AÑO lxxvIii Nº 232 DIRECTOR: JORGE HORACIO ALTERINI Tomo La Ley 2014-F

BUENOS AIRES, argentina - MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DE 2014 ISSN 0024-1636

_Columna de OPINIÓN
Sanciones penales para la efectividad
La falta de regulación
del deber de seguridad
de la comunicación filial
en el Código Civil
y Comercial Mauricio Luis Mizrahi

Antonio J. Rinessi SUMARIO: I. Introducción. — II. La ley que sanciona el delito de impedimento u obstrucción de contacto de niños con sus padres no
convivientes. — III. Contenido y alcances de la ley 24.270. — IV. Intervención restrictiva de la justicia penal. Límites en su actuación.
Jurisprudencia. — V. Algunas conclusiones en torno a la aplicación de la ley 24.270. — VI. El delito de sustracción de menores. —
VII. La figura penal de desobediencia a la autoridad.
I. Introducción

Vázquez Ferreyra, después de definir a

la obligación de seguridad, como aquella La sanción de la ley 24.270 II. La ley que sanciona el delito de impedimento rente ante las cuestiones que afectan a la or-
que asume una de las partes comprome- u obstrucción de contacto de niños con sus pa- ganización familiar, sobre todo porque ésta es
tiéndose a devolver a la otra contratante, importa conferir a los judicantes dres no convivientes la célula germinal de la comunidad. Se adver-
en su persona o en sus bienes, sanos y sal- una herramienta más para impedir tirá que —cuando acontece un impedimento
vos a la expiración del contrato, aclara que La ley 24.270, en los varios tipos delictivos de contacto materno o paterno-filiales— es-
tal obligación puede haber sido asumida que se entorpezca la buena co- que regula, apunta en todos los casos a repri- tamos frente a una conducta antijurídica que,
expresamente por las partes, estar impues- municación que es dable requerir mir a quienes incumplen su deber de permitir en casos de muy marcada gravedad, merecen
ta por la ley, o bien surgir tácitamente del el contacto de los hijos menores de edad con tener el debido reproche punitivo (4).
contenido del contrato, a través de su inter- entre padres e hijos; habida cuenta sus padres no convivientes. El régimen es-
pretación integradora a la luz del principio además que a través de la amenaza tablecido, por un lado, fue objeto de críticas. Nosotros avalamos, en principio, la sanción
general de la buena fe. Se ha señalado que encerraría una contra- de la ley 24.270; en tanto ella importa confe-
coercitiva de una pena se desalienta dicción, pues si bien uno de los objetivos del rir a los judicantes una herramienta más para
Es a partir del fallo de la Corte de Casa- ese tipo de conductas. Sin embargo, ordenamiento es proteger el mantenimiento impedir que se entorpezca la buena comuni-
ción francesa ocurrido el 21 de noviembre de los vínculos materno o paterno-filiales, se cación que es dable requerir entre padres e
de 1911, que se desarrolla la teoría de la obli- claro está que los jueces penales persigue al mismo tiempo encerrar en prisión hijos; habida cuenta además que a través de la
gación de seguridad. En el fallo de la Corte deben obrar con mucho cuidado precisamente a un progenitor, que se supone amenaza coercitiva de una pena se desalien-
de Casación francesa del 10 de noviembre es una figura fundamental para el equilibrio ta ese tipo de conductas. Sin embargo, claro
de 1884, que rechaza un recurso interpues- en la aplicación de la ley para no psíquico del hijo. Esta situación se daría cuan- está que los jueces penales deben obrar con
to por la Corte de Amiens, se resuelve que convertir a ésta en un instrumento do se impone la pena efectiva; por ejemplo, por mucho cuidado en la aplicación de la ley para
la responsabilidad en el transporte de per- haberse cometido violaciones que ponen fin a no convertir a ésta en un instrumento anti-
sonas no se rige por los arts. 1784 del Códi- antifuncional, si, en la realidad, ter- la condena en suspenso. También se precisó funcional si, en la realidad, termina sirviendo
go Civil y 103 del Código de Comercio, sino mina sirviendo de un medio “útil” a que la justicia penal argentina no tiene estruc- de un medio “útil” a padres inescrupulosos y
por las normas de responsabilidad delic- tura humana ni material para aplicar adecua- recalcitrantes incumplidores para neutralizar
tual de los arts. 1382 y siguientes del Código padres inescrupulosos y recalcitran- damente la mencionada ley; afirmándose que la labor que pueda estar llevando a cabo la jus-
Civil. Este fallo fue duramente criticado, y tes incumplidores para neutralizar la amenaza penal demostró en los hechos ser ticia de familia.
fue la Corte de París la que reiteradamente impotente para la satisfacción de los manda-
sostuvo lo contrario. la labor que pueda estar llevando a tos judiciales (2). En el sentido referido, entendemos que las
cabo la justicia de familia. Cámaras penales se encaminan por la buena
Así las cosas se expidió el fallo que hi- Asimismo, se esgrimió que la solución pe- senda al haber advertido, en reiterados pro-
cimos referencia al principio en el célebre nal para los problemas surgidos del régimen nunciamientos, que su intervención está aco-
caso “Zbidi Hamida Ben Mahmoud”. A raíz de comunicación producirá el efecto de acre- tada a supuestos excepcionales de gravedad y
de un contrato de transporte se determinó I. Introducción centar el conflicto en lugar de erradicarlo. que, por sobre todas las cosas, no corresponde
que la responsabilidad era de carácter con- Se ha dicho que, tras la denuncia, habrá una interferir en el trabajo interdisciplinario que
tractual y que la ejecución del contrato de Como ya lo señalamos en un trabajo an- investigación que continuará aún de oficio, llevan a cabo los magistrados especializados
transporte comporta para el transportista terior, la protección jurídica a la comunica- con las consecuencias que tal situación gene- (ver el punto IV). Por eso, actuando los magis-
la obligación de conducir al viajero sano y ción paterno o materno-filial puede darse raría, por lo cual todo ello provocaría un con- trados con mesura y prudencia, tomando deci-
salvo a destino. Aunque este fallo se dictó a también —además de las medidas civiles— texto que tornaría muy difícil que en lo suce- siones racionales tras la evaluación previa de
propósito de una cuestión de competencia, mediante la aplicación de sanciones pena- sivo los padres puedan ponerse de acuerdo los resultados que ellas generan y, en fin, me-
sus anotadores le asignaron el alcance de les. Vale decir, a través de la criminalización sobre las distintas cuestiones atinentes a sus diando una actuación coordinada entre la jus-
un manifiesto cambio de orientación juris- de ciertas conductas incumplidoras (1). Ta- hijos (3). ticia de familia y penal, se podría postular que
prudencial, en cuanto a la naturaleza de la les serían los casos de los delitos de impedi- resulta positivo el régimen represivo instaura-
responsabilidad del contratista; lo cual se mento de contacto, de sustracción de meno- Desde una orientación antagónica, se apoyó do; aunque —insistimos— sólo debe jugar para
confirmó en dos fallos dictados por la Corte res, y de desobediencia a la autoridad. la sanción del ordenamiento que comentamos. aplicarse a casos extremos y de envergadura
Es que, en definitiva, se trata de proteger a la
Seguidamente nos ocuparemos de estas fi- familia y a la sociedad toda. Se estima que el
continúa en página 5 guras incorporadas al Código Penal. derecho penal no puede permanecer indife- continúa en página 2

COLUMNA DE OPINIÓN. La falta de regulación del deber de seguridad en el Código Civil Cargas de las partes en las notificaciones electrónicas
y Comercial Roberto G. Loutayf Ranea y Ernesto Solá.................................................................................. 8
CORREO
ARGENTINO Antonio J. Rinessi.......................................................................................................................... 1
CENTRAL B
jurisprudencia
doctrina. Sanciones penales para la efectividad de la comunicación filial Contrato de trabajo. Relación laboral entre un periodista deportivo y una radiodifu-
Mauricio Luis Mizrahi................................................................................................................... 1 sora. Configuración. Despido. Indemnización. Ley aplicable (CNTrab.)...............................6
FRANQUEO A PAGAR
CUENTA Nº 10269F1

NOTA A FALLO. La profesión liberal del dependiente

David Duarte................................................................................................................................. 6 Notificación Electrónica. Falta de recepción del mail de cortesía. Obligaciones del
abogado (CFed. Córdoba)....................................................................................................8
2 | MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DE 2014
Sanciones
penales para la
efectividad de la
comunicación filial
viene de tapa
donde se advierta que la sanción penal se torna
imperiosa.
III. Contenido y alcances de la ley 24.270
El primer párrafo de los arts.  1º y 2º de la
ley 24.270 regulan dos tipos penales básicos
distintos  (5). En el art. 1º se reprime con pri-
sión de un mes a un año al “padre o tercero
que, ilegalmente, impidiera u obstruyera el
contacto de menores de edad con su padres
no convivientes”. En cambio, el primer pá-
rrafo del art. 2º establece que incurrirá en las
mismas penas “el padre o tercero que para
impedir el contacto del menor con el padre no
conviviente, lo mudare de domicilio sin autori-
zación judicial”.
A su vez, los tipos penales citados contienen
una modalidad agravada en el segundo párra-
fo de cada artículo. Así, en el contemplado en
el art. 1º la pena se aumenta de seis meses a
tres años si el impedimento u obstrucción del
contacto recayera sobre un niño menor de
diez años o fuera discapacitado. Por su parte,
el segundo párrafo del art. 2º, eleva la pena de
prisión al doble del mínimo establecido y a la
mitad del máximo, si la mudanza del domici-
lio sin autorización judicial —para impedir el
contacto con el progenitor no conviviente— se
realizara a un país extranjero; por supuesto
“sin autorización judicial o excediendo los lí-
mites de esta autorización”.
Como nota diferencial con otras leyes ex-
tranjeras (por ejemplo, con el art. 357 del Cód.
Penal francés), cabe acotar que en la ley argen-
tina no se impone un trámite judicial previo en
sede civil que haya establecido un régimen de
contacto entre el padre y el hijo; de modo que
la justicia penal puede intervenir directamen-
te ante la denuncia de un impedimento. En lo
atinente al bien jurídico protegido, conside-
ramos evidente que— con las figuras penales
mencionadas—se tiende a resguardar en de-
finitiva el interés superior del niño, que aquí se
particulariza en proteger la debida comunica-
ción entre éste y su progenitor no conviviente;
y también podría decirse, en última instancia,
que la infracción cometida comporta un delito
contra la familia.
Ahora bien, en cuanto al tipo penal contem-
plado en el primer párrafo del art. 1º, de la ley,
obsérvese que se dirige a un resultado y es de
naturaleza permanente; esto es, que se requie-
re una acción u omisión relativamente prolon-
gada en el tiempo, sin perjuicio de que la situa-
ción pueda revertirse. Podrá repararse que la
conducta típica consiste en impedir u obstruir
el contacto de los hijos menores con su padre
no conviviente y se sigue consumando el de-
lito hasta que se restablece la comunicación.
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) Ver MIZRAHI, Mauricio Luis, “Medidas civiles
para la efectividad de la comunicación filial”, La Ley,
ejemplar del 15/9/2014, p. 1.
(2) Ver AROCENA, Gustavo Alberto, “Impedimento
de contacto de menores con sus padres no convivientes”,
p. 15, Ed. Astrea, Buenos Aires, 2010; KEMELMAJER
de CARLUCCI, Aída, “Reflexiones en torno a la efica-
cia del proceso familiar”, ponencia presentada en el IX
Congreso Mundial sobre Derecho de Familia (Panamá,
1996); PEYRANO, Jorge, “Medidas urgentes y medios
para asegurar la efectividad de la sentencia”, ponencia
presentada en las XIV Jornadas Iberoamericanas de De-
recho Procesal (La Plata, 1994); GIUDICE, Andrea V.,
La comisión de la infracción puede suceder
mediante una acción o una omisión; siendo
el primer caso un supuesto donde el padre a
cargo del cuidado personal del hijo emprende
una conducta activa, como por ejemplo, tras-
ladar al niño a otro lugar para que no lo pueda
encontrar el otro progenitor cuando concurre
para tomar contacto con él.
El segundo caso —que se trata de una omi-
sión— se da cuando el padre conviviente no
realiza un accionar que está obligado a llevar
a cabo; así, no trasladar al hijo al sitio previs-
to para que se comunique con el progenitor
no conviviente; y de ahí que es un tipo penal
mixto alternativo. Los medios empleados por
quien comete el delito pueden ser de los más
variados, en tanto mediante ellos se logre el
objetivo buscado de impedir u obstruir la co-
municación. Queremos decir, que cuando se
habla de impedimento de contacto no solo se
está haciendo referencia al vínculo físico —de
cercanía uno de otro— sino que la obstrucción
puede suceder impidiendo que el padre no
conviviente pueda tener con su hijo un contac-
to por vía telefónica, chat, correo electrónico,
intercambio epistolar, etcétera (6).
Un tema interesante a dilucidar es si el pro-
genitor conviviente incurre en la comisión del
delito cuando es el hijo quien se niega a conec-
tarse con su padre. Acá habrá que determinar
el verdadero sentido de esa negativa; esto es,
saber si es inducida, en cuyo caso nos enfren-
taríamos con una voluntad viciada, supuesto
en el que podría verificarse el llamado síndro-
me de alienación parental (7); o, en cambio, si
se trata de una actitud autónoma del adoles-
cente que, por razones en principio atendibles,
se niega a la comunicación. Es evidente que en
la primera hipótesis el delito se comete, no
aconteciendo lo mismo en la segunda situa-
ción.
Más allá de la distinción mencionada, pen-
samos también que la infracción tiene lugar
cuando el padre a cargo del cuidado personal
del niño no acata la orden judicial emanada de
un juez de familia que le impuso la obligación
de trasladar a su hijo a un espacio terapéuti-
co de revinculación con el otro progenitor; en
particular, cuando en la resolución respectiva
el judicante advirtió al destinatario de la me-
dida que no se entenderá justificada su inasis-
tencia a aquel espacio por mediar una mera
negativa del hijo a la concurrencia (8). Dados
estos incumplimientos, y en tanto sean reite-
rados (por lo que se dirá enseguida), se con-
figuraría el tipo penal, pues con esa conducta
—la de no trasladar al niño o adolescente— se
lograría el resultado perseguido: el de impedir
u obstruir la posibilidad de que el hijo logre en
definitiva la revinculación con su padre.
La ley hace referencia a impedir u obstruir
el contacto “ilegalmente”, lo que significa de-
cir que la tipificación se obtiene mediante un
obrar contrario a derecho y, por lo tanto, ar-
bitrario; de manera que quedan excluidos los
casos en que la conducta del progenitor tiene
el sostén de una resolución judicial que ordenó
el corte de la comunicación. De todos modos,
bueno es aclarar que, aunque no se cuente con
una orden de un juez que habilite el obrar del
progenitor, siempre se ha de exigir —para la
“El Menor. Leyes 13.944 y 24.270”, Ed. Depalma, Buenos
Aires, 1998, ps. 26/27.
(3) Ver OTERO, Mariano C., “Tenencia y régimen de
visitas”, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2012, p. 122.
(4) Ver TEDESCO, Omar, “Reformas al Código Penal
referentes al débito familiar”, “Zeus”, 64-66, enero-abril
de 1994; ÁLVAREZ, Osvaldo O., “La obstrucción al régi-
men de visitas y la ley 24.270”, ED, 209-144.
(5) Sobre el tema ver AROCENA, Gustavo Alberto,
“Impedimento de contacto de menores con sus padres
no convivientes”, Ed. Astrea, Buenos Aires, 2010, p. 122;
GIUDICE, Andrea V., “El Menor. Leyes 13.944 y 24.270”,
Ed. Depalma, Buenos Aires, 1998, ps. 22 y sigtes.; MA-
NONELLAS, Graciela N., “El delito de obstrucción del
comisión del delito—las graves transgresio-
nes.
En consecuencia, el tipo no se ha de confi-
gurar en los supuestos de incumplimientos
ocasionales o aislados —totales o parciales—,
como tampoco en las interrupciones del con-
tacto que tengan su verdadera causa en las
severas desavenencias de la pareja parental;
hipótesis todas ellas que no tienen la entidad
tal como para justificar la intervención del
esquema instrumentado por el derecho cri-
minal. Es que la justicia represiva, como lo
señaló acertadamente la jurisprudencia, cons-
tituye la ultima ratio (ver el punto IV); y de ahí
que, cabe insistir, será indispensable que se
produzcan reiterados incumplimientos, muy
llamativos, que tengan una superlativa en-
vergadura, tanto por su cantidad como por su
modalidad, para que pueda entrar en escena
el derecho penal.
Por lo ya visto, va de suyo que se trata de
un delito penal que requiere el dolo directo;
vale decir, que tiene que estar presente una
acción u omisión deliberada destinada a obs-
truir la comunicación y requiere, desde luego,
que los progenitores no convivan; aunque no
se exige que se halle establecido judicialmente
un régimen de comunicación. No obstante, se
reitera que tiene que estar presente en todos
los casos una consciente voluntad decidida
del padre conviviente que apunte al objetivo
de impedir u obstruir el contacto con el otro
progenitor y, por supuesto, que esa finalidad
de obstrucción o impedimento se concrete en
la materialización del resultado perseguido.
Los delitos que estamos comentando, aun-
que dan cabida a la acción penal pública, de-
penden de la instancia privada. Por eso se dijo
que el padre perjudicado, en lugar de tener
el ejercicio de la acción, sólo cuenta con una
facultad pre-procesal que se agota con su ejer-
cicio; en el sentido de que, una vez expresada,
provoca la extinción de su poder dispositivo,
y ya no podrá “desactivar” las consecuencias
de la instancia que emprendió. Sin embargo,
en atención a que el afectado no es sólo el
progenitor no conviviente sino fundamental-
mente el hijo, considerando que los derechos
de éste son de orden público e irrenunciables
(art.  2º, segundo párrafo, de la ley 26.061), el
fiscal —por sí— estaría habilitado a promover
la acción en función de la referida normativa.
De igual modo, la “instancia privada” podría
ponerse en funcionamiento con el requeri-
miento del niño o adolescente que reclama el
contacto con su padre —si se lo considera con
la capacidad suficiente para el acto— o en su
defecto por el impulso del tutor especial que lo
represente (9).
Ya señalamos que el art. 1º, segundo párra-
fo, de la ley 24.270, tiene una modalidad agra-
vada, que es cuando el hijo tiene menos de diez
años o es un discapacitado. El aumento de la
pena en estos casos se debe a la mayor facili-
dad de comisión del delito, pues estamos ante
personas que por su situación tienen una par-
ticular dependencia psicofísica del progenitor
que ejerce sobre ellos el cuidado personal.
Hemos anticipado que el otro tipo penal es
el contemplado en el art.  2º, primer párrafo,
vínculo”, LA LEY, 2008-E, 1012; CORBO, Carlos María,
“Impedimento de contacto con el hijo menor al padre no
conviviente”, en Revista de Derecho de Familia y de las
Personas, año V, Nº 4, Mayo de 2013, Ed. La Ley, Buenos
Aires, ps. 85 y sigtes.; TARABORRELLI, José N., “Régi-
men jurídico del derecho y deber de adecuada comunica-
ción entre padres e hijos”, JA, 1997-I-869.
(6) Remitimos a nuestro trabajo “Régimen de comu-
nicación de los padres con los hijos”, punto III, LA LEY,
2014-B, 545, y “Revista de Derecho de Familia y las Per-
sonas”, año VI, nº 4, mayo 2014, p. 16.
(7) Remitimos a nuestros trabajos “Suspensiones
del régimen de comunicación filial” (puntos II, III y IV),
LA LEY, 2014-D, 783; y “Medidas civiles para la efecti-
de la ley citada; esto es, la conducta del pa-
dre que, para impedir u obstruir el contacto,
mudare al hijo de domicilio sin autorización
judicial. Tal como fue analizado cuando nos
referimos al art. 1º del ordenamiento, constitu-
ye igualmente un tipo penal de resultado, que
exige el dolo directo. También es un delito per-
manente, pero con efectos reversibles; aunque
corresponde aclarar que tanto uno como otro
artículo perfilan figuras delictivas autónomas.
La norma del art. 2º hace referencia a la mu-
danza deliberada (para impedir la comuni-
cación), por lo que, consecuentemente, no es
aplicable a los supuestos en que el alejamiento
es temporario o fugaz. Sobre el punto, es dable
aclarar que el progenitor que tiene exclusiva-
mente el ejercicio de la responsabilidad paren-
tal podría en principio trasladar su domicilio
sin requerir el acuerdo del otro progenitor;
aunque esa facultad unilateral de cambiar el
domicilio no la puede ejecutar alterando por
su cuenta el régimen de comunicación que el
hijo común tiene con el otro padre (10).
En resumidas cuentas, un requisito indis-
pensable para afectar el bien jurídico protegi-
do por el delito de marras es la variación del
domicilio del niño con la finalidad de obstruir
o impedir el contacto; para lo cual se exige que
el padre a cargo del cuidado personal del hijo
no le haya hecho saber al otro progenitor el
cambio ejecutado, desconociendo éste el para-
dero de su hijo. Es que en el sentido contrario
—o sea, si se anotició al padre no convivien-
te del mentado traslado y del nuevo lugar de
residencia— el delito no se puede configurar,
porque se relativiza sobremanera la finalidad
de obstrucción que resulta básica para que se
presente esa figura penal.
Puede suceder que el padre que tiene a su
cargo al niño realice precisamente el traslado
de marras con el objetivo de incomodar o difi-
cultar la adecuada comunicación de éste con
el otro padre y, en ese cometido, le haga saber
el cambio que va a realizar. Y bien, esta situa-
ción no alcanzará para cometer la infracción
penal; ya que, en el caso, se dificultaría el con-
tacto pero, en puridad, no se lo “obstruye” ni
se lo “impide”. Sin embargo, lo dicho no obsta
para que —a nivel civil— el afectado plantee el
pertinente reclamo para volver las cosas al es-
tado anterior. Tengamos presente que un pa-
dre conviviente si bien dispone de libertad de
movimientos, ésta no puede tener el alcance
de dificultar de un modo inconsulto el contac-
to entre el niño y el otro progenitor. He aquí
las diferencias palmarias que se presentan en-
tre las actuaciones en el ámbito civil y en el pe-
nal. Por supuesto, la autorización judicial para
emprender el traslado quita toda posibilidad
de que se configure el tipo penal.
Al igual que el segundo párrafo del art.  1º
de la ley 24.270, el segundo párrafo del art. 2º
contiene una modalidad agravada (con una
pena mayor) que también exige el dolo directo
de su autor. El delito se verifica cuando para
impedir el contacto del niño con su padre, el
otro progenitor lo mudare al extranjero sin
autorización judicial o excediendo los límites
de ella. El fundamento del agravante es la ma-
yor dificultad que representa para el progeni-
tor no conviviente la circunstancia de que su
hijo se halle fuera del país. El exceso más allá
vidad de la comunicación filial”, La Ley, ejemplar del
15/9/2014, p. 1.
(8) Ver MIZRAHI, Mauricio Luis, “La asistencia y el
acompañamiento terapéutico en el régimen de comu-
nicación filial”, LA LEY, 2014-C, 818; y “Medidas civiles
para la efectividad de la comunicación filial”, La Ley,
ejemplar del 15/9/2014, p. 1.
(9) Remitimos a nuestro trabajo “Intervención del
niño en el proceso. El abogado del niño”, LA LEY, 2011-
E, 1194.
(10) Ver MIZRAHI, Mauricio Luis, “Régimen de
comunicación de los padres con los hijos” (punto X),
La Ley, 2014-B, 545, y “Revista de Derecho de Familia y
las Personas”, año VI, nº4, mayo 2014, p. 16.

