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Introduccién a la clinica | con toxicomanias | y alcoholismo III Fabian Naparstek Tee cen ae { Indice Prdlogo... 9 La droga en la cultura... 11 La toxicomanfa banalizada o los sintomas de hoy y los de antes..... 19 La direccién de la cura en Freud I...... 33 La direccién de la cura en Freud Il..... 43 Sintoma y toxicomania I.. 51 Sintoma y toxicomanta II 61 La orientacién lacaniana con toxicomantas y alcoholismo...... 71 La orientacién lacaniana con toxicomanias y alcoholismo en psicosis.. 85 Los inclasificables en las toxicomanfas y las psicosis ... 99 Ll fin del andlisis.. 113 Prélogo El presente libro es la culminacién de un trabajo que tiene un recorrido de muchos afios. Cuando digo culminacién lo indico en el sentido de la realizacién y no de algo que se acaba. Todo lo contra- rio. Ahora enfrentamos un nuevo desafio hacia el trabajo por venir. La realizacién a la que hago referencia se centra en una serie que hoy se cierra en tres publicaciones de introduccién a la clinica con toxico- manias y alcoholismo. Este tercer ejemplar afianza una cadena que hemos comenzado con el primer texto que surge de la desgrabacion de los teéricos de la Practica Profesional y de Investigacion Toxicomania y Alcoholismo en el afio 2005. En 2009 ha salido el segundo texto que recopila los casos clinicos de diferentes colegas que hemos utilizado en la asignatura electiva Clinica de las Toxicomanias y el Alcoholismo. Finalmente hoy anudamos los tres textos con la desgrabacién de los teéricos de la asignatura recién mencionada. Independientemente que en esta ocasién la publicacién me tiene como tinico autor siempre se ha tratado de una elaboracién colectiva. La propuesta de ensefianza universitaria que llevo adelan- te se enlaz6 con un trabajo de investigacion que ha comenzado en el marco del TyA (Departamento de estudios sobre toxicomanias y alcoholismo del CICBA perteneciente al Instituto del Campo Freudiano) mucho tiempo antes con una cantidad de colegas con los que atin hoy sigo trabajando. En ese sentido no puedo dejar de nom- iS) FABIAN NAPARSTEK brar a quienes me han guiado y alentado desde un comienzo -alla por 1992- en el trabajo con toxicomanias; me refiero a Mauricio Tarrab, Ernesto Sinatra, Luis Salamone y Judith Miller. Con todos ellos atin sigo trabajando codo a codo en este y otros Ambitos, Luego debo mencionar especialmente a quienes me acompafiaron de muy cerca en la experiencia de docencia en la facultad; me refiero a Yanina Mazoni y Carolina Zaffore. Debo nombrar también a cada uno de los miembros de ambas cdtedras que han participado en estos afios y que con sus aportes han colaborado de manera constante en este tra- bajo -Ia lista es bastante amplia-. Este grupo de docencia no solo par- ticipa dando clases en cada catedra, sino que también trabajan en un grupo de investigacién UBACyT que dirijo actualmente (“Importancia de los aportes de la ensefianza de Jacques Lacan en la problematica de las toxicomanfas”. Proyecto UBACYT, P401. 2008- 2010) y del cual surge parte del material que hoy sale publicado aqui. Al mismo tiempo tenemos un programa de extensién en asistencia a pacientes con estas problematicas que se lleva a cabo en la sede de San Isidro de la Facultad de Psicologia de la UBA bajo mi direcci6n y la coordinacién de Nicolas Bousofto (Servicio de Psicopatologia para Jévenes y Adultos: toxicomanfa y alcoholismo). Una mensién especial debo hacer a una alumna que al final de un te6rico se me acercé para decirme que tenia el material grabado y desgrabado; me refiero a Laura Sanfilippo que hoy participa en la catedra, Sin su pri- mer aporte hoy no existirfa este libro. Finalmente quiero agradecer especialmente a Vanina Muraro, quien ha establecido el texto con su habitual y especial dedicacién y atencién. Fabian A. Naparstek, marzo 2010 10 PRIMERA CLASE La droga en la cultura Vamos a comenzar este ciclo de tedricos tratando de ubicar el lugar que tiene la droga en la cultura. Como verén en principio no digo Ia toxicomania 0 el alcoholismo, sino la droga; luego veremos por qué. Me interesa también situar qué respuestas terapéuticas 0 posibles curas encontramos en esta época. Vamos a comenzar con una intro- duccién rapida del asunto. En todo caso, la toxicomania no puede ser considerada actual- mente como un cuadro clinico mas, porque se ha convertido en una forma universal patologica. Tomando en cuenta que vivimos en la era del consumo resulta evidente que se trata de una forma subjeti- va bastante generalizada. Por eso, en la actualidad, es més dificil dis- tinguir a un toxicémano de alguien que no lo es. En cambio, en otra época esta distincién era mucho mas simple, ahora es més complejo distinguir quién es un “verdadero toxicémano” -si se pudiese hablar de “verdaderos toxicémanos”-. No es mi interés dar explicaciones acerca de por qué nos pasa lo que nos pasa ni de cémo hemos llegado hasta esta situacién. Nunca estuvo en el horizonte del psicoandlisis brindar una explicacién de lo que nos pasa en este mundo cruel en el que vivimos, que tanto nos maltrata, que cada vez esta peor, etcétera. Tampoco el psicoanilisis es una teologia del mundo. No fue la intencién de Freud ni la de Lacan, ni es mi intencién aqui, dar explicaciones sobre todo esto. Sin embargo, la idea de Lacan era que no se podia ser psicoanalista si no se estaba inmerso en la subjetividad de la época. Es decir, que el psi- coanalista para ser tal debe tener una lectura clinica de la época. 11 FasiAN NAPARSTEK El psicoandlisis no da soluciones en términos generales, simple- mente es importante poder situar la subjetividad de la época; la gente que nos viene a ver esta condicionada por la subjetividad de la época y si no lo esta eso también constituye un dato para nosotros. Si, por ejemplo, nos viene a ver hoy una mujer de 35 afios y nos dice que es virgen, nos resulta Ilamativo. Este mismo dato no hubie- se sido llamativo 60 aftos atras; esto no dice nada en si mismo, es un dato llamativo, no digo mas que eso, habré que indagar si constitu- ye un problema o no para ella. En principio, es un dato Ilamativo y uno deberd prestar atencién a esa situacién. En otros tiempos habia cierta idea de que el psicoanalista vivia en un tipper; si éste no esta ala altura de la subjetividad de su época, poco va a poder hacer con Ja gente a la que ve todos los dias. Les recomiendo leer para abordar esta problematica la clase que est en nuestro primer libro y tiene que ver con “El malestar en la cultura’!. Situdndonos en la época actual quisiera sintetizar los dos mode- los terapéuticos imperantes. Si bien dentro de ellos existe una infini- dad de orientaciones; son dos grandes modelos que expresan una lucha politica, que excede la distincién en términos de lo que se puede acotar al campo “psi”. : i Existe un modelo que toma en cuenta al sujeto y su singularidad, y para este modelo la herramienta central es la transferencia. Hay otro modelo, que se opone al primero, que no toma en cuen- ta al sujeto, no toma en cuenta la singularidad y se dedica a estudiar el comportamiento. Dentro de este modelo se incluyen todas las terapias llamadas comportamentales, conductuales, etcétera. Insisto con esta idea de diferenciar dos grandes modelos -sigo aqui una propuesta de J.-A. Miller-, por ejemplo, en el primero que menciondbamos, hay una infinidad de grupos, tendencias, orienta- ciones, pero todas finalmente confluyen en un punto: toman en cuenta la transferencia y la singularidad. Ya sea que estemos hablan- do de los post-freudianos, aquellos con quienes Lacan discutié en su momento, podemos verificar que se incluyen en este grupo. Lipovetzky se refiere en primer lugar a la sociedad posmoderna como “una nueva manera para la sociedad de organizarse y orien- tarse, nuevo modo de gestionar los comportamientos, no ya por la tirania de los detalles, sino por el minimo de coacciones y el maximo 3 Liroverzky, G.: La era del vacto, Anagrama, Barcelona, 2002, pag. 219. 19 FasiAN NAPARSTEK de elecciones privadas posibles, con el minimo de austeridad y el maximo de deseo, con la menor represién y la mayor comprensién. posible”#, Esta propensién hacia el individualismo y el aislamiento es denominada por Lipovetzky como narcisismo 0 como “la perso- nalizacién propia de self service”. Este “proceso de personalizacion implica una transformacién posmoderna del individuo”®. En este proceso se va dando una cafda de ideales y represiones que llevan a un Todo Vale. in Un ejemplo con el que muestra este aspecto de la transformacién actual de las conductas y la personalidad la encontramos en lo que el autor Ilama la SEXDUCION®. Siguiendo su idea se puede subra- yar que también se han transmutado las conductas sexuales propias del modernismo y deduce que ha mayor liberacién femenina se res- ponde con mayor impotencia masculina. El cambio que implica el avance de las mujeres en tomar las riendas de la iniciativa sexual sttpone un retroceso (porque no Iamarlo fébico) de impotencia en los hombres. Ya he mencionado y trabajado en otro momento la relacién de los hombres con el viagra. Pero no parece casual que ante estas circunstancias la ciencia haya encontrado una droga que permita paliar este fenémeno de impotencia generalizado de los hombres ante el avance femenino. Pero en todo caso el punto que me interesa resaltar es lo que en el pensamiento de Lipovetzky se Hama la paradoja del posmoder- nismo. Segrin el propio autor “la sociedad posmoderna generaliza una de las tendencias de la modernidad inicialmente minoritaria”7. El modernismo como movimiento limitado y minoritario queria lo nuevo y eso mismo hacia que lo nuevo sea efimero, puesto que una vez que se le presenté un acontecimiento desde la vanguardia como nuevo no se puede repetir y cae como moderno ya que la segunda vez dejaba de ser novedoso®, Se ve que aquello que es promovido como moderno inmediatamente deja de serlo. El modernismo pro- movia algo como moderno y en el instante lo destruye como tal. Ibidem, pag. 6. Ibidem, pag, 23. Ibidem, pag. 32. Ibidem, pag, 9. Ibidem, pag. 81-83. 20 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III En el extremo termina planteando que “estamos destinados a consumir, cada vez mas objetos e informaciones, deportes y viajes, formaci6n y relaciones, muisica y cuidados médicos. Eso es la socie- dad posmoderna: no el mas allé del consumo, sino su apoteosis, su extensién hasta la esfera privada ....." “es la segunda fase de la socie- dad de consumo; ya no hot, sino cool”. “El posmodernismo significa asimismo advenimiento de una cultura extremista que Ileva la légica del modernismo hasta sus limi- tes mas extremos”.!° Se entiende que en el pensamiento de Lipovetzky existe la idea de que el posmodernismo es haber llevado al extremo al modernismo con su propia paradoja. Mucho tiempo después este mismo razonamiento es lo que va a hacer que en vez de llamarlo posmodernismo lo termine Ilamando hipermodernismo. Es el modernismo Ilevado hasta el extremo. De esta manera discute consigo mismo ya que si lo denominamos posmodernismo deberia- mos pensar en un paso mas alld del modernismo y en cambio él lo piensa como su apoteosis. Me interesa destacar en este punto el rasgo de de extremismo o fanatismo. Amos Oz -conocido escritor Israelf que se opone a pensar que el lanatismo es solo del Islam- dice que en la época actual “el fanatis- mo es omnipresente”!. Segtin el escritor el fanatismo se encuentra en el Islam, pero también en occidente. El fanatismo comienza den- tro de la familia y siempre con un fin altruista. En este caso el escri- tor da el ejemplo de los dos tipos de madres judias, En el primer caso tenemos una madre que le dice al hijo: “te mato si no comés”. En el segundo caso la madre le dice al hijo: “me mato si no comés”, La encrucijada en la que queda el hijo frente a estas alternativas lo desa- ffa a concluir que es mejor que se mate él mismo antes de terminar esa comida y de pasarse la vida sufriendo el tormento de los remor- dimientos. En este sentido Amos Oz, plantea que el fanatismo como defini- cién Teva consigo una causa sin sentido alguno. Es llevar algo al punto de una causa tinica sobre la cual en el extremo ya no hay sen- tido alguno. Se ve que es el punto de coincidencia entre ambos auto- res: el vacio de sentido. Sin embargo en Amos Oz es mas preciso y Ibidem, pag. 10. ‘0 Ibidem, pag, 105. "Oz, Aa Comment guérir un fanatique, Gallimard, Paris, 2006, pag. 37. 21 FapiAN NAPARSTEK lo liga a una causa sin sentido. La época suele mostrar que esas cau- sas sin sentido permiten hacer un lazo social para personas disper- sas. Los casos de personas que les ha tocado vivir un hecho trauma- tico determinado y se transforman a partir de allf en ex-traumatiza- dos (si se me permite la expresién). Ese trauma en comtin los termi- na nombrando y ordenndoles la vida ya que a partir de dicho even- to todo se compagina en torno a la reivindicacién de ese aconteci- miento como una causa tinica. En general terminan nombréndose como ex-traumatizados; ex-combatientes, ex-adictos, ex-pasajeros del avién caido, ex-torres gemelas, ete. Volviendo a la cuestién del extremismo, vale decir que este hipermodernismo se guia por un fanatismo por lo nuevo que a la vez eso mismo lo pone en la paradoja de que lo que encuentra ya no es nuevo y hay que buscar nuevamente otra cosa y cada vez mas rapido. Finalmente y yendo directamente al tema de las toxicomanias y el alcoholismo Lipovetzky plantea que “la edad del consumo y de la informacién, ha hecho declinar cierto tipo de alcoholismo, los ritua- les del café, lugar de una nueva sociabilidad masculina en el siglo XIX y hasta mediados del XX... Al dispersar los individuos por la légica de los objetos y de las mass media, al hacerlos desertar del café (pensamos aqui en el caso francés) en beneficio de la existencia con- sumidora, el proceso de personalizacién ha destruido poco a poco las normas de sociabilidad viril responsable de un nivel de crimina- lidad violenta’.! Se entiende que ya no se trata del alcoholismo de antes que ser- via para el lazo social y tenia un sentido. Lo que en otro momento denominé el alcohélico romdntico que tenia una causa con sentido en la pérdida de un amor. Su causa amorosa daba un sentido a su alco- holismo ya que estaba al servicio de ahogar sus penas. Esa misma causa amorosa lo juntaba en un lazo social con otros hombres con los cuales desahogaba sus padecimientos por el amor perdido. Sin embargo, lo que muestra el autor es que hoy se toma alcohol porque sf. Que hoy la causa (como lo planteaba Amos Oz) no esta ligada a ningun sentido, ni sentimental o amoroso y en principio tampoco a ninguna pérdida registrable. Segtin Lipovetzky es “la estrategia del vacio” (pag. 76). 12 LipoveTzky, G. La era del vacto, op. cit., pag. 199. 22 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISM III Una vez ubicada esta diferencia entre ambas épocas, Lipovetzky termina resaltando una diferencia entre los sintomas de hoy y los de antes. “Los sujetos ya no sufren sintomas fijos, sino trastornos vagos y difusos”15. Habla de una “licuacién’ 4 -tomando un término muy utilizado por Zygmunt Bauman- de los sintomas de antes. De hecho, este cambio en relacién con el sintoma esta muy des- tacado por J.-A. Miller en varias oportunidades. La idea de Miller es que el discurso del amo en donde predominaba el significante amo en el lugar del agente es “preposmoderno”">, Sigue en esta idea al recorrido de J. Lacan cuando escribe el discurso capitalista y final- mente lo sigue en el momento que pluraliza al significante amo haciéndolo un enjambre, para decir que no hay uno solo; no hay un nico significante amo. Hace referencia alli a la caida de los ideales, de la autoridad y en sintesis, del nombre del padre. De alguna mane- ra J.-A. Miller también habla del fanatismo, como lo resaltébamos antes siguiendo a Amos Oz. Al no haber un amo fuerte que aglutine el lazo social cada vez mas se encuentran sujetos que intentan ligar- se de manera restringida y fandtica a un significante cualquiera. Como no hay una religién 0 ideal que funcione como amo aglutina- dor, cada quien debe salir a la pesca de su significante amo. Ya he sefialado anteriormente la tendencia a reunirse alrededor del trau- ma. Pero también se ve cierta tendencia imperiosa a encontrar signi- ficantes que nombren el goce. Un ejemplo que sigue esta légica se ve en grupos que se definen por una forma de goce determinada como los homosexuales y luego necesitan salir a la plaza publica con un cartel sobre sus cabezas que los nombra como orgullo gay. Por cierto que habria otros ejemplos y no se trata aqui de una valoracién sobre el tipo de goce que cada quien encuentra. Lo liamativo del asunto es pensar porque se necesita salir a reivindicar con un nombre esa modalidad de goce y no alcanza con encontrar esa satisfaccién en la cama sin que nadie se lo impida. De alli se deduce que no alcanza con la cama y se busca nombrarse de alguna manera ante el Otro. Miller termina planteando que en la actualidad los sujetos ya no validan su representacién en los significantes que antiguamente 13 Ibidem, pag. 76. 1 Tbidem. 15 MILLER, J.-A: “El inconsciente es politico”, en Revista Lacaniana 1, EOL, agos- to 2003, pag. 16. 23 FapiAn NAPARSTEK venian validados por el Otro, sino que se “construyen sus propios significantes”!®. Encontrar un significante que lo represente en el campo del Otro. En el caso del extremismo Miller dice que hay sujetos que se “vuel- ven fanaticos de una zona muy restringida de las nuevas tecnologi- as”!7, Se refiere aqui al ejemplo de los OTAKUS, que son jévenes especialistas de algo muy restringido y especifico dentro del campo virtual en internet. Algiin juego virtual que se encuentra como tiltimo adelanto, etc. Lo interesante del asunto es que dichos jévenes no se interesan por nada mas que eso y hasta pueden dejar de comer o tam- bién dejar sus necesidades basicas para dedicarse nmaniacamente a la cuestion. Miller no duda en hablar de “monomanfas”!*. He también resaltado en su momento el valor de la clasificacién de las monoma- nias respecto de su origen en Esquirol y su relacién con los consumos de drogas en ciertas psicosis. De hecho Miller también hace una refe- rencia a las toxicomanias en el texto que vengo comentando. Voy a retomar este punto luego, pero queria resaltar ahora que a partir de este razonamiento, J.-A. Miller propone un cambio de época y por consectiencia un cambio en las presentaciones clinicas de los sinto- mas. Esto tiltimo trae aparejado un cambio en la clinica como también lo veiamos resaltado en Lipovetzky. Miller lo sitta con mucha clari- dad como el pasaje de la clinica clasica del nombre del padre a la cli- nica del no-todo. La clinica del nombre del padre permitia situar con claridad las diferentes estructuras clinicas (neurosis, psicosis y per- versién) en grandes clasificaciones englobantes. Son clasificaciones estancas que permiten situar tipos de sintomas bien precisos y para- digmaticos de la estructura de la que se trate. En efecto esta clinica clésica respondia a la a la estructura de la sexuacién masculina. El nombre del padre como carretera y el falo como gnomon o directriz. En cambio la clfnica del no-todo se relaciona mas con la sexuacién feme- nina y es por eso que las problematicas actuales tienen un acento en la relacién “con la madre e incluso con el narcisismo”!”. Segiin Miller se “observa clinicamente el frenes{ del no-todo, patologias donde se 16 Mrter, J~A. “Un esfuerzo de poesia”, Curso de la orientacién lacaniana, clase XI, 05-03-2003, Inédito. 17 Miter, J-A.: “El inconsciente es politico”, op. cit., pag. 16. 18 Jbidem, pag, 17. '3 Tbidem, pag. 18. 24 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III destaca lo ilimitado de la serie”, etc. En esta indicacién termina haciendo la referencia a las toxicomanias de la que antes mencionaba. Sobre esta cuestién de las diferentes clinicas pretendo volver mas adelante, pero ahora quiero volver a detenerme precisamente en el punto del sintoma. Cuando Lipovetzky plantea que hay una licuacién del sfntoma clasico y cuando Miller muestra con claridad el pasaje de una clinica a la otra, a mi gusto, hay un aspecto en el que ambos hacen referen- cia a la relacién del sentido con el sintoma. En la actualidad ya no es el sintoma con sentido, que habla, que dice algo. Es un sintoma sin sentido. El vacfo de sentido al cual vengo haciendo referencia tam- bién es un vacio sobre el sentido de los sintomas. El gran descubri- miento freudiano, y que sorprende al mundo, supone que los sinto- mas tienen un sentido, que los sintomas hablan. Sin embargo Freud siempre estuvo advertido de que los sintomas no eran solo sentido. Freud mismo dividia al sintoma en sus dos caras: la del sentido y la de lo somatico. De hecho Freud crefa que en toda neurosis 0 psiconeurosis de defensa habfa un trasfondo de neurosis actual (lo que llamaba neu- rosis mixtas). Es decir, que el llamado mecanismo psiquico, propio de las psiconeurosis, estaba al servicio de darle una cobertura de sentido a ese nticleo sintomatico que solo respondia a los términos econémicos y pulsionales. Ese nticleo sintomatico era lo que en un primer tiempo se ubicaba como el sintoma actual, luego recubierto por los sentidos del sintoma. El paso que me interesa destacar es que Freud no duda en lamar a ese nticleo sintomatico pulsional como de naturaleza toxica. Lo dice de la siguiente manera: “En las neurosis (actuales) las pertur- baciones (sintomas) ... parecen ser de naturaleza t6xica”””, Hay una toxicidad en el mticleo mismo del sintoma y se ve que es el nticleo duro de roer de ese sintoma. A mi gusto hoy en dia nos enfrentamos de leno con esa toxicidad del sintoma sin pasar por el sentido que hacia del sintoma una formacién de inconsciente. Los sintomas en boga en la actualidad -como el ataque de pdnico, depresiones, angustias inespecificas, etc— ya muchos de ellos fueron descriptos por Freud bajo las neurosis actuales. 20 FReup, .: “La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna”, Obras com- pletas, t.9, Amorrortu, Bs. As., 1989, pag, 167. 25) FaBiAN NAPARSTEK ‘Lo que quiero plantear es que asf como han cafdo los ideales y los sentidos, también hay una pérdida del sentido de los sintomas. Lo que a mi gusto se Ilaman sintomas de la época, tienen este aspecto de los sintomas actuales, de falta de mecanismo psiquico, falta de sen- tido y se presentan directamente con su cara téxica. De esta manera también se puede plantear cierto fanatismo sintomatico. Siguiendo la definicién de Amos Oz (el fanatismo como causa sin sentido alguno) uno podria decir que hoy estamos frente a sujetos fandticos de sus sintomas. La idea de Lacan es que el sujeto se puede definir por su propio sintoma. Cuando Lacan da sus conferencias sobre Joyce, dice Joyce, el sintoma, indicando la identidad entre Joyce y el sintoma. En ese sentido cada sujeto defiende su sintoma como a si mismo. En todo caso uno podria plantear siguiendo a Lacan que lo que le aporta sentido a los sintomas es el Nombre del Padre y que ante la caida de dicho significante en la época actual, los sintomas se nos presentan desnudos y con su cara téxica. Cuando el sintoma se pre- senta con sentidos hace de él una causa con raz6n. Una causa que se anuda a lo simbélico de manera especial y eso mismo acota la toxi- cidad del sintoma. Cuando un sujeto llega a tratamiento por su toxicomania es comtin escuchar que es toxicémano desde siempre. Ante lo cual se puede responder con una ironia. ;Usted nacié toxicémano? Cabe consignar que estas personas no retroceden ante las ironfas y pue- den tener respuestas tales como que su toxicomanfa habré empeza- do con la de los padres 0 los abuelos. Que muchos de ellos han here- dado su toxicomanfa. Sin embargo si uno insiste en la pregunta en algtin momento surge el recuerdo de la primera vez de consumo y anudado a él un hecho significativo en la historia del sujeto. Ese sim- ple anudamiento histérico entre un hecho significativo (sea una pér- dida significativa determinada o el comienzo de una nueva etapa, ete.) con el comienzo del consumo ya transforma esa causa sin raz0- nes en algo que empieza a tener sentido. Es un minimo paso de anu- damiento entre una causa real con el sentido. Lo que quiero plantear es que cuando el sintoma se vacia de sen- tido por el efecto de la época, transforma al sujeto en un fandtico defensor de su causa sin sentido; un extremista del sintoma. No cabe dudas de que habria que modular esta cuestién respecto del resul- tado final de un psicoanilisis cuando también se vacia de sentido al 26 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III sintoma. Mas adelante intentaré retomarlo para ubicar las diferen- cias. Pero cabe consignar que para Lacan en Joyce hay un sfntoma vacto de sentido, desabonado de inconsciente y a la vez es a lo que se aferra para hacerse un nombre. Lo que, en todo caso se ve claramente es que en su esencia el sin- toma mismo es téxico. Quizd aqui convenga tomar lo t6xico del sin- toma teniendo presente la doble significacién del PHARMAKON. Ya lo he mencionado en otro momento, pero dicho término para los gtiegos implicaba tanto al remedio como al veneno. Esa doble cara del Pharmakon es algo que sistematicamente destaca Freud y Lacan retoma, El sintoma puede ser tanto un remedio como una enferme- dad, Esto ultimo dependeré del uso que se pueda hacer del mismo. Queria destacar este aspecto de la toxicidad del sintoma y subra- yarla. Ya que plantear las cosas asf ubica una discusion central y antiquisima sobre el uso de narcéticos. ¢Lo téxico lo encontramos en la sustancia o en el sujeto? Ya he planteado esta pregunta desde dife- rentes perspectivas teéricas y con diferentes casos clinicos. Freud, mas bien, lo ubica de una manera que nos permite dar un paso ade- lante. Lo téxico no esté ni en la sustancia, ni en el sujeto, sino en el sintoma. Un sintoma que amarra al sujeto de manera singular. Agregando que el sintoma muestra a cielo abierto su toxicidad cuan- do esta separado de los sentidos. Si avanzamos en esta linea de argumentacién podemos dar un paso mas. Lipovetzky plantea que a la sociedad cool le corre de manera paralela un estilo hard. Lo que el llama la violencia hiperre- alista, El hace un binomio entre lo cool con Io hard. ¢A que se refie- re con lo hard? La pornograffa, la prostitucién de nifios, la droga, la violencia sin sentido, etc. Voy directamente al punto que quiero situar. A mi gusto se trata del binomio del semblante y lo real. Un binomio que en la época actual aparece disyunto. Si algo lograba el sintoma -llamémoslo freudiano, cuan do es una formacién del inconsciente- era juntar el semblante con lo real. Me desvio un poco para mostrar esto con una referencia a la cri- sis econémica de 2008-2009. Una entrevista irénica y aguda con un broker muestra una arista que puede resultarnos de interés en el tema que pretendo abordar. Reproduzco parte de la misma: 27 FasiAN NAPaRSTEK Entrevistador: En EE.UU. se han concedido créditos hipotecarios a gente que no los puede pagar. ;Cémo funciona eso? Broker: Imagina, si puedes, a un negro desempleado, en camiseta sin mangas, sentado en un porche derruido en Alabama. Y se le acerca un hombre y le dice: Quieres comprar esta casa antes que se venga abajo? :Me dejarias prestarte el dinero? E: Y el hombre que dice eso zes un banquero? B: Oh, no, es un vendedor de hipotecas. Su sueldo depende de cuan- tas venda. Asi que sus criterios no son de fiarse E:zY entonces qué sucede? B: Esa deuda es tomada por el banco y empaquetada con otras simi- lares en Wall Street. Sin entrar en detalles ese paquete de deuda arriesgada deja de serlo y se convierte en un “vehiculo de inversién estructurada”. Alguien como yo la compra. Y luego llamo a alguien, digamos en Tokio, y le digo: “Tengo este paquete glo quieres com- prar?” Y me pregunta: 2Qué hay en él? Y le digo: “no tengo ni idea”. Y me dice: ,Cudnto quieres? Y le digo: “Unos cien millones de déla- res”, El me dice “esta bien” y eso es todo. Eso es el mercado. E; Si en esos paquetes hay deudas riesgosas, qué hay en ellos que atrae a los inversionistas? B: Es que esos fondos de inversion especulativa tienen muy buenos nombres. E: ZEs decir firmas responsables? B: No, nada que ver con Ia reputacién. Son nombres, los nombres que se inventan en el mercado son muy buenos. Uno de esos fondos se llamaba Fondo Estratégico de Crédito Estructurado de Alta Gama. Y el otro se lamaba Fondo de Apalancamiento de Crédito Estructurado de Alta Gama. E: Eso suena bien, B: Esta es la magia del mercado. Lo que comenzs con unos miles de délares de un negro desempleado se convierte en un Fondo de Apalancamiento de Crédito Estructurado de Alta Gama. Quizé la historia seria otra si se lamara Fondo del Negro Desempleado.”4 Cuando J. Lacan hace su comentario sobre la plus valia plantea que si la mercancfa se saca del mercado y el valor de uso queda a un costado, la moneda se fetichiza”?. Asi, el problema se plantea cuan- 21 Parodia de entrevista a un broker: Programa briténico “The Last Laugh”. Ver reportaje completo: hitp:/ /www-dailymotion.com /sw£/k2GEzYKbv1P6IUHSpY 22 Lacan, J. El Seminario, Libro 16, De un Otro al otro, Paidés, Bs. As., pag, 260. 23° bide, pag. 260-261. 28 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III do la mercancia se guarda en el depésito y la moneda pasa a tener solo un valor de cambio. Se fetichiza la moneda, tanto como los pen- samientos que circulan solos. Lo que realmente importa allf es su propia articulacién, sus reglas internas, etc. Su referencia a las cosas oa lo representado queda de lado*. En este punto, todo el asunto para J. Lacan es como anclar algo cuando la moneda se independiza de la mercaneia. De alguna manera el problema puede ser traducido en términos de cémo localizar los pensamientos cuando se sueltan y caminan solos. Sin embargo el didélogo con el Broker muestra un paso mas extremo de lo que ya J. Lacan anticipaba en su momento. La parodia del Broker indica con toda claridad que se trata de ven- der “buenas palabras”. A tal punto se trata de palabras que la Sociedad Americana de Dialectos, que estudia la lengua inglesa en Estados Unidos, eligi6 a subprime (titulo de alto riesgo) como la pala- bra del aio 20074. Esta ultima palabra fue inventada por el deno- minado Grupo de los cinco. Se trata de cinco jévenes brokers que se reunjan en el after office para crear estas palabras. Efectivamente, en el hipermercado actual no cuenta la mercancfa desde el vamos. Tampoco se encuentra en stock en el deposito. Segtin lo indica J.