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2.1 A lo largo de la historia, la tierra ha sido considerada como una fuente principal de
riqueza, situación social y poder. Es la base para la vivienda, los alimentos y las
actividades económicas, la fuente más importante de oportunidades de empleo en las
zonas rurales y un recurso cada vez más escaso en los núcleos urbanos. El acceso al
agua y a otros recursos, así como a servicios básicos tales como el saneamiento y la
electricidad, está condicionado en muchos casos al acceso a los derechos sobre la
tierra. La disposición y posibilidad de invertir a largo plazo en la tierra cultivable y en la
vivienda dependen directamente de la protección que otorga la sociedad a los titulares
de los derechos. En consecuencia, el desarrollo sostenible se asienta firmemente en el
acceso a los derechos de propiedad de la tierra y en la seguridad de esos derechos.
2.2 La tierra tiene también gran importancia cultural, religiosa y jurídica. En muchas
sociedades existe una relación estrecha entre poder de decisión de una persona y la
cantidad y calidad de sus derechos sobre la tierra. En las zonas rurales, la integración o
exclusión social depende a menudo únicamente de la situación de la persona en
relación con la tierra. Incluso en las zonas urbanas, el derecho a participar en la
planificación municipal, en las decisiones comunitarias y en ocasiones, en las
elecciones, depende de la condición de un individuo como «residente» o «propietario de
una vivienda». No es éste un fenómeno nuevo, pues durante muchos siglos solamente
los «propietarios de tierras» podían participar en las elecciones en la mayoría de las
democracias occidentales. El acceso a la tierra es, por tanto, un elemento importante en
el poder de decisión a nivel familiar, comunitario y nacional.
2.3 El acceso a la tierra tiene lugar a través de los sistemas de tenencia. La tenencia
de la tierra es la relación, definida jurídica o consuetudinariamente, entre la población,
como individuos o grupos y la tierra (por razones de conveniencia, el término «tierra»
incluye aquí otros recursos naturales como el agua y los árboles). Las reglas relativas a
la tenencia determinan cómo se distribuyen en las sociedades los derechos de
propiedad de la tierra, así como las responsabilidades y restricciones conexas. En
términos sencillos, los sistemas de tenencia de la tierra determinan quién puede utilizar
qué recursos, durante cuánto tiempo y en qué condiciones.
2.4 La forma de distribuir y utilizar los derechos sobre la tierra puede ser muy
compleja. Con frecuencia, la tenencia de la tierra se clasifica como:
Privada: asignación de derechos a una parte privada que puede ser un individuo,
un matrimonio, un grupo de personas o una persona jurídica, como una entidad
comercial o una organización sin ánimo de lucro. Por ejemplo, en una comunidad, las
familias pueden tener derechos exclusivos sobre parcelas residenciales, parcelas
agrícolas y determinados recursos arbóreos. Otros miembros de la comunidad pueden
quedar excluidos de la utilización de esos recursos si no cuentan con la autorización de
los titulares de dichos derechos.
Comunal: en una comunidad pueden existir derechos sobre bienes comunes. Cada
uno de los miembros tiene derecho a utilizar de manera independiente las propiedades
de la comunidad. Por ejemplo, los miembros de una comunidad pueden tener derecho a
apacentar el ganado en los pastizales comunitarios.
2.5 Los derechos sobre la tierra son diversos y en la práctica, varias personas o grupos
pueden tener derechos sobre un mismo objeto. Esto ha dado lugar al concepto de «haz
de derechos». Los distintos derechos sobre la misma parcela de tierra, como el derecho
a venderla, el derecho a utilizarla por medio de un arrendamiento, o el derecho a
atravesarla, pueden ser considerados como «astillas del mismo haz», de cada uno de
los cuales puede ser titular una parte diferente. Aunque puede existir un número amplio
y variado de derechos, en ocasiones es útil ilustrar el hecho de que los derechos de
acceso a la tierra pueden asumir la forma de:
2.8 Los profundos cambios demográficos, económicos y sociales que afectan a las
comunidades urbanas y rurales de las economías en desarrollo comportan, cada vez
más, la marginación de quienes están menos preparados para afrontarlos. Tanto si la
cuestión estriba en el aumento de los asentamientos informales en las zonas urbanas,
la pérdida de importancia de la función de los hombres en la comunidad a causa de la
emigración por motivos laborales, o la necesidad de reajustar las relaciones familiares
para integrar a los ancianos, los huérfanos y los enfermos, la población necesita que el
acceso a la tierra y la vivienda sea equitativo y eficiente.
