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TECNOLÓGICO NACIONAL DE MÉXICO “Ética, el ser humano y la ciencia”

Valores éticos y juicios

La ética es una disciplina de la filosofía que se encarga de estudiar a la moral o conducta de los seres
humanos desde normas establecidas. Mientras que la moral hace referencia a la vida práctica, a lo
que realmente se hace en una comunidad o grupo social específico y que es juzgado como un buen
o mal comportamiento dentro de ese grupo. Aristóteles (384 a. C.) y Platón (427 a. C.) fueron dos
de los filósofos griegos precursores del pensamiento sobre la moral y la ética. De aquellos tiempos
hasta nuestros días podemos encontrar normas jurídicas, religiosas y escolares, por mencionar tres
que rigen a la persona, dada la necesidad que se tiene de regular la conducta a través de distintas
normas.

De acuerdo con la definición de un juicio, se puede decir que es “el proceso mental por medio del
cual decidimos conscientemente que algo es de un modo o de otro” (Ferrater Mora, 1965, pág.
1033). En cuanto al juicio ético, se puede decir que se elabora a partir de un proceso interno de
reflexión sobre las causas y efectos de una conducta o comportamiento observados a través de
hechos. Es decir, se razona y determina qué acción, conducta o actitud es la más adecuada entre un
conjunto de alternativas, en función del sistema de valores que compartimos con la sociedad donde
vivimos. Por lo tanto, el juicio ético es una herramienta fundamental para la toma de decisiones,
especialmente cuando necesitamos optar por la más acorde en relación con aquello en que una
sociedad se identifica con lo bueno o lo malo. Debido a que en el juicio ético se requiere razonar
sobre una buena o mala decisión se puede alterar la escala de valores, dependiendo de la
perspectiva que se tenga en un momento dado.
En consecuencia, en palabras de Manuel G. Velázquez “una persona comienza a aplicar la ética
cuando toma los estándares morales absorbidos de la familia, la iglesia y los amigos…” (2006, pág.
11) y se comienza a preguntar sobre lo bueno o lo malo de sus actos. Se puede dar un ejemplo en
el hecho de que se asuma que se puede llegar tarde a clases porque la mitad de las personas llegan
tarde a la escuela o porque es la costumbre en el lugar donde se vive. Sin embargo, la impuntualidad,
universalmente está considerada como una mala práctica.
En cambio, los juicios morales son aquellos en los que nos pronunciamos sobre la bondad o maldad
de actos pasados, presentes o previstos, es un acto mental que permite diferenciar entre lo correcto
o incorrecto. Es una valoración que la persona realiza frente a una acción juzgando si es buena o
mala, pero de acuerdo a lo establecido por la sociedad en donde vive. En el juicio moral es el grupo
social quien niega o afirma que un acto sea bueno o malo, correcto o incorrecto, y aunque esto no

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coincida con lo que todos opinan, es la conciencia la que nos dice si actuamos bien o mal
moralmente. Mientras que, en el juicio ético, la razón es la que establece lo bueno o lo malo.

Se puede poner como ejemplo el que en algunas sociedades se juzga a algunos seres humanos y se
determina la pena de muerte de formas que implican gran sufrimiento físico, mientras que en otras
se piensa que el término de la vida debe ser con el menor sufrimiento físico para la persona; en
oposición, en muchos lugares la pena de muerte está prohibida. Aquí, a pesar de que se considere
que desde el juicio ético se pueda determinar que matar es un acto malo, desde el juicio moral es
posible considerarlo aceptable por las prácticas y costumbres de ese grupo social en particular.

Se puede tomar como ejemplo también el llamado círculo de la pobreza, donde hay personas en el
mundo que por su propia condición de vida no conocen otra forma de sobrevivir que a través de
robar a otros para poder comer diariamente, por lo que en el grupo al que pertenecen el acto de
robar, desde el juicio moral, se considera aceptable; en contraste desde el juicio ético el acto de
robar podría ser juzgado como bueno o malo, dependiendo de las razones que llevaran a los
individuos a practicarlo.

Por ello se puede concluir que los juicios éticos son universales, válidos en todo tiempo y lugar, y
se elaboran con base en la razón; mientras que los juicios morales son particulares, válidos en un
determinado contexto y toman en cuenta el lugar, época y a un grupo determinado de personas. Es
posible afirmar, por tanto, que “Los juicios morales revelan concepciones de la vida diferente entre
sí y a veces incompatible. La moralidad no es homogénea, está subordinada a grupos morales y sus
intereses. Nadie puede escapar a la moralidad de su tiempo” (Escobar Valenzuela, 2000, pág. 208).

Referencias bibliográficas

Escobar Valenzuela, G. (2000). Ética. México: McGraw Hill.

Ferrater Mora, J. (1965). Diccionario de Filosofía. Buenos Aires: Editorial Sudamericana.

Velázquez G., M. (2006). Ética en los negocios. Conceptos y casos. (M. González Osuna, Trad.)
México: Pearson.

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