Sei sulla pagina 1di 10

Capítulo 4.

- Los pastos
OBJETIVO
- Comprender las particularidades de los ecosistemas de pastizales sobre los que se
sustenta la ganadería extensiva.

4.1. Introducción

Los pastos son ecosistemas constituidos básicamente por plantas


herbáceas, que sirven de alimento a herbívoros, generalmente de gran
tamaño. A nivel mundial existen importantes extensiones de pastos
salvajes: la estepa rusa, la sabana africana, la pradera norteamericana,
la pampa argentina y los llanos venezolanos. En Europa, en cambio, la
mayor parte de los pastos, a excepción de los alpinos, en la alta
montaña, son pastos seminaturales, utilizados como explotación
ganadera.

Hoy en día se considera que la ganadería extensiva, basada en los


ecosistemas de pastizales sobre los que se sustenta, sabiamente
practicada, estimula el funcionamiento productivo e indefinidamente
sostenible de estos ecosistemas. Contribuye, por un lado, al
mantenimiento de la producción del ecosistema, y por otro, a hacer útil y
ordenar el territorio, ayudando así a salvaguardar el patrimonio natural.
Además, es un componente importante en la economía de poblaciones
rurales, cuyo mantenimiento es muy importante a la hora de planificar la
ordenación territorial.

4.2. Ecología de los pastos


4.2.1. Bases ecológicas de la explotación

La explotación natural de los pastos se basa en que los herbívoros,


mediante el pastoreo, simplifican las zonas forestales y de matorrales,
transformándolas en herbazales cortos intercalados. Los animales,
además, abonan los pastos resultantes mediante sus excrementos, lo
que permite la continuidad explotadora. Como regla general, los
consumidores (herbívoros) aceleran el reciclado del sistema.

Ecológicamente se plantea el problema de mantener la estabilidad global


del sistema, permitiendo la explotación, incluso intensa en determinadas
áreas. Éste se resuelve mediante la creación de estructuras reticulares,
es decir, de un mosaico de setos y zonas forestales que envuelva a los
pastos, y que proporcione a todo el sistema la estabilidad necesaria para
permitir la máxima producción compatible con la permanencia del
sistema. Las zonas forestales intercaladas son, de hecho, barreras
protectoras para los pastos (figura 4.1).

Figura 4.1: Las zonas forestales intercaladas actúan como barrera protectora de los pastos.

La explotación es un fenómeno normal en la naturaleza que se da


siempre. La vegetación no habría evolucionado como lo ha hecho sin el
concurso de los herbívoros. De hecho, en los ecosistemas naturales lo
que se encuentra es un gradiente de explotación, desde intensidades
máximas en puntos muy concretos, hasta otros donde los fitófagos
prácticamente no actúan.

Conservar es mantener los gradientes naturales.

4.2.2. Los herbívoros integrados en el sistema

Los pastos seminaturales nacieron gracias a la actividad de los animales


herbívoros, y forman un sistema conjunto con ellos. No es posible
mantener los pastos sin animales que los consuman o sin personas que
los abonen y sieguen a menudo. En el primer caso se consigue una
estabilidad mayor y los gastos de explotación se compensan
sobradamente con los ingresos del ganadero.
Hay que tratar de mantener un equilibrio entre el dinamismo de los
pastos y la estabilidad que proporcionan los retículos forestales, es decir,
un equilibrio entre la explotación y la conservación al mismo tiempo. Este
tipo de explotación conservadora se opone a la mala gestión de la
explotación, es decir a la rapiña y la expoliación.

El pastoreo por parte de los herbívoros induce al incremento de las


plantas adaptadas al mismo, lo que contribuye al mantenimiento del
sistema. Una mala gestión del ganado que actúa sobre los pastos puede
llevar a alguna de las situaciones siguientes:

- Pastoreo excesivo: incrementa la defoliación de las plantas y su


sensibilidad ante el "stress" hídrico y el pisoteo. Todo ello impide la
recuperación de las especies herbáceas que forman los pastos,
contribuyendo a la denudación y erosión de los suelos.

- Pastoreo escaso: provoca la aparición de especies poco apetecibles


para los herbívoros domésticos. Se refuerza de esta manera la tendencia
sucesional natural hacia el bosque.

- Pisoteo excesivo: produce la compactación del suelo, lo que puede


crear ambientes edáficos anaeróbicos. Se puede limitar así el reciclado
natural de nutrientes y el funcionamiento de las raíces de las plantas.

Figura 4.2: La ganadería extensiva bien gestionada contribuye al mantenimiento de los pastos.
Fuente: banco de imágenes del Ministerio de Educación y Ciencia (España).