de lo autorizado —previsto por la ley— puede
ser con relación al tiempo de permanencia en
el exterior, como el lugar de destino.
De todas maneras, parece evidente que
—para que pueda operar el delito— se re-
quieren situaciones graves. Por ejemplo, para
nuestro criterio no se cometería la infracción
penal si el tiempo transcurrido está dentro de
límites razonables (por ejemplo, se autoriza
por tres meses; y el niño regresa quince días
después del vencimiento); como tampoco ha-
bría comisión delictual si, autorizado el hijo
para ir a Francia, permanece allí el tiempo
sustancial pero, por un determinado período,
se traslada a España o Alemania. Obviamente,
tampoco habrá delito si el viaje que emprenda
el hijo con su padre o madre fue realizado en
función de una autorización conferida por el
otro progenitor. Asimismo, en todos los casos
tiene que estar presente la finalidad de impe-
dir u obstruir el contacto, por lo que no me-
diará la figura penal si el emprendimiento fue
realizado sólo para “incomodar” o “dificultar”
el contacto.
IV. Intervención restrictiva de la justicia penal. Lí-
mites en su actuación. Jurisprudencia
El art. 3, inc. 1º, de la ley 24.270, ordena que
el juez penal interviniente deberá “disponer
en un plazo no mayor de 10 días, los medios
necesarios para restablecer el contacto del
menor con sus padres”. A su vez, el inc. 2º, del
mismo artículo, prescribe que “determinará,
de ser procedente, un régimen de visitas pro-
visorio por un término no superior a tres me-
ses o, de existir, hará cumplir el establecido.
En todos los casos el tribunal deberá remitir
los antecedentes a la justicia civil”. Lo descrito
indica que la ley le encomienda a los jueces pe-
nales una serie de medidas dirigidas a reponer
las cosas al estado anterior a la comisión del
hecho.
Han sido objeto de críticas los dispositivos
que se acaban de mencionar. Se ha entendi-
do así que deviene improcedente e inefectivo
establecer que sea el fuero correccional el
encargado de restablecer el contacto mater-
no o paterno-filial; el que no cuenta con un
equipamiento técnico-profesional adecuado.
Es decir, todo indicaría que estas normas no
tienen en cuenta la falta de especialización del
juez penal, por lo que —en esas condiciones—
el abordaje probablemente sería muy super-
ficial, sin posibilidad de analizar la verdadera
conflictiva familiar.
Claro está que esta labor encomendada a la
justicia criminal no puede materializarse sin
la intervención de un equipo interdisciplinario
(con el que no cuenta) que asesore al tribunal
acerca de la oportunidad y modalidad de los
encuentros para evitar ocasionar situaciones
traumáticas. Al respecto, es sabido lo alta-
mente negativo que significa para el niño,
dada la hipótesis de su negativa al contacto,
que éste se le imponga de un modo compul-
sivo; vale decir, sin que haya mediado previa-
mente un proceso terapéutico destinado a la
revinculación.
En función de lo expuesto, y advirtiendo el
fuero penal la complejidad del problema, ha
venido desempeñando un rol de suma pruden-
cia y aplicando un criterio de precaución, bus-
cando no entorpecer la labor de los jueces de
familia y asumiendo la realidad de que no es
tarea de un magistrado penal realizar evalua-
ciones sobre la crisis familiar, pues se trata de
un trabajo que es propio de los jueces especia-
{ NOTAS }
(11) Ver Juz. Nac. de 1ª Instancia en lo Criminal de Ins-
trucción Nº 25, 15/7/2008, “M. C. F. M.”, LA LEY, 2008-F,
271, Online, AR/JUR/6815/2008.
(12) Ver CNCrim. y Correc., Sala IV, 9/2/2009, “M., M.
F.”, LA LEY, 2010-B, 91 y ED, 237-254.
(13) Ver CNCrim. y Correc., Sala V, 3/8/2009, “L. G.
M.”, Lexis Nº 70055543.
lizados; de modo que se han incluso revocado
decisiones de juzgados de primera instancia
que no tuvieron en cuenta tal perspectiva.
Veamos entonces los pronunciamientos.
En un caso, el Juzgado Criminal de Instruc-
ción —que en este supuesto obró adecuada-
mente— señaló que conforme a las versiones
de las partes involucradas —en una denuncia
por impedimento de contacto— se desprendía
la existencia de graves conflictos de índole
sentimental y familiar “que exceden el trata-
miento de esta sede”. Se precisó que la figura
delictiva imputada “sólo admite el dolo direc-
to” y que requiere por parte del sujeto activo
que “obre de manera arbitraria, abusiva y sin
razón justificada”, lo que no se daba en la es-
pecie. Se aclaró que “si bien es cierto que el
denunciante no tuvo un contacto regular con
su hija, esa situación no puede atribuírsele
sin más a la imputada, sino que deriva de una
traumática y compleja relación entre los pa-
dres de la niña producto de sus conflictos post
separación”, los que “deben ser analizados y
resueltos en sede civil” (11).
En otra causa, la Sala IV de la Cámara Na-
cional en lo Criminal y Correccional revocó
un régimen de comunicación provisorio que,
a tenor del art. 3 de la ley 24.270, se había dis-
puesto en primera instancia; resolución de
grado que fue dictada a pesar de que en ese
momento estaban pendientes en la justicia de
familia la realización de un psicodiagnóstico
de interacción familiar y la elaboración de un
dictamen psiquiátrico forense respecto del
padre denunciante. Para así decidir, la Alza-
da consideró que al inicio de las actuaciones
penales se encontraba en trámite ante el fuero
civil un expediente en el cual se estaba reali-
zando la evaluación del asunto con el objeto de
retomar el acercamiento familiar, y que la de-
mora allí incurrida se debió exclusivamente a
la inactividad del denunciante, quien no había
comparecido a las citaciones cursadas por el
juzgado de familia.
En la sentencia, los jueces de Cámara des-
tacaron que “el fuero penal es la última ratio y
que, por lo tanto, no puede ser utilizado como
un medio para obtener una resolución favora-
ble en desmedro del juez natural de la causa
que se encuentra analizando la viabilidad del
régimen de visitas”. Se recalcó que no resulta
posible “otorgar al denunciante la posibilidad
de obtener aquello que no logra en otro fuero
por exclusiva responsabilidad suya”. Asimis-
mo, con énfasis se resaltó también que es el
juez civil el que tiene que expedirse en torno al
régimen de comunicación reclamado; “máxi-
me cuando dicho magistrado, atento su espe-
cialidad, se encuentra en mejores condiciones
de realizar los estudios necesarios, de valorar-
los y de adoptar una decisión adecuada para
el caso” (12).
En otro precedente, la Cámara resolvió
confirmar la decisión de la instancia anterior
que había dispuesto sobreseer a la denuncia-
da en orden al delito previsto por el art. 1 de la
ley 24.270. Señaló la Alzada que en el caso se
advertían desinteligencias entre las partes en
torno a la materialización y cumplimiento de
los encuentros acordados con relación al hijo
común, pero no un obrar doloso por parte de
la imputada tendiente a impedir u obstruir el
contacto paterno-filial. No obstante, lo impor-
tante a destacar del pronunciamiento es que
ponderó que se encontraba en trámite una
causa ante la justicia civil en donde el juez
había intimado a la madre al cumplimiento
del régimen de comunicación establecido, ha-
(14) Ver Juz. Nac. de 1ª Instancia en lo Criminal de
Instrucción Nº 11, 3/5/2010, “F., R. M.”, LA LEY Online,
AR/JUR/13917/2010.
(15) Ver Juz. Nac. de 1ª Instancia en lo Criminal de
Instrucción Nº 11, 3/5/2010, “F., R. M”., LA LEY Online,
AR/JUR/13917/2010. Ver, también, los siguientes pro-
nunciamientos concordantes: CNCrim. y Correc., Sala I,
biéndose fijado además allí una audiencia a fin
de resolver las discrepancias respecto de ese
régimen.
El pronunciamiento citado señaló que no
cualquier inconveniente autoriza a imputar el
delito en análisis, más allá que las conductas
desplegadas puedan ser merecedoras de san-
ciones en el ámbito civil. En definitiva, el Tri-
bunal confirmó el sobreseimiento con susten-
to en que sólo situaciones graves autorizaban
la intervención de la justicia criminal. En todo
caso, se recordó que el derecho penal tiene
una función subsidiaria, por lo que su actuación
sólo podría justificarse cuando han fracasado
todas las medidas dictadas en el ámbito civil
para resolver los conflictos planteados (13).
Con orientación similar, otra causa trató el
tema que nos ocupa. Se insistió que el delito
investigado (impedimento de contacto) re-
clama un dolo directo; y que ese aspecto sub-
jetivo no se presenta cuando se está ante un
panorama de constantes conflictos entre los
progenitores, donde se observa una severa e
irresuelta crisis que está en manos de la justi-
cia civil. Manifiesta la resolución que el ius pu-
niendi en estos casos debe ser la ultima ratio en
función del interés superior del niño que debe
preservarse; y que hace a ese interés respetar
el juez natural que aquel tiene, y que no es otro
que el magistrado de familia, ámbito donde
incluso ya había sido designada una asistente
social. Merece resaltarse la afirmación del tri-
bunal referida a que no tienen que producirse
una duplicación de intervenciones, y que no
corresponde que a través del juez penal se im-
pongan nuevas modalidades de comunicación
distintas a las acordadas en sede civil (14).
En el marco de esta decidida jurisprudencia,
fue sentenciado que ante la evidente compleji-
dad del conflicto entre los padres no se podía
deducir una actitud dolosa del imputado; y
que la cuestión tiene una adecuada respuesta
en el terreno civil. Se entendió inconveniente
que siga actuando la sede correccional, que
puede dar lugar a sentencias contrapuestas,
generando mayores desavenencias entre las
partes y el riesgo de causar más perjuicios al
niño involucrado; todo ello en la inteligencia
de que es el fuero de familia el que cuenta con
las herramientas y el conocimiento respectivo
para resolver estos conflictos.
La sentencia que estamos comentando dejó
establecido que el estándar para resolver di-
chas cuestiones es el interés superior del niño
—bien jurídico protegido con las figuras pena-
les en estudio— y que, sin dejar de reconocer
el margen de discrecionalidad en la integra-
ción de ese concepto, tal interés empieza a ser
precisado con la intervención de los especia-
listas que operan en la esfera de los juzgados
de familia; y, por ello, la función subsidiaria
de la justicia penal. Los apuntados paráme-
tros nos indican que la necesidad prioritaria
es “preservar la integridad psicológica del niño”;
y es precisamente esta guía lo que conlleva a
derivar los casos a la justicia de familia, que es
la específica, pues —de lo contrario— se an-
tepondrían los problemas entre los adultos a
aquel interés superior (15).
También se ha fallado, en diversos pronun-
ciamientos, que los conflictos deben analizar-
se y decidirse en sede civil cuando existen de-
nuncias recíprocas entre los progenitores por
temas de diversa índole, dando cuenta de las
diferencias que se observa entre ellos. Se con-
sideró que dar entrada a la órbita penal sería
complicar más aún la situación y no se haría
21/12/2009, “L., S. N.”, causa Nº 37.300; íd. íd., 12/9/2008,
“L., M. E.”, causa Nº 34.236; íd. Sala V, 31/3/2004, “P., M.
G.”, causa Nº 23.747; íd. íd, 2/3/2010, “V. R., S. M”, causa
Nº 38.630; íd. íd. 3-8-2009, “L., G. M.”, causa Nº.37.347;
íd. Sala IV, “N. L.”, causa Nº 1685/09; íd. íd. 29/8/2009,
“J., C. R.”, causa Nº 35.100; íd. Sala VI, 9/3/2010, “M. B.,
C. F.”, causa Nº 38.881.
MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DE 2014 | 3
prevalecer el interés superior del niño, sino
que, en sentido opuesto, se daría prioridad al
de los padres. Se insistió en que “para intro-
ducir el proceso penal en el ámbito familiar
deben extremarse los recaudos para no con-
tinuar afectando al niño”, pues “la pena es la
ultima ratio de nuestro Derecho”. Es que, ante
la posibilidad de encaminar la revinculación
en la justicia especializada, “no tiene sentido
continuar con la persecución criminal”, más
allá de la severa inconveniencia de la interven-
ción simultánea de dos fueros. Por lo demás,
con acierto se dijo que la justicia represiva no
tiene que ser un instrumento en manos del de-
nunciante para eludir los deberes que le impu-
so el juez natural de familia (16).
Es importante destacar que tampoco pue-
de plantearse el impedimento de contacto en
sede penal cuando la incomunicación entre la
madre (como era el caso) y el niño se debe a la
falta de acuerdos entre los progenitores acer-
ca de los días y horarios en que se va a efec-
tivizar, por más que en los hechos —por au-
sencia de acuerdo al respecto— la progenitora
no pueda relacionarse con su hijo; situaciones
éstas que tienen que dirimirse ante el magis-
trado de familia. En esa directiva, se puntua-
lizó que si bien la madre no conviviente tiene
derecho a contactarse con el niño, también su
padre tiene la facultad de organizar su vida
y la de su hijo en el marco de una conviven-
cia, conforme a las actividades de ambos que
fueron previamente planificadas. No resulta
razonable, que estas actividades, precisamen-
te, se suspendan, si no media entre los padres
una cita prevista de antemano para la entrega
del niño a la madre (17).
En otro interesante caso se imputaba a la
progenitora la comisión del delito en estudio
por haber incumplido el régimen de comu-
nicación en doce oportunidades durante un
período de doce meses. A pesar de ello, se
entendió en primera instancia que la con-
ducta investigada no se podía considerar
típica para dar nacimiento a la figura penal.
Se adujo en el fallo los problemas de hora-
rios —por su actividad laboral— que tenía
la denunciada y, además, la enfermedad que
padeció; circunstancias acreditadas en el ex-
pediente. El decisum consideró que no existía
en la causa el aspecto subjetivo necesario,
en atención a que se habían comprobado las
situaciones de violencia vivida por la pareja,
lo que conducía a que la madre actuara con
un celo excesivo respecto del niño. Para re-
solver como se hizo, se tuvo especialmente
en cuenta que el régimen de contacto final-
mente se restableció y que no obraba en los
actuados denuncias por nuevos presuntos
incumplimientos.
La Cámara que interviene en la citada
causa confirma la decisión del juez de grado.
El tribunal entendió que correspondía tener
por penalmente atípica la conducta analizada.
Es que partió del concepto de que, para la
configuración del delito, se exigía una afec-
tación efectiva y grave al régimen de comu-
nicación; lo que no sucedía en la especie, ya
que —en todo caso— se estaba ante meros
incumplimientos aislados u ocasionales que
no son suficientes para conformar la tipici-
dad penal. Se distinguió que para que ésta
acontezca es indispensable “una reiteración
de tales incumplimientos suficientemente
llamativa, tanto por su cantidad como por su
modalidad”.
continúa en página 4
(16) Ver CNac. Crim. y Correc., Sala VI, 25/3/2009,
“M. N. L.”, LA LEY Online, AR/JUR/3650/2009; íd. íd.
18/9/2012, “P. M. B.”, causa Nº 1165/2012; íd. Sala IV,
9/2/2009, “M., M. F.”, LA LEY, 2010-B, 91 y ED, 237-254.
(17) Ver Juzg. Correc. de 2ª Nominación de Catamar-
ca, 5/5/2007, “S., R. A.”, causa Nº 06/97.
4 | MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DE 2014
viene de PÁGINA 3
En los actuados a los que nos estamos re-
firiendo, bueno es destacar que los jueces es-
timaron que el encuadre precisado era el co-
rrecto, pues, de lo contrario, al derecho penal
no se lo podría considerar necesario ni eficien-
te. Es que si los incumplimientos aislados bas-
taran para la existencia del delito, el régimen
penal no sería necesario, porque el derecho de
familia cuenta con herramientas más que su-
ficientes para impedir tales incumplimientos.
Y tampoco se verificaría la eficiencia, dado
que provocaría el costo de que un padre o una
madre, que no concurre con su hijo a una cita
prefijada o no posibilita que el niño lo hiciera,
quede sujeto a estar investigado penalmente
y, por lo tanto, a ser estigmatizado como delin-
cuente. Se resaltó, por último, que el fuero de
familia constituye el ámbito más propicio para
procurar un abordaje interdisciplinario de
estas problemáticas, toda vez que cuenta con
equipos técnicos y profesionales adecuados; lo
que le permite abordar con mayor racionali-
dad los conflictos familiares subyacentes (18).
En la misma línea se pronunció la Cámara
de Casación Penal. Se sentenció que no es su-
ficiente para que se cometa el delito en estudio
que la denunciada no traslade al niño desde
Tres Arroyos a la Ciudad de Buenos Aires
para que se celebre el encuentro con su padre.
Se dijo que la “no facilitación”, por sí sola, dis-
ta de constituir el impedimento de contacto
como lo quiere la ley penal. Resulta indispen-
sable, además, una conducta positiva del pro-
genitor, como sería que éste se desplace hasta
el domicilio del niño, que era precisamente lo
que proponía la madre. Este dato demuestra
la inexistencia de un obrar doloso de la proge-
nitora tendiente a impedir u obstaculizar el
contacto. Se concluye, así, que la solución a es-
tos conflictos debe buscarse en el fuero civil, y
no en el penal. Es que éste constituye la última
ratio, por lo que se encuentra reservado para
la represión de conductas delictivas que en el
caso no se presentan (19).
El fuero capitalino, asimismo, volvió a de-
cidir que corresponde el sobreseimiento de
la imputada cuando no se probó la existencia
del dolo en su accionar. Argumentó la Alzada
que la denunciada “desconocía fehaciente-
mente que le estaba prohibido salir del país
con el hijo menor, sumado a que al momento
de tramitar el pasaporte de éste, no se le in-
formó que pesaba alguna restricción de salida
y que, al tiempo de llegar al país de destino, se
comunicó con el padre del niño informándole
el domicilio en donde se encontraban y le brin-
dó vías de comunicación para tener contacto
con su hijo” (20).
En otros trámites judiciales se han dado
también algunos supuestos particulares en
que la justicia penal —en vez de remitir las ac-
tuaciones al juez de familia— decidió suspen-
der el régimen de comunicación hasta tanto
obre un informe interdisciplinario —que se
ordena realizar— sobre la aguda conflicti-
va familiar, para así poder después resolver.
Esta actitud se adoptó sobre todo al contar
con informes de asistentes sociales, los cua-
les indicaban la inconveniencia de restablecer
derechamente el contacto sin un previo abor-
daje terapéutico (21). Sin perjuicio de la buena
voluntad que pudieron haber tenido los jueces
{ NOTAS }
(18) Ver CAcusación Córdoba, 2/5/2010, “G. M., I. E.”,
en Rev. de Derecho de Familia y las Personas, año 3, Nº 1,
Enero-Febrero de 2011, Ed. La Ley, p. 119.
(19) Ver CNCasación Penal, Sala II, 2/7/2009, “V. D.
H., G.”, causa Nº 8436, elDial AA5792.
(20) Ver CNCrim. y Correc., Sala I, 8-9-2012, LA LEY,
2012-F, 48, fallo 116.625.
(21) Ver CCrim. y Correc., de 2ª Nom., Santiago del
Estero, 18/9/2002, “M. E. G. de D. c/ L. A., J. V.”, LLNOA,
2003-162.
(22) Ver MIZRAHI, Mauricio Luis, “El cuidado perso-
para ordenarse estos estudios, nos parece que
se emprendió un camino equivocado. Reite-
ramos que no es el fuero represivo el órgano
adecuado para disponer exámenes interdisci-
plinarios en materia de regímenes de comu-
nicación. Lo que hubiera correspondido, ante
la advertencia de que se está ante un grave
conflicto familiar, no es encomendar la reali-
zación de estudios especializados, sino remitir
directa e inmediatamente los antecedentes a
la justicia civil de familia.
V. Algunas conclusiones en torno a la aplicación
de la ley 24.270
En conclusión, como bien se señaló, no tiene
que tolerarse que las denuncias penales ope-
ren como una modalidad de la que se vale un
adulto para agredir a otro, su excónyuge o pa-
reja. Por otra parte, es verdad que el niño no
debe ser privado de su derecho a contar con el
juez natural, esto es, una justicia especializada
encargada de desentrañar todas las cuestio-
nes relativas a la comunicación materna o pa-
terno-filial. No podemos ignorar que el art. 3,
in fine, de la ley 24.270 ordena la remisión de
los antecedentes a la justicia civil, sin exigir
que exista ante ésta una causa previa. Por tal
motivo, en suma, una conducta adecuada de
los magistrados penales es limitar al mínimo
su intervención y, así, tratar de no inmiscuirse
en la fijación de regímenes de contacto, a pe-
sar de lo autorizado por el primer y segundo
párrafo del ya citado art. 3 de la ley 24.270. El
ius puniendi es la ultima ratio y, por ende, re-
sulta altamente negativa una duplicación de
jurisdicciones o intervenciones simultáneas
de dos fueros, como también lo es que uno sea
la vía alternativa del otro.
La justicia correccional, para resolver, debe
tener como estándar el interés superior del niño
—bien jurídico protegido por la ley que ana-
lizamos—, el que en principio se determina
con el trabajo del equipo interdisciplinario al
que regularmente acuden los jueces de fami-
lia; de manera que se impone no interferir en
la labor de éstos —jueces naturales—, lo que
significa decir que el magistrado penal no
tiene que incurrir en el error de determinar
nuevas modalidades o criterios para la revin-
culación materna o paterno-filial que difieran
o entorpezcan los lineamientos encarados por
los juzgados civiles. La sola posibilidad de que
se dicten sentencias contrapuestas tiene que
inhibir esta suerte de actuación paralela que
atentaría contra la integridad psicológica de
los niños, la que es imperioso preservar por
encima de los intereses de los adultos.
En pocas palabras, teniendo en cuenta la
subsidiariedad de la justicia represiva, la apli-
cación de la norma en estudio —la que habi-
lita al juez criminal a establecer un régimen
provisorio de comunicación y dar curso a la
denuncia— corresponde que quede reser-
vada a casos muy graves y particulares, por
ejemplo, cuando se entiendan fracasadas to-
das las estrategias dispuestas por el juez es-
pecializado. En tales casos, entonces, el juez
penal tiene que actuar en perfecta armonía y
coordinación con aquél, por lo que vendría a
ser un sistema complementario, de auxilio y re-
fuerzo del juez civil ante situaciones en que el
solo trabajo de los tribunales de familia —por
la gravedad del asunto— se presente como
impotente para dar solución al conflicto. En
ese marco, en consecuencia, parece correcta
nal del hijo en el Proyecto de Código”, LA LEY, 2013-B,
837, y “Revista de Derecho de Familia y de las Personas”,
2013 (abril), 21.
(23) Ver POLVERINI, Verónica, “Derecho penal mí-
nimo y juez natural de familia: dos principios fundamen-
tales en la aplicación de la ley 24.270”, ED, 237-255.
(24) Ver CNCrim. y Correc., Sala V, 6/12/2012, “H., M.
R.”, en Rev. de Derecho de familia y las personas, año V,
Nº 9, octubre de 2013, Ed. La Ley, p. 59.
(25) Ver CNCrim. y Correc., Sala VII, 6-5-1998, “S., C.
S.”, LA LEY, 1999-D, 339 y Online AR/JUR/520/1998.
la guía indicada —similar a la que rige para
disponer cambios en el cuidado personal de
los hijos (22)— en el sentido de que a la justicia
penal sólo le correspondería intervenir cuan-
do, de no hacerlo, se irrogaría al niño un daño
mayor o más grave que los efectos negativos
que sufriría de decidirse que quede sujeto a
ese fuero (23).
Sin embargo, se han presentado otros ca-
sos donde la justicia penal consideró que no
resultaba procedente liberar a la imputada de
la continuación del proceso criminal. En uno
de ellos, se decidió mantener el procesamiento
de la denunciada, ya que ésta había admitido
en la indagatoria que se encontraba impidien-
do el contacto de su hijo con el padre. A esta
comprobación se le sumaban diversas cons-
tancias documentales que acreditaban que la
acusada, en los hechos, impedía esa comunica-
ción e incluso ocultaba el lugar donde residía
el niño. Véase que, al respecto, se descartaron
las defensas que habían sido articuladas. En
efecto, el tema del supuesto abuso del proge-
nitor había quedado desvirtuado en la causa
que se tramitara contra él; y, tampoco, se con-
sideró justificado invocar su incumplimiento
alimentario. En relación con este último, el
tribunal precisó que la madre no fundamentó
el porqué, desde la perspectiva de la dogmáti-
ca penal, el incumplimiento de ese deber legal
ubicaba a la acusada en una situación que la
exima de responsabilidad por el delito que se
le imputa.
También, en la causa referida, se desestimó
el argumento de la denunciada de que el hijo
“se niega a ver a su padre por temor”. Esta
invocación no pudo ser corroborada, porque
aquélla se negó a cumplir con la entrevista
dispuesta a los fines de evaluar la situación
vincular y psicológica. Dado ese panorama,
el tribunal decidió mantener el procesamien-
to cuestionado y, a la vez, solicitó al juez de
grado que “se imprima celeridad al trámite de
la causa, pues el prolongado tiempo de la ins-
trucción de estas actuaciones y la continuidad
de la conflictividad denunciada redundan en
la afectación de los derechos del niño de man-
tener en forma regular y permanente el víncu-
lo personal y directo con sus padres” (24).
En otro expediente tramitado, la Cámara
revocó la decisión de primera instancia que
había sobreseído a la imputada. El argumen-
to esgrimido por la madre era que la falta de
contacto del padre con el hijo se debió a un
traslado dispuesto respecto de ella por su em-
pleadora a la ciudad de Bahía Blanca. Sin em-
bargo, el tribunal detectó que ese traslado fue
“voluntariamente querido” por la progenitora
y lo concretó junto al niño sin requerir —a
pesar de contar con el tiempo suficiente— la
debida autorización del juez civil. En tal inte-
ligencia, la negativa al sobreseimiento se basó
en que el art. 2º, de la ley 24.270 ha tipificado la
conducta de quien mudare de domicilio al niño
sin autorización judicial (25).
VI. El delito de sustracción de menores
Paralelamente al delito que acabamos de
comentar —instaurado por la ley 24.270—,
nuestro derecho positivo penal regula otro
muy vinculado a él. Nos referimos al delito de
sustracción de menores previsto por el art. 146
del Cód. Penal, texto según ley 24.411. La nor-
ma establece: “Será reprimido con prisión o re-
(26) Ver CREUS, Carlos y BUOMPADRE, Jorge E.,
“Derecho Penal. Parte Especial”, t. I, Ed. Astrea, Buenos
Aires, 2010, ps. 348 y ss.; OTERO, Mariano C., “Tenencia
y régimen de visitas”, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2012, ps.
128/129; TCasación Penal, Pcia. de Buenos Aires, Sala II,
20/10/2011, elDial.com AA7235.
(27) Ver IRIARTE, Ignacio F., “Impedimento de
contacto de los padres no convivientes con sus hijos
menores”, LA LEY, 2005-C, 1237; CNCrim. y Correc.,
Sala I, 7/7/72, “Fernández, A”, causa 13.542; íd., Sala IV,
29/ 8/03, LA LEY, 2004-C, 640; íd., Sala V, 24/3/2003,
clusión de cinco a quince años, el que sustrajere
a un menor de diez años del poder de sus padres,
tutor o persona encargada de él, y el que lo retu-
viere u ocultare”.
A los fines del estudio de la figura, habría
que realizar una distinción entre “sustraer”,
“retener” y “ocultar”, pues cometiendo cual-
quiera de esas tres acciones se incurre en el
delito. Se podría decir que se sustrae al niño
cuando se lo despoja de quien lo tenía a su
cuidado; se lo retiene, si deliberadamente
aquél permanece en esas circunstancias jun-
to al adulto en cuestión; y se lo oculta, cuando
se lo esconde, impidiendo que el progenitor
conviviente conozca su ubicación. El delito en
análisis es instantáneo y de resultado, que se
consuma cuando se obtuvo el despojo; lo que
no impide que se vuelva permanente si la sus-
tracción, ejecutada por una misma persona,
se prolonga con la retención u ocultamiento
del niño. En tal sentido se perfecciona el tipo
penal, cuando a un pequeño se lo toma con vio-
lencia y se lo oculta por varias horas, y la ac-
ción de la fuerza pública permite recuperarlo
con posterioridad (26).
Diremos que la conexión de los delitos de
impedimento de contacto y de sustracción
de menores resulta interesante para nuestro
análisis, si interpretamos que los padres pue-
den ser autores del último delito mencionado.
Sobre el tema, dos son las orientaciones de la
jurisprudencia y doctrina. Una de ellas afirma
que el bien jurídico protegido por el precepto
—art. 146 del Código Penal— es la mal llamada
patria potestad (la responsabilidad parental),
de manera que tal tipificación impide que uno
de los padres pueda ser el autor de la infrac-
ción. Es decir, se argumenta que en cualquier
supuesto quedaría liberado el progenitor que
sustrae al hijo en cuanto al delito de sustrac-
ción de menores (27).
Otra corriente, a la que adherimos, conclu-
ye que cualquiera de los padres, cuenten o no
con el ejercicio de la responsabilidad paren-
tal o el cuidado personal del hijo, pueden ser
sujetos activos del delito, dado que la norma
reprime la sustracción del niño de la custodia
de los padres, independientemente del título
que ellos ostenten para con aquél. Ello es así
porque resulta evidente que los dos progeni-
tores tienen derecho a contactarse con su hijo,
y el tipo penal no hace salvedad alguna (28). La
cuestión tiene importancia, porque si inclui-
mos a los padres como posibles autores del
delito, contamos con una herramienta más
disponible que permite resguardar el derecho
de comunicación materno o paterno-filial. Y
esta incorporación sería acertada por las dife-
rencias existentes entre esta figura y el delito
de impedimento de contacto.
Repárese que en el delito previsto por la
ley 24.270 la pena no supera un año de pri-
sión; que se puede extender a tres, si el niño es
menor de diez años o se trata de un discapaci-
tado, y es un delito excarcelable. El sujeto ac-
tivo nunca será el progenitor no conviviente;
alcanza a un niño o adolescente de cualquier
edad que no haya cumplido los dieciocho años
y no es necesario que medie su sustracción;
es decir, sólo requiere que se estorbe, inter-
fiera o dificulte el contacto, aunque el padre
afectado tenga conocimiento del lugar donde
podría ubicar al hijo. En cambio, en el delito
de sustracción de menores, la escala penal
LA LEY, 2004-C, 1135; TOralCrim, Nº 10, 3/4/03, LA LEY,
2004-C, 735.
(28) Ver CNCrim. y Correc., Sala I, 15/7/03, “Ocaña,
Bárbara Jacqueline”, causa 20.244; íd. íd., 6/12/2002,
LA LEY, 2004-B, 570; íd., Sala V, 2/10/02, “Carras-
co Ríos, Víctor”, causa 19.910; CAcusación Córdoba,
24/3/1986, “A.R”; CÚNEO LIBARONA, Cristian, “El de-
lito de sustracción de menores versus el de impedimento
de contacto de los hijos menores con sus padres no con-
vivientes”, www.laley.online.com.ar.

