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Modos y extensiones.
La teoría de la intuición o inspiración natural. Los liberales y otros racionalistas que rechazan
toda posibilidad de lo sobrenatural} enseñan que los escritores de la Biblia fueron inspirados de
la misma manera que los autores y poetas en la literatura secular o como los grandes
inventores} artistas} filósofos y otros genios de este mundo.
La teoría de la iluminación. Según esta noción} el Espíritu
Santo ilumina la mente de los escritores sagrados} aumentando sus poderes naturales para
percibir claramente verdades religiosas y espirituales.
La teoría de la inspiración parcial. De acuerdo con algunos teólogos modernos, la Biblia es
una mezcla de la palabra de Dios y la de los hombres, de sabiduría revelada y la humana y aun
contiene en algunos casos, errores. Sin embargo, insisten que esto no impide que podamos
escuchar la voz de Dios a través de ella.
La teoría dinámica. Según esta teoría, se combinan los dos elementos, el divino y el humano,
en la composición de las
Escrituras. El Espíritu Santo imparte los conceptos pero deja en libertad al escritor para
expresarlos en sus propias palabras y con su propio estilo.
La teoría de la inspiración plenaria y verbal. Esta hipótesis insiste que el Espíritu no solo
inspira los conceptos y pensamientos sino también dirige al escribir en la selección de las
palabras usadas. Sin embargo, no señala que el Espíritu ha dictado el texto palabra por palabra.
Respeta la personalidad de los autores humanos al reconocer que sus características como
escritores son preservadas con respecto a su estilo y vocabulario pero sin intromisión de
errores.
La teoría mecánica o por dictado. Según este concepto, el Espíritu divino ha dictado
verbalmente las palabras de la Biblia a los escritores y ellos las escribieron como simples
secretarios. No deja lugar para la expresión de la personalidad de los autores humanos; todo era
sobrenatural.
LA PALABRA GRIEGA canon (kanon), probablemente es de origen hebreo (cáneh)¡
significa un instrumento de medición (ver Ez. 40:3-5). Pasó más tarde a significar regla, norma
de doctrina o conducta (Gá. 6: 16¡ Fil. 3: 16). En el segundo siglo, los cristianos empleaban el
vocablo "canónico» para designar los escritos apostólicos, a fin de distinguirlos de otra
literatura religiosa pero no inspirada. Con el transcurso del tiempo, este término fue utilizado
para referirse a la lista cerrada oficialmente de los libros considerados como Escritura
Sagrada.
La triple agrupación de libros en el canon hebreo. Los judíos denominan Tanak a su canon¡
una palabra formada de la primera letra de las divisiones de su Biblia: Torah (leyL Nebiim
(profetas) y Ketubim (escritos). El Antiguo Testamento de nuestra Biblia incluye treinta y
nueve libros y se divide en cuatro secciones principales: Ley (Génesis a Deuteronomio)¡
Historia (Josué a Ester)¡ Poesía (Job a Cantares) y Profetas (Isaías a Malaquías). En contraste¡
el canon hebreo cuenta con veinticuatro libros (en algunos casos veintidós) porque ciertos
libros se agrupan formando un solo tomo. También se dividen de manera diferente: la Ley¡ los
Profetas y los Escritos. La lista de los libros en el Tanak y la organización de ellos es la
siguiente.