-A. Miller “el universo financiero es una arquitectura de ficcién y el dinero —puro semblante- es un significante sin significacién, que mata las significaciones” donde “no se ve mas que un engafia bobos”®. En términos de Freud podriamos equipararlo con el pro- blema de la esquizofrenia. En efecto, estos sujetos tratan a sus pala- bras como si fueran cosas. Tanto para Freud como para Lacan todo el inconveniente es encontrar algo en lo que pueda anclar ese deve- nir infinito de circulacién de palabras que se articula en un mercado sin ton ni son, ni nada que lo frene. Efectivamente, se ve una fuerte semejanza entre el lenguaje esquizofrénico sin sentido que el enfer- mo no puede frenar y un mercado que anda suelto como un auto- matismo mental. Efectivamente, cuando J. Lacan plantea que los no engafiados yerran no lo propone en referencia a la fundamentacién de una ver- dad, sino de lo real. El advierte que en algtin punto “es preciso ser 4 Restrvo, N.: “La burbuja que nacié con comida china”, artfculo del diario Clarin del 19/10/2008, pag. 23. MILLER, J.-A.; entrevista en semanario Marianne “sobre la cri Octubre 2008. financiera” 29 FABIAN NaparsTeK engafiado”?* y en ese punto estaba su respeto por S. Freud, ya que planteaba que era “un incauto de lo real’?’. En efecto, se trata de ser “el buen incauto, el que no yerra” y para eso hace falta “que haya en alguna parte un real del cual ser incauto’”*8, En este sentido se ve que una época que pone en el horizonte el paradigma donde impos- sible is nothing termina errando en el enjambre de las palabras, sin nada que lo pueda anclar. Se ve, asi mismo, que el mercado actual se ocupa solo de semblantes sueltos. Mi opinion es que en la época actual tenemos de un lado la pura ficcién que intenta desembarazarse de lo real y la causa, Que vacia de sentido la causa. Del otro lado lo forcluido retorna en Io real como t6xico. Como sintoma t6xico; 0 sea vacfo de sentido. Porque hoy vemos la toxicidad generalizada de la violencia (con la que no se puede frenar), la toxicidad de la droga, la toxicidad de la comida (bulimia), la toxicidad de los cibernautas, la toxicidad del gasto com- pulsivo, la toxicidad de las industrias, la toxicidad del juego. A tal punto la toxicidad se ha vuelto un problema que si no se frena este devenir el planeta mismo puede tener su sobredosis de intoxicacién. En la crisis financiera todo el acento estuvo puesto en los asi llama- dos bonos téxicos. Se ve que es un efecto de la separacién entre el semblante y lo real. Lo voy a plantear de la siguiente manera tradu- ciendo bajo nuestras coordenadas el argumento de Lipovetzky. La hipermodernidad ha Ilevado al extremo la disyuncién entre el sem- blante y Io real. Esuna discusién muy actual cuando los gobiernos intentan gobernar solo con estadisticas, que son el colmo del sem- blante, y la oposicién de la gente le dice “existe lo real”; la gente que tiene hambre, los que se drogan, la violencia, etc.. De un lado nos queda la esquizofrenia donde se tratan a las palabras como cosas, del otro lado la toxicomanfa devaluada. He trabajado en varias ocasiones el ejemplo de un caso clinico de una persona que se drogaba con agua. Se ve muy bien en ese caso, de manera paradigmatica, que es en el sintoma donde anida la toxi- cidad y no en la droga. 15) Paraddjicamente al psicoandlisis se le ha criticado desde un principio que solo se ocupaba de palabras. De hecho hay una “sem- 26 Lacan, J.: Seminario 21, Les non dupes errent, 2° clase 04/12/73. Inédito 27 Ibidem, 3° clase, 21/12/73. 8 Ibidem. 30 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III blantizacién de la experiencia analitica” y en ese sentido para Lacan no se puede resolver el goce “sin hacerse incauto del padre”2®. Sin embargo, para el psicoandlisis ademas del semblante —al cual no lo borra-, hay un real que supone dar lugar a lo que es imposible. Ese imposible en el psicoandlisis tiene nombre de sintoma y nos ubica frente a una brijula ineliminable que ancla al sujeto de una manera singular y con el cual habré que arreglarselas para a partir de alli poder dar una respuesta propia en cada ocasion. Cada vez que nos enfrentamos con un sujeto por mas sinsentido que presente su sintoma no hay que ceder en buscar la causa en el marco de una historia subjetiva. Desde el primer momento el psico- analista busca con sus preguntas la causa. No se trata de volver al viejo sintoma freudiano, sino de ubicar que en ese nticleo de goce del sintoma hay algo de singular y que el psicoandlisis se orienta con esa singularidad para poder transformar lo t6xico del sintoma que domina al sujeto, en un punto de singularidad con el cual saber arre- glarselas. De ser usado por lo t6xico del sintoma a saber hacer uso desde lo mas singular del sintoma. 29 Miter, J.-A.: “Presentacién del tema del VII Congreso de la AMP”, Buenos Aires, 2008, inédito. 31 TERCERA CLASE La direccién de la cura en Freud I El primer punto que me interesa destacar se encuentra al comien- zo de uno de los escritos técnicos de Freud. Se trata de un pasaje del articulo “Sobre la iniciacién del tratamiento” de 1913, allf compara el andlisis con el juego de ajedrez. Querria destacar dos aspectos de esta metéfora, el primero es que en el juego del ajedrez, las jugadas légicas y casi predeterminadas son las del comienzo y las del final. Se trata de ciertas jugadas que uno puede hacer al inicio de la partida y que, por supuesto, no deter- minan el resultado pero si una orientacién de la partida. Por ejem- plo, si a quien le toca mover mueve en un sentido, la partida se orienta en ese sentido y en determinado momento de la misma, se dan las jugadas del final que culminan en cl jaque mate o en las tablas. Pero en ese interin, entre el comienzo y el final de la partida puede parecer que se ha perclido el rumbo, que no se sabe bien hacia donde se va. Puede haber un lapso donde el decurso pueda ir hacia un sitio o hacia otro. La idea de Freud es que tanto los movimientos del comienzo como los del final del anélisis son movimientos que se pueden expo- ner sistematicamente, légicamente y en el medio estén esas movidas que no se siguen tan sistematicamente. De alli que él afirme que el comienzo de andlisis sigue una l6gica y depende cé6mo comience un andlisis las posibilidades de terminarlo o no de la buena manera. Ustedes me diran y es sabido, que los andlisis duran mucho tiempo, pero de alli no se desprende que podamos ocuparnos de su finaliza- ci6n solo a ultimo momento. La concepcién de Freud es que la fina- 33 FaBiAN NApaRSTEK lidad, hacia dénde se dirige el anélisis, tiene que estar desde el comienzo, es decir, que el fin de andlisis al menos en el doble senti- do, hacia dénde va y en dénde termina, el objetivo del anilisis, depende del fin que uno tenga en el horizonte, de cémo uno va a orientar —mas allé de si uno arriba a ese final- la cura. Segtin la orientacién lacaniana en el sintoma hay un aspecto que permanece como un incurable; por eso aquel que piensa que todo lo reprimido puede interpretarse, se orientaré en otro sentido. Depende lo que uno conciba como final que el rumbo de la cura tome un camino u otro. La segunda caracteristica es pensar al analista mismo como un jugador de ajedrez, no lo dice Freud explicitamente, pero se puede desprender de su pensamiento. Tomemos también otra metdfora que utiliza Freud que es la del analista como un cirujano. Esta otra comparacién va en el mismo sentido; ustedes saben que el ajedrez, es un juego de pura légica y quienes juegan, los maestros, pueden jugar mas de un partido a la vez. Van moviendo una ficha en cada tablero, mas alla de cual sea el contrincante, les alcanza con mirar las fichas y de acuerdo a cémo estan ubicadas, hace su movimiento. Es decir que poco importan la caracteristica més sentimentales, pasio- nales o animicas del contrincante. En otros juegos, en cambio, el estado del contrincante es fundamental, si el contrincante se pone nervioso, si esté dubitativo, puede cometer errores que en otro esta- do no cometeria y que podrian atentar contra su nivel de juego. En cambio, en el ajedrez no importa el aspecto emocional del contrin- cante, lo que importa es cémo estan ubicadas las fichas. En este sen- tido es muy parecida la concepci6n del analista como jugador de aje- drez a la del analista como cirujano, porque ambos tienen que sus- traerse de sus propios sentimientos. Es una queja habitual de aquellos que toman contacto con algtin cirujano la de que son gente con pocos sentimientos, que son muy frios y la verdad es que lo primero que aprenden es que no les tiene que temblar el pulso, que para hacer bien su trabajo, no tiene que haber nada que se cruce en el medio y que les haga temblar el pulso en el punto donde hay que operar. En ese punto para el cirujano es mejor operar un coraz6n que operar a Juan, a Pedro o a Marfa, de alguna manera en lo que se concentra el cirujano es en el érgano al cual tiene que intervenir. 34 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III Respecto del analista, no quiere decir que no importe si se trata de Juan, Pedro 0 Maria; importa pero lo que importa es cémo ope- rar esa estructura que tiene determinadas coordenadas y para pen- sar esas coordenadas de la estructura poco importa lo que el analis- ta siente. Para operar mejor con la estructura de cada paciente es mejor sustraerse de los propios sentimientos. No se trata, por ejem- plo nuestras intuiciones. Solemos escuchar decires tales como: “Me huele que es un psicdtico”. No, no huele a nada, la neurosis, la psi- cosis o la perversién no huele, no lanzan ningun aroma. Hay que poder fundamentarlas légicamente cual es la estructura. No se trata de una intuicién; cuando uno se gufa por la intuicién en el psicoa- nalisis va por mal camino, mas bien conviene ajustarse a la légica estructural de cada caso. Por cierto en contraposicién al olor, que es algo que se percibe en el acto o a la intuicién, eso puede llevar mucho tiempo y uno puede encontrarse en un momento sin asir la légica de un caso. Lo leo tal como lo dice Freud en “Consejos al médico en el tratamiento psicoanalitico”: “He de recomendar a mis colegas que procuren tomar como modelo de tratamiento psicoanalftico, la conducta del cirujano que pone silencio a todos sus afectos ¢ incluso a su compasién humana y concentra todas sus energfas psiquicas en su tinico objetivo, practicar Ja operacién conforme a todas las reglas del arte” 3° En otro de sus escritos técnicos, “Observaciones sobre la transfe- rencia”, Freud ubica una cuestidn mas, que es que para poder operar como cirujano, los analistas deben realizar a su vez un andlisis. Para que alguien pueda correrse de sus sentimientos, de su intuicién, mientras esté operando como analista. Porque si el cirujano, conti- nuando con la metéfora anterior, cuando ve un corazon se pone a llo- rar, no va a estar a la altura de su tarea. Hay que poder sustraerse de eso y para ello hace falta un anilisis, hace falta conocer el incons- ciente, no porque cuanto mejor uno conozca el inconsciente propio va a poder tratar mejor el inconsciente del otro, sino porque va a posicionarse como analista a partir de estar un poco desembarazado de lo que Freud Ilama “los puntos ciegos”, vean como lo dice Freud: # Freup, S., “Consejos al médico en el tratamiento psicoanalitico”, Obras Completas, Biblioteca Nueva, Madrid, 1973, pag. 1556. 35 FapiAN NAPARSTEK “Nuestro dominio sobre nosotros mismos no es tan grande que nos encontramos de pronto que habiamos ido més alld de lo que nos habfamos propuesto, mi opinién es que no debemos apartarnos ni un punto de la neutralidad que nos procura el vencimiento de la trasferencia reciproca’.*! Es decir que para que uno pueda tener eso que se conoce como “neutralidad analitica’, para que uno pueda ubicarse alli, debe haber pasado por un anilisis, debe haber avanzado un poco més. Freud parte de la idea de que cada sujeto tiene un modo de satis- faccién particular. Afirma que la pulsién no tiene objeto pero que en cada sujeto, una vez que se fija un objeto, eso adquiere fijeza hasta tornarse précticamente inconmovible. El ejemplo extremo, mas des- nudo de esto es el fetichista, porque el fetichista goza de un zapato particular, con determinadas caracteristicas que no es intercambia- ble con otros, se trata de un zapato X. Si uno prosigue este razonamiento y piensa que el analista es una persona como las demas, Ilegamos a la conclusién de que también éste tendrd su forma de satisfaccion; frente a esto, desde esa légica, ante un paciente quedan solo dos alternativas posibles: 0 el modo de satisfacci6n que trae el paciente resulta compatible con el del analis- tay ambos pueden gozar juntos y entonces la interpretacién del ana- lista cs al fallido del analizante, como el hilo es a la aguja, encajan perfectamente; o bien, si no gozan de lo mismo, le queda al analista la posibilidad de rechazar a ese paciente. Les doy, a continuacién, un ejemplo freudiano, esta incluido en el historial del Hombre de las Ratas: se trata de un sefior que cuenta su modo de arreglarselas para su satisfaccién sexual. Relata que organiza una salida de campo con las hijas de sus amigos y se las arregla también para que pierdan el tren de retorno y tengan que quedarse pasar una noche en un pueblo y en esa noche este hombre masturba a las jévenes. Luego de este relato, cuando va a pagar el monto de la sesi6n, le da billetes nuevos; entonces Freud le dice que se reconoce rapidamente a quién trabaja en un banco. El sefior le res- ponde que él mismo limpia y plancha los billetes para evitar todo aquello que estos podrian trasmitir. Entonces Freud le sefiala la con- tradiccién que hay entre las dos practicas: masturbar a jovencitas y 31 Freup, 8., “Observaciones sobre la transferencia”, Op. cit., pag. 1692. 36 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III planchar los billetes. El sentido de lo que le dice lo podrfamos tra- ducir como: “Usted plancha los billetes porque tiene las manos sucias”. Obviamente, el hombre nunca volvi6. Les cuento esta pequefia vifieta para ilustrar como la satisfacci6n del otro, siempre es sucia y asi es vivida por cada uno; de alli que la satisfaccién siempre se esconda un poco. Se trataba de la satisfaccién de este hombre, lo cual no quiere decir que uno tenga que avalar una practica como ésta, pero para poder analizar esa satisfaccién hay que dejarla entrar en el andlisis, si se la rechaza eso queda por fuera del andlisis y en ese mismo gesto se deja por fuera al sujeto. Siempre me pregunté qué podria haber hecho Freud en ese caso. Pensemos, por ejemplo, que hubiera sucedido si Freud hubiese arru- gado los billetes y le hubiera devuelto arrugado aquello que el seftor habia limpiado y planchado con tanto esmero. Se trata de dar otra alternativa que no es ni aceptar ese modo de satisfacci6n en el senti- do de proponer un goce compartido, en el sentido del “gocemos jun- tos” ni de constituir una comunidad de goce. Ni aceptar ni rechazar ese modo de satisfaccién particular, sino propiciar que esa satisfac- ci6n se instale en el andlisis para poder analizarla. Eso es lo que plantea Freud respecto a cuando un paciente viene a anilisis y dice que quiere irse a la cama con el analista. Plantea que si se pasa a la satisfaccién erética se va en contra de la posibilidad de realizar un andlisis. Para hacer un anilisis la satisfaccién debe estar coartada en su fin, pero no por una cuestién moral, sino porque en términos de libidinales solo se sostiene un andlisis mientras se aflora algo, mientras se sufre de algo. Una persona puede llegar al analista y decir: “Vengo porque me separé” y uno le dird que cuente acerca de ello; sin embargo, como psicoanalistas podemos preguntarnos si esa separacién es una com- plicacién 0 una solucién, porque quizés encontré la solucién en el andlisis, para que haya anélisis tiene que haber necesariamente sufrimiento y éste estd ligado a una insatisfaccién, a algo que esta coartado en su fin. En cambio, cuando alguien consulta porque quiere conocerse a si mismo, podemos asegurar que, si bien eso muy interesante sabemos que el psicoandlisis no se dedica a eso, se dedica a curar. Cuando alguien declara: “Vengo porque estudio psicologia”; uno podria pen- sar que estudiar psicologia podria ser un sufrimiento pero tiene que 37 FapiAN NAPARSTEK verificar bajo qué padecimiento se encuentra esa persona. Es decir, que todos los motivos son validos pero hay que orientarse en torno a aquello de lo que trae a la consulta que encierra un padecimiento. Freud avanza mds y dice que para comenzar un andlisis no sélo hay que tener un sufrimiento sino que hay que mantenerlo, si ese padecimiento no se sostiene el andlisis se cae. Si un paciente viene porque tiene insatisfaccién e intenta resolver esa insatisfaccidn en el andlisis mismo, pasando a la cama con el analista —més alld del aspecto ético del asunto— en términos légicos el andlisis mismo se imposibilita ya que solamente es posible, y en esto Freud es muy contundente, si la satisfaccién esté coartada en su fin, entonces lo que empuja al andlisis es el sufrimiento. En cambio, si el analista esta urgido por encontrar una satisfaccién sustitutiva, répidamente ese paciente va a sentir alivio pero no va a haber una cura posible. Vean cémo lo dice Freud hacia el final de “Sobre la iniciacién del tratamiento’ “Fl primer motor de la terapia esta en la dolencia del enfermo y en el deseo de curacién por éstas generado, de la magnitud de esta fuerza motivacional hemos de sustraer algo que sélo en el curso del andlisis descubrimos: ante todo la ventaja secundaria de la enferme- dad. Pero la energfa misma ha de ser conservada hasta el final del tratamiento. Todo alivio produce una disminucién de la misma. Mas por si sola es incapaz de suprimir la enfermedad”? Es decir, que si queremos mantener la cura, lamentablemente, el paciente tiene que seguir sufriendo, no debe encontrar una satisfac- cién sustitutiva o un camino alternativo que le permitan velozmen- te cortar el verdadero camino de la terapia. Siguiendo todos estos razonamientos observamos que hay una idea que también es central para el dispositivo y que es que para poder analizar a alguien no solamente la satisfaccién debe estar coartada en su fin sino que esa satisfaccion y ese sufrimiento tienen que ser puestos en el andlisis. Para decirlo de alguna manera, no podemos intervenir con un paciente si no nos trae el sintoma que tiene y lo deposita en el divan, no se trata que la gente hable del sin- toma que tuvo por aftos, sino que tiene que traerlo al andlisis para 3? Freup, S., “La iniciacién del tratamiento”, Op. cit., pag. 1674. 38 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III que podamos operar ahi. Nuevamente, como en el caso del cirujano, como cuando uno va a la operacién, uno va con el cuerpo, no se hacen operaciones virtuales, tiene que llevar su cuerpo y depositar- lo en Ia camilla y ahi se interviene. En el andlisis hay algo que fun- ciona de idéntica manera, se trata de ir con el cuerpo de uno y poner- lo sobre el divan, levarlo ahi y Ilevarlo con el sufrimiento que a uno lo aqueja, sino no hay manera de operar sobre eso, el andlisis no es nada abstracto y por eso se realiza cuerpo a cuerpo. Ni de un lado ni del otro, por eso el analista no puede poner un suplente y decir bueno yo después le doy los tiltimos toques. También el analista, con su propio cuerpo esté obligado a estar alli y el andlisis se juega en ese cuerpo a cuerpo del analista y el analizante. De esto hablamos cuando decimos que es necesario que se esta- blezca la transferencia: se trata de llevar el sufrimiento al andlisis y ligarlo al analista para que el analista, a partir de la transferencia, pase a ser parte del sufrimiento del analizante. Esto es muy habitual en la clinica, los pacientes cuando entran en anélisis manifiestan que el andlisis se transforma en un sufrimiento mismo: “Llego y ya me agarro la cabeza porque no sé lo que voy a decir y no sé tampoco lo que va a pasar”, “Me angustio porque aca tengo que hablar”. El ana- lisis mismo se transforma en el sufrimiento del paciente. Entonces, es a partir de estas ideas que Freud propone que como Ja primera movida de la partida del ajedrez, toda la partida desde el comienzo, apuntan hacia un tinico lugar que es el establecimiento de la transferencia. Esa es la primera jugada en un anilisis: se trata de buscar de qué forma se establece la transferencia, por eso se habla de las entrevistas preliminares, que apuntan a esa jugada, es decir, a que se establezca la transferencia, a que el paciente traiga su sinto- ma al anilisis, sus satisfacciones insatisfechas, sus sufrimientos. Freud distingue tres cuestiones respecto de la transferencia, par- tiendo de una idea central que es que sGlo es vélido interpretar cuan- do esta establecida la misma, es decir, que cualquier interpretacién fuera del marco de la transferencia es para Freud una interpretacién salvaje. Para él se trata siempre de interpretar en transferencia; se interpreta cuando la transferencia esta establecida. Otra cuestién muy distinta es interpretar la transferencia, se interpreta el lazo mismo del analizante con el analista. Hay un tiempo poco delimita- ble que es cuando atin no esta establecida la transferencia, y cuando 39 FasiAN NAPARSTEK lo que uno dijo hace que se establezca la transferencia. Pero siempre ese saber lo tiene que producir el analizante en anélisis; lo que tiene el analista es confianza en que ese sintoma posee una causa y eso es lo que les hace creer a los analizantes. Les hace creer que el sintoma puede tener un sentido. En muchas ocasiones la interpretaci6n viene del lugar menos. esperado, no necesariamente tiene que ser proferida por el analista mismo, en general los actings se dan fuera de la sesién, poco importa eso, lo importante es que tengan peso y que entren en el marco del andlisis. Pero debemos distinguir lo que es interpretar en transferen- cia de lo que es interpretar la transferencia porque la transferencia no solo es el motor del andlisis sino que es también un obstaculo. Los post-freudianos se proponian interpretar la transferencia, entonces decian cosas tales como: “Usted me trata a mf como trata- ba a sus padres”, etcétera y Lacan va a desaconsejar totalmente ese tipo de interpretacién. Nos resta entonces una tercera opcién que es el manejo de la transferencia a partir de que la misma se instala. Luego de estos dos objetivos iniciales: que se establezca la trans- ferencia y elaborar un diagndéstico que constituye algo mucho mas amplio que decir si se trata de una neurosis, una psicosis 0 una per- version. Por ejemplo para Freud hay que diagnosticar la posicién sexual que el paciente tiene, no importa si viene vestido de hombre o mujer. En lo que respecta a las entrevistas preliminares, fundamental- mente, no debemos dar nada por sentado. En el caso de las toxico- manfas, en particular, debemos interrogarnos acerca de qué lugar ocupa la droga para alguien; nos tomamos el tiempo necesario para tratar de localizar ante determinada persona que consume una sus- tancia, qué usa y para qué la usa. Esto es central, no partimos de la idea que la droga tiene una funci6n tinica, partimos de que el uso del narcético puede tener mtiltiples funciones, tantas como sujetos que usen esa sustancia. ¢Por qué es central esta pregunta al respecto? Porque a partir que podamos detectar qué funcién cumple la droga, podremos pensar una estrategia sobre el consumo de estupefacientes para ese paciente. En las dos puntas de una gama infinita de usos posibles de la droga, tenemos el uso de la droga como un remedio y el uso de la 40 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III droga como un veneno. Esta concepcidn responde a la etimologia del término Pharmakon, de la cual ya he hablado en otro momento. Es decir que en un extremo tenemos un uso que puede estar en fun- cién de remediar algo y en el otro extremo, se encuentra el uso de la sustancia como veneno con el cual la persona busca para matarse. Cuando afirmamos que la droga es una solucin esto no equiva- le a decir que sea buena; la gente encuentra soluciones que acarrean padecimiento y que, muchas veces, finalmente, terminan mal: el veneno, por ejemplo, puede utilizarse como una solucién final. Pero entre estos polos que nombraba: entre el remedio y el veneno, exis- te una gama infinita de usos posibles de la droga que hay que deter- minar frente a cada caso. Frente a la problematica de las toxicoma- nfas hay entonces dos posiciones claramente diferenciables: la que concibe a la droga como una solucién y la que concibe la droga sdlo como un veneno. Desde esta segunda perspectiva, de lo que se trata es de quitarle el veneno a la gente. Pero desde la concepcién del psicoandlisis, a veces esto puede significar arrebatarle la solucién al sujeto; enton- ces, puede resultar peor el remedio que la enfermedad. Fs muy ries- goso si no se tiene la prudencia clinica necesaria, es decir, si no se toma un tiempo para ver qué funcién cumple alli el consumo. Esto no quiere decir que haya que mantener el consumo toda la vida, pero si es una solucién hay que ver qué solucién uno le va a propo- ner a partir del trabajo analitico, para que encuentre un camino pro- pio, diferente al que encontr6, Se trata de no dejarlo sin una solucion a mano y frente al abismo de la estructura. En términos concretos, hay instituciones asistenciales para toxi- cémanos constituidas sobre la base de la abstinencia y lo que se corrobora es que realizan largas internaciones de pacientes que cuando salen vuelven a consumir. Se encuentran en el mismo punto que cuando entraron, consumen igual que el dia previo a la interna- cion en la granja, es decir, estuvieron dentro de un invernadero pero eso no tuvo utilidad alguna. La discusién que subyace es si el veneno estd en la droga 0 si esta en el sujeto y si partimos de la idea que el veneno es propio del suje- to cambia toda la perspectiva de esta problematica. Si apuntamos a que el problema esta en el sujeto, la terapéutica va a estar dirigida a éste y vamos a escuchar al sujeto, si se piensa que el problema esta 41 FaBiAN NAPARSTEK en el objeto, la terapéutica va a estar centrada en el objeto. No estoy hablando solamente de la terapéutica lacaniana, hay una enorme cantidad de terapéuticas que tienen en cuenta al sujeto y a la trans- ferencia pero las que se fundan sobre la conducta apuntan al objeto, desde esa visién se trata de aislarse del objeto maligno. La utilizacién de las entrevistas preliminares en estos casos se centra en la idea de que el tinico veneno es la pulsién de muerte, es decir, que tenemos que evaluar al sujeto frente a quien estamos y no poner el énfasis en el objeto. Antes de intervenir, tenemos que escu- char al sujeto. Se desprende répidamente que el trabajo analitico de las toxico- manjas es mucho mas laborioso porque desde la segunda perspecti- va, la que se centra en la sustancia si llega a una clinica un paciente que consume cocaina va al 1° piso, otro que consume marihuana va al 2°, heroina al 3°, y asf sucesivamente. En cambio desde el psicoandlisis lo vamos a escuchar y vamos a pensar que hay un grupo de inclasificables, cada uno en ese punto es inclasificable por mas que consuma la misma droga. Si hay algo que muestra la clinica es que no hay nada més diferente a un toxi- comano que otro toxicémano. Finalmente se ve que los consejos que da Freud para el comienzo de un posible anélisis estén centrados en pensar que se trata de un sujeto que tiene cuerpo y goza con él que ubicarse como un jugador de ajedrez o un cirujano supone pensar al posible analizante como un ser gozante y tinico cada vez. 42 CUARTA CLASE La direccién de la cura en Freud II En esta clase vamos a comenzar trabajando el texto “Sobre | dindmica de la transferencia”, de 1912. Voy a tomar dos aspectos de la transferencia que estan muy desarrollados en la primera pagina y media del texto, siguiendo la orientacién de Lacan, pero que se pue- den seguir claramente en Freud, se trata de la distincién de dos aspectos de la transferencia, que también podemos encontrar en el sintoma. Lo podemos enunciar de maneras diversas: en términos de registros, hay un aspecto simb6lico e imaginario por un lado y, por otro lado un aspecto real de la transferencia 0 bien, como vemos a partir del sfntoma: hay un aspecto que esté ligado a los sentidos y otro ligado a lo pulsional. En la transferencia también tenemos pre- sentes estos dos aspectos, uno va por la via del sentido, la transfe- rencia en términos del Edipo y otro ligado a cémo se pone en juego lo pulsional de a transferencia. Una indicacién de Freud, es que la transferencia no es mas que el amor y para él no hay nada que distinga el amor de la vida cotidia- na del amor de transferencia. Lo que sf puede ser diferente, es la res- puesta del analista, a una demanda de amor, jpor qué? Porque en general, ante una demanda amorosa, quedan dos alternativas: o aceptarla, es decir, corresponder el amor o por el contrario, no corresponder ese amor y rechazar la demanda. La propuesta freu- diana es que pueda aceptarse esa demanda sin corresponder a ese amor, se acepta la demanda pero no se la satisface, se la toma para los fines del andlisis. No se la rechaza pero se la mantiene insatisfe- cha. 43 FABIAN NAPARSTEK La transferencia no es un invento freudiano sino su descubri- miento, y el fenémeno de transferencia se da en el dispositivo anali- tico ya que éste lo favorece claramente pero no se da solo en el dis- positivo analftico sino en muchos otros Ambitos: entre el paciente y su médico, entre los nifos y sus maestros, etcétera. Es un fenémeno que se da independientemente del dispositivo analitico, a partir de que Freud descubre eso, el desafio es cémo hacer un uso de esta fuerza en pos de la cura. Para ello vamos a ir situando por qué es necesaria la transferencia para el desarrollo de un anélisis. Para ello, nos vamos a detener en que el amor posee un aspecto de cardcter edipico y otro pulsional. Freud establece que las experiencias infantiles y la disposicién congénita determinan las condiciones pulsionales de la eleccién de objeto. Cuando Freud sittia esto hay que poder ubicar un aspecto que tienen que ver con la eleccién de objeto en el caso de los varon- citos, y el Edipo indica un ordenamiento del campo. “Ordena” posee un doble sentido del término: da una orden y esto permite ordenar el campo. El Edipo enuncia que con una en particular no es posible € indica con cuales si. A partir de eso el sujeto sale a la btisqueda; en el caso del varén, de una que no sea la madre pero que tenga algtin rasgo de ella y es entonces que se establece como objeto de eleccién amorosa. El Edipo determina la cantidad de posibilidades que cada quien tiene pero no dice exactamente por qué entre todas esas posibilida- des se elige a una y, en ese punto, establece