tiene un máximo de quince años, no admite la
excarcelación, el niño sustraído no debe haber
alcanzado los diez años de edad y, en fin, no
bastará impedir u obstruir el contacto. A su
vez, como tiene que mediar una sustracción,
jugará aquí un papel relevante el tiempo por
el cual se prolongó la privación del contacto y
el desconocimiento por el otro padre del lugar
donde se halla el niño (29).
Agregaremos, finalmente, que un fallo de la
Cámara Nacional de Casación Penal revocó
una resolución de la Cámara Nacional de Ape-
laciones en lo Criminal y Correccional por el
que se había sobreseído al padre del delito de
sustracción de menores; disponiendo enton-
ces, aquel tribunal, que debían remitirse las
actuaciones al juzgado de origen a fin de que
continúe el trámite (arts.  470, 530 y 532 del
C.P.P.N.). En el caso el progenitor imputado
había legítimamente retirado a su hijo de cin-
co años de edad, pero no sólo no lo restituyó
al hogar materno, sino que incluso se trasladó
con él a Brasil. Así las cosas, la madre quere-
llante —que ignoraba el paradero de su hijo—
sólo pudo tomar contacto con el niño después
de haber transcurrido más de cuatro años.
El Tribunal de Casación, en su sentencia,
destacó que el cuidado circunstancial que te-
nía el padre del hijo —al retirarlo en función
del cumplimiento de un régimen de comuni-
cación— “de ninguna forma puede justificar
libertad plena de decisión individual sobre los
destinos del niño, ni funcionar como causal de
impunidad”; sobre todo en esos actuados don-
de la progenitora había perdido los rastros de
su hijo, sin saber cuál era su real paradero. Se
entendió entonces que la acción llevada a cabo
por el padre significó una “sustracción” del
niño, ya que sustituyó a la madre en el ejer-
{ NOTAS }
(29) Ver CÚNEO LIBARONA, Cristian, “El delito de
sustracción de menores versus el de impedimento de
contacto de los hijos menores con sus padres no convi-
_Columna de OPINIÓN
La falta de regulación del
deber de seguridad en el
Código Civil y Comercial
viene de tapa
durante el año 1913, en los que se declaró en
síntesis lo siguiente: que habiéndose compro-
metido la compañía, por sus pliegos de condi-
ciones, a asegurar el transporte de los agentes
necesarios al servicio del correo, tiene, por
ello mismo, la obligación de conducirlos como
cualquier viajero, sanos y salvos a destino.
Dicho fallo, que se considera como el origen
de esta obligación, ha entendido que en el con-
trato de transporte de personas el transporta-
dor no sólo se obliga a transportar al pasajero
al lugar de destino, que es la prestación princi-
pal, sino también a preservar su incolumidad
durante la ejecución contractual, prometien-
do conducirlo sano y salvo. Si sufre algún per-
juicio, incumple la obligación de seguridad, de-
biendo el deudor reparar el daño ocasionado,
aunque el pasajero llegue a destino.
Desde entonces la jurisprudencia de la Cor-
te de Casación francesa no varió y fue acogi-
da por los tribunales inferiores, no obstante
haber sido criticada por distintos autores, los
que afirman que tal interpretación va contra
la voluntad, sino de las partes, por lo menos
de una de ellas: la del porteador, a quien im-
poniéndole una obligación contractual de se-
guridad se le hace decir lo contrario de lo que
él ha querido.
cicio de los deberes-derechos que le confería
la ley civil.
La Cámara de Casación —en el caso que
comentamos— reflexionó que cualquiera de
los padres puede ser sujeto activo del delito de
sustracción de menores, haciendo la salvedad
de que, a los fines de decidir, correspondía
analizar cada situación concreta. En tal senti-
do, el quid era dilucidar si el accionar desple-
gado por el padre revestía la entidad suficiente
como para poner en juego aquellos intereses
protegidos por la norma, que son la libertad
individual del niño y el libre ejercicio de los de-
beres-derechos que emanan de la responsabi-
lidad parental por parte del progenitor afecta-
do por la sustracción. La respuesta en el caso
fue afirmativa, porque los jueces entendieron
que tales requisitos se hallaban presentes en
la causa, debido a que estaba comprobado que
el progenitor retiró a su hijo con la intención
de mudarse definitivamente del país junto a él;
todo lo cual excedía holgadamente el marco de
un conflicto familiar, para pasar a configurar
un caso de verdadera sustracción del niño (30).
VII. La figura penal de desobediencia a la auto-
ridad
Otra de las herramientas posibles con la
que cuentan los jueces civiles para tornar
efectivas sus decisiones es intimar al incum-
plidor a que dé cumplimiento al régimen de
comunicación, bajo apercibimiento de girar
los antecedentes a la justicia de instrucción
para que se lo encause por el presunto delito
de desobediencia. El tipo represivo está con-
templado en el art. 239 del Código Penal, que
prescribe: “Será reprimido con prisión de 15
días a 1 año el que resistiere o desobedeciere
a un funcionario público en el ejercicio de sus
vientes”, www.laley.online.com.ar.
(30) Ver CNCasación Penal, Sala 4ª, 26-2-2007, “P., L.”.
(31) Ver PEYRANO, Jorge W., “Medida conminato-
Este fallo culminó en una ardua polémica en
el derecho francés sobre el carácter contrac-
tual o extracontractual de la responsabilidad
del transportista, dado que en dicha legisla-
ción, a diferencia del derecho argentino, no
existen normas especiales sobre esta respon-
sabilidad en casos de muerte o lesiones del
pasajero.
La misma obligación de seguridad que en
nuestro derecho rige en el contrato de trans-
porte por virtud del art. 184 del Cód.de Comer-
cio, y se tiene tácita e implícitamente sobreen-
tendida por la buena fe en un amplio espectro
de relaciones contractuales, fue cuestionada
por juristas de la talla de Josserand.
Sin embargo la norma del art. 184 de nues-
tro Cód. de Comercio marca la diferencia del
sistema que aplicaba el derecho francés con
respecto a nuestro Código de Comercio, por-
que en él se consagra expresamente la obliga-
ción de seguridad en el contrato de transporte
con carácter objetivo.
La obligación de seguridad es el deber se-
cundario y autónomo que, expresa o tácita-
mente, asumen las partes en ciertos contratos,
relativo a preservar a las personas y bienes
de sus cocontratantes, respecto de los daños
que puedan ocasionarse durante su ejecución.
Tiene sustento en el principio de la buena fe
(art. 1198, Cód. Civil) y en su ámbito específico,
en el orden público de protección que impera
en materia de defensa del consumidor.
La utilidad práctica que ofrece depende,
en buena medida, de que se afecten intereses
distintos al de la prestación principal. La obli-
gación de seguridad se refiere estrictamente
funciones o a la persona que le prestare asis-
tencia a requerimiento de aquél o en virtud de
una obligación legal”.
Sin embargo, se ha denunciado desde una
autorizada doctrina que la figura no tiene en
la realidad eficacia práctica. Este resultado se
lo ha atribuido a la “parsimoniosa” actitud de
los jueces penales en investigar y reprimir las
desobediencias registradas en sede civil (31).
La citada situación hace que, lamentable-
mente, los juzgados de familia no acudan por
lo común a este tipo de apercibimientos y se
atengan, por lo tanto, a los diversos medios
compulsivos que tienen en sus manos y a los
que hemos hecho referencia en un trabajo an-
terior (32).
Pronunciamientos judiciales parecen con-
firmar las reflexiones precedentes. Así, una
Cámara de Rosario ha revocado una senten-
cia de primera instancia que condenó por el
delito de desobediencia, condena que fue dis-
puesta por el juez de grado precisamente por
no acatar la progenitora una orden judicial
de cumplir con el régimen de comunicación.
Se consideró por la Alzada que la conducta
atribuida a la imputada resultaba “atípica”. El
fundamento sostenido fue que la desobedien-
cia de la madre del niño no quedaba atrapada
por la mentada figura penal, “ya que da lugar
a secuencias de coerción propias del proceso
civil diagramadas para asegurar que el man-
dato judicial se satisfaga”.
Son verdaderamente deplorables fallos
como los comentados, sobre todo porque se
reconoce que la denunciada “ha hecho hasta
el cansancio alarde de su resistencia a cum-
plir con el régimen de visitas que intentaba
concretar el tribunal”, y que “ha fatigado la
ria”, LA LEY, 1989-E, 1043.
(32) Ver MIZRAHI, Mauricio Luis, “Medidas civiles
para la efectividad de la comunicación filial”, La Ley,
a los daños que puedan experimentar la per-
sona o los bienes de los contratantes con mo-
tivo de la ejecución contractual y constituye
obligación distinta de las que esencialmente
impone el contrato a las partes.
La posición que ha asumido el nuevo Códi-
go Civil y Comercial, de no regular el deber
de seguridad en los contratos, no tiene jus-
tificación si partimos de la idea que el tema
se había institucionalizado sobre la figura del
contrato de transporte del art. 184 del Cód.
de Comercio.
El Código al no regular el instituto crea más
problemas que soluciones, porque la mate-
ria estaba suficientemente descripta y sobre
todo ubicada en un cuadro comparativo que le
daba mayor solidez.
Ha quedado claro en la doctrina que cuando
se lesiona a la persona o a sus bienes, dentro
del objeto contractual, estamos en presencia
del incumplimiento contractual; y cuando se
lesiona a la persona o a sus bienes indepen-
dientemente del objeto contractual estamos
en presencia del deber de seguridad. No cabe
entonces reconocer de esta situación a la obli-
gación de seguridad, si no se ha reconocido al
contrato tácito que acompaña. Todo esto se
ha perdido al no haberse configurado a la obli-
gación de seguridad.
Señalar que los daños que se producían por
el incumplimiento en el contrato quedaban
ubicados en las dos líneas de la actividad pres-
tacional: una principal que se refería al objeto
del contrato y otra secundaria que provenían
de la inconducta. Esta última estaba referida a
los intereses de la otra parte.
MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DE 2014 | 5
encartada con su constante reincidencia”. Por
supuesto, no es un argumento válido para li-
berar a esta recalcitrante incumplidora seña-
lar que contribuyó a la conducta reseñada “la
omisión del tribunal civil de instrumentar con
precisión los recursos que tiene preordenados
la ley”. Tampoco es un sustento admisible pos-
tular, como lo hace el pronunciamiento, que
falta el requisito de la tipicidad, porque en la
especie está en juego “el interés personal del
padre a la visita” y no “proteger un interés que
incumbe a la administración pública” (33).
Concluiremos señalando que el razonamien-
to del decisum en comentario es equivocado por
dos motivos. Uno, porque la desobediencia no
está restringida en la ley sólo a los supuestos
de intereses referidos a la “administración
pública”; el otro, que resulta fundamental, es
que en el incumplimiento de un régimen de
comunicación el interés prioritario no es el del
padre que reclama el contacto, sino el del niño
—la humanidad en ascenso—, por lo que en
estos casos está involucrada la familia misma
y, con ella, la sociedad toda. De ahí el yerro de
esta penosa sentencia. l
Cita on line: AR/DOC/4072/2014
MAS INFORMACIÓN
Belluscio, Claudio A., “Restablecimiento del con-
tacto paterno-filial y la intervención del abogado del
niño”. DFyP 2014 (octubre), 80; “Traslado del hijo me-
nor de edad e impedimento de contacto”. DFyP 2014
(abril), 32.
Mizrahi, Mauricio Luis, “Suspensiones del régimen
de comunicación filial”. LA LEY, 2014-D, 783.
ejemplar del 15-9-2014, p. 1.
(33) Ver CPenal, Rosario, Sala II, 18-12-1991, “S., P.”,
Abeledo Perrot Nº 70029483.
Al no haberse regulado al deber de segu-
ridad en la reforma que analizamos el fun-
damento del mismo puede integrar o no los
daños por incumplimiento contractual lo que
resulta una indeterminación no conveniente.
También se ha desarrollado con suficiente
claridad que la obligación de seguridad es au-
tónoma y secundaria sin aceptar que resulte
de la derivación que la principal porque se
pretendía en ello destacar su diferencia con
esta última, lo que permitió circunscribir la
reparación de los daños dentro de esos límites.
II. La seguridad en el consumo
El no haber mencionado el Código unificado
para caracterizar a las obligaciones de seguri-
dad ha creado otro aspecto que pudiera com-
plicar la aplicación del rubro porque mientras
no se admite la aplicación del mismo en el ám-
bito contractual, sí se lo admite en el ámbito
de la ley 24.240 del consumidor que también
es contractual.
Uno de ellos es el referido al deber del pro-
veedor art. 4º de la ley 24.240, de suministrar al
consumidor en forma cierta, detallada y veraz
todo lo relacionado con las características esen-
ciales de los bienes y servicios que provee, y las
condiciones de su comercialización. La norma
transcripta enfáticamente exige esa informa-
ción al proveedor como deber de seguridad por
lo que de esa manera se reconoce en dicho ám-
bito esa obligación. Toda una información que
conforma el contenido del deber de seguridad,
que constituirá la materia incumplida.
continúa en página 6
6 | MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DE 2014
viene de PÁGINA 5
El problema que se puede presentar lo sería
en los actos mixtos, en donde además del re-
conocimiento del deber de seguridad que esta-
blece la ley con respecto al consumo quedaría
el vacío con respecto al régimen a aplicar a la
parte no consumerista.
Otro aspecto que podría suscitar conflictos
sería, a no dudarlo, el derecho de seguridad a
nivel constitucional adjudicado al consumidor
en la relación de consumo, porque en este su-
puesto el campo de aplicación es más amplio
que el contractual, por lo tanto los subsume y
en este sentido el silencio de la reforma dificul-
taría precisar los alcances del mismo.
III. El ámbito de la obligación de seguridad: ¿res-
ponsabilidad contractual o extracontractual?
Es controvertido si la obligación de segu-
ridad es de naturaleza contractual (obliga-
cional) o extracontractual (aquiliana). Para
dilucidar correctamente la cuestión, es con-
veniente tener presente que la responsabili-
dad extracontractual constituye, en nuestro
sistema, la regla general. La responsabilidad
contractual o por incumplimiento obligacional
(cualquiera que sea la extensión que se asigne
a esta noción) es siempre específica.
jurisprudencia
Contrato de trabajo
Relación laboral entre un periodista depor-
tivo y una radiodifusora. Configuración.
Despido. Indemnización. Ley aplicable
Véase en esta página, Nota a Fallo
Hechos: Un periodista deportivo inició
demanda laboral contra una radiodifuso-
ra para la que prestaba servicios como con-
ductor y productor de contenidos. La sen-
tencia admitió la acción. La Cámara elevó
el monto de la condena.
1. - El hecho de que el actor, quien es perio-
dista deportivo, haya emitido facturas a
favor de la radiodifusora demandada y
estuviera inscripto como trabajador autó-
nota a fallo
La profesión liberal del dependiente
SUMARIO: I. Introducción. — II. Teoría amplia de la presunción del hecho de la prestación de servicios. — III. La calidad de profesión liberal no
descarta la presunción del art. 23 de la LCT. — IV. La irrenunciabilidad de los derechos del trabajador. — V. La emisión de facturas y la inscripción
como trabajador autónomo no descarta la figura del trabajador dependiente. — VI. La exclusividad no es un elemento indispensable para la confi-
guración del contrato de trabajo. — VII. Conclusión.
David Duarte
I. Introducción
El caso en comentario trata sobre el con-
trato de trabajo y la dependencia como el
instrumento de acceso a la protección, pero
no el único, porque la clave del art. 23 de la
LCT, es precisamente cuando no tenemos
elementos para demostrar la “dependencia”,
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) CNTrab. in re: “Safarian Walter Cayetano c/ Ra-
diodifusora del Plata S.A. s/ otras Ind. Prev. En est.
Determinar que la obligación de seguri-
dad sea de naturaleza contractual es redu-
cir su campo si se acepta como principio ge-
neral a la responsabilidad extracontractual,
como expresión de la tendencia. La doctrina
ha entendido que la reparación del daño
debe ser plena sin distinciones (art. 904,
Cód. Civil), por lo que, no hay inconvenien-
te que esta obligación sea de la naturaleza
del contrato. Lo propio sería que frente al
sistema que se preconiza de la unidad de
la responsabilidad se apliquen siempre los
presupuestos consagrados en la responsabi-
lidad por hecho ilícito como el único camino
de la unidad del sistema. Si hay distinciones
que hacer éstas no pueden restaurar el sis-
tema dual.
Por otra parte no resulta coherente que se
pase de un sistema a otro siguiendo el criterio
desarrollado por el Código Civil, que si bien
éste ha adoptado como expresión de la época
habría que reflexionar acerca de la materia
sin desmedro de considerar lo más valioso
para la finalidad justicia.
IV. Naturaleza jurídica de la obligación de segu-
ridad
A pesar de que Pizarro considera que la
naturaleza jurídica de la obligación de segu-
ridad es contractual, sin embargo sostiene
nomo no empece a tener por configurada
una prestación de servicios de naturaleza
dependiente, ya que, frente al principio de
primacía de la realidad, puede concluirse
que esas circunstancias fueron exigencias
formales de la empleadora para eludir la
aplicación de las normas laborales que re-
sultan indisponibles para las partes.
2. - El monto por la integración del mes de
despido solicitado por un periodista de-
portivo debe rechazarse, pues el art. 43
de la ley 12.908, que contiene una regula-
ción de la indemnización sustitutiva del
preaviso más favorable que la ley 20.744,
no contempla ese rubro.
3. - El SAC debe incluirse a los fines de es-
tablecer la indemnización prevista en el
art. 43 de la ley 12.908 —Estatuto del Pe-
sino que tenemos “el hecho de la prestación” y
es a la otra que se beneficia con esa actividad
la que deberá demostrar qué vínculo jurídico
existe entre las partes. La dependencia está
al servicio del derecho del trabajo para saber
cuándo un vínculo jurídico determinado lo po-
demos tratar con esas normas especiales que
forman parte del Derecho del Trabajo. ¿Y por
Ley 12.908”. - Sala IV, Sentencia definitiva nº 98168 del
18/07/2014, en la causa nº 37.782/2011 que tramitara en el
juzgado nº 37.
que dicha obligación debe aplicarse como si
fueran hechos ilícitos por ser este mecanismo
el que ha regido y sigue rigiendo fundamen-
talmente a la responsabilidad.
A nuestro parecer ello implican reducir el
ámbito de la aplicación del deber de seguridad
porque quedarían sin cobertura de la especie
todos aquellos contratos cuyas prestaciones o
hechos son no contractuales, pero que suce-
den en la vigencia del contrato.
La vinculación de este deber de seguridad
sostiene la doctrina que nace del art. 184
del Cód. de Comercio por el cual se exige
que en el contrato de transporte el pasaje-
ro debe llegar sano y salvo a su destino, y
ello puede ocurrir cuando deviene un hecho
ilícito surgido de la actividad de transpor-
tación como de un hecho que no tenga ese
carácter pero que repercute o afecta al con-
trato. Si aceptamos el criterio sugerido por
Pizarro estas contingencias resultarían ser
de la categoría de los hechos ilícitos lo que
significa reducir la riqueza de posibilidades
que tiene el enfoque que sugerimos. En este
sentido permanece inalterable la posibilidad
de reparación de los daños producidos por
absorción del hecho ilícito porque en el ám-
bito contractual esta alternativa no tendría
repercusión. Desaparecería en consecuen-
cia la garantía que los contratantes tienen
riodista Profesional—, pues, a diferencia
de lo que sucede con la base remunera-
toria del art. 245 de la ley 20.744, la cual
remite a la consideración de la mejor re-
muneración mensual, normal y habitual
de pago mensual, aquella normativa se
refiere al promedio que resulte de lo per-
cibido durante los últimos seis meses, a
cuyo efecto, ordena computar las retri-
buciones extra y las gratificaciones de
todo tipo.
4. - El preaviso omitido, contemplado en el
art. 43, inc. d) de la ley 12.908 —Estatu-
to del Periodista Profesional—, debe ser
computado en los rubros que integran
la duplicación prevista en el art. 15 de la
ley 24.013, ya que ésta no se limita a los
arts. 232 y 245 de la LCT y, en definitiva,
el despido de todo periodista genera una
qué querríamos hacerlo? Como dice Supiot,
para que las relaciones laborales sean civili-
zadas (como opuesto a la barbarie). El tema
es utilizar estas herramientas legales como el
art. 23 de la LCT, como medios técnicos para
proteger a quien trabaja. Aun en estos tiempo
cuando se habla de la “crisis de la dependen-
cia”, ella sigue siendo la llave de entrada a la
protección, en todo caso el problema radica
en que cada vez con mejores estrategias, quie-
nes dominan las relaciones laborales intentan
alejarse más del concepto de dependencia,
por eso no debe haber preocupación por ello,
porque para eso la norma laboral facilita el ac-
ceso, prescindiendo de aquélla a través de la
presunción del art. 23 de la LCT y aceptando
la existencia del contrato de trabajo con de-
mostrar el hecho de la prestación.
derecho y que da fuerza para que el contrato
sea un compañero inseparable del principio
de buena fe en este campo que no hay previ-
siones al respecto.
Quedando derogado el art. 184 del Cód. de
Comercio por la aprobación del nuevo Código
Civil y Comercial desaparece la normativa del
reconocimiento del deber de seguridad y no
teniendo andamiento en el régimen general
del contrato de transporte ni en las disposicio-
nes del art. 1557, prácticamente desaparece el
deber de seguridad en el régimen general de
la contratación.
En el esquema precedentemente señalado
prácticamente aparecen aspectos que no ha-
cen a un sistema ordenado de disposiciones
coherentes porque mientras en el régimen
contractual general, no se la acepta, en la re-
gulación de los derechos del consumidor que
es también contractual, sí se la acepta. Ade-
más tiene efectos muy categóricos porque la
norma legal que lo dispone está instalada en
el art. 42 de la Constitución Nacional. Es decir
que en materia contractual van a existir regí-
menes paralelos con disposiciones contradic-
torias. l
Cita on line: AR/DOC/3936/2014
carga que comprende esa indemnización
especial y lo que la norma duplica es esa
carga indemnizatoria.
118.215 — CNTrab., sala V, 28/08/2014. -
Safarian, Walter Cayetano c/ Radiodifuso-
ra del Plata S.A. s/ otras ind. prev. en est.
ley 12.908.
Cita on line: AR/JUR/50016/2014
COSTAS
Se imponen a la demandada vencida.
[El fallo in extenso puede consultarse en Aten-
ción al Cliente, www.laleyonline.com.ar o en
Proview]
En la causa “Safarian” (1) la Cámara laboral
con voto del juez Guisado se confirmó la sen-
tencia del Juzgado Nº 37, en cuanto se enten-
dió operativa la presunción de existencia del
contrato de trabajo, prevista en el art. 23 de
la LCT y se rechazaron los agravios de la em-
presa demandada en cuanto había sostenido
que el trabajador era autónomo, empresario
y “asumió los riesgos propios de su actividad”.
Sin embargo, no parecía suficiente el hecho
de que estuviese inscripto en la AFIP como
autónomo, facturaba; que había firmado un
contrato que implicaba no realizar reclamos
por ningún concepto; que tenía una profesión
liberal con la que se desempeñaba como con-
ductor y productor radial; y que los servicios
prestados consistían en conseguir entrevista-
dos, pactar salidas al aire, averiguar datos pe-
riodísticos del día a día, organizar el trabajo de
los movileros, grabar notas previas para emitir
después, etc. Si el demandado quería revocar
el fallo de primera instancia le bastaba con
demostrar qué tipo de vínculo jurídico lo unía
con el trabajador. Sin embargo, se valió de
otros datos que la normativa laboral no con-
templa como datos que pudieran hacer caer
la referida presunción.

