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Algunos autores sostienen que los aportes de Chomsky a la teoría lingüística son
considerados como un cambio de paradigma científico en términos de Kuhn (1965) ya que
presentan una innovación en la concepción del objeto de estudio y en la metodología
utilizada, además de lograr consenso en la comunidad académica/científica y presentar un
programa de desarrollo científico. De todas maneras, es Chomsky mismo quien no
considera que haya habido un cambio de paradigma, sino que retoma y reformula
postulados que pertenecen a la tradición racionalista occidental. Sin embargo, es innegable
la existencia de una revolución en la concepción otra del objeto (la capacidad del lenguaje
entendida en términos de naturaleza psicológica y por lo tanto universal), la metodología
hipotético-deductiva y la utilización de mecanismos provenientes de la lógica y de la
matemática.
Chomsky extiende por primera vez el método científico más riguroso a las humanidades
(Otero, 1974:29) y define la gramática de una lengua cualquiera como una teoría de la
estructura de esa lengua (análoga a una teoría científica).
La GG incluye todos los niveles de análisis y es “generativa” en dos aspectos: a. aspecto
“productivo” o “creativo” del lenguaje (reglas o enunciados a partir de los cuales sea
posible describir un conjunto ilimitado de oraciones); y b. es “formalizada” o “explícita”
(ese sistema de reglas especifica con exactitud qué combinaciones de elementos están bien
formadas).
En relación con los antecedentes, Chomsky, si bien se entronca con la Lingüística
Estructural inmediata, el racionalismo está en consonancia con la tradición anterior (ya
retomaremos esto en breve). Por ese motivo, refuta la idea saussureana de la lengua como
inventarios sistemático y recupera la de Humboldt (1830) como base para la noción de
competencia: la lengua como sistema de procesos generativos, la visión infinita de la
lengua (Cabré y Lorente, 2003).
Uno de los problemas de la teoría lingüística es “la adquisición de una lengua” como
problema lógico, atendiendo a la rapidez con la que un niño adquiere la gramática de su
lengua; y otro, el problema de desarrollo, cómo los niños transitan varios estados hasta
llegar al final. La respuesta más cercana es entender que existe una predisposición genética,
una facultad innata del lenguaje que se denomina Gramática Universal (GU).
La noción de universales lingüísticos, no es nueva ya que proviene de la tradición
racionalista que Chomsky “recupera”. Algunos antecedentes claros son: s. XIII grammatica
universalis; s. XVII la Gramática del Port Royal; y s. XVIII la gramática general y
particular de Du Marsais, y la gramática general o filosófica de James Beattie.
Estos universales lingüísticos son esenciales para el estudio del lenguaje ya que forman
parte de la teoría general del lenguaje en cuanto a las características de las capacidades
cognitivas y son el pilar del paradigma de investigación ya que no va a aparecer falseada
por las particularidades, y en relación con la adquisición, da cuenta de la rapidez y
uniformidad del aprendizaje lingüístico.
Esos universales de los que la gramática debe dar cuenta pueden ser sustantivos o formales.
Los primeros son los utilizados para la construcción de enunciados en una descripción
lingüística (por ejemplo, el inventario de las categorías lingüísticas); los otros se
corresponden con las condiciones que toda descripción lingüística debe tener, son
abstractos y gobiernan la forma en la que se organiza una lengua (reglas). Debemos aclarar
que entre ambos tipos de universales hay una fuerte interconexión.
La noción de universales también fue abordada por Greenberg desde el empirismo, la
diferencia con Chomsky radica en los puntos de partida y los objetivos de las
investigaciones. Los universales en Greenberg tienen un carácter de corte tipológico, es
decir, trabaja con muestra de habla (concreto) a partir de las cuales observa ciertas
generalizaciones. Las críticas giran en torno al número de la muestra, si es realmente
representativo o no, qué ocurre con las lenguas extintas, si responden o no a esos mismos
modelos. Mientras que los universales de Chomky al ser innatos se postulan en el plano
interno.
