elijan a un joven virtuo- son dos modos de acercarse a un
mas el amor, el respeto que las so y patriota por marido. Por ejem- modelo de mujer válido. Sin em-
profesamos, puede más en noso- plo, Jacinto Peña prescribe al bello bargo el tono prescriptivo, la au-
tros. Es un error el creer que el sexo: No cierre sus oídos al saber; sencia de todo tipo de argumenta-
hombre sea necesariamente supe- destiérrese de las visitas y tertulias ción y la diversidad de cuestiones
rior a la mujer: el talento, el gusto, esa manía de no admitirse otras que están en juego muestran la
la delicadeza, son los atributos conversaciones que chistes abrumadora suma de problemas
esenciales de este ser encantador. insulsos, murmuraciones y mo- que se conjugan alrededor de esta
Las ventajas que el hombre tiene das; abandone esa perniciosa pre- sección “mujeres”. O más bien alre-
sobre ella, son hijas de la educa- ferencia del físico sobre la moral; dedor de sus destinatarias que de-
ción. Desconocida su naturaleza aquel vuela, éste queda hasta la berían a la vez abandonar la manía
se la cría más para el agrado, que tumba; no siga las apariencias de la irracionalidad -que las hace
para el consuelo de la humanidad dejando la realidad. Deje de con- rechazar el saber-, mientras, sin
(LM, Nº 19, 7). siderar amigo importuno al que embargo, deben saber reconocer al
Sobre este punto no hay di- le hable con seriedad, y prefiéra- hombre sabio, franquearle el acce-
senso entre los redactores del pe- lo al ser anfibio que a su lado so y -simultáneamente- expulsar a
riódico: las mujeres pueden alterar manejando un abanico tan bien los “anfibios de abanico” que aten-
su inferioridad a través del estudio como ella, conversa sobre la úl- tan contra la institución matrimo-
y la lectura de textos apropiados y tima moda de París ( . . . ) nial y social.

70
andar equilibrado, como de vola- de lo masculino y lo femenino
tín, ese hablar exánime, imita- emerge, modificada de acuerdo
ción de mujer hipocondríaca, ese con el período histórico o la natu-
vestir más cuidado y más prolijo raleza de la crisis nacional.6
que el de una coqueta de mal La discusión sobre el tipo de
tono? (LM, Nº 15, 1 y 2). educación que deben recibir los
La pregunta del corresponsal jóvenes no se hace con los jóvenes
es contestada hacia el final de la mismos sino con sus padres. La
carta: La flor, la nata, el lujo de la argumentación la presenta Vicente
juventud argentina, es la juventud López en los ensayos “Importancia
industriosa, patriota, guerrera. Es del trabajo intelectual”. En ellos lo
la parte del pueblo que forma su que se cuestiona es la tradición
heroísmo, su fuerza, su gloria. Los hispánica que desestima el trabajo
templos públicos resplandecen con intelectual como trabajo: ¿A quién
las banderas arrancadas a los ene- no condolerá el ver a un padre
migos de la patria, no por brazos lleno de medios para ilustrar la
elegantes, sino por brazos fuertes. razón de sus hijos, y proporcio-
La imagen masculina se devela narles después una carrera cual-
también entonces por momentos quiera, verlo apurándose hasta a
como una imagen inestable, que sacarlos de la escuela para que
Si bien La moda se escribe hay que capturar, codificar y cuidar. empiecen, como ellos dicen, a tra-
desde un punto de vista inamovi- El riesgo latente al que se alude es bajar: es decir, a trabajar como
ble, el masculino, las instrucciones al de quedar atrapado en la sociabi- peones, o los antiguos ilotas de
y consejos a las mujeres puede lidad femenina, consumido por Lacedemonia?¿Y es este el modo de
verse también, quizás invo- pasiones amorosas o por intereses educar comerciantes o capitalis-
luntariamente, en la representa- puramente familiares o económi- tas a quienes su riqueza llamará a
ción de las figuras masculinas.5 cos, transformados en burgueses unos puestos en los que sin duda
El periódico no dirige ninguna insulsos y aburridos, esclavos de necesitarán de otra cosa? (LM, Nº
instrucción a los jóvenes pero una una mujer. 20, 2).
carta como la de José Barros, escrita Francine Masiello vincula esta La urbanidad en un joven, la
bajo pseudónimo y dirigida al edi- inestabilidad de las representacio- excesiva atención a su apariencia,
tor de La Moda cuestiona el mode- nes a los momentos de transición y la intensa dedicación a la lectura o
lo masculino propuesto. En ella crisis de los estados: cuando el a la escritura se revelan también en
“Uno del Pueblo” se queja: ¿Es estado se encuentra en transición, conflicto con el medio social en
verdad, Sr. Editor, que para ser de una forma de gobierno a otra, que surge el periódico. Los redac-
una persona urbana, sea indis- o de un período de tradicionalis- tores en general y Alberdi más
pensable el gastar esos estilos ex- mo a un programa más moder- precisamente juegan irónicamente
tremados, esos gestos y contorsio- nizador, encontramos una altera- con la imagen pública que de ellos
nes de femenil pulcritud, esas cor- ción de la representación del géne- se tiene: hombres noveleros, sensi-
tesías tiernas y sentimentales, ese ro. Una configuración diferente bilidad de mujer, pero tratan de

5
Las mujeres no escriben en La Moda. gran cantidad de periódicos de las Civilization and Barbarism.
Ni siquiera se publican cartas de décadas anteriores. El lugar de la Women, Nation and Literature
lectoras reales o inventadas donde se argumentación femenina es un lugar Culture in Modern Argentina,
expresen “opiniones” o “discusiones” no sólo vacante, sino también vaciado. Lincoln-London, University of
6
de mujeres como sí aparecen en una Francine Masiello, Between Nebraska Press, 1992.

71
lograr por parte de las mujeres. mujeres en la sociedad. Sólo trata
José Barros en Ventajas de las feas de que la mujer no se pierda de
(LM, Nº 20) acude a una imaginería vista y en los ámbitos reconocidos
del terror para inducir a las “bellas” modifique su apariencia (en el do-
a la lectura y la educación. Si la ble sentido de vestimenta y con-
ilustración no está reñida con la ducta social) para constituirse en
industria en el caso de los jóvenes, un espejo menos opaco de los
parecería que sí está reñida con la jóvenes patriotas.
belleza en el caso de las mucha- Este gesto intolerante y fasti-
chas. La ventaja de las feas es que diado del redactor irrumpe para
estudian, leen, se cultivan y no clausurar el ejercicio irónico y la
apuestan todo a una belleza frágil y sátira “didáctica” ejercida sobre las
fugaz. La historia hipotética de una mujeres. Pero, también, el juego de
muchacha bella, pero engreída e alusiones, complicidades, significa-
ignorante, cuyo rostro es destruido ciones múltiples y suaves guiños
en pocas semanas por la enferme- cede ante la necesidad de una
dad de la viruela, y es abandonada explicitación dura y monologante
por sus antiguos pretendientes se que vuelva a decirlo todo para
propone como aliciente para la impedir la emergencia de cual-
educación y la lectura. Las feas, quier tipo de “malentendidos”, o
siéndolo desde siempre, están pre- más bien, para acotar la irrupción
paradas ante la contingencia de un de la confrontación y la polémica.
lograr la legitimidad de la figura del accidente o del envejecimiento y La Moda, en sus últimos nú-
joven serio, virtuoso, intelectual, tienen aún un arma de seducción meros, se desnuda y exhibe las
no como imagen exclusiva o exclu- para cautivar a un marido. intenciones y estrategias, pero so-
yente, sino como una posibilidad La ilustración se les propone a bre todo proclama y deslinda las
más entre las figuras del guerrero, las mujeres no como un fin en sí contradiciones entre un modo de
el industrial y el comerciante. La mismo, ni como la posibilidad de seducción y sus postulados teóri-
finura, la elegancia, el trabajo inte- un nuevo destino, sino como el cos e ideológicos.
lectual se presentan así como una camino adecuado para que las sol- Desarticular las confusiones y
cuestión de estado en tiempos de teras logren un buen matrimonio y detener la pluralidad de las signifi-
paz; no se trata sólo de educar las casadas sean buenas esposas y caciones obliga a reandar lo escrito
hombres fuertes y valerosos, dis- madres. para volver a decirlo todo desde
puestos a morir por su patria, sino La búsqueda de homoge- lugares imaginarios precisos que
de educar hombres inteligentes, neidad se expresa muy claramente enfrentan al orador y a su audien-
sensibles, virtuosos, capaces de regir en la frase fastidiada de Alberdi/ cia, al escritor y a su público. La risa
los destinos de una nueva nación, Figarillo:...yo no estoy con San desencajada resuena en los dos
de discutir sus códigos, sus consti- Simón, en que la mujer necesite últimos “boletines cómicos” titula-
tuciones, sus leyes, sus proyectos emanciparse. Demasiado eman- dos: “Figarillo en el púlpito” y “Los
de transformación política y econó- cipada está, y ojalá no lo estuviera escritores nuevos y los lectores
mica. tanto. No solamente se escapa de viejos”. Puede imaginarse al escri-
La diversidad conciliadora que nuestras manos, sino que llega tor nuevo subido al púlpito laico
se les propone a los jóvenes, al muchas veces a perderse de vista cuando escribe en el artículo Aviso:
constituir el trabajo intelectual como (LM, Nº 18, 3). La frivolidad de sus primeros nú-
complemento afín de otras activi- La frase coloca las cosas en su meros pudo presentar visos de se-
dades económicas contrasta con la sitio. El periódico no intenta modi- ducción mercantil. Es cierto que
homogeneidad que se pretende ficar el lugar o la función de las se intentó seducir lectores pero no

72
para sacarles su dinero, sino para bre se desencuentran sin remedio.
hacerles aceptar nuestras ideas. La ley escrita, la constitución políti-
Ha seguido y seguirá empleando ca que debe dar su voz y su poder
formas semejantes. Es una desgra- de decisión al pueblo “moderno”,
cia requerida por la condición “representativo”, de “Europa y
todavía juvenil de nuestra socie- América” no puede ser reflejo del
dad. Para los hombres serios, que pueblo “masa”, del pueblo “multi-
van siempre al fondo de las cosas, tud” que tendría sí un lugar funda-
éste no es un inconveniente (LM, mental en la reproducción de las
Nº 18, 1). costumbres. Las especularidad se
Si la confesión se expande, no interrumpe en esta imagen turbia
se mantiene la promesa, ni aún en del pueblo -corporizado en la ima-
el mismo número. En “Papel popu- gen de lectores irrascibles- que no
lar”, puede leerse cómo el fastidio escucha silencioso, ni adopta las
cede su sitio a la indignación y el reconvenciones y consejos, sino
teorema político explicita en forma que brama, rasga las páginas del
brutal la distancia entre la teoría periódico con sus dientes morda-
política y la política, entre los suje- ces y se niega a obedecer con
tos sociales programáticos y los mansedumbre este mandato de si-
sujetos reales, entre los lectores lencio y de lectura: Un tendero,
modelo y los lectores y lectoras una mujer, un zapatero, un pul-
contemporáneos: Esta afectación pero, no tienen voto en la materia
me ahoga, señores, y me apresuro porque son masas. Debe escri-
a protestar que es éste el más birse para ellos, sin hacer caso
brutal y degradante sofisma que la de lo que digan (LM, Nº 18, 5).
tiranía haya podido vomitar ja- El lugar de transformación so-
más contra el dogma inmortal de cial, a través de la modificación de
la soberanía del pueblo. Sí: el pue- las costumbres, asignado a las mu-
blo es oráculo sagrado del perio- jeres de las “clases cultas” se revela
dista, como del legislador y gober- equívoco en esta forma de
nante (...) Pero el pueblo -y debe silenciamiento que las coloca, en su
distinguirse esto con cuidado por- totalidad, junto a las comadres, los
que es capital-, el pueblo no inte- pulperos y los zapateros. Alejadas
rrogado en sus masas, no el pue- de los hombres de su propia clase
blo multitud, el pueblo masa, el por la ausencia de una instrucción
pueblo griego ni romano, sino el “moderna” y “republicana” (que no
pueblo representativo, el pue- las “emancipa” ni las reconoce “so-
blo moderno de Europa y Améri- beranas”), habrán leído con escán-
ca. El pueblo escuchado en sus dalo que se las confundiera con
órganos inteligentes y legítimos -la mujeres del pueblo. para su propia mirada en predica-
ciencia y la virtud (LM, Nº 18, 5). Las dificultades para que una dores en el desierto) habrá que
La protesta indignada de prédica reformadora que se imagi- leerlas también en la obturación
Figarillo anuncia y denuncia el so- nó didáctica y eficaz muestre sus absoluta de las voces de quienes se
fisma democrático, colocando nue- propios límites en los números del intenta transformar. El silencio de
vamente y de una vez las cosas en periódico y ensombrezca cada vez las mujeres en estos textos habla a
su sitio: el Pueblo no el el pueblo. más el tono de estos intelectuales las claras de las razones de su
Es aquí donde ley escrita y costum- (que poco a poco se convierten fracaso.

73
La poética caníbal
de Clarice Lispector:
del sauce Robert a la sangre bruta *

Ana Luiza Andrade (UFSC) **

Nós somos canibais. É preciso não esquecer. E respeitar a violência que temos.
E, quem sabe, não comêssemos a galinha ao molho pardo, comeríamos gente
com seu sangue.
(Clarice Lispector, Nossa Truculência)

Como entrada en el cuerpo cultura brasileña de final de siglo,


del texto de este ensayo, situar la transportan la lectura machadiana
palabra incorporación ya sugie- al siglo XX.
re la apropiación del cuerpo. El Así como Dom Casmurro de
acto de incorporación propiamen- Machado, Clarice Lispector, en su
te dicho que aquí nos interesa, obra, intenta unir las dos puntas de
como metáfora de apropiación cul- la vida, es decir, el origen y el fin,
tural, implica, según Maggie evidenciando en el legado brasile-
Kilgour1, el delicado equilibrio en- ño machadiano, apropiativo y mo-
tre el exterior y el interior de un derno, un corpus fragmentario,
cuerpo político en la simultánea resultante de un proceso de nutri-
identificación y separación entre ción de sí misma que incorpora al
una cultura hegemónica y una cul- otro en su diferencia. En una diver-
tura contra hegemónica que se sidad propia, cada fragmento
apropiarían una de la otra. clariceano se esboza como génesis
En la obra de Machado de de otro en la respectiva reproduc-
Assis, central en la tradición literaria ción o reterritorialización de sus
brasileña pero aún culturalmente textos, encadenándose como las
periférica -como bien lo colocó la series leibnitzianas convergentes y
crítica de Roberto Schwarz-, el ava- divergentes. De acuerdo con la
sallador juego de intereses que atrae lectura de Leibnitz hecha por
a los personajes al poder, en los Deleuze, los fragmentos en serie
extremos sociales de una incorpo- colocan como instancia paradóji-
ración cruda, se resumiría en la ca siempre dislocada del centro
filosofia paródica del humani- excéntrico eternamente descentra-
tismo: o comer o ser comido. do, la coherencia del ‘yo’, la del
Pero es sobre todo la memoria mundo y la de Dios, en la afirma-
fragmentada de un cuerpo textual ción de la distancia entre los opues-
en su diversidad inédita de autores tos, exactamente cuando éstos re-
como Luciano de Samosata, Robert miten uno al otro.2 Esta distancia
Burton, Sterne, Swift, Montaigne, entre opuestos que se remiten uno
etc., quienes, amalgamados a la a otro en la representación de un

* Mis agradecimientos a Mariana ** Universidad Federal de Santa Jersey: Princeton University Press, 1990.
2
Drocchi Cezar de Andrade por Catarina, Brasil. DELEUZE, Gilles, La lógica del sen-
1
auxiliarme en la traducción al KILGOUR, Maggie, From Communion tido, trad. y prólogo por Miguel
español. to Cannibalism An Anatomy of Morley, Buenos Aires: Paidos, 1990,
Metaphors of Incorporation, New pág. 27 y págs. 182-3.

74
texto fragmentario que se alimenta biografía de Macabéa nace a partir
de otros textos, ocurre en el tiem- de la autobiografía implícita de
po melancólico de una dialéctica Rodrigo S. M. en A Hora da Estrela,
saturnina, como observa Walter Clarice capta tan excepcionalmen-
Benjamin con respecto al dios te como Machado de Assis la me-
Saturno en relación a la devoración lancólica saturnidad de la convi-
cronológica de extremos: Quanto vencia de tiempos históricos en sus
à dialética de Saturno, ela exige opuestos extremos de primitivismo
uma explicação mitológica de y modernidad, principalmente al
Cronos... Essa concepção não é relacionar naturaleza y cultura. De
dualista apenas com relação à hecho, la melancolía machadiana,
ação externa do deus, mas também tal como la teoriza Walter Benjamin,
com relação ao seu destino próprio parte de un cuerpo que se escribe
e pessoal, e isso de forma tão mientras se alimenta de otros cuer-
abrangente e tão nítida, que pos. Al generar el fragmento donde
poderíamos caracterizar Cronos los géneros se mezclan, los opues-
como um deus dos extremos. Por tos en Machado ya se proponían
um lado, ele é o senhor da Idade de como mal y cura (veneno y reme-
Ouro... por outro, é o deus triste, dio, o sea, pharmakos y
destronado e humilhado... por um pharmakon, como bien lo percibe
lado, gera (e devora) inúmeros Derrida en su lectura de Platón): co, ejemplarmente representado
filhos, e por outro está condenado mal de artistas y de locos que a en la Anatomia da Melancolia
à eterna esterilidade: por um lado través del emplastro desmelan- de Robert Burton. Para él, los hom-
é um monstro capaz de ser venci- colizador creado por Brás Cubas bres, por esfuerzos combinados, se
do pela astúcia mais vulgar, e por (él mismo muere de otra enferme- constituyen como partes del hom-
outro é o deus antigo e sábio, dad durante el proceso de elabora- bre; aunque a partir de la visión
venerado como a inteligência su- ción del emplastro), se propone solitaria del mundo hobbesiano
prema, (...) É nessa polaridade como justificación para escribir sus devorador del cada quien por sí.5
imanente da concepção de memorias (que a semejanza del La imagen voraz y devoradora del
Cronos... que o caráter específico emplastro se proponen como cura) tiempo moderno encuentra en la
da concepção astrológica de con la pluma burlona mezclada pintura negra de Goya Saturno
Saturno encontra sua explicação con la tinta de la melancolía: las devorador de uno de sus hijos, una
definitiva - esse caráter que em Memorias Postumas de Brás reproducción terrorífica, grotesca y
última análise é determinado por Cubas. Esta panacea medicinal, coincidente con el desmembramien-
um dualismo intenso e funda- como bien la califica Enylton de Sá to de un cuerpo humano en la
mental.3 Rego en su libro sobre la tradición extrema separación (exocaniba-
Entre los extremos tempora- luciánica de Machado de Assis4, lismo) y en la incorporación
les de un canibalismo moderno - la rescata al texto que anatomiza sus (endocanibalismo) del otro en sus
vida que genera vida dentro de la partes para reunirlos en un único fronteras animalescas.6 En su tras-
vida que devora vida -como la corpus trascendental melancóli- cendencia, la imagen es la de la

3
BENJAMIN, Walter, Origen do Dra- tradição luciânica em Machado Cannibalism, ob. cit., págs. 152-166.
6
ma Barroco Alemão, São Paulo: de Assis, Rio de Janeiro: Forensa STAROBINSKI, Jean, Goya in 1789
Brasiliense, 1984, pág. 175. Universitaria, 1989. Os Emblemas da Razão, trad. Maria
4 5
DE SÁ REGO, Enylton, Do Calundu KILGOUR, Maggie, Under the Sign of Lucia Machado, Pref. Jorge Coli, São
à Panacéia: a sátira menipéia e a Saturn in From Communion to Paulo: Cia das Letras, 1988.

75
autofagia humana que rompe y zación de la ruptura con la tradición
fragmenta el pensamiento en la de una vanguardia modernista, lo
modernidad. Quizás le haya faltado que resulta en una redevoración
al Goya de las pinturas negras el planetaria, o sea, en el signo
pincel jocoso para mezclarlo con la recolocado en reciclaje transcultural.
tinta de la melancolía en el tono Las memorias de Brás Cubas
serio-cómico de Brás Cubas. Su se representan incompletas, o sea,
amigo Quincas Borba, inventor de en una constante revisión de sí
la filosofia paródica que es el mismas, aunque se presenten por
Humanitismo, se convierte en primera vez en edición póstuma,
mendigo, en millonario (en el ro- pues es un muerto quien se
mance Quincas Borba) y delega reescribe y no existe argumento
su fortuna a otro amigo, Rubião, contra lo definitivo de la muerte
quien, después de gastarla, muere (excepción hecha a la vida de la
loco y pobre. El lector se pregunta- escritura como diria Montaigne, para
rá entonces, ¿de qué tipo de amis- quien, anticipándose a Foucault, el
tad trata esta transmisión desafortu- texto exige la muerte de su autor). no alimenta gratuitamente a los
nada? Al margen de la amistad y La idea del hombre como una erra- gusanos: al escribir con el cuerpo,
contraria a ella, la envidia es una ta pensante, cada estación de la expone el corte entre una escritura
forma perversa de imitación que se vida corrigiendo la anterior hasta la canibalizada, en carne viva y un
transforma en rivalidad, como lo edición definitiva, que el editor texto predador, caníbal, que eli-
explica Burton, y podría haber sido entrega gratuitamente a los gusa- mina este corte. En el sistema he-
mediante Quincas Borba.7 Allí pue- nos9, coincide con el reescribirse o gemónico hipócrita de una cultura
de leerse la agresión para con el el reproducirse en fragmentos de consumista, los rótulos de nove-
otro, la incorporación de éste y su otros textos recontextualizados o dad no distinguen más el corte que
asimilación, tres momentos que se no, lo que caracteriza el proceso separa a la víctima del victimario, o
hacen presentes en la pintura de provisorio y moderno de Clarice a la producción del producto (den-
Goya coincidentes con los tres Lispector. En su escritura melancó- tro de la economía de funciona-
momentos (agresión, incorporación lica, Clarice se autodevora, alimen- miento de las máquinas deseosas
y asimilación) en los que el acto tando-se de sí misma, o sea, de sus de un cuerpo sin órganos, según
caníbal se descompone, en teoría, propios textos reciclados, cual ser- Deleuze y Guattari).10 Su cuerpo-
según Walter Moser.8 Éste lo rela- piente que engulle su propia cola, texto se inscribe en la economía
ciona con un tiempo (pos)moderno, en las palabras introductorias de canibalesca entre falta y exceso,
caracterizado por la propia canibali- Um Sopro de Vida. Pero Clarice hambre y deseo, arraigándose y

7
KILGOUR, Maggie, Anatomy of belicosos são os mais adequados à sua ses d'une comparaison, Les
Melancholy in From Communion felicidade. Daí vem que a inveja é uma Editions Balzac, Collection L'Univers
to Cannibalism, cita a Robert Burton: virtude. (p. 615). El título irónico del du Discours, 1992.
9
envy is a perverse form of immitation, texto de Clarice Uma Amizade Sincera DE ASSIS, Machado, Memórias Pós-
in which emulation has turned into también señala la frontera de la envidia tumas de Brás Cubas, Obras Com-
rivalry. (p. 151). Y Quincas Borba cuando los amigos se separan (en pletas de Machado de Assis, Rio
describe la envidia según Humanitas: Felicidade Clandestina, Rio de de Janeiro: Edições Aguilar, pág. 549.
10
...compreendendo que a inveja não é Janeiro: Nova Fronteira, 1981). DELEUZE, Gilles & GUATTARI, Felix,
8
senão uma admiração quel luta, e MOSER, Walter, L'Antropophagie du Les Machines Désirantes en
sendo a luta a grande função do Nord au Sud en Confluences LL'Antioedipe Capitalisme et
gênero humano, todos os sentimentos Litteraires, Brésil-Quebec: les ba- Schizophrenie, Paris: Minuit, 1972.

76
rece justamente como iniciador de
otra serie, aparentemente desco-
nectada de las otras, siendo él mis-
mo quien las inventa. Allí, Clarice
demuestra realmente no cómo
matar cucarachas, pero sí, cómo
apropiarse del pensamiento en
serie leibnitziano. Si la pluma de
Clarice no llega a ser jocosa como la
de Brás Cubas, su ironía es fina y
apela a una lectura que la descifre
en relación con el mecanismo
desencadenante de las series. El
corte entre las series, esquizofrénico
e improductivo, interfiere en el
acontecimiento y equivale a la
huyendo de las formas textuales realidad, la quinta historia es pro- muerte, al olvido, y podrá ser recor-
en su reproducción cultural.11 fundamente irónica en el momen- dado más adelante en otra serie.
La escritora, como ya lo habia to en que la narradora expone su Puede pasar, por ejemplo, del he-
observado Benedito Nunes en la cartel de virtud -Esta casa ha sido cho doméstico de matar cucara-
introducción a la edición crítica, desinfectada- pues sabe que no chas a un acontecimiento entre una
reterritorializaba sus propios textos puede exterminar a las cucarachas, dama de la alta sociedad y un
(o fragmentos de textos)12 a la y que el cartel anuncia una falsa mendigo. La narrativa clariceana, al
manera de las frases que terminan solución para el problema de la identificarse con el gran otro social
las secciones de Paixão Segundo proliferación de cucarachas. Como de las culturas canibalizadas, encar-
GH y reabren las siguientes, o como éstas, los textos de la escritora pro- na la otra parte contrahegemónica
los cinco fragmentos de un proceso liferan ilusoriamente como nue- de un mundo que se abre en grieta
de matar cucarachas en A Quinta vos, cuando en realidad uno es la por la boca desdentada de un men-
História.13 Aquí, uno se desdobla reescritura del otro. Por lo tanto, la digo con una herida en la pierna en
en el otro (uno sirviendo de géne- referencia a Leibnitz y al amor en la A Bela e a Fera ou a Ferida Grande
sis para el otro, o aún, uno comien- Polinesia al final de la quinta historia Demais.14 En este texto, la herida
do al otro al renovarse en un apa- no es gratuita. Ella agrega un com- simboliza una complicidad paradó-
rentemente nuevo fragmento). En ponente irónico pues Leibnitz apa- jica entre un mundo caníbal (el

11
SAID, Edward, The World the Text en Clarice Lispector en Discurso, o ritmo intermitente da escrita,
and the Critic, Cambridge, Mass: Teoria y Análisis nro. 16, Primave- encontra no fragmento o seu mo-
Harvard University Press, 1983, pág., ra, México DF: UNAM, 1995, págs. mento primeiro e decisivo.
13
225. Véase con respecto al 1-10. LISPECTOR, Clarice, A Quinta História
12
deslocamiento de un cuerpo-texto NUNES, Benedito, edição crítica, en Felicidade Clandestina, Rio de
incoforme, ANDRADE, Ana Luiza, O Nota Filológica de Paixão Segundo Janeiro: Nova Fronteira, 1981.
14
Corpo-Texto Canibal em Clarice GH, Coleção Arquivos, Florianópolis: LISPECTOR, Clarice, A Bela e a Fera
Lispector en ANUÁRIO DE LITERATURA Re- Editora da UFSC, 1988, pág. XXXV: ou a Ferida Grande Demais en Edição
vista da Pós-Graduação em Teoria Os fragmentos constituiam, pois, o Crítica de Paixão Segundo GH,
Literária e Literatura Brasileira, elemento básico da narrativa em coord. Benedito Nunes, Coleção
Florianópolis, EDUFSC, SC, 1994, o elaboração. Para dizê-lo de outro Arquivos, Florianópolis, Editora da
en español, El Cuerpo-Texto Caníbal modo, e elaboração da narrativa, sob UFSC, 1988, pags. 151-161.

77
centro) y un mundo canibalizado reproducción de texts con un mis- ries divergentes, la repetición del
(la periferia) explicitado, en resu- mo título en diferentes coleccio- fragmento revive, a cada paso, en
men, en el humor negro de las nes15 o como reproducción de tex- nuevos contextos. El baño de ini-
excentricidades urbanas: mientras tos iguales con título diferente en ciación de Joana, por ejemplo, en
la bella dama de la alta sociedad es colecciones diferentes.16 Estas re- Perto do Coração Selvagem18,
una fiera culturalmente alienada en producciones se amoldan, hasta se repite con la diferencia del des-
relación con este otro asustador, el cierto punto, a una mentalidad de plazamiento en el baño de mar de
mendigo invertía en la gran heri- consumo (que, de forma contradic- Lori en Uma Aprendizagem ou O
da en carne viva, y al verla pensa- toria, Clarice ataca ferozmente en Livro dos Prazeres19 y tendrá
ba: comida, comida, comida bue- toda su obra) y su forma más evi- otros títulos como As Águas do Mar
na, dinero, dinero. Tanto la boca dente de adhesión a esta mentali- (A Descoberta do Mundo20), As
desdentada como la herida en car- dad son las columnas femeninas de Águas do Mar21 (Onde Estivestes
ne viva del mendigo son huecos moda donde se reproducen las ideas de Noite) y As Águas do Mundo
que expresan la carencia o gran- burguesas sobre el mito de lo eter- (en Felicidade Clandestina22)
hambre del otro como enfermedad no femenino conforme a una exi- para transformarse, en Agua Viva23,
de un mismo cuerpo sociocultural. gencia masculina en la Feira de en iniciación escritural que se colo-
Viviendo para el dinero y por el Utilidades del Correio da Manhã, ca como una especie de autografía
dinero, ambas partes de este cuer- publicadas bajo el seudónimo de biopoética. En el caso del desplaza-
po se distancian excesivamente Helen Palmer o Ilka Soares.17 De miento reterritorializado, los cam-
una de la otra en la complicidad este modo, Clarice se deja cani- bios indican un proceso de madu-
tácitamente falsa del consumo ca- balizar concientemente por el rez/gestación del fragmento. Água
pitalista. consumismo. No obstante, en la Viva podría representar una parte-
La falsa renovación, en el sen- reterritorialización textual, como nogénesis (desarrollo de un óvulo
tido del pensamiento en serie con- es el caso ejemplar de A Quinta no fecundado) de la escritura, un
vergente leibnitziano, ocurre, en la História donde se exponen los acto simbólico de concebir pala-
obra de Clarice Lispector, bien como mecanismos de desencaje de se- bras a través del ser que nace al

15
Así como el propio Legião Estrangeira pseudónimos se encuentran en los Mundo en Felicidade Clandesti-
(en Legião Estrangeira) está publi- archivos de Clarice Lispector, organi- na, Rio de Janeiro: Nova Fronteira,
cado, por ejemplo, en Felicidade zación de Eliane de Vasconcellos en 1981, págs. 151-153.
23
Clandestina, muchos textos están la Casa de Rui Barbosa, Rio de Janeiro. LISPECTOR, Clarice, Água Viva, Rio de
18
republicados en diferentes antologías LISPECTOR, Clarice, Perto do Janeiro: Nova Fronteira, 1979. Hay dos
con exactamento los mismos títulos. Coração Selvagem, Rio de Janeiro: versiones anteriores a Água Viva (1973)
16
Existen varios títulos para el mismo Nova Fronteira, págs. 7-77. según Alexandrino Severino. Sus títulos:
19
texto, como es el caso de Un Caso para LISPECTOR, Clarice, Uma Aprendi- Objeto Gritante y Atrás do Pensamento.
Nelson Rodriguez (A Descoberta do zagem ou O Livro dos Prazeres, Rio Clarice pensaba que ésta sería la versión
Mundo), Antes da Ponte Rio-Niterói" (A de Janeiro: Nova Fronteira, 1969. última y definitiva, como lo confiesa a
20
Via Crucis do Corpo), Um Caso Com- LISPECTOR, Clarice, A Descoberta Olga Borelli: Infelizmente eu é que
plicado (Onde Estivestes de Noite). do Mundo, Rio de Janeiro: Nova tenho que fazer a cópia de Atrás do
Clarice reescribe fragmentos de no- Fronteira, 1969. Pensamento, sempre fiz a última cópia
21
velas y los publica, como es el caso LISPECTOR, Clarice, As Águas do de meus livros anteriores porque cada
de una descripción del espejo en Mar en Onde Estivestes de Noite, vez que copio, vou modificando,
Água Viva que está publicada en Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 1981, acrescentando, mexendo neles enfim.
Espejos (Para Não Esquecer). págs. 151-153. (Liminar em edição crítica de Paixao
17 22
Los artículos publicados con LISPECTOR, Clarice, As Águas do Segundo GH, pág. XXII).