otro aspecto de lo que Freud va a llamar las condiciones de la vida amorosa. Es decir, c6mo el erotismo, lejos de ser libre se encuentra condicionado por cierta fijeza propia de la vida erética y cémo la pulsién se satisface dentro de esas condiciones. Desarrolla la idea de un clisé o una serie de ellos, repetidos 0 reproducidos, a través de la vida en cuanto lo per- miten las circunstancias exteriores y la naturaleza de los objetos, pero determinado. Para Freud ademas de esta superestructura que determina el Edipo —que determina el campo posible y de lo prohibido-, hay ade- més un clisé que establece la experiencia. Un clisé es una matriz, un molde. Una matriz, por ejemplo, como las que utilizan los niiios para jugar en la playa con la arena. Pueden colocarla en una direc- cién o en otra pero siempre se obtiene la misma forma, se encuentre 44 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III uno con lo que se encuentre va a tomar la misma forma. A partir de la formacién de esa matriz todas las relaciones eréticas cobran la misma forma, y esa forma tinica es la que permite que el sujeto satis- faga parcialmente la pulsién. De aqui se desprende por qué Freud dice que la libido infantil polimorfa. Lo dice en el sentido de que, previamente a la formacién de esa matriz, existen muchas formas de satisfaccidn: la pulsion, implica muchas formas, oral, anal, falica, etcétera. Pero en la evolu- cién de la vida pulsional la sexualidad perversa polimorfa se trans- forma en unimorfa: se satisface de una sola forma. Esto se observa claramente en la neurosis y en la perversién. En la perversién al sujeto fetichista le es posible satisfacer su pul- sién sexual a través de una sola cosa, con un zapato determinado y bajo ciertas condiciones muy precisas. Esto que Freud llama clisé; en otros momentos de su obra lo Ilama la condicién fetichista o la con- dicion erotica, son distintas variantes de lo mismo. Arribamos entonces a la idea de que el Edipo ordena el campo y que la evolucién de la vida libidinal va a dar lugar a un clisé que determina nuestra forma de descarga pulsional, a un molde que va a facilitar al individuo un modo de elecciGn entre todas las posibili- dades. Un caso ejemplar es el principe de La Cenicienta. Si bien, todas las mujeres incluidas en la fiesta eran factibles de ser elegidas por él, sin embargo, elige a la Cenicienta, porque encuentra un zapatito que encaja con el molde, encaja en el clisé del principe, es decir, que le permite descargar la pulsién de una forma unimorfa, tinica, siempre igual. Llevado esto al campo del amor y de la transferencia, lo que Freud termina planteando es que efectivamente los individuos se enamoran de quien esté dentro de las posibilidades edipicas, que tiene que ver con lo permitido dentro de ese campo, que no es la pero a la vez posee algtin rasgo de aquella madre prohibida. La primera pregunta que se hace Freud es por qué la transferen- cia surge espontaneamente en toda cura psicoanalitica y a partir de esto que venia desarrollando afirma que: “Es, por tanto, perfectamente normal y comprensible que la carga de libido que el individuo parcialmente insatisfecho mantiene espe- ranzadamente pronta, se oriente también hacia la persona del médi- co. Conforme a nuestra hipdtesis esta carga se atendrd a ciertos 45 FapiAN NAPARSTEK modelos. $e enlazara a uno de los clisés dados en el sujeto de que se trate 0, dicho de otro modo, incluird al médico dentro de una de las series psiquicas que el paciente ha formado hasta el momento”. Entonces, por ese empuje de la pulsién a la satisfaccién el pacien- te, cualquiera sea, que viene a vernos va a tender a ligar a la perso- na del médico a través del clisé. Si nos detenemos, por ejemplo, en el caso “Dora” observamos que hay un aspecto edipico de la transferencia donde Dora liga a Freud con el padre y con el Sr. K: Freud va al lugar del padre a par- tir del humo. Lo que puede agregarse es que el humo articula una forma erética oral predominante en Dora, ese aspecto agrega el aspecto pulsional de la transferencia, ademas de poder decir que Freud esta relacionado con el padre hay que poder decir cémo se enlaza con la satisfaccién pulsional especifica del sujeto. Enel caso del Hombre de las Ratas, luego de una sesién el pacien- te se despide Hamando a Freud “capitan”; el punto esencial por el que Freud va a parar al lugar del torturador es porque le pide que hable, y es eso lo que exige un torturador, “que hable”. Es una forma de satisfaccién pulsional propia del Hombre de las Ratas; se trata de hacerse arrancar las palabras, antepone la condicién de que el Otro le arranque algo que tiene para decir y no dice, con una manera obs va, por cierto. Ese es su modo singular de satisfacci6n. Kreud le res- ponde que no tiene inclinacién alguna por la crueldad, que no quie- re ser un torturador pero que hable y al decir esto queda ubicado en el lugar del torturador. Es decir, que hay una trampa que lo deja ante Freud, haciéndose demandar que hable; ésa es su forma de gozar, encontrar algunos por la vida que le exijan que diga lo que no dice. Hay un aspecto entonces que tiene que ver con lo simbélico y otro aspecto de orden pulsional, ligado a una modalidad de satisfaccién. De alguna manera el caso del paciente que consume agua™, que se hacfa extraer como modalidad de satisfaccién gran cantidad de agua y lo ponia al Otro en una posicién que lo terminaba cuestio- nando; alli lo que se esperaba era que alguien no dé mds de esa prac- 33 Feu, S., “La dindmica de la transferencia”, Op. cit., pag. 1649. ABELLO, E., “El agua t6xica de Mario”, en Introduccién a la clinien con toxico- mantas y alcohtolismo I, Fabian Naparstek (comp.), Grama ediciones, Bs. As., 2009. 46 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III tica de extraccién y él queria mas y mds y finalmente es que eso le reintroduce a ese hombre algo de humanidad, porque la ciencia hace que el cuerpo se transforme en un objeto de la practica cientifica y médica. Ante la mecanizacion del cuerpo, él introduce algo humano que es el goce y él ademés de alimentarse quiere un poco mas, advertimos que ese poco mas que se quiere, también aqui tiene que ver con la satisfaccién pulsional. Ahora bien, la cuestién es cémo eso interviene en la cura, en pri- mer término Freud se detiene a pensar cémo interviene en el amor. En el amor hemos visto que para Freud el hombre tiene dos opciones: 0 bien, elige a una mujer que se parece a la madre y entonces la trata con mucho respeto, como a una madre, no la toca ni la besa 0 elige a una mujer que, por el contrario, lejos de representar a la madre es un partenaire puramente sexual. En el primer caso, busca una relaci6n de caracter sexual por fuera del campo del matrimonio. Eso obedece a que en el momento del acto sexual es necesario degradar un poco a esa mujer a la condicién erética de ese hombre —para poder conjugar ambas vertientes-, transformarla en una parte corporal. Recuerdan el caso del Hombre de los Lobos que cada vez. que vefa una mujer agachada se enamoraba, es que en el momento del acto sextial es necesario poner el énfasis no en la mujer perfecta, del ideal como en el amor, debe tratarse mas bien de la corporeidad, para que pueda accederse carnalmente a esa mujer. En el momento del acto sexual el hombre debe dejar a la madre afuera para poder tener una ereccién y en esta biparticién, se ven los dos aspectos que nosotros estamos trabajando: el aspecto edipico y el erético o pulsional. Puede extraerse toda una psicopatologfa de la vida a partir de esto. Esto también se presenta en el caso de la mujer que puede pasarla muy bien con un hombre a condicién de obtener cierto reba- jamiento, un grado de maltrato en el sentido del erotismo, que no slo la ame sino que también “le ponga una mano encima”. Como les deefa, esto leva a una psicopatologia de la vida cotidia- na muy habitual en la clinica y, finalmente, en el horizonte de esto se encuentra el problema de esta modalidad de satisfaccion si se pone en juego o no en el andlisis. Si no se pone en juego no va a haber andlisis posible, para interrogar eso, hace falta ponerlo en el andlisis. Esa modalidad de goce, es una modalidad que tiene las caracteristicas pro- pias de la condicién humana, da satisfaccién y a la vez hace sufrir y 47 FasiAN NAPARSTEK por eso Freud afirma que debe incorporarse al analista en esa serie, como un objeto mas de goce. De ese modo el analista ira a parar al lugar del fantasma del analizante, de la fantasia erdtica del analizante. Esto es lo que Freud va a llamar Ja neurosis de transferencia; lo vamos a ver también en relacién con el sintoma. La neurosis de trans- ferencia es una neurosis artificial, porque es provocada por el dispo- sitivo y el destinatario de esa neurosis es el analista, éste pasa a for- mar parte de la neurosis del analizante. Cuando Freud dice que no se puede hacerse un andlisis in effigie ni in absentia esté afirmando que es indispensable poner el cuerpo en el andlisis y poner la satisfaccién en el anélisis. Va a decir que en la neurosis de transferencia se trata de que la neurosis original se vuelque hacia la figura del médico y el paciente sufra ahora por el partenaire analista. Una vez que esa neu- rosis original se liga al analista, la cuesti6n es como mantener ese clisé porque inmediatamente surge el reclamo erético, de la forma que sea. No sélo de la forma menos velada: “Me quiero acostar con usted”, sino como en el ejemplo que les citaba del Hombre de las Ratas. Como manejar la transferencia a sabiendas de que el sujeto encuentra una satisfaccién en que le estén sacando las palabras. El Hombre de las Ratas encontré por esa via un “Capitan cruel” en Freud y podria que- darse tal vez toda la vida con ese “Capitan cruel” que quiere saber cada vez mas. El desaffo es cémo intervenir a sabiendas de ese clisé del paciente para producir algo novedoso en ese modo de satisfaccion propio, singular, de cada analizante. Si uno puede pescar el modo de satisfaccién como un modelo siempre idéntico, se trataré de cémo aceptarlo y no expulsarlo -como con el paciente de Freud que plan- chaba los billetes-, pero a la vez también, como no corresponder a ese modo de satisfaccion. Se trata del manejo de la transferencia, aquello que Freud propo- ne en “Recordar, repetir reelaborar”, tomando sus propias palabras: “La mejor manera de refrenar la compulsion repetidora del enfermo y convertirla en un motivo de recordar, la tenemos en el manejo de la transferencia” 2 El paciente llega al andlisis en busqueda de satisfaccién y si uno. le corresponde a ese modo de satisfaccién, no se analiza. El desafio, 35 FREUD, S., “Recuerdo, repeticién y elaboracién”, Op. cit., pag. 1687. 48 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III es entonces, c6mo mantenerlo insatisfecho, carente de ese modo de satisfaccién, repetitivo, que se enmarca dentro de un clisé, de un modelo fijo, para que coartado en su fin, en vez de repetir algo, recuerde. En el campo de las toxicomanias este punto es central, porque partimos de la idea de que finalmente si tenemos que pensar un goce propio de la toxicomania se trata de un goce autoerético. Si hay algo a lo que se resiste el toxicémano es a hacer entrar en el campo del Otro su propia satisfaccién, hay una batalla para no permitir el acce- so del modo de satisfaccién al campo del Otro. Por ejemplo, recuerdo un caso en que un alcohélico en quien se habia logrado conmover algo, llega a fin de aito y le regala al analis- ta una botella de vino con motivo de las fiestas y en el mismo acto, comete un fallido. Se ven los dos aspectos: como en el fallido, que tiene que ver con el apellido del analista y que lo liga a su propia his- toria, a la serie paterna y a la vez en el mismo acto estaba haciendo entrega de ese objeto de goce al campo del Otro. No se trata de rechazar la botella, sino todo lo contrario, sino de que cada vez que venga el paciente esté la botella al lado del analista indicando que ese objeto ha pasado al campo del Otro. Queda marcado un punto: la abstinencia que se propone en el andlisis, que sigue la Idgica de que tiene que haber cierto sufrimiento, cierta insatisfaccién pero indica que la abstinencia, por excelencia es la del analista, es él quien tiene que abstenerse de gozar en el lugar de la transferencia. El ana- lista tiene que abstenerse de corresponder a esa demanda, siempre supone un grado de tentacién. Voy a situar un tiltimo punto que Freud plantea hacia el final del texto. El dice que llega un momento en que enel anilisis el paciente ha recordado su historia, se han interpretado los sentidos de los sin- tomas, todo ha marchado bien y, sin embargo, el sintoma persiste. Entonces, lo que persiste es un modo de satisfaccidn, es el hueso duro de roer y Freud dice no alcanza con la interpretacién que va por la via del sentido sino que hay que hacer una elaboraci6n. No da mayores indicaciones acerca de qué es eso; el término que usa aqui también lo usa para referirse al duelo, en lo que llama la elaboracién del duelo y la elaboracién del duelo implica un trabajo de separacién del objeto de satisfacci6n, en este caso un objeto perdido. En el and- lisis ocurre algo parecido, por eso se piensa muchas veces que el 49 FasiAN NaparsTeKk final de un anidlisis tiene que ver con el duelo. Una vez que se esta- blece la transferencia con el analista, va a haber que hacer un traba- jo para deshacerse del analista también, en el buen sentido de la palabra y ahi tiene que haber un analista dispuesto a caer del lugar de la transferencia, a salirse del lugar de la transferencia. Vemos finalmente, que toda la cura para Freud esté en relacién a la neurosis de transferencia que implica la curacién de la neurosis, y que para que eso sea posible hay que separarse de ese modo de satis- faccién siempre idéntico, repetitivo y ligarse a otro objeto o al mismo objeto pero de diferente manera. No necesariamente un andlisis con- cluye cuando alguien se separa de su partenaire, pero s{ se verifica que puede separarse de un modo de satisfaccién que obtenia con su partenaire. En el caso del Hombre de las Ratas, se trataré de que ya no se haga arrancar las palabras. En los casos de toxicomanias tenemos dos grandes dificultades, siguiendo el planteo que vengo desarrollando. Por un lado -como ya lo he planteado- la gran dificultad de darle un sentido a su vida y especialmente a su padecer, Hay alli una tensi6n entre el analista que busca la causa y el analizante toxicomano que no encuentra ningtin sentido a lo que hace més alla de que eso le da cierta satisfaccién. Por otro lado, la satisfaccién misma a la que hacemos referencia en las toxicomanfas no es una satisfaccién que se ligue al Otro, no es una satisfaccién que el sujeto quiera hacer pasar al campo del Otro o de la palabra. De ambas dificultades se deduce un gran impedimento para establecer transferencia. Se entiende que si no se logra hacer pasar el goce al campo del Otro -como condicién necesaria para la transferencia— dificilmente se pueda transferir ese goce al dispositivo analitico y por ende analizarlo. La vez anterior platedbamos la nece- sidad de verificar la funcién de la droga en las entrevistas prelimina- res, Ahora se plantea que en un primer tiempo ademas es necesario provocar la ligazén con el analista de manera tal que esa satisfaccién sea puesta en el andlisis y a partir de alli analizarla. Esto hace de esta clinica algo muy peculiar ya que vemos analistas que trabajan duran- te un tiempo prolongado sin que se establezca ese lazo transferencial. Por otro lado, si el sujeto logra ligarse amorosamente al analista, es decir, transferencialmente, algo de su padecimiento habré ya cam- biado, ya que dejé de encontrar esa satisfaccion solitaria para ligarla a un Otro y eso implica una modificacién del modo de satisfaccién. 50 QUINTA CLASE Sintoma y toxicomania I Vamos a trabajar cl concepto de sintoma. Como anticipamos, Freud no concebia la cura como la desaparicién de los sintomas —més adelante vamos a relativizar que es lo que entende- mos por la desaparicién de los sintomas-. Desde sus primeros tex- tos, Freud dice que tenemos un fin practico y un fin cientffico: el cientifico es hacer conciente lo inconsciente y el prdctico es hacer desaparecer los sintomas. Para poder ubicar esta direccién del tratamiento a partir del sin- toma vamos a dar un primer rodeo y detenernos en cé6mo entende- mos el sintoma, tratar de situar la estructura del sintoma. Esto tiene dos momentos: el primero, es pensar al sintoma en el aqui y ahora, como si pudiéramos ponerlo sobre el escritorio y hacer una disec- cién del sintoma. El segundo momento es cémo se manifiesta ese sintoma a lo largo de la cura. En la sincronfa, partimos de ubicar la estructura del sintoma en términos generales, lo que lamé “el sinto- ma al natural”, es decir, cuando tenemos un sintoma al natural que es lo que encontramos antes de la cura, el sintoma sin haber sido tocado por el dispositivo analitico. Es decir, veremos cul es la com- posicién del sintoma y luego cémo se manifiesta la composici6n del sintoma a lo largo de la cura. La idea originaria de Freud es que el sintoma tiene dos aspectos, uno somatico y otro de sentido; segtin Freud el aspecto somatico es el que posee la capacidad de repetirse. Pensdndolo a partir del con- cepto de trauma, el sintoma es una respuesta a un hecho traumati- co. 51 FapiAN NaAparsTeK {Qué entendemos por trauma? La definicién mas acabada en Freud es la definicién que realiza en términos econémicos. Alli plan- tea que toda impresién que el sistema nervioso tiene dificultad de descargar por medio del pensamiento asociativo o de la reaccién motriz se convierte en un trauma psiquico. Es decir, que hay un aparato energético regido por cantidades energéticas con una tendencia a mantener la energia del aparato en un minimo constante y que ante cualquier irrupcidn de energia, que impide mantener ese minimo, convierte esa irrupcién en un cuerpo extrafio. Las dos maneras que ubica para descargar esa energia son por la via de la palabra, de manera asociativa 0 bajo la forma de una reacci6n motriz. Mas adelante, pero también en lo que podriamos situar como el comienzo de la obra de Freud, va a dar una tercera alternativa, elaborada a partir de los soldados que vuelven de la guerra. Se trata de una experiencia que no descubre Freud, pero ala que le brinda cierto marco teGrico, los soldados que estuvieron en la misma trinchera en la cual explot6 una bomba y sufrieron una cica- triz a rafz de esa bomba no padecen del trauma, es decir, que si queda una marca en el cuerpo, eso funciona como condensador y hace que eso mismo se transforme en cicatriz. Es traumatico aquello que no tiene nombre -en el caso de los soldados, la bomba que no dej6 marca-; esto nos acerca a la concepcién de Lacan del trauma. Lo que lo lleva a Freud a decir que la sexualidad es por estructu- ra traumatica, es que la sexualidad irrumpe en la infancia cuando el sujeto no esta en condiciones de responder a esa irrupcién de ener- gia sexual, ni por via motriz ni por via asociativa. Observamos entonces que no se trata simplemente del nifio, sino que hay algo de la sexualidad para los adultos que es también traumatico. En todo caso, la concepcién de Freud parte de lo econdémico; es importante poder distinguir lo que es en Freud el trauma en tanto tal, de lo que es la escena traumatica. Si llega alguien a andlisis y dice: “Mi trauma es tal’, ya le esta poniendo un nombre a eso, hay entonces una operaci6n del sujeto sobre aquello que no tiene nom- bre. Las escenas que en Freud aparecen como trauméaticas, ya impli- can un trabajo respecto del trauma en un sentido estricto, ya encon- tramos una escenografia frente a lo que esta definido en términos meramente econdmicos. Cuando Freud en su “Carta 69” asevera que sus histéricas le 52 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III mienten, que esas escenas que cuentan sus pacientes histéricas tie- nen un aspecto de ficcién, sigue la linea de pensar que cuando la his- térica cuenta su trauma, para contarlo necesita ponerlo en palabras y ya ese relato que arma, es un relato sobre el trauma mismo. Freud Ja llama una ficcién afectivamente cargada, para él esa ficcién tiene el estatuto de una realidad que nombra como “realidad psiquica” y que finalmente como para él la realidad importa por sus conse- cuencias- ser esa realidad psfquica la significativa. Lo importante es que una persona pueda contarle algo y, en ese caso, lo esencial seran las consecuencias que acarree que un pacien- te pueda relatar sus fantasias como su propia realidad. ,Qué es lo que Freud descubre en esa carta? Que para las histéricas esas ficcio- nes tienen valor de verdad al igual que un acontecimiento de la vida objetiva. Freud lo piensa asf: si yo debo creerle a mis histéricas siem- pre harfa habido un adulto seductor; entonces tendriamos tenemos que pensar que hay tantos padres perversos como hijas histéricas. Si como decfa, tomamos a ese plus de energia que llamamos trau- ma, entendiendo al aparato psiquico como un fusible que ante un exceso de energia, ante ese cuerpo extrafio, salta debemos concebir al sintoma como un intento de ordenar este cimulo de energia, un intento de descargar lo que no pudo ser descargado en su momen- to, previo al sintoma. Freud ubica, entonces, la escena traumatica 0 la fantasia que de alguna manera ya anticipa algo respecto del trau- ma -es un intento de decir algo respecto del trauma~ como una res- puesta a ese exceso. La idea de Freud es la siguiente; les leo un pérrafo de la “Conferencia 23”: “Cuando una nifia acusa en el andlisis como seductor a su propio padre, cosa nada rara, no cabe duda alguna sobre el caracter imagi- nario de tal acusacién ni tampoco sobre los motivos que la determi- nan. Inventando una falsa seduccién, trata el nifio de encubrir el periodo autoerdtico de su actividad sexual y al crear un imaginativo objeto de su deseo sexual durante este lejano perfodo de su infancia, se ahorra la vergiienza de confesar haberse entregado a la masturba- cin” 36 36 Freup, S., “Leccién XXIII, Vias de formacién de sintoma”, Op. cit, pag. 2553. 53 FasiAN NAPARSTEK Estos relatos por un lado tienen un cardcter imaginario y por otro crean un objeto imaginario; éstas son las indicaciones que da Freud. En general los padres no les cortan el pene a sus hijos y, sin embar- go, con que el nifio crea que eso puede suceder ya operan sobre él los efectos de la estructura. La angustia de castracién es una sefial ante un peligro externo, es equivalente a la angustia neurética, que también teme un peligro externo, que le corten el érgano y es tan real que le otorga ese estatuto de realidad por las consecuencias que tiene en el aparato. Entonces, lo primero que plantea Freud es que si concebimos a esa falsa seduccién como del lado del autoerotismo, debido a que sirve para encubrir el autoerotismo. No es que el nifio se excita por- que sf, sino porque el Otro lo excité. Pensar que se trata de un efec- to ante ese manoseo sufrido por parte del Otro, es adjudicarle al Otro que tiene la culpa de la propia excitaci6n. Si bien existe la pulsi6n sexual el sujeto le agrega algo mas. Crea un imaginario objeto de su deseo sexual ya sea que se trate de una escena de seducci6n o de otra ficciGn. Esto es central porque el auto- erotismo y la pulsién carecen de objeto: el bebé se chupa el dedo, la sdbana, etcétera, todo indistintamente, lo que importa ahi es que la pulsién haga su recorrido y los objetos que pueden servir a estos fines son infinitos. Una vez que se desarrolla la fantasfa, ese objeto que se crea en ese momento, se hace tinico para el individuo y apa- rece en el punto donde antes no habia objeto. Lo que descubre es que no hay objeto natural para la pulsién sexual humana, pero una vez que se fija eso adquiere una fijeza inconmovible. A partir de eso se ahorra reconocer y confesar haberse entregado a la masturbacién: “No es que yo me tocaba a mf mismo sino que otro me vino a tocar y a partir de esto todo cambié”. Este primer paso respecto a lo traumiatico se da a partir de la constitucién de una escena traumatica ya que la fantasia le pone un marco a ese autoerotismo, a ese plus de energia que era traumatico y que carecia por completo de sentido. La pulsién en tanto tal y el trauma existen para todos, no hay gente no traumatizada, todos por el hecho de ser seres hablantes atraviesan su trauma. En cambio, vamos a hacer otras precisiones para hablar de un hecho traumatico en la vida adulta. Hemos partido de definir al trau- ma como ese plus de energia y a la pulsién como una fuerza cons- 54 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III tante que ademas, mientras mds se estimula, més exige, mientras mas se le da mas quiere. La pulsién no es igual que las necesidades que tienen un ritmo. Cuando alguien, por ejemplo, no puede dejar de comer es porque esté comprometida la pulsién oral en Ia funci6n ali- mentaria. Entonces la pulsién se vuelve traumidtica, la vivencia del individuo respecto de la pulsion es el efecto traumatico de la pulsién porque es un plus de energia que quiere mas y mas. Y eso no tiene nombre, no quiere mantener el equilibrio del Principio del placer. Todo esto tiene un correlato directo en la clinica ya que si parti- mos de la idea de que es posible domefar la conducta humana se tratard de ponerle un ritmo a la pulsién. Es decir, ensefiar las con- ductas adecuadas. El ritmo supone que uno tiene necesidades -como el hambre- que las puede saciar y durante un tiempo esa necesidad cesa. Luego vuelve a aparecer y asf sucesivamente. En cambio a la pulsién mientras mas se le da de comer mas hambre tiene. Las terapias conductuales parten de la idea de que es factible domefiar los instintos y las conductas casi como si se trataré del ins- tinto animal del cual Freud se encarga de separar la pulsién huma- na. La toxicomania muestra muy bien este aspecto pulsional e indo- mable de Ja conducta. Para Freud la pulsién no aprende y el nifio pone el dedo en el enchufe y contra todo sentido comin se ve tenta- do de ponerlo nuevamente y cada vez quiere mas de eso. El toxicébmano sabe muy bien que se estd matando con lo que hace, no hace falta aclararselo, sin embargo no deja de hacerlo. La toxicomania no es tonteria, es la pulsién que empuja a una satisfac- cién paraddjica. Se ve que pensar las cosas de una manera o de otra separa aguas en términos de una terapéutica posible y de la eficacia de cada una de ellas. Entonces el sintoma sera un intento de resolver esta cuestién, de descargar aquello que no se ha podido descargar de la “manera ade- cuada”. Cuando hablamos de malestar en la cultura y planteamos diferentes respuestas al malestar, tiene que ver con esto: las diferen- tes formas de arreglaselas cada quien con esa pulsién; es lo que Freud Ilamé “los destinos de la pulsién”. Qué hace la gente, qué des- tino le da cada quien a su pulsién o cémo descarga ese exceso: aga- rrando a alguien del cuello, sublimando, haciendo sintoma, etcétera. Freud conserva la misma légica que en su texto “Fantasias histé- ricas y su relacién con la bisexualidad”. Alli afirma que para poder 55 FapiAN NAPARSTEK situar la estructura del sintoma es crucial que se entienda la relacién entre el trauma y la fantasia. A lo largo de la primera parte, describe los componentes de la masturbacién, en un parrafo dice: “El acto masturbador (0 en su mds amplio sentido onanista), se dividia por entonces en dos partes: la evocacién de la fantasia y lle- gada esta a su punto culminante los manejos activos conducentes a la satisfaccién sexual...”.°” Para masturbarse la gente fantasea y luego recurre a la estimula- cién, es decir, se toca. Estos son los dos aspectos que distingue Freud: el fantasear y el tocarse, ésta es la composicién. En un prinei- pio, se trataba de la accién que presentaba un cardcter puramente autoerético, el puro autoerotismo que es el tocamiento vacio de con- tendido fantasioso, mds tarde esta accién se fusiona con una repre- sentaci6n perteneciente al circulo de la relacion de objeto, que otor- ga realidad a ese puro autoerotismo. Se trata de una soldadura entre el autoerotismo y la fantasfa, una composicion. “Cuando luego renuncia el individuo a este orden de satisfaccién masturbacidn-fantastica queda abandonada la accién, pero la fanta- sfa pasa de ser consciente a inconsciente y cuando la satisfaccién sexual abandonada (masturbacién) no es sustituida por otra distinta, observando el sujeto una total abstinencia (...) cuando todo esto se une, quedan cumplidas las condiciones necesarias para que la fanta- sia inconsciente adquiera nuevas fuerzas y consiga, con todo el poderfo de la necesidad sexual, exteriorizarse, bajo la forma de un sintoma patolégico”.°8 Avanzando en relacién con el sfntoma, Freud establece tres con- diciones necesarias para la formacién de sintomas. En un primer lugar se trata de dejar la satisfaccién, dejar de masturbarse o bien, el nifio se masturba o tiene sintomas. La segunda condicién es la ausencia de satisfacciones sustitutivas y finalmente, la tercera, que esa fantasia pase a ser inconsciente. Es entonces cuando estén dadas todas las condiciones para que se produzca el sintoma, para que se libere ese ctimulo de energia pulsional por la via del sintoma. 37 Freup, S., “Fantasias his pag. 1350. 