Como ya dijimos anteriormente, la relación de la GG con la Gramática Estructural tiene
que ver con la formación académica de Chomsky y con los puntos en discordancia entre
ambas perspectivas. Ya afirmamos que desde la concepción del objeto ya encontramos
diferencias sustanciales que se van a trasladar a otros planos de la investigación. En este
momento, el objetivo es plantearle al alumno las principales diferencias entre los modelos
para que puedan dar cuenta de los postulados básicos de cada teoría.
Entre las décadas del ’30 y el ’60, en la ciencia la perspectiva dominante es el
positivismo/empirismo, el conocimiento no analítico deriva de la experiencia, asociada
directamente con la observación. En Lingüística, Bloomfield fue uno de los pioneros con la
publicación Language en 1933. El método imperante es el inductivo, ya que hay una
relación directa entre corpus de datos y descripción teórica, a la que se llega a partir de
generalizaciones por observaciones sistemáticas de las primeras. El programa estructural de
Bloomfield se organizaba en cuatro fases o niveles: fonología, morfología, sintaxis y
discurso (la semántica queda fuera por falta de operatividad). Prevalece una visión estática
de la lengua, como un corpus abreviado.
Recapitulando, en el estructuralismo norteamericano el lenguaje aparece como algo
material, cuya observación y estudio se limitaban al aspecto meramente físico, a lo
observable. Esta concepción materialista aparece impuesta a priori. El rechazo al
mentalismo animista del XIX a favor de una concepción nominalista y la perspectiva
empiricista de la actividad científica. Notamos que la epistemología precede a la noción de
lenguaje e impone una determinada concepción de este como objeto de estudio.
Siguiendo la conferencia 60 años de GG: pasado, presente y futuro de la teoría lingüística
(Buenos Aires, 2015), Chomsky retoma los supuestos imperantes en los ’40 para demostrar
cuál es el viraje que plantea la GG.
Toma como punto de partida las definiciones de lengua de Saussure y Bloomfield.
Parafraseo: El primero plantea que es un fenómeno social, una propiedad de las
comunidades; mientras que para Bloomfield, es una colección de oraciones que podían ser
pronunciadas en un momento determinado del habla. Ahora bien, si como Saussure decía el
lenguaje es una institución social, no hay nada que decir y hay que trabajar desde las
instituciones sociales; si por el contrario, el lenguaje es una colección finita de oraciones, a
través de ese corpus que pueden construir los lingüistas se pueden contestar todas las
preguntas (pero nada más que eso).
Mientras que la GG es una perspectiva diferente, el lenguaje es concebido como una
propiedad biológica de la persona (no de la sociedad). Si lo vemos como un objeto
biológico, se pueden contestar algunas preguntas en torno a la adquisición, a la infinitud, la
creatividad, y la información que obtengamos de una lengua, nos va a dar información
sobre otra, sobre todas. Las diferencias de las lenguas se dan a nivel superficial, pero la
propiedad de la sintaxis es universal.
Este cambio de perspectiva en la teoría lingüística puede sintetizarse en un paso del
empirismo al racionalismo.
Hay dos observaciones básicas y relevantes de la GG que pueden sintetizarse bajo el
nombre del Problema de Platón (adquisición lingüística) y el Problema de Descartes
(creatividad lingüística).
a. Problema de Platón: Se refiere al problema lógico de la adquisición del lenguaje. Frente a
estímulos confusos, limitados o inexistentes, el niño adquiere su lengua materna con
notable rapidez. La paradoja radica en el desarrollo de ideas ricas y abstractas a través de
estímulos pobres. Es decir, en respuesta a las corrientes conductistas que consideran que
todo el conocimiento se genera a través de la experiencia, desde las posturas más extremas
de la mente como una tabula-rasa, o menos radicales, la mente que percibe las estructuras
del mundo y asciende sucesivamente de los particular a lo general; la respuesta a este
problema es entender la mente como una potencia generativa, es decir, ciertos
conocimientos humanos son enteramente ingénitos, y las experiencias específicas evocan
alguna parte del sistema cognitivo que está latente en el cerebro en el momento de nacer. Es
decir, son conceptos que tiene que tener su origen en la estructura de la mente-cerebro, con
estructuras muy complejas y preprogramadas genéticamente. El órgano del lenguaje
(análogo a cualquier órgano) tiene, al menos, dos estados: 1. Estado inicial, propio del
recién nacido, la GU genéticamente real; y 2. Estado final o estable que se alcanza en la
pubertad y corresponde con la Gramática Particular de una lengua determinada.