78
comer su propia placenta. Aquí que delimitan los fragmentos, al
sucede un desdoblamiento aumen- imitar un proceso de concepción
tado, como en un retorno dialéctico como producto nutriente de otros
al inicio que se renueva al lograr cuerpos-textos de un mismo cor-
retroceder más aún en sentido pus, abren una grieta hacia una
opuesto al de la naturaleza-cultura. nueva representación emergen-
La regresión al “it” como núcleo de te, a partir de un sentir-pensar -
la materia neutra, es un nacimiento Comi minha própria placenta
representado en otros textos para não precisar comer duran-
clariceanos, como aquél que señala te quatro dias. Para ter leite
el descubrimiento de un otro para te dar. (p.35)- en que la
deshumano en la cucaracha y que muerte y la vida de la escritura se
incorpora (yo estaba comiéndome dramatizan -quando penso no
a mí misma que también soy ma- que já vivi me parece que fui
teria viva del sabath) en Paixão deixando meus corpos pelos
Segundo GH pero que se procesa caminhos (p.75)- lo que resulta en
en Água Viva desde las tensiones el silencioso entrechoque das fra-
genéricas, desde el conflicto entre ses (p.25) como en: A pessoa come
la pérdida de la animalidad conti- outra de fome. Mas eu me alimentei
nua y la discontinuidad humana en de minha própria placenta. (p.44).
su conciencia física extremada: a Entre una y otra frase, se señalan
veces identificada con el animal, dos realidades distintas, la social y la
otras identificada con la cosa mecá- simbólica, la del ser caníbal y la del
nica separada de su intimidad divi- escritor, la del cuerpo y la del texto.
na. El cuerpo, en el texto de Clarice También dos carencias unidas por
Lispector, refleja un conflicto con- el silencio de la entrelínea: la del
secuente con la subordinación al hambre, que lleva al canibalismo
trabajo en la sociedad moderna.24 de sobrevivencia, animal, y la del
En Água Viva, la fragmen- deseo, que lleva a la devoración de
tación de los textos clariceanos se los propios textos. Ambas son
representa a partir del desmem- transgresivas de órdenes distintos,
bramiento de un cuerpo sensorial recurrentes en la escritura de Água
transformado en objeto25, entre los Viva, sea en la enunciación en
extremos del ser objetificado/ carne viva, canibalizada -e eu
animalado o entre lo que produce passiva como carne que é devora-
y lo que es producto. Los cortes da pelo adunco agudo de uma

24
BATAILLE, Georges, Teoria da impossí-vel, o que se encontra sempre é
Religião, trad. Sergio Goes de Paula um objeto que se apresenta de forma
e Viviane de Lamare, São Paulo: obscura e enigmática, como coisa ou
Nova Fronteira, 1993, pág. 36. mercadoria, como signo equívoco e, ao
25
Raúl Antelo, en su texto O objeto mesmo tempo, esquivo (p. 10). Este
textual e a memória contrasta las trabajo fue una conferéncia en el evento
versiones de O Relatório da Coisa y Clarice Lispector: vida y representa-
señala que no lugar deste 'objecto' ción, UFSC, 17 de agosto de 1995.

79
águia que interrompe o seu vôo fetichiza, Pequeña Flor deja de ser
cego (p.23)- sea en el enunciado objeto de culto en el sentido
encarnando al animal voraz, primitivo del contexto ritualista de
metamorfoseándose en su la cultura caníbal del cual es arran-
truculencia caníbal - e lambo o meu cada, para ser tabla rasa en el
focinho como tigre depois de ter contexto capitalista de una socie-
devorado o veado. (p.25). Por otro dad burguesa de consumo. Con
lado, el canibalismo textual que una incongruencia similar a la del
podría inferirse en la apropiación recorrido del objeto artístico en la
clariceana de estilos, también se modernidad que señala Walter
procesa de manera coherente con Benjamin, Pequeña Flor pierde su
la contradicción señalada: o bien valor como objeto de culto, su
según una apropiación renovadora aura de cuerpo-matriz-origina-
que condice con el quiebre en rio en este nuevo contexto donde
relación con la postura burguesa es reproducida en fotos de tama-
que sigue la línea modernista brasi- ño natural: su propia naturaleza
leña de vanguardia (encarnar al se transforma en la fotografía al ser
otro y transformarse), o bien se- exhibida para la cultura de masa
gún una apropiación falsa confor- que la consume, y es incorporada
me a la cultura capitalista de repro- simultánea y análogamente a un
ducción y a una mentalidad nuevo ritual caníbal moderno por
consumista. De un lado, la cura, el el cual se transforma en el nuevo
emplastro, el pharmakon; del otro, fetiche de consumo. Ella es la
el falso emplastro, la ilusión de la discon-tinuidad entre ambos con-
novedad, la enfermedad, el textos históricos, donde el presen-
pharmakos.26 te permanece expectante (emba-
La representación dramática razo) y en conflicto con las relacio-
de estas posturas conflictivas en A nes antagónicas entre pasado y
Hora da Estrela27 se da en la de la colonización. Ahí se represen- futuro. Ella es lo que el mexicano
dialéctica del enunciado Clarice/ ta a la naturaleza a través de la Leopoldo Zea percibe en la expec-
Rodrigo/Macabéa, el escritor mu- figura minúscula de una pigmea tativa histórica de los pueblos colo-
riendo y transformándose a través negra y embarazada que es resca- nizados: un ser que sólo se caracte-
de su escritura/lectura de Macabéa tada de una tribu caníbal para la riza por aquello que quiere llegar a
(que se reproduce a pesar de mo- civilización por el antropólogo ser.29 Sin embargo, en una síntesis
rir). Pero la incorporación de las francés Pretre y recibe el nombre dialéctica irónica de la situación
diferencias a partir del límite entre colonizado de Pequeña Flor. En extrema, Pequeña Flor codicia las
naturaleza y cultura se torna tanto pasa a ser ironicamente botas del antropólogo: ella misma
emblemática en A Menor Mulher canibalizada por los mecanismos al ser asimilada, también asimila el
do Mundo28, en la escena histórica de consumo de una sociedad que la nuevo contexto consumidor.

26 29
DERRIDA, Jacques, Translator's Estrela, Rio de Janeiro: Livraria José ZEA, Leopoldo, Dialéctica del Pensa-
Preface by Gayatri Spivak, en Of Olympio Editora, 1979. miento Latinoamericano en El Pen-
28
Grammatology, Baltimore and LISPECTOR, Clarice, A Menor Mlher samiento Latinoamericano, Bar-
London: The Johns Hopkins do Mundo en Laços de Família, Rio celona: Editorial Ariel, 1976, págs.
University Press, 1978, pág. xxxi. de Janeiro: Livraria José Olympio 155-259.
27
LISPECTOR, Clarice, A Hora da Editora, 1974, págs. 77-87.

80
El intertexto caníbal entre 1944, donde la narradora adoles-
una postura modernista y una post- cente duda entre la atracción por la
modernista, entre una serie que animalidad de un novio (Jimmy) y
quiebra la tradición y una que la la intelectualidad de un profesor,
relee, parece mostrarse ejemplar- con quien aprende la teoría
mente en Uma Estória de Tanto hegeliana. La síntesis de éstas con-
Amor30 cuando la renovación se tradicciones, en tono de parodia, se
cumple con la niña que come a su expresa através de la abuela:
gallina favorita transformándola a
través del acto caníbal. Pero al final Minha avó, uma velhinha amável e
hay un retorno dialéctico a lo mis- lúcida, a quem contei o caso, inclinou
mo, al canibalismo asimilante y a cabecinha branca e explicou-me
reproductor, como en A Menor que os homens costumam construir
Mulher do Mundo, aunque aquí la teorias para si e outras para as
amenaza de canibalismo será la de mulheres. Mas, acrescentou depois de
la futura mujer, de ser comida por uma pausa e um suspiro, esquecem-
un mundo masculino al igual que nas exatamente no momento de agir...
en el destino fatal de quien nacía Retruquei a vovó que eu, que aplicava
gallina: com êxito a lei das contradições de
Hegel, não entendera uma palavra do
Mas a menina não esquecera o que sua que ela disse. Ela riu e explicou-me bem
mãe dissera a respeito de comer bichos humorada: - Minha querida, os
amados: comeu Eponina mais do que homens são uns animais.
o resto da família, comeu sem fome,
mas com um prazer quase físico por- En el humor paródico de la
que sabia agora que assim Eponina se abuela con relación al pensamiento
incorporaria nela e se tornaria mais dialéctico, producto consciente de
sua do que em vida. Tinha feito un aprendizaje filosófico-sentimen-
Eponina ao molho pardo. De modo nina, un tipo específico de caniba- tal arraigado en la tradición cultural
que a menina, num ritual pagão que lismo consciente de la tradición masculina, esta síntesis quiebra y
lhe foi transmitido de corpo a corpo filosófico-cultural masculina. Eso transforma el tipo de canibalismo
através dos séculos, comeu-lhe a carne indica una renovación en los proce- masculino que amenaza a la futura
e bebeu-lhe o sangue. Nesta refeição dimientos enunciativos de la escri- mujer en Uma História de Tanto
tinha ciúme de quem também comia tura clariceana. Hay textos en la Amor. Más aún: el resumen paródico
Eponina. A menina era um ser feito obra de Clarice que se adueñan de de la dialéctica hegeliana hecha
para amar até que se tornou moça e la tradición de un pensamiento dia- por la abuela se asemeja a las
havia os homens. léctico que se inicia como un caso acciones de un personaje profesor
amoroso de atracción pedagógica muy semejantes a las de un perro
Se desencadena entonces otra y sentimental masculina; esto es que entierra y desentierra huesos
serie en esta poética caníbal satur- claro en el cuento Eu e Jimmy31 de en O Crime do Professor de Ma-

30 31
LISPECTOR, Clarice, Uma Estória de LISPECTOR, Clarice, Eu e Jimmy,
Tanto Amor en Felicidade Clan- texto inédito en colección, encontra-
destina, Rio de Janeiro: Francisco do en los archivos de la Casa de Rui
Alves, 1991, págs. 155-259. Barbosa, publicado en la Folha de
Minas, Belo Horizonte, 24/12/1944.

81
clariceanos, sería imperceptible
mientras están protegidos por la
impersonal animalidad. Sólo así
podría entenderse cómo los hom-
bres imitan a los perros y las muje-
res pueden ser reemplazadas por
gallinas. Entonces se entienden tan-
to los actos del profesor de mate-
mática como los de las gallinas que,
así como las mujeres, se substitu-
yen unas por otras y por los hom-
bres. Es justamente por no ser hu-
manamente reemplazables que
tanto José, el perro del profesor,
cuanto Eponina, la gallina mascota
temática.32 En este texto, aplican- Ulisses, al de su personaje filosófi- de la niña de Uma História de
do con éxito la ley de las contradic- co Ulisses, profesor, seductor y Tanto Amor, se personalizan. Sin
ciones de Hegel, en una síntesis amante en Uma Aprendizagem embargo, en Água Viva la secreta
que también contradice el fin es- ou O Livro dos Prazeres33, nove- nostalgia de no haber nacido ani-
perado, las intenciones del profe- la en la que hay un juego de mal hace que Clarice substituya a
sor de aliviar su culpa por haber máscaras seductoras que parodian éste por el hombre. Al invertir el
abandonado al perro José ente- a una cultura de géneros.34 La ritual del sacrificio contesta el or-
rrando a otro perro son negadas personalización de los perros, sin den de los seres en el que, según
por sus acciones que lo asemejan embargo, viene a propósito de Bataille: el animal nunca substitu-
al animal (enterrar y desenterrar otra notable coincidencia macha- ye una cosa por otra. (p.50).
huesos): era para enterrar la me- diana: también el personaje filóso- Aún así, dentro de la piel de la
moria de haber abandonado a su fo Quincas Borba nombra a su gallina existe una loba hambrienta
mascota que él enterraba a este perro Quincas Borba. en Os Desastres de Sofia: la mujer
desconocido; y es exactamente en En su sátira a una cultura de madura exhibe las marcas caníba-
memoria de su mascota que des- géneros, los hombres parecen es- les en el aprendizaje de la niña con
hace el falso entierro exponién- tar siempre relacionados con las un profesor embrutecido por la
dolo a cielo abierto e incorporando imágenes de los perros, así como vida. En la adquisición poética de la
a su fantasma. Una coincidencia o las mujeres con las de las gallinas. garra femenina, aparece en re-
quizás un propósito satírico en este Sin embargo, la diferencia entre un trospectiva el hambre de la futura
contexto une el nombre de la perro y otro, así como entre una mujer, el lobo del hombre siendo
mascota de Clarice Lispector, gallina y otra, en los textos devorado por la mujer madura:

32
LISPECTOR, Clarice, O Crime do proyección de su autor como filósofo mascota, en Nada Gotlib, Clarice:
Professor de Matemática en Laços de y es también el poeta falsificador Uma Vida que se Conta, São Paulo:
Família, Río de Janeiro: José Olympio cuando cambia el sentido interior de Ática, 1995, pág. 388. Véase, acerca
Editora, 1974, págs. 139-149. la forma exterior de la llama de del juego de seducción en máscaras
33 culturales de género, Ana Luiza
LISPECTOR, Clarice, Uma Ulisses. En From Communion to
Aprendizagem ou Livro dos Cannibalism, ob. cit., pág. 70. Andrade, A Escritura e o Travesti:
34 Uma Aprendizagem ou O livro dos
Prazeres, Rio de Janeiro: Nova Según Olga Borelli, hay un Ulises
Fronteira, 1969. Según Maggie apasionado por Clarice en Suiza y en Prazeres en Colóquio/Letras, nro.
Kilgour, el Ulisses de Dante es una cuyo homenaje ella nombra a su 101, jan./fev., 1988, págs. 47-54.

82
Para que te servem estas unhas longas? Fera. Esta herida se abre como una
Para te arranhar de morte e para grieta en el cuerpo social, cavada
arrancar teus espinhos mortais, res- entre la comercialización de la mi-
ponde o lobo do homem. Para que te seria y la tecnología de punta, ex-
serve esta cruel boca de fome? Para te tremos representativos de la divi-
morder e para soprar a fim de que eu sión de un cuerpo cultural
não te doa mais, meu amor, já que autofágico: un primer y un tercer
tenho que te doer, eu sou o lobo mundos. Es la boca (abierta y
inevitável, pois a vida me foi dada.35 pantagruélica) de un cuerpo satur-
nino devorador donde las peque-
Foucault resume la dialéctica ñas diferencias se funden en la
de la diferencia deleuziana exacta- enorme distancia cómplice entre el
mente en la línea filosófica que mundo de fantasía de la bella y la
parte de Hegel, como filósofo de dura realidad del mendigo.
las grandes diferencias y lleva a En A Vida Íntima de Laura37,
Leibnitz, pensador de las pequeñas cuento infantil sobre la vida de una
diferencias. Éstas, canibalizadas por gallina llamada Laura que acaba
la dialéctica melancólica clariceana, sobreviviendo al destino de la ma-
se procesan precisamente como lo yoría de las gallinas -como también
señala Foucault, a través del órgano ocurre en el texto A Galinha-, la
de incorporación/rechazo, la boca, autora enseña la receta de la
donde la profundidad de un cuerpo galinha ao molho pardo38: O
oral se separa del significado incor- molho é feito com o sangue da
póreo; donde la voz alimentada en galinha. Mas não adianta mandar muerta, la receta se prescribe para
el desarrollo del lenguaje, forma- comprar galinha morta: tem que comer la transformación de aquello
ción del sentido y ser que piensa, ser viva e matada em casa para que no se come de acuerdo con las
extiende su serie divergente.36 Pue- aproveitar o sangue. E isto eu não leyes sociales (gallina), en aquello
de así interpretarse el veneno en la faço. Nada de matar galinha. Mas que se come de acuerdo con las
boca de las cucarachas cortando la que a comida é gostosa é. Desde el leyes culturales (pollo); lo que se
palabra “amor” en A Quinta cuento infantil, la cuestión del cani- constituye en la especificidad del
História y formando parte de un balismo es colocada en los extre- arte culinario. La salsa sangrienta
mismo corpus dividido, donde hay mos de naturaleza y cultura: entre indica entonces la ascención del
un mendigo que grita a través de la la sangre de la gallina viva y la status de la carne de un animal
herida en su pierna en A Bela e a propia salsa sangrienta de la gallina doméstico a la dignidad del valor

35
LISPECTOR, Clarice, Os Desastres de de Laura, ilustração e projeto gráfico punto de ser difícil decir, con segu-
Sofia en Felicidade Clandestina, Ivan & Marcelo, 2da. ed., Rio de ridad, el tipo de carne que se come
Rio de Janeiro: Francisco Alves Edi- Janeiro: Nova Fronteira. con el sauce Robert. En MARIN,
tora, 1991. -Galinha ao molho pardo en portu- Louis, Food for Thought, pág. 150.
36 38
FOUCAULT, Michel, transl. Donald gués se refiere a la gallina cocida en MARIN, Louis, Robert Sauce ('Sleeping
Bouchard, Theatrum Philosophicum su propia sangre. En cambio, en Beauty in the Forest') en Food for
en Language, Counter Memory, francés, el sauce Robert, según Louis Thought, transl. Mette Hjort,
Practice, Ithaca, New York: Cornell Marin, es un tipo de salsa neutraliza- Baltimore & London: The Johns
University Press, pág. 180. da por sus condimentos, disfrazando Hopkins University, 1977, pág. 150.
37
LISPECTOR, Clarice, A Vida Intima el sabor de los animales hasta el

83
de un menu. La agresión radical siente, precisamente como se lee
hacia estas leyes es el quiebre del en Barthes, el difuso placer que
tabú, el retorno a los orígenes de la asciende a lo exterior, a lo fisíco
naturaleza animal como nos alerta -la cenestesia- o sensación glo-
Clarice: Nós somos canibais, é pre- bal de nuestro cuerpo inter-
ciso não esquecer. É respeitar a no, bienestar que sucede a las
violência que temos. E, quem sabe, buenas comidas y bebidas cuyos
não comêssemos a galinha ao efectos son descifrados por una
molho pardo, comeríamos gente interlocución, através del deleite
com seu sangue.39 Es sobre todo en del otro:
el arte culinario clariceano donde la
actividad digestiva procesa los ali- E esta gargalhada? Essa gargalhada
mentos en un cuerpo textual, posi- que lhe estava a sair misteriosamente
bilitando a través de la boca, órgano duma garganta cheia e branca, em
receptor y transmisor, el lenguaje y resposta à finura do negociante,
el gesto, la incorporación o el re- gargalhada vinda da profundeza
chazo del otro: la identidad que daquele sono, e da profundeza daquela
lleva a la encarnación, y la no iden- segurança de quem tem um corpo. Sua
tidad que lleva a la abyección. carne estava doce como a de uma
El placer de la comida, en los lagosta, as pernas duma lagosta a se
textos de Clarice, empieza en el mexer devagar no ar. E aquela vontade
conviviat (la socialización de la de se sentir mal para aprofundar a
comida en A Repartição dos Pães)40 doçura bem ruim. E aquela
y llega a ser erotizado en Devaneios maldadezita de quem tem um corpo.
de Uma Rapariga41 en la exhu- (pág. 11).
berancia del apetito que entorpece
los sentidos del cuerpo, comparán- Así como en Brillat-Savarin
dolo con el de una langosta. En la según Barthes, aquí también el cuer-
lectura de Filosofia del Gusto, de po femenino, en lugar de seguir el
Brillat-Savarin hecha por Barthes42, camino cultural civilizado de com-
éste enfatiza el deleite interno pro- portamiento recatado con relación
vocado por la comida dentro del a la bebida (o a la comida), descu-
cuerpo del gastrónomo, haciendo bre cómo su efecto se desarrolla en
una distinción entre el apetito natu- el interior, sorprendiéndose por el
ral que proviene de la necesidad y vago pulso escópico donde el he-
el apetito de lujo, que se origina en donismo amable da lugar a la bruta-
el deseo. En el texto de Clarice se lidad del cuerpo, así retorna el de-
observa a la joven que sale a cenar seo a su origen, y se convierte en
con su marido y el negociante, y necesidad. Como Brillat-Savarin,

39 42
LISPECTOR,Clarice, Nossa Truculência dos Pães en A Legião Estrangeira, BARTHES, Roland, Lectura de Brillat-
in Visão de Esplendor Impressões São Paulo: Ática, 1983, págs. 27-31. Savarin en Fisiologia del Gusto,
41
Leves, Rio de Janeiro: Francisco LISPECTOR, Clarice, Devaneio e Em- trad. Maria del Carmen Muyley,
Alves, 1975. briaguez de Uma Rapariga en Laços Madrid: Cuspa Editorial, 1975.
40
LISPECTOR, Clarice, A Repartição de Família, págs. 5-17.

84
que podría ser considerado el intro- baño de un bar barato, suelta el nación falsa, el hombre pasa a
ductor del sentido del paladar de chorro maldito y junto con él sus recordar a los hombres en su
una cultura gastronómica burguesa documentos y su identidad: diferencia con las mujeres. Cabe
en la modernidad, Clarice destruye recordar aquí la cómica y genérica
los tabúes con relación a la mujer E assim é que nascera um homem síntesis de la abuela en Eu e Jimmy:
libre de toda actividad digestiva, comum. Quase alegremente tinha que Os homens são uns animais.
llevándola a saciarse, excederse en começar tudo de novo e sobre outra En el texto O Jantar (Laços
sus apetitos al punto de base. Em casa, inesperadamente, de Família) un narrador voyeur
metamorfosearse grotesca y cómi- encheu-se de pão com salsicha e muita transmite las impresiones sobre la
camente, en la lujuriosa y no me- Brahma. Nesta noite quis a mulher e manera repugnante de devorar la
nos afrodisíaca langosta. dormiu nu como um menino. Sua comida de um desses velhos que
En cambio en Desespero e mulher não comprendeu a inespera- ainda estão no centro do mundo e
Desenlance às Três da Tarde (o da afoiteza de um homem até então da força como un devorador de
Desespero e Desenlace às Três da solene, Afoiteza de homem livre. niños así como un patriarca se
Tarde)43, texto cuyas versiones (bra- llena de ira contra el gran caballo y
sileña y portuguesa) contrastan Como también recuerda coloca la frontera que lo separa del
desde sus títulos, no se destaca el Barthes, la vía de la oralidad, que animal: Mas eu sou homem ainda.
apetito, sino la aversión a una iden- aproxima lenguaje y paladar El acto de incorporación, mero acto
tidad de impostura, cuyos excesos (Foucault), es modelada por la cul- de saciar el hambre, rescata un
se reflejan en la indigestión del tura y por la clase social, y la sen- pasado criminal, traicionero e inde-
cuerpo. Un hombre de una digni- sualidad, como un sexto sentido, seable en el propio narrador a tra-
dad tal que parecía un lord sin implica un aparato completo de vés de la interlocución escópica
dinero, éste que não era uma sensaciones en su intercambio con con un otro despreciable, cuya
simples brochura, era um homem el gusto. Es interesante observar crueldad ciega es tan repulsiva al
solenemente encadernado, sufre que es a través de la vía oral del
un malestar estomacal dentro de desenlance de este hombre al fin
un ómnibus a partir del contacto libre de su falsa identidad, que el
físico con una mujer de pechos contraste entre el apetito sexual y
fuertes y muy escotada, y su drama la aversión, ambos en exceso, se
se intensifica ante la imposible con- neutraliza en la satisfacción de una
tención del oprobio tan inminen- necesidad y el rechazo de la comi-
te, rezando para tener tiempo de da: en el vómito, así como en el
vomitar en su casa. Mas sentia que orgasmo, culminación momentá-
lhe faltava a intimidade necessária nea y paroxística de la excitación,
para uma prece. Dirigiase a Deus el cuerpo, al relajarse, entra en la
con fraque e cartola, de súbito insignificancia de la saciedad. Eso
precisando até de deuses e até de señala un lenguaje efímero, desti-
mendigos. Finalmente logra bajar nado a desaparecer como el hom-
humildemente del ómnibus y en el bre. Desnudado de su encuader-

43
Desespero e Desenlace çàs Três da ce às Três da Tarde, texto también
Tarde, inédito en colección, se en- inédito en colección, en su versión
cuentra en los archivos de la Casa de portuguesa, es publicado en Colóquio/
Rui Barbosa, organización de Eliane Letras (1975) descobierta por la alumna
de Vasconcello. Desespero e Desenla- de Letras (UFSC), Sandra Haln.

85
un cuerpo bruto, animal, lleva al texto donde la noche es devorada
lenguaje a una posición crítica de sí por un cotidiano superficial y
mismo como vehículo oral y cultu- banalizado por el consumismo de
ral en la destrucción y la reconstitu- una sociedad burguesa. Allí, la es-
ción de placeres y aversiones. Aquí critura en carne viva es aquello
se mezclan erudición y cultura de que no se procesó y puede aún ser
masas y producen desconcierto y retomado (la entrelínea silenciosa
vacilación en relación con la segu- que corresponde al negativo en la
ridad de convenciones formales fotografía) o aquello que no fue
civilizadas, burguesas, sobre las digerido como nutriente, el otro
cuales se cristalizan las subjetivida- residual y enigmático. El texto, co-
des. Por eso, para Clarice, incorpo- dificado en blanco y negro en la
rar el animal o expulsar una identi- analogía sobre línea y entrelínea en
dad construida sobre bases falsas, la escritura, yuxtapone excepcio-
participa del primer gesto volunta- nalmente génesis y apocalipsis en
rio humano: la elección de la más- la circulación transitoria y voraz del
cara. El yo clariceano emerge de la espacio urbano. Plínio Prado Jr.
transición dialéctica entre lo arcaico percibe, a partir de una necesidad
y lo moderno: un cuerpo que se de articular la melancolía al tiempo
reescribe a partir de las memorias en Lispector, que el “vacío blanco”
de sus antiguas máscaras culturales, y el “oscuro total” no pueden re-
fantasmas personalizados a través presentarse en la conciencia del
de la falsificación impersonal de un “más profundo” instantáneo: el ya
cuerpo burgués. Para Clarice, el yo se escapa interminablemente,
está al borde de sí y el recuerdo nunca es ya, el todavía no es o ya
es en carne viva.44 Por eso, las no es más. Jamás contemporáneo
punto de impedirle apetecer: múltiples faces que incorpora el de sí mismo. Es justamente esa la
Quando me traíram ou lenguaje de este cuerpo hacia la parodoja del instante de ver el
assassinaram, quando alguém foi carne de la escritura emergen como huevo: o es demasiado temprano
embora para sempre, eu perdi o sensaciones inconscientes al ser (y no existe más que la “promesa”
que de melhor me restava, ou digeridas o expulsadas como inti- de un día llegar a verlo), o es
quando soube que vou morrer - eu midades fragmentarias de un cuer- demasiado tarde (y no resta más
não como. Não sou ainda esta po discontinuo. que el “recuerdo” de haberlo vis-
potência, esta construção, esta El acto caníbal de la propia to).46 El crítico se refiere al texto O
ruína. Empurro o prato, rejeito a escritura que resulta de una dialéc- Ovo e a Galinha (Legião
carne e seu sangue. tica saturnina (el enunciado que Estrangeira) donde a propósito
Sin embargo, el fondo de hu- devora a la enunciación) dramatiza del proceso genésico de la obra, la
mor implicado en la pérdida de la las dos posturas conflictivas (la gallina se torna instrumento de
pedantería cultural, tanto masculi- trasformadora y la repro-ductiva) gestación del huevo. Aquí se con-
na como femenina, indicado en el en un proceso nocturno de generar funde este enunciado con el de la
retorno del deseo a la necesidad de el dia en Onde Estivestes de Noite45, narradora, quien, al incorporar la

44
LISPECTOR, Clarice, Para Não de Noite en Onde Estivestes de ciável: Notas sobre um fracasso subli-
Esquecer, São Paulo: Siciliano, 1992, Noite, Rio de Janeiro: Livraria Fran- me en Remate de Males, nro. 9,
pág. 35. cisco Alves Editora, 1992. UNICAMP: Campinas, 1989, pág. 23
45 46
LISPECTOR, Clarice, Onde Estivestes PRADO JR., Plinio W., O Impronun- (destacados del autor).

86
gallina a la enunciación, se transfor- culto, que en esta noche oscura es
ma en la misma para que nazca el devorado por un valor exhibi-
texto. El momento del corte entre cionista, de gratificación inmediata.
una serie y otra es tan indistinto Surge entonces en la forma de
como la desaparición de fronteras “novelas baratas de misterio”; lo
entre el enunciado y la enuncia- que en la nueva sensibilidad trucu-
ción, producto y producción, ori- lenta más obvia se representa en la
gen y fin, huevo y gallina. figura de un carnicero, el único que
El pobre procesamiento de la durante el día continuaba la no-
noche en Onde Estivestes de Noite che y que se embriaga de placer al
(que resulta en personajes forja- olor de carnes y carnes crudas y
dos, caricaturescos, lugares comu- sangrientas (p.70).
nes residuales, o fracasos apasiona- En A Via Crucis do Corpo47,
dos como el del judío pobre que la nota predominante en los textos
quería escuchar el vals de Strauss, la es la de los excesos efímeros del
escritora quebrada que era gorda y cuerpo en toda la truculencia de su
por eso no iba a la playa, la perio- apetito erótico. Las pasiones sexua-
dista que se había inspirado en la les de la vía crucis suponen una
noche para escribir un libro sobre asociación entre la superficialidad
Magia Negra, etc...) esquematiza del cuerpo, el poder y el dinero,
en esos seres la banalidad cotidia- alcanzando sus excesos la
na, haciéndolos incapaces de dige- exhuberancia dramática y suburba-
rir la experiencia de la noche. La na de Nelson Rodrigues (como en
profecía caníbal de una divinidad Um Caso para Nelson Rodrigues o
andró-gina -El-Ella- apocalíptica, se Antes da Ponte Rio-Niterói): celos,
cumple en el pasaje extraordinario venganza, desesperación, pa-sión.
de la noche bruta, sensorial, inten- guaje corporal exponiendo, en el En la simulación teatral del cuerpo,
sa, profana, hacia la burda farsa de origen de un cuerpo-texto, sus ca- o sea, como aviso publicitario, trans-
los exparticipantes de la orgía noc- madas sensoriales interpenetradas, formaciones escriturales irónicas
turna. Ellos están distraídos del rito una fotografia de la carne viva de causan equívocos entre el sexo del
prohibido en un nuevo testamento los sentidos en una rica sinestesia, cuerpo y el género construido
cristiano falsificador de la antigua donde, por ejemplo, los colores culturalmente por la burguesía. Eso
sensación orgánica y pagana, cuyo oscuros penetran en los sonidos: As sucede, por ejemplo, en A Praça
origen arribista reproduce de for- trevas eram de um som baixo e Mauá y en Ele me bebeu, donde la
ma inédita el sensacionalismo ba- escuro como a nota mais escura identidad forjada de la mujer-obje-
rato: melodramas de folletín de una de um violoncelo (p.56). No obs- to cede ante la vocación más fuerte
cultura consumista y consumida. tante, del entrecruce sensorial en el del homosexual, en el primer caso
Sin embargo, Clarice constru- pasaje de la noche hacia el día, para seducir al compañero y, en el
ye los puentes entre las sensacio- constrastan principalmente las sen- segundo, para identificarse con la
nes como materia prima del len- sibilidades de un valor artístico de maternidad.