38 Ibidem, pag. 1350. éricas y su relacién con la bisexualidad”, Op. cit., 56 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISM III Estas tres condiciones suponen algo asf como el campo cundo esta sembrado, pero hace falta algo mas: que Ilueva. Una cosa son las condiciones de posibilidad y otra es que dichas condiciones se desencadenen a partir de un suceso. Para que haya un sintoma, ademas de las condiciones tiene que pasar algo, tiene que ocurrir un suceso que suponga un exceso ener- gético para el aparato, Previamente decfamos que el sintoma tiene dos aspectos, una cara de sentido y una somatica, que se refiere a un aspecto pulsional, que responde a una zona erégena determinada. La satisfaccién es vivida como insoportable nunca como placen- tera. El sujeto nunca reconoce lo satisfactorio de la pulsién. Por momentos Freud presenta a la satisfaccién pulsional como paradé- jica, algo asi como las cosquillas, que son insoportablemente satis- factorias. Finalmente esas cosquillas pulsionales estan enmarcadas en una fantasia por que brindan un marco a la satisfacci6n. Todos estos componentes son los que conforman la base del sintoma. La fuerza de los sintomas es la pulsién sexual pero las mismas no lle- gan por si solas hasta el sintoma. Ustedes saben que la pulsién es, por definicién, andrquica y si llega al sintoma es por enmarcarse en la fantasia. Lo que Freud Ilama lo “somatico” supone ese aspecto pulsional sumado al marco de la fantasfa. Cuando habla de lo somatico en general se refiere a la pulsién en una zona erégena especifica. Por ejemplo en Dora él hace referencia a la zona erégena oral y a la importancia que tuvo la fijacién a dicha zona erégena. Se ve ademas que en dicho caso en los sintomas (tos, afonia, disneas) que se encuentran relacionados con dicha zona erégena. Por eso cuando Freud se pregunta por la cara somatica, yo he planteado que se trata de la pregunta “zonatica”, para hacer refe- rencia a la zona erégena. La he llamado asi para poner el énfasis en Jo pulsional y no en lo somatico como si fuera algo totalmente natu- ral. Ese aspecto somatico del sintoma es bien humano. Si no se pone ése énfasis se puede creer que los sentidos son lo propiamente humano y lo somatico algo dado por la genética u otra alteracién de la naturaleza. Freud mas bien pone el énfasis en una satisfacci6n pulsional que se fija en una zona erégena. Lo que muestra el historial de Dora es que los sintomas de esta paciente van a parar ala misma zona y esto es lo que Freud llama el 57 FasiAN NAPARSTEK grano de arena del molusco, ese grano sobre el cual se constituye la perla. El grano de arena es el cuerpo extrafio, y si se dan las condi- ciones termina conformando una perla. La tos, la disnea, la afonia, son diferentes sintomas o diferentes maneras que tiene la pulsién de articularse a un sintoma? Si uno piensa que la tos, la afonia, y la disnea son el mismo sintoma la cura no culmina cuando cesa la tos. La terapia conductual plantea las cosas de otra manera difiere de esta concepcidn y es por esto que Freud abandona las terapias bre- ves, porque verifica que el sintoma insiste ya que posee un grano de arena duro de roer y eso es lo que hace que Freud las abandone. Freud planteaba que para el profano el enfermo esté curado cuando no tiene mas sintomas, para el médico, sin embargo, no esta curado hasta que no se conmueva la facultad de formacién de nue- vos sintomas, que equivale a tocar ese punto, sino no hemos llegado a la cura. Se entiende que la facultad de formar nuevos sintomas es una referencia a esa fuente pulsional del sintoma que esta articulada con la fantasfa y que bajo a las condiciones necesarias se puede formar el sintoma. Freud tiene muy claro que no alcanza con que un sintoma desaparezca temporariamente. Por la via del sentido, que puede ser miiltiple, si interpretamos, el sentido tiltimo es lo que articula la fantasfa y eso siempre articula un modo de relacién sexual. Las fantasias son perversas porque rea- lizan un modo de relacién sexual perverso, el sentido tiltimo es que el sintoma realiza la relacién sexual, en el sintoma se realiza la rela- cién sexual que no existe. En el sintoma se realiza el acto sexual que no hubo la noche de bodas -como Freud lo propone para el ejemplo que da en una de las conferencias-, la fantasia realiza una relacién sexual singular para cada uno sobre el trasfondo de la ausencia de la relaci6n sexual. El sintoma respecto de las otras formaciones del inconsciente es la tinica formacién que tiene, como decfa, una duracién en el tiempo y un lugar en el espacio que es el cuerpo. Si en la base de la estructura neur6tica -tal como afirma Freud- siempre esta la histeria, el sintoma de la histérica ilustra que cumple la funcién de un hotel alojamiento —si me permiten la imagen— que ofrece su cuerpo para que se realice la relacién sexual, facilita su cuerpo para que el Otro se satisfaga. 58 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III Resumiendo, se puede plantear que el sintoma tiene su fuente o energia en lo pulsional y que esa pulsional no aparece a secas, sino enmarcada en una fantasia que le da un marcoa esa satisfaccién pul- sional. Como lo vefamos antes, el sujeto tiene una pulsion autoerdti- ca que se enmarca en una fantasia de seduccién que le agrega un par- tennire a la falta de objeto de la pulsién. Eso que Freud denomina una fusién encuentra un destino posible en el sintoma. Luego una vez, que aparece el sintoma se le agregan los sentidos. Todos final- mente van a parar a un tiltimo sentido y es que la fantasia que da marco a la pulsién intenta realizar una relacién sexual perversa. Es decir, que lo mas novedoso en Freud respecto del sintoma no es solamente que tiene sentidos, sino que es un destino de la pulsién. En la clinica de las toxicomanias y el alcoholismo la pregunta es si estas prdcticas constituyen un sintoma; si la pensamos como un sintoma que habla solamente con la perspectiva de su cara de senti- do o si articulamos el aspecto pulsional del sintoma. 59 SEXTA CLASE Sintoma y toxicomania II Voy a continuar con el tema del sintoma y fundamentalmente con la pregunta que hemos podido plantear al final de la clase ante- rior: gla toxicomania y el alcoholismo pueden ser pensados como un sintoma en el sentido freudiano del término? Habfamos visto que la energfa del sintoma la aporta la pulsién, se trata de la fuerza que el sintoma necesita para funcionar, para perma- necer. Esta fuerza esté siempre enmarcada por una fantasia, por eso la fantasfa es un reino intermedio entre la pulsién y el sintoma. En el caso “Dora”, por ejemplo, podemos ver claramente cuando se separa el aspecto somatico del sintoma de los diferentes sentidos del sinto- ma. Quiero aclarar que no hay que considerar a lo somatico como lo més animal que tenemos y al sentido como lo mas humano, de nin- guna manera, lo somatico es propiamente humano. No se trata de que s6lo en la esfera del sentido entre la palabra, porque en lo somatico ya se encuentra la palabra. Para Freud lo somatico es una referencia a la pulsion y a la fijaci6n de ésta sobre una misma zona del cuerpo. En el caso “Dora” la premisa somatica tiene que ver con la acti- vidad prematura del chupeteo que produce la fijacién a la zona er6- gena oral y observamos en el decurso del historial que todos y cada uno de los sintomas de la paciente van a parar al mismo lugar, a esa zona erégena que se habia fijado para Dora en su temprana infancia. Por otro lado, todos los sentidos posibles del sintoma, finalmente, confluyen en un sentido tiltimo que es un sentido de orden sexual. Esto le fue muy criticado a Freud, argumentando que tenfa una idea 61 FABIAN NAPARSTEK fija en torno a la sexualidad; él afirma que el ultimo sentido de todos los sentidos del sintoma es que este escenifica una relacién sexual. Les leo como lo explica en el caso Dora: “el sintoma significa la representacién -realizacién— de una fantasia de contenido sexual y, por tanto, de una situaci6n sexual, en tanto que para sus demés significaciones no existe tal limitacién de contenido”.3” Entonces arribamos a que el sintoma puede tener mil contenidos pero todos van a parar finalmente a un mismo lugar. {Dé6nde se realiza esa relacién sexual? En la fantasfa y, por ende, se realiza fantasiosamente. La fantasia aporta a lo autoerdtico un objeto de deseo sexual, a partir de la fantasfa la pulsién se une a un partenaire X, ésta es la diferencia con el autoerotismo puro —cuando alguien se toca no tiene la cabeza en blanco, recurre a alguna fanta- sfa- se agrega un objeto de deseo sexual donde no habia ninguno. Recuerden que la pulsi6n carece de un objeto pre-determinado. En la fantasia se realiza una situacién sexual que por estructura implica una relacién con un partenaire. Este partenaire puede estar muy recortado, la fantasia predominante del Hombre de los Lobos, por ejemplo, mostraba a que este paciente le bastaba ver a una mujer agachada para enamorarse, lo que lo excitaba era el culo de una mujer, nada extraordinario. En el caso de que estemos ante un neurético y que esa condicién se encuentre encubierta por el amor, no seré de un culo solo sino que se tratard de un culo que viene con una mujer; esto es lo que plantea Freud respecto de la condicién fetichista del neurético. Esa condicién permanece inconsciente para el sujeto, pero es determinante para que se desencadene el amor. Cuando el neurético se enamora cree enla- zarse con una mujer en su totalidad y no reconoce que hay un lazo muy fuerte a partir de su condicién erética que siempre implica un recorte muy preciso del cuerpo del partenaire. De tratarse de un per- verso, se ve mas claramente la importancia de esa condicién erdtica. Se ve como en el sintoma se satisface una pulsién autoerdtica articulada en un sentido ultimo, que es el sentido de la fantasia, 3° Preup, S., “Andlisis fragmentario de una histeria (Caso Dora)", 1901 (1905), Op. cit., pag. 958. 62 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III donde se realiza una relacién. Es una fantasia en particular la que esta fijada y realiza la relacion sexual que no existe. Esto dicho entre lineas porque la fantasia tiene una estructura idéntica a los recuer- dos encubridores; si siguen atentamente el texto sobre Leonardo, “Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci’, pueden ver de qué manera el recuerdo encubridor finalmente no encubre nada. No se tratard de avanzar en el anilisis hasta llegar al tiltimo recuerdo, se trata de arribar a que ese recuerdo encubre un vacio, como la ima- gen de la madre félica en el caso de Leonardo. Observamos entonces que en la estructura del sfntoma hace falta la intervencién pulsional, el medio por el cual la fantasia puede estructurar, encauzar de una forma tinica esa pulsién y hace falta que se den estas condiciones para que aparezca el sintoma. Por esto que he ido desarrollando les proponia llamar a ese aspecto somatico de la pulsin “lo zonatico”; para indicar claramen- te que eso tiene que ver con la zona erégena, con la pulsién parcial y que efectivamente la pulsi6n parcial llega a la etapa falica pero no desaparece en tanto tal, sino que encuentra un cauce articulado a través de la fantasia. En el “caso Dora”, se ve que hay una fijacién a la pulsién oral y ésa es la premisa somatica 0 zonatica. A su vez, la fantasia a la cual arribé Freud, donde Dora tocdndole el ]dbulo de la oreja al hermano se chupa el dedo, se ve muy bien que esta incluido un partenaire. No se trata del chupeteo por si solo. Luego vemos apa- recer la serie de sintomas: tos, afonfa, disnea, etcétera que lo que hacen es satisfacer esa pulsién oral, ese cosquilleo en la garganta con diferentes disfraces psiquicos. Esto instala la discusién con las terapias comportamentales por- que se ve muy claramente que si uno concibe al sintoma de esta manera, la tos y la disnea son diferentes disfraces psiquicos del mismo sintoma. No olvidemos que Freud comienza una de sus con- ferencias diciendo que para curar hace falta conmover la capacidad de formar nuevos sintomas en el paciente, no alcanza con la desa- paricion de un sintoma. Las terapias comportamentales creen llegar a lacura cuando hacen desparecer los sintomas y si luego surge otro sintoma para ellos se trata de uno nuevo, que requiere una nueva terapia. Lo cual hace pensar en una eficacia ficticia, ya que los sinto- mas pueden ir cobrando nuevos sentidos y disfraces pero se man- tienen incélumes. Es como si Dora viniese a andlisis y curase su tos, 63 FABIAN NAPARSTEK pero se fuese con afonfa. Para las terapias comportamentales serfa un tratamiento exitoso pero, obviamente, para Freud no. En el caso de las toxicomanias es muy importante tener presente esta concepcién y ver cémo se puede, no solamente lograr una supuesta abstinencia —que a veces que es abstinencia de una droga y luego se desplaza hacia otra-, sino de conmover la capacidad de for- macién de nuevos sintomas. Por otro lado, lo que muestra el sintoma es que esa satisfaccién que se satisface en el sintoma, es paradojal, como todas las satisfac- ciones para Freud, aquello que aparece como sufrimiento es a la vez una satisfaccién y que contrariamente a lo que uno cree, cuanto mas se le da de comer al sintoma mas hambre tiene. Nos introducimos ahora en el tema de la diacronia del sfntoma. Me voy a situar en el texto “Nuevos caminos de la terapia psicoana- litica”; alli Freud hace una primera indicaci6n acerca de por qué llama “psicoandlisis” al psicoandlisis y dice que el término “andlisis” lo extrae de la quimica. “Analizar”, en quimica, es separar un ele- mento del otro; cuando uno tiene un compuesto y necesita separar los elementos que tienen ese compuesto. En el horizonte esté la vieja idea del atomo que seria el elemento Ultimo de la materia indivisi- ble, la pregunta es cémo separar un compuesto de este elemento tiltimo indivisible, el sfntoma es un compuesto y el psicoandlisis lo que intenta hacer es separar los elementos de ese compuesto que es el sintoma. Vean como lo dice Freud: “Los sintomas y las exteriorizaciones patolégicas del paciente son, como todas actividades animicas, de naturaleza en extremo compuestas; en su fundamento tiltimo los elementos de esa compo- sicién estan constituidos por motives, mociones pulsionales” 4° Es decir, que el elemento ultimo, el dtomo del compuesto que forma el sintoma es la pulsién; eso es lo indivisible. El enfermo des- conoce que el sintoma tiene la caracteristica de un compuesto y mas bien s6lo encuentra su cara mas superficial, la cara del iceberg que se logra ver. Esa cara se le presenta como sufrimiento, pero Freud muestra que ese sufrimiento es la manifestaci6n misma de una satis- 40 FREUD, S., “Nuevos caminos de la terapia psicoanalitica” (1919-18), Obras Completas, Amorrotu, Bs. As,, 1979, t. XVII, pag. 156. 64 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III faccién. Entonces se trata de pensar que el'sintoma habla, es un aspecto del asunto y ademas, que el sintoma goza, es un compuesto entre los sentidos y la pulsién. Hace falta alguien que haga de analista para que el enfermo pes- que eso que es un compuesto, y fundamentalmente su elemento tinico y bajo ningtin punto de vista esta advertido que ese compues- to pose su fundamento en su composicién, ese elemento pulsional. La idea de Freud es que el primer movimiento del anidlisis es separar el elemento tiltimo para que el enfermo se las vea con eso, se los leo como lo dice Freud: “Ahora bien sobre estos motivos elementales el enfermo no sabe nada o su saber es muy insuficiente. Le damos a conocer entonces la composicién de esta formaciones animicas de elevada complejidad, reconducimos los sintomas a las mociones pulsionales que las moti- van...”41 El objetivo de Freud entonces, es separar los elementos del sinto- ma y reconducir al enfermo a la mocién pulsional que lo motiva: “,.,pesquisamos dentro de los sintomas esos motivos pulsionales hasta entonces desconocidos para el enfermo, tal y como el quimico separa la sustancia basica, el elemento quimico, de la sal en la que se habia vuelto irreconocible por combinacién con otros elementos” .!? Si Freud compara al analista con el ajedrecista, con el cirujano y ahora con el quimico es por que apunta, precisamente, a que el ana- lista es un buscador del elemento ultimo indivisible, casi un artesa- no de la busqueda de ese elemento. Es decir, que en el horizonte para Freud hay una orientaci6n muy precisa que es que hay que descomponer el sintoma, descomponet- lo en el sentido de separar el elemento tiltimo. Una vez que se des- compone el sintoma, el quimico que produjo esa descomposicion tiene que permanecer inactivo porque hay una tendencia del apara- to que es lo que Freud denomina “la compulsién a ligar”, la tenden- cia del eros: eso que se descompuso del sintoma, el eros hace su 41 EReup, S., t. XVII, Op. cit, pag, 156. 2 Ibidem, pag. 156. 65 FasiAN NAPARSTEK parte y vuelve a componer, ya no el mismo sintoma sino uno nuevo. Este nuevo sintoma es el sintoma analitico, es compuesto a partir de la neurosis de transferencia y es por eso que Freud no duda en Ila- marlo “sintoma artificial”, porque fue creado en el laboratorio qui- mico del psicoandlisis. Es una creacién quimica, asi como hay dro- gas naturales y drogas sintéticas, éste es un sintoma sintético creado por el psicoanilisis, un sintoma de laboratorio. {Qué es lo novedoso de este nuevo sintoma? Que ahora el sinto- ma incluye al analista como partenaire, el analista es parte del sinto- ma, incluso el analista mismo es el sintoma. De aquello mismo de lo que el paciente se quejaba en la vida, ahora se queja del andlisis mismo, aquellos sufrimientos que tenia con su partenaire son los sufrimientos que ahora tiene con el analista. E] Hombre de las Ratas venfa hablarle a Freud de un capitan cruel que lo torturaba con sus relatos de torturas y se siente ahora torturado por Freud, se ve como el sintoma se anuda al analista. Para intervenir sobre el sintoma no hay otra manera que haciéndose parte de él, es una especie de caba- llo de Troya; hace falta meterse allf dentro para combatir. La idea de Freud es que una vez que se instala el sintoma artifi- cial, nuevamente hay que descomponerlo, porque la neurosis se ree- dita completa en la neurosis de transferencia, finalmente hay que hacer caer esta relacién con el médico. Para él no hay manera de curar a alguien in effigie ni in abstentia, no se trata solamente de que el analizante tiene que ir a ver al médico sino que también, lo tiene que incluir en su neurosis. @Cual seré la posicién del analista frente a eso? La abstinencia, no satisfacer ese sintoma neurético que le ofrece el analizante, porque si lo satisface no se cura. La cura para Freud se hace bajo abstinencia, con la pulsin coartada en su fin. Es un tema central para nuestra tematica ya que la abstinencia es una de las condiciones que proponen ciertas instituciones para empezar la cura. Pero Freud propone que el analis- ta se abstenga de querer satisfacer al sintoma. De este modo se encuen- tra ligado el paciente al analista, asf como Freud queda ligado al capi tan cruel. El analista tiene que estar advertido, para manejar la trans- ferencia y dejar venir ese sintoma al andlisis sin que encuentre rapida- mente un nuevo disfraz psiquico donde satisfacerse. Esto abre una perspectiva dentro del ambito de las toxicomanfas y el alcoholismo, totalmente novedosa, porque para hacer un trata- 66 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III miento convencional hace falta que el paciente se deje de drogar, es decir, que deje el sintoma afuera. El psicoandlisis plantea lo contra- rio, lo cual no significa drogarse en el consultorio con el paciente, se entiende, pero si, que traiga el sintoma sin responder por la via de la satisfaccidn del sintoma. Si viene un paciente dado vuelta, no hace- mos nada, esperamos a que le baje el efecto, que lo vengan a buscar, mafiana serd otro dfa y se podré hablar de ese suceso. Pero es imprescindible que traiga el sintoma, que haga las barbaridades que hace afuera, pero que se ligue al analista. Intentar convencer de que alguien puede curarse dejando el sin- toma afuera, a esta altura de los acontecimientos, es insostenible y es lo que muestra la experiencia clinica de todos los dias, es la situacion de los chicos que estén cuatro afios recluidos en una granja en el interior del pais y cuando salen de la granja estan en el mismo punto exacto que cuando entraron. Si bien el psicoandlisis tampoco puede asegurar un éxito a priori, est4 mas que comprobado el fracaso de este tipo de terapéuticas. Lo que estoy planteando es cual es la orientacién minima que hay que tener para abordar estas patologfas desde el psicoandlisis. En. relacién con eso vamos a ver con la lectura de Lacan las estrategias y las tacticas que se escogen en cada caso, pero esta orientaci6n que sittia Freud marca claramente un camino, lo digo tal como lo plan- tea Lacan en el Sentinario 10. La angustia. Se trata de un Seminario crucial porque da cuenta de un cambio en la teoria de Lacan, él dicta el Seminario 10 y cuando lo concluye y esta por comenzar el Seminario 11, es echado de la IPA. Originariamente su Sentinario 11 iba a llamarse Los nombres del padre. Un seminario que marca un antes y después en su obra, en ese entonces plantea que el sintoma es goce; les dice a su auditorio que no se sorprenda porque Lacan habfa insistido en que la idea de Freud era que el sintoma habla, que quiere decir algo y eso coincide con toda la primera época de ensefianza de Lacan. En la primera época, Lacan trabaja el sintoma en tanto una metéfora, sin embargo, en el Seminario 10 dice que el sin- toma es goce y agrega que es goce que se autoabastece, que no preci- sa de los psicoanalistas. Decir que se autoabastece es hacer referencia al goce autoer6tico, sostener que no precisa del Otro. Hasta ese momento el sintoma podia pensarse como una forma- cién del inconsciente mas, estaba dentro del campo del Otro, es 67 FABIAN NAPARSTEK decir, que era equivalente a las otras formaciones del inconsciente. Por ejemplo, si no esta el Otro no hay chiste, un chiste que uno se hace s6lo, es equivalente a masturbarse, no cabe duda, es decir que siempre hace falta el Otro del lenguaje, porque el chiste juega con las palabras. El sintoma y las otras formaciones del inconsciente estan separa- dos entonces porque el sintoma es un goce autoerético, que se auto- abastece y que para que sea interpretable es necesario sobreagregar- le la transferencia. Para que el sintoma sea interpretable hay que trasformar el sintoma natural, porque su naturaleza es goce. Hay que hacer pasar a ese sintoma al natural al campo del Otro y hacer eso es una operaci6n artificial que dard por resultado un sfntoma artificial que a partir que pasa al campo del Otro, a eso que era pura satisfacci6n empieza a suponérsele algtin sentido que puede ser compartido con un Otro. Me interesa que nos detengamos en las implicancias clfnicas que esto trae aparejado porque lo que muestra la clinica con toxicomant- as y alcoholismo es esta perspectiva del sintoma auto: que el sinto- ma toxicémano no precisa del Otro, es mas, muchos de los pacientes son sustraidos del entorno y muchas veces dicen: “Yo no sé porque me traen, yo sé lo que estoy haciendo, sé que me voy a morir pero la paso fantastico. No tengo ningtin problema’. Ese sintoma asf como estd se autoabastece, no precisa ninguna interpretacién, y no precisa del analista. Si hay un sintoma que muestra esto claramente es el del toxicémano, lo exhibe con todas las letras y toda la cuestion es cémo hacer pasar esto al campo del Otro, cémo hacer creer a ese paciente que eso puede querer decir algo, puede tener un sentido. Pero que esto tenga un sentido no es equi- valente a decir que ese sentido esta escrito en el Viejo Testamento de “El sentido de los sintomas”, hace falta que el paciente lo crea. Los sentidos de los sintomas son una cuestién de creencia, 0 se cree 0 no se cree, entonces es pura ficcién; pero una ficcién que tiene efectos en lo real y produce efectos concretos en el sintoma. No es que el sintoma quiera decir algo que ya estaba escrito y que la ver- dadera palabra del sintoma esté en el fondo del pozo; no, eso hay que inventarlo en andlisis, se inventa el sentido del sfntoma. ZEl inconsciente existia antes de Freud? Es una pregunta que Lacan se hace en esta misma época, y responde que “no”; que es a 68 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III partir de Freud que existe el inconsciente, porque al inconsciente se lo inventa y lo mismo pasa con cada paciente, hay que inventarle el inconsciente. Desde ahora eso que le pasé en la infancia es un acto fallido, desde ahora es un suefio interpretable, y asi sucesivamente. El sintoma no se opera en el quiréfano, se opera con el lenguaje y para operar ese sintoma hace falta una creencia propia de la transferencia, de la neurosis de transferencia, propia de un sintoma artificial. El sfntoma artificial es ese sintoma al cual que se le suma algo: la transferencia. La transferencia no es algo que venga dado con el sin- toma; hizo falta alguien como Freud que crey6 que los sintomas que- rfan decir algo y que extendié esta creencia entre muchos para la existencia del psicoandlisi: Toda la cuesti6n es ver qué se hace con el sintoma una vez que se le sobreagrega la transferencia. ;Para qué hace falta esa operacién? No para dejarlo en ese punto, sino para producir un efecto sobre ese elemento tiltimo del sintoma. Entonces, puede haber diferentes alternativas, que se dan muy frecuentemente entre las toxicomanias. Que alguien Ilegue al consultorio con un sintoma en ese estado diciendo: “No me pasa nada”, 0 bien: “Me pasa de todo y la paso fantastico, como quiero. Estoy bien con esto, no preciso de ustedes”. gCudl es la operacién de Freud? gCé6mo descomponer eso?, zcémo separar los elementos para que se liguen al Otro? Porque uno podria responder: “Mire si no tiene un sufrimiento venga cuando sufra de algo”. Uno debe estar advertido de que si un sujeto no encuentra el sufrimiento ahi, dificilmente vaya a dar el proximo paso. Entonces, o lo dejamos en la pendiente, hasta que eso se manifieste como sufrimiento o le decimos vuelva cuando sufra. También puede pasar que alguien ya venga con el sintoma des- compuesto, que ya se haya topado con ese aspecto insoportable del sintoma y todo el asunto sea cémo darle lugar en el Otro. Todo eso que parece muy abstracto, no es algo estrambético, cuando viene un paciente y nos dice: “Yo me drogo y esta todo bien, me traen”, y uno le dice: “Bueno, pero ya que esta aca, hablemos” y comienza a hacer algunas preguntas. Pregunta por ejemplo, cudndo se comenzé6 a dro- gar, qué consumia, cémo era, como quien no quiere la cosa, el paciente dice: “Empecé cuando tenia 11, y cuando tenia 11 murié mi papa”. Allf esa pequefia relacién de sentido ubica una causa en el horizonte, eso se logra con poder orientar las preguntas en la entre- 69 FapiAn NAPARSTEK vista con un paciente independientemente que no se logre inmedia- tamente hacer esa transformacién. El analista cree que existe una causa, que el sintoma tiene una causa y va en busqueda de ella, la quiere hacer aparecer entonces fuerza a que aparezca con sus pre- guntas, con la direccién del tratamiento de esas entrevistas prelimi- nares que podemos entenderlas como las que van a poder producir el pasaje de el sintoma al natural al sintoma artificial. Se trata de otra concepcién de las entrevistas preliminares, enton- ces se hace una apertura de un sintoma y uno se enfrenta a ese punto real del sintoma para que vuelva a aparecer con un sentido analiti- co, lo que hace que se incluya el analista en ese sintoma y a partir de ahf entramos ya en lo que Freud Ilamaba el juego del ajedrez: la pri- meras movidas de la partida y ahora estamos en el medio de la juga- da y toda la cuestién va a ser cémo salir de la partida, de qué mane- ra se va a salir de la partida. No hacemos todo el esfuerzo para que el paciente se quede ins- talado con el analista como sintoma, toda la cuestién no se agota en separarse de ese sintoma al natural para hacer una nueva composi- cin sino para que el paciente pueda hacer un nuevo uso del sinto- ma. Ahi tenemos dos posibilidades: 0 el sujeto es tomado por el sin- toma o uno hace una eleccién forzada, el psicoandlisis lleva al anali- zante a que vuelva a hacer la elecci6n que en un momento hizo, una eleccién de goce, y que pueda hacer algtin uso de ese sintoma. El sfn- toma es lo mas singular que tiene cada sujeto, si nos desprendemos de él nos quedamos con nada, ;qué puede hacer un sujeto sin eso? Ahora, con eso se pueden hacer algunas cosas, porque siempre es una eleccién forzada, no es que esté abierto todo el panorama, va a reelegir dentro de las posibilidades que tiene, pero dentro de ellas hay opciones que llevan por un camino diferente al de la neurosis y diferente al de la toxicomania. 