II. Teoría amplia de la presunción del hecho de la
prestación de servicios
El fallo rescata la teoría amplia sobre la
presunción del art. 23 de la Ley de Contrato
de Trabajo (LCT). Si bien se ha sostenido dos
teorías divergentes, una que es la que predomi-
na en la Cámara Nacional de Apelaciones del
Trabajo y, que establece que la sola prestación
de servicios personales infungiles lleva a que
el beneficiario de los servicios deba demostrar
que ellos no tuvieron por causa un contrato
de trabajo. La otra tesis, que es la minoritaria
sostiene que los servicios prestados son servi-
cios dependientes. Explica que si se requiere
la prueba de la dependencia se desnaturaliza
la presunción porque pierde toda eficacia si se
tiene que probar que el servicio es dependiente,
esto equivale tanto como probar la existencia
misma del contrato de trabajo, por ende no
estaríamos en dicha norma presuncional, sino
la del art. 21 de la LCT, por lo que se vaciaría
de contenido el art. 23 de la LCT. Es por ello
que resulta por demás elocuente la sentencia
al adherir a la tesis amplia, en cuanto la pres-
tación de servicios torna operativa la presun-
ción y obliga a la accionada a aportar la prueba
tendiente a desvirtuar tal extremo (2). En todo
caso, la demandada debió demostrar con los
elementos indispensables que la compone cuál
fue la figura contractual que las unió. La deci-
sión se apoyó en el art. 50 de la LCT, y afirmó
que si el trabajador debiera probar su condi-
ción de dependiente la presunción del art. 23 de
la LCT vendría a carecer de sentido (3). Si bien
aceptó que es una presunción es iuris tantum y,
por consiguiente, admite prueba en contrario,
la empresa demandada no habría logrado de-
mostrar que los servicios estuvieron motivados
en otras “circunstancias, relaciones o causas” dis-
tintas de un contrato laboral (art. 23 LCT).
III. La calidad de profesión liberal no descarta la
presunción del art. 23 de la LCT
La condición de profesión liberal del tra-
bajador no está reñida con la configuración de
figuras de dependencia que tengan por objeto la
prestación de servicios inherentes a sus respec-
tivas profesiones, en tanto éstos se cumplan por
cuenta y a riesgo ajeno en una organización em-
presaria que aprovecha para sí el resultado de
las prestaciones a cambio de un salario (4).
El caso de los profesionales de carreras uni-
versitarias o terciarias, es muy singular por-
que en algún caso con criterio bastante dog-
mático el juez Morado había determinado que
{ NOTAS }
(2) Citó a FERNÁNDEZ MADRID, Juan C., “Tratado
práctico de derecho del trabajo”, t. I, p. 628.
(3) Citó GUISADO, Héctor, en “Curso de derecho del
trabajo y de la seguridad social” AA.VV., dirigido por Jor-
ge Rodríguez Mancini, ps. 178/179 y CNTrab., Sala IV in  re:
“Demarco Medeiros, Washington José c/Masello, José
Luis s/despido”, sentencia del 28/10/05, nº 90.895.
(4) PERUGINI, Alejandro H., “Relación de depen-
dencia”, 1º Edición, ps. 178-179 con cita de FERNÁNDEZ
MADRID, “Tratado práctico de derecho del trabajo”, t. I,
p. 700; y CNTrab., Sala VII, in re: “Lumermann, Claudio c/
YPF S.A.” sentencia del 13/10/97, DT, 1998-A, 722.
(5) CNTrab., sala VIII, 21/12/2004. “Mazzitelli, Patricia
A. y otro c/ A.C.A.R.A. Ente Cooperador. Leyes 23.283 y
23.412”. DT 2005 (mayo), 677, La Ley Online.
(6) CNTrab., sala I, in re: “Chessa, Luciano Martín c/
Ideas del Sur S.A. y Otro s/Despido”. Sentencia definitiva
Nro. 87966, del 15/08/12, Causa Nº 41.021/09.
(7) CNTrab., Sala VII, in re :“Saferstein, Adrián Gabriel
c/ Fundación Iberoamericana de Estudios Superiores s/
Despido” Sentencia Definitiva Nº 40.738, del 29/02/2008.
En igual sentido, ver sala VII, S.D. 40.853 del 28/04/08,
“Vertone, Andrea Fabiana c/ Escuela Superior de Cien-
cias Deportivas S.R.L. s/ Despido”.
(8) FERREIRÓS, Estela Milagros, “El contrato de tra-
bajo y la locación de servicios”, publicado en Doctrina La-
boral y Previsional – Ed. Errepar; nº 270, febrero de 2008.
(9) CSJN, 12/3/87, “Padín Capella, Jorge Daniel c/Litho
Formas S.A.”, Fallos: 310:558; esta sala, 30/11/05, S.D.
90992, “Coronel, Alberto Martín y otros c/ Editorial Sar-
miento S.A. s/ diferencias de salarios”.
a todo profesional con esas características no
le era aplicable la presunción del art. 23 de la
LCT, como si la profesionalidad cambiara las
condiciones o elementos constitutivos de una
institución como es el contrato de trabajo. La
regla sería, según esta postura, la autonomía
en el ejercicio de las incumbencias propias de
sus especialidades y no la asunción de la cali-
dad de trabajador dependiente mediante un
contrato de trabajo (5). Este novedoso y parti-
cular criterio no fue seguido por la mayoría de
las salas esta pauta excluyente de la normativa
protectoria, sin apoyatura jurídica y con pauta
meramente fáctica, sin que fuesen requisitos
exigidos por norma alguna. En los casos de los
profesionales médico se puso de moda la utili-
zación de la locación de servicios desde el pro-
pio poder político (mejor dicho militar, porque
se propagó a partir de 1976 con la intervención
de las organizaciones armadas quienes contra-
taban a médicos en relación de dependencia
para prestar servicios para el PAMI mediante
la locación de servicios). En uno de los tantos
casos se había invocado la aplicación del art. 23
de la LCT y PAMI negó la existencia del con-
trato de trabajo y, en cambio, reconoció que
contrató los servicios personales del accionan-
te pero adujo que éstos los llevó a cabo en for-
ma independiente.
El caso que comentamos se asemeja al fallo
“Chessa” (6) porque la ficción y la realidad en el
trabajo realizado en el mundo del espectáculo
daban los datos para rescatar la función equi-
libradora de los jueces del trabajo a través del
principio de realidad. Las relaciones laborales
se encuentran expresadas, frecuentemente,
la mayoría de las particularidades humanas y
como aquéllas se caracterizan por reconocer
una relación de poder de unos sobre otros, es
que las normas laborales que las regulan inter-
vienen para solventar esa dominación a través
de técnicas que ponen límites al poder de la
parte dominante en ese vínculo. El mandato
constitucional es que esa relación de trabajo
“en sus diversas formas” se regule con leyes
protectorias. Es por ello que desde la óptica
del Derecho del Trabajo importa la realidad,
de tal manera que supere la ficción (o “formas”
ficticias) creadas por quien es la parte opresiva
en ese vínculo.
La jurisprudencia de la Cámara Laboral
a través de una de sus salas (VII), instaló el
debate que merece ser atendido respecto de
la figura de la “locación de servicios” que in-
tenta “cosificar” al ser humano. (7), el trabajo
del hombre no es una mercancía y goza de la
(10) Por citar algunos de los trabajos escritos al respecto
podemos mencionar a: Álvarez, Eduardo, “La irrenun-
ciabilidad del crédito remuneratorio”. En: Revista de Derecho
Laboral, Volumen: 2004-2, Ed. Rubinzal-Culzoni, ps. 249 a
259; ARIAS GIBERT, Enrique, “La Irrenunciabilidad”. En:
Doctrina Laboral, Volumen: XIII-172, 1999, Ed. Errepar, ps.
981 a 996; CAÑAL, Diana, “La doble capacidad del trabaja-
dor (una visión contemporánea del principio de la irrenun-
ciabilidad”. En: Derecho del Trabajo, Volumen: 2001-A, ps..
584 a 590; CARCAVALLO, Hugo R., “El consentimiento
tácito y los alcances de la irrenunciabilidad”. Nota a Fallo:
CNTrab., “Salavi”, del 14/10/98. “Velazco, Héctor D. c/ Celu-
losa Jujuy S.A. s/Despido”. En: Trabajo y Seguridad Social,
Volumen: XXVI, 1999. Ps. 385 a 390; CARCAVALLO, Hugo
R., “Falta de Trabajo, Jornada Mixta, Horas Extra, Irrenun-
ciabilidad y el Valor Empleo”. Nota a Fallo. CNTrab., sala X,
25/02/04.- ”Muñiz, Osvaldo O. c/ BCA Bebidas de Calidad
para Argentina S.A.” En: LA LEY. Revista Jurídica Argenti-
na, Volumen: 2004-E, 2004, pss. 219 a 223. Suplemento del
04/08/04; CAUBET, Amanda B., “Los acuerdos peyorati-
vos y el principio de irrenunciabilidad de derechos. A pro-
pósito del caso ‘Velazco”’. En: Doctrina Laboral, Volumen:
XIII-166, 1999, Ed. Errepar, ps. 462 a 463; CONFALONIERI
(h.), Juan A., “Irrenunciabilidad (de derechos); Inderogabili-
dad (de normas) y Fraude (a propósito del caso ‘Sala’ y otras
sentencias)”. Nota a Fallo. CNTrab., sala III, 11/06/01. “Sala,
Raúl E. c/ Pépsico Snacks Argentina S.A.”. En su: Trabajo y
Seguridad Social, Volumen: XXIX, 2002, ps. 746 a 754; FER-
NÁNDEZ MADRID, Juan C., “Irrenunciabilidad de Crédi-
tos Laborales”. En: Doctrina Laboral, Volumen: XVII-218,
2003, Ed. Errepar, ps.. 936 a 940; FERREIRÓS, Estela, “El
protección de las leyes entrando ya ahora en el
art. 14 bis. (8), involucra todo tipo de prestación
o resulte simplemente una persona que traba-
ja (sea en el ámbito público o privado) y que
por circunstancias caracterizadas por una de-
pendencia económica que demande garantías
mínimas deba sujetarse al marco protectorio.
IV. La irrenunciabilidad de los derechos del traba-
jador
El hecho de haber firmado un contrato por
el cual no se generaba derecho “a reclamar
compensación o contraprestación de tipo ni de na-
turaleza alguna”, no podía ser oponible al tra-
bajador. El rechazo tuvo por fundamento que
no se podía admitir la presunción de renuncias
a derechos derivados del contrato de trabajo,
en abierta contradicción con el principio de
irrenunciabilidad que emana de los arts. 12, 58
y concordantes de la LCT. En cuanto al pago
insuficiente de obligaciones originadas en las
relaciones de trabajo debe ser considerado
como entrega a cuenta del total adeudado aun-
que se reciba sin reservas (9). El tema no mere-
ce demasiada discusión luego de la sanción de
la ley 26.574 (del 2/12/09), en cuanto se incor-
pora la voluntad de las partes expresadas en
un contrato como irrenunciables. Sin embar-
go, durante décadas generó un extenso debate
por demás superado (10) y que la ley mencio-
nada vino a recoger el criterio mayoritario. A
título ilustrativo cabe mencionar que si el fallo
cita un caso líder en la materia como es “Padín
Capella” hay pronunciamientos más recientes
de la Corte que son dignos de citar como el
caso “Casarino” (11) que mantienen la doctrina
referida. También resulta interesante citar los
casos: “Iribarne”, “Ambrogio” y “Pérez Orte-
ga” (12), en el sentido que una vez establecido
que la disputa interesa al trabajo del art. 14 bis
citado, el principio protectorio que éste enun-
cia y el carácter inviolable de los derechos que
reconoce, conducen con necesidad a la indis-
ponibilidad y a la prohibición de renuncia de la
aplicación de las normas que tutelan el trabajo
“en todas sus formas”, vale decir, tanto al pres-
tado en el ámbito público como en el privado.
Con todo ello consideró que esos derechos se
reconocen como “derechos irrenunciables”.
Por lo tanto, no podía invocar la doctrina del
“voluntario sometimiento”, ya que, conforme
a los principios generales, carecerán de todo
valor (nulidad absoluta) los actos de renuncia
expresa o tácita que efectúe el titular del dere-
cho, en cuanto carece de la facultad jurídica de
desprenderse gratuitamente, sin contrapres-
tación alguna, de los derechos que las normas
Orden Público Laboral y el Principio de Irrenunciabilidad”.
En: Doctrina Laboral, Volumen: XIV-177, 2000, Ed. Errepar,
ps. 373 a 381; FERREIRÓS, Estela M., “Sobre la invalidez del
acuerdo de reducción salarial a la luz del principio de irre-
nunciabilidad”. Nota a Fallo: CNTrab., Sala X, 18/08/05,
“Korin, Mercedes c/ Capital Intelectual SAS”. En: Doctrina
Laboral y Previsional, Volumen: XX-245, 2006, Ed. Errepar,
ps. 46 a 47; GRISOLÍA, Julio A., “Algunas Reflexiones So-
bre la operatividad del principio de irrenunciabilidad de los
derechos”. En: Revista de Derecho Laboral y Seguridad Social,
Volumen: 2004-A, Ed. LexisNexis, ps. 40 a 47; MAZA, Mi-
guel A., “Principio Protectorio, Irrenunciabilidad y sentido
del derecho del trabajo en un fallo jurídica y moralmente
trascendente”. En: Doctrina Laboral, Volumen: XIII-163,
1999, Ed. Errepar, ps. 207 a 214; Perugini, Alejandro R.
y Hierrezuelo, Ricardo D., “El principio de irrenuncia-
bilidad y el ejercicio abusivo del ‘ius variandi’”. En: Doctrina
Laboral, Volumen: XV-191, 2001, Ed. Errepar, ps. 584 a 596;
RAMÍREZ BOSCO, Luis, “Crónica esquemática sobre la
irrenunciabilidad de los derechos laborales”. En: Trabajo y
Seguridad Social, Volumen: XXVI, 1999, ps. 1117 a 1135; RE-
CALDE, Mariano, “El principio de irrenunciabilidad de
derechos. Alcances. Imprescriptibilidad de la Acción”. En:
Doctrina Laboral, Volumen: XV-185, 2001, Ed. Errepar, ps.
57 a 67.
(11) CSJN, in re: C. 1133. XLII; RHE “Casarino, Graciela
Guillermina y otros c/Administración Federal de Ingresos
Públicos”,del 28/09/2010 publicada en Fallos 333:1863.
(12) CSJN in re: I. 192. XLIV. Recurso de Hecho, .“Iri-
barne, Rodolfo Antonio c/ Estado Nacional (Honorable
Senado de la Nación), del 22/05/2012 ver: A. 759. XLIII.
MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DE 2014 | 7
imperativas de jerarquía constitucional o supra
legal le conceden (13).
V. La emisión de facturas y la inscripción como tra-
bajador autónomo no descarta la figura del traba-
jador dependiente
La decisión se apoyó en el principio de pri-
macía de la realidad y afirmó que la entrega
de facturas, así como la mencionada inscrip-
ción, de acuerdo con las pruebas acompaña-
das a la causa y al modo de vinculación de
las partes, constituyen exigencias formales
de la empleadora para eludir la aplicación
de las normas laborales que resultan indis-
ponibles para las partes (14). Resulta irrele-
vante que el trabajador hubiese suscripto
un contrato de locación de servicios en el
ámbito de los medios masivos de comuni-
cación y extendido facturas por sus traba-
jos o el hecho de que la accionante utilizara
canjes de vestuario o calzado en su propio
beneficio, en tanto no eran más que circuns-
tancias complementarias a la prestación de
la trabajadora (15).
Al comentar el caso “Chessa” (16) había-
mos señalado que el principio de primacía
de la realidad frente a las constancias for-
males es un principio general del derecho
que en la disciplina laboral presenta rasgos
muy particulares. Su aplicación se presenta
en caso de discordancia entre lo que ocu-
rren en la práctica y lo que surge de docu-
mentos o acuerdos, hay que dar primacía a
la verdad de los hechos sobre las aparien-
cias que presentan las formas. De acuerdo
con ello la necesaria utilización en las rela-
ciones laborales esta primacía de la realidad
para evaluar la situación de hecho sobre la
ficción jurídica se manifiesta en todas las fa-
ses de la relación de trabajo por ello debe
ponderarse no solamente desde el punto de
vista del derecho de fondo sino también del
derecho procesal (17).
VI. La exclusividad no es un elemento indispen-
sable para la configuración del contrato de tra-
bajo
La sentencia rechazó el argumento
de la prestación de tareas para otro em-
pleador, porque los servicios para otras
empresas, no permite concluir per se que
la tarea prestada se asemeja más a la del
continúa en página 8
RECURSO DE HECHO “Ambrogio, José Nazario Ra-
món y otros c/ Estado de la Provincia de Corrientes”, del
10/07/12 , p. 334. XLV. RECURSO DE HECHO “Pérez Or-
tega, Laura Fernanda c/ Honorable Cámara de Diputados
de la Nación s/ empleo público”, del 21/02/2013.
(13) CNTrab., sala V, 31/03/2014, “González, Hugo R.,
c/ Dirección Nacional de Bienestar del Personal de Fuerza
Aérea y otro s/despido”. Ver comentario en [Cita on line:
AR/JUR/14774/2014].
(14) CNTrab., sala II, in re: “Aguilar, Rubén c/ C.N. Pro-
ducciones y otro s/despido”. del 29/09/00, nº 81.388.
(15) CNTrab., Sala II, Expte Nº 12.975/07, Sent. 97.533
del 22/12/09, “Tognetti, Daniel Carlos c/ Cuatro Cabezas
S.A. y otros s/despido” (González - Maza). Y CNTrab.,
Sala II, Expte Nº 33.504/08, Sent. 98.026 del 18/05/10;
“Marcovsky, Carolina Andrea c/ Kapszuk, Elio y otro s/
despido” (González - Maza). Boletín de Jurisprudencia de
la CNTrab.
(16) CNTrab., sala I, in re: “Chessa Luciano Martin c/
Ideas del Sur S.A. y Otro s/Despido”. Sentencia definitiva
Nro. 87.966, del 15/08/12, Causa Nº 41.021/09 . Ver nuestro
comentario en esta Revista La Ley.
(17) DUARTE, David, “La primacía de la verdad en
el Derecho del Trabajo”, DJ, 2008-II, 2060; VAZQUEZ
VIALARD, Antonio, “Derecho del Trabajo y Seguridad
Social”, Ed. Astrea, 1981, t. I, p. 88; PLA RODRIGUEZ,
Américo, “Los principios del Derecho del Trabajo”, 3º
edición act., Ed. Depalma, 1998, p. 313.; DEVALI, Mario L.,
“La empresa y las relaciones del trabajo” en DT, La Ley,
p. 337; ACKERMAN, Mario E., “Tratado de Derecho del
Trabajo, t. I, p. 423, nota 384.
8 | MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DE 2014
viene de PÁGINA 7
profesional independiente, pues, como es
harto sabido, la exclusividad no constituye
una nota tipificante del contrato de traba-
jo (18). El trabajador puede realizar tareas
múltiples para diversos empleadores y de
por sí no es un elemento tipificante para
descartar el vínculo laboral. En principio,
la exclusividad no es una nota esencial del
contrato de trabajo, menos aún si no se la
convino (19).
La única circunstancia que podría ser
relevante si hubiese superposición de hora-
rios, pero ello sería una cuestión de hecho
y prueba que no incidiría en las cuestiones
jurídicas que deben establecerse como pau-
tas a tener en cuenta. Por ello el único obs-
táculo fáctico resultaría que una vez acredi-
tada la circunstancia de la imposibilidad de
realizar tareas para diferentes empleado-
res, en distinto lugar y en el mismo horario
sería un absurdo que se mantuviera dicho
criterio. En el caso, tal extremo ni siquiera
estuvo invocado.
{ NOTAS }
(18) CNTrab., sala II, 30/08/04, S.D. 92819, “Pérez,
Adrián Alejandro c/ Consolidar Cía. de Seguros de Retiro
S.A. s/dif. de Salarios”; íd., sala III, 30/04/91, S.D. 61428,
“Roldán, Horacio c/Bonafide S.A.I.C. s/despido”; íd., sala
IV, 31/05/00, S.D. 85434, “De Gregorio, Enrique Oscar c/
Campo Hípico Mediterráneo S.A. s/cobro de salarios”; íd.,
sala IV, 11/9/92, S.D. 68.076, “Alconada, Julio c/ Kanmar
SA (en liquid.) s/despido”; íd., sala IV, 30/11/90, S.D. 65156,
Notificación
electrónica
Falta de recepción del mail de cortesía.
Obligaciones del abogado.
Véase en esta página, Nota a Fallo
Hechos: La empresa de multimedios de-
mandada en un amparo solicitó la nulidad
de lo actuado en virtud de que no habría re-
nota a fallo
Cargas de las partes en las notificaciones electrónicas
SUMARIO: I. Consideraciones generales. — II. Ley nacional 26.685. — III. Acordadas de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. — IV. El fallo
en comentario.
Roberto G. Loutayf Ranea y Ernesto Solá
I. Consideraciones generales
a) Tutela judicial efectiva
La garantía de la inviolabilidad de la defensa
en juicio presupone que todo individuo pueda
obtener una “tutela judicial efectiva” con lo que
se quiere aludir a la posibilidad de acceder a
la Justicia, a poder ejercitar adecuadamente
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) FULGHERI, María Isabel, “Estado de Derecho y
participación ciudadana”, LA LEY, 2004-A, 317.
(2) DE LOS SANTOS, Mabel Alicia, “El debido proceso
ante los nuevos paradigmas”, LA LEY, 2012-B, 1062.
(3) MORELLO, Augusto M., “El Proceso Justo”, Buenos
Aires —Abeledo-Perrot—, La Plata —Lib. Edit. Platen-
se—, 1994; “El Proceso Justo”, LA LEY, 1990-C, 808; “El
proceso civil moderno”, La Plata, Librería Editora Platen-
VII. Conclusión
Decíamos al comentar sobre Relación de
Dependencia (20) que tal vez exista una iden-
tificación de clase que impide visualizar el
problema central de toda relación laboral y
que justifica la intervención de una norma
heterónoma. El punto neurálgico del que
poco se habla es la existencia de un ser hu-
mano que por necesidad económica se some-
te a las órdenes (explícitas o implícitas) de
otro, con un agravante que profundiza esa
resignación, el cuerpo puesto a disposición
de otro, energía psicofísica que la llaman,
constreñida a la producción.
La ley trata especialmente a los integran-
tes de ese vínculo porque se ha querido in-
tervenir esa relación jurídica que nace des-
igual, como hacer imperar la autonomía de
la voluntad como emblema de la libertad en
un vínculo regido por el poder de una de las
partes de la relación. Hablar de desigualdad
implica una situación previa que de alguna
manera nos da la idea de dependencia. Ha-
blar de dependencia es en algún sentido el
reduccionismo de una compleja situación
“González, Nelson L. c/Transportadora Coral s/despido”;
íd., sala V, 22/03/94, S.D. 18557, “Calviño, Jorge c/Aero-
líneas Argentinas s/despido”; íd., sala V, 23/12/88, S.D.
42413, “Gambarini, Héctor Juan c/Medicus SA y otro s/
despido”; íd., sala VI, 8/04/05, S.D. 57973, “Pellon, Andrea
Laura c/Ibichan, Ricardo Benon y otro s/ despido”; íd., sala
VIII, 30/09/05, S.D. 32786, “Musella, Silvia E. c/Celada,
Julio y otros s/despido”; íd., sala X, 28/11/05, S.D.14035.
cibido una notificación electrónica que in-
formaba sobre la iniciación de una ejecución
de sentencia y ordenaba el traslado del pedi-
do de calificación de fianza realizado por la
actora. La Cámara rechazó el pedido.
La falta de recepción del mail de cortesía
en el correo electrónico no exime al abo-
gado de ingresar y revisar las actuaciones
generadas en las causas que representa,
ya que a ello se comprometió conforme se
expresa en el instructivo para letrados ad-
heridos al sistema de notificaciones elec-
la defensa y obtener sentencia en un plazo ra-
zonable, y al cumplimiento efectivo de los pro-
nunciamientos judiciales (1), sin restricciones
personales ni económicas (2). Morello prefiere
la expresión “proceso justo” (3).
La tutela judicial efectiva es un derecho hu-
mano fundamental de naturaleza constitucio-
nal y supranacional (art. 10,Declaración Uni-
se, 2001; “Del debido proceso y la defensa en juicio al pro-
ceso justo constitucional”, LA LEY, 2003-D, 1163.
(4) ROSALES CUELLO, Ramiro y MARINO, Tomás,
“Regulación legal de la tutela judicial efectiva y el debido
proceso ¿Es posible esa regulación dentro del Código Ci-
vil?”, LA LEY, 2014-E, 880.
(5) TSJ, Córdoba, Sala electoral, de comp. originaria y
asuntos institucionales, 12/05/11, “Sindicato Unión Obre-
ros y Empleados Municipales de la Ciudad de Córdoba vs.
que requiere de explicaciones que nos trans-
portan a terrenos políticos o si se quiere
ideológicos, aunque se debe concentrar en el
aspecto jurídico.
Los precursores del Derecho del Trabajo
encontraron en ese reduccionismo llamado
“dependencia” la clave para simplificar esta
compleja y contradictoria relación. Elimi-
narla no solucionaría esa lógica de poder que
impera en toda relación laboral. Cualquier
forma de eludir, ocultar o disfrazar la depen-
dencia es solamente una estrategia elusiva
de aquellas normas heterónomas que intenta
“civilizar” —relativamente— esa relación de
poder.
Si bien la “dependencia” es el centro de
imputación jurídica más relevante que las
instituciones del Derecho del Trabajo han
consagrado, no podemos obviar que esta-
mos frente a una particular situación que
es la del trabajo humano, realizado a favor
de otro que se aprovecha obteniendo un be-
neficio económico, es decir una de las cues-
tiones más sensibles en la que está en juego
la dignidad de las personas.
(19) CNTrab.,sala VIII, Expte Nº 6.569/06, Sent.
Nº 34.501 del 10/10/07; “Iñon, Alberto Eduardo c/ Socie-
dad Italiana de Beneficencia en Buenos Aires s/ despido”
(Vázquez - Catardo). En el mismo sentido, CNTrab., sala
VIII, Expte Nº27.277/03, Sent. Nº 34.552 30/10/07; “Bran-
di, Andrea María c/Paramedic Emergencias Médicas S.A.
s/despido” (Vázquez - Catardo). Boletín de Jurisprudencia
de la CNTrab..
trónicas diseñado por la Corte Suprema
de Justicia de la Nación, lo cual debe efec-
tuar, por lo menos, los días martes y vier-
nes, quedando en su caso notificado en la
Oficina.
118.216 — CFed. Córdoba, sala A,
12/09/2014. - Ejecución de Sentencia en au-
tos: S.R.T. de la UNC S.A. c/ Cablevisión
S.A. s/ amparo Ley 16.986.
Cita on line: AR/JUR/50055/2014
versal de Derechos Humanos; art. XVIII de
la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre; art. 8º de la Convención
Americana de Derechos Humanos) (4).
El derecho de libre acceso a la jurisdicción es la
primera consecuencia de la tutela judicial efectiva
y el paso previo y necesario para la prestación
jurisdiccional: no es posible obtener la presta-
ción jurisdiccional y la solución que ponga fin al
proceso, si por algún motivo no se puede acceder
primero al órgano judicial (5). La Corte Suprema
Provincia de Córdoba”, LA LEY, Córdoba 2011-992; La Ley
Online cita AR/JUR/23831/2011, con cita de CHAMORRO
BERNAL, Francisco, “La tutela judicial efectiva”, Barcelo-
na, Bosch, 1994, p. 11.
(6) CSJN, 07/10/75, “La Foresta S.C.A.”, Fallos 293:106;
Id., 28/03/85, “Santos”, Fallos 307:282; Id. 20-2-86, “Christou”,
Fallos 308:155; Id. 10/12/96, JA Rep. Gral. 1999-744, nº 226;
SAGÜÉS; Néstor, “Elementos de Derecho Constitucional”,
1993, tomo 2, ps. 330/331; tomo 2, 2003, ps. 758-759, § 1121. La
En ese contexto, y en el nuevo paradigma
constitucional (21), no podemos perder de
vista, que además de la protección del or-
denamiento laboral que tiene una función
equilibradora, ese cometido se respalda en
la Constitución Nacional que ordena prote-
ger al trabajo en todas sus formas y, además,
con sus normas internacionales de Derechos
Fundamentales. Desconocer tal cometido uti-
lizando otras figuras del derecho para ocultar
la realidad que merece ser atendida por la
normativa laboral no solamente pude confi-
gurar el incumplimiento de obligaciones la-
borales sino también la violación de Derechos
Constitucionales. El respeto que merece hace
a la consolidación del Estado Social y Demo-
crático de Derechos. La importancia del prin-
cipio de realidad para integrar las normas
laborales y aplicarlas concretamente para la
solución de los casos juega un papel primor-
dial. Por ello, el rol no neutral de los jueces
laborales en la búsqueda de la verdad resulta
especial y fundamental para la construcción
equilibradora de las desigualdades sociales. l
Cita on line: AR/DOC/4428/2014
(20) DUARTE, David, “Relación de Dependencia, Aso-
ciación Argentina de Derecho del Trabajo y de la Seguri-
dad Social”, Anuario, 2013, Ed. Rubinzal Culzoni Editores,
p. 56.
(21) DUARTE, David, “Enfoque humanista en la era de
la globalización y su importancia para el derecho del traba-
jo” (de “Ekmekdjian” a “Simón”), Revista de Derecho Labo-
ral 2010-2, Ed. Rubinzal Culzoni, p. 172.
COSTAS
Se imponen por su orden.
2ª Instancia.- Córdoba, septiembre 12 de
2014.
Considerando: I. Que los presentes actuados
tienen inicio con fecha 2 de julio de 2014 a raíz
del pedido de ejecución de sentencia efectua-
do por el apoderado de la actora, Dr. M. R. V.,
para lo cual y en función de lo dispuesto por
de Justicia de la Nación ha señalado que el dere-
cho constitucional de la defensa en juicio supone
la posibilidad de ocurrir ante los tribunales de
justicia y obtener de ellos una sentencia útil (6).
Y tal postulado resulta lógico por cuanto, al ha-
berse prohibido la Justicia por mano propia y
haber asumido el Estado la Jurisdicción, ello tie-
ne como correlativo el derecho de los individuos
de solicitar la protección jurisdiccional (derecho
de acción); en cierta manera, el derecho de los
individuos a la jurisdicción y el deber estatal de
administrar justicia, aparecen como el anverso y
reverso de una misma moneda (7). Y si se ha pro-
hibido la Justicia por mano propia, en sustitución
debe brindarse a los individuos la posibilidad de
acceder fácilmente al órgano jurisdiccional (8).
garantía constitucional de la defensa en juicio supone la posi-
bilidad de ocurrir ante algún órgano jurisdiccional en procura
de justicia, la que no debe ser frustrada por consideraciones
procesales insuficientes (CSJN, 8-2-74, Fallos 288:55).
(7) BIDART CAMPOS, Germán, “El derecho a la Jurisdic-
ción en Argentina”, ED 11-954, específicamente ps. 954/955.
(8) Valcarce dice que: el acceso a la jurisdicción es
una garantía básica del estado de derecho. El art. 18 de
la Const. Nacional, da asiento a dicha garantía, que la de-