47
LISPECTOR, Clarice, A Via Crucis
do Corpo, Rio de Janeiro: Nova
Fronteira, 1984.

87
La poética creativa saturnina raison du plus fort: A onça mata o corpus voraz e inconformado
en su tiempo voraz es anacrónica novilho porque o raciocínio da con la padronización, se embria-
como o ovo que rodopia vagaro- onça é que ela deve viver, e se o ga de esa sangre bruta de
samente no horizonte de Onde novilho é tenro tanto melhor: eis o fuerza nocturna y se sirve mu-
Estivestes de Noite, siempre un estatuto universal. Brás Cubas, ase- chas veces, a pesar de eso, en
retorno a los orígenes de una obra mejándose al escritor Rodrigo S. M. recetas à la Clarice: mal digeri-
que, cual sol negro48 de un día en su posición frente a la muerte dos menúes del día de lectores
naciente, transita sus extremos por de Macabéa, aplica la filosofía per- devoradores.
la modernidad, su partenogénesis versa de Humanitas a las muertes Ceder a la tentación de incor-
y su autofagia. Los fracasos de la clandestinas: De modo que, se eu porar a Clarice Lispector en textos
palabra en captar (o capturar) sus disser que a vida humana nutre críticos y teóricos referidos a su
fantasmas en las sucesivas vidas y de si mesma outras vidas, mais ou obra (canibalizarla) es, como lo
muertes de la escritura, encarna- menos efêmeras, como o corpo señala Marta Peixoto, frecuente en
ción de sensaciones de una conti- alimenta os seus parasitas, creio la crítica, como por ejemplo en la
nuidad recordada, exponen, en não dizer uma cousa inteiramente lectura de Clarice propuesta por
carne viva textual, la herida o corte absurda.50 Helène Cixous.51 Evitar esta tenta-
a partir de la cual se desplaza el Hegel, Machado de Assis, Vir- ción supone reproblematizar el fal-
silencio significativo de un cuerpo ginia Woolf, James Joyce, Katherine so equilibrio entre el centro y la
históricamente ilegítimo.49 Más allá Mansfield, Mario de Andrade, periferia de un cuerpo político,
del momento de la deglutición Oswald de Andrade, Lúcio Cardoso algo así como “una salida discreta
modernista y transformadora en la y muchos otros nutrieron al texto por la puerta de servicio”, lo que a
relación colonizador/colonizado, el clariceano. Sin embargo, la escritu- falta de mejor postre, al salir del
sentido post-colonialista señalado ra en carne viva de esa autora cuerpo de mi ensayo y, como
por Clarice Lispector indica el re- acusa una dialéctica saturnina don- breve conclusión, no deja tampo-
greso a los orígenes saturninos en de los alimentos simbólicos que co de ser una salida política diplo-
sus primitivos caníbales, represen- nutren el cuerpo textual rechazan mática. Queda pues, el proverbio
tándolo como una redevoración cualquier proceso civilizado de una en francés que leemos en A Arte
actualizada que fuerza tanto a las culinaria instituida, y vuelve a es- de não ser Voraz52, una referencia
culturas hegemónicas a reconocer cribir, antes que nada, la gula por al discreto encanto burgués sobre
el canibalismo en sí mismas (la el mundo que la moviliza. En el la importancia de contener al ham-
periferia en el centro y viceversa) límite entre lo crudo y lo cocido, bre, y una lección civilizada que
como también a los seres humanos ante la amenaza de ser caniba- nos enseña Clarice, pero que ella
(hombres y mujeres) a reconocer lizada como sus gallinas, Clarice no misma siempre y continuamente
en ellos mismos su porción caníbal. sólo acepta sino que incorpora la transgrede:
En Memórias Póstumas, Pandora crudeza de la vida, comiendo la Moi, madame, j’aime manger
es la porta-voz de Humanitas cuan- gallina en su propia sangre como juste avant la faim. Ça fait plus
do le recuerda a Brás Cubas la una caníbal que al producir un distingué.

48 50
KRISTEVA, Julia, Sol Negro, DE ASSIS, Machado, Memórias Pós- Narrative and Violence in Clarice
Depressão e Melancolia, trad. Carlota tumas de Brás Cubas en Obra Lispector, London\Minneapolis,
Gomes, Rio de Janeiro: Rocco, 1989. Completa, Rio de Janeiro: Edições 1994, págs. 39-59.
49 52
BARKER, Francis, The Tremulous Aguilar, pág. 634. LISPECTOR, Clarice, A Arte de Não
51
Private Body Essays on PEIXOTO, Marta, The Nurturing Text Ser Voraz en Para Não Esquecer,
Subjection, London & New York, in Hélène Cixous and Clarice Lispector São Paulo: Siciliano, 1992, pág. 94.
1984, pág. 100. en Passionate Fictions: Gender,

88
Género (M/F) y massmediación:
nuevos objetos discursivos

July E. Cháneton *

En los últimos años se observa sólo los momentos de reproduc-


la inclusión en las agendas ción de las significaciones que fun-
mediáticas de nuevos objetos damentan el sexismo -algo
discursivos referidos al campo de lo anticipable, si se quiere, para este
que puede llamarse problemática universo de análisis- sino de regis-
de género: acoso sexual, discrimi- trar, además, las otras zonas, propi-
nación sexista, maternidad y traba- cias para la emergencia de voces y
jo, violencia sexual, cupo femeni- argumentos alternativos, en espe-
no, aborto, derechos reproductivos.1 cial teniendo en cuenta el margen
Ante estas novedades - y más de imprevisibilidad que implica toda
allá de las condiciones específicas recepción, vinculada -en este caso-
de producción/recepción para cada a la significación social de la dife-
soporte- la actitud de análisis po- rencia de género.3
dría consistir en buscar una explica- cómo pasan las cosas para saber Entre los presupuestos teóri-
ción estructural. Es decir, pregun- por qué pasan”.2 cos que respaldan el análisis figura
tarse por qué ahora tematizar abor- De modo que este trabajo se el considerar que, en tanto el sen-
to, acoso sexual, etc, cuáles son los centra en la descripción de las ca- tido es indisociable del lenguaje
determinantes, de qué orden, ¿ideo- racterísticas complejas que estos como materia significante, es posi-
lógico?, ¿político? A propósito de textos periodísticos presentan en ble encontrar en el análisis de los
este punto, conviene recordar pa- la construcción discursiva de los discursos sociales una forma de
labras de la historiadora Joan Scott, nuevos objetos. Se trata de localizar entrada al proceso de producción
quien propone “preguntar más en el discurso massmediático no de significaciones de género.

2
* Docente e investigadora en discursivo” no debe entenderse como SCOTT, Joan, El género, una categoría
Estudios de Género, Facultad de un “tema” propio del nivel del útil para el análisis histórico en
Ciencias Sociales y Facultad de “contenido” sino como una entidad DUBOIS, Lindsay y María Cecilia
Filosofía y Letras, Universidad de del discurso. Los ‘objetos’ que interesan CANGIANO (comps.), De mujer a
Buenos Aires. Una primera versión al análisis de los discursos no están, en género, Buenos Aires, CEDAL, 1993,
de este trabajo fue presentado en resumen, ‘en’ los discursos; tampoco págs. 17-50, ver pág. 34.
3
el “IV Congreso Nacional de están ‘fuera’ de ellos, en alguna parte El análisis al que me voy a referir
Semiótica”, Córdoba, 1995. de la ‘realidad social objetiva’. Son forma parte de una investigación
Agradezco a E.N.de Arnoux por sistemas de relaciones (...) que todo titulada Nuevos relatos en la
su lectura crítica del texto. producto significante mantiene con producción social de la desigualdad
sus condiciones de generación por de género. La prensa escrita argentina
1
Sin embargo, en virtud del marco una parte, y con sus efectos por la otra. (1991-92), Beca de Iniciación,
teórico metodológico desde el cual se VERON, Eliseo, La semiosis social, Secretaría de Ciencia y Técnica,
trabaja en este análisis, “objeto Buenos Aires, Gedisa, 1987, pág. 128. Universidad de Buenos Aires.

89
Esta última categoría, género, Grondona y publicado en una re- en Estados Unidos” para descubrir
se refiere a un tipo específico de vista semanal masiva de las llama- que la mujer que trabaja tiene do-
distinción social y cultural basada das “femeninas”.5 La entrevista gira ble trabajo), lo que interesa focalizar
en el sexo. Distinción que -ar- en torno a la temática de las relacio- es el enunciado último:
ticulándose con la de clase- regula nes de compatibilidad/incompati-
las prácticas de los sujetos en tanto bilidad entre maternidad y partici- Los hombres, en general, ayudan poco
sexuados, distribuyendo dominios pación en la esfera del trabajo re- en casa.
y significaciones normativas munerado por parte de las muje-
jerarquizadas según una organiza- res, en este caso pertenecientes a El discurso del periodista
ción que es histórica. Al mismo sectores medios. retoma en este texto el topos de
tiempo, el género es “un campo En el comienzo, el entrevista- “la ayuda masculina”. Este enuncia-
primario en el cual o a través del do señala: do -por vía del lexema ayuda6-
cual se articula el poder” y más instala como premisa argumen-
específicamente, “una manera -no -Hay investigaciones en Estados Uni- tativa la histórica adjudicación so-
la única- recurrente y persistente dos que muestran que la mujer que cial al colectivo de mujeres del
de expresar el poder en Occiden- trabaja tiene doble trabajo: el del ho- trabajo reproductivo (tareas domés-
te, en las tradiciones judeo-cristia- gar más el de la oficina. Los hombres, ticas y crianza de los hijos), en
nas e islámicas”.4 en general, ayudan poco en casa. (p.80) forma exclusiva y como destino
prescripto, en el espacio de uso
* Más allá del carácter risueño común al grupo familiar.
que muchas mujeres podrían adju- El reconocimiento de este
Trabajar es menos valioso que dicar a la primera parte de la res- hecho -que los hombres ayudan
ser madre se titula un reportaje puesta (el hecho de que se recurra poco- no desencadena en el discur-
realizado al periodista Mariano a la prueba de las “investigaciones so del entrevistado una explicación

4
SCOTT, ob. cit., pág.37. abrirse a otros sentidos como en: la responsabilidad que les cabe en el
5
BALBIANI, Carolina, Trabajar es -Los hombres, en general, no compar- mantenimiento del espacio doméstico.
menos valioso que ser madre, PARA TÍ, ten los trabajos domésticos y la res- -Los hombres, en general, no se
junio de 1992, págs. 80-83. ponsabilidad en la crianza de los hijos. ocupan en igual medida que las
6
Las opciones lingüísticas pudieron -Los hombres, en general, no asumen mujeres de hacer las cosas en la casa.

90
ni tampoco la menor valoración de Si se considera el enunciado
tipo ético, siendo ambos rasgos en el marco de la situación
(explicación y moda-lización argumentativa dada, las acciones
axiológica) propios del componente (trabajar y ser madre) se opo-
pedagógico que hace inconfundi- nen aquí en tanto se vinculan con la
ble el discurso de este enunciador. escala jerarquizada de lo social-
Sin embargo, la valoración es valioso para el género femenino y
muy fuerte cuando el objeto de es en relación a esa escala que
juicio en cuestión es “la mujer”. Es presentan diferencias para el
de/para ella que se predica, en enunciador. La forma que toma la
todos los sentidos de la palabra: enunciación verbal aporta un matiz
semántico distintivo: mientras tra-
Trabajar es menos valioso que ser bajar expresa la acción como pro-
madre. ceso, ser madre refiere a una
acción como estado. Podría decirse
Un enunciado asertivo -como entonces que la jerarquización del
éste- no se limita a producir una ser respecto al hacer -para este
simple descripción sino que ade- caso- se fundamenta en lo que la
lanta un juicio de verdad. En este retórica argumentativa denomina planteo de incompatibilidad entre
caso, el personaje social es el que “lugar de la esencia”.9 Es el lugar la actividad laboral y la maternal,
se ofrece como garante: profesor basado en la superioridad de lo que implícito en el discurso del entre-
en Harvard, miembro del patricia- “encarna mejor la esencia”. En este vistado (según el cual la destinata-
do, delicado seductor, alma ahora caso, la superioridad de la materni- ria podría verse obligada a elegir
muy piadosa, campeón del “ninis- dad para encarnar “la esencia de la ser madre a menos de resignarse a
mo” y del reino de las balanzas7, mujer”. En el mismo movimiento ser considerada menos valiosa como
garantía viva del decir verdadero. de asignación queda además insta- mujer), se corresponde con el más
Si el sujeto de la enunciación lado el sentido inverso que es el arraigado de los dispositivos histó-
aparece cancelado en el enunciado simultáneamente denegado: la prác- ricos de subordinación social de
en cuestión, será en función del tica laboral no involucra el ser (que- género instituidos por la moderni-
efecto de verdad. A su vez, el da fuera del discurso el “ser trabaja- dad. Es la exaltación esencializante
presente génerico anuncia la uni- dora”) y la práctica maternal no de la capacidad reproductiva de las
versalidad del juicio, válido para involucra el hacer, en especial el mujeres y su contraparte, la consi-
todo sujeto (se infiere femenino), hacer maternal con sus connotacio- deración de la anatomía femenina
en todo tiempo y circunstancia. nes negativas: esfuerzo y desgaste como destino y su correspondiente
Pero, como ha señalado Foucault, psicofísico del sujeto a cargo del asignación social a la esfera y fun-
“la verdad es de este mundo”8, por ejercicio de la maternidad . ciones de lo privado-doméstico.
lo cual es posible rastrear su cons- La denegación de la materni-
trucción histórica. dad como práctica, así como el **

7 8
El “ninismo” y la balanza son algunas lo real, que resulta intolerable, FOUCAULT, Michel, Microfísica
de las figuras propuestas por BARTHES reduciéndolo a dos contrarios que se del poder, Madrid, La Piqueta, 1979,
para el análisis del universo ideoló- equilibran por el solo hecho de haberlos pág. 187.
9
gico del liberalismo. ...cuando es vuelto formas, aliviados de su peso PERELMAN, Ch. y OLBRECHTSTYTE-
incómodo elegir, no se da la razón a específico. BARTHES, Roland, Mito- CA, L., Tratado de la argumentación,
ninguna de las dos partes; se huye de logías, Siglo XXI, 1980, pág. 250. Madrid, Gredos, 1989, pág. 162.

91
Sin embargo, lo que encuen-
tro interesante en estas previsibles
declaraciones del Dr. Grondona no
es tanto su contenido regresivo
sino la forma en que el medio las
toma a su cargo.
Es que lejos de construir el
discurso del periodista como una
palabra inapelable, en primer lu-
gar, el cuerpo de la entrevista pre-
senta una moderada pero insisten-
te tensión producida por las pre-
guntas no-cooperativas de la entre-
vistadora.
Pero fundamentalmente, son
los elementos del paratexto que
enmarcan la entrevista (volanta y radicalidad la responsabilidad que sociales de género en la materiali-
bajada del título, y en sendos en el asunto (trabajo y maternidad) dad de su vida cotidiana, el comen-
recuadros: una encuesta y una co- cabe a los varones. Se trata precisa- tario de la feminista norteamerica-
lumna de opinión) los que orientan mente del punto ciego en el discur- na centra sus argumentos no en los
la lectura del discurso citado (la so de Grondona, cuyo didactismo varones como individuos ni como
palabra del entrevistado) como dis- se centra en “la mujer” y en los colectivo de género, sino en el
cutible, lo cual implica construirlo supuestos dilemas inherentes a su carácter social de la maternidad y
como un discurso con una cuota de subjetividad. De modo que en es- en la responsabilidad que en estos
desfasaje posible respecto a las tos otros textos, no sólo se acuerda conflictos le cabe a la sociedad
opiniones presupuestas en la cons- en la formulación de la tesis contra- toda, en el preciso lugar de sus
trucción de público destinatario. puesta y progresista (la de la com- instituciones:
Así, en la volanta que preside la patibilidad maternidad/trabajo) sino
lectura del reportaje se anuncia que al reponerse el carácter relacio- Necesitamos estructuras de trabajo que
Mariano Grondona superpolémico nal del género (el rol de los varo- tengan en cuenta la vida de hombres
y en la bajada de título la voz del nes), el problema aparece construi- y mujeres que ahora comparten la
medio anticipa: Una nota para dis- do según un marco de comprensión responsabilidad de criar a sus hijos. Se
cutir que no dejará indiferentes ni que incluye, de manera explícita, la necesita una mayor flexibilidad ho-
a hombres ni a mujeres. perspectiva política de género. raria, licencias de maternidad y pa-
Los recuadros presentan una Si se consideran los textos en ternidad y guarderías infantiles en
extensión relativa importante en el los recuadros se advierte que los todos los lugares de trabajo. (p.82)
conjunto de estas páginas y en el mismos representan las “otras” zo-
caso de la encuesta se presentan nas de construcción de la informa- En la enunciación de estas ne-
las opiniones de cuatro argentinas: ción. En este caso aparecen dife- cesidades, lo que este discurso re-
una política, una animadora, una rencias en cuanto al punto de vista pone en relación con el del entre-
periodista y la jefa de prensa de y alcance de las argumentaciones. vistado es una referencia a las con-
una empresa, todas ellas con más Mientras en el discurso de las diciones materiales de la materni-
de un hijo a su cargo. Finalmente, encuestadas las argumentaciones dad como práctica, despojada de
figura una columna de opinión de se fundan en la experiencia de toda sacralidad. Por otra parte, el
la feminista norteamericana Betty género personal, es decir, razona- comentario de Friedan visibiliza en
Friedan. Todas las encuestadas mientos que parten de la forma en la recepción no sólo a la especialis-
tematizan con diferentes grados de que los sujetos viven las relaciones ta sino a la política, sujeto represen-

92
vez, y en el interior de este último las relaciones de género. Especial-
espacio, las diferencias enunciativas mente la significación que destina-
señaladas entre el discurso testimo- tarias/os adjudican a su propia ex-
nial de las encuestadas y el de la periencia respecto al objeto de
experta/política. Esto en el marco discusión, sobre el cual también
del dispositivo mediático de cons- han formado un marco inter-
trucción global de estas páginas en pretativo a partir de vivencias coti-
el que intervienen los elementos dianas propias en tanto sujetos
propios del enunciador-soporte que sexuados y de lo que podría llamar-
he mencionado. se su habitus de género.12
Desde estas otras zonas En este marco, el entrevistado
enunciativas, la orientación es la noticia y conserva en el punto
argumentativa se construye en di- de foco su preeminencia respecto
rección opuesta al discurso del en- a las zonas alternativas, pero las
trevistado -sesgado por su ética características de la construcción
sexista- abriendo así en la recep- de la información por parte del
tante del movimiento social de ción un campo de efectos de sen- medio hablan de un deterioro so-
mujeres, presente éste en su dis- tido de género alternativos.11 cial en la eficacia política de su
curso bajo la forma de un colectivo Si la recepción es un inte- discurso. Desde una perspectiva
de identificación (el movimiento rrogante, desde este esquema de atenta a los cambios en lo imagina-
femenino).10 análisis podemos conjeturar que la rio social de género, este movi-
De modo que lo que se pre- lectura se presentará como un pro- miento puede leerse como debili-
senta al análisis -y a la recepción- es ceso con cierto grado de apertura tamiento o crisis de la red de signi-
un juego complejo de posiciones interpretativa, proceso a la vez ficaciones que legitiman las des-
enunciativas. En primer lugar la convergente con otras discursi- igualdades, al menos bajo la forma
oposición entre el discurso del en- vidades sociales que intervienen de sus relatos clásicos.13
trevistado y el de las mujeres; a su en la construcción de sentidos para ***

10
B.FRIEDAN es la autora de La de producción y al mismo tiempo juego que se adquiere por la
mística femenina (1963) un libro “abren” sus condiciones de recono- experiencia del juego y que funciona
pionero del llamado Feminismo de cimiento que “como lo había más acá de la conciencia y del discurso.
la Segunda Ola (el women’s lib de los comprendido Peirce, dependen de BOURDIEU, Pierre, Cosas dichas,
años 60-70 con centro en USA). En ‘lo que será más tarde’”. VERON, ob. Buenos Aires, Gedisa, 1988, pág. 69.
1981, publicó La segunda fase, cit. pág. 132. El concepto es sistemático, de modo
12
donde plantea la necesidad de superar BORDIEU desarrolla el concepto de tal que puede hablarse de un habitus
-veinte años después- los aspectos habitus como respuesta al problema lingüístico o de un habitus de género
reactivos que llevaron a una “mística de las relaciones entre estructuras como una dimensión de análisis -en-
feminista”. De ahí el pasaje objetivas y estructuras subjetivas. El tre otras- del funcionamiento social.
13
“movimiento feminista/femenino”. habitus es un conjunto de dispo- Véase un planteo de esta hipótesis y
11
El concepto de VERON de “campo siciones (a percibir, sentir, actuar y aparato conceptual (imaginario so-
de efectos de sentido posibles” que pensar) históricamente interiorizadas cial y legitimación política de las
estoy aplicando se basa en considerar por el sujeto. Aptitudes entendidas desigualdades de género) en
la indeterminación constitutiva del como producto del sentido práctico, FERNANDEZ, Ana María, La mujer
sentido. Para este autor, los discursos es decir dominio práctico de la lógica de la ilusión, Buenos Aires, Paidós,
sociales “efectúan” sus condiciones o de la necesidad inmanente de un 1993.

93
El esquema enunciativo com- tendientes a neutralizar los supues-
plejo que ejemplifica el texto ana- tos avances de la televisión sobre el
lizado es recurrente en la construc- mercado de la prensa escrita, por
ción mediática de los objetos rela- vía de la mímesis en el nivel de
tivos al género (especialmente en estructuración de la información.15
las secciones “información gene- Seguramente es posible leer tam-
ral” o “sociedad” de los diarios).14 bién allí, en la diversificación de
Una apertura culturalmen-te pro- entradas a la información, en el
gresista en diarios y revistas -para énfasis en la sincronía y en la mis-
hablar sólo de la prensa escrita- ma proliferación de nuevos objetos
que, si nos situamos estrictamente mediáticos, la lógica cultural acorde
en la lógica de producción de los con la expansión globa-lizante del
medios, responde a la necesidad capitalismo tardío.16
de renovar la propuesta de sus En estas condiciones estructu-
contratos de lectura, ajustándolos a rales se desenvuelven procedimien-
Contra los análisis que repiten los cambios culturales en la vida tos localizados de producción de
como tautología la denuncia del cotidiana de varones y mujeres con sentido como el que se ha repasa-
“sexismo en los medios”, cabe afir- el fin de garantizar beneficios en el do, con sus implicancias y sus posi-
mar que reconocer los límites de la funcionamiento mercantil de sus bilidades. Las luchas del colectivo
puesta en discurso de estos nuevos productos. de mujeres son finalmente luchas
objetos discursivos por parte de la En los últimos años, la prensa por la significación cultural de un
prensa no debería obstruir el reco- escrita masiva manifiesta una incli- conjunto de objetos y prácticas
nocimiento de la dimensión políti- nación a presentar la información relativas a las relaciones entre los
ca que se juega finalmente en la según un formato descentralizado géneros. Hacer inteligibles los con-
lectura. Es decir, por un lado, en el en el que se combinan crónicas, flictos de sentido podría contribuir
texto mismo, las relaciones de ne- comentarios, encuestas y otros gé- no sólo a acumular un “saber estra-
gociación entre diferentes posicio- neros periodísticos para “cubrir” una tégico”17 respecto a la subordina-
nes enunciativas y luego, la entrada única noticia. Se ha señalado que la ción de género sino también a
de este discurso en la trama más creciente modalidad fragmentada encarar de otro modo las interven-
amplia de compensaciones y con- en la construcción de las noticias ciones políticas comprometidas en
flicto de la semiosis social. obedece a estrategias editoriales favor de la equidad y la justicia.

14
Como parte de los resultados de la cia en el Instituto Cultural Ibero- cional nuevo y aturdidor del capital
investigación en la que este trabajo americano, 16 de agosto de 1995. multinacional tardío”. Véase Ensayos
16
se enmarca (véase nota No.3), se Fredric JAMESON desarrolla una sobre el posmodernismo, Buenos
agruparon los textos del corpus según reflexión sobre los fenómenos de la Aires, Imago Mundi, 1991.
17
el predominio de dos tipos de es- llamada “cultura posmoderna” desde Con este último concepto se refiere
tructura enunciativa: abierta (discurso el punto de vista de la dialéctica FOUCAULT al papel de la teoría en
argumentativo) -como la que aquí se marxista. En este sentido, el fragmen- relación con la lucha política. Es de-
ejemplifica- y cerrada (discurso tarismo, el énfasis en la sincronicidad cir, ...no formular la sistematicidad
técno-instruccional), productora de y la proliferación de objetos (es decir global que hace encajar todo; sino
subjetividad femenina “sujeta a guión” la preeminencia en los lenguajes cul- analizar la especificidad de los me-
y por lo mismo favorable a la turales de las categorías de espacio canismos de poder, percibir las rela-
reproducción de la desigualdad. sobre las de tiempo) son compren- ciones, las extensiones, edificar avan-
15
VERON, Eliseo, Medios y sociedad en didos como rasgos de una lógica zando gradualmente un saber estra-
los años 90, Buenos Aires, conferen- cultural acorde con “el espacio interna- tégico. FOUCAULT, ob. cit., pág. 173.

94
Desde la otra orilla:
las trabajadoras marplatenses
Formas y condiciones del trabajo femenino
en una sociedad en transformación

Irene Delfina Molinari *

Un observador de los años neantes. En el puerto, se hallaba la


veinte describiría a Mar del Plata dársena de pescadores con sus pre-
como una ciudad bucólica, a orillas carias lanchas de vela, un sector
del mar, reservada en verano para donde se ofrecía comida, un depó-
un grupo selecto de la burguesía sito de la aduana para mercaderías,
porteña y provincial, que venía a unos pocos establecimientos don-
descansar y a divertirse en el club o de procesaban el pescado.1 Más
en el casino. El día transcurría entre allá, algunas viviendas de pescado-
largas horas de ocio frente al mar, res, cuyas mujeres e hijos realiza-
envueltos en una suave brisa mari- ban artesanalmente en sus hoga-
na y en una agradable y reducida res la salazón de una especie que
compañía. Por la tarde, el era semejante a las sardinas2; y
impostergable paseo por la tradi- unas cuantas casas de los trabajado-
cional Rambla, donde elegantes res pertenecientes a las obras de
señoras de la mano de sus esposos construcción del puerto, contrata-
o hijos exhibían los mejores vesti- das por el gobierno nacional en
dos de París o Londres. A la noche, 1913 y aún no finalizadas.3
la cita infaltable en el Bristol Hotel Desde hacía tiempo, la pobla-
o el Club Mar del Plata. ción marplatense anhelaba conver-
El mismo observador pero si- tir al balneario en el primer gran
tuado desde la otra orilla y bajo la centro turístico del país. Pero para
mirada inadvertida de esa aristo- ello era necesario cambiar la fisono-
cracia, descubriría una población mía de la “Villa” para dar paso al
estable, que trabajaba durante todo turismo masivo, poniendo en peli-
el año, y que en verano gro -paradójicamente- el prestigio
incrementaba sus actividades para que contaba la ciudad por esos
satisfacer las demandas de los vera- años.

* Becaria y docente de la Universi- siendo su propietario el Sr. Gallo plir completamente el programa de obras
dad Nacional de Mar del Plata, Llorente. Revista Mar del Plata, Ayer del proyecto del contrato de construc-
Facultad de Humanidades. Inves- y Hoy, MDP, Febrero de 1955. ción, solo podrá construirse, además de
tigadora en formación del HiSA. 2
SARABIA, Abdul A., reseña La Traba- las escolleras de abrigo, los muelles de
jadora del Pescado, MDP, 1988. cabotaje y una pequeña parte de los de
1 3
La primera fábrica de conserva de La Compañía a cargo de la construc- ultramar, en la cabecera del muelle.
pescado se instaló en 1919 junto a la ción, Societé Nationale de Travaux Citado en Serie Comunicaciones, MDP,
reciente escollera sur. El estableci- Publics, informaba en noviembre de Archivo Museo Histórico Municipal
miento se denominó La Marplatense, 1922: Como se ve, no será posible cum- “Villa Mitre”, Mayo de 1994, Nro. 9.

95
crecía vertiginosamente no sólo por Por otra parte, la actividad
el crecimiento vegetativo sino por pesquera creció al margen del tu-
las migraciones que de otros luga- rismo, y durante este período pasó
res convergían hacia la ciudad en también por una profunda transfor-
busca de oportunidades laborales. mación. De una explotación de
También, fue uno de los sitios que pescadores, orientada a una clien-
elegían los inmigrantes españoles tela reducida, se convirtió en una
e italianos, para establecerse con su actividad de grandes industrias,
familia y/o instalar algún negocio. cuya producción se destinaba al
En el desarrollo de la ciudad mercado exterior. A mediados de
cumplieron un papel primordial los cuarenta, esta situación permi-
durante los años treinta, el gobier- tió que el puerto fuera el primer
no conservador a través de las in- centro pesquero del país y un polo
versiones en obras públicas, como de atracción de mano de obra.
ser, la construcción del Hotel y Estos cambios que experimen-
Casino Provincial, la nueva Rambla, taba Mar del Plata modificaban no
la ruta dos. En los años cuarenta, la sólo la fisonomía de la ciudad, sino
política del gobierno peronista fue también las costumbres de los po-
impulsar el turismo social, mien- bladores nativos. Era frecuente es-
tras los sindicatos, construyeron cuchar las quejas por el ava-
hoteles para sus afiliados. Esto de- sallamiento de sus lugares de re-
terminó que Mar del Plata se con- unión con los amigos, el desquicio
virtiera en el primer centro turístico producido por el tránsito de vehí-
del país y en una de las poblaciones culos y de personas a horas no
con mayor atracción de trabajado- habituales. Pero al mismo tiempo,
res. los pobladores esperaban con an-
En cuanto al comercio, año siedad la llegada del verano, que
tras año se expandía por la ciudad, les permitía no sólo vivir
En poco más de dos décadas, siendo el dinamizador de este cre- decorosamente el resto del año,
Mar del Plata se transformaba, se cimiento, los veraneantes que sino generar capitales para invertir
comercializaba y se proyectaba irrumpían en forma abrumadora en especialmente en propiedades ur-
hacia el país. Las bucólicas reunio- Mar del Plata temporada a tempo- banas. Este crecimiento vertigino-
nes de la alta sociedad fueron re- rada.4 De igual forma, los servicios so provocaba problemas en el des-
emplazadas por un turismo social, aumentaron para dar respuesta a la envolvimiento de Mar del Plata. El
compuesto por trabajadores y cla- incesante demanda del turismo. aumento de la población y el surgi-
se media de otras regiones del país, También se crearon en la década miento de nuevos barrios sin un
que invadían las playas, los paseos, del cincuenta nuevas industrias que plan regulador traía aparejado se-
las calles. La picota barría los gran- permitieron al balneario crecer en rias dificultades: falta de alumbra-
des chalets para dar lugar a los otros rubros, como el de la industria do, de agua corriente y de cloacas,
edificios horizontales. La población textil. ausencia de la pavimentación en

4
Para la temporada 1929/1930 eran MDP, 1930 y Anuario estadístico de
65.000 pasajeros y para 1969/1970 la Municipalidad de Gral.Pueyrredón,
ascendían a 2.2l9.820 turístas. Ver MDP, 1974.
Boletín Municipal Gral. Pueyrredón,

96
las calles, inundaciones, aumento po, las características de estas acti- seno del hogar y en el mismo
de las tasas públicas, trabas en el vidades dieron lugar a un aumento ámbito laboral. A su vez, esta con-
ordenamiento del tránsito. Estas de la contratación de mano de obra cepción permitió que las relacio-
dificultades se tornaban más engo- femenina. nes de género con el poder se
rrosas principalmente porque las Sin embargo, no todas las acti- construyeran en forma asimétrica.
autoridades municipales, nombra- vidades absorbían a las mujeres La especificidad del caso
das por el gobernador, no pertene- como fuerza de trabajo. Entonces, marplatense, estaría fijada por la
cían a la ciudad. De modo que, ¿cuáles eran esas ocupaciones que fuerte estacionalidad de la deman-
desconocían el funcionamiento de daban preferencia a la contratación da de mano de obra, vinculada a las
la Municipalidad y las necesidades femenina, qué mujeres trabajaban temporadas de verano y en el caso
de los marplatenses. y por qué lo hacían? ¿La estructura de la pesca, sujeta a la captura de
Pese a los obstáculos inheren- del mercado de trabajo se confor- las especies.
tes al proceso de urbanización, el mó teniendo en cuenta ocupacio- Para abordar estas cuestiones
desarrollo económico generó una nes típicamente femeninas y mas- el soporte teórico utilizado fueron,
diversificación de las actividades, culinas? ¿La discriminación ocupa- por un lado, los estudios de Scott
dando lugar a la multiplicación de cional y salarial estaba presente en sobre el concepto de género6 que
las posibilidades de empleo para la la organización del trabajo? ¿Las permite introducirnos en las com-
mano de obra, siendo peculiar la prácticas de los sindicatos desalen- plejas relaciones de los trabajado-
estacionalidad de la demanda de taban la incorporación de las muje- res marplatenses. Por otro, y en
puestos de trabajo: los empleos res en el proceso de trabajo? ¿Sus relación al proceso de trabajo que
relacionados con el turismo, au- experiencias laborales ayudaron a implica la división sexual del mis-
mentaban durante el verano para la construcción de una identidad mo, tareas calificadas y no cualifica-
disminuir durante el invierno; de específica? das, movilidad ocupacional vertical
igual forma, aquellos que no se Nuestra investigación confir- y horizontal, discriminación salarial
vinculaban a la temporada veranie- ma para el caso de Mar del Plata,5 la y ocupacional, se ha tomado los
ga, como por ejemplo la industria segmentación por género, dado enfoques institucionales que po-
de la pesca, también tenían como que durante los años 1940 a 1970, nen el acento -precisamente- en el
característica su estacionalidad. Las se fue conformando la estructura proceso de trabajo y permiten re-
fábricas de conserva de pescado laboral sobre la división sexual del conocer prácticas sociales en el
demandaban mano de obra desde trabajo, siendo producto de una funcionamiento del mercado de
setiembre a mayo. Al mismo tiem- construcción social elaborada en el trabajo.7

5 guay, ROSTAGNOLl, Susana Género SCOTT, J. El género: una categoría


Ver los trabajos de JELIN, Elizabeth,
La mujer y el mercado de trabajo y división sexual del trabajo. El caso útil para el análisis histórico, en
urbano, Bs.As., Cedes, 1978, Vol.1, de la industria de la vestimenta en AA.VV. Historia y género. Las
Nº6 . LOBATO, M. El trabajo fabril: Uruguay, en FEIJOO, M. del C. mujeres en la Europa Moderna y
“Un jirón del hogar abandonado”. (comp.) Mujer y sociedad en Amé- Contemporánea, Valencia, A. El
Estructura y subjetividad en la expe- rica Latina, Bs.As., CLACSO, 1991. Magnanim, 1990.
6 7
riencia laboral de las mujeres en Joan Scott define al género como un Ver FANELLI, Ana Patrones de
Argentina, en JAMES, Daniel y elemento constitutivo de las relacio- desigualdad social en la sociedad
FRENCH, John (ed): New nes sociales basadas en las diferen- moderna. Una revisión de la litera-
Approaches to the Study of Latin cias de los sexos y como una forma tura sobre discriminación ocupa-
American Workers, The politics of primaria de relaciones significantes cional y salarial por género, en
Working Class Womanhood, Duke de poder. Ambas partes de la defini- Desarrollo Económico, vol. 29,
University Press, Vol. 1. Para Uru- ción están interconectadas. Ver Nro. 114, 1989.