70 SEPTIMA CLASE La orientaci6n lacaniana con toxicomanias y alcoholismo Vamos a comenzar con en tema de la direccién de la cura segtin Lacan y para eso nada, me parecié mas pertinente que abordar el texto “La direccién de la cura y los principios de su poder”, de 1958. Voy a hacer primero una breve introduccién y después nos aden- traremos directamente en el texto Este texto responde a un afio muy especial que es 1958, para que tengan una idea en ese afio Lacan escribié: “De una cuestién preli- minar a todo tratamiento posible de la psicosis”, “La significacién del falo”, “La subversi6n del sujeto” y “La direccién de la cura y los prin- cipios de su poder” a la par que dicté el Seminario 5, Las formaciones del inconsciente. Como veran, fue un afio muy productivo. Eric Laurent dice que éste es el Lacan clasico, es decir, que aqui encontra- mos el nudo de los Escritos y en el medio de todos estos escritos esta también el Seminario 5. Segtin Eric Laurent, ademas de plantear las coordenadas propias de esta época de Lacan, “La direccién de la cura y los principios de su poder” marca claramente una orientaci6n. A mi gusto, se trata de una orientaci6n en el sentido de la clinica y si tomamos la clinica de las toxicomantfas, vemos que es una orien- tacién muy actual, independientemente, de que la ensefianza de Lacan haya avanzado notablemente respecto de esta época. Podemos extraer de allf otras ensefianzas. Lo que él plantea en “La direccién de la cura y los principios de su poder” es totalmente actual en la época en que vivimos. La primera cuestién que me interesa plantear antes de introdu- citnos en el texto, es una diacronfa en la ensefianza de Lacan que 7A FapiAn NaPaRSTEK quisiera situar a partir de concebir de diferentes maneras quién es el partenaire del sujeto en cada momento de la ensefianza de Lacan. Esto es algo que esta siempre muy presente; aunque Lacan no lo diga en estos términos yo lo voy a plantear de esta manera. Muchos de ustedes han leido el texto “Intervenciones sobre la transferencia”. Seguramente, recordarén que allf Lacan plantea que la relacién transferencial es una relacién intersubjetiva y cuando decimos inter- subjetiva, como la palabra lo indica, estamos refiriéndonos a una relacién de sujeto a sujeto, algo que estaba muy presente en el esce- nario psicoanalitico de la época en que escribe ese texto. Estaba muy presente la influencia central de Freud al respecto, ya que cuando Freud intenta explicar la “atencién flotante”, dice que existiria una relacion de “inconsciente a inconsciente”. Mi opinion al respecto de cémo hay que entender esto es que de ninguna manera se trata, en Freud mismo, de que al fallido del paciente el analista le responde con su propio fallido, 0 mas atin que al fallido del paciente le corres- ponda el suefio del analista. No creo en absoluto que Freud esté planteando esta cuesti6n. En todo caso, la primera propuesta que hace Lacan es que esta relacién no es con otro sujeto sino con el Otro, escrito todavia sin barrar. Lo primero que hay que entender es que si uno habla del Otro, si lo llama Otro es porque es diferente del sujeto; esto marca la diferencia, la otredad implica eso. El Otro es el que punttia, inter- preta, el que decide el sentido. Han escuchado, seguramente, tam- bién que es el Otro el que tiene el “poder discrecional del oyente”, es decir, que cuando uno habla, es el Otro el que sanciona el sentido de Jo que uno dice. Los politicos, por ejemplo, se pueden quejar diciendo: “Sacaron de contexto lo que yo dije. Yo quise decir otra cosa”. Pero lo que qui- sieron decir en este esquema que plantea Lacan poco importa, lo que importa es lo que el Otro sanciona de lo que uno dice. Hay una dis- paridad: el sujeto habla y el Otro tiene el poder discrecional del oyente; es fundamentalmente el Otro de la comunicacién, en los tér- minos de Lacan, cuando él arma este esquema basico donde ya no se trata de un emisor y un receptor, sino del sujeto y del Otro que determina el sentido. Hay un momento intermedio —es un pasaje de la concepcion del Otro de la comunicacién al Otro del psicoanilisis- donde este Otro ya no es s6lo el Otro de la comunicacién sino que es 72 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III el Otro de la palabra y del lenguaje, el Otro de la estructura podria- mos decir. A tal punto esta planteada la cuestion que ya no deter- mina solamente el sentido sino también el lugar del sujeto en la estructura. Les leo una cita del texto “De una cuestién preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis” que dice asi: “La condicién de sujeto (neurdtico o psicstico) depende de lo que tiene lugar en el Otro”. La condicién del sujeto, es decir, que sea un neurstico o que sea un psicético, depende de lo que tiene lugar en el Otro, ya no es el Otro del que hablébamos antes sino que es mucho mas extremo, ya que el Otro determina la estructura. Hay otras formulaciones tales como “el inconsciente es el discur- so del Otro”, pero quisiera indicar aqui este fendmeno de la comuni- cacién. Dijimos entonces que el Otro pone el acento respecto de la estructura, con una caracteristica que vale la pena resaltar y que Lacan en el Seminario 5, en la pagina 121, dice que el Otro es un “Otro abstracto”, Otro muerto. {Qué significa que sea un Otro abstracto? Es la determinacién lacaniana lo que acontece en el Otro, lo que condiciona al sujeto; lo hace como una maquinita que determina la condicién del sujeto. Esto marca en un primer tiempo de un Otro abstracto y por ende sin vida, como si fuera una maquina abstracta de determinacién. Esta modalidad del Otro abstracto y muerto se presenta de manera muy clara en la obsesién. Quisiera explicar que Ja barradura del Otro aparece recién a la altura del Seminario 4, Las relaciones de objeto a pesar de que en el Seminario 3. Las Psicosis haya algunas indicaciones al respecto. Al igual que en la obra de Freud, donde uno puede encontrar tex- tos que anticipan conceptualizaciones posteriores, hay cosas que adelanta Lacan y que va a conceptualizar después. Lacan, por pri- mera vez escribe barrado al Otro en el Seminario 4 y, a mf gusto, el Otro barrado con todas las letras aparece en el Seminario 5 a partir que Lacan comienza a hablar del deseo del Otro. (Por qué afirmo esto? Podria nombrar varios aspectos. En primer lugar el “deseo” en Lacan no es cualquier concepto; ustedes deben 43 Lacan, J., “De una cuestién preliminar a todo tratamiento de la psicosis”, Escritos 2, Siglo XI editores, Bs. As., 1975, pag. 530. 73 FapiAN NAPARSTEK tener presente y lo pueden encontrar en “La direccién de la cura y los principios de su poder’, que Lacan establece diferencias entre los términos: “necesidad”, “demanda” y “deseo”. Muchos de los esque- mas de esta época, como el grafo del deseo, y los esquemas poste- riores inclusive, parten de esta diferencia. La necesidad es para Lacan siempre algo mitico, siguiendo a Freud, la necesidad en tanto tal, se encuentra perdida. {Qué es la necesidad? Es pensar un instante que atin no fue tocada por la pala- bra, por el Otro del lenguaje, como si hubiese una necesidad natural y la idea de Lacan es que cuando esta necesidad es tocada por la palabra, cosa que puede acontecer antes de que nazca el individuo, se transforma en lo que denomina “demanda’. Cuando frente al Ianto del nifio, la madre dice que éste quiere tal cosa, un nifio a par- tir de ahi sabe que si quiere tal cosa va a tener que gritar, éstas son las primeras cuestiones que cualquiera aprende, aquello que el tango ilustra muy bien con la frase “el que no Hora no mama”. La necesidad formulada en palabras es equivalente a la demanda y lo que plantea Lacan es que no toda la necesidad puede ser dicha en la demanda, jse entiende la cuestién? La necesidad sobrepasa a la demanda o en otros términos, la diferencia entre la necesidad y la demanda es el deseo, porque no todo puede ser dicho en la deman- da es que queda un deseo. Esto es equivalente a ubicar el deseo en el lugar de lo que no puede ser dicho, por eso Lacan habla de la metonimia del deseo, por eso avanza y avanza y mientras no puede decirselo todo, mas se sostiene el deseo, es decir, el Otro. Se ve cla- ramente por qué habla del deseo del Otro, porque es a partir de que el Otro pone en palabras a la necesidad y se ubica en algtin lugar una falta en el Otro —que no todo puede ser dicho- que aparece el deseo. A partir de lo que el Otro no puede decir. Que Lacan empiece a hablar del deseo del Otro por un lado, descompleta al Otro, hay algo del Otro que no se dice y por otro lado, ya no se trata de un Otro abs- tracto, determinista sino que es Otro deseante y vivo. Se pasa asi de Otro abstracto y muerto a un Otro deseante y vivo. Para Lacan el lugar del sujeto est condicionado por el Otro; para que haya un lugar en el Otro para un sujeto tiene que haber un deseo. Lo podemos decir de otra manera: un significante representa al sujeto para otro significante, estoy diciendo lo mismo en un punto, gqué quiere decir esto? Que ninguin significante en si mismo 74 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III puede atrapar al sujeto, es decir, que hacen falta al menos dos signi- ficantes para que haya sujeto y para que haya dos significantes entre 1y 2 tiene que haber un pequeiio vacio, un intervalo. Alli es donde se aloja el sujeto, ese intervalo es equivalente al intervalo del deseo, a lo que el Otro no puede nombrar, es decir, que el sujeto se aloja en el punto en el cual el Otro no puede nombrar algo. La tesis fuerte que va a estar presente a lo largo de todo el escri- to “La direccién de la cura y los principios de su poder” es que para que haya sujeto dividido es necesario que el Otro esté barrado. Esta es una indicaci6n clinica muy precisa, es decir, que de la operacién que hace Lacan cuando introduce el deseo en el Otro se desprende Ja posibilidad de que a partir de tener un Otro deseante surja el suije- to. Si el Otro, es un Otro que no tiene fisura, eso tiene consecuencias catastr6ficas para el individuo en cuestién. La interpretacion de las experiencias descritas por otros autores como el marasmo o el hos- pitalismo, Lacan las explica a partir de este pequefio esquema. La idea de Lacan es que si cada vez que el nifto abre la boca a madre le mete la papilla, si opera sin ninguna fisura, lo que se produce es un. nifio que va a cerrar la boca hasta morirse con tal de producir é1 mismo una barradura en el Otro. Obedece a la misma Iégica con la cual pensamos en los practicos el caso del paciente bebedor de agua, ese paciente intervenia en el Otro de la ciencia a tal punto que producia la barradura. El Otro de la ciencia que sabe qué hacer con el cuerpo, que no tiene la menor duda y, sin embargo, introducia algo novedoso que es una pregun- ta respecto a quiénes intervenfan sobre este cuerpo. Todo el texto “La direccién de la cura y los principios de su poder” esta armado bajo este pequefio esquema. Ejemplo tras ejem- plo de otros analistas y de un paciente de Lacan en los cuales eso se pone en juego. La gran discusidn, en ese momento de la historia del psicoanilisis, es si el analista debe encarnar el lugar de un Otro barrado o el lugar del Otro completo. Si el analista debe ser un Otro muerto y abstracto o un Otro vivo; ésta es la gran pelea de la época. Quisiera trasmitirles que es también una discusi6n actual. Si ante un sujeto el terapeuta le va a decir qué es lo que hay que hacer en la vida, le va a decir al paciente lo que tiene que hacer con sus con- ductas afirmando que él sabe y sin dudar acerca de lo que hay que hacer en cada ocasi6n. Es decir, actuando como un Otro completo o 73) FasBiAN NAPARSTEK vaaser un Otro barrado. Si uno se ubica en el lugar de otro no barra- do forcluye al sujeto y las consecuencias que eso acarrea son conse- cuencias terribles. Avanzando en el trabajo con el texto, ademas de hablar de este esquema que es al que Lacan arriba, hay que leer una orientacion. Esta orientacién esta presente desde el comienzo y Lacan la enuncia con todas las letras: voy a poner al analista en el banquillo, es decir en el banquillo de los acusados. Eso mismo marca un cambio radi- cal respecto de la época porque hasta el momento la cuestién era pensar en el analizante y cuando el tratamiento no prosperaba era porque éste era resistente a la cura, era un “no analizable”. Esto ultimo es un tema central, fundamentalmente en instituciones asistenciales para toxicémanos y alcohdlicos, sean granjas, comunida- des terapéuticas u otros modelos asistenciales. Es muy habitual poner el acento en si un individuo es “agrupable” o no, si es resistente, si tiene recaidas, etcétera. Pero se ve que en esta forma de nombrar estos fendémenos todo el acento esta puesto en el paciente ideal, aquel que se ajustaria al tratamiento. Lacan invierte esto. Lacan pone el acento enel analista, de este modo cualquiera podria ser analizable y ubica Ja resistencia del lado del analista, no del lado del analizante, cambia el énfasis de la cuestién. Es un texto que si ustedes siguen desde el ini- cio hasta el final veran cémo circulan por el banquillo unos cuantos analistas, es decir, que Lacan hace pasar por allf a varios analistas: Anna Freud, Kris, etcétera, una serie bastante extensa. Ahora bien, la direccién de la cura del lado del analista implica, en principio, el poder discrecional del oyente. Se ve claramente en esta formulacién que el énfasis ya estd puesto del lado del analista, quien tiene un poder y todo el asunto es qué hace con ese poder —que es el poder que le va a dar fundamentalmente la trans- ferencia-. Hay alli una primera distincin, que Lacan plantea de esta manera: el analista dirige la cura, no dirige al analizante. La cura psi- coanalitica para Lacan tiene una direccién muy precisa, esto no quie- re decir bajo ningtin punto de vista dirigir la vida de nadie. Estamos orientando hacia un lugar en la cura, se ve lo que implica la direc- cién de la cura, eso hara que cada paciente tenga que inventar su propio estilo, su propia solucién, lo cual supone que la direccién pueda ser tinica en su orientacion para todo el mundo y, sin embar- go, dar perspectivas disimiles para cada paciente. 76 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III No esta de mas detenernos sobre algunos argumentos que fueron planteados hace tiempo en contra del psicoandlisis. Lacan afirma que la cura tiene una orientacion bien precisa asf como que el psicoandli- sis cura; digo esto porque se planted durante muchisimos afios que el psicoandlisis no cura, que no le interesa la cura. Este argumento se basé en una frase de Lacan que decfa que, en psicoanélisis, la cura llega por afiadidura. La frase pertenece, en efecto, a Lacan pero hay que ver como se entiende esa frase. Para Lacan, no cabe la menor duda, que el psicoanilisis ofrece una cura y plantea en estos términos un final bien preciso. Un final en un doble sentido al menos: en el sentido en que tiene un fin al cual se dirige y en que en un momento termina, debe terminar. Esta orientacién implica que en un momen- to lo mejor es terminar, es solidario con Ia orientaci6n, el analista, en un momento determinado, debe dar un paso al costado. Lacan plantea en este texto, siguiendo con la orientacién de poner el énfasis en el analista, que el analista paga de tres maneras. @Paga donde? en la cura. También resulta novedoso decir que el ana- lista es el que paga. Plantea, en primer lugar, que el analista paga con palabras; en segundo lugar, paga con su persona y tercer lugar paga con su ser. Segtin mi lectura son tres formas de pago, tres categorias dife- rentes para Lacan. Las tres formas se conjugan con las tres categori- as: se paga con palabras en el orden simbélico, se paga con la perso- na en lo imaginario y se paga con el ser en lo real. Es decir, que la palabra que dice el analista, la intervencién que se hace tiene un costo para el analista; vamos a ver ahora un ejemplo de esto en el caso del Hombre de los Lobos. En ese caso Freud tenfa la idea de que habia algo que el paciente no decia y que eso estaba anudado a un sintoma de constipacién en el Hombre de los Lobos; entonces le dice al paciente que viene hablando hace tres afios y medio y que a fin de afto termina el tratamiento, pase lo que pase a fin de afio termina. A partir de esa intervencién el Hombre de los Lobos empieza a contar lo mas importante de su vida. El historial que Freud escribe estd basado en esos seis meses finales de tratamiento y no en los tres afios y medio previos. También ocurre que el sintoma cede de la consti- pacién se desliza a un sintoma de diarrea. Es decir, que le agarré la diarrea de la asociacién libre: larga todo. Ahora bien, llega fin de afto y Freud tiene que pagar con su pala- 77 FaBiAN NAPARSTEK bra, porque a fin de aiio no puede retroceder de lo que anuncié sino que tiene que terminar. ;Observan como tiene dos caras esa inter- vencién? El pago con la persona esta en intima relacién con el yo de la per- sona y con la transferencia. En el caso del Hombre de las Ratas, Freud paga con su persona. Le dice que él no es el Capitdn cruel y lo que plantea Lacan es que, quiera 0 no, Freud se convierte en el Capitan cruel y de ese modo, paga con su persona. Es como si Freud pudiera decir: “;Cémo me va a tomar de Capitan cruel a mi, si soy Freud psicoanalista, reconocido, que escribo, etcétera? Sin embargo, tiene que pagar con su persona; cada vez que uno se sienta en el sill6n del analista paga con su persona, deja de ser quien es para transformarse en el Capitan cruel, en el Sr. K, eteétera. Pagar con el ser, es algo que Lacan no explica extensamente, pero se trata de algo mucho més intimo que la persona, algo que tiene que ver con la relacién que tiene el sujeto con el goce -de lo cual hemos hablado-. Esto hace que para Lacan se imponga fuertemente la nece- sidad de que el analista haga, a su vez, un andlisis. Esto es necesario para que el analista no dirija la cura desde su propio goce; si quiere gozar que goce pero fuera del lugar del analista, entonces el analis- ta paga con su ser de goce. Debe ceder, al menos mientras trabaja puntualmente, su ser de goce para dirigir la cura. Una vez configurado este esquema que comporta tres pagos, Lacan avanza y propone un nuevo esquema de tres para orientarse en la direccién de la cura en términos precisos. Piensa la cura en tér- minos de tactica, estrategia y politica. Como verdn son términos militares, pero hay que poder distinguir cada uno de ellos. Por ejem- plo, uno puede, a veces, tomar ciertas tdcticas o ciertas estrategias que aparentemente van en contra de la politica y, sin embargo si uno las analiza en el contexto politico descubre que van a favor de la politica, aunque momentaneamente parezca que atentan contra ésta. Voy a dar algunos ejemplos. Se dice que Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial sabia fehacientemente que los japoneses iban a atacar Pearl Harbour, que tenia una idea muy clara que esto iba a suceder y, sin embargo no hizo nada, dej6 que lo atacasen. Si alguien va a una guerra y deja que lo ataquen, aparentemente, eso va en contra de querer ganar la guerra. Sin embargo, dejaron que los atacasen para generar una politica de victimas frente al agresor 78 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III extranjero. Mediante ello especulaban con ganar una fuerte adhe- sién del pueblo para atacar al adversario, es decir, que existiese un justificativo contundente para ir al frente. No se trata de nada nove- doso; algo semejante se dice en relacién a las torres gemelas, que dejaron que se realice el atentado para luego tener el justificativo directo para atacarlos. Eso es una estrategia: me dejo atacar por acd, pago un pequeiio costo pero me sirve a los fines de la gran politica de poner a todo el mundo en contra y tener toda la fuerza y atacar por otro lado. En términos de la estrategia, yo le puedo mostrar al enemigo que estoy en un determinado lugar y que tengo tal o cual flanco débil y por el contrario estarlo esperando en otro lugar. Son estrategias e insisto, a veces las estrategias pueden parecer contra- rias respecto de la politica, sin embargo en el contexto mas amplio de la politica a veces es mejor perder un poco para poder ganar la guerra. Esta es la connotacién que le da Lacan a la politica, a la estra- tegia y a la tactica. La politica es la que orienta toda la cura, mas alla de que por momentos uno acepte perder un par de batallas, con tal de llegar al objetivo central que esta marcado por la politica. Lacan plantea que en el plano de la tactica, somos totalmente libres, y lo dice directamente refiriéndose a la interpretacién. Dice: “Soy el amo de mi barco, tinico amo en mi barco después de Dios”; vean hasta en que punto acenttia esa libertad. Recapitulando el texto, comenz6 diciendo que hay que ver cémo el analista ejerce el poder que tiene en sus manos, poniendo en cuestién ese poder. El desaffo, es justamente, sustraerse de hacer uso de ese poder para otra cosa que no sea la direccién de la cura. Sin embargo, en la tacti- ca que tiene que ver con la interpretacin dice que es el unico amo en su barco después de Dios. Esta formulacién se refiere al momen- to, el tono en que se dice una interpretaci6n, el enunciado en si mismo, etcétera. No hay ninguna indicacién aqui, uno decide a pia- cere en el marco de una politica por eso hay que poder fundamentar por qué uno eligié de esa manera. En la estrategia somos menos libres que en la tactica pero més libres que en la politica ya que la estrategia esta ligada a la transfe- rencia gy por qué somos menos libres? Porque es la transferencia la que determina el lugar desde el que nosotros vamos a intervenir, ya hemos charlado un poco sobre el tema siguiendo los textos de Freud. Entonces para evaluar una estrategia uno parte de las condi- 79 FABIAN NAPARSTEK ciones dadas, es como si uno dijera: “Bueno me ubica en el lugar del Capitan cruel, entonces ;qué estrategia tomo?”. Uno esta advertido acerca del lugar desde el que seran escuchadas sus intervenciones, eso es limitante. Si volvemos al caso del “Hombre de los Lobos’; ustedes sabrén que al Hombre de los Lobos, Freud no lo quiso atender mas porque entre otras cosas ya no sabia que mas hacer con él. E] Hombre de los Lobos iba por la vida diciendo que él era el Hombre de los Lobos e insistia de manera bastante persistente con analizarse. Freud lo deri- va a una colega, Ruth Mac Brunswick, que escribié otro historial sobre el mismo paciente de acuerdo al tratamiento que llevo a cabo con ella. Se trata de una psicoanalista que hizo un trabajo suma- mente interesante en ese andlisis. Fue de hecho quien logré durante un tiempo sacarlo de la locura, porque efectivamente el Hombre de los Lobos estaba totalmente loco. Entre otras cosas ella elabora una estrategia que es la siguiente, el Hombre de los Lobos tenia la certeza —habria que ver si psicética 0 no- de que era el hijo preciilecto de Freud y del psicoanilisis. Para Mac Brunswick su posicién de hijo predilecto de Freud era nociva para el paciente, entonces se plantea la estrategia de sacarlo de esa creencia. En una oportunidad el paciente viene y le pregunta a ella si habfa supervisado su caso con Freud, y ella le dice que no habla de él con Freud. Respondiendo a la misma estrategia en otra opor- tunidad en que habja tenido lugar una reunién festiva entre psicoa- nalistas, ella le pregunta por qué no vino si es el hijo predilecto de Freud, por qué no asistié. En fin, hasta que lo quita de ese lugar de hijo predilecto de Freud que tenia importantes consecuencias para él. Ella elabora una estrategia que tiene relacién con la transferencia masiva que tenfa con Freud. Si bien estaba transferencialmente liga- do a ella, esto era porque se atendia suponiendo que Freud estaba detras del asunto, que Freud era el titiritero. Todo esto acompafiado de un delirio paranoide que padecia en ese momento. La analista elabora su estrategia y luego se ve como introduce la tdctica en cada ocasion, ya sea decirle que no supervisa con Freud, 0 decirle que no lo vio en la fiesta. Todo esto esta dentro del marco de una estrategia elaborada por ella, es decir, que la estrategia esta directamente relacionada con la transferencia y es por eso mismo que se es mds libre que en la politica. 80 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III La politica va a ser equivalente a lo que Lacan en el Seminario 7, La ética del psicoandlisis, llama la ética del psicoandlisis. La ética del psicoandlisis se trata de ir a favor del deseo, de que cada sujeto sin- gularmente pueda ahondar respecto de su propio deseo y ahf esta- mos totalmente atados porque no se trata de lo que uno quiere o de lo que a uno le gustaria, sino de lo que cada sujeto puede encontrar como su destino y puede llevar adelante. Entonces, si me siguen en esta cuestién didactica del asunto, se ve que la tactica tiene que ver con la interpretacién, se la puede ligar directamente con pagar con palabras; la estrategia tiene que ver con la transferencia y es donde uno paga con su persona y, en la politica, uno paga con su ser de goce, porque no orienta la cura bajo ningtin punto de vista respecto de su propia satisfaccién ni de los gustos per- sonales, Esto tiltimo es equivalente a la expresién que utiliza Lacan al comienzo del texto cuando afirma que dirigimos la cura pero no dirigimos al analizante, no dirigimos al paciente. La cura se dirije con una politica determinada a la cual hay que ajustarse, atenerse. Este esquema lo pueden superponer a los veinte 0 treinta casos que ustedes estén viendo a lo largo del recorrido de la materia e intentar leer cual es la tactica, cual es la estrategia y cdmo se verifica allf una politica. Cémo en el campo de las toxicomanfas y el aleoho- lismo no tenemos una politica que va directamente a la abstinencia de los pacientes pero tampoco nos quedamos viendo como alguien se mata, porque no es la politica del psicoandlisis que cada uno haga lo que quiera. El deseo es algo muy preciso, no se trata de que alguien venga y diga que se quiere matar y uno le pregunte si pre- fiere un cuchillo, un revolver o una soga. Se trata de encontrar sub- jetivamente una salida al sintoma, lo cual es novedoso para el suje- to en cuestidn y para el analista, una cura bien conducida siempre nos sorprende como analistas, como si uno pudiera mirar dénde fue a parar ese analizante y decir: “Mird lo que hizo este analizante”. La sorpresa que uno como analista tiene al respecto de lo que un sujeto puede lograr respecto de su sintoma es algo que no esté dado de antemano. En el psicoandlisis se trata de que alguien invente con su propio sintoma, que lo reinvente a partir de su propio sintoma y ubi- que estas cuestiones en el caso. El desafio para el analista es encarnar el lugar del Otro barrado, porque la politica apunta al sujeto y para que emerja el sujeto, la 81 FasiAn NAPaARSTEK contrapartida, el partenaire tiene que ser el Otro barrado. Les leo algunos pasajes: “...si el Otro, que a su vez tiene sus ideas sobre sus necesidades, se entromete, y en lugar de lo que no tiene, le atiborra con la papilla asfixiante de lo que tiene, es decir confunde sus cuidados con el don de su amor. Es el nifio al que alimentan con mas amor el que recha- za el alimento y juega con su rechazo como un deseo (anorexia men- tal)”.4# Juega con su rechazo como un deseo, se ofrece él mismo como el objeto que le va a faltar a su madre con tal que el Otro en un punto esté barrado, ofrece su propio cuerpo a la muerte para que final- mente el Otro dude en un punto, se barre, trastabille, spor qué? Porque es la condicién que tenga un lugar como objeto y que a fin de cuentas este nifo al negarse a satisfacer la demanda de la madre produzca un deseo en el Otro que le marque un camino para su pro- pio deseo, antes lo dice de esta manera: “,,,e1 deseo es lo que se manifiesta en el intervalo que cava la demanda més acd que ella misma, en la medida en que el sujeto, al articular la cadena significante, trae a la luz la carencia de ser con el llamado a recibir el complemento del Otro, si el Otro, lugar de la palabra, es también lugar de esa carencia”.!° Se ve que sélo si el Otro tiene una carencia es posible que apa- rezca el deseo y la condicién subjetiva. Doy algunas indicaciones que estan en el libro Introduccién a la clinica con toxicomanias y alcoholismo, en la clase sobre las institucio- nes*®, Es crucial si la institucién que va a recibir a un paciente cons- tituye un Otro completo o puede jugar el papel de un Otro barrado. Si es un Otro completo que tiene reglas estrictas y quien no se ajus- ta a las reglas queda por afuera lo que hace es rechazar al que queda afuera y rechazar la condicién subjetiva de los que quedan adentro. 44 Lacan, J., “La direccién de la cura y los principios de su poder”, Escritos 2, op. cit., pag. 608. 48 Ibidem, pag. 607. 46 NAPARSTEK, F. y Otros, Introduccion a la clit Grama ediciones, Bs. As., 2006. ica con toxicomantas y alcoholism, 82 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III O bien, si es una institucién que puede tener todas las reglas que quiera y es mds, veo muy conveniente que haya reglas dentro de una institucién, pero que a la vez puede hacer una excepcién a las mis- mas —que es la mejor manera de sostener la ley si se plantea una estrategia singular para cada paciente. He ido durante aiios a instituciones a supervisar y les pregunto por qué ese paciente esté haciendo el taller de deportes o el taller de manualidades y muy frecuentemente me responden: “Porque exis- te”. Me he encontrado en muchisimas oportunidades al operador terapéutico quejdndose de que un paciente no hablaba en el taller donde todos estén obligados a hablar y he encontrado muchos casos en que al paciente lo estabilizaba ir a escuchar las historias de los otros. Eso les hacia muy bien y que para algunas personas esta muy bien ir a un taller pero a quedarse callados. Habra que ver cémo se trabaja con los otros pacientes que también dicen: “Hablamos todos pero ahora falta Juancito”, porque eso mismo lleva a que hay que hacer lo que dice la institucién. zY por qué ese va a hacer deporte? Tal vez le sirve para abordar algo de la relacién con su cuerpo, y habra que ver qué es lo que mas conviene tomando cada caso en su singularidad. Buscando con una politica precisa mas alla de ocupar a la gente, no se trata de alguien que se ocupe. No veo nada en contra a que un psicético no haga nada. Recuerdo un caso de un paciente que lo tinico que hacfa era pasar el dia en un bar, tenfa una fortuna y todo el recorrido del andlisis fue para que pudiera vivir de rentas. El no trabajaba y para la familia eso mismo era todo un problema; en ese caso, hubo que hacer un traba- jo con la familia, para que entendiesen que asi estaba mejor. Ahi se observa toda una polftica en juego que centra en que confiemos en el sujeto, en que cada sujeto puede encontrar su forma, su manera y en esa orientacién respecto del consumo. Es central ver qué funci6n cumple el consumo para cada sujeto antes apuntar a sacarlo, obser- var si eso tiene la funcién de estabilizar algo y de qué manera lo esta- biliza o no y a partir de ahi ver qué hacer. Para terminar, {por qué hablamos de la abstinencia del analista? Porque es mas simple meter a todos en la picadora de la clinica, una clinica que tiene que pensar qué va a hacer con cada paciente es una clinica que IHeva diez veces mas trabajo que otra clinica que esté armada, donde el paciente Ilega a los tres meses cuando cumple un 83 FABIAN NAPARSTEK objetivo pasa al siguiente y pasa a otro y después viene la externa- cién y si tiene recaidas vuelve a pasar por ese circuito, como en el juego de la oca: vuelve a cero y comienza de nuevo. Para el psicoa- nalisis se trata de que pase por el mismo lugar de manera singular, a su manera, pero insisto, para eso hay que poder soportar la barra- dura y realizar estos tres pagos que propone Lacan. 84 OCTAVA CLASE La orientaci6n lacaniana con toxicomanias y alcoholismo en psicosis Respecto de la direccién de la cura en psicosis cuentan con una clase mia que esta publicado en el libro Psicoandlisis aplicado a las toxi- comanias, se lama: “Psicosis ordinaria y toxicomanias’*”. También tienen a su disposicién las dos clases que estan en el libro de la cate- dra que dio Carolina Zaffore’® que contintia lo que yo planteo en este articulo. Voy a partir de algunas de las cuestiones que estén incluidas en esta bibliograffa para avanzar un poco mas. La primera cuestidn que esta desarrollada en la clase que di en su momento, apunta a ubicar las razones por las cuales la relacién entre psicosis y toxicomanfas resulta central. En principio, uno podria decir que son obvias; asf como partimos de la idea de que la toxico- manja no es una estructura sino un fendmeno que puede encajar dentro de cualquiera de las tres estructuras y entonces hay que tra- bajar cémo se presenta esto en cada caso. Pero hay tres razones cen- trales que hacen que la relacién entre las toxicomanfa y la psicosis sea un tema central, a tal punto que yo decidi como titulo de la tesis que presenté el afio pasado en una maestria en Francia: “Relaciones entre las toxicomanias y las psicosis’. Es decir que hice toda una tesis sobre la cuestién, las razones son en principio tres: la primera de ellas es un corroborable clinico sobre el cual no cuento con esta- disticas, pero es algo que he verificado no solamente a través de lo 47 Naparstrk, F., “Psicosis ordinarias y toxicomanfas”, El psicoandlisis aplicado a Ins toxicomanias, TyA, Bs. As., 2003, pags. 39-51 ZarFore, C., “Toxicomania y psicosis Ly II”, litroducciér a Ia clinica de las toxi- comantas y alcoholismo, Grama ediciones, Bs. As., 2005. 