La situación de Guatemala se podría calificar como una imagen gastada con el tiempo.
El país continúa marcado por la desigualdad y la exclusión de niños, mujeres e
indígenas, una situación similar a la vivida a finales de los años ochenta del siglo
pasado. El rechazo de estos sectores ha supuesto un estancamiento de la nación y un
rezago respecto del avance de otros países de Centroamérica y del resto del
continente, según datos del Informe Mundial Sobre Desarrollo Humano (IDH) 2016.
Una niña indígena nacida en alguna zona rural del país, con desnutrición y sin
oportunidad de acudir a la escuela es el mejor ejemplo para graficar la desigualdad y
exclusión en este país. Y es que según el IDH divulgado ayer por el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Guatemala es el segundo país de
Latinoamérica con mayor exclusión de género, solo superado por Haití.
Además, en esta nación la mayoría de las adolescentes abandonan sus estudios para
dedicarse a trabajos en el hogar, lo cual las convierte en “participantes invisibles y no
remuneradas” de la producción del desarrollo, indicó la coordinadora residente del
PNUD en Guatemala, Rebeca Arias, durante la presentación del documento. Agregó
que los niños no indígenas acuden a la escuela el doble de años que los menores
indígenas.
Gustavo Arriola, coordinador del Informe Nacional de Desarrollo Humano, indicó que,
pese a que los ingresos per cápita de los guatemaltecos son superiores a los
registrados en Nicaragua y Honduras, esto no reflejan incremento en otros indicadores
debido a que la riqueza se concentra solo en algunos sectores poblacionales.
“El informe dice que los promedios ocultan lo que está sucediendo entre los países.
Guatemala se ha quedado paralizado, durante 15 o 20 años y se ha ido quedando
atrás, pero en los últimos cinco años ha sido sistemático (el estancamiento).
Guatemala, ha estado solo sobre Haití y la crisis de Honduras ha provocado que ese
país también haya tenido un retroceso”, refirió Arriola.
De acuerdo con cifras del Informe Nacional de Desarrollo Humano (publicado el año
pasado), entre 2000 y 2014 el estrato medio en Guatemala se incrementó del cinco al
34 por ciento, debido al crecimiento económico del país durante esos años.
En tanto que el estrato bajo se redujo del 72 al 23 por ciento, no obstante, entre ambas
estratificaciones se generó una clase “vulnerable” compuesta por población que logró
un relativo ascenso económico en ese periodo, pero con poca capacidad para
recuperarse de una crisis económica.
Exclusión social
Los niños y los jóvenes del país viven en “una situación desigual” que beneficia al
incremento de la pobreza y la disminución en los aspectos básicos como la salud y la
educación, según detalla el XVIII Informe sobre los derechos de la niñez y la
adolescencia en Guatemala 2015 que fue elaborado por la Oficina de Derechos
Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG) que recopiló las estadísticas de
las instituciones de gobierno cada año.
Las cifras del hambre: La tasa de desnutrición crónica en niños de hasta cinco años
pasó de 2009 a 2015 de 0.1 a 26.1 casos por 100 mil habitantes, resalta el documento.
La mayor cantidad se presenta en las áreas rurales. En Alta Verapaz hubo 31 mil casos
de niños desnutridos el año pasado, según datos del Ministerio de Salud Pública y
Asistencia Social. En Huehuetenango, 8 de cada 10 niños padecen de desnutrición
crónica.
Rodenas resalta que el año pasado hubo 24 casos de niños y niñas que fueron
violados, de estos 9 fueron de mujeres adolescentes. Las autoridades registraron un
promedio de cinco embarazos en menores de 14 años cada 24 horas y 212
adolescentes de 15 a 19 años en gestación.
“La exclusión nos sigue generando gran preocupación”, explica Rodenas en referencia
al acceso a la educación. El año pasado solo 5 de cada 10 niños fueron inscritos en las
escuelas de párvulos.