97
micos: comercio, servicios e indus- das en su expansión económica.
tria. Al mismo tiempo, el conjunto Desde principio de siglo, la
de los dos últimos sectores, no ciudad ofrecía oportunidades labo-
requerían trabajo femenino, con lo rales para la mano de obra mascu-
cual hubo que desagregar aquellos lina, principalmente, en la cons-
que sí lo hacían. Así, dentro de los trucción, en el puerto, o durante el
servicios encontramos el domésti- verano en la gastronomía o el co-
co, hoteles, lavanderías y tintore- mercio. Mientras que la incorpora-
rías; y en la industria: las fábricas de ción de la fuerza de trabajo femeni-
conserva de pescado9 y las empre- na se reducía a unas pocas activida-
sas textiles. des, lavanderas, mucamas en los
hoteles, entre otras. Recién en la
década del cuarenta con la expan-
Una mirada sobre las sión económica de la ciudad, se
trabajadoras marplatenses multiplicaron las oportunidades la-
borales para la mano de obra feme-
En la Argentina, durante el nina, siendo absorbida principal-
período 1947-1960 hubo una fuer- mente, por tres ejes económicos:
te migración de las zonas rurales a los servicios al turismo requirieron
las urbanas, registrándose un ritmo mucamas, cocineras, sirvientas y
de urbanización muy rápido. En el niñeras; el comercio vendedoras y
En consecuencia, este artículo período siguiente 1960-1970, se más tarde oficinistas; y las indus-
forma parte de la historia regional y intensificaron las migraciones y se trias textil y pesquera, obreras. Es-
local, cuya contribución es dar cuen- aceleró la transferencia de la pobla- tas actividades dependieron para
ta de las formas y condiciones del ción del campo a la ciudad.10 Inclu- su crecimiento de la demanda del
trabajo femenino en la ciudad de so el censo de Población de 1970 mercado interno, salvo la industria
Mar del Plata, entre 1940 y 1970. puso en evidencia la significación de la pesca que estuvo sujeta a los
Para ello, fue necesario saber qué de las poblaciones intermedias, vaivenes del mercado internacio-
sectores económicos concentraban debido a su importancia como nal.
la demanda de mano de obra feme- mercados de trabajo y centros de La inserción de las trabajadoras
nina. En este sentido, se tuvo en servicios especializados.11 En este en estos sectores fue diferente en
cuenta los estudios que señalan sentido y debido al desarrollo eco- relación a la cantidad de mano de
que las mujeres son requeridas en nómico mencionado, Mar del Plata obra empleada, a la calificación y
aquellos trabajos que se relacionan se convirtió en un polo de atracción pautas de comportamiento en el
con las tareas domésticas.8 A partir para los migrantes,12 a diferencia de ámbito laboral. Sin embargo, tuvie-
de ahí, se priorizó tres ejes econó- las localidades vecinas más rezaga- ron en común la discriminación

8
Ver FANELLI, Ana, op. cit. de obra femenina como lo hizo la PANAIA, M.(comp) La mitad del
9
Debemos aclarar que además de la conserva de pescado. pais. La mujer en la sociedad ar-
10
conserva, la industrialización del pes- ver TORRADO, Susana Estructura gentina, Bs.As., CEAL, 1994.
12
cado tiene otras ramas, como ser, la social de la Argentina: 1945-1983, Entre el 30/9/60 y 30/9/70, el saldo
elaboración de harinas y aceites, Bs.As., Edic. de la Flor, 1992. migratorio fue del 71% del incre-
11
fileteado y congelado de pescados y KLOSTER, Elba Migración y trabajo mento intercensal 1960-1970. Anua-
mariscos. Sin embargo, ninguna de femenino en una ciudad de creci- rio Estadístico, Municip. Gral
ellas concentró la cantidad de mano miento acelerado en KNECHER, L- Pueyrredón, 1974.

98
salarial, ocupacional, las largas jor- Los hoteles y pensiones tuvieron
nadas laborales y la división sexual un desarrollo espectacular, refle-
del trabajo. jándose -temporada a temporada-
con nuevas construcciones em-
prendidas por sectores privados
Trabajo de “Changadores y no como, por los sindicatos que inver-
de mujeres”. tían para que sus afiliados pudie-
Los servicios al balneario. sen veranear en la Ciudad feliz. En
1968 se calculaba alrededor de
Desde fines del siglo pasado, 1090 establecimientos hoteleros.13
Mar del Plata fue pensada como También para la misma década,
una ciudad turística a diferencia de fue explosiva la construcción de
las localidades vecinas que se halla- los edificios de departamentos. La
ban vinculadas a las actividades del zona céntrica fue la más afectada
campo. Este perfil, fomentado des- en cuanto a la concentración de
de la gobernación y por la élite habitantes por metro cuadrado.
porteña, permitió a Mar del Plata Cada manzana se había dia-
desarrollarse como el gran balnea- gramado con la ocupación de
rio turístico. Cuando en los años veinte a treinta propietarios, mien-
cuarenta, la ciudad se volcó al turis- tras en la década del sesenta esas
mo social fue cuando comenzaron viviendas fueron reemplazadas
a surgir otras villas turísticas costeras por mil o dos mil departamentos
para quienes querían mayor con 4000 residentes.14 Este pano-
privacidad y exclusividad. rama favoreció la contratación de
Fue entonces cuando la gran mano de obra en los hoteles, en las
afluencia de turistas a Mar del Plata, casas de familia y en los servicios
requirió para recibir a los visitantes que se hallaban afectados al turis-
una infraestructura mucho mayor a mo, como los lavaderos y las tinto-
la que contaba hasta el momento. rerías.

Cuadro Nº1: Movimiento de pasajeros ingresados a Mar del Plata, entre el


01/12 y 31/03 del año siguiente.

Temporada Cantidad de pasajeros


1929/1930 65.000
1940/1941 376.693
1950/1951 990.542
1960/1961 1.450.817
1967/1968 2.277.093

Fuente: Boletín Municipal Gral.Pueyrredón, 1930. Series Estadísticas UCIP.,


MDP, 1969.

13 14
Serie Estadística de la UCIP., Mar del La Capital, Edición Extraordinaria,
Plata, 1969. Mar del Plata, 25/5/95.

99
Las fuentes nos informan poco mente y por lo general, de los
acerca de la cantidad de trabajado- pueblos vecinos y de las zonas
ras en el sector servicios que se rurales aledañas. El abandono de
contrataban por temporada. Sin los lugares de orígen y de la familia
embargo, se sabe que para el vera- debió desestructurar los lazos fami-
no de 1948/49 el personal ocupa- liares debido al no retorno de estas
do en hoteles ascendía a 7.398 mujeres a sus pueblos. Las prome-
empleados,15 calculándose que para sas o ilusiones de mejorar el trabajo
fines de los sesenta el sector con- y la remuneración, incluso, de rea-
centraba alrededor de 10.000 tra- lizar tareas menos duras e inhóspitas
bajadores. En cuanto al servicio que en el campo, debieron ser un
doméstico, tampoco existen esta- aliciente para la movilidad espacial
dísticas acerca del personal ocupa- de estas trabajadoras.17
do en esta rama, pero a través del Sin embargo, la ciudad les ofre-
seguimiento de los avisos clasifica- cía trabajo a costa de largas jornadas
dos de un diario local,16 y teniendo laborales, lugares que no siempre
en cuenta que la contratación por eran adecuados como los lavaderos
esta vía no es la única ni la más y tintorerías, mal ventilados e
importante, podemos señalar que irrespirables, tareas intensivas -lu-
la demanda de mano de obra para nes a domingo- que se caracteriza-
este sector en los años cuarenta, ban en algunos casos como de
tuvo un fuerte incremento, desde changadores y no de mujeres.18
el 18,5% en las lavanderas o plan- En cuanto a los salarios, diferían
chadoras, un 63% en las niñeras, según los contratantes, una mucama
hasta el 2.878% en el caso de las o cocinera de un hotel ganaba un
sirvientas. Incremento que fue en 10 ó 20% más que la misma traba-
aumento en las dos décadas si- jadora en una casa de familia.19 De
guientes. igual forma, en los hoteles las tareas
Pero ¿quiénes eran estas traba- desempeña- das por las mujeres,
jadoras? En su mayoría provenían con igual o mayor calificación, te-
de sectores modestos económica- nían una remuneración menor al

15
Boletín Municipal del Pdo. de Gral. ra-, salario, nacionalidad en el caso Europa durante el siglo XlX en NASH,
Pueyrredón, No.129, Mayo de 1949. de las cocineras, si tenían hijos, entre M. comp) Presencia y pro-
16
el procedimiento que hemos utiliza- otras variables. tagonismo. Aspectos de la histo-
17
do para analizar los avisos clasifica- en este sentido, Scott y Tilly sostie- ria de la mujer, Barna, De. Serbal,
dos del diario La Capital, desde 1940 nen que las ideas tradicionales con 1984.
18
a 1960 ha sido tomar los meses de respecto a la mujer que abrigan las declaraciones de las empleadas con
verano -diciembre a marzo- y un familias campesinas y obreras no respecto al trabajo de las mujeres en
mes de invierno -agosto-. Lo que nos eran incompatibles con las funcio- los hoteles, La Capital 13.11.42.
19
permitió verificar la evolución y nes femeninas y económicas, por lo se verifica en el relevamiento que
comparación de la demanda de los tanto era común que las hijas apro- efectuamos sobre los avisos pedi-
pedidos de servicio doméstico, en el vecharan las oportunidades que le dos. Cuando se especifica que era
verano y en el invierno, edad pro- ofrecía la industrialización y urbani- para un hotel el salario es superior,
medio solicitada, tipo de trabajo -sir- zación. Ver SCOTT, J. y TILLY, L El si era solicitado para una casa de
vienta, cocinera, niñera, lavande- trabajo de la mujer y la familia en familia desciendía.

100
del hombre.20 Una probable res-
puesta a estas diferencias en los
salarios -tanto en los hoteles como
en los lavaderos o tintorerías- pare-
cería estar en la mayor valoración
social que la sociedad y los propios
trabajadores, ponían en la fuerza
física o en los saberes masculinos.
De esta manera, el trabajo de los
hombres tenían en común mover
tambores de varios litros o cargar
canastos con muchos kilos de ropa,
o bien aquellas tareas que desde
principio de siglo en Mar del Plata bajar durante 14 o 16 horas diarias
fueron desempeñadas por hom- o bien, se necesitaba tener ciertas
bres, mozos, maitres; mientras que habilidades para encargarse del
las mujeres realizaban tareas de personal y de las habitaciones de
acuerdo a su sexo: lavaban y dobla- un hotel, pero estas condiciones no
ban la ropa, la planchaban, cocina- eran registradas al momento de las
ban, limpiaban o cuidaban de los negociaciones salariales, como se
niños.21 refleja en los pliegos de condicio-
Sin embargo, también se re- nes de la época de los respectivos
quería mucha resistencia para tra- sindicatos.

Cuadro Nº2: Pliego de condiciones de los obreros del Cuadro Nº3: Pliego de condiciones del Sindicato de
Sindicato de Lavaderos, Planchado, Tintorerías y Anexos. Mucamas, Mucamos, Porteros y Anexos para hotel de
Año 1944 primera categoría. Año 1946

Oficio Jornal diario Categoría Salario mensual


Tamboreros $ 7,57 Mozos comedor $ 250
Ayudante $ 6,99 Mucamas y Mucamos $ 150
Encanastadores $ 7,42 Mozos de pisos $ 250
Dobladoras $ 4,77 Maitres $ 1.500
Oficiala planchadora $ 5,30 Lencera $ 360
Alisadora $ 3,49 Ayudante lencera $ 300
Ayudante Encanastadores $ 6,89 Gobernanta $ 500

Fuente: diario La Capital, 6/09/44 Fuente: diario La Capital, 14/11/46

20 21
un maitre de hotel de primera cate- según Benería la organización que implica un manejo diestro y preciso
goría ganaba en el año 1946, $ 1.500, demanda el capitalismo exige crite- de las manos y de mayor calificación
mientras que una gobernanta, con rios de asignación y valoración de los que requieren principalmente de
igual calificación y personal a cargo, trabajos, considerando de menor ca- la fuerza, ejercidos por los hombres.
percibía $ 500 (ver cuadro Nº3). lificación al trabajo femenino que Citada en FANELLI, A, op.cit., pp.256.

101
una mayor movilidad ocupacional.
También, debió facilitar el ingreso
con menor dificultad, de las muje-
res casadas o con hijos.
En general, estas trabajadoras
eran argentinas, pero si
desagregamos por categoría verifi-
camos que hubo un alto porcentaje
de extranjeras entre las cocineras,
predominando las españolas e ita-
lianas, aunque también encontra-
mos alemanas, uruguayas, lituanas
y húngaras. La identificación de la
nacionalidad en el pedido de traba-
jo nos podría estar indicando el
grado de especialización que podía
tener el oficio.
Estas trabajadoras que en su
mayoría provenían de las zonas
Esta discriminación salarial pa- cual facilitaba la vivienda y comida rurales, alejadas de sus familias,
recería responder no sólo a factores para estas mujeres de pocos recur- debió resultarles por un lado, difícil
económicos del capitalismo, sino sos, pero al mismo tiempo, su jor- su adaptación a un mundo desco-
también -coincidiendo con Benería- nada laboral era mucho más exten- nocido y extraño a sus costumbres,
a la construcción social de los pro- sa y con un sueldo muy bajo. Tam- pero por otro, las oportunidades
pios trabajadores y de la sociedad bién son reveladores los avisos ofre- laborales y la movilidad ocupacio-
en su conjunto. Esta situación per- ciendo la continuidad laboral en nal que generaba el balneario,
mitió que se fuera consolidando los Buenos Aires o La Plata. La recep- debió constituirse en un atractivo
roles de ambos sexos sobre la base ción por parte de las trabajadoras para estas mujeres.
de la división sexual del trabajo. de estos avisos no la conocemos,
En cuanto a las trabajadoras pero dado la reiteración de los
del servicio doméstico en casas de mismos cada temporada era posi- Flexibilización del
familia, predominaban las mujeres ble que muchas jóvenes se tenta- mercado de trabajo:
jóvenes y solteras, dado que la ran con este tipo de propuestas, las empleadas del comercio
franja etaria oscilaba entre los 14 y pensando en mejorar su situación
20 años, y en menor medida, entre no sólo económica, sino también Las ventajas comparativas que
los 11 y 12 años y entre los 20 y 25. social .22 En los años sesenta, fue favorecieron al sector servicios tam-
Además, en las décadas del cuaren- más común realizar esta actividad bién repercutieron en el comercio,
ta y cincuenta era muy frecuente por hora y en consecuencia reper- permitiendo la instalación en la
solicitar el servicio sin retiro, lo cutió en la mejora del jornal y en ciudad de numerosos negocios que

22
en un apartado del diario La Capital, sirvientas, mucamas, cocineras, etc. cimientos industriales y fabriles, que
el Jefe de la Bolsa de Trabajo de la por la carencia casi absoluta que absorben la casi totalidad del perso-
delegación provincial de la Secreta- existe actualmente en aquella ciu- nal disponible. La Capital, 29/08/45.
ría y Previsión de La Plata solicitaba dad de personal doméstico, debido al
interesadas en ocupar los trabajos de funcionamiento creciente de estable-

102
cobraban vida cada temporada de tinuidad comercial, dado que en la
verano. Muchos comerciantes ex- temporada invernal los grandes
presaban su satisfacción por las comercios permanecían cerrados.
ventajas que ofrecía la ciudad: Los mismos se caracterizaban
por la diversidad de rubros y el
acelerado progreso de Mar del Plata y tamaño de las empresas, lo que
su extraordinaria expansión como implicaba también relaciones pa-
ciudad balnearia (...), para el co- tronales diferentes. En general, el
merciante activo, competente y ho- comercio estaba compuesto por
nesto esta ciudad ofrece las mejores pequeños negocios que emplea-
perspectivas para la inversión de sus ban dos o tres personas. El trato era
capitales23 más familiar al estar el dueño al
frente del negocio y tener un con-
Este acelerado progreso co- tacto directo con el empleado. Este
mercial fue en aumento, a tal punto tipo de trabajos fueron ocupados
que en los primeros años de la mayoritariamente por mujeres, sal-
década del sesenta, Mar del Plata vo aquellos que se relacionaban
ocupaba el segundo lugar en la con los saberes “masculinos” -ven-
Provincia de Buenos Aires por la ta de automóviles, transportes- o
cantidad de comercios.24 Esta situa- donde la fuerza física -carnicerías,
ción marcaría la importancia de la repartidores de pan- gravitaba para y la necesidad de un dis-
ciudad con respecto a las localida- el desempeño de las funciones. ciplinamiento de la mano de obra.
des vecinas, que contaban con un En cambio, en las grandes tien- De este modo, los méritos eran
almancen de ramos generales para das como Harrods, Gath y Chaves, percibidos a través de una cadena
abastecer a sus habitantes. Por lo Grimoldi, Casa Beige, Casa Tow y de jerarquías, siendo ocupados los
cual, era habitual que los vecinos otras, las relaciones eran más im- peldaños intermedios y finales por
de estos pueblos viajaran a Mar del personales pues la Casa Matriz y hombres. Otra característica de es-
Plata en procura de mercaderías a sus dueños se hallaban en Buenos tos comercios, era traer el personal
mejor precio, calidad y variedad de Aires o en algunos casos, fuera del masculino de Casa Matriz y ubicarlo
marcas, y al mismo tiempo, poder país. Esta situación implicaba la -en la temporada veraniega- en las
dis-frutar de las playas y el desplie- necesidad de una organización ad- sucursales de Mar del Plata. Fue
gue escenográfico de la ciudad. ministrativa más compleja, con una frecuente el inicio de amistades
Al mismo tiempo, la diferencia con jerarquía de autoridades para ma- con las marplatenses, terminando
respecto a Buenos Aires, La Plata o nejar con mayor eficiencia la gran la mayoría de ellas en casamiento y
Bahía Blanca, era que Mar del Plata cantidad de empleados contrata- en la radicación del esposo en la
se caracterizaba por la discon- dos -en la Central y las sucursales- ciudad.25

23
conferencia en el Rotary Club sobre Plata con 9.627 y 22.818 trabajado- varón en Casa Tow y la mujer en
La evolución del comercio en Mar del res, y el tercer lugar Bahía Blanca Gath y Chavés. En los dos casos, los
Plata, a cargo del Sr. Letamendía, con 5.414 negocios. Los datos co- hombres durante las temporadas de
destacado comerciante de la ciudad. rresponden al año 1964. Series esta- verano eran enviados por la Casa
El Trabajo, 16.06.50 dísticas, UCIP, MDP, 1969. Matriz a reforzar la Sucursal
24 25
el primer lugar lo ocupaba la ciudad uno de los matrimonios entrevista- marplatense. Al contraer matrimo-
de La Plata con 9.976 comercios y dos trabajaba en la misma firma nio, las firmas les conceden el pase
30.396 empleados, luego Mar del Grimoldi, y el otro, en cambio, el definitivo a Mar del Plata.

103
Con respecto a los salarios, ble reducción en los salarios. El igualdad de remuneraciones bási-
este sector no se diferenciaba del segundo, parecería buscar la mayor cas entre el personal masculino y
sector servicios, siendo el hombre flexibilización del mercado de tra- femenino. Por otra parte, el plie-
quien percibía mayor sueldo des- bajo.26 go sugiere un proceso de femini-
empeñando la misma actividad. El También, parecería existir en zación de las tareas, lo cual im-
pliego de condiciones nos muestra, ambas partes -sindicato y comer- plicaría una mayor diversifi-
por una parte, la discriminación ciante- un factor ideológico en la cación de las oportunidades la-
salarial de la mujer con respecto al negociación salarial: los supuestos borales para las mujeres, es decir,
varón, valoración impuesta desde con respecto al rol femenino, es puestos ocupados típicamente
el sindicato -dirigido mayori- decir, el trabajo de la mujer sería por varones, parecerían ser com-
tariamente por hombres-, como complementario del ingreso mas- partidos por mujeres, como por
desde el empleador. El primero, culino; la mano de obra femenina, ejemplo, auxiliar administrativo,
probablemente garantizaba la cali- menos estable y discontinua que la cuenta correntista.
ficación masculina para evitar la masculina. Recién en el año 1957, Una particularidad de este sec-
competitividad femenina y la posi- los convenios colectivos fijaron la tor tanto a nivel nacional como

Cuadro Nº4: Convenios salariales del Centro de Empleados de Comercio-MDP - Año 1947.

Rama Actividad Sueldo mensual


Bazar, Ferretería, Vendedor $ 300
Pinturería y Anexo Vendedora $ 220
Cajero $ 170
Cajera $ 150

Venta y Contaduría Cuenta Correntista masculino $ 200


Casa de Automóviles Cuenta Correntista femenino $ 175
Cajero $ 210
Cajera $ 170
Auxiliar Admninistr. masculino $ 290
Auxiliar Administr. femenino $ 230

Tiendas, Mercerías y Vendedor $ 300


$ 190

Fuente: elaboración propia sobre los pliegos de condiciones laborales del sindicato de Empleados de comercio de
Mar del Plata, Marzo, mayo y noviembre de 1947.

26
Beechey sostiene que los la contratación de su fuerza de traba- no requieren que se les garantice
empleadores utilizan el género como jo bajo el supuesto de que las mujeres estabilidad en el empleo, citada por
un modo de alcanzar flexibilidad en son trabajadoras secundarias y que FANELLI, Ana, op.cit, pp.258.

104
local, fue en relación al cierre uni-
forme de los comercios y el límite
de horarios de las mujeres y meno-
res. Las opiniones entre los diferen-
tes sectores económicos en juego
coincidían en la necesidad de fijar
un horario de salida. Tanto el Cen-
tro de Empleados de Comercio de
Mar del Plata27 como la Unión del
Comercio, la Industria y la Produc-
ción (UCIP), acordaron en 1947
que las empleadas no podían traba-
jar más allá de las 20,30 ni los
domingos, incluso en el convenio
de 1957 se reafirmaba este requisi-
to. También, el gobierno a través
de la Delegación Regional del Mi-
nisterio de Trabajo y Previsión re- mo tiempo, la especificación que rentes, la primera a raíz del merca-
cordaba a los comercios que las las mujeres no trabajasen los días do exterior y sujeta a los ciclos de
mujeres y los menores no podían domingos coadyuvaba a preservar auge y crisis internacional y la se-
permanecer en los comercios des- la estructura de la familia tradicio- gunda, por la demanda turística y la
pués de las 20, y si así lo hiciesen nal, al poder conciliar con menor colocación del producto en el mer-
podrían ser multados entre los vein- conflicto, su doble tarea: doméstica cado nacional. Además, supieron
te y cien mil pesos.28 y económica.29 aprovechar las ventajas comparati-
Esta preocupación de los di- vas que la zona le ofrecía: los recur-
versos sectores -sindicato, empre- sos naturales del mar, el movimien-
sa, estado- en fijar un horario de ¿Distinta experiencia, to turístico, el aumento de ingresos
salida a las mujeres y menores, no diferente identidad? de la población por las ganancias
así a los hombres, nos hace pensar Las obreras de la conserva generadas durante el verano y la
en la idea que la sociedad se sentía y las operarias textiles abundancia de mano de obra.
responsable por el cuidado de la Si observamos estas industrias
especie y en este sentido, la mujer Mar del Plata fue reconocida a nivel nacional, podemos señalar
como reproductora y el menor por dos industrias importantes: la que a causa de la gran crisis de 1930
como futuro ciudadano y trabaja- pesquera y la textil. Ambas se de- la Argentina dejó de lado el modelo
dor debía ser resguardado. Al mis- sarrollaron a causa de factores dife- agroexportador e inició un proceso

27 a la vida del trabajo, al control de la


En Mar del Plata, el gremio de industrialización. Por tradicional que
empleados de comercio se autode- nos parezca, el sentido del combate fábrica. PERROT, Michelle El elogio
nominaba Centro y no Sindicato. obrero por la familia se nos escapa en del ama de casa en el siglo XlX en
28 AMELANG, J.y NASH, M. Historia y
El Trabajo, 11/01/57. parte. No es pura reproducción del
29 discurso dominante, tiene sus pro- género: Las mujeres en la Europa
Según Perrot El mantenimiento de la
familia ha podido constituir un sal- pias finalidades: la defensa de una Moderna y Contemporánea, Va-
vavidas, una forma de autodefensa, identidad, de un espacio,(...), una lencia, E. A.El Magnànim, 1990.
de resistencia a los embates de la casa propia (una reserva), sustraídos p.262.