85 48 FasiAN NaparsTEK que yo puedo escuchar en el consultorio sino también en diferentes clinicas y hospitales con diferentes colegas y ademas, en diferentes paises, y es que cada vez mas hay sujetos que consultan por su toxi- comania y que son diagnosticados como psicéticos. La segunda raz6n es un poco més epistémica y tiene que ver con un razonamiento que hizo Eric Laurent hace muchos afios, siguiendo una formula que ustedes ya conocen y que tienen bastante presente. Se trata de la formula de la ruptura con el falo como manera de pensar al toxicémano fundamentalmente en la neurosis, con una idea muy sim- ple y a la vez central para nosotros y central respecto de estas temati- cas. La idea es la siguiente: si nosotros tenemos una tesis de que la toxi- comanfa implica una ruptura con el falo, siguiendo la cita de Lacan que ya hemos trabajado, y en la psicosis tenemos esa ruptura desde el vamos, de nada nos puede servir la tesis de la ruptura. Nosotros par- timos de la idea, para el caso de la neurosis, de que hubo una ruptura con el falo que es coyuntural y en la psicosis, siguiendo a Lacan, tene- mos la idea de que esa ruptura es estructural y por ende esta desde el inicio. Si seguimos este razonamiento que es impecable, tenemos un grave problema dentro de la orientacién lacaniana para pensar las toxicomanfas dentro del campo de las psicosis, porque la tesis de la ruptura ha sido central para aquellos que nos orientamos con Lacan en la clinica con toxicémanos y alcohdlicos y si en la psicosis esa tesis no es de utilidad, tenemos un grave problema. Si a eso le agregamos que cada vez més, en la clinica, recibimos sujetos toxicé6manos que son diagnosticados como psicéticos, aumenta més la importancia de poder ubicar cémo pensar la toxicomania en la psicosis. Finalmente hay una raz6n que tiene que ver con lo que uno podria lamar “la clinica de los inclasificables”, sobre la cual no me voy a detener exhaustivamente hoy pero hace referencia a aquellos casos que no encajan con la triparticién clasica de Lacan, me refiero a: neurosis, psicosis y perversion. Hay algunas referencias bésica para pensar la clinica de todos los dfas que son unas conversaciones clinicas que se hicieron en Francia que estén recopiladas en dos textos, uno se lama: Los inclasificables y el otro se llama: La psicosis ordinaria. Son dos publicaciones en las que participé activamente en su edicién y publicacién; simplemente les doy esta indicacién para que ustedes tengan presente el panorama del asunto. Se ha pedido a diferentes colegas que presenten casos que les 86 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III resulten raros con respecto de la triparticién —neurosis, psicosis y per- versi6n-, casos dificiles de diagnosticar y se establece una conversa- cién clinica al respecto. Hay allf presentados alrededor de 20 casos y a partir de la discusién de estos se llega a la conclusién de que esos casos raros son los mas habituales de la clinica. Es decir, que son raros respecto de la triparticién neurosis, psicosis, perversién, pero son los més habituales, zse entiende la cuestién? Son los casos que no encajan en la triparticién pero a la vez son los més numerosos en la clinica, los mas frecuentes. Aquellos analistas a los que se les solicit6 que busca- sen casos extrafios, no tuvieron ninguna dificultad en encontrarlos; es més, tuvieron que elegir entre varios, porque la mayoria de sus casos eran raros. Es decir, que a partir de que se plantea esta clinica de los inclasificables, debemos nosotros, en el campo de la toxicomania, pen- sar qué relacién hay entre lo que nosotros estamos pensando sobre toxicomania y alcoholismo respecto de esa formulacién de los inclasi- ficables. En esto nos vamos a detener un poco mas, mas adelante. Bien, entonces el primer punto que me interesa situar es lo que nombraba como la segunda raz6n alrededor de la tesis de la ruptu- ra, la raz6n tedrica 0 epistémica. Hay una indicacién de Eric Laurent en un texto bastante antiguo, de 1994, “Tres observaciones sobre la toxicomania”. Ustedes lo tienen presente porque lo han seguido en el libro, cuando yo digo “tesis lacaniana” o “tesis freudiana”, se trata de una lectura que propongo siguiendo la formulacién mas fuerte de ambos autores y la relacién que pueden tener entre si, pero de ninguna manera Lacan dijo: “Voy a dar mi tesis sobre el tema”. Respecto de esta tesis lacaniana y las psicosis, lo primero que hay que tener en cuenta es qué idea tenemos de esa tesis lacaniana a par- tir de la referencia de Lacan de que la droga es lo que permite rom- per el casamiento del cuerpo con el pequefio pipi. Como ustedes saben es una referencia tardia de Lacan, de 1975, al final de una Jornada de Carteles en su Escuela, que esta ligada al caso Juanito y finalmente, también es una referencia al padre. En este sentido es importante que podamos ubicar cual es la nocién que sostenia Lacan en ese momento también respecto del padre. Para eso voy a tomar una indicacién del Seminario 23. El Sinthome de Lacan; es una refe- rencia que estd en el comienzo de su Seminario en el cual va a hablar de Joyce. No nos vamos a detener en él pero los ubico en el tiempo y en el contexto, la referencia dice lo siguiente: 87 FapiAN NaPaRSTEK “...cuando uno se cree macho, porque se tiene un pequefio cabo de cola, naturalmente perdénenme estas palabras, pero hace falta mas”. Es decir, que para Lacan no alcanza con tener ese pequefio cabo de cola entre las piernas, “cabo de cola” corresponde a la etimologia del término “pene” y entonces agrega: “.,,hace falta més, el falo es la conjuncién de ese pardsito, el 7 50 pequefio cabo de cola en cuestién, con la funcién de la palabra”. Lacan dice que el falo es la conjuncién de este pardsito con la palabra, ese pardsito es el pequefio cabo de cola o si ustedes quieren el pene, es una definicién completa del falo: el falo es la conjuncién de un 6rgano, de un parasito con la palabra. Lo que esta indicando Lacan, en primer lugar, es que para que haya falo no aleanza con poseer, anatémicamente hablando, un pene; hace falta que ese pene esté ligado a la palabra. Ustedes deben haber recorrido c6mo en la Catedra, cuando estu- diamos la tesis freudiana ~y cuando vimos la estructura del sinto- ma- observamos que Freud dice que en la masturbacién hay dos componentes: los tocamientos concretos y la fantasia. La fantasia Freud también la nombra como una conjuncién de esos tocamientos con esos representantes. Lacan tiene con respecto al falo la misma légica, va a decir que eso que podria aparecer en un momento como puro tocamiento, luego se liga a la fantasia, a la representacién, es decir, que es la palabra la que toma el relevo, la que anuda ese érga- no. Y, cémo dice Lacan, al anudar este 6rgano a las palabras, éste se transforma en un instrumento, es lo que Lacan llama hacer de un 6rgano un instrumento y el falo es un instrumento que el sujeto posee a partir de la palabra. A partir de que este 6rgano se transfor- ma en falo es que se puede hacer frente al Otro sexo. Hay todo una psicopatologia a partir de esta pequefia estructura: la psicopatologya de las disfunciones sexuales en el hombre, ya sea que se trate de la eyaculacién precoz o de la pérdida de la ereccidén, siempre responde a esta pequefia estructura. Quiero decir, cuando el 4° Lacan, J., Le Séminaire, livre XXII, Le sinthome, Seuil, Paris, 2005, clase 18 de novembre 1975, pag. 15. La traduccién es propia. 50 Ibidem, pag. 15-16. 88 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III 6rgano no es tn 6rgano en sf mismo sino que es un instrumento y que entra en una trama simb6lica, edipica, que provoca determina- das disfunciones. Freud dice que si para el hombre el partenaire de turno se parece demasiado a la madre entonces el hombre padece de impotencia porque la misma lo previene de perder ese instrumento en el acto sexual. Lacan a la eyaculacién precoz, la Ilama “detumescencia pre- coz” porque es una manera de sacar el instrumento del juego sexual antes de tiempo. Dice que es un mal menor ante un posible mal mayor -el mal mayor es la castracién, la pérdida del instrumento y el mal menor es el mal que se produce en ese momento puntual del encuentro sexual para ese hombre-. Ese hombre no pudo en esa oca- sién pero podra en las préximas; preserva su instrumento y final- mente. Lo que muestra la sintomatologfa, la psicopatologia masculi- na, es que la excitaci6n responde a ciertas coordenadas simbdlicas que hacen de ese 6rgano un instrumento del inconsciente. Podemos escribirlo de la siguiente manera: Instrumento Falo ( organo ) El organo deviene instrumento a partir de la inscripcidn del falo. Como les indicaba entonces, esta sintomatologia responde a la estructura de la neurosis, es decir, con el Edipo en funcionamiento. Donde el falo se encuentra inscrito como tal. Les leo una indicacién mds de Lacan y voy a avanzar sobre el tema: “para acceder al otro sexo, es necesario pagar el precio de la pequefia diferencia que pasa engafiosamente a lo real por el inter- mediario del 6rgano, un 6rgano no es instrumento sino de lo que todo instrumento se fundamenta, es que es un significante”.>! Podemos decir que es el 6rgano que se transforma en instrumen- to por medio del significante y es a partir de eso que Lacan plantea el problema de los transexuales, lo que é1 llama el error comuin del transexual, dict 51 Lacan, J., Seminario 19, O peor..., 1971-72, clase del 8 de diciembre de 1971. Tnédito 89 FasiAN NAPARSTEK “,,el error comin es no querer ser significado falo por el discur- so sexual” Finalmente, la idea de Lacan es que el transexual confunde un pro- blema de orden simbélico con un problema real. La problematica de la diferencia sexual para Lacan y para Freud, en algiin sentido, es una problematica simbélica, y la idea de Lacan es que la problematica sexual se dirime en el campo de lo simbélico. Querer dirimir la pro- blematica sexual en lo real, a través de la cirugfa, es un error, es con- fundir el 6rgano con el instrumento, Cuando Lacan dice que apunta a un error comtn, desde mi lectura, ese “error comtin” implica que esta mucho mas extendido que entre los transexuales. Entre los transe- xuales eso se hace mas evidente pero hay algo propio de la época que lleva a creer que los problemas simbdlicos podrian resolverse en lo real. Hay una idea generalizada de que podriamos solucionar los pro- blemas simbélicos e imaginarios por la via de la cirugia. Bien, ubicado este contexto les voy a presentar dos viitetas clini- cas. La primera, entiendo que ustedes la tienen presente y la segun- da, se trata de un material nuevo. La primera de ellas esta en ese arti- culo que les mencionaba al comienzo de la clase y la segunda, que yo sepa no esta publicada. La primera vifieta se trata de una persona que me viene ver y que tiene un consumo sistematico de una vez por semana de cocaina. Segtin su relato, eso no le impide llevar adelante su trabajo y su carre- ra profesional, que por otra parte era bastante exitosa e incluso con cierto reconocimiento a través de los medios de comunicacién. Luego de un largo tiempo de entrevistas, me relata casi a modo de confesi6én cémo es el momento preciso del consumo. Hasta entonces solo habia contado que la noche en que consumia, era seguida de un dia en que no iba a trabajar ya que no estaba en condiciones. Eso le trafa algtin problema laboral pero como era tan exitoso, en el trabajo le toleraban esa falta. Finalmente habfan hecho un arreglo, algo bastante en comtin en muchas empresas, a partir de lo cual no se le controlaba tanto el horario sino el rendimiento de acuerdo al trabajo y, en ese sentido, la cosa marchaba bien. Es decir, que ya se habfan acostumbrado en el trabajo a que, practicamente, trabajaba cuatro veces por semana y habia un quinto dia en que tenfan que esperar que no viniera. 82 Tbidem. 90 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III Todo esto lo relata sin mayor preocupaci6n, su preocupacién eran en ese momento especifico las quejas de su partenaire. Por un lado, los pedidos de que dejase de consumir y, por otro lado, una queja respecto de su deseo sexual. El paciente se hacfa cierta pre- gunta, fundamentalmente, porque hablando con otros hombres, en una charla tipicamente masculina acerca de cudntas veces puede cada uno cada vez y cudntas veces por semana, etcétera; en ese punto él se sentia en desventaja con respecto a los dems. No ubica- ba el problema como un “poder poco”, como muchas veces suele suceder en el campo masculino sino como un “no tener deseo”, no querer més. Es decir que no lo planteaba en términos de “no puedo”, sino en términos de “no tengo ganas”. Luego de varios meses, de plantear estas cuestiones relata, como les decfa antes, el momento espectfico del consumo, y dice que cuan- do consume suele travestirse en mujer. Esta solo, comienza a consu- mir y se trasviste, se mira en el espejo travestido y la droga preferi- da por él, la cocaina, le sirve porque tiene un efecto de retraimiento del pene, hasta el punto de hacerlo desaparecer. Fue a partir de este relato que aparecié una indicacién para pen- sar la estructura de este sujeto. El dice que todo el asunto es “qué hacer con esa cosa que tiene entre las piernas”. Lo dice en esos tér- minos y ésa era la manera que tenfa de nombrar con una cierta extra- fieza su propio sexo, No en esa misma ocasién pero un tiempo des- pués, una vez elaborada parcialmente esa situacién, denomina ese momento como “el momento fiebral’. Es decir, con un neologismo y da una explicacién amplia de la cuesti6n y dice que remite a “febril”, “fiebre”, hay una serie alli que se ha armado de ese modo. Cuenta que esos momentos comenzaron de nifio, que eran momentos inso- portables, acompafiados de una sensacién intolerable en el cuerpo. Cuando lo relata mds detenidamente hay ciertos fenémenos que podemos identificar como lo que Lacan llama “fendémenos de franja”: hay ciertos ruidos imprecisos, sensaciones corporales, etcétera. A partir de esta practica de consumo de cocafna a la que, agrega que ademés, una masturbacién compulsiva que esté también al ser: vicio de reducir el 6rgano a la minima exponencia y con la culmina- cién de observarse al espejo, poniendo su propio organo entre las piernas como escondiéndolo, para verse como una mujer. Asf logra- ba una cierta pacificacién. 91 FABIAN NAPARSTEK Les llamaba la atencién sobre ese dato, cuando el paciente se refe- rfa a “esa cosa que tiene entre las piernas”, porque es un dato cen- tral que hay en la estructura. Cada vez que un hombre habla de la relacién que tiene con su pene, en general, se trata de un punto cen- tral en la estructura del hombre. En este caso se vefa muy claramen- te cOmo su pene era vivenciado con una sensacién total de extraiie- za, de no poder apropiarse de este érgano, de no poder transformar ese érgano en un instrumento. Al contrario la irrupeién de ereccio- nes o de sensaciones en ese 6rgano eran vividas como algo insopor- table. Todo el trabajo que hacia esta persona durante el “momento fiebral” estaba al servicio de reducir lo maximo posible ese 6rgano para el cual no tenia un elemento simbélico que le permitiese atra- parlo, nombrarlo y hacer de eso un instrumento. Comtnmente se dice y el psicoandlisis ha colaborado con esto, que la masturbaci6n sirve para conocer el propio cuerpo y que si uno se conoce a si mismo esté en mejores condiciones para conocer a otra gente. De algtin modo, el sentido comtin marca un punto de verdad de la estructura que indica que hay algo de eso, de la transformacién del 6rgano en instrumento a partir del significante, que esta al servi- cio de dominar un goce, una satisfacci6n. Es decir, de lograr un domi- nio sobre el goce, que es justamente de lo que muchos psicéticos se quejan, de que no pueden localizar un goce y dominarlo. En este caso, la direccién del tratamiento, una vez que aparece este dato, porque hasta ese momento yo no tenia un diagnéstico consistente, fue como dejar reducido ese espacio a una noche de con- sumo. Observamos que el paciente habfa inventado una operacién sobre el érgano, allf donde esa ruptura con el falo estaba de antema- no que apuntaba a un intento de atrapar algo de ese organo, no de romper con él pero a condicién de reducirlo. No me voy a detener en eso pero lo menciono, se observa el componente de lo que Lacan denomina el “empuje a la mujer”. Esta practica reducida se diferencia de una época en que para el paciente el consumo habia sido masivo, en la cual, como suele decir- se, “salia de gira” y pasaba de 20 a 30 dias desaparecido de su casa. Nadie sabfa dénde estaba y finalmente lo encontraba la policfa. En una ocasién en especial fue encontrado en uno de estos edificios abandonados que estaban tomados por lo que suele denominarse “ocupas”. Estoy hablando de una persona de clase media alta, pro- 92 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III fesionalmente exitosa, etcétera y lo encontraron ahi dentro. El no sabia donde estaba ni siquiera qué hacia ahi. Frente a esa situacién anterior tenemos la estabilidad que habia logrado con el consumo de una vez por semana para acotar la irrup- ci6n de un goce invasivo en ese 6rgano. La pregunta que él tenia por su deseo sexual en el horizonte encerraba su temor a ser mirado como un homosexual. Si no tenfa muchas relaciones con una mujer podia ser catalogado de homosexual, algo que estaba en el borde de ser una injuria para él. El tratamiento, entre otras cosas, le ha servido para acotar, para limitar eso en tiempo y espacio. Porque, por momentos, ante la insis- tencia de su mujer, él se veia tentado a contarle que se travestfa a lo que me opuse radicalmente. El mismo decfa: “Yo no la estoy enga- fando” y yo le dije: “Si usted no la esta engafando no tiene por que contarlo, es parte de su intimidad. Ella tendra su intimidad, usted tiene la suya, no necesariamente hay que compartir todo”. Por otro lado, hubo que realizar un trabajo con el entorno, para que el entorno finalmente entendiese que era mejor esa vez por sema- na que las antiguas salidas de gira, donde el goce estaba totalmente deslocalizado y él salfa manfacamente. No era mania por la droga sino que era la mania lo que lo mandaba de gira. Quedaba en algtin punto ya no la insistencia de las relaciones sexuales sino la insistencia por parte de la familia de tener hijos y, si bien no tengo mas noticias de él, eso era evidentemente un riesgo debido a la estructura. Les presento ahora una segunda viiieta. Se trata de otro paciente hombre que llega al consultorio; elegi estos dos casos en particular porque los dos sujetos ilustran un contrapunto, es decir, que pode- mos ubicar cuestiones totalmente opuestas en estos dos casos. El segundo me viene a ver porque, segtin dice, tiene una “adiccién a la sexualidad”. Recuerden que el otro planteaba que no tenia deseo sexual suficiente y éste consulta por una adiccién a la sexualidad. Esta adiccién se hallaba acompatiada por el consumo de viagra. Dice que tiene una mania por las relaciones sexuales con prostitutas y a la par por el consumo de viagra. En concreto, tenia una practica sis- tematica de relaciones sexuales con prostitutas para las cuales con- sumfa viagra, a veces se trataba de varios encuentros por dia. Las primeras preocupaciones que trajo al tratamiento eran acerca de si el consumo de viagra le iba a traer alguna consecuencia orgdnica. Pero, 93 FaBiAN NAPARSTEK inmediatamente, una vez que abandon6 estas elucubraciones plan- teé claramente que para él estos encuentros sexuales no se debian a un deseo sino a una necesidad. Entonces relaté que siendo adoles- cente, a sus 13 6 14 ahos empez6 a “padecer erecciones sin sentido alguno”, asi las denomina el paciente. El padecimiento se producia a causa de esas erecciones que sucedian en cualquier situacin, sin que hubiese ninguna referencia a la sexualidad. Les doy algunos ejemplos: en una oportunidad estaba en un recital y al escuchar una cancién tuvo una ereccién, una cancién que no tenfa ninguna connotaci6n sexual, no habfa ninguna refe- rencia sexual en la letra. Les doy otro ejemplo un poco mas extre- mo, dice que cuando fallece el padre del un amigo, va al velorio y cuando lo abraza para darle el pésame se le para. Toma esto como algo totalmente invasivo e insoportable. Cuenta que durante afios ha soportado esta invasién de erecciones insoportables que se acompafiaban en este caso con francas alucinaciones verbales, es decir, con voces y otros fenédmenos psicéticos. Entonces, casi como si fuera una publicidad este muchacho me dice: “Todo esto hasta que lleg6 el viagra’. Relata que antes de conocerlo (al viagra) no podia mantener rela- ciones ya que no sentia deseo, aunque agrega que querfa ser como los demas. Dice que con el viagra comenzé a ser como los demas y asu juicio empezé también a regular sus erecciones. El érgano ya no estd suelto, sino que empieza a responder a las pastillas. Si bien de vez en cuando, sigue teniendo “erecciones sueltas” ahora él justifica eso como un residuo del viagra en el cuerpo. Finalmente, lo dice en estos términos —ilustra muy bien cOmo podemos aprender en la cli- nica de ciertos pacientes psicéticos por la claridad estructural que es realmente asombrosa— dice que todo el asunto era cémo poder tener “una sexualidad controlada’. El tratamiento acompaiié la regulacién, por un lado de la “mania sexual”, es decir, a que mantuviese una estabilizacién que le permi- tiese llevar una vida como los demés. Por otra parte, este paciente andaba por la vida contandole a los amigos sus hazafias sexuales y se ve en también en este caso, que a falta de una operacién que pro- duce la carencia del significante que liga el 6rgano como un instru- mento, lo que va al lugar del significante es el quimico, y es a partir de éste que se intenta transformar el érgano en un instrumento. En 94 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III un caso es la pastilla y en el otro la cocaina lo que va al lugar de ese falo ausente. Podemos escribirlo asf: Instrumento Pastilla aS En el lugar de la palabra, a falta de dicha palabra, el sujeto utili- za la pastilla. Una operacién en lo real, para darle una ligadura a lo insoportable de la invasién de goce del érgano. En casos como estos los pacientes intentan hacer algo con ese Organo que si no se transforma en instrumento es un 6rgano de inva- sion de goce insoportable. Esta es una vivencia masculina por exce- lencia que, por supuesto, en la neurosis queda en el olvido. Las pri- meras experiencias de ereccién en los hombres son vividas como una irrupcién donde el sujeto no sabe qué esté pasando. Eso es lo que relata Juanito con sus primeras erecciones, él demuestra lo insopor- table que son las primeras erecciones y le pide a la madre que agarre eso, que le ayude a hacer algo con eso, que le ayude a ligar eso. En estos casos de psicosis se ve muy bien que la droga no sola- mente no es una ruptura con el falo sino que es lo que intenta ligar ese pequefio pipf con el cuerpo. Porque cuando Lacan dice que la droga es lo que permite romper el lazo del pequefio pipt con el cuerpo tiene esta concepcién de que el pequefio pipt se liga al cuerpo cuando lo transformamos en un instrumento. En la neurosis se trata del instru- mento por excelencia de la satisfaccién de un goce localizado. Entonces voy a complejizar lo que planteé antes respecto de la €poca, que hay un empuje de la época a que solucionemos las cosas por la via de la pastilla y no por la via del significante. Ese era, entre otros, un viejo anhelo de Aldous Huxley, un escritor de los aftos 70’ que escribié una novela llamada Un mundo feliz. Alli, en el mundo feliz hay una droga que se llama “soma” y es una droga que no tiene la doble cara de todo pharmakon qué quiere decir eso? Seria una droga sin resaca, sin contraindicaciones, es decir, una droga que no trae efectos colaterales, que no tiene resto. Ha sido histéricamente una aspiracién de la ciencia encontrar una droga que no tenga resto, se pens6 en su momento que el Prozac cumplia esas condiciones y lo mismo cuando aparecié el viagra. 95 FapiAN NAPARSTEK Hace mucho que escucho en el consultorio e inclusive ya ha sali- do en el diario hace un par de afios, un neologismo bastante intere- sante entre los jévenes que es “enviagrarse” en vez de “embriagat- se”. “Enviagrarse” como una férmula para acceder a una sexualidad in lo avatares del significante. Suscit6 una gran sorpresa entre los laboratorios que apenas lanzado el viagra al mercado fue vendido en forma masiva y, fundamentalmente, entre los jévenes. Era una droga que, supuestamente, estaba dirigida a la gente mayor y a aquellos que tuvieran disfunciones sexuales. Quizas es algo que se hubiese podido prever desde el psicoanilisis, que si esta droga era promovida como una solucién a las disfunciones sexuales la iba a comprar todo el mundo. La idea de Lacan es que no hay manera de abordar la sexualidad que no sea a través de la disfuncién, que los encuentros sexuales son. un desencuentro. Entonces es esperable que si nos venden una droga que nos garantiza que un encuentro va a ser “un encuentro” todo el mundo la consuma y es esperable también, que la venta no se res- trinja a quienes padecen de alguna disfunci6n especifica como la eya- culacién precoz.o la pérdida de erecci6n, etcétera. Finalmente se trata de una ilusién que es la ilusién de una sexualidad sin inconsciente, sin lenguaje, sin significantes, sin los avatares del inconsciente. Les leo un parrafo muy breve de un articulo del diario Clarin en el cual, una sexdloga llamada Marta Rajtman, define al viagra, dice: “Bs una droga muy noble, fantdstica similar a las pastillas anti- conceptivas que permitieron a la mujer aduefiarse de su cuerpo”. Observan que toda la cuestién es como aduefarse del cuerpo. Contintia: “Ahora los hombres se aduefian del cuerpo. Para mi es el mejor medicamento del siglo pasado”. Efectivamente, hay algo de esa droga que representa el paradig- ma de la 6poca, un empuje hacia la euforia y una de las funciones que se le de a estas drogas es la de evitar la alternancia félica. Esa alternancia que implica necesariamente una caida, la detumescencia y tumescencia. La droga sirve para mantener una tumescencia per- manente y entonces la droga permite eludir el problema inherente a 96 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III la sexualidad, representa el paradigma de la época. Una época que ha inventado una droga que pondria en el horizonte la ilusién de una sexualidad sin inconsciente, donde no existen los avatares del desencuentro sexual. Tomo algunas de las referencias que da ella a lo largo de este arti- culo del Clarén; allf cita a una persona que dice que, por ejemplo, que el viagra es como la pélvora, para explotar necesita del fuego. Esta es una manera que encontré esa persona para decir que ademas falta el deseo. Otra persona dice lo siguiente: “Paradéjicamente me fun- ciona con mi mujer y no me funciona con mi amante”. Se ve que hay algo del inconsciente que sigue metiendo la pata alli. Algo més extrafio atin, hay una persona que dice que le funcioné pero que le resulté insoportable al igual que al paciente psicdtico al que le resultaban insoportables esas erecciones sin sentido, dice: “Veia como mi sexo cobraba vida propia”. Entonces, nuevamente hay una ligaz6n entre la época y la psicosis: hay una época que empuja a la ruptura, ya no sdlo con el falo sino la ruptura con el inconsciente en el sentido fuerte de la expresion. Deja a los sujetos teniendo que arreglarselas con ese cuerpo sin inconsciente para adjudicarle algtin nombre. En algtin sentido es convergente con el paradigma actual que empuja al “error comin” que sefialaba Lacan respecto de los transexuales. Se trata de una época que empuja a querer solucionar un problema simbélico por la via de lo real y se entiende que eso es contrario a lo que propone el psicoanidlisis. Lacan define a la practica psicoanalitica como el intento de atrapar algo de lo real por la via de lo simbélico, lo cual no quiere decir que para el psicoanilisis todo tenga que ser solucionado por esa via. Si hay algo que tiene que tener en cuenta el psicoandlisis son los limites mismos de lo simbélico, yo suelo relatar el ejemplo de un paciente que iba de cuerpo con sangre, e interpretaba eso como una expresion de su lado femenino. Yo intervine indicandole que fuese a ver al médico. Nos podriamos haber quedado toda la vida inter- pretando eso mientras que, efectivamente, lo que habfa ahf era el comienzo de un cancer que, por suerte, pudo ser extirpado a tiem- po. Hay que poner un limite a la funcién de la palabra, al furor inter- pretandis, a querer interpretar todo. Hay que tener el horizonte de lo imposible como real y que aquello que responde a un problema sim- bélico podra encontrar una solucién por la via de lo simbélico, lo 97 FasiAN NAPARSTEK cual no quiere decir que interpretemos todo sino que por ese cami- no, se verd qué puede inventar cada sujeto. En los casos de psicosis estamos siempre frente a un real como, imposible de resolver por lo simb6lico -siempre tenemos ese impo- sible, salvo que en la neurosis contamos con el falo como instru- mento que ofrece una respuesta; fallida~; en ninguno de los dos casos que comenté la direccién del tratamiento fue prohibir esas practicas. Se parte de que hay un imposible y de que es el sujeto el que nos muestra su propia soluci6n; no veo por qué uno irfa con el librito de las buenas soluciones. Por supuesto que en la psicosis las soluciones duran lo que duran, las coyunturas de la vida hacen que una buena solucién para un momento dado, luego pueda ya no ser una buena solucién. El mismo Schreber que escribié semejante tratado murié loco; no le sirvid para toda su vida. Finalmente, a los pocos afios de haber escrito sus memorias, luego de semejante esfuerzo de escritura, esta~ ba nuevamente loco, no paraba de sufrir alucinaciones e internado en un hospicio. Nosotros solemos usarlo para ver cémo se estabiliza una psicosis pero Schreber no se estabiliz6 y esa solucién le duré s6lo un tiempo. Habria que ver si en otro momento hubiera podido armar otra cosa, no lo veo muy factible en un caso como ése. Es decir, que esas formas que logra el psicotico tienen la duracién que tienen, pero si la funcién de la droga en cada uno de esos casos est al servicio de estabilizar algo, de localizar un goce uno no tendria por qué ir en la linea de proponerle la abstinencia a ese sujeto. Seria ira favor de que se desencadene y sabemos que eso no tiene retorno para el sujeto. 