1. Ley:
Génesis
Éxodo
Levítico
Números
Deuteronomio
2. Profetas:
Josué
Jueces
Samuel
Reyes
Isaías
Jeremías
Ezequiel
El libro de los Doce
(Oseas a Malaquías)
3. Escritos:
Salmos
Proverbios
Job
Cantares
Rut
Lamentaciones
Eclesiastés
Ester
Daniel
Esdras--~Nehemías
Crónicas
Se estima que el canon hebreo con sus 24 libros (los mismos 39 de las Biblias protestantes) se
terminó de compilar y definir totalmente después del cautiverio babilónico, en tiempos de
Nehemías y Malaquías (siglo IV a.C.). Pero, se oficializó (después de muchos siglos de discusión) y
cerró definitivamente como canon por los rabinos fariseos a comienzos del siglo II d.C
Antes del destierro total del pueblo judío en el siglo VI a. C., ya existía un canon, compuesto por el
pentateuco y los libros de Josué y los Reyes. En el siglo III antes de Cristo, la lengua principal de
Alejandría, como en la mayor parte del mundo civilizado, era el griego. El hebreo cada vez se
hablaba menos, aun entre los judíos (Jesús y sus contemporáneos en Palestina todavía hablaban
arameo) Había pues una gran necesidad de traducir al griego las Sagradas Escrituras, para los
judíos que vivían o nacieron en países de habla griega. Así pues, entre el siglo III y II a. C., se
tradujo todo el antiguo testamento al griego en la versión llamada de los Setenta (LXX), (versión
que después fue aceptada y utilizada por el cristianismo), para transmitir a la gentilidad y a la
cultura helenística, las riquezas de la sagrada escritura; en esta Biblia están incluidos tanto los
libros llamados protocanónicos y los deuterocanónicos
En las Biblias de la iglesia Católica Romana y Ortodoxa Griega, se encuentran libros que no
están incluidos en nuestra Biblia. Se llaman "libros apócrifos» (ocultos) o "deuterocanónicos
» (segundo canon). Hay catorce libros en esta categoría: Esdras; 2 Esdras; Tobías; Judit;
agregados al libro de Ester; Sabiduría de Salomón; Eclesiástico (Sabiduría de Ben Sirac);
Baruc¡ con la carta a Jeremías; el Cántico de los tres jóvenes santos; Susana (agregado a
Daniel); Be! y el Dragón: la oración de Manasés; y 1 Y2 Macabeos.
Fue en el Concilio de Roma del año 382, cuando la Iglesia Católica instituyó el Canon Bíblico con la
lista del Nuevo Testamento de San Atanasio y los libros del Antiguo Testamento de la Versión de
los LXX; esta versión fue traducida del griego al latín por San Jerónimo (la Vulgata) por encargo de
la iglesia, que en la práctica sería la primera Biblia en el sentido concreto y pleno de la palabra.
Posteriormente los Concilios regionales III de Hipona del 393, III de Cártago del 397 y IV de Cártago
del 419, en los cuales participó San Agustín, aprobaron definitivamente dicho canon.
El Nuevo Testamento fue escrito en un período muy breve en comparación al Antiguo Testamento,
pues sólo tomó medio siglo la escritura de todos sus libros. Los primeros libros datan por el año 45
d.C. que bien podrían ser algunas cartas paulinas como otros sostienen que es el libro de Santiago
para finalizar con el Apocalipsis escrito a final del siglo I, cerca del 96 al 100 d.C. Estas fechas
pueden variar dependiendo de la fuente consultada.
Hay obras muy importantes que sirvieron para la instrucción, edificación y defensa de la fe,
escritas entre los siglos I y II, que finalmente no fueron aceptadas como canónicas, pero que sí
fueron muy respetadas y veneradas por las comunidades como: La Primera Epístola de Clemente
de Roma a los Corintios, la Carta de Bernabé, El Pastor de Hermas, la Didajé, entre otras… Se
postula que ya cerca del año 130 d.C. los cuatro Evangelios y las cartas paulinas se conocían y eran
usadas por muchas congregaciones cristianas. Los tres destacados padres de la iglesia: Clemente,
Policarpo e Ignacio (primera mitad del siglo II d.C.) usaron casi todo el material del Nuevo
Testamento como autoritativas. Al parecer, sólo no contaban con el Evangelio de Marcos, 2da y
3ra de Juan, Judas y 2da de Pedro.
Es a finales del siglo IV que el canon se cierra. En el año 367 d.C. el obispo Atanasio de Alejandría
en su Carta Festiva, para la Pascua, que expone la necesidad de eliminar definitivamente el uso de
libros apócrifos y cerrar el canon definitivamente. Es el registro más temprano del planteamiento
de veintisiete libros. Finalmente, en los Concilios de Hippo (393 d.C.) y de Cartago (397 y 419 d.C.)
se catalogan los veintisiete libros y se decreta que “aparte de las Escrituras canónicas nada se
debe leer en la iglesia bajo el Nombre de Escrituras Divinas”. Con la publicación de la Vulgata
Latina se estandarizó su uso.