105
basado en la industrialización de crisis -1968/69, 1975 durante el
substitutiva de importaciones. Con período que analizamos.30 Al mis-
el advenimiento del peronismo, la mo tiempo, las fabricas procesa-
industria ocupó un lugar central en doras de pescado se concentraron
el proceso de desarrollo. El estado en la región bonaerense y sólo en
financió este crecimiento, particu- las décadas posteriores se instala-
larmente, aquellas industrias de con- ron en la región patagónica. Dentro
sumo masivo -alimentos y texti- de la región bonaerense, Mar del
les-. Con la Segunda Guerra Mun- Plata fue un lugar privilegiado para
dial el abastecimiento desde el la instalación de fábricas y el des-
exterior se vio interrumpido, con- embarco de los frutos de mar. En
tribuyendo de esta manera, a la 1930 el país contaba con 96 fábri-
expansión de la producción inter- cas, de las cuales 40 empresas
na. estaban radicadas en la ciudad. En-
En este contexto, la industria tre 1965 y 1974 el 80% de la
textil tuvo una fuerte expansión producción pesquera nacional se
hasta 1950. En 1946 la política desembarcaba en el Puerto de Mar
económica del primer gobierno del Plata y operaban el 90% de la
peronista implementó una serie de flota pesquera de altura.31 De modo
préstamos para la actividad indus- que, ya en la década del cuarenta,
trial liviana, beneficiando a esta Mar del Plata era considerada el
industria. No obstante y debido a primer centro pesquero del país
una mala utilización del crédito por por la cantidad de embarcaciones
parte del productor textil, a princi- que en forma permanente o transi-
pios de la década del cincuenta, toria llegaban al puerto y por el
numerosas fábricas estuvieron al número de fábricas instaladas en la
borde de la quiebra o zona portuaria.
semiparalización de sus activida- En cuanto a la organización y
des, con la consiguiente disminu- ción del producto en el mercado tamaño de las empresas variaban
ción de la producción y el despido externo y en forma reducida e en ambas industrias. Para principios
de los operarios. Entre 1950 y 1970 inestable hacia el mercado interno. de los setenta, las grandes empre-
el empleo en esta actividad des- Esta política del sector condujo a la sas de la conserva -6%- concentra-
cendió en un 15%. Fue durante industria a estar sujeta a los vaive- ban el 50% de la mano de obra y el
esta crisis, cuando se instalaron los nes internacionales, dado que de- 58% de la producción.32 A fines de
primeros emprendimientos pendía del exterior en la fijación de los años treinta las fábricas de con-
artesanales en Mar del Plata. precios y la cantidad de pescado serva de pescado contaban con
En cuanto a la industria colocado. El sector pesquero ar- 600 obreras/ros creciendo a 7000
pesquera en la Argentina, la activi- gentino tuvo periodos de auge trabajadores a fines de los sesen-
dad fue orientada hacia la coloca- - 1945, 1966 y 1974- y momentos ta.33 En cambio, la industria textil se

30 32
PAGANI, Andrea Los nuevos pro- Ver GENNERO DE REARTE, Ana y que el número de fábricas y la mano
ductos de la industria pesquera: otros Evolución de la estructura de obra empleada debió ser superior
una alternativa para el aumento industrial del Partido de General a lo registrado por los Censos, dado
de la productividad, informe en Pueyrredón 1974-1989, MDP, la gran cantidad de empresas que
mimeo, 1992. UNMDP, CIE, 1992. actuaban en forma clandestina.
31 33
Anuario Estadístico, op. cit. Ibidem. Además, debemos aclarar

106
repartía en pequeños y medianos contratación, en el caso de las obre-
establecimientos con pocos em- ras de la conserva, las tareas eran
pleados pero con altos rendimien- consideradas descualificadas y por
tos productivos, contando con 335 lo tanto, su contratación no depen-
fábricas de tejidos de punto y día de la experiencia de estas traba-
alrededor de 10.000 operarios.34 La jadoras, según lo menciona una
importancia de esta industria se obrera:
percibía en que 1 de cada 4 vivien-
das estaba relacionada a la indus- el capataz se paraba y señalaba Ud!
tria textil.35 Entre ambos sectores Ud! Ud! las que le parecía y el resto se
generaron el 80% del empleo y de iba afuera. Enojada lo encaré y le grité
la producción industrial local.36 Con ¿elige las bonitas?.39
respecto a la organización de estas
empresas, requerían una cierta pla- La prioridad dada por la obrera
nificación del trabajo. La industria a la condición física ser bonitas más
de la conserva de pescado, espe- que a la capacidad y aptitud en el
cialmente los grandes estableci- trabajo, nos indicaría por un lado,
mientos estaban divididos en sec- que la selección de las trabajadoras
ciones independientes que cum- en manos de los capataces era
plían cada una de ellas una fase del arbitraria y por otro, podría estar
ciclo de elaboración de los produc- indicando la propia visión de las
tos,37 mientras las pequeñas em- mujeres sobre sí mismas frente a un
presas disponían de un gran salón trabajo en donde la feminidad se
donde se cumplía las funciones a iba perdiendo o por lo menos, se
partir de la recepción del pesca- ocultaba bajo los uniformes, las
do.38 En cuanto a la industria textil, botas, el fuerte olor a pescado que
en un principio y tal vez por ser impregnaba no sólo sus ropas sino
fábricas pequeñas, no organizaron también su propio cuerpo. En este
el trabajo en secciones, aunque sentido, no se diferenciaban de las
contaban con una cadena de pro- obreras de otras industrias, como
ducción. Posteriormente, aquellas portamiento dentro del ámbito la- era el caso de las trabajadoras de los
empresas que fueron creciendo boral, pero tenían en común que la frigoríficos de la carne, en Berisso.40
optaron por organizar la empresa a mano de obra femenina era mayo- En cambio, la contratación de
partir de secciones. ritaria en relación a la masculina; la las operarias textiles era realizada
En relación a las trabajadoras edad promedio de ingreso; las lar- por los mismos dueños, siendo
de ambas industrias diferían en cuan- gas jornadas de trabajo. En cuanto a importante la recomendación para
to a cualificación, y pautas de com- las formas y condiciones de su el ingreso a la fábrica de amigos,

34 36
Datos extraídos de la Serie estadística Ver G.de REARTE, A, op.cit. década del cuarenta. Archivo-Video
de la UCIP, 1969. 37
La Capital, 22/04/44. Bliblioteca Popular Juventud Mo-
35 38
G. DE REARTE, Ana. Los distritos in- Entrevista a Lina, obrera de la con- derna, 1992.
40
dustriales como modelo de organi- serva (1969-1972), en 1994. Ver LOBATO, Mirta Zaida El traba-
zación industrial: el caso del tejido 39
Entrevista a la Sra. Nilda Fernandez, jo fabril: “Un jirón del hogar aban-
de punto marplatense, MDP, CFI/ militante gremial del Sindicato Obre- donado”... ,op.cit.
CEPAL., Doc. de Trabajo Nro. 25, 1991. ro de la Industria del Pescado en la

107
parientes u otros empleados.41 Pa- ron abonadas. Una vez en el traba-
recería confirmarlo la siguiente afir- jo, un grupo de trabajadoras dispo-
mación: nía el pescado congelado en plan-
chas para ser descabezado, agacha-
Beto llevó a su hermano Carlos, Miryam das durante todo el proceso y pi-
y Raquel eran primas, Raquel hizo sando agua. Luego, las mismas obre-
entrar a su hermana...en mi caso, mi ras llevaban el producto a los hor-
tía conocía a los dueños 42 nos manejados por los hombres,
después se colocaba en planchas y
Otros de los requisitos que era transportado por las obreras
tenían en cuenta los empresarios hasta las mesas de trabajo, donde
textiles al momento de la contrata- las esperaban otras compañeras.
ción del personal, era el domicilio En un principio se trabajaba parada,
de las operarias y su proximidad a pero luego se consiguió realizar la
la fábrica. Esta situación ofrecía a los labor sentada alrededor de las me-
patrones la posibilidad de conocer- sas. El producto era puesto en los
las y al mismo tiempo garantizar la envases debiendo hacerlo sin guan-
puntualidad en la entrada al traba- tes para no romper el pescado, con
jo.43 Estas formas de contratar en la lo cual muchas veces se infectaban
industria textil favorecía una mejor los dedos. Por último, colocaban los
relación entre las empleadas, simpa- envases en cajas. Estas eran entre-
tías mutuas, formas de sociabilidad gadas a los obreros para su distribu-
dentro de la fábrica como durante el ción. La disciplina era marcada
tiempo libre: chismorreos, los des- constantemente por los capataces,
cansos compartidos, ir a bailar. En mientras en las grandes empresas se
cuanto a los uniformes, eran tan solo prohibía charlar, en las pequeñas era
delantales que únicamente en las un hábito diario.44 Estos intercam-
fábricas más grandes se los utilizaba. bios eran como dice Kaplan,45 opor-
En ambas industrias las jorna- tunidades para pensar en voz alta y
das laborales se extendían entre 12 poder cambiar experiencias familia-
y 14 horas. Las obreras de la conser- res como laborales, tal vez, cons-
va entraban a la fábrica a las siete y truyendo una identidad femenina.
esperaban a que llegara el pesca- Esta descripción de las tareas
do. En un principio las horas de nos permite señalar que las obreras,
espera no eran pagadas, luego del por un lado, desarrollaban labores
reconocimiento del sindicato, fue- diversas y por otro, que las

41 44
Esta característica es común a otras entreguerras. Una análisis a partir de Nilda Fernandez, op.cit., y Lina,
fábricas textiles del país, como es el los archivos de fábrica, en Estudios op.cit., obreras de la conserva.
caso de la fábrica de Flandria ingre- Migratorios latinoamericanos, año 6, 45
Kaplan Temma Conciencia femeni-
saban recomendados o presentados Nº19, diciembre 1991, p.354. na y acción colectiva. El caso de
42
por sus familiares, principalmente Entrevista a Silvia P., operaria textil Barcelona 1910-1918 en AA.VV.
por medio de algún pariente. Ver (1967-1974). Enero 1995. Historia y Género. Las mujeres en
CEVA, Mariela G. Movilidad social y 43
Entrevista a empresarios textiles, ini- la Europa Moderna y Contempo-
movilidad espacial en tres grupos de ciadores de la industria del tejido de ránea, Valencia, A.El Magnanim,
inmigrantes durante el período de punto en Mar del Plata. 1994 y 1995 1990.

108
conserveras fueran resistentes al frío, percibiendo un jornal menor.
a largas jornadas de trabajo, que De esta manera, era el mismo
tuvieran cierta fuerza para transpor- gremio quién descualificaba el tra-
tar los cajones. Sin embargo, una vez bajo femenino, permitiendo a la
más, la resistencia física y la diversi- fábrica, entonces, legalizar el pago
dad de las tareas eran ignoradas en la de un sueldo menor y garantizar un
valoración de esta faena, sólo se salario mayor para el hombre. Nue-
percibía la paciencia y minuciosidad vamente, estas valoraciones se fue-
-condiciones innatas de la mujer- ron forjando en el ámbito laboral
que se necesitaba al descabezar y pero quizás también fueron cons-
colocar el pescado en los envases. trucciones sociales elaboradas
Estas imágenes eran compartidas cotidianamente y trasladadas sin
por los empresarios como por los dificultad a la fábrica.
propios obreros y obreras. Visión En cuanto a la industria textil, el
que se reflejaba en los pliegos de carácter paternalista47 e informal que
condiciones al especificar que las adoptó la estructura y organización de
trabajadoras percibían su jornal úni- estas fábricas permitía que los due-
camente en el trabajo de su especia- ños se relacionaran más fluídamente
lidad,46 mientras que los hombres se con su personal. Incluso, trabajar a la
los calificaba para diferentes activi- par de sus empleados y organizando
dades. Si bien a partir de los conve- actividades en el tiempo libre de las
nios del año 1958, las mujeres tu- operarias permitió una relación dife-
vieron otras calificaciones, seguían rente y más cercana,48 a diferencia

Cuadro Nº5: Pliego de condiciones del Sindicato Cuadro Nº6: Convenio salarial del SOIP. Año 1958
Obrero de la Industria del Pescado (SOIP).Año 1942

Categoría Jornal por día Categoría Jornal por día


Calderista $ 7,50 Hombres en fábrica $ 103,20
Camionero $ 7,00 Tiburón, reducción $ 105,20
Peón especializado $ 7,00 Mujeres en fábrica $ 76,60
Comunes en general $ 6,00 Tiburón, reducción $ 78,60
Mujeres:únicamente
en el trabajo de su especialidad $ 4,50

Fuente: diario La Capital, 8/09/42 Fuente: diario El Trabajo, 19/08/58

46
La Capital, 8/09/42. operarios fueron considerados como dueños organizaban una salida a la
47
La industria textil marplatense se hijos. Ver HAREVEN, Tamara K. playa, op.cit. Raquel Pieroni, empre-
estructuró sobre el concepto pater- Family Time & industrial time. saria de Tejidos Raquel, relata que en
nalista, es decir, sus dueños conside- The relationship between the verano se hacían asados para los
raban a la empresa como una gran family and work in a New England empleados en una quinta de la firma
familia, no sólo porque todo el grupo indusrial community, Cambridge comercial. Entrevista en 1995.
familiar estaba involucrado en algu- University Press, 1982.
48
na tarea sino también porque los Silvia, cuenta que un día al año los

109
de las obreras de la conserva. Las
jornadas de trabajo comenzaban a
las siete u ocho de la mañana, las
aprendizas realizaban las tareas sen-
cillas, mientras que las oficialas
efectuaban las labores más com-
plejas, tejían, remallaban y arma-
ban. Esto era motivo para que en
Mar del Plata la rama textil fuera
considerada en su conjunto como
femenina, es decir, por la fuerte
inserción de las mujeres en cada
una de las tareas de esta actividad,49
a diferencia de las firmas del Gran
Buenos Aires, que los tejedores
eran hombres.50
En relación a los dueños, los de
la conserva de pescado delegaban
el manejo del personal a los jefes y
capataces, encargados de discipli-
nar la mano de obra. Mientras que
en la industria textil, los dueños -el
matrimonio y sus hijos- se pleados.51 Es decir, la mujer queda- cualquier edad, tanto muy jóvenes
involucraban en cada una de las ba sujeta a la órbita de la fábrica y como mujeres mayores de 45 años.
funciones de la producción. Inclu- en tareas que se consideraban pro- Para las operarias textiles entrar
so, respondían a una división sexual pias a la condición femenina. Mien- muy jóvenes significaba aprender
del trabajo, es decir, los hombres de tras que los hombres se manejaban el oficio, ascender de categoría y
la familia se ocupaban de la admi- fuera de la empresa y en “saberes” obtener mejores salarios. De esta
nistración de la fábrica o taller, aten- masculinos: trámites en los bancos, manera, el taller o la fábrica consti-
dían a los clientes o proveedores y tareas contables, relaciones públi- tuía un ámbito de aprendizaje que
colocaban la mercadería en los ne- cas. le permitía luego, tener mayor mo-
gocios. Mientras la función de las En ambas industrias, el ingreso vilidad y poder de negociación den-
mujeres era en lo relativo al manejo a la fábrica se hacía a edades tem- tro del sector en busca de mejores
del personal y de la producción: pranas entre los 13 o 14 años.52 Las sueldos. La negociación salarial era
organizando el trabajo, enseñando razones variaban para cada sector. individual en el caso de las textiles
a las aprendizas, cortando las pren- En cuanto a las obreras de la conser- y sin o poca conflictividad con los
das o cualquier otra tarea que fuera va, el trabajo descualificado permi- dueños, mientras que las obreras
necesaria cubrirla por falta de em- tía el ingreso sin experiencia a de la conserva tuvieron que luchar

49 52
Según surge de los registros de de la industria, los tejedores eran hom- Datos extraídos de los registros de
personal de la Fábrica de tejidos de bres y el resto mujeres, la costumbre personal de La Campagnola, fábrica
punto De Paoli Hnos (1966/1970) y diría yo, no se conseguían mujeres de conserva de pescado (1948-1970)
de Tejidos Raquel (1956/1970). tejedoras. Elena S., entrevista en 1994. y de los registros de personal Tejidos
50 51
Una fabricante textil señalaba que en De acuerdo a las manifestaciones de De Paoli Hnos (1966/1970) y Teji-
la década del cincuenta, en Buenos diferentes empresarios textiles. Entrevis- dos Raquel (1956/1970).
Aires estaba determinado así dentro tas llevadas a cabo entre 1994 y 1995.

110
nidades laborales, de progreso y, a
su vez, favoreció el proceso de
urbanización.
De esta manera, el crecimien-
to vertiginoso de Mar del Plata
permitió la expansión del comer-
cio, los servicios, y el surgimiento
de nuevas industrias, como la tex-
til. Al mismo tiempo, el desarrollo
de la industria pesquera activó el
puerto y produjo un nuevo ingreso
para la ciudad. Es decir, estos sec-
tores económicos supieron apro-
vechar lo que la zona le ofrecía: el
movimiento turístico, y por ende,
el ingreso de ganancias generadas
durante el verano, la abundancia
de mano de obra por la llegada de
migrantes, los recursos naturales
del mar. De esta manera, a fines de
la década del cuarenta y principios
de los cincuenta, Mar del Plata se
colectivamente por sus conquistas Conclusión había convertido en el primer cen-
mediante huelgas, paros y deten- tro pesquero y turístico del país.
ciones hasta conseguir mejores Las transformaciones que su- Este crecimiento económico
condiciones laborales. frió Mar del Plata a partir de los años trajo aparejado -según lo mencio-
Estas formas de experiencias treinta, pero especialmente en los nado- un aumento en la mano de
que se basaban en condiciones años cuarenta, no sólo cambiaron obra, tanto masculina como feme-
más benignas para las operarias la fisonomía de la ciudad en cuanto nina. En cuanto a las mujeres, ten-
textiles y muy desfavorables para a la parte edilicia, extensión de dieron a concentrarse en el comer-
las conserveras, unas puestas en su barrios, infraestructura sanitaria, nue- cio; los servicios -hotelería, lavade-
propia capacidad volcadas al oficio vas calles, aumento de la pobla- ros y doméstico- y las industrias del
y otras en los modos de lucha, es ción, sino también modificaron los pescado y textil. Si bien esta parti-
decir, las propias características del hábitos y costumbres de sus habi- cipación en el mercado laboral tuvo
mundo del trabajo y las formas de tantes. Desde noviembre hasta abril rasgos específicos para cada uno
relacionarse con el ámbito laboral, se vieron invadidos por miles de de los sectores económicos, no
forjaron identidades diferentes para turistas, en su mayoría trabajadores obstante hubo similitudes en cuan-
cada sector, en la medida que para y clase media que llegaban de to a la discriminación salarial, las
unas existieron mayores obstácu- otras regiones del país, los cuales largas jornadas laborales, la división
los que para las otras en la obten- ocupaban espacios hasta entonces sexual del trabajo, las relaciones
ción de sus derechos en la sociedad reservados a los lugareños. Los in- asimétricas de género.
y en la fábrica. Probablemente, es- gresos en concepto del turismo Al mismo tiempo, la concen-
tas características favorecieron el permitió que los marplatenses tración de la mano de obra femeni-
ascenso social para las operarias generaran capitales para invertir na no implicó la modificación de las
textiles, mientras que posiblemen- en las propiedades urbanas. Esta condiciones de desigualdad con
te debieron operar como un freno situación atrajo la llegada de respecto al hombre, en relación a
para las conserveras. migrantes en búsqueda de oportu- salarios, tareas de menor cualifica-

111
ción y por lo tanto, de menor valo- jos vinculados a la fuerza física y que conducían de este modo a
ración social, pero sí permitió me- que se relacionaban con la mascu- preservar la familia tradicional, pro-
jorar las condiciones insalubres en linidad y, menor valor los que de- tegiendo a la mujer y al niño. Al
que trabajaban las obreras. Tampo- mandaban más paciencia y aten- mismo tiempo, la especificación
co, escaparon a tareas consideradas ción asociados a lo femenino, sería que las mujeres no trabajasen los
innatas a la condición femenina e una construcción social que fue días domingos estaría reforzando la
identificadas con la paciencia y la consolidando los roles tradicionales idea anterior, pues permitía realizar
minuciosidad: enlatar el pescado, de ambos sexos -repro-ductivo para ambas actividades -doméstica y
cocinar, limpiar, planchar, lavar o la mujer y produc-tivo para el hom- económica- con un costo de
tejer. De igual modo, también los bre- en la sociedad y reforzando la conflictividad menor.
hombres estuvieron sujetos a tra- división sexual del trabajo. En este Por último, el caso marpla-
bajos vinculados a su masculini- sentido, se puede decir que se fue tense corrobora la segmentación
dad y que se asociaban con la construyendo relaciones asimétricas por género, teniendo como pecu-
fuerza física -manejo de los hornos, de género. liaridad con respecto a otros luga-
cortar las reses, tamboreros- y a los En cuanto a la decisión de fijar res de la provincia y de la Capital
saberes masculinos -vender auto- horarios de salida a las mujeres y Federal, la fuerte estacionalidad de
móviles, maitre, manejar camio- menores, sólo se dio en el sector la demanda de mano de obra. Esta
nes-. Si bien las mujeres realizaron comercio. No obstante, la medida característica debió ser un gran
trabajos que implicaban resisten- involucraba a un amplio espectro atractivo para las mujeres tanto de
cia, no era percibida como tal, ya de la clase media marplatense, con la ciudad como de otras zonas, que
sea por el sindicato, ni la empresa, lo cual las fuerzas vivas -sindicato, podían incrementar el ingreso fa-
ni tampoco por las mismas obreras. empresariado y estado- tanto loca- miliar durante unos meses sin com-
De este modo, la concepción de les como nacionales, se inclinaron prometer en demasía la organiza-
asignarle un mayor valor a los traba- por medidas más conservadoras ción de la casa.

112
La problemática de la mujer
en Europa del Este y Central post-Perestroika.
El caso de Ucrania*

Irina Bonátskaya / Patricia Saconi **

La Dra. Svetlana V. Kupryashkina es una figura primer sector se basa en la persistencia de nociones
relevante en el área de Estudios de la Mujer en del antiguo sistema Soviético en el cual se decía que
Ucrania, una de las principales nuevas Repúblicas varones y mujeres eran iguales, aunque en la práctica,
independientes del Este. Autora de numerosas a pesar de las numerosas proclamas políticas, era
publicaciones sobre el tema, se dedica a la evidente que tal igualdad no se alcanzaba definitiva-
docencia académica y a la investigación. Luego mente y en todos los aspectos. Los grupos que no
de graduarse en el Dpto. de Filología Romano- tienen en cuenta el factor discriminación, enraizados
Germánica de la Universidad Estatal de Kiev “T. en el pasado Soviético y con marcada inclinación
Schevchenko”, orienta su formación hacia los colectivista, están integrados por mujeres de alrede-
estudios de género en la Universidad de East dor de 50 años. Enfatizan el rol de madre y custodia
Anglia, Norwich-Gran Bretaña y en el Instituto de de la Nación de las mujeres y su objetivo es
Investigación sobre la Mujer de la Universidad de influenciar al gobierno para que se preocupe del
Rutgers. Fue investigadora del Centro de Estudios cuidado de mujeres y niños, dándoles asistencia de
de Género y dirigió proyectos en el Centro de alimentos y medicinas. Trabajan con fondos del Esta-
Estudios de Filantropía, CUNY, donde se desempe- do, donaciones privadas y contribuciones de sus
ñó también como consultora académica sobre miembros. Las agencias de gobierno denominan a
asuntos de la mujer en la ex-URSS. Durante 1992 estos grupos Organizaciones No Gubernamentales
y 1994 ocupó la dirección del Centro Ucraniano de Mujeres. No es difícil predecir que alguno de ellos
de Estudios de la Mujer en el que continúa se convierta con el tiempo en partido político feme-
trabajando activamente. nino.
El otro sector, conciente del problema de la discrimi-
nación, está integrado por grupos de mujeres de hasta
45 años. Trabaja -muchas veces junto con grupos
— ¿Cuál es la característica de los grupos que se ambientalistas-, en tareas de educación a través de los
ocupan específicamente de las mujeres en la Ucrania mass media, informándose sobre la actividad de
post-Perestroika? liceos de mujeres y comunicando esta información.
— Los movimientos que hoy se ocupan de las Otros segmentos han desarrollado un feminismo que,
mujeres en Ucrania presentan dos tipos de configura- si bien está enraizado en Ucrania, se modeló sobre el
ción: por un lado se encuentran los grupos que tipo occidental de Estudios de la Mujer. Todas las
trabajan con el presupuesto de la existencia de la organizaciones de este sector trabajan únicamente
discriminación de las mujeres, y por otro, los que la con asistencia extranjera y con donaciones privadas,
ignoran. La aversión al feminismo que subyace en el es decir, sin aceptar dinero del Estado.

* La entrevista fue originariamente realizada en inglés. investigadoras asociadas a la Universidad Estatal de


Traducción de Patricia Saconi. Kiev “Taras Shevchenko” en las áreas de Filología
** Irina Bonátskaya y Patricia Saconi son docentes e Hispánica y Filología Clásica respectivamente

113
estereotipos patriarcales de los roles sexuales, sino
que por el contrario, los enfatizan, como se ve en un
libro recientemente publicado para el 1er. grado de
escuelas ucranianas: “mamá limpia las ventanas, papá
maneja el auto, los niños nadan y juegan a la pelota,
las niñas se sientan, charlan o hacen bordados”.1 Y así,
las docentes continúan utilizando textos donde, por
ejemplo, también se puede leer “Olena tiene solo
cinco años, pero ya ayuda a su madre a lavar los
platos”.

— Sabemos que la discriminación de “puertas


adentro” no es más que una manifestación de este
defecto social. En este sentido, cotidianamente, la
discriminación es evidente, pero, ¿podría comentar-
nos algún tipo de situación equivalente, más allá del
ámbito doméstico?
— Por supuesto, sobre el tema concreto de la
discriminación, puedo relatar que en los dos últimos
años, feministas e integrantes de asociaciones de
mujeres fueron ridiculizadas en los mass media como
un fenómeno de Occidente. Algunos programas
televisivos como “Tema”, “Círculo de Mujeres” y
— ¿Quiere decir, entonces, que el Estado sigue “Vizitka”, invitaron varias veces a mujeres para discu-
ocupándose de los problemas de las mujeres; cómo tir si existe o no discriminación en Ucrania. Como
se manifiesta concretamente este interés en los todos saben, estos programas degeneraron en discu-
sectores gubernamentales? siones donde se preguntaba a mujeres con empleos
— Tanto el Parlamento como el Gabinete de Ministros de alto nivel cómo se las arreglaban para ocuparse de
incluyen cuerpos relacionados con asuntos de la las tareas de la casa y estar en tales puestos de trabajo,
mujer. En la Comisión de Salud hay una rama para la sin olvidar la clásica pregunta sobre qué dice el esposo
Protección de la Madre y los Niños, hay una Sub- cuando ella llega tarde del trabajo.
Comisión para el Fortalecimiento de los Derechos de
la Mujer y una Comisión de la Familia y los Niños. El — Una vez trazado este panorama, nos gustaría
Comité de Asuntos de la Mujer, la Maternidad y la conocer qué es el Centro Ucraniano de Estudios de
Infancia trabaja bajo la dirección del Presidente de la Mujer y cuáles son sus actividades.
Ucrania. Respecto de estos cuerpos estatales, cuyos — El Centro Ucraniano de Estudios de la Mu-
miembros por lo general desarrollan paralelamente jer -UCWS- es una organización no gubernamental
otras funciones, no resulta claro como actúan de integrada por mujeres académicas, escritoras y educa-
manera efectiva, respondiendo principalmente al doras de Ucrania. Su objetivo es realizar investigación,
mandato de sus propios diputados. Un simple ejem- transmitir información y mantener conexión con otros
plo de lo poco eficaz de estas gestiones es el hecho grupos internacionales de mujeres. Tiene el propósi-
de que no se preocupan de la modificación de los to de iluminar el status actual de las mujeres en

1
Pukvar-Chetanka, Otechestvo, Tonetsk, 1995.

114
Ucrania desde una perspectiva feminista con especial
interés en el aspecto legal y de la participación
política. Está vinculado con instituciones de educa-
ción e investigación en Ucrania y en el extranjero y
realiza interconsulta permanente con organizaciones
nacionales e internacionales sobre los derechos de las
mujeres. El UCWS trabajó, por ejemplo, en la elabo-
ración del examen previo para la implementación en
Ucrania de la CEDAW -Convención de Eliminación de
la Discriminación Contra las Mujeres-, para ser presen-
tado en la sesión de enero de 1996 en Nueva York.
Para completar la respuesta me gustaría agregar
que el UCWS logró formarse gracias al esfuerzo de un
grupo de intelectuales de Kiev, en especial de dos
organismos independientes entre sí, la Academia de
Ciencias y la Universidad Estatal de Kiev. Luego se
unieron a ellas estudiosas de la Universidad de Jarkiv,
L’viv, Odessa y otras. Desde que fue registrado por el
Ministerio de Justicia de Ucrania en diciembre de
1992, ha establecido lazos de colaboración con orga-
nizaciones afines en toda Europa del Este, de la ex-
URSS y de USA. Entre otras, sus actividades en Ucrania
son la organización de lecturas y seminarios sobre
temas de la mujer, dictados a grupos de mujeres e artista”; mientras se realizaba el proceso de registración
instituciones; la traducción y publicación de textos legal del primer Centro Ucraniano de Estudios de la
feministas; la difusión de información sobre eventos a Mujer, la pregunta más común era: “Este lugar será
nivel nacional e internacional; la recepción de lectores donde las mujeres puedan ir y dibujar cuadros?”. En
y activistas invitados que llegan desde Europa del Este verdad, esto refleja tanto la novedad del campo de
y Central, USA, Canadá y Gran Bretaña, facilitándoles trabajo como la inaplicabilidad del término Estudios
el entrar en contacto con grupos de mujeres locales; de la Mujer en el discurso corriente, y esto se traducía
la colaboración con agencias nacionales e internacio- en la permanente confusión que experimentaban
nales de investigación política y legal, activistas de quienes lo escuchaban.
derechos humanos, grupos étnicos minoritarios; la
fundación y actualización de una biblioteca de litera- — ¿Quiere decir entonces que los grupos que hoy se
tura feminista en Inglés, Ruso y Ucraniano. ocupan de las mujeres en Ucrania son un fenómeno
nuevo, lo cual no parece corresponderse en absoluto
— Nos interesa saber cuál era en Ucrania el pano- con la tradicional organización comunitaria de los
rama de los Estudios de la Mujer en el momento en países del Este?
que aparece el UCWS — El problema no es tan complejo como parece. Para
— Un hecho anecdótico basta para describir la situa- comprender la situación de la mujer ucraniana de hoy2
ción. La palabra estudio traducida al ucraniano coinci- es indispensable conocer ciertas líneas del desarrollo
de con estudio que significa “lugar de trabajo de un de los roles de las mujeres en esa organización

2
Las mujeres constituyen el 54% de la población ucraniana.

115
comunitaria y es preciso identificar, porque sí los
hubo, los prototipos históricos de las asociaciones
actuales. Justamente, este es el tema que desarrollé
en un seminario intensivo para el Centro de Estudios
Filantrópicos de CUNY.3 Trataré de resumir aquí las
líneas principales. Para comenzar, hay que destacar
que Ucrania ha sido siempre una Nación sin Estado,
dividida en Ucrania Oriental -regiones de Kiev, Odessa,
Donetsko Pridneprovsk- y Ucrania Occidental -regio-
nes de Halicia y Trascárpatos-. Ucrania Occidental
perteneció al Imperio Austro-Húngaro, a Polonia y al
final se incorporó a la URSS en 1939. La división en dos
regiones se hizo evidente en la diferencia de sistemas
políticos, económicos, religiosos, sanitarios, educati-
vos, con la consiguiente diferencia del status de la
mujer en ambas.
El poder Soviético establecido en Ucrania Oriental
después de 1921 y extendido a Ucrania Occidental en los siglos X y XII. Entre ellas, la princesa Olga jugó un
1939, borró el recuerdo de la actividad comunitaria papel fundamental en la fundación del Estado del Rus,
independiente, incluso la de las mujeres y estableció dividiendo la tierra Kievo-Rusa en pohosty5; la prince-
un modelo paternalista de asistencia, donde todos los sa Hanna Vsevolodovna fundó en 1086 la primera
ciudadanos dependieron del Estado centralizador y escuela para niñas y mujeres de Kiev. A pesar de las
toda actividad apartada de él careció absolutamente 300 alumnas que asistían a esta escuela, hay que
de sentido. El Soviet Ucraniano creó los zhinviddily4 indicar que la educación de las mujeres no era
que formaron las ramas del Comité Ucraniano de comúnmente aceptada en el Antiguo Rus.
Mujeres. Éste se ocupaba de los asuntos de la mujer En Ucrania Occidental, la Iglesia Greco-Católica
en el país. Estoy convencida de que el paternalismo Ucraniana se convirtió en centro de la vida social y
del Estado Soviético y la supresión de toda forma de cultural, formando las primeros órganos comunitarios.
actividad liberal realizada por instituciones desacredi- Uno de ellos era el Movimiento de Mujeres de Ucrania
taron el concepto de filantropía y anularon las inicia- Occidental. La mujer del clero -por esto entendemos
tivas cívicas de organización comunitaria, ámbito en el las esposas de los sacerdotes ortodoxos- tuvo un rol
que la mujer ucraniana siempre tuvo participación significativo en los siglos XVIII y XIX, participaba
determinante. informalmente con los sacerdotes en la elaboración
de nuevos canones, impartía la eucaristía cuando no
— ¿Es decir que la participación histórica de la mujer había sacerdotes para hacerlo, cuidaba a los enfermos
se remonta más allá de la época de la Revolución y necesitados. La cercanía de ellas a las mujeres de las
comunista? villas fue un hecho que tiempo después -en el
— Sí y un ejemplo de ello es la gran importancia período entre las dos guerras mundiales- funcionó
política de las mujeres de la nobleza Kievo-Rusa entre como incentivo y soporte de las posteriores organiza-

3
El título del seminario es “Women and Voluntary Activities de impuestos, con funciones policíacas y cortesanas cuyas
in Ukraine: a Historic Outlook. Including also A View On listas contienen el resultado de los censos de todos los
Soviet State Paternalism”, 26/05/95, CUNY. habitantes Kievo-Rusos posteriormente redescubiertas
4
Organizaciones estatales de mujeres. por los arqueólogos.
5
Unidades administrativas responsables de la recolección