98 OCcTAVA CLASE Los inclasificables en las toxicomanias y las psicosis Hoy vamos a trabajar, tal como lo habfa anticipado la vez pasa- da, en torno a los Ilamados “inclasificables”. Para este tema hay tex- tos cuya lectura les recomiendo: uno que se Ilam6é “Los inclasifica- bles de la clinica psicoanalitica’®, que retine dos conversaciones cli- nicas que se aman “El concilidbulo de Anger” y “La conversacién, de Arcachon", que son dos ciudades en Francia donde se retinen psi- coanalistas y discuten acerca de casos clinicos. Cuando decimos “conversacién” es porque cada uno lee los casos clinicos antes de lle- gar al encuentro y se discuten directamente allf. En Francia, estos textos salieron por separado; aca se reunieron y hemos llamado al volumen Los inclasificables, término que esta dentro del texto, pero que se escogié como titulo al libro aqui, en la Argentina. El otro texto que les recomiendo se llama Las psicosis ordinarias, que es la tercera conversacién de esta serie. Luego, a partir de esas tres conversaciones, hay un trabajo mucho més extenso. Yo voy a tomar algunas cuestiones de alli. Antes de meternos directamente en el tema quisiera retomar algunas cuestiones que trabajé la clase pasada. Les indiqué la impor- tancia de la psicosis para el campo de las toxicomanfas y el alcoho- lismo, y enuncié tres razones: la primera es la existencia de psicosis con problemas de toxicomanias o bien, toxicémanos que son diag- nosticados como psicéticos; la segunda, se referfa a la idea de la rup- tura con el falo y la tercera, al tema de los inclasificables. 53. Miter, JA. y Otros, Los inclasificables de ta clfnica psicoanalttica, Paidés, Bs As, 1999, 99 FaBiAN NAPARSTEK Una de las preguntas que surgen a partir de plantear estas cues- tiones es si, efectivamente, hay mds sujetos psicéticos actualmente o es que, a partir de ciertas elaboraciones estamos mas preparados para diagnosticar esta estructura. Vamos a volver sobre esto hacia el final de la clase. La idea de Miller, es que una de las maneras de leer la globaliza- cién propia de la época actual es que cada vez mas los sujetos estan dispersados. Lo plantea siguiendo una légica bastante simple y siguiendo ciertas indicaciones de Lacan acerca de lo que llamamos el significante amo. Quizds no lo hemos desarrollado demasiado aqui, pero podemos decir que la existencia de ciertos ideales hacia que la gente estableciese lazos sociales fuertes, ya sea ideoldgicos, religiosos, tradicionales, etcétera. Una de las caracteristicas propias de la globalizacion es ir en con- tra de la fortaleza de esos ideales y al tirar abajo eso, una de las con- secuencias que se observan es la dificultad para establecer un lazo social. Dificultad para que los grupos se sostengan a partir de un tipo ideal, al estilo de lo que Freud describe en “Psicologia de las masas y anélisis del yo” donde describe, a diferencia de los grupos momentdneos —como un grupo que se retine en una plaza-, grupos permanentes como los conformados por la Iglesia o el Ejército. Esto mismo es lo que Lacan, en la primera parte del Discurso del amo, lo describe como un significante amo al cual se ligaba el sujeto. Una de las cuestiones que hace Lacan cuando desarrolla el Discurso capita- lista es producir una inversién: ie pie csi lure $ Sy En todo caso una de las cosas que sefiala esta inversion es que son sujetos que andan sueltos, que no tiene un SI (significante amo) que los amarre, es decir que son sujetos sin una referencia precisa. Habfa una publicidad perteneciente a un banco en la cual dife- rentes personajes andan con un cartel arriba de la cabeza. Por ejem- plo, una mujer que Ileva a su nifio al jardin y relata que su madre tuvo muchos hijos, es decir, cémo ella se identificé con la madre que tenia muchos hijos haciendo de maestra jardinera. Un hombre que dice que la abuela le ensefé a caminar y esta sacando a pasear a su abuela a caminar, ahora que es grande. Hay varios ejemplos que 100 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III muestran como cada uno finalmente se identificé a algo preponde- rante en su infancia, portando algun cartel que dice algo, que no es mas que ese $1. Es el cartel que lleva cada neurstico y al cual se iden- tifica, Esta es la idea de Freud y todo el problema -en la publicidad-, es como hacer para que la gente se identifique a ese banco en parti- cular y que no le dé lo mismo cualquiera. Es uno de los problemas serios que enfrentan las compajiias aéreas a partir de que estrellé un avién de Air France. No es tan comtin aqui en la Argentina pero sien Europa y Estados Unidos donde la gente suele viajar con la linea aérea de su pais, no averigua precios. Aqui cuando uno va a viajar, busca un precio y dice: gA ver cual es el mas barato? Me subo. Esa es la modalidad argentina, aqui no tenemos un ideal tan fuerte y menos atin en torno a las Aerolineas Argentinas, que ademas ya ni sabemos a quién pertenece. En cambio, en ciertos paises todavia esto se utiliza como una referencia. Volviendo al ejemplo de Air France, todo el problema que enfrenta esa compaiifa es no irse a la quiebra, esa compafiia que se sostiene entre otras cosas a partir de un ideal. La globalizacién, al contrario, parte de que a uno le resulta indi- ferente si se trata de una compaiifa o la otra, del color, del nombre que tiene; uno tiene que hacer un viaje que resulte practico: elige el que es mds barato, el que es mejor, al que lo deja mas rapido etcéte- ra. Es un problema que enfrentan compajiias que fueron emblemé- ticas para los norteamericanos: la General Motors y Chrysler. Si pen- samos lo que implica un emblema observamos que la globalizacién significa que no exista ningiin emblema mas. Los que eran emblemas se transforman en significantes vacios y la idea de Lacan es que el discurso capitalista deja al sujeto deso- rientado. Quizas este ejemplo tiene cierta utilidad porque alguien cuando queria viajar estaba muy tomado por ese ideal, no dudaba en viajar por esa compafifa. Estaba totalmente orientado y para cada cosa que iba a hacer en la vida tenfa una orientacién. A partir de que estos emblemas caen, el sujeto se siente desorientado y al producir- se este efecto, cada vez mas pronunciado, encontramos sujetos que buscan armarse o inventarse un S, propio. Es una respuesta a la falta de un Otro que le brinde esos S,, esos significantes amos. Entonces, cada vez mas frecuentemente, el sujeto tiene que hacer ese trabajo individualmente, el trabajo de encontrarse una referencia, A esto Miller lo llama “sectores de certeza”. 101 FABIAN NAPARSTEK En cambio, lo que comtinmente se Ilama “bombardeo informati- vo", las noticias de todos colores y de todos lados, no cabe duda que sean una serie de significantes sueltos sin ton ni son, que uno nunca sabe qué referencia tienen con uno. Habia antes una pregunta tipica de la comunidad judia, que era: “Bstd bien todo eso pero yes bueno o malo para los judios?”. Es decir que el sujeto trataba de orientarse a ver qué referencia tenia todo eso. “Cayé la bolsa en Corea”, zy? nosotros lo vemos todo el dia gy qué con eso? Son significantes sueltos, ¢qué relacién de esos significantes con el sujeto? Entonces, el ejemplo que ubico es cémo esto, ademas de traer una pluralizacién de los modos de satisfaccién de cada uno -encon- trado a través de las libertades actuales- se acompana por la necesidad de hacerse representar por un significante. Por ejemplo, la necesidad de ir a la plaza a decir: “Me manifiesto por el orgullo gay”. No estoy haciendo ningtin juicio de valor sobre el asunto, lo que estoy intentan- do destacar es que no alcanza con gozar en privado, sino que hay una necesidad de ir a la plaza e identificarse a un significante X. Hay una necesidad de partir de un modo de satisfaccién y hacer un grupo, un lazo social para manifestarse. ;Por qué? si nadie juzga lo que ocurre a puertas cerradas. Sin embargo, esté presente esa necesidad de ama- rrarse a algtin significante que al sujeto lo represente. Esto tiene una consecuencia directa respecto a las presentaciones clinicas actuales y en cémo orientar la clinica, Lo voy a decir apo- yandome en la primera época de la ensefianza de Lacan, en la cual él sigue a Freud. Se trata de una época en la cual su ensefanza sos- tiene que los significantes amo son fuertes, donde lo que prima es el nombre del padre y, contando con un nombre del padre fuerte, podemos hacer clasificaciones fuertes: tales como neurosis, psicosis y perversion. Todo el mundo puede repartirse en esas tres categori- as, no hay necesidad de intermedios. Hay grandes clasificaciones y ésa es la clinica del nombre del padre. Es, en algtin sentido, lo que especificaba Freud del pansexualismo, es decir, explicar todo a tra- vés de la sexualidad; tiene un punto de verdad porque no s6lo esta visto sexualmente sino desde la sexualidad masculina. Todo el armazOn estructural de Freud esta basado en un Edipo masculino. La pregunta que insiste siempre es jy en las mujeres? Es obvio eso, porque la manera en que se arma la teoria es bajo la égida del nom- bre del padre. Una forma que es, por excelencia, masculina, félica. 102 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III A partir de la caida de esos significantes amo, la clinica deja de ser fuerte. Pierde sus categorfas estancas y nosotros los analistas tenemos que nos preguntamos por qué surgen los DSM o los CIE, que dan cuenta de una pluralizacién de la clinica, es decir, gpor qué no surgieron antes los DSM y surgen ahora?, por qué son tan actua- les? Porque siguen en un punto la clinica actual, la clinica de la plu- ralizacién de la sintomatologia actual. Hay que decir que “los incla- sificables” representan el intento psicoanalitico de dar una respues- ta a esa pluralizacién que no sea por la via de los DSM, de una des- cripcién infinita de sintomatologias. Es decir, que més alld de que uno pueda hacer una critica, fundamentalmente a la orientacién que implica formar esos manuales de psiquiatrfa, hay que poder ubicar que son una respuesta de la época donde las grandes estructuras se destacan y mas bien tenemos lo que Lacan Ilam6 “el enjambre de los significantes”. Utilizando una palabra en francés que hace homofo- nfa entre enjambre y S1. Lacan dice que es eso que en un momento era el nombre del padre y ahora se pluraliza. Esos $1 y observamos una cantidad de ellos, todos sueltos y hay que ver cémo cada sujeto se arma algo del nombre del padre en la actualidad. Antes de ir directamente a la cuesti6n de los inclasificables como consecuencia de la época quiero indicar una sola cuestién que es que quienes muestran mas claramente el enjambre de significantes son los esquizofrénicos. Freud ubicaba cémo el esquizofrénico tomaba a las representa- ciones-palabra como si fueran cosas. Lo que finalmente se indica ahi es que esos significantes estén sueltos unos de otros, no hacen cade- na, lazo. Es lo que se llama el “lenguaje esquizofrénico”, que es otra via mas para mostrar de qué manera la época se parece cada vez mas ala esquizofrenia. Basta con ver un noticiero para ver esto: nos bom- bardean con informaciones sin ton ni son, sin saber qué tienen que ver esas noticias con uno, son todas cosas sueltas. Respecto de los inclasificables, la propuesta original era buscar casos raros. Se propuso a quince o veinte analistas que presentasen materiales clinicos que fuesen oscuros con respecto de la triparticion clasica: neurosis, psicosis y perversién. Como les decfa, la primera conclusion a la que se arribé luego de que se presentaron todos los casos es que eran raros respecto de esa triparticién pero que eran los mas comunes con respecto a Ia clinica actual. Es decir, que nadie 103 FapiAn NAPARSTEK tuvo que hacer mucho esfuerzo para encontrarlos; es mas, tuvieron que elegir entre varios. Son casos raros respecto de la época anterior, pero son los més habituales en la actualidad. Finalmente, también se lleg6 a una segunda conclusion: que mas alld de detalles clinicos interesantisimos que se pueden leer alli, la mayorfa de ellos eran casos de psicosis. Pero no eran las psicosis de la triparticién cldsica tampoco, gqué serfa la psicosis de la triparti- ci6n clasica? La que estudiamos como la de la forclusién del nombre del padre con al menos dos tiempos, es decir, un momento previo al desencadenamiento y otro posterior a él, con un desencadenamien- to. Un desencadenamiento que implica un antes y después, a lo que Lacan ubica a partir del enfrentamiento con la “coyuntura dramati- ca”, Cuestiones que deben conocer como enfrentarse al vacio mismo de la estructura que marca un antes y un después. Sabemos que la estructura psicética no desencadenada se sostiene en forma imaginaria. Tenemos las conocidas metéforas que Lacan da en Eell Seminario 3, del taburete de tres patas 0 del tejido del pul6ver en el cual si se tira del nudo central del que esta agarrado se desarma por completo. Es decir, que si uno toca ese punto, todo el edificio se viene abajo. fisa es la idea de la psicosis lacaniana del Seminario 3. Entre los casos que se agruparon como “inclasificables”, si se tra~ taban de psicosis, no tenfan estas caracterfsticas. No se podian situar los grandes fenémenos elementales, fundamentalmente, la alucina- cién verbal como el fenémeno elemental por excelencia que Lacan describe en el Seminario 3. Aquel que es como la hoja a la planta, donde uno encuentra toda la estructura. No se encontré, en absolu- to eso, sino més bien detalles clinicos muy precisos que podian dar cuenta de una psicosis. Se trataban de psicosis que no habian sufri- do grandes desencadenamientos y Miller utiliza una comparaci6n, no hay un equivalente exacto en castellano, en donde se compara dos formas, lo mas cercano en nuestro idioma seria cuando uno dice: “es duro como un roble”, es lo mismo que decir: “es elastico como una cafia”. La idea de Miller es que las psicosis, a las cuales llama “psicosis débiles”, son débiles y fragiles pero flexibles a la vez. Las psicosis clasicas son duras como un roble pero si reciben un hacha- zo en el punto clave se parten en dos. Si viene un viento fuerte, la cafia puede caerse al piso pero cuando el viento se detiene puede volverse a parar, tiene cierta flexibilidad. 104 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III Entonces establecen en dichas conversaciones una distincién entre psicosis extraordinarias y psicosis ordinarias, tomando “ordi- narias” como las mds comunes, de todos los dias, lo mas cotidiano y las extraordinarias son las que responden al “estilo Schreber’. También estan las psicosis de todos los dias, gente que no publica nada, que no quiere que lo lean los psicoanalistas, que lo tinico que quieren es vivir una vida mas o menos digna. Estamos en un momento fundacional para ubicar la cuestién. Esto no quiere decir que las psicosis extraordinarias no existan més, aquellas donde abundan los fenémenos verbales, psicosis floridas, donde se puede situar el “gran desencadenamiento”, sujetos que dicen cosas incoherentes 0 construyen grandes delirios. Es decir, que esto se ajusta no solamente a la clasificacién psicoanalitica que, hay que decir, la teoria psicoanalitica retine toda la historia de la psi- quiatria, es lo que la psiquiatria ha descrito histéricamente. Recuerdo a una persona que vino a supervisar un caso conmigo que habfa controlado con un psiquiatra en un hospital. Tenfa ciertas dudas diagnésticas y el psiquiatra en un momento de la supervision grupal, después de 40 minutos de escucharlo, le pregunta: “A ver, gese paciente, se quiere matar 0 no?, gescucha voces 0 no?”. Es un poco burda la situacién pero hay un punto de verdad en esto: si escucha voces es una psicosis, si se quiere matar hay que internarlo, finalmente hay algo que queda reducido a eso. Luego esta toda la vifieta clinica que nos ayuda a orientarnos en la cura, pero llegar a un diagnéstico y decir qué se hace con ese paciente, finalmente, en la clasificacion clasica se puede resumir a pocas preguntas. Lacan mismo cuando da el ejemplo de “Marrana”, nos dice que estuvo hablando largo tiempo con esa paciente hasta que ella confiesa ese neologismo. Lacan sostenia que era una psicosis y estaba esperando a que apareciese el fenémeno elemental. No es el Lacan de una €poca posterior, bajo ningtin punto de vista, aquel que més bien encuentra un dato sutil, relatado como al pasar, que le hace pensar, por ejemplo que Joyce no es un neurético. La discusi6n no es si Joyce era 0 no psicético sino, segtin la indi- cacién de Lacan, si en Joyce habfa una serie de frases, una especie de telepatia con su hija. Lacan deduce la psicosis de Joyce a partir de una paliza que recibe siendo adolescente y a la cual no responde como se hubiese esperado de un neurético obsesivo. Un neurético 105 FaslAN NAPARSTEK que se hubiera quedado esperando encontrarse con los que le propi- naron la paliza para vengarse. Joyce mismo dice: “Me deshice de eso como cuando uno saca la piel de un fruto maduro”, como si nada y eso muestra una relacién muy especial con el cuerpo. Son cosas que no hubiese advertido el Lacan de El Seminario 3 0 desde “Una cues- tién preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis”. Si ustedes se percatan y siguen de cerca esos textos, hay un unico ejemplo respecto de la cuestién del cuerpo; todo el acento esta pues- to en la cuestién del lenguaje, no hay practicamente un ejemplo, salvo Schreber cuando va a explicar alguna cuestién respecto del narcisismo y de la relacién de la psicosis con el narcisismo que tiene que ver con cuestiones especulares. Salvo esa excepcién, no hay mas ejemplos respecto de las cuestiones corporales y esto tiene que ver con la légica de las psicosis cldsicas. Tiene que ver con lo que veni- mos trabajando, con la relaci6n que tiene un hombre con su 6rgano. Esos ejemplos responden a esta clinica y no a la del primer Lacan. Se destaca en estos textos que las psicosis ordinarias no tienen esa biparticion temporal, entre psicosis desencadenada y estructura psi- cética no desencadenada y se habla en vez de desencadenamiento de enganches, reenganches y desenganches, respecto del Otro. Son psic6ticos que pueden desengancharse del Otro y pueden reengan- charse con el Otro de alguna otra forma, como decia antes, de mane- ra flexible. Desde la ensefianza de Freud, quedan claros los tres momentos de la represion en el historial de Schreber: el retiro de la libido del mundo es un desenganche del Otro, dicho en términos lacanianos. La idea de Freud de llamar a las psicosis, psicosis narcisistas, sign fica que se desenganchan del Otro, que no pueden establecer el lazo transferencial con el Otro, es una relectura lacaniana pero sigue fiel a esa légica de Freud. Freud en un momento de su obra, recomen- daba no atender a psicéticos porque se desenganchaban del Otro, es decir, que en un momento advirtid, lo decia mas prestigio del psico- anilisis, que esos casos estaban condenados al fracaso. Son entonces estos enganches, reenganches y desenganches, modos no determi- nantes de un antes y un después, porque el desencadenamiento ade- més de un desenganche del Otro, es un antes y un después y uste- des conocen la diacronia que propone Lacan: estructura psicética no desencadenada, pre-psicosis, desencadenamiento y, en el caso de 106 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III que la haya, estabilizacién delirante. Esta es la diacronfa que esta- blece Lacan para las psicosis en la época falica, donde ya nada vuel- ve a ser como antes. Desde esta otra perspectiva se pueden ver psicéticos que no han pasado por este fenémeno del desencadenamiento total y sf por momentos de pequefios desenganches; psicdticos que después se pudieron reenganchar al Otro de alguna manera novedosa o de la misma que la antes. Pregunta: ;Puede ser que una psicosis ordinaria en un momento se desencadene y se transforme en una psicosis extraordinaria? Es posible, vemos, por ejemplo, en el caso de Schreber, su enor- me capacidad de trabajo y su capacidad de utilizacién de lo simbé- lico; sin embargo, Schreber termina muy mal y en estos casos, se trata de estructuras mas débiles o con menos elementos simbélicos. En muchos casos a sti vez es eso lo que les da la flexibilidad que las caracteriza. Pregunta: Si alguien tiene un paciente con una psicosis ordinaria, {puede estar seguro que no se va a desencadenar? Como suele decirse: “Seguro esta preso”. En la clinica nunca hay nada seguro, si bien uno puede hacer ciertos pronésticos y orientar- se en la clinica, uno debe estar advertido de qué cosas no hay que tocar, qué lugar no hay que ir a tocar en alguien que podria tener una psicosis ordinaria. Si ese sujeto encontré una solucién, un enganche con el Otro a su manera, con sus elementos, que le permi- te mantenerse enlazado con el Otro de una manera mds 0 menos digna para la vida, no veo por que tocarlo. Todo esto teniendo en cuenta que Lacan da, en esta Ultima época, una definicién de la psi- cosis y fundamentalmente de la esquizofrenia, como un fuera de di curso. El esquizofrénico, dice, esta fuera del discurso, es decir, fuera del lazo social. Esta es una redefinicién de algo que estuvo siempre en el Ambito de la psiquiatria, todo lo que se ha llamado la abulia o la falta de deseo. Aquello que Bleuler lamaba “autismo”; son dife- rentes concepciones que se han elaborado en torno a un fenémeno: Ja esquizofrenia, el momento aquel en el que el esquizofrénico rompe el lazo con el mundo. Freud lo ubica en los tres tiempos de la represi6n: es el esquizofrénico quien no puede restablecer ese lazo, se ve en el delirio que no puede recatectizar el mundo, es lo que lo diferencia del paranoico. 107 FasiAN NAPARSTEK Ahora, demos un paso més, la vez pasada hicimos un trabajo res- pecto de las psicosis y la clinica de las toxicomanfas y el alcoholismo que seguia una tesis que, segtin vimos, no sirve para la psicosis. Hoy estoy planteando algo nuevo, estoy planteando que la tesis de la rup- tura es subsidiaria de la clinica clasica, es decir, que es parte de la cli- nica del nombre del padre y las grandes clasificaciones. Ahora que estamos hablando de una clinica de los enganches, desen- ganches y reenganches y ya no de las grandes rupturas. La idea de Lacan es que el desencadenamiento en las psicosis, se produce de la manera que lo estamos describiendo pero no duda en hablar de desencadenamiento de la neurosis, en muchos momentos de la época clasica. Por ejemplo, cuando habla del muchacho que trabajaba con los tranvias, Lacan lo dice con todas las letras, que el momento en que se desencadené tiene que ver con la caida y con ir a sacarse la radiografia. Afirma que en ese momento se desencadené su neurosis y nosotros, en general, a partir de esa clinica, hablamos de desenca- denamiento de la neurosis, utilizamos esa expresi6n para situar que la neurosis se puso en funci6n. Freud hablaba de la salud aparente y de la de la neurosis propiamente dicha. Es la misma idea de Lacan de la estructura, se trata de algo que esta dado y después, eso se pone en funcionamiento ante un hecho concreto que lo desencadena porque obliga al sujeto a responder con toda la estructura. Entonces cuando les hablaba de que la época actual empuja a que cada uno encuentre su respuesta singular, su propio $1, para hacer- se representar en algun lugar, para tener un lazo con el Otro, es decir, que si uno sale a la plaza con un cartel X, es para hacer un lazo con el Otro, es un trabajo que hay que hacer, no es que estaba dado de antemano, allf aparecen los ejemplos de cémo cada quien se las arregla para encontrar un lazo con el Otro. Miller da un ejemplo que salié publicado hace poco tiempo en el diario. Tiene relacién con lo que se Ilaman “las nuevas tribus”, en este caso: los otakus. Son jévenes con la caracteristica indefinicion de lo que implica la adolescencia hoy en dia. El caso que describe Miller esta sacado de un articulo escrito en Japén, se trata de adolescentes que se dedican a algo tinico y muy especffico. Fundamentalmente a algtin juego en internet con el cual hace lazo con el Otro, se hacen especialistas de ese juego y le dedican 24 horas a eso, tratando de evitar cualquier otro lazo con el Otro que los saque de eso y estando 108 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMAN'AS Y ALCOHOLISM III al ultimo grito de los avances de esa cuestién. Son tomados por eso y se ve cémo es todo un trabajo para hacerse representar por algo. Miller a eso lo llama las “monomanjias”, tiene relacién con lo que trabajamos cuando hablabamos del consumo especifico de una sus- tancia en las psicosis. Tiene la caracteristica de la mania, porque estos otakus se dedican a eso 24 horas; es el fenémeno del joven que esté frente a la computadora y no quiere comer ni dormir, y menos tener un contacto y recibir un llamado de alguien que lo desconcen- tre de lo que esta haciendo, entonces hay algo manjfaco pero limita- do a algo especifico y que se liga con las monomanjas, con las psi- cosis, donde se observa el consumo de una tnica droga, un consu- mo manjaco de algo muy especffico. En muchos de los casos eso podria tener un efecto apaciguador porque establece un lazo con el Otro, es decir, que todo este planteo abre paso a una clinica total- mente novedosa, que respecto de la toxicomanfa se evidencia mucho mas claramente. Si insistimos en ubicar cual es la funcién de la droga, quiza la pregunta la podemos formular en estos términos gcémo esté engan- chada esa persona con el Otro? Es decir, qué enganche tiene con el Otro y qué vamos a hacer con el Otro, porque siguiendo la idea freu- diana, el uso de narcéticos se ubica como una respuesta frente al malestar en la cultura. Freud hablaba de la independencia que podi- an dar los narcéticos. Mi lectura es que la independencia posibilita que el sujeto, a partir del narcético, pueda soltarse del Otro. El pro- blema es que, como Freud decia, cada respuesta ante el malestar tiene su parte positiva y su peligro: el peligro que acarrean los nar- céticos para el sujeto que se suelten radicalmente del Otro. Lo que vemos en la clinica actual es que en algunos casos es a través de la droga que establecen un lazo con el Otro que les permiten tener una especie de suplencia o de estabilizacién. Por eso, en algunos casos, hay que ser muy prudentes antes de cuestionar eso. Si uno va a una clinica de toxicémanos, si uno tiene esta orienta- cién, uno puede pescar enseguida cémo no hay nada mas diferente aun toxicémano que otro toxicémano. Es muy interesante, porque en las clinicas de toxicémanos se los junta bajo la premisa de que son parecidos y se supone que estan todos ahf porque gozan de consu- mir toxicos. Sin embargo, si uno se acerca a un paciente, rdpida- mente advierte que no hay dos sujetos iguales y todo el andamiaje 109 FABIAN NAPARSTEK institucional que esta armado sobre la base de creer que un ex-toxi- cémano le puede contar a otro toxicémano cudl es su experiencia, cémo va a salir adelante, porque son iguales, ésta es una creencia que cae. Si toman los casos que fueron viendo a lo largo de la cursada, si pudiéramos poner a esos pacientes en una clinica, juntar al que con- sumia agua con el que consumia herofna, con aquel que consumia viagra, etcétera veriamos que son més sus diferencias que sus seme- janzas. Esto no descarta la importancia que pueda tener para algu- nos pacientes contarse sus experiencias, no se trata de que eso sea algo a desechar. Pero habria que ver qué orientacin le damos a esto y, sobre todo, estar advertido del lugar que puede cumplir la droga en las psicosis. Se trata de no perder de vista que estamos frente a respuestas singulares. Esto se ve muy claramente en la locura, justa~ mente, porque el loco es aquel que se solté del nombre del padre que nos agrupa a todos. Freud decia que la neurosis obsesiva era una religién individual, entonces que alguien esté repitiendo ciertas palabras no es diferente a que alguien esté repitiendo ciertas plegarias. Alguien podria pre- guntarse: Por qué en vez de repetir esas palabras a solas, en su casa, no va a repetirlas a la Iglesia, donde podria hacer lazo con el Otro?, pero la clinica de hoy muestra atin més esa singularidad, esa solu- cién que encuentra cada uno, que cada uno se ve forzado a encon- trar. No son soluciones pret-a-porter, listas para llevar. Ya no esta a mano “la gran religion” para que uno se tome de esa solucién, o de esa respuesta y asi sucesivamente. La otra cuestién que quisiera destacar es que en Lacan hubo toda una clfnica muy fundamentada hacia la desidentificacién. Toda la teorfa de Lacan de la época del fantasma, es una teoria del final de andlisis entendida como desidentificacién. La tiltima época de la ensefianza de Lacan es diferente. En la actualidad, donde la desi- dentificacién viene dada de antemano, gpor qué le vamos a quitar algo a un sujeto si se agarré de eso, si encontré una manera de enla- zarse al Otro? Lo digo de una manera fuerte porque hubo toda una época en la Argentina en que habia que desidentificar al adicto de su ser adicto. Siempre pongo como ejemplo, en este punto, el caso de un muchacho esquizofrénico que supervisé en Cordoba. Un muchacho 110 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISM III que se presenta en un Servicio para toxicémanos, diciendo que es toxicémano. Tenia un aspecto terrible, desencajado, harapiento, hambriento, etcétera. El aspecto de alguien que podfa, efectivamen- te, haber estado matdndose con la droga, pero cuando se le pregun- ta a qué es adicto, dice que a nada. Entonces la psicoanalista que le hace la entrevista en ese momento, relata que habia tenido un epi- sodio manfaco, habfa salido a caminar sin rumbo fijo, estuvo 10 0 15 dias caminando sin parar, sin comer, sin dormir e iba caminando por ahf hasta que vio un letrero en el Hospital que decfa “toxicoma- nias”. En ese momento se dijo: “Yo soy toxicé6mano”; esto se le impuso como un fendédmeno elemental. Mi recomendacién fue que habfa que tomarlo como a un toxicémano que consumfa nada, por- que ese significante en lo real fue lo que frené la mania. Al aio siguiente volvi a ver a su analista que habia seguido esa orientacién y ese paciente se habia transformado en un ex-toxic6- mano y recibia a los nuevos toxicémanos. Es decir, que habfa encon- trado un lugar en el Otro como toxicémano. iEntienden qué perjudicial seria desidentificar a ese paciente de ese tinico significante al que se pudo amarrar en su vida? En este caso era literalmente asi, y por eso el episodio maniaco mostraba el resumen de su vida. Habja andado en su vida como una hoja suelta llevada por el viento y por tinica vez logré encontrar un lugar en el Otro y, por supuesto, tuvo la suerte de ser bien recibido en ese lugar, ser aceptado y apoyado y encontré un lugar. Iba todos los dias, se dedicaba a ciertas tareas, etcétera. No veo por qué no considerarlo como toxicémano que consumia nada; hay que tomarlo muy fuertemente porque uno se puede embriagar de la nada. Esto es lo que pasa en la anorexia, es lo que pasaba con algunos aborigenes que se los dejaba sin consumir nada, a la intemperie, como una ordalia y terminaban alucinando, es decir, que obienian el mismo efecto que consumiendo hongos alucinége- nos. Vemos que se puede ser un toxicémano