el art. 258 del C.C.P.N. por encontrarse los
principales elevados a resolución de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, se procede
en esta instancia a la formación del cuerpo de
copias y tramitación de calificación de fianza.
Por proveído de fecha 29 de julio de 2014, se
corre a la demandada traslado del pedido de
calificación de fianza, librándose cédula elec-
trónica al Dr. G. V. con fecha 29 de julio de 2014
bajo el número ... (fs. 447). Habiendo vencido el
plazo sin que la demandada conteste el trasla-
do, se certifica su vencimiento y se corre vista
al Fiscal General, la que se evacua a fs. 449,
dictaminando procedente la ejecución solicita-
da por la actora, solicitando se estime la fianza
como suficiente para el caso de sentencia fa-
vorable de la Corte Suprema frente al recurso
extraordinario interpuesto por la demandada.
Así, pasados los autos a despacho para dic-
tar sentencia el 12 de agosto de 2014 (fs. 450),
se resuelve con fecha 29 de agosto establecer
la fianza consistente en la caución juratoria de
los letrados intervinientes por la parte actora,
la que deberá formalizarse en la primera ins-
tancia, ordenando la notificación y publicación
de la sentencia, y una vez cumplido, bajen. La
resolución es notificada por cédula ... a la ac-
tora y por cédula ... a la demandada, ambas de
fecha 1 de setiembre de 2014.
Con fecha 2 de setiembre de 2014 comparece
el apoderado de la demandada Dr. G. V. quien
solicita la nulidad de todo lo actuado por las
siguientes razones: Manifiesta que tiene parti-
cipación en la causa “S.R.T. de la UNC S.A. c/
b) Principio de contradicción o bilateralidad
La garantía de la inviolabilidad de la defen-
sa en juicio exige también que se dé a los jus-
ticiables la posibilidad suficiente de audiencia,
es decir, de ser oídos (9). Como señala Alsina
“de acuerdo con el principio constitucional que
garantiza la defensa en juicio, nuestro código
procesal ha establecido el régimen de la bila-
teralidad, según el cual todos los actos de pro-
cedimiento deben ejecutarse con intervención
de la parte contraria. Ello importa la contra-
dicción, o sea el derecho a oponerse a la eje-
cución del acto, y el contralor, o sea el derecho
a verificar su regularidad” (10). El principio de
contradicción, también llamado de bilateralidad
o de controversia deriva de la cláusula consti-
tucional que asegura la inviolabilidad de la de-
fensa en juicio de la persona y de los derechos
(art. 18, Const. Nacional) (11), por lo que se en-
cuentra en las bases mismas de la idea de pro-
ceso (12), y es de indefectible observancia para
lograr un “debido proceso” (13). Este principio
se aplica o efectiviza a través de los distintos
actos de comunicación, como ser las providen-
cias que ordenan traslados, vistas, citaciones,
las notificaciones (14). Y presupone, concreta-
{ NOTAS }
fine como “la capacidad de toda persona física o jurídica
de tener la posibilidad real, concreta y sin excepciones,
de solicitar y obtener efectivamente, que el Estado por in-
termedio, entre nosotros, del Poder Judicial, le garantice
efectivamente en los hechos, el ejercicio de los derechos
que se posean” (VALCARCE, Arodin, “El Derecho a la Ju-
risdicción y el Acceso a la Justicia”, JA 1996-I-737. ap. VI).
Acceder a la justicia, dice Salvadores de Arzuaga, supera
el interés particular del habitante, para introducirse en el
campo institucional, en el interés general, pues la negación
de ella es retroceder raudamente al estado semisalvaje de
la “justicia privada”, a la “anarquía social”, donde prevale-
ce el fuerte con su poder y el débil yace en las sombras, des-
poseído y sin derechos (SALVADORES de ARZUAGA,
Carlos I., “El derecho a la jurisdicción”, LA LEY, 1993-C,
398). Como garantía del ciudadano frente al Estado, la tu-
tela judicial efectiva conlleva el indelegable deber de aquél
de remover todo obstáculo irrazonable que impida el real
e igualitario acceso de los ciudadanos a los tribunales, y el
aseguramiento de la eficacia de estos últimos a la hora de
prestar el servicio de justicia que cumpla los presupuestos
Cablevisión S.A. s/ Amparo Ley 16.986” (Exp-
te. Nº 21200018/2011).
Que en este expediente según las constan-
cias que surgen del sistema de consultas de
expedientes de la página del Poder Judicial de
la Nación, se encuentra radicado en la Excma.
Corte Suprema de Justicia de la Nación en
virtud del recurso extraordinario que le fuera
concedido a Cablevisión S.A. Que éstas son las
únicas actuaciones que su parte conoce. Que
en el día de ayer (1 de setiembre de 2014) toma
conocimiento a través de un cable en un link
que el Tribunal dictó una resolución en un
cuerpo de copias sobre un pedido de ejecución
de sentencia que habría promovido la actora
sin que su parte haya evacuado un traslado co-
rrido por el Tribunal. Frente a ello procedió a
verificar su casilla de correo electrónico a fin
de comprobar si había recibido esta notifica-
ción u otra que le diera noticia de la existencia
de estas actuaciones, con resultado negativo.
Que todo ello quedó documentado en acta no-
tarial que acompaña a su escrito.
Frente al planteo de nulidad, el Tribunal
pide informe al Centro de Cómputos, el que se
agrega con fecha 4 de setiembre de 2014 (fs.
482) del que surge que el correo que se envía
automáticamente a la cuenta de correo elec-
trónico declarado por el letrado y que ocurre
en el momento de “envío” desde el sistema de
notificación electrónica es un “aviso de corte-
sía” que informa que se encuentra desde ese
momento disponible el contenido de la notifi-
cación en el portal de servicios del letrado al
cual accede por las páginas Web del Poder
mente, una citación adecuada: es decir, cuya
notificación sea realizada de conformidad a las
disposiciones legales, y por un medio que per-
mita al destinatario tomar conocimiento de la
citación (15).
c) Duración razonable de los procesos
La garantía del debido proceso incluye tam-
bién el derecho a obtener un pronunciamiento
rápido dentro de lo razonable (16). Como lo ha
señalado la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, la garantía constitucional de la defen-
sa en juicio y el debido proceso no se agota en
el cumplimiento formal de los trámites previs-
tos en las leyes adjetivas, sino que se extiende
a la necesidad de obtener una rápida y eficaz
decisión judicial que ponga fin a los conflictos y
situaciones de incertidumbre, evitando, dentro
de los límites de lo razonable y conforme a las
circunstancias de cada caso, una dispendiosa
y eventualmente inútil actividad jurisdiccio-
nal; así lo exige la garantía constitucional de
la defensa en juicio regulada por el art. 18 de
la Constitución Nacional (17), el propósito de
“afianzar la justicia” enunciado en el Preámbu-
lo de la Ley Fundamental (18), y la presunción
básicos que le son encomendados: remover el conflicto y
mantener o restablecer la paz quebrantada o amenazada
de quebrantar (ROSALES CUELLO, Ramiro y MARINO,
Tomás, “Regulación legal de la tutela judicial efectiva y el
debido proceso ¿Es posible esa regulación dentro del Có-
digo Civil?”, LA LEY 2014-E, 880, con cita de ROSALES
CUELLO, Ramiro y MONTERISI, Ricardo D., “La senten-
cia arbitraria como vulneración al debido proceso: su tute-
la doméstica y en el sistema interamericano de protección
de los derechos humanos”, JA, 2005-I-474).
(9) PALACIO, Lino E., “Derecho Procesal Civil”, Bue-
nos Aires, Abeledo-Perrot, 1975, tomo I, p. 147.
(10) ALSINA, Hugo, “Tratado...”, Buenos Aires, Ediar,
1963, tomo I, p. 457.
(11) CSJN, 21-8-97, LA LEY, 1998-B, 471.
(12) CHAUMET, Mario E. y MEROI, Andrea A., “¿Es el
Derecho un juego de los jueces?”, LA LEY, 2008-D, 717.
(13) Sobre el tema, ver LOUTAYF RANEA, Roberto G.,
“Principio de bilateralidad o contradicción”, LA LEY, 2011-
A, 982.
(14) PALACIO, Lino E., “Derecho Procesal Civil”, Bue-
Judicial de la Nación y no incluye ni adjunta el
contenido de la cédula misma. La recepción de
los correos de cortesía son responsabilidad de
los terceros que ofrecen el servicio y ajeno al
Poder Judicial, agregando que existen situa-
ciones que impiden o limitan la recepción del
correo de cortesía. Agrega que en la página
del Consejo de la Magistratura de la Nación
se precisan las condiciones para el uso de este
sistema, como también deben configurarse los
navegadores de mínimos requisitos para utili-
zarlos. Finalmente, se expresa que en la pági-
na de acceso al sistema de consulta de causas
también se encuentran los requisitos mínimos
para acceder a esta información y desde este
portal puede acceder a la consulta de causas
para visualizar todas las actuaciones de cada
expediente y sus vinculados.
Ese mismo día, informa la Actuaria que con-
forme las instrucciones precisadas por el infor-
me que se relata, procede a ingresar al portal
web del Poder Judicial donde se constata la
existencia del presente cuerpo de copias como
vinculado al principal con todas las constancias
de notificaciones y tramitaciones del caso, lo
que se agrega a estas actuaciones a fs. 486/497.
Del informe presentado por el Centro de
Cómputos y de las copias obtenidas por la Ac-
tuaria, se corre vista a las partes por tres días
(fs. 498), lo que se notifica mediante cédula
electrónica nº ... a la actora (fs. 499) y nº ... a la
demandada (fs. 501) el 4 de setiembre de 2014.
A fs. 503 el apoderado de la demandada
plantea suspensión de plazos procesales por
de inocencia que favorece a todos los habitan-
tes (19).
d) Deber del Estado de hacer todo lo necesario
para brindar una adecuada administración de
justicia
Procurando estos postulados es que el Esta-
do, en quien se ha delegado la tarea de admi-
nistrar justicia como consecuencia de la prohi-
bición de la justicia por mano propia, debe afa-
narse en implementar todos los mecanismos
que resulten adecuados a tal fin, empezando
por asignar suficientes partidas presupuesta-
rias para que exista un número adecuado de
tribunales, realizar las reformas legislativas
necesarias e incorporar las nuevas tecnologías
en el trámite de los juicios.
Esto último es lo que ha ocurrido con la
sanción de la ley nacional 26.685 y la Acordada
31/2011 de la Corte Suprema de Justicia de la Na-
ción que implementan las nuevas tecnologías en
el trámite de los juicios, particularmente en las
notificaciones judiciales. En un primer momen-
to, la Corte ha establecido la aplicación del nue-
vo sistema en el trámite de los recursos de queja
nos Aires, Abeledo-Perrot, 1975, tomo I, p. 263; MIRAS,
Osvaldo D., “Sobre el debido proceso (desde el punto de
vista formal y en el ámbito del proceso civil”, ED, 104-966,
específicamente p. 970; ROSATTI, Horacio, El debido
proceso legal”, JA, 1985-II-825, ap. 9,b).
(15) Entre las reglas que son corolarios de la garantía
constitucional de la defensa en juicio, Vélez Mariconde
señala la “necesidad de que la acusación sea intimada co-
rrectamente, incluso en el caso de que la acusación sea am-
pliada” (VELEZ MARICONDE, Alfredo, “Derecho Proce-
sal Penal”, 1986, tomo II, p. 211).
(16) CSJN, 08/08/74, “Estévez, Antonio vs. Chemea
Inmobiliaria”, Fallos 289:181; Id. 20-4-99, “Alonso, Ar-
mandop vs. ANSeS”, Fallos 322:663; ED, 184-309, y JA,
Rep. año 2000-825, nº 278; CNFed. Cont. Adm., Sala II,
23/12/98, LA LEY, 2000-B, 114. Conf. BARBÉ, Laura A.,
“Insubsistencia de la acción penal. Jurisprudencia del Tri-
bunal Superior de Justicia de Neuquén”, LA LEY Patago-
nia 2012-476.
(17) CSJN, 29/11/68, “Mattei”, Fallos 272:188; Id.,
17/10/78, “Mozzatti”, Fallos 300:1102; Id., 15/03/79, “Ba-
MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DE 2014 | 9
haber recibido un correo de notificación elec-
trónica de una sentencia sin poder visualizarla
y sobre la que pidió la nulidad de todo lo actua-
do y a fs. 504 peticiona prueba informática a
través de pericial para acreditar los extremos
de la nulidad que solicita. A fs. 505 contesta
la vista ordenada el apoderado de la actora,
quien solicita el rechazo de la nulidad por las
causales que invoca y además la formación de
un incidente aparte a los fines de poder bajar
el cuerpo de ejecución al Juzgado de Primera
Instancia y proseguir con el trámite mientras
se tramita el incidente de nulidad. A todo ello
el Tribunal provee con fecha 8 de setiembre,
rechazando el pedido de suspensión de plazos,
la prueba pericial, y proveerá oportunamente
lo solicitado por el apoderado de la actora.
Finalmente contesta vista el apoderado de la
demandada con fecha 9 de setiembre de 2014,
quedando la causa en condiciones de ser re-
suelta.
II. Ingresando al estudio de la nulidad plan-
teada, esta Sala estima corresponde su recha-
zo. Ello en atención a los fundamentos que se
desarrollan a continuación.
En primer término, al plantear la nulidad
el apoderado de la demandada expresó que
no había recibido ningún mail en su correo
electrónico y por tanto no conocía la existen-
cia de la formación del cuerpo de copias para
ejecutar la sentencia en función del art. 258
continúa en página 10
por recurso extraordinario federal, extendién-
dolo luego a los demás trámites en su ámbito de
competencia (ya de instancia originaria o recur-
siva); siendo el propósito extenderlo a todos los
tribunales del Poder Judicial de la Nación.
II. Ley nacional 26.685
La “ley nacional 26.685” (20), permite las no-
tificaciones electrónicas en los procesos judi-
ciales que tramitan ante el Poder Judicial de
la Nación.
El art. 1º de la citada ley textualmente dice:
“Autorízase la utilización de expedientes electró-
nicos, documentos electrónicos, firmas electróni-
cas, firmas digitales, comunicaciones electrónicas
y domicilios electrónicos constituidos, en todo los
procesos judiciales y administrativos que se tra-
mitan ante el Poder Judicial de la Nación, con
idéntica eficacia jurídica y valor probatorio que
sus equivalentes convencionales”.
El art. 2º, establece que la Corte Suprema de
Justicia de la Nación y el Consejo de la Magis-
continúa en página 10
liarde”, Fallos 301:197; Id., 31/10/89, “Sudamericana de
Intercambio S.A.C.I. y F.”, Fallos 312:2075 y LA LEY,
1990-C, 56; Id., 09/11/04, “Egea”, Fallos 327:4815;
LA LEY, 2005-C, 164; Id., 23/06/09, “Salgado, Héctor”,
Fallos 332:1512 y LA LEY, 2009-E, 489, entre otros.
(18) CSJN, 10/10/96, “Barry, María E. vs. Administra-
ción Nacional de la Seguridad Social”, Fallos 329:2151;
LA LEY. 1996-E, 591, consid. 19, con cita de los siguientes
precedentes del Tribunal: año 1977, “Klosowsky, Víctor
Ladislao” Fallos 298:312; 17-10-1978, “Mozzatti, Cami-
lo”, Fallos 300:1102; año 1980, “Fundación San Martín
de Tours”, Fallos 302:299; 25-8-88, “Rolón Zappa, Víctor
Francisco”, Fallos 311:1644, y voto del juez Fayt en la causa
“Compañía Arenera del Río Luján vs. De Castro”, 1-9-92,
Fallos 315:1779 y LA LEY, 1993-A, 247; Id., 10/10/96, “Hus-
sar, Otto vs. Administración Nacional de la Seguridad So-
cial”, Fallos 319:2215; LA LEY, 1996-E, 575; DJ 1997, 1-442.
(19) CSJN, 29/11/68, “Mattei”, Fallos 272:188.
(20) Sancionada el 01/06/11; promulgada el 30/06/11; y
publicadada en Boletín Oficial, 07/07/2011; ADLA 2011-C,
2353; LA LEY. cita Online: AR/LEGI/6M8K.
10 | MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DE 2014
viene de PÁGINA 9
del C.P.C.N., agregando que de las constan-
cias que surgen del sistema de consultas de
expedientes de la página del Poder Judicial
de la Nación surge que el expediente “S.R.T.
de la UNC S.A. c/ Cablevisión S.A. s/ Ampa-
ro Ley 16.986” (Expte. Nº 21200018/2011) se
encuentra radicado en la Corte Suprema de
Justicia de la Nación para resolver un recurso
extraordinario planteado por su parte contra
la sentencia definitiva. Pide en base a ello, se
declare la nulidad de todo lo actuado por vio-
lación al principio de bilateralidad, afectación
de la igualdad en el proceso y debido proceso
legal adjetivo y violación al derecho de defensa.
Sobre el particular se expide el informe del
Centro de Cómputos de estos Tribunales Fe-
derales del que surge, conforme lo relacionado
más arriba, que el correo que se envía auto-
máticamente a la cuenta de correo electrónico
declarado por el letrado y que ocurre en el mo-
mento de “envío” desde el sistema de notifica-
ción electrónica es un “aviso de cortesía” que
informa que se encuentra desde ese momento
disponible el contenido de la notificación en el
viene de PÁGINA 9
tratura de la Nación, de manera conjunta, de-
berán reglamentar su utilización y dispondrán
su gradual implementación.
Es sobre la base de ello —y en el marco del pro-
ceso de cambio y modernización en la prestación
del servicio de justicia que viene desarrollando la
Corte Suprema de Justicia— que este Alto Tri-
bunal ha dictado diversas acordadas destinadas
a tales fines (especialmente la Acordada 31/2011) y
ha elaborado instructivos para su aplicación.
III. Acordadas de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación
Luego de dictada la ley nacional 26.685, la
Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
dictado diversas acordadas reglamentando la
notificación electrónica. Las más importantes
a destacar son las 31/2011, 36/2013 y 38/2013.
a) Constitución de domicilio electrónico y asig-
nación de códigos de usuario
La Acordada 31/2011 en su art. 1º dispone: “A
partir de la entrada en vigencia de la presente Acor-
dada y de acuerdo al plan de implantación, toda
persona que litigue por propio derecho o en ejercicio
de una representación legal o convencional, deberá
constituir domicilio electrónico, para las causas que
tramiten ante la Corte Suprema de Justicia de la
Nación. Si no se cumpliere con lo establecido pre-
cedentemente, será de aplicación lo dispuesto en el
art. 41, 1er. Párrafo del CPCC”. Cumplido el plan
de implementación elaborado por el art. 9º de
la citada Acordada, la disposición en cuestión
resulta aplicable no sólo a quienes intervengan
en causas que tramiten ante la Corte Suprema
sino a todas las personas que por propio dere-
cho o en ejercicio de representación legal o con-
vencional intervengan en causas que tramiten
ante los tribunales nacionales.
El art. 2º, de la citada Acordada establece
que a los fines señalados en el art. 1º: “la Cor-
te Suprema de Justicia de la Nación instalará un
Sistema de Notificaciones por Medios Electrónicos
(SNE) exclusivo para las notificaciones electróni-
cas en los procesos judiciales. Este servicio será el
único medio admitido a esos efectos y los códigos
de usuario que sean asignados para acceder a di-
cho sistema sólo podrán ser destinadas a recibir
{ NOTAS }
(21) MOLINA QUIROGA, Eduardo, “Domicilio elec-
trónico. Su vigencia. Normas que así lo disponen”, Diario
LA LEY del 08/09/2014.
portal de servicios del letrado al cual accede
por las páginas web del Poder Judicial de la
nación y no incluye ni adjunta el contenido de
la cédula misma. La recepción de los correos
de cortesía es responsabilidad de los terceros
que ofrecen el servicio y ajeno al Poder Judi-
cial, agregando que existen situaciones que
impiden o limitan la recepción del correo de
cortesía. Agrega que en la página del Consejo
de la Magistratura de la Nación se precisan las
condiciones para el uso de este sistema, como
también deben configurarse los navegadores
de mínimos requisitos para utilizarlos. Final-
mente, se expresa que en la página de acceso al
sistema de consulta de causas también se en-
cuentran los requisitos mínimos para acceder
a esta información y desde este portal puede
acceder a la consulta de causas para visualizar
todas las actuaciones de cada expediente y sus
vinculados.
El Dr. G. V., al contestar la vista corrida so-
bre este informe, expresa que el mismo nada
aporta a la solución del conflicto. Que se ha
acreditado por Acta Notarial acompañada
que su parte ha recibido los “mails de cor-
tesía” antes y después de la supuesta notifi-
cación del traslado que dicen se encontraría
notificaciones, no estando habilitadas para res-
ponder, enviar o reenviar correos”.
El art. 3º, dispone que: “el beneficiario (titu-
lar) del código de usuario será el único responsable
del uso que realice de la identificación otorgada”.
A su vez, la Acordada 36/2013, se refiere en
su Anexo I, art. 3º a la “Acreditación y obtención
de Códigos de Usuario” y consigna lo siguiente:
“Usuarios internos: Obtendrán su código de usua-
rio personal a través de la Dirección de Sistemas
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
“Usuarios externos: A fin de constituir domici-
lio electrónico, registrarán la información reque-
rida, acreditarán la documentación y obtendrán
el código de usuario que obrará como domicilio
electrónico constituido. Deberán completar los re-
quisitos previos y luego presentarse en cualquiera
de los centros de validación habilitados a los que
se incorpora la Secretaría de Juicios Originarios
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, todo
ello conforme lo establecido en los arts. 5º y 6º de
la Acordada Nº 31/11. La obtención del código de
usuario se hará por única vez a solicitud del le-
trado, en la oportunidad que lo requiera, a fin de
facultar su incorporación al sistema”.
Y la Acordada 38/2013, en su Anexo I, art. 3º
dispone que los “usuarios internos” obtendrán
su código de usuario personal a medida que se
encuentren incorporados al Sistema de Ges-
tión Judicial. Y con relación a los “usuarios ex-
ternos”, dice que. “A fin de constituir domicilio
electrónico, registrarán la información requerida
accediendo a la página www.pjn.gov.ar, acre-
ditarán la documentación y obtendrán el código
de usuario que obrará como domicilio electrónico
constituido. Deberán completar los requisitos pre-
vios y luego presentarse en cualquiera de los cen-
tros de validación habilitados, a partir del 1º de
octubre de 2013. La obtención del código de usua-
rio se hará por única vez. Quienes ya han consti-
tuido domicilio electrónico para las notificaciones
en Corte, no deben volver a hacerlo”; y el párrafo
siguiente agrega que el “domicilio electrónico
que es el CUIL de la persona que se ha registrado
y validado, y debe expresarse para cumplir con el
requisito del art. 40 del CPCCN”.
El trámite de acreditación de identidad debe
realizarse en forma personal, para presentar
y validar la documentación digitalizada con
los originales que se solicitan. Y los auxiliares
(22) LIMA, Susana, “Notificaciones en el domicilio elec-
trónico”, LA LEY, 2013-F, 829.
(23) LIMA, Susana: “Notificaciones en el domicilio elec-
notificado. Que su computador tiene confi-
gurado un navegador absolutamente com-
patible con la tecnología empleada por la
web del Poder Judicial y que jamás fue noti-
ficado de la existencia de la presente causa.
Previo a todo, corresponde destacar que
la Ley 26.685 sancionada en el año 2011 dis-
puso: “Artículo 1º - Autorízase la utilización
de expedientes electrónicos, documentos
electrónicos, firmas electrónicas, firmas
digitales, comunicaciones electrónicas y
domicilios electrónicos constituidos, en to-
dos los procesos judiciales y administrati-
vos que se tramitan ante el Poder Judicial
de la Nación, con idéntica eficacia jurídica
y valor probatorio que sus equivalentes
convencionales. Artículo 2º - La Corte Su-
prema de Justicia de la Nación y el Consejo
de la Magistratura de la Nación, de mane-
ra conjunta, reglamentarán su utilización y
dispondrán su gradual implementación.” De
este modo, la Corte Suprema, a través de
sucesivas Acordadas ha desarrollado la no-
tificación electrónica expandiendo su ámbi-
to de aplicación hasta declarar su obligato-
riedad en todo el ámbito del Poder Judicial
de la Nación.
externos deben realizar el trámite respectivo
ante la “Mesa General de Entradas CSJN, las
Cámaras Nacionales y Federales y el Colegio
Público de Abogados de la Capital Federal y
los Colegios que constituyen la Federación Ar-
gentina de Colegios de Abogados, en el marco
de los convenios suscriptos con sendas institu-
ciones” (Acordada 38/2013, art. 3º) (21).
Conforme ha señalado Lima, el domicilio elec-
trónico es un nuevo lugar o espacio virtual, dentro
del gran organismo constituido por el Sistema
de Notificaciones Electrónicas y en el marco
mucho más amplio que abarca todo el Sistema
de Gestión Judicial (22).
El domicilio electrónico en el nuevo sistema no
sustituye ni modifica las disposiciones del CPCCN
sobre notificaciones ni sobre el domicilio ad litem a
que se refieren los arts. 40 a 42. El art. 5º de la
Acordada 36/2013 de la Corte Suprema de Jus-
ticia de la Nación establece que no se comuni-
carán por vía del domicilio electrónico “sino por
cualquiera de las previstas en los arts. 135 y 136 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación,
o por oficio, las providencias, resoluciones o sen-
tencias que el Tribunal o la secretaría expresa-
mente dispongan. Tampoco se realizarán por esa
vía aquellas notificaciones que por su naturaleza
deban diligenciarse en el domicilio real, la notifi-
cación de los traslados de la demanda y la recon-
vención, ni la citación de personas extrañas al jui-
cio”. No hay impedimentos para que las partes
soliciten en determinados supuestos que no se
practique la notificación electrónica; y si ello
es admitido y dispuesto con fundamento por
el tribunal, la notificación en cuestión deberá
practicarse por algunas de las formas previs-
tas en el ordenamiento procesal (23).
El domicilio electrónico tampoco es la dirección
de mail que el interesado tenga con un servidor
comercial o privado, más allá que la Acorda-
da 31/2011, Anexo I, ap. 1 establece que el inte-
resado que pretenda su registro como nuevo
usuario deba ingresar como información la
“dirección de mail en donde recibirá las comu-
nicaciones en forma digital”; como lo destaca
Lima, constituye un beneficio evidente el que
deba denunciarse una dirección de correo
electrónico en el trámite de validación de usua-
rio y contraseña, donde se recibirán los avisos
de notificación que alertan al profesional que
ya ha recibido una notificación electrónica en
el sitio correspondiente (24).
trónico”, LA LEY, 2013-F, 829, ap. II.
(24) LIMA, Susana, “Notificaciones en el domicilio elec-
trónico”, LA LEY, 2013-F, 829.
En este contexto, la Corte Suprema ha dise-
ñado un Instructivo para letrados adheridos al
sistema de notificaciones electrónicas, que se
encuentra a disposición de los usuarios en la
página del Poder Judicial de la Nación, en el
cual define el funcionamiento básico del siste-
ma como el siguiente:
“- El letrado confecciona una cédula para en-
viarla al Juzgado o a su contraparte.
- La cédula se envía al destinatario deseado,
y el receptor de la misma recibe el aviso en la
casilla de mail mediante un correo electrónico,
informado oportunamente en el convenio.
- El receptor de la notificación debe ingresar
al sistema para efectuar la recepción efectiva
de la notificación.
- El sistema maneja los plazos convenciona-
les establecidos para la recepción de cédulas.
Vencido dicho plazo la notificación se consi-
dera tácitamente recibida. Los adherentes, se
comprometen a ingresar a la página web, por
lo menos los días martes y viernes (o el día si-
guiente hábil, si alguno de ellos fuera feriado),
con el objeto de controlar la existencia de noti-
La Acordada 38/2013, en su Anexo I, art. 3º
expresa que: “la obtención del código de usua-
rio se hará por única vez”, lo que resulta lógico
porque al precisar esa norma que el “domici-
lio electrónico” es “el CUIL de la persona que se
ha registrado y validado”, el mismo es exclusi-
vo del usuario y no puede cambiarse; a dife-
rencia de la “contraseña”, que, una vez asig-
nada por el sistema debe ser modificada por
el usuario, quien puede cambiarla cuantas
veces quiera; ésta debe ser solicitada de con-
formidad al art. 6º de la Acordada 31/2011, y
de la cual el titular del código de usuario es
el único responsable y se obliga a mantener
en secreto y confidencialidad (Art. 7º de la
citada Acordada 31/2011, y arts. 4º y 11 de su
Anexo I) (25).
b) Carácter obligatorio
La Corte Suprema de Justicia de la Nación
ha ido implementando en forma sucesiva la
aplicación de la notificación electrónica. Pero
el art. 7º de la Acordada 38/2013 dispone tex-
tualmente: “Instaurar la Notificación Electróni-
ca de manera obligatoria para todas las causas
que se promuevan en todos los juzgados y tribu-
nales de las Cámaras Nacionales y Federales, a
partir del 1º de abril de 2014, en la medida en que
esté implementado el Sistema de gestión judicial”.
Los litigantes que actúen por propio dere-
cho o sus representantes tienen el deber de
“constituir domicilio electrónico”, cuyo pro-
cedimiento está reglamentado en los arts. 5 y
ss. de la Acordada y en su Anexo I, en donde
se establece el mecanismo para hacerlo y para
obtener la “cuenta de usuario de Notificacio-
nes por Medios Electrónicos”. Es importante
destacar que el art. 3º del Anexo II establece
que la sola utilización de la página “implica su
conocimiento por parte del usuario”, e indica a
título enunciativo algunas condiciones de uso
generales; y el art. 6º dice que el uso de los ser-
vicios por el usuario está supeditado al estricto
cumplimiento de las Condiciones de Uso Gene-
rales y en su caso, de las Condiciones de Uso
Particulares.
c) Carga de constituir domicilio electrónico en
cada expediente
Luego de constituido el domicilio electróni-
co y obtenido el código de usuario de la oficina
respectiva, los litigantes tienen también la obli-
(25) Conf. MOLINA QUIROGA, Eduardo, “Domicilio
electrónico. Su vigencia. Normas que así lo disponen”, Dia-
rio LA LEY del 08/09/2014