4.2.3. Importancia de los retículos silvo-pastorales

Los pastos, tal y como se ha mencionado anteriormente, se originaron


por la actividad de los animales herbívoros, así como por otros
fenómenos (incendios forestales, aludes, etc.) sobre las zonas forestales.
Esto ocasionó la aparición de una zona de borde del bosque, dominada
por lianas y arbustos protectores, alrededor de lo que había sido la herida
del bosque, cicatrizada en forma de comunidades vegetales leñosas de
rápido desarrollo o comunidades herbáceas de crecimiento todavía más
rápido.

Las zonas de borde de los bosques constituyeron los inicios de los prados
actuales, debido a la explotación natural del mismo.

En los prados naturales actuales predominan los tipos de hierbas


grandes y tiernas, mientras que en los límites entre estos prados y el
bosque se encuentran plantas y arbustos que rebrotan con gran facilidad
(zarzas, avellanos, etc.).

En los prados seminaturales, explotados por la ganadería, estas zonas


límite, forestales o semi-forestales, tienen gran importancia. Contribuyen
a estabilizar los pastos que de otra manera perderían material
rápidamente, por el gran dinamismo del sistema, y también facilitan la
ordenación de los mismos, por la exclusión temporal del ganado de los
prados segados. Son estructuras que facilitan la regulación y gestión de
los pastos. Conociendo la importancia de estas estructuras, se puede
realizar una visión crítica de algunos de los desarrollos llevados a cabo
hasta ahora, como son los bosques de pinos y eucaliptus, que carecen
del tipo de formaciones vegetales capaces realizar esta función; o el
concepto negativo que se tenía hasta ahora del pastoreo por parte de la
cabra, que puede constituirse en un elemento auxiliar desbrozador de los
zarzales y setos vivos, así como un buen fertilizador de los pastos.

Finalmente, hay que hacer especial énfasis en el papel protector de los


cortavientos y bosques protectores para los pastos. El mejor
cortavientos, y el más económico, sería un bosque natural denso, con
buenas zonas de zarzales y de setos antes de llegar a los pastos. Sus
funciones son evitar la erosión en pendientes fuertes, disminuir el efecto
de vientos impetuosos, de escorrentías fuertes durante tormentas
frecuentes, retener la nieve en invierno, etc. En definitiva, producen
estabilidad paisajística.
4.3. Tipos de pastos y su
aprovechamiento
4.3.1. Los pastos en ambientes mediterráneos

La dinámica de los pastos, como la de todas las comunidades naturales


mediterráneas, se rige por el ciclo anual climático. Éste viene dominado
por un verano seco, en el que la actividad se para o se reduce en los
pocos ambientes protegidos del sol. Las lluvias y la humedad necesarias
para las plantas llegan en otoño. En invierno, la evaporación es escasa y
en determinadas zonas, el frío retarda o impide la actividad de muchos
seres vivos, aunque esta limitación es menos importante en las cercanías
de la costa.

Las limitaciones ambientales se centran, pues, alrededor del calor y la


sequía estivales. La hierba se marchita rápidamente cuando está a pleno
sol. En estas condiciones, solamente algunas matas pueden ser
aprovechadas por cabras y ovejas que hayan sido criadas en este tipo de
ambientes.

Los pastos son un mosaico de estructuras leñosas variado, con hierba de


poca duración que hay que aprovechar antes de que se marchite. No es
posible mantener grandes extensiones de herbazales sin sombra: se
impone la heterogeneidad. Ante esta situación, hay que fomentar la
diferenciación de comunidades vegetales y del ganado, con una correcta
distribución por especies y por edades. Se recomienda aprovechar los
conocimientos de los pastores tradicionales sobre las posibilidades de
cada tipo de bosque, matorral, ribera o rastrojo, como de los forrajes
sembrados, para equilibrar lo que el ganado no puede encontrar fuera.

PECULIARIEDADES DE LOS PASTOS ESPAÑOLES

Los pastos españoles se pueden clasificar en los siguientes tipos:


 Tundra: no hay plantas leñosas y presenta un máximo productivo estival. Se puede
encontrar en zonas de alta montaña, en prados alpinos.

 Pastos arbolados subalpinos: se encuentran intercalados entre pinedas y matorrales


de alta montaña.

 Pastos de bosque: presentan dos máximos productivos y se encuentran en paisajes


con hayedos, robledales o, más raramente, pinedas.