b. El Problema de Descartes: se refiere al uso creativo del lenguaje, en la manera en la que
los hablantes pueden producir y comprender oraciones que nunca habían escuchado, ni
dicho. El lenguaje es creativo en tres sentidos: el primero es en el producir y entender un
número potencialmente infinito de expresiones; el segundo, esas producciones no
responden uniformemente a estímulos; y tercero, son coherentes y apropiadas a las
situaciones. La primera de estas situaciones se explica a través de la perspectiva
materialista, las otras dos continúan siendo un misterio.
Para cerrar la clase, se sintetizarán las perspectivas internista, naturalista y universalista que
ya fueron desarrolladas con anterioridad.
La perspectiva naturalista atiende al modo de estudiar el lenguaje, como un objeto real.
Esto atiende a la metodología utilizada y a la lógica y procedimientos propios de las
Ciencias Naturales. El naturalismo es una consecuencia del internismo (lenguaje como
facultad biológica de la especie y como propiedad de la mente-cerebro de los individuos).
La concepción internista y naturalista del lenguaje constituyen el núcleo duro de la
lingüística chomskiana, es decir, la idea de que las lenguas son estados de la mente de los
individuos que pueden y deben ser investigados de la misma manera en que se estudian los
objetos del mundo. Y el objeto de estudio, la facultad del lenguaje (GU) y las gramáticas
mentales (lenguas-I) se han descripto a través de algunas estrategias como la idealización
metodológica, la formulación de hipótesis falseables y la adopción de criterios de
simplicidad.
Estas perspectivas (naturalista e internista) permiten entender los cambios que han tenido
lugar en los pasos de la Teoría Estándar a la de Principios y Parámetros y al Programa
Minimalista, a través de los cuales se ha pretendido profundizar en los presupuestos
internistas y naturalistas para llegar a una propuesta más simple y más abstracta a la vez.
(Eguren y Fernández Soriano, 2004).
Para Chomsky, ciencia es teoría (no acumulación de datos), generalizaciones (no
clasificación taxonómica), explicación (no simple descripción) y predicción (no inventario)
(Otero 1974)
Notamos que se distinguen dos componentes de la facultad del lenguaje: lengua-I (sistema
cognitivo) y Sistema de actuación (utilizan expresiones lingüísticas generadas por la
Lengua-I)
La Lengua-I está compuesta por:
-Léxico (mental): que consiste en una lista no ordenada de “unidades léxicas” que el
componente computacional escoge y a partir de estas genera descripciones estructurales
(rasgos más complejos).
-Operaciones: El modelo de PyP consta de dos operaciones en la sintaxis: “satisfacer” y
“muévase-α”
-Niveles de representación: Estructura Profunda (nivel de representación de las posiciones
canónicas, cómo se proyectan desde el léxico y dónde reciben papel temático) y Estructura
Superficial (es un nivel derivado que se obtiene luego de la operación “muévase-α” que
toma elementos de la EP, los desplaza y deja “huella” en la posición de origen; como
última instancia, recibe operaciones y condiciones de buena formación de los niveles de FF
y FL).
El Principio de Proyección, junto con el Criterio Temático regulan las estructuras
argumentales de los predicados y la sintaxis. Este Principio establece que la red argumental
de un predicado no puede ser alterada a lo largo de la derivación. Toda entrada léxica se
representa categorialmente en todo los niveles de la sintaxis. Incluso en el caso de los
sustantivos deverbales, estos heredan los papeles temáticos y la proyección argumental de
la unidad léxica de la que derivan. Por ejemplo: “entregar” como unidad léxica se proyecta
en la sintaxis requiriendo tres lugares argumentales: agente (alguien), tema (algo) y
destinatario (a alguien) que deben ser ocupados [María entregó el trabajo al director]; ahora
bien, la “herencia” en los sustantivos deverbales de la red argumental, se observa en: [La
entrega del trabajo al director (por parte de María)], notamos que los lugares argumentales
(tres) se conservan.
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