ficaciones pendientes, en los casos en los que el
destinatario de la notificación no ingresara al
sistema para verificar sus notificaciones pen-
dientes, se prevé un procedimiento por el cual,
el emplazado quedará notificado automática-
mente de todas aquellas comunicaciones que
tengan cinco días de ingresadas al buzón per-
sonal del usuario. La notificación cumplida de
esa forma, será informada automáticamente
por la Página Web al Tribunal y surtirá los mis-
mos efectos que aquella que fue debidamen-
te controlada por el destinatario en tiempo
oportuno.” (http://www.pjn.gov.ar/sistemas/
pdf/00026158.Pdf).
En el caso, si bien surge del Acta notarial
acompañada por el quejoso que no consta la
recepción en su correo electrónico del mail que
“avisa” que se encuentra a su disposición una
cédula de notificación en la web del Poder Judi-
cial de la Nación, está claro conforme lo infor-
ma el Centro de Cómputos que tales mails no
incluyen ni adjuntan el contenido de la cédula
misma. La recepción de los correos de cortesía
es responsabilidad de los terceros que ofrecen
el servicio y ajeno al Poder Judicial, agregando
que existen situaciones que impiden o limitan
la recepción del correo de cortesía. Así lo ha
gación, o mejor dicho, la “carga procesal” (26) de
denunciar o constituir ese domicilio en cada
expediente judicial en que intervengan, de la
misma manera que deben constituir domicilio
procesal o ad litem en los términos del art. 40
del CPCCN, en donde se les diligenciarán las
notificaciones por cédula, salvo las que deban
serlo en el domicilio real o aquellas a que se re-
fiere el art. 5º de la Acordada 36/2013.
Por lo tanto, de conformidad a la Acordada
36/2013, puede utilizarse esta forma de noti-
ficación electrónica en los casos de notifica-
ciones que: “deban practicarse personalmente o
por cédula”, y tanto “las que se realicen de oficio
como aquellas que deban confeccionar las partes
(art. 2º Acordada 38/2013). Es decir, puede
utilizarse la vía electrónica para hacer aque-
llas notificaciones a que se refiere el art. 135
del CPCCN. Conforme ya se ha destacado,
esta nueva forma de notificación no elimina las
contempladas en el ordenamiento procesal na-
cional: en tal sentido el art. 5º de la Acordada
36/2013 de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación establece que no se comunicarán por
vía del domicilio electrónico “sino por cualquie-
ra de las previstas en los arts. 135 y 136 del Cód.
Procesal Civil y Comercial de la Nación, o por ofi-
cio, las providencias, resoluciones o sentencias que
el Tribunal o la secretaría expresamente dispon-
gan. Tampoco se realizarán por esa vía aquellas
notificaciones que por su naturaleza deban dili-
genciarse en el domicilio real, la notificación de los
traslados de la demanda y la reconvención, ni la
citación de personas extrañas al juicio”.
Si es posible su utilización en estos supues-
tos en que el ordenamiento procesal exige un
medio de notificación más segura, no se advier-
ten obstáculos en que también se notifiquen
en forma electrónica las providencias que de-
ban notificarse en forma automática (art. 133,
CPCCN). Pero en este caso, salvo que exista
una disposición judicial que expresamente
requiera la notificación personal o por cédula,
la electrónica no quita validez a la notificación
{ NOTAS }
(26) La carga procesal, como dice Couture: “es un im-
perativo del propio interés, es decir, es un imperativo le-
gal previsto en beneficio del propio sujeto sobre quien se
impone la carga, y cuyo incumplimiento implica para él la
pérdida de ese beneficio o ventaja (COUTURE, Eduardo
J., “Fundamentos del Derecho Procesal Civil”, Buenos Ai-
res, Depalma, 1972, ps.. 209/214; REIMUNDÍN, Ricardo,
“Derecho Procesal Civil”, Buenos Aires, Viracocha, 1957,
tomo I, ps. 127/132).
(27) La notificación efectuada por ministerio de la
ley en los términos del art. 133 del CPCCN es válida, si
anteriormente el Prosecretario de la Sala dispuso que
definido la propia Corte Suprema cuando es-
tablece la “Guía de preguntas frecuentes so-
bre la notificación electrónica del 15/11/2013”
al contestar la pregunta 9. “¿qué es el mail de
cortesía? Es el mail que se envía automática-
mente a la dirección de correo denunciada por
el letrado, organismo y autorizado en su “en-
rolamiento al sistema”, en el que se le pone en
conocimiento que tiene una notificación, con la
mención del número de causa en que se produ-
jo y la carátula del expediente en el “Asunto”.
Este mail no constituye la notificación electró-
nica, sino un simple aviso de cortesía.”.
Por tanto, el hecho de no haber recibido el
mail de cortesía no implica la nulidad de la
notificación por falta de recepción. En efecto
y conforme surge de lo informado por la Ac-
tuaria, la notificación número ... (fs. 447) que
contenía la información sobre la iniciación del
cuerpo de ejecución de sentencia y ordenó
traslado a la demandada del pedido de califi-
cación de fianza por tres días, fue librada al
domicilio del Dr. G. V. el día 29 de julio de 2014,
lo que se puede visualizar en las constancias
agregadas a la causa s fs. 494. La falta de re-
cepción del mail de cortesía al correo electró-
nico no exime al abogado de ingresar y revisar
automática anterior si ésta se ha producido, y
los plazos que puedan correr deben computar-
se a partir de esta notificación automática.
La falta de cumplimiento de la carga proce-
sal, es decir la falta de constitución del domici-
lio electrónico determina que en el asunto en
que se ha omitido hacerlo “será de aplicación
lo dispuesto en el art. 41, 1er párrafo del CPCCN”
(art. 1º in fine de la Acordada 31/2011), es decir,
“las sucesivas resoluciones se tendrán por noti-
ficadas en la forma y oportunidad fijadas por el
art. 133, salvo la notificación de la audiencia para
absolver posiciones y la sentencia” (27).
d) Forma de la notificación
El art. 4º de la Acordada 31/2011 dice que:
“Todas las notificaciones de providencias, resolu-
ciones y sentencias que deban practicarse perso-
nalmente o por cédula, se realizarán en el código
de usuario que el beneficiario deberá haber cons-
tituido como domicilio electrónico. La notificación
se considerará perfeccionada cuando esté disponi-
ble en la cuenta de destino; los plazos se compu-
tarán según la normativa procesal que correspon-
de. A fin de establecer el comienzo del plazo de la
notificación, su fecha y hora será la del servidor y
quedará registrada en la transacción. En los ca-
sos en que se registre más de un letrado por parte,
se considerarán notificados todos en el código de
usuario del que se instituya como principal”.
Es decir, según el artículo transcripto de la
Acordada 31/2011: “la notificación se considerará
perfeccionada cuando esté disponible en la cuenta
de destino”, y “su fecha y hora será la del servidor y
quedará registrada en la transacción”, lo que ocu-
rre automáticamente con la emisión de la cédula.
Los plazos que puedan existir se computan
de conformidad a las normas del CPCCN (28);
el art. 156 de este Código dice que: “Los pla-
zos empezarán a correr desde la notificación y si
fuesen comunes, desde la última”; y el apartado
siguiente aclara que “no se contará el día en que
las subsiguientes resoluciones se tendrían por noti-
ficadas de esa forma, en razón de que la parte no ha-
bía constituido domicilio electrónico en debida forma
según lo previsto en la ley 26.685 (CNFed. Cont.Adm.,
Sala V, 17/7/2014, “C., G. B. vs. EN - PJN”, LA LEY,
2014-E, 248).
(28) LIMA, Susana, “Notificaciones en el domicilio elec-
trónico”, LA LEY, 2013-F-829.
(29) De conformidad al art. 156 del CPCCN se despren-
de que los plazos procesales fijados en días comienzan a
computarse no desde el momento en que se practica la
notificación, sino a partir del día siguiente a aquél en que
las actuaciones generadas en las causas que
representa, ya que a ello se ha comprometido
conforme se expresa en el instructivo citado
más arriba, lo que debe efectuar, por lo menos,
los días martes y viernes, quedando en su caso
notificado a la Oficina. Pero es del caso señalar
que el letrado quejoso admite haber ingresado
al sistema de consultas de causas del Poder Ju-
dicial de la Nación, expresando que sólo pudo
visualizar el principal. Evidentemente el letra-
do no accionó la pantalla “Vinculados” ya que
si lo hubiera efectuado se habría encontrado
con el cuerpo de copias y todas las constancias
en él tramitadas.
En definitiva, encontrándose efectuada por
esta Cámara la notificación del caso, no corres-
ponde declarar la nulidad de la notificación
peticionada, debiendo rechazarse el inciden-
te. Las costas, no obstante el rechazo del in-
cidente de nulidad, corresponderá imponerse
en el orden causado atento la naturaleza de la
cuestión debatida que pudo llevar al letrado
al convencimiento que tuvo razón para litigar
(art. 68 2º párrafo del CPCN).
III. Finalmente, resta tratar el pedido efec-
tuado por el apoderado de la actora, Dr. M. R.
se practique esa diligencia, ni los días inhábiles”.
Por lo tanto, el primer día en el cómputo de
los plazos es el día siguiente al de la notifica-
ción al interesado de la providencia respectiva
(en caso de plazos individuales) o de la última
notificación (en caso de plazos comunes) (29).
Pero, debe tenerse en cuenta que en la “Guía
de preguntas frecuentes sobre notificación
electrónica” (Versión del 15-11-2013) de la
CSJN, se indica que en las “notificaciones emi-
tidas tanto por el Juzgado como por los demás
intervinientes del proceso, enviadas entre las
07.00 y las 20.00 horas de un día hábil (y que
no tengan expresa habilitación de día y hora)
el plazo comenzará a correr a las 07.00 horas
del día siguiente. Las notificaciones emitidas
fuera de este horario serán consideradas como
enviadas el día siguiente”.
Pero debe tenerse en cuenta que la notifi-
cación se considerará perfeccionada cuando
“esté disponible en la cuenta de destino”, siempre
y cuando el destinatario la pueda visualizar en
su cuenta y de tal manera tenga la posibilidad
de tomar conocimiento de ella; porque si no la
tiene no puede considerarse que la notificación
se haya producido: sería ilógico y contrario a
la garantía de la inviolabilidad de la defensa
en juicio (art. 18, Constitución Nacional) tener
por notificado al litigante de algo de lo que no
puede tomar conocimiento. Y este defecto de
visualización no es algo utópico sino que ha
ocurrido en la Cámara Federal de Apelaciones
de Salta, en donde se había podido advertir
que se presentaban “pedidos de nulidades en
las distintas secretarías por inconvenientes en
la falta de visualización de las cédulas y expe-
dientes digitales por parte de los letrados, en
las páginas www.csjn.gov.ar y/o www.pjn.gov.
ar”. Luego de un estudio de la situación, se ha
detectado que tales inconvenientes se debían
a un error material de los Juzgados Federales
en la carga que en consecuencia hacen incurrir
en error a los letrados y a la Cámara (concreta-
mente en los juzgados se omitía “validar como
intervinientes” a los letrados en cada uno de los
tuvo lugar (PALACIO, Lino E., “Derecho Procesal Civil”,
Buenos Aires, Abeledo-Perrot, t. IV, 4ª edición actuali-
zada por Carlos Enrique Camps, 2011, p. 54; FASSI, San-
tiago C y YÁÑEZ, César D., “Código Procesal Civil y Co-
mercial de la Nación”, Buenos Aires, Astrea, tomo 1, 1988,
p. 750; LEDESMA, Ángela E. en FENOCHIETTO, Carlos
Eduardo y ARAZI, Roland, “Código Procesal Civil y Co-
mercial de la Nación”, Buenos Aires, Astrea, t. 1, 1993, ps.
584-585.
(30) CFed. Apelaciones de Salta, Resolución de Presi-
dencia Nº 25/2014, de fecha 9 de octubre de 2014.
(31) CFed. Apelaciones de Salta, 26/09/14, “Pavoni, Cé-
MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DE 2014 | 11
V., sobre la formación de cuerpo aparte por el
incidente de nulidad planteado. Sobre el parti-
cular y dado que el apoderado de la demanda-
da ha presentado un nuevo problema en una
notificación posterior a lo que se provee con
fecha 11 de setiembre de 2014, resulta conve-
niente a los fines de no retrasar la ejecución
anticipada de la sentencia con los perjuicios
que ello pudiere acarrear a la actora formar
cuerpo aparte de todo lo actuado en fotocopias
debidamente certificadas, a los fines que hu-
biere lugar.
En definitiva, se resuelve: I. Rechazar el
incidente de nulidad promovido por el apode-
rado de la demandada, Dr. G. V., por los fun-
damentos expuestos en esta resolución. Las
costas, no obstante el rechazo del incidente de
nulidad, corresponderá imponerse en el orden
causado atento la naturaleza de la cuestión de-
batida que pudo llevar al letrado al convenci-
miento que tuvo razón para litigar (art. 68, 2º
párrafo del CPCN). II. Ordenar la formación
de Cuerpo aparte de todo lo actuado en foto-
copias debidamente certificadas para proveer
a las demás situaciones planteadas y a los fines
que hubiere lugar. — Graciela S. Montesi. —
José V. Muscara.
expedientes). Como consecuencia de ello, el Sr.
Presidente de la Cámara resolvió recomendar
a los responsables de Mesas de Entradas y los
Sumariantes de los Juzgados Federales Nº 1 y
2 de Salta y Jujuy, al de Orán y a los de Cáma-
ra, “observar y/o controlar que al momento de
la carga de los letrados intervinientes dentro
del sistema, estén efectivamente vinculados el
CUIT o CUIL con la matrícula federal (tomo y
folio) y validarlos como ‘intervinientes’ en cada
uno de los expedientes, a efectos de evitar nue-
vas presentaciones” (30).
De conformidad a lo que surge de la Acor-
dada Nº 31/2011 (art. 4º), entonces, los intervi-
nientes en causas judiciales tienen la carga pro-
cesal de ingresar al Sistema de Gestión Judicial
- Sistema de Notificación Electrónica, a través
de la página de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación (http://www.csjn.gov.ar/), o del
Poder Judicial de la Nación (http://www.pjn.
gov.ar/) (31). Si ingresan, cumplen con el im-
perativo legal y toman conocimiento de las
notificaciones existentes; y si no lo hacen, tal
omisión es de exclusiva responsabilidad de
quienes hayan incurrido en la misma que los
priva de la ventaja que le hubiera significado
conocer efectivamente lo que se intenta poner
en su conocimiento, aunque de igual manera
quedan notificados. Al ingresar, el interesado
no debe limitarse a consultar lo que aparece
en un primer momento en la pantalla, sino que
debe abrir todos y cada uno de los espacios o
pestañas que contiene la misma, porque todo
ello se pone a su conocimiento y sobre todo ello
opera la notificación; y el hecho de no abrir al-
guna no excusa la notificación de lo que el inte-
resado no ha abierto.
La notificación, entonces, opera en la forma
señalada; y es independiente de que eventual-
mente pudieran los interesados recibir un
“mail de cortesía en su correo personal” (32). En
la “Guía de preguntas frecuentes sobre la no-
continúa en página 12
sar Daniel vs. Dirección Nacional de Vialidad”. El planteo
de nulidad de la notificación electrónica del auto que dis-
puso la fecha de la audiencia para tratar un recurso de ape-
lación interpuesto por la querella debe rechazarse, pues
era obligación del letrado verificar su cuenta en el sistema
establecido por la acordada 31/2011, por lo que cualquier
omisión en ese sentido es de su exclusiva responsabilidad
(CNCrim. y Correc., Sala VI, 3-6-2014, “Fideicomiso Finan-
ciero Privado Forle”, LA LEY, Supl. Penal y Procesal Pe-
nal de octubre 2014, fallo nº 118.100).
(32) CFed. Apelaciones de Salta, 26-9-2014, “Pavoni, Cé-
sar Daniel vs. Dirección Nacional de Vialidad”; CNCrim. y
12 | MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DE 2014 Síganos en /thomsonreuterslaley @TRLaLey