116
conectarse con el resto de Europa. En 1919 varias
asociaciones se unieron en la Soyuz Ukrainok6 -alianza
de mujeres ucranianas-, que luego fue una de las
asociaciones más importantes de post-guerra y en
diciembre de 1921 organizó el Congreso de Mujeres
en L’viv.
La mujer de post-guerra se hizo cada vez más
independiente cuando el colapso económico la llevó
a entrar en el ámbito público. Aprendió rápidamente
a hablar frente a otros y actuó ya en su propio nombre
y no en el del marido. Durante la dominación polaca
en Ucrania Occidental de los años ’20, vender los
productos de sus campos en sus propios pueblos fue
cuestión de vida o muerte para los campesinos. Las
mujeres jugaron un rol decisivo en el desarrollo y
soporte de las granjas locales. Para lograr este obje-
tivo las activistas de la Soyuz Ukrainok -docentes,
ciones de mujeres. La Obshchestvo Ruskykh Dam, la mujeres del clero, médicas, abogadas- trabajaron
Asociación de Mujeres Rusas, fue la asociación de hombro a hombro con las mujeres del campo. Más
mujeres más antigua en Halicia. Se fundó en 1878 y allá del espíritu patriótico que inspiraba esta activi-
fue suspendida por el gobierno austriaco al comenzar dad, la experiencia demostró que no existieron
la Primera Guerra Mundial. Con lo recaudado por divisiones en niveles de jerarquías de clase cuando se
eventos sociales como loterías o bailes, solventaba trató de un asunto como ese, realizado por y para
actividades culturales y educativas. Junto con el mujeres. La Soyuz Ukrainok desapareció en 1939
Kruzhok Ukrainok -otra asociación de mujeres- orga- cuando Ucrania Occidental se incorporó a la URSS.
nizó en diciembre de 1908 el Congreso de Represen- Irónicamente, la historiografía del régimen comunista
tantes en el que participaron varias asociaciones. consideró que estas organizaciones de mujeres fue-
ron nacionalistas y por esto borró toda memoria de
— ¿Qué sucede a comienzos del siglo XX? su acción.
— Los cambios que se produjeron durante la Primera
Guerra Mundial repercutieron fuertemente en la — Vemos entonces que existe una importante
situación de las mujeres que afrontaron la revolución historia de organizaciones comunitarias de mujeres
de 1917 y la guerra, los nuevos gobiernos, los regíme- en Ucrania Oriental pre-revolucionaria así como en
nes de ocupación, las epidemias y hambrunas. Tuvie- Ucrania Occidental anterior a 1939.
ron que ser soporte de la familia y al mismo tiempo, — Además, se puede identificar también una tradi-
participar en las fuerzas armadas, reemplazar a los ción de liberalismo ucraniano en el siglo XIX, cuando
hombres en los trabajos del campo y las fábricas. El todos los intelectuales progresistas trabajaban por
realizar actividades no tradicionales les dio confianza la emancipación nacional ucraniana del régimen
en sí mismas y la seguridad de poder desempeñarse tzarista ruso. Las mujeres tuvieron allí participación
solas. Las mujeres ucranianas occidentales compren- real en las esferas pública e intelectual, participación
dieron la necesidad de unirse para aprovechar la que se manifestó a partir de 1870 con figuras como
oportunidad que les daba la ocupación germana para la de Lesya Ukrainka7, Marko Vovchok y Olga

6 de Ucrania. Su nombre junto con el de Taras Shevchenko


Unión de Mujeres Ucranianas.
7 se ha convertido en símbolo de la nación ucraniana.
Lesya Ukrainka es el pseudónimo de Larysa Kosach (1871-
1913), una de las poetisas y dramaturgas más importantes

117
Kobylanska8, y en las primeras décadas del siglo XX mujer en particular. En la época previa a la revolución
con Milena Rudnytska y Olga Kobrynska9 y otras del ’17 Ucrania Oriental y Rusia estaban lentamente
mujeres de las décadas del ’30 y ’40, desgarradas por pasando de la asistencia de caridad inspirada en la
la batalla entre el bolchevismo y la colaboración con religión a la de responsabilidad pública. Los miembros
los nazis en su lucha por la independencia. Pero hay de las clases altas, que dirigían los cuerpos de asisten-
que subrayar que como regla general, los derechos cia a los necesitados, se resistían a conocer en profun-
individuales y la libertad de la mujer se consideraron didad las condiciones de aquellos a quienes tenían
solamente en tanto eran asunto que coincidía con la que ayudar y así, iban empeorando su situación en
causa nacional. Ciertas organizaciones, como la Socie- vez de aliviarla. Los trabajadores, por su parte, iban
dad Ucraniana de Mujeres Universitarias, tuvieron organizando sociedades mutuales para protegerse en
influencia en la vida intelectual aunque la historiografía caso de enfermedad, desempleo o muerte. A co-
soviética no registró los nombres de todas estas mienzos del siglo XX, esas mutuales se transformaron
organizaciones, también repudiadas por nacionalis- en Uniones de Trabajadores que el gobierno no
tas. estuvo de acuerdo en legitimar pues proponían una
— ¿Cómo se conjuga la intensa actividad realizada relación contractual de asistencia social en vez de
por grupos de asistencia social en los siglos anterio- continuar con la caridad basada en la lástima a los
res en la nueva configuración del sistema comunis- necesitados.
ta? A pesar de que muchos de los administradores
— Quiero subrayar que no hay que olvidar un hecho de estas organizaciones de asistencia eran personas
histórico muy importante: el sistema patriarcal del altruistas y con serios principios humanitarios, el
régimen Soviético no contradecía al anterior sistema sistema general era rígido, indiferente y carente de
de protección social tzarista pre-revolucionario en profesionalismo.
verdad ineficiente y asfixiado por la burocracia. Sus
representaciones pasaron sin modificación del siste- — ¿Qué sucedió luego de la revolución del ’17?
ma tzarista al sistema Soviético. Es útil tener presente — El Estado Soviético monopolizó el bienestar públi-
esta conexión histórica para comprender el fenóme- co y, para la implementación del sistema, se organi-
no filantrópico en la URSS y la participación de la zaron Uniones de Intercambio, formadas por un

8
Eminentes escritoras ucranianas.
9
Periodistas y activas participantes de movimientos defensores
de los derechos de la mujer.

118
Nikolai Dobrolyubov y Nikolai Chernyshevsky con
su famoso Chto Dyelat?10, uno de los pocos mani-
fiestos existentes sobre la igualdad entre los sexos.
En la práctica, las mujeres fueron incorporadas tardía-
mente en las actividades revolucionarias, y si bien
eran omnipresentes y siempre, un instrumento fun-
damental, nunca tuvieron el poder completo de
tomar decisiones entre sus “enlightened socialist
brothers”.
Después de la Perestroika, el vacío que se ha
producido en las ciencias sociales y humanas se ha ido
llenando con disciplinas antes prohibidas o, incluso,
con formas de conocimiento semi-científicas por lo
general vinculadas con contenidos religiosos o de
oscuro misticismo. Esta última opción atrae hoy a
ciudadano cada dieciséis, que administraban los fon- muchísimas mujeres que no pertenecen a los ámbitos
dos recibidos del Estado. El Estado consideró las académicos, en especial a la mayoría de las que viven,
necesidades de la mujer en términos de garantía de como vemos todos los días, en la frustración y la
empleo y lugar para vivir, beneficios por maternidad miseria.
y cuidado infantil, pensiones etc; creó organizaciones
de mujeres para incluirlas de este modo en los asuntos — ¿Usted está diciendo que la ruptura de la Unión
públicos. El Estado Soviético confirió así a la mujer el Soviética no eliminó las peligrosas tendencias que
doble rol de productora y reproductora. Cuando el había en la sociedad, sino que, más bien, las hizo
sistema social quedó organizado, puesto que tanto los visibles?
beneficios como las obligaciones fueron impuestos — Sí, y entre esas tendencias se encuentra la casi
siempre desde arriba y nunca al revés, no existió en completa desconfianza hacia las líderes femeninas y
verdad un canal efectivo a través del cual las mujeres movimientos de mujeres en general. Paradójicamen-
pudieran articular sus necesidades genuinas. te, las mujeres tienden a ser las que más se rehusan
a sí mimas el derecho a decidir sobre sus propios
— ¿Cómo ha variado el enfoque de la realidad con asuntos. Las estadísticas realizadas en Ucrania en
la Perestroika en los ámbitos académicos? diferentes períodos muestran que por lo menos un
— Después de los cambios políticos de 1991, el tercio de las mujeres se negarías el derecho a estar en
borrar toda huella de investigación realizada desde la el gobierno (frente a un cuarto de los varones consul-
perspectiva marxista-leninista se convirtió en una tados). Los dos tercios restantes, si bien no manifesta-
cuestión de honor en los ámbitos académicos, pero ron estar en contra de ese derecho, dudan sobre la
al mismo tiempo se borraron aquellas páginas de la conveniencia de llevarlo a la práctica. Esto se reflejó
historia del liberalismo ruso del siglo XIX, porque a en las primeras Elecciones Parlamentarias de 1990 y
éste se lo vinculaba, como ya vimos, con las ideas en las de 1994 donde se vio que las mujeres no
comunistas. No se recuerda, por ejemplo que entre confiaron en las mujeres y prefirieron votar a candida-
ellas se encuentran las ideas de Dmitrii Pisarev, tos masculinos.

10
Nicolai Chernyshevsky, What is to be done? Tales
about new people, Virago Press, 1982. Allí se mostraba
un modelo utópico de relación entre varones y mujeres
en una comunidad social imaginaria.

119
La situación se origina en tres circunstancias — ¿Por qué durante el régimen comunista se conde-
claramente delimitables. Primero, el modelo de poder naba a las asociaciones de mujeres?
político de la Rusia tzarista y de la ex-URSS ha sido — La principal acusación contra los movimientos de
siempre autoritario y totalitarista. En segundo lugar, mujeres y la formación de una conciencia feminista en
por una razón económica, el modelo autoritario se la ex-URSS ha sido que tendían a aislar a las mujeres
reprodujo en el micro-nivel de la familia, núcleo sobre educadas del resto de la comunidad, acusándolas de
el cual se apoyó la transformación industrial del estado elitismo y desconocimiento de las necesidades de la
Soviético, dependiente de la producción de las gran- vida de las mujeres comunes. Al mismo tiempo se
jas. Finalmente, la religión Ortodoxa Rusa, que duran- las incluyó dentro de los márgenes del sector intelec-
te muchos años siguió siendo la religión oficial del tual masculino, que a su vez, no representaba tampo-
Estado -prácticamente, la única- confería todo el co a las fuerzas políticas mayoritarias y operaba en un
poder a los miembros masculinos de la familia, dejan- Estado regido por estereotipos populistas donde la
do para la mujer la devoción, la obediencia y los palabra inteligente tenía connotaciones negativas. En
trabajos. A comienzos del siglo XX se combinaban en general, en la URSS el rol de la inteligencia se redujo
Rusia un rígido sistema político, una religión restricti- a una fuerza de trabajo tecnocrática que legitima-
va, la ausencia de clase media, la dominación de la ba el sistema sociopolítico desde el punto de vista
economía agraria con la problemática económica científico y tecnológico, siguiendo siempre las direc-
resultante de esto. Si bien en este sistema, las mujeres tivas del Partido. Esto puede explicar en parte, la
carecían de educación, de pasaporte y de derechos frustración y confusión de tantos intelectuales sovié-
legales, desde fines de siglo XIX los intelectuales ticos luego de la finalización del régimen.
buscaban lograr una justicia social global y solo conec-
taban la cuestión de la mujer con la victoria de la — Según su opinión, ¿que sucedía realmente dentro
revolución social, sin tener en cuenta la realidad de la de la organización social comunista con la igualdad
vida cotidiana. entre los sexos?
— Esta igualdad declarada por el Estado protector y
controlador fue convirtiéndose para varones y muje-
res, en pérdida de la identidad del propio género. La
liberación social de la mujer se transformó en una
sofisticada forma de explotación. Las mujeres, nunca
habiendo sido eximidas de las tareas domésticas en
condiciones poco ventajosas -pensemos en las miles
de aldeas en que aún hoy, como mínimo, deben
acarrear a mano el agua de los aljibes comunitarios y
la leña para calentar la casa y preparar la comida-, se
involucraron en el trabajo de jornada completa en
campos y fábricas de la industria pesada, en la
participación política, fueron incorporadas a las
fuerzas armadas -son bien conocidos los nombres de
famosas pilotos de guerra-, alcanzaron altos grados
académicos luego de cursar exigentes carreras uni-
versitarias, fueron enviadas al espacio.11 Nadie ha
reconocido el costo de esta trabajosa vida full-time.

11
La primera mujer cosmonauta, Valentina Tereshkova, fue
nombrada luego Presidente del Comité Soviético de
Mujeres.

120
— Nos gustaría que nos especificara ahora de qué
modo influyó en los estudios de la mujer la comuni-
cación que se establece con Occidente después de la
Perestroika.
— A comienzo de los ’90, las ideas feministas tomaron
cuerpo en los círculos académicos de Ucrania cuando
las intelectuales tuvieron precisamente la posibilidad
de relacionarse con grupos del exterior e intentaron
adecuar aquellas ideas a la realidad ucraniana. Así se
desarrolló el seminario feminista en el Instituto de
Literatura de la Academia de Ciencias de Ucrania a
cargo de Solomea Pavlychko, se publicaron los prime-
ros trabajos de crítica literaria feminista en SLOVO I
TCHAS12, se creó el UCWS del que depende, como
indicamos, una biblioteca y una publicación bilingüe.

— Más allá de los cambios positivos como es por entre los sexos, hay dos opciones para la mujer, por
ejemplo la comunicación entre los intelectuales de cierto reales en la vida cotidiana post-Perestroika: o
ambos sectores, la Perestroika ha conformado en limitarse a ser una abnegada ama de casa y madre de
Europa del Este una situación compleja, en la que familia de acuerdo con las ideas que han comenzado
están presentes todos los conocidos Males de Occi- a circular, o convertirse concretamente en amante de
dente, la miseria, el hambre, el posible enri- uno de los nuevos hombres de negocios. En estas
quecimiento de los inescrupulosos. ¿Qué está suce- condiciones, las organizaciones de mujeres de Europa
diendo con las mujeres en este contexto? del Este y Central trabajan sobre estas preguntas
— En este momento, cuando en los países de Europa cruciales: ¿Qué prometen los nuevos sistemas “demo-
del Este las guarderías y escuelas son cada vez menos cráticos” a las mujeres de Europa del Este y Central?
y las que existen funcionan mal o son, en otros casos, Si no ofrecen nada, ¿pueden de hecho seguir siendo
demasiado caras, la cuota para el cuidado infantil considerados sistemas democráticos? ¿Por qué hay
desaparece consumida por la inflación y los Ministe- que forzar el cambio económico y quiénes deberán
rios de Educación no tienen fondos para la publicación pagar el costo de esta transición? Las respuestas a
de libros de textos, todos sabemos que incluso el estos interrogantes incomodan en primer lugar a
alimento de los niños y los pañales se han convertido quienes consideran que la privatización incondicional
en un gasto imposible de afrontar para la mayoría de e inobjetable de las empresas es la única manera de
la población. Paralelamente, a nadie se oculta que alcanzar una democracia próspera.
cada día se inauguran nuevos restaurantes y circulan
por las ciudades autos lujosísimos, se venden conoci- — ¿Podría desarrollar puntualmente los cambios
das revistas eróticas de amplia difusión en el mundo concretos que en esta situación se observan en la
occidental -ahora publicadas en las principales len- vida cotidiana de las mujeres?
guas eslavas- y los locales de diversión nocturna — Para hablar de esto hay que analizar las áreas
ofrecen los servicios de jóvenes que en otras circuns- política, económica y sanitaria. Después de la disolu-
tancias estarían concurriendo a la escuela. ción de la URSS en 1991 el número de mujeres en los
El cambio de imagen de la mujer se produjo de diferentes niveles de los órganos de poder disminuyó
un día para otro, y luego de décadas de igualdad oficial notablemente. La igualdad oficial, como señalamos,

12
Mundo y Tiempo.

121
aun entre los sexos, era la base de la tradición Checa, Hungría o Polonia, las consecuencias de este
comunista, por lo tanto, se la rechazó firmemente. fenómeno son similares para las mujeres de todos los
Comenzó a circular el mandato “mujeres, a la casa!” en países: en todos los casos, constituyen la mayoría
gran parte apoyado por las propias mujeres, cansadas desempleada. Vuelve el viejo estereotipo el varón es
de llevar hasta el momento la doble responsabilidad. el que lleva el pan a la casa. De esto es ejemplo la
No había entonces grupos preparados para ocuparse frase del Ministro ruso de Trabajo, Evgeni Melikyan:
especialmente de las mujeres aunque actualmente “Por qué emplear mujeres cuando los varones están
esto se va modificando. Después de las segundas sin trabajo?”13 o el tragicómico hecho de que Vladimir
elecciones presidenciales en Ucrania -el período Shirinovsky, ex candidato a presidente por el LDP y
1992 a 1994- el sector político se comienza a preocu- ahora diputado del Parlamento Ruso, prometiera
par por las mujeres pero muchas veces se convierte encontrar un marido para cada mujer sola.
en asunto usado por los partidos populistas neo- El sector privado tiende a no emplear a las
comunistas para ganar adeptos. mujeres ya que las leyes de beneficios por materni-
En el plano económico resulta evidente que los dad aún están vigentes. Según la estadística sobre
intereses de la mujer están siendo sacrificados en la ocupación de mujeres en este sector en Ucrania,
transición y la discriminación se extiende a todas las durante 1994 solo el 14.6% de las mujeres trabajado-
esferas de trabajo. Antes las mujeres ocupaban exten- ras se encontraban en empresas mixtas de inversión
sas franjas laborales en la URSS y demás países del ex-tranjera. El perfil requerido para contratar es el de
bloque comunista. Si bien trabajaban por necesidad la mujer soltera y sin hijos de aproximadamente 30
tanto fuera como dentro del hogar, el sistema de años.
cuidados diurnos para niños y de maternidad permitía
la conservación del puesto de trabajo luego del — ¿Se registran casos de acoso sexual en la esfera
nacimiento. Durante la transición a la economía de laboral? Cómo se trata el tema?
mercado, las mujeres están siendo gravemente per- — A la figura del acoso sexual contra las mujeres en
judicadas en el aspecto laboral. Al desmembrarse el el lugar de trabajo en Europa del Este se la considera
sistema que estuvo vigente durante más de 70 años, como un concepto que es producto de la corrup-
las fábricas se cierran y despiden al personal o lo ción de Occidente y he escuchado decir a varias
mantienen en vacaciones no remuneradas. El plan abogadas que hablar de un tema tal sería “incorrecto
económico se propone desviar la mayor cantidad para con los varones”. Con esto quieren decir que las
posible de personas de la esfera de la producción al mujeres de Occidente ya no saben de qué ocuparse
sector de servicios y negocios que se desea hacer y que por lo tanto inventan el asunto del acoso sexual,
crecer. algo que no vale la pena considerar.
En una palabra, vuelven a revalorizarse las nociones
— ¿Esto es similar en todos los países de la ex-URSS? tradicionales, culturales y religiosas, ignorándose que
— Si bien la forma de privatización en Europa del Este ésta es una sociedad con necesidades diferentes de,
no es la misma que en países como la República por ejemplo, las del siglo pasado.

13
Leontyeva, 1994.

122
— Pasemos ahora al tercer tema, el de la salud. trozo de carne de buena calidad o una fruta con
— Bueno, es aquí donde la mujer se ve seriamente buen aspecto. Es así que se observa que el creci-
perjudicada. En la esfera de los derechos miento de mortalidad de la ex-URSS desde 1989 ha
reproductivos, por ejemplo, si, ya para adecuarse a subido el 56% para las mujeres frente al 46% para
los requerimientos del mercado laboral ya porque los varones.
simplemente lo decide, la mujer opta por no tener
hijos, no es libre para hacerlo. Actualmente, está — Los factores hasta aquí señalados reflejan la muy
vigente la política de supervivencia de la Nación compleja situación socioeconómica y cultural de
que derivó en el terrible encarecimiento y hasta los países post-comunistas y, por lo tanto, la especial
prohibición por ley de métodos anticonceptivos y, aproximación que debe adquirir el estudio de la
mientras tanto, surgen los denominados grupos pro- problemática de la mujer. Para terminar, nos gus-
tectores de la concepción y el embrión que confec- taría que nos comente cómo cree que se seguirá
cionan y hacen públicas las listas de las mujeres trabajando en adelante.
explícitamente censuradas. Lo único que esperan de — En estos países, en un primer momento se
las mujeres es que continúen dando a luz. comenzó a investigar inadecuadamente, trabajando
Por otra parte, repercuten en las mujeres las compli- desde los parámetros con que se analiza la realidad de
caciones ambientales. Subsisten aún las graves con- la mujer de occidente. La falta de grupos fuertes de
secuencias de la contaminación radiactiva provocada mujeres en Ucrania explica la casi inexistente difu-
por la explosión del reactor nuclear de Chernobyl sión entre las propias mujeres de los problemas
que sucedió el 26 de abril de 1986. La ciudad está concretos que afrontan en su vida diaria. Felizmente,
ubicada a 100 km. de Kiev, nuestra Capital, y es las actividades preparatorias para la Conferencia de
sabido que afectó gravemente extensas áreas de Beijing, a la que concurrieron las representantes
toda Europa del Este. Además de esto, cada día ucranianas, llamaron la atención de agencias gu-
aumenta el uso de pesticidas en los cultivos. Siendo bernamentales y grupos independientes de muje-
éste el estado de situación ambiental, la dieta familiar res que expresaron situaciones antes nunca men-
se ha modificado en sentido negativo, obviamente cionadas.
por razones económicas. Vemos que los Estudios de la Mujer en Ucrania se
desarrollan por propio esfuerzo lenta pero progresi-
— Para quienes vemos la baja calidad y la escasa vamente y en contacto estrecho con otras organiza-
cantidad de los productos que compran las mujeres ciones internacionales. Como Ustedes ven, el campo
en los mercados, surge la pregunta sobre qué tipo de de trabajo es muy amplio. Abarca, por un lado, la
dieta se consumía durante el régimen comunista. parte historiográfica donde se investiga y difunde las
— El consumo típico de alimentos estaba algo por existencia y características de los grupos histórica-
encima de los requerimientos nutritivos necesarios, mente antecesores con el objetivo de afianzar la
alrededor de 3000 calorías por persona adulta. Ac- propia identidad de los grupos. Por otra parte, es
tualmente la constante inflación ha hecho subir las necesario continuar desarrollando pautas de análisis,
cuotas obligatorias de renta, agua y electricidad -que diferentes de las occidentales, que sean adecuadas al
ya existían en el régimen anterior- más del 100%, estudio de una realidad tan particular y compleja
frente al 10% que subieron los salarios, por eso la como la que se presenta en Europa del Este y Central
dieta de mucha gente se va limitando solo a produc- -teniendo en cuenta además las variantes regiona-
tos como pan y patata. En estas condiciones, la mujer, les-. Las organizaciones de mujeres deben ocuparse
por su alto grado de responsabilidad en la familia también de hacer conocer las necesidades de las
cede siempre las “mejores pociones” a otros miem- mujeres y ponerlas en contacto entre sí, llevar la
bros del grupo, descuidando sistemáticamente su problemática a la esfera política nacional y los foros
propia dieta. Más de una vez en el mercado, la internacionales, y pensar en conjunto posibles solu-
vendedora, con un guiño cómplice, me ha dicho “ah, ciones para los problemas concretos de la sociedad
para los niños!” porque yo había seleccionado un de la ex-URSS.

123
Ilusas, místicas e intelectuales:
un diálogo con Jean Franco

Sandra Lorenzano *

Sin duda, la mirada de Jean Franco es una de las nales por la crítica; es decir, su apuesta conti-
más lúcidas y provocadoras que se tienen sobre núa siendo por aquello no anquilosado o “cano-
América Latina desde Estados Unidos. Inglesa de nizado” por las lecturas académicas.
nacimiento, las largas temporadas que pasó
“El tema de Las conspiradoras es la lucha de la mujer
durante su juventud en Latinoamérica, especial-
por el poder de interpretar, una lucha que se capta
mente en la Guatemala de Arbenz, son el origen
no en el nivel abstracto de la teoría, sino, muchas
de su pasión por estas tierras. Pasión en la que el
veces, en géneros no canónicos de la escritura -en
afecto y la inteligencia se conjugan para dar lugar
cartas, historias de vida o en denuncias” (p.11).
a una reflexión sagaz y problematizadora. En
literatura, su campo de origen, el contraste entre Con un rigor y una amplitud selectiva inusuales,
la realidad inglesa y la de nuestro continente fue Jean Franco tomó en este libro, publicado en
uno de los primeros núcleos de atracción: 1989 bajo el sugerente título de Plotting women,
el trabajo de ciertas mujeres mexicanas -desde las
“La literatura era entonces, en Inglaterra, un reino de
“ilusas” coloniales a Elena Poniatowska- para
autores difuntos. Y lo que a mí me fascinaba de Améri-
hacer una lectura que permita entender la difícil
ca Latina era la vitalidad de la imaginación creadora...”
relación del discurso femenino con los parámetros
Desde sus primeras obras, escritas con el propósi- imperantes en la conformación de la cultura
to de transmitir a sus compatriotas esa vitalidad nacional mexicana.
que la atrapó de inmediato, hasta su último libro,
“Hace tiempo que las mujeres han reconocido la
Las conspiradoras, Jean Franco ha trazado un
naturaleza imaginaria de las narraciones hegemó-
panorama crítico que penetra en nuestra comple-
nicas.” (p. 24).
ja realidad cultural, deshaciendo los clichés con
los que los teóricos del llamado primer mundo Su lectura se centra, como dice la propia autora,
generalmente nos miran. De la literatura experi- en la lucha “de la mujer por el poder de interpre-
mental al testimonio, de los “performances” tar”, pero también en la forma en que la socie-
artísticos a los movimientos políticos, del período dad, en distintos momentos históricos, ha reaccio-
colonial a nuestra peculiar posmodernidad (o nado frente a esta pretensión femenina. De ahí
“desmodernidad” como la llama Roger Batra), de que se proponga el análisis del diálogo entre el
Sor Juana a las Madres de Plaza de Mayo, Jean discurso femenino y las narraciones dominantes:
Franco ha percibido como pocos el rico entrama- la “narración religiosa”, durante la colonia; la
do de la cultura latinoamericana. nacionalista propia del período de consolidación
En Las conspiradoras (México, Fondo de del México independiente y, finalmente, la del
Cultura Económica, 1994) -obra alrededor de la “mesianismo posrrevolucionario” característico
cual giró esta charla- entra una vez más en juego del Estado autoritario y paternalista, cuyo
su preferencia por una lectura que dé cuenta de resquebrajamiento estamos presenciando en estas
ciertos nú-cleos usualmente considerados margi- últimas décadas del siglo.

* Docente e investigadora de la Universidad Nacional


Autónoma de México.

124
...lo que me ha interesado aquí no es tanto el son literarios o utilizando instrumentos que no son
discurso institucionalizado como sus límites, los estrictamente de crítica literaria, como psicología,
débiles, los espacios en que se forman otros discur- etcétera.
sos que, si no llegan a ser resistencias, por lo menos
explicitan para el individuo ‘lo disfuncional´de — De alguna manera sería el camino que va de tus
las cosas (p. 23). primeras obras a Las conspiradoras o a tus otros
textos recientes que están incorporando categorías,
— Alguna vez te oí decir que la crítica literaria ya no e incluso objetos de estudio, que no eran propios de
existe; me gustaría que ampliaras esta idea. la literatura. Ahí entra la discusión sobre lo que
— Bueno, yo creo que hay un problema con la forma abarca el campo de los llamados “estudios cultura-
en que se ha institucionalizado la literatura. No digo les”. En relación con esto, algo que me parece
exactamente que la crítica literaria no exista, porque curioso es la procedencia de la gente que trabaja en
obviamente existen reseñas de libros, siguen salien- estudios culturales. Porque en Estados Unidos hay
do libros, sigue habiendo interés por la crítica. Pero mucha gente que está en un caso similar al tuyo, es
cuando dije eso fue pensando en la crítica que se decir, que viene de la literatura o de la crítica
concentraba en la autonomía del texto, más que nada literaria y entra a este campo, como si la crítica
en la vieja idea de la crítica literaria, que cuando yo literaria más estricta le hubiera resultado insufi-
empecé era preponderante, no se podía ni hablar de ciente. En cambio en América Latina -salvo algunos
otra cosa. Había una palabra que era como una casos como Beatriz Sarlo- la gente que se dedica a
especie de palabra censurada: lo extratextual, lo los estudios culturales no viene de la literatura, sino
extraliterario. No se podía dar un paso que no fuera sobre todo de la antropología o de la historia.
estrictamente sobre la estructura del texto. Es muy — Creo que eso obedece, sobre todo, a lo que pasó
interesante, hace poco salió un libro sobre la guerra cuando empezó la época de la cultura masiva,
fría en los Estados Unidos y el restablecimiento de especialmente con la introducción de la televisión en
una serie de valores y de evaluaciones literarias de la los años cincuenta. En ese momento, los intelectuales
escuela de literatura que tenían que ver con la guerra llamaban a la televisión “idiot box” -la caja idiota- y los
fría. El autor del libro tiene citas de lo que se llamaba literatos realmente no prestaban demasiada atención
la nueva crítica norteamericana (que era la escuela a este fenómeno, salvo por ejemplo algunos novelis-
que realmente dominaba la enseñanza de la literatu- tas como Puig, que recogían elementos de la cultura
ra) en las cuales, por ejemplo, se hablaba del texto de masas. Pero en general la crítica literaria, aunque
literario en términos que también se podían aplicar a hablaba de esto, no prestaba atención a lo que estaba
la guerra fría, como la idea de que el texto es una pasando culturalmente en esa zona más amplia. Yo
especie de recinto, una especie de baluarte y que encuentro muy curioso que ahora, por ejemplo
dentro de este recinto se ejerce la libertad. Me Beatriz Sarlo en su último libro, Escenas de la vida
interesa mucho esta idea de pensar sobre las palabras posmoderna, tome temas que se están discutiendo
que se han usado para valorizar a la literatura. Estoy desde hace mucho tiempo en los Estados Unidos,
hablando, sobre todo, de los Estados Unidos. Porque como si ahora la gente que egresa de la literatura
creo que en América Latina la crítica literaria ha estuviera dándose cuenta del problema, de los gran-
tomado otro rumbo, ahí el estructuralismo fue una des cambios que produce la introducción de los
presencia muy fuerte. Quizás la semiótica y el medios en el campo de la cultura. No sé exactamente
estructuralismo cumplían la misma función que la por qué se ha producido este desfase, pero quizás se
nueva crítica en los Estados Unidos. Creo que este deba a la función tan importante que ha cumplido la
tipo de crítica literaria está francamente en derrum- literatura en América Latina, donde los escritores y
be; ahora se practican, por ejemplo, lecturas de escritoras, pero sobre todo los escritores, por supues-
Freud, lecturas de Marx, lecturas de textos históricos to, han tenido una presencia pública que nunca han
usando métodos de crítica literaria y al mismo tiempo tenido en los Estados Unidos. Por muy importante
los “críticos literarios” están leyendo textos que no que fuera un escritor en los Estados Unidos, por

125
ejemplo Hemingway, no se creía capaz al mismo cambio, hay cantidad de documentos tan fascinantes
tiempo de intervenir en la esfera pública; muy raras como los procesos, los autos de la inquisición, las
veces ocurrió eso, un poco durante la guerra de cartas sentimentales, las películas; toda esa otra mate-
Vietnam, pero normalmente no. En América Latina es ria que no es propiamente literaria. Me parece que
común y corriente; García Márquez o Fuentes, por ése es uno de los problemas de la crítica literaria: que
ejemplo, hablan de política latinoamericana. Creo que ha pensado solamente en ciertos géneros y que ha
lo que está pasando en este momento es que algunas desconocido otros que quizás son igualmente impor-
personas están dándose cuenta de que esta esfera tantes. Hay una división bastante artificial, entre qué
pública ya no es propiedad privilegiada de los intelec- es literatura y qué no lo es.
tuales literarios. Sarlo dice que la esfera pública ahora
está monopolizada por la televisión; no sé si esto es ...aunque hablo de mujeres que actuaron solas, sus
exagerado o no, pero habla de un cambio de la actos no terminaron con ellas. La humilde Ana de
percepción y ese cambio ha afectado especialmente Aramburu confunde a los inquisidores; el 'yo' de Sor
a la gente de literatura. Juana se multiplica vertiginosamente; la pistola de
Antonieta Rivas Mercado explota en el centro mismo
— En ese contexto de los estudios culturales, ¿cómo de la cultura occidental...; el cuerpo mutilado de
se inserta Las conspiradoras? Frida Kahlo ocupa el lugar del desnudo clásico;
— Yo empecé el libro en un momento en que se Jesusa, la heroína de Elena Poniatowska, rompe con
hablaba mucho de la escritura femenina y de todas los estereotipos de la subalternidad (p. 24)
esas cuestiones. En un principio pensaba hacer un
libro sobre escritoras latinoamericanas, pero me di — Tú planteas que lo central en el libro es la lucha
cuenta de que era imposible; en primer lugar por ese de la mujer por el poder de interpretar pero me
absurdo de hablar de “América Latina”. Son tantos parece que es más que eso. En realidad es parte de
países, tan distintos, con sus propias historias... y como la historia de esa lucha, pero en diálogo permanente
para mí lo más familiar es México, es el país latinoame- con un cierto recorrido por el imaginario mexicano
ricano que conozco más, decidí centrarme en México. vinculado a la mujer.
Entonces pensé que no podía hablar de lo contempo- En ese sentido estas mujeres que trabajas, Sor Juana,
ráneo sin tratar de entender en cierta forma lo que Antonieta Rivas Mercado, Frida Kahlo, Rosario Cas-
había pasado a lo largo de la historia; y luego, que si tellanos, entre otras, ¿serían emergentes o son casos
me atenía estrictamente a los géneros literarios iba a aislados?
toparme con que hay ciertos momentos en que no se — Ese es un problema que me preocupa bastante.
encuentra aparentemente nada, y en los cuales, en Monsivais dijo en la presentación del libro algo que

126
Tanto Frida Kahlo como Antonieta Rivas Mercado
trataron de vivir bajo la sombra de hombres pode-
rosos. De las dos, Frida se transformó en una verda-
dera artista, después de encontrarse expulsada de su
sueño de complementariedad. Los autorretratos son
testimonio de una lucha obsesiva e interminable por
comprender la identidad femenina. Para Antonieta,
la única identidad se encontraba en la destrucción
(...) Planeó su suicidio (con la pistola del hombre al
que amaba) y eligió el escenario de manera cons-
ciente: Notre Dame de París (pp. 162 y 167).