 Todas las transiciones hacia los pastos leñosos mediterráneos: en éstos, las lluvias
se concentran en los meses fríos del año. Se caracterizan por tener hojas duras y
persistentes, por lo que se trata de un pasto esclerófilo, favorable para las cabras.

Es necesario gestionar el paisaje no agrícola con ganados adecuados y


bien conducidos por los pastores.

En los pastos leñosos mediterráneos, menos productivos, los animales


mejor adaptados son las cabras y los asnos.

Un ejemplo de gestión de pastos: la dehesa ibérica

Las dehesas son pastizales seminaturales arbolados que ocupan amplias


áreas de suelos pobres en el centro, oeste y suroeste peninsular. En
Portugal reciben el nombre de "montados". Estos pastos han pasado de
considerarse explotaciones agropecuarias latifundistas, con
connotaciones peyorativas, a exaltarse sus virtudes, por el equilibrio
conseguido en su seno entre la explotación ganadera y la conservación
del ecosistema. Los pastos seminaturales de la dehesa se mantienen en
zonas deforestadas en regiones donde antaño sólo había bosque. Dicho
bosque fue eliminado mediante tala, incendios controlados y ramoneo
con cabras, hasta conseguir desarrollar los pastos con árboles (encinas,
alcornoques, robles melojos y quejigos) que hoy se conoce como
dehesa, donde pasta ganado vacuno, ovino, porcino y caballar. La
dehesa se estructura en función de un sistema vectorial de ladera: las
zonas más altas y más pobres en nutrientes, con presencia de arbolado,
pierden materiales, por gravedad o al ser arrastrados por la escorrentía,
en favor de las zonas más bajas, más fértiles, con mayor humedad y
donde, en definitiva, están los mejores pastos.

Este proceso sería continuo de no ser por la ganadería, que modifica


esta situación. Las zonas bajas, más productivas, son las más
consumidas por el ganado, el cual selecciona además las plantas
capaces de renovarse más rápidamente, y que son las que acabarán
dominando estas áreas. Por otra parte, las zonas altas de la dehesa son
menos productivas y su vegetación es menos agradable para los
herbívoros, con lo que en esta zona hay mucha menos presión del
ganado. No obstante, se produce un cambio en el sentido de la
vectorialidad de la ladera: los animales van a descansar a lugares bien
venteados y con presencia de árboles, fertilizando el suelo de las zonas
altas con sus excrementos.

De este modo se establece el equilibrio entre el efecto del pastoreo en


las zonas bajas y altas de las dehesas, con la tendencia natural vectorial
de la ladera de arrastrar materiales de arriba hacia abajo, con lo que se
mantiene el ecosistema estable, regulado y productivo. Y no sólo eso: la
dehesa también es un área importante por la presencia de especies
emblemáticas de la fauna salvaje ibérica (como el águila imperial o el
buitre negro), que encuentran en estas zonas un ambiente favorable para
vivir.

4.3.2. Los pastos en ambientes medioeuropeos

Los ambiente medioeuropeos se diferencian de los mediterráneos en que


carecen del período estival de sequía y calor sofocante. Los inviernos
son fríos. Se nota la influencia oceánica, por la gran humedad
atmosférica, que suaviza la temperatura y sus cambios, reduce la luz, y
también acelera la acidificación de los suelos. La hierba es muy verde,
pero no muy nutritiva en condiciones naturales.

El ejemplo clásico de este tipo de pastos son los pastos británicos. En la


península ibérica, condiciones similares se dan en la cornisa cantábrica.
En ambos casos encontramos un ambiente atlántico suave, con elevada
humedad, que constituye el paraíso de los pastizales.
4.3.2.1. Los ganados lanar y bovino

Los ganados lanar y bovino son los dos tipos de ganado más importantes
que disfrutan de las condiciones de los pastos medioeuropeos.

En la campiña británica, el ganado se encuentra en una finca o granja


compartimentada, donde los animales se pueden distribuir con poco
esfuerzo. Ambos se reparten la hierba. El ganado vacuno se come la
hierba alta, la siega igualándola, no la come hasta su base. Por el
contrario, el ganado ovino prefiere la hierba corta bien tupida, y se come
los restos cortos más nutritivos. En estas condiciones, una correcta
gestión ganadera haría que pastasen primero las vacas, y después las
ovejas. Si no es así, los óvidos se comen lo mejor primero, los brotes
tiernos más nutritivos, y dejan la paja y hierba seca para las vacas, que
han de malvivir con esta pobre dieta. Ésta fue la causa de las luchas en
la pradera americana entre "shepherds" y "cow-boys".

