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Este
significado global se llama coherencia y es una de las propiedades de los textos. Las otras dos
propiedades son la cohesión (recursos gramaticales y léxicos que construyen el entretejido) y
la adecuación (relación con la situación comunicativa).
Un texto es coherente cuando sus partes aluden a un tema pero también lo es por la
interpretación que el usuario de ese texto pueda darle. La coherencia debe ser percibida por el
receptor y está en relación con la actividad comunicativa de los seres humanos y con la
finalidad que el texto tenga.
1. Cohesión
Para que un texto avance y se expanda sin perder su unidad temática se necesita que las
oraciones que lo conformen estén relacionadas entre sí a través de distintos recursos
lingüísticos.
La propiedad que tienen los textos bien formados se llama TEXTUALIDAD. Los factores
esenciales de la textualidad son la coherencia y la cohesión.
A) Referencia: Consiste en reemplazar una palabra ya expresada en el texto por otra que se
refiera a ella. Este procedimiento permite evitar reiteraciones que podrían confundir a quien
nos escucha.
B) Elipsis: Consiste en omitir una palabra o frase que ya fue dicha y que el lector puede
reponer mentalmente. La usamos para evitar reiteraciones, aligerar la información y evitar
confusiones.
A) Sinonimia: Consiste en reemplazar una palabra o grupo de palabras por otra de igual o
similar significado en el texto. Ayuda a establecer la continuidad temática y así evitar la
repetición del mismo término.
D) Campo semántico: Está constituido por términos que pertenecen a un mismo marco
conceptual. Ayuda a determinar el/los temas del texto asociado a una palabra “clave” otras
cuyo descubrimiento depende de los conocimientos del mundo que tenga el lector.