Un dato que “preocupa más” es que 19 de cada 100 niñas de 7 a 12 años “no fueron
atendidos por el sistema de educación”. En los adolescentes, 4 de cada 10 estudiaron
los básicos y 2 de cada 10 fueron matriculados a nivel diversificado. “Se calcula que 3.5
millones no tienen acceso a la educación”, mencionó el investigador Edgar Menchú.
DEFINICIÓN.
- Proceso mediante el cual los individuos o los grupos son total o parcialmente
excluidos de una participación plena en la sociedad en la que viven (Fundación
Europea, 1995)
- Los obstáculos que encuentran determinadas personas para participar plenamente en
la vida social, viéndose privadas de una o varias opciones consideradas fundamentales
para el desarrollo humano.
1. PRIVACIÓN ECONÓMICA:
a. Ingresos insuficientes.
b. Inseguridad en el empleo.
c. Desempleo.
d. Falta de acceso a los recursos.
2. PRIVACIÓN SOCIAL:
a. Ruptura de los lazos sociales y familiares, fuente de capital social y de mecanismos
de solidaridad orgánica y comunitaria.
b. Marginación social.
c. Alteración de los comportamientos sociales.
d. Falta de participación en las actividades sociales y políticas.
e. Deterioro de salud.
3. PRIVACIÓN POLÍTICA:
a. Carencia de poder.
b. Falta de participación en las decisiones que afectan a su vida cotidiana.
c. Ausencia de participación política y escasa representatividad.
Según J. García Roca (1998), los procesos de exclusión social cuyos elementos
incluyen factores personales, subjetivos y psicológicos, se caracterizan por:
Los valores dominantes de cada momento en una sociedad y en una cultura establecen
la forma de medir la pobreza. No sólo se refiere la pobreza a la falta de medios
económicos, sino a la carencia de otros factores.
La pobreza es el no poder tener acceso a los recursos necesarios para ser capaz de
realizar unas actividades mínimas relacionadas con la supervivencia, salud,
reproducción, relaciones sociales, conocimientos y participación social.
Teniendo en cuenta que la OMS define la salud como el bienestar físico, psíquico y
social, la protección de la salud significa la educación y la promoción de la salud, la
prevención de enfermedades, la curación de todas las formas de pérdida de salud y la
reinserción social de las personas, individual y colectivamente.
GRUPOS DE RIESGO.
El enfermo puede llegar a sufrir un proceso de exclusión social. Sus habilidades no son
aprovechadas ni reconocidas como productivas para el sistema.
Son un colectivo con graves problemas de exclusión social, ya que desde las
instituciones se piensa muchas veces que no tiene remedio y se limita a ofrecer
albergues o comedores sociales para cubrir sus necesidades básica.
C) INMIGRANTES:
Es un grupo especialmente vulnerable. El proceso migratorio está ligado, generalmente,
a condiciones precarias que afectaran a su estado de salud.
Influyen factores:
- Ambientales.
- Económicos.
- Sanitarios.
- Sociales.
- De género, etc.
D) LA TERCERA EDAD: Los ancianos son personas muy vulnerables por distintas
razones, pues carecen del apoyo social por vivir socialmente aislados por:
- Problemas físicos (incapacidades, minusvalías, etc)
- Razones generacionales (carencias sociales y culturales)
Las sociedades capitalistas muchas veces los rechazan por no ser productivas, sino
que son receptores del Estado de Bienestar.
Otros grupos sociales que son vulnerables de padecer exclusión social relacionados
con la salud son:
· Los drogodependientes.
· Los enfermos de SIDA.
· Los que ejercen la prostitución.
· Los alcohólicos.
· Los ex - presidiarios, etc
Sin embargo, las cifras, los datos y, sobre todo, los hechos, hacen que estos días no
sean de celebración, sino que sirven especialmente para reflexionar sobre el papel de
exclusión que ha sufrido la mujer guatemalteca, y aun más, la mujer indígena.
Según las estadísticas de diferentes instituciones, las mujeres indígenas son las que
están más excluidas de los servicios para satisfacer sus necesidades básicas. Además,
este grupo es al que históricamente más se le han violado sus derechos fundamentales.