— Me gusta mucho la interpretación que haces sobre


Antonieta Rivas Mercado, porque me parece que su
escritura no es muy lograda, pero ella alcanza con
un acto físico una dimensión fundamental para la
historia de las mexicanas. En relación con la colonia
es interesante lo que planteas sobre las ilusas, por
ejemplo, frente a lo que sería la propuesta de Sor
Juana que se juega, al igual que los hombres, en el
campo de lo racional. Me pregunto si no es éste uno
me pareció muy interesante, en relación con algo que de los elementos que ha hecho que sea revalorada,
podríamos llamar mi inclinación, no sé por qué porque las ilusas no son revaloradas por la crítica,
motivo, quizás de simpatía ¿no? por las solitarias. fundamentalmente por la crítica masculina, pero
Aunque normalmente se piensa en movimientos, Sor Juana sí porque es mucho más fácil de tratar.
ideologías, colectividad y todo eso, yo me concentré Hay en las ilusas -en Sor Juana de una manera tal
en estas personas solitarias. La reflexión de Monsivais vez más tensionada o menos clara- y también en
es que había que tomar en cuenta también a las Antonieta, en Frida, una presencia fundamental del
activistas. Él dice que yo tengo una preocupación por cuerpo con respecto a lo femenino.
la “mística”, que las “místicas” tienen escritura y que — Me parece que eso es fundamental en el caso de
las activistas no la tenían. Esta orientación era algo que las ilusas y también de las místicas; las místicas hablan
realmente yo no pensaba de antemano, pero sí me todo el tiempo del cuerpo, de lo que sienten, de los
guiaba el interés por ciertos documentos y ciertas dolores del cuerpo, del sufrimiento del cuerpo. Para
mujeres. Incluso cuando pienso en algunas escritoras mí lo que divide a la ilusa de la mística es una línea que
modernas, como Rivas Mercado o Rosario Castellanos, dibuja la iglesia y que quizás no exista en realidad, es
casi siempre es el lado de la mística el que me llama una división fantasmal; muchas veces el lenguaje de
la atención, la mística en el sentido de pérdida de ambas es muy parecido. Pero yo creo que lo que pasa
Dios, de búsqueda de una especie de otredad en que con las ilusas es que no tenían “estado” en la colonia,
desaparece el sujeto. Y también me atraía la cuestión eran mujeres sin estado y, como esto no estaba
de la soledad, porque yo creo que privilegiamos la aceptado, entonces se quedaban en una situación
colectividad y la comunidad, pero es algo que raras personalmente ambigua, en la que no tenían expre-
veces se da. Realmente uno no tiene muchas expe- sión posible. La expresión religiosa les era negada
riencias de ese tipo, sobre todo en la época moderna, porque la gente que podía entrar a un convento era
en que nuestras experiencias muchas veces son sobre todo miembro de la élite de la sociedad. Por eso
seriales más que colectivas, y sin embargo, hay es especialmente -¿cómo puedo llamarlo?- lo hábil de
quienes tratan de dejar algo, algún testimonio, una las tácticas para, sin embargo, tener algún discurso, lo
escritura desde esta soledad nuestra. que a mí me impresiona. Hay otros casos que son

127
do bastante atención a la escritura de mujeres. Pero
ahora hay un peligro que viene del mercado, porque
la “receta romance” es muy cotizada en el mercado,
una especie de romance “sofisticado”, como el de
Isabel Allende, por ejemplo. El peligro es que se
piensa en este tipo de literatura como una especie de
discurso feminista, que tal vez pueda cambiar las
cosas. En realidad no cambian nada estas novelas, y
lo que he notado es que ahora en América Latina hay
una discusión o debate entre las mujeres que están
escribiendo lo que en México se llama literatura light,
y esas otras mujeres que intentan a través de la
escritura reestructurar ciertas cuestiones de género.

La proliferación de cursos de estudios de la mujer


y la incorporación de escritoras del Tercer Mundo
increíbles en la colonia como el de María Zárate, por a los programas de estudios, han aportado repen-
ejemplo, que descubrió que su marido, al que creía tinamente a la oferta literaria femenina la canti-
portugués, era en realidad judío, por lo cual ella dad internacional de lectores que los escritores del
también se convierte al judaísmo -al judaísmo de la ‘boom' ya han venido disfrutando durante largo
colonia, que no tiene nada que ver con la ortodo- tiempo. ¿Por qué entonces sin razón alguna y con
xia-. La Inquisición ordena quemar a su marido y a ella la temeridad de una forastera, quiero yo algo más
la condena a la cárcel. Se conservan unos relatos muy que lo meramente comercial? Quizás sea porque el
patéticos de su actuación; era una mujer muy valiosa amplio alcance de una novelista como Allende
que constantemente protestaba y trataba de ponerse parece estar poniendo con demasiada precipita-
en contacto con otros prisioneros, lo que práctica- ción la escritura ‘de calidad' al servicio de las
mente era imposible. Yo me pregunto sobre el valor fórmulas que siempre han servido para pacificar
de estas mujeres, sobre ese valor completamente a las mujeres: el romance heterosexual combinado
solitario, aislado. con la condescendencia señorial hacia las clases
subalternas.
Las ilusas empleaban el mismo lenguaje que las
monjas místicas, pero a diferencia de éstas, con — Y aquí estamos volviendo al campo de lo estric-
frecuencia ‘representaban' arrobos y éxtasis en tamente literario, de lo textual. Pero tal vez lo más
público y exhibían sus cuerpos grotescos aseguran- subversivo en este sentido se esté dando por fuera de
do que tenían las marcas del favor especial de Dios. la literatura.
(...) Las ilusas eran una amenaza para la ‘rigidez — Puede ser, aunque creo que en esta época de los
de los límites' (p.89) medios masivos hay una nueva valorización de lo
literario, no en el sentido antiguo, sino de la estética;
— Al mismo tiempo, el único territorio en el cual la tampoco de la estética en términos de Hegel, pero
mujer tiene cierta libertad para actuar es el territo- sí de la idea de un lenguaje que cuestiona, que
rio de su propio cuerpo. ¿Qué pasa con las mujeres? interrumpe todas las cadenas de significaciones de
Estas mujeres de las que tú hablas de alguna manera los medios masivos. Esta cuestión del lenguaje se
lo que intentaban era socavar ese discurso hegemó- vuelve muy importante en este momento. Otra
nico masculino que las estaba condenando a cierto cuestión que también cobra importancia es la repre-
rol. ¿Y ahora? sentación de las relaciones de familia; hay muchas
— Creo que han pasado dos cosas. En primer lugar, novelas que se plantean problemas de género fuera
que el movimiento feminista internacional ha presta- del sistema ortodoxo de la pareja heterosexual, con

128
sus dos niños, etcétera, etcétera, o fuera de la idea del
hombre que hace sus conquistas mientras las mujeres
se quedan en casa o son prostitutas. Por ejemplo,
llaman mucho la atención en las novelas de Diamela
Eltit estos juegos de géneros que plantean formas de
subjetividad diferentes.

— En relación con este enfrentamiento con las


narraciones hegemónicas, creo que sigue siendo
diferente lo que pasa en el primer mundo de lo que
pasa en América Latina. Por otra parte está algo que
tú has trabajado muchísimo también, que es lo
relacionado con los movimientos sociales que tie-
nen que ver con las mujeres y que también hacen
propuestas discursivas diferentes.
— Claro, se hacen por ejemplo muchas veces a
través del testimonio. Lo que pasa es que en este
momento me resulta muy difícil hablar de movimien-
tos sociales en general, porque son tan locales y tan
diferentes. Tal vez durante las dictaduras militares
fuera más obvia hasta cierto punto esta situación. cuatro horas... pero yo me pregunto si eso va a
Muchas veces las mujeres tomaron la iniciativa en el cambiar algo en la política neoliberal. Muchos de
espacio público. Ahora no sé qué pasa exactamente, estos temas, como los movimientos sociales, o las
estamos políticamente en un momento difícil, en un mujeres que luchan contra la violencia, etcétera,
momento en que imperan las políticas locales. ahora aparecen representados en los medios, por lo
que aparentemente está pasando algo pero, en
... aunque la finalidad (del régimen militar) era la realidad, esto va en detrimento de este tipo de
de disuadir a la oposición militante y eliminar toda movimientos. Me parece que hay una especie de
forma de actividad pública, la cultura del miedo urgencia de pensar estos mismos temas de una
(el recurso a la tortura, a las desapariciones y a las manera diferente.
ejecuciones en campos de exterminio) resultó inca-
paz de frenar la acción de las madres de desapa- — Algo similar me parece que sucede con respecto
recidos. Estas mujeres, conocidas como las Madres a la crítica literaria. Gran parte de la narrativa y de
de Plaza de Mayo, no sólo se congregaban en un la crítica latinoamericana intenta cumplir con los
espacio público, sino que empleaban su posición clichés que se construyen en el “norte”; parecen
marginal como instrumento para reclamar la polis. seguir los lineamientos que venden en el mainstream
literario norteamericano, entonces por ejemplo todo
— Por otra parte, hay muchísimos niveles; por tiene que ser realismo mágico o “neomacondismo”.
ejemplo ciertos temas que han entrado a través de los ¿Cómo ves esto en relación con la nueva producción
medios, como lo relativo a la violencia sobre la mujer, narrativa?
que los medios han tomado como típico, casi como — Acabo de estar en Chile; en las librerías e incluso
un cliché, pero no pasa nada, se trata de algo en la feria del libro se vendía Paula de Isabel Allende,
fundamentalmente publicitario. la novela de Laura Esquivel, Como agua para
Con respecto a los medios, en Chile, por ejemplo, vi chocolate, Dreaming en Cuba, de Cristina García.
una especie de “telemaratón”, que se hacía para Esos eran los tres libros de mujeres que más se
recaudar dinero para los niños enfermos; todo el vendían. Claro, en “Cuarto Propio” o alguna otra
mundo estaba pegado a la televisión durante veinti- editorial pequeña se encuentran otras cosas, pero en

129
todas las librerías están estos libros, y éstos son los — ¿Cómo seguiría Las Conspiradoras?
libros que están de moda en los Estados Unidos — En este momento estoy haciendo una cosa un
también. Es decir, entonces, que hay una especie poco diferente sobre la cuestión de género. Quizás
de homogeneización de cierto tipo de literatura. sea algo muy despistado, pero me llama la atención
En relación a esperar lo que está pasando en el el que ahora el término género se piensa vinculado
norte me preocupa, porque yo creo que en el a la vanguardia de la teoría de género -si se puede
norte existe la tendencia de recuperar información hablar de una vanguardia-; se piensa más en esta
del sur. Por ejemplo si tú tienes un puesto en la vanguardia en términos no de la mujer sino del
universidad vienes al sur, les haces notas a algunos travestismo o aun de la homosexualidad a veces; en
escritores, en fin, recuperas eso como información cierta forma la cuestión a pensar es la cuestión del
para la enseñanza, para el mercado del libro, lo que lesbianismo, de la homosexualidad, del trasvestismo,
sea. En parte ayuda a esta tendencia cierta migra- más que “la mujer”. Hace diez años todo el mundo
ción hacia el norte; muchos de los críticos más hablaba de “la mujer” y ahora se habla de estas otras
destacados de América Latina ahora están allí. Julio cosas. Estuve en una reunión en Inglaterra que se
Ortega del Perú, Josefina Ludmer de Argentina, llamaba algo así como “Las teorías más avanzadas del
entre otros, están en universidades norteamerica- género”, y me recibieron con una frialdad tremenda
nas. El mercado académico en los Estados Unidos porque no hablaba de “la mujer”. Nelly Richard, por
es enorme, un libro escrito para el mercado acadé- ejemplo, en Chile tiene un libro que se llama Mascu-
mico se vende en mil universidades. Obviamente lino-femenino en el que la parte de la subversión
esto contribuye a la masificación de ciertos textos. se centra en el travestismo. Es bastante interesante
Por el contrario hay una resistencia muy grande, cómo se toma la figura del travesti como un tropo
sobre todo de parte de lo que se puede llamar el para el género, porque obviamente no puede ser
lector medio, a la literatura difícil. Este es un esencialista siendo travesti.
problema bastante grande para la literatura.
— Esto tiene que ver con las ideas de subjetividad y
— Diamela Eltit hace un análisis del auge de la disidencia que planteas en el texto. En realidad
literatura light en relación con el mercado y, mucho de lo de Frida, por ejemplo, ya es travestismo.
específicamente, con el mercado dominado por — Es fascinante el ejemplo que tomé para esa
hombres. Porque en realidad es paradójico; se parte ponencia. Parto de una tarjeta postal que salió de dos
de la idea de que ahora las que más venden son las travestis de Santiago de Chile que se llaman “Las
escritoras mujeres y, sin embargo, se trata sobre yeguas del apocalipsis”. Ellos hicieron una especie de
todo de mujeres que escriben literatura light, o sea performance en que se vestían exactamente igual
una literatura no innovadora, en la que no hay que “Las dos Fridas” y luego se fotografiaban en la
búsqueda estética. De alguna manera así se tapa a pose de “Las dos Fridas”. La diferencia es que sólo
las mujeres que están escribiendo cosas que valen la tienen ropa de la cintura para abajo, entonces se ve
pena. Lo que plantea Eltit es que de esta forma otra que son dos hombres, arriba desnudos, pero la pose
vez se justifica la idea de que lo único bueno lo es exacta, las tijeras, el corazón... todo exactamente
escriben los hombres. igual y con el mismo rostro de Frida, severo. Es
— Sí, yo estoy absolutamente de acuerdo en que eso fascinante. A mí me interesaba mucho el que retomaran
pasa. En este sentido, he notado que en Chile es un no a la mujer víctima -casi siempre se interpreta así,
gesto muy importante el de Diamela, aunque es muy mal o bien se interpreta a Frida como la mujer
minoritario. Que sea minoritario no quiere decir que víctima, sobre todo en los Estados Unidos- sino como
sea elitista, es un poco como las mujeres que estudia- expresión de que el afecto también puede darse
ban o las mujeres solitarias. Hay ciertas prácticas entre hombres y que la cuestión del cuerpo también
minoritarias, quizás muy locales, de gran importancia; es asunto de hombres. Realmente deconstruye el
estoy pensando, por ejemplo, en un esfuerzo como machismo totalmente; deconstruye el esencialismo
el del Diario de Poesía en Argentina. sobre género.

130
La religión, el nacionalismo y por último la moder- etcétera. Todas estas cosas perjudican mucho. Me
nización constituyen narraciones hegemónicas y parece que por eso la gente está tratando de ver
sistemas simbólicos que no sólo consolidaron la cómo se construyen sentimientos de comunidad
sociedad, sino que asignaron a las mujeres su lugar dentro de un pluralismo que realmente borra la
en el texto social. (p. 12) comunidad, cómo se pueden construir prácticas
democráticas y no solamente representación de la
— En Las conspiradoras tú analizas el papel de democracia.
la religión en cierto momento de la historia y
después, otorgándole un rol casi equivalente, ha- — Volviendo a Las conspiradoras, pienso que es
blas de nacionalismo mexicano, ¿qué pasaría aho- una lástima que se haya perdido el juego con el
ra, en la época de los posnacionalismos? ¿Cómo se término “plot” que estaba en el título (Plotting
inserta la subversión ahí? Women). ¿Te gustaría agregar algo en relación con
— Supongo que el papel de discursos hegemónicos el libro?
lo jugarían el pluralismo y los medios. Los críticos de — Sí, quizás que me hubiera gustado hacer algo
la cultura se preguntan dónde se encuentra la insu- distinto al final, porque no quería hacer exactamente
bordinación; tal vez en ciertos desfases del sistema o una historia. Además me parecía que no era fácil
en intensificar las diferencias dentro del sistema. hacer una especie de corpus tan nítido como lo hacía
Cosas de este estilo pueden parecer un poco vagas, con respecto a la iglesia o a la nación, porque estamos
pero en este momento se trata de una preocupación en una situación bastante fluida en este momento,
de mucha gente, porque el pluralismo y el ése es el problema. Así es que finalmente escogí
multiculturalismo admiten representación de dife- ciertas escritoras que de alguna manera iban de
rencias. acuerdo con los patrones del libro y obviamente no
traté otras escritoras que también me interesan. Me
— Casi lo exigen ¿no? quedé un poco descontenta con el último capítulo,
— Yo creo que sí; pero entonces la diferencia en no veo cómo hubiera podido hacer algo diferente; si
sí no quiere decir nada. Por otra parte, está la idea tengo que reeditar el libro voy a tener que repensar
de que todo es tan efímero, de que lo que pensa- ese final, y quizás trataría la problemática de la
mos hoy ya no estará de moda mañana, etcétera, literatura light.

131
Reseñas

MERCADO,Tununa. pulso mayor que la anima. ces poderosos que apun-


La madriguera. Un aliento más ambicioso tan en distintas direccio-
Buenos Aires, Tusquets, cuyo material fundamental nes. La autobiografía, por
1996, 182 págs. es la memoria y sus recorri- su parte, se restringe a una
dos, los modos en que un década. La vida que se
La caja de un violon- yo puede ubicarse en ella cuenta no atesora recuer-
celo suelta sus voces y bus- para desandarla y al mismo dos por fuera de la letra.
ca una resonancia, invade tiempo fundar allí su sitio. Comienza con ella, con los
el cuerpo de la mujer que Un proyecto entre la auto- viajes a la escuela, con las
se recuerda niña en La ma- biografía y la novela de acechanzas y participación
driguera. La caja no alien- aprendizaje. en los distintos tipos de
ta referencias sino que urde Sus libros anteriores escritura que practican el
las extrañas relaciones en- Celebrar la mujer como padre y la madre, con el
tre una subjetividad alerta, una pascua (1967), Canon aprendizaje de una segun-
una materia musical y una de alcoba (1988), En esta- da lengua, el inglés. Una
posible narración. Sonidos do de memoria (1990) y La década (entre el 42 y el 55)
y relatos que se arman en la letra de lo mínimo son que encadena la historia
memoria y a través de su volúmenes de relatos o tex- del país con la historia de la
trabajo. Una caja de pintu- tos fragmentarios de difícil familia y la historia perso-
ras opera de manera similar. encasillamiento. La madri- nal de la narradora. Es de-
Tununa Mercado construye guera, instalada en el géne- cir, un segmento de vida
como vecina gozosa de ro novela, trabaja provo- ligado al aprendizaje de
ellas, una caja propia que es cando a las tiranías del gé- varias escrituras y éste ama-
la metáfora de su oficio. nero. Conserva los rasgos rrado a los vaivenes de la
Esta caja de escritura, de algunas autobiografías, política. Por algo, la pala-
bólido espacial, cofre que de aquéllas que, como la bra learn impresiona a la
atraviesa el tiempo y lo tras- de Norah Lange, el yo de la niña.
ciende, reniega de la repre- escritura no se nombra con Miradas, espacios y
sentación, fabrica escritu- nombre y apellido. Un su- lenguas son los materiales
ras mientras se deja escri- jeto autobiográfico al que con los que el texto trabaja,
bir. Desde la caja, con ella hay que descubrir apelan- y al mismo tiempo son las
y en ella, el yo y el texto se do a datos de una biogra- nociones que la niña inten-
asi-milan, se deslizan, se fía que se conoce por fuera taba descubrir en su infan-
fijan en frases, líneas, frag- del texto. Mantiene también cia. Si el pasado, la infan-
mentos hasta impregnarse sus afinidades con el cia, es ese lugar donde una
uno del otro. La caja no se Bildungsroman, sobre todo noción comienza como pre-
abre, ni uno entra en ella. por la presencia de un maes- gunta, continúa como des-
Quien escribe es la caja, es tro, un exiliado boliviano cubrimiento y concluye
su caja y está en ella a desig- de apellido Sarmiento, que como entendimiento o ex-
nio 1. En La letra de lo inicia a la niña en la aven- plicación, el pasado es tam-
mínimo, escrito casi simul- tura de conocer otra lengua bién el sitio donde estos
táneamente con La madri- y le despierta los primeros aprendizajes se acopian, se
guera, aparecen ya como arrebatos de la pasión, constituyen como núcleos
núcleos las líneas, puntos y cuando aún éstos no pue- de reserva, se guardan
sentidos que La madrigue- den nombrarse. como tesoros en nidos, se
ra despliega, capta y ex- El aprendizaje avan- preservan en depósitos
pande en función del im- za, tiene la forma de vérti- clandestinos y protectores.

132
El presente de la escritura en la palabra. De la madre, bargo, la memoria y sus
es el espacio donde aque- escribana, los caracteres movimientos específicos:
llas nociones se intentan parejos sobre los protoco- desenterrar, escarbar y
recuperar como pregunta, los notariales, una caligra- frotar las trae y las lleva
como espacios a descubrir, fía propia que se vierte en como cuerdas de sentidos
como experiencias a transi- páginas impresas con el es- por la caja de la escritura.
tar. Simultáneamente es el cudo nacional, la rúbrica La niña-mujer o mejor, esta
lugar donde se construyen de la ley. Con esas dos letras, voz dividida que es la na-
ojos recientes para miradas pienso, hice la mía nos dice rradora, escribe la propia,
antiguas. la narradora. De esta he- hecha de sucesivas capas
Como un topo la niña rencia familiar se obtiene, de memoria y en ella en-
trabajó para el futuro sin como de la lengua que se cuentra su voz y la novela
saber que lo hacía, los pa- aprende con Sarmiento, la su forma.
dres, las amigas, las tías, los noción de que en toda pa- Tununa Mercado tra-
vecinos, el maestro Sarmien- labra, en toda escritura se baja en esos puntos míni-
to también trabajaron sin juega un modo de inter- mos y móviles por donde
saberlo para amasar el aco- vención social, una salida de la casa se pasa al tranvía,
pio de enseñanzas sobre de la casa a la calle, una del recinto de la Cámara de
los que la escritura del pre- relación entre vida familiar, Diputados al refugio clan-
sente se recuesta. La casa, letra y poder político. destino, de la textura de los
el barrio, la ciudad de pro- Sarmiento usa méto- libros a la idea de bibliote-
vincia son sitios donde las dos eficaces y seductores. ca, del recuerdo de la ima-
diferencias de género, de Lleva a la niña a caminar gen a su transformación en
clases sociales, de grupos por la ciudad mientras con- relato, de la rugosidad de la
políticos, de labores y dis- tinúan la lección de inglés. letra al espacio encadena-
cursos se aprenden y expe- La niña redescubre la mar- do de la novela. Es decir,
rimentan. En estos espa- cha de una lengua, sus ba- arrima para tensar las rela-
cios que se recorren de lanceos y aprende la no- ciones entre lo privado y lo
adentro hacia afuera, de ción de paisaje urbano. La público, la familia y la pa-
abajo hacia arriba, hasta letra está en la calle y se tria, el pasado y el presente,
volatilizar y hacer extrañas hace novela. El relato de lo concreto y lo abstracto,
las mismas nociones de los viajes en tranvía son la materia y la forma. La
tiempo y espacio, se ro- momentos en que la escri- escritura tensa pero proce-
dean y aprehenden las no- tura desentierra escenas y de por medio de pasajes
ciones de guerra, exilio, personajes. Casi todos leen perfectamente regulados y
adulterio, discriminación, durante esos viajes, miran y muestra así que el inter-
diferencia social, persecu- se atisban. Las miradas son cambio y la reunión son
ción política. formas de lectura. La mu- posibles.
La escritura se arroga jer-niña los espía y los fija La escritura se revela
un doble linaje vinculado a en escritura como lectores como problema, pregunta
las relaciones que la niña móviles y en tránsito. La o energía en los intersticios
entabla con las letras del novela del tranvía, sugerida por donde una letra cae o
padre y de la madre. De por el maestro Sarmiento, una palabra permanece. Si
ambos aprende un modo. disputa su posibilidad con en La letra de lo mínimo
Del padre la oralidad satí- la novela de Córdoba, con- Mercado se agita entre la
rica, el núcleo con anécdo- cebida por el padre. Ni una escritura no es otra cosa que
ta, el tono, el protagonismo ni otra se escriben, sin em- la memoria y la escritura no

133
es otra cosa que memoria, resolver los secretos de la DOMINGUEZ PRATS, P. gozan de cierta transparen-
en La madriguera se desli- otra. ¿Cuál es la patria de Voces del Exilio cia y por tanto facilitan en-
za entre disyunciones: es- una escritura?, ¿cuál la pa- (Mujeres Españolas en contrar al sujeto histórico
cribir en estado de memoria ternidad que se le constru- México 1939-1950), en cuestión, “las mujeres”;
o escribir la memoria. Es- ye?, ¿quiénes son sus maes- Madrid, Universidad las que son casi inexistentes
cribe las huellas, graba con tros?, ¿cómo se cuenta la Complutense de Madrid- en las fuentes escritas dis-
ellas la imposibilidad de un memoria de una escritura si Dirección General de la ponibles. Por ello, las fuen-
acto melancólico. Memoria no es recurriendo a sus Mujer, 1994, págs. 293. tes orales permiten analizar
y escritura entablan un jue- mentores: padre, madre, los colectivos sociales, margi-
go mortal donde más allá maestro? De esta manera se Voces del exilio es un nados de la historia.
de toda pregunta, de toda recupera no sólo una me- trabajo de investigación de Si bien es cierto que
inquietud por el recorda- moria de la escritura sino campo que trata de consi- las fuentes orales son com-
torio, el epitafio o el duelo su infancia. Una infancia derar -al decir de su autora- plejas porque, como sos-
ambas se acoplan en pre- que reniega tanto de la ima- la existencia de las relacio- tiene Luisa Passerini, se mue-
sente. Son pura presencia. gen del paraíso como de la nes de género entre mujeres y ven entre el ámbito de los
En La madriguera lo que del horror, una infancia de varones como un elemento comportamientos y las re-
se narra es la memoria de escritura que Tununa Mer- fundamental de la realidad presentaciones mentales de
una escritura. cado ata con lazos ineludi- histórica que coexiste con los individuos, la autora en-
La escritura narra su bles a la política. otras divisiones sociales tiende que es necesario uti-
memoria y las preguntas como las clases. Aborda el lizarlas para conocer los
que la hicieron posible. La Nora Domínguez colectivo femenino de la comportamientos y las ex-
novela es la respuesta de migración a México de periencias femeninas y son-
una configuración especial: exiliados políticos españo- dear con mayor precisión
1
una mujer de letras, una MERCADO, Tununa. La les post guerra civil, para en los fenómenos de la
mujer que se forja en escri- letra de lo mínimo. Ro- observar, cotejar y detectar inmigración política. Se las
turas y las escribe. Una de sario, Beatriz Viterbo Edi- las características sociales complementó con fuentes
las preguntas privilegiadas tora, 1995. constantes y las modifica- escritas tales como los ar-
instala el difícil y variado ciones operadas en el tra- chivos de la inmigración
tema de las paternidades. bajo, las mentalidades, las española en México. Sin
La figura del padre, bella- conductas, la vida familiar embargo, éstos reflejan la
mente poderosa, se abre, y social, y la participación existencia de una “memo-
se duplica en el maestro. El política de esas mujeres. ria oficial”, que Domínguez
padre duplica al maestro, Utiliza entre otras la catego- Prats denomina “andró-
Domingo Faustino Sar- ría de género para el análi- gina”, y que recoge la me-
miento, padre de la patria, sis histórico, valiéndose de moria colectiva de los
en un discurso que pro- fuentes orales y escritas. La exiliados. En tales relatos
nuncia en Valparaí-so. El investigación se centra en de vida aparecen elemen-
profesor de inglés lo dupli- torno a las relaciones de tos comunes que permiten
ca en un nombre y en una género en los diversos ám- determinar que el exilio de
función: la enseñanza y le bitos de la vida social, es- los Republicanos en Méxi-
resopla el nombre de otro pecialmente, el trabajo. Se co se caracterizó como una
maestro, Albert Camus. Así analiza el trabajo domésti- “inmigración intelectual”.
las interrogaciones sobre la co y el remunerado, las Por su parte, la autora
patria y la paternidad (en su llamadas habilidades gené- ordenó y estructuró las fuen-
versión familiar o literaria) ricas. La autora se basa fun- tes orales de las mujeres
se confunden adentrarse en damentalmente en fuentes cronológicamente en rela-
los misterios de una lleva a orales ya que las mismas ción a los sucesos políticos