viene de PÁGINA 11
tificación electrónica” (versión del 15/11/2013)
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
se indica que el mail de cortesía “se envía auto-
máticamente a la dirección de correo denun-
ciada por el letrado, organismo y autorizado
en su “enrolamiento al sistema”, en el que se
le pone en conocimiento que tiene una notifi-
cación, con la mención del número de causa en
que se produjo y la carátula del expediente en
el “Asunto”. Este mail no constituye la Notifica-
ción Electrónica, sino un simple aviso de corte-
sía” (bastardilla añadida).
ministración del Sistema de Notificaciones por
Medios Electrónicos”, precisando el art. 7º del
Anexo II de dicha Acordada que la Corte Su-
prema efectuará todas la tareas necesarias
para garantizar la disponibilidad y accesibili-
dad al Sistema de Notificaciones por medios
electrónicos las 24 horas durante todos los días
del año (33).
IV. El fallo en comentario
La solución que brinda el fallo en comentario
se adecua al sistema de notificaciones electró-
nicas implementado por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación.
nulidad de la notificación ni exime al abogado
de ingresar y revisar las actuaciones genera-
das en las causas que representa.
También alega el letrado que al consultar
su domicilio electrónico sólo pudo visualizar
la causa principal (radicada en la Corte Su-
prema de Justicia de la Nación para resolver
un recurso extraordinario planteado por su
parte contra la sentencia definitiva) y no
la “ejecución de sentencia” promovida por
la contraria. Y a ello responde el Tribunal,
también acertadamente, que el letrado no ac-
cionó la pantalla “Vinculados”, ya que “si lo
hubiera efectuado se habría encontrado con
el cuerpo de copias y todas las constancias
en él tramitadas”. Es verdad que en ninguna
parte se dice que debía consultar ese acápite,
pero, como ya se señaló, todo lo que contie-
ne la pantalla se pone en conocimiento del
litigante, y es carga suya consultarlo; de lo
contrario, la estructura del sistema se vería
perjudicada y carecería de efectos reales en
la práctica. l
Cita on line: AR/DOC/4410/2014