De acuerdo con el último Censo de Población, las mujeres constituyen un 51% de la
población guatemalteca, y los indígenas forman el 41% del total de habitantes. El total
de mujeres indígenas constituye un número significativo, aproximadamente un 20% de
la población.
Una sociedad que está excluyendo a una de cada cinco personas, es una sociedad con
un alto número de violabilidad de los derechos humanos.
Incluso en estos espacios se desarrollan con ciertas limitaciones con respecto al acceso
de algunos derechos básicos, como la salud o la alimentación, con respecto a otros
integrantes de la familia.
EXCLUSIÓN LABORAL
EXCLUSIÓN EN EDUCACIÓN
Según el Censo Nacional de Población del 2003, realizado por el Instituto Nacional de
Estadística, INE, la tasa de analfabetismo en las poblaciones indígenas asciende a un
48% de la población, mientras que en los sectores no indígenas, es menos de la mitad,
con un 20%.
Y de estos datos, las mujeres indígenas forman el grupo más analfabeto, con una cifra
del 65% de mujeres indígenas en las zonas rurales que no saben leer ni escribir.
EXCLUSIÓN EN SALUD
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud Materno Infantil, ENSMI, realizado
por el INE en el 2002, las cifras anteriores de educación se conjugan con la mortalidad
materna, ya que un 66% de las mujeres que no tienen ningún tipo de educación (de
ellas la gran parte es indígena), mueren, mientras que otro 28% fallece, cuando éstas
únicamente poseen educación primaria.
Con relación al nivel de fertilidad, las mujeres indígenas tienen en promedio seis
nacimientos durante su vida reproductiva, mientras que, aunque también es alto, las
mujeres no indígenas tienen en promedio cuatro hijos o hijas; y si las mujeres poseen
educación secundaria o superior, las mujeres tienen sólo dos nacimientos.
EXCLUSIÓN POLÍTICA
Nuestro país tiene uno de los números más bajos de participación femenina en los
ambientes públicos y políticos de la nación. Del total de mujeres que ocupan puestos
públicos, las no indígenas tienen presencia en el 72.57% de éstos; mientras que las
indígenas, el 27.42%.
Sin embargo, la cifra es más alarmante cuando se compara con los datos de los
hombres. Del total de los puestos públicos, los hombres ocupan el 95.44% de ellos, las
mujeres el 4.5%, de los cuales, sólo el 1.25% pertenece a las mujeres indígenas.
EXCLUSIÓN CULTURAL
Por último, las exclusiones en contra de las mujeres indígenas, provocan a su vez una
exclusión del sentimiento de ciudadanía de estas hacia el país. Esto se debe a que,
como su participación en los distintos círculos de acción de la sociedad es limitado, se
provoca la invisibilización de éstas dentro de la población.
Asimismo, dentro del seno familiar, la poca valoración de la mujer indígena conduce
muchas veces a que sean maltratadas y sufran de la violencia intrafamiliar, y a que
tengan sobrecarga en sus labores domésticas; por consiguiente, a ser más vulnerables
a la hora de que se les viole sus derechos humanos fundamentales.
Actualmente, las mujeres indígenas están más involucradas en las reflexiones críticas
vinculadas a la participación activa en los distintos estratos de la sociedad: economía,
justicia, política, etc.
Este inicio era, probablemente, el paso más difícil de dar, y se logró gracias, en parte, a
las presiones de distintas organizaciones comunitarias en contra del machismo
generalizado e histórico que se ha desatado en Guatemala, de forma discriminatoria
para con la mujer.
A pesar de esta situación, las mujeres indígenas cada vez se consideran dignas de la
reflexión en la que participa toda la sociedad, y poco a poco se van involucrando en
ella, con la dignidad e igualdad que merecen todas las personas.
Las mujeres indígenas han iniciado el camino que las conlleva a reconocer su propio
discurso, y a fortalecer su identidad. Se han propuesto exigir el reconocimiento de sus
derechos.
Se escogió esta fecha, para conmemorar la muerte de Bartolina Sisa, una mujer
quechua que fue asesinada durante la época colonial en Perú.