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más importantes: la llega- Voces del exilio arro- siguientes palabras sinteti- BROOKSBANK JONES,
da de la República, la Gue- ja datos del colectivo feme- zan con precisión la situa- Anny and DAVIES,
rra Civil, el Éxodo de Espa- nino coincidentes y conse- ción de estas mujeres: se- Catherine (Ed.): Latin
ña, la residencia en Fran- cuentes, en algunos aspec- guían siendo válidas las American Women's
cia, y su posterior destino tos, con otras obras escritas palabras de Emilia Pardo Writing. Feminist
en México. La muestra acerca del Exilio. Por ejem- Bazán hechas en 1892 de Readings in theory and
consta de cuarenta y ocho plo, este tipo de inmigra- que las diferencias entre la crisis, New York, Oxford
entrevistas a mujeres que ción es diferente de otras educación de los sexos eran University Press, 1996, 250
reunió en México D.F. y inmigraciones españolas aún mayores que las dife- págs.
que localizó gracias a lista- que le precedieron, ya que rencias entre la educación
dos provistos por las Aso- se conformó con sectores de las distintas clases socia- Lejos está este volu-
ciaciones de Exiliados en económicos y políticos di- les; a la mujer se la educa men, conformado por doce
México como Ateneo Es- ferentes: su procedencia en para la obediencia, la pasi- ensayos críticos, de ser una
pañol y el Centro Republi- general es urbana, de pro- vidad y la sumisión y se con- simple colección de traba-
cano. Las entrevistas fue- fesionales e intelectuales, o cibe la finalidad de sus co- jos que comparten un ob-
ron organizadas por edad, de obreros calificados, y en nocimientos como un desti- jeto en común -la literatura
lugar de origen, cualifica- su gran mayoría con no ajeno: transmitirlos a sus latinoamericana escrita por
ción y actividad política. Al militancia política. Estos hijos en lugar de pensar que mujeres-, además de una
llegar a México en 1940 el datos ponen de manifiesto deben educarse para ellas perspectiva o marco de
93% tenía entre 25 y 40 que, a pesar de pertenecer mismas. Esto da una idea análisis -diferentes posibles
años. Los datos de la mues- a sectores sociales progre- clara de la educación pa- enfoques desde la crítica
tra indican que el 45% era sistas, estas mujeres respon- triarcal aún vigente en la feminista-.
procedente de Cataluña y den aún a un mandato ge- época. Una Introducción, a
Madrid y que la mayor par- néricamente determinado. cargo de las editoras, dise-
te de ellas tenía trabajo re- Las conclusiones a las Inés A. Urzagasti Aranda ña un breve aunque lúcido
munerado. Curiosamente, la que arriba la autora revelan campo de líneas teóricas a
mayoría de las mujeres era que las mujeres en el exilio partir del relevo de las prin-
apolítica y más del 50% no no modificaron demasiado cipales cuestiones que atra-
pertenecía a ningún parti- sus conductas, que perma- viesan el corpus, y de una
do. Los testimonios orales necían enmarcadas en una puesta en común -a la vez
descubren fehacientemente existencia social patriarcal. que en conflicto- de las
ideas y actitudes, pero asi- Fueron mujeres que obtu- diferentes lecturas puntua-
mismo son imprecisos vieron, compelidas por las les ofrecidas. Desde una
cronológicamente, motivo circunstancias, cierta auto- posición que contextualiza
por el cual debieron ser nomía conferida por el tra- los trabajos en el marco de
complementados con los bajo remunerado; trabajo problemáticas específicas
archivos de la JARE (Junta que se buscaba para sus- de los Latin American
de Ayuda a los Republica- tentar la familia (un gran Studies, de la teoría femi-
nos Españoles), la CAFARE porcentaje son viudas), o nista y de la producción
(Comisión Administradora para “colaborar” con el académica, Brooksbank
del fondo de Ayuda a los marido en el subsistencia Jones y Davies toman como
Republicanos) y el Archi- familiar. Pero aun así, el eje central el cruce de las
vo de Documentos de “trabajo remunerado” se categorías de teoría y cri-
Ayuda a los Republica- suma al “trabajo no remu- sis. Así, sostienen que en el
nos Españoles en México nerado doméstico” y, en marco de los Latin American
(1939-1948) de Madrid, definitiva, ambas activida- Studies, cuando la teoría se
entre otras fuentes. des son descalificadas. Las presenta a sí misma como

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feminista, dispara una serie en ese proceso, ha revi- Norah Lange y María Luisa
de tensiones en la produc- sitado, re- y de- construido Bombal; de autoras de best
ción académica que no la propia teoría crítica. Es- sellers, como Isabel Allen-
hacen sino señalar el status tas intervenciones, de gran de o Ángeles Mastretta, así
político de la teoría misma. fuerza no solamente crítica como también de escrito-
Proponen las editoras sino también ético-política, ras como Tununa Mercado
una triple articulación de estarían implicadas en la o la chilena Diamela Eltit
teoría y crisis que funcio- construcción del Feminis- cuyos proyectos estético
na como el eje estructurante mo, como movimiento en políticos enfrentarían la he-
del volumen: el debate de Lati-noamérica. gemonía del mercado.
la propia teoría sobre su Cada uno de los ensa- La articulación entre
status político, la crisis de la yos se presenta entonces política y género es una
teoría feminista y la teoría como una posible inflexión lectura que atraviesa varios
como el campo discursivo de estas articulaciones; el ensayos. Doris Meyer, por
en el que se registra y dirime conjunto, de ninguna ma- ejemplo, explora las posi-
la crisis social. Argumentan nera concebido como una bilidades contrahegemó-
las editoras que, a medida muestra panorámica que nicas de la disolución de
que las mujeres emergen agote las posibilidades de los límites entre los géneros
como las protagonistas la crítica literaria feminista, autobiográficos, el testimo-
innovadoras de nuevos mo- pone en primer plano el nio y la ficción en Cartu-
vimientos sociales en potencial productivo y cho de Nellie Campobello.
Latinoamérica, la macropo- alterador del gesto de inda- Susan Frenk, por su parte,
lítica del cambio cultural gar y explotar la crisis de la lee en La casa de los espí-
pone en crisis a la teoría teoría. ritus y Eva Luna de Isabel
como práctica micropolítica. Si la teoría no puede ser Allende una narrativa del
Pero, a su vez, la teoría ya ignorada, tampoco pue- placer discursivo/ corporal
continúa siendo el teatro de ser acríticamente celebra- que se opondría al discur-
donde las transformacio- da o rechazada, sostienen so de la opresión política
nes críticas son discur- las editoras para destacar de la dictadura chilena. El
sivamente producidas. A las estrategias de las cola- trabajo de Jo Labanyi, en
partir de esta tensión, la boradoras que, además de cambio, piensa el uso del
literatura latinoamericana, incorporar en el análisis las cuerpo femenino como
en tanto discurso que ins- posturas teóricas conside- foco de los impulsos sado
cribe y da cuenta de la gran radas abiertamente feminis- masoquistas, como la ima-
teoría, por un lado, y de la tas, como el caso de gen del horror político, en
emergencia particular de la Irigaray, Spivak y Butler, se una lectura de Vaca Sagra-
historia en los textos, por apropian políticamente de da, de Diamela Eltit, para la
otro, aparece como objeto otros discursos -Bajtin, que se apoya en Kristeva y
de análisis privilegiado. Baudrillard, Freud. Desde Mary Douglas.
De este punto se ocu- esta perspectiva de género, Otra fuerte línea de
pa específicamente Brooks- el discurso, la cultura, la lectura es la exploración
bank Jones en su artículo identidad, la subjetividad, del género como perfor-
Latin American Feminist la historia, la experiencia, la mance. Tal es el caso de
Criticism Revisited al consi- relación entre micro y Sharon Magnarelli, quien
derar cómo cierta crítica macropolítica emergen en lee en la obra de Griselda
feminista ha explorado los la lectura de textos ya sea Gambaro, especialmente en
textos latinoamericanos y, de consagradas, como El despojamiento, un tea-

136
tro de la crisis, una puesta Otros trabajos inclui- la emergencia de una tran es que no se puede repen-
en escena del cambio que dos en el volumen son los neovanguardia que traza- sar la “nación” y la “comu-
el personaje Mujer sufre al de Adriana Méndez ría una frontera divisoria nidad” sin exponer prime-
asumir la imposibilidad de Rodenas sobre textos de con quienes se acomodan ramente los límites de un sis-
responder al ideal erótico María Luisa Bombal y Juan al sistema neoliberal desde tema en el que el género está
pres-cripto. El reconoci- Rulfo; Linda Gould Levine una literatura conformista implicado en el control so-
miento de la asimetría en la sobre Cristina Peri Rossi; con las reglas del mercado. cial.
relación de poder estable- Susan Bassnett, quien utili- En este último grupo inclu- Por su colocación pri-
cida entre los géneros se za el psicoanálisis para pen- ye a las escritoras de best vilegiada, es casi inevitable
extiende paradigmática- sar la inscripción del ho- sellers como Mastretta, leer este texto más como
mente, según Magnarelli, rror, el poder y la locura en Allende y Laura Esquivel, propuesta programática
hacia una alegoría del es- la figura de la Condesa San- quienes escribirían desde que como la descripción
pacio público. grienta de Alejandra una estética conservadora de un estado de cosas en el
En el artículo de Nora Pizarnik; Luiza Lobo sobre no cuestionadora de la he- campo de la literatura y la
Domínguez sobre el pro- la construcción de la ciu- gemonía del mercado como teoría en América Latina.
yecto estético de Norah dad en Sonia Coutinho; criterio de valor.
Lange, el enfoque del gé- Catherine Davies sobre la Del otro lado, las prin- Silvana Daszuk
nero como perfomance per- poesía de la cubana Excilia cipales representantes de la
mite conjugar el análisis de Saldaña. Debra Castillo, por neovanguardia son, según
los textos con el de la cons- su parte, responde a Franco, la chilena Diamela
trucción del propio lugar Brooksbank Jones comple- Eltit y la argentina Tununa
como escritora en la institu- jizando las instancias de la Mercado. Tomando como
ción literaria. Sostiene Do- polémica sobre la crisis en eje la categoría de escritura,
mínguez que la construc- la teoría cultural, al exten- lee en estas autoras una
ción de un imaginario fa- der la puesta en cuestión estética refractaria caracte-
miliar que realiza Norah de valores universales no rizada por la ruptura, el
Lange en su producción que sólo a las relaciones entre quiebre de la narración tra-
va desde Cuadernos de in- los llamados Primer y Ter- dicional, la irrupción de lo
fancia (1937) hasta Los dos cer mundos, sino al interior marginal, la reasignación de
retratos (1956), hipótesis de las sociedades latinoa- valores a los espacios pú-
que transgrede los límites mericanas mismas. blicos y privados, la ins-
textuales para tomar como El volumen cierra con cripción del fragmento.
objeto una macro novela, un trabajo de Jean Franco, Desde estos procedimien-
debió realizarse a partir de Afterwords: from romance tos, Eltit y Mercado gene-
una serie de transacciones to refractory aesthetics, que, ran, dice Franco, una
entre moral pública y fami- al estar exento de la nume- revaluación y politización
liar, lugar en el campo cul- ración que acompaña a los de lo estético según nuevas
tural y materiales literarios. doce ensayos anteriores, líneas; y esta neovanguar-
Como producto de estas tran- entra en diálogo con la In- dia, portadora de una enor-
sacciones, una voz de mujer troducción y abrocha el mar- me fuerza desestabilizadora
es encerrada en el espacio co de contención del con- impulsada desde su propia
privado-familiar. Su con- junto de propuestas críti- mar-ginalidad, centra en la
trapartida en la vida social- cas. Franco hace una apues- sexualidad uno de sus as-
literaria será la exhibición ta fuerte y polémica al pos- pectos principales.
de una voz con cuerpo de tular, en el panorama de la Concluye Jean Fran-
mujer y un cuerpo de mujer literatura latinoamericana co: Lo que estas escritoras
muchas veces disfrazado. actual escrita por mujeres, (Eltit y Mercado) nos mues-

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FRIDMAN GOLDBERG, remos el amor/ hasta nueva fracturado, El espacio en
Florinda, Alejandra orden. que se mora, El espacio exte-
Pizarnik: Este espacio Es así como el espacio rior, El espacio fracturado
que somos, Gaithersburg, se convierte en el eje temá- del yo, El Dador de sentido,
Hispamérica, 1994, 136 tico que guía la búsqueda El lugar del amor, El espacio
págs. de un sentido, sea por parte textual, El lugar en donde
de Florinda F. Goldberg, todo sucede, El centro.
Florinda Fridman sea por parte de Alejandra Los penetrantes análi-
Goldberg, investigadora ar- Pizarnik, en el dador de sis de Florinda F. Goldberg
gentina residente en sentido. nos introducen en los posi-
Jerusalem desde 1977 y Pro- Para ello, nuestra au- bles intersticios que dejan
fesora de Literatura Latinoa- tora traza dos líneas di- los espacios cerrados o
mericana en la Universidad rectrices: 1) Las remisiones abiertos, relacionados con
Hebrea de dicha ciudad, intertextuales de Alejan- las dimensiones tempora-
bucea en este libro acerca dra (Nerval, Baudelaire, les (los cronotopos de Bajtin),
de la problemática del len- Rimbaud, Mallarmé, Ar- según el eje cerca-lejos y su
guaje poético en la obra taud, Michaud, Kafka, categorización patemá-tica
lírica de la autora de Los Breton, Joyce, así como Paz, infelicidad-plenitud.
trabajos y las noches. Vallejo, Borges, Girondo) Esto indica la línea
El volumen se estruc- (pág. 15). Más Las aventu- metodológica de trabajo: el
tura en tres partes neta- ras de Alicia de Lewis juego oposicional tanto
mente diferenciadas: 1) In- Carrol y los Cantos de paradigmático como sintag-
troducción; 2) Once capí- Maldoror, de Lautréamont mático (Saussure median-
tulos centrales de análisis (ídem). 2) Y su propósito te, con sus respectivas
poético y 3) Diversas refe- esencial: Partir de su imagi- reelaboraciones, transfor-
rencias bibliográficas. nario espacial (el de Alejan- maciones, transposiciones
En la Introducción, dra) en tanto matriz gene- y refutaciones). La biblio-
Florinda F. Goldberg esbo- radora de significaciones, grafía general marca las pos-
za la biografía de Alejandra para elaborar una lectura turas epistemológicas adop-
Pizarnik y los rasgos funda- posible de la poesía de Ale- tadas en los diversos mo-
mentales de su obra poéti- jandra Pizarnik a través del mentos de la consideración
ca. Dice que el foco temáti- idiolecto poético que simul- crítica de la obra literaria:
co de su escritura reside en táneamente lo vehiculiza y Bachelard, Bajtin, Blanchot,
un ser enfrentado sin piedad conforma (pág. 16). Su Friedrich, Jakobson, Levin,
a los límites existenciales marco gnoseológico es Lotman, Cirlot, Eliade, se-
(pág. 13). Aquí aparece una guiado por las ideas esen- ñalan un amplio espectro
palabra clave en toda la ciales de George Steiner, de posibilidades críticas que
pesquisa crítica efectuada quien sugiere circunscribir- van desde la estilística has-
por la investigadora argenti- se al texto original, con tac- ta la semiótica, pasando por
na. Todo límite marca los to epistemológico. el postformalismo ruso, la
bordes en donde están Los capítulos siguien- lingüística, la poética, la sim-
las lindes de este espacio tes analizan las diversas di- bólica, el criticismo y la
que somos. En él permane- mensiones que alcanza el hermenéutica.
cemos enclaustrados den- espacio en la obra de Ale- Pero todo ello sería
tro de una idea fija/ una jandra Pizarnik: El imagi- una mera acumulación
leyenda infantil/ (donde) nario espacial, El arquetipo datística o erudita si no
hasta nueva orden/canta- del espacio feliz, El espacio mediara un talento también

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poético en Florinda F. AMOROS, Celia (coord.) que la Ilustración no cum-
Goldberg. 10 palabras clave sobre pla con sus promesas de
Su sensibilidad la lle- Mujer. Navarra, Verbo igualdad en cuanto a la
va a interpretaciones, valga Divino, 1995, 371 págs. mujer. ¿Puede, entonces,
la metáfora y la analogía, considerarse a la Ilustra-
sumamente profundas, que Las palabras que se ción una condición de po-
también van hasta el fondo, asocian al vocablo “mujer” sibilidad de las reivindica-
como la poesía de Alejan- remiten tradicionalmente a ciones de las mujeres? Para
dra Pizarnik. la relación de ésta con los tratar de deshacer ciertos
Podríamos asimilar la otros, no consigo misma. mitos, el feminismo de la
posición sustentada por La lectura de los trabajos igualdad apela a la misma
Leyla Perrone-Moisés, de la que componen esta obra razón ilustrada. En efecto,
Universidad de San Pablo, revela el eje que los atravie- los ilustrados justifican la
al referirse a Blanchot, con sa: cada uno de ellos lleva desigualdad mediante la na-
nuestro criterio respecto a el nombre de una palabra turalización de la diferen-
Florinda F. Goldberg. En su clave en torno a las mujeres cia sexual, y derivan esa
artículo L’intertextualité cri- y a su situación de des- diferencia de característi-
tique (Poétique, 27, 1976, igualdad frente a los varo- cas biológicas, olvidando
pág. 380) dice que la obra nes. así que la apelación a lo
de Blanchot (Nosotros di- La compilación reúne natural es un procedimien-
ríamos de Florinda F. los siguientes artículos: Di- to criticado por la misma
Goldberg) es crítica porque visión sexual del trabajo de Ilustración. Como conse-
sus observaciones son Ana Amorós; Diferencia de cuencia de esa naturaliza-
verificables en los textos que María Luisa Cavana; Géne- ción de las diferencias ge-
ella cita. Pero es sobre todo ro de Rosa Cobo Bedia; néricas se excluye a la mujer
una obra de escritura por- Igualdad de Angeles Jimé- del ámbito de lo público.
que reúne esas observacio- nez Perona; Autonomía de Desde una explicación
nes y condensa esas citas en Teresa López Pardina; Fe- biologicista, se define a las
un fenómeno único de enun- minismos de Ana de Mi- mujeres a partir de su fun-
ciación que es el discurso guel; Ilustración de Cristina ción maternal, aplicándo-
denso, trágico y singular en Molina Petit; Acción positi- les sólo las características
el que el escritor Blanchot va de Raquel Osborne; Pac- que se piensan apropiadas
(para nosotros Florinda F. to entre mujeres de Luisa para tal función. Como
Goldberg) persigue su pa- Posada Kubissa y Patriar- muestra Molina Petit, en el
ciente trabajo de muerte. cado de Alicia H. Puleo. ámbito de lo privado-do-
Debido a los límites pro- méstico no hay lugar para
Enrique Ernesto Pagani pios de una reseña, revisa- la razón. La razón ilustrada
remos brevemente sólo dos se configura antes como
de los artículos antes men- patriarcal que como ilustra-
cionados. da, pero a través del mismo
En Ilustración, Molina procedimiento de dicoto-
Petit sostiene que la razón mizar y excluir, confina a
ilustrada o se predica uni- las mujeres al ámbito que
versalmente de toda la es- Las Luces no quisieron ilu-
pecie o no es ilustrada. Sin minar: el de lo privado. Es
embargo, el feminismo es precisamente la dicotomía
un producto ilustrado aun- público/privado, y la ads-

139
cripción de la mujer al se- áreas de mayor actuación de la democracia. En la
gundo ámbito, lo que nos de las acciones positivas última parte Osborne des-
permite, como señala la son actualmente la laboral, cribe la situación actual de
autora, entender el aparta- la educativa y la de la par- las mujeres en España. Se-
miento de las mujeres de ticipación política. En la se- ñala que la reforma legisla-
las promesas de la Ilustra- gunda parte del artículo se tiva ha contribuido funda-
ción. Con todo, advierte examina la pertinencia de mentalmente al fomento de
Molina Petit, la relación entre los términos “acción positi- las políticas de igualdad.
Ilustración y feminismo es va”, “discriminación positi- Finalmente, la autora desta-
compleja y puede definirse va” u “objetivo cuantitati- ca que la clave del impulso
en términos de una dialéc- vo”. En la tercera parte, y promoción de las accio-
tica. Ilustración y feminis- Osborne presenta, contra nes positivas es la actividad
mo se implican en muchos los partidarios de la merito- coordinada entre instancias
aspectos y en otros pare- cracia, diversos tipos de oficiales, como el Instituto
cen oponerse. La Ilustra- argumentos justificatorios de la Mujer, y el movimien-
ción es un proceso de de las acciones positivas. to feminista. Actividades
racionalización y un pro- Por un lado, los argumen- tales como las de investiga-
yecto de emancipación y tos de justicia social y, por ción y difusión, particular-
sin embargo, tiene una his- otro los de corte utilitarista mente en seminarios sobre
toria de prácticas de domi- que reivindican las accio- la mujer en las universida-
nación. La autora sostiene nes positivas en relación a des, la participación activa
que los puntos ciegos de la la mejor gestión de recur- de las mujeres en iniciati-
razón ilustrada-patriarcal, sos humanos de las empre- vas internacionales y su
pueden y deben ser ilumi- sas y también, al mejora- inclusión en plataformas de
nados desde la propia Ilus- miento de su imagen (en acción de ONG de índole
tración y, en ese sentido, el tanto que manifiestan una internacional, dan cuenta
feminismo ha sido la pri- preocupación por las de- de ello.
mera impugnación a la Ilus- mandas del sector femeni- En síntesis, considera-
tración desde la Ilustración no). En la cuarta parte en- mos que este libro es una
misma. contramos una expli-cita- valiosa introducción para
En el artículo Acción ción del desarrollo socio- quienes pretendan iniciar-
positiva, Raquel Osborne histórico de las acciones se en la teoría del género;
analiza el origen, la justifi- positivas, que va desde la muestra, tanto argumentos
cación y el desarrollo so- admisión del principio de sobre el carácter socio-cul-
cio-legal del concepto de igualdad ante la ley con la tural de la subordinación
acción positiva. En la Intro- Revolución Francesa hasta femenina, como así tam-
ducción la autora define la legalización de las accio- bién alternativas para avan-
las acciones positivas como nes positivas en 1965. En el zar hacia una igualdad
medidas temporales que, quinto apartado la autora “real”.
con el fin de lograr en la examina la historia socio-
práctica la igualdad de opor- legal de las acciones positi- María Gabriela Alfón
tunidades, permiten con- vas en España: los logros Yamila Pedrana
cientizar a las personas o de la II República, el retro-
corregir aquellas situacio- ceso que representó la dic-
nes que son el resultado de tadura franquista y la recu-
prácticas o de sistemas so- peración de aquellos lo-
ciales discriminatorios. Las gros con el advenimiento

140
PATEMAN, C. El contrato ma inevitablemente, la ma- ejercicio del derecho pa-
sexual. Barcelona, nera de releer los textos triarcal busca su legitima-
Anthropos. 1995. 318 modernos. ción, es decir, muestra el
págs. Los teóricos del con- funcionamiento del poder
trato relatan la derrota polí- de los varones para esta-
Llega a nuestro idio- tica del padre, y la manera blecer un orden de acceso
ma en la prolija traducción en que sus hijos, los her- al cuerpo de las mujeres.
de Maria Luisa Femenías, manos, establecen otro sis- Así la diferencia sexual se
El contrato sexual. Este tema de relaciones por li- convierte en una diferencia
libro de Carole Pateman bre acuerdo a través de un política: por un lado los
irrumpe en la trayectoria contrato, superando al or- varones como “individuos”,
feminista como un análisis den patriarcal. Pero si bien propietarios de su persona,
oportuno y pertinente que la libertad es un acto que se capaces de realizar contra-
propone una postura con- presenta como ilimitado y tos y por ello libres e igua-
trapuesta a los desarrollos que establece nuevos la- les. Y por el otro, las muje-
políticos actuales, que ha- zos, en la medida en que res como objetos, subordi-
cen de la iniciativa indivi- las viejas limitaciones son nadas, incapaces de con-
dual el estandarte de los abolidas, el acto que signi- tratos, (excepto el matrimo-
nuevos tiempos modernos. fica el fin de las viejas res- nial) ni libres ni iguales. Al
Es el liberalismo, como tricciones también crea comprender la dimensión
encuadre político -y especí- nuevos límites civiles de política de la diferencia
ficamente la teoría contrac- dominio y obediencia. sexual ya podemos distin-
tual como corpus teórico-, Carole Pateman se propo- guir una esfera pública de
el objetivo de su crítica, a la ne mostrar que en el “mun- una privada y rescatar la
hora de revisar supuestos y do nuevo” el acto de eman- génesis de ambas. Se salva
ficciones desde una pers- cipación crea subordina- con esto, la carencia de los
pectiva feminista. ción civil y derecho patriar- teóricos contractualistas,
A diferencia de como cal; que no se produce un que, al no considerar polí-
lo han venido haciendo las abandono del patriarcado ticamente relevante a la es-
posturas socialistas o femi- sino sólo su transforma- fera privada, quedaban ex-
nistas contemporáneas que, ción, un cambio de apa- cusados de no dar cuenta
atrapadas por el poder se- riencia al que denomina de su historia.
ductor de la teoría del con- “forma patriarcal no pater- Carole Pateman reto-
trato, reproducían las omi- nal” o “patriarcado moder- ma el análisis de contratos
siones irreparables de los no”. reales -de empleo, de ma-
teóricos patriarcalistas, Las características trimonio, de prostitución-
nuestra autora inaugura un patriarcales del orden con- hasta arribar a una innova-
análisis, centrado en la im- tractual quedan invisibiliza- ción contractual contem-
portancia política de la di- das en los teóricos moder- poránea, la de la materni-
ferencia sexual, intentando nos, pues sólo relatan el dad subro-gada, para vis-
recuperar una historia nun- origen del contrato social, lumbrar las diferentes figu-
ca narrada, a saber, la del omitiendo el paso previo, ras políticas y relaciones de
contrato sexual. Este con- que es condición de dicho subordinación que encar-
trato original no es un capí- contrato: la historia del con- nan los sujetos femeninos.
tulo más del contrato so- trato sexual. Esta historia Las mujeres son partes de
cial, sino una parte consti- saca a la luz, los mecanis- estos contratos (excepto el
tutiva y eficaz que transfor- mos mediante los que el de empleo) poniendo en

141
juego la propiedad en la pareja, una mujer cuyo COBO, R. Fundamentos
persona; es decir, su cuer- vientre se “alquila” y el bebé del patriarcado moder-
po está comprometido. Por nacido de ese vientre me- no. Jean Jacques
lo que la mujer nunca po- diante el aporte de la ferti- Rousseau. Madrid.
dría acceder a la condición lidad del varón de la pareja Ediciones Cátedra. 1995.
de individuo en tanto cate- contratante. Este contrato
goría neutral, puesto que, determina que el bebé es El estudio que la in-
paradójicamente, el sexo es propiedad exclusiva del vestigadora española Rosa
central en toda la teoría del varón, dado que no hay Cobo dedica al pensamien-
contrato: son los hermanos registro genético de la mu- to de Rousseau desde una
varones los que disfrutan jer de la pareja. De este perspectiva feminista se pro-
de la libertad civil y de la modo se concluye que “el pone evitar la parcialidad
dominación sexual. Esta niño/a es del padre”, retor- de enfoques anteriores. Para
sujeción queda neutraliza- nando a una forma patriar- Cobo, en efecto, la crítica
da por la categoría de indi- cal paternal que en princi- general, tanto como la de
viduo y por el resto de las pio había sido superada algunas feministas, deja de
dicotomías de la sociedad por el orden contractual lado “textos y problemas
civil (natural/civil, público/ Si una ficción política, significativos para la com-
privado, sexo/género). como la teoría del contrato, prensión de su pensamien-
El contrato, en sus ver- dice reflejar nuestra identi- to”, aunque, desde luego,
siones clásicas y en las dad política, será sumamente no los mismos. Consecuen-
relecturas contemporáneas provechoso que las muje- cia de ello es que, en uno y
que pretenden ser de libe- res no olvidemos, la identi- otro caso, el tema de la
ración, se presenta como dad sexual que encarna- sujeción de las mujeres pier-
enemigo en sí del patriar- mos, y nos avoquemos al de su vinculación orgáni-
cado. Sin embargo, Pateman reconocimiento y fortaleci- ca con los temas centrales
muestra que esas interpre- miento de nuestra autono- de la filosofía de Rousseau
taciones sólo han llevado a mía como personas feme- y asume un carácter anec-
reforzar el patriarcado, pues ninas, en relación con otros dótico o históricamente
no advirtieron que la libe- seres igualmente distintos/ condicionado, acrítica-
ración no es posible sin dar as y autónomos/as. En este mente resuelto como “la
el golpe de gracia a la do- sentido, el exhaustivo tra- misoginia rousseauniana”.
minación sexual. Tal refuer- bajo teórico de Carole O bien, se convierte en el
zo del patriarcado puede Pateman nos abre el cami- centro de la denuncia fe-
registrarse tanto en el ámbi- no hacia esta ardua labor. minista, sin que se advier-
to teórico como en el prác- ta plenamente el papel
tico. Ejemplo del primero, Mabel Campagnoli que cumple en una teoría
es la idea de que el indivi- Laura Morroni cuya complejidad no ad-
duo es propietario de su mite simplificaciones. El
persona, un individuo tan análisis de Rosa Cobo res-
igual a los demás que es ponde al propósito de
intercambiable (categoría comprender el sentido y
que neutraliza). Ejemplo del la funcionalidad de tal su-
segundo, es el contrato de jeción dentro de un mo-
madre subrogada. En él in- delo ético, político y pe-
tervienen cuatro personas: dagógico representativo de
el varón y la mujer de una la modernidad.

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Este propósito deter- modo, el análisis que Cobo to de sujeción es, subya- de la hermenéutica filosófi-
mina un amplio reexamen hace del problema de la centemente, deslizado desde ca, al hacer visibles proble-
de la obra de Rousseau, de exclusión y opresión de las el espacio público al espacio mas antes inadvertidos o
sus vinculaciones con las mujeres en el pensamiento privado. Si a esto se añade soslayados. De modo simi-
de otros pensadores del de Rousseau explora los el señalamiento de la lar, la noción de contrato
mismo período, así como puntos centrales de su tota- funcionalidad del espacio sexual permite poner de
de todos los rasgos que lidad, trayendo a la superfi- privado como sustento ne- manifiesto la cara oculta
configuran su peculiaridad cie los nexos profundos cesario del público, se com- del contractualismo moder-
en el marco de la filosofía que dicha problemática prende la importancia de no, y evidenciar el carácter
moderna. Programa que se mantiene con las catego- esta interpretación. derivado del pacto social
efectiviza en torno a cuatro rías de virtud, naturaleza, Otro aporte de Cobo respecto de aquél; así como
núcleos del pensamiento igualdad y libertad. Así, al al análisis de Rousseau lo el análisis del contrato so-
rousseauniano: la crítica al establecer los rasgos que constituye el examen de los cial en tanto pacto fraterno
ideal ilustrado de progreso, adopta la ideología patriar- rasgos que asume el patriar- contribuye a hacer paten-
la concepción del estado cal en el autor de El con- cado en su filosofía. Según tes no sólo los logros sino
de naturaleza, la propuesta trato social, este estudio la autora, la reformulación también las limitaciones del
política de El contrato so- ofrece una interpretación que Rousseau hace del modelo rousseauniano de
cial y el programa de la nueva, capaz de brindar pensamiento patriarcal con- democracia.
formación individual tal respuestas originales a los figura el surgimiento de un En síntesis, el libro de
como aparece en Emilio. interrogantes que plantea nuevo modelo, opuesto al Rosa Cobo constituye un
En relación con estos nú- su filosofía. medieval y caracterizado acercamiento original al
cleos, la autora sitúa los Ejemplo de tales apor- por la instauración de un pensamiento de Rousseau
distintos aspectos del tes son, a nuestro juicio, la ámbito social igualitario, y a la teoría política moder-
“patriarcado moderno”, ar- interpretación de Cobo pero restringido. Este mo- na desde la óptica del femi-
ticulados en significativas acerca del carácter y alcan- delo -señala la autora- co- nismo de la igualdad.
dualidades. Dualidad del ce del contractualismo en rresponde a circunstancias
estado anterior a la vida la teoría política de históricas de relevo del po- Martha Rodríguez Bustamante
social, que explica las dife- Rousseau o su exposición der patriarcal y patentiza la
rencias “naturales” entre de las características dife- exigencia de unidad del gru-
hombres y mujeres; duali- renciales que asume el po emergente como pacto
dad del ámbito social, que patriarcado en ella. Señale- fraterno, excluyente de las
propugna un igualitarismo mos que la visión de Cobo mujeres.
restringido a los varones respecto del primer tema va Los instrumentos con-
para la esfera pública y la un paso más allá de quie- ceptuales de la herme-
desigualdad para el ámbito nes ven en la supresión del néutica feminista son, en
privado, jerárquicamente pactum subjectionis la este caso, la categoría de
presidido por la autoridad contribución más importan- género, la noción de con-
del esposo y padre; por te de Rousseau a la teoría trato sexual introducida por
último, dualidad de las pro- contractualista. Para la au- C. Pateman y el análisis del
puestas pedagógicas, una tora, se trata en realidad de pacto social en términos de
destinada al individuo va- un desplazamiento de la fraternidad, elaborado por
rón e inspirada en el pro- sujeción política, más que C. Amorós. Como puede
pósito de cultivar su espon- en su efectiva supresión: verse a través de los ejem-
taneidad y autonomía, la ...la hipótesis que sostenemos plos anteriores, el empleo
otra destinada a las niñas, es que existe pacto de suje- de la categoría de género
tendiente a su represión y ción en Rousseau, en forma exhibe su capacidad para
heteronomía. De este de pacto patriarcal... El pac- ampliar el espacio crítico

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