consumiendo agua, heroina, cocaina, paco o consumiendo nada. El asunto es cémo alojar a estos sujetos que se amarran a un sig- nificante suelto, todos diferentes entre sf, de modo que cada uno encuentre su respuesta singular. Asf como en Schreber situamos que opté entre estar loco como hombre o sano de espiritu como una mujer y por eso la manera sch- 111 FasiAN NAPARSTEK reberiana de pensar su trasformacién en mujer implica una cura. No es por lo que dice Freud, es Schreber mismo el que dice que se curd de esa manera y que mientras era hombre alucinaba, no podia dor- mir, sufria de los fenémenos de la psicosis, incluso Ilegé a intentar suicidarse porque no soportaba mds eso. Cuando él advierte que se va a transformar en mujer desaparecen esos sintomas, ésa es la cura momentdnea que tuvo. Vemos que es el sujeto el que determina que una vida asi es mas digna, nadie mas que él y es lo que nos pasa siempre en la clinica, donde la experiencia nos leva siempre la delantera. No se trata de hacer encajar a los sujetos en la teorfa sino de que los sujetos termi- nen armando la teoria y eso ocurre si uno los sabe escuchar. Pensar en términos de “inclasificables” es una muestra de eso. Si uno hubie- se querido hacer encajar a todos los casos en neurosis, psicosis y per- versi6n, la cosa hubiera fallado por todos lados. No estoy afirmando que esa clasificacién desaparezca sino que hay que estar abiertos a clasificaciones nuevas, titiles para la clinica actual. Finalmente es lo que hizo Freud, escuché6 a sus pacientes y a partir de allf teoriz6. Si uno sabe escuchar, va a poder teorizar algo sobre cada uno de los pacientes y cada uno de ellos podra ensefiarle algo a su analista en cada ocasi6n. 112 NOVENA CLASE El fin del andlisis Hoy vamos a trabajar en torno al fin del tratamiento. Respecto de esto, cuando decimos “fin” existen al menos dos sentidos posibles. “Fin” es lo que termina concretamente, por un lado, el final y, por otro, lo que esté en el horizonte, hacia dénde se va, la finalidad o el objetivo. Teniendo presente que si uno tiene claro hacia dénde apunta, eso orienta la cura de una manera muy precisa desde el pri- mer encuentro con el analista. Mas alla de los avatares que tiene toda cura y de las singularidades de cada paciente, hay una finalidad, una orientacién muy precisa que guia la experiencia. Esto lo hemos trabajado extensamente en relacidn con el texto de Lacan “La direc- cién en la cura y los principios de su poder’ cuando desarrollamos la politica, la estrategia y la tActica. La politica, entonces, apunta hacia una finalidad, después se veré cémo se Ileva a cabo en cada caso, qué estrategias y qué tacticas se escogen. Me voy a centrar en cémo piensa Lacan la culminacién de los tra- tamientos aunque me detendré brevemente en algunas ideas de Freud desarrolladas en su texto “Anélisis terminable e intermina- ble”. “Andlisis terminable e interminable” es un texto privilegiado para trabajar esta cuestién aunque no se trate del tinico que la abor- da. Les recomiendo leerlo conjuntamente con “Construcciones en psicoandlisis” y “Recordar, repetir y reelaborar”. Estos son dos tex- tos que ubican para Freud el horizonte que no alcanza la interpreta- cién por la via del sentido, cada uno a su manera. En “Recordar, repetir y reelaborar’, Freud ubica c6mo una vez 113 FasiAN NAPARSTEK que se interpret6 “todo lo que habia por interpretar” la cosa no cam- bia, hay algo que se sostiene en el mismo punto: el sintoma. E] sin- toma se mantiene y es necesario dar un paso mds que es la elabora- cién; hemos trabajado en su momento cémo esa elaboracién es una referencia en Freud a la cuesti6n libidinal. En “Construcciones en psicoandlisis” hay un pérrafo en el que Freud dice que no alcanza con la interpretacién, y es muy interesan- te porque la interpretacién esta ligada a aquello que se puede recor- dar y la construccién, que es una herramienta que Freud propone para el andlisis en determinado momento de la cura, esté més liga- da con aquello que no se puede recordar. Lo que se construye es algo que no se recuerda, pero no es que no se recuerda porque esta Iejos en el tiempo sino porque estructuralmente no se puede recor- dar y poco importa si lo que se construye muestra verdaderamente lo que objetivamente sucedi6 en la realidad. El valor que tenga la construccién lo dara ese sujeto. Para Freud, tanto la interpretacién como la construcci6n, no se validan por su cardcter de verdaderas 0 falsas sino por las consecuencias subjetivas que tienen. Estas conse- cuencias subjetivas se demuestran en cada cura. Freud decia, por ejemplo, que cuando un paciente se niega a aceptar una interpretaci6n pero acto seguido, esa interpretacién pro- voca nuevos recuerdos estamos frente a una interpretacién que ha sido exacta. No se refiere al contenido de la misma sino a que tocé un punto de la verdad subjetiva del individuo y provoca la conti- nuidad del andlisis. Respecto de la construccién, Freud plantea algo parecido, més alla de lo verosimil o inverosimil de la construcci6n lo importante serdn las consecuencias subjetivas. Hay un momento en Freud, en el que él empieza a advertir que los anélisis por la via de la interpretacién y del sentido pueden hacerse interminables. Uno puede seguir toda la vida interpretando més y mas y se ve en la necesidad de avanzar por otros caminos. Sin embargo, en “Anilisis terminable e interminable”, una de las cues- tiones que plantea es que los andlisis se chocan con lo que él llamo “la roca viva de la castracién”. fise es el punto hasta dénde Iegan los anélisis segtin Freud. Hay una pregunta, a mi gusto fantastica, que se hace Freud al final de su obra, se pregunta: ;qué diferencia hay entre un analiza- do, entre alguien que atraves6 todo un anilisis y alguien que nunca 114 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III pas6 por un andlisis? Es una pregunta fantastica, en primer lugar porque primero no dice “alguien que lego al final” y “alguien que esta en la puerta del andlisis” sino que dice, alguien que nunca pasd por un anélisis, Resalto la valentia que tenia Freud para poner en cuestién todo el psicoanélisis y preguntarse la diferencia entre alguien que no hizo nada y alguien que hizo todo y no entre alguien que hizo todo y alguien a quien le falté un poquito. fsa es la posi- cién de Freud, de cuestionar su propio dispositivo al maximo posi- ble. No hay una respuesta contundente sobre el tema pero sf la refe- rencia a que se llega a un punto infranqueable que él llama “la roca viva de la castracién’. Ustedes deben haber escuchado que, supuestamente, Lacan avanza més alla de éste punto; en un sentido no cabe la menor duda de ello pero sin embargo en el tiltimo Lacan hay algo semejante a lo que plantea Freud. Para ambos hay algo irreductible, independien- temente del nombre que se le ponga a ese irreductible, ese punto irreductible en Lacan no es “la roca viva de la castracién” pero acuerda en que hay algo irreductible a lo cual Freud asigné ese nom- bre. Hay que ver cémo uno lee lo irreductible en Freud y cémo uno lee lo que es irreductible en el viltimo Lacan. zPor qué mi interés en centrar la cuestién de lo irreductible? Porque si uno parte de la idea que hay algo irreductible, toda la cuestién en el horizonte de una terapéutica es qué posicién va a tener un sujeto respecto de lo irreductible y no intentar reducir aquello irreductible, En Lacan el nombre de lo irreductible va a ser el sintoma. Uno podrfa ubicar, muy sintéticamente, dos épocas muy marcadas en la ensefianza de Lacan con respecto al fin de andlisis. Teniendo en cuenta que en Freud yo he situado algunas cuestiones cuando tra- bajamos acerca del sintoma, cuando deciamos que se curaba aquel en el que se levantaban las condiciones necesarias para la formacién de nuevos sintomas, Freud muestra una direccién del tratamiento bien precisa. Respecto de Lacan hay una época muy marcada por dos razones, primero porque tiene una fundamentacién muy fuerte sobre el fin de andlisis y segundo porque a partir de ello arma un dispositivo para verificar si un sujeto que hizo un anilisis, efectivamente, tuvo un anélisis. Se trata de un dispositivo que tal vez escucharon nom- 115 FABIAN NAPARSTEK brar, que se llama “dispositivo del pase”. Fue creado por Lacan para verificar si alguien tuvo un fin de andlisis. Algo totalmente novedo- so y que es una respuesta que da Lacan a la manera de organizarse de los psicoanalistas para resolver el problema de cémo se legitima que un analista es analista. Hasta ese momento, las asociaciones de analistas, fundamentalmente todas aquellas que correspondian al psicoandlisis, habfa una especie de comité integrado por aquellos mas experimentados, por decirlo de una manera, por lo general los analistas mas antiguos de la asociacién y ellos determinaban quiénes se iban incorporando al lugar de los experimentados. Es decir, un sistema de los mas conservadores y los mas habituales en cualquier tipo de institucion y que se presta ademas a todo tipo de problemas. Alguien, por ejemplo, era nombrado por el llamado andlisis didacti- co donde habia que cumplir una cantidad de horas de andlisis para ser considerado un profesional del psicoanilisis, es decir, eso tenia cierta cuantificacién, en una época en que los andlisis se evaban a cabo cuatro veces por semana durante ajios y afios. Lacan da una respuesta a eso invirtiendo la cuestién. No son los analistas los que determinan quién tiene un fin de andlisis sino que los analizantes que pasaron por un fin de andlisis tienen que demos- trar ellos que terminaron, que Ilegaron al fin de un andlisis. La idea de Lacan es que esas personas pueden ensefiar algo crucial del psi- coanilisis a los otros analistas. Lo cual invierte la cuesti6n, son estas personas las que hicieron un andlisis y quienes pueden ensefar qué es un psicoandlisis y no los viejos psicoanalistas. La idea central es que quien termina su andlisis pasa a ser analis- ta, pero pasa a ser analista en un sentido fuerte, es decir, que la posi- cién subjetiva de analizante se transforma en la posicién de analista. Entonces, quien se presenta en este dispositivo deberia transmitir el pasaje de analizante a analista. Mi interés no es detenerme demasiado en lo que él llama “el dis- positivo del pase institucional” que esté fundamentado en un momento clinico que es lo que se llama el “momento clinico del pase”. Una cosa es lo que se llama dispositivo institucional para demostrar que alguien ha atravesado un anidlisis y otra es ese momento clinico que Lacan lama “el momento clinico del pase”, es decir, que el dispositivo institucional intenta verificar ese momento clinico. Me interesa detenerme en ese momento clinico y no en el 116 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III dispositivo institucional sobre en cual ustedes, si algtin dia les inte- resa, podran estudiar. El momento clinico fundamentalmente se guia por una légica muy fuerte que es la légica del fantasma. Sibien, no nos hemos dete- nido a trabajar especificamente sobre el fantasma, sf lo hemos abor- dado de diferentes formas, por ejemplo, cuando trabajamos la con- dicion erética, los modos de goce de un individuo, etcétera. Todos puntos que guardan estrecha relacién con la légica del fantasma, que es la relacién del sujeto a un objeto en particular como una manera fija de goce. Recuerdan que habiamos dicho, siguiendo a Freud, que la pul- si6n no tiene un objeto y que habfamos dicho que la fantasia le agre- ga un objeto a la falta de objeto de la pulsién y que cuando se agre- ga un objeto eso se constituye en lo mas fijo que hay. La légica que sostiene eso es que se obtiene una manera fija de encontrar satisfac- cidn. El hombre de las respuestas que se hace castigar por capitanes crueles y que los encuentra a lo largo de su vida, y si no los encuen- tra se los fabrica. Va por la vida haciéndose torturar para extraer esa satisfaccién de esa tortura, donde el Otro quiere arrancarle algo y él no lo suelta, con toda la connotacién anal que tiene el asunto, con ese tira y afloje muy caracteristico en algunas neurosis obsesivas. Si alguien va a dedicarse al psicoandlisis, en el momento en que ejerce como analista tiene que estar corrido de su propia satisfaccién porque de lo contrario lo tinico que va a hacer es recibir a la gente que encaja a su propia satisfaccién o rechazar a aquellos que no encajan con su propia satisfaccién. Para ser analista, al menos en el momento en que uno esta sentado en el sillén, hay que poder sopor- tar ser tomado en la transferencia por el modo de satisfaccién de cada analizante. Esto es lo que Lacan dice respecto de la estrategia, que uno es menos libre porque uno es tomado de acuerdo al fantas- ma de cada analizante y en base a eso se verd como uno puede manejar la transferencia e ir a parar al modo de satisfaccién de cada analizante y entonces, a partir de ahi, analizar. Es imprescindible estar corrido del propio modo de satisfaccion. Es decir, que primero uno tiene que resolver su propio modo de satisfaccién en términos de la fijeza que tiene eso para después poder ubicarse en cada caso en la transferencia. Recuerden las indicaciones que hemos visto en Freud acerca del analista como ajedrecista 0 como cirujano, es decir, 117 FaBiAN NAPARSTEK que es necesario que uno se sustraiga un poco de su propia satisfac- cién. Hay una légica rigurosa en Lacan, él sostiene que hay un sujeto que esta ligado de manera fija a un objeto; en principio, un suceso se liga de manera fija a un objeto y se da un modo de satisfaccion. Si viene un sujeto y nos intenta poner en el lugar del objeto y uno no encuentra satisfaccion ahf, lo tinico que hace es rechazar eso y si uno lo acepta porque encuentra satisfaccién ahi, tampoco va a funcionar como analista porque en vez de ser analista esta gozando de esa modialidad. Esta es la idea fuerte de Lacan: la abstinencia del analis- ta, que en el punto en que uno esté como analista no se goza. Mas atin, para Lacan, en el fin de un tratamiento es crucial que un ana- lista pueda correrse del lugar que le ha adjudicado un analizante, que el analista no se crea el lugar del saber, mas alla de que eso haya funcionado durante la cura. Una cosa es que eso funcione en la cura, que permita una cura y otra cosa es que uno se crea que efectiva- mente posee el saber. Es decir que tiene que haber alguien dispues- to a salirse del lugar en que estuvo durante mucho tiempo. Pregunta: {Esto tiene que ver con la posicién del muerto? En un punto si y en un punto no, porque tiene dos caras cuando Lacan propone la posicin del muerto. Un aspecto central es una cri- tica a los post-freudianos cuando ellos hablan de la neutralidad del analista, porque la neutralidad del analista ellos la levaron a un extremo a donde transformaban los andlisis en andlisis obsesivos, donde no habfa nada del deseo de la persona del analista. Por ejem- plo, el consultorio tenia que ser todo blanco, sin que dejase traslucir nada de la personalidad ni de la persona del analista; la sesién tenia que durar 50 minutos pasase lo que pasase, etcétera. Eso es un and- lisis totalmente obsesivo porque el analista responde a la demanda de un supuesto Otro que le dice cuanto tiene que durar, se transfor- ma en alguien que no tiene ningtin deseo. Ante la neutralidad del analista, Lacan propone el deseo del analista, es decir, que es central que el analista ubique cierto deseo ahi. No se trata del deseo de la persona, pero el analista tiene un lugar de deseante y vivo que habria que poder justificar. Estar en el lugar del muerto uno lo puede tomar en el sentido de la obsesion y el obsesivo por excelencia busca un padre muerto y entonces necesita de alguien en un andlisis que haga de muerto ahi 118 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III 0 bien, en el sentido del bridge, el juego al que Lacan hace referencia en “La direccién de la cura y los principios de su poder”. Alli el muerto es una especie de analista, un comodin y dependera de la transferencia que tenga cada analizante el valor que adquiera en el juego de ese andlisis, Es equivalente a afirmar que el analista se vacia de sentido y cobra sentido a partir de la transferencia que establece el analizante. Por eso en un andlisis el analista puede valer una cosa y en otro puede valer otra muy distinta. Pero si hay algo que Lacan produce como cambio respecto del lugar del analista por excelencia, es un analista vivo, nunca un muerto; el analista estd bien vivo. Esta légica del fin del tratamiento de Lacan tiene en el trasfondo la idea de que hay un problema y una solucién correspondiente. El problema es que el sujeto esta alienado al Otro y la solucién es sepa- rarse del Otro. El sujeto se encuentra alienado via la identificacién al Otro y Lacan tiene la idea, en esa época, de que separarse de ese Otro libera al sujeto de esa alienacién. Esta es la época correspon- diente a los seminarios 14 0 15 que es cuando propone el pase, desde EI Seminario 11 hasta el 15 aproximadamente. Es la 6poca del pase y éste como momento clinico es esa separacién respecto del Otro. zRecuerdan lo que trabajamos como el enganche y el desenganche? El neur6tico estd enganchado fijamente al Otro, de una manera per- manente y el andlisis llevarfa a ese desenganche del Otro para que pueda no quedar atado a esa forma tinica de goce. Finalmente, la idea de Lacan es que los neuréticos vienen a quejarse de que no pue- den dejar de gozar de la misma manera. Siempre vienen a hablar lo mismo, que cada vez que se encuentran con una pareja les pasan las mismas cosas, con el jefe, con la madre, etcétera y lo que muestra esto, en términos de Freud, es que finalmente encuentran alli una satisfaccién, pero es una satisfaccién que les trae sufrimiento. Esa es la manera en la que estan enganchados al Otro y Lacan pensaba que desengancharse del Otro era la solucién. Freud cuando hablaba del suefio con su famoso “Esquema del peine”, dice que la via regrediente es cuando uno ve la imagen del suefio, aquello que Freud lo piensa como un rebiis -el soldado que esta formado por un sol y un dado-, esto es imaginar el simbolo. Cuando uno ve el sol y el dado y dice “soldado”. Lacan decia que eso ~cuando se cuenta ensuefio- era simbolizar la imagen y hay que tener en cuenta que en Freud eso es interpretar el suefio. Cuando 119 FaBiAN NAPARSTEK uno duerme se ve la imagen, cuando uno se despierta dice “solda- do”. Esta es una manera de seguir durmiendo para Lacan. Si la inter- pretacion gira entre simbélico e imaginario, lo unico que hago es tra- ducir la imagen en un elemento simbélico y por la noche lo tinico que hago es poner en imagenes lo simbdlico. En esta época de Lacan hay una critica fuert{sima al final del tra- tamiento por la via de la identificacién, que era la propuesta de algu- nos psicoanalistas, identificarse al analista. Lacan critica desde el comienzo de su ensefianza esta concepcidn, sosteniendo que la iden- tificacién es un modo de enganche al Otro. Esto lo afirma Freud cuando dice que el primer lazo afectivo que se tiene con el Otro es la identificacién, antes del amor inclusive, dice Freud. Por lo tanto por la via de la identificaci6n uno no puede desengancharse, y menos atin por la via de la identificacién al analista. ;Por qué identificarse al analista serfa mejor que estar identificado al padre? si no es por el prejuicio de creer que el analista es mejor que el padre del paciente. A esto que estamos Iamando ahora un desenganche del Otro, soltarse del Otro, es a lo que Lacan llamé el “atravesamiento del fan- tasma”, tiene estas caracteristicas. Todo esto que estoy diciendo se puede enunciar de maneras dife- rentes. Hay toda una teorizaci6n en Lacan de lo que serfa el dormir y el despertar: las neurosis se ubican del lado del lado del dormir, estar dormido en el fantasma y el despertar como una manera de salir de la neurosis. Lacan decia que uno se despierta a la manana para seguir durmiendo. Va a dar el ejemplo de lo que es un desper- tar y dice que es cuando uno se despierta y no sabe dénde est, ni quién es, ni qué hora. Eso suele suceder cuando uno no duerme en la misma cama de siempre, pero Lacan decfa que esa sensacién dura hasta que uno ve algo y dice: jAh!, estoy acd. Entonces empieza a hilar una cosa con la otra hasta llegar al punto de cémo termin6 alli, en esa cama. Lacan sostiene que nuevamente uno se sube a una rea- lidad. Pero habria un despertar por fuera de esa realidad -sea la del suefio o la de la vida diurna—, que nombra, en algun sentido siguien- do a Freud, que tiene que ver con un encuentro con lo real. El despertar es de otro orden; si ustedes leen el comentario de Lacan en el Seminario 2 acerca de “El suefio de la inyeccién de Irma” pueden ver que Lacan sostiene otra cosa. Dice que cuando Freud se topa con la garganta de Irma se ve muy bien que hay un encuentro 120 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III con lo real. Lacan piensa que 1a solucién viene por ahi, y es asi que en esa época Lacan propone otro tipo de intervenci6n frente a aque- lla més clasica, por la via del sentido que es el acto analitico. Una intervencién que tiene como fin dejar de girar en redondo en este campo. Porque si un significante representa a un sujeto para otro significante, mientras uno habla los significantes van confrontando al sujeto y esto para Lacan es interminable. A esto él lo Hama la “indeterminacién subjetiva’, que ahi donde uno cree agarrar algo se escapa una vez mas, y otra y otra. Lacan busca cémo resolver este problema, donde todo puede ser y no ser. Esto es lo que Freud cuen- ta muy bien en el supuesto chiste de Cracovia -digo supuesto por- que uno nunca se rie de los chistes de Freud-. Es interminable, es decir, que no hay nada firme por esa via. La cuestién es cémo inter- venir en un punto de firmeza por esa via, y es Lacan quien ubica ahi la cuestin del acto analitico. Considera que el acto toca lo real; es como tener una intervencién en un andlisis que toque algo de lo real y ustedes saben que en Lacan los tinicos puntos donde uno tiene cierta certidumbre estan siempre en relacién con lo real. Los puntos que ustedes conocen en Ia psicosis, el retorno de lo real {qué efecto subjetivo producen? La certeza psicética y es légico porque respecto de lo real uno tiene ese sentimiento de certeza, ;por qué?, ¢dénde duda uno? En el campo de lo simbélico y en el campo de lo imaginario. El otro punto de certeza es la angustia, un afecto que no engafia porque la angustia tiene que ver con lo real y enton- ces la angustia para Lacan es una brijula para el psicoanalista. Constituye una brtijula para dirigir el tratamiento porque es lo que no engajia. Luego hace referencia a la certidumbre del acto analitico, dice que es en el acto se toca algo de lo real. Asf como en la certeza psicdtica se pierde la condicién subjetiva del sujeto dividido, porque éste es el sujeto de la alienacién respecto con el Otro. Es sorprendente cuando podemos escuchar la certeza en un paciente psicético. El neurético, en contraposicién, ve a su mujer que salir de un hotel alojamiento con un tipo y vaa andlisis y se pregunta si esté o no con otro, o habra ido a no sé qué o bien, el neurético ve esa escena y se pregunta qué habra hecho él, cuando la que lo esté haciendo es la mujer se entiende la cuestién? En cambio el psicéti- co tiene la certeza delirante de que el Otro lo engajia y no necesita ver nada. La neurosis es el reino de la incertidumbre subjetiva y, 121 FABIAN NAPARSTEK para Lacan, éste constitufa un problema fuerte. ¢Cémo salir de la incertidumbre subjetiva que es la neurosis por excelencia para Lacan? En su momento cuando trabajé este asunto yo Iamé a este final, “el final por desenlace”. Me gusta el término porque tiene la doble connotacién de algo que se termina y de algo que se desata también, algo que se desenlaza. Se corresponde con la idea de Lacan de esta época de que algo se termina cuando algo se suelta. Ahora bien, hay varias razones que hacen que Lacan no se quede con esta version de lo que seria el fin de un anélisis. Va a legar a la idea de que tiene que haber algo mas. Esto toma mayor fuerza hacia el final de su ensefianza y tiene que ver con la formulacién del sin- toma como sin solucién posible y si para ese sintoma no hay solu- cién posible ya no se puede pensar una cura en esos términos. Este punto que parece muy abstracto si uno piensa que las terapéuticas son por la via del problema-solucién. Quienes han captado muy bien todo esto son los laboratorios que inventan problemas para que la gente vaya a comprar soluciones. Quiero decir que se inventa el “ataque de panico” ~algo que Freud venia describiendo como neu- rosis de angustia hace mucho tiempo- y las guardias estan llenas de ataques de panico, todo el mundo tiene ataques de panico y enton- ces los laboratorios inventan la pastilla para solucionar ese proble- ma, es decir, que no es algo menor cémo se concibe la cura 0 no de los pacientes. En la orientacién lacaniana hay una cura muy precisa, que no coincide precisamente con la concepcién de cura de otras terapéuticas. A partir de cierto punto Lacan va a ser un poco mas modesto res- pecto a qué va a esperar de un andlisis. Ya no va a esperar que el sujeto se suelte del fantasma como modo de goce con las implican- cias que conlleva, estar suelto. Sino que se va a centrar en que hay algo irreductible, no hay la solucién permanente sino que podria haber un cambio de posicién respecto a eso irreductible que habra que demostrar en cada ocasién. Entonces, lo que alguien podria obtener de un andlisis es un saber hacer con su sintoma; vemos que es mucho mds pragmiatico. No se trata de un saber tedrico, es un saber hacer, es alguien que ante determinadas situaciones sabe arre- gldrselas con su sintoma. Habra que ver en cada ocasién si supo hacer o no, no es de una vez y para siempre y en eso Lacan se acer- 122 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO III ca mucho més a Freud, porque Freud pensaba que alguien que se habia analizado debia, cada tanto, retomar por un el anélisis. No pensaba: “Este se analiz6, ya esta. Se acabé” Finalmente, en Lacan, hay una idea parecida de que ese final no se da de una vez y para siempre y es allf donde Lacan retoma la idea de la identificacién. Segtin mi lectura, en los tiltimos seminarios es donde Lacan se pregunta con qué se identifica uno al final del and- lisis. Ya la pregunta misma implica un cambio de posicién de Lacan. La identificacién es una aberracién —son palabras textuales de Lacan de la época del pase- y sin embargo se pregunta a qué se identifica uno, como diciendo a algo hay que identificarse, no se puede estar suelto. Dice que al analista no, al inconsciente tampoco; uno se iden- tifica al sintoma. Me interesa destacar este aspecto que sefiala Lacan de que no hay escapatoria, que a algo hay que estar identificado y entonces, si lo que él Ilamé el pase clinico, el atravesamiento, el despertar implica un desenlace en otro momento; ahora Lacan concibe un nuevo enla- ce. Un nuevo en lace que sélo es posible después de un desenlace, para enlazarse de una manera novedosa. Freud decia que el sintoma era un cuerpo extrafio que tenia dos destinos: 0 bien se incorporaba y se hacia egosint6nico 0, por el con- trario, se tornaba egodisténico. Si tomamos el ejemplo que trabaja- mos del sintoma en Dora, el nucleo del sintoma que es lo que Freud llama ese cosquilleo en la garganta. Una cosa es que ese sintoma se exprese como una tos, afonfa, disnea u otra manifestacién y otra cosa es que encuentre un modo de expresar ese cosquilleo en la gar- ganta por otra via. Enesta segunda concepcién del final de andlisis, a mi gusto, més modesta, més moderada y més realista, Lacan plantea, luego de haber puesto en funcionamiento su propio dispositivo, qué es lo que producian estos andlisis y cémo se relaciona eso con la época, tal como hemos trabajado. Respecto de nuestra clinica con alcoholismo y adicciones debo decir, también es mi interpretacién, que toda esta elaboracién de Lacan se corresponde muy bien con estos pacientes. Ser trata de pen- sar una clinica no tanto en términos de cémo vamos a hacer desapa- recer el sintoma sino en términos de qué uso puede hacer de su pro- pio sintoma. Eso tiene que estar en el horizonte desde el comienzo. 123 FaplAN NAPARSTEK Cuando hablamos de la funcién de la droga para cada sujeto, esta- mos orientados a partir de esta versién del final de andlisis. Cuando un sujeto hace uso de esa droga como una manera de hacer uso de su sintoma, se produce una compensaci6n del sujeto con una manera de servirse del sintoma que le permite hacer lazo con el Otro, un lazo digno con el Otro. Esto es algo que se ajusta muy bien a los llamados sintomas contempordneos, a la respuesta que le puede dar el psicoandlisis a eso. Esta concepcién tiene un efecto directo en el tratamiento de los pacientes que presentan este tipo de sinlomas que vienen vaciados de sentido; porque si hay algo que muestra el sintoma en esta época es que carece de sentido. Si en algo conmocioné Freud a la psicopatologia fue al afirmar que el sintoma tenia un sentido y, efectivamente, asf era: se trataba del sintoma que habla. Pero lo que predomina actualmente es que los sintomas que trae la gente carecen de sentido, y el desaffo no es encontrarles un sentido sino que la gente encuentre un saber hacer con ese sintoma, mis alld de si posee un sentido y de qué sentido tiene. En la casuistica que vemos en la cétedra se puede cuestionar esta orientacién para cada caso clinico: Qué efectos tiene orientarse asf cuando uno supone que el sintoma tiene algo irreductible y cuando la identificaci6n con su sintoma puede ser una salida. Por supuesto que muchos de los casos presentados no son tratamientos conclui- dos pero la orientacién se puede percibir desde el comienzo. Por ejemplo, el caso del sujeto manfaco que consumia nada y que les relataba en otra clase, es un buen ejemplo de alguien que encontré una manera de ponerle freno a un devenir que lo soltaba del Otro y un saber hacer (como ex toxicémano) que le permite tener un lugar en ese Otro y frenar su manfa descontrolada. También se puede seguir algo de esto en el caso presentado por Luis Salamone del “alcohélico empedernido”™, alli se ve que hay una posibilidad de ligarse al alcohol que venia de parte de su padre de una manera novedosa. Ese andlisis muestra que el sujeto deja de ser tomado por el alcohol del padre y empieza a tomar la vinerfa como herencia paterna que le permite hacer algo nuevo en la vida. SALAMONE, Luis: “Un alcohdlico empedernido”, Introduccién a Ia clinica con toxicomanias y alcoholismo UI, Fabidn Naparstek (comp.), Grama ediciones, Bs. As., 2009. 124

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