e) Administración del sistema El profesional alega como fundamento de la

El art. 8º de la Acordada 31/2011 indica que

la “Dirección de Sistemas de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación tendrá la función de ad-
{ NOTAS }
Correc., Sala VI, 3-6-2014, “Fideicomiso Financiero Priva-
do Forle”, LA LEY, Supl Penal y Procesal Penal de octubre
2014, fallo nº 118.100.
falta de notificación el hecho de no haber reci-
bido en su correo electrónico. Pero, acertada-
mente, responde el Tribunal que el hecho de no
haber recibido el mail de cortesía no implica la
(33) Conf. MOLINA QUIROGA, Eduardo, “Domicilio
electrónico. Su vigencia. Normas que así lo disponen”, Dia-
rio LA LEY del 08/09/2014.
edictos
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil Nº 20, Secretaría única a mi cargo, sito en
Talcahuano 550, piso 6 de esta Ciudad, cita y
emplaza por treinta días a herederos y acreedo-
res de LEMBEYE ENRIQUE ALBERTO y FE-
RRARI IRMA EDITH a efectos de hacer valer
sus derechos. Publíquese por tres días.
Buenos Aires, 25 de noviembre de 2014
Juan Carlos Pasini, sec.
LA LEY: I. 10/12/14 V. 12/12/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil Nº 21, secretaría única con sede en Talca-
huano 490 piso 1º de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, cita y emplaza por treinta días
a herederos y acreedores de ELSA D’INDIO a
los efectos que hagan valer sus derechos. El
presente deberá publicarse por tres (3) días en
el diario “La Ley”.
Buenos Aires, 25 de noviembre de 2014
Horacio Raúl Lola, sec.
LA LEY: I. 10/12/14 V. 12/12/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil Nº 21, secretaría única con sede en Talca-
huano 490 Piso 1º de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, cita y emplaza por treinta días a
herederos y acreedores de MARÍA DEL CAR-
MEN D’INDIO a los efectos que hagan valer
sus derechos. El presente deberá publicarse por
tres (3) días en el diario “La Ley”.
Buenos Aires, 25 de noviembre de 2014
Horacio Raúl Lola, sec.
LA LEY: I. 10/12/14 V. 12/12/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil Nº 21, secretaría única con sede en Talca-
huano 490 Piso 1º de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, cita y emplaza por treinta días
a herederos y acreedores de JOSÉ ANTONIO
D’INDIO a los efectos que hagan valer sus de-
rechos. El presente deberá publicarse por tres
(3) días en el diario “La Ley”.
Buenos Aires, 25 de noviembre de 2014
Horacio Raúl Lola, sec.
LA LEY: I. 10/12/14 V. 12/12/14
Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil Nº 68 cita y emplaza por treinta días a
herederos y acreedores de Da. CARRUBBA
ANA ELENA, a los efectos de que hagan valer
sus derechos.
Buenos Aires, 21 de noviembre de 2014
Graciela E. Canda, sec.
LA LEY: I. 10/12/14 V. 12/12/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 75, Secretaría Única, cita y emplaza
por treinta (30) días a herederos y acreedores
de MARCELO ISIDRO MATTIOLI. Publíquese
por tres días en el Diario “LA LEY”.
Buenos Aires, 19 de noviembre de 2014
Ignacio M. Rebaudi Basavilbaso, sec.
LA LEY: I. 10/12/14 V. 12/12/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 99 a cargo del Dr. Camilo Almeida
Pons, Secretaría Única a cargo de la Dra. Gui-
llermina Echagüe Cullen, cita y emplaza por
treinta días a herederos y acreedores de ROSA
LEVI a los efectos de que hagan valer sus de-
rechos. Publíquese por 3 días (tres días) en el
diario “LA LEY”.
Buenos Aires, 20 de noviembre de 2014
Guillermina Echagüe Cullen, sec.
LA LEY: I. 10/12/14 V. 12/12/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil y Comercial Nº 5, Secretaría Nº 9, sito
en la calle Libertad 731, piso 10º de la Capital
Federal, hace saber que, SUN TSAI HANG con
D.N.I. 92.876.417 de nacionalidad china, de
ocupación empleada, ha iniciado los trámites
tendientes a la obtención de la Ciudadanía Ar-
gentina. Cualquier persona que tuviere cono-
cimiento de algún acontecimiento que pudiere
obstar a dicha concesión, deberá hacer saber su
oposición fundada al Juzgado. Publíquese por
dos veces, en el lapso de quince días.
Buenos Aires, 20 de octubre de 2014
Ximena Rocha, sec.
LA LEY: I. 10/12/14 V. 10/12/14
70742/2014 LEFALLE, ANA JOSEFA s/SU-
CESION AB-INTESTATO. El Juzgado Nacional
de Primera Instancia en lo Civil Nº 11, Secretaría
Única, cita y emplaza por treinta (30) días a
herederos y acreedores de ANA JOSEFA LE-
FALLE. Publíquese por tres días en el diario
La Ley.
Buenos Aires, 29 de octubre de 2014
Javier A. Santiso, sec.
LA LEY: I. 09/12/14 V. 11/12/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil Nº 18, sito en Av. de los Inmigrantes 1950,
Piso 5º, de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Secretaría única, a cargo de la Dra. María
Alejandra Salles, cita y emplaza por el término
de treinta días a herederos y acreedores de don
EMILIO ANGEL ISERNIA. Publíquese por tres
días.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 17 de
noviembre de 2014
Alejandra Salles, sec.
LA LEY: I. 09/12/14 V. 11/12/14
Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil Nº 39, Secretaría única, cita y/o emplaza
por treinta días a herederos y acreedores de
SANDRA VIVIANA CESARIO a efectos de
que hagan valer sus derechos. Publíquese por
tres días.
Buenos Aires, 18 de noviembre de 2014
Gabriel Pablo Pérez Portela, sec.
LA LEY: I. 09/12/14 V. 11/12/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil Nº 49, Secretaría única de Capital Federal,
cita y emplaza por treinta (30) días a herederos
y acreedores de CARLOS ALBERTO RIBERO.
Publíquese por el plazo de tres (3) días en el
diario “La Ley”.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 14 de
noviembre de 2014
Viviana Silvia Torello, sec.
LA LEY: I. 09/12/14 V. 11/12/14
El Juzgado Nacional de 1ra. Instancia en lo Civil
Nº 20, Secretaría única a mi cargo, sito en Tal-
cahuano 550, 6to. piso de C.A.B.A. cita y em-
plaza por treinta días a herederos y acreedores
de CASAREGOLA NOEMI IRMA, a efectos de
hacer valer sus derechos. Publíquese por tres
días en “LA LEY”.
Buenos Aires, 25 de noviembre de 2014
Juan Carlos Pasini, sec.
LA LEY: I. 09/12/14 V. 11/12/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil Nº 54, cita y emplaza a herederos y acree-
dores de MONICA INES RIBES por el término
de treinta días. Publíquese por tres días en el
diario LA LEY.
Buenos Aires, 5 de noviembre de 2014
Ma. de las Mercedes Domínguez, sec. int.
LA LEY: I. 09/12/14 V. 11/12/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil Nº 54, cita y emplaza a herederos y acree-
dores de COUTO, HECTOR FRANCISCO por
el término de treinta días. Publíquese por tres
días en LA LEY.
Buenos Aires, 20 de noviembre de 2014
Ma. de las Mercedes Domíguez, sec. int.
LA LEY: I. 09/12/14 V. 11/12/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 80, Secretaría Unica, cita y emplaza
por el término de 30 días a herederos y acree-
dores de Doña CONCEPCIÓN PETEIRO, a los
efectos de que hagan valer sus derechos. Publí-
quese por tres días.
Buenos Aires, 20 de noviembre de 2014
Santiago Pedro Iribarne, sec.
LA LEY: I. 09/12/14 V. 11/12/14
El Juzgado de 1ª Instancia en lo Civil y Co-
mercial Nº 9, del departamento judicial de
Morón, Pcia. de Buenos Aires, sito en Colón
151, 2º piso, localidad y partido de Morón, cita
y emplaza, en autos: “FRASSON EDUARDO
MIGUEL ANGEL y OTRA c/HEREDEROS
Y/O SUCESORES DE TRISTANY RAMON
s/PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA VICENAL
DEL DOMINIO DE INMUEBLES”, Expte.
6.325/2008, a los herederos y/o sucesores
de RAMON TRISTANY, y/o a quienes se
consideren con derecho al inmueble, sito en
la localidad de Pontevedra, Partido de Merlo,
Pcia. de Buenos Aires, designado según título
como lote de terreno 2 de la Mza. J, designado
catastralmente: Circ. III, Mza. 10, Sec. F, Parc.
2, Pda. Inmobiliaria 072-097.447-9, inscrip-
to el dominio en el Registro de la Propiedad
Inmueble de la Pcia. de Buenos Aires, al folio
933 del año 1949, del Registro del Partido
de Merlo, a nombre de RAMON TRISTANY,
para que dentro del plazo de 10 días compa-
rezcan a hacer valer sus derechos, bajo aper-
cibimiento de nombrarse al Defensor Oficial
en turno para que los represente; (art. 341 del
CPCC). El presente edicto deberá ser publi-
cado por dos días en el diario “La Ley” de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Morón, 14 de noviembre de 2014
Alejandra Irma Piccoli, sec.
LA LEY: I. 09/12/14 V. 10/12/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 3, Secretaría Única, cita y empla-
za por el plazo de treinta días a herederos y
acreedores de YOLANDA CARMEN NAPO-
LI a los efectos de que comparezcan a hacer
valer sus derechos. El presente deberá publi-
carse por el término de tres días en el Diario
LA LEY.
Buenos Aires, 4 de septiembre de 2014
Marcelo M. Pelayo, sec.
LA LEY: I. 05/12/14 V. 10/12/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil Nº 21, secretaría única con sede en Talca-
huano 490 Piso 1º de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, cita y emplaza por treinta días
a herederos y acreedores de HEBER RENE
BEMON a los efectos que hagan valer sus de-
rechos. El presente deberá publicarse por tres
(3) días en el diario “La Ley”.
Buenos Aires, 18 de noviembre de 2014
Horacio Raúl Lola, sec.
LA LEY: I. 05/12/14 V. 10/12/14
NAVAL, VICTORIA s/SUCESION AB-INTES-
TATO. El Juzgado Nacional en lo Civil Nº 71
cita y emplaza por el plazo de treinta días a
herederos y acreedores de VICTORIA NAVAL
a presentarse en autos a fin de hacer valer sus
derechos. Publíquese por tres días.
Buenos Aires, 14 de noviembre de 2014
Manuel J. Pereira, sec.
LA LEY: I. 05/12/14 V. 10/12/14
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil Nº 93, cita y emplaza por 30 días a he-
rederos y acreedores de SILVINA CASTRO.
Publíquese por 3 días en La Ley.
Buenos Aires, 29 de septiembre de 2014
M. Alejandra Tello, sec.
LA LEY: I. 05/12/14 V. 10/12/14

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