El ganado lanar requiere un tipo de pasto denso, con fisonomía de césped


de estadio deportivo. Es mejor si ha sido preparado antes por otros
animales, como el ganado vacuno.

En Inglaterra, en cambio, el ganado se distribuye adecuadamente en el


tiempo y el espacio. Cuando el frío del invierno no deja crecer la hierba,
las ovejas y carneros la mantienen arrasada, para aprovechar después
mejor la luz que hará crecer la hierba rebrotada; cuando los brotes ya
suben fuertes, son aprovechados por los terneros, y finalmente, cuando
la hierba tiene más azúcares para la fermentación láctica, es consumida
por las vacas de leche. En uno o dos días, el pastoreo de las vacas
rebaja la hierba. Inmediatamente después entran las ovejas, que acaban
de consumir lo que es aprovechable. Éstas últimas pueden competir con
los équidos por la misma hierba, si la entrada a cada cercado no se
programa bien.

Al cabo de siglos de pastoreo intensivo se ha seleccionado un tipo de


hierba que rebrota a la vez, que es el césped de mejor calidad. Las
plantas para campos deportivos, de fútbol por ejemplo, han salido de los
pastos comunales explotados todo el tiempo y con animales variados.

Hay que tener siempre presente que el ganado ovino, por sus
adaptaciones tradicionales, prefiere la hierba corta. Con las ovejas se
mantienen y mejoran los pastos de hierba corta y tupida, ya que son
seleccionados por el pastoreo de los animales. Y todavía son más
importantes en invierno, cuando las vacas han de estar cerradas en
establos y ovejas, yeguas y cabras aprovechan todo lo que es
alimenticio. Los óvidos, en definitiva, son el ganado que mejor transforma
(casi "industrializa") la hierba de los pastos (especialmente cuando la
lana tiene un precio alto) y naturalmente, los óvidos realizan un gran
papel en el aprovechamiento de los pastos permanentes.

4.3.3. Los pastos en ambientes de alta montaña

La montaña ofrece una diversidad de ambientes tal que facilita el


aprovechamiento ordenado de todas sus producciones. Tiene, no
obstante, el inconveniente de presentar un invierno muy largo y duro.
Algunas de sus características más importantes son:

- La nieve: es el factor limitante más importante, ya que cubre los pastos


durante mucho tiempo (de 5 a 10 meses al año. Permite poca iluminación
y provoca un frío constante no muy fuerte, así como una saturación
hídrica con peligro de ataque por hongos parásitos. El mismo aire que
proporciona el color blanco a la nieve hace de aislante frente al frío muy
fuerte, pero también que los pastos permanezcan secos, reducidos a los
rizomas, tubérculos, bulbos y algunas semillas que esperan reverdecer o
germinar en el momento de la fusión de la nieve.

- El frío: se pueden alcanzar temperaturas extremadamente bajas (hasta


-20ºC y -40ºC), que no dejan nada verde. Existen pocas matas de hoja
coriácea (esclerófilas) adaptadas anatómica y fisiológicamente a fuertes
heladas.

- El viento: es muy fuerte en la montaña. Reseca, enfría, rompe y


arrastra el hielo y la arena, de forma tal que lima y erosiona.
- La erosión: provocada por muy diversos medios (corrosión nival,
aludes, deslizamientos de tierra, erosión eólica y drenaje constante por
lluvias), provoca la pérdida constante de fertilidad que cae y no retorna.

- La luminosidad: es tan grande que hace que las plantas incrementen


la fotorespiración. Por esto, los colores dominantes en las plantas de alta
montaña son los grises, plateados o incluso blancos, para reflejar parte
de la luz incidente, y permitir sólo el paso de la longitud de onda precisa.
Estos mecanismos se han seleccionado durante miles de años de
ceguera fotorespiratoria.

Los momentos de gran vitalidad en la montaña se reducen a pocos


meses, durante el verano y sin pausa. La hierba brota al fundirse la
nieve. En esos momentos es cuando el pastor hace subir los rebaños.
Las primeras en llegar son las yeguas, que siguen a la fusión de la nieve.
Después suben las vacas y finalmente el ganado lanar aparece cuando
ya hace calor. Cada tipo de ganado aprovecha un tipo de pasto en un
momento determinado en la montaña. El orden así establecido es el fruto
de la larga experiencia de los pastores y es probablemente la regulación
más perfecta de los pastos de alta montaña.

Figura 4.3: Ovejas pastando en campo abierto.


Fuente: banco de imágenes del Ministerio de Educación y Ciencia (España).